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MÉXICOa

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América
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MÉXICO
Los Estados Unidos Mexicanos reparten gran parte de su territorio en América del Norte y una porción menor en América Central, según el criterio morfoestructural del continente.
Desarrolla una superficie territorial de 1.958.505 km2, ocupando una posición centralizada con respecto al resto del mundo, que se verifica al observar el cruce del Trópico de Cáncer con el meridiano de 100" O.
Limita al norte con EE.UU., al sur con Guatemala y Belice, al oeste con el océano Pacífico y al este con el Océano Atlántico, a través de la gran escotadura del Golfo de México y del mar Caribe. El hecho de presentar doble fachada marítima y el de ocupar latitudes medias, favorece sus enlaces y conexiones, especialmente con el hemisferio norte.
País de montañas y altiplanicies con llanuras marginales, la escasez o abundancia de agua fue marcando las diferencias regionales, acentuadas por las etapas del devenir histórico-cultural. Su naturaleza montañosa hace que la vida se concentre en pequeñas cuencas, pobladas y cultivadas desde milenios, separadas por la presencia de la selva, de matorrales, o de vastas extensiones desérticas.
Desde el punto de vista humano, México es el símbolo de la conquista española en América; el encuentro de dos mundos generó el mestizaje bajo el espíritu feudal y católico de la España de Carlos V, que dejó huellas profundas. Este México mestizo hoy muestra orgulloso las espléndidas manifestaciones culturales precolombinas, junto alas que aportó la conquista después de casi tres siglos de permanencia.
Por el número de habitantes ocupa el tercer lugar en el continente americano, y el primero en el mundo de habla hispana; el idioma español es hablado por la totalidad de la población, aun cuando perdura en numerosas comunidades indias la lengua de sus antepasados; la religión católica es practicada por la mayoría, existiendo un pequeño grupo de protestantes. Se mezclan ritos paganos en los sectores de población indígena.
Étnicamente, deben considerarse tres grupos, indios, blancos y mestizos. Estos últimos representan el grueso de la población. El número de blancos es reducido pero influyente en algunos sectores económicos, especialmente en las grandes ciudades. Finalmente, los aborígenes constituyen “islas” de relativa importancia, como en la costa del noroeste pacífica, en la península de Yucatán y en las tierras altas del sur. Es donde perduran numerosos dialectos derivados del náhuatl y del maya.
La distribución es desigual; las densidades son altas en el área central, especialmente en el Distrito Federal, agudizando serias disparidades con otras regiones que aparecen casi vacías. México no ha registrado importantes contingentes de inmigrantes como otros países del continente. Administrativamente, el país se reparte en treinta y uno Estados y un Distrito Federal, donde está ubicada su capital, la ciudad de México. De acuerdo al mandato constitucional, forman una república representativa, democrática y federal.
Su moneda es el Peso Mexicano.
Dispone de vatios aeropuertos de carácter internacional, siendo el más importante el de la ciudad de México “Benito Juárez”, que dista unos 15 km en dirección sur. Le siguen los de Guadalajara, Monterrey, Acapulco y Cancún. Estos últimos, recepcionan numerosos vuelos turísticos regionales.
Evolución histórico-cultural
La historia del poblamiento es larga y fecunda; bandas de cazadores y recolectores vagaban por el territorio hasta que, más o menos hacia el año 7000 a.C., se ubicaron en pequeñas aldeas semisubterráneas, cerca de alguna fuente de agua. Sin renunciar a la recolección, la caza y la pesca, comenzó una lenta sedentarización apoyada en el manejo de incipientes técnicas de cultivo. Se lo reconoce como período Arcaico o Precerámico. Al final del mismo, se había logrado domesticar numerosas plantas silvestres como calabazas, guisantes, y en especial el maíz, que se convirtió en la base económica de asentamientos cada vez más complejos.
La dependencia que fue generando un sitio determinó la aparición de la primera cerámica, junto a toscos molinillos de metal o de piedra, además de rústicos instrumentos para trabajar la tierra.
Estas tempranas manifestaciones han sido muy bien estudiadas en abrigos de cuevas y refugios, ubicados en subáreas ecológicas explotadas en diferentes estaciones del año; uno de los mejores ejemplos es Tehuacán, en el estado de Puebla.
Entre 2000 y 1600 a-C., la vida sedentaria se fue extendiendo junto a la propagación e intercambio de técnicas y utensilios. Todo estaba preparado para el comienzo de un prolongado periodo cultural denominado Preclásico y también Formatívo, que se extendió hasta los inicios de la Era Cristiana.
Se gestó así el nacimiento de una civilización donde la sociedad tornóse de carácter mercantil antes que militar, pero dominada lenta y eficazmente por la clase sacerdotal. Hacia el final del Preclásico, los centros comerciales junto a las diferentes manifestaciones artísticas se fueron perfilando cada vez con más fuerza.
Un pueblo preparó la transición hacia el estado teocrático, la formación de ciudades, y el advenimiento de una clase gobernante minoritaria y jerarquizada, que llegó a controlar la producción y ordenar la construcción de grandes monumentos de carácter religioso. Esta notable civilización fue la Olmeca, que surgió alrededor de 1500 a.C., y perduró hasta la Era Cristiana.
Irradiaron y difundieron su cultura desde las tierras bajas y cálidas de Veracruz, extendiendo su influencia hasta lugares lejanos; ellos fueron los que sentaron las bases de la organización Zapo teca en Oaxaca, y también del proceso que culminó con el gran desarrollo de los Mayas, desde Guatemala hacia América Central.
En las selvas húmedas donde surgió abunda el árbol del hule, de ahí que a los habitantes de estos lugares se los llamara olmecas o “pueblo del hule”, denominación impuesta por los aztecas cuando siglos después hacían referencias a las civilizaciones del Golfo ya desaparecidas.
Esta cultura del Preclásico mesoamericano llegó a ser hegemónica; alcanzó carácter por la maestría con que se manifestaron artísticamente en la escultura de volúmenes, inmensos o pequeños, que revela no sólo el manejo de técnicas difíciles, sino además la disponibilidad de un tiempo completo dedicado a satisfacer el encargo de los gobernantes, cuyos retratos fueron plasmados en cabezas colosales. 
La religión impregnó buena parte de la vida; el panteón fue muy extenso, y en su representación fueron combinados rasgos zoomorfos, creando figuras desconcertantes y de gran variedad. Los feroces animales de su iconografía indican que el culto se inició en un medio natural como la selva, donde viven caimanes, serpientes, monos, y en especial, el águila harpía y el bellísimo jaguar.
La agricultura alcanzó fácil desarrollo; hoy como ayer; la gran llanura de inundación deja un limo muy fértil cuando finalizan las lluvias y escurren las aguas. Entonces una extensa gama de cultivos sustentó el incremento poblacional. La caza de ciervos, pecarles y la pesca, muy abundante en la región, completaron las necesidades de alimento; la temprana vocación de intercambio fomentó, la expansión de diversas formas culturales.
Es posible identificar tres sitios que ejercieron preponderancia política y religiosa en diferentes etapas; la cultura que caracterizó a cada uno de ellos permite dividir el período Olmeca; la primera ocupación fue en San Lorenzo y en La Venta; ambos comenzaron en 1200 a.C., aún cuando el primero ejerció pleno dominio hasta que destruyeron el sitio ceremonial en el año 900 a.C.; fue entonces que La Venta controló el poder hasta 400 a.C., y San Lorenzo sólo mantuvo una población dispersa que perduró en el área hasta 750 a.C.. Estos horizontes culturales se los conoce como Olmeca I, San Lorenzo; y Olmeca II, La Venta.
Por último, la fase Olmeca III se dio en el sitio TresZapotes, único que heredó la antigua cultura, pero sin alcanzar la originalidad que caracterizó a los dos horízontes anteriores.
En el períodoen que comenzó la decadencia, fue tallada la famosa estela que contiene la máscara del jaguar y una inscripción cronológica, 31 a.C., considerada como eslabón relacionado con los cálculos de la medición del tiempo, entre olmecas y mayas.
La desaparición de los olmecas en el Golfo, de sus aldeas y urbanizaciones ceremoniales, no tiene una explicación de validez científica; se especula que la clase gobernante pudo haber aumentado la presión de sus exigencias, alcanzando el despotismo que provocó la caída de los centros y la diáspora de los pueblos.
En síntesis, los olmecas fueron la primera sociedad compleja de América Central. Su ejemplo, el de una clase minoritaria gobernante dedicada al culto, se expandió fuera de la región, convirtiéndose en la base del estado que comenzó a desarrollarse desde los primeros tiempos de la Era Cristiana en el área.
Así, otros pueblos como los Zapotecos se instalaron en el sudoeste, actual Oaxaca; constituyeron una muestra acabada de urbanización temprana consolidada en Monte Albán, el más importante de los centros religiosos del continente.
Su fundación, en el año 500 a.C., tuvo antecedentes mucho más antiguos; la larga secuencia ocúpacional ha sido estudiada a través de la producción alfarera en diferentes yacimientos, que muestran evidentes contactos con la refinada cultura olmeca en las tierras del Golfo durante el período Formatívo o Preclásico.
Desde el Siglo I d.C., y hasta el 900 d.C., se desarrolló el Período Clásico dividido en Temprano, hasta el 500/600 d.C., y Tardío, entre el 600/900 d.C.
Fue sin duda el momento histórico más trascendente, donde se dieron varias condiciones para el desarrollo de grandes centros urbanizados con funciones diferenciadas, aún cuando el religioso siguió siendo fundamental; el regadío, que posibilitó la extensión agrícola, comenzó a difundirse al final del período.
El intercambio permitió el conocimiento de nuevas técnicas y la gran expansión comercial. La cerámica logró muy buena factura, se perfeccionó la metalurgia, y también los conocimientos astronómicos, que fueron exclusivos de la clase sacerdotal.
