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Klein, R Praxis grupal según Pichon-Rivière

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PRAXIS GRUPAL SEGUN PICHON-RIVIERE (1) 
 
 
 Situarme en la tarea de introducirlos en el pensamiento de un autor tiene sus 
complicaciones. ¿Qué jerarquizar de éste? ¿Cómo no traicionar su letra? O aún más 
profundamente, su pensamiento. ¿Y para qué y para quién escribo? 
 Esto último me centra en la tarea. Concepto central en Pichon-Riviere. Tarea que 
implica ubicarme en la necesidad de Uds. en tanto futuros profesionales, ante la 
futura posibilidad de estar ante un grupo y trabajar con él. Con él, en él, en distintas 
tareas: didácticas, terapéuticas, de investigación, etc. Pensando en ello empezaré por 
darles una aproximación acerca de los autores que nutren el pensamiento de Pichon, 
para centrarme luego en sus aportes respecto a lo grupal, en particular su 
conceptualización acerca de la lectura de la dinámica que se produce en los grupos. 
En torno a este eje iremos desarrollando ciertos conceptos que considero necesarios 
puntualizar para entender su pensamiento. 
 Hablar de los autores que nutren el pensamiento de Pichon-Riviere, las fuentes 
donde abreva su teoría y que constituirá lo que él denomina E.C.R.O. nos conduce al 
concepto de epistemología convergente. Esto es una epistemología constituida por 
una multiplicidad de disciplinas, heterogéneas entre sí, y que convergen en el objeto 
a estudiar, o sea que son homogéneas en la tarea a desarrollar, lo cual no significa 
indiscriminación entre los conceptos provenientes de distinta fuente. 
 Dichas fuentes son: "el materialismo dialéctico, el materialismo histórico, el 
psicoanálisis, la semiología y las contribuciones de quienes han trabajado en una 
interpretación totalizadora de las relaciones entre estructura socioeconómica y vida 
psíquica"(2). Abrevará así en autores como Freud, M. Klein y Fairbain 
(psicoanálisis), el materialismo de Marx, la noción de obstáculo de Bachelard, los 
desarrollos acerca del rol y del otro generalizado de George Mead, la concepción de 
Lewin del grupo como campo dinámico de fuerzas y los desarrollos de lo grupal de 
Sartre. Me circunscribo a una mera enunciación de las fuentes que el lector podrá 
profundizar en los respectivos autores. 
 Estas fuentes formarán el río que Pichon-Riviere llamará su E.C.R.O. o sea un 
Esquema Conceptual Referencial y Operativo, caracterizado como un "conjunto 
organizado de nociones y conceptos generales, teóricos, referidos a un sector de lo 
 2 
real, a un universo del discurso, que permite una aproximación instrumental al 
objeto particular concreto"(3). 
 E.C.R.O. en el que se desarrollan -entre otros- conceptos acerca de lo grupal que 
nos permitirán dar cuenta de determinados fenómenos que se producen en los 
grupos, a la vez que nos instrumenta para poder conceptualizarlos y operar en dicho 
campo: el grupo. 
 Hemos arribado, verán que bastante rápidamente, a esto: el grupo. Pero, ¿será este 
el punto de partida o de llegada? Veamos; ¿Qué es un grupo? ¿Qué lo constituye 
como tal? Palabra cotidiana, usada, casi gastada. Puro grupo. ¿Puro? Y ya acá 
aparece la ilusión. ¿Grupo? ¿A qué nos referimos? 
 Por ello, y para ser coherente con la propuesta pichoniana de praxis, los invitaré a 
pasar a un grupo, a entrar en uno para repensar así los fenómenos que se producen 
en el campo de lo grupal y teorizarlos paralelamente. Adelante pues, bienvenidos. 
 Y me permito una breve reflexión acerca de esta invitación. Los invité a entrar a un 
grupo, y no hemos aclarado aún de que se trata esto. Pero Uds. me entienden. En 
realidad me sobreentienden, ya que entienden más de lo que yo digo al no quedar 
clara esta cuestión. O sea que probablemente me malentienden. Primer efecto de este 
campo de lo grupal. Cada uno de ustedes, además, entiende esta invitación. Pero, ¿es 
la misma invitación para todos? ¿A cada uno le remite a igual grupo? Breve reflexión 
que nos lleva a la existencia de múltiples grupos (más aún de las personas que me 
leen), aún antes de entrar a él. ¿Y por qué entran? Pregunta que nos haremos ahora 
respecto a los integrantes de ese grupo, al que nos referiremos de aquí en adelante y 
que, invisiblemente para ellos, observaremos. 
