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Dr. Fernando D. Saraví El estudio de la sexualidad y la reproducción humana involucra una variedad de disciplinas, que van desde la biología molecular hasta la sociología. En esta parte trataremos de sus aspectos biológicos y fisiológicos. El ser humano es sexualmente dimórfico. Existen diferencias anatómicas (Fig. 1), fisiológicas y psicológicas entre varones y mujeres. Estas diferencias están genéticamente programadas y son modeladas por el ambiente hormonal durante la vida intrauterina. También existe una influencia del ambiente familiar y social, pero es relativamente débil en comparación con el poder de la programación genética y las hormonas. El sexo genético o genotípico queda determinado en el momento de la fecundación. Cuando se unen el espermatozoide con el óvulo, la presencia de dos cromosomas X (uno de cada progenitor) determina sexo femenino. Si el padre aporta un cromosoma Y, el sexo del nuevo ser humano será masculino. La diferenciación sexual también comienza con la fecundación. La tasa de multiplicación celular es mayor en los embriones masculinos, antes de que exista ninguna diferencia hormonal. Igualmente, una serie de genes se expresan en el cerebro de manera diferencial, según el sexo del embrión, antes de que comience la producción de hormonas sexuales. Otros aspectos de la diferenciación sexual son dependientes de hormonas, en particular las hormonas sexuales masculinas (andrógenos). El sexo aparente o fenotípico exige la diferenciación de los genitales internos y externos. Diferenciación de los genitales internos Hacia la cuarta semana de gestación (sexta semana desde el retraso menstrual) comienzan a desarrollarse las gónadas. En el varón, un gen del cromosoma Y, llamado SRY o gen determinante del sexo, permite la formación del testículo primitivo. Este órgano produce la hormona sexual testosterona, que induce el desarrollo de los genitales masculinos internos y externos. También produce una hormona (MIS) que inhibe el desarrollo de los genitales femeninos. En ausencia de testículo, la falta de testosterona impide el desarrollo de los genitales masculinos, mientras que la falta de MIS permite el desarrollo de los órganos internos femeninos. La falta de gónadas lleva al desarrollo de genitales internos femeninos (Fig. 2). Diferenciación de los genitales externos El desarrollo de los genitales externos también depende de la producción testicular de testosterona, que es reducida a dihidrotestosterona por la enzima 5 α-reductasa. La dihidrotestosterona estimula el desarrollo de los genitales externos masculinos y de la próstata. En ausencia de testosterona (y como consecuencia, de dihidrotestosterona) los genitales externos serán femeninos (Fig. 3). Diferenciación sexual del cerebro Como se dijo, algunos aspectos del dimorfismo sexual del cerebro no dependen de hormonas sino de la expresión diferencial de ciertos programas genéticos. No obstante, los andrógenos tienen un Diferenciación sexual Posgrado-00 Sello Diferenciación sexual Dr. Fernando D. Saraví 2 papel fundamental en organizar de manera permanente la función del hipotálamo, una pequeña pero importante estructura que forma parte del piso del cerebro y controla la secreción de las hormonas hipofisiarias que regulan el funcionamiento de las gónadas. En la mujer, el hipotálamo genera el patrón de secreción hormonal cíclica que posibilita el ciclo ovárico. Esta capacidad de secreción cíclica está ausente en el varón, debido a la exposición del sistema nervioso a la testosterona durante la vida intrauterina. Como en el caso de los genitales internos y externos, el fenotipo femenino se determina por omisión (ausencia de andrógenos). La diferenciación sexual del cerebro no afecta solamente a las funciones reproductivas. Estudios en bebés recién nacidos muestran, por ej., que las niñas muestran mayor atención a los rostros, mientras que los varones son más atraídos por objetos con partes móviles. Desde edades muy