El control ejercido por la ciudad capital se vio reforzado por el poder divino concedido al gobernante, cuyo prestigio fue en aumento al dominar el uso del calendario agrícola, íntimamente relacionado con los eventos ceremoniales o religiosos.
Si bien la escritura y el cálculo del tiempo astronómico fueron posiblemente iniciados en Oaxaca durante el Preclásico, y los Olmecas también aportaron algunasmuestras, fue durante el período Clásico que los Mayas lo adoptaron y perfeccionaron, siendo esta la única cultura que logró consignar por escrito su lenguaje antes de la llegada de la conquista.
En el Periodo Clásico de México, se deben diferenciar las áreas geográficas.
En Oaxaca, donde había surgido Monte Albán, el espacio ceremonial comenzó a expandirse, y los zapotecas se establecieron como estado organizado; redujeron la colina a terrazas de modo que pudiera sustentar a las unidades residenciales. Investigaciones recientes han comprobado que los zapotecas extendieron el sistema de riesgo hacia el fondo del valle; esto posibilitó el aumento del área de cultivo y fomentó el poblamiento de un número considerable de habitantes. Apenas comenzada la Era Cristiana, había una ciudad habitada por agricultores, astrónomos, guerreros y sacerdotes; estos últimos regían al “pueblo de las nubes”, conocidos más tarde con el nombre náhuad de zapotecas. El hombre, junto a la naturaleza y su divinidad, formaban una unidad indisoluble.
De esa época, subsisten anotaciones que permiten suponer el uso de dos calendarios; uno de 365 días de carácter solar, y otro ritual, de 265, que formaba parte de uncido de cincuenta y dos años; transcurrido este período todo era destruido y renovado, regido por la idea de unfuego cósmico purificador.
Las divinidades zapotecas fueron numerosas, destacándose los dioses del Maíz, de la Lluvia y del Fuego. Fue descubierto un relieve, que parece ser una procesión de
emisarios de carácter pacífico provenientes de Teotihuacán; existen otras evidencias de que las relaciones con el, famoso sitio del valle central eran amistosas.
Monte Albán llegó a su máxima extensión y apogeo hacia el año 600 d.C. La decadencia comenzó a manifestarse dos siglos después, 800 d.C., en que sufrió diversas invasiones del norte, hasta que el sitio fue ocupado por los Mixtéeos, pueblos procedentes de las tierras altas del oeste. A la llegada de la conquista, estos últimos se encontraban sojuzgados por los aztecas.
Contemporánea de Monte Albán fue la espléndida cultura teotihuacana, que llegó a sostener un gran sitio ceremonial con templos, palacios y necrópolis en el centro del territorio. Alcanzó extraordinaria importancia, pero no afectó la subsistencia ni tampoco el fortalecimiento de otros asentamientos regionales, que ya habían recibido la influencia olmeca; pueden así señalarse en especial, El Tajín en Veracruz, Cholula en Puebla, y como ya se ha visto, Monte Albán, en Oaxaca.
La metrópolis planificada de Teotihuacán comenzó su existencia en el Siglo I d.C. y fue abandonada hacia el 700 d.C. Ocupaba unos 20 km2, y debió sostener una población entre 150.000 a 225.000 habitantes. Su base económica fue la agricultura bajo el sistema de "chinampas”, cuadros de tierra que fertilizaban a manera de islas flotantes, y de los que obtenían excelentes rendimientos.
Capital de un imperio poderoso, ejerció notable influencia a través de sus artesanos y viajeros. El mercado alcanzó enorme importancia, realizando trueques con lugares cercanos y también remotos.
Controlaron las canteras de obsidiana de las minas de Pachuca, y produjeron diversos instrumentos de uso frecuente como cuchillos, hojas y puntas de flecha.
Elaboraron cerámica de calidad, a veces pintada, junto a notables máscaras de piedra que quizás se aplicaron a las momias. Las figuritas de terracota fueron innumerables como también las pequeñas mascarillas de jade, tan bellas como una joya.
La vivienda básica fue un recinto de 50 a 60 m de lado, rodeada de un muro externo. Algunos complejos de la clase jerarquizada tenían patios y escenas pintadas en los muros, muchas de ellas excepcionalmente logradas.
Impusieron un orden rítmico no sólo a los grandes volúmenes que construyeron, sino al espacio generado entre ellos; el alineamiento de las estructuras parece haber seguido la posición de las constelaciones astrales, permitiendo observar la marcha de solsticios y equinoccios a través del eje de la inmensa pirámide, la del sol, monumento que domina las ruinas del soberbio conjunto teotihuacano.
La pintura mural, cargada de simbolismo, contieneuna decena de signos que aparecen aislados; algunos representan prendas de vestir, otros parecen estar relacionados con el culto; pero lo importante es que su estudio aumentó el conocimiento sobre las relaciones que Teotihuacán tuvo con el arte maya clásico, los zapotecas de Oaxaca,y las culturas de la costa del Golfo. En general, los temas difunden un ritual pacífico orientado hacia la naturaleza, con repetidas referencias a la importancia del agua, que aseguraba la fertilidad de sus tierras.
El intercambio con regiones lejanas .permitió hacer conocer a sus divinidades, en especial Quetzalcoad o la serpiente emplumada, y también Tlaloc, el dios benefactor de la lluvia. Sus logros más destacados fueron matemáticos, como el año sagrado de 260 días, y un sistema numérico basado en barras y puntos, ya usado por los Olmecas.
Hacia el año 700 d.C., la ciudad fue abandonada por un incendio, quizás intencionado; desapareció así una de las culturas más relevantes del Nuevo Mundo. Pueblos dispersos contaban sus glorias, ya en términos mitológicos, cuando cinco siglos después los aztecas adoraban sus gigantescas ruinas.
En coincidencia con el gran apogeo de Teotihuacán, la civilización Maya se fue expandiendo abarcando un área muy vasta en las tierras meridionales, que afectó en primera instancia a Guatemala y a los países vecinos del istmo; en México, la zonadel río Usumacinta y la península del Yucatán.
Aún cuando suele hablarse del imperio de los mayas, la realidad fue que dieron lugar al florecimiento de varios sitios más o menos independientes, cuyos pueblos vivieron en estado de contiendas y guerras casi permanentes. La armonía y magnificencia de sus ciudades, el ritual del juego de pelota y adelantados conocimientos matemáticos, caracterizaron estos lugares, igual que la rica pintura mural todavía observable en Bonampak.
Debido a la singularidad de la ocupación espacial y cronológica del mundo maya, repartido en un área cultural perteneciente a varios países mesoamericanos, sumada a la importancia del gran centro de Tikal y zonas vecinas donde surgió esta notable civilización, las características generales han sido tratadas en la Evolución histórico-cultural del espacio guatemalteco.
Sí resulta importante tener en cuenta, que abarcó un largo periodo cultural; desde los finales del Preclásico o Formarivo hasta el Clásico Tardío, cuando se produjo el colapso de la civilización en todas las tierras bajas del sur.
Hacia el año 900 d.C., culminó una crisis que no fue simultánea a todo el espacio civilizado, pero que terminó con las ciudades-estados; aparecieron pueblos del norte que retomaron las tradiciones culturales de la desaparecida Teotihuacán.
Se los denominó genéricamente nahuas, porque há-jl biaban la lengua dominante del altiplano, el náhuatl. Esí esta época floreció un centro en Tollán o Tula, donde desarrollaron las artes, junto a la religión y la ciencia.
Su origen no es muy claro; grupos nómadas del norte habían llegado al lugar en varios períodos del pasado hasta que, hacia los años 750 d.C., acaudillados por un guerrero, se fusionaron con pueblos que ya ocupaban el sitio. Estos últimos eran identificados como toltecas. Los diferentes modos de vida, unos nómadas, otros sedentarios, no tardaron en producir desórdenes y enfrentamientos acentuados por crisis agrícolas e institucionales. Las teocracias sucumbieron, y fue ahí cuando la aristocracia militar ocupó el lugar.
La caída de Teotihuacán había producido una atomización en el espacio, debido a la desaparición del poder representado por el gobierno sacerdotal del gran centro. De modo que cada uno, tal el caso de Tollán o Tula, comenzó a evolucionar con características propias. La agresiva expansión desencadenó en una religión que exigía sacrificios humanos y tributos a los pueblos dominados.
Los toltecas fueron excelentes constructores y avanzados orfebres; es probable que la metalurgia haya sido conocida desde Oaxaca, cuyos habitantes mantenían con los toltecas relaciones comerciales. Un exponente occidental de la cultura maya, que llegó a través de la costadel Golfo y del estado de Guerrero, fue el sitio de Xochicalco, ubicado al sur del actual D.F; en Tula se llegó a sentir su influencia cultural, y sin duda, la desaparecida Teotihuacán y su imponente arquitectura de espaciós abiertos, tuvo notable predominio en las construcciones toltecas.
Hacia el año 1000 d.C., la presión constante entre los dos grupos originales ya consolidados en el área, terminó en una guerra; el vencedor permaneció y el derrotado migró hacia el sur. Esta historia se relaciona con el origen de los mayas-toltecas del Yucatán. Se considera que en esta época termina el Período cultural Clásico Tardío, y comienza el Postclásico, que abarcó aproximadamente desde el 1000 d.C. hasta el advenimiento de la Conquista.
Sus características permiten también subdividirlo en Postclásico I, 1000 d.C. a 1200 d.C., y Postclásico II 1200 d.C a 1519 d.C.
Fue precisamente en esta fecha, año 1200 d.C, que la ciudad de Tula empezó a ser abandonada, y ocupada más tarde paulatinamente por nómadas chichimecas o bárbaros del norte. Comenzó entonces en el centro del altiplano un período de transición; una especie de “intérludio chichimeca”, que abarcó un largo tiempo, desde 1250 a 1430 d.C.
