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RESUMEN CAP 5 DE BRENNER

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RESUMEN CAP. 5 DE BRENNER
¿RECUPERACIÓN DE LA RENTABILIDAD?
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Según la ortodoxia
Los economistas ortodoxos sostienen que la economía no ha crecido con vigor desde la década del 70’ debido a que su potencial tecnológico está exhausto, no reconocen que se ha reducido el poder de los trabajadores y no toman a este elemento como un determinante de la fase descendente. La post guerra habría sido un periodo de boom económico porque los inventarios de conocimientos científicos no empleados permitían tasas de crecimiento de la productividad relativamente altas de parte de las economías avanzadas líderes como de los países seguidores. La depresión larga entonces no representaría la crisis del capitalismo sino simplemente el regreso a la norma tecnológicamente determinada, después de un periodo de dinamismo anormal. La idea es que hay una determinada munición de tecnología que el líder puede perfeccionar mediante innovaciones pero los países rezagados emplean estas tecnologías y aumentan su productividad a un ritmo mayor. 
Larga depresión y tendencias seculares
Lejos de perecer lento y estancado, el progreso científico y técnico del último cuarto de siglo da la impresión de ser tan rápido como antes de la década del 70’. Más que analizar su continuidad, hay que verificar si los países tuvieron la habilidad de aprovecharlo desde que apareció el exceso de capacidad y la sobreproducción en especial en la industria manufacturera en un contexto de la caída de la rentabilidad y en la baja del crecimiento de las inversiones y de la demanda agregada. Si la baja en el ritmo de crecimiento de la productividad se explicara por el agotamiento de los potenciales tecnológicos como afirman autores ortodoxos, se podrían espera los tres siguientes aspectos que en realidad no se dieron en la post guerra:
1. La declinación sería aproximada y relativamente continua tanto en la economía líder como en aquellas que la seguían.
2. Un proceso generalizado de acercamiento en especial en la productividad de bienes transables.
3. Su desaceleración sólo a medida que se intensificara el acercamiento entre las economías rezagadas y las líder. 
En las economías rezagadas (en especial Alemania y Japón), el crecimiento de la productividad, lejos de tener un ritmo continuo descendiente, en términos relativos, a medida que se agotaban sus potenciales tecnológicos, en realidad se aceleró durante los 60’ y no disminuyo de manera clara en el sector manufacturas o en el sector privado antes del 73’. La supuesta presión impuesta por la competencia sobre los países rezagados para emular la tecnología del líder no promovió el acercamiento. 
Los cuatro factores que acercan a las economías rezagadas al líder son:
1. Incremento en las capacidades de acumulación de capital y cambio tecnológico como resultados de transformaciones socio-económicas, políticas e institucionales en Europa y Japón, luego de la Segunda Guerra Mundial.
2. Reducción en la capacidad de acumulación de capital y avance técnico en USA, no solo debido a procesos internos sino también a la orientación del capital hacia la inversión internacional.
3. Reducción de las barreras al comercio exterior.
4. Perfeccionamientos tecnológicos “endógenos” y de largo plazo en las economías rezagadas.
El agotamiento de estos cuatro elementos es incapaz de explicar el agotamiento de la productividad en los países seguidores al líder. Gran parte de las reservas tecnológicas estaban aun disponibles y sin uso cuando comenzó a declinar la tasa de productividad. Sin embargo, la pauta es explicable para las economías capitalistas avanzadas: la reducción de la capacidad de realizar y desarrollar sus potenciales tecnológicos se produjo por la caída en el crecimiento de los stocks de capital industrial. El descenso en la acumulación del capital fue una función de la baja en la tasa de ganancia entre 1965 y 1982. El agotamiento de las oportunidades de acercamiento no explica la disminución secular del crecimiento de la productividad mundial.
¿Un alza larga?
