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DIAGNOSTICO ANTENATAL UROLOGIA

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UNIERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA 
DIAGNÓSTICO ANTENATAL Y ENFOQUE TERAPÉUTICO DE LA HIDRONEFROSIS 
 
 
La hidronefrosis antenatal es una de las anormalidades más comúnmente detectada en la ecografía 
prenatal, siendo reportada en aproximadamente 1-2% de todos los embarazos, pero con incidencia que 
alcanza hasta en el 5% en algunos estudios. (1,2) La evidencia de hidronefrosis en la vida antenatal puede 
corresponder a un espectro amplio de circunstancias clínicas que van desde una dilatación transitoria 
de la vía urinaria hasta una uropatía obstructiva severa. La ventaja real de la evaluación antenatal es 
que permite detectar alteraciones que pudiesen implicar infección urinaria o deterioro de la función 
renal en la vida posnatal pero también implica identificar pacientes cuya dilatación podría no tener 
significancia clínica. El ejercicio clínico que se hace necesario es el de identificar que pacientes 
requieren evaluación, seguimiento y manejo en la vida post natal y que pacientes no, trabajo que no es 
sencillo porque se puede ir a los 2 extremos de la balanza y estudiar de manera excesiva a pacientes 
que no lo requieren u omitir una evaluación adecuada en un paciente que lo requiere. Intentaré en 
este capítulo ofrecer algunas herramientas para abordar este escenario clínico. Presento en el 
documento gran parte de la información publicada en el Consenso de la Sociedad para la Urología Fetal 
sobre la evaluación y el manejo de la hidronefrosis antenatal 
 
(1), y en el consenso multidisciplinario sobre la clasificación de la dilatación prenatal y posnatal del 
tracto urinario (2), dada la calidad de la información allí publicada. 
 
Hallazgos normales en la ecografía antenatal 
 
-. Los riñones pueden ser identificados en el feto desde la semana 12-13 de gestación y hacia la 
semana 20 se aprecian ya las pirámides renales que son ecolúcidas y pueden ser confundidas con 
dilatación de los cálices. 
 
-. La vejiga fetal puede ser visualizada desde la semana 10-14 de gestación, y desde la semana 15 
es posible evaluar su vaciamiento. 
 
-. El líquido amniótico puede ser detectado desde la semana 10 de gestación, pero es a partir la semana 
16 que su volumen empieza a ser dependiente de la producción de orina fetal. En la medida que el feto 
se desarrolla este volumen se incrementa de una manera predecible. Para la semana 20 de gestación el 
volumen calculado de líquido amniótico es de 500 ml, alcanzando al término de la gestación 800 ml. 
Las variaciones en el volumen esperado de líquido amniótico pueden permitir la 
sospecha de anomalías anatómicas en el feto. La obstrucción del tracto urinario y la displasia renal 
pueden cursar con volúmenes bajos de líquido amniótico (oligohidramnios), que tiene en algunas 
oportunidades, sobre todo cuando se presenta antes de las 24 semanas de gestación, 
consecuencias devastadoras para el feto incluyendo la presencia de hipoplasia pulmonar. 
 
 
Hallazgos en la ecografía prenatal 
 
De acuerdo con el Consenso multidisciplinario sobre la dilatación del tracto urinario, (2) la ecografía 
de la vida antenatal debe considerar unos parámetros básicos a saber: el diámetro anteroposterior 
de la pelvis renal medido en el seno renal o intra renal, la presencia o no de dilatación calicial, el 
espesor y el aspecto del parénquima, la evaluación de la vejiga, los uréteres y el volumen de 
líquido amniótico. Históricamente y como se describe en (1), uno de los parámetros a los que se le 
daba más valor en esa evaluación era al diámetro anteroposterior de la pelvis renal (DAPPR) y se 
consideraba como severa en el segundo trimestre un diámetro >10 mm y en el tercer trimestre 
>15 mm y se hacía énfasis en que en el escenario de dilatación severa antenatal era alta la 
correlación con patología detectada en la evaluación posnatal. Aunque evidentemente entonces el 
DAPPR es importante, la valoración global de todos los parámetros aportará mucha más 
información en cada caso en particular. 
 
En principio en una ecografía antenatal normal puede estar presenta una dilatación piélica leve 
que debe ser < 4 mm (DAP) entre las 16 y las 27 semanas de gestación y < 7 mm (DAP) en 
gestaciones ≥28 semanas, el parénquima renal debe ser de espesor y aspecto normal, el uréter no 
debe ser visible y la vejiga debe tener paredes normales y observarse durante el examen su 
vaciado dinámico y el volumen de líquido amniótico debe ser normal. (2) 
 
Aunque históricamente se han utilizado con el mismo sentido las palabras hidronefrosis, 
pielectasia, ectasia o dilatación, haciendo referencia a que las estructuras colectoras son visibles 
por estar distendidas por orina, la sugerencia es que se utilice el término dilatación, el que es más 
descriptivo y no denota de entrada la presencia de una patología. (2) 
 
En 1993 la Sociedad de Urología Fetal (3) propuso un sistema de graduación numérica de 5 puntos 
basada en la apariencia prenatal de la pelvis, los cálices y el parénquima renal. Se califica como 0 un 
riñón normal y como 4 un riñón con dilatación piélica y calicial importante con adelgazamiento del 
parénquima renal. Esta clasificación es muy útil y en general es frecuentemente utilizada en la 
evaluación del tracto urinario en la vida post natal. Ver Gráfica No 1 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Gráfica No. 1. Clasificación de hidronefrosis de la Sociedad de Urología Fetal 
 
