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Editor La educación de calidad no se refiere simplemente al acceso escolar o a contenidos que conduzcan a una excelencia académica privada, no se refiere a la exacerbación del individualismo y la competitividad; en ella, también son indispensables una orientación ética y de valores, una crítica en los contenidos y su pertinencia. Así, la excelencia académica debe ir de la mano de la excelencia humana (CPAL, 2019). Si esta excelencia humana y académica no es accesible a todos y, por el contrario, es excluyente para los más desfavorecidos, entonces la calidad no es posible porque se sustenta en la injusticia social y promueve las pobrezas históricas. Entonces, habrá calidad de formación en espacios exclusivos de la educación, pero su carácter universal y su calidad tendrán los límites que imponen el mercado, los privilegios y las exclusiones sociales. El libro presenta diversas perspectivas de investigaciones que a pesar de sus diferencias metodológicas y enfoques, se articulan en la preocupación por aspectos de la inequidad, las desigualdades y exclusiones sociales, cuyos síntomas se expresan en el contexto educativo, ratificando entonces sus efectos en la educación de calidad como límite o posibilidad de aproximar a la sociedad como conjunto a las oportunidades que podría brindar el sistema educativo y, en consecuencia a la justicia social. Educación de Calidad y Justicia Social Editor Freddy A. Guerrero Rodríguez Fr ed dy A . G ue rr er o Ro dr íg ue z E di to r Ed uc ac ió n de C al id ad y Ju st ic ia S oc ia l Freddy A. Guerrero Rodríguez Antropólogo de la Universidad Nacional de Colombia, Magister en Estudios Políticos de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Investigador del Grupo de Investigación BITACUS de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali y miembro de la Red de Grupos Regionales de Memoria Histórica. La práctica política y sus agentes: una mirada a los clásicos para el análisis de los problemas contemporáneos ISBN: 978-958-5177-10-9 Editora: Stephany Mercedes Vargas Rojas Memorias en transición. Manifestaciones y usos sociales, estéticos y políticos en las representaciones de las memorias del pasado violento ISBN: 978-958-5119-36-9 Editores: Freddy A. Guerrero y Nohra Palacios Interacciones Educativas ISBN: 978-958-5177-18-5 Editores: Alexander Tovar Aguirre y Tatiana Rojas Ospin Otras Publicaciones Santiago de Cali, 2020 Editor: Freddy A. Guerrero Santiago de Cali, 2020 Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales Departamento de Ciencias Sociales Educación de Calidad y Justicia Social Editor: © Freddy A. Guerrero Autores: © Freddy A. Guerrero © Adelina Peña © Adriana González Perdomo © Tatiana Rojas Ospina © Solanlly Ochoa Angrino © Catalina Jaramillo Martínez © Sergio Cabrera Calvache © Daniel Herrera Pernett © Laura Ramírez Lasprilla © Diana Gómez Navas © Adrián Serna Dimas © Lizeth Arango © Natalia López © Margarita Vargas © Isabella Gutiérrez Ortíz. ISBN: 978-958-5177-62-8 ISBN ( e ): 978-958-5177-63-5 Formato: 17 x 24 cms Coordinación editorial: Claudia Lorena González Asistente editorial: Jennifer Ramírez Martínez Diagramación: Kevin Nieto Portada: Kevin Nieto Corrección de estilo: Comunicaciones Creativas Impresión: Carvajal Soluciones de Comunicación S.A.S. Pontificia Universidad Javeriana Cali Calle 18 N°118-250 Teléfonos (57-2) 3218200 Santiago de Cali, Colombia, 2020. El contenido de esta publicación es respon- sabilidad absoluta de su autor y no compro- mete el pensamiento de la Institución. Este li- bro no podrá ser reproducido por ningún medio impreso o de reproducción sin per- miso escrito de los titulares del copyright. Educación de calidad y justicia social / editores Freddy A. Guerrero [y otros catorce]. -- Santiago de Cali : Pontificia Universidad Javeriana, Sello Editorial Javeriano, 2020. 208 páginas: 24 cm. Incluye referencias bibliográficas. ISBN: 978-958-5177-62-8 1. Filosofía de la educación -- Aspectos sociales 2. Calidad de la educación 3. Educación para la paz 4. Sociología de la educación 5. Derecho a la educación 6. Justicia transicional I. Guerrero, Freddy A., editor II. Peña, Adelina, editora III. González Perdomo, Adriana, editora IV. Rojas Ospina, Tatiana, editora V. Ochoa Angrino, Solanlly, editora VI. Jaramillo Martínez, Catalina, editora VII. Cabrera Calvache, Sergio, editor VIII. Herrera Pernett, Daniel, editor IX. Ramírez Lasprilla, Laura X. Gómez Navas, Diana, editora XI. Serna Dimas, Adrián, editor XII. Arango, Lizeth, editora XIII. López, Natalia, editora XIV. Vargas, Margarita, editora XV. Gutiérrez Ortiz, Isabella, editora XVI. Pontificia Universidad Javeriana Cali. Facultad de Huma- nidades y Ciencias Sociales. SCDD 370.115 ed. 23 CO-CaPUJ lmc/2020 Aproximaciones a la educación de calidad y la justicia social Freddy