tempranas existen diferencias demostrables en las preferencias, actitudes y modos de relacionarse entre los niños y las niñas. Estas diferencias, establecidas muy tempranamente, se acentúan y consolidan cuando se completa la maduración sexual durante la pubertad. Existe, por supuesto, una variabilidad individual y una influencia del ambiente de crianza, pero la evidencia muestra con claridad que las diferencias entre sexos son mayormente innatas. Alteraciones en la diferenciación sexual Como todo proceso biológico complejo, existen múltiples puntos en los cuales puede producirse una alteración del desarrollo sexual. Esto puede originar los llamados estados intersexuales. Los principales estados intersexuales se describen brevemente en la Tabla 1. Se denomina “pseudo-hermafrodita” a la persona que tiene un sexo genético y gonadal determinado, pero presenta características fenotípicas del sexo opuesto. Por ej., un exceso de andrógenos durante la vida intrauterina causa virilización, como ocurre en las niñas con hiperplasia suprarrenal congénita (pseudohermafroditismo femenino). Otro ejemplo es el de los varones genéticos que tienen un defecto en el receptor molecular para los andrógenos, donde pese a la presencia de testículos Diferenciación sexual Dr. Fernando D. Saraví 3 (habitualmente ubicados en el abdomen) el fenotipo físico y psicológico es claramente femenino. Otros trastornos de la diferenciación sexual son más sutiles. Por ej., el genotipo 47, XXY se asocia con el síndrome de Klinefelter. Los pacientes son inequívocamente varones, pero estériles, cierto grado de desarrollo mamario (ginecomastia), escaso vello pubiano y alta talla (Fig. 4). Por otra parte, un cromosoma Y en exceso (47, XYY) tiene escasa expresión fenotípica. Tabla 1: Los cinco principales estados intersexuales Estado Gónadas Características Pseudoherma- frodita femenino dos ovarios Fenotipo masculinizado en grado variable. Causa más frecuente: hiperplasia adrenal congénita (60 % de todos los casos de intersexualidad), por déficit enzimático de hormonas adrenales (21-hidroxilasa en 90 %). También por aumento de andrógenos materno Pseudoherma- frodita masculino dos testículos 1) Por deficiencia aislada de MIS (hormona antimülleriana; muy raro). Gonadal y fenotipo externo de varón, con hernia inguinal de un lado y gónada no palpable del otro. En la hernia se encuentra tejido uterino y tubario. 2) Por déficit en la producción o acción de la testosterona (incluye déficit de 5 α-reductasa e insensibilidad a andrógenos = “feminización testicular”). Fenotipo femenino. Hermafrodita verdadero ovario y testículo, u ovotestis Fenotipo muy variable; tiende a virilización. Menos de 10 % de los casos de intersexualidad. Genéticamente 46 XX o mosaico. Translocación del gen productor de HY al cromosoma X o a un autosoma. Raramente 46 XY. Hay ovotestis en 2/3 de los casos, con epididimo o trompa (casi nunca ambos). Cuando hay testículo y ovario, se hallan con más frecuencia respectivamente del lado derecho e izquierdo. En 60 % de casos hay una gónada palpable. Disgenesia gonadal mixta testículo más estría gonadal Fenotipo variable. Genotipo más común mosaico 45 XO/46 XY. Siempre hay útero y vagina, así como trompa (rudimentaria) del lado de la estría ovárica. Frecuente criptorquidia e hipospadias. En el pseudohermafroditismo masculino disgenético (PHMD) hay gónadas masculinas disgenéticas de ambos lados. Genotipo XY, XXY o XX. En la disgenesia mixta y el PHMD hay un defecto en los genes sexuales que causa diferenciación testicular anómala. Ambos grupos tienen mayor riesgo de neoplasia si poseen un cromosoma Y. Disgenesia gonadal pura estrías gonadales bilaterales Fenotipo femenino. Genotipo XO, XX, o XY. No tienen mayor riesgo de neoplasia.El síndrome de Turner es de aparición esporádica, de origen postzigótico; el tipo XX parece tener transmisión autosómica recesiva, y el tipo XY se comporta como un rasgo recesivo ligado al X.
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