Creer que ha comenzado una nueva época de auge económico se basa en el espectacular desempeño del mercado bursátil, los beneficios arrojados por éste solo pueden estar indicando mejoras en la economía real. El principal argumento directo a favor de un mejoramiento cualitativo económico en USA consiste en pensar fatalmente imperfectas las series macroeconómicas fundamentales. Dicho sector “inmensurable” sería el de la construcción y el de servicios (fuera de la industria del transporte y los servicios públicos). Pero aun pensando que antes del 73’ todo el crecimiento de productividad laboral no-manufacturera fue perfectamente bien registrado, y que luego el 50% del crecimiento de la productividad no-manufacturera fue subregistrado, la tasa promedio anual del crecimiento de la productividad laboral no varía demasiado manteniéndose en niveles bajos.
A fines de la década del 90’ se intensifican los procesos para controlar la inflación, la demanda agregada crece lentamente al igual que las inversiones, las tasas de ganancia son notablemente bajas y las tasas de interés reales secularmente altas. Aumentan los niveles de inseguridad laboral y la competencia por los puestos decentes deprime las aspiraciones salariales, aumentando la proporción de los despidos. Sólo el estancamiento de los salarios posibilitó que se sigan obteniendo utilidades en el sector privado de la economía en USA, fuera de la industria manufacturera.
Los subsidios keynesianos a la demanda hasta fines de los 70’ fueron incapaces de aliviar el exceso de capacidad y sobreacumulación debido a que permitía la sobrevivencia de los medios de producción menos eficientes. El carácter restrictivo de la macroeconomía monetarista que apareció en 1980 contribuyo parcialmente a resolver el problema al forzar una expulsión más rápida de las empresas con altos costos y bajas utilidades de líneas sobre-saturadas pero también dificultó el asentamiento de nuevos establecimientos fuera de estas líneas. El estado militar-keynesiano de Reagan permitió cierto grado de estabilidad por la creciente utilización de créditos, y en medio de una política de austeridad el resultado fue el abrupto incremento de las tasas de interés reales. Así, la rentabilidad no se recuperó mayormente, las inversiones cayeron debilitando aun más la demanda agregada.
La década de los 90’ fue de crisis tanto para Japón como para Alemania aunque se beneficiaron en parte por los masivos desplazamientos de medios de producción redundantes que les permitieron luego captar las mayores exportaciones desde Norte América, por el contrario en USA había repuntado la rentabilidad de manera significativa. La recuperación de la tasa de ganancia en USA se amplificó por el éxito de las corporaciones en revertir la tendencia hacia la acumulación de deudas y por explotar los resquicios tributarios. Su productividad en el sector manufacturero creció gracias a nuevas innovaciones en plantas y equipos, aumentaron sus exportaciones –que coronaba una caída de una década del dólar contra el marco y el yen- y en 1997 la economía estadounidense finalmente logro un verdadero boom económico. ¿Pero se puede mantener este ritmo ascendente? Se deben contrarrestar las presiones internas desde abajo sobre los costos (crecimiento salarial y/o decreciente aumento de la productividad), y las presiones desde arriba sobre los precios (fuerte competencia internacional). USA pudo restablecer su rentabilidad mediante la represión de los salarios y un doloroso proceso de gran escala de racionalización y cambio técnico en la industria manufacturera. Lo logró al acelerar el crecimiento de su mercado con un boom de inversiones, y no como antes a través de déficits keynesianos y a través de una caída en su competitividad. 
El problema fundamental es que todas las principales economías del mundo tratan de salir de sus dificultades a través de un gran aumento simultáneo de sus ventas en el mercado internacional, basado en una nueva y más profunda fase de represiones salarialesy austeridad macroeconómica. El resultado será una redundancia en la producción, una competencia externa más intensa y en mercados sobre-saturados.
Factores que impiden la recuperación del sistema:
Desde el “Acuerdo Inverso del Plaza”, se ha hecho más notorio que las economías japonesa y alemana basan su recuperación en el crecimiento de las exportaciones, pero este factor no se convirtió en un elemento catalizador de la expansión de la economía en su conjunto. 