Grado 0 Riñón normal 
 
Grado 1 Orina en la pelvis renal dilata el seno renal 
 
Grado 2 Orina llena la pelvis intra renal o la pelvis extra renal con dilatación de los cálices mayores 
 
Grado 3 Igual al Grado 2, con cálices menores dilatados con parénquima preservado 
 
Grado 4 Igual al Grado 3 con parénquima adelgazado 
 
Dicha clasificación también contempla también la severidad de la dilatación ureteral como se 
describe en la gráfica No. 2. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Gráfica No 2. Severidad de la dilatación ureteral en la clasificación de la Sociedad de Urología Fetal. Tomado de (3). 
En el documento más reciente de consenso (2) se establece una nueva clasificación que procura 
incorporar todos los parámetros que se han mencionado, con el objetivo de realizar una valoración 
integral del aparato urinario, pero también para que de acuerdo con la severidad de los hallazgos se 
establezca un pronóstico, del que dependerá la intensidad de la evaluación y de su seguimiento en la 
vida posnatal. Se ha denominado Sistema de Clasificación de la Dilatación del Tracto Urinario (DTU) y 
considera los hallazgos antenatales en segundo y tercer trimestre de gestación y los hallazgos en la vida 
posnatal, en la ecografía hecha después de 48 horas del nacimiento (como se comentará en las 
recomendaciones de evaluación posnatal). Si los hallazgos son Antenatales se describirán como DTU A 
y si los hallazgos son Posnatales como DTU P. Adicionalmente y dependiendo de la severidad 
establecerá un riesgo que se clasifica como Bajo (1), Intermedio (2) y Alto (3) que será importante para 
su evaluación, su seguimiento y su pronóstico. 
 
Vale la pena antes de describir los hallazgos en cada grupo de riesgo dar algunos detalles sobre los 
parámetros que se evalúan y sus posibles anormalidades: 
 
- Dilatación calicial: básicamente siempre es un hallazgo anormal. Se debe establecer si la 
dilatación calicial es central o periférica y esto hace relación con la presencia de dilatación 
de cálices mayores (central) o de cálices menores (periférica). Ver gráfica No 3 
- Parénquima renal: al evaluarlo se consideran 2 aspectos, su grosor y su aspecto. Aunque 
puede ser un parámetro subjetivo se puede encontrar adelgazado (< 50% del 
contralateral) o con alteraciones de su aspecto tales como el aumento de la ecogenicidad 
(en relación con el hígado y al bazo) o hallazgo de lesiones quísticas, parámetros que 
podrán indicar la presencia de un fenómeno de displasia renal. 
- Uréteres: si son visibles en principioson anormales cuando se aprecian en una longitud 
significativa 
 
- Vejiga: la pared se puede ver engrosada o con distensión permanente sin vaciado dinámico en 
relación con obstrucción urinaria baja. También puede ser visible el signo del “ojo de 
cerradura”, típico de la dilatación de la uretra proximal en válvulas de la uretra posterior o la 
dilatación quística de la terminación de un uréter que se denomina ureterocele. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Gráfica No.3 Dilatación calicial central y periférica. En la dilatación calicial central, que corresponde a los cálices 
mayores (flechas amarillas), la dilatación no progresa al espacio entre las pirámides por lo cual no se aprecia orina 
alrededor de ellas, mientras que en la periférica la dilatación compromete los cálices menores (flechas verdes) que 
envuelven las pirámides y se aprecia orina alrededor de las mismas. 
 
Describiré ahora los hallazgos en la clasificación de DTU en la vida antenatal (DTU A) dejando 
claridad que en este escenario agrupan el riesgo intermedio y alto y lo clasifican como riesgo 
incrementado. 
 
DTU A1 Dilatación del tracto urinario antenatal de bajo riesgo (DTU A1) Ver Gráfica No 4 
 
- Cálices sin dilatación o con dilatación central 
 
- DAP de la pelvis renal: 16 – 27 semanas 4 a < 7 mm 
 
≥ 28 semanas 7 a < 10 mm 
 
- Todos los demás parámetros deben ser normales 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Gráfica No.4 Dilatación del tracto urinario antenatal de bajo riesgo (DTU A1). Dilatación piélica bilateral leve <7 mm a 
las 18 semanas y < 10 mm a las 37 semanas, sin evidencia de dilatación calicial. Vejiga normal, no se muestra. En la 
imagen de las 37 semana es evidente que el feto está en prono y en la línea media se aprecia la columna que genera 
sombra acústica posterior. 
DTU A2-3 Dilatación del tracto urinario antenatal con riesgo incrementado. Ver Gráfica No 5 
 
- Cálices con dilatación periférica 
 
- DAP de la pelvis renal: 16 – 27 semanas ≥ 7 mm 
 
≥ 28 semanas ≥ 10 mm 
 
- Hallazgos anormales en los otros parámetros (parénquima anormal en espesor o aspecto, 
uréter dilatado, vejiga anormal, oligohidramnios que se sospecha tiene causa génito 
urinaria). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Gráfica No.5 Dilatación del tracto urinario antenatal con riesgo incrementado (DTU A2-3). En a. y b. indicado con la 
flecha blanca se aprecia dilatación calicial periférica y en b. es evidente el parénquima hiperecogénico y adelgazado (*). 
En c. la flecha roja señala megavejiga y en d. la flecha roja marca el engrosamiento de la pared y los ** muestran la 
uretra proximal dilatada sugestiva de válvulas de la uretra posterior. 
 
