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Qué es el Acoso Sexual

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¿Qué es el Acoso Sexual?
El acoso sexual hace referencia a insinuaciones sexuales inapropiadas, demandas de favores sexuales o cualquier otra conducta verbal, no verbal o física de naturaleza sexual no deseada, que se produce en el entorno personal o profesional.
Aunque es una manifestación poco aceptada en la sociedad, todavía muestra expresa una serie de conductas que consiguen hacerse invisibles y a las que se les debe poner total atención para poder erradicarlas.
Tipos de acoso
Su principal característica es la superioridad de poder y control de la que hace uso el acosador o acosadora, como puede comprobarse en dos de los tipos de acoso sexual más frecuentes:
– “Quid pro quo”: una de las formas de acoso sexual más comunes es aquella que se establece en la jerarquía de una organización, (por ejemplo en una empresa o en la universidad) y en la que el acosador se aprovecha de su posición, para pedir favores sexuales a cambio de un aumento de salario o el aprobado en un examen.
– Acoso sexual generador de un ambiente hostil: este tipo de acoso sexual ocurre cuando la conducta indeseada de naturaleza sexual genera un ambiente laboral, escolar o social caracterizado por la intimidación y la amenaza. Esto afecta a la capacidad de la víctima de participar en el ambiente. Esto trae consigo, como veremos más adelante, una serie de consecuencias negativas.
Sin embargo, este tipo de acoso también puede generarse por parte de una persona hacia otra con mayor poder, como por ejemplo el producido por parte de un empleado hacia su jefe o de un alumno hacia su profesor.
A pesar de lo visto hasta ahora, el acoso sexual puede darse de muchas más formas, las cuales dependen principalmente de tres factores: el perfil del acosador, la victimología y el contexto en el que se produce.
El acosador: rasgos de personalidad y formas de comportamiento
La forma de actuar y los motivos de los acosadores para llevar a cabo sus acciones dependen principalmente de sus rasgos de personalidad, por lo que podemos establecer una clasificación atendiendo a los distintos polos que la conforman.
En primer lugar distinguimos entre los acosadores públicos y privados.
Los acosadores públicos: llevan a cabo conductas o actitudes sexistas de manera abierta, puesto que les gusta presumir de ellas al hacerles sentir más poderosos de esta forma. Un ejemplo de este tipo de acosadores sería un trabajador que hace bromas o comentarios de tipo sexual cuando una mujer pasa cerca de su zona de trabajo.
Los acosadores privados: serían aquellos que muestran una faceta tranquila y conservadora de cara a los demás, pero que con su objetivo muestran su verdadero yo, ante lo cual, la víctima se encuentra ante el dilema de “mi palabra contra la tuya”, puesto que considera que sería difícil que alguien creyera que dicha persona la haya acosado.
Por otro lado, nos encontramos con dos tipos de acosadores que se diferencian en el nivel de conciencia que tienen sobre las consecuencias de sus actos.
Los narcisistas: realizan sus actos como forma de desafío a lo establecido, por lo que no toman en cuenta las posibles consecuencias que de ellos se deriven. Consideran que tienen el control y se ven a sí mi mismos como intocables.
Los conscientes: entienden de los riesgos que entraña su conducta, por lo que se ven atrapados en el dilema que supone por un lado la inmoralidad de sus acciones, y por otro la excitación que éstas le producen. Así, su víctima de acoso sexual simboliza la transgresión de las normas, por lo que tienden a culparla, situándose por tanto ellos en la posición de víctima que no ha podido hacer nada por evitar lo sucedido.
En tercer lugar podemos hacer una distinción atendiendo a la intensidad con la que se produce el acoso.
El acosador activo: desprecia a sus víctimas, por lo que las chantajea y las utiliza a partir del poder de su estatus para satisfacer sus propias necesidades de afecto y deseo.
El acosador pasivo: que es aquel que comienza flirteando con su víctima de manera conservadora, esperando que finalmente sea ésta quien dé el primer paso. Esto le permite alegar que él no es culpable de ningún delito ya que fue la víctima quien empezó el contacto. Este último tipo de acosadores se da sobre todo en las relaciones sexuales profesor-alumno.
Por otra parte, en función de la naturaleza del acoso nos encontramos con el acosador cuya meta es fundamentalmente sexual, por lo que tiende a seducir a mucha gente y sus conquistas son simples números para él.
En esta dinámica encontramos el acosador que desarrolla sentimientos amorosos hacia la víctima. Éste último desea ser admirado y su relación con la víctima, con quien existe un desequilibrio de poder, le sirve como refuerzo para su baja autoestima. 
Aunque también podría darse la situación contraria, en la que el acosador tuviera una situación de poder menor respecto a la víctima, por lo cual, dicho acoso estaría basado en la erotomanía.
Señales indicadoras de acoso sexual
Como comentamos al principio, cualquier conducta de índole sexual, bien sea física, verbal o no verbal, puede ser indicativa de que se está produciendo un caso de abuso sexual. A continuación os mostramos alguna de las más frecuentes:
Físicas
· Dar un masaje alrededor del cuello o los hombros.
· Tocar la ropa, el pelo o el cuerpo de una persona.
· Abrazar, besar, acariciar o frotarse con otra persona.
· Tocarse o frotarse a uno mismo de manera sexual delante de otra persona.
· Permanecer muy cerca de la otra persona.
Verbal
· Referirse a alguien con los siguientes calificativos: “nena”, “tío bueno”, “muñeca”, “monada” o “cariño”. 
· Silbar a alguien.
· Hacer comentarios sexuales acerca del cuerpo de alguien.
· Hacer comentarios sexuales o insinuaciones.
· Utilizar tópicos referentes al sexo de la otra persona.
· Contar chistes o historias de índole sexual.
· Preguntar acerca de las fantasías sexuales, las preferencias o la historia sexual de alguien.
· Hacer preguntas personales acerca de la vida sexual o social de alguien.
· Hacer sonidos de besos, aullidos y relamerse los labios.
· Hacer comentarios sexuales acerca de la ropa, la anatomía o el look de alguien.
· Invitar a salir a alguien que no está interesado en repetidas ocasiones.
· Mentir o difundir rumores acerca de la vida sexual de alguien.
No verbal
· Mirar a alguien de arriba abajo (hacerle el “ascensor” con los ojos).
· Mirar fijamente a alguien.
· No permitirle el paso a alguien.
· Seguir a otra persona.
· Hacer regalos personales.
· Mostrar imágenes de carácter sexual a otra persona.
· Hacer gestos sexuales con las manos o mediante movimientos con el cuerpo.
· Guiñar un ojo, lanzar besos o lamerse los labios
Consecuencias
Las víctimas de acoso sexual pueden padecer una serie de efectos tanto físicos como psicológicos significativos. Entre ellos podemos destacar la ansiedad, depresión, dolores de cabeza, pérdida o aumento de peso, náuseas, desórdenes del sueño o baja autoestima.
Además, puede generar problemas relacionados con el ámbito en el que se produzcan, como por ejemplo el descenso en la satisfacción laboral o escolar, lo que puede llevar en último término a la pérdida del puesto de trabajo o al cambio de aula escolar.
En cuanto a las consecuencias que sus actos pueden conllevar para los acosadores, éstas varían en función de la gravedad del acoso. Pueden darse por tanto sanciones leves, como por ejemplo una reprimenda verbal o escrita; o bien otras más graves tales como una suspensión, un reasignamiento, una degradación o un despido del puesto de trabajo. Además pueden ser obligados a asistir a algún tipo de terapia.

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