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Libro Memorias 2021.indd 1Libro Memorias 2021.indd 1 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. Libro Memorias 2021.indd 2Libro Memorias 2021.indd 2 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. Memorias en Transición Manifestaciones y usos sociales, estéticos y políticos en las representaciones de las memorias del pasado violento Santiago de Cali, 2019 Libro Memorias 2021.indd 3Libro Memorias 2021.indd 3 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. Libro Memorias 2021.indd 4Libro Memorias 2021.indd 4 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. Memorias en Transición Manifestaciones y usos sociales, estéticos y políticos en las representaciones de las memorias del pasado violento Freddy A. Guerrero, Nohra Palacios Trujillo, Ana Guglielmucci, Adrián Serna-Dimas, Juan Sebastián Blandón, Sandra Milena Páez, Sandra Eliana Patiño, Cristhian Heyler Bedoya, Gabriela Eraso Villota, Melissa Quintana, Olga L. Ochoa, Daniela Salcedo Nissen y Valeria Olave Corrales Pontificia Universidad Javeriana Cali Universidad de Buenos Aires Universidad Distrital Francisco José de Caldas Editores Freddy A. Guerrero y Nohra Palacios Santiago de Cali, 2019 Libro Memorias 2021.indd 5Libro Memorias 2021.indd 5 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. Universidad de Buenos Aires Universidad Distrital Francisco José de Caldas Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales Departamento de Ciencias Sociales Memorias en Transición Manifestaciones y usos sociales, estéticos y políticos en las representaciones de las memorias del pasado violento Autores: © Freddy A. Guerrero © Nohra Palacios Trujillo © Ana Guglielmucci © Adrián Serna-Dimas © Juan Sebastián Blandón © Sandra Milena Páez © Sandra Eliana Patiño © Cristhian Heyler Bedoya © Gabriela Eraso Villota © Melissa Quintana © Olga L. Ochoa © Daniela Salcedo Nissen © Valeria Olave Corrales Editores: © Freddy A. Guerrero y Nohra Palacios Asistentes Comité editorial: © Margarita María Vargas © Gissel Garcia Garcia ISBN: 978-958-5119-36-9 ISBN (e): 978-958-5119-37-6 Formato: 17 cm x 24 cms Coordinacion editorial: Claudia Lorena González González Asistente del proyecto: Daniela Moreno Rojas Diseño y Diagramación: Andres Julian Tabares Rojas Corrección de estilo: Comunicaciones Creativas Impresión: Carvajal Soluciones de Comunicación S.A.S Fotografía de contraportada: Mural No me olvides. A la desaparición forzada. Casa Social Cultural y Memoria Pontificia Universidad Javeriana Cali Calle 18 No. 118 - 250 Teléfonos (57-2) 3218200 Santiago de Cali, Colombia, 2019 El contenido de esta publicación es responsabilidad absoluta de su autor y no compromete el pensamiento de la institución. Este libro no podrá ser reproducido por ningún medio impreso o de reproducción sin permiso escrito de los titulares del copyright. Memorias en transición : manifestaciones y usos sociales, estéticos y políticos en las representaciones de las memorias del pasado violento / Ana Guglielmucci [y 10 más] ; editores Freddy A. Guerrero, Nohra Palacios. – Primera edición. -- Santiago de Cali : Pontificia Universidad Javeriana, Sello Editorial Javeriano, 2019. 269 páginas : 24 cm. Incluye referencias bibliográficas. ISBN: 978-958-5119-36-9 ISBN (ePub): 978-958-5119-38-3 1. Conflicto armado -- Aspectos sociales -- Colombia 2. Desplazamiento forzado -- Colombia 3. Víctimas de la violencia -- Colombia 4. Memoria colectiva -- Colombia 5. Memoria histórica -- Colombia 6. Verdad, justicia y reparación I. Guglielmucci, Ana II. Serna-Dimas, Adrián III. Blandón, Juan Sebastián IV. Páez, Sandra Milena V. Patiño, Sandra Eliana VI. Bedoya, Cristhian Heyler VII. Eraso Villota, Gabriela VIII. Quintana, Melissa IX. Ochoa, Olga L. X. Salcedo Nissen, Daniela XI. Olave Corrales, Valeria XII. Guerrero, Freddy A., editor XIII. Palacios Trujillo, Nohra, editora XV. Pontificia Universidad Javeriana (Cali). Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Departamento de Ciencias Sociales. SCDD 303.6209861 ed. 23 CO-CaPUJ lmc/2019 Libro Memorias 2021.indd 6Libro Memorias 2021.indd 6 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 7 Contenido MEMORIAS EN TRANSICIÓN Y OTRAS HISTORIAS Freddy A. Guerrero, Nohra Palacios..........................................................9 USOS DE LA MEMORIA.......................................................................35 Memoria, olvido y reconciliación en contextos transicionales: entre pasados y futuros posibles Ana Guglielmucci........................................................................................37 Cuando la memoria es prestada. Una reflexión sobre el monumento, el memorial y el contramonumento Adrián Serna-Dimas....................................................................................63 MEMORIAS DE LA DESAPARICIÓN FORZADA....................81 Memoria social como una respuesta a la desaparición forzada: el caso de Mujeres Caminando por la Verdad, de la Comuna 13 de Medellín (Colombia) Juan Sebastián Blandón-Ramírez..............................................................83 La desaparición forzada transfronteriza como expresión de la violencia en Norte de Santander. Análisis de esta práctica y de las acciones de denuncia como estrategia para la construcción de memoria. Sandra Milena Páez, Sandra Eliana Patiño.............................................129 MEMORIAS A TRAVÉS DEL ARTE Y LA FIESTA.................175 Emocionalidad producida por la memoria histórica en víctimas de la obra teatral “Tocando la Marea” en Buenaventura Cristhian Heyler Bedoya...........................................................................177 La memoria del Grupo Arlequín, una visión adolescente y teatral sobre el conflicto y la construcción de paz Gabriela Eraso Villota...............................................................................199 Comunicar la memoria para la reparación simbólica de la Universidad de Córdoba, Colombia Melissa Quintana F., Olga Liliana Ochoa L...........................................225 REFLEXIONES DESDE LOS ESTUDIANTES.......................253 Puentes símbolos de memoria y reconciliación Daniela Salcedo Nissen y Valeria Olave Corrales................................255 Libro Memorias 2021.indd 7Libro Memorias 2021.indd 7 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 8 Índice de Figuras Figura 1. Artículo publicado por un periódico local de Cúcuta, el 14 de mayo de 2018, en el cual se relatan los hechos de desaparición de un joven cucuteño en la frontera con San Antonio del Táchira…......................................................................155 Figura 2. Fotografía de pendón ubicado en el puente internacional Simón Bolívar, con información de joven desaparecido el 8 de mayo de 2018........................................................155 Figura 3. Mapa de presencia de actores armados ilegales en Buenaventura.............................................................................................185 Figura 4. Radio Universidad Minuto de Dios (Fotógrafo) (2015). Lanzamiento de la obra Tocando la Marea (Fotografía). Buenaventura, Valle del Cauca................................................................187 Figura 5. Andrés Giraldo (Fotógrafo). 2018. Doble función de Tocando la marea. (Fotografía). Centro Nacional de Memoria Histórica [CNMH]. Buenaventura, Valle del Cauca.............................193 Libro Memorias 2021.indd 8Libro Memorias 2021.indd 8 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 9 Memorias en transición y otras historias Freddy A. Guerrero1 y Nohra Palacios2 Introducción Hacer referencia a las memorias en transición es otorgarles múltiples significados con la intención de ubicarlasen contextos definidos. Inicialmente, los aportes en este libro sitúan a la memoria en el campo de la justicia transicional, lo cual presupone que las formas en las que la memoria se manifiesta están ancladas a una red conceptual y de prácticas que dan determinado sentido a los esfuerzos de rememoración. Así, el cruce con las memorias sociales y colectivas remite tanto a sus anclajes culturales o gregarios, como a ubicar a las víctimas en el centro de las mismas (como identidad de referencia); por lo tanto, sitúa a las memorias en una gramática que las vincula a la triada de verdad, justicia y reparación, así como a las garantías de no repetición, como reza el mantra jurídico de la justicia transicional. Sumado a lo anterior, otro significado que se incorpora en la noción de memorias en transición apela a la intersección y el encuentro entre las iniciativas y prácticas de memoria de orden local y regional con la institucionalidad estatal o con organismos nacionales e internacionales. Esto permite expandir el carácter público de las memorias que inicialmente emergen con sus propias lógicas y sentidos en el mundo privado, comunitario y organizativo, reformando el lenguaje de tal forma 1 Antropólogo de la Universidad Nacional de Colombia, magíster en Estudios Políticos de la Pontificia Universidad Javeriana Cali, docente del departamento de Ciencias Sociales de misma universidad, y miembro del grupo de investigación BITACUS. faguerrero@javerianacali.edu.co 2 Historiadora de la Universidad del Valle, magíster en Ciencias