· En Alemania se llevaron a cabo políticas de austeridad para preparar el terreno de la competitividad, no crecieron las inversiones. 
· En Japón, las “sanas finanzas” fueron la base para revivir el crecimiento, se realizo un ensayo en el ámbito deflacionario y se abrió la puerta para la peor recesión de la época de las post-guerra. 
La crisis del Sudeste Asiático
Las devaluadas monedas asiáticas hasta el 95’ fueron un polo de atracción para la inversión directa en plantas productivas de relativos bajos costos por parte de las multinacionales japonesas. Los países asiáticos vieron crecer la oferta de capital que alimento un boom en la construcción y un incremento de la capacidad instalada en el sector industrial. 
Con la devaluación del yen se amenazaba la continuidad del crecimiento de la región, los países sudeste asiáticos respondieron ante una caída en sus demandas y ante una competencia externa más fuerte con invertir aun más dinero en nuevas plantas y equipos lo que agudizó el exceso de capacidad excedente. Impulsados por monedas sobrevaluadas continuaron temporalmente los booms en la construcción y en el mercado bursátil regional pero pronto comenzaron los ataques especulativos sobre estas monedas forzando a grandes y competitivas devaluaciones. El resultado fue que los capitales externos de la región desaparecieron, para los productores fue imposible cumplir con sus compromisos.
Entonces, el problema que afectaba a muchas empresas asiáticas era la insuficiente demanda internacional para sus bienes, y no la ineficiencia de sus producciones, ni tampoco dependencia (inexistente) del gasto deficitario gubernamental. 
Se ajustó el crédito y se impusieron medidas de austeridad exacerbando la crisis de la deuda y asegurando una depresión devastadora. Dado el nivel de la devaluación competitiva, los bienes asiáticos fueron mucho más baratos y los mercados absorbieron mucho menos capital y bienes de consumo (se redujeron las importaciones).
Un año antes de 1995, China también devaluaba su moneda incrementando abruptamente su competitividad en costos de producción por lo que la oferta se oriento más hacia el mercado mundial, hecho estimulado además por las privatizaciones al interior del territorio chino que provocó más de 50.000 desempleados reduciendo el consumo y la demanda.
Hasta la década del 90’, Asia Oriental y Sudoriental fue el único centro de acumulación dinámica de capital en un sistema mundial estancado. Hoy en día, tanto Japón, como Alemania, Europa y USA se ven en una verdadera problemática frente a una demanda interna estancada que empuja a la baja las tasas de ganancias (los costos siguen siendo los mismos y los precios tienden a reducirse, se achica el mark-up) y frente a un empeoramiento del exceso de capital con exportaciones crecientes. 
Posibilidades
1) Frente a una expansión suficientemente sostenida de la inversión en USA, se le puede proveer el creciente mercado a la economía internacional para colocar la explosión de exportaciones. La avalancha de bienes a bajos precios provenientes desde Asia y desde otras economías avanzadas serviría para reducir costos de producción, elevar la competitividad de los empresarios estadounidenses y sus márgenes y estimular una mayor acumulación del capital. Por otro lado, las crecientes ventas a USA les permitiría a dichos países vendedores revitalizar sus economías. La complementariedad sobrepasaría la competencia poniendo en marcha un círculo virtuoso ascendente, y USA empujaría la economía mundial hacia un nuevo boom.
2) La competencia internacional podría exprimir las utilidades del sector manufacturero al reducir las exportaciones desde USA y al someter al mercado interno estadounidense a bienes transables externos muchos más baratos. Y al disminuir la rentabilidad de las manufacturas, las consecuencias serian desastrosas. Caería el crecimiento de las inversiones, entonces bajaría el crecimiento de la productividad abriendo paso a mayores presiones sobre los costos laborales, así la demanda de consumo se debilitaría a la vez que el mercado bursátil entraría en baja. La competencia terminaría aplastando la complementariedad. Se frenaría la recuperación de USA poniendo fin a un alza secular de todo el sistema.

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