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Dr. Fernando D. Saraví Este capítulo trata sobre la fisiología de los movimientos de la parte más distal del tubo digestivo y del acto defecatorio. Motilidad del colon El colon es la parte del tubo digestivo donde el contenido luminal persiste por más tiempo, en comparación con el estómago y el intestino delgado (Fig. 1). El tiempo medio de tránsito en el colon es de 72 h, pero es muy variable. En general, es más breve cuando la dieta es rica en fibras no digeribles, que aumentan el volumen del contenido que llega al colon y estimula su motilidad (Fig. 2). Las principales funciones del colon son desecar el contenido luminal hasta que alcance consistencia sólida y servir como sitio de depósito transitorio de las heces hasta su eliminación. En el ser humano, la adecuada función del colon es importante para la calidad de vida. En el colon, el músculo liso circular está bien desarrollado, pero la capa de músculo liso longitudinal es discontinua, excepto en las bandeletas o cintas colónicas (taenia coli). La contracción del músculo liso de la pared del colon puede generar normalmente presiones que superan 100 mmHg, de hecho las más elevadas en una víscera hueca, con excepción del ventrículo izquierdo. El colon presenta varios patrones de actividad motora, posibilitados por las ondas lentas generadas por las células intersticiales de Cajal (ICC), coordinados por el sistema nervioso entérico y modulados por a inervación extrínseca, en particular parasimpática (vagal hasta el colon transverso y sacra desde el colon transverso hasta el recto). La importancia de la inervación intrínseca es clínicamente evidente por el megacolon que es la consecuencia de su ausencia congénita (enfermedad de Hirschprung) o adquirida (enfermedad de Chagas), CONTRACCIONES LOCALIZADAS Comprenden contracciones tónicas y fásicas. Estas últimas tienen una frecuencia de 2 a 4/min, una amplitud de 5 a 50 mmHg y una duración que se clasifica en breve (< 15 s) o prolongada (hasta 60 s). A veces se producen en Movimientos del aparato digestivo 3: Colon y defecación Posgrado-00 Sello Movimientos del colon y defecación Dr. Fernando D. Saraví 2 salvas que duran hasta 3 min. Como en el estómago y el intestino delgado, el ritmo eléctrico básico es generado por las ICC. En el colon humano, las ICC estrelladas próximas a la submucosa originan ondas lentas con una frecuencia de 2 a 4/min, sobre las cuales se superponen ondas de mayor frecuencia (17/min) y potenciales de acción generadas en redes de ICC más externas. Esta actividad basal no es inhibida por bloqueo de receptores colinérgicos ni adrenérgicos, pero sí por bloqueantes de canales de Ca2+. Su amplitud aumenta si se inhibe la síntesis local de óxido nítrico. Aunque estas contracciones se denominaron localizadas sobre la base de registros manométricos con sensores espaciados entre sí varios cm, con el empleo de manometría de alta resolución (hasta 120 sensores separados por una distancia de 1 cm) se ha observado que estas ondas – que parecen localizadas con manometría de baja resolución – también se propagan, aunque no más de 10 cm. A partir del sitio de origen, esta limitada propagación puede ser anterógrada (en dirección anal), retrógada o bidireccional (Fig. 3). La función de estas contracciones es exponer el contenido colónico al epitelio y favorecer los procesos de absorción. El colon sigmoideo presenta ciclos de contracción en salvas cada 80 a 90 min, que elevan su presión de 15 a 60 mmHg y duran de 3 a 30 min. El 70 % de estas contracciones son locales; el resto tiene una propagación limitada en sentido anterógrado o retrógrado. Normalmente, el recto se encuentra prácticamente vacío. La actividad motora basal propia del recto es de baja frecuencia y amplitud. Incluso las ondas que se propagan desde sitios proximales reducen su amplitud a nivel del recto. Las ondas que se generan en el propio recto se propagan en sentido retrógrado, por lo cual pueden constituir una especie de freno