 ¿Y por qué entran? ¿Quiénes? Esos ocho que están ahí, alumnos de una comisión 
de psicopatología, que tienen una monografía que realizar. Son cinco mujeres y tres 
hombres, de entre 25 y 35 años. 
 ¿Y por qué entran? Por algo están, por algo han aceptado reunirse, cierta 
necesidad los lleva a ello. Necesidad que intentarán satisfacer. Aprender, aprobar, 
polemizar, investigar, etc.; cada uno pondrá las suyas en juego, planteando en esta 
primera interacción una contradicción que se plantea universalmente en los 
grupos, entre la necesidad y la satisfacción, de naturaleza dialéctica y propia de 
cada uno de los integrantes. 
 Necesidad. Concepto a aclarar, buceando en sus fuentes y en su desarrollo. 
Necesidad que surgirá inscripta en el circuito de la demanda -única forma en que 
 3 
puede aparecer salvo en el infans- y que implica y complica al deseo que pulsa (4). 
Punto espinoso en Pichon-Riviere, pues acá tratará de articular el sujeto del 
psicoanálisis con el sujeto del materialismo dialéctico (5). Sujeto que en Freud 
aparece como sujeto del deseo, leído en Klein como sujeto del instinto –por lo tanto 
de la necesidad- articulable con el sujeto de la necesidad de Marx en tanto sujeto 
emergente de las relaciones sociales de producción, tanto sujeto productor como 
producido; sujeto de la necesidad a satisfacer en ambos socialmente, trabajo 
mediante (homo faber-sujeto deseante). Trabajo transformador de la naturaleza, 
trabajo psíquico, que saca al homo sapiens del reino de lo biológico para ubicarlo en 
la cultura como sujeto humano. Necesidad nunca eliminada pero por siempre 
subvertida por la sexualidad, con eterna plusvalía de goce para el amo. Tornemos a 
observar. 
 Entendemos que cada uno de esos ocho es un sujeto que viene con sus necesidades 
y sus expectativas de satisfacción. Estas son individuales en un primer momento, 
aún pudiendo ser las mismas. Les llevará un tiempo para que éstas se transformen 
en necesidades comunes, o sea que estas necesidades lo sean de todos; y algo más. 
¿Qué es este algo más? Observemos. 
 Se reúnen y empiezan a interactuar. Comienzan a pensar como realizar esta tarea, 
como desarrollar el tema, de qué tiempo dispone cada uno, el de los otros, sus 
diferentes disponibilidades y capacidades; o sea que hablarán de sus necesidades, 
sus expectativas y las posibilidades de satisfacerlas. Se irá produciendo una 
transformación de estas necesidades, un pasaje de las necesidades 
individuales a las necesidades comunes, de expectativas de satisfacción 
de cada uno a expectativas de satisfacción en grupo. O sea que empezarán a 
considerar al grupo como el instrumento para satisfacer esas necesidades. No al 
grupo como teoría, sino a ese grupo y a través de ese grupo específico como 
instrumento (6). 
 Pero, ¿es ya un grupo? ¿Cuándo surgió? Pregunta que dejo sembrada, con una 
respuesta inicial, a retrabajar luego: está siendo. 
 Graficando lo expuesto, tenemos ocho sujetos con sus contradicciones entre 
necesidad-satisfacción (N-S) individuales que, trabajo mediante, irán tramando 
una determinada contradicción entre N-S común a todos ellos. 
 
 
 4 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Esta contradicción N-S se juega y articula con lo que Pichon-Riviere denomina el 
vector pertinencia. Tornemos al grupo. Y he aquí que mientras se organizaban 
alguno fue a preparar mate, otro empezó a contar las hojas que había que leer, un 
tercero propuso ir a comprar facturas para el mate. Al rato un cuarto trata de 
organizar la tarea, y al mirar la hora descubren que es tarde, que esta reunión les 
llevó más tiempo del estimado (más tiempo pues -como luego teorizaremos- el 
hablar de la monografía elevó elmonto de ansiedad e hizo falta el mate, el contar las 
hojas, las facturas, para hacer que ésta descendiera, y volver a la tarea que los 
convocaba). ¿Qué será pues, la pertinencia? 
 Es la mayor o menor efectividad que tiene el grupo para satisfacer sus necesidades, 
para llegar a un objetivo capacidad que tiene el grupo de centrarse en la tarea 
explícita y/o implícita. O sea la. De allí se evaluará la participación que realiza para 
esto cada uno de los integrantes y el grupo como un todo. 