Entre el abandono de Tula o Tollán y el advenimierito; de Tenochtitlán, la orgullosa capital azteca, no hubo poder económico, político o militar que irradiara su influencia. Se buscaron territorios, las tribus establecieron pactos, alianzas, y algunos lugares llegaron a tener importancia como centros religiosos, tal el sitio de Tenayuca, un suburbio actual ubicado al noroeste del Distrito Federal. En Oaxaca, aparecieron los mixtecas ocupando áreas vecinas a Monte Albán.
La historia de este período es bastante clara, pues está narrada en retraros pictóricos llamados mapas. Así, los tres primeros jefes chichimecas vivieron en Tenayuca, luego se trasladaron a la zona lacustre de Texcoco, en la orilla oriental; cuando la última dinastía decayó, pasando el linaje a grupos tribales, éstos conformaron un enclave densamente poblado, dividido entre tepanecas al norte, y dos ciudades estados al este y sur del lago, cuyos habitantes se decían descendientes de los desaparecidos toltecas.
Hacia 1325, Período Postclásico Tardío, los aztecas, que se llamaban a sí mismos mexicas, eran guerreros mercenarios de los poderosos tepanecas del norte. Según unaprofecía tribal, su capital y el futuro centro del mundodebía ubicarse en un lugar cenagoso, señalado por unáguila posada en un cactus o nopal con una serpiente en la boca.
El vaticinio se vio cumplido, cuando los aztecas establecieron su asentamiento en Tenochtitlán, “lugar del nopal”.
La férrea organización, unida a sus conocimientos militares, fue aplicada para dominar a sus antiguos señores, los tepanecas; establecieron alianzas con las ciudades-estados del lago Texcoco, y en poco tiempo sojuzgaron el valle donde llegaron a establecer su imperio. Una sociedad aislada, los tarascos, lograron escapar a su dominio. Establecidos a orillas del lago Pátzcuaro, en las montañas de Michoacán, su sacerdote fue tratado por los aztecas con idéntico rango al de su emperador.
El núdeo del imperio azteca fue la isla capital donde levantaron el recinto ceremonial y el gran templo. Si bien al principio la organización fue tribal, hacia fines del siglo XV se convirtió en clasista, habiendo esclavos, siervos, plebeyos y nobles. Este último grupo conformaba el Consejo de Estado, que asesoraba al emperador.
Sus ejércitos fueron notables, numerosos, y los oficiales eran los que capturaban prisioneros para los sacrificios rituales. Según la religión azteca, sus acciones estaban bajo el control de su dios, Hüitzilopochtli, voraz consumidor de corazones humanos; de ahí las famosas “guerras floridas”, donde el campo de batalla era un jardín, pues la sangre y el corazón eran simbólicas flores destinadas a su divinidad. Como estas batallas las libraban entre los estados con los que habían celebrado pactos o alianzas, es fácil imaginar porqué sus gobernantes y todo el pueblo, a la llegada del conquistador español, se plegaron a la conquista fortaleciendo los ejércitos para vencer a los aztecas de Tenochtitlán.
La burocracia alcanzó notoriedad con los recaudadores de impuestos que cuidaban con celo la riqueza del imperio. La máxima expansión fue lograda hacia 1502, cuando los militares conquistaron prácticamente todo el territorio de México actual hacia el sur, llegando hasta la frontera con Guatemala. Su poder quedaba reflejado en los grandes mercados, pletóticos de productos de las más remotas regiones, que le hacían llegar los estados vasallos.
Además de lo obtenido por los mercaderes que viajaban a lugares lejanos, el estado azteca dependía de la agricultura del valle, que debido a la variedad de suelos y climas diferenciados fue muy importante; el sistema de “chinampas” otorgaba producciones agrícolas de gran calidad y volumen, y los mercados aseguraban la distribución comunitaria. El más importante estaba en Tlatelolco, al norte del centro ceremonial de su capital, Tenochtitlán.
El estilo artístico fue severo, falto de movimiento; las monumentales esculturas de piedra aparecen rígidas, en gran parte simbolizando a sus divinidades. En el templo mayor se adoraba a Tlaloc, el antiguo dios de la lluvia, y a Huitzilopochdi, el dios delsol o de la vida. Un sacerdote controlaba los rituales cotidianos de los 260 días del calendario sagrado, y supervisaba las ofrendas. Vivían temerosos del fin de su civilización, y un vaticinio aseguraba que la serpiente emplumada, el poderoso Quetzalcoad, vendría desde el mar a reclamar su antiguo reino.
Moctezuma II, que gobernó desde 1502 hasta 1520, con “status” semidivino y un séquito de guerreros, no pudo escapar a su propia convicción cuando llegó la conquista. Abrumado, consideró que había llegado el final para él y su pueblo, precipitando de este modo la caída del poderoso imperio azteca.
La Conquista
En 1519 partió de Cuba Hernán Cortés, con la férrea decisión de llegar a Tenochtitlán. La expedición constaba de once navios y un poco más de 600 hombres; primero se dirigió a Yucatán, tierra que los españoles ya habían reconocido. Desembarcó en Tabasco y presentó batalla, en la que hubo muchas bajas entre los indígenas y algunos heridos españoles. Causó espanto entre los naturales la caballería y sus extraños jinetes con armaduras resplandecientes. Luego, los caciques vencidos entregaron alimentos y ofrecieron mujeres, entre ellas la princesa Malintzino Malinche, pieza clave en la conquista de México, ya que llegó a ser intérprete y consejera, además de mujer de Cortés durante largo tiempo.
La expedición española continuó hasta San Juan de Ulúa, Veracruz, donde procedieron a desembarcar en la semana santa de 1519.
Moctezuma mandó unas piraguas y más emisarios con regalos, mientras comenzaron a cumplir con las órdenes de Velázquez, el gobernador de Cuba, de poblar la tierra; se fundó Villa Rica de la Veracruz en julio de 1519, y desde allí partieron expediciones a los alrededores, donde diversos episodios dieron a Cortés la seguridad de contar con pueblos indios para marchar hacia la conquista de la capital azteca; quejándose por los altos impuestos que debían tributar, Cortés prometió protección y consiguió alianzas. Muy pronto, el emperador azteca supo de ellas, como también que en tierras no tan lejanas a la capital, se destruían los templos y una cruz simbolizaba a un Dios desconocido. Mientras tanto, Cortés hubo de sofocar una sublevación relacionada con Velázquez, que desde Cuba ordenaba el regreso. Reafirmando su intento de permanecer y lograr el título de Adelantado de México, mandó destruir las naves para abortar cualquier tentativa de escape.
En agosto de 1519 partió hacia Tenochtitlán, el objetivo largamente acariciado en sus sueños de conquista.
Varias cosas habían pasado de las que Moctezuma tenía noticias, sumadas a una serie de negros presagios, como la aparición de un cometa augurando grandes catástrofes; mientras, Cortés avanzaba componiendo alianzas, no sin esfuerzos, pérdidas de vidas y enseres, pues sus huestes generaban múltiples recelos.
En Cholula, la ciudad santa de los aztecas, los sorprendió una emboscada ordenada por Moctezuma; los españoles, con la ayuda de miles de indios tlaxcalas, dejaron el.lugar en ruinas y cientos de muertos.
Emisarios de la capital trataron de impedir su avance, hasta que, convencidos de lo inútil del intento, Moctezuma y su séquito salieron a recibirlos y los condujeron a su palacio. La gran urbe rodeada del lago dejó asombrados a Cortés y sus hombres. Recibieron regios regalos y comenzó la larga plática sobre la necesidad de que los aztecas abandonaran a sus dioses y se convirtieran a la fe cristiana. Fue grave el error, pues desde ese momento dejaron de creer que él mismo era un enviado de Quetzal- coad, preparándose la sublevación.
Con astucia, los españoles lograron hacer prisionero a Moctezuma; la debilidad del emperador lo llevó a la muerte, y Cuauhtémoc lideró la rebelión. Los españoles debieron retirarse deTenochtitlán en lo que fue la “noche triste”, el 30 de junio de 1520, con graves pérdidas humanas ymateriales.
Cortés se refugió en Tlaxcala, donde con cautela preparó su nueva embestida. Fue ayudado por una gran epídemia de viruela que azotó el valle de la capital azteca. Una política sistemática de destrucción fue ratificadas con la batalla de Otumba, donde murieron miles de indígenas. Comenzó entonces el sitio de Tenochtitlán. Pese una heroica resistencia de setenta y cinco días, el 13 de agosto de 1521 entró Cortés triunfante a un lugar totalmente devastado.
Un largo ciclo cultural había eclipsado; comenzaba para México la colonización española de su territorio junto al mestizaje, que acentuó la diversidad y configuró un espacio social definido.
En 1535, pasó a constituir el Virreinato de Nuevá España. Los grandes recursos mineros y la catequización de numerosos pueblos, motivaron una serie de expIoraciones. El territorio se fue expandiendo convirtiéndose en el dominio español más importante del Nuevo Mundo. Las diferentes órdenes religiosas levantaron templos y conventos por doquier, muchos de ellos verdaderos tesorosarquitectónicos.
A medida que avanzó el mestizaje, fue notoria la estratificación de la sociedad que comenzó a expresar ideales de libertad; la primera insurrección llegó el 16 de septiembre de 1810, desde la pequeña ciudad de Dolores; episodio, que pasó a la historia como “El grito de Dolores”, fue sofocado. Pero las ideas de emancipación continuaron afianzándose, hasta que en 1821 se instaló una Junta de Gobierno que constituyó otra de Regencia, para llamar a un Congreso.
Finalizaron tres siglos de conquista y coIonización española. Comenzó entonces la etapa de la madurez política, la historia larga y difícil de México independiente.
