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Juegos reducidos

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David Casamichana Gómez, Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte.
Julen Castellano Paulis, Profesor en la Universidad del País Vasco.
Índice
1. Introducción
2. Idoneidad de los JR respecto a los partidos de competición
3. Cómo cuantificar los JR
 3.1. Monitorización de carga externa en los JR
 3.2. Monitorización de carga interna en los JR
 3.3. Monitorización de la percepción del esfuerzo en los JR
 3.4. Evaluación de las conductas motrices de los jugadores
4. Los JR dentro de los actuales modelos de planificación en fútbol
5. Modificación de variables para el diseño de los JR
 5.1. Modificaciones en el espacio
 5.2. Modificación de la relación entre los participantes
 5.3. Modificaciones del tiempo (duración de la tarea)
 5.4. Modificación de la relación con el balón
6. Los JR y los efectos esperados
 6.1. Los JR y los efectos en la demanda: la resistencia
 6.2. Los JR y los efectos en la competencia sociomotriz
7. Los JR para programar la intervención
 7.1. Variabilidad interindividual
 7.2. Reproducibilidad de las situaciones de JR
8. Reflexiones finales
9. Referencias
Los juegos reducidos y 
el proceso de intervención en el 
entrenamiento en fútbol.
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Resumen
El propósito de este trabajo ha sido reflexionar en torno a un tipo de tareas de entrenamiento en fútbol 
como son los juegos reducidos. Se ha pretendido llevar a cabo una reflexión entorno a distintos aspectos 
cuando se aplican en la intervención del entrenamiento los juegos reducidos. Hemos comenzado pregun-
tándonos acerca de la idoneidad de los juegos reducidos con relación a los partidos de competición; las 
posibles formas de cuantificarlos (valorando la respuesta física, fisiológica, la percepción del esfuerzo y la 
evaluación de conductas motrices durante la realización de diferentes tareas de entrenamiento en fútbol); 
el papel protagonista que este tipo de tareas tienen en los actuales modelos de planificación en fútbol; pro-
puestas para llevar a cabo el diseño de tareas a partir de la modificación de los parámetros que definen la 
lógica interna de este deporte; y los efectos esperados por la intervención, dedicándole especial atención a 
un parámetro muy recurrente en la literatura científica como son los efectos físicos o fisiológicos esperados 
y otro al que consideramos prioritario tratándose de una actividad donde la toma de decisiones prevalece a 
los demás elementos, es decir, la competencia motriz. Por último, hemos aportado información respecto a 
algunas variables de incidencia que deberíamos considerar cuando planteamos intervenir a partir de este 
tipo de trabajos como son la variabilidad individual y la reproducibilidad de las mismas.
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1. Introducción al término juego reducido
Los juegos reducidos (JR) son situaciones mo-
trices (Parlebas, 2001) lúdico-deportivas en las que 
se incluyen todos los factores que intervienen en el 
juego ‘real’ (Wein, 1995) de una manera simplificada. 
Durante estos juegos los jugadores experimentan si-
tuaciones que se van a encontrar durante la compe-
tición (Owen, Twist, & Ford, 2004) o muy próximas 
a ellas, por lo que contienen elementos transferibles 
idénticos o muy parecidos a los de competición, ya 
que partimos de la base de que la semejanza de ras-
gos de la lógica interna debería favorecer las trans-
ferencias del aprendizaje (Parlebás, 2001; Parlebas 
et Dugas, 1998). Además, son tareas que pueden 
adaptarse al grado de dificultad apropiado a las posi-
bilidades del jugador, al cual se le pide la solución de 
los problemas inherentes en el juego (Wein, 1995). 
Habitualmente los espacios donde se proponen son 
reducidos y/o el número de jugadores es inferior res-
pecto a los marcados por reglamento para el fútbol-
11. Para referirse a este término habitualmente en la 
literatura científica internacional se utiliza el concepto 
de small-sided games.
Estas tareas son habitualmente usadas por los 
entrenadores para desarrollar las habilidades téc-
nico-tácticas (Jones, & Drust, 2007; Reilly, 2005), 
también para incrementar los niveles de resistencia 
en jugadores de fútbol (Hill-Haas, Dawson, Coutts, 
& Rowsell, 2009; Impellizzeri, Marcora, Castagna, 
Reilly, Sassi, & Iaia, 2006) y con objetivos tácticos, 
estratégicos o psicológicos (situaciones simuladoras 
preferenciales o la interacción de todas ellas). Esto 
es una ventaja especialmente para los futbolistas jó-
venes ya que la mejora de habilidades específicas 
está íntimamente relacionada con la frecuencia de 
práctica (Impellizzeri, et al., 2006) y un incremento 
del tiempo de entrenamiento utilizado en situaciones 
de fútbol es útil para los equipos de elite y amateurs 
(Little, & Williams, 2006), ya que como dice Weineck 
(1994), cuanto menos tiempo se tenga para entrenar, 
este tipo de tareas son más adecuadas. Todos estos 
hallazgos sugieren que el entrenamiento basado en 
los JR ofrece un seguro, efectivo y específico método 
de entrenamiento para los jugadores de fútbol (Ga-
bbett, & Mulvey, 2008) y son pertinentes (Rodríguez, 
2007; Wein, 1995) por multitud de factores entre los 
que destacamos: a) la fácil configuración de multitud 
de juegos reducidos utilizando reglas simplificadas, 
flexibles y siempre adaptables a la competencia mo-
triz de los jugadores, con lo que se b) potencia la 
creatividad del jugador, contribuyendo a la toma de 
decisiones del individuo ad hoc, en el mismo contex-
to de juego en el que luego se le pide que actúe: el 
duelo colectivo de intermotricidad simultánea y espa-
cio común (Parlebás, 2001).
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2. Idoneidad de los JR respecto a los partidos 
de competición
La especificidad es un principio del entrenamiento 
que es fundamental para asegurar una adaptación 
óptima y mejorar el rendimiento (Reilly, Morris, & 
Whyte, 2009).
A pesar de que este principio se ha asumido con 
un estatus de axioma como el principio fundamental 
del entrenamiento, muy poca información ha sido de-
sarrollada en los deportes de equipo a pesar de su 
gran popularidad (Reilly et al., 2009).
Conocer las demandas que suponen a los futbo-
listas los JR y los partidos de competición nos indica-
ría sí de verdad estas situaciones de entrenamiento 
reproducen lo que sucede en competición. Sin em-
bargo, ningún trabajo ha evaluado si las demandas 
físicas del juego son replicadas adecuadamente en 
el entrenamiento en futbolistas varones de élite (Car-
ling, Bloomfield, Nelson, & Reilly, 2008). A tal efecto, 
únicamente un trabajo se ha encontrado, que compa-
re estas situaciones de JR con la competición, en mu-
jeres futbolistas, atendiendo a patrones de actividad 
físicos y técnicos (Gabbet, & Mulvey, 2008), conclu-
yendo que los JR simulan la mayoría de actividades 
de competición, pero que no reproducen las situa-
ciones de alta intensidad de carrera y las demandas 
de sprints repetidos de algunos tipos de competición. 