A. Guerrero y Adelina Peña Una experiencia de educación para la paz desde una perspectiva territorial: Aportes a la construcción de justicia social para la calidad educativa Adelina Peña La justicia transicional en clave de la pedagogía de la reconciliación y escuelas en contexto de transición Adriana González Perdomo Relevancia personal y social en las interacciones educativas y su relación con el compromiso comportamental Tatiana Rojas-Ospina, Solanlly Ochoa-Angrino, Catalina-Jaramillo Martínez, Sergio Cabrera Calvache, Daniel Herrera Pernett y Laura Ramírez Lasprilla La justicia social y el pupitre de al lado. Familia, escuela y alteridad Diana Gómez-Navas y Adrián Serna-Dimas La educación como herramienta para la transformación de los estereotipos de género en mujeres rurales de Colombia Lizeth Arango, Natalia López, Margarita Vargas COVID-19, una experiencia universitaria en una reali- dad virtual Isabella Gutiérrez Ortíz TABLA DE CONTENIDO 9 30 59 91 123 161 188 9 Aproximaciones a la educación de calidad y la justicia social Freddy A. Guerrero1 y Adelina Peña2 Nada más ilustrativo para ambientar el tema del pre- sente libro que una crónica del escritor Colombiano Alberto Salcedo: La travesía de Wikdi (2013). Wikdi, o Anderson como le dicen en su escuela del municipio de Unguía, es un niño de 13 años de la etnia Kuna de la región del Da- rién colombiano, en el departamento del Chocó. Anderson comienza su itinerario diario alrededor de las cuatro de la mañana, aún sin clarear el día, para recorrer la trocha que le lleva desde su resguardo hasta su escuela. El recorrido es territorio paramilitar, con un comandante paradójicamente conocido como “El Profe” y que ha dejado muchas víctimas por la misma trocha por la que camina nuestro caminante. A él esto no le detiene en preocupaciones, pues su interés en asistir a la escuela deviene de su deseo de convertirse en un profe, pero de inglés y matemáticas. Sin descanso recorre la trocha; atraviesa cuatro puen- tes y trayectos fangosos donde los caballos se hunden y es necesario sacarlos con sogas. Acompañado en uno de sus recorridos por el cronista Salcedo, este comenta que los 1 Antropólogo de La Universidad Nacional de Colombia, Magister en Estudios Políticos de la Pontificia Universidad Javeriana, Docente del Departamento de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Coordinador de la Cátedra Internacional Ignacio Martin Baro y miembro del Grupo de Investigación BITACUS. Correo Electrónico faguerrero@javerianacali.edu.co 2 Adelina Peña. Magister en EducaciónDesarrollo Humano. Coordinadora del Proceso de Sistematización del Proyecto Educapaz. Centro de Consultoría y Educación Continua. Pon- tificia Universidad Javeriana Sede Cali. Correo Electrónico adelinap@javerianacali.edu.co 10 Educación de calidad y justicia social “pedruscos afilados taladran la suela. El caminante siente las punzadas en las plantas de los pies aunque calce botas pantaneras” (Salcedo, 2013). Esta caminata diaria de Ander- son dura cinco horas entre la ida y el retorno; sin desayuno en la ida, pues le espera un refrigerio en la escuela, que en ocasiones es cancelado por falta de recursos. Allí, en la escuela, la Institución Educativa Agrícola de Unguía, fundada en 1961: se han forjado ebanistas, costureras, microempresarios aví- colas. Pero hoy el taller de carpintería se encuentra cerra- do, no hay ni una sola máquina de modistería y tampoco sobrevive ningún pollo de engorde. Supuestamente, aquí enseñan a criar conejos; sin embargo, la última vez que los estudiantes vieron un conejo fue hace ocho años. Tampoco quedan cuyes ni patos. En los 18 salones de clases abun- dan las sillas inservibles: están desfondadas, o cojas, o sin brazos. La sección de informática causa tanto pesar como indignación: los computadores son prehistóricos, no tienen puerto de memoria USB sino ranuras para disquetes que ya desaparecieron del mercado. Apenas cinco funcionan a medias. Recorrer las instalaciones del colegio es hacer un inventario de desastres. Finaliza Salcedo. (Salcedo, 2013) “Para conocer hay que caminar” (Vasco, 2007, p. 16), enseñaba como enunciación y como práctica otro profesor de antropología de la Universidad Nacional de Colombia; episte- mología y práctica aprendida de su trabajo solidario con algu- nas comunidades indígenas en el Cauca. Con estas palabras también podríamos traducir el drama en que se accede a la educación en esa travesía diaria de Wikdi, pues dice Salce- do (2013): “Visto desde lejos, un camino de herradura en el Chocó o en cualquier otro lugar de la periferia colombiana es 11 Pontificia Universidad Javeriana Cali mero paisaje. Visto desde cerca, [agregaríamos, caminando], es símbolo de discriminación” (2013). Así pues, no habrá educación de calidad con esos síntomas de discriminación representados en sistemas educativos inadecuados; no