Logo Studenta

Políticas de conocimiento, educación superior OTEIZA

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

ENRIQUE OTEIZA: Políticas de conocimiento, educación superior y desarrollo. (1998)
Quizá nada sea tan revelador de las dificultades por la que atraviesa la universidad argentina, como un examen del lugar que ocupa la investigación y la creación de conocimientos en ella. La realidad organizativa es el resultado de un largo y complejo proceso histórico de profunda transformación de las universidades medievales de los países industriales avanzados de Europa. La transformación de la universidad consistió en agregar la creación de conocimientos a través de la investigación científica. En cuanto al tiempo entre el surgimiento del conocimiento y la transformación, nunca fue largo a partir de la Revolución industrial y se acorta cada vez más. En cuanto al modelo de la llamada Universidad científica, este surge en Alemania a comienzos del siglo pasado y tuvo un impacto decisivo en la veloz revolución industrial que experimento dicho país. La innovación principal de este modelo universitario reside en que las actividades de investigación se generalizan en el seno de las instituciones de enseñanza superior, integrándose con la docencia, transformando el proceso de enseñanza- aprendizaje tradicional. Las ciencias naturales salen de las catacumbas, emergen las ciencias sociales y las humanidades se secularizan y se renuevan superando el dogmatismo o escolasticismo. En la universidad científica florece el estimulo a la creación de conocimientos a través de los nuevos métodos de investigación, a su vez estos nutren a las ciencias aplicadas y a la tecnología impactando no solo a la producción de bienes y servicios, sino también a todas las demás dimensiones de la sociedad. Se trata del surgimiento de la universidad moderna, a la vez fruto y motor de la modernidad. Este tipo de universidad secularizada, autónoma, creativa, critica, de y para una sociedad industrial o que aspire a industrializarse, sigue vigente. Su existencia y desarrollo requirió siempre de una decisión política clara, que en Europa y EU fue tomada por los entonces nuevos sectores de poder económico, la burguesía: en el viejo continente este modelo se impulso desde el Estado nacional. 
¿A qué distancia está la universidad pública argentina del modelo de universidad que incluye la creación de conocimientos a través de la investigación? Esto es así porque en materia de educación superior la orientación dominante sigue siendo, como antes del 83, profesionalista. No estamos avanzando en la dirección del modelo al que hemos hecho referencia que requeriría un compromiso económico por parte del Estado; respecto por la autonomía, un proyecto claro de la propia comunidad académica y apoyo social. Estas condiciones parecen haberse dado en alguna medida en la Argentina de comienzos del siglo y en la década de los 60. Los regímenes autoritarios pos 30 y pos 66 cercenaron los complejos procesos sociales que propendían a la creación de una universidad pública democrática y sólida intelectual y científica. En la actual circunstancia de AL y en cuanto al Estado, la orientación renovadora dominante, que ataca el statu quo de la universidad pública, la provee la banca acreedora a través de la banca internacional pública. El modelo de renovación neoliberal tiende por un lado a frenar un posible frente de expansión del gasto público, y por otro a limitar el nivel científico, la autonomía y las conquistas democráticas de profesores y estudiantes. La propuesta es fundamentalmente profesionalista, antidemocrática y cortoplacista ligada al mercado, en ella, la investigación y la creación de conocimientos tienen poco lugar y el pensamiento crítico ninguno. Esta alternativa se aleja del modelo de universidad “fuerte” de la modernidad. 