Al respecto de la DTU en el recién nacido se considera como normal una dilatación piélica con un 
DAP < de 10 mm y sin ninguna otra alteración evidente en los demás parámetros en la ecografía 
realizada a las 48 horas de nacido. 
 
Se considera una DTU posnatal de bajo riesgo (DTU P1) cuando hay evidencia de dilatación piélica 
de 10 a < 15 mm con dilatación calicial central y sin ningún hallazgo anormal adicional. Vale la 
pena aclarar que si hay dilatación calicial central así el DAP de la pelvis renal sea < 10 mm se sigue 
clasificando como DTU P1. 
 
En la DTU posnatal de riesgo intermedio (DTU P2) se describe la presencia de dilatación piélica ≥ 15 
 
mm con dilatación calicial periférica y la presencia de uno o ambos uréteres dilatados sin ningún 
hallazgo adicional anormal, en particular con la vejiga normal y por último se considera la DTU como 
de riesgo alto (DTU P3) cuando se cumplen los mismos criterios de P2, pero adicionalmente hay 
evidencia de alteración del parénquima en su grosor y/o aspecto y la vejiga no es normal. Ver 
Gráfica No 6 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Gráfica No. 6. Dilatación del tracto urinario posnatal (DTU P). Se incluye al inicio de la gráfica el riñón normal con pelvis 
<10 mm y sin dilatación calicial. Se anotan los parámetros más importantes de la DTU P1 a P3. 
 
 
Etiología de la hidronefrosis antenatal 
Cuando los pacientes con hidronefrosis antenatal se evalúan en la vida post natal las entidades 
que se identifican con más frecuencia y su incidencia se anotan en la tabla No 1 (2): 
 
Etiología de la dilatación del tracto urinario detectada en la ecografía antenatal 
 Etiología Incidencia (%) 
 
 Dilatación transitoria/fisiológica 50-70 
 
 Obstrucción de la unión pielo-ureteral 10-30 
 
 Reflujo vésico ureteral 10-40 
 
 Obstrucción de la unión uretero-vesical (Megauréter) 5 - 15 
 
 Displasia renal multiquística 2 - 5 
 
 Válvulas de la uretra posterior 1 - 5 
 
 Doble sistema (ureterocele – uréter ectópico), atresia uretral, Prune Poco comunes 
 belly 
 
 
Tabla No 1. Etiología de la dilatación del tracto urinario detectada en la ecografía antenatal. Tomada de (2) 
 
 
 
 
Algunos comentarios breves sobre las patologías más frecuentes 
Dilatación transitoria/fisiológica Incidencia: 50-70% (2) 
La mayoría de los pacientes con DTU antenatal con diámetros piélicos que son normales (<4 mm 
antes de las 28 semanas o <7 mm desde las 28 semanas) o que reúnen criterios para considerarse 
DTU A1 (7 a <10 mm) la resuelven antenatalmente y pueden tener una ecografía posnatal normal 
o si persiste en la vida posnatal en el 70-98% de los casos se estabiliza, mejora o resuelve en el 
seguimiento, la mayoría de las veces sin manifestaciones clínicas. Puede estar relacionada con 
adelgazamiento de la unión pielo ureteral transitoria o la presencia de pliegues o tortuosidad 
ureteral que resuelven con la maduración del paciente. El riesgo que estos pacientes cursen con 
infección urinaria o sean portadores de reflujo vésico ureteral clínicamente significativo es <2-3% y 
la posibilidad que requieran algún tipo de manejo quirúrgico es muy baja. (4) Ver Gráfica No 7. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Gráfica No. 7. DTU transitoria/fisiológica. a. Ecografía antenatal de tercer trimestre con ectasia piélica bilateral de 10 
mm sin dilatación de cálices. b. Eco post natal con riñón normal con pirámides ecolúcidas. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Obstrucción de la unión pielo ureteral (UPU) Incidencia: 10-30% (2) 
 
La obstrucción anatómica de la unión de la pelvis con el uréter (UPU) se produce por la presencia 
de disminución del calibre de esta, en relación con un fenómeno intrínseco, la presencia de valvas 
o pliegues ureterales, por fibrosis peripiélica o por la presencia de vasos polares que obstruyen la 
unión por compresión extrínseca. Se sospecha cuando hay dilatación piélica y calicial importante 
(Grado 3 ó 4) sin evidencia de dilatación ureteral y con vejiga normal. En este escenario será muy 
importante conocer la evolución del DAP en la vida antenatal ya que si durante esta hubo 
progresión y la evaluación posnatal demuestra una mayor dilatación, la posibilidad de que haya 
una obstrucción es muy alta. Esta patología puede ser bilateral. En general se maneja inicialmente 
de manera expectante si la función está conservada, no hay progresión de la dilatación y el 
paciente permanece asintomático. En el seguimiento se puede observar mejoría importante (5) en 
un porcentaje significativo de los casos, requiriendo solo el 19 al 25% de los pacientes manejo 
quirúrgico (pieloplastia) (6). Es inusual que sea necesario realizar manejo quirúrgico temprano, 
salvo en casos no frecuentes de masa palpable o sepsis. Ver Gráfica No. 8 y 9 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Gráfica No. 8. Hidronefrosis por estenosis de la unión pielo ureteral. a. Esquema riñón izquierdo con hidronefrosis grado 
4 (adelgazamiento del parénquima). La flecha indica la zona de la estrechez intrínseca de la UPU. b. Hallazgo 
intraoperatorio en pieloplastia abierta de estenosis de la UPU (flecha) con pelvis y cálices dilatados. c. Ecografía de vías 
urinarias con evidenciade riñón izquierdo con hidronefrosis 4/4. Riñón derecho y vejiga normales (no se muestran). d. 
DMSA con silueta renal izquierda aumentada de tamaño, con fotopenia central y compromiso funcional, con aporte del 
24% de esa unidad renal. e. Renograma diurético DTPA con curva del riñón izquierdo (señalada por la flecha) anormal, 
ascendente y sin respuesta al diurético y en las imágenes secuenciales con retención importante del radiofármaco a nivel 
de la pelvis del riñón izquierdo (flecha). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Gráfica No. 9. Hidronefrosis por estenosis extrínseca de la UPU por vaso polar inferior. a. Esquema riñón izquierdo con 
importante dilatación piélica y con hallazgo de vaso polar inferior (señalado por la flecha) localizado por delante de la 
UPU generando obstrucción extrínseca. b. Urografía por resonancia con dilatación de la pelvis renal izquierda e imagen 
de vaso polar (señalado por la flecha). c. Hallazgo intraoperatorio en pieloplastia izquierda laparoscópica con estenosis 
extrínseca, se aprecia la pelvis dilatada y la flecha señala el vaso polar que se desplaza por delante de la UPU. 
 
