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Historia de la biología I

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Historia de la biología I
Desde la agricultura hasta la invención del microscopio
El término “biología” fue introducido por vez primera a principios del siglo XIX. Se atribuye a Lamarck el reunir distintas áreas de conocimien- to sobre los seres vivos en una sola ciencia: la biología. A pesar de la corta edad de la palabra biología, el interés del ser humano por el cono- cimiento de los seres vivos es muy antiguo.
48 UNIDAD I • La biología como ciencia
Figura 1.6 La cultura maya tuvo un amplio conocimiento de las especies de plantas y animales de la región.
Los primeros grupos humanos identificaron en la naturaleza a los organis- mos que podían satisfacer sus necesidades y los dis- tinguieron de aquellos que podrían dañarlos. Los co- nocimientos sobre la agri- cultura y otros saberes adquiridos poco a poco formaron un acervo de conocimientos populares en cada cultura, que se fueron transmitiendo a tra- vés de generaciones. Algu- nas civilizaciones antiguas
transmitían conocimientos formales a los niños, jóvenes y adultos en es-
cuelas.
Los aztecas, por ejemplo, proporcionaban una cuidadosa educación a sus niños y jóvenes en el tepochcalli (la clase baja) y en el calmécac (la clase alta). Los aztecas se interesaron por la naturaleza integrando
sus conocimientos, leyendas y tradiciones. Los mayas (ver la figura 1.6) también se interesaron por las plantas, clasificando y reconociendo una gran cantidad de especies.
Además del conocimiento cotidiano sobre la importancia de plantas y animales, en todas las civilizaciones estuvieron presentes cuestiona- mientos sobre el origen de la vida. Para resolver esta cuestión fundamen- tal se recurrió a pensamientos creacionistas que explicaban que un Dios creador era el responsable de haber formado todos los seres vivos que hay sobre la Tierra. Durante mucho tiempo dominaron ideas religiosas o mágicas que satisfacían las necesidades de las personas.
Hipócrates (siglo v-siglo IV a.C.) fue un importante médico que usaba el método de la observación y la experiencia para estudiar las enferme- dades; desarrolló la medicina natural basado en la creencia de que la enfermedad se desarrolla cuando se genera un desequilibrio entre los cuatro humores (flema o agua, bilis amarilla o fuego, bilis negra o tierra y sangre o aire). Hipócrates creía que la salud se recuperaba cuando la dieta y la higiene lograban el equilibrio entre los cuatro humores. El juramento hipocrático que todavía declaran los recién titulados, repre- senta el compromiso de la profesión médica. Galeno (s. II) fue otro impor- tante médico cuyos textos se utilizaron durante siglos, hasta que Vesalio (s. XVI) observó cadáveres y desaprobó muchos de los conocimientos de Galeno que todavía se enseñaban en su tiempo.
Aristóteles (384-322 a.C.) mostró un gran interés por el estudio de los seres vivos, por lo que los dividió en dos Reinos: plantas y animales. Este sistema fue útil durante más de mil años. Este sabio griego había sugerido que los caracteres se heredaban de padres a hijos y que las especies cambiaban a partir del tipo original. Aristóteles también indagó en torno al origen de los organismos, asegurando que algunas de las for- mas más inferiores de animales podían nacer de la inmundicia. Durante mucho tiempo existieron estas ideas que derivaban de textos de Aris- tóteles, Plinio (23-79) y Galeno (131-201), para los cuales, los gusanos, piojos, escorpiones y hasta las ranas, nacían por generación espontánea. Las ideas religiosas planteadas en la Biblia también fueron congruentes con estos conceptos, por ejemplo cuando en el libro del Éxodo se narra cómo la tierra se transforma en piojos, el agua en ranas y la vara en cule- bra. Otros griegos antiguos como Galeno (131-201) quien se desempeñó como un importante médico seguidor de las ideas hipocráticas también fueron influenciados por las ideas aristotélicas.
En el siglo XVII surgió el espíritu crítico y la respuesta desafiante a la autoridad en forma de un nuevo método para adquirir el conocimiento: el método científico. Entonces los mecanismos por los que se obtenía conocimiento, así como las ideas aristotélicas fueron confrontadas por Francis Bacon (1561-1626), Galileo Galilei (1564-1642) y René Descar- tes (1596-1650), quienes desarrollaron un procedimiento capaz de ser reproducido en cualquier sitio por cualquier persona y sujeto a ponerse a prueba. Este método descartaba las ideas preconcebidas acerca de la naturaleza y permitía hacer observaciones detalladas de las que deriva- ran generalizaciones. Poco después la concepción aristotélica de que la vida surge a partir de la suciedad y la materia orgánica fue contrastada por los experimentos de Francesco Redi (1626-1697).
Figura 1.7 El método científico permite probar las hipótesis.
Figura 1.8 Experimento de Redi.
Redi, quien había estudiado el desarrollo de los insectos y gu- sanos intestinales, sabía que las moscas se desarrollan de larvas que nacen del huevo depositado por una mosca hembra. Francisco Redi demostró que las moscas no se producen en la materia orgá- nica y lo probó al colocar en dos frascos distintos un trozo de car- ne, tapando con una delgada gasa uno de ellos.
A pesar de los resultados con- tundentes de los experimentos de Redi (ver figura 1.8), durante el siglo XVII no se aceptó que la vi- da solamente proviene de la vida, pues aquello que aparentemente se desarrollaba por generación es- pontánea en realidad provenía de un germen que pasaba desaperci- bido.
Casi al mismo tiempo, Anthony van Leeuwenhoek desarrolló los microscopios con los que obser-
vó los glóbulos rojos, bacterias y “animáculos” o protozoarios. Desde
los primeros siglos de nuestra era se conocían las lentes que se habían usado para construir relojes y ver el entramado de las telas. Aunque la invención del microscopio se atribuye a Zacharias Jensen y Digges a principio del siglo XVII, Leeuwenhoek fue el primero en elaborar dibujos de observaciones microscópicas de insectos, pulgas, restos de piel y una gran diversidad de protozoarios que envió a la Royal Society de Londres. Leeuwenhoek (ver figura 1.9) no sabía que sus descubrimientos desem- bocarían en la adición de un nuevo reino a la clasificación, el Reino protista propuesto por Ernst Haeckel en 1866.
 
Figura 1.9 Antonio van Leeuwenhoek.
Aun cuando la invención del microscopio trajo consigo nuevos des- cubrimientos, el problema de la generación espontánea seguía sin resol- verse pues, ¿de dónde venían los animáculos? Entonces, surgió la idea de que se encontraban en todos lados, es decir, la hipótesis de la pans- permia y es que era mucho más fácil explicar de dónde viene una mosca que el origen de los animáculos o protozoarios.

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