 ¿Contradicciones universales? ¿Vectores? ¿Qué es todo esto? 
 Son constructos, construcciones teóricas que Pichon-Riviere desarrolla y que nos 
permitirán abordar cualquier grupo. Las contradicciones universales nos remiten a 
una dialéctica intersubjetiva, que se despliegan configurando un sistema vincular a 
partir del interjuego de esos pares contradictorios. Pares contradictorios que pueden 
presentarse como 
 
problema o como dilema. 
 
 
 
 
 
 
 5 
Problema 
 
1. 
Cuestión discutible que hay que resolver o a la que se busca una explicación. 
"un problema filosófico; problemas metafísicos; plantear el problema del origen del Universo" 
2.Cuestión que se plantea para hallar un dato desconocido a partir de otros datos conocidos, o para 
determinar el método que hay que seguir para obtener un resultado dado. 
 
Dilema 
 
1. 
Situación difícil o comprometida en que hay varias posibilidades de actuación y no se sabe cuál de 
ellas escoger porque ambas son igualmente buenas o malas. 
"dilema moral; el dilema era continuismo o ruptura; seguiremos planteándonos el mismo dilema 
indefinidamente" 
2. 
FILOS 
Razonamiento en que una premisa contiene una alternativa de dos términos y las otras premisas 
muestran que los dos casos de la alternativa conducen a la misma conclusión 
 
En este último caso se plantean en la dinámica grupal como polares –ya sea bajo la 
forma de esto o aquello, intentando eliminar en cada uno de los polos el otro polo 
conflictivo (dilema), o bien aglutinados y centrados en un solo polo, sin conflicto, en 
un intento de masificación. La resolución del dilema pasará por problematizarlo, por 
devolver al grupo la potencialidad transformadora del conflicto; problematizar que 
implica o bien desarticular el dilema, o bien producir la aparición del otro polo 
conflictivo (7). Esto implica ubicar otra relación entre los pares antagónicos: esto y 
aquello, en una síntesis entre ambos. Síntesis que dará origen a nuevos pares 
antitéticos, en conflicto permanente y que motorizará al grupo como tal. Estas 
contradicciones -a las que Pichon-Riviere denominará contradicciones universales- 
tomarán en cada grupo la trama singular y propia de éste (como iremos 
ejemplificando) estando presentes todas ellas -en distintos momentos, con diferente 
incidencia en cada uno- en todo grupo bajo un recubrimiento. Recubrimiento tras 
cuya trama es posible entender el conflicto –la contradicción planteada, 
jugada-. Ellas son: la contradicción Necesidad-Satisfacción (N-S). 
Proyecto-Resistencia al Cambio. Lo Manifiesto-Lo Latente. Lo nuevo-Lo 
Viejo. Sujeto-Grupo. 
 Los vectores en tanto, son el punto de referencia teórico que Pichon-Riviere 
construye a partir de constatar sistemática y reiteradamente ciertos fenómenos 
grupales, por lo que constituyen una escala básica para la evaluación de cualquier 
proceso grupal. Evaluación que -como iremos desarrollando- remitirá a la actitud 
 6 
ante el cambio en tanto incremento o resolución de las ansiedades básicas que son 
generadoras de estereotipo. 
 ¿Por qué empecé por la contradicción universal N-S? Por una triple razón: 
práctica, didáctica y teórica. Práctica pues este es el punto de partida, punto básico 
de toda interacción. Didáctica pues les permite retrotraerse a experiencias personales 
en que la primera razón, de orden práctica, sea resignificada. Y hay un tercer motivo, 
de peso aún mayor y que implica el plano de lo teórico, ya que Pichon-Riviere 
sostiene que la necesidad (8) es el fundamento motivacional del vínculo, ya que el 
hombre (o más precisamente el infans por su prematurez) se relaciona con otro en 
un primer momento por necesidad, la cual podrá satisfacer solamente con otro, o sea 
socialmente; y ello lo lleva a la imperiosa y forzosa necesidad de establecer vínculos, 
para, a través de ellos, satisfacer la necesidad. Necesidad que, por lo tanto hará las 
veces de motor, o mejor dicho, de burro de arranque. (Burro que implica el 
desconocimiento de la transformación operada en ésta por la mediatización del otro 
en el devenir de la necesidad en deseo, formulable solo en términos de demanda.) 
Necesidad, fundamento motivacional del vínculo. 