Los autores basándose en estos hallazgos sugieren 
que los JR deberían ser suplementados con entrena-
miento específico que simule la alta intensidad de ca-
rrera y la demanda de sprints repetidos. Este mismo 
trabajo también estudió diferentes acciones técnicas 
realizadas durante JR de entrenamiento y durante 
partidos de competición, sin encontrar diferencias 
significativas entre ambas situaciones.
La comparativa de la respuesta fisiológica entre 
ambas situaciones (JR y partidos de competición) 
también se ha estudiado, concluyendo que la inten-
sidad de los JR no presenta diferencias significativas 
con la de competición oficial, siendo superior en am-
bos casos a la respuesta fisiológica obtenida en parti-
dos amistosos (Fontes, Mortimer, Condessa, García, 
Szmuchrowski, & García, 2007), y superior a los ejer-
cicios de técnica (Rodrigues et al., 2007).
En otros deportes colectivos como el voleibol (Ga-
bbet, 2008) se encuentran distribuciones del tiempo 
en cada zona de intensidad similares entre los parti-
dos de competición y los JR, presentándose dichas 
tareas como estímulos específicos por simular las 
demandasfisiológicas de la competición, mientras 
que Dawson, Hopkinson, Appleby, Stewart, & Ro-
berts (2004) encuentran, comparando los patrones 
de actividad física, que la mayoría de las demandas 
son replicadas en las tareas de entrenamiento, sin 
embargo, el tiempo entre carreras de alta intensidad 
es más largo durante las situaciones de entrenamien-
to, alterando tal y como fue señalado anteriormente 
en mujeres futbolistas (Gabbet, & Mulvey, 2008) las 
demandas repetidas de sprints.
En base a estos trabajos podemos intuir una de 
las limitaciones desde el punto de vista condicional 
de la aplicación de los JR, como es la insuficiente es-
timulación de actividad a alta intensidad, y el bajo nú-
mero de sprints repetidos, con tiempos de trabajo y 
descano alejados a lo que sucede en la competición. 
Sin embargo y como veremos posteriormente, son 
multitud de variables las que pueden ser modificadas 
dentro de los denominados JR, por lo que entende-
mos se requiere un mayor conocimiento en cuanto 
a la especificidad de dichas tareas con respecto a 
la competición, ya que alterando unas determinadas 
variables u otras, intuimos que podremos hacer más 
o menos específica la situación de juego reducido (lo 
intuimos porque no hemos encontrado ningún trabajo 
que compare diferentes situaciones de juego redu-
cido con la especificidad de la competición, deter-
minando unas situaciones como más específicas y 
otras como menos específicas, entendiendo la espe-
cíficidad siempre desde el punto de vista condicional, 
fisiológico, perceptivo y técnico, ya que son las úni-
cas variables estudiadas a tal efecto).
Debemos tener en cuenta que la búsqueda de la 
total especificidad de la competición en el entrena-
miento no debe de ser absoluta, ya que en ocasiones 
debemos exagerar las demandas de la competición 
para mejorar el rendimiento (Reilly et al., 2009).
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3. Cómo cuantificar los JR
La carga de entrenamiento alude al estrés o estímulo al que se somete al deportista durante un proceso 
de entrenamiento. Verjoshansky (1990) la define como “el trabajo muscular que implica en sí mismo el po-
tencial de entrenamiento derivado del estado del deportista, que produce un efecto de entrenamiento que 
lleva a un proceso de adaptación”. Matveiev (1972) distingue entre criterios internos y externos para evaluar 
y describir la carga.
Los criterios externos son enunciados relativos a la naturaleza del ejercicio (estímulo que realiza el de-
portista), mientras que los internos conciernen a la respuesta fisiológica del organismo (lo que el estímulo le 
supone al deportista). A estos criterios deberíamos añadir la carga perceptiva, que atiende a la percepción 
subjetiva de este estímulo por parte del deportista (la percepción que cada deportista hace del esfuerzo rea-
lizado en el entrenamiento).
La monitorización de este tipo de actividades (JR) dónde se incorporan las diferentes estructuras del ser 
humano, ha sido la mayor limitación de esta aproximación holística al entrenamiento y se ha realizado de 
manera subjetiva en el pasado (Flanagan, & Merrick, 2002); aunque hace ya más de una década que se co-
menzó a proponer la forma de cuantificar la carga interna y externa de las formas jugadas en fútbol (Godik, 
& Popov, 1993). Años después la relativización de la frecuencia cardiaca para la valoración de las formas 
jugadas permitió realizar comparaciones (Flanagan, & Merrick, 2002; Valencia y Rodríguez, 2003). 
Más recientemente y sobre todo por el avance y la disponibilidad de diferentes recursos tecnológicos, la 
valoración, el control y el seguimiento de los JR resulta más accesible, fiable y preciso (Castagna, Belardi-
nelli, Impellizzeri, Abt, Coutts, & D’Ottavi, 2007; Gabbet, & Mulvey, 2008; Majgaard, Bredsgaard, Krustrup, & 
Bangsbo, 2009; Reilly, 2005; Reilly, & White, 2004; Sassi, et al., 2004). La carga de entrenamiento en este 
tipo de tareas ha sido monitorizada tanto en sus criterios externos, como internos, perceptivos y motrices. A 
continuación pasamos a detallar la forma concreta de monitorizar cada aspecto. 
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3.1. Monitorización de carga externa en los JR
Los criterios externos de la carga de entrenamiento atienden al estímulo que realiza el deportista, y para 
su control, diversas técnicas e instrumentos han sido utilizados en este tipo de tareas con diversos coefi-
cientes de fiabilidad. Los estudios que pretenden medir la carga externa se pueden clasificar en función de 
la precisión de los sistemas utilizados (García-López y Rubio, 2005) pudiendo hablar de a) Sistemas de baja 
precisión, cuando estimamos la distancia utilizando planillas de observación, grabaciones magnetofónicas, 
etc… o b) Sistemas de alta precisión, que miden la distancia recorrida por los deportistas utilizando fotogra-
metría o dispositivos GPS o GPS diferencial. Sin la intención de ser exhaustivos podemos resumir las técni-
cas e instrumentos y sus categorías elegidas en la siguiente tabla:
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Debido al gran desarrollo experimentado en los últimos años merecen especial atención los dispositivos 
GPS (Pino, Padilla, Pérez, Moreno y De la Cruz, 2008). Subrayamos su gran aplicabilidad debido a sus ca-
racterísticas como ligeros, pequeños, no muy caros, disminución de tiempo de registro de datos por realizar 
análisis automático y facilidad de análisis (Edgecomb, & Norton, 2006; MacLeod, Morris, Nevill, & Sunder-
land, 2009). Las medidas de velocidad lineal y distancia han sido comparadas con células fotoeléctricas ob-
teniendo valores de velocidad y distancia a bajas velocidades y unos errores moderados a velocidades altas 
(Portas, Rush, Barnes, & Batterham, 2007), presentándose como un instrumento válido y fiable para deter-
minar la velocidad máxima de carrera sobre 15 y 30 m (Barbero-Álvarez, Coutts, Granda, Barbero-Álvarez, 
& Castagna, 2009) y una alternativa práctica para evaluar la capacidad de realizar sprints repetidos (RSA) 
(Barbero-Álvarez, et al. 2009). Existen varios trabajos que evalúan estos dispositivos en tareas de deportes 
colectivos con una aceptable precisión y fiabilidad (MacLeod, et al. 2009) para la mayoría de medidas re-
levantes en los deportes de equipo con demandas cortas y sprints intermitentes no lineales, aunque según 
Coutts, & Duffield (2008) puede representar un pobre nivel de fiabilidad para las actividades de alta inten-
sidad (CV = 11.2 % para carreras de alta intensidad, de más de 14.4 km•h-1, y del 15.4 % para carreras de 
muy alta intensidad ), explicado por su baja frecuencia de muestreo, de únicamente 1 Hz (Coutts, & Duffield, 
2008). Comparando estos dispositivos con los sistemas de análisis con tableta digitalizadora, Edgecomb y 
Norton (2006) encontraron que las distancias obtenidas en ambos sistemas eran ligeramente sobreestima-
das, con altos coeficientes de fiabilidad para ambos sistemas y altas correlaciones para la distancia obtenida 
entre ambos sistemas.