 
Reflujo vésico-ureteral (RVU) Incidencia: 10-40% (2) 
 
Se define como RVU el paso de flujo retrógrado de orina desde la vejiga hacia el aparato urinario 
superior. Conocer su incidencia en la población general es difícil, pero se considera que es menor 
del 2%, sin embargo, cuando se evaluaban de manera agresiva a los pacientes con historia de 
dilatación antenatal (uretrocistografía miccional en DTU P1 y P2) su incidencia estaba en el rango 
del 8-38% (7). El problema real de ese abordaje era que podía identificar RVU, sobre todo en 
lactantes varones, que muchas veces no tenía significancia clínica porque eran reflujos de bajo 
grado, sin alteración gamagráfica y que resolvían espontáneamente sin generar infección urinaria 
pero que implicaban seguimiento con imágenes (radiación ionizante), profilaxis antibiótica 
prolongada e inclusive procedimientos quirúrgicos. Aunque con poca frecuencia, también se 
reportaron pacientes con DTU, que nunca habían presentado infección urinaria y en quienes su 
primera infección se relacionaba con la realización de la uretrocistografía miccional. Por esta 
razón, como se insistirá más adelante, la realización de este estudio solo estará indicada en el 
recién nacido con DTU P3, es decir con hallazgos que sugieren en principio la presencia de una 
uropatía obstructiva baja y en aquellos pacientes con DTU P 1 Y 2 que presenten infección urinaria 
durante el seguimiento. (8) 
 
En lactantes varones evaluados por DTU, con baja frecuencia, se pueden encontrar portadores de 
RVU de alto grado (Grado IV-V), quienes llamativamente y así no hayan cursado con infección 
urinaria tienen cambios gamagráficos importantes (riñones de contorno irregular, trasfondo 
corporal por alteración de la función tubular) que corresponden a un fenómeno de displasia renal 
de base, que se ha denominado embriopatía del reflujo y que desafortunadamente se convierte en 
un factor de mal pronóstico para desarrollar falla renal terminal en el seguimiento, independiente 
del manejo que se les ofrezca. (9) 
 
Desde 1985 fue descrita por el grupo del Estudio Internacional de Reflujo en niños la clasificación 
del RVU, según los hallazgos en la uretrocistografía miccional, considerando la extensión del 
llenamiento por el reflujo del uréter, la pelvis y los cálices. (10) Dicha clasificación considera los 
siguientes grados que describo de manera simplificada Grado I: llenamiento solo del uréter 
 
Grado II: llenamiento del uréter, pelvis y cálices sin dilatación 
 
Grado III: Llenamiento del uréter, la pelvis y los cálices con dilatación leve 
 
Grado IV: Llenamiento del uréter, la pelvis y los cálices con dilatación moderada 
Grado V: Severa dilatación y tortuosidad del uréter 
 
Ver Gráfica No 10. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Gráfica No 10. Clasificación de la severidad del RVU según los hallazgos en la uretrocistografía miccional. Ver la 
descripción en el texto. 
 
Gráfica No 11. RVU de alto grado V/V con displasia renal de base. Lactante menor con historia de DTU antenatal, sin 
infección urinaria y con eco post natal con dilatación uretero piélica leve bilateral. a. Uretrocistografía miccional con RVU 
bilateral grado V/V. b. Gamagrafía renal con DMSA con trasfondo corporal y riñones de contorno irregular, sugestiva de 
displasia renal de base. 
 
Obstrucción de la unión ureterovesical (Megauréter) Incidencia: 5-15% (2) 
 
Se sospecha por el hallazgo antenatal de dilatación del uréter (megauréter) usualmente unilateral 
(pero puede ser bilateral), con grados variables de dilatación piélica y/o calicial dependiente de su 
severidad y con vejiga normal. Ante la evidencia de un uréter dilatado, la primera posibilidad es 
que su origen sea la presencia de RVU, pero específicamente a la patología que se quiere hacer 
referencia es al megauréter obstructivo primario que se relaciona con un fenómeno de 
obstrucción a nivel de la unión uretero-vesical (UUV). Una uretrocistografía miccional permitirá 
establecer si hay RVU y adicionalmente si existe una patología concomitante que explique la 
presencia del megauréter (obstrucción del tracto urinario inferior, divertículo vesical etc.), caso en 
que se clasificaría el megauréter como secundario. (11) 
 