ha- brá educación de calidad con infraestructuras arruinadas; con contenidos inadaptados a las condiciones culturales de diver- sos sectores de la población. No la habrá con interacciones en el aula verticales, autoritarias y, como señalaría Paulo Freire (2005), con una educación de tipo bancario. Martín Baró (2018), inspiración de la Cátedra orga- nizadora del Encuentro, del que uno de los resultados es el presente libro; apelaba a una conciencia crítica donde aquellos paisajes, como los representados en los caminos de herradura de la crónica descrita, nos confronten con otras realidades y nos lleven a transformarla. Para algunas de las apuestas de nuestra universidad es reconocible una búsqueda de trasformaciones individuales y sociales desde el campo de la educación, entre ellas: el Pro- yecto Educapaz, que apuesta por la educación para la paz desde su acción multinivel y una mirada integral con pro- yecciones hacia el fortalecimiento de redes, la incidencia en política pública, la mejora de la institución, el fortalecimiento de la comunidad y del aula. El Programa Forja, que articula la experiencia académica con el servicio y la formación de los futuros profesionales, trascendiendo las aulas universitarias y orientándose hacia los entornos urbanos y marginales, cuya realidad es cercana pero en ocasiones invisible. El Centro de Expresión Cultural, que desde el nivel institucional apoya la difusión de experiencias sociales y educativas a través de la estética, enseñándonos otras formas de conocer que pasan por una reflexión desde el cuerpo y los sentidos, haciendo 12 Educación de calidad y justicia social visible esa idea del maestro Fals Borda (1987) o de Eduar- do Galeano (1993, p. 89), que refieren en los pescadores de Ciénaga Magdalena una forma de conocer, la de ser sentipensante. Y, finalmente, la Maestría en Educación, que pretende cualificar la práctica educativa de docentes y pro- fesionales vinculados a entornos educativos en el país. Otras apuestas resultan igualmente importantes como la de la Compañía de Jesús, a través de la campaña sobre el reconocimiento de la educación de calidad como un derecho universal y no un privilegio solo para sectores favorecidos. Algunas de estas reflexiones serán temas de los di- ferentes capítulos de este libro, los cuales se especificarán más adelante. Antes de ello es conveniente un marco amplio desde el cual la problemática de la educación de calidad y la justicia social es articulada. Inicialmente, es importante señalar a qué nos referimos con educación de calidad y justicia social. Para ello, tomamos como referencia que la educación de calidad parte de unas aspiraciones amplias; se refiere a un horizonte que busca sociedades más justas y solidarias, es una educación con sentido humano. Al res- pecto, en un texto de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe- CPAL (2019), refiriéndose a la calidad en las instituciones educativas jesuitas, se señala: la calidad verdadera de la educación que ofrecen nuestras instituciones se medirá en su capacidad de: enaltecer la dig- nidad de todas las personas, propiciar la inclusión, la equidad y la justicia social; el respeto por las diferencias y cuidado del medio ambiente o el respeto por la casa común. (p. 120) 13 Pontificia Universidad Javeriana Cali Así pues, la educación de calidad no refiere simple- mente el acceso o los contenidos que conduzcan a una excelencia académica en términos individuales, no se refiere a la exacerbación del individualismo y la competitividad; en ella, también son indispensables una orientación ética y de valores, una crítica en los contenidos y su pertinencia. Así, la excelencia académica debe ir de la mano de la exce- lencia humana (CPAL, 2019). Si esta excelencia humana y académica no es accesible a todos y, por el contrario, es excluyente para los más desfavorecidos, entonces la calidad no es posible porque se sustenta en la injusticia social y promueve las pobrezas históricas. Entonces, habrá calidad de formación en espacios exclusivos de la educación, pero su carácter universal y su calidad tendrán los límites que im- ponen el mercado, los privilegios y las exclusiones sociales. Por supuesto, el contexto neoliberal actual no resulta el mejor escenario para una educación de calidad, íntegra como se propone; pues la constitución del individualismo, la competencia y los valores del mercado atraviesan el ethos educativo actual, enmascarando discursivamente las imposi- bilidades que superen la técnica y la instrumentalización hu- mana más como medio que como fin. Es un contexto donde el desmantelamiento de las múltiples formas del estado de bienestar han dejado como base la inequidad en diversos escenarios, incluyendo el de la educación (Martínez, 2014). Otras consideraciones de estos anclajes podemos en- contrarlas en el nivel internacional. En