 Figura I. Dispositivo portátil GPSports SPI-elite
100
Otras limitaciones reportadas con respecto a los sistemas de análisis de distancias basados en vídeo, son 
las de no registrar actividades como entradas, ni la direccionalidad de los movimientos, como carrera hacia 
atrás o carrera lateral (Macleod, et al.2009) y la necesidad de implementar al jugador con el dispositivo (Ed-
gecomb, & Norton, 2009). Para realizar la comparación entre diferentes trabajos debemos de tener presente 
los hallazgos reportados por Coutts y Duffield (2008), ya que encuentran diferencias significativas entre cada 
modelo de dispositivo, debido a los algoritmos asociados a cada modelo (Macleod, et al., 2009).
Figura II. Gráfica de registro de velocidades de 3 juegos reducidos jugados en diferente Espacio Indivi-
dual de Interacción.
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3.2. Monitorización de carga interna en los JR
La carga interna atiende a los efectos que la aplicación de un estímulo tiene en el organismo. Este tipo 
de carga ha sido cuantificada en estos estudios mediante la utilización del registro fisiológico a través de la 
mediciónde la frecuencia cardiaca en la mayoría de los trabajos (Enileser, 2005; Martínez Garcia, 2004; Im-
pellizzeri et al., 2006), ya que se trata de una medida fácil de monitorizar, relativamente barata y que puede 
ser utilizada en la mayoría de situaciones (Achten, & Jeukendrup, 2003) y algunos trabajos complementan 
dicha medición con la medida de concentración de lactato en sangre (Enileser, 2005; Rampinini, et al., 2007; 
Tessitore et al., 2006).
La frecuencia cardiaca es una herramienta fiable y válida para describir la intensidad del ejercicio basán-
dose en la relación lineal existente entre la Fc y el Vo2max a carga constante (Astrand y Rodhal, 1992) y vali-
dada dicha relación con futbolistas, mostrándose favorables los autores a la utilización de esta medida como 
indicador de la intensidad del esfuerzo durante la práctica del fútbol (Bangsbo, 1994; Hoff et al., 2002).
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A pesar de utilizar la misma técnica de recogida de datos en la mayoría de los casos, los datos anali-
zados en muchos trabajos son diferentes, lo que dificulta su comparación, ya que varios indicadores han 
sido utilizados como la FC, el porcentaje de la frecuencia cardiaca máxima ( %Fcmáx), o el porcentaje de la 
frecuencia cardiaca de reserva tal y como sugiere Karvonen (Rodríguez-Marroyo, Ribas, Pernía, Vaquera, & 
Villa, 2007). Con respecto a las categorías establecidas de % de Fcmáx podemos establecer:
La concentración de lactato en sangre también es utilizada para cuantificar la carga interna de los JR. 
Aunque la concentración de lactato en sangre es un pobre indicador del lactato muscular durante partidos de 
competición, ha sido sugerido como valor que representa globalmente la acumulación de lactato producido 
durante ejercicios específicos de fútbol (Krunstrup, Mohr, Steensberg, Bencke, Kjaer, & Bangsbo, 2006).
A pesar de esta última afirmación, esta técnica de monitorización del entrenamiento presenta grandes 
limitaciones como veremos en el apartado de variabilidad y reproducibilidad de las situaciones de JR, por 
lo que su aplicación en este tipo de tareas siempre debe de ser desde el punto de vista complementario, ya 
que se presenta como un pobre indicador de la carga interna de este tipo de tareas (Hill-Haas, Coutts et al., 
2008; Impellizzeri, et al., 2007).
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 Figura IV. Prueba de medición de lactato sanguíneo
 (tomado de www.barcelona.cat)
3.3. Monitorización de la percepción del esfuerzo 
en los JR
La carga perceptiva es definida como la percep-
ción del esfuerzo que tiene el individuo del estímulo 
de entrenamiento que está realizando. Se trata de 
otra variable de control muy utilizada para monito-
rizar la carga en este tipo de trabajos, utilizando la 
escala subjetiva de percepción del esfuerzo, tanto la 
de 10 unidades, modificada por Foster (1998), como 
la de 20 unidades de Borg.
La escala de 10 puntos (CR-10) ha sido valida-
da como un método efectivo para cuantificar la 
intensidad del entrenamiento durante sesiones 
completas de entrenamiento, en base a las co-
rrelaciones obtenidas entre la Fc y la RPE (Im-
pellizzeri, Rampinini, Coutts, Sassi, & Marcora, 
2004) y ésta es su aplicación más conocida y 
extendida. Sin embargo, recientemente, la es-
cala de 10 unidades ha sido correlacionada con 
las medidas de frecuencia cardiaca y de lactato 
obtenidas durante la práctica de diferentes JR, 
presentándose como un instrumento útil para 
cuantificar la carga de entrenamiento en tareas 
intermitentes de JR (Coutts, Rampinini, Marcora, 
Castagna, & Impellizzeri, 2009). Como veremos 
posteriormente, se trata de una de las medidas 
con menor variabilidad y mayor reproducibilidad 
entre situaciones de juego reducido (Hill-Haas, 
Coutts et al., 2008; Little, & Williams, 2006; Little, 
& Williams, 2007; Impellizzeri et al., 2007), por lo 
que se propone como uno de los elementos prima-
rios de monitorización.
Figura V. Escala modificada de Percepción Sub-
jetiva del Esfuerzo (RPE) utilizada para que los atle-
tas valoren su percepción de la intensidad en cada 
sesión de entrenamiento (Foster, 1998, tomada de 
Barbero, Coutts, & Andrin, 2007)
104
3.4. Evaluación de las conductas motrices de los 
jugadores
La evaluación de las conductas motrices requiere 
la utilización de la observación, como método y no 
sólo como técnica (Sacket, 1978; Suen, & Ary, 1989; 
Anguera, 1990; Riba, 2001; Bakeman, & Gottman, 
1997), de manera rigurosa, para poder conocer y 
valorar desde el marco científico la actuación motriz 
del individuo, el equipo o la interacción (Castellano, 
2000; Perea, 2008), dentro de su contexto natural de 
actuación, mediante instrumentos de observación 
elaborados habitualmente ad hoc. 