 Pero, ¿Qué es un vínculo? ¿Cómo se establece? Diré primero que tiempo mediante; 
tiempo como el que hará falta también en ese agregado de personas para que puedan 
vincularse, lo cual añade ya algo más: vincularse es diferente de interactuar, lo cual 
ocurre desde el comienzo. Pichon-Riviere define al vínculo -al que diferencia de la 
relación de objeto- como una "estructura compleja que incluye un sujeto, un objeto, 
su mutua interrelación con procesos de comunicación y aprendizaje. 
Estas relaciones intersubjetivas son direccionales y se establecen sobre la base de 
necesidades,... por este proceso comunicacional se hace manifiesto el sentido de la 
inclusión del objeto en el vínculo, el compromiso del objeto en una relación no lineal 
sino dialéctica con el sujeto. Por eso insistimos que en toda estructura vincular, y con 
el término estructura ya indicamos la interdependencia de los elementos, el sujeto y 
el objeto interactúan, realimentándose mutuamente. En ese interactuar se da la 
internalización de la estructura relacional, que adquiere una dimensión 
intrasubjetiva..."(9) y "las estructuras vinculares internalizadas, articuladas en un 
mundo interno, condicionarán las características del aprendizaje de la realidad..."(9) 
y del otro. Por eso Pichon-Riviere dirá que el vínculo es una estructura bicorporal -
por haber dos cuerpos presentes- y tripersonal -que alude al tercero que regula dicha 
relación-. Tercero que implica la conflictiva edípica. Por esto Pichon-Riviere dirá que 
 7 
aquello que en la teoría de la comunicación es el ruido, entre el emisor y el receptor 
(y que se trata de quitar por molesto), en su teoría del aprendizaje es el obstáculo, 
entre el sujeto cognoscente y el objeto a conocer (y que se trata de abordar y elaborar 
para poder así aprehender al objeto), y en su teoría del vínculo remite al tercero que 
regula la relación entre sujetos (y que se tratará de interpretar en tanto transferencial 
-y por ende resistencial en el momento que aparece- y que fusiona dos tiempos: 
pasado y presente- tendiéndose a discriminar y articular). 
 Volvamos pues a dicho agregado en el momento en que nos hallábamos, aquel en el 
que habían hecho comunes las necesidades y expectativas de satisfacción. ¿Qué 
sucede entonces? 
 Surgirá, como efecto del encuentro de las necesidades comunes, un proyecto; esto 
significa que el grupo se dará una estrategia (que en este momento en que nos 
hallamos consiste en repartirse el material y acordar horarios de reunión); estrategia 
que tenderá a llegar a un objetivo. Objetivo que suponen llenará las carencias que 
produjeron las distintas necesidades y tienda a satisfacerlas. Pero he aquí que al 
surgir el proyecto surge la resistencia al cambio (R. al C.); ya que como todo proyecto 
implica “per se” un cambio –no sólo en lo fáctico de los hechos, sino en la identidad 
de quién/es lo lleva/n a cabo-, éste genera o aumenta el nivel de las ansiedades 
básicas descriptas por Melanie Klein: la ansiedad paranoide y la ansiedad depresiva. 
¿De qué tratan estas ansiedades? ¿Por qué surgen? Son la consecuencia que trae 
toda situación de cambio: temor a lo desconocido que, justamente por ser nuevo es 
vivido como peligroso,como un ataque, una amenaza al Yo (mejor malo conocido 
que bueno por conocer), propio de la ansiedad paranoide; y el temor a la pérdida de 
lo conocido, que no me es útil para la situación que tengo que plantear o resolver, 
pero sí lo es para bajar la ansiedad que me causa y por eso me aferro a ello, miedo a 
perder el objeto de conocimiento que poseo, aún en pro de un posible 
enriquecimiento (más vale pájaro en mano que cien volando), que remite a la 
ansiedad depresiva. Ansiedades que coexisten en toda situación de grupo, pues 
cuando una aparece jugada en lo manifiesto, la otra permanece embozada en lo 
latente; por eso Pichon-Riviere decía que vienen juntas, estando una a caballo de la 
otra. Ansiedades que surgen al plantearse el par contradictorio Proyecto-Resistencia 
al Cambio. Contradicción que para resolverla -y para que los sujetos se adecuen a 
ella- precisa tiempo. Tiempo diferente para cada integrante. 