del flujo del contenido sigmoideo. A diferencia de otras regiones del colon, la ingesta de alimentos no modifica la actividad motora del recto. Dicha actividad depende de la integridad de los plexos intrínsecos pero es independiente de la inervación extrínseca. La distensión del colon produce movimientos de tipo peristáltico, en los cuales la onda de contracción es precedida de una onda de relajación. En el colon sigmoideo, este fenómeno parece promover la progresión de las heces hacia el recto. CONTRACCIONES PROPAGADAS Las contracciones propagadas pueden ser retrógradas o anterógradas. Las anterógradas contribuyen a la propulsión del contenido colónico en dirección anal. La mayor parte de las ondas contráctiles propagadas son de baja amplitud (< 50 mmHg), cubren trayectos que no superan 22.5 cm y se producen cada 12 a 36 min, con un total de 40 a 120 en 24 h. Con mucho menor frecuencia, habitualmente 5 ó 6 veces por día (aunque el rango normal es de 2 a 24/día) se producen ondas contráctiles propagadas de gran amplitud (> 100 mmHg), que se desplazan con una velocidad de 2 a 3 cm/s (Fig. 4). Estas ondas pueden originarse en diversas partes del colon, pero con mayor frecuencia se inician en el colon proximal. La mayor parte de estas ondas de gran amplitud terminan en la unión rectosigmoideo, pero cerca de un tercio se propagan hasta el ano. Las contracciones propagadas de gran amplitud según la terminología actual – basada en registros manométricos y electrofisiológicos Movimientos del colon y defecación Dr. Fernando D. Saraví 3 – corresponden a lo que los textos clásicos describen como “contracción en masa” del colon, sobre la base de estudios radiográficos contrastados del tránsito intestinal. Estas contracciones, especialmente las escasas (1 a 3 por día) que se propagan hasta el ano, se asocian frecuentemente con el deseo de defecar o expulsar flatulencias. La actividad motora del colon muestra un ritmo circadiano. Es mínima por la noche pero aumenta al despertar. También se incrementa luego de la ingesta de alimentos (Fig. 5 A) por el reflejo gastrocólico, que se describe más adelante. Continencia y defecación La defecación o expulsión periódica del excremento es una función indispensable pero, dada su naturaleza, sujeta al control voluntario en el ser humano a partir de los 2 a 5 años de edad. Normalmente existe un sello hermético Movimientos del colon y defecación Dr. Fernando D. Saraví 4 anal que impide la pérdida de contenido rectal – sólido, líquido o gaseoso – excepto cuando la persona voluntariamente decide su eliminación. Dado que los trastornos de la defecación afectan la calidad de vida, la autoestima y la vida social de las personas, es importante conocer los mecanismos responsables tanto de la defecación como de la continencia anal. Ambos involucran actividad aferente al sistema nervioso central y eferencias somáticas y autonómicas, además de la intervención de la inervación intrínseca del colon, el recto y el ano. INERVACIÓN EXTRÍNSECA DEL COLON DISTAL, EL RECTO Y EL ANO La región terminal del tracto digestivo tiene inervación simpática, parasimpática y somática. Inervación simpática La inervación simpática proviene de ganglios para y prevertebrales. Algunas fibras inervan los vasos sanguíneos; cuando son estimuladas, causan vasoconstricción. Un segundo grupo de fibras se dirige al plexo submucoso, donde influencian principalmente el balance entre secreción y absorción de agua y electrolitos, favoreciendo la absorción. Un tercer grupo de fibras simpáticas actúa sobre el plexo mientérico, en general reduciendo la actividad contráctil. El músculo liso de los vasos sanguíneos posee α1- adrenoceptores, pero los efectos de la noradrenalina sobre la secreción y la actividad del músculo liso seejerce principalmente de manera indirecta, mediante la activación de α2- adrenoceptores presinápticos que inhiben la actividad de las neuronas intrínsecas. Sin embargo, el esfínter interno del ano se contrae por estimulación simpática y el efecto es