Este registro de conductas motrices se ha reali-
zado en situaciones de competición sin haberse ex-
tendido su uso a situaciones de entrenamiento, des-
conociendo de una manera científica, en la mayoría 
de los casos, los efectos obtenidos en los jugadores 
a partir de las situaciones de entrenamiento plantea-
das (Parlebas et Dugas, 1998).
Nos parece importante distinguir, para facilitar la 
comprensión de este apartado, dos aspectos que ha-
bitualmente se mezclan y que se ubican en las prime-
ras fases de cualquier investigación en este campo: 
herramienta de observación y herramienta de regis-
tro. La primera de ellas, herramienta de observación 
hace referencia a la ‘lente observacional’, donde el 
investigador estable lo que quiere observar, es decir, 
el conjunto de conductas perceptibles que le intere-
san. La segunda, la herramienta de registro, tiene 
que ver con la técnica empleada (soporte informático 
en la mayoría de los casos) para la anotación de las 
conductas.
Para describir las conductas motrices de los ju-
gadores debemos diseñar un instrumento ad hoc (es 
lo recomendable) donde se recojan las conductas 
pertinentes de la situación motriz a explorar, y prefe-
riblemente, aportando información sobre el contexto 
de juego (Castellano, 2000). En la tabla III vienen re-
cogidas algunas de las conductas que los diferentes 
estudios han utilizado para llevar a cabo el estudio de 
las respuestas motrices dadas por los jugadores en 
las tareas de entrenamiento.
105
Por otro lado, para realizar este registro de conduc-
tas nos podemos ayudar de diversos programas in-
formáticos para la codificación, registro y, en algunos 
casos incluso, el análisis estadístico. Debido a la gran 
cantidad de softwares disponibles, nos hemos centrado 
en aquellos diseñados específicamente para registrar 
conductas deportivas (Castellano y Perea, 2008), como: 
Nac Sport, Match Análisis, Interplay Sport, Sports vides 
Editor, o el Match Vision Studio Premium (Castellano, 
Perea, Alday y Hernández Mendo, 2008), Este último 
se trata de un software totalmente configurable, en el 
que podemos observar, codificar, registrar y analizar 
cualquier situación que se da en un contexto natural. 
Podemos resumir las características principales de 
este software en las siguientes: a) muy fácil manejo; b) 
posibilidad de configurar herramientas de observación 
propias, ad hoc; c) introducción automática del tiempo 
en el que ocurre la acción; d) el formato vídeo y los 
registros codificados tienen una relación directa; f) aho-
rro de tiempo al realizar la observación, debido al uso 
exclusivo del ratón; g) favorece la calidad del dato; h) 
posibilidad de realizar ciertos análisis de los datos co-
dificados al instante; y, i) los archivos de datos (con un 
mínimo tratamiento) pueden ser exportados a los pro-
gramas más habituales de análisis estadísticos.
La Metodología Observacional requiere de una se-
rie de pasos estandarizados al igual que cualquier mé-
todo científico, con sus propias particularidades, entre 
las que destacamos el análisis de la calidad del dato 
(nos referimos a la concordancia entre observadores), 
pocas veces mencionado de manera explícita en los 
estudios que se realizan. Con ella se debe evaluar la 
fiabilidad de los registros intraobservadores (comparan-
do los registrosde un único observador o de un grupo 
de observadores en dos momentos diferentes) e inte-
robservadores (comparando los registros de dos obser-
vadores o de dos grupos de observadores en un mismo 
momento). Este control de calidad del dato es lo que 
tradicionalmente se ha denominado fiabilidad del regis-
tro observacional. Este primer filtro debe ser realizado 
obligatoriamente para que podamos seguir con las fa-
ses sucesivas de codificación, registro, análisis e inter-
pretación de los datos. La rigurosidad y los estadísticos 
adecuados utilizados en esta fase de la calidad del dato 
nos permiten separar claramente aquellos trabajos que 
se ajustan al mundo científico del de ‘opinión’.
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Figura VI. Imagen del interface del software Match Vision Studio Premium (Castellano, Perea, & Alday, 
2008). En el lado derecho aparece la herramienta de observación elaborada ad hoc, y en el lado izquierdo 
el vídeo a analizar.
4. Los JR dentro de los actuales modelos de planificación en fútbol
Nos vamos a centrar en dos modelos de planificación utilizados en deportes colectivos en general y en 
fútbol en particular, que entendemos se acercan al entrenamiento de nuestra modalidad, obviando los mode-
los de planificación tradicionales sustentados en teorías conductistas, con el objetivo únicamente de describir 
el lugar que ocupan los JR en estos dos modelos de planificación: a) el modelo cognitivista-estructuralista de 
Seirul-lo (2003) y b) la periodización táctica de Frade.
El modelo cognitivista-estructuralista de Seirul-lo (2003) entiende al ser humano como una estructura 
abierta, compuesta por un conjunto de subestructuras con sus propiedades y atributos, que se relacionan 
con el medio exterior para formar un todo único (Solé, 2006). Por tanto, el ser humano es una estructura 
hipercompleja, formada por diferentes subestructuras como son la condicional, cognitiva, socio-afectiva, 
emotivo-volitiva, creativo-expresiva y mental (Seirul-lo, 2003). En el entrenamiento este tipo de modalidades 
deben predominar las tareas donde estas estructuras se presenten de manera integrada (Solé, 2006), y es 
aquí donde se encuentran los JR, como situaciones de entrenamiento de máxima especificidad (tareas de 
carácter competitivo) que integran todas las estructuras mencionadas anteriormente.
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La periodización táctica se basa en una concepción del juego como entereza inquebrantable, compren-
diendo la globalidad de los factores y momentos que forman el fútbol, y no separándolos a la hora de ser 
trabajados. Hace hincapié en el aspecto organizacional del equipo, en trabajar el modelo de juego que el 
entrenador pretende alcanzar. Por tanto el modelo de juego es la guía de todo el proceso de entrenamiento, 
proceso que respetará la naturaleza inquebrantable del juego, consiguiendo un reducir sin empobrecer, que 
nos permitirá desarrollar el modelo. La forma de operativizar este modelo de juego es a través de JR, ejer-
cicios con menor número de jugadores y en espacios más reducidos, simplificando la complejidad del juego 
sin ser separado del todo (Tamarit, 2007). Por tanto el modelo de juego se basa en principios y subprincipios 
de juego, los cuales son trabajados a través de JR específicos, es decir, que integran principios y/o subprin-
cipios específicos del jugar del equipo (en un primer momento) para reducir la complejidad.
Como hemos podido observar ambos modelos de entrenamiento se integran dentro de un mismo para-
digma, que entiende el entrenamiento desde la sistémica, atendiendo tanto a las partes como a su interac-
ción, dónde los JR tienen un papel preferente en ambos modelos de planificación, y por lo tanto, es necesario 
un mayor conocimiento sobre este tipo de tareas.
