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14_Reproduccion_Diferenciacion_sexual

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Dr. Fernando D. Saraví 
 
El estudio de la sexualidad y la reproducción 
humana involucra una variedad de disciplinas, que 
van desde la biología molecular hasta la 
sociología. En esta parte trataremos de sus 
aspectos biológicos y fisiológicos. 
 El ser humano es sexualmente dimórfico. 
Existen diferencias anatómicas (Fig. 1), 
fisiológicas y psicológicas entre varones y 
mujeres. Estas diferencias están genéticamente 
programadas y son modeladas por el ambiente 
hormonal durante la vida intrauterina. También 
existe una influencia del ambiente familiar y 
social, pero es relativamente débil en comparación 
con el poder de la programación genética y las 
hormonas. 
El sexo genético o genotípico queda 
determinado en el momento de la fecundación. 
Cuando se unen el espermatozoide con el óvulo, 
la presencia de dos cromosomas X (uno de cada 
progenitor) determina sexo femenino. Si el padre 
aporta un cromosoma Y, el sexo del nuevo ser 
humano será masculino. 
La diferenciación sexual también 
comienza con la fecundación. La tasa de 
multiplicación celular es mayor en los embriones 
masculinos, antes de que exista ninguna diferencia 
hormonal. Igualmente, una serie de genes se 
expresan en el cerebro de manera diferencial, 
según el sexo del embrión, antes de que comience 
la producción de hormonas sexuales. Otros 
aspectos de la diferenciación sexual son 
dependientes de hormonas, en particular las 
hormonas sexuales masculinas (andrógenos). 
El sexo aparente o fenotípico exige la 
diferenciación de los genitales internos y externos. 
 
Diferenciación de los genitales internos 
Hacia la cuarta semana de gestación (sexta 
semana desde el retraso menstrual) comienzan a 
desarrollarse las gónadas. En el varón, un gen del 
cromosoma Y, llamado SRY o gen determinante 
del sexo, permite la formación del testículo 
primitivo. Este órgano produce la hormona sexual 
testosterona, que induce el desarrollo de los 
genitales masculinos internos y externos. También 
produce una hormona (MIS) que inhibe el 
desarrollo de los genitales femeninos. 
En ausencia de testículo, la falta de 
testosterona impide el desarrollo de los genitales 
masculinos, mientras que la falta de MIS permite 
el desarrollo de los órganos internos femeninos. 
La falta de gónadas lleva al desarrollo de genitales 
internos femeninos (Fig. 2). 
 
Diferenciación de los genitales externos 
El desarrollo de los genitales externos también 
depende de la producción testicular de 
testosterona, que es reducida a 
dihidrotestosterona por la enzima 5 α-reductasa. 
La dihidrotestosterona estimula el desarrollo de 
los genitales externos masculinos y de la próstata. 
En ausencia de testosterona (y como 
consecuencia, de dihidrotestosterona) los genitales 
externos serán femeninos (Fig. 3). 
 
Diferenciación sexual del cerebro 
Como se dijo, algunos aspectos del dimorfismo 
sexual del cerebro no dependen de hormonas sino 
de la expresión diferencial de ciertos programas 
genéticos. No obstante, los andrógenos tienen un 
Diferenciación sexual 
Posgrado-00
Sello
Diferenciación sexual 
Dr. Fernando D. Saraví 
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papel fundamental en organizar de manera 
permanente la función del hipotálamo, una 
pequeña pero importante estructura que forma 
parte del piso del cerebro y controla la secreción 
de las hormonas hipofisiarias que regulan el 
funcionamiento de las gónadas. 
 En la mujer, el hipotálamo genera el 
patrón de secreción hormonal cíclica que 
posibilita el ciclo ovárico. Esta capacidad de 
secreción cíclica está ausente en el varón, debido 
a la exposición del sistema nervioso a la 
testosterona durante la vida intrauterina. Como 
en el caso de los genitales internos y externos, el 
fenotipo femenino se determina por omisión 
(ausencia de andrógenos). 
 La diferenciación sexual del cerebro no 
afecta solamente a las funciones reproductivas. 
Estudios en bebés recién nacidos muestran, por 
ej., que las niñas muestran mayor atención a los 
rostros, mientras que los varones son más atraídos 
por objetos con partes móviles. 
Desde edades muy tempranas existen 
diferencias demostrables en las preferencias, 
actitudes y modos de relacionarse entre los niños 
y las niñas. Estas diferencias, establecidas muy 
tempranamente, se acentúan y consolidan cuando 
se completa la maduración sexual durante 
la pubertad. 
Existe, por supuesto, una 
variabilidad individual y una influencia 
del ambiente de crianza, pero la evidencia 
muestra con claridad que las diferencias 
entre sexos son mayormente innatas. 
 