Sociales con mención en estudios políticos de la EHESS; doctora en Estudios Políticos de la EHESS; docente del Departamento de Ciencias jurídica y Política; directora de la Maestría de Derechos Humanos y Cultura de Paz de la Pontificia Universidad Javeriana Cali; y miembro del grupo de investigación DEIS. nohra.palacios@javerianacali.edu.co Libro Memorias 2021.indd 9Libro Memorias 2021.indd 9 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 10 que comunique las prácticas tradicionales con los ámbitos jurídicos, de convivencia y reconciliación; es decir, posibilita la transformación de espacios y lenguajes que traducen e interpretan el sentido de las evocaciones del pasado bárbaro. Para el caso colombiano, la memoria no parece ubicarse como cierre simbólico de ese pasado bárbaro, sino que se localiza en un punto liminal en el que ese pasado se resiste a ser pretérito y, por el contrario, actualiza el daño, el dolor y el miedo. De hecho, los diferentes autores que participan en este libro comunican su preocupación por los entornos que describen, mostrando cierto sentimiento ambiguo en el que reivindican las prácticas comunitarias, organizativas e individuales alrededor de la construcción de memorias, y un contexto que se resiste a trascender las circunstancias que han hecho posible la desaparición, las ejecuciones extrajudiciales, el desplazamiento y otra serie de daños individuales y colectivos; aquí, la transicionalidad remite a las memorias e que no han llegado a ser recursos del pasado y menos actualización desde el presente En efecto, el contexto colombiano reaviva la disputa en el contenido de las narrativas sobre el pasado; basta pensar en los cambios en la perspectiva del Centro Nacional de Memoria Histórica, que desde su creación en 2010 por la Ley 1424 o Ley de víctimas y Restitución de Tierras, guardó una cercanía sobre las víctimas y planteó la memoria más como un crisol de voces, diferente a la segunda dirección de la misma institución que, bajo las banderas políticas del nuevo ejecutivo nacional, ha ideologizado y modificado contenidos de lo que será el Museo de la Memoria de Colombia (o lo que debe ser recordado y negado). De esta manera, las memorias en transición toman cierto derrotero hegemónico y reaccionario, pero al que interpelan iniciativas como las representadas por la Red de Lugares de Memoria de Colombia (cuya centralidad sobre las víctimas se reivindica), o bien las iniciativas de memorias comunitarias y organizacionales, académicas, entre otras que en su diversidad de enfoques apelan a una mirada particular sobre el pasado, proponiendo y siendo críticas sobre qué, quién y a través de qué este pasado se representa. En este caso, la transición alude a un Libro Memorias 2021.indd 10Libro Memorias 2021.indd 10 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 11 tránsito aún inacabado sobre el decantamiento de lo que Stern (1998) denomina memorias emblemáticas, una matriz en la que las memorias sueltas encuentran un lugar narrativo compartido. Por lo tanto, las memorias en transición nos sitúan en varios escenarios: por un lado, en incertidumbres sobre las apuestas y consolidación de la institucionalidad de la memoria en Colombia en cuanto a si reproduce el statu quo, partiendo de las agencias que dinamizan la comprensión del pasado e interpelan precisamente a las condiciones que han hecho posible el conflicto y la violencia; y por otra parte, desde las certezas sobre lo que se ha hecho con los statu quo y poderes locales y comunitarios existentes, así como con la posibilidad de construcción de ciudadanía desde una memoria que apela a los derechos, a las propias formas de evocar y colocar el sentido y la acción sobre un pasado que pretende pasar del dolor a otros escenarios más garantistas de la vida individual, familiar, comunitaria, organizativa y social. Así, este libro es un registro de esas memorias en transición, de su manifestaciones y usos en diversos escenarios sociales, estéticos y políticos que intentan representar el pasado y darle sentido y acción a las prácticas de memoria, las cuales en sus liminalidades contextuales, en su circulación y expansión en la esfera pública, en sus encuentros y desencuentros con las institucionalidades, configuran un paisaje de memorias diverso; sin embargo, es un proceso inacabado, con esfuerzos y voliciones individuales y colectivas que indican los sentimientos, lógicas, estéticas y el sentido político que implica la construcción de memorias. Antes de describir los contenidos del libro en relación con los diferentes capítulos que lo nutren, se hará una reflexión del para qué y cómo de la memoria; para ello, se parte de su papel educador y de sus tensiones y cercanías con otras disciplinas que apelan al pasado como objeto o escenario de comprensión. Posteriormente, se describirá la relación entre la memoria y la justicia transicional, marco en el que se incorpora un sentido particular de las memorias, para finalmente hacer la descripción de los capítulos y esgrimir unas breves conclusiones. Libro Memorias 2021.indd 11Libro Memorias 2021.indd 11 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 12 I. La relación entre historia y memoria en la historiografía del conflicto en Colombia ¿Quiénes deben contar el pasado reciente del conflicto en Colombia?: ¿los académicos, los políticos o las víctimas?; ¿cómo esta narración del pasado se relaciona con la justicia transicional?; ¿cómo narrar y enseñar ese pasado violento en el espacio público? Estas son algunas de las preguntas que intenta responder este libro colectivo, cuestionamientos que se hacen cada vez más ineludibles mientras la sociedad colombiana se encuentra dividida ante las preguntas: ¿cómo solucionar el conflicto en Colombia?, ¿mediante la solución armada o por vía pacífica? Y si es la segunda opción, ¿qué acuerdo de paz implementar? En relación con lo anterior, los resultados electorales del plebiscito del 2016 sobre el Acuerdo de Paz muestran la marcada polarización del país: el “No” ganó con el 50,23 % de los votos (6.424.385), contra el “SÍ” con el 49,76 % (6.363.989), y con el 62.59 % de abstención (Registraduría Nacional, 2016). Estas cifras son indicadores sobre las representaciones del conflicto y las experiencias que la sociedad colombiana posee en torno al mismo, así como del lugar de las víctimas en esas representaciones. Entre losinstrumentos de la justicia transicional se encuentra la educación; al respecto, los trabajos de Martha Minow (1998), señalan la importancia de la memoria como un mecanismo educador en sociedades en periodo de posconflicto, pues la enseñanza del pasado violento en las escuelas y en escenarios públicos y privados permitiría elaborar una nueva representación de la solución de los conflictos de manera pacífica, enseñar a los futuros ciudadanos la importancia de procesos de reconciliación y construir una nación más incluyente, como lo muestran las diversas experiencias que recoge este libro. Sin embargo, la educación sumergida en la institucionalidad o bien en las prácticas cotidianas y culturales parecen entrar en disputa cuando el objeto de la educación es el pasado, apareciendo una arena de debate entre la historia y la memoria, ambas con el mismo objeto pero sobre formas de abordaje que pueden señalarse como diferentes o complementarias . Libro Memorias 2021.indd 12Libro Memorias 2021.indd 12 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 13 Por su parte, las reflexiones sobre la relación entre historia y memoria han estado permeadas por la búsqueda de la construcción científica desde diferentes orillas: durante su profesionalización como disciplina científica, la historia buscó diferenciarse de la memoria, esta última entendida como una construcción individual y subjetiva (Candau, 2002); también otras disciplinas como la antropología debieron darle peso a la oralidad que, volcada a los “pueblos sin historia”, recuperaba la comprensión de las estructuras sociales e instituciones familiares, políticas y culturales en forma de mitos, tradiciones rituales que podrían bien traducirse en referentes a la memoria colectiva a partir de sus supervivencias o nachleben, supervivencias, concepto fundamental en la tradición antropológica y en su reavivamiento en la historia del arte (Freedberg, 2013). En esa búsqueda de la escritura científica de la historia, la historiografía ha creado elaborados discursos científicos con un alto desarrollo en las técnicas de recopilación y procesamiento de los archivos, a tal punto que la discusión intelectual de los años 60 y 70 del siglo XX sobre la historiografía, el tiempo y la narración en la historia, hoy ha quedado en segundo plano. Las preguntas que se hicieron Michel de Certeau, Paul Ricoeur, Paul Veyne y Michel Foucault en torno al tiempo, al relato y a la práctica de la historia como constructora de discursos; a la veracidad de la narración de un acontecimiento del pasado, reconstituido en un tiempo y en un espacio distinto en el cual ocurrió, han quedado relativamente resueltas. Así, se ha llegado al consenso de que la historia como disciplina es una práctica determinada por un lugar de producción y constreñida a una narrativa científica (Certeau, 2007); pero también se encuentra la versión de Paul Veyne (1971), para quien