5. Modificación de variables para el diseño de los JR
Son muchas las variables que pueden ser modificadas de la acción de juego del fútbol (Bayer, 1986; Cár-
denas y López, 2000; Castellano, 2005; Cimarro y Pino, 1997; Grèhaigne, 1992; Hernández Moreno, 1994; 
Méndez, 1999; Rodríguez, 2007; Vázquez, 1982) respetando las características principales que definen la ló-
gica interna del mismo (Parlebás, 2001). Dentro de la literatura científica los estudios modifican habitualmente 
diferentes variables con la intención de cuantificar los efectos en la demanda energética (fundamentalmente) 
de los jugadores, sin poder atribuírsele o ponderar la influencia en la respuesta de cada una de ellas (Aroso, 
Rebelo, & Gomes-Pereira, 2004; Jones, & Drust, 2007; Rampinini, et al.2007; Williams, & Owen, 2007). En 
las siguientes líneas trataremos algunas de las que en mayor número de ocasiones han sido estudiadas, y 
los principales efectos que surgen tras su modificación. Por mantener una estructura lógica las distribuiremos 
en cuatro grandes bloques, que harán referencia a las modificaciones de aspectos que tienen que ver con los 
parámetros o variables como el espacio, la interacción, el tiempo y la relación con el balón.
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5.1. Modificaciones en el espacio
Un aspecto clave a considerar cuando diseñemos las tareas de entrenamiento la encontramos en la 
elección de las dimensiones del terreno de juego. Parece que los estudios todavía no son concluyentes con 
respecto a los efectos que tiene la variación en el espacio de juego por jugador, ya que mientras unos tra-
bajos encuentran que los JR jugados en campos más grandes son más intensos que cuando se juegan en 
campos pequeños (Owen, et al., 2004; Rampinini, et al., 2007), o todo lo contrario, más pequeño más fatiga 
(Tessitore, Meeusen, Piacentini, Demarie, & Capranica, 2006), otros autores no encuentran diferencias signi-
ficativas en la intensidad de la tarea cuando se varía la dimensión del espacio de juego (Kelly, & Drust, 2008). 
Necesitamos más estudios al respecto para decantarnos por una u otra afirmación, si bien es verdad que un 
estudio reciente (Casamichana y Castellano, 2009) que hemos llevado a cabo, nos hace decantarnos por la 
primera de las afirmaciones, cuanto mayor es el espacio, mayor es la intensidad de la tarea o JR. 
Figura VII .Tomado de Casamichana y Castellano, 2009. Respuesta física de los juegos reducidos con 
los valores de la media ±DS y el intervalo de confianza (IC-95 %) Nota: test pos-hoc de Bonferroni, aJRG > 
JRM; bJRG > JRP; cJRM > JRP, en todos los casos para p<0.05.
109
La orientación del espacio es un aspecto clave también para el diseño de las formas jugadas. A pesar de 
que el espacio polarizado es uno de los principales rasgos definitorios de la lógica interna del fútbol (Parlebás, 
2001), parece que no siempre es tenido en cuenta por los entrenadores cuando planifican los entrenamien-
tos, y como veremos a continuación, puede provocar importantes efectos en los jugadores. Mayo y Navarro 
(2008) compararon dos situaciones de entrenamiento, una con el espacio orientado y otra con espacio no 
orientado (Castellano, 2005), encontrando que cuando se introducen porteros (espacio polarizado) la carga 
fisiológica es menor (menor Fc media y menor tiempo a zonas de alta intensidad) y la carga física también 
fue menor (menor distancia recorrida y menor porcentaje de tiempo en las zonas de alta velocidad).
Figura VII. Tomada de Mayo, & Navarro (2008, p. 167)
Otros trabajos (Sassi, Reilly, & Impellizzeri, 2004) también en tareas de 3:3 y 4:4 estiman un decremento 
de la exigencia física y fisiológica de los jugadores cuando el espacio está orientado. Los autores lo justifican 
en la organización defensiva realizada para proteger la portería, una zona concreta. Al contrario, otros estu-
dios detallan que la presencia de porteros (con la que orientamos el juego) en las formas jugadas, inducen a 
un incremento de la exigencia fisiológica en las situaciones de 8:8 que estudian; justifican este hecho porque 
consideran que la motivación de los jugadores se ve también incrementada (Dellal et al., 2008). En cualquier 
caso parece que al no considerarse el tiempo de juego efectivo (Mayo, & Navarro, 2008), al estudio de esta 
variable (la inclusióno no de los porteros) habrá que seguir dedicándole más tiempo.
110
5.2. Modificación de la relación entre los partici-
pantes
La influencia del número de jugadores (simetrías 
cuantitativas) ha sido estudiada en numerosos tra-
bajos (Allen, Butterly, Welsch, & Wood, 1998; Aro-
so, Rebelo, & Gomes-Pereira, 2008; Jones, & Drust, 
2007; Reilly, & Gilbourne, 2003), aunque únicamente 
los estudios presentados por Hill-Haas y sus colabo-
radores (2008a, 2008b y 2009) y Urquiza (2008) han 
aislado la variable número de jugadores mantenien-
do constante el espacio individual de interacción (EII) 
definida por Parlebás (2001) como el valor teórico de 
la superficie del terreno que ‘corresponde’ a cada ju-
gador (área del terreno de juego dividido por el n.º 
de jugadores que participan). Hill–Haas et al. (2008a, 
2008b y 2009) estudiaron la respuesta física, fisioló-
gica y la respuesta perceptiva del esfuerzo de los ju-
gadores, concluyendo que al disminuir el número de 
jugadores participantes manteniendo constante el EII 
la carga se ve aumentada. Urquiza (2008) encuentra 
un aumento de la intensidad en los delanteros redu-
ciendo el número de jugadores, sin presentarse dicho 
aumento en los jugadores defensores. Estos datos 
de aumento de intensidad al disminuir el número de 
jugadores son ratificados también en otros trabajos 
(Little, & Williams, 2007; Williams, & Owen, 2007) 
Por otro lado, las disimetrías cualitativas, es de-
cir, la presencia de comodines exteriores, también ha 
sido estudiada, encontrando Mayo, & Navarro (2008) 
que la presencia de comodines exteriores (en una ta-
rea con espacio no orientado de 3:3) no altera ni la 
intensidad fisiológica ni la intensidad física de la ta-
rea. En otros casos (Rodríguez y Valencia 2003), por 
ejemplo, cuando mantienen la posesión dos equipos 
contra uno, parece disminuir la exigencia física de los 
jugadores en el conjunto de la tarea y para la media 
de los jugadores.
En relación a las relaciones entre participantes, 
la modificación de aspectos táctico-estratégicos de 
los jugadores es la variable, quizás, menos estudiada 
(y según la Periodización Táctica, la más importante, 
ya que nos permite trabajar la forma de jugar espe-
cífica de nuestro equipo). Algunos trabajos (Martínez 
de Santos, Los Arcos, Blanco Villaseñor y Sánchez, 
2006; Sampaio, García, Macas, Ibáñez, Abrantes, 
& Caixinha, 2007) han encontrado que la defensa 
hombre a hombre influye en la intensidad la tarea, 
la aumenta, tanto en el apartado fisiológico para el 
primero de los trabajos como en el de la percepción 
del esfuerzo para el segundo, en comparación con 
las tareas que se desarrollan sin consignas en el tipo 
de marcaje. 
