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1 Tu cerebro lo es todo ¿Sabes cómo y por qué decides? 2 Primera edición en esta colección: febrero de 2012 Prólogo © Antonio Damasio, 2012 «Neurociencias. El inicio de la Cuarta revolución» © Mónica Deza, 2012 «El enigma de la creatividad» © Francisco J. Rubia, 2012 «El cerebro creativo» © Fernando Botella, 2012 «Mente y cerebro son fascinantes» © Pepe Martínez, 2012 «Neuroliderazgo. Un salto cuántico en la comprensión de los procesos de toma de decisión en condiciones de incertidumbre y cambio» © Néstor Braidot, 2012 «El neuromanager. La necesidad tiene cara de cerebro» © Miguel Rivas, 2012 «“¡Quiero esto y lo quiero ya!” Cuando los mecanismos del deseo y la motivación enferman» © Marta Miquel y Carla Sanchis-Segura, 2012 «Leyendo la mente del comprador» © Siemon Scamell-Katz y Cristina de Balanzó, 2012 (Traducido del inglés por Bernardo Moreno Carrillo) «Aplicaciones prácticas de las neurociencias. Eye tracking y Emotion Explorer LAB» © Manuel Núñez y Adolfo López Rausell, 2012 «Ética, felicidad y neurociencia» © José Ignacio Murillo, 2012 «¿Cómo medir la persuasión? Los Neuro KPI (Key Performance Indicators) utilizados en McCann Erickson» © Milagros Benito, 2012 © de la presente edición: Plataforma Editorial, 2012 Plataforma Editorial c/ Muntaner 231, 4-1B – 08021 Barcelona Tel.: (+34) 93 494 79 99 – Fax: (+34) 93 419 23 14 www.plataformaeditorial.com info@plataformaeditorial.com Fotocomposición: Grafime. Mallorca 1 – 08014 Barcelona www.grafime.com Depósito Legal: B.24.812-2012 ISBN EPUB: 978-84-15577-37-9 Reservados todos los derechos. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. Si necesita fotocopiar o reproducir algún fragmento de esta obra, diríjase al editor o a CEDRO (www.cedro.org). 3 http://www.plataformaeditorial.com http://www.grafime.com Contenido Portadilla Créditos Prólogo 1. Neurociencias 2. El enigma de la creatividad 3. El cerebro creativo 4. Mente y cerebro son fascinantes 5. Neuroliderazgo 6. El neuromanager 7. «¡Quiero esto y lo quiero ya!» 8. Leyendo la mente del comprador 9. Aplicaciones prácticas de las neurociencias 10. Ética, felicidad y neurociencia 11. ¿Cómo medir la persuasión? Anexo La Fundación curArte Opinión del lector 4 Prólogo Mónica Deza reunió a un grupo de pensadores y profesionales interesados en la aplicación de nuevos hallazgos sobre investigación cerebral a problemas de comunicación, creatividad, dirección, marketing y toma de decisiones. Muchas de las ideas debatidas en dicho encuentro se presentan en este volumen que, en consecuencia, podría considerarse como un informe de dicha reunión. Pero este libro tiene otro propósito adicional mucho más noble: los beneficios de su venta irán destinados a la Fundación curArte, una organización sin ánimo de lucro de la que McCann Worldgroup es patrono. La Fundación destinará dichos beneficios a un proyecto especial con adolescentes que sufren tumores cerebrales. El objetivo es mejorar la calidad de vida de estos jóvenes humanizando sus entornos hospitalarios y promoviendo su bienestar y recuperación a través de la creatividad. Naturalmente, felicito a los organizadores de esta idea y les deseo el mayor de los éxitos. Dr. Antonio Damasio Los Ángeles, octubre de 2011 5 1. Neurociencias El inicio de la Cuarta Revolución Mónica Deza El primer escrito conocido sobre el cerebro tiene una antigüedad aproximada de 3.000 años. Ha sido datado en el siglo XVI a.C. y parece ser una copia proveniente del arquitecto y médico egipcio Imhotep. Desde entonces hasta hoy, el hombre no ha dejado de estudiar el órgano más fascinante y desconocido del organismo humano: nuestro cerebro… Introducción a las neurociencias La historia de la humanidad ha estado siempre ligada a la búsqueda incansable de procesos de conocimiento que nos ayuden a aumentar las posibilidades de éxito en cualquier ámbito de nuestras vidas, reduciendo la sensación de incertidumbre del hombre. La evolución siempre ha estado ligada, además, a una sucesión de cambios que implican inexorablemente nuevos procesos de desarrollo, prosperidad, crisis, conflictos, y distintos modelos de comportamiento en nuevos entornos sociales y económicos. Tal y como las definió el escritor futurista Alvin Tofler, hemos vivido ya tres grandes olas de cambios: 6 • LA PRIMERA OLA comenzó con el nacimiento de la agricultura y constituyó el primer punto de inflexión en el desarrollo social del ser humano. • LA SEGUNDA OLA viene determinada por la revolución industrial, representada por las sociedades modernas y simbolizada por el consumo masivo, la educación universal y el inicio de los medios de comunicación de masas. • LA TERCERA OLA, que acaba a principios del siglo XXI, es la era de la revolución de la información y la tecnología y queda representada por las sociedades posmodernas y simbolizada por el ordenador y por el impacto de Internet y las redes sociales que han cambiado y siguen cambiando nuestra forma de pensar, de vivir. Pero… ¿cuál será la CUARTA OLA? Para varios autores, esta cuarta ola que se está iniciando ahora es aquella centrada en descubrir el funcionamiento del órgano por excelencia del pensamiento humano: el cerebro. Y ese conocimiento se genera gracias al desarrollo de las neurociencias. Pero… ¿qué entendemos por neurociencias? El nacimiento de las neurociencias se determina habitualmente a finales de los años setenta, cuando se crea la Society for Neuroscience en Estados Unidos. La neurociencia cognitiva proporciona una nueva manera de entender el cerebro y la conciencia, pues se basa en el estudio científico que une todas las disciplinas que estudian el sistema nervioso, tales como la neurobiología, la neurología, la neurofisiología o la propia psicología cognitiva, un hecho que con seguridad está cambiando la concepción actual que existe acerca de los procesos mentales implicados en el comportamiento. La característica más importante, en mi opinión, es que consigue aunar de forma sinérgica las visiones de un mismo hito: estudia de forma integrada los procesos cerebrales desde distintas disciplinas, lo que da como resultado unas conclusiones como mínimo sorprendentes y prometedoras que, entre otros importantes avances, nos brindarán (lo están empezando a hacer ya) nuevas y sofisticadas metodologías para desentrañar y entender el funcionamiento interno del disco duro más sofisticado, perfecto y desconocido que ha existido jamás: el cerebro humano. Aunque parezca sorprendente, en el siglo XXI nadie sabe todavía si realmente utilizamos un 10%, un 25% o un 80% de nuestra capacidad mental real; es más, ni siquiera se sabe cuál es la verdadera capacidad potencial total de nuestra mente. Básicamente las neurociencias permiten aportar luz y avanzar a la hora de 7 encontrar respuestas científicas a comportamientos humanos no explicados: ¿por qué compramos un producto?, ¿cuál es el proceso de toma de decisiones y qué variables influyen en él?, ¿somos seres racionales tal y como nos definió Aristóteles?, ¿o quizá estamos más cerca de la definición de Adam Smith como animales «económicos»? ¿Qué papel juegan los sentimientos en nuestra vida? ¿Está cambiando el modelo de pensamiento humano? El cerebro humano está diseñado básicamente para sobrevivir; por ello, una de sus funciones básicas es la creación de «soluciones» a las distintas situaciones a las que nos enfrentamos cada día a lo largo de nuestras vidas. Dichas soluciones las «pensamos» a veces de forma «inconsciente» o «automática» y a veces de forma plenamente «consciente». En cualquiera de los casos siempre forman parte de todo el proceso dos elementos indispensables y, hasta ahora, no valorados adecuadamente:la emoción y el sentimiento. Precisamente estos dos elementos son de una gran relevancia en el mundo de la comunicación y el marketing. Dentro de las neurociencias, como fusión de las mismas con el marketing y la economía aparece el neuromarketing aproximadamente a finales del siglo XX, con Gerry Zaltman (Universidad de Harvard), si bien sus conclusiones permanecieron largo tiempo en el anonimato hasta que diversas compañías empezaron a aplicar sus estudios (Coca-Cola, Delta Airlines…) a principios de 2001. Pero el verdadero impulso del neuromarketing y la neuroeconomía fue protagonizado por Antonio Damasio, uno de los neurocientíficos más eminentes del mundo. Damasio demostró el papel de las emociones, resaltó la plasticidad cerebral, el rol del inconsciente y la redefinición del concepto de memoria cambiando para siempre la visualización de los procesos de toma de decisiones del ser humano. Es el creador del concepto «marcadores somáticos», «una compleja y estructurada colección de respuestas químicas y neuronales que son producidas por el cerebro cuando éste detecta la presencia de un estímulo emocionalmente competente. Las respuestas emocionales son un modo de reacción del cerebro que, preparado por la evolución, responde ante determinadas situaciones, objetos o acontecimientos con determinados repertorios de acciones y reacciones». ¿Es posible analizar científicamente un proceso donde intervienen emociones y sentimientos? 