El pronóstico del megauréter obstructivo primario generalmente es bueno, con una tasa alta de 
resolución espontánea, que puede alcanzar el 80% después de 1-3 años de seguimiento, por lo 
cual el manejo inicial es expectante si no hay progresión de la dilatación, la función está 
conservada en estudios de medicina nuclear y no hay infección urinaria febril. (12). Un porcentaje 
bajo requerirá manejo quirúrgico en el seguimiento (ureterostomía cutánea, dilatación neumática 
de la UUV, reimplante vésico ureteral, etc.). Ver Gráfica No. 12. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Gráfica No 12. Megauréter obstructivo primario. a. Esquema de megauréter obstructivo primario derecho. b. Ecografía 
con dilatación piélica y calicial periférica 4/4 del riñón derecho. c. y d. Ecografía con dilatación ureteral en longitudinal y 
axial que alcanza 15 mm de diámetro con vejiga de paredes normales. e. Uretrocistografía miccional que descarta la 
presencia de reflujo y con uretra masculina normal. f. Urografía por resonancia (T2) con evidencia clara de megauréter. 
g. Hallazgo intraoperatorio en disección intravesical del uréter derecho, donde se aprecia segmento distal del uréter de 
aspecto anormal (fibrótico y con luz inadecuada) y con dilatación importante del uréter proximal. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Displasia renal multiquística Incidencia: 2-5% 
 
Su incidencia está en el rango entre 1:1000 a 1:4300 nacidos vivos y es la patología quística renal más 
diagnosticada en la infancia, siendo más frecuente del lado izquierdo y con predominancia en varones. 
La presencia de múltiples quistes de tamaño variable y no conexos entre sí, sin evidencia de 
parénquima renal identificable (o muy escaso e hiperecogénico) y con ausencia funcional en los 
estudios de medicina nuclear de la unidad renal afectada sugiere la presencia de una displasia renal 
multiquística. Usualmente es unilateral y aunque se puede presentar bilateralmente es 
incompatible con la vida. (13) 
 
Es el resultado de la interacción inadecuada entre la yema ureteral y el blastema metanéfrico 
(primordio del riñón) en la que el blastema no se diferencia (displasia) y la yema se divide de manera 
aberrante conformando múltiples quistes. Su historia natural es hacia la involución, la que puede ser 
completa hasta en el 20% e incompleta en el 70% de los casos. Generalmente no requieren manejo, 
pero es importante establecer que el riñón contralateral no tenga ninguna alteración dado que está 
descrito que 5-48% pueden teneralguna anomalía (RVU (20%), obstrucción de la UPU (1.5 a 5%), 
megauréter obstructivo primario (2%)). (14) . En las pacientes femeninas se puede asociar a patología de 
los genitales internos (anomalías de las estructuras müllerianas). (15) Ver Gráfica No. 13 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Gráfica No 13. Displasia renal multiquística. a, b, c, d y e. Imagen ecográfica de varios pacientes con displasia renal 
multiquística con evidencia de múltiples lesiones quísticas no conexas sin parénquima o con muy escaso parénquima 
hiperecogénico. f. Uretrocistografía sin evidencia de RVU y con uretra masculina normal g. Hallazgos macroscópicos 
típicos de la displasia multiquística en un paciente sin involución adecuada e hipertenso que requirió nefrectomía. h. 
Gamagrafía renal con DMSA que demuestra riñón único funcionante izquierdo con ausencia funcional del derecho por 
displasia renal multiquística. 
 
Válvulas de la uretra posterior Incidencia: 1-5% (2) 
 
Es la causa más frecuente de obstrucción del tracto urinario inferior en los varones, afectando a 1 de 
cada 4000 a 8000 nacidos vivos. El fenómeno de obstrucción se desencadena por la presencia de unos 
pliegues de tejido a nivel de la uretra posterior que se extienden desde el veru montanum o colículo 
seminal hacia distal en vecindad al esfínter externo, que vienen desde el piso de la uretra y se levantan 
por encima de las 5 y las 7 de la esfera del reloj y que pueden confluir hacia las 12 de la esfera del reloj 
(válvulas tipo I de la clasificación de Young - 95% de los casos). Usualmente los 
hallazgos en la evaluación antenatal se clasifican como DTU P3 (alto riesgo) por la evidencia 
dilatación piélica y calicial periférica con pelvis ≥ 15 mm, con evidencia de dilatación ureteral 
usualmente bilateral y adicionalmente alteraciones del parénquima (adelgazamiento, hiper 
ecogenicidad, presencia de quistes corticales) y alteraciones de la vejiga (engrosamiento, ausencia 
de vaciado dinámico y dilatación de la uretra proximal). Puede cursar con oligohidramnios, que de 
identificarse ecográficamente antes de las 24 semanas de gestación tendrá un pésimo pronóstico 
por el riesgo de hipoplasia pulmonar dada la importancia del volumen adecuado del líquido 
amniótico para el desarrollo del árbol broncopulmonar. La presencia de obstrucción desde la vida 
antenatal tendrá implicaciones para la función renal y para la dinámica vesical en la vida posnatal, 
15 a 30% de los pacientes con válvulas tendrán como desenlace falla renal terminal. El manejo más 
frecuentemente realizado para su resolución es la ablación de las válvulas por vía endoscópica y en 
algunos casos de pacientes con muy bajo peso al nacer vesicostomía cutánea (conectar la cúpula 
vesical a la piel exteriorizando la vejiga sin necesidad de sonda a permanencia de manera 
transitoria hasta que se puedan resecar las válvulas). (13) Ver Gráficas No 14 y 15 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Gráfica No 14. Hallazgos ecográficos sugestivos de obstrucción urinaria baja DTU P3. a y b. Riñón derecho con 
dilatación piélica y calicial periférica con uréter dilatado (U) en toda su extensión hasta su llegada a la vejiga (V) c y d. 
Similares hallazgos en el riñón derecho e. Vejiga (V) anormal con paredes marcadamente engrosadas y con dilatación 
ureteral distal bilateral (U) en la imagen axial. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Gráfica No 15. Válvulas de la uretra posterior. a. Esquema en el que se grafican las válvulas y sus consecuencias sobre el 
aparto urinario. b, c y d. Proyecciones oblicuas de uretrocistografía miccional con marcada dilatación de la uretra 
proximal compatible con válvulas de la uretra posterior. e. Imagen endoscópica en la que se aprecia el cuello vesical, el 
veru montanum o colículo seminal y los pliegues que ascienden por encima de las 5 y las 7 de la esfera del reloj, 
compatibles con válvulas de la uretra posterior. f. Imágenes endoscópicas adicionales con válvulas de la uretra posterior. 
 