mediado por α1-adrenoceptores. Las neuronas posganglionares presentes en los ganglios simpáticos son controladas por fibras preganglionares procedentes de la médula espinal y por aferentes viscerales y somáticos que dan colaterales a los ganglios simpáticos. La activación de ambas clases de aferentes tiende a inhibir, por reflejos locales, la motilidad colónica. Inervación parasimpática La inervación parasimpática de la parte distal del colon proviene del núcleo parasimpático sacro que se encuentra a nivel de los segmentos sacros S2 a S4 y envía sus eferentes por los nervios pélvicos, formando el plexo hipogástrico. Estos eferentes penetran al recto, en donde forman fascículos ascendentes que excitan neuronas entéricas mediante sinapsis Movimientos del colon y defecación Dr. Fernando D. Saraví 5 colinérgicas nicotínicas. La activación parasimpática aumenta la actividad motora del colon, en especial las contracciones propagadas de gran amplitud, algunas de las cuales preceden la defecación. Inervación somática Los nervios aferentes que proceden del recto cursan principalmente por los nervios pélvicos y se dirigen a los segmentos sacros (en especial S1 y S2), aunque también hay aferentes que viajan en paralelo con los eferentes simpáticos hasta el nivel tóracolumbar. Estos aferentes tienen sus somas en los ganglios de la raíces dorsales. Algunos aferentes corresponden a mecanorreceptores de elevado umbral que inervan vasos sanguíneos. No obstante, los nervios rectales también poseen una importante población de mecanorreceptores de bajo umbral que se activan por distensión del recto, contracción de su músculo liso o estimulación mecánica leve de la mucosa (toque o deslizamiento). Estos aferentes proporcionan estimulación sináptica al núcleo parasimpático sacro. Además forman vías ascendentes que, por su bajo umbral, tienen un papel importante en la percepción del lleno y del contenido rectal y, por tanto, en regular los mecanismos de continencia y defecación. Por otra parte, los aferentes que cursan paralelamente a la inervación simpática dan colaterales a los ganglios simpáticos celíaco, mesentérico superior y mesentérico inferior, que Movimientos del colon y defecación Dr. Fernando D. Saraví 6 median reflejos locales. Estos aferentes son la principal vía nociceptiva para la percepción de dolor causado por estímulos viscerales potencialmente nocivos. MECANISMOS DE CONTINENCIA Es motivo de discusión si entre el colon sigmoideo y el recto existe un esfínter, llamado esfínter de O’Beirne o esfínter de la unión rectosigmoidea. Anatómicamente, en dicha unión hay un engrosamiento del músculo liso en un trayecto de casi 3 cm. La presión luminal basal en esta zona es mayor que en el recto o en el sigmoideo, por lo cual es probable que contribuya a mantener vacío el recto. La citada presión decrece cuando el sigmoideo se contrae, lo cual facilita el pasaje del contenido hacia el recto. En condiciones normales de reposo, la continencia es asegurada por la contracción tónica de los músculos elevador del ano, puborrectal y los esfínteres interno y externo del ano. El músculo puborrectal se inserta en la cara posterior del pubis y forma un lazo en torno de la unión anorrectal, sin insertarse en la columna vertebral, de modo que mantiene un ángulo de ~ 90 º entre los ejes longitudinales del recto y del conducto anal (Fig. 6 A). El elevador del ano forma parte del piso de la pelvis o diafragma pelviano. Se inserta en la pelvis desde la cara posterior del pubis hasta la espina isquiática. Consta de tres fascículos (un cuarto fascículo, el íleocoxigeo, es rudimentario en el ser humano). El fascículo medio o puborrectal se inserta en la región de la unión anorrectal. La contracción de este fascículo contribuye a mantener la angulación entre el ano y el recto, pues la inserción ósea se encuentra por encima del nivel del ano. El esfínter interno del ano está formado por músculo liso circular e inervado por el sistema nervioso entérico. Está tónicamente contraído. Su actividad