Alteraciones en la diferenciación sexual 
Como todo proceso biológico complejo, 
existen múltiples puntos en los cuales 
puede producirse una alteración del 
desarrollo sexual. Esto puede originar los 
llamados estados intersexuales. Los 
principales estados intersexuales se 
describen brevemente en la Tabla 1. Se 
denomina “pseudo-hermafrodita” a la 
persona que tiene un sexo genético y 
gonadal determinado, pero presenta 
características fenotípicas del sexo 
opuesto. Por ej., un exceso de andrógenos 
durante la vida intrauterina causa 
virilización, como ocurre en las niñas con 
hiperplasia suprarrenal congénita 
(pseudohermafroditismo femenino). Otro 
ejemplo es el de los varones genéticos 
que tienen un defecto en el receptor 
molecular para los andrógenos, donde 
pese a la presencia de testículos 
Diferenciación sexual 
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(habitualmente ubicados en el abdomen) el 
fenotipo físico y psicológico es claramente 
femenino. 
 Otros trastornos de la diferenciación 
sexual son más sutiles. Por ej., el genotipo 47, 
XXY se asocia con el síndrome de Klinefelter. 
Los pacientes son inequívocamente varones, pero 
estériles, cierto grado de desarrollo mamario 
(ginecomastia), escaso vello pubiano y alta talla 
(Fig. 4). Por otra parte, un cromosoma Y en 
exceso (47, XYY) tiene escasa expresión 
fenotípica. 
 
 
Tabla 1: Los cinco principales estados intersexuales 
 
Estado Gónadas Características 
 
Pseudoherma-
frodita 
femenino 
 
dos ovarios 
Fenotipo masculinizado en grado variable. Causa más frecuente: 
hiperplasia adrenal congénita (60 % de todos los casos de 
intersexualidad), por déficit enzimático de hormonas adrenales 
(21-hidroxilasa en 90 %). También por aumento de andrógenos 
materno 
 
 
 
Pseudoherma-
frodita 
masculino 
 
 
 
dos testículos 
1) Por deficiencia aislada de MIS (hormona antimülleriana; muy 
raro). Gonadal y fenotipo externo de varón, con hernia 
inguinal de un lado y gónada no palpable del otro. En la 
hernia se encuentra tejido uterino y tubario. 
2) Por déficit en la producción o acción de la testosterona 
(incluye déficit de 5 α-reductasa e insensibilidad a 
andrógenos = “feminización testicular”). Fenotipo femenino. 
 
 
 
Hermafrodita 
verdadero 
 
 
 
ovario y 
testículo, u 
ovotestis 
Fenotipo muy variable; tiende a virilización. Menos de 10 % de 
los casos de intersexualidad. Genéticamente 46 XX o mosaico. 
Translocación del gen productor de HY al cromosoma X o a un 
autosoma. Raramente 46 XY. Hay ovotestis en 2/3 de los casos, 
con epididimo o trompa (casi nunca ambos). Cuando hay 
testículo y ovario, se hallan con más frecuencia respectivamente 
del lado derecho e izquierdo. En 60 % de casos hay una gónada 
palpable. 
 
 
 
 
Disgenesia 
gonadal mixta 
 
 
 
 
testículo más 
estría gonadal 
Fenotipo variable. Genotipo más común mosaico 45 XO/46 XY. 
Siempre hay útero y vagina, así como trompa (rudimentaria) del 
lado de la estría ovárica. Frecuente criptorquidia e hipospadias. 
En el pseudohermafroditismo masculino disgenético (PHMD) 
hay gónadas masculinas disgenéticas de ambos lados. Genotipo 
XY, XXY o XX. En la disgenesia mixta y el PHMD hay un 
defecto en los genes sexuales que causa diferenciación 
testicular anómala. Ambos grupos tienen mayor riesgo de 
neoplasia si poseen un cromosoma Y. 
 
Disgenesia 
gonadal pura 
 
estrías 
gonadales 
bilaterales 
Fenotipo femenino. Genotipo XO, XX, o XY. No tienen mayor 
riesgo de neoplasia.El síndrome de Turner es de aparición 
esporádica, de origen postzigótico; el tipo XX parece tener 
transmisión autosómica recesiva, y el tipo XY se comporta como 
un rasgo recesivo ligado al X.

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