ese sentido, en su tex- to “La educación encierra un tesoro”, Delors (1997), desde la UNESCO, señala la relación entre calidad y justicia social, al decir que “la persona debe poseer todos los elementos de una educación básica de calidad. Más aún, es desea- 14 Educación de calidad y justicia social ble que la escuela le inculque más el gusto y el placer de aprender, la capacidad de aprender a aprender” (p. 15). Lo anterior supone que “las políticas educativas alcancen el objetivo de una enseñanza a la vez de calidad y equitativa” (p. 18), donde la educación sea un medio para alcanzar el desarrollo y la mejora de la calidad de vida. Esta proyección se continúa desde las Naciones Uni- das (2019) en los Objetivos deDesarrollo sostenible, donde señalan que es necesario “garantizar una educación inclu- siva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos” (objetivo 4). En este sentido, la situación actual se caracteriza por: Las razones de la falta de una educación de calidad son la escasez de profesores capacitados y las malas condiciones de las escuelas de muchas zonas del mundo y las cues- tiones de equidad relacionadas con las oportunidades que tienen niños y niñas de zonas rurales. Para que se brinde educación de calidad a los niños de familias empobrecidas, se necesita invertir en becas educativas, talleres de forma- ción para docentes, construcción de escuelas y una mejora del acceso al agua y electricidad en las escuelas… Se es- tima que el 50 % de los niños que no asisten a la escuela primaria viven en zonas afectadas por conflictos. (Organismo Internacional de Juventud para Iberoamérica [OIJI, s.f.) Ante este escenario, las acciones proyectadas al 2030 están orientadas al logro de una “educación gratuita, equita- tiva y de calidad y producir resultados de aprendizaje perti- nentes y efectivos” (UNESCO, 2015, p. 3). La inclusión y la equidad en la educación y a través de ella son la piedra angular de una agenda de la educación 15 Pontificia Universidad Javeriana Cali transformadora, y por consiguiente nos comprometemos a hacer frente a todas las formas de exclusión y marginación, las disparidades y las desigualdades en el acceso, la parti- cipación y los resultados de aprendizaje. Ninguna meta edu- cativa debería considerarse lograda a menos que se haya logrado para todos. Por lo tanto, nos comprometemos a realizar los cambios necesarios en las políticas de educación y a centrar nuestros esfuerzos en los más desfavorecidos, especialmente aquellos con discapacidad, para velar por que nadie se quede atrás. (UNESCO, 2015, p.4) Desde esta perspectiva, en la educación de calidad se consideran aspectos como: educadores cualificados y empoderados, adquisición de competencias, educar para el desarrollo sostenible y ciudadanía mundial, promover opor- tunidades de aprendizaje de calidad a lo largo de la vida para todos, aprovechar las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), entre otros. En síntesis, desde este nivel internacional, la educación es un derecho humano fun- damental y un derecho habilitador. Para hacerlo realidad, los países deben garantizar un acceso universal e igualitario a una educación y un aprendizaje inclusivos y equitativos de calidad, que deberán ser gratuitos y obligatorios, sin dejar a nadie rezagado. Además, la educación deberá tener, por finalidad, el desarrollo pleno de la personalidad humana y promover el entendimiento mutuo, la tolerancia, la amistad y la paz (UNESCO, 2015, p. 7). Entonces, en esa relación de la educación de calidad y la justicia social, la primera debe aspirar a serlo en tanto esté orientada hacia el sistema educativo como conjunto, en sus relaciones prácticas y pedagógicas, en el carácter integral de la formación; pero todo ello sobre la base de superar las injusticias sociales. Allí un anclaje entre estas dos dimensio- 16 Educación de calidad y justicia social nes que se podrían señalar indisociables. De ahí que, con respecto a las zonas de conflicto armado, se considere que el sistema educativo debe tener una capacidad de adapta- ción para dar respuestas a las necesidades de niños, jóve- nes y adultos y, por su mayor vulnerabilidad, a las personas desplazadas y los refugiados” (Organización de los Estados Americanos [OEA], 2017). Es prioritario que la educación se mantenga durante todo el tiempo, durante el conflicto y el posconflicto. Tal observación resulta relevante, ya que Colombia atraviesa un proceso de posacuerdo luego de la firma del Acuerdo de Paz entre el Estado colombiano y las FARC- EP, aspecto que hace volcar la mirada sobre el tema de la educación nuevamente (en especial la educación rural), desde el for- talecimiento de la calidad, el acceso, la pertinencia a todos los niveles educativos; y en general el fortalecimiento de la educación en derechos humanos en distintos niveles edu- cativos (Gobierno