La Independencia
Las tendencias diferentes desatadas entre el clero, los republicanos, monárquicos y militares, fueron intensificandóse; surgió el llamado Primer Imperio con el genera! Agustín de Iturbide, quien invitó a adherirse a las provincias centroamericanas. Se constituyó una efímera Gran Nación que abarcó un enorme territorio, desde parte de Estados Unidos de América hasta Colombia; pero sólo duró unos meses, hasta que en 1823 Iturbide renunció y el Congreso decretó la nulidad del Imperio.
Las clases privilegiadas decidieron por mucho tiempo los destinos del país. Graves incidentes de frontera coincidieron con la expansión territorial de los Estados Unidos, que provocaron la guerra hasta la firma del Tratad de Guadalupe-Hidalgo en 1848.	
México debió ceder gran parte de sus posesiones después de la pérdida, se fueron sucediendo tiempos de gobiernos dictatoriales, que abonaron el terreno para el triunfo de las fuerzas democráticas lideradas por el zapoteca Benito Juárez; con fuerza y carácter suspendió privilegios de larga data, se desató la resistencia y con ella, la lucha armada. Grupos conservadores buscaron apoyo en Europa; Francia, acreedora de la joven nación que no podia hacer frente a sus compromisos, ocupó México, Napóleón III impuso la figura de Maximiliano de Habsburgo como emperador. Aún cuando su ejército fue derrotado en la batalla de Puebla, el 5 de mayo de 1862, “Maximiliano llegó a la ciudad capital e instaló un gobierno de carácter conservador. El país comenzó el período histórico denominado Segundo Imperio.
Benito Juárez, apoyado por los Estados Unidos resistió en Ia montaña, hasta que logró la captura de Maximiliano después de cinco años en el poder. El 19 de junio de 1867 fue fusilado en Querétaro, junto a los generales mexicanos Miramón y Mejía, por alta traición a la patria. Nuevamente en la presidencia, Benito Juárez murió en 1872 sin haber podido concretar por completo la ansiada reforma. Surgió entonces la figura de Porfirio Díaz quien mantuvo el poder por treinta y cuatro años. 	 El “Porfiriato” terminó siendo una larga tiranía que concedió privilegios a una clase acaudalada, favoreció el ingreso de capitales sin controles, y confiscó tierras al campesinado. Estos y otros sucesos graves, promovieron la gran revolución agraria que originó la guerra civil entre 1910 y 1917, acaudillada por Emiliano Zapara y Doroteo Arango, más conocido como Pancho Villa.
El resultado de este agitado período fue, por fin, una constitución progresista que no logrócalmar los desórdenes por completo. Hubo que esperar hasta 1934, en que asúmió la presidencia don Lázaro Cárdenas. México cornenzó recién el proceso de pacificación largamente espertado.
Hoy, con diversos altibajos marcados por problemas sociales y económicos que no son ajenos al resto de América Latina, el país se encamina a consolidar la democracia y el ansiado desarrollo.
ESPACIOS GEOGRÁFICOS
Si hay algo que singulariza al país es su variedad de ambientes; desiertos luminosos, bosques umbríos y selvas tropicales, alternan con tierras altas y frías dominadas por volcanes nevados, y costas bajas saturadas de humedad. 
Básicamente, el territorio queda dividido por la Cordillera Neovolcánica, que corre en sentido transversal muy cerca del paralelo de 19° N.
Comprende una serie de volcanes; majestuosos, se destacan desde el Pacífico y hasta el Golfo, el Colima, Popo- catepétl, Iztaccíhuatl, y el Orizaba o “cerro de la estrella”, que con sus 5.740 m es la cumbre de México. Constituyen la continuación de la Sierra Nevada de California.
Están asociados a una fractura oeste-este, a la que llegan perpendicularmente fallas en sentido norte-sur, hecho que favorece la concentración de este tipo de actividad. Un manto níveo cúbre la magnífica cordillera, que en el Pleistoceno soportó una intensa glaciación.
En el territorio michoacano las erupciones han sido importantes y recientes, destacándose el curioso Paricutín, que emergió abruptamente en 1943 en medio de un campo cultivado, dejando una secuela de trastornos ambientales, pues durante nueve años no cesaron las coladas de lava que terminaron sepultando una aldea.
Hacia el norte de esta zona tan particular, el territorio es una continuidad morfológica y estructural del vasto conjunto montañoso del oeste de los Estados Unidos.
Luego, al sur, comienza una región compleja que se desarrolla más allá de sus fronteras vinculada a la América Central. Es por eso que el estudio del país abarca cuatro grandes conjuntos regionales:
· Región Central o de la Meseta
· Región Occidental o del Pacífico
· Región Oriental
· Yucatania
Cada una de ellas, por los rasgos que le imponen sus paisajes físicos y humanos, se subdivide de modo que resulte más sencillo, comprender las singularidades que las caracterizan, y las actividades turísticas que sustentan. Serán tratadas de acuerdo al siguiente orden;
1. MÉXICO SEPTENTRIONAL
Se desarrolla desde el río Grande o Bravo del Norte, hasta la Cordillera Neovolcánica.
Región Central o de la meseta Meseta Septentrional o de Chihuahua 
 Meseta de Ánáhuac
Región Occidental Península de la Baja California 
O del Pacífico Planicie costera del Pacífico 
 Sierra Madre Occidental
Región Oriental Sierra Madre Oriental y la 
 Llanura del Gofo 
 Llanura Tamaulipeat 
 Llanura Huasteca
México Septentrional
REGIÓN CENTRAL o de la MESETA
Constituye un vasto espacio ocupado por tierras altas con declive hacia el norte, aislada entre soberbios conjuntos montañosos como la Siena Madre Occidental, Sierra Madre Oriental, y al sur, la Cordillera Volcánica. El sector septentrional se prolonga en los Estados Unidos en las mesetas y cuencas intermontanas. En el centro de la meseta mexicana, la sierra de Zacatecas la atraviesa y subdivide, en altiplanicie septentrional o de Chihuahua, y meseta de Anáhuac
La primera tiene una altura promedio de 2.000 m, y aloja zonas elevadas y depresiones que conforman cuencas cerradas como el Bolsón de Mapimí. Se observan cubetas y lagunas que van extinguiéndose debido a la intensa evaporación.
El clima es desértico cálido, agudizado en el centro y el noroeste, donde las precipitaciones son muy escasas. Hacia el rio Salado, la presencia de algunas lluvias determinan una cubierta esteparia, aún cuando las condiciones de sequedad en el ambiente siguen siendo muy marcadas.
Los ríos son poco numerosos; merecen citarse el Grande o Bravo del Norte, originado en las Rocosas estadounidenses, que desde 1848 constituye gran parte del límite internacional a partir de Ciudad Juárez, vecina a El Paso.
Son sus afluentes mexicanos el río Conchos, que nace en las estribaciones orientales de la Sierra Madre Occidental, y atraviesa la altiplanicie siendo intensamente aprovechado para el riego, por medio de tres grandes embalses.
La zona endorreica desagua en lagunas rodeadas de depósitos sajinos; las corrientes labran cañones que las serranías alimentan a través de sus vertientes. El río Nazas es muy importante desde el punto de vista económico, ya que la presa Lázaro Cárdenas permite irrigar suelos de calidad. Nace en el estado de Durango abriéndose paso a lo largo de profundas gargantas para ocupar luego la comarca lagunera donde desagua.
En el Bolsón de Mapimí, la zona alta es de excesiva horizontalidad y no existen, corrientes permanentes, salvo aquellas que escurren después de alguna lluvia esporádica. Hacia el sur de la altiplanicie de Chichuahua, el drenaje superficial es poco significativo, porque el agua penetra en el suelo calizo; divaga por falta de pendiente sin definir ningún cauce, formando los clásicos “bajíos”.
La vegetación trata de adaptarse a las condiciones que le impone la sequedad. Hay zonas extensas donde sólo aparece un tapiz herbáceo en las riberas de alguna laguna; son de carácter xerófilo, y hay numerosas cactáceas; que alternan con el mesquite y algunas acacias. La más espectacular de las plantas del desierto es el saguaro, de la familia de los cardones; columnar y en forma de candélabro, puede alcanzar hasta 15 m de altura. El mesquite es una leguminosa, con el porte de un árbol pequeño; resulta común en laderas arenosas o pedregosas.
La fauna característica son los zorros, berrendos; borregos salvajes y los perros de la pradera. Numerosas aves de rapiña y carroñeras completan el panorama biogeográfico.
La economía tiene su base de sustentación en la actividad ganadera; desde la época de la colonia, el “rancho” generó los primeros núcleos de población. Más tarde, el hecho de contar con el agua de los embalses y el aprovechamiento de las napas subterráneas, posibilitó las pasturas artificiales y con ello el progreso de los planteles, la hibridación, y la instalación de empacadoras y frigoríficos para mover la producción fuera de la región y del país. Se complementa con la instalación de granjas cercanas a las ciudades y la cría de ganado lechero.
La agricultura sólo es posible bajo riego; la producción está basada en cereales de grano grueso y también trigo; los molinos constituyen instalaciones industriales características. El algodón ha ido ganando tierras de regadio en toda la región.
La actividad minero-metalúrgica originada durante el Virreinato, sigue siendo de gran importancia en Sonora,- Chichuahua y Zacatecas; plata, oro, cobre, plomo y hierro, son los pilares de la actividad.
La meseta meridional o de Anáhuac es un poco más elevada, y el clima se presenta más húmedo y atemperado. Al sur de la sierra de Zacatecas surge una asociación de tierras altas ubicadas a distintos niveles, a manera de valles aislados por elevaciones regulares de volcanes.
Cuna de antiguas culturas, durante la conquista fue el territorio donde se perpetuó el mestizaje y la expansión del domino español. Hoy configura el área nuclear del país, la distribución poblacional es muy densa, y por consiguiente, se localizan las ciudades más importantes, destacándose su inmensa capital.
El clima es templado por la altura, moderadamente lluvioso, principalmente en verano. El invierno es seco pero no riguroso, y los veranos son cálidos.