8 Simplemente SÍ. Gracias a los progresos científicos que nos ayudan a conocer cómo funciona nuestro cerebro, como por ejemplo la resonancia magnética funcional y otras técnicas, se ha conseguido no solamente observar el cerebro como un todo, sino también las diferentes partes que lo conforman. La resonancia magnética, por ejemplo, permite realizar miles de «cortes» del cerebro, para estudiarlo en profundidad y con detenimiento; esto (conjuntamente con otras nuevas tecnologías) posibilita estudiar en detalle las conexiones por debajo del córtex cerebral, y por ello muchas de las cosas que hoy sabemos sobre el comportamiento humano ya no están exclusivamente basadas en el comportamiento observable, sino también en lo que simultáneamente ocurre en el interior del cerebro. Y las emociones se almacenan junto con los hechos en nuestra memoria formando parte de nuestros procesos de aprendizaje y generando SENTIMIENTOS que se van «guardando» en la denominada «corteza entorrinal», donde se encuentran lo que los neurólogos definen como «nuestras memorias específicas». Lo que está claro es que sin EMOCIÓN no hay ATENCIÓN, sin ATENCIÓN no hay MEMORIA y lo que no se recuerda simplemente… NO EXISTE. Tal y como las define Damasio: «Las emociones no nacen, sino que son parte de un sistema automatizado que nos permite reaccionar ante el mundo, de una forma inmediata y sin necesidad de pensar, con el cual ya venimos dotados desde el nacimiento. Las emociones forman parte de esa compleja maquinaria en la que intervienen las recompensas y los castigos, el estímulo y la motivación… y todo aquello que hace que deseemos comer, beber, practicar sexo… Las emociones son parte del proceso de la regulación de un cuerpo vivo, y se presentan con diferentes “formas y sabores”. Hay unas emociones primarias y sencillas como son el miedo, la rabia, la felicidad o la desdicha… Hay emociones sociales, más complejas, como la compasión, el desprecio, la admiración, el orgullo…». Son, todas ellas, parte del equipo básico «de serie» con el que nacemos. Este equipamiento, primario y original, no es aprendido como un hecho. Lo que sí aprendemos a hacer a lo largo de nuestra vida (desde muy temprano) es a asociar emociones –y sus correspondientes sentimientos– con ciertos objetos, eventos, personas o marcas. Podemos aprender que una persona, un objeto, una marca, nos causan miedo o placer, euforia o rechazo. Memorizamos entonces esta conexión entre el objeto y la emoción, creando un sentimiento. Por lo tanto, no aprendemos las emociones, ya que nacemos con ellas: aprendemos a conectar las emociones a través del sistema 9 de hechos, con una emoción que ya está ahí. Ambos van unidos. Este punto es un hito muy importante para todas aquellas personas interesadas en el marketing, la comunicación, o incluso para quienes están diseñando modelos de negocio o se dedican al mundo de la política, por ejemplo. Las emociones alcanzan sus objetivos al generar acciones. Y son esas acciones las que acaban generando lo que llamamos sentimientos. Cuando una emoción hace su trabajo, crea una acción. Esa acción va dirigida y está reflejada en nuestra conducta y nuestro organismo. Por eso, las emociones son unos cambios muy reales y perceptibles en el sistema nervioso humano. Son tan reales que pueden estudiarse y medirse, así como relacionarse con una realidad dada. Por ejemplo, una marca. Esa percepción de una marca consiste fundamentalmente en una especie de «mapa» generado en el cerebro, con color, profundidad, movimiento, sonido… y que se forma en el sistema visual. Al mismo tiempo, el cerebro está haciendo mapas del estado de mi cuerpo al reaccionar y responder emotivamente a lo que me rodea. Y uno de los principales lugares del cerebro donde ese «cuadro o pintura de la situación» es pintada se denomina ínsula. La ínsula fue descubierta y posicionada en el cerebro hace unos quince años. Damasio y su equipo propusieron entonces precisamente que era en esta área donde fundamentalmente se realizaban los procesos de generación de mapas. La ínsula está muy dentro del córtex, bajo los hemisferios. Desde hace ya más de diez años, sabemos que cualquier tipo de emoción que se tenga activará el córtex de la ínsula. A través de escáneres PET se demostró que cualquier tipo de emoción tendía a generar actividad en la ínsula, igual que una variedad de sentimientos que se asocian con la vida social de cada persona. Por ejemplo: si a una persona le gusta el vino y se encuentra feliz tras haberlo bebido, se verá actividad en la ínsula; pero también se activa cuando practicamos sexo o en los drogodependientes que sufren abstinencia. En conclusión: la ínsula se activa ante cualquier emoción intensa sea esta positiva (por ejemplo, sentir placer) o negativa (como la abstinencia). ¿Con qué velocidad se producen las reacciones en el cerebro? ¿Cómo afecta esto a la rapidez de los procesos de toma de decisiones? Tras realizar un estudio sobre el proceso de las emociones y sentimientos a través 10 de una técnica denominada magneto-encefalografía, se descubrió que desde el momento en que comienza el proceso de emoción hasta convertirse en sentimiento pasan aproximadamente 500 milisegundos. Esto nos da una idea de la rapidez de estos procesos. También está empíricamente demostrado que un acto de decisión de compra dura aproximadamente cinco segundos, de los cuales el 80% se sitúa en nuestro inconsciente. Este punto es especialmente importante a la hora de investigar de forma tradicional, por ejemplo, la intención de voto o la intención de compra de un producto: si el 80% de nuestro proceso de decisión es inconsciente, el individuo no puede literalmente explicar mediante declaración por qué está tomando realmente una decisión u otra, ya que simplemente sabemos comunicar las «razones» pero no las «emociones». Nos han educado en un sistema cartesiano en el que parece que la emoción es necesariamente enemiga de la razón. Solíamos oír que si alguien utilizaba sus emociones para tomar decisiones y no tenía la cabeza fría y una actitud puramente racional, no estaba realizando su trabajo de forma adecuada. Sin embargo lo que hoy ya sabemos gracias a estudios neurocientíficos es que quienes son hiperracionales e intentan razonar sus decisiones sin ningún componente emocional son, de hecho, incapaces de alcanzar decisiones correctas. Cuando se aprende a entender las conexiones entre los hechos y las emociones, éstas pueden usarse de forma correcta; no hay que eliminarlas, sino utilizarlas de la forma más positiva para nosotros.De hecho, cada día la comunidad neurocientífica está «aprendiendo» nuevas conexiones entre hechos y emociones. Es importante ser capaz de diferenciar las emociones positivas, que nos proporcionan creatividad y energía, de las improductivas que nos conducen hacia reacciones de «pánico». Estamos hablando de cómo motivar a las personas y cómo utilizar el equilibrio entre los hechos y el conocimiento, las emociones y los sentimientos. Todos están íntimamente ligados, pues el ser humano es en realidad un sistema emocional. Y la emoción precede a la razón. El neuromarketing precisamente estudia de forma pormenorizada cómo las emociones (secuencia de acciones) se procesan en la amígdala cerebral en función de estímulos exteriores, especialmente los relacionados con la comunicación humana y/o con humanos, analizando cuáles son los sentimientos que generan (resultado de la secuencia de acciones). Por ello, cuando reflexionamos sobre el porqué de nuestras decisiones como clientes, observamos que éstas tienen que ver con la forma en la que adherimos una 11 emoción (miedo, placer, rechazo, etc.) a un objeto particular (incluyendo por supuesto las marcas). Por ejemplo, detestamos un restaurante de lujo porque nos ningunearon y el servicio fue desastroso y sin embargo nos encanta una tienda cara de ropa donde nos hacen sentir importantes independientemente de que no podamos comprar casi ningún producto. Estos aprecios y desprecios son controlados no por la emoción, sino por sus consecuencias: es decir, por el sentimiento que nos produjo esa experiencia. El objetivo es, en un futuro no muy lejano, mejorar el control de la eficacia de sofisticadas estrategias de marketing construidas sobre una base científica de generación de sentimientos asociados a las marcas. El sueño de cualquier profesional de la comunicación es saber hasta qué punto son eficaces los contenidos y mensajes, la importancia de la marca, la influencia del precio, la percepción de valor, la generación de confianza. Todo ello empieza a tener un soporte científico basado en técnicas psicofísicas de diagnosis (tiempos de reacción/niveles de detección), hasta hace poco de aplicación médica, tales como por ejemplo el tomógrafo o el seguimiento de las reacciones galvánicas para medir las diferentes reacciones cognitivas y emocionales de los individuos. Ya existen empresas, como McCann en España, así como prestigiosas universidades e investigadores tales como la Universidad Ludwig-Maximilian de Munich, Pöpel, Damasio o Scheier, que están trabajando en la observación del órgano del pensamiento por excelencia, el cerebro humano, ante percepciones y estímulos externos, en este caso de índole comercial, para intentar descifrar las claves de lo que se ha denominado neuroengagement o capacidad de crear empatía emocional y su aplicación en el posicionamiento de las marcas. Uno de los principales hallazgos de las neurociencias consiste en haber detectado la dificultad o imposibilidad por parte de los individuos de expresar las razones emocionales que generan sus hábitos de consumo, y sus reacciones a los distintos estímulos de marketing. Las decisiones de los consumidores se basan en sensaciones subjetivas, y estas sensaciones están vinculadas a estímulos sensoriales que se activan en el momento de compra. Y… una decisión de compra dura tan solo un promedio de 2,5 segundos. Cada una de ellas, cada decisión económica, produce en el cerebro una verdadera batalla entre el centro de placer (núcleo accumbens), que busca la materialización de la adquisición, y el centro de aversión (ínsula), que busca valorar el coste del desembolso. Es sorprendente poder demostrar de forma empírica a través de las técnicas de neuroimagen que, por ejemplo, la ilusión del precio de una 12 marca es una de las variables con mayor influencia en el comportamiento cerebral. El doctor Kawashima, director del departamento de Imagen Central Funcional de la Universidad de Tohoku en Japón (y neurocientífico creador de videojuegos que representan verdaderos gimnasios mentales tales como el Brain Training), ha descubierto que determinadas zonas del cerebro (córtex prefrontal) se activan cuando vemos algo que nos gusta. ¿Se imaginan que