nacional y FARC-EP, 2016). Por otra parte, en lo nacional, desde la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos- OCDE (Radinger et al., 2017) se reconocen las desigualdades so- ciales y económicas entre las áreas urbanas y rurales a nivel del contexto educativo, sabiendo que “poco más del 30 % de la población y entre el 60 % y 76 % de los municipios pueden considerarse rurales” (p. 3). En este sentido, aunque se ha avanzado considerablemente en materia de cobertu- ra, las tendencias de desempeño son variadas y persisten grandes desigualdades entre los estudiantes de áreas rurales y urbanas. Aunque la formulación de políticas educativas apoya una visión compartida a largo plazo, el marco institu- cional encaminado a garantizar su continuidad es deficiente: 17 Pontificia Universidad Javeriana Cali el sistema de financiación contribuye a múltiples objetivos de finanzas públicas, pero no considera las desigualdades entre los territorios, las escuelas y los estudiantes adecuadamente; el financiamiento de proveedores privados facilita una flexi- bilidad para la provisión pública, también en áreas rurales, pero existen preocupaciones sobre un aseguramiento de calidad suficiente; la educación escolar sigue un enfoque in- tegral con beneficios potenciales para la igualdad, pero per- sisten retos en cuanto al desarrollo de una oferta pertinente y articulada; las escuelas tienen plataformas para la partici- pación comunitaria, pero existen ciertas preocupaciones en relación a la organización de la enseñanza y el aprendizaje y el deficiente liderazgo escolar; entre otros aspectos. Ante este panorama, algunas recomendaciones son: conciliar la asignación de presupuesto suficiente para la edu- cación escolar con las prioridades de política establecidas, asegurar una mayor continuidad en la política y construir ca- pacidades locales. Fomentar la revisión de las redes esco- lares, mejorar la regulación y el aseguramiento de la calidad de las escuelas privadas contratadas y abordar el riesgo de segregación. Profesionalizar el liderazgo escolar y fortalecer al apoyo pedagógico técnico para las escuelas rurales, aprove- chando las redes potenciales. Iniciar un proceso de participa- ción a largo plazo para desarrollar un marco curricular nacio- nal y desarrollar un enfoque más integral para la evaluación de escuelas. Mejorar la provisión de educación para cumplir con las necesidades y los intereses de los estudiantes y para proveerles oportunidades de aprendizaje equitativas, indepen- dientemente de su contexto. Y, finalmente, fortalecer la forma- ción docente, conectando el desarrollo basado en la escuela y el desarrollo externo de los docentes y creando modelos específicos para los docentes en áreas rurales. 18 Educación de calidad y justicia social En general, esta breve aproximación al contexto pone de relieve oportunidades y limitaciones a la educación en Co- lombia. Como oportunidades, se pueden identificar la relevan- cia que en los Acuerdos de Paz tiene la educación rural y los derechos humanos, además de la reciente adhesión del país a la OCDE; ambos escenarios son oportunidades puesto que suponen la creación de condiciones para el fortalecimiento de la educación en el país. No obstante, como se expuso, preva- lecen aspectos estructurales en el orden social y económico que limitan tanto el acceso como la calidad de la educación. Sin duda, las dinámicas dadas en este escenario de país son propicias para reflexionar alrededor de la relación dada entre educación de calidad y justicia social. La concepción de educación de calidad y de justicia social en clave de contexto En el sistema educativo colombiano prevalecen pro- cesos de calidad creados desde una institucionalidadbu- rocrática regida por lógicas “empresariales”, de ahí que al hacer referencia a la calidad se delimita en función de los resultados de evaluaciones donde predomina la cultura de la estandarización, cimentada en los estándares, las competen- cias y los derechos básicos de aprendizaje (DBA). Tal esce- nario deja por fuera la forma en que acontece el día a día de la institucionalidad educativa, las condiciones de vida de los estudiantes, las familias y las comunidades; aspecto que no se contempla en los procesos de evaluación, que tienen como criterio rector establecer lo que se ha denominado el Índice Sintético de Calidad Educativa (ISCE), el cual se define como un “instrumento de medición de la calidad educativa de los establecimientos educativos y de las entidades territoriales cer- 19 Pontificia Universidad Javeriana Cali tificadas en educación” (República de Colombia, 2017, p.1); cuyos resultados orientan las acciones de mejora de calidad. En efecto, las necesidades dadas en las realidades del contexto educativo distan de la práctica institucional educati- va frente a la calidad; se observa la débil conexión