no es modificada por la ventilación ni por la anestesia general. El esfínter externo del ano es un músculo estriado, inervado de cada lado por la correspondiente rama del nervio pudendo. Según el concepto moderno, consta de tres asas (Fig. 7). La más profunda o superior rodea el conducto anal y se fusiona con las fibras del músculo puborrectal. El asa media pasa por Movimientos del colon y defecación Dr. Fernando D. Saraví 7 delante del conducto anal y se inserta en el coxis. Por delante, sus fibras se confunden con las del músculo bulboesponjoso y del músculo transverso profundo del periné. El asa superficial rodea el conducto anal y se inserta en la dermis por delante de éste. Las motoneuronas que controlan el esfínter externo se encuentran a nivel de S1-S2, formando un pequeño núcleo en la lámina IX del asta anterior, llamado núcleo de Onuf por su descubridor (Bradislav Onufrowicz, 1863- 1928). Este núcleo se encuentra entre los núcleos ventrolateral y ventromedial. Es responsable de la inervación de los músculos estriados que participan en la continencia urinaria y fecal, y también en la actividad muscular pelviana durante el orgasmo. Cada núcleo de Onuf tiene una longitud de 5 a 7 mm, un volumen medio de 0.3 mm3 y posee 500 a 700 motoneuronas. El núcleo de Onuf es sexualmente dimórfico, ya que posee más neuronas en el varón que en la mujer. En reposo, la actividad tónica del esfínter externo es responsable por 55 % del tono del conducto anal, mientras que el esfínter interno genera 30 % de dicho tono. El resto (15 %) se debe a las almohadillas del conducto anal, donde se encuentra el plexo hemorroidal superior. Dichas almohadillas contribuyen a establecer un sello hermético que impide la pérdida de contenido líquido o gaseoso. Frente a incrementos abruptos de la presión abdominal, como los causados por la tos, el esfínter externo se contrae en forma refleja. Al mismo tiempo, también se contrae el músculo puborrectal, lo cual reduce el ángulo anorrectal y contribuye a mantener la continencia (Fig. 6 B). Los estudios manométricos con dispositivos de alta resolución permiten medir las presiones desarrolladas por los esfínteres anales (Fig. 8). La presión desarrollada por los esfínteres en el conducto anal es de aproximadamente 70 mmHg. Esta presión puede ser aumentada voluntariamente, por contracción del esfínter externo, a más de 200 mmHg. MUESTREO SENSORIAL EN EL CONDUCTO ANAL El conducto anal es una estructura tubular, de 3 a 5 cm de longitud, que conecta el recto con el orificio anal (Fig. 9). El extremo proximal (rectal) del canal está recubierto por el epitelio intestinal, de origen endodérmico. Por debajo de la línea dentada o pectinada, formada por las columnas y criptas de Morgagni, el epitelio es de origen ectodérmico, de tipo escamoso estratificado. La frontera entre el epitelio escamoso no queratinizado y queratinizado está en la línea de Hilton o anocutánea. El epitelio queratinizado del canal anal distal se continúa en la piel perianal, que carece de folículos Movimientos del colon y defecación Dr. Fernando D. Saraví 8 pilosos (aunque abunden en su derredor), pero posee glándulas sebáceas, apócrinas y sudoríparas. También existen glándulas anales que desembocan en las criptas de Morgagni y pueden proporcionar cierta lubricación al epitelio. Por debajo de la línea dentada (Fig. 10), el conducto anal posee una abundante inervación sensitiva que incluye terminaciones libres (nociceptores y termorreceptores), y mecanorreceptores de bajoumbral como bulbos de Krause (también sensibles al frío), corpúsculos de Pacini y de Meissner, que son sensibles a la vibración de frecuencia alta (100 a 400 Hz) y baja (20 a 60 Hz), respectivamente. También posee terminaciones encapsuladas conocidas como corpúsculos genitales pues se identificaron inicialmente en la piel del prepucio y el capuchón del clítoris (también se encuentran en los pezones). Los corpúsculos genitales son similares a los bulbos de Krause pero su localización es más profunda. Son sensibles