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1 Traducción de parte de los Capítulos Uno y Dos de Explaining International Production de John H. Dunning (1988) Publicado por Unwin Hyman, London. Se han suprimido las referencias a la bibliografía que no eran importantes para ubicar históricamente las ideas mencionadas (en cuyo caso se indica con puntos suspensivos), así como las notas al pie. Traducido en 2012 por José Luis Pellegrini para ser utilizado exclusivamente por estudiantes de cursos a su cargo. Explicando la Producción Internacional Capítulo uno Comercio, Localización de la Actividad Económica y de la Empresa Multinacional: En Busca de un Enfoque Ecléctico Una Introducción Histórica La tarea principal de este capítulo es discutir la manera en la que la producción financiada por la inversión extranjera directa (IED), es decir, llevada a cabo por las EMN (EMN), ha afectado nuestra manera de pensar acerca de la asignación internacional de re- cursos y el intercambio de bienes y servicios entre los países. El análisis toma como punto de partida la creciente convergencia entre las teorías del comercio internacional y la producción internacional, y defiende el caso de un enfoque integrado del involucramiento económico internacional, basado en las venta- jas de los países específicas de la localización (o ventajas compa- rativas) y las ventajas de las empresas de específicas de la pro- piedad (o ventaja competitiva). Siguiendo este enfoque, este capítulo propone una explicación sistémica de las actividades de las empresas en el extranjero en términos de su capacidad de internalizar los mercados en beneficio propio. Comenzamos examinando la doctrina recibida del involucra- miento económico internacional. Hasta alrededor de 1950 éste consistía principalmente en una teoría formal bien desarrollada del comercio internacional y una teoría complementaria, pero menos desarrollada de los movimientos de capital. En el capítulo se sostendrá que, con las notables excepciones de John Williams (1929) y Bertil Ohlin (1933), los economistas internacionales de los años de entreguerras estaban menos preocupados por las explicaciones de la composición de los bienes y factores real- mente comercializados a través de fronteras (e implícitamente, por lo menos, con la distribución espacial de la actividad econó- mica) que con teorizar sobre lo que ocurriría si, en el mundo real, estuvieran presentes ciertas condiciones. El modelo de Heckscher-Ohlin, p. ej., afirmaba que, siempre que se cumplie- ran ciertas condiciones, los países se especializarían en la pro- ducción de bienes que requieren cantidades relativamente grandes de los recursos con que estaban relativamente bien dotados, y los exportarían a cambio de otros que requieren cantidades relativamente grandes de los factores con los que estaban relativamente mal dotados. Entre las condiciones esta- ba que los países tenían dos factores homogéneos, trabajo y capital, los cuales eran localizacionalmente inmóviles (es decir, que serían utilizados en los países en que estaban localizados), los insumos se convertían en productos mediante las funciones de producción más eficientes (e internacionalmente idénticas), todas las empresas eran tomadores de precios, operando en condiciones de competencia atomística, no había barreras al comercio y ni costos de transacción, y los gustos internacionales eran similares. Se suponía que la tecnología era un bien gratuito e instantáneamente móvil a través de las fronteras nacionales. El modelo de Heckscher-Ohlin ha sido criticado en la literatura por diversos motivos, entre ellos la irrealidad o inaplicabilidad de sus supuestos. En este sentido, aquí destacaríamos algunas de las implicaciones de estos tres supuestos: la inmovilidad de factores, la identidad de las funciones de producción y la compe- tencia atomística. Estas son, en primer lugar, que todos los mercados funcionan eficientemente, en segundo lugar, que no hay economías externas de producción o comercialización, y en tercer lugar, que la información es gratuita y no hay barreras para el comercio o la competencia. En tal situación, el comercio internacional es la única forma posible de involucramiento in- ternacional, la producción de las empresas de un país destinadas a un mercado extranjero debe llevarse a cabo en el país expor- tador, y todas las empresas tienen igualdad de acceso a dotacio- nes de factores específicas de la localización. Una de las deducciones de la teoría de Heckscher-Ohlin es que el comercio va a igualar los precios de los factores. Sustituyendo el supuesto de la inmovilidad de los factores por el de la inmovili- dad de las mercancías, se puede demostrar que los movimientos de factores también responden a dotaciones diferenciales de recursos. Esta fue la conclusión de los primeros escritos de Nurkse (1933), Ohlin (1933) e lversen (1935), que explican los movimientos internacionales de capital (inversiones de cartera) en términos de precios relativos de los factores o de tasas de interés diferenciales. Por muchos años las teorías del comercio y del capital estuvieron en paralelo entre sí, aceptándose que, en la práctica, el comercio de mercancías era al menos un sustituto parcial del comercio de factores. Finalmente, las dos se integra- ron formalmente en el teorema de la equiparación de los pre- cios de los factores de Samuelson (1948) y Mundell (1957). A finales de 1950 se produjo un cambio notable de dirección en los intereses de los economistas internacionales causado, inter alia, por los enormes cambios de posguerra en la forma y la estructura del comercio y de las exportaciones de capital. Ba- sándose en el trabajo empírico de MacDougall (1951) y Leontief (1953 y 1956), y aprovechando datos estadísticos mucho mejo- res, la década de 1960 vio los primeros intentos reales para explicar los patrones de comercio tal como eran, en lugar de como podrían ser; simultáneamente, el surgimiento de la pro- ducción internacional como una forma importante de involu- cramiento no comercial exigía una explicación. En los últimos 25 años, la teoría positiva del involucramiento económico internacional ha despegado. Durante la mayor parte del período comprendió dos vertientes muy distintas. Las prime- ras explicaciones se referían a los flujos comerciales. Aquí, las 2 contribuciones se centraron principalmente en la introducción de un mayor realismo en la doctrina de Heckscher-Ohlin Sa- muelson. Básicamente, existen dos enfoques principales. El primero es el de las teorías de neofactores, que se extendió del modelo de dos factores de Heckscher-Ohlin-Samuelson (HOS) para abarcar otras dotaciones específicas de la ubicación (espe- cialmente los recursos naturales) y las diferencias en la calidad de los insumos, especialmente laborales. El segundo grupo de teorías era más pionera, ya que hería en el corazón al modelo HOS, admitiendo la posibilidad de diferencias en la función de producción de las empresas y de mercados imperfectos. Estas teorías, que incluyeron modelos de neotecnología y economías de escala, eran de naturaleza diferente a las teorías de neofacto- res porque introdujeron nuevas variables explicativas que se centraron no en la dotación de recursos específicos de los paí- ses, sino en la posesión exclusiva de ciertos activos por las em- presas. A veces, además de, pero más a menudo como un susti- tuto de, teorías ortodoxas, estas nuevas hipótesis de las corrien- tes comerciales han sido expuestas a diferentes niveles de con- trastación. Sin embargo, como Hufbauer (1970) ha mostrado, el poder predictivo de las teorías de neofactores y las teorías de neotecnología es apenas mejor que la cruda teoría de las pro- porciones de factores. En sus propias palabras: “Ninguna teoría monopoliza la explicación del comercio de manufacturas”. La segunda línea de investigación en la década de 1960 se centró en la explicación del crecimiento y de la composición de la inver- siónextranjera directa, o de la producción financiada por dicha inversión. Explicaciones iniciales sobre la base de la teoría del capital internacional según lo previsto por lversen (1935) pronto fueron abandonadas por dos razones principales. En primer lugar, IED implica la transferencia de recursos distintos de capi- tal (tecnología, gestión, capacidad de organización y comerciali- zación, etc.) y es el rendimiento esperado de ellos, en lugar del rendimiento del capital per se, lo que induce a las empresas a convertirse en multinacionales. Así, el capital es simplemente un conducto para la transferencia de otros recursos en lugar de ser la raison d’être de la inversión directa. En segundo lugar, en el caso de la inversión directa, los recursos se transfieren interna- mente dentro de la empresa en lugar de externamente entre dos partes independientes: todavía se mantiene sobre su uso el control de jure. Además, sin este control, recursos que son trans- feridos podrían no haber sido transferidos, y la función de pro- ducción de la empresa que recibe es diferente de lo que sería de otra manera. Estas son las diferencias esenciales entre la inver- sión de cartera y la inversión directa. Si la teoría del capital internacional no podía explicar la produc- ción internacional ¿cuál podría? En la década de 1950 y comien- zos de 1960 había dos enfoques principales, a saber: el enfoque “por qué” o “cómo es posible”, basado en la teoría de la organi- zación industrial, y el enfoque “dónde”, basado en la teoría de localización. El primero se centró en la identificación de las características de las EMN que les da ventajas de producción o ventajas transaccionales sobre otras empresas que de otro modo podrían abastecer los mismos mercados extranjeros. Aunque la esencia de esta idea estaba contenida en la obra de Southard (1931), Barlow (1953), Penrose (1956) y Bye (1958), se dejó a Stephen Hymer, en su tesis doctoral seminal (Hymer, 1960, 1976 ), desarrollarla y formalizarla en una teoría separada de la inversión extranjera directa. Sobre la base de una interna- cionalización de la noción de Bain de barreras a la entrada (Bain, 1956), la teoría de Hymer era esencialmente que las empresas que realizaban inversiones directas en el extranjero operaban en un entorno de mercados imperfectos, en el que era necesario adquirir y mantener ciertas ventajas netas vis-à-vis las empresas de los países en que operaban. La identificación y evaluación de estas ventajas orientó gran parte de la atención de los econo- mistas a finales de 1960 y principios de 1970. El segundo enfoque trata de responder a la pregunta “¿por qué las empresas producen en un país en lugar de otro?” El trabajo pionero de Frank Southard en American Industry in Europe (La Industria Estadounidense en Europa) siguió este enfoque, al igual que la mayoría de los autores de los primeros estudios de casos publicados entre 1953 y 1970. En la mayoría de los casos, las influencias en la ubicación fueron extraídas de los datos del estudio de campo, y en ocasiones, clasificadas en orden de importancia. Más tarde, cuando estuvieron disponibles estadís- ticas más completas, se utilizó el análisis de la regresión para identificar los factores principales que llevan a la inversión de EE.UU. a Europa y Canadá. En su mayor parte, estos dos enfoques para explicar la produc- ción internacional evolucionaron independientemente uno de otro, y por esta razón, si no por otra, ninguno era totalmente satisfactorio. El enfoque de organización industrial no respondió dónde eran explotadas las ventajas O (O por ownership, esto es, ventajas de propiedad [nota del traductor]), el enfoque de la teoría de localización no explicó cómo empresas de capital ex- tranjero podría superar a las empresas nacionales en el abaste- cimiento de sus propios mercados. Ninguno de los enfoques ha tratado de explicar la dinámica de la inversión extranjera. En este sentido, la obra de Raymond Vernon y sus colegas en la teoría del ciclo del producto (Vernon, 1966; Wells, 1972) fue de especial valor, en parte porque trata al comercio y la inversión como parte del mismo proceso de explotación de los mercados extranjeros, y en parte porque explicó esta relación en un con- texto dinámico. A las preguntas cómo y dónde, Vernon añadió cuándo a la teoría de la inversión extranjera. Los avances en las teorías de la producción internacional desde la década de 1970 han tomado cuatro direcciones principales. En primer lugar, ha habido extensiones del enfoque de organización industrial. Éstas se han centrado en la identificación y evaluación de las ventajas que tienen más probabilidades de explicar los patrones de inversión extranjera directa manufacturera… De las ventajas O que podrían explicar dicha inversión, se demuestra que las que tienen mejor poder explicativo son tecnología supe- rior y capacidad de innovación en el caso de los bienes de pro- ducción, y diferenciación de producto, en el caso de bienes de consumo. En segundo lugar, ha habido un resurgimiento del interés en algunos de los aspectos financieros de las actividades en el extranjero de las empresas. Ha habido una serie de líneas, pero la mayoría se pueden clasificar en dos grupos: en primer lugar, aquellos que hacen hincapié en las imperfecciones de los mer- cados de divisas y de capital… y, en segundo lugar, aquellos que extienden teoría de la cartera para explicar la distribución indus- trial y geográfica de las actividades en el extranjero para tener en cuenta la diversificación del riesgo y la estabilidad de los ingresos… En tercer lugar, se ha producido un importante empuje teórico nuevo en la búsqueda de una explicación para la producción internacional como una extensión de la teoría de la empresa. Esto refleja un cambio en la atención de la ley de inversión ex- tranjera directa, que ahora es reconocida como una forma parti- cular del involcramiento de las empresas fuera de sus fronteras nacionales, a la institución que realiza la inversión. El enfoque principal aquí ha sido la de aplicar la teoría de la falla de merca- do para explicar las actividades de las EMN, utilizando los princi- pios expuestos por primera vez por Coase (1937) y Penrose (1956, 1958), pero más tarde perfeccionado y ampliado por 3 Arrow (1969), Alchian y Demsetz (1972) y Williamson (1975) en su análisis de los mercados de la información y la economía de los costos de transacción. En la década de 1970 y principios de 1980 más tarde, economistas diversos han tratado de explicar la propensión de las empresas a participar en la inversión extranje- ra directa como una respuesta a la falla de mercado. La proposi- ción básica es que la falla de mercado en los mercados de pro- ductos intermedios y la necesidad de las empresas a explotar las economías de actividades interdependientes, los llevan a susti- tuir el mecanismo de mercado por las jerarquías internas para las transacciones transfronterizas. Este enfoque ayuda a explicar por qué vía una empresa decide aprovechar cualquier ventaja que posee sobre sus competidores extranjeros (aunque la vía misma a veces puede afectar estas ventajas). Esta cuestión fue ampliamente ignorada en la literatu- ra inicial sobre la producción internacional. El problema de la elección entre un conjunto diferente de opciones para servir a un mercado extranjero fue tratada por primera vez de manera sistemática por Hirsch (1976), que produjo un modelo de identi- ficación de las condiciones bajo las cuales una empresa puede aprovechar sus ventajas O a través de las exportaciones o las inversiones extranjeras directas… A pesar de estas nuevas teorías del comercio y la producción se originaron de manera independiente, por mediados de 1970 estaba claro que estaban convergiendo, e incluso se superpo- nían entre sí. Aunque expresadas de forma diferente, las mismas variables se utilizan cada vez más para explicar el comercio y el involucramientode agentes no comerciales. La teoría de la brecha tecnológica en el comercio era comparable a la teoría del conocimiento en la inversión directa, las teorías de competencia monopolística en el comercio eran análogas a las teorías de la inversión directa centradas en la diferenciación de productos y las economías multiplantas. Sin embargo, con la excepción de la temprana integración de Vernon del comercio y la inversión como las diferentes etapas del ciclo del producto (Vernon, 1966), que tuvo como punto de partida las ventajas innovadoras de las empresas de un país en particular, y el posterior descu- brimiento de Horst (1972a) de que la variable que explica mejor la inversión extranjera –"tamaño de la empresa”– también explica la inversión más el comercio, no se trató de integrar las dos formas de involucramiento en una sola teoría, a pesar de que la necesidad de hacerlo había sido discernido por Baldwin (1970) y otros. En realidad, tampoco había ningún reconoci- miento explícito de que, porrque las decisiones de comerciar o dedicarse a la producción extranjera suelen ser opciones alter- nativas para la misma empresa, cualquier explicación de una debe, necesariamente, tener en cuenta la otra. La década de 1970 vio el primer intento de sintetizar la teoría del comercio y la inversión. En un artículo publicado en 1972, el presente autor sugiere que sólo teniendo en cuenta el comercio y la producción en el extranjero como formas alternativas de involucramiento internacional en términos de propiedad y loca- lización de dotaciones, podrían evaluarse adecuadamente las implicaciones económicas de la adhesión a la CEE del Reino Unido (Dunning, 1972)…. El resto de este capítulo se describen los principales postulados del paradigma ecléctico de la producción internacional, desarro- lladas por el autor en la década de 1970 y principios de 1980. El siguiente capítulo presenta una versión modelo 2 del paradigma y también revisa algunas críticas de la misma. El Capítulo 2 tam- bién revisa algunos de los avances teóricos recientes, y en parti- cular los intentos de los economistas especializados en comercio para introducir consideraciones de fallas de mercado en su modelo de comercio de mercancías. La Naturaleza del Involucramiento Económico In- ternacional El involucramiento económico de un país fuera de sus fronteras nacionales puede ser percibido de dos maneras. En primer lugar, puede significar la medida en que sus recursos propios, es decir, los situados dentro de sus fronteras, son utilizados por agentes económicos (independientemente de su nacionalidad) para producir bienes o servicios para su venta fuera de sus fronteras, o el grado en que importa tanto recursos como productos de los recursos ubicados en otros países. Esta es la interpretación ortodoxa de la economía internacional, que entre otras cosas implica plena competencia en el comercio de insumos y produc- tos. Pero en segundo lugar, el involucramiento de un país puede significar la medida en que sus propias entidades económicas atienden mercados extranjeros con bienes y servicios, indepen- dientemente del lugar en que se encuentran o son usados los recursos necesarios para hacerlo, y la medida en que sus propios agentes económicos son abastecidos por firmas de propiedad extranjera, independientemente de donde se realice la produc- ción. Aquí, el espacio económico de un país es percibido más en términos de la ubicación de la producción y los mercados de sus instituciones que de sus límites jurisdiccionales. Al igual que la distinción entre el producto nacional bruto y producto interno bruto, cuál de las dos interpretaciones es la más apropiada depende de la finalidad para la que se la está utilizando. Sin embargo, para una evaluación de la contribución del involucramiento económico internacional de un país para el bienestar económico de sus ciudadanos, el segundo enfoque tiene mucho que decir, teniendo