existente entre las prácticas institucionales de calidad educativa y la realidad de los territorios donde acontece el acto educati- vo. A la luz de este escenario, se propuso reflexionar sobre la necesaria puesta en relación de la educación de cali- dad y la justicia social: ¿Cómo concebir una educación de calidad desde la justicia social en un contexto social, político y económico caracterizado por la desigualdad y la inequidad social, de tal manera que dé respuesta a las particularida- des del contexto y del territorio? ¿Qué condiciones deben acompañar una educación de calidad en clave de justicia social, a partir de los niveles que conforman el sistema edu- cativo desde lo internacional, lo nacional, lo local, lo institu- cional; hasta llegar al aula y la relación con la comunidad y el entorno inmediato? ¿Cuáles experiencias hacen evidente la educación de calidad respecto al contexto en que se genera o se limita? Estas preguntas son desarrolladas en los diferentes capítulos que contiene el presente libro. Los dos primeros capítulos se vinculan a los procesos sociales y pedagógicos asociados a la construcción de paz, tomando como referencia ámbitos o contextos en los que el conflicto armado y sus consecuencias se presentan como formas de injusticia social, aquella producida por los daños sobre las víctimas directamente, además en el tejido social de las regiones. Estas formas de violencia traducidas en vio- lencia estructural, profundizan la injusticia histórica y deman- dan una forma de educación diferente, así como presencia 20 Educación de calidad y justicia social de agentes y pedagogías que contribuyan a superar dichos escenarios de violencia. Así, el primer capitulo Una experiencia de educación para la paz desde una perspectiva territorial: Aportes a la construcción de justicia social para la calidad educativa, es- crito por Adelina Peña, se basa en las ausencias que, repre- sentadas por los efectos del conflicto armado y las inequi- dades sociales, permite problematizar la siguiente pregunta: ¿Cómo una apuesta de educación para la paz en perspectiva territorial contribuye a la calidad educativa desde la justicia social? Este hilo conductor y metodológico de la reflexión, trae la experiencia del Programa Nacional de Educación para la Paz (Educapaz), iniciando con una presentación teórica y conceptual sobre la concepción de calidad en clave de jus- ticia social y la concepción de paz desde la mirada territorial. Se presenta entonces la labor de Educapaz en perspectiva territorial y su contribución a la calidad educativa desde la justicia social. En concreto, se toma la experiencia desarro- llada en el sur del Tolima en los municipios de Ataco, Cha- parral, Planadas y Rioblanco, para detallar la estrategia de formación-acción de la línea Educación Rural del Programa, donde confluyen las redes construidas entre diferentes ac- tores, fundamentales en los propósitos articuladores entre la educación de calidad y la justicia social. El segundo capítulo de Adriana González, La Justicia Transicional en clave de Pedagogía de la Reconciliación y Escuelas en Contexto de Transición, se sitúa en el campo de los estudios de la violencia y el conflicto armado, pero a su vez considerando el campo de la justicia transicional, revisan- do la incorporación de aspectos éticos, políticos y sociales en la escuela, bisagra en la construcción y reconstrucción de los 21 Pontificia Universidad Javeriana Cali vínculos comunitarios deteriorados por el conflicto armado. Se hace así una revisión de los principales instrumentos en el establecimiento de la Cátedra de la Paz, así como la identifi- cación de experiencias en instituciones educativas, ambien- tadoras de un proceso de posacuerdo desde una pedagogía de la justicia transicional y la reconciliación. Es la puesta en escena de estos procesos, que más allá de su conceptuali- zación, implican prácticas concretas en contextos regionales en donde el aula es un lugar privilegiado para la emergencia de nuevas actitudes, vínculos y prácticas; un enfoque de jus- ticia transicional desde abajo. Dicho enfoque es interesante porque, si es el vínculo fracturado de las relaciones sociales el que se destruye durante la guerra, la escuela es un lugar de sus posibles recomposiciones. Así, la justicia transicional entra como un componente esencial en la aproximación a una justicia social deseada, misma que la escuela permite adquiriendo un carácter relevante por el contexto vivenciado por la comunidad educativa dentro y fuera de los planteles. En términos metodológicos, el capítulo desarrolla una revisión documental normativa de los procesos de justicia transicional y sus engranajes con la escuela y educación. Para ello, retoma los principales hitos del contexto nacional y sus consecuencias en términos de la justicia social, inda- gando por esas experiencias ilustrativas que dan cuenta de la posibilidad de experimentar y crear procesos de justicia transicional desde abajo. De esta manera, se considera cla- ve la reconstrucción de confianzas y vínculos comunitarios que, desde una forma de justicia transicional desde abajo, presentan ese lugar privilegiado que es la escuela, hacien- do especial énfasis en las iniciativas de memoria como un acercamiento a esos componentes de la triada de la transi- cionalidad, verdad, justicia y reparación. 