al tacto y al deslizamiento o fricción. En personas normales, el esfínter anal interno se relaja periódicamente cada aproximadamente 10 min. Es un fenómeno llamado reflejo anal de muestreo, que está controlado principalmente por el sistema nervioso entérico y modulado por la actividad de eferentes sacros. El reflejo puede inducirse experimentalmente por distensión del recto, la cual causa simultáneamente relajación del esfínter interno y aumento del tono del esfínter externo. En este caso se denomina reflejo inhibitorio recto-anal (Fig. 11). Cuando se produce el reflejo anal de muestreo, la continencia se mantiene gracias al esfínter externo. La relajación del esfínter interno hace que el contenido rectal se ponga brevemente en contacto con la mucosa anal, lo cual permite la percepción consciente o inconsciente de su estado físico (gaseoso, líquido o sólido). Cuando el epitelio está irritado, dicha capacidad discriminativa se reduce y esto puede ocasionar a errores sobre la naturaleza del contenido (por ejemplo, confundir líquido con gas). DEFECACIÓN Las deposiciones consideradas normales se definen generalmente por su frecuencia y consistencia. Entre los adultos, 40 % de los varones y un tercio de las mujeres defeca una vez al día. Sin embargo, el rango de frecuencia considerado normal oscila entre tres Movimientos del colon y defecación Dr. Fernando D. Saraví 9 deposiciones diarias y tres deposiciones semanales. Los niños pueden tener cuatro o más deposiciones diarias durante los primeros años de vida. A los cuatro años, edad en la cual 98 % de los niños controla sus esfínteres, la frecuencia es similar a la del adulto, con un rango de 4 a 9 deposiciones por semana. El aspecto y consistencia de las heces se evalúa según la escala de Bristol (Fig. 12). Los excrementos tipos 3 a 5 se encuentran dentro del rango normal. Los de tipo 1 y 2 se asocian con estreñimiento y los de tipo 6 y 7 con diarrea. FASES DE LA DEFECACIÓN La defecación puede dividirse en tres fases: 1. Una primera fase pre-defecatoria, durante la cual se genera el estímulo para la evacuación intestinal. 2. Una segunda fase expulsiva, de evacuación o defecación propiamente dicha. 3. Una tercera fase de terminación del acto defecatorio. Fase pre-defecatoria En esta fase se produce el deseo de “ir al baño”. Todavía es motivo de discusión la intervención precisa en producir tal deseo del colon, el recto, el ano, el tejido perirrectal y el músculo puborrectal. Es probable que todas estas estructuras contribuyan, aunque en grado variable. Como se notó antes, algunas contracciones colónicas propagadas de gran amplitud normalmente se asocian con el deseo de defecar, en particular cuando se propagan hasta el recto. La distensión del colon mediante un balón no produce la sensación de necesidad de defecar, sino un dolor de tipo cólico. Por otra parte, la distensión del ano produce la sensación de estar evacuando. En cambio, la distensión del recto mediante un balón o la instilación de material sí causa el deseo de defecar. Normalmente el volumen contenido en el recto es menor de 10 mL. El umbral para la percepción consciente de contenido rectal es de ~ 30 mL. Cuando el volumen rectal alcanza 130 a 150 mL, se percibe una sensación clara de plenitud que estimula el deseo de defecar. Esta necesidad se torna imperiosa con volúmenes de 250 a 300 mL. El estímulo efectivo no es la presión intrarrectal, sino el grado de distensión de la pared del recto y, probablemente, de los tejidos perirrectales. Los responsables de detectar la distensión no dolorosa son terminaciones especializadas que, en el intestino distal, se encuentran en el recto y en torno del esfínter Movimientos del colon y defecación Dr. Fernando D. Saraví 10 anal interno, pero no en el colon. Se denominan terminaciones laminares intraganglionares. Se activan por contracción muscular y por distensión pasiva del tejido. Las fibras aferentes que provienen del conducto anal por debajo de la línea dentada cursan por los nervios rectales