 8 
 O sea que hasta ahora teníamos N-S individuales, en común a todos, devenidas N-
S comunes, de lo que daremos cuenta mediante el vector pertinencia, definido éste 
como el grado de capacidad de un individuo o un grupo de centrarse en la realización 
de determinado proyecto, que será su objetivo. Esto elevará el monto de las 
ansiedades básicas, al quedar planteada la contradicción universal proyecto-
resistencia al cambio. Graficándolo: 
 
 
 Volvamos a esta cuestión de las ansiedades. Decíamos que éstas se elevan por el 
interjuego de la contradicción proyecto-resistencia al cambio; y su primer campo de 
juego está en la interacción con los otros. Situación paradójica de los grupos que, a la 
vez que sirven para controlar las ansiedades también las generan. ¿Por qué? Porque 
se desliza el mundo interno de cada uno sobre el mundo externo, esperando cada 
uno de los otros respuestas desde aquellos lugares en los cuales los ha ubicado, 
posicionado en dicho mundo interno. Mundo interno que -dirá Pichon- se halla 
estructurado como un grupo interno porque estos otros -habitantes del mundo 
interno- tienen entre sí una articulación escénica, constituyendo una dramática 
interna, cuyo argumento enlaza a los distintos personajes entre sí en una estructura 
grupal, propia y subjetiva de cada uno. Desde ahí nos adjudicarán roles, desde las 
distintas imágenes que para cada uno de los otros evocamos, imágenes que son del 
otro, y que algo nuestro evoca (sin nosotros saberlo) y que nos son devueltas como 
 9 
un cúmulo de espejos (10), que nos ubica en distintos lugares, mostrándonos otros 
nosotros mismos, iguales y diferentes a los que creemos ser, espejos en los cuales nos 
reconocemos y/o desconocemos. 
 Este deslizamiento del mundo interno sobre el mundo externo es el movimiento 
que se produce en cada integrante, en cada uno de esos ocho a los que aludimos 
antes; cada uno ubica a cada uno de los otros en diferentes posiciones, siendo 
ubicado a su vez por cada uno de los otros. Pero este posicionar, jugado desde el 
mundo interno, inconsciente, de cada uno, puede o no articularse con los otros. Se 
produce así un interjuego dialéctico de convites, de aceptaciones y rechazos –que, 
repito, son inconscientes- al que denominamos interjuego de adjudicación y 
asunción de roles. Roles que están inscriptos en el mundo interno –constituido 
como grupo interno- de cada integrante, y que son transferidos hacia el mundo 
externo -en nuestro caso los otros siete integrantes-. Y de los cuales soportará otras 
tantas transferencias. Interjuego que, desde lo latente, determinará finalmente los 
lugares que tomará cada integrante. O sea que los roles se juegan (adjudican y 
asumen) por lo latente, determinado por lo Inconsciente. Y completo, se juegan por 
lo latente en lo manifiesto, en la dinámica manifiesta, en la que se producirá 
determinado tipo de interacción, con sus respectivas normas y los diversos roles 
funcionales y disfuncionales. (Volveremos sobre el tema de los roles más adelante). 
 Decíamos que el otro nos devuelve otra imagen de nosotros, produciéndonos 
vivencias de ataque (ansiedad paranoide) y de pérdida (ansiedad depresiva) y que 
hace falta tiempo para poder reestructurarse uno y poder ver al otro diferente del 
"conocido" del mundo interno. Porque ese otro evoca, en primera instancia a otros, 
produciendo simpatías o antipatías que corresponden a esos personajes del mundo 
interno evocados y que son transferidos a este otro que está aquí y ahora. A este 
fenómeno lo denomina Pichon-Riviere telé –término que toma del psicodrama de 
Moreno (11)- y que remite a la mejor o peor disponibilidad a realizar una tarea con 
otro (a partir justamente de esa telé que provoca, por lo que evoca). Volviendo a 
nuestro grupo, parte de esa comisión mayor, en la que estos ocho se eligieron por 
haber “buena onda” entre ellos, o sea una telé positiva. Pero esta telé que provoca 
remite –en lo latente- a lo que evoca, por lo que Pichon dirá que el amor a primera 
vista no existe, siempre es a segunda, a la cual remite por lo que evoca. Por eso 
articula el concepto de telé con el de transferencia, como la figura y el fondo, pues si 
determinada telé se produce es por un efecto transferencial del mundo interno sobre 
 10 
ese sujeto que por ejemplo "tiene buena onda" o "me cae bien". La telé es el afecto 
provocado por la puesta en juego de la transferencia, en relación al compartir 
determinada tarea. Transferencia que existe en todo momento, y que emergerá ante 
determinada situación en función del uso resistencial de ésta, al superponer pasado 
y presente, impidiéndole al sujeto discriminar. 