la historia es una construcción y comprensión de intrigas y los hechos no existen separadamente; en este sentido: el tejido de la historia es eso que llamaremos una intriga, una mezcla muy humana y muy poco “científica” de causas materiales, de fines y de suerte; una tajada de la vida, en una palabra, que el historiador corta a su agrado y donde los hechos tienen sus relaciones objetivas y su importancia relativa (p.95). Libro Memorias 2021.indd 13Libro Memorias 2021.indd 13 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 14 Al respecto, en el caso de los historiadores la palabra “explicación” puede ser entendida en dos sentidos (Veyne, 1971): el primero es la ilusión a determinar de manera científica las causas, como lo hace la física; y el segundo, más modesto, es que la explicación histórica debe buscar la comprensión del tejido de la historia, es decir, la comprensión de la intriga, o en palabras de Michel de Certeau (2012), hacer inteligible el pasado. En relación con la memoria, un giro importante desde la sociología lo establece la obra La mémoire collective (Halbwachs, 1997), donde se evidencia que la memoria individual se sitúa en el cruce de caminos de varias memorias colectivas, de manera que la conciencia individual del pasado o de los recuerdos de los sujetos sobre el pasado, se construye a partir de la interacción entre la memoria individual y la memoria colectiva; en cierto sentido la memoria y la reminiscencia son aprendizajes gregarios relacionados con la interacción con otros. Una vez aclarada la búsqueda de cientificidad de la historia y la objetivación de la memoria desde la fenomenología (Ricoeur, 2004), nos interesa establecer ese punto de sutura entre la fenomenología de la memoria y la epistemología de la historia en las narraciones sobre el conflicto en Colombia. Sin embargo, además de objeto subjetivo u objetivo de la historia, la antropología o la memoria, el pasado es también un escenario de disputas; ya Reyes-Mate (2009), evocando la obra de Walter Benjamin, señala cómo la historia es el pasado de los vencedores y la memoria es el pasado de los vencidos (p.21), sin duda una evidencia visible en los manuales de historia o en los mitos fundacionales de estados, grupos étnicos o de grupos armados. Ante este panorama, el caso colombiano es una ilustración entre tantas otras en el mundo, argumento que también se hace presente en los estudios subalternos sobre la historiografía (Guha, 2002) y nos obliga a preguntarnos por las voces de la historia que predominan (o han predominado) en la historiografía colombiana sobre los diversos conflictos desde 1810 hasta la actualidad. Libro Memorias 2021.indd 14Libro Memorias 2021.indd 14 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 15 En el estado del arte sobre la historiografía de la guerra en Colombia durante el siglo XIX (Borja, 2015), se pone en evidencia la predominancia de la historia narrativa; una “primera oleada de investigadores, fue básicamente de herederos de una escritura surgida en las memorias de la guerra” (p.174). Esas memorias de la guerra fueron las de los vencedores, las cuales presentan a sus diversos dirigentes, las principales acciones bélicas, las dinámicas de las fuerzas enfrentadas, la composición de los gobiernos y la dirección de la guerra. La memoria en estos relatos es la base para la construcción, la comprensión y la explicación del pasado, pero es una memoria que excluye otras voces que también participaron en los enfrentamientos de manera directa o indirecta: las de las víctimas del conflicto. Uno de los pocos trabajos que ha intentado romper con esa construcción del pasado desde arriba, ha sido Los guerrilleros del novecientos (Jaramillo, 1991), el cual toma como fuentes las memorias de los soldados, viudas y campesinos que participaron en el conflicto o que fueron víctimas del mismo. ¿Pero por qué privilegiar una historia en detrimento de otros actores de la sociedad? A lo largo del siglo XIX y principios del siglo XX, los Estados-nación de América Latina transformaron la historia en vehículo de legitimación de las revoluciones y en instrumento para educar cívicamente; este uso público de la historia se convirtió en un modelo de “exaltar el patriotismo”. En el caso colombiano, el ejemplo más claro fue la creación de la Academia Colombiana de Historia en 1902; formada en medio de la devastadora Guerra de los Mil Días, la Academia tenía por misión ser una institución de saber que reafirmara el imaginario de la nación creada en la regeneración y en periódicos como el Papel Periódico Ilustrado en 1880 (Jimenez, 2012). La nueva institución académica debía sentar las bases de la concordia y la reconciliación, invalidando el estilo de gobierno intolerante y excluyente que se había presentado durante el Olimpo Radical; para el gobierno era necesario materializar el espíritu de reconciliación y crear una visión promisoria y optimista de progreso a través de la instrucción histórica y de lugares simbólicos, cuya pedagogía públicay religiosa resaltara no solo la reconciliación sino el juego de lógicas entre el olvido y la memoria, como bien lo representa la construcción de la Basílica del Libro Memorias 2021.indd 15Libro Memorias 2021.indd 15 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 16 Sagrado Corazón, símbolo tutela dentro del imaginario de la nación colombiana (Guerrero, 2016). Así, la Academia pretendió pacificar el escenario político y crear un espíritu de paz y concordia, en consonancia con la idea nacional de alejarse de un pasado marcado por el desorden e intolerancia vividas en el siglo anterior; a pesar del esfuerzo, esta iniciativa condujo a la invisibilización de numerosos actores. Pese a la profesionalización de la historia como disciplina en los años 50, este problema no logró resolverse dada la imposibilidad de tener un papel relevante en la formación de los currículos de historia y en la elaboración de los manuales y guías educativas; de esta manera, la enseñanza de la historia se dividió entre la historia que se aprende en los colegios y la que se produce en las universidades (y no se transmite en los colegios), existiendo: una distancia abismal entre lo que se produce desde las disciplinas científicas y lo que se enseña, es decir, entre la historia del historiador y la historia que se enseña. Evidentemente no todo lo que producen las disciplinas sociales es objeto de su enseñanza (Aguilera, 2017, p. 19). Esta brecha ha creado una dualidad en la manera de acercarse a la historia nacional: en la historia enseñada en los colegios predomina la visión historicista de los héroes patrios, de la historia acontecimental narrada en los límites del Estado; se deja de lado la comprensión de los hechos históricos a partir del uso de conceptos teóricos que permitan asimilar la realidad social y sus complejidades. Como lo muestra Aguilera (2017), “históricamente la enseñanza y la didáctica de los saberes han sido conocimientos institucionalizados en el ámbito escolar, los procesos que no se han adelantado en contextos escolares no han sido rastreados” (p. 25). Y aun así quedan las memorias, que en espacios menos formales interpretan el pasado de las violencias con los recursos orales y experienciales disponibles, particularmente las más recientes; se erige así una brecha práctica entre la memoria y la historia. Recientemente la historia ha sido asimilada como una “historia que establece hechos, juzga a individuos. Los juegos televisados, las biografías populares, las películas político-policíacas, las Libro Memorias 2021.indd 16Libro Memorias 2021.indd 16 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 17 recreaciones aproximadas de “atmósferas”: todo empuja al hombre de la calle a pensar la historia sentimentalmente, moralmente, en función de individuos” (Vilar, 2004). A través de esta crítica, se plantea la necesidad de enseñar a pensar históricamente, lo que implica “captar y esforzarse en hacer captar los fenómenos sociales en la dinámica de sus secuencias” (p. 67). Es en esa necesidad de descolonizar los estudios históricos sobre el conflicto colombiano, donde los historiadores deben recurrir a los avances planteados por esas memorias que hemos denominado en transición; memorias que nos permiten escuchar las voces que han sido excluidas del relato, las cuales nos permitirían tener otra comprensión de las dinámicas del conflicto y ampliar el debate sobre ese pasado desconocido. Pero, ¿por qué privilegiar la mirada del que sufre?, ¿qué tiene de particular o de sobresaliente? Estos interrogantes planteados por Reyes Mate (2009, p. 23) hacen alusión al compromiso que tienen los historiadores con la memoria de los vencidos; para el historiador esbozado por Walter Benjamin (1989), la memoria es ese potente ojo revelador de lo que fue posible entonces y no pudo ser, ese ojo que permitiría comprender que para los oprimidos su historia es un permanente estado de excepción, lo que implica reconocer que la democracia de los Estados democráticos es solo para algunos. Si esta afirmación es cierta, el llamado a los historiadores colombianos es a cambiar las epistemes con las cuales se ha estudiado el conflicto armado colombiano, pues el centro del debate historiográfico no puede continuar alrededor del Estado nación, la