Doble sistema/Ureterocele / Uréter ectópico Incidencia: 5-7% (1) 
 
La presencia de dos uréteres en una misma unidad renal en algunas oportunidades corresponde a una 
variante anatómica normal y no genera síntomas, pero en otras constituye una patología seria con 
riesgo de infección urinaria, sepsis y obstrucción del aparato urinario. Su incidencia ha sido reportada 
entre el 0.7 y el 4% de la población y afecta a pacientes femeninas con más frecuencia. La revisión de la 
etiología y la embriología del doble sistema colector se escapa de los objetivos de este capítulo, pero se 
debe afirmar que puede ser completo, cuando ambos uréteres terminan de manera separada o 
incompleto cuando se fusionan en algún punto y tienen una desembocadura común. Cuando el doble 
sistema es completo cumple casi sin excepción la regla de Weigert-Meyer, la que básicamente consiste 
en que el sistema inferior termina en la posición normal en el trígono vesical o más hacia cefálico y el 
sistema inferior termina caudal a la desembocadura del sistema inferior. En niños y niñas el sistema 
superior puede terminar dentro de la vejiga, pero en una posición distal y medial a la normal (ectopia 
endovesical) o en el cuello de la vejiga. Por el contrario, existe una diferencia amplia cuando la 
desembocadura del sistema superior no está en la vejiga; en 
los niños puede terminar en la uretra prostática o en las estructuras que se derivan del conducto 
mesonéfrico (vesículas seminales, conducto eyaculador, conducto deferente), las que se 
encuentran por encima del mecanismo esfinteriano; en las niñas puede terminar en la uretra, en la 
vagina distal o en el vestíbulo vaginal, localizaciones que se encuentran distales al mecanismo 
esfinteriano, lo que va a tener implicaciones clínicas. Ver Gráfica No 16. 
 
Los niños con doble sistema colector con desembocadura ectópica del sistema superior 
consultarán por infección urinaria, obstrucción urinaria baja o epididimitis a repetición, pero 
nunca con incontinencia urinaria permanente mientras que las niñas tendrán dos síntomas muy 
importantes adicionales a la infección urinaria: incontinencia urinaria o historia de flujo vaginal. La 
incontinencia puede pasar desapercibida hasta el momento en que se inicia el entrenamiento 
vesical, cuando los padres empiezan a notar que pesar que la niña siente su deseo miccional y 
micciona de manera espontánea permanece mojada, evidentemente en relación con que esa 
desembocadura no está controlada por el mecanismo esfinteriano (termina distal a este). Por las 
mismas circunstancias, si la orina acumulada en ese sistema dilatado es escasa y turbia, los padres 
consultarán por la presencia de un aparente flujo vaginal que corresponde realmente a la 
expulsión de orina purulenta en el área genital. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Gráfica No 16. Doble sistema colector completo con desembocadura ectópica del sistema superior. a. En las pacientes 
femeninas el uréter del sistema superior puede terminar ectópico endovesical, en el cuello de la vejiga, el vestíbulo 
vaginal y la uretra (se marcan con círculo negro). b. En los pacientes masculinos la desembocadura ectópica del sistema 
superior siempre está por encima de los mecanismos de continencia urinaria. Se marcan con círculo negro todos los sitios 
posibles de desembocadura ectópica 
Existe una alteración anatómica importante asociada al sistema superior, pero que también se 
puede presentar en sistemas únicos, denominada ureterocele. Corresponde a una dilatación 
quística de la porción distal del uréter que puede tener una localización completamente 
endovesical (usualmente en relación con sistemas únicos) o que se extiende hacia el cuello de la 
vejiga e inclusive a la uretra proximal y que se denomina ureterocele ectópico (usualmente en 
relación con sistemas duplicados). Los ureteroceles ectópicos pueden causar en particular 
obstrucciónurinaria baja severa, sepsis con pionefrosis (acumulación de orina purulenta en el 
sistema colector dilatado y obstruido) y en las pacientes femeninas el ureterocele puede 
prolapsarse y ser visible como una masa inter labial a nivel de los genitales externos. 
 