Los ríos también han sido aprovechados, señalándose hacia el oriente la cuenca del Moctezumay al oeste el sistema de Lerma-Santiago. Hacia el noroeste del espacio aparecen varios lagos y lagunas. Ubicadas a diferente altura, algunas corrientes son subterráneas por drenar en suelos calizos. Otras, tienden a desaparecer durante el invierno. Los fenómenos volcánicos han generado el aislamiento de algunas cuencas como la del lago Cuitzeo, separada por coladas de la que corresponde al río de Léanla. El lago Pátzcuaro, originado por la misma actividad, ocupa un depósito situado en el centro de un notable escenario natural, alimentado por las vertientes de las montañas circundantes. No menos bello es el Zempoala en Morelos, y el Sirahuén en Michoacán. Al sudeste, entre la Sierra Madre Oriental y la Cordillera Volcánica, se extienden los llamados Llanos del Seco o de San Juan, con notables depósitos de cenizas, y lavas, cráteres secos, y otros ocupados por pequeños lagos. Un espacio deprimido está cubierto de suelos salitrosos.
La vegetación es muy variada, debido a las diferencias de altitud y el clima zonal, repartido en niveles. En general, la región está ocupada por la estepa arbustiva con ejemplares de porte pequeño, como yucas y otras Agaváceas, además de un gran número de cactáceas. Los alrededores montañosos ofrecen bosques de pinares y robles hasta los 3.000 m.
Merece un apartado lo referente al ágave o maguey; de su destilación se originan las tres bebidas alcohólicas: más famosas del país, el pulque, el mezcal y el tequila. El primero es similar a una cerveza suave, que durante el México prehispánico constituyó parte de concursos de carácter ritual. Para obtenerlo, son útiles más de seis variedades de ágaves, que crecen en las laderas frescas pero secas de las montañas centrales, El mezcal y el tequila son licores de alta graduación, 40 % de alcohol; la denominación de la bebida nacional procede de la población de Jalisco, Tequila, donde están las plantaciones de Agave Tequilana o Azul, y las destilerías, que solamente allí son legales. El proceso es más complejo que en los jugos anteriores, y el tiempo de fermentación y añejamiento también difieren. Mientras que el pulque está listo para comerciarlo en dos semanas, y el mezcal en unos meses, el tequila necesita dos destilaciones; aquellos licores verdaderamente añejos, envejecen unos siete años para adquirir en su madurez un tinte dorado. Los producidos fuera de la zona central son aguardientes similares al ron, destilados a partir de la caña de azúcar, o también de la corteza de un árbol yucateco, el balché, procesado con miel. Jalisco exporta a numerosos países, especialmente a los Estados Unidos, que compra más del 80 %; el resto va hacia Alemania, Francia y Bélgica.
La fauna regional no se diferencia demasiado de la zona septentrional; zorros de pequeño porte, ardillas, comadrejas, además de musarañas y coyotes.
Las actividades económicas del área son las más importantes del país. La agricultura y ganadería siguen siendo fundamentales, igual que la actividad minera; se suma la forestal, ya que los bosques y la industria maderera ofrecen buenos rendimientos. Pero sin duda son las instalaciones industriales las que se destacan, originando gran parte del mercado de trabajo en los alrededores de los centros poblados.
A las industrias básicas, alimenticia, textil y metal-metalúrgica, se le deben agregar las de la construcción, química, petroquímica y farmacéutica. La automovilísca, cinematográfica y de artes gráficas, le han valido prestigio en el mercado latinoamericano.
En el área de servicios, la mano de obra ocupada es muy significativa.
La mejora de las comunicaciones viales, ferroviarias y aéreas, sus paisajes y sus gentes, han logrado que la actividad turística sea cada vez más relevante; la región atrae buena parte del movimiento originario de los poderosos vecinos del norte, Canadá y los Estados Unidos, a los que deben sumarse los países de Europa Occidental. El interés radica en sus estupendas zonas arqueológicas, y en sus magníficas ciudades coloniales.
MÉXICO, D.F.
La capital del país constituye una de las aglomeraciones urbanas más grandes del mundo. Situada a 2.240 m en el centro de una meseta rodeada de volcanes, que pertenece a una cuenca hidrográfica cerrada, el sitio fue también elegido por la civilización Mexica, para emplazar con igual rango a Tenochtitlán.
La orgullosa y antigua capital azteca ocupaba una isla del lago Texcoco, rodeada de acequias y atravesada por canales sorteados por puentes. Su expansión determinó la ocupación de islotes artificiales, hecho que originó problemas importantes a subsanar, como la provisión de agua potable y las frecuentes inundaciones.
A la llegada de los conquistadores sufrió grandes cambios; éstos reconstruyeron la planta según una nueva traza y mediante la organización administrativa colonial.Comenzó la historia del proceso de urbanización; los españoles guardaron para sí el centro, relegando a los indígenas a cuatro arrabales periféricos. Aplicaron lo que sabían hacer en España, y el sitio fué engalanándose con palacios, iglesias y conventos, que respondieron a diversos estilos aún cuando el Barroco fue predominante. Durante los siglos XVII y XVIII el crecimiento poblacional avanzó lentamente.
Hacia 1785, la fundación de la Real Academia de San Carlos de Nueva España trajo aires renovadores a la arquitectura ciudadana, y el Neoclasicismo se incorporó, no sólo con nuevas obras, sino modificando fechadas civiles y “aggiornando” el interior de algunos templos.
Los problemas de la capital, en tiempos independientes, no propiciaron realizaciones monumentales; más tarde, la Revolución Agraria la convirtió en refugio para millares de familias campesinas, de modo que el D.F. comenzó a crecer de manera rápida y desordenada.
La consolidación de un centro económico-financiero y cultural, unido a la situación radial de las comunicaciones, condicionó la radicación de industrias y la multiplicación de bienes y servicios. En consecuencia, el acelerado crecimiento la fue rodeando de un gran anillo Industrial, que la demanda habitacional fue alcanzando a través de nuevas urbanizaciones tentaculares. Un modelo de hábitat segregado, concentró los barrios elegantes hacia el oeste y el sur, surgiendo Jardines del Pedregal, Coyoacán, Villa Obregón y Polanco. Hacia el norte y el este se amalgamaron las colonias proletarias. Ultimamente han cobrado importancia las agrupaciones satélites para la clase media, mientras que la antigua zona residencial del centro, se fue transformando con espacios públicos, paseos comerciales, concentrando hoteles y restaurantes en la llamada zona Rosa, de manera que el área lideró la red de transportes urbanos.
La primera ciudad del país, muy lejos de Guadalajara y Monterrey que le siguen en importancia, debe solucionar graves problemas de congestión habitacional y de tránsito, que derivan en una fuerte contaminación ambiental. La polución atmosférica se agrava durante la estación seca, cuando el viento arrastra el fino polvo arcilloso de los fondos de antiguos vasos lacustres desecados.
La demanda de agua potable generó la merma de los mantos subterráneos, y la roca madre comenzó a perder humedad; ante el peso de los antiguos edificios, la tierra cede y se hunde; genuinos tesoros coloniales han tenido que ser objeto de ingeniosas soluciones técnicas para apuntalar sus cimientos, tal como ocurrió con la enorme catedral y otras estructuras de importancia. Actualmente, han crecido sectores de gran empaque, con elegantes centros de servicios y vigilancia privada; muchos de sus hoteles de jerarquía se localizan en ellos, lejos del centro.
En síntesis, la historia de México D.F., es fiel reflejo de la macrocefalia urbana que afecta a buena parte de Latinoamérica. El viajero encontrará una bella ciudad, pues a pesar de los contrastes sociales que manifiesta, exhibe un patrimonio arquitectónico y cultural que refleja una larga permanencia en el sitio. El recorrido turístico se realiza a través de dos ejes principales, que son sus avenidas de circulación más importantes,el Paseo de la Reforma y la Avenida Insurgentes. La primera comienza al oeste, en los Bosques de la Reforma, ingresa en el amplio sector arbolado de Polanco y Chapukepec, cruza la ciudad en dirección este/noreste, para terminar abriéndose en dos calzadas, de los Misterios y Guadalupe. Insurgentes es el ejel norte/sur del D.F. Nace en el Anillo Periférico, avanza desde el sur pasando por la Ciudad Universitaria, y se dirige hasta la intersección con el Paseo de la Reforma. Allí se divide en Insurgentes Sur y Norte; esta última deriva hasta convertirse en la arteria que conduce a Pachuca.
Convergen a estas dos avenidas otras numerosas calles que enlazan los barrios más destacados; en el sector del noreste se ubica el centro histórico, donde se congregan una serie de lugares a visitar.
La plaza de la Constitución(l), denominada así de 1813, popularmente es llamada el “zócalo'. Se trata de una inmensa plaza seca, cuyas dimensiones, 240 m de lado, la señalan como una de las más grandes del mundo.
Fue el centro ceremonial y cívico de los Mexicas, y Ia Plaza Mayor de los conquistadores, que situaron a su alrededor los edificios más importantes de la colonia.
El templo catedralicio (2) se extiende orgulloso ocupando un amplio sector frente al zócalo, abarcando 110 m de largo por 55 m de ancho, superficie que lo convierte en el mayor del país y en la iglesia más grande que España levantó en América.
En 1563 comenzaron los trabajos que demandaron más de veinte años sólo para cimentar la estructura, debido a la naturaleza del suelo cenagoso donde debía erigirse; en esta ardua tarea, la mano de obra indígena aportó su valiosa experiencia. Mas de tres siglos duró la construcción que recién estuvo finalizada en 1813.
Se inscribe en un planteo basilical; es a tres naves,siendo más elevada la central, con bóvedas vaídas de semicañón con lunetas, por donde el interior recibe la luz. La fachada es de estilo Renacentista español, aún cuando debe recordarse que a lo largo de la construcción, recibió aditamentos de otros estilos. Así, en su portada y ventanas aparece el Plateresco, mientras que los adornos de la sobrepuerta evidencian el predomino de curvas características del Barroco. Las torres son asimétricas y se disponen en los ángulos.