economía o la política como centro de las explicaciones del conflicto y las consecuencias en la democracia, categorías pensadas desde Europa para explicar otras realidades sociales diferentes a las nuestras. Entonces, ¿de quién es la memoria que ha predominado en los relatos históricos del conflicto en Colombia?, y con ello ¿Qué y a quiénes se ha invisibilizado? (Ricoeur, 2004). Uno de esos elementos que se ha ocultado en el relato sobre el conflicto colombiano es la paz, especialmente aquellos procesos que permitieron pensar en algún momento que otro futuro era posible. En particular la denominada paz criolla entre 1959 y 1962 (Karl, 2018), esa paz olvidada y excluida de los manuales de historia que pone en Libro Memorias 2021.indd 17Libro Memorias 2021.indd 17 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 18 evidencia que “las memorias contra el olvido o contra el silencio, esconden lo que en realidad es una oposición entre distintas memorias rivales” (Jelin, 2002, p. 6). Al excluir ese proceso que no se logró materializar en una paz de larga duración, sino que, por ejemplo, condujo a la formalización de las FARC, se despoja a los ciudadanos de la posibilidad de aprender de los errores del pasado; un ejemplo de ello es la publicación del informe de la comisión creada por Lleras Camargo para comprender el conflicto, publicado en 1962 con el título de Violencia en Colombia y cuya recepción incomodó a las distintas élites políticas y económicas del país. “Los políticos conservadores presentaron vigorosamente un contrarrelato del siglo XX, articulado sobre la República Liberal de la década de los 30, en la que el conservatismo ubicaba el verdadero origen de la violencia política” (Karl, 2018, p. 226). Estas versiones de la memoria contra el olvido, creadas por las élites desde el centro del país, son las que han prevalecido en el imaginario de los ciudadanos y las que han alimentado esa comunidad políticamente imaginada que es la nación colombiana. En efecto, es necesario retornar a ese pasado y, como alegorizaría Benjamin, recoger sus fragmentos y reconstruirlos; entonces, allí la tarea de la historia no es hegemónica sino articulada a formas interdisciplinarias (Guerrero, 2016) e interculturales de reconstruir el sentido de los fragmentos dispersos en nuestra historia social del conflicto armado de más de 50 años y del cual puede dar razón, comprensión, sentido y pedagogía la memoria histórica, recurriendo al testimonio en su subjetividad e interpelándolo con los instrumentos de la historia (Centro Nacional de Memoria Histórica [CNMH], 2018). Allí, las voces como testimonios de estas experiencias directas y aprendidas nos llevarán a conocer y saber, pero sobre todo nos animarán a actuar sobre otros escenarios imaginados y posibles; este libro constituye un ejercicio en este sentido. Libro Memorias 2021.indd 18Libro Memorias 2021.indd 18 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 19 II. La Justicia Transicional y su énfasis en la construcción de memoria Además de la importante contribución y disputas alrededor del cómo, para qué y quién debe abordar el pasado violento, es necesario aproximarnos al marco de producción de los textos aquí presentados (el de la justicia transicional) y fundamentados en formas de construcción de memoria histórica. En Colombia, la Justicia Transicional (JT) permite abrirse a los relatos de las víctimas, así como el surgimiento de cierta apertura desde la historia; sin embargo, esta no entra de manera consensuada, sino a partir de las disputas que desata su colocación en las agendas nacionales, regionales, organizativas y comunitarias. A saber,la JT presenta situaciones emblemáticas en diferentes latitudes, destacables por los procesos políticos y sociales en su interior, pero también por la creatividad de los mecanismos utilizados en relación con la confrontación de los hechos del pasado; son ellos los casos de Sudáfrica, Irlanda, Centro América, Cono sur y países de Europa del Este. Estos se suman a experiencias que recogen a más de 52 países, siendo evidente un fenómeno considerado por Teitel (2003) como la normalización de la JT (tercera fase de la JT contemporánea), traducida en la normalización de un derecho a la violencia basado en condiciones de conflicto permanente (p. 2). En todos los casos aparecen consideraciones y tensiones alrededor de la reconciliación, la definición y límites del estatuto de las víctimas, además de tensiones sustentadas en el sentido y valor atribuido a la verdad y la memoria, tanto en mecanismos judiciales como extrajudiciales. De acuerdo con López y Guerrero (2018), la justicia transicional en Colombia ha tenido tres momentos de inflexión importantes que han configurado la noción y estatuto de las víctimas: el primero, con el surgimiento normativo del concepto en el marco de la Ley 975 de 2005; el segundo, con lo que los autores señalan como una apropiación de la categoría desde la perspectiva local; y el tercero, relacionado con la institucionalización y reconocimiento político de la víctima, establecido en el Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera. Libro Memorias 2021.indd 19Libro Memorias 2021.indd 19 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 20 Esta configuración de la víctima mantiene un correlato con sus derechos, entre ellos el asociado con la memoria y el deber del Estado de garantizarlo (tanto a las víctimas como a la sociedad en general). En todo caso, ha de señalarse que estas formas de acceder a la memoria recorren un camino desde la institucionalidad, pero de forma paralela emergen iniciativas de organizaciones, comunidades y la sociedad civil que, aunque a manera de tipos ideales, permiten comprender las formas de configuración de esa explosión de prácticas y discursos alrededor de la memoria entrado el siglo XXI. En relación con iniciativas de memoria desde abajo, o bien cuya génesis no está determinada por la institucionalidad estatal colombiana, la memoria, o mejor el registro de los acontecimientos victimizantes y resultado de la guerra, simultáneo a los procesos de movilización por los derechos humanos, dio lugar a la denuncia de las violaciones de derechos humanos que se orientaron a la concientización social desde los años 60 (Sánchez, 2019). Así, en los años 90 la paz se convirtió en discurso predominante, celebrada como derecho en la Constitución Colombiana de 1991 y disputando (tal vez) el olvido y la memoria prevaleciente en la consagración del país al Sagrado Corazón. La Constitución, como diseño normativo del Estado, fue una suerte de mecanismo de excepción, transición y pretendida consolidación de la democracia en Colombia y la fórmula deseada en la resolución de los desajustes estructurales del país, con la legitimidad dada por la participación de representantes de guerrillas desmovilizadas en aquel entonces: el Ejército Popular de Liberación (EPL), Movimiento 19 de abril (M19), la guerrilla indígena Quintín Lame, así como la participación en el diseño de la nueva Carta Magna por parte de los representantes de los partidos políticos tradicionales. Para aquella década comienza a emerger la importancia de las víctimas, aunque de manera muy tímida y por presiones de agencias y organismos internacionales relacionados con los DDHH o la atención de conflictos, así como por las acciones de incidencia nacional de organizaciones religiosas, comunidades y sectores de la sociedad civil que hicieron Libro Memorias 2021.indd 20Libro Memorias 2021.indd 20 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 21 visible el fenómeno generalizado y sistemático del desplazamiento forzado en todo el territorio nacional. Además de lo anterior estaban los casos de masacres, entre ellas la del municipio de Trujillo en el Valle del Cauca, configurándose un abordaje inicial de las víctimas con respuestas humanitarias que hacían mixturas entre los mecanismos de atención de desastres naturales y los procesos de migración no forzada con el desplazamiento (Vidal, 2013), o bien la respuesta del Estado sobre las reparación material y moral a familiares de desaparición y asesinatos generalizados. La preocupación por los derechos a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición, incluyendo el derecho a saber y a la memoria de las víctimas, así como el deber del Estado de garantizar dichos derechos como compromiso de carácter nacional e internacional, hasta ese momento estaban en ciernes. Fue la Ley 975 de 2005, específicamente en los proyectos de ley presentados ante el Congreso de la República, la que generó el escenario jurídico, político y social ideal para poner en juego varias disputas, entre ellas la que Pollak (2006) denomina “disputa por la memoria”. Bajo la óptica de una reconciliación que sacrificaba gran parte de la verdad judicial y de la memoria posible para las víctimas del país, se gestó un ejercicio contencioso de posturas que daban mayor o menor favorabilidad bien a las víctimas, bien a los victimarios; así, colisionan movilizaciones jurídicas y sociales que apelaron a colocar el peso de la JT en la garantía de los derechos de las víctimas, emergiendo de esa discusión, a criterio de los entendidos, una de las sentencias más robustas y mejor argumentadas en materia de justicia transicional: la Sentencia