en cuenta sobre todo que la inversión interna o externa es una parte sustancial de la forma- ción neta de capital. La implicación económica de las empresas de un país en otro puede ser a los fines de abastecer mercados tanto extranjeros como nacionales. La producción para el mercado extranjero en particular puede ser, total o parcialmente, situada en el país de origen, en el mercado extranjero, en un tercer país o en una combinación de los tres. Del mismo modo, la producción para el mercado interno puede ser atendida desde un un lugar en el país o en el extranjero. La capacidad de las empresas de un país para abastecer a un mercado externo o interno a partir de una base de producción en el extranjero depende de sus posesiones de ciertos activos que no están disponibles, o no son tan eficientemente utilizados por empresas de otro país. Utilizamos los activos en el sentido fisheriano (Johnson, 1968) de bienes capaces de generar un flujo de ingresos futuros, que incluyen no sólo los activos tangibles, tales como los recursos naturales, mano de obra y el capital, sino los activos intangibles, como el conocimiento, habilidades organizativas y empresariales y acceso a los mercados de bienes intermedios y finales. Estos activos pueden ser específicos de la localización en su origen y uso, pero están disponibles para todas las empresas. Comprenden no sólo la dotación de recursos de tipo ricardiano, sino el entorno social, legal y comercial en el que las dotaciones se utilizan, así como legislación y políticas gubernamentales. Alternativamente, los activos pueden ser específicos de la firma, es decir, exclusivo de determinadas empresas del país de origen, pero susceptible de ser utilizado en combinación con otros recursos, en el país de origen o en otro lugar. Dichos activos pueden adoptar la forma de un derecho legalmente protegido o un monopolio comercial, o pueden surgir a partir del tamaño, diversidad, características técnicas de las empresas, economías de producción conjunta y capacidad emprendedora excedente. En la mayoría de los casos, tanto la 4 localización como la propiedad de activos específicos afectan la competitividad. Para algunos tipos de comercio, es suficiente que el país expor- tador tenga una ventaja de localización de dotación sobre el país importador, es decir, no es necesario que las empresas exporta- doras tengan ventajas de propiedad de la dotación sobre las empresas locales del país importador. Gran parte del comercio entre los países industrializados y los no industrializados (que es de tipo ricardiano o HOS) es de este tipo. Otro comercio, como el que tiene lugar principalmente entre los países industriales desarrollados, es de bienes de consumo altamente intensivos en habilidades o sofisticados, y se basa más en las ventajas O de las empresas exportadoras pero, conste, esto presupone que es mejor utilizar estas ventajas en combinación con dotaciones específicas de la localización (L) en el país exportador, más que en el país importador (o en un tercer país). Sin embargo, cuando las dotaciones específicas de la localización favorecen al país importador (o a un tercer país), la producción extranjera reem- plazará el comercio. La producción extranjera implica, pues, que las dotaciones L favorecen a un país extranjero, pero las dota- ciones O favorecen a las empresas originarias del país, siendo estas últimas suficientes como para superar los costos de pro- ducción en un entorno extranjero (Hirsch, 1976). (De nuevo suponemos que los costos de transferencia pueden ser conside- rados como una dotación negativa de los países diferentes de aquél donde está el mercado). De esto se deduce que a cualquier teoría que pretenda explicar los determinantes de una forma cualquiera de involucramiento económico internacional le sea imposible explicar la totalidad; ni, donde la forma en cuestión es una de un número de alterna- tivas posibles, lo explique adecuadamente a menos que las fuerzas que explican estasalternativas también sean tenidas en cuenta. Uno no debería sorprenderse, entonces, si las teorías del comercio al estilo de las teorías de neofactores, sobre la base de las dotaciones específicas de la localización, normalmente no serán capaces de explicar el comercio de mercancías basada en las dotaciones específicas de la propiedad. Pero tampoco hay que molestarse si las teorías neotecnológicas y de competencia monopólica del comercio, basadas en dotaciones O-específicas, también sean inadecuados donde el uso de tales ventajas se explota mejor en conjunción con las dotaciones específicas de la localización de países extranjeros. Se puede afirmar razonablemente, sin embargo, que esta última crítica podría ser mejor dirigida contra la forma en que los datos sobre las transacciones internacionales se recogen y presentan, y la manera en que son valuadas las ventajas O exportadas. En primer lugar, las estadísticas comerciales suelen dar los detalles de la producción bruta de mercancías exportadas. Pero donde las exportaciones tienen un alto contenido de importaciones, su valor total puede decirnos poco sobre el uso que se hace de las dotaciones locales. Esta deficiencia sólo puede ser superada registrando las exportaciones sobre la base del valor agregado en el país. En segundo lugar, las estadísticas comerciales igno- ran, o clasifican de forma totalmente separada, los bienes in- termedios tales como la tecnología, la gestión y la organización, que se exportan por derecho propio. Si a éstos se le pudiera dar una clasificación como mercancías y se imputara el valor agre- gado a la exportación de los productos finales, entonces las ventajas O de las empresas exportadoras serían mejor captura- das. En tercer lugar, donde el comercio tiene lugar dentro de las mismas empresas las cotizaciones registradas pueden tener poca semejanza con los precios en condiciones de competencia y lo mismo puede ocurrir con el valor de los insumos de factores utilizados. Si estos problemas pudieran ser superados, una com- binación de teorías del comercio basadas en neofactores, neo- tecnología y competencia monopolística, probablemente expli- caría muy bien los patrones del comercio. Las Ventajas de Propiedad de las EMN Hasta ahora, la EMN no ha sido introducida explícitamente en la discusión. Las EMN son empresas que llevan a cabo actividades productivas, es decir, actividades adición de valor fuera del país en el que están constituidas. Son, por definición, las compañías que están involucrados a nivel internacional. La medida en que se dedican a la producción extranjera dependerá de sus ventajas comparativas O vis-à-vis las empresas del país receptor, y las dotaciones L del país de origen en comparación con el país ex- tranjero. A diferencia de dotaciones específicas L, que son externas a las empresas que los utilizan, las dotaciones específicas O son inter- nas a las empresas particulares. Se componen de recursos tangi- bles e intangibles, incluyendo la tecnología, que determinan la eficiencia en el uso de los recursos. A diferencia de las dotacio- nes L, muchas dotaciones O asumen la calidad de bienes públi- cos, es decir, su costo marginal de uso es cero o es mínimo (por lo tanto, siempre que haya un ingreso marginal se pueden obte- ner ganancias, pero si no se gana, están subutilizados), y aunque su origen puede ser determinado en parte por las características de la industria en el país de las empresas, pueden ser utilizados en cualquier lugar. ¿Qué determina, entonces, las ventajas O que las empresas de un país poseen sobre los de otro? Para nuestros propósitos, podemos distinguir entre tres tipos de ventaja. El primer tipo abarca las ventajas que las empresas pueden tener sobre otras produciendo en la misma ubicación. Aquí, la obra clásica de Bain (1956) sobre las barreras a la nueva competencia nos da la res- puesta básica. Dichos beneficios pueden consistir en el acceso a los mercados o a materias primas que no están disponibles para los competidores, o consistir en el tamaño (que puede generar tanto economías de escala como inhibir la competencia efecti- va), o en la posesión exclusiva de activos intangibles, p. ej., patentes, marcas registradas, habilidades de gestión, etc, que le permiten alcanzar un mayor nivel de eficiencia técnica o de precio y/o lograr más poder de mercado. Estas ventajas, enton- ces, se derivan del tamaño, poder de monopolio y una mejor capacidad de los recursos y manejo. Las clases segunda y tercera ventajas O surgen de la capacidad de las empresas para coordinar la interacción entre actividades independientes pero complementarios que es mayor que la de otros mecanismos de organización, p. ej., el mercado. La segun- da ventaja es la que la planta de una subsidiaria de una empresa nacional puede disfrutar sobre una empresa nueva (o sobre una empresa existente entrando en el área de un nuevo producto), produciendo en la misma ubicación. Esto se debe a que, mien- tras que la planta de la subsidiaria pueden beneficiarse de mu- chas de las dotaciones de la empresa matriz, p. ej., acceso a insumos más baratos, conocimiento de los mercados, procedi- mientos centralizados de contabilidad, experiencia administrati- va, etc, a costos marginales de bajos o nulos, la empresa nueva normalmente tendrá que asumir su costo total. Cuanto mayor sean los gastos generales no productivos de la empresa, más pronunciada será probablemente esta ventaja. El tercer tipo de ventaja es la que surge específicamente de la multinacionalidad de una compañía, y es una extensión de los otros dos. Cuanto mayor sea el número y mayores las diferen- cias entre los entornos económicos en los que opera la empresa, en mejores condiciones se encontrará para tomar ventaja de las 5 características específicas de los distintos países y perfiles de riesgo. Volveremos sobre este punto más adelante en este capí- tulo y en el capítulo 2. La mayor