El interior luce retablos barrocos, con aportes locales del Plateresco, del mismo modo que la sillería del coro y una buena parte de la factura que exhiben las profundas capillas. Se destaca la de los Reyes, levantada en una poligonal ubicada en el centro del testero. El retablo es una obra maestra del barroco, terminado en 1725. El ciprés de la catedral, pedestal del altar mayor que guarda la imagen principal del templo, fue realizado en épocas de México independiente, 1847.
Adosado a la catedral, el Sagrario Metropolitano es obra del arquitecto Lorenzo Rodríguez, oriundo de Cádiz, quien lo diseñó como una dependencia del Arzobispado para que funcionara como Archivo.
Se trata de una magnífica portada-retablo, realizada en piedra volcánica de color carmesí llamada “tezontle”;su factura retrotrae la idea de un tapiz, donde ningún espaclo há quedado sin cubrir. El uso de pilastras, estípites y hornacinas intensamente decoradas, configura un recurso expresivo que apela a la sensibilidad. Deja entrever la adaptación que sufrió la formación barroca del maestro, en contacto con la realidad cultural de un mundo nuevo, profundamente mestizo.
Vecino al área de la plaza, y abarcando todo el sector Oriental, se encuentra el Palacio Nacional (3); ocupa el lugar donde fijaron su residencia desde el emperador azteca hasta los virreyes, pasando por el mismo Hernán Cortés; hoy es la sede del Poder Ejecutivo Nacional.
Como palacio de los virreyes, se lo reconstruyó a comienzos del siglo XVIII; fue cuando alcanzó la gran extensión horizontal que lo singulariza. Adquirió el carácter de una fortaleza con almenas y torreones, que fueron modificados en 1927 al agregarse un piso de altura y revestir la fachada con piedra tezontle. Así fue transformado, a gusto de la época, una genuina expresión del barroco de la colonia. En el sector central, sobre un pequeño balcón y sostenida por el alto coronamiento de la balaustrada, cuelga la simbólica “campana de la libertad”, la misma escuchada en 1810 en Dolores, Hidalgo. Cada 16 de setiembre, el presidente la hace sonar, evocando la temprana gesta, ante cientos de personas que vivan a México.
En el interior del Palacio, que admite visitas, se admiran los frescos del pintor y muralista nacional Diego Rivera, quien interpretó con fuerza y dramatismo la historia del pueblo mexicano.
Enfrentando a la catedral a través de la plaza, se ubican dos construcciones gemelas que corresponden al Ayuntamiento (4); cuando la expansión de la ciudad, la antigua sede del Cabildo vio nacer a su lado un palacio que copiaba sus características edilicias, con la recova porticada en la planta baja y las torres almenadas.
Hacia el noreste del conjunto catedralicio, una superficie de ruinas surge en un nivel inferior al del lugar; aquí estaba el Templo Mayos de Tenochtitldn (5). De los informes escritos que se produjeron inmediatos a la conquista, las excavaciones han confirmado la existencia de un recinto amurallado que ocupaba el centro de los cuatro barrios en que estaba dividida la capital azteca.
Allí se alzaba la pirámide escalonada o teocalis, fundamento de los templos gemelos dedicados a las máximas divinidades, los dioses de la Guerra y de la Lluvia. En el Sector norte del patio, ha visto la luz una plataforma con hileras de calaveras realizadas en piedra, el tzompantli; representa el santuario, verdadero símbolo de losprisioneros inmolados para procurar los favores de los dioses. En la base del sector meridional del templo mayor fue descubierto un disco votivo, monolito de unas 7 tn y 3,25 m de dm.. Simboliza la divinidad lunar, colocado en el sitio durante el reinado anterior a Moctezuma, de modo que este fue su emplazamiento original. Aquí también se halló el monumento del águila y el nopal, representado por corazones humanos. El nopal es una planta espinosa que da los higos de tuna rojos de la región, y el águila fue para los aztecas el símbolo del sol. Con una serpiente en la boca, tal como aparece en los billetes mexicanos, señaló el sitio donde los Mexica debían de levantar su imperio.
El Templo Mayor debe ser visitado junto al Museo de Sitio, donde más de 3.000 objetos de carácter ritual y doméstico han sido rescatados y exhibidos, en un moderno recinto edificado en el nivel original. Se destaca una maqueta, cuidadosamente elaborada, que reproduce a la antigua Tenochtitlán.
En dirección sur, siguiendo la calle Pino Suárez, se encuentra el Museo de la Ciudad (6); ocupa una noble mansión de finales del siglo XVIII que perteneció a los condes de Santiago de Calimaya. Es una fiel representación de la residencia aristocrática desarrollada en torno a grandes patios, portadas de piedra engalanadas con blasones, y entresuelo a la manera de las casas gaditanas; una planta alta principal se comunica con el traspatio de servicio, creando una división jerarquizada del espacio habitable.
Acondicionada por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, con la calidad que singulariza su trayectoria profesional, la visita a este museo adquiere doble importancia; por un lado, se accede a la comprensión de la historia ciudadana, desde la arquitectura azteca hasta el devenir de su notable expansión. Una maqueta de grandes proporciones, junto a excelentes dioramas, fotografías artísticas, mobiliario, logra el objetivo propuesto. Por el otro, el visitante puede observar las características de una gran residencia dieciochesca, sin olvidar detenerse en la fuente del patio principal. Allí está la sirena de dos colas tocando la guitarra, una de las más graciosas y bonitas de su época.
Dentro del área del zócalo, y detrás de la catedral, se localiza el conjunto edificio alrededor de la plaza de Santo Domingo (7), una notable estructura de carácter civil y religioso compuesta por el templo dominico, elportal de los Evangelistas, y a un coscado, los edificios que albergaban la Inquisición y la antigua Aduana.
Donde hoy funciona el Museo de Medicina (8), fue durante la colonia la Casa de la Inquisición. Pedro de Arriera, su arquitecto, realizó varias obras, tanto civiles como religiosas. Es interesante ingresar y observar el claustro, donde la arquería no tiene base de sustentación visible, pues el maestro de obra eliminó las columnas de ángulo; la sensación de la ruptura del equilibrio fue buscada intencionalmente, para crear un efecto especial. El conjunto muestra clara inspiración barroca, lo mismo que el enorme edificio de tres plantas y anexo, que fue asiento de la Real Audiencia (9) o ex Aduana		
A comienzos del siglo XVIII, cuando la importancia de sus actividades excedió el sitio que ocupaban, se le planteó al mismo Arrieta el problema de la ampliación. La solución fue anexar la casa de la marquesa de Villamayor, vinculando los patíos a través de una ampulosa escalera imperial, y unificando armoniosamente las fachadas.
Una parte de la ex Aduana hoy ha sido destinada a la Secretaria de Educación Pública, que luce murales de Diego Rivera relacionados con el indígena y su larga lucha.
Es curioso destacar que a través del tiempo, las funciones han seguido perdurando en esta plaza de Santo Domingo; relacionado con los requerimientos de presentaciones y oficios durante la colonia, se instalaban los “escribas”, que ayudaban a la población indígena y a los vecinos analfabetos; hoy como ayer se congregan con máquinas de escribir, personas que asisten diversas demandas mediante el cobro de"aranceles. El lugar es un sector porticado por medio de galerías con columnas del orden toscano, denominado. Portal de los Evangelistas, donde también funcionan locales comerciales. El templo que nomina a la plaza, es sólo una parte de lo que fue el conjunto religioso, pues involucraba al notable convento barroco de los dominicos, que sucumbió como tantos otros, tales el de San Francisco, la Concepción, San Fernando, cuando el crecimiento urbano exigió la apertura de calles y el remodelado de la traza.
La calle 5 de Mayo con sus farolas, rememora la efímera presencia de Maximiliano y el empeño de la clase dirigente de su tiempo, en copiar estampas parisinas de fines del siglo XIX.
Paralela a la elegante calle comercial Avenida Madero, que une la Plaza de la Constitución con la Alameda, se sucede la muy buena oferta hotelera, gastronómica, y algunas construcciones que merecen detenerse como la Iglesia de la Profesa (10), obra de Pedro Arrieta. Fue el templo de los jesuítas; presenta una fachada-retablo enmarcada y definida por dos machones laterales. El uso del tezonde oscuro de apariencia aterciopelada, acentúa las líneas edilicias que responde, con su remate ondulado, a la temática barroca. El interior luce una valiosa decoración del mismo estilo en las capillas, y una rica imaginería. En síntesis, La Profesa muestra el todo armonioso característico de las obras de la Compañía de Jesús en América.Afortunadamente, su rico patrimonio ha sido restaurado con esmero después que el templo sufriera un incendio.	
Quedan algunas residencias seculares de familias importantes, como la que perteneciera a los marqueses Moneada, conocida como Palacio Iturbide (11), porque allí vivió el general durante su breve mandato, 1821 —1823. Hoy es la sede del Banco Nacional de México.-Se destaca la monumental portada que incorporó vanos poligonales, el simulacro de artísticos cortinados, y abundantes adornos presididos por el gran escudo heráldico; en menor escala, la factura del ornato está repetido en las ventanas con artística rejería. El conjunto configura una buena imagen de la escenografía urbana que posibilitó el auge del barroco en el siglo XVIII.
La Casa de los Azulejos (12), ocupa una esquina y constituye otro ejemplo del mismo estilo arquitectónico; realizada para residencia de los condes del Valle de Oriszaba. Al uso del tezontle y la “chiluca”, piedra cantera de color ocre, se le agregó el revestimiento de azulejos de Talavera, con dibujos geométricos; la suma le otorgó al espació edificado una ornamentación de fuerte policromía. El patio acristalado es ecléctico, con influencias del mudéjar en la piedra tallada y en el uso de los azulejos. Sobre la escalera, José Clemente Orozco pintó uno de sus célebres murales. Hace muchos años que en esta casa funciona un restaurante, de modo que la visita tiene horarios extendidos.	