C370 de 2005. Dicha sentencia recoge las posiciones que criticaban los precarios incentivos del sistema de JT para que los desmovilizados, tanto comandantes como guerreros de base, expresaran sus versiones sobre los hechos cometidos en el marco de su accionar; esto en tanto los beneficios penales sustantivos no se retribuían con la entrega de la verdad sobre lo sucedido. También se expresaban críticas a la reserva de documentos oficiales asociados a violaciones de derechos humanos e infracciones al DIH por razones de seguridad, sin que primasen Libro Memorias 2021.indd 21Libro Memorias 2021.indd 21 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 22 las víctimas en su derecho a la verdad; además de la demanda contra otras condiciones de diseño en los procesos judiciales que limitaban la participación de las víctimas a momentos particulares (incidentes de reparación), sin poder interpelar a los beneficiarios de las concesiones de la Ley 975. Sobre la base de estas demandas, se reestructuran los condicionantes de los mecanismos y se les entrega un peso mayor a las víctimas como centro del proceso transicional. En ese marco, se materializa la creación de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación de la que surge a su interior el Grupo de Memoria Histórica (GMH), un espacio que a pesar de su raíz institucional posicionó su autonomía investigativa, situación respetada desde el gobierno a pesar de las críticas sobre sus diversos informes en los que el Estado se presenta como actor responsable por acción u omisión en muchos de los hechos violentos durante el conflicto. De igual forma, con la Ley 1424 de 2010 se creó un mecanismo de contribución a la verdad para desmovilizados rasos que en principio no eran cobijados por la 975, dada la no participación en crímenes de guerra o lesa humanidad, pero sí a quienes, según la ley arriba citada, les eran aplicables el concierto para delinquir, la utilización ilegal de uniformes e insignias, equipos transmisores o receptores y el porte ilegal de armas o municiones de uso privativo de las fuerzas armadas; todo ello como consecuencia de su participación en los grupos paramilitares. Tal mecanismo es recogido en la otra institución representativa de las políticasde memoria en Colombia: el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), que hereda el trabajo del GMH, así como da continuidad a gran parte de su equipo de académicos y profesionales, con Gonzalo Sánchez como su director. Se crea entonces en el CNMH, la Dirección de Acuerdos de la Verdad, cuyo trabajo pretendió recoger las contribuciones a la verdad de más de 15.000 desmovilizados de las extintas Autodefensas Unidas de Colombia y que ya ha venido entregando resultados del accionar y consecuencias de algunas estructuras paramilitares en las regiones Libro Memorias 2021.indd 22Libro Memorias 2021.indd 22 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 23 (Bloque Calima, Bloque Tolima y Autodefensas Campesinas del Meta y Vichada). Así, desde la Ley 1448 de 2010 (segundo momento de inflexión), el CNMH se constituye en un escenario garante de la memoria de organizaciones y comunidades de víctimas, tal vez con mayores resultados que los procesos judiciales, acercando equipos de trabajo a las regiones; aunque no está exento de tensiones, sí permite un ejercicio dialéctico construyendo procesos en diversos territorios y con diferentes poblaciones en el país. Resultado de ello son los más de 80 informes construidos desde aquella época, que en parte constituyen los insumos para un gran informe publicado en 2013 y conocido como Basta Ya (CNMH, 2013). Dicho documento intenta recoger explicaciones de las causas del conflicto armado interno en Colombia y sus transformaciones, así como comprender la perspectiva de las víctimas sobre sus experiencias de dolor, resistencia y superación de los hechos de los que fueron objeto. Si bien no se pretendía que esta fuese una narrativa totalizante, en parte por el principio de reconocer la memoria como múltiple y diversa, y pese a ser un producto de carácter institucional, sí está cubierta de un aspecto simbólico (casi hegemónico) respecto a diferentes posturas sobre las comprensiones del conflicto. A partir de esto, se entiende la reacción de algunas organizaciones de víctimas que no sentían representadas sus experiencias, o bien de actores económicos y políticos que, por el contrario, se veían sobrerrepresentados en términos de responsabilidades. A la sazón de la producción de Basta Ya y en simultáneo con los diálogos entre el Estado colombiano y las FARC-EP, se consideraría que la carencia de ciertos hechos derivados de la violencia partidista de mediados de siglo, debían complementarse para identificar las causas originarias del conflicto, tal vez en un esfuerzo de enfatizar en justificaciones o en aquel complejo escenario de identificación de las causas justas que poseen todos los actores embarcados en acciones bélicas (Guerrero, 2014). Libro Memorias 2021.indd 23Libro Memorias 2021.indd 23 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 24 A partir de estos vacíos entendidos por la entonces guerrilla y en acuerdo con el Gobierno nacional en la denominada Mesa de Diálogos, se crea la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas (CHCV), cuya misión era identificar los orígenes y las múltiples causas del conflicto, así como los factores y condiciones para su persistencia y los efectos e impactos sobre las poblaciones (CHCV, 2015). Este informe sería una suma de reflexiones ya decantadas en las perspectivas de los comisionados y comisionada designados para su creación y un ejercicio de edición académica de sus relatores, más que una comisión articulada y en diálogo para abordar un contenido distinto o revelador alrededor del conflicto. El punto de inflexión del Acuerdo de paz entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC-EP, incorporó el resarcimiento de las víctimas como punto central; en ese marco, se genera un Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición, del que se deprenden instituciones relacionadas con los procesos judiciales, la búsqueda de desaparecidos, las medidas de reparación y la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición; esta última, es un órgano de carácter temporal (tres años) y extrajudicial, cuya misión se orienta a …conocer la Verdad de lo ocurrido y contribuir al esclarecimiento de las violaciones e infracciones y ofrecer una explicación amplia a toda la sociedad de la complejidad del conflicto; promover el reconocimiento de las víctimas y de las responsabilidades de quienes participaron directa e indirectamente en el conflicto armado; y promover la convivencia en los territorios para garantizar la no repetición. (Presidencia de la República y FARC-EP, 2016, p. 129). Todos estos procesos institucionales de la memoria y la verdad sobre el pasado del conflicto y sus consecuencias, dieron un impulso importante entre diversas poblaciones y en diferentes contextos. Si bien podría caracterizarse a esta institucionalización como “desde arriba”, también es justo aclarar que todos estos procesos tuvieron una fuerte incidencia “desde abajo”, tal vez haciendo evidente la presencia de redes sociales y organizativas en las que los actores objeto de dichas políticas, las víctimas, así como sus aliados en el orden nacional e internacional, movilizaron sus recursos para una suerte de agendas y gobernanza sobre la memoria. Libro Memorias 2021.indd 24Libro Memorias 2021.indd 24 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 25 Este interregno de la verdad y la memoria enmarcado en el movedizo campo de la justicia transicional, condujo (como en cualquier arena política) a disputas importantes y evidentes en los cambios de gobierno: en el gobierno de Iván Duque (2018-2022), el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición encontró férreos opositores en partidos que, también en la oposición durante la negociación de los Acuerdos con las FARC, ganaron el Poder Ejecutivo en las elecciones de 2018 y, por lo tanto, movilizaron sus recursos para deteriorar financieramente el sistema y disponer de los cargos en sus direcciones. Por ejemplo, el CNMH tuvo varios candidatos para manejar su dirección, todos ellos empáticos a las ideas opositoras al Acuerdo; estos fueron rápidamente asociados a visiones negacionistas o revisionistas del pasado del conflicto en Colombia por buena parte de organizaciones sociales, de víctimas y de intelectuales del país, situación que genera incertidumbre y doble institucionalización de la memoria y la verdad: aquella constituida por el actual direccionamiento del CNMH, y por la Comisión de la Verdad. Aunque estas miradas se tornan extremas, sí han mermado la legitimidad que la memoria, como discurso y práctica en disputa por significados y sentidos más o menos abiertos, se había construido desde estos espacios institucionales. Al respecto, es necesario señalar que gran parte de esa institucionalidad enraizada en académicos e intelectuales expertos en el análisis y comprensión del conflicto, se mantiene en estos escenarios como enganche necesario de la institucionalidad con los procesos regionales; otros han circulado hacia el Sistema Integral acordado en las negociaciones de paz en la