CH. P. Snow estimula a abrir la problemática de las diferentes subculturas que conviven en la universidad. Se trata de examinar los principales procesos de creación de conocimiento en las grandes áreas o subculturas existentes dentro de una verdadera universidad. Parece útil reconocer cuatro grandes campos diferenciados o subculturas académicas: dos, el de las ciencias sociales y el de las tecnologías. En la universidad “moderna” o “científica”, la subcultura académica de la vertiente humanística constituye una corriente tradicional que parte desde la primera Universidad de la historia (la Boloña creada en el s. IX). Esta vertiente, incluía la teología, la filosofía, las letras, la historia, las artes, el derecho y la medicina y controlado por la iglesia. Posteriormente se produce una aceleración del proceso de secularización de la subcultura de las humanidades en la universidad, con el crecimiento de la investigación científica y la separación de la teología y la filosofía, rasgos fundamentales de la modernidad. Por otra parte, la modernidad abrió otros dos campos de investigación, el de las ciencias sociales y humanas. A partir del siglo XVIII, que comprende a un conjunto de disciplinas; economía, sociología, antropología y psicología, y el de las profesiones- tecnologías, que crecieron en relación estrecha con la industrialización. Cada uno de estos campos desarrolló sus propias tradiciones de investigación, sus perspectivas teórico- metodológicas, sus instrumentos de observación y experimentación, y sus formas de articulación con la sociedad. En la universidad científica, la diferencia de la universidad profesionalista, las articulaciones internas entre la subcultura científica básica y la aplicada es intensa y opera en todas las direcciones. También son intensas las articulaciones de las actividades internas de investigación con el mundo extramuros en sus dimensiones política, económica, social y cultural. 
El lugar de la creación de conocimientos en la universidad argentina actual, prevaleció un continuismo de la herencia profesionalista. No existió sin embargo impulso suficiente para transformar la universidad. Quizá falta de renovación se explique por la gran expulsión de talentos producida por las dictaduras de Caganía y Videla que debilito a la universidad pública y al país. Se estima que hay el triple de investigadores argentinos activos en el exterior, que los que trabajan en el país. 
El surgimiento y la limitada expansión de las actividades de investigación científica y tecnológica (CyT) fueron aquí tardíos. A finales del siglo pasado cuando se constituyen grupos de investigación de alguna entidad en distintas disciplinas científicas: matemáticas, física, química, etc. El tardío desarrollo científico de la región a las siguientes causas a) en el periodo postindependencia, las economías de la región se articularon con el sistema internacional. Esta rearticulación consolido durante muchos años un modelo agroimportador, económica y tecnológicamente subordinado del Norte. B) el siglo XIX estuvo signado en AL hispana por la guerra de independencia, luchas entre caudillos y jefes militares con control regional parcial en el interior de nuevos países. Mantuvieron el poder en manos de despotismos no “ilustrados”, perdurando un contexto desfavorable para la acumulación de recursos y capacidades científicas. A finales del siglo XIX se estabilizan mínimamente nuevas elites civiles urbanas, por el pensamiento positivista modernizante. No es casual que sea apenas a partir de entonces cuando las actividades de investigación científica emerjan y se vayan expandiendo. En esta etapa inicial, la universidad constituye el lugar donde estas nuevas actividades investigativas comienzan a organizarse. La universidad de La Plata, que se creó a principios de siglo, se inspiró en el modelo de la Universidad científica. Hasta la creación de la universidad de La Plata existían universidades en el país, la más antigua, la de Córdoba fundada en 1613. La U de Bs As fundada para satisfacer a los ricos mercaderes, a los menos ricos funcionarios, encontramos ya en el punto de partida la preocupación preferente por la formación de profesionales. Dentro del modelo profesionalista, las tareas de creación de conocimiento avanzan con dificultad. En la década delos 60 de una nueva versión del modelo de universidad moderna. La creación del CONICET, en la década de los 50, respaldó también la consolidación de la investigación científica y tecnológica. Sobre todo a partir del 76, el CONICEF cambia su política, volcando más y más sus recursos fuera de la universidad. Con esta política se contribuyo al debilitamiento actual del mundo académico argentino. La década de 55 a 66 fue de gran desarrollo de la investigación científica. De todas las facultades, la que experimentó mayor progreso fue el de las ciencias exactas y luego medicina. El golpe de Onganía del 66, interrumpió este avance, a través del avasallamiento de la autonomía, obligando a la universidad a replegarse al modelo profesionalista, en un contexto de emigración de profesores investigadores, de científicos e intelectuales, que agravó con la dictadura pos 76, dejando como herencia una universidad de bajo nivel académico científicamente pauperizada, casi sin ciencias sociales, con humanidades controladas por una derecha católica pasatista, mediocre y represora. A partir del 83 comenzó un difícil periodo de reconstrucción democrática. Se eliminaron las persecuciones político- ideológicas y se erradicó el terror. La universidad transito hacia la recuperación de su autonomía, con democracia interna propia de la tradición reformista argentina. La recuperación científica fue lenta y débil y no se volvió a plantear con claridad. 