A muy pocos metros, en dirección norte, sobre la calleTacuba, dos edificios contiguos singularizan el lugar, y permiten al observador identificar períodos del crecimiento urbano relacionados con las obras de gobierno y la presencia de arquitectos de renombre.
El primero es el Palacio de Minería (13), diseño de Manuel Tolsá realizado entre 1797 y 1813; este destacado profesional oriundo de Valencia, estaba dedicado en la misma época, a concluir la prolongada obra catedralicia.
El edificio responde a la corriente neoclásica y es de neto corte académico. La sobriedad impuesta por el estilo no le quitó presencia a la preciosa fachada; afortunadamente, cuando en 1830 el suelo comenzó a ceder, Antonio Vtllard se hizo cargo de la restauración. En su interior, el espacio conquistado a través del diseño de la escalera imperial, no hace sino testimoniar la calidad de la obra.
Enfrente, sobre una plaza muy pequeña pero señorial, ha sido instalada la escultura conocida popularmente como "El caballito", que antes estaba en el zócalo.
Se trata de la figura ecuestre de Carlos IV, vestido con los atributos del César; el monumento está reconocido como un exponente magnífico, especialmente por la facturadel caballo, apoyado en sólo dos patas y pleno de armonia en su andadura. También es obra de Manuel Tolsá de manera que la plaza lleva su nombre.
Otro edificio relevante es el Palacio de Correos (14), (obra de Adamo Boari realizado un siglo después que el de Minería; en 1908.
Su estilo es Neogótico veneciano con agregados platerescos. Se desarrolla en tres plantas; en las dos primeras, las aberturas con arcos de medio punto han sido enfatízadas por medio de una ornamentación armoniosa. Las elegantes ventanas bíferas y la graciosa “loggia” en el cornisamento, destacan el logro de la construcción; aloja el Correo Mayor o Central
	La Torre Latinoamericana (15) alza sus cuarenta y .cuatro pisos desde 1960, y constituye un notable punto panorámico desde la plataforma ubicada en el piso 42°. Significó para su tiempo una obra de gran importancia, adscripta al modernismo urbano y a la necesidad de vestir la ciudad con rascacielos. Es un gran edificio de oficinas, y el gran volumen de la base que distribuye toda la .estructura, se debe al problema que plantea la ciudad en el subsuelo. Sus arrogantes 181 m, hicieron de esta torre el edificio más alto de la ciudad, hoy superado por el de Pemex, (Petróleos Mexicanos). Funciona un elegante restaurante, para visitar especialmente de noche.
Muy cerca, la Galería Nacional de Arte, MUNAL, (16), también fue realizada en este período, 1964, en un notable reciclado que corresponde al arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, autor de otros notables conjuntos museísticos. Este fue el antiguo palacio de las Comunicaciones y Obras Públicas, ecléctico pero de gran efecto visual;muestra una elegante fachada donde se suman elementos neo renacentistas y adornos que abaracan el conjunto, además de las farolas y portaestardartes de herrería propios de la época.
En su interior, son expuestas obras de artistas nacionales de los siglos XIX y XX, se destaca la de José María Velase, notable paisajista del Valle de México, además de la que corresponde a Gerardo Murillo, quien merita como precursor de los grandes muralistas.
Dos mujeres, Guadalupe Posada y Frida Kalho, ofrecen una obra comprometida, la primera con la política, y la segunda, con su mundo íntimo perturbado, que evidencian los autorretratos. La visita se complementa con la buena muestra de escultura, especialmente la que corresponde al siglo XIX.En esta zona durante la noche, un pequeño sitio ubicado entre Lázaro Cárdenas y República de Honduras, congrega a cientos de turistas y público local. Es la Plaza de Garibaldi (17), rodeada de restaurantes y cafés donde predomina la arquitectura neoclásica y el estilo Misión.Allí se reúnen numerosos conjuntos de mariachis que interpretan un nutrido repertorio luciendo el típico atuendo de charros. Vale la pena recordar que la romántica serenata perdura entre las costumbres populares con mucho arraigo. El turista llega para escucharlos, a cenar, y participar del ambiente pleno de canto y color; en los lugares cerrados se brindan espectáculos folklóricos. El público local concurre a la plaza a seleccionar alguno de los grupos, para que anime su festejo familiar o encargar una serenata a quien desee halagar. Imperdible esta plaza, cuyo nombre rememora a Garibaldi revolucionario.
Entre las Avenidas Juárez y Hidalgo surge un amplio espacio parquizado, la Alameda (18), abierto en 1832, cuando se notó la necesidad de dotar a la ciudad de lugares públicos en vista de su notable crecimiento.
Numerosas estatuas engalanan el sitio; es de destacar el Hemiciclo a Benito Juárez (19), permanente homenaje al hombre de sangre indígena que transformó la historia mexicana.
Es un monumento del neoclasicismo romántico, dispuesto sobre una gran plataforma y realizado en mármol blanco; diez columnas de fuste acanalado del orden dórico se elevan sobre una corta escalinata. Sostienen el entablamento con metopas y triglifos, mientras que la cornisa está engalanada con palmetas armoniosamente distribuidas. El hemiciclo remata en dos gruesos pilares adornados con importantes copones de bronce, material usado para decorar el frente con laureles entrelazados. En el centro se alza un basamento rectangular, soportado por dos grandes leones echados; sobre esta estructura luce el conjunto escultórico presidido por la figura sedente de Benito Juárez, custodiado por la República, en el momento que la Victoria alada se dispone a coronarlo.
El Palacio de Bellas Artes (20) ocupa un extremo del paseo. Encargado durante la dictadura porfirista, inicialmente iba a ser el Teatro Nacional. Abierto el concurso en 1900, fue seleccionado el arquitecto italiano Adamo Boari, residente en Estados Unidos. Conocedor de las novedades de la Escuela de Chicago, profesional ecléctico, realizó un monumental edificio inscripto en el neoclasicismo y el Art Nouveau, con la inclusión de motivos mitológicos precolombinos y clásicas esculturas.
Trabajaron en la cimentación estructural ingenieros y firmas profesionales de Chicago, y también fueron extranjeros los artistas seleccionados como Bistolfi, Querol y Ttffany. La construcción fue interrumpida por los sucesos políticos y la Revolución Agraria, de modo que en 1916, Boari regresó a Italia. El mexicano Federico Mariscal concluyó la obra en 1934. Para ese entonces, debió ser transformado para servir como Palacio de Bellas Artes; en la difícil tarea, el maestro mexicano ha dejado una buena muestra de su oficio.
Como resultado de la trajinada historia edilicia aparece la ecléctica fachada realizada por la nobleza del mármol de Carrara. En su interior, predomina el “art Decó” en sus elegantes y equilibradas proporciones. Ninguno de los grandes muralistas faltó para expresarse; Orozco, Si- queíros, Tamayo y Rivera, han manifestado su genio y energía en el segundo y tercer piso.
La geografía del Valle de México con sus espectaculares volcanes, fue la inspiración de Tiffany para representarlos en la vidriera del telón para la Sala de Conciertos.
A su alrededor, cuidados jardines le otorgan la necesaria perspectiva para su lucimiento. La librería y el café de la planta baja, son lugares de cita de los intelectuales. El Palacio es sede del Ballet Folklórico de México.
Sobre la Avenida Hidalgo se ubican dos notables templos religiosos, el de la Santa Veracruz y el de San Juan de Dios, el primero exhibe en su severo barroco una fina talla de piedra; el segundo, luce una portada-nicho con efecto de movimiento por su fachada ondulante. Muy cerca, surge lo que fuera un antiguo hospital del siglo XV magníficamente restaurado, para alojar el Museo Pranz Mayor (21). Expone desde 1986, una notable colección de artes puras y aplicadas originarias del Viejo Mundo, tanto europeas como asiáticas. Obras de Zurbarán y la Escuela de Velázquez, comparten el espacio con excelentes objetos de cristal, oro y plata, valiosas y legítimas cerámicas, piezas de jade, tapices, amén de muebles taraceados y finos espejos. Lacas chinas y tallas de madera pueden ser observadas además de obras cuidadosamente elegidas del arte nacional. El espectro temporal abarca desde los siglos XVI al XIX.
Perteneció a un magnate alemán, Franz Mayer, quien emigró a México y amasó una cuantiosa fortuna en la construcción. A su muerte, legó a la Nación la exquisita colección privada que hoy expone. El ambiente refinado continúa en la cafetería, desde donde es posible acceder al antiguo claustro.
También sobre la Avenida Hidalgo, enfrentando la Alameda, en la antigua iglesia y convento de San Diego se visita la Pinacoteca Virreinal (22) que atesora un notable patrimonio artístico de los siglos XVI al XVIII. Destaca la pintura de carácter religioso, realizada por artistas mexicanos. El origen de este rico legado está relacionado a las obras de arte que fueron acumulando los virreyes; el claustro conventual ha sido muy bien restaurado.
Hacia el extremo norte del Paseo de la Alameda, y desde 1986, se construyó un pequeño museo en una plazuela, cuyo origen fue el terremoto que asoló a la ciudad un año antes; el lugar ha sido denominado “Jardín de la Solidaridad’ (23), y recuerda a la misma población que organizó espontáneamente, pero con gran efidencia, la ayuda a los damnificados. Uno de los tantos edificios que sufrió daños cuantiosos fue el Hotel del Prado, que albergaba en su hall de entrada una enorme pintura mural de Diego Rivera, denominada “Un sueño en el dominguero parque de la Alameda”.