22 Educación de calidad y justicia social Con respecto a la relevancia y pertinencia en los espa- cios regionales de una educación asociada al posacuerdo, no se pueden eximir las relaciones concretas en las aulas donde la justicia social adquiere otros matices, no exclusi- vamente por el conflicto sino por las interacciones educati- vas que enmascaran una imposición y relaciones de poder sobre los saberes que allí circulan. Por ello, la importancia del capítulo Relevancia personal y social en las interacciones educativas y su relación con el compromiso comportamental, el cual precisa no solo el elemento pedagógico o didáctico, sino el vínculo concreto entre maestros y estudiantes y cómo ese vínculo puede abstraerse de la realidad que circunda la vivencia de los miembros de la comunidad educativa, o bien hacer la realidad y las experiencias parte del proceso de formación. Por lo tanto, es una situación que recompone el vínculo en otros niveles, asociados a las demandas mismas del contexto y necesidades mismas de los estudiantes. Así, este capítulo de Tatiana Rojas, Solanlly Ochoa y los cuatro coautores que las acompañan, desarrollan la impor- tancia de la relación entre maestros y estudiantes y cómo la empatía de los primeros con las necesidades e intere- ses de los segundos, permitirían la denominada relevancia o pertinencia personal y social, incorporada en un sentido otorgado al conocimiento académico frente a las realidadesy experiencias de los estudiantes. Sin duda, este proceso implica apuntar a una educación de calidad en tanto sus contenidos no se presentan asépticos, sino que son preci- samente relevantes en la asociación del mundo académico con las otras esferas personales y sociales. Lo anterior se acerca a la superación de la educación bancaria, en tanto se enfatiza en el punto de vista del estudiante, por lo cual aquellos aspectos de discriminación implícita que separan a 23 Pontificia Universidad Javeriana Cali los que saben de los que no saben, en tanto logran asimilar y reproducir (o no) los contenidos del educador; son supe- rados por un reconocimiento del otro como una fuente de saber. Es una educación de calidad que incorpora en esas interacciones micro elementos de justicia social naturalizados en los mecanismos tradicionales del sistema educativo y de las prácticas pedagógicas, que se evidencian en los niveles de compromiso afectivo, cognitivo y comportamental de los estudiantes. Metodológicamente, el capítulo se desarrolla desde una revisión de literatura sobre la temática y se resalta su im- portancia a nivel educativo. Luego de ello, se realiza una presentación del trabajo y abordaje metodológico en los es- cenarios objeto de la investigación; en el conjunto de ellos, participaron 137 profesores y aproximadamente 1900 estu- diantes de primaria de los cuatro departamentos de Colom- bia en los que la investigación se desarrolló. Cabe señalar que un punto fundamental del trabajo de investigación en las aulas se fundamentó en el sistema de observación CLASS, que permitió la recolección de información y el análisis de la variable Consideración de la perspectiva del estudiante. Por otro lado, desde una referencia a la sociedad ur- bana bogotana, en el capítulo La justicia social y el pupi- tre de al lado. Familia, escuela y alteridad, Adrián Serna y Diana Gómez, problematizan una pregunta que sintetiza las grandes preguntas de la educación en las últimas décadas: ¿Quién ocupa el pupitre de al lado? Con esta referencia logran colocar desde una mirada crítica las variables que influyen en el acto educativo y los supuestos de la calidad y la justicia social, que le constituirían como un bien común. Así, el sentido de la pregunta sobre quién ocupa el pupitre 24 Educación de calidad y justicia social de al lado considera la mismidad o diferencia sobre la cual está pensado el supuesto de justicia social en el ámbito educativo, bien como privilegio estamental o, como se re- fiere en la actualidad, como derecho universal. El capítulo nos conduce así por los terrenos de la sociología de la educación y, en particular, por las nociones de la diferencia y alteridad incrustados en las elecciones escolares-familiares y su relación con la justicia escolar y social. Adicionalmente, recoge reflexiones sobre un trabajo empírico que abordó diversos estratos socioeconómicos y familias de la ciudad de