5.3. Modificaciones del tiempo (duración de la ta-
rea)
La duración propuesta por los entrenadores para 
que los jugadores desarrollen una práctica en los JR 
parece que puede jugar un papel importante. Se ha 
estudiado el efecto de realizar las tareas de JR de 
manera continua y fraccionada (Hill-Haas, Rowsell, 
et al., 2009), encontrándose una mayor respuesta fi-
siológica en el formato continuo (mayor %Fcmáx y 
mayor RPE) y una mayor respuesta física en el for-
mato intermitente (mayores distancias recorridas a 
altas velocidades y mayor número de sprints). Por 
su parte Tessitore et al (2006) estimaron que cuan-
do más dura el JR la carga relativa disminuye. Cree-
mos que son aspectos muy interesantes a considerar 
dentro del entrenamiento en función de los objetivos 
perseguidos.
5.4. Modificación de la relación con el balón
Hemos encontrado dos trabajos que proponen el 
estudio de los efectos en la carga interna cuando se 
limitan los contactos con el balón por jugador (Mar-
tínez de Santos et al., 2006; Sampaio et al., 2007) 
con resultados dispares. Para los primeros, cuando 
limitan la relación con el balón a un máximo de tres 
toques, la intensidad de la tarea se ve incrementada, 
mientras que para los segundos este cambio, a pesar 
de que no tiene influencia en la intensidad fisiológica, 
si la tiene en la percepción del esfuerzo que tienen 
los jugadores, es decir, los jugadores perciben que 
la intensidad de la tarea se incrementa cuando se 
limitan los toques.
111
6. Los JR y los efectos esperados
6.1. Los JR y los efectos en la demanda: la resis-
tencia
La mayoría de trabajos describen la carga fisio-
lógica de los JR y concluyen en base a la intensidad 
obtenida que son adecuados para mejorar la resis-
tencia de los jugadores de diferentes deportes co-
lectivos o de estructura de duelo colectivo (Parlebas, 
2001), como por ejemplo en balonmano (Bucheit, Le-
petre, Behargel, Mollet, Cuvulier, & Ahmaidi, 2009 ) 
o fútbol (Jones, & Drust, 2007; Hill-Haas, Dawson, 
et al., 2009; Hoff, Wisloff, Engen, Kemi, & Helgerud, 
2002; Kelly, & Drust, 2008; Little, & Williams, 2006, 
2007; Rampinini, et al., 2007).
Algunos trabajos comparan la respuesta fisioló-
gica entre JR y carrera sin balón, concluyendo que 
son adecuados substitutos (Dellal et al., 2008; Sassi, 
et al., 2004), también encontrado en otros deportes 
como en el balonmano (Bucheit et al., 2009). Sin em-
bargo, son más escasos los trabajos que han evalua-
do la mejora aeróbica de los deportistas de cualquier 
modalidad colectiva mediante el entrenamiento ba-
sado en situaciones de JR (estudios longitudinales), 
y aún más escasos los trabajos realizados con futbo-
listas.
En jugadores de rugby Gamble (2004) obtuvo me-
joras en indicadores de resistencia cardiorrespirato-
ria después de 9 semanas de entrenamiento basa-
do en tareas de juegos reducidos, concluyendo que 
este tipo de tareas ofrecen un estímulo apropiado 
para mejorar esta capacidad, pero esta mejora no se 
vio comparada con otro tipo de trabajo por existir un 
único grupo experimental. Para complementar este 
trabajo, Gabbet (2006) estudió el efecto de aplicar 
entrenamiento basado en JR en un grupo, y de apli-
car entrenamiento de carrera en otro grupo, con la 
misma carga de entrenamiento, con una frecuencia 
semanal de 2 sesiones semanales y una duración de 
9 semanas de intervención. Se realizaron evaluacio-
nes de velocidad, potencia muscular, agilidad y po-
tencia aeróbica máxima, antes y después del periodo 
de intervención, obteniendo mejoras similares en la 
agilidad y en la potencia aeróbica máxima, e incre-
mentos de mayor magnitud en la velocidad y en la 
potencia muscular, concluyendo que el entrenamien-
to basado en JR ofrece un efectivo estímulo para me-
jorar la condición física de los jugadores.
 Este mismo autor en otro trabajo, realizó otro 
diseño en jugadores de voleibol (Gabbet, 2008). Di-
vidió el grupo en dos, asignando a uno de ellos el 
entrenamiento basado en JR y a otro grupo el en-
trenamiento técnico, y evaluó diferentes capacidades 
físicas y técnicas, encontrando mejoras en todas las 
capacidades evaluadas tras un periodo de 12 sema-
nas, con 3 sesiones de entrenamiento semanales, en 
el grupo de entrenamiento de JR, mientras el grupo 
que realizó entrenamiento técnico mejoró únicamen-
te el salto y la velocidad. Con respeto a las habilida-
des técnicas, las mayores mejoras se producen en 
el grupo que realizó el entrenamiento técnico, por lo 
que se sugiere la combinación de ambos métodos en 
el entrenamiento para maximizar los beneficios.
En jugadores de balonmano (Buchheit, Laursen, 
Kunhle, Renaud, & Ahmaidi, 2009) compararon el 
entrenamiento basado en carrera interválica de alta 
intensidad con el entrenamiento basado en JR, con 
una frecuencia semanal de 2 sesiones por semana, 
durante un periodo de intervención de 10 semanas. 
Estos autores encontraron mejoras en la capacidad 
de repetir sprints y en la resistencia intermitente, sin 
encontrar diferencias significativas entre ambos gru-
112
pos, concluyendo los autores que ambos métodos son igualmente efectivos para mejorar la condición física, 
pero que el entrenamiento basado en JR debería ser considerado como preferente por ser un método más 
específico.
Refiriéndonos a estudios realizados confutbolistas, y a pesar de su frecuente práctica en la realidad del 
entrenamiento diario, son escasos los trabajos encontrados sobre la efectividad de este tipo de tareas a lo 
largo de un periodo de intervención
Reilly y White (2004) evaluaron el efecto en dos grupos, de aplicar un entrenamiento interválico de carrera 
y otro de JR en otro grupo, en medidas de fuerza explosiva, agilidad, habilidad con balón, capacidad aeróbi-
ca y anaeróbica. El entrenamiento tuvo una frecuencia de 2 sesiones durante 6 semanas y no encontraron 
ninguna diferencia significativa en ninguno de los tests realizados, concluyendo que los JR son aceptables 
sustitutos del entrenamiento interválico de carrera para mantener la condición física durante la temporada 
competitiva. 
Impellizzeri et al. (2006) estudiaron la mejora de la condición aeróbica también en dos grupos: un grupo 
con entrenamiento basado en JR y otro grupo con entrenamiento basado en carrera, durante 12 semanas. 
Ambos grupos no presentaron diferencias significativas en ninguna de las variables estudiadas, ni cuando 
se aplicó el entrenamiento en pretemporada, ni cuando se aplicó durante la temporada, concluyendo que 
ambos tipos de entrenamiento son igualmente efectivos para mejorar la condición aeróbica en futbolistas 
jóvenes.