parte de estos beneficios, tanto a nivel individual como colectivo, han sido utilizados por los economistas para explicar el involucramiento de las filiales de las EMN en la producción de las industrias de los países receptores. Sin embargo, aunque se reconoce que están relacionados entre sí, ha habido pocos intentos explícitos para explicar tanto la base de la interrelación como por qué las más comerciables de las ventajas no se venden directamente a otras empresas. En consecuencia, no sólo uno de los atributos fundamentales de las EMN ha sido pasado por alto, sino también lo ha sido la base de gran parte de la preocupación que tienen algunos países sobre la actual división internacional del trabajo. La esencia de nuestra tesis no es, en sí misma, nue- va, es más una reinterpretación y extensión de una idea formu- lada por primera vez por Coase en 1937, y más recientemente por los economistas y los teóricos organizacionales que creen que el crecimiento de las empresas pueden ser explicado por su eficiencia como organizadoras de transacciones vis-à-vis el mer- cado. Relacionando esta tesis con el concepto de ventajas O que acabamos de describir, se observa que la tendencia de una empresa a participar en la IED será atribuible no sólo a la pose- sión de recursos superiores, incluida su capacidad para internali- zar los mercados, sino también a su disposición para llevar a cabo actividades de agregación de valor que incorporan dichos recursos. También queremos afirmar que el mantenimiento de un mercado extranjero a través de la producción extranjera otorga beneficios excepcionales de este tipo. Cuando, p. ej., las empresas deciden sustituir, o no utilizar el mecanismo del mer- cado, sino asignar recursos por sus propios procedimientos de control, no sólo ellas ganan sino también, dependiendo de la razón de la internalización, otros pueden perder (en particular sus clientes y los proveedores antes de la integración vertical, y sus competidores antes de la integración horizontal).En este sentido, la internalización puede ser un arma de doble filo, ya que puede compensar las fallas del mercado naturales, pero también puede ser una herramienta poderosa en la estrategia de oligopólica. Desde hace tiempo se reconoce que tales ganancias pueden derivarse de la integración vertical y, en menor medida, de la integración horizontal de las actividades de una empresa, y mucha de la legislación antimonopólica en el pasado ha sido diseñado para evitar o reducir al mínimo los abusos que surgen como consecuencia de ello. Pero mucha menos atención se ha prestado a la internalización de los mercados de productos intermedio practicados con el fin de utilizar mejor los bienes públicos, evitar riesgos o aprovechar las economías de goberna- ción unificada. Consideremos, p. ej., las áreas en los países receptores donde el involucramiento de las EMN es más pronunciado, independien- temente de su país de origen. Éstos incluyen los sectores expor- tadores de bienes primarios que requieren grandes cantidades de capital, p. ej., aluminio, petróleo, cobre, y/o aquellos que enfrentan obstáculos importantes para la comercialización y la distribución extranjera, p. ej., plátanos, piñas, café, etc.; indus- trias manufactureras tecnológicamente avanzadas o las que suministran productos de consumo de marca con una alta elasti- cidad ingreso de la demanda sujetas a economías de producción en gran escala; industrias de servicios intensivas en capital, habilidades o información, tales como los seguros, la banca, las telecomunicaciones y la construcción a gran escala, y actividades en las que la integración espacial de los insumos, productos o mercados es esencial para la eficiencia, como las compañías aéreas, hoteles, etc, Todos estas actividades no sólo requieren dotaciones en la que las EMN tienen una ventaja comparativa, y que son difíciles de adquirir por los nuevos participantes, sino que, y más pertinente para nuestro argumento, son todos los sectores en los que hay una tendencia pronunciada de las em- presas a internalizar los mercados de productos intermedios, en particular a través de las fronteras nacionales. Entonces, ¿cuáles son los incentivos de las empresas para inter- nalizar mercados en busca de ventajas específicas O? Funda- mentalmente se trata de evitar las desventajas o aprovechar las ventajas de distorsiones o desequilibrios en los mecanismos de asignación de recursos externos. Estos mecanismos son princi- palmente de dos tipos: el sistema de precios y el poder de la autoridad pública. Cuando los mercados son perfectamente competitivos, la coordinación de actividades independientes no se puede mejorar, pero una vez que surgen imperfecciones o éstas pueden ser explotadas a través de la internalización, ésta se convierte en una posibilidad. La falla de mercado puede ser estructural o cognitiva. La incerti- dumbre sobre las condiciones futuras del mercado en ausencia de mercados competitivos de futuros, o sobre las políticas del gobierno, es otro tipo de imperfección. La falla de mercado estructural surge cuando hay barreras a la competencia y se ganan rentas económicas, donde los costos de transacción son altos, o donde las economías de actividades interdependientes no puede ser capturado por completo. La falla de mercado cognitiva se produce siempre que la información sobre el pro- ducto o servicio que se comercializa no es fácilmente disponible, o es costosa de adquirir. El costo de la incertidumbre puede ser medido por la prima de riesgo necesaria para descontarlo, que pueden variar de forma significativa entre las empresas. Desde el punto de vista del comprador, las imperfecciones del mercado a evitar son la incertidumbre sobre la disponibilidad y el precio de los suministros esenciales, y la falta de control sobre su tiem- po de entrega y calidad (Vernon, 1983). Del punto de vista del vendedor, la propensión a internalizar será mayor cuando el mercado no permite la discriminación de precios, donde los costos de hacer cumplir los derechos de propiedad y el control de los flujos de información son altos, donde el resultado produ- cido es de más valor para el vendedor que lo que el comprador es dispuestos a pagar (de nuevo, posiblemente a causa de la ignorancia por parte del comprador), o, en el caso de la venta al público, donde el vendedor, para proteger su reputación, desea asegurar una cierta calidad de servicio, incluyendo manteni- miento de post venta. La IED también puede llevarse a cabo como una estrategia para evitar riesgos por oligopolistas y como respuesta a las EMN extranjeras invasoras de propios mercados internos (Graham, 1978, 1985). Para cada uno de estos grupos de empresas, la posesión de recursos infrautilizados, en particu- lar la capacidad empresarial y organizativa que puede utilizarse a un costo marginal bajo para producir productos complementa- rios a los que actualmente se está suministrando, también fo- menta la internalización. Al mismo tiempo, para beneficiarse de algunas de estas ventajas una empresa debe tener suficiente tamaño y alcance. Esto lleva a las empresas a embarcarse en la diversificación de productos y/o geográfica que, a su vez, aumenta sus oportunidades de beneficiarse de otras prácticas de internalización como los arbi- trajes, las subvenciones cruzadas de los costos, adelantos y retrasos en los pagos internacionales intrafirma para aprovechar devaluaciones o revaluaciones esperadas y manipulación de precios de transferencia. Uno sospecha que muchas de las ad- quisiciones transfronterizas de los últimos años han sido impul- 6 sadas por el deseo de capturar los beneficios (percibidos) de la gobernación unificada. La intervención pública en la asignación de recursos también pueden alentar a las empresas a internalizar los mercados de productos intermedios. Muchos instrumentos de política de los gobiernos, por justificada que sea en el cumplimiento de los objetivos las políticas macroeconómicas (y otros), pueden crear distorsiones en la asignación de los recursos que las empresas pueden tratar de explotar o de protegerse de ellos. Algunos de aquellos provocan reacciones de todas las empresas, mientras que otras sólo de aquellos que operan a través de las fronteras nacionales. Aquí el análisis se limita a dos tipos de intervención del gobierno especialmente las relacionadas con el comportamiento de las EMN. La primera concierne a la producción y comercialización de bienes públicos, que no sólo se caracterizan por costos mar- ginales bajos o nulos, sino por el hecho de que su valor para el propietario puede depender de la medida en que otros también los poseen. Bajo estas circunstancias, un mercado perfectamen- te ortodoxo es imposible, a menos que el comprador se base en que el vendedor no venda un bien a otros compradores, o no fije el precio más bajo. Algunos productos y servicios producidos por las empresas privadas también poseen las características de los bienes públi- cos. El ejemplo más importante es la tecnología: un bien inter- medio que abarca todo tipo de conocimientos incorporados en el capital tanto humano como no humano (Johnson, 1970). La importancia de la tecnología en la economía mundial moderna necesita ninguna elaboración: es el motor principal del desarro- llo, un determinante importante de los niveles de vida absolutos y relativos, y un factor de control en la distribución espacial de los recursos. Su crecimiento fenomenal desde la Segunda Guerra Mundial, especialmente en el campo de la electrónica, la infor- mación y las comunicaciones, sin duda, ha facilitado la interna- cionalización de las empresas, así como el ferrocarril, el telégra- fo y el teléfono ayudó a la creación de empresas nacionales hace un siglo. Nuestra opinión es que la necesidad tanto de generar innova- ciones e ideas como de conservar el derecho exclusivo sobre su uso ha sido uno de los principales alicientes