en el futuro una empresa pudiera saber con certeza si a un cliente le gustan o no los productos que se le ofrecen al margen de cuál fuera su declaración verbal? Pero existe un elemento adicional a estudiar que está alterando nuestra percepción del mundo: la tecnología La velocidad a la que se está moviendo la información (y la innovación) y las ingentes cantidades de la misma que nos vemos obligados a soportar, a veces representan una carga (y una responsabilidad) difícil de manejar por parte de los individuos. Existen estudios que demuestran que las nuevas generaciones de nativos digitales están adaptando sus cerebros y no sufren el síndrome de «sobrecarga informativa», perdiendo a cambio profundidad en su modelo de pensamiento reflexivo. De hecho, buena parte de lo que está sucediendo en los mercados financieros es consecuencia de la información instantánea. El mundo es hoy ya tan «instantáneo» y tan ampliamente distribuido, que se mueve en grandes bloques que ejercen gran influencia a nivel global; curiosamente de una forma muy similar al funcionamiento del cerebro. La Red es mucho más que el mayor canal de información que jamás ha existido. Actualmente, la Red es uno de los mayores filtros que tiene el ser humano respecto a la realidad. Ha irrumpido en nuestras vidas transformando para siempre nuestra forma de relacionarnos, de comprar, de trabajar. Y, por supuesto, de informar, de convencer, y… de hacer negocios. Y no solo eso: el universo digital sigue creciendo de forma imparable. En 2020 será 40 veces más grande que en 2009. En 2015 tendremos más de 50.000 objetos interconectados aprendiendo de nuestros gustos, hábitos y comportamientos: es el IoT (Internet of Things). En mi opinión, lo más relevante es evaluar si lo que verdaderamente está cambiando Internet es nuestro modelo de pensamiento y no solo de 13 comportamiento y en este punto, una vez más, las neurociencias pueden aportar un gran valor en la generación de conocimiento. Hoy por hoy existen dos grupos diferenciados de expertos: aquellos que creen que Internet está vulnerando la capacidad de pensamiento en profundidad de las nuevas generaciones y aquellos que creen que en un futuro inmediato la combinación de las nuevas tecnologías con el cerebro humano aumentará exponencialmente nuestra capacidad intelectual (transhumanistas). Nicholas G. Carr, experto británico en Tecnologías de la Información y la Comunicación, es el autor de un interesante artículo publicado en la revista The Atlantic titulado «Is Google making us stupid?». Carr afirma que los medios de comunicación suministran el material del pensamiento pero también modelan el proceso de pensar y que es Internet el más revolucionario de todos ellos. Para Carr, la Red disminuye nuestra capacidad de atención, de reflexión. «Mientras Internet se convierte en nuestro medio universal podría estar readiestrando nuestros cerebros para recibir información de forma muy rápida y en pequeñas porciones. Ello produce que el ser humano pierda su capacidad para mantener una línea de pensamiento sostenida durante un largo periodo de tiempo.» Desde la perspectiva de algunos expertos en inteligencia artificial, como por ejemplo Raymond Kurzweil, estamos ante las primeras herramientas que ampliarán la capacidad mental del ser humano. Las nuevas generaciones utilizan Google no como un buscador de contenidos, sino como un verdadero «amplificador de la memoria». Según un informe del University College de Londres, los usuarios en Internet «no se detienen en el análisis profundo de la información», simplemente «su esfuerzo se concentra en la consecución inmediata de sus objetivos a través de un nuevo modelo de lectura basado en vistazos horizontales a través de páginas y resúmenes evitando cada vez más leer al modo tradicional».Otras investigaciones sobre los hábitos de búsqueda de información en Internet nos revelan interesantes conclusiones tales como que: • La destreza digital no es equiparable a la destreza informativa (es decir: cómo buscar y transformar la información en conocimiento). Las nuevas generaciones tienen un mapa mental muy poco sofisticado sobre lo que es en realidad Internet. • Se prefiere claramente la información visual sobre la textual y la activa sobre la pasiva. • Se construyen contenidos a base del denominado método de «corta y pega». Abundan cada vez más los casos de plagio. 14 • La Generación Snack es capaz de «digerir» cualquier tipo de información si se les presenta despiezada en «píldoras» y es comprensible a gran velocidad. Huyen de los textos completos que requieran lectura profunda y modelos de pensamiento complejos. Está empíricamente demostrado que los lectores de ideogramas, como los chinos, desarrollan un sistema de circuitos mentales para la lectura muy diferente a los occidentales; de igual forma, los circuitos que se están estableciendo en los heavy-users de Internet son también cada vez más diferentes. Cuando llegó el reloj mecánico las personas comenzaron a pensar que sus cerebros trabajaban «como un reloj». Hoy, en la era del software hemos llegado a pensar que operan «como un ordenador». Internet promete tener efectos de especial alcance respecto a la cognición a todos los niveles. Analicemos por ejemplo su impacto en los medios de comunicación. La Red, además de convertirse en nuestro reloj, nuestra calculadora o nuestra agenda, también es nuestra radio, nuestro periódico o nuestra televisión. Pero la influencia de Internet no termina en los bordes de la pantalla del ordenador. Al irse «sintonizando» las mentes de los usuarios (de las personas) al enloquecido y veloz conjunto de contenidos on line, los medios tradicionales se ven obligados a adaptarse a las expectativas del público. Los programas de televisión añaden formatos tipo banner en la pantalla, anuncios que surgen de repente como pop-ups. Cuando The New York Times decidió dedicar la segunda y tercera página de cada edición a resúmenes de artículos, su director de diseño, Tom Bodkin, justificó dicha decisión alegando que permitiría proporcionar a los lectores un «tanteo» rápido de las noticias del día ahorrándoles el método más «tradicional» y menos «eficiente» de volver las páginas y leer los artículos. Todo un síntoma. Ya no interesa el contenido como un todo, sino la disgregación del mismo (compramos canciones en lugar de discos, leemos noticias en lugar de periódicos, asistimos a un webinar de los temas que realmente nos interesan en lugar de hacer un curso completo…). Cada vez es más difícil para los medios rentabilizar la generación de contenidos de alta calidad mientras que vemos cómo continúan en auge contenidos sin apenas dedicación y que son consumidos y distribuidos masivamente. Basta echar un vistazo al ranking de las noticias más vistas o los contenidos de más éxito. Las reglas del juego han cambiado: • En este siglo hay que dominar un nuevo y dinámico idioma para poder comunicarnos en el mundo digital (iPad, bluetooth, DVD, tweet, RSS, WAP…); más del 85% de sus 15 términos no existían tan solo hace cinco años. • La «sobrecarga informativa»: desde el bit hasta el yottabyte, la cantidad de información que nos rodea llega a desbordar su manejo y almacenamiento, lo que afecta a la rapidez de procesamiento cerebral así como a nuestra capacidad de atención. Por ejemplo: según publicó The Economist en abril de 2010, un hogar medio norteamericano es bombardeado por 34 gigabytes por persona y día, la mayoría de ellos audiovisuales y el 50% interactivos. Para nuestro cerebro es simplemente imposible manejar, tabular y memorizar tal cantidad de estímulos pero bien es cierto que, tal y como comentábamos anteriormente, las nuevas generaciones encuentran menos dificultad que las anteriores. El precio de moverse rápidamente entre millones de bytes de información es la pérdida de profundidad de nuestro pensamiento. Este año 2011 hemos asistido al lanzamiento del asistente virtual de Apple SIRI, quizás en breve será realidad un asistente virtual personalizado que nos filtre y priorice el volumen ingente de información que nos rodea y que le es necesaria en parte al ciudadano del siglo XXI. Nuestros negocios, nuestra economía incluso nuestro concepto de inteligencia están marcados por un hito: a. G. o d. G. (antes o después de Google). Google es considerado por diversos autores como un verdadero amplificador de la memoria. ¿Quién se considerará más inteligente en el siglo XXI: quien tenga la memoria física más potente o el que más eficazmente sea capaz de gestionar la memoria «virtual» y encontrar la información más adecuada en el mínimo tiempo posible? Hoy se sabe que el hipocampo es responsable de la distribución de los contenidos de memoria a las diversas regiones del cerebro y nos permite la memoria espacial. Hace unos años, se realizó un estudio en Gran Bretaña que analizaba el tamaño del hipocampo en taxistas londinenses, y se pudo constatar que era mayor que el hipocampo de otros ciudadanos de esa ciudad. Probablemente, la necesidad de orientarse en Londres hizo que esa estructura, responsable de la memoria espacial, aumentase de tamaño. La evolución nos hace más adecuados a nuestro entorno. Así, los individuos, más que relacionarse, interactúan, y las nuevas tecnologías han creado potentes y nuevas formas de socializar que no pueden obviarse a la hora de valorar su influencia en el nuevo paradigma económico y comunicacional, como por ejemplo las redes sociales. Es interesante el resultado de una encuesta del Pew Research Center de Estados Unidos realizada a 900 expertos (profesores universitarios, responsables de empresas tecnológicas o líderes de la Red) que pretende dibujar anualmente cómo 16 será la influencia de Internet en la sociedad del futuro. El 65% de los encuestados piensa que en 2020 Internet habrá mejorado la capacidad de leer y escribir de los individuos y que las formas de socializar y compartir conocimiento serán muy diferentes a las de hoy y