113
6.2. Los JR y los efectos en la competencia sociomotriz
La evaluación de la competencia motriz (Parlebas, 2001), sociomotriz para el caso de un deporte socio-
motor como es el fútbol, no es fácil. Valorar en su conjunto el componente físiológico, técnico-motriz, cog-
nitivo, afectivo y social requiere de una aproximación ‘cautelosa’. Esta dimensión multifactorial queda lejos 
cuando únicamente se valoran las dimensiones técnico – tácticas de los efectos esperados por las diferentes 
tareas de entrenamiento propuestas con formato de JR. Es inversamente proporcional su importancia a los 
esfuerzos que por el momento se llevan realizados (Gabbett, & Mulvey, 2008; Jones, & Drust, 2007; Mayo y 
Navarro, 2008; Kelly, & Drust, 2008; Owen, Twist, & Ford, 2004; Reilly, 2005). Además debemos añadir que 
en la mayoría de ocasiones, únicamente se ha realizado el análisis desde la vertiente técnico – táctica, aten-
diendo a aspectos individuales del juego, sin estudiar las interacciones que se producen entre los jugadores 
y equipos. Aunque la información extraída de estos trabajos es escasa, es sumamente interesante.
Tal y como afirma Castellano (2005) es necesario conocer si las tareas diseñadas por los entrenadores 
cumplen con los objetivos motrices marcados, y son necesarios rigurosos trabajos al respeto, aunque no es 
una labor nada sencilla. Algunos de los trabajos no incluyen de manera explícita ni los estadísticos ni los 
resultados obtenidos en las pruebas de fiabilidad de la herramienta de registro que se ha utilizado, eludiendo 
así uno de los requisitos imprescindibles del método científico. Las principales conclusiones de estos traba-
jos se pueden resumir en:
- Descenso del número de acciones técnicas por jugador al aumentar el número de jugadores partici-
pantes en la tarea, tanto de jugadores como de comodines (Jones, & Drust, 2007; Mayo, & Navarro, 2008; 
Owen et al., 2004; Platt et al. tomado de Reilly, 2005).
- Los pases son las acciones técnicas más frecuentes (Owen et al.2004; Platt et al. 2001, tomado de 
Reilly, 2005)
- Mayor número de cambios de dirección y de regates en las situaciones con menor número de jugado-
res como el 1:1 y 2:2 (Owen et al., 2004; Platt et al. 2001 tomado de Reilly, 2005).
- Aumento del número de entradas y de disparos a portería asociado a la reducción del tamaño del 
campo (Kelly, & Drust, 2008; Platt et al., 2001 tomado de Reilly, 2005).
- Sin influencia de la frecuencia en las acciones técnicas, no limita esta variable, se puede atribuir a 
otros factores como por ejemplo a diferente n.º de jugadores (Owen et al., 2004), ni en las acciones de juego 
como jugadores que intervienen en cada posesión, pases dentro de cada posesión y número de posesiones 
(Tessitore et al, 2006)
- La presencia de comodines externos reduce el número de errores en los pases (Mayo, & Navarro, 
2008).
- En las tareas de mantenimiento sin comodines, los jugadores participan más veces que cuando este 
mantenimiento tiene comodines (Mayo, & Navarro, 2008).
- Los JR simulan las acciones técnicas (implicaciones con el balón, regates, pases, entradas, trapping 
y otros) realizadas durante partidos de diferente nivel de competición (Gabbet, & Mulvey, 2008).
- Mayor número de acciones técnicas y de pases por jugador en situación de mantenimiento sin finali-
zación que cuando existe finalización (Mayo, & Navarro, 2008).
Podríamos concluir que existe muy poca información con respecto a los efectos técnico – táctico – estra-
tégicos cuando se diseñan tareas de entrenamiento en busca de los objetivos deseados
114
7. Los JR para programar la intervención
Un aspecto importante a la hora de ampliar el conocimiento sobre los JR es conocer si la aplicación de 
un JR presenta un estímulo uniforme y adecuado para desarrollar la resistencia a todos los jugadores partici-
pantes (variabilidad de la respuesta de los jugadores), o si por el contrario depende de su nivel físico, técnico-
táctico-estratégico, de su motivación, o de otras variables extrañas que aún desconocemos.
También presenta un interés especial conocer la fiabilidad de dicha respuesta comparando diferentes 
sesiones de entrenamiento y diferentes tareas dentro de la misma sesión de entrenamiento. Todas ellas 
cuestiones claves en las que nos centraremos en los siguientes epígrafes.
7.1. Variabilidad interindividual
La variabilidad interindividual hace referencia al grado de dispersión en los efectos provocados en los 
jugadores que participan en el JR. Tenemos que admitir que la presencia del adversario, y por tanto, la incer-
tidumbre que genera, inevitablemente implica que el nivel de control de la demanda energética pueda verse 
implicada (Martínez de Santos, et al., 2006). Muestra de esto son las aportaciones de Hill-Haas, Coutts, & 
cols. (2008) que estimaron la variabilidad mostrada por diferentes parámetros (Fc, RPE, lactato y distancias 
recorridas por los jugadores a diferentes velocidades) y en qué medida éstos se veían influenciados por el 
número de jugadores de la tarea y por el régimen temporal impuesta a la misma.
Las medidas de Fc estudiadas (%Fc máxima y Fc pico) presentaron una variabilidad menor del 5 % en 
todos los formatos y regimenes, por lo que presentan una medida fiable de la respuesta de los jugadores 
dentro de la tarea. Similares valores se encontraron en la respuesta perceptiva, mostrando pequeños valores 
de variabilidad, expresada como el error típico, también encontrado en anteriores trabajos (Little, & Williams, 
2006; Little, & Williams, 2007; Impellizzeri et al., 2007). En el trabajo de Martínez de Santos, Blanco-Villase-
ñor, Sánchez, & Los Arcos (2009) la variabilidad explicada por los jugadores no es superor al 7 %.
Utilizando dispositivos portátiles de GPS también encontraron con respecto a las distancias recorridas a 
diferentes velocidades (Hill-Haas, Coutts et al., 2008), variaciones de <5 % en la distancia total y en la dis-
tancia recorrida a bajas velocidades, aumentando el error a medida que aumentaba la velocidad de carrera 
(explicado posiblemente por la baja frecuencia de muestreo del dispositivo, de únicamente 1Hz).
Figura VIII. Jugador con el dispositivo portátil GPSports Spi-élite.
115
La medida que presentó mayor variabilidad fue la 
concentración de lactato, presentándose como había 
sido referido en anteriores trabajos como un pobre 
indicador de la carga interna de este tipo de tareas 
(Impellizzeri, et al., 2007).
Las conclusiones de este trabajo son que para el 
control de la carga de este tipo de situaciones, se 
debe priorizar la Fc individual y la respuesta percep-
tiva de cada jugador, ya que son las respuestas que 
presentan una menor variabilidad entre jugadores.También se ha estudiado la diferente variabilidad 
que presentan los formatos de JR aplicados con di-
ferentes regímenes de trabajo, concluyendo que los 
formatos continuos presentan menos variabilidad 
que los formatos interválicos (Hill-Haas, Coutts, et 
al., 2008).