para que las empre-sas extiendan sus cadenas de valor agregado en las últimas dos décadas. Los gobiernos han fomentado esto extensamente al subvencionar la I+D, sin dejar de apoyar el sistema de patentes y reconociendo que, en algunas industrias, si los beneficios de los avances tecnológicos deben ser plenamente explotados, no sólo puede ser necesario limitar el número de productores, sino que las empresas deben tener libertad para coordinar su producción de conocimiento con actividades consumidoras de conocimien- to. Incluso sin la intervención de los gobiernos, la tecnología patentada posee muchos de los atributos que alientan a la em- presa propietaria a internalizar (o no exteriorizar) el mercado de la misma. En el momento de la producción, es la posesión exclu- siva del innovador, que naturalmente desea explotarla lo más rentablemente posible; es costoso y toma tiempo producir, pero no existe un mercado de futuros para ella; a menudo es difícil para un comprador potencial determinar su valor, porque su utilidad sólo puede ser determinado después de que ha sido comprado. Asimismo, a menudo, para su explotación eficiente se necesita tener acceso a los recursos complementarios o de respaldo (Teece, 1986). Estas cualidades se aplican particular- mente al tipo de conocimiento que no puede ser patentado, p. ej., sistemas financieros, habilidades de organización, conoci- mientos, experiencia de marketing, de relaciones laborales, la filosofía de gestión, y así sucesivamente. El segundo ejemplo de la intervención del gobierno es particu- larmente relevante para las operaciones de las EMN. Dicha intervención anima a las empresas correspondientes tanto a internalizar las actividades existentes como a participar en nue- vas actividades que ofrecen la posibilidad de ganancias internali- zación. Surge debido a las diferentes políticas económicas de los gobiernos nacionales, que a menudo conducen a distorsiones en la asignación internacional de recursos (Calvet, 1980). Suponga- mos, p. ej., que una EMN desea maximizar sus ganancias des- pués de impuestos y que las tasas de impuestos a las empresas difieren entre los países. Una de las formas que puede reducir su carga fiscal total es de tomar ventaja de sus operaciones intra- firma mediante la manipulación de sus precios de transferencia, con el fin de registrar las ganancias más altas en las zonas de más bajos impuestos. Siendo igual todo lo demás, mientras más transacciones internalice la empresa mayores son sus oportuni- dades de hacer esto, por lo tanto, en el caso de las EMN, mayor será el impulso a participar en una estrategia global y de practi- car la especialización por producto o proceso dentro de su orga- nización. Hemos ilustrado, con cierto detalle, por qué las empresas, y las EMN en particular, ganan internalizando los mercados de pro- ductos intermedios y sobre todo el de la tecnología idiosincrási- ca y no codificable. Otro sector en el que las EMN son particu- larmente activas es el sector capital intensivo de las de indus- trias basadas en recursos naturales. Aquí, todas las razones tradicionales para la integración vertical son válidas, además de las que resultan de la multinacionalidad per se; el ejemplo clási- co es la industria petrolera. Ellas implican, para empezar, una división vertical de la actividad de las empresas, aunque las operaciones pueden ser horizontales también, donde se produ- cen productos similares. Aquí, también, el impulso para interna- lizar las transacciones (por oposición al involucramiento en arreglos contractuales) es probable que sea mayor en el caso de la integración vertical internacional que en el caso de la integra- ción vertical en el mercado interno. No hay que olvidar, sin embargo, que existen tanto costos como beneficios en la internalización de las actividades económicas, para el examen de estos vide Coase (1937) y Buckley y Casson (1976). A medida que los mercados se vuelven menos imperfec- tos las ganancias netas de la internalización se reducen. La ten- dencia hacia la externalización de la comercialización de muchas materias primas, en parte estimulada por las acciones de los gobiernos, es prueba de ello. En un estudio de la inversión direc- ta externa del Reino Unido, Reddaway (1968) encontró que sólo el 4% de la producción de las plantaciones de Reino Unido y filiales mineras, originalmente creado para abastecer a las em- presas inversoras, no fue importado directamente por ellos. Se puede concluir, por tanto, que las ventajas O de las EMN se derivan de su exclusiva posesión y el uso de ciertos tipos de activos generadores de ingresos, su capacidad para coordinar las distintas actividades generadoras de valor agregado a través de las fronteras nacionales, y su capacidad para reducir el impacto y los riesgos cambiarios. Muy a menudo, las empresas adquieren activos mediante la captura de los de otras empresas, es decir, mediante la internalización de los mercados de productos in- termedios, o no externalizando las transacciones de las activida- des que ellas mismas originan. Estas estrategias sólo serán ren- tables en condiciones de mercado imperfectas, y donde se cree que las propiedades de la organización de la empresa para asig- nar los recursos son superiores a las ofrecidas por los mercados o el poder público. Es posible identificar las fuentes de tales fallas del mercado, tanto dentro de los países como a nivel internacional, y señalar los tipos de actividades que ofrecen los 7 mayores beneficios de internalización. De éstos, la producción y comercialización de los activos intangibles y de los recursos esenciales específicos de la localización son los dos más impor- tantes. Ambas resultan ser áreas en las cuales las EMN están particularmente implicadas; el hecho de que las ventajas O son explotadas mediante la producción en el extranjero se explica en parte por dotaciones específicas de la ubicación situadas en el país extranjero, y en parte por ciertas ventajas (O) que aparecen sólo cuando una empresa produce fuera de sus fronteras nacio- nales. Cuadro 1.1 El Paradigma Ecléctico de la Producción Internacional 1. Ventajas de Propiedad Especificas (de las empresas de una nacionalidad (o filiales de las mismas) sobre los de otro) a. Derechos de propiedad y/o ventajas de activos intangibles Innovaciones de producto, gestión de producción, sistemas de organización y de comercialización, capacidad innovadora, conocimiento no codificable; acumulación de experiencia en capital hu- mano, marketing, finanzas, know-how, etc b. Ventajas de gobernación unificada i. Que las plantas de filiales de empresas establecidas pueden disfrutar por encima de las em- presas nuevas. Aquellas debidos principalmente al tamaño y la posición consolidada de la empresa, p. ej., economías de alcance y de especialización; poder de monopolio, una mejor capacidad de los recursos y su uso. Acceso exclusivo o favorecido a los insumos, p. ej., mano de obra, recursos naturales, finanzas, información. Capacidad para obtener insumos en tér- minos favorables (p. ej., debido a su tamaño o influencia monopsonística). Acceso exclusivo o preferente a los mercados de productos. Acceso a los recursos de la empresa matriz a su cos- te marginal. Economías de oferta conjunta (no sólo en la producción, sino también en el arre- glo de compras, marketing, finanzas, etc,). ii. Los que específicamente se presentan debido a multinacionalidad. La multinacionalidad me- jora las ventajas al ofrecer mayores oportunidades. Acceso más favorecida y/o un mejor co- nocimiento de los mercados internacionales, p. ej., para la información, finanzas, trabajo, etc . Capacidad de tomar ventaja de las diferencias geográficas en la dotación de factores, merca- dos. Capacidad para diversificar o reducir los riesgos, p. ej. en las áreas de divisas diferentes, y/o escenarios políticos. 2. Ventajas de Incentivos de Internalización(es decir, para proteger de o paraexplotar fallos del mercado) Evitar los costos de búsqueda y negociación. Evitar costos de hacer respetar los derechos de propiedad. Incertidumbre del comprador (sobre la naturaleza y el valor de los insumos (p. ej., tecnología) en ven- ta) cuando el mercado no permite la discriminación de precios. Necesidad del vendedor de proteger la calidad de los productos intermedios o finales. Capturar economías de actividades interdependientes (ver b. anterior). Compensar la falta de mercados de futuros. Evitar o explotar la intervención del gobierno (p. ej., cuotas, aranceles, controles de precios, diferen- cias de impuestos, etc.) Control de los suministros y las condiciones de venta de insumos (incluida la tecnología). Control de los puntos de venta (incluidos los que puedan ser utilizados por los competidores). Posibilidad de involucrarse en prácticas, p. ej., de subsidios cruzados, precios predatorios, manejo lod- de pagos internacionales, precios de transferencia, como estrategias competitiva (o anti-competitiva). 