radicalmente distintas a las de hace tan solo cinco años. La implicación económica es el fracaso de las estrategias comerciales basadas en «los grandes números»; probablemente éstas serán sustituidas por una nueva y fulminante estrategia, la de los micropagos y las microventas basada en la «cashectomía» del cliente: aprender cada vez más del consumidor para reinvertir dicho conocimiento en la optimización de las ventas futuras. Personalizar la oferta al máximo haciéndola llegar al potencial cliente en el momento «justo» de toma de decisión es una tendencia en alza. Google y el resto de buscadores representan un ejemplo de «inteligencia artificial» en continuo e ininterrumpido desarrollo. Con cada búsqueda el usuario trabaja para Google y su algoritmo de Pagerank haciéndolo más y más preciso para el éxito comercial. iTunes, Amazon y otras compañías han demostrado que los consumidores pueden ser «entrenados» para comprar productos y servicios que desean mediante pequeñas sumas de dinero. Además, la Red ha roto las barreras geográficas de venta, y las comunidades sociales sustituyen hoy con un «Mouse to Mouse» y un «Smartphone to Smartphone» al antiguo «boca a boca». Aplicando al mundo de las marcas las conclusiones y aprendizajes de David Poeppel, profesor de Neurociencias de la Universidad de Nueva York, sobre cómo funciona el proceso cerebral de generación de ideas, así como la importancia del lenguaje en el cerebro para conseguir ser socialmente influyente, podríamos afirmar que uno de los retos más importantes del neuromarketing está precisamente relacionado con la creatividad y las redes sociales. El lenguaje es el sistema de comunicación más preciso que existe. Es la base creativa y relacional de las redes sociales presenciales y virtuales. Un grupo de expertos de la Universidad College London (UCL) ha relacionadoel tamaño de algunas regiones cerebrales de 125 estudiantes con el número de seguidores de cada uno de ellos en redes sociales. Un hallazgo que podría ayudar a comprender mejor la evolución del cerebro, uno de los grandes desafíos de la neurociencia. Después de analizar imágenes por resonancia magnética de este órgano en 125 estudiantes usuarios de Facebook, descubrieron «una fuerte conexión entre el número de amigos y la cantidad de materia gris en ciertas partes del cerebro, como en la amígdala, una región asociada a la memoria», afirma Ryota Kanai, principal autor de la investigación. Este proceso de transformación también 17 afecta a otras áreas que están implicadas en las respuestas emocionales y la interacción social. Este hallazgo, señalan los investigadores, «permitiría empezar a entender cómo nuestras interacciones con el mundo, concretamente a través de las redes sociales, influyen en la estructura cerebral de cada individuo». Parece que usar las redes sociales podría incrementar el tamaño de las zonas cerebrales partícipes, es decir, las relacionadas con la emoción y la sociabilidad. Según los autores, dicha asociación no se restringe sólo a Internet: «Hemos observado que los más sociales en las redes también lo son en la vida real», lo que parece que repercute de la misma manera en la evolución cerebral. Las áreas cerebrales que se relacionan con la capacidad de sentir placer o disgusto son las mismas que se activan cuando una persona siente empatía por alguien, es decir, capacidad de percibir lo que siente el otro. Estas áreas son las mismas que este estudio parece demostrar que están más desarrolladas en las personas con más amigos en la Red. En resumen, nunca un medio de comunicación ha jugado tantos papeles simultáneos en nuestras vidas (incluyendo la empresarial, por supuesto) o ejercido semejante influencia sobre nuestros pensamientos. Nunca se habían visto cambios a esta escala y con esta velocidad. De hecho, estamos viviendo las implicaciones y efectos que tiene para el mundo del management empresarial esta «nueva forma de pensar». Nos encontramos ante un nuevo paradigma no ya solo económico, sino social y, en parte, causante de la situación actual de desorientación y agravado por la crisis. La influencia de Internet será cada vez mayor en la misma proporción en que siga incrementándose su uso. Nos encontramos ante uno de los cambios más grandes en la capacidad y modelo de pensamiento y decisión del ser humano con una implicación sin precedentes en el modelo económico mundial. Las empresas se enfrentan al desafío de un nuevo tipo de cliente que busca información de forma distinta, decide por lo tanto de forma diferente, tiene una expectativa de consumo inferior a la de hace unos años e incluso sigue un nuevo modelo de pensamiento. Es interesante observar cómo por todo ello el actual modelo de comunicación basado en la persuasión y definido el pasado siglo analógico está en evidente declive y se encuentra en pleno proceso de redefinición hacia un modelo llamado «de influencia», donde el contenido y la democratización de su creación dan un poder nuevo al consumidor. En este nuevo modelo las técnicas neurocientíficas podrán describir con precisión 18 el papel de la emoción y la memoria en el proceso comunicacional en general y publicitario en particular. Podrán ayudar a las marcas no ya a sobrevivir o a adaptarse al nuevo entorno, sino a liderarlo, relacionándose con un nuevo consumidor no solo más inteligente, sino con un intelecto distinto al que conocemos hoy. La asignatura pendiente y emergente en todo este proceso es el análisis sobre el conjunto de las repercusiones éticas, morales y antropológicas que conlleva este nuevo campo científico y su aplicación. Por ello estamos solo al inicio de un largo camino de análisis y reflexión para el desarrollo de la neuroética como baluarte que nos asegure una correcta aplicación de la ciencia experimental que nos permite cada vez con más precisión desmenuzar, atomizar y disgregar nuestro saber y nuestro actuar. De hecho, puede que el reto de la ética del siglo XXI esté relacionado con las neurociencias (neuroética), del mismo modo que lo fue la genética en el siglo XX, cuando aparecieron las investigaciones científicas de manipulación del ADN a finales de los años setenta. La neuroética fue definida en el Congreso de San Francisco de mayo de 2002 como «el estudio de las cuestiones éticas, legales y sociales que surgen cuando los descubrimientos científicos acerca del cerebro se llevan a la práctica médica, las interpretaciones legales y las políticas sanitarias y sociales» (Dana, 2002, III). Igual que la piedra Rosetta fue la pieza clave para poder llegar a descifrar los jeroglíficos de los antiguos egipcios y supuso para la humanidad un salto sin precedentes en la comprensión multicultural, el neuromarketing equivaldría a una nueva especie de piedra Rosetta capaz de traducirnos la «caja negra» de los procesos de decisión de compra que transcurren en la mente humana. La comprensión de la relación entre ésta y la conducta del destinatario puede considerarse en la actualidad el desafío más importante del nuevo smartketing del siglo XXI. 19 2. El enigma de la creatividad Francisco J. Rubia Cuando admiramos las obras de un gran pintor, o las piezas musicales de un importante compositor, los versos de un poeta o un gran descubrimiento científico, lo hacemos porque estamos convencidos de que detrás de cada una de estas obras hay una persona creadora. En realidad no deberíamos utilizar la palabra «creadora», porque crear es «producir algo de la nada», y de la nada difícilmente puede salir algo. En ciencia no solemos hablar de «creación», sino de «descubrimiento», y descubrir es «destapar lo que está tapado o cubierto». Para mí el proceso creativo no es otra cosa que una combinación nueva de pensamientos, sonidos, palabras, formas o colores, ya existentes, por supuesto, en nuestro cerebro de manera potencial. Ahora bien, la combinación nueva de pensamientos es común a muchas personas que, sin embargo, no son creativas. ¿Cuáles serían entonces las características que distinguen a las personas creativas de las que no lo son? En condiciones normales, las personas no suelen ser creativas, lo que implica que el acto de creación es algo insólito y poco frecuente. Y cuando una nueva idea o concepto se produce solemos hablar de inspiración. El escritor húngaro Arthur Koestler en su libro El acto de la creación dice que hay dos formas de escapar a nuestras rutinas de pensamiento y conducta: la primera, zambullirse en el ensueño o estados similares, donde los códigos del pensamiento racional quedan suspendidos; la otra manera sería estar atento al momento espontáneo de la intuición que conlleva la creatividad sin renunciar al pensamiento consciente y racional. 