 Y justamente por movilizar el mundo interno de los miembros del grupo es que las 
necesidades a ser satisfechas -objetivos del grupo- son situacionales; dependen del 
encuentro de lo individual de cada uno, de la historia subjetiva de cada uno, su 
verticalidad, con el aquí y ahora grupal -ya que el grupo no tiene historia infantil- 
con la horizontalidad. Los cambios acaecidos -o mejor expresado aún, los resultantes 
del interjuego entre proyecto y resistencia al cambio- permiten satisfacer ciertas 
necesidades y generar otras nuevas. Por ello diremos que el objetivo inicial de hacer 
la monografía implicará ciertos requerimientos: algunos referidos a la temática, o sea 
al aspecto del contenido -tarea explícita a la que el grupo se abocará de aquí en 
adelante- y otros aspectos (formales) de lo que sería el encuadre (más o menos 
explícito) que el grupo se da a sí mismo (horario, lugar, frecuencia, normas, 
metodología de trabajo). Pero además va a requerir de cada uno el cómo participará 
en ese grupo, cómo integrarse a él, y cómo se modificará él, cada uno de los otros, el 
grupo como totalidad y las interacciones respectivas y con la tarea. 
 ¿Qué es esto de tarea? Concepto central de Pichon-Riviere, implica el cómo se llega 
al objetivo; es el camino propio de cada grupo, el quehacer de éste, las acciones que 
realiza para llegar al objetivo. Lo representamos como una espiral dialéctica, pues lo 
situamos en un devenir con avances y retrocesos, momentos de estereotipia y de 
saltos cualitativos, donde se trabaja paralelamente la temática (tarea explícita) y la 
dinámica (tarea implícita), por lo que diremos que su devenir tiende a ir de lo 
manifiesto a lo latente. 
 En este punto vale la pena detenernos con algunas preguntas. ¿Por qué es 
fundamental el concepto de tarea (12)? ¿Qué significa tarea explícita e implícita? 
 Dijimos que la necesidad es el fundamento motivacional del vínculo; luego 
agregamos que éstas se articulaban en necesidades comunes en pos de un proyecto 
para lograr un objetivo, que elevaba las ansiedades básicas. Y he aquí que 
descubrimos que ese proyecto hay que realizarlo, implica un trabajo, una tarea, una 
forma de llegar al objetivo. Detengámonos a pensar si este proyecto no es ya de por sí 
un producto de la tarea que a su vez genera,y entenderemos más claramente el por 
 11 
qué de la dialéctica enunciada. Y así vemos que parte de esa tarea implicará el 
conformarse como grupo, ese pasar de las necesidades individuales a las necesidades 
comunes (y además investir al grupo como objeto libidinal, dirá Romero (13)), y 
generar determinado proyecto, que exigirá determinada tarea. Estas ideas nos llevan 
a rozar el concepto de sujeto que plantea Pichon-Riviere (14)), en tanto sujeto 
producido (por y en un medio social, por la estructuración subjetiva edípica) y a la 
vez productor (transformador de ese medio físico-social, trabajo de por medio). Por 
lo tanto diremos que el pasaje de las necesidades individuales -así sean coincidentes- 
a las comunes, constituyendo el grupo como instrumento de satisfacción de éstas, 
genera la tarea per se -ya que este pasaje es en sí una tarea-, y por ende la 
contradicción proyecto-resistencia al cambio, realimentando la tarea en sus dos 
vertientes: explícita e implícita. 
 Tarea explícita que consiste en la realización de los objetivos que el grupo se 
plantea, el satisfacer las necesidades comunes. 
 Tarea implícita, resolución del problema que las ansiedades básicas plantean 
situacionalmente. Ansiedades básicas que justamente elevan su montante ante la 
situación de cambio obstaculizando la tarea, y que deben ser resueltas para poder 
continuarla. Obstáculos que Pichon-Riviere diferencia como epistemológicos –si el 
origen de la dificultad está planteado por el objeto de conocimiento en sí- o como 
epistemofílicos –si la dificultad es producto del afecto que nos produce y por ello nos 
perturba el aprehenderlo-. Puestos en práctica estos conceptos en el grupo al que nos 
referimos, el primero implicará por ejemplo la dificultad que se les presenta a los 
integrantes ante un texto escrito en alemán, y el segundo a los obstáculos que a cada 
uno de ellos les produce el contenido que dicho texto -la problemática edípica, por 
ejemplo- moviliza, generando por ello en los integrantes obstáculos internos. 