inferiores, que son ramas de los nervios pudendos. La distensión del recto produce en forma refleja su contracción – en forma proporcional al aumento de volumen – al tiempo que relaja el esfínter anal interno (permitiendo el muestreo sensorial del contenido) y aumenta el tono del esfínter externo. Este es el reflejo inhibitorio rectoanal. El diámetro de la parte superior del conducto anal, que es de 3.2 cm en reposo, aumenta a 4 cm cuando aparece el deseo de defecar y llega a 4.4 cm cuando la necesidad se percibe como impostergable. La distensión del recto también inhibe, por un reflejo local, la motilidad del colon; esta respuesta limita el aumento exagerado del volumen rectal. Durante esta fase, el esfínter externo y los músculos del piso de la pelvis permanecen contraídos. La fuerza contráctil, y con ella la resistencia a la evacuación, puede aumentarse voluntariamente. La contracción voluntaria de esfínter externo y del piso de la pelvis permite postergar la evacuación, a menos que el grado de distensión del recto sea excesivo. Por otra parte, si no se produce la evacuación o el retroceso el contenido rectal hacia el colon sigmoideo, el recto puede mostrar una relajación receptiva que depende en parte de las propiedades biomecánicas de sus paredes, pero además incluye un componente activo de relajación del músculo liso. Fase de evacuación A los 4 años de edad, la mayor parte de los niños (98 %) puede controlar la defecación. Previamente, ésta es un acto reflejo integrado a nivel espinal, por el cual los mecanorreceptores señalan la distensión rectal. Es probable que el reflejo gastrocólico tenga un papel importante en controlar la defecación en los niños pequeños. El reflejo gastrocólico consiste en un aumento de la actividad motora del colon y del recto dentro de los 30 min de la ingesta de alimentos (a veces con un componente tardío, 1 a 2 h después). Se cree que el reflejo sirve para facilitar la evacuación – y por tanto hacer espacio en el tubo digestivo – frente a la ingesta. El reflejo puede demostrarse en adultos (Fig. 13), pero en éstos es inconstante. A pesar de su nombre, solamente una parte del reflejo se origina en el estómago, debido a la distensión gástrica. No obstante, este componente parece menos importante que el debido a la llegada de nutrientes al duodeno. Para inducir el reflejo en el adulto, se requiere la ingesta de ~ 1000 kCal (4.2 MJ). Tanto los carbohidratos como las grasas pueden inducirlo, Movimientos del colon y defecación Dr. Fernando D. Saraví 11 aunque la latencia es mayor con estas últimas. En la inducción del reflejo gastrocólico pueden participar hormonas como la colecistokinina y la gastrina, pero se requiere la integridad de la inervación intrínseca y extrínseca. El bloqueo de receptores muscarínicos con atropina o de receptores serotonérgicos 5HT3 con granisetron atenúa notablemente el reflejo. Es probable que la serotonina estimule neuronas aferentes que participan en el arco reflejo, mientras que la acetilcolina es el principal neurotransmisor que actúa sobre el músculo liso del colon y del recto. En niños mayores y en adultos, la defecación es un acto voluntario que normalmente puede ser pospuesto si las circunstanciasasí lo indican (Fig. 14). Vías ascendentes. La información sensorial de la región anorrectal establece sinapsis en el asta posterior. Las segundas neuronas cruzan la línea media por la comisura anterior y ascienden por el cuadrante anterolateral de la médula espinal en los haces espinorreticular, espinomesencefálico, espinohi- Movimientos del colon y defecación Dr. Fernando D. Saraví 12 potalámico y espinotalámico (Fig. 15). Los primeros tres haces citados se relacionan sobre todo con funciones regulatorias subconscientes, en particular relacionadas con estímulos nociceptivos. Los aferentes rectales y anales también pueden ascender por las columnas dorsales, ya sea por la fibra primaria o previa sinapsis en el asta dorsal (neuronas postsinápticas de las columnas dorsales). Se ha demostrado que estos