20 La primera vía de escape significaría una regresión a niveles mentales más antiguos, más primitivos, de creación, mientras que la segunda, que es la que aquí nos interesaría, supone un ascenso a un nivel nuevo, más complejo de evolución mental. En la obra citada de Koestler, el acto creativo del humorista, por ejemplo, se caracterizaría por que crea una momentánea fusión de dos matrices, dos niveles de pensamiento que habitualmente son incompatibles. De forma similar, podría describirse también el descubrimiento científico o la creación artística. Uno de los ejemplos que Koestler utiliza para confirmar sus aseveraciones es, en el terreno humorístico, la siguiente anécdota atribuida al académico francés del siglo XVIII Chamfort: un marqués de la corte de Luis XIV, al entrar en el boudoir de su esposa, la encuentra en brazos de un obispo y, sin decir palabra, se dirige a uno de los ventanales del palacio, lo abre y comienza a impartir bendiciones al pueblo en la calle. La sorprendida y angustiada esposa le grita: «Pero, ¿qué estás haciendo?», a lo que el marqués tranquilamente le responde: «Monseñor está usurpando mis funciones, así que yo realizo lassuyas». Esta historia se mueve en dos planos o matrices de pensamiento. La primera es una historia de adulterio, que es, de pronto, sustituida por una reacción totalmente inesperada del marqués, lo que hace que la tensión se relaje y surja la risa. Es lo que Koestler llama «bisociación». Dos historias, antes incompatibles, aparecen juntas creando hilaridad. La yuxtaposición de términos normalmente antitéticos, la falta de consciencia de que existe un conflicto o una incongruencia, son características del ensueño. La lógica del ensueño no es una lógica aristotélica, es indiferente a las leyes de la identidad y de la contradicción, su forma de razonar está ligada a la emoción y su simbolismo es preverbal y arcaico. Así que llegamos a considerar que la persona creadora supera también contradicciones, asemejándose tanto a la experiencia mística como a la persona que sueña. Pero que sepamos ni el místico se ha caracterizado por ser una persona creadora, ni la mayoría de los ensueños ha conducido a una intuición creadora. Digo la mayoría, porque sabemos de algunos ejemplos en los que sí condujeron a algún descubrimiento importante. Como el del químico alemán August Kekulé von Stradonitz, que durante un sueño diurno vio una serpiente que se mordía la cola, el llamado uroboro, descubriendo así la estructura del anillo de benceno. Los matemáticos franceses Poincaré y Hadamard definieron cuatro etapas de la creatividad: 21 1. La preparación, o sea el intento de resolver un problema por medios normales. 2. La incubación: cuando uno se siente frustrado porque los métodos usados no han funcionado se ocupa de otras cosas. 3. La iluminación, cuando la respuesta a una cuestión llega de pronto como un destello procedente del subconsciente. 4. La verificación, cuando el razonamiento se ocupa de analizar la respuesta conseguida y evalúa su viabilidad. Estas etapas podemos traducirlas desde el punto de vista neurocientífico de la manera siguiente: primero, la mente consciente intenta resolver un problema utilizando su capacidad de análisis racional, algo que se supone es una tarea que está empleando fundamentalmente al hemisferio izquierdo del cerebro. Cuando esto no funciona, la mente se distrae ocupándose de otras cosas y dejando de pensar en la solución por medios racionales. Entonces llega una especie de iluminación que procede del subconsciente. Este proceso es muy probable que tenga lugar en el hemisferio derecho del cerebro, que tiene unas conexiones mucho más profusas con el cerebro emocional, que funciona de manera inconsciente. Una vez que se ha encontrado una respuesta, entonces vuelve de nuevo nuestra facultad lógico-analítica a ocuparse del problema para comprobar que la respuesta representa una solución al problema. Por tanto, todo el proceso requiere funciones mentales conscientes e inconscientes. Ahora bien, es conocido que muchas funciones del hemisferio derecho no se manifiestan normalmente por estar inhibidas por las funciones lógico-analíticas o racionales de nuestro hemisferio izquierdo. De todo esto no debemos sacar la conclusión de que debemos lesionarnos un hemisferio para poder desinhibir el otro y ser creativos. Pero sí nos puede explicar la necesidad de utilizar ambos si queremos conseguir esa meta. Uno de los autores que más han estudiado la creatividad desde el punto de vista psicológico ha sido el psiquiatra norteamericano Albert Rothenberg, que fue profesor en Harvard. Este autor considera que el proceso creativo es la imagen especular del ensueño, imagen que tiene que ser similar al objeto que refleja, pero que tanto biológica como psicológica y socialmente es el reverso del ensueño. ¿Por qué dice esto Rothenberg? Pues porque la persona creativa utiliza conscientemente los mecanismos y procesos característicos del pensamiento onírico de los ensueños para abstraer, conceptuar y concretar, pero así también para 22 revertir los efectos de la censura consciente. El sujeto creador emplea la lógica característica de la vigilia consciente, pero prestando también atención a los factores que son importantes en el pensamiento inconsciente. El sujeto creador utiliza, pues, dos procesos específicos de pensamiento que son similares, pero inversos, de manera simultánea. Si el pensamiento onírico produce imágenes y secuencias confusas, caóticas e ilógicas, el proceso creativo produce orden e imágenes y metáforas significativas, así como conceptos claros. La contribución que, a mi entender, es más significativa del análisis que Rothenberg hace del proceso creativo es haber formulado que la persona creadora se guía por un tipo de pensamiento que él llama «jánico», término basado en las cualidades del dios romano Jano, dios cuyas muchas caras miraban en varias direcciones al mismo tiempo y que, por ello, da el nombre al mes de enero, January en inglés, por mirar hacia el pasado y el futuro simultáneamente. Según Rothenberg, el pensamiento jánico se caracteriza por concebir activamente dos o más ideas, imágenes o conceptos opuestos simultáneamente. Los conceptos opuestos o antitéticos se conciben como existentes uno junto al otro, o igualmente operativos y verdaderos. Es un pensamiento complejo, diferente del pensamiento dialéctico, de la ambivalencia y de los pensamientos de niños o esquizofrénicos. Para poner un ejemplo, me voy a referir a un trabajo que Rothenberg publicó en 1971, donde acuñó por vez primera el término «jánico» para el pensamiento creativo de Albert Einstein. En este trabajo, Rothenberg cita un ensayo de Einstein publicado en 1919 con el título La idea fundamental de la relatividad general en su forma original. En este ensayo Einstein se refería a las teorías contradictorias de Faraday y Maxwell-Lorentz. Decía sobre ello lo siguiente: «El pensamiento de que estemos tratando aquí con dos casos fundamentalmente diferentes fue para mí insoportable. La diferencia entre estos dos casos no podía ser una diferencia real, sino más bien, en mi convicción, solo podía ser una diferencia en la elección del punto de referencia». Así nació la teoría general de la relatividad: dos posturas contradictorias que él consideró ambas válidas porque dependían de puntos de vista diferentes. Dos pensamientos contradictorios que Einstein supera aceptando ambos, o, con otras palabras, dando un salto no-dualista en su pensamiento. El pensamiento jánico tiene lugar en plena consciencia, con plena racionalidad y facultades lógicas plenamente operativas, pero hace uso de mecanismos del pensamiento onírico, aprovechándose de materiales inconscientes. 23 Algo parecido a lo referido sobre Einstein ocurrió con el biólogo Charles Darwin. Veamos aquí su propia descripción de las circunstancias en las que tuvo lugar este salto de pensamiento, el salto teórico creativo. Tras un largo tiempo de búsqueda de la formulación apropiada (unos cuatro años según su propia biografía), Darwin constató lo siguiente: «Tuve la ocasión de leer por pura diversión a Malthus, su libro sobre poblaciones», y tras algunas frases dice: «y de pronto se me ocurrió». En este momento nació la teoría de la evolución de las especies. El hecho de que Darwin estuviese leyendo a Malthus cuando descubre su idea de la selección natural se ha interpretado como algo extraño y paradójico, dado que el elemento principal de la tesis de Malthus era que un crecimiento sin trabas de la población humana en un entorno fijo llevaría a la exterminación de la especie gracias a la lucha por la existencia. Sin embargo, vemos a Darwin postular justo lo contrario, es decir, que esa lucha por la existencia resultaba en el aumento y la perfección de las especies respecto al entorno. Probablemente Darwin aceptó y entendió la idea de Malthus de que la lucha por la existencia podía llevar a la destrucción de la especie, pero pensó también lo contrario, que podría conducir a la selección adaptativa. De acuerdo con Rothenberg, estaríamos de nuevo ante una manifestación del pensamiento jánico, que es capaz de pensar en un concepto y su contrariosin problemas. El escritor norteamericano Scott Fitzgerald decía: «Un artista es alguien que puede sostener dos puntos de vista opuestos y seguir siendo completamente funcional». No pensemos que la persona creativa es alguien que no necesita ocuparse del tema en cuestión para recibir la chispa de la inspiración que le lleve a la creación de algo nuevo. Thomas Edison decía que la invención era un 1% de inspiración y un 99% de perspiración. El poeta William Blake, en una obra con un título que reúne conceptos opuestos, como es Bodas del Cielo y del Infierno, afirma inequívocamente: «Sin contrarios no hay progresión». Es muy posible que el pensamiento racional, dualista, sea necesario para analizar el mundo que nos rodea. En mi opinión corresponde probablemente a una categoría que se le escapó al filósofo alemán Immanuel Kant y que es muy posible que sea innata. Hemos visto que el proceso creativo necesita precisamente la superación de esa forma de pensamiento, la superación del dualismo, el pensamiento «jánico», que nos permite pensar dos ideas o conceptos contrapuestos de forma simultánea. Se ha planteado que el hemisferio derecho del cerebro opera más bien con el 24 pensamiento racional, lógico-analítico, mientras que el izquierdo lo hace con procesos más emocionales, inconscientes. Por eso algunos autores han planteado que el equilibrio interhemisférico es crucial para la creatividad. En situaciones normales el hemisferio izquierdo suele estar más activo que el derecho. Por tanto, tareas que activen el hemisferio derecho pueden producir ese equilibrio entre los dos hemisferios. De ahí que en Estados Unidos en algunas escuelas se intente ejercitar el hemisferio derecho en sus alumnos. Resumiendo podemos decir que hoy por hoy la inspiración creativa es un estado mental en el que el pensamiento es de proceso racional y emotivo-inconsciente simultáneamente, un pensamiento jánico, asociativo, que es capaz de activar un gran número de representaciones mentales al mismo tiempo. Este estado puede presentarse de dos maneras: por una desinhibición debida a bajos niveles de actividad cortical sobre todo del lóbulo frontal, como suele ocurrir en los estados oníricos, y por una mayor activación del hemisferio derecho en comparación con el izquierdo. Ahora bien: en ningún caso puedo afirmar que existan diferencias de sexo en la creatividad. Sobre esto nada se ha escrito, de modo que cabe deducir que ese pensamiento jánico es común a hombres y a mujeres y que, por ello, unos y otros tenemos las mismas posibilidades de desarrollar nuestras facultades creativas. 