El hallazgo típico de estas patologías en la evaluación ecográfica antenatal y posnatal será el de 
una dilatación importante del sistema superior con un uréter dilatado en toda su extensión (en los 
casos de uréter ectópico) o adicionalmente con la evidencia de la lesión quística endovesical en los 
casos de ureterocele. Ver Gráfica No 17 En la uretrocistografía se apreciará defecto de llenamiento 
en los casos de ureterocele y en algunos casos RVU concomitante al sistema inferior de la misma 
unida renal. La gamagrafía con DMSA permitirá establecer el estado funcional de la unidad renal y 
en particular del sistema superior, el que la mayoría de las veces tiene compromiso funcional por 
la presencia de displasia de base. Ver Gráfica No 18 Dada la complejidad de estos casos, es un 
escenario frecuente en el que para aclarar su anatomía se realiza urografía por RNM. (16) 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Gráfica No 17. Doble sistema colector completo con sistema superior asociado a ureterocele ectópico. En el dibujo se 
 
aprecia doble sistema colector derecho completo asociado a ureterocele ectópico, el que se extiende distal al cuello vesical. 
Se identifica también que las desembocaduras de los uréteres siguen la regla de Weigert-Meyer, terminando el uréter del 
sistema superior más caudal que el del sistema inferior. a, b y c corresponden a ecografía de paciente masculino con esta 
patología. En a. se aprecia dilatación asimétrica que compromete el polo superior (PS) del riñón derecho con marcado 
adelgazamiento del parénquima. En b. se aprecia la vejiga de paredes normales y es evidente la dilatación del uréter 
distal (UD). En c. se aprecia la imagen quística endovesical compatible con ureterocele. 
 
 
Su manejo será individualizado. Algunos pacientes con síntomas obstructivos bajos severos o 
pionefrosis podrán requerir de manera temprana un procedimiento mínimamente invasivo 
denominado ureterocelotomía endoscópica, el que consiste en perforar por vía endoscópica el 
ureterocele para intentar que se colapse y se resuelva la sintomatología obstructiva. Otras 
alternativas de manejo son: la nefrectomía parcial del sistema superior, la uretero-ureterostomía 
del sistema superior al sistema inferior (conectar el uréter obstruido del sistema superior al uréter 
del sistema inferior) o la reconstrucción completa del aparato urinario inferior con resección 
abierta del ureterocele (ureterocelectomía) y reimplante de los uréteres. (17) 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Gráfica No 18. Doble sistema colector completo con sistema superior asociado a ureterocele ectópico. a. Estudio 
 
antenatal en el que se evidencia dilatación importante del sistema superior y dilatación leve del inferior, con dilatación 
ureteral en toda su extensión e imagen quística endovesical. b. Imagen de vejiga en llenamiento en uretrocistografía 
miccional en la que se aprecia gran defecto de llenamiento en el piso compatible con ureterocele. c. Gamagrafía renal 
con DMSA con compromiso funcional leve del sistema superior del riñón izquierdo. d. Gamagrafía renal con DMSA con 
compromiso funcional severo del sistema superior del riñón izquierdo. 
 
 
 
Intervencionismo antenatal 
 
El intervencionismo antenatal tiene indicación en el paciente masculino (demostrado con cariotipo 
prenatal) con hallazgos sugestivos de obstrucción del tracto urinario inferior por válvulas de la 
uretra posterior y con evidencia de oligohidramnios en progresión antes de la semana 28 de 
gestación (DTU A2-3). 
 
En la actualidad se usan dos tipos de procedimiento: la derivación vésico amniótica mediante la 
inserción de un catéter doble cola de cerdo, dejando uno de sus extremos en la vejiga y el otro en la 
cavidad amniótica, lo que permitirá el flujo de la orina aliviando la obstrucción o la realización de 
cistoscopia anterógrada y ablación láser de las válvulas por esa vía. El objetivo básico es normalizar el 
volumen del líquido amniótico intentado evitar la presencia de hipoplasia pulmonar e intentar al 
desobstruir el aparato urinario mejorar el pronóstico de función renal. Para establecer el pronóstico del 
feto previo al procedimiento se ha descrito la evaluación de parámetros en la orina tales como 
electrolitos, osmolaridad, Beta-2 microglobulina, proteínas totales entre otros, pero no se ha 
demostrado que tengan sensibilidad y especificidad adecuadas para predecir la función renal en la vida 
posnatal. El hallazgo de riñones hiperecogénicos o con presencia de quistes corticales, que indican la 
presencia de displasia renal, empobrece el pronóstico y el manejo antenatal se podría hacer no 
pensando en la función renal sino solamente en la sobrevida. (17) 
 
Este tipo de procedimientos no están exentos de morbilidad y mortalidad y se describen múltiples 
complicaciones tales como: muerte intrauterina, corioamnionitis, ruptura espontánea de 
membranas, parto pretérmino, pérdida de posición o disfunción del catéter de derivación, 
gastrosquisis traumáticas, fístulas recto-uretrales por lesión con láser etc. 
 
Estudios retrospectivos, prospectivos de cohortes y controlados y aleatorizados con poco número 
de pacientes han demostrado que estos procedimientos probablemente mejoran la sobrevida 
perinatal pero no la sobrevida a dos años y adicionalmente la frecuencia de falla renal terminal en 
comparación con los manejados posnatalmente no parece disminuir. (18) 
MANEJO DEL NEONATO CON DIAGNÓSTICO ANTENATAL DE ANOMALÍA DE LAS VÍAS URINARIAS 
 