Bogotá. El trabajo se sustentó en la aplicación de entrevistas a profundidad a padres e hijos, ara identificar el tipo de justi- cia escolar concebido en sus elecciones escolares. Además, se enfatizaron los resultados a la siguiente pregunta: ¿Estaría de acuerdo usted con matricular a su hijo en una institución escolar donde se admiten estudiantes de otra condición eco- nómica, social o cultural? Los resultados, como se observa en la lectura del capítulo, dan razón de esa excelente metáfora sobre el pupitre de al lado. En un último apartado se recogen las voces de los estudiantes alrededor de la temática del libro. Así, el capí- tulo de Lizeth Arango, Natalia López, Margarita Vargas, es- tudiantes de sexto semestre de psicología de la Pontificia Universidad Javeriana Cali, se aproxima a la educación de las mujeres rurales al presentar las desigualdades que sufren en el ámbito educativo y en el marco del conflicto; esto para presentar cómo se vive el proceso de la educación en el periodo de posacuerdo. 25 Pontificia Universidad Javeriana Cali Finalmente, se encuentran los capítulos de Isabella Gu- tiérrez y María Lucia Mejía, la primera de ellas con el tex- to COVID-19, una experiencia universitaria en una realidad virtualizada, donde se mueve una reflexión entre la primera persona y la lectura más global y nacional de las percep- ciones de una estudiante universitaria que vive la pandemia de COVID-19 de una forma particular y tal vez dramática, pero que sin duda interpela a esas realidades y desigual- dades visibles en las demandas que el confinamiento y las interacciones virtuales permiten o no en el ámbito educativo. Por su parte, el texto de Mejía, La educación en Colombia en tiempos de COVID-19, genera una crítica importante a ese lugar común que le da un peso salvador a la virtualidad, catalizado por la demanda que, por estos medios, se exigen a las instituciones educativas. De manera categórica, la au- tora insiste en las limitaciones de la virtualidad, considerando que la educación requiere una dinámica social y cultural para ser integral, lo cual difícilmente podría ser copado por el entorno de los dispositivos o por la información por estos transmitidos. Las diferentes reflexiones generadas en procesos in- vestigativos, de intervención social y de reflexiones académi- cas, permiten responder las preguntas planteadas, ofrecien- do un repertorio de respuestas sobre el cómo concebir una educación de calidad desde la justicia social en contextos marcados por la desigualdad. Esa respuesta, paradójica- mente, se encuentra en alternativas de orden regional donde las condiciones son difíciles por la desigualdad, discrimina- ción y violencia permanente. Aun así, prácticas pedagógicas, redes de actores e iniciativas particulares con efectos co- lectivos, se muestran como experiencias que confrontan un horizonte de perpetuación de las desigualdades, mostrando 26 Educación de calidad y justicia social que la educación de calidad no solo es posible, sino que su relevancia y pertinencia se encuentra en los contextos y saberes mismos de todos los actores que conforman el sistema educativo. Desde las diversas perspectivas, el libro se aproximan a identificar, interpretar y analizar la relación de la educación de calidad con la justicia social; las metodologías son diver- sas, pues parten de procesos investigativos autónomos que logran converger en las temáticas de la presente publicación. Así, la mayoría de los capítulos acuden a la revisión docu- mental para presentar contextos o enmarcar los anteceden- tes de las problemáticas específicas a las que se refieren las investigaciones; a su vez, las escalas donde se ubica la reflexión refieren a las aulas y a cómo comprometen sus articulaciones con condiciones más amplias, asociadas a las regiones o el territorio. Aunque la información testimonial o los datos son mediados a través de la aplicación de entre- vistas y encuestas dependiendo de los recursos y preguntas de investigación empleadas por los autores; en general, las investigaciones pueden ubicarse como de orden cualita- tivo y se articulan en la preocupación por aspectos de la inequidad, las desigualdades y exclusiones sociales, cuyos síntomas se expresan en el contexto educativo, ratificando entonces sus efectos en la educación de calidad como límite o posibilidad de aproximar a la sociedad como conjunto a las oportunidades que podría brindar el sistema educativo y, por ende, aproximarnos a la justicia social. 27 Pontificia Universidad Javeriana Cali Referencias Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Lati- na y el Caribe. (2019). La Compañía de Jesús y el Dere- cho Universal a una Educación de Calidad. Colección CPAL. https://issuu.com/ausjal/docs/libro14mar19 Delors, J. (1997). La educación encierra un tesoro. 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