25 3. El cerebro creativo Fernando Botella Nos engaña. Es un gran embaucador. Un mago de las apariciones y de las desapariciones. Un constructor de realidades. Un experto en filtros y creencias. Ése es nuestro cerebro. Vivimos en un mundo construido por él. La realidad que vivimos no es la que es, una única realidad objetiva, sino la que él crea a nuestro alrededor. Absolutamente subjetiva, al menos en lo que a nuestra percepción de ella se refiere. Porque nuestro cerebro tiene tanto poder que hasta hace que aparezcan cosas que no están y desaparezcan otras que sí están. Observe esta imagen con atención. Fíjese en los puntos blancos que aparecen en las intersecciones de las líneas… ¿Puntos blancos o puntos negros? Y ahora fíjese en esta otra imagen y concéntrese en la cruz central. ¿Qué ha pasado con los puntos rosas que había alrededor? ¿Están o no están? 26 ¿Es capaz de leer este texto? C13R70 D14 D3 V3R4N0 3574B4 3N L4 PL4Y4 0853RV4ND0 A D05 CH1C45 8R1NC4ND0 3N 14 4R3N4; 357484N 7R484J484ND0 MUCH0 C0N57RUY3ND0 UN C4571LL0 D3 4R3N4 C0N 70RR35, P454D1Z05 0CUL705 Y PU3N735. CU4ND0 357484N 4C484ND0 V1N0 UN4 0L4 Y D357RUY0 70D0, R3DUC13ND0 3L C4571LL0 4 UN M0N70N D3 4R3N4 Y 35PUM4… Seguro que sí. No importa que no estén todas las letras que componen las palabras, ni que éstas hayan sido sustituidas por números, haciendo a priori completamente ilegible el texto. Nuestro cerebro no encuentra ninguna dificultad para descifrar las palabras y completar la lectura del texto… Y es que una cosa es mirar y otra ver. Nuestro cerebro es el artífice de lo que vemos y también de lo que no vemos. No nos mostrará la verdad sino lo que para él sea más cómodo. Como si de un mago se tratase, logra llevar a cabo una «manipulación» que nos impide ver las cosas tal y como son; las vemos como él quiere que las veamos. El coste de la supervivencia Tiene una razón de peso para actuar así. Es cuestión de supervivencia. Es lo que él persigue, la supervivencia, y para lograrla necesita ser eficaz, ya que por sí solo consume aproximadamente el 25% de toda la energía que consume el organismo. Necesita ahorrar esfuerzos y ese ahorro se traduce habitualmente en no pensar (o 27 lo que es lo mismo, en no gastar energía), procesando y decidiendo sobre lo que ya conoce, repitiéndose a sí mismo en un sinfín de veces, dando por hecho las evidencias a las que se enfrenta como de manera automática, discriminando lo innecesario, lo que no le importa. Para ello dispone de la mejor herramienta: la percepción selectiva. Ante la imposibilidad de asimilar todos los estímulos que nos llegan del exterior –nuestra capacidad de atención es muy limitada–, percibimos selectivamente aquellos hechos que nos resultan más relevantes en función de nuestros intereses, expectativas y objetivos. Una realidad = MI realidad El resultado es que vivimos la vida con filtros; prestando atención a aquello que nos preocupa e importa y obviando lo habitual e innecesario. Dicho de otro modo, vemos lo que nuestra mente está preparada para ver. Por eso una mujer embarazada solo ve embarazadas por la calle, igual que quien estrena un nuevo coche solo ve a otros con su mismo coche, modelo y color… ¿Le ha sucedido esto alguna vez? Seguro que sí. Es un comportamiento innato, del que depende nuestra supervivencia. Ésta es la versión positiva de esta historia. Pero la moneda tiene otra cara no tan positiva: esta forma de activarse nuestro cerebro es la que nos lleva a vivir presos de nuestras propias experiencias, de nuestro pasado, de lo ya conocido, del conocimiento adquirido previamente, sin percibir otras realidades posibles más allá de las que conocemos y manejamos. Así, otras realidades pasan por delante de nuestros ojos sin que seamos capaces de verlas y nosotros, mientras tanto, nos convertimos en seres repetitivos y rutinarios, encantados de habernos conocido. Sin mucho cuestionamiento de nuestro statu quo. El problema es que la repetición y la rutina no son aliados del éxito hoy. El siglo XXI ha sido calificado como el de la economía de la atención. Productos y servicios han dejado de ser un bien escaso; al contrario, vivimos en mercados hipersaturados, donde podemos encontrar en un supermercado más de 40.000 referencias cuando solo necesitamos 500 para satisfacer el 80% de nuestras necesidades. El bien escaso por excelencia en la actualidad es la atención de los consumidores. Y es lógico, un individuo recibe al día más de 3.000 impactos persuasivos. ¿Cree que es capaz de recordarlos todos? 28 Las empresas, las marcas tienen que competir, por tanto, por una cuota de atención. Su desafío principal es abrir esa puerta que les conecte con la atención de su cliente y la llave para hacerlo se llama diferenciación. En el mercado de la abundancia y de la gente ocupada, el éxito está en la diferenciación. Si no sorprendemos al cliente con algo diferente a lo que espera, estaremos formando parte del paisaje habitual de su mente y el precio a pagar por esto es no llamar la atención o la desaparición. Aquello que forma parte de su paisaje habitual deja de importarle; no lo ve, aunque esté delante de sus ojos. Y no ver significa no existir, no ser elegido ni comprado… Redescubriendo nuevos mundos Una marca debe atraer la atención de su cliente para evitarlo. Debe salirse de lo habitual, dibujar una nueva realidad ante los ojos de éste, que le llame laatención y le sorprenda. Y eso solo tiene un nombre: creatividad. La creatividad es la capacidad de ver la realidad de una manera desacostumbrada, de ver la realidad desde otras perspectivas, de generar ideas diferentes y originales, de encontrar esos caminos que estando delante de nuestros ojos no siempre vemos. Pero la buena noticia es que están ahí; es cuestión de redescubrirlos. Así entendida la creatividad, es una capacidad humana básica, es decir, inherente a todos por el hecho de ser humanos y estar vivos. Otra cosa diferente es la genialidad –don reservado a unos pocos– o el golpe iluminado o la chispa de un «¡eureka!» –más próximo al azar–. Son cosas diferentes, muy diferentes. Observar la realidad de forma desacostumbrada es una posibilidad al alcance de todos. Lo único que requiere es esfuerzo. Porque, ya lo hemos explicado, el cerebro humano es cómodo, muy cómodo. Le cuesta pensar, gastar energía en lo habitual y cotidiano. Hallar eso que habitualmente escapa a nuestra mirada requiere poner atención y esfuerzo para ello, dejar nuestras gafas aparcadas por un momento para lograr así diferentes visiones o resultados a los hallados hasta ahora. Activadores de la creatividad El cerebro necesita poner atención consciente para ser creativo. Si no somos capaces 29 de mirar el detalle, de separarlo del «todo», estaremos dando alas a nuestro cerebro para que ahorre energía y actúe conforme a lo ya establecido, en base a patrones que se dan por hecho, automáticamente… Y así es imposible que seamos capaces de ver todas las potencialidades y posibles realidades que puede haber delante de nuestros ojos. La atencionalidad o capacidad consciente de poner atención en algo concreto incrementa la capacidad de ver diferentes realidades. La creatividad también requiere conocimiento en la materia. Los grandes descubrimientos de la historia no han sido resultado de un «¡eureka!» sino del conocimiento. Arquímedes no tuvo un golpe de suerte al meterse en la bañera un día y descubrir que todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje vertical y hacia arriba igual al peso del fluido desalojado. Más bien fueron sus conocimientos de física, matemáticas e ingeniería los que le facilitaron el hallazgo. Lo mismo que Newton y su teoría de la gravitación universal. Se atribuye su descubrimiento a la caída de una manzana, pero solo un físico de su calibre, que llevaba años y años estudiando ese campo, podía ser capaz de encontrar la respuesta a una de las principales incógnitas de la ciencia. Años y años… La perseverancia también es básica en creatividad. Las cosas no se logran sin esfuerzo, por mucho que nos quieran hacer creer. Que se lo digan a otro de los grandes nombres de la ciencia, Alexander Fleming, descubridor de la penicilina. Llegó a acumular más de 2.000 placas petri sin cultivo –para muchos, inútiles– y dedicó parte de su tiempo a ponerlas bajo el microscopio, a observar lo que a priori no era nada… ¿Fue o no fue perseverante Fleming? ¿Y Edison, con sus más de mil prototipos de la bombilla? La perseverancia es el esfuerzo repetido en el tiempo. La creatividad necesita combinar mucho de ese empeño con ciertas dosis de cabezonería para conseguir el objetivo fijado. Éste será el que fije la meta a alcanzar y el que marque el inicio de la búsqueda del camino más adecuado, a priori sin descubrir. Para encontrarlo será necesario cuestionarse el statu quo, tener en cuenta que lo tradicional no tiene por qué ser siempre lo válido. A veces se pueden conseguir las cosas de otra manera. Quien no se cuestiona el statu quo no podrá escapar del propio feudo ni encontrar algo diferente a lo que siempre ha encontrado… y diferente también a lo que los demás encuentran. Con riesgo de que le tachen de visionario o loco… «…muchos siglos después de la creación es poco probable que cualquier persona pueda encontrar tierras hasta ahora desconocidas de algún valor». Comisión de asesoramiento de Fernando rey y reina Isabel de España en relación con una 30 propuesta por Cristóbal Colón, 1486. «Un