aferentes de las vísceras pélvicas, que ascienden por la porción medial del fascículo gracilis, llevan información nociceptiva. Es concebible que también transporten información sobre estímulos viscerales inocuos, aunque esto no está claro aún. La representación subcortical y cortical de las sensaciones provenientes del recto y del ano ha sido estudiada mediante registros electrofisiológico s y resonancia magnética funcional. Con esta última técnica, se ha demostrado que las aferencias rectales y anales activan similares áreas corticales: Cortezas somestésicas primaria y secundaria (S1 y S2), lóbulo de la ínsula, cortezas de asociación sensorial, y lóbulo prefrontal, en particular en la región supraorbital. Las aferencias rectales están representadas de manera comparable bilateralmente, mientras que las aferencias anales muestran lateralización hacia la izquierda. Otra diferencia es que los estímulos rectales inocuos activan la región anterior de la circunvolución del cíngulo, pero los anales no (Fig. 16). Otro estudio mostró que los estimulos rectales tienen una localización netamente diferente de las anales en el mesencéfalo y en el opérculo parietal, mientras que existe superposición en el lóbulo de la ínsula (Fig. 17). La citada superposición es consistente con el concepto de que la ínsula es una región de integración de aferencias propioceptivas. El opérculo parietal corresponde a la porción del lóbulo homónimo que forma el borde superior de la cisura lateral (de Silvio). La zona activada por aferencias anales no nociceptivas corresponde a parte de la corteza somestésica secundaria (S2), mientras que la representación de las aferencias rectales corresponde a un área de localización anterior, Movimientos del colon y defecación Dr. Fernando D. Saraví 13 próxima al área 44 de Brodmann de la corteza frontal. Presumiblemente las cortezas supraorbitaria, prefrontal lateral (ejecutiva) y del cíngulo son responsables por la inhibición o iniciación voluntaria de la defecación. Entre las áreas subcorticales, parece importante la participación de los ganglios de la base. Si la persona decide defecar, las influencias descendentes activan neuronas del núcleo protuberancial de Barrington (fundamental también para la micción voluntaria), donde se organiza y pone en marcha el correspondiente patrón motor (Fig. 18). Como ocurre con otros fenómenos motores, la defecación exige la coordinación entre la contracción y relajación de músculos que se encuentran en diferentes niveles del neuroeje. Tal coordinación Movimientos del colon y defecación Dr. Fernando D. Saraví 14 puede lograrse en parte por las influencias descendentes y en parte por conexiones intraespinales. En la defecación, se relaja el esfínter externo, lo cual permite la dilatación del conducto anal (el esfínter interno ya estaba dilatado). También se relaja el piso de la pelvis y el músculo puborrectal, con lo cual se agranda el ángulo rectocólico (Fig. 6 C) y facilita el pasaje de las heces. Simultáneamente se cierra la glotis y se contraen los músculos de la pared abdominal (maniobra de Valsalva) con lo cual aumenta la presión extrínseca. La expulsión es favorecida por la contracción rectal, aunque ésta no se produce durante la defecación en todas las personas. Fase de terminación Esta fase es en parte voluntaria y en parte refleja. La sensación de evacuación completa hace que cesen los esfuerzos defecatorios voluntarios. La parte involuntaria se debe al denominado reflejo de anal de cierre. Cuando desaparece la fuerza que distiende el ano, éste se contrae de manera refleja y también se contrae el músculo puborrectal, cerrando el ángulo rectoanal. La contracción del esfínter externo genera una presión mayor que la basal, y proporciona tiempo para la contracción más lenta del esfínter interno. Con la contracción de este último se restaura la condición normal de continencia. FACTORES QUE INFLUYEN EN LA DEFECACIÓN La defecación es influida por muchos y muy diversos factores, desde culturales hasta