3. Variables específicas de la localización (éstas pueden favorecer a los países de origen o receptores) Distribución espacial de la dotación de recursos naturales y creados y de los mercados. Precios de los insumos, calidad y productividad, p. ej., de la mano de obra, energía, materiales, com- ponentes, productos semiterminados. Costos del transporte internacional y de comunicaciones. Incentivos y desincentivos a la inversión (incluidos los requisitos de desempeño, etc); barreras artificia- les (p. ej., controles de importación) para el comercio de mercancías. Provisión de infraestructura (comercial, legal, educativo transporte y comunicación). Distancia psíquica (diferencias de lengua, cultura, negocios, costumbres, etc.). Economías de centralización de la producción y comercialización de I+D. Sistema económico y políticas del gobierno; marco institucional para la asignación de recursos. Un Resumen del Paradigma Ecléctico La principal hipótesis en que se basa el paradigma ecléctico de la producción internacional es que una empresa se dedicará activi- dades de agregación de valor en el extranjero, siempre y cuando se cumplan tres requisitos. Son los siguientes: (1) Posee ventajas O netas vis-à-vis las empresas de otras na- cionalidades para servir a determinados mercados. Estas ventajas O en gran medida toman la forma de la posesión de los activos intangibles o de las ventajas de gobernación uni- ficada que son, al menos por un período de tiempo, exclusi- vas o específicas de la empresa que las posee. (2) Suponiendo que la condición (1) se cumple, tiene que ser más beneficioso para la empresa que posee estas ventajas usarlas (o a su producción) por sí misma en lugar de vender- las o arrendarlas a empresas extranjeras: esto lo hace a tra- vés de una ampliación de su actual cadena de valor o la adi- ción de otras nuevas. Estas ventajas se llaman ventajas de internalización (I) . (3) Suponiendo que las condiciones (1) y (2) son satisfechas, debe convenir a los intereses globales de la empresa apro- vechar estas ventajas en relación con al menos algunos fac- tores de producción (incluidos los recursos naturales) que se encuentra fuera de su país de origen; de lo contrario, los mercados extranjeros serían servidos en su totalidad me- diante exportaciones y los mercados internos por la produc- ción nacional. Estas ventajas se denominan ventajas localiza- cionales (L) de los países. Cuanto mayores son las ventajas O de las empresas (netas de cualquier desventaja derivada de operar en un entorno extranje- ro) (Hirsch, 1976), mayor será el incentivo que tienen para ex- plotarlas por sí mismas. Cuanto la economía de la producción y comercialización más favorezcan a un país extranjero, mayor será su probabilidad de involucrarse en la inversión extranjera directa. La propensión de un país en particular para involucrarse en la producción internacional depende entonces de la medida en que sus empresas poseen estas ventajas y los atractivos de localización de sus dotaciones en comparación con los ofrecidos por otros países. La Tabla 1.1 presenta una clasificación de las ventajas OLI (Ow- nership, Location, Internalization [nota del traductor]) más im- portantes. La teoría de la organización industrial principalmente explica la naturaleza de algunos tipos de ventajas O y se encuen- tra directamente en la tradición Bain, sin embargo, aquellas que surgen específicamente de la coordinación de las propiedades y la multinacionalidad de la firma provienen de la teoría del (cre- cimiento) de la empresa. La teoría de los derechos de propiedad y la economía de los costos de transacción explican por qué las empresas deben elegir la internalización de la producción sobre la base de estas ventajas. Las teorías de la localización y el co- mercio explican los factores que determinan la localización de la producción. El paradigma ecléctico sugiere que todas las formas de la pro- ducción internacional de todos los países pueden ser explicadas por referencia a las condiciones anteriores. No tiene una predic- ción a priori acerca de qué países, industrias o empresas son más propensos a involucrarse en la inversión extranjera directa, pero sí la hipótesis de que al menos algunas de las ventajas identificadas en la Tabla 1.1 no se distribuirán uniformemente entre países, industrias y empresas. Además, se acepta que tales ventajas interactúan unas con otras (Agarwal, 1987); y que su importancia y configuración pueden cambiar con el tiempo. Este enfoque a la teoría de la producción internacional se ha llamado ecléctico por tres razones principales. En primer lugar, se basa en cada una de las líneas principales de explicación para la actividad de las EMN que han surgido en los últimos tres décadas; en segundo lugar, se puede utilizar para explicar todo tipo de IED; en tercer lugar, y quizás de mayor interés, que abar- ca los tres medios principales el involucramiento de las empre- sas en el extranjero, es decir, la inversión directa, el comercio y la transferencia contractual de recursos, p. ej., concesión de licencias, asistencia técnica y gestión y franquicias, y sugiere cuál es la vía para su explotación que probablemente se prefiera. En el caso de cada modalidad, la posesión de ventajas O es un requisito previo necesario para involucrarse en el extranjero. Pero la presencia de ventajas I sugiere que las empresas explota- rán estas ventajas por medio de las exportaciones o las inversio- nes extranjeras directas en lugar de hacerlo por medio de los intercambios de recursos contractual y que la vía de inversión de capital, en lugar de las exportaciones, se elegirá donde las venta- jas L favorezcan una localización en el extranjero en lugar de una base nacional para la producción. La matriz en la Tabla 1.2 se resumen las condiciones que subyacen a estas opciones. Tabla 1.2 Vías Alternas para Servir Mercados Vía para servir al mercado Propiedad Ventajas de Internalización Localización (en el extranjero) Inversión extranjera directa Si Si Si Comercio en bienes y servicios Si Si No Transferencias contractuales de recursos Si No No Aunque las tres vertientes en la explicación de la producción internacional interactúan entre sí, conceptualmente hay algo que decir para considerarlos por separado. Sin duda, la ubica- ción y el modo de involucrarse en el extranjero son dos decisio- nes bastante independientes que una empresa tiene que tomar, mientras que, por sí mismo, ninguna de esas vertientes es a la vez una condición necesaria suficiente para explicar la produc- ción internacional. Tomemos, p. ej., la distinción entre ventajas O e I. Las ventajas de propiedad pueden ser generados interna- mente (p. ej., a través de la diversificación de productos o inno- vaciones) o adquiridas por las empresas. Si se adquiere, p. ej. a través de la compra (ya sea en el paíso en el extranjero) de otra empresa, la presunción es que este acto aumentará las ventajas O de la empresa adquirente vis-à-vis las de sus competidores (incluida la empresa adquirida). Hay razones para suponer que cuanto mayor sea la diversifica- ción de producto o geográfica practicada por una EMN, más probable es que sea mayor la proporción de ventajas O atribui- bles a las ganancias de internalización (o más correctamente, la capitalización de las ganancias). En este sentido, el paradigma de la internalización puede ser más útil para explicar inversiones extranjeras secuenciales (Kogut, 1983) o el grado de multinacio- nalidad que actos discretos de inversión extranjera directa. Pero incluso en este caso hay que tener cuidado, ya que, desde que las EMN son las principales generadoras de nuevos productos y de innovaciones de proceso y que las economías de escala y alcance de las empresas ayudan a financiar este tipo de innova- ciones, en un momento dado del tiempo sus ventajas O puede ser completamente revolucionadas por un avance tecnológico, p. ej., como ha sucedido en los últimos años en la telemática y las industrias de la biotecnología. 9 Hemos sugerido que el paradigma ecléctico ofrece la base para una explicación general de la producción internacional. Ilustra- mos este punto haciendo referencia a la tabla 1.3, que relaciona a los principales tipos de actividades extranjeras de las EMN con la presencia o ausencia de las ventajas OLI para esas actividades. Dicha tabla puede ser utilizada como un punto de partida para un examen de la composición tanto industrial como geográfica de la IED. Al tratar de probar el tipo de hipótesis implícitas en la Tabla 1.3 nos resulta útil distinguir entre tres variables contextuales o estructurales que puedan influir en la configuración OLI que afecta a alguna actividad de las EMN en particular. Estas son las específicos de determinados países, para determinados tipos de actividades (o industrias) así como para firmas o empresas parti- culares. Dicho de otro modo, la propensión de las empresas de una nacionalidad en particular para dedicarse a la producción extranjera variará en función de la situación económica y otras características de sus países de origen y de el o los países en los que se proponen invertir, el alcance y el tipo de productos (in- cluidos los productos intermedios) que tienen la intención de producir, y su gestión y estrategias de organización subyacente (que entre otras cosas pueden verse afectadas por su antigüe- dad, tamaño y actitud ante la diversificación de riesgos). Algunas de estas características se exponen en la Tabla 1.4. Combinando los datos de las Tablas 1.1 y 1.4, tenemos el núcleo del paradigma que pretende explicar cada uno de los tipos prin- cipales de producción internacional. En capítulos posteriores se ofrecen algunas pruebas empíricas de las hipótesis principales del paradigma. El capítulo 2 presenta una revalorización de los elementos del paradigma después de 11 años; en él se establece la configuración OLI en el marco de las dos teorías dominantes económicas (la teoría de (la distribución de) la dotación de fac- tores y la teoría de la organización económica). El Paradigma Ecléctico y Otras Explicaciones ¿Cuál es el vínculo entre la exposición anterior y otras explica- ciones de la implicación económica internacional? Simplemente esto. Las teorías neotecnológicas del comercio y las teorías de la inversión directa basadas en el conocimiento enfatizan la pose- sión de una tecnología superior como explicación tanto del comercio como de la producción. Las teorías de competencia monopolística se concentran en algún aspecto de la competen- cia imperfecta como explicación del comercio y la inversión. Nuestra opinión es que los dos enfoques deben ser tratados como aspectos complementarios de una teoría ecléctica del involucramiento económico internacional, que debería abarcar no sólo el producto, sino también los mercados de factores y de bienes