hombre ha sido detenido en Nueva York por intentar obtener fondos de las personas ignorantes y supersticiosas exhibiendo un dispositivo que se dice que transmite la voz humana a cualquier distancia sobre cables metálicos y así será escuchada por un escucha en el otro extremo. Él llama teléfono a este instrumento. Personas bien informadas saben que es imposible transmitir la voz humana a través de cables». Artículo de noticias en un periódico de Nueva York, 1868. «Este teléfono tiene demasiadas deficiencias para considerarse como un medio de comunicación. Este dispositivo no tiene intrínsecamente ningún valor para nosotros». Nota interna de Western Union, 1876. «No hay ninguna razón para que alguien quiera tener un ordenador en su casa». Ken Olson, presidente, director y fundador de Digital Equipment Corp. (DEC), fabricante de equipos informáticos para grandes empresas, 1977. Afortunadamente estas voces no supusieron ningún freno para aquellos que no se conformaron con el statu quo establecido. No se dejaron vencer ni convencer. Optaron por la generación de alternativas y supieron aplazar el enjuiciamiento de las ideas. Lo primero son las ideas, hacer que éstas surjan, sean las que sean. ¿Quién sabe si son las ideas que le van a permitir hacer realidad el objetivo? Ya habrá tiempo de comprobarlo y de desecharlas si no son válidas. Si se invierte el orden, la capacidad creativa se diluye… Los dogmas son enemigos de la creatividad. Y nuestra mente es presa frecuente de los dogmas. Somos capaces de pensar y tomar decisiones porque juzgamos, porque elegimos y priorizamos unas cosas sobre otras. En la medida en la que tengamos una mente cuadrada en términos de pensamiento dogmático, no nos moveremos de donde estamos. Que es además donde nuestro cerebro se siente especialmente cómodo. El cambio genera miedo e incertidumbre, y el miedo frena. El miedo está en la preocupación y la preocupación antecede a la ocupación, a la acción. El miedo tóxico, innecesario, solo nos ayuda a no hacer. La mente no quiere cambiar porque sí, necesita una necesidad para ello, necesita que se le fuerce a ello. ¿Triunfar o desaparecer? ¿Hay razón mayor para hacer y cambiar? La llave está 31 en ese cerebro creativo que está continuamente cuestionándose qué tiene que cambiar y qué puede cambiar, que se aleja de la complacencia, de la creencia de que se tiene todo ya hecho y que se está en la mejor posición ante cualquier detalle o realidad. El que sabe que el cambio ha de ser una constante, que la supervivencia depende del hacer y que no hacer significa comenzar a morir. Así que… ¡póngalo a trabajar! 32 4. Mente y cerebro son fascinantes Pepe Martínez Hay múltiples maneras de abordar el análisis de la mente humana, pero en este capítulo me centraré en solo tres de ellas: como personas (es decir, en la vida diaria), como consumidores (en relación con los fenómenos de consumo, por tanto) y como espectadores (cuando vamos al cine). La mente humana como personas Dentro del cuerpo humano el cerebro cumple varias funciones. En un nivel básico tiene como misión asegurar la supervivencia del individuo. La vida conlleva una serie de peligros y amenazas. Y el cerebro está diseñado para sortear las dificultades que van surgiendo. Y no solo esto, sino que además tiene un segundo objetivo, que consiste en buscar experiencias positivas (placer, bienestar, felicidad). En un nivel superior el cerebro del ser humano es capaz de acumular aprendizajes. Hemos generado una amplia cultura. La crianza de los niños es mucho más larga que en otras especies porque hay que transmitirles una cultura muy compleja. El cerebro contiene diferentes aprendizajes. Y los utiliza para sobrevivir y disfrutar de la vida. Pero no todo se resuelve por la vía del aprendizaje. El cerebro se enfrenta continuamente a situaciones nuevas y esto le obliga a buscar soluciones, a tomar decisiones y a innovar. Los dos hemisferios cerebrales33 El cerebro está compuesto por dos hemisferios que cumplen funciones distintas y que son complementarios. Son los hemisferios derecho e izquierdo. Al hemisferio derecho se le ha denominado «menor» durante mucho tiempo. Parece ser que es el que se enfrenta a situaciones nuevas, es decir, el que busca nuevas soluciones. Es el hemisferio que tiene que lidiar con lo desconocido. Dentro de una empresa sería el departamento de I+D. Si fuera un tipo de persona se correspondería con un visionario. Funciona de abajo hacia arriba (desde las sensaciones hasta las interpretaciones), desde el caso individual al grupal (la categoría). Por esta razón, podemos decir que es inductivo. Tiene también una mayor conexión con el mundo de las emociones, especialmente las de tipo negativo. Es simultáneo, creativo y holístico. Y, por último, desarrolla tareas de tipo viso-espacial. Por su parte el hemisferio izquierdo ha sido considerado como el «dominante», porque la mayoría de las personas utilizan preferentemente la mano derecha. La parte izquierda del cerebro regula el lado derecho del cuerpo y la parte derecha del cerebro se encarga del lado izquierdo. A diferencia del hemisferio derecho, el izquierdo trabaja principalmente con todo lo aprendido, es decir, aquello que nos resulta familiar. Es el hemisferio que tiene que lidiar con lo conocido. Dentro de una empresa sería el equivalente al proceso de fabricación. Si fuera un tipo de persona se correspondería con el implementador. Y tan importante es diseñar un nuevo plan como ponerlo en funcionamiento. Su manera de funcionar es de arriba hacia abajo (desde las categorías hasta los casos individuales). Sigue, por lo tanto, un proceso de tipo deductivo. El hemisferio izquierdo tiene una mayor relación con el mundo lógico y racional. Es analítico. Y secuencial. Y, además, desarrolla tareas de tipo verbal. La «torre de control» de la mente Desde otro punto de vista el cerebro está formado por cuatro lóbulos. En la parte trasera de la cabeza está el lóbulo occipital, que se encarga principalmente de interpretar la información procedente del sentido de la vista. El lóbulo temporal, que se encuentra a la altura de las orejas, está relacionado con la percepción cognitiva y el lenguaje. El lóbulo parietal, que está encima del temporal, se encarga de analizar sensaciones y la información procedente del sentido del tacto. El lóbulo 34 frontal ha sido denominado «el lóbulo silencioso»: cuando una persona se lesionaba en los otros lóbulos inmediatamente se percibía que algunas funciones concretas quedaban afectadas; sin embargo, las lesiones del lóbulo frontal tenían efectos diferentes. No había alteraciones de funciones específicas. Era más bien el conjunto de la personalidad del sujeto el que quedaba afectado. No en vano, el lóbulo frontal es la última novedad dentro de la evolución del sistema nervioso del ser humano. Es el director general del cerebro. Se puede establecer un símil con el director de una orquesta de música. O con la torre de control de un aeropuerto. Incluso con el puesto de mando en el despliegue militar. Goldberg lo denominó el «cerebro ejecutivo». El lóbulo frontal de un gato representa el 3,5% de su corteza cerebral. En el perro esta proporción aumenta hasta el 7%. En el lémur y el gibón es un 8,5%. En el caso del macaco la cifra asciende al 11,5%. En el chimpancé representa el 27%. Y, por último, en el caso del ser humano es casi un tercio del total de su corteza cerebral (29%). El lóbulo frontal es fascinante, porque se convierte en el puente entre: • La naturaleza y la cultura. • El sujeto y los objetos. • Lo subjetivo y lo objetivo (la representación interna de uno mismo y la representación interna del mundo que nos rodea). • El cerebro y la mente. Se le relaciona con múltiples y complejas funciones, tales como: • Es el motor de búsqueda de información de la mente. • La memoria operativa (de trabajo). • La intencionalidad (la teoría de la mente). • La consciencia. • El yo (la personalidad). • Participa activamente en la toma de decisiones. • La dimensión ética. • Las consecuencias del comportamiento («si… entonces»). • El aprendizaje. • El aprendizaje social. • La dimensión de futuro. 35 • Está bien comunicado con todo el cerebro. Dentro del proceso evolutivo el lóbulo frontal surgió para abordar mejor los ecosistemas complejos, aquellos donde hay múltiples posibilidades, donde están presentes muchas variables, donde existe el caos y la ambigüedad, y donde el sujeto puede poner en juego la libertad. Los principales ejemplos de este tipo de ecosistemas son los «hábitats» naturales (la selva), los grandes núcleos urbanos, el hipermercado, Internet y la televisión. En todos ellos hay en juego múltiples estímulos y es necesario tomar decisiones. El cerebro es la casa de la mente. Está compuesto por cien mil millones de neuronas interconectadas entre sí, lo que supone un verdadero trabajo en equipo. Las cuatro funciones básicas de la mente La mente humana tiene cuatro actividades básicas: hacer, sentir, comunicar y pensar. Lo ideal es desarrollar todas y cada una de estas funciones, lo cual nos permite ser más eficaces en nuestros objetivos. Pero nuestra historia individual nos lleva a utilizar con mayor frecuencia alguna de estas funciones en detrimento de las otras. Una persona puede hacer muchas cosas, pero a lo mejor no las piensa suficientemente. O no las siente de verdad. O no las comunica adecuadamente. Por el contrario, puede haber personas que piensan demasiado pero nunca actúan, no consiguen pasar a la acción. Hay muchas combinaciones posibles entre estas cuatro funciones básicas. Lo ideal es un buen desarrollo de todas ellas y un equilibrio adecuado. Esto favorece la madurez mental y una mayor felicidad en la vida. El binomio «razón-emoción» El filósofo Descartes nació en La Haya en el año 1596 y murió en 1650. Estableció un dualismo dentro del ser humano: el cuerpo y la mente. Los concebía de una forma separada y concluyó diciendo que estaban conectados por la