Habana (Cuba), lo que en principio permitiría cierto tipo de sostenibilidad y capitalización de las experiencias aprendidas, pero también dudas sobre el valor, más allá de lo simbólico del informe generado por la Comisión de la Verdad. Libro Memorias 2021.indd 25Libro Memorias 2021.indd 25 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 26 III. Los aportes de los capítulos del libro a la discusión de memorias en transición desde los territorios Teniendo en cuenta lo anterior, las memorias en transición entran en un campo de disputa académico, disciplinar, político y jurídico que correlaciona a la víctima con un pasado que intenta ser visible como apuesta objetiva o imaginada de transformación de las condiciones que han permitido la barbarie. Ahora bien, la contribución de los diferentes capítulos que constituyen este libro, gira en torno a cómo la memoria ha permitidoser un lugar de encuentro que permite, no solo el abordaje del pasado intelectualizado, sino también sus formas de manifestación estéticas, religiosas (Guerrero y López, 2020), sus construcciones políticas y las formas en que se establecen sentidos y prácticas diversas. A continuación, se describen los principales aspectos de los aportes que los autores comparten en este libro. Inicialmente, el apartado Usos de la memoria, recoge los textos de Ana Guglielmucci y Adrián Serna: la primera, investigadora argentina vinculada al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina - CONICET y con amplia experiencia de trabajo con el Estado argentino y organizaciones de víctimas, nos trae unas reflexiones en su capítulo “Memoria, olvido y reconciliación en contextos transicionales: entre pasados y futuros posibles”. Estas reflexiones abordan las articulaciones entre memoria y olvido, cuyas relaciones no se quedan en el antagonismo, sino que resultan más diversas de lo que parece. De esta manera, acude a mostrar la pluralidad de articulaciones y sentidos en los diversos contextos en los que se relaciona, con la idea de su buen o mal uso; luego se expande hacia las consecuencias de la reconciliación como orientación estatal, para finalizar con una perspectiva de la memoria que plantea sus sentidos y creatividad sobre los horizontes de futuro presentes y la reivindicación de las utopías frustradas. Por su parte, Adrián Serna, docente de la Universidad Distrital, nos trae su texto “Cuando la memoria es prestada, una reflexión Libro Memorias 2021.indd 26Libro Memorias 2021.indd 26 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 27 sobre el monumento, el memorial y el contramonumento”. Aquí, inicialmente nos deja una advertencia necesaria a los postulados universalizantes y descontextualizados sobre la memoria de otros escenarios y situaciones respecto a los que, como en Colombia, transfieren sin filtro ese arsenal de conceptos e interpretaciones ajenas; posteriormente, nos presenta una serie de posturas alrededor de la concepción sobre los memoriales en su correspondencia o disimilitud con el monumento histórico y el contramonumento, así como las condiciones de posibilidad que hacen estos sobre las agencias del recuerdo y el olvido, resultado de procesos, relaciones y fuerzas sociales que dan alcance a los objetos de la discusión. Luego, el autor pone en discusión la relación entre memoriales, monumentos y patrimonio que se juega con la imposición categorial de los lugares de memoria expresados por Pierre Nora (2008); de esta manera, Serna señala una sentencia con una densidad que desencanta la ilusión de los lugares: el lugar de la memoria termina sepultando la memoria del lugar. Con ello, invita a una reflexión en nuestro contexto colmado de reiteraciones acerca de la violencia, planteando que, sin haber trascendido las contradicciones de la violencia, los monumentos o memoria solo pueden ser sepulturas donde los muertos no pueden aparecer para enseñar a los vivos. Ante estas condiciones de reiteración de la violencia irresuelta, el autor apela a la función del contramonumento como forma de denuncia e imposibilidad de la creencia sobre el mundo social. La segunda parte Memorias de la Desaparición Forzada, recoge dos textos cuya descripción de los procesos de memoria desarrollada por familiares de víctimas, tiene como referencia esta forma de victimización. Por un lado, Juan Sebastián Blandón-Ramírez busca comprender cómo las familias víctimas por desaparición forzada, deciden afrontar esta situación y organizarse alrededor de relatos construidos colectivamente en un contexto condicionado por estructuras culturales y de poder, las cuales pretenden desconocer el acontecimiento de estos hechos, y ante una sociedad que no siempre se ha mostrado receptiva y solidaria ante los padecimientos de las víctimas de la violencia. Para este trabajo, Blandón-Ramírez partió del estudio del caso del grupo Libro Memorias 2021.indd 27Libro Memorias 2021.indd 27 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 28 Mujeres Caminando por la Verdad de la Comuna 13 de la ciudad de Medellín, colectivo conformado por madres, abuelas, hermanas, hijas y viudas de desaparición forzada (entre otras violencias), acontecida durante los operativos militares realizados en la Comuna 13; esto como intento de comprender cómo las prácticas de memoria social se han presentado como una respuesta para su recuperación como individuos (especialmente como mujeres), y en lo colectivo (incidiendo en procesos de recomposición cultural y política). Por su parte, el trabajo de investigación de Sandra Milena Páez y Sandra Eliana Patiño intitulado “Construcción de memoria de la desaparición forzada transfronteriza en Norte de Santander”, asume un fenómeno poco explorado en el país en el ámbito académico: la desaparición transfronteriza, que no se reduce a los clásicos tratamientos de la desaparición como práctica de estados dictatoriales o de la guerra sucia. El trabajo toma otro lugar de Colombia: Norte de Santander (en frontera con Venezuela), donde la desaparición forzada transfronteriza debe observarse sobre las condiciones generadas por el narcotráfico, el contrabando y otros aspectos que permiten dar a esta práctica un carácter particular que interpela las formas de analizarlo a la luz de normatividades nacionales e internacionales, además de ser una muestra de cómo las estrategias de memoria son un recurso importante en la construcción de las agencias de los familiares de las víctimas. Aquí la memoria es transición, pues los componentes espaciales y simbólicos de la desaparición se encuentran en una condición doblemente liminal: por la de la desaparición misma y por las nuevas interpretaciones que requiere esta problemática. Una tercera parte del libro, Memorias a través del arte y la fiesta, presenta manifestaciones desde lo estético de la evocación: el teatro en Buenaventura y Pasto, o el Festival de la Memoria en Montería, como escenarios para la recreación de la memoria y para resignificar el pasado y hacerlo comprensible. Por esta línea, el trabajo de Cristhian Bedoya “Emocionalidad producida por la memoria histórica en víctimas, de la obra teatral Tocando la Marea en Buenaventura”, busca identificar el Libro Memorias 2021.indd 28Libro Memorias 2021.indd 28 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 29 efecto emocional que tiene dicha obra de teatro en sus participantes, en el marco de sus vivencias como víctimas del conflicto armado; así, se evidencia que la rabia, el dolor, la tristeza, indignación e impotencia, son algunas de las emociones individuales y colectivas a partir de las vivencias que se recuerdan y reviven motivadas por el conflicto armado, convirtiéndose en memoria histórica pero también política. Por otro lado, la investigación de Gabriela Erazo Villota también se pregunta por la relación entre memoria, teatro y conflicto. En el capítulo intitulado “La memoria del Grupo Arlequín, una visión adolescente y teatral sobre el conflicto y la construcción de paz”, esta tropa teatral de la ciudad de Pasto, en el departamento de Nariño, conformada por niñas, niños y adolescentes que han crecido en medio del conflicto armado colombiano y la violencia urbana, le permiten comprender a la autora que la metodología de la improvisación en el teatro hace posible ejercer el derecho a la memoria colectiva desde un enfoque de curso de vida. De igual manera, la recolección de historias familiares, escolares, barriales y cercanas sobre el conflicto armado permite reconstruir, desde el grupo de teatro, el tejido social y plantear retos para la construcción de la paz y la reconciliación desde las artes escénicas. Por esta misma línea, Melissa Quintana F. y Olga Liliana Ochoa L. en el capítulo “Comunicar la memoria para la reparación simbólica de la Universidad de Córdoba”, dan cuenta del análisis delos procesos de comunicación desarrollados en la iniciativa Festival de la Memoria, que se realiza en la Universidad de Córdoba desde el año 2015 a partir de la relación entre tres categorías de análisis que posibilitan comprender el aporte de la memoria histórica a la reparación simbólica en un sujeto de reparación colectiva. En este sentido, los ejercicios de memoria apuntan a la reconstrucción colectiva de los hechos vividos con ocasión al conflicto armado interno, visibilizando las voces acalladas