intermedios, y debe reconocer que las ventajas O derivan no sólo de la posesión exclusiva de ciertos activos, sino también de la habilidad y la voluntad de las empresas de internalizar el uso de estos activos. Porque se refiere a la forma en que la empresa coordina sus actividades, este enfoque puede ser lla- mado enfoque sistémico del involucramiento económico inter- nacional. En términos más generales, tal vez deberíamos enfatizar en este punto que si bien el paradigma ecléctico ofrece un marco analí- tico útil para explicar todas las formas de producción internacio- nal, no estamos argumentando que determinados tipos de IED explica la misma característica o configuración de propiedad, localización o internalización. Este claramente no es el caso, y es fácil de aceptar que distintos tipos de producción internacional puede requerir explicaciones muy diferentes. Pero nuestra posición es que las interpretaciones la de actividad de las EMN y del paradigma ecléctico deben ser considerados como comple- mentarias y no alternativas. Por esta razón, no tenemos ninguna dificultad en reconciliar teorías aparentemente competitivas dentro de este paradigma, ya que, con frecuencia, están tratan- do de explicar cosas diferentes. Entonces, ¿cuál es el valor positivo del paradigma ecléctico? El paradigma asevera que, dada la distribución de las dotaciones específicas de la localización, las empresas que tengan las mayo- res oportunidades y saquen el mayor provecho de la internaliza- ción de sus actividades serán las más competitivas en los merca- dos extranjeros. Entre otras cosas, como hemos sugerido, estas ventajas serán diferentes según las características de la indus- tria, el país y la empresa. Por lo tanto, las ventajas O de las em- presas japonesas del hierro y acero sobre las empresas surco- reanas del hierro y acero van a ser muy diferente de las ventajas de las empresas de tabaco del Reino Unido sobre las empresas de tabaco brasileñas o las empresas de publicidad de Estados Unidos sobre las empresas de publicidad alemanas. Las empre- sas participarán en el tipo de internalización más adecuado a las combinaciones de factores, situaciones de mercado e interven- ción del gobierno con las que se enfrentan. P. ej., nuestro análi- sis sugiere no sólo que las industrias intensivas en investigación tienden a ser más multinacionales que otras industrias, sino que el incentivo para la internalización de mercados de materias primas basados en el extranjeros sería mayor para las empresas de las economías que tienen pocos materiales locales que para las de las economías que son autosuficientes; que las EMN más eficientes explotarán los mercados extranjeros más rentables (comparar, p. ej., las inversiones en centros comerciales elegidas en EE.UU. y el Reino Unido (Stopford, 1976)), que es probable que el involucramiento de las filiales extranjeras sea mayor en los sectores de los países receptores en los que hay importantes economías de tamaño de la empresa. Esta teoría es consistente con la conclusión de Horst (1972a) de que la mayor parte de las variables explicativas de la inversión extranjera directa de las empresas de Estados Unidos pueden ser capturadas en el tama- ño de la empresa y, de hecho, uno normalmente esperaría que el tamaño y la propensión a internalizar estén muy estrecha- mente correlacionados, y que las EMN estén mejor equipadas para repartir los riesgos que las empresas multiproducto nacio- nales. ¿Qué predice el paradigma ecléctico que las otras teorías de la producción internacional no predicen? Tomando dichas teorías como un grupo, probablemente muy poco, excepto en la medida en que las variables independientes no consiguen captar las ventajas de internalización. De hecho, se podría argumentar que esta teoría no es tanto una teoría alternativa de la producción internacional como una que sintetiza las características esencia- les y comunes de cada una de laslíneas principales de explica- ción. Creemos, sin embargo, que hay una diferencia sustancial. El paradigma ecléctico argumenta que no es la posesión de la tecnología per se la que otorga una ventaja sobre sus competi- dores a una empresa que vende en mercados extranjeros bienes que incorporan esa tecnología (independientemente del lugar en que se producen), sino la ventaja de internalizar el uso de esa tecnología en lugar de venderla a una empresa extranjera para la producción de esos bienes. No es el tipo ortodoxo de ventajas monopólicas que dan a la empresa una ventaja sobre sus rivales - reales o potenciales – sino las ventajas que obtienen a través de la internalización, p. ej., la manipulación de los precios de transferencia, la seguridad de los suministros y los mercados, y el control sobre el uso de los bienes intermedio. No es un exce- dentes de recursos empresariales per se el que conduce a la IED, sino la capacidad de las empresas para combinar estos recursos con otros para aprovechar las economías de la producción con- junta. No son la evitación o la reducción de riesgo contextual 10 como tal los que influyen en la localización de la actividad de las EMN, sino los beneficios que surgen de la difusión de las activi- dades relacionadas con el riesgo. En otras palabras, sin el incentivo para internalizar los mercados de productos y de tecnología, la IED en las industrias basadas en la tecnología daría paso a acuerdos de licencia y/o la venta directa de conocimiento sobre una base contractual. Sin el in- centivo para internalizar los mercados habría aún menos razo- nes para participar en la integración vertical u horizontal, y de nuevo las transacciones tendrían lugar entre empresas indepen- dientes. Esto, se podría argumentar, es el carácter distintivo del paradigma ecléctico. Factores Relacionados con la Localización Hasta ahora la discusión se ha centrado en las ventajas O e I de las empresas como una explicación de su competitividad inter- nacional. También se ha argumentado que, aunque las ventajas son específicas de la empresa, el hecho de que éstas pueden variar en función de la nacionalidad de la empresa sugiere que tales ventajas, aunque endógenos a las empresas individuales en un momento dado, no son independientes de la estructura industrial, o de los sistemas económicos y de los entornos insti- tucionales y culturales de los que forman parte. P. ej., la política de ciencia y educación del gobierno de los EE.UU. puede ser una variable clave para explicar el avance tecnológico de las empre- sas estadounidenses en muchas industrias, mientras que, como Vernon (1974) ha señalado, las innovaciones responden a la dotación de factores y las necesidades del mercado, lo que también influye en las posibles ventajas de la internalización de esas innovaciones. Y sería difícil explicar el reciente aumento de la competitividad de las empresas japonesas y coreanas sin hacer referencia al papel desempeñado por los gobiernos de sus países de origen y al ethos de la población hacia el trabajo, la autoridad y las condiciones de vida… Pero estas variables dependientes de la industria o del país que afectan las ventajas O no son las mismas que las dotaciones específicas de la localización mencionadas anteriormente. Con esta interpretación, estas últimas comprenden tres componen- tes: la disponibilidad y el costo real de los recursos (incluidos los recursos de infraestructura) que sólo pueden ser utilizados por las empresas en los lugares en que están situados, los costos inevitables y no transferibles o beneficios tales como impuestos, subsidios, restricciones de inversión, becas de formación, requi- sitos de laborales locales, etc, y los costos de envío de productos desde el país de producción en el país de comercialización. Cada uno de estos elementos ha recibido amplia atención en la literatura de la teoría de la localización, que normalmente supo- ne que las ventajas O son las mismas para todas las empresas y trata de explicar donde son explotados. Nuestra preocupación aquí es diferente. Puesta en forma de pregunta la cuestión es: dadas las ventajas O específicas de las empresas ¿es probable que la localización de la producción de las EMN sea diferente de la de las empresas que no son multinacionales? El paradigma ecléctico sugiere que es así y por tres razones. En primer lugar, puede haber determinadas economías de internalización resul- tantes de la fricción del espacio geográfico. En segundo lugar, las dotaciones específicas de la localización que ofrecen el mayor potencial de internalización no se distribuyen de manera uni- forme entre los países. En tercer lugar, cuando hay diferencias entre los países en las imperfecciones del mercado o del go- bierno, entonces las EMN pueden estar influenciadas por el grado en que pueden tomar ventaja de estas imperfecciones al internalizar sus transacciones. Pueden hacerse cuatro observaciones en la elaboración de estos puntos. En primer lugar, diversos estudios han puesto de mani- fiesto las ventajas de la coordinación de actividades de I+D de las EMN y la centralización de ellas en o cerca de los mercados que estimulan esas actividades… En el caso de las EMN basadas en Estados esto sugiere que, para la mayoría de los tipos de I+D, que tanto la propiedad como las ventajas de localización favore- cen una I+D basada en el país de origen. En el caso de las EMN de los países con mercados nacionales más pequeños esta ten- dencia puede no ser tan pronunciada. En un estudio reciente de las EMN suecas, los autores concluyeron que el crecimiento en el extranjero laboratorios I+D se ha suscitado en parte como consecuencia de la propensión de las EMN a crecer mediante la adquisición de empresas extranjeras y no por mediante inver- siones nuevas (Hakanson y Zander, 1986). Bajando en la cadena de valor las ventajas de la centralización de las actividades en el país de origen puede ser menor y, de hecho, cuanto más estan- darizados sean los