En él aparecen personalidades de la política rnejícana mezcladas con cierto perfilcaricaturesco; es un domingo soleado en la Alameda de principios de siglo; Cortés, Maximiliano y Carlota aparecen junto a Benito Juárez, Emiliano Zapata, el pueblo y Porfirio Díaz. En una alquimia rica y satírica, el genio de Rivera no dudó en pintarse a el mismo de joven, y también ya maduro, junto a su esposa Frida Kalho.
Meritan no sólo la notable galería de personajes, sino también el hecho de que la obra haya sido desmontada dos veces, y expuesta sin deterioros. En efecto, el gigantesco mural, de 16 m por 4 m, que ya había sido movido dentro del mismo hotel desde el comedor hasta el 3 “lobby”, fue transportado por la calle, montado sobre un marco de metal, para emplazarlo en este museo-jardín que hoy lo contiene.
El recinto se usa además para exhibiciones témporales de arte contemporáneo. En este sector de la ciudad, el Paseo de la Reforma luce muy elegante, inscripto en las tendencias de estilo que marcó el liberalismo, buscando aires afrancesados para engalanar la capital.
Se encuentra seccionado por jardines, y presenta por trechos monumentos ubicados sobre plazoletas, cuyas rotondas distribuyen y aligeran el intenso tránsito ciudadano. A lo largo de su recorrido se sucede la oferta de servicios jerarquizados, como así también edificios públicos y comerciales que responden a la urbanización encarada en la década de 1940.
En la intersección del Paseo con la calle Hidalgo, aparece la Plaza de San Fernando (24) con la iglesia homónima, de estilo Barroco, construida durante el siglo XVII; luce una fachada churrigueresca para no perderla, y un magnífico púlpito. Adjunto, se localiza el Panteón, donde reposan Benito Juárez, Ignacio Zaragosa, y otras figuras ilustres de la historia nacional.
Siguiendo la Avenida Juárez hacia el oeste, se desemboca en la Plaza de la República, donde ha sido emplazado el Monumento a la Revolución (25) y el museo a recrear la historia de la misma.
Una cúpulade grandes dimensiones está sobreelevada por medio de cuatro gruesos pilares, de modo que permite el paso del tránsito. Su arquitecto, Carlos Obregón Santarcilia, lo construyó en 1932 adaptando parte de la estructura de hierro del Palacio Legislativo, cuya obra había sido paralizada en 1910.
Además, logrando un efecto de real importancia, distribuyó las esculturas que estaban destinadas también al Congreso, ubicando otras varias en distintos lugares de la ciudad. La plaza que lo enmarca está engalanada con fuentes, mástiles, y una disposición de haces luminosos que le otorga carácter al sitio; aquí descansan Emiliano Zapata, Francisco Villa, y otros héroes nacionales.
. 	Volviendo al Paseo de la Reforma por calle Ramírez, surge la plazoleta con el monumento dedicado a Cristóbal Colón, obra del escultor francés Charles Cordier, quien representó al Gran Almirante de pie, con el brazo rendido hacia adelante acompañado de un conjunto de nativos y símbolos heráldicos. ,
Un poco más adelante, en la intersección con Insurgentes, se encuentra el monumento dedicado a Cuauhté-moc, el último soberano azteca. Fue realizado en 1878 por Miguel Moreña; está inspirado en la corriente “indigenista” de la época, de modo que al analizar su pedestal, surgen columnas toltecas, pirámides truncas y símbolos aztecas. La figura heroica del último soberano se eleva como reivindicando los orígenes, en el ambiente cosmopolita del Paseo de la Reforma.
Sin duda, el monumento más popular de la ciudad es el Angel de la Independencia. Su historia es bastante curiosa; fué encargado en 1864 por el archiduque Maximiliano para engalanar la Plaza Mayor o de la Constitución; las vicisitudes históricas y otras urgencias, determinaron que el pedestal que debía sustentarlo estuviera por años vacío, de ahí que a la plaza se la comenzó a denominar el zócalo.	I
 Más tarde, Porfirio Díaz encargó su emplazamiento al arquitecto Rivas Mercado en el Paseo de la Reforma, sitio en el que permanece.
Una extensa plataforma a la que se accede por doble escalinata soporta la base donde han sido colocadas figuras alegóricas al logro de la independencia nacional, ya que el conjunto fue inaugurado el 16 de setiembre de 1910, centenario del histórico Grito de Dolores. Cuatro pequeños obeliscos adornados con elegantes farolas complementan el ornato; aquí reposan los restos de Miguel Hidalgo y Costilla.
Majestuosa, una columna anillada y acanalada en la base se eleva a 36 m; su capitel corintio está recorrido por un balcón de hierro, y sostiene una fulgurante victoria que despliega sus grandes alas portando una corona de laureles.
Entre las dos grandes avenidas, Reforma e Insurgentes y la de Chapultepec, queda enmarcada una zona llamada Rosa (26), recorrida por calles con nombres de países y ciudades europeas. Aquí se concentra la oferta de restaurantes, hoteles y comercios exclusivos, además de la oficina de Turismo del D.F., que provee la información específica. Han sido cerradas al tránsito algunas calles, de manera que por tramos, ha sido convertida en zona peatonal.
En dirección al oeste, el Paseo de la Reforma se encuentra con la bonita fuente de Diana Cazadora, y surge el espacio arbolado del nuevo barrio de Polanco y los Bosques de Chapultepec (27). Todo el sector conforma una oferta museística de primer orden, que alterna con la recreación por el lago y los senderos parquizados, el Jardín Botánico, el Zoológico, el Teatro del Bosque y el Auditorio Nocional; ha sido ubicada la fuente de Nezahualcoyotl con un gran depósito y artísticos juegos de agua. El Paseo de la Reforma continúa dentro del parque por 9 km hasta Las Lomas, uno de los barrios residenciales de categoría en el límite occidental de la ciudad.
Aledaña, una importante zona comercial en el sector norte, se complementa con hotelería muy jerarquizada. El Camino Real es digno de admirar por su arquitectura, realizado en la década de 1960; cobra presencia el rascacielos japonés Niko México, el más moderno del complejo de Polanco.
Por la calzada Mahatma Gandhi se accede al destacado Museo Nacional de Antropología (28). Un colosal monolito con la figura de Tlaloc, ha sido colocado cerca del ingreso, símbolo del rico patrimonio que atesora. Una fuente ornamental surge delante de la entrada principal, que luce en mármol blanco el escudo de armas de la Nación.
El enorme edificio, realizado con materiales nobles, denota simplicidad no exenta de elegancia. Inaugurado en 1964, fue responsable de su diseño y arqyuitectura de la obra, Pedro Ramírez Vázquez.
La gran estructura de planta rectangular, se desarrolla dejando un patio alrededor del cual hay veintiuna salas que ocupan dos plantas, una de las cuales queda en el subsuelo. Al fondo, cerrando el patio en destacada posición central, ha sido ubicada la Sala Mexica. Dispone de un Auditorio, Salón para niños, restaurante y cafetería. Aloja además, en la planta superior, la Escuela Nacional de Antropología e Historia con Biblioteca específica, destinada a la formación de los futuros investigadores.
Se ingresa al patio principal, donde la atención queda monopolizada por el gigantesco techo volador de aluminio sostenido por una columna central revestida de bronce, que luce bajorrelieves evocadores de la fusión de culturas. El dosel, a manera de paraguas, se abre en el centro, desde donde una cascada de agua cae al piso de piedra volcánica. La atrevida construcción genera un espacio protegido y actúa además como elemento de transición antes de entrar al recinto de exhibiciones. Un estanque ornamental alberga una escultura que simboliza el sempiterno culto al agua de las grandes civilizaciones.
Este magnífico escenario guarda la colección prehispánica más importante del mundo. Desde 1825 que se vienen acumulando piezas encontradas en excavaciones y todavía puede haber muchas sorpresas.
Frases cuidadosamente escogidas han sido colocadas en diferentes lugares del complejo; la primera, proclama el legítimo orgullo que siente el país por esta notabilísima herencia,... “México, contémplate en el espejo de esa grandeza”.
El recorrido está organizado de manera que el visitante recrea la evolución del mundo cultural indígena en las salas que se vinculan con jardines a través de enormes paredes vidriadas. Estas superficies al aire libre, rodeadas de verde arboleda, exponen una procesión de esculturas de piedra, réplicas de templos y modelos a escala de sitios monumentales. Al entrary salir de la salas al jardín, se estableció una armonía entre los espacios, no sólo original, sino además funcional; por un lado, la visión intimista, específica en el interior; por el otro, la de carácter panorámico que ayuda a la comprensión del todo y descansa la atención a que está sujeto el observador.
Avanzando en sentido contrario a las agujas del reloj, se visitan las Salas de Introducción a la Antropología y la de Mesoamérica; ambas preparan al logro de una mejor comprensión; también en el subsuelo, un teatro de Orientación brinda información a través de un audiovisual.
La Sala de los Orígenes muestra piezas que corresponden a los sitios arqueológicos más antiguos del territorio; murales con escenas de cazadores primitivos, y testimonios del hombre en México desde los años 12000 a.C.
Continúa la Preclásica, donde se observa la transición de nómadas cazadores al sedentarismo, como así también piezas rudimentarias de alfarería.
Sigue la Sala Teotihuacán; surge la réplica de un sector del templo de la serpiente emplumada, rodeado de elementos originales del sitio. Se admiran detalles de los muros pintados que adornaban los palacios del valle central, y grandes fotografías muestran el esplendor de las pirámides del Sol y de la Luna.
El piso, oscuro y pulido como espejo igual que las paredes, impacta al reflejar, invertido, el templo de Quet- zalcoatl. 
El patrimonio de la Sala Tcheca está representado por uno de los atlantes, de Tula, aquellos guerreros de piedra que sostenían el techo del templo en su ciudad capital. Se exhibe junto a Cbac Mool, mensajero divino entre el hombre

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