biomecánicos; solo se mencionan algunos, a modo de ejemplo. Aprendizaje A mediados del siglo XX el aprendizaje para la defecación voluntaria comenzaba a los 18 meses. Quizás por la disponibilidad de pañales descartables, actualmente se inicia entre los 21 y los 36 meses. En EE.UU., los niños de raza blanca que no se alimentan por lactancia materna, viven en ciudades y pertenecen a familias de elevados ingresos son los que más tarde aprenden a controlar la defecación. Las niñas aprenden a controlar la defecación antes (35 meses) que los varones (39 meses). Fibra dietaria La dieta es otro factor que influye en la frecuencia y facilidad de la defecación. Además del reflejo gastrocólico ya descrito, un elevado contenido de fibras indigeribles en la dieta favorece la defecación regular en sujetos normales (aunque se discute si realmente ayuda a los que padecen estreñimiento). Postura defecatoria En Occidente, la postura defecatoria habitual es en posición sentada, con el eje longitudinal de los muslos a ~ 90 º del eje del tronco. En esta postura, la apertura del ángulo puborrectal durante la defecación – y por tanto la reducción de la resistencia extrínseca a la expulsión – es menor que en la posición en cuclillas. Además, Movimientos del colon y defecación Dr. Fernando D. Saraví 15 en un sujeto en cuclillas los muslos contribuyen a la presión sobre el abdomen. Obviamente, la posición en cuclillas puede ser difícil de adoptar para sujetos obesos o ancianos, pero es biomecánicamente ventajosa para quienes pueden adoptarla (Fig. 19). ESTREÑIMIENTO El estreñimiento o constipación intestinal es una condición de elevada prevalencia que afecta a 15 % de los adultos (mayormente mujeres) y 9 % de los niños (sin distinción de sexo). En muchos casos afecta significativamente la calidad de vida del paciente. La definición del estreñimiento no es sencilla. Los médicos tienden a darle más importancia a la frecuencia de las deposiciones (< de 3/semana), mientras que los pacientes a menudo la definen según la consistencia de las heces o el esfuerzo realizado para su evacuación. Hay, por otra parte, relación entre ambas variables. Habitualmente las deposiciones infrecuentes se asocian con heces duras, de los tipos 1 a 3 de la escala de Bristol (Fig. 12). Existen dos clases principales de estreñimiento, según el mecanismo subyacente. Una clase se relaciona principalmente con tránsito colónico lento. En pacientes con esta clase de constipación intestinal se puede demostrar reducción de la frecuencia y amplitud de las contracciones colónicas propagadas de gran amplitud, falta de supresión de la motilidad colónica durante el sueño, y ausencia de aumento de la motilidad con el despertar o tras la ingesta de alimentos (Fig. 5 B). Esta forma de estreñimiento se asocia con depleción de las ICC y de las células gliales de los plexos entéricos. En pacientes con tránsito lento hay una reducciónde las contracciones propagadas en la amplitud (especialmente en el colon sigmoideo) y en la frecuencia (especialmente en el colon transverso); Fig. 20. Una segunda clase de estreñimiento está relacionada con dificultades en la defecación misma. Estas pueden ser causadas, por ej., por hiposensibilidad al lleno rectal, propulsión rectal insuficiente durante la defecación, falta de relajación adecuada del esfínter anal externo y el músculo puborrectal (anismo). Asimismo, una lesión dolorosa, como una fisura anal, puede ocasionar la postergación voluntaria de la defecación, lo cual crea un círculo vicioso, pues las heces retenidas se endurecen y tornan aún más dolorosa la evacuación cuando ésta se produce. El tratamiento depende de la causa subyacente. El estreñimiento por tránsito lento puede tratarse mediante el uso juicioso de laxantes, mientras que aquél debido a alteraciones en la defecación responden mejor a la reeducación mediante técnicas de biorretroalimentación para aumentar la percepción del lleno rectal y mejorar la coordinación muscular.
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