productos y procesos, tanto mayor es la probabilidad de que estén descentralizados (Vernon, 1974). En segundo lugar, una EMN que produce en entornos de merca- dos diferentes bien puede tratar de coordinar sus actividades de manera diferente. El grado de incertidumbre sobre los gustos de los consumidores locales, las condiciones futuras del mercado y las políticas gubernamentales ciertamente varían entre los paí- ses. P. ej., mientras menos imperfecto sea el mercado de tecno- logía, menos probable es que una empresa comercialice por sí misma productos basados en la tecnología. Compárese, p. ej., el papel de las empresas farmacéuticas extranjeras en Italia, que no reconoce la protección de patentes sobre medicamentos, con el de las empresas de este tipo en casi cualquier otro país euro- peo. En cambio, en algunos países en desarrollo, las EMN pue- den ser reacias a conceder licencias las empresas locales porque sienten que la tecnología complementaria es insuficiente para garantizar el control de calidad que necesitan. En tercer lugar, y quizás lo más importante, es la ventaja que proporciona a una EMN una base de ingresos diversificada para explotar la imperfección diferencial de los mercados nacionales o internacionales y/o áreas monetarias p. ej. mediante la mani- pulación de precios de transferencia, el uso de adelantos y retra- sos en los pagos internacionales en las transacciones intrafirma, la adquisición y el monitoreo de información, la extensión a nivel internacional de los beneficios que disfrutan de las empresas multiplantas nacionales, y la reducción de los riesgos asociados a la volatilidad del ambiente económico en cualquier país. Estas son algunas de las ventajas (potenciales) de internalización que ofrece la producción internacional, en comparación con el co- mercio internacional. En cuarto lugar, está el impulso hacia la producción internacio- nal como parte de un comportamiento oligopolístico…Esto es realmente una extensión territorial de la estrategia nacional, y no plantea nuevos problemas conceptuales… Una vez más, sin embargo, en la medida en que una empresa percibe sus intere- ses extranjeros formando parte de una estrategia global, en lugar de una entidad independiente, las ventajas internalización pueden ser cruciales para la decisión de localización tanto de líderes como de seguidores. (…) 11 Capítulo Dos El Paradigma Ecléctico de la Producción Internacional: una Reformulación y Algunas posi- bles extensiones Introducción Cuando el concepto del paradigma ecléctico de la producción internacional fue propuesta por primera vez por el autor en 1976, en una presentación en el Simposio Nobel en Estocolmo sobre la asignación Internacional de Actividad Económica, la intención era ofrecer un marco holístico mediante el cual fuera posible identificar y evaluar la importancia de los factores que influyen tanto en el acto inicial de producción en el extranjero de las empresas y el crecimiento de dicha producción. La elec- ción de la palabra ecléctica fue ambiciosa, más aun, deliberada. Pretende transmitir la idea de que una explicación completa de las actividades transnacionales de las empresas debe basarse en varias corrientes de la teoría económica, y que la inversión extranjera directa es sólo una de una serie de posibles vías de involucramiento económico internacional, cada una de las cua- les es determinada por un número de factores comunes. Se acepta que, precisamente por su generalidad, el paradigma ecléctico tiene sólo un poder limitado para explicar o predecir determinados tipos de producción internacional, y menos aún, el comportamiento de cada empresa. Pero esta deficiencia, si se trata de una deficiencia, que algunos críticos han alegado, no podía menos que ser dirigida un intento de formular un para- digma del comercio internacional general, pero operacional- mente contrastable. Las teorías clásicas y neoclásicas del comer- cio… sin dejar de tener un amplio poder explicativo para la ma- yoría de tipos de comercio inter-industrial son bastante inade- cuadas para explicar gran parte del comercio intraindustrial. De hecho, tal vez vale la pena subrayar que el punto en el que el modelo de Heckscher-Ohlin-Samuelson (HOS) la teoría del co- mercio falla es precisamente aquél en la que el paradigma mo- derno de la producción internacional comienza, es decir, el punto en el que hay costos de transacción positivos en los mer- cados de bienes intermedios. La diferencia entre la teoría neo- tecnológica y otras teorías modernas del comercio y de la pro- ducción internacional es que, mientras en el primero se supone implícitamente que todos los bienes son intercambiados entre compradores y vendedores independientes a través de las fron- teras nacionales, estas últimas explícitamente postula que la transferencia de los productos intermedios es realizada por las mismas empresas. En otras palabras, sin fallas del mercado internacional, la razón de ser de la producción internacional desaparece. Pero una vez que existe, las explicaciones del co- mercio y la producción pueden ser consideradas como parte de un paradigma general, en base a la distribución internacional de la dotación de factores y los costos de las modalidades alternati- vas de realizar transacciones de productos intermedios a través de las fronteras nacionales. Esto, de hecho, es el tema central de este capítulo. Críticas al Paradigma Ecléctico ¿Las ventajas competitivas o de propiedad son necesarias para explicar la Producción Internacional? En su forma original, el paradigma ecléctico estableció que la medida, forma y patrón de la producción internacional es de- terminado por la configuración de los tres tipos de ventajas percibidas por las empresas. En primer lugar, para que las em- presas de una nacionalidad compitan con las de otro, mediante la producción en países de origen de estas últimas, deben po- seer ciertas ventajas de producción o de transacción específicas de la nacionalidad de sus propietarios. Estas ventajas deben ser suficientes para compensar los costos de creación y funciona- miento de una operación de agregación de valor en el extranje- ro, además de aquellos costos que enfrentan los productores del país extranjero o los productores potenciales. En 1976 nuestra contribución, parte de la cual se reproduce en el capítulo 1, se identificaron tres tipos de ventajas de propiedad (O) específicas: (1) aquellas que se derivan de la posesión exclu- siva o de acceso privilegiado a un tipo especial de activos gener- dores de ingresos; (2) aquellas que normalmente disfruta la planta de una subsidiaria en comparación con una empresa nueva, y (3) aquellas que son consecuencia de la diversificación geográfica o multinacionalidad per se. En una tipología posterior (Dunning 1983), distinguimos entre las ventajas del activo (Oa) y de la transacción (Ot) de las EMN. Mientras que las primeras se derivan de la titularidad de propiedad de activos específicos de las EMN vis à vis los poseídos por otras empresas, (es decir, de tipo (1) anterior, que sólo puede ocurrir en una situación de distorsiones estructurales del mercado), las últimas refleja la capacidad de las jerarquías de las EMN vis à vis los mercados externos, para aprovechar los beneficios transaccionales (o disminuir los costos de transacción) derivados de la gobernación unificada de una red de activos, localizados en diferentes países. La distinción entre imperfecciones de mercado estructurales y transaccionales es muy importante… Es evidente que la impor- tancia de cada una en la determinación de las ventajas O de las EMN puede variar de acuerdo a las características de las empre- sas, los bienes que producen y los mercados en los que operan y si el proceso competitivo se ve desde una perspectiva estática o dinámica. Ciertamente, los analistas anteriores de inversión extranjera directa -en particular los de la tradición de Hymer (1960, 1976)- tendían a enfatizar la primera clase de imperfec- ciones, pero del mismo modo, también lo hacen los economistas contemporáneos que trabajan en el ámbito de la innovación y el desarrollo tecnológico…, y los analistas de negocios que buscan identificar las ventajas sistémicas de las empresas globalmente orientadas ... Por el contrario, la teoría moderna de la EMN en tanto EMN … tiende a enfatizar la falla de mercado transaccional como la principal razón de ser de la producción internacional. Los dos tipos de imperfección, por supuesto, a menudo están relacionadas entre sí, especialmente en un entorno de mercado dinámico, y hay un consenso creciente de que las EMN más exitosas son las que están en mejores condiciones para cultivar y explotar tanto las ventajas de propiedad de los activos como las ventajas transaccional. La segunda condición para la producción internacional es que le debe convenir a las empresas que poseen ventajas O transferir a éstas a través de fronteras nacionales dentro de sus propias organizaciones, en lugar de venderlos, o transferir el derecho de uso a empresas basadas en el extranjero. Esto inmediatamente sugiere que las EMN perciben que utilizar mercado internacional no es la mejor modalidad para realizar transacciones de bienes intermedios o servicios. Las razones para la internacionalización de los mercados ha sido explorada en considerable detalle en la literatura. Basta reiterar aquí los tres principales tipos de fallas de mercado suelen ser identificados, a saber: (1) la que es cau- sada por el riesgo y la incertidumbre como, p. ej., aquellos sucin- tamente analizados por Vernon (1983); (2) las que derivan de la capacidad de las empresas para explotar las economías de pro- ducción a gran escala, pero sólo en una situación de mercado imperfecto; y (3) las que se producen donde la transacción de un 12 bien o servicio en particular genera costos y beneficios externos a la
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