Ecografía postnatal 
 
La ecografía es el estudio más utilizado en el abordaje inicial del recién nacido con antecedente de 
dilatación del tracto urinario antenatal (DTU A) y por supuesto para el seguimiento. El momento 
de realizar la primera ecografía post natal dependerá de los hallazgos antenatales; si hay sospecha 
de obstrucción urinaria baja (dilatación pielo ureteral uni o bilateral con vejiga distendida y de 
paredes engrosadas y/o dilatación de la uretra proximal), o hay dilatación bilateral severa, 
evidencia de dilatación en riñón único o hallazgo de ureterocele (DTU A2-3), el estudio debe ser 
hecho de manera inmediata. De lo contrario se sugiere esperar al menos 48 horas para evitar los 
falsos negativos debidos a la deshidratación fisiológica del recién nacido. El seguimiento posterior 
dependerá de los hallazgos tanto antenatales como posnatales, dejando claro que se debe 
considerar la estratificación de riesgo de la clasificación de dilatación de tracto urinario. Para los 
pacientes con DTU P1 (Bajo riesgo) será razonable hacer una nueva ecografía en un lapso no 
mayor de 6 meses. Si se trata de un caso con DTU P2 (riesgo intermedio), la ecografía debería 
hacerse en un lapso no mayor de 3 meses y en la DTU P3 (alto riesgo) debería ser al menos 
mensual. (2) Cada caso debe ser analizado individualmente para definir su cuidado, pero la 
recomendación clara es que no se ignore el hallazgo antenatal y se le haga una ecografía al recién 
nacido, la que desafortunadamente muchas veces es omitida en nuestro medio. 
 
Uretrocistografía miccional 
 
La única indicación para realizarla de manera temprana en el recién nacido es que se haya 
demostrado que la ecografía posnatal corresponde a una DTU P3 (Alto riesgo), la gran mayoría de 
las veces en pacientes masculinos y en quienes se debe descartar la presencia de válvulas de la 
uretra posterior. Es importante que para la realización de este estudio el paciente tenga un 
urocultivo negativo y tenga cobertura antibiótica desde 1 día antes y hasta 2 días después del 
procedimiento o según el protocolo de cada institución. En los demás escenariosla decisión de la 
uretrocistografía dependerá del análisis de cada caso y de la evolución clínica, ya que la presencia 
de infección urinaria febril en un paciente con DTU P1-P2 en manejo expectante probablemente 
inclinará la balanza del riesgo-beneficio a su realización. 
 
 
Estudios gamagráficos 
Los objetivos de los estudios gamagráficos renales en los pacientes con DTU son 2 básicamente: 
establecer la función renal diferencial e intentar caracterizar la severidad de un fenómeno obstructivo 
si está presente. En general la realización de estudios de medicina nuclear no está recomendada en 
pacientes con DTU P1 según el consenso multidisciplinario sobre la evaluación de la dilatación del 
tracto urinario prenatal y posnatal. (2) En los demás escenarios el consenso considera que la realización 
de este tipo de estudios quedará a la discreción del médico tratante y nuevamente la evolución clínica 
y los hallazgos ecográficos del seguimiento son los que determinarán su pertinencia. Ante la evidencia 
de una dilatación severa 4/4 con progresión y con sospecha de estenosis de la unión pielo ureteral 
tendrá indicación la realización de un estudio de medicina nuclear, sobre todo si se está pensando en 
manejo quirúrgico, para establecer el estado funcional de la unidad renal y la dinámica de la 
evacuación de la pelvis y dependerá de la preferencia del clínico la realización de una gamagrafía con 
DMSA vs un renograma diurético, idealmente con MAG3 en los menores de 3 meses, dada la 
inmadurez de la función renal del recién nacido y la ventaja que este radiofármaco se elimina por 
secreción tubular y permite obtener imágenes de mejor calidad en ese momento de la vida. En el 
escenario de pacientes que cursan con infección urinaria en los que se desea descartar cicatrices o con 
hallazgos ecográficos que hagan pensar en fenómenos de displasia o hipoplasia renal una gamagrafía 
renal con DMSA podría ser realizada. (2) 
 
Otros estudios 
 
Existen en la literatura actual muchos estudios donde se muestran las ventajas de la realización de 
una urografía por resonancia magnética. Es un excelente examen porque puede brindar 
información anatómica y funcional sin exponer al paciente a radiación ionizante, pero tiene la 
limitante que requiere sedación o anestesia general para su realización. Realmente se reserva para 
aquellos casos complejos en los que con los estudios convencionales no se ha logrado aclarar la 
patología del paciente. 
 
Profilaxis antibiótica 
 
A juicio del consenso multidisciplinario sobre la evaluación de la dilatación del tracto urinario prenatal y 
posnatal la profilaxis antibiótica está recomendada en los casos de DTU P3 (Alto riesgo) y en los demás 
escenarios (P1 -P2) queda a discreción del médico tratante. (2) Ante la poca evidencia del uso de la 
profilaxis, dejando claridad que podría proteger a ciertos pacientes de infección urinaria pero 
aumentando de manera importante el riesgo de presentar infecciones urinarias con gérmenes 
resistentes al antibiótico usado como profilaxis recomendaría, por lo menos hasta que sea evaluado 
por el especialista, que se deje profilaxis antibiótica a pacientes con dilatación 
importante del tracto urinario (grado 3 y 4 de clasificación de la Sociedad para la Urología Fetal), 
pacientes con dilatación pielo ureteral importante en sistemas únicos (sospecha de megauréter 
obstructivo o refluyente) o en doble sistema (sospecha de uréter ectópico o ureterocele) y en 
pacientes que con ecografía anormal hayan cursado con infección urinaria febril. Usualmente en 
los recién nacidos se usa Amoxicilina a dosis de 15 mg/kg en dosis única nocturna. 
 
Es claro que todo el manejo posterior dependerá de los hallazgos de los estudios realizados y de la 
evolución clínica del paciente y será competencia absoluta de los especialistas involucrados en la 
atención: el pediatra, el neonatólogo, el nefrólogo pediátrico y el urólogo pediátrico. 
 
 
 
 
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