por cuenta de la violencia y que narran el dolor de las víctimas y la significación alrededor de sus historias y relatos. El libro termina con una reflexión de estudiantes, en este caso de Daniela Salcedo Nissen y Valeria Olave Corrales con el texto intitulado Libro Memorias 2021.indd 29Libro Memorias 2021.indd 29 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 30 “Puentes símbolos de memoria y reconciliación”; en este capítulo, se pretende reflexionar sobre los puentes desde dos perspectivas diferentes: una más estructural y otra desde un enfoque histórico y cultural. Las autoras comienzan el texto con una recopilación de datos y conceptos que ha tenido la figura del puente a lo largo de la historia, tanto en Colombia como diferentes partes del mundo. También se exponen diferentes puentes, de los cuales algunos son testigos y testimonios de la historia de Colombia y que tienen un gran valor a nivel estructural, cultural y patrimonial. Finalmente, se presenta la relación de los puentes con su significado. Conclusiones Los trabajos presentados en este libro nos evocan que las estrategias, prácticas o iniciativas de memoria descritas y analizadas, son producto de unas condiciones nacionales, regionales y locales, no solo como una determinación espacial, sino como fragmentos de comprensión de unos escenarios donde el conflicto responde a lógicas observadas en lo nacional, pero también resultan de la particularidad de su ejercicio de poder violento y simbólico sobre diversos grupos poblacionales en diferentes zonas del país; a su vez, ese pasado evocado se hace desde un presente que alude necesariamente a los procesos de justicia transicional de las últimas dos décadas, por lo tanto, se enuncian desde los derechos de las víctimas consagrados y reconocidos por los procesos y normas ya citados. Otro aspecto de dicha memoria es el interregno entre el llamado a la reconciliación que los Acuerdos de Paz de la Habana proponían luego de su firma entre el Estado y la guerrilla de las FARC y las condiciones políticas del nuevo gobierno iniciado en 2018, donde la burocracia asociada a las políticas de memoria se intuye y evidencia por lo revisionista y negacionista. Así, la memoria no solo se nos presenta abierta, sino en permanente estado de transición: el enmarcado en el diseño institucional de las justicias transicionales y el de los vaivenes de orden político y social, lo que marca que el presente desde el que se convoca a la memoria como mediación del pasado, sea fluctuante y en cierto sentido clave de Libro Memorias 2021.indd 30Libro Memorias 2021.indd 30 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 31 lectura sobre el sentido de ese pasado y de las posibilidades para que las demandas de justicia, verdad, y reconciliación varíen y posibiliten un horizonte de futuro diferente, en ocasiones esperanzador, y otras en riesgo y con el temor de repetición. De esta manera, los autores han desarrollado los capítulos considerando el contexto en el cual emerge la práctica de memoria, identificando la localización espacial y los grupos poblacionales insertados en las tramas de su construcción, además del vínculo entre estos marcos de la memoria cuyos referentes son constituidos por actos de violencia y victimización en medio del conflicto. Además, no solo se incluye el proceso de victimización, que nos cerraría a una concepción vulnerabilizante y subordinada de las víctimas, sino también esas prácticas llenas de resistencia o de estrategias a través de las cuales su voz, las representaciones del dolor o sus expectativas, las presentan como agentes con poder de decisión aun en condiciones donde el conflicto o las nuevas violencias mantendrían incertidumbre e inseguridad. Finalmente, las víctimas han ganado en las dos últimas décadas, como lo muestran los trabajos empíricos y las reflexiones teóricas aquí contenidas, un escenario de expresión de sus propias racionalidades, de sus verdades y formas de manifestación y uso del pasado a través de la memoria, constituyendo una interpelación a los sectores dominantes en el orden político, pero también a la comunidad académica desde la cual hablar del pasado no agota sus fuentes en los referentes hegemónicos, sino que, como bien señalara Benjamin, se puede comprender desde las imágenes dialécticas que las víctimas y sus formas de memoria ponen como confrontación y evidencia. Es pues todo esto una invitación a transitar y aprender por las memorias transicionales que aquí se presentan. Libro Memorias 2021.indd 31Libro Memorias 2021.indd 31 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 32 Referencias Aguilera, A. (2017). La enseñanza de la historia y las ciencias sociales hoy: contrasentidos y posibilidades. 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Editorial Universidad de Granada Libro Memorias 2021.indd 34Libro Memorias 2021.indd 34 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. USOS DE LA MEMORIA Libro Memorias 2021.indd 35Libro Memorias 2021.indd 35 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. Libro Memorias 2021.indd 36Libro Memorias 2021.indd 36 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 37 Memoria, olvido y reconciliación en contextos transicionales: entre pasados y futuros posibles Ana Guglielmucci3 UBA (ICA)-CONICET Centro de Estudios sobre conflictos y paz de la universidad del Rosario (CECP-UR) Introducción En este trabajo, en primer lugar, se distingue la forma disímil en que puede ser postulada la relación entre memoria y olvido, ya sea como antagónica u opuesta, o como imbricada y complementaria; para luego abordar de qué manera estas premisas sobre la memoria y el olvido se relacionan con el problema de su buen o mal uso en contextos donde se debaten social e institucionalmente formas de transición política, ya sea de dictaduras a democracias o de la guerra a procesos de construcción de paz y la aplicación de mecanismos de Justicia Transicional (en adelante JT), con la disposición de revisar y superar pasados de violencia masiva4. En segundo lugar, se explora 3 Docente del Departamento de Antropología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Investigadora adjunta del Instituto de Ciencias Antropológicas, CONICET. Profesora adjunta del Centro de Paz y Conflictos de la Universidad del Rosario. mucciana74@gmail.com 4 La llamada Justicia Transicional propone mecanismos judiciales, administrativos y políticos para abordar los procesos de pasaje desde un orden dado (ya sea un régimen dictatorial, un conflicto armado interno o una guerra internacional) hasta un orden deseado (ya sea un régimen democrático, la paz, entre otros posibles), en los que es necesario calibrar las exigencias jurídicas (garantía de los derechos de las víctimas a la verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición) y políticas para garantizar la convivencia. Libro Memorias 2021.indd 37Libro Memorias 2021.indd 37 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 38 cómo este problema sobre el uso y abuso de la memoria y el olvido puede hacerse extensivo a la reconciliación, sobre todo cuando se lo comprende e impulsa como un mandato institucional a nivel nacional. Y, finalmente, se revisa el rol de la memoria no tanto como un proceso de reconstrucción del pasado desde el presente, sino como acción creativa para imaginar futuros cargados de pasado y recuperar pasados cargados de futuro o utopías que fueron truncadas. I. Memoria y olvido o memoria contra olvido La perspectiva aquí desarrollada parte de la premisa de que toda memoria implica olvido y viceversa; de igual forma, los olvidos están cargados de memoria, pues el trabajo de recordar (como ya han postulado numerosos autores5) es selectivo, es decir, no equivale a traer todo el pasado al presente, sino aquello que es significativo para el aquí y ahora de quienes hacen memoria. Incluso, como analiza Andreas Huyssen (2000), hay olvidos recuperables en ciertas circunstancias, cuando hay un trabajo de anamnesis colectiva (Ricoeur, 2004), así como olvidos fundacionales, que (valga la redundancia) se olvida que fueron olvidados y que jamás podrían ser mencionados por su potencia disruptiva. Respecto a este segundo tipo de olvido, en su conferencia Qué es una nación, Renan (2000) cita como ejemplo el caso de Francia para ilustrar de qué manera el olvido, e incluso el “error histórico”6, han sido factores esenciales en la creación de una nación como la francesa. Según 5 Desde los trabajos pioneros de Maurice Halbwachs ([1925] 2004) sobre los marcos sociales de la memoria, varios son los autores (Bastide, 1970; Jelin, 2002; Lavabre, 2007) que han retomado algunas de sus premisas mostrando cómo al recordar no solo conservamos el pasado sino que, sobre todo, lo reconstruimos. En este sentido, los recuerdos serían selectivos dependiendo de las relaciones sociales establecidas por cada persona y la variación de los grupos que integra. 