 Volvamos a la tarea. Ubicamos su lugar central, dado que organiza al grupo al darle 
un objetivo, un quehacer, un sentido. Sentido que irá de lo manifiesto a lo latente, de 
una primera a una segunda escena, de la que la primera es efecto y a la que los 
sujetos del grupo van torneando, tornando en sucesivas vueltas de espiral, 
posesionados en forma diferente, en la medida en que aprehenden el sentido de la 
segunda. Latente que se muestra en y a través de lo manifiesto, en un par 
contradictorio que muestra y oculta a la vez, develando al velar, y en lo que vela 
aparecen revelados los fantasmas que trata de ocultar. Fantasmas que obstaculizan la 
 12 
tarea en lo manifiesto y que generan ansiedades, imposibles de disminuir si no son 
elaboradas en su nivel adecuado, el nivel de lo latente. 
 Junto a esta contradicción, en este devenir dialéctico, se juega la contradicción 
entre lo viejo y lo nuevo: en poder dejar las situaciones conocidas, viejas, para tomar 
situaciones nuevas, desconocidas. El movimiento oscila entre retener o tirar lo viejo, 
rechazar o tomar todo lo nuevo. Y es importante entender que es desde lo viejo que 
se capta y accede a lo nuevo. Claro que este pasaje implica desestructurar lo viejo y 
esto es vivido con fantasías de locura, de descontrol o imposibilidad de 
reestructuración. 
 Situándolo en nuestro esquema: 
 
 
 
 Volvamos a la tarea. Y si tenemos que volver a ella es porque nos vamos. ¿Por qué? 
Vayamos al grupo del ejemplo. ¿Qué ocurre con estos integrantes cuando se reúnen 
con determinado objetivo? Se agudizan las contradicciones y por ende sube el 
monto de ansiedad. Aparece que el mate está frío y hay que calentar el agua, que son 
muchas hojas y libros para leer, que estamos sobre la fecha, etc. Si un observador 
registrara la escena diría que hay un alto monto de ansiedad que perturba, 
obstaculiza el trabajo grupal. 
 13 
 Podríamos pensar que este primer momento es un tiempo de precalentamiento 
necesario para comenzar. Y esta fue la primera noción del concepto de pretarea; 
noción que derivará en concepto al capturar lo esencial del fenómeno, la estructura 
resistencial del grupo a enfrentar la tarea, sea ésta explícita o implícita. ¿Por qué? 
Porque al continuar la observación vemos que el grupo empieza a producir –entra en 
tarea-. Comienzan a articular ideas, a ordenar la secuencia expositiva, a preguntarse 
cosas. En determinado momento –sea por haber tomado conciencia de lo producido, 
lo cual suele ser paralizante; sea por el interjuego de roles, producto de los diferentes 
interjuegos entre mundo interno y mundo externo; sea por otras diferentes razones 
que elevaron el monto de las ansiedades básicas al quedar asociadas con 
determinadas fantasías inconscientes, el grupo torna a trabajar la tarea en un como 
si, o a ignorarla directamente. Esto implica que, al generarse cierta modificación en 
cuanto trabajo (lo cual implica tanto una transformación del mundo interno como 
una acción sobre el mundo externo) se produce una resistencia, que Pichon 
denomina obstáculo a la tarea. Si el obstáculo es abordado, elaborado, ésta continúa; 
caso contrario, emerge la estructuración resistencial a la que denominamos pretarea. 
 Estructuración (compatible con la definición y el concepto de Romero de 
estructura (15)) que en su nivel inconsciente tiende a transformar –en cualquiera de 
los tres supuestos básicos- una estructura triangular en una estructura dual. Bion 
plantea que, ante la revivencia de la escena primaria (constituida por las posiciones 
individuo-grupo-líder) los sujetos se defienden mediante formaciones secundarias: 
los supuestos básicos (16) (deviniendo en una estructura dual líder-grupo). En el 
concepto de pretarea que plantea Pichon-Riviere (17) se transforma el triángulo 
grupo-tarea-coordinador en la dual grupo-coordinador, anulando el lugar de 
terceridad que tiene la tarea y que, por ello, sostenemos que es estructurante del 
grupo. Lo planteado nos permite advertir que el concepto de pretarea no es un 
concepto temporal -como no lo son los supuestos básicos- sino situacional, y que 
remite a la relación con el monto de las ansiedades, las fantasías que las elevaron y su 
dificultad de elaborarlas. O sea que describiendo una secuencia temporal, toda 
reunión grupal tendrá un inicio al que denominamos apertura, un desarrollo –que 
ocupa temporalmente casi toda la reunión- y un final llamado cierre. En esta 
secuencia temporal transcurrirán momentos de tarea y otros de pretarea 
alternándose entre sí, ora primando uno, ora el otro, dependiendo del montante de 
ansiedad y la situación que ésta produce. Así, podremos dar cuenta si un grupo se 
 14 
halla en situación de tarea o de pretarea en función de las diferencias que presenta 
en relación con ciertas variables. Variables que implican la relación de los integrantes 
con las ansiedades, los obstáculos, los vínculos con el objeto de conocimiento y entre 
los sujetos cognoscentes, y las técnicas del Yo puestas en juego en cada una. 