Otro grupo de autores encabezado por Dellal, et 
al. (2008) comparó la variabilidad interindividual de 
diferentes formatos de JR con entrenamientos inter-
válicos de diferente duración e intensidad así como 
con presencia/ausencia de porteros. Obtuvieron ma-
yores valores de variabilidad en las situaciones de 
JR, por lo que los autores sugieren en base a estos 
resultados, que para controlar el efecto del entrena-
miento en la mayoría de los jugadores y reducir su 
variabilidad, deberíamos utilizar sesiones de carrera 
intermitente; en segundo lugar, dentro de las situa-
ciones de JR, observan como la presencia de los por-
teros además de aumentar la intensidad fisiológica 
de la tarea, aumenta la variabilidad interindividual de 
la misma, sugiriendo los autores que la presencia de 
los porteros produce un aumento de motivación dife-
rente entre los jugadores (Dellal, et al., 2008)
Continuando con la variabilidad de las respues-
tas entre los jugadores, una conclusión reportada por 
Hoff et al. (2002) y que debería ser estudiada con 
mayor profundidad, es la idoneidad de este tipo de 
trabajos para los jugadores con elevados Vo2max, 
ya que este grupo de investigadores encontraron 
que los jugadores con mayor Vo2max tenían el % 
de este parámetro en las tareas de juego reducidos 
más bajas. Éstos mismos resultados se han obtenido 
con jugadores de balonmano, sugiriendo los autores 
añadir reglas a estos jugadores, como añadir saltos 
o aceleraciones después de cada posesión de balón 
para aumentar la intensidad (Buchheit, Lepretre, Be-
haegel, Millet, Cuvelier, & Ahmaidi, 2008). 
Tradicionalmente se ha pensado que para los ju-
gadores con mayor nivel técnico-táctico-estratégico 
las situaciones de JR producen una respuesta de me-
nor intensidad debido a su mejor capacidad de toma 
de decisión. Este aspecto debe de ser estudiado en 
mayor profundidad ya que son escasos los trabajos 
encontrados con tal objetivo. Interesante resulta el 
trabajo de Gabbet, Carius y Mulvey (2008) en el cual 
se miden los patrones de actividad física durante un 
JR de 45 minutos de forma previa y posterior a una 
intervención de entrenamiento perceptivo-decisional 
de 4 meses de duración, basado en vídeo. Esta in-
tervención produce mejora en la precisión de las de-
cisiones y reduce el número de errores, indicando 
una mejora en la habilidad decisional. Además, estas 
mejoras son transferidas a situaciones de juego, ya 
que se mejoran tomas de decisión en pases, tiros y 
regates. A pesar de esta mejora, no existen diferen-
cias entre el tiempo en cada zona de actividad duran-
te los JR, lo que pone en tela de juicio si la habilidad 
decisional de cada jugador influye en la intensidad de 
la tarea durante los JR.
116
7.2. Reproducibilidad de las situaciones de JR.
Hill-Haas, Roswell et al. (2008) estudiaron la reproducibilidad de dos situaciones de entrenamiento den-
tro de la sesión, y compararon diferentes sesiones modificando el número de jugadores y el régimen de 
trabajo, encontrando altos valores de reproducibilidad en la distancia total, distancia a bajas velocidades, % 
Fc máx, y RPE (con un error típico entre el 2 % - 12 %) tanto para tareas dentro de la misma sesión, como 
para tareas de diferente sesión. Valores similares a estos fueron encontrados en otros estudios (Martínez de 
Santos et al., 2006; Rampinini, et al. 2004) mostrándose una alta-moderada reproducibilidad de las medidas 
de Fc cuando se realizan situaciones específicas de entrenamiento con balón, y por Little y Williams (2006), 
realizando diferentes formatos de JR. Sin embargo la reproducibilidad para las distancias a alta velocidad y 
para las concentraciones de lactato fueron bajas (valores de entre el 2 % - 35 % para los valores de lactato 
y entre el 26 % - 51 % para la distancia recorrida a más de 18 km/h-1). Moderada-baja reproducibilidad de 
medidas de concentración de lactato también fueron reportadas por Impellizzeri et al. (2006) y por Rampinini 
et al (2007), explicado debido a la metodología utilizada, ya que la medida de concentración de lactato úni-
camente se tomó al final de cada repetición, reflejando únicamente la contribución anaeróbica de los últimos 
minutos de ejercicio. Se encontraron mejores reproducibilidades cuando el número de jugadores era más 
pequeño (menor error típico en 2:2 que en 4:4).
8. Reflexiones finales
Los JR son tareas muy utilizadas en los entrenamientos de todos los deportes colectivos aunque el cono-
cimiento científico sobre los efectos obtenidos es limitado, complicado y por supuesto, está inacabado.
Son tareas específicas desde el punto de vista fisiológico, físico y perceptivo, aunque presentan algunas 
diferencias con respecto a los partidos de competición, las cuales tienen que ser tenidas en cuenta en el 
entrenamiento, como la reducida cantidad de esfuerzo de alta intensidad y la reducida aparición de situacio-
nes de sprints repetidos. En base a la información disponible en la literatura científica podemos pensar que 
la utilización de JR presenta una intensidad adecuada para la mejora de la resistencia de los jugadores y, 
por tanto, parece que es efectiva para mejorar la condición aeróbica de los mismos (aunque existen pocos 
trabajos longitudinales al respecto), además de otro tipo de aspectos como la fuerza, velocidad, cambios de 
dirección, salidas, detenciones y un largo etcétera que caracteriza la demanda energética en el fútbol profe-
sional. 
Reiteramos nuevamente la escasa documentación científica encontrada cuyo objetivo principal sea la de 
profundizar sobre los efectos en la competencia motriz de los jugadores cuando se les sitúa reiteradamente 
en las diferentes tareas de entrenamiento. Esta es una ‘asignatura pendiente’ en el mundo del fútbol cuyo 
abordaje entendemos debe ser holístico y sistémico.
Con la inclusión y desarrollo de las nuevas tecnologías y softwares específicos para su planificación, 
seguimiento y control, es posible una mayor rigurosidad en el conocimiento sobre este tipo de situaciones, 
desde el punto de vista de la carga externa e interna, perceptivo y motriz, inteligencia en el juego…, lo que 
nos permitirá controlar con mayor precisión el efecto de las tareas propuestas y poder optimizar el proceso 
de enseñanza-aprendizaje y el de entrenamiento. Diferentes variables del diseño de las tareas deben ser 
controladas porque tienen influencia en la intensidad de la tarea, y su modificación nos va a permitir modular 
la intensidad de la tarea en función del objetivo perseguido. Con respecto a las variables de juego, son pocos 
los trabajos que nos aportan información al respecto, aunque esta información debe de tenerse en cuenta a 
la hora de proponer tareas de entrenamiento.
117
Respecto a la variabilidad y reproducibilidad creemos necesario un mayor estudio ya que son todavía 
escasos los trabajos con futbolistas que estudien la efectividad de este tipo de tareas, y todavía quedan 
muchas incógnitas por responder. Entendemos además que todavía hay muchas variables ‘ocultas’, no con-
trolables otras, para investigadores y entrenadores que dificultan avanzar en esta línea.
Este tipo de tareas supone un estímulo condicional adecuado para el desarrollo de la resistencia y sobre 
todo son la ‘única’ forma (o una de las principales) de entrenar los PRINCIPIOS, MOMENTOS y MODELOS 
DE JUEGO específicos del fútbol (los dos primeros) y del equipo, que entendemos deberían ser la base del 
entrenamiento de fútbol moderno y, por supuesto, dentro de los modelos actuales de planificación en fútbol 
que parece que se van imponiendo (periodización táctica).
118
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