6 En sus obras, el historiador Marc Bloch se ha explayado sobre el desafío de perseguir la mentira y el error histórico. Según este autor, la mentira sobre la autenticidad de un documento puede constituir un problema que conduzca a un error histórico, pero también puede ser considerada como un testimonio que abre una amplia perspectiva histórica sobre su falsificación. En definitiva, la pregunta es cuáles son las razones históricas y culturales para mentir y, a su vez, para creer esas mentiras; por ejemplo, en su investigación sobre los Reyes taumaturgos, beneficiarios de la credulidad popular que durante siglos consideró que los reyes de Francia e Inglaterra tenían el poder de curar a los escrofulosos, Bloch “enumera minuciosamente las condiciones históricas de los tipos de sociedades sujetas, como la del occidente medieval, a creer no lo que se veía en realidad sino lo que, en cierta época, se consideraba natural ver” (Le Goff, 2001, p. 26).. Libro Memorias 2021.indd 38Libro Memorias 2021.indd 38 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 39 Renan (2000), la unidad de las naciones siempre fue consumada de modo brutal; el enlace de la Francia del norte con la del sur (la región del Mediodía) resultó de una exterminación y de un terror continuados durante cerca de un siglo (siglo XVII). Es por ello que con frecuencia el progreso de los estudios históricos e incluso la enseñanza histórica pueden ser considerados como peligrosos para la nación, pues entre otras razones, podrían promover la edificación de una ciudadanía crítica. Al respecto, la investigación histórica consigue sacar a la luz hechos de violencia que acontecieron en los orígenes de todas las formacionespolíticas, aún de aquellas que tuvieron las más bienhechoras consecuencias. Trayendo un ejemplo más cercano, puede resultar interesante reflexionar acerca de por qué algunos gobiernos en Chile (de manera semejante a lo que ha sucedido en Colombia), han establecido en determinadas épocas que la enseñanza histórica no sea obligatoria en las escuelas medias, así como analizar los debates que estas medidas suelen suscitar entre diversos actores7, en especial por parte de historiadores críticos que destacan la importancia actual de la historia pública8 en contextos institucionales donde se suele promover la “memoria sin historia” (Schuster, 2010; 2017). Continuando con las diversas formas de comprender y asumir políticamente el olvido, es pertinente aludir a la obra de Nicole Loraux (2008), quien ha investigado lo que supuso el fin de una guerra civil para una polis democrática en Grecia (siglo V a. C.). Así, la autora descubre que, a diferencia de los modernos, el olvido era la forma habitual de cerrar aquellos episodios abominables; estos acontecimientos eran borrados de la memoria de la ciudad para siempre y por ley, es decir, no era solo un juramento (no recordar) sino también una prescripción (prohibido recordar). No obstante, la prohibición se daba porque la 7 En Colombia fue en 1984 y en Chile fue en 2015. Al respecto, Colombia regresa a la enseñanza de la historia en los colegios a partir del 2016. Para algunos de estos debates sobre la enseñanza de la historia en las escuelas véase Ortega et al. (2014) y Pagès Blanch y Marolla (2018); en cuanto al debate actual en Chile véase Freixas (2019). 8 La historia pública (public history) comprende un amplio rango de actividades llevadas a cabo por historiadores, por fuera del ámbito estrictamente académico. Libro Memorias 2021.indd 39Libro Memorias 2021.indd 39 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 40 gente aún recordaba, pues lo que no se recuerda no hay necesidad de que sea interdicto. Asimismo, Loraux afirma que, a diferencia de nuestra época, esta restricción tenía una función política ligada a la democracia: los griegos pensaban que en una guerra fratricida no solo se daba muerte al igual o al semejante, sino que se generaba una relación de desigualdad que solo podía ser subsanada si quienes conseguían la victoria no se ponían por encima de sus hermanos o conciudadanos. Es decir, si no imponían la memoria de los vencedores por sobre la memoria de los vencidos, evitando así romper con el equilibrio necesario para la vida política democrática. Con base en estas reflexiones previas, consideramos que la reconciliación entre perspectivas sociales y políticas disímiles sobre el conflicto o la guerra no puede ser planteada en términos binarios, contraponiendo memoria a olvido, pues desde la perspectiva de numerosos estudios sociales sobre la memoria individual y colectiva (Halbwachs, [1925] 2004; Bastide, 1970; Jelin, 2002; Pollak, 2006; Lavabre, 2007), ya se ha expuesto cómo recordar u olvidar no son procesos antagónicos sino más bien complementarios; en palabras más coloquiales, dos caras de una misma moneda. El problema parece ser entonces, no tanto el peligro que conlleva recordar en vez de olvidar cuando el conflicto no ha cesado o las memorias de la guerra siguen vivas, sino de qué manera elaborar una “buena memoria” o una “memoria justa” (Ricoeur, 2004); no solo para las víctimas de hechos considerados atroces o que han vulnerado la dignidad de las personas y de su entorno, sino también para toda la sociedad, incluso para los victimarios (quienes en general suelen ser considerados los vencedores, al menos en el campo de batalla). Pasemos a especificar a qué nos referimos cuando hablamos de “buena memoria” o una “memoria justa” en su uso. Ricoeur (2004) plantea que “el ejercicio de la memoria es su uso”, pero el uso implica la posibilidad del abuso; de este modo, entre uso y abuso se deslizaría el espectro de la “mala memoria” (Ricoeur, 2004; Todorov, 2002). Por su parte, Todorov considera que el mal uso estaría dado por la “literalidad” de la memoria, que se regocija en su exclusividad y que no permite aprender de los errores pasados; en cambio, el buen uso estaría dado por su capacidad Libro Memorias 2021.indd 40Libro Memorias 2021.indd 40 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 41 “ejemplar”, es decir, su potencialidad para prevenir situaciones de vulneración masiva de derechos o generar garantías de no repetición9. Ricoeur (2004) profundiza esta última idea (la capacidad ejemplar) al sostener que el deber de la memoria es hacer justicia mediante el recuerdo a otro distinto de sí, y a su vez analiza de qué modo las vicisitudes de la memoria ejercida pueden afectar también a su ambición veritativa, detectando “malas memorias” en al menos tres planos de análisis. En primer lugar, está el nivel patológico-terapéutico, al que corresponden los trastornos de la “memoria impedida”; una memoria que reactualiza el pasado en el presente (trauma) pero que no permite su elaboración o trabajo de duelo, y por lo tanto la sanación de quien reproduce el pasado sin procesarlo, enfoque que pone en juego categorías clínicas (y eventualmente terapéuticas) tomadas principalmente del psicoanálisis. En segundo lugar, encontramos el nivel práctico, donde se identifican malos usos asociados a la “memoria manipulada”; esto se refiere a formas concertadas de manipulación o de instrumentalización de la memoria, propias de la crítica de las ideologías. Se trata entonces de la manipulación concertada de la memoria y del olvido por quienes tienen poder, haciendo referencia a una “memoria instrumentalizada” más que a una “memoria herida”. Es en este plano en el que se puede hablar de “abusos de memoria” con más legitimidad, los cuales son también “abusos del olvido”, siendo el cruce entre la problemática de la memoria y de la identidad (tanto colectiva como personal) lo que constituye la especificidad de este segundo enfoque. De esta forma, la memoria es erigida como criterio de identidad, por lo cual el centro del 9 La memoria tiene un uso ejemplar para Todorov (2002) cuando, sin negar la propia singularidad del suceso, decidimos utilizarlo (una vez recuperado) como una manifestación, entre otras, de una categoría más general, y nos servimos de él como de un modelo para comprender situaciones nuevas con agentes diferentes. Así, la operación es doble: por una parte, como en un trabajo de psicoanálisis o un duelo, neutralizamos el dolor causado por el recuerdo, controlándolo y marginándolo; por otra parte (y es entonces cuando nuestra conducta deja de ser privada y entra en la esfera pública), abrimos ese recuerdo a la analogía y a la generalización, construyendo un exemplum y extrayendo una lección. Por lo tanto, el pasado se convierte en principio de acción para el presente; en este caso, las asociaciones que acuden a nuestras mentes dependen de la semejanza y no de la contigüidad, y más que asegurar nuestra propia identidad, intentamos buscar explicación a nuestras analogías. Libro Memorias 2021.indd 41Libro Memorias 2021.indd 41 25/03/22 10:29 a.m.25/03/22 10:29 a.m. 42 problema es la movilización de la memoria al servicio de la búsqueda, del requerimiento y de la reivindicación identitaria. En tercer lugar, está el nivel ético-político, donde la memoria puede ser convocada abusivamente, cuando conmemoración rima con rememoración y la memoria es dirigida opresivamente. En este plano de análisis, el enfoque adopta un punto de vista normativo (claramente ético-político), asociado al problema del “deber de memoria”; estas múltiples formas de mal uso o abuso de la memoria, hacen resaltar la vulnerabilidad fundamental de la memoria, que resulta de la relación entre la ausencia de la cosa recordada y su presencia según el modo de la representación actual (Ricoeur, 2004). Ante este hiato existente entre el pasado (lo ausente) y el
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