glándula pineal. Trató de buscar un método claro y distinto que permitiera a la mente estar segura de sus afirmaciones. Concibió el cuerpo y las emociones como interferencias en el proceso del pensamiento racional. Antonio Damasio, el más famoso neurocientífico en la actualidad, escribió un 36 libro titulado El error de Descartes. Damasio descubrió que aquellos pacientes que no podían utilizar el input de las emociones eran incapaces de tomar buenas decisiones. Desarrolló el concepto de marcador somático, que hace referencia a la valencia positiva, negativa o neutra que nuestras experiencias dejan inscrita en el cuerpo. Para Damasio los marcadores somáticos nos ayudan en los procesos de toma de decisiones. El filósofo Spinoza fue casi contemporáneo de Descartes. Nació en el año 1632 en Amsterdam y murió en 1677. Para Spinoza no existe un dualismo cuerpo y mente. Se trata más bien de un continuo. Por ejemplo, las emociones nacen en el cuerpo, se prolongan en nuestra mente y entran en juego en nuestras relaciones sociales. O sea que se estructuran sobre la biología, la psicología y la sociología de las personas. Damasio escribió otro libro titulado En busca de Spinoza. Se sentía más sintonizado con el enfoque de este filósofo que con el de Descartes, pues para él hay un continuo entre el cuerpo, el cerebro y la mente. El lóbulo frontal y el cerebro límbico son como el freno y el acelerador en un coche. Los dos son necesarios y complementarios. El cerebro límbico es el acelerador. Tiene que ver con las emociones. Nos asemeja más a otras especies animales (especialmente mamíferos). Nos hace pensar en la intuición, en los instintos, en las sensaciones, en el concepto de marcador somático, en las experiencias empíricas, en el inconsciente, en el ello, en el proceso primario, en el principio de placer, en la gratificación inmediata, en el mundo infantil y en todo aquello que nos resulta gratificante (chocolate, dulces, alcohol, etc).Por su parte, el lóbulo frontal es el freno. Tiene que ver con las razones. Es la parte que más nos diferencia de otras especies animales. Nos hace pensar en la reflexión, en la lógica, en el razonamiento, en la planificación cuidadosa, en el plano consciente, en el yo, en el superyó, en el proceso secundario, en el principio de realidad. Se trata de controlar los impulsos. Nuestra cultura ha sobrevalorado la dimensión racional del ser humano y ha infravalorado las emociones. Ha considerado que las emociones pueden generar ruido e interferencias en el proceso de toma de decisiones. Hoy en día se tiende a pensar que las mejores decisiones son aquellas que optan por una combinación adecuada del binomio «razón-emoción». Nuestro éxito personal y profesional en la vida depende más de la gestión de las emociones que de los contenidos académicos adquiridos en todo el proceso de 37 educación en el colegio y la universidad. Un buen manejo de las emociones favorece una mejor adaptación al entorno profesional. La creatividad es otra herramienta muy importante en la vida profesional y que apenas se desarrolla en la etapa de aprendizaje. El concepto de inteligencia ha cambiado mucho con el paso del tiempo. Empezó muy ligado a la adquisición de conocimientos, pero luego ha evolucionado hacia la inteligencia emocional y la búsqueda de nuevas soluciones (creatividad). Es muy gratificante estar rodeados de personas que son capaces de encontrar una solución para cada problema. Por el contrario, es muy frustrante intentar colaborar con profesionales que siempre encuentran un problema para cada solución. La mente humana como consumidores. Un enfoque ético La neurociencia o el neuromarketing despiertan muchos temores en la sociedad actual. Se trata de temores relacionados con el tipo de información cerebral (relacionada a su vez con la mente, con la persona) que recogen las nuevas tecnologías. No en vano, las nuevas tecnologías nos están empezando a descubrir los secretos del cerebro y la mente. Se ha convertido en la nueva ciencia, arte, magia y religión para los consumidores y el siglo XXI será, de hecho, el siglo del cerebro. Pero lo verdaderamente importante es la intención con la que se recoge la información y la utilización ética de la misma. Sea con las metodologías de investigación de mercado convencionales o con las modernas, hay que tratar a los consumidores con respeto y asegurar la confidencialidad de los datos que ellos nos ofrecen. Impacto significativo Las marcas y sus correspondientes comunicaciones intentan conseguir abrirse un hueco en la mente de los consumidores. Buscan un espacio en las redes neuronales. Dentro de los mercados maduros (o saturados) como el nuestro, esto implica ser original, atractivo y conectar emocionalmente con el consumidor. Las marcas más poderosas del mundo en el año 2010 son un buen ejemplo de 38 impacto significativo. Siete de las diez primeras marcas pertenecen al mundo de la tecnología: • Apple (nº 1). • Google (nº 2). • IBM (nº 3). • Microsoft (nº 5). • AT&T (nº 7). • China Mobile (nº 9). • Y General Electric (nº 10). McDonald’s (nº 4), Coca-Cola (nº 6) y Marlboro (nº 8) completan esta lista. La fuerza de las emociones Millward Brown realizó un análisis de 6.065 marcas entre los años 2001 y 2003 y llegó a la conclusión de que las marcas más potentes tenían una mayor conexión con emociones de naturaleza positiva. Fuente: base de datos de Brandz, 6.065 marcas (2001-2003 39 Razón – emoción: ¿lucha o colaboración? Millward Brown ha realizado un estudio de 330 comunicaciones y ha llegado a la conclusión de que resulta más eficaz utilizar una estrategia racional y emocional (combinada, mixta) que utilizar solamente una estrategia racional o una estrategia emocional. El freno y el acelerador Ya hemos comentado que existe un paralelismo entre el sistema límbico y el acelerador de un coche, y entre el lóbulo prefrontal y el freno. En términos de recompensa el cerebro límbico prefiere pensar en el presente, en la instantaneidad de la gratificación inmediata. Prefiere un cheque-regalo ahora mismo que uno mayor en un futuro. La tarjeta de crédito y la hipoteca le ayudan a conseguir sus objetivos, porque le permiten disfrutar del producto ya y pagarlo en el futuro. De hecho, tanto la tarjeta de crédito como la hipoteca despistan al lóbulo 40 frontal, porque parece que no estás gastando dinero. El sistema límbico se deja llevar por las características del producto, por el disfrute del mismo. Si se le da al sujeto un vino para su degustación (sin ver la botella, etiqueta, marca, precio…), se centra en las características del mismo (sabor, color, olor, etc.) para su valoración. Por el contrario, el lóbulo frontal es capaz de posponer la recompensa si el premio es mayor. Tiene una visión de futuro. Piensa en las ventajas del ahorro. Mientras que el cerebro límbico quiere el cheque-regalo ya, el lóbulo frontal es capaz de esperar un tiempo para alcanzar una recompensa mayor. Tiene en cuenta el efecto de otras variables a la hora de valorar un producto. Por ejemplo, el precio de un vino genera unas expectativas sobre su sabor, color, olor, etc. La imagen de una marca hace pensar en una experiencia de producto o servicio concreto. El lóbulo frontal tiene que ver con la generación de expectativas. Por esta razón, puede ser «víctima» del efecto placebo. Si se le comunica a una persona que va a tomar una medicina que le va a eliminar determinados síntomas, el efecto esperado se produce, aunque se le haya administrado un producto sin propiedades medicinales. Las expectativas influyen en la experiencia y la mente influye en el cuerpo (por la vía psicosomática). Neuromarketing Dentro del neuromarketing existen varias herramientas innovadoras que nos ayudan a medir los efectos de las actividades de marketing: • Electroencefalograma (EEG): resulta muy eficaz para valorar la eficacia de las campañas publicitarias de televisión. El hemisferio derecho registra los estímulos emocionales negativos que generan la retirada. El hemisferio izquierdo registra los estímulos positivos que desencadenan la aproximación. El aspecto del equipo tecnológico del EEG es bastante similar a la cinta que se utiliza en el pelo para jugar al tenis. • Eye-tracking: es un aparato tecnológico muy parecido a la pantalla de un ordenador. Registra la percepción visual del sujeto cuando mira un estímulo (campaña publicitaria gráfica, logotipo, envase, etiqueta, página web, etc). • Implicit Association: es una herramienta para medir la fuerza de las asociaciones que surgen en la mente de una persona a partir de un estímulo determinado (por ejemplo, una marca). • Emotional Priming: es una metodología que se basa en el aumento de la sensibilidad a ciertos estímulos, debido a la experiencia previa de la persona. 41 • Facial Coding: es una técnica para identificar el significado de las expresiones faciales de una persona y poder determinar sus emociones e intenciones. Métodos complementarios La neurociencia es un método complementario de las herramientas convencionales. La investigación cualitativa nos aporta la riqueza del discurso libre, la aparición de los aspectos más relevantes relacionados con un tema y la profundidad a través de la interpretación. La investigación cuantitativa contribuye con la seguridad de los números, la precisión de las medidas matemáticas, la objetividad de las cantidades y la representatividad a partir del concepto de «extensión». Estos dos métodos tradicionales se basan en la declaración del individuo; por esta razón se los denomina explícitos. Casi toda la información proviene del lenguaje. La neurociencia completa las metodologías anteriores, con la objetividad de las medidas fisiológicas, la novedad de sus conocimientos y tecnologías, y la habilidad de sortear eficazmente la declaración de los individuos. Es un método complementario, es decir, que no necesita la declaración del sujeto. No tiene que
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