Las facultades profesionales, casi no se renovaron en su cuerpo docente después del 83, las menos profesionales de la filosofía y Letras, ciencias sociales y psicología, que fueron las más destruidas, pudieron encarar una renovación. Las de Ciencias Exactas y Naturales se han renovado poco. Progresivo debilitamiento de la presencia universitaria en la asignación de recursos del presupuesto nacional para actividades de investigación científico- tecnológica, 72- 83. Ya a comienzos de la década del 70 la posición de la universidad en el complejo científico y tecnológico había sufrido un importante retroceso, como resultado de la intervención del régimen militar de Onganía. Durante los periodos de regímenes autoritarios, el gobierno ha mantenido una mala relación con los intelectuales y la universidad. En materia de investigación tecnológica, la situación de la universidad es precaria. Si bien es cierto que el modelo de industrialización de Argentina generó poca demanda de investigación tecnológica nacional, es asimismo evidente que las facultades de ingeniería no fueron focos dinámicos de investigación e innovación tecnológica. Esta debilidad de las escuelas de ingeniería argentinas fue parte el resultado de un enfoque demasiado profesionalista. Las ciencias sociales comienzan a desarrollarse en el país con más de medio siglo de atraso, si se las compara con la investigación en ciencias naturales. 
De las ciencias sociales, alcanzada antes del 66, se vio seriamente afectada durante los dos últimos regímenes militares. Desencadenaron persecuciones de tipo ideológico y político, que acabaron en la perdida de profesores e investigadores altamente calificados, estos emigraron a universidades de investigaciones. A partir de 1983, científicos sociales altamente calificados a la universidad. 
Y es del 30 en adelante que el actual modelo profesionalista se va consolidando y se generaliza. Bs As, Córdoba, La Plata. El modelo profesionalista aparece legitimado en lo académico por el prototipo de la universidad napoleónica francesa. 
Por comparación con la llamada universidad científica, o moderna, la investigación en ciencias naturales y matemáticas, en ciencias sociales, en humanidades y en los campos aplicados de las profesiones, no se ha extendido en la medida suficiente como para no tener un impacto cualitativo. Tampoco la universidad débil, en términos de capacidad de creación de conocimientos científicos, tecnológicos, sociales y humanísticos, tiene mucho que ofrecer a la sociedad. Esto es lo que convierte el actual discurso neoliberal sobre la vinculación entre la universidad y el sector productivo, en una retórica hueca. La baja proporción de profesores- investigadores, la debilidad de muchos laboratorios e institutos, la escasez de buenos posgrados, la falta de estudio, la baja capacidad de generación de conocimientos transferibles a la sociedad, la ausencia con la investigación en los procesos de enseñanza- aprendizaje son sin duda debilidades de nuestro modelo universitario, que requieren ser superados. No es sin un compromiso fuerte del Estado en términos de financiamiento. Los regímenes autoritarios posteriores al 30 y al 66 produjeron fuertes retrocesos, la investigación y la capacidad de generar conocimientos. El primer gobierno pos 83 no tuvo un proyecto universitario renovador ni una voluntad política que fuera mucho más allá de la devolución de la autonomía y la recuperación del cogobierno. A través del Banco Mundial, el énfasis en la vinculación con el mercado y la retorica vaga respecto de la calidad y la eficiencia, parecen apuntar a lograr una disminución del compromiso de apoyo fiscal a una universidad pública autónoma. El acceso a los recursos por parte de las universidades se ataría el resultado de evaluaciones.

Continuar navegando