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Spector- Capitulo 14

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Spector → CAPITULO 14 
“Ni muy muy, ni tan tan” → LA FALACIA DEL PUNTO MEDIO 
En nuestra cultura hay una especie de presunción de que el moderado tiene razón y el extremista está 
equivocado. En un debate, la opinión moderada, que se encuentra en el medio de las opiniones 
extremas, puede ser la más atinada, pero también puede no serlo. La opinión moderada es aquella que 
está en el medio de dos posturas radicalmente diferentes. 
Pero, esta tendencia de las personas a pensar que la opinión moderada es la correcta es peligrosa para 
todo tipo de debate. La trampa argumentativa descansa en la idea de que sea moderada no es en sí 
misma una razón para pensar que es la correcta; ni siquiera para pensar que está cerca de serla. En 
conclusión, una opinión moderada puede ser la correcta, pero no necesariamente lo es. El mero 
hecho de que sean extremas no las hace incorrectas. 
“Soy de centro” 
En el ámbito de la política, esta de forma de moderación es frecuente. Presentarse como alguien que 
está en algún lugar del medio entre dos extremos y que recoge “lo mejor de cada una” es una estrategia 
que políticos de todo el mundo adoptan sobre todo en las campañas electorales. El objetivo de este 
tipo de estrategia es seducir al votante medio. El proyecto político no debe ser ni muy liberal ni muy 
estatista, ni muy conservador i muy progresista. Sin embargo, desde un punto de vista lógico, el hecho 
de que un proyecto político sea moderado no implica necesariamente que sea el más adecuado. 
Con Dios y con el diablo 
El recurso del punto medio es también común entre algunas figuras públicas que no hacen política 
partidaria, como periodistas, intelectuales. La estrategia es mantenerse equidistante y llegar a 
conclusiones intermedias. Es una postura atractiva ya que transmite la sensación de neutralidad y 
profesionalismo, el problema es que no dice nada acerca de la postura acertada. La genuina neutralidad 
es posible cuando las opiniones a elegir son razonables. Si una de ellas es evidentemente injusta, 
entonces esa imparcialidad se transforma en complicidad. El problema radica muchas veces que ante 
determinadas respuestas se transmite un mensaje de que la situación era menos preocupante de lo que 
realmente era. 
El truco del Rey Salomón 
La falacia del punto medio es la estrategia inversa a la del falso dilema. En la variante más común de 
esta última, el oponente distorsiona la realidad para obligarnos a elegir entre dos posturas diferentes, 
descartando cualquier visión alternativa. En la falacia que estamos analizando, en cambio, el oponente 
asume arbitrariamente que; la posición correcta es la intermedia, descartando sin fundamentos las 
visiones extremas. 
Una forma simple de explicar esta trama argumentativa: una opinión es correcta o incorrecta 
dependiendo de su contenido y no del lugar relativo que ocupa en un debate, es decir, de si es la 
postura extrema o moderada. 
Muchas veces sucede que la opinión es la misma, los argumentos para respaldarla son los mimos pero lo 
único que cambia es el lugar relativo en el debate. El contenido es lo único que puede determinar si 
nuestra postura es correcta o incorrecta y si nuestra posición es la correcta, lo seguirá siendo en 
cualquier discusión. 
Las visones moderadas generalmente son llamadas “soluciones salomónicas” por una referencia a la 
historia de Salomón. (dos mujeres se acercaron con un bebe y ambas aseveraban ser su verdadera 
madre. Salomón propuso una solución intermedia: cortar al bebe en dos para darle una parte a cada 
mujer. Se trataba tan solo de una estrategia para saber cuál era la verdadera madre, la propuesta de 
dañarlo tan solo era una prueba). 
Consideraciones finales: un debate no es una negociación 
La tendencia a confundir lo moderado con lo acertado se da a su vez por otro error que consiste en 
confundir un debate con una negociación. En una negociación, la opción adecuada suele ser la 
intermedia. Ambas partes ceden algo y ganan algo. No obstante, un debate no es una negociación. En 
un debate, el objetivo no es llegar a un acuerdo sino buscar la verdad. La opinión moderada puede ser la 
conciliadora, la que recoge algo de ambos extremos. Pero todas esas supuestas virtudes no la hacen la 
posición correcta. 
Llegamos a la conclusión que lo moderado es lo correcto por medios enteramente racionales, no por 
impulsos pasionales.

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