 Respecto a las ansiedades, que pueden ser paranoides o depresivas -a las que 
Bleger añadió la ansiedad confusional, considerada por Pichon como una rápida 
alternancia de las otras dos- tanto en la pretarea como en la tarea habrá una ansiedad 
dominante. ¿Dónde está entonces la diferencia? En el monto. En la pretarea es alto, 
intolerable, obstaculizante, debiendo devenir en un monto tolerable, operativo y 
elaborable para pasar al plano propio de la tarea. Monto tolerable que no implica su 
eliminación -pues un cierto monto es instrumental, ya que un escaso monto de 
ansiedad también puede producir la situación de pretarea, pues no hay energía 
disponible para realizar la tarea- sino el aumento de la capacidad de tolerarla (18). 
 Esta ansiedad impedirá –si sus causas no son elaboradas- abordar el obstáculo;por 
lo tanto éste se actuará en la pretarea, pudiendo ser visualizado y elaborado durante 
la tarea. Ejemplifiquemos esto. Supongamos que en ese grupo de ocho, al tiempo de 
empezar a trabajar se forma una pareja. Ellos, por preservarse y preservar el vínculo, 
lo ocultan. Pero es un ocultamiento fallido, un secreto a voces apagadas. Al no 
decirse se tapan los celos, la envidia, la competencia, la exclusión, etc. Desde ya que a 
nivel inconsciente. A nivel manifiesto se meten de cabeza en la tarea… explícita, pero 
esto para no resolver la implícita: ansiedades elevadas por determinado tipo de 
fantasías inconscientes que implicaban las diferencias negadas al meterse de lleno en 
la tarea. Se vuelve a una escena dual: el grupo como un todo y la tarea negando las 
diferencias subjetivas. Obstáculo que se precipita por la aparición de las diferencias, 
develando así que la carga libidinal de los sujetos-soporte es a predominio narcisista 
en que éstas son anuladas. Obstáculo que toma la trama de la pareja negada, y con 
este negar las diferencias se niegan también los distintos aportes a la monografía, 
esterilizando el trabajo. Obstáculo que los lleva a realizar la tarea en un como si. ¿Por 
qué un como sí? Por el tipo de vínculos que se establecen según las técnicas del Yo 
puestas en juego. 
 Los vínculos con el objeto de conocimiento son, en la pretarea, o bien fragmentados 
y dilematizados -pues el unir e integrar están obstaculizados- o bien 
pseudointegrados en un abroquelamiento imposible de analizar, ya que el objeto es 
perfecto de por sí. Si se pasase a la tarea habría un pasaje fluido de la fragmentación 
 15 
del objeto a su integración y viceversa. En nuestro grupo, en la situación planteada, y 
hasta resolverla, les cuesta dejar resonar el material y preguntarse cosas, teniendo 
que repetir fielmente los textos, pues si hablan fluidamente puede aparecer alguna 
relación con la situación negada. Pero además, en la pretarea los vínculos entre los 
sujetos son disociados y divalentes, pues la ambivalencia que produce la relación 
afectiva no es reconocida por los miembros del grupo. Vínculos disociados y 
divalentes tanto hacia la pareja como respecto a los otros integrantes, y que crea 
conflictos al modificar los vínculos anteriores sin reconocerse el cambio en sí, y por 
ende sus consecuencias. Negación que apunta a un control de la situación, que es 
estereotipada, repetitiva. Que implicará toda la gama de las técnicas del Yo utilizadas 
como mecanismos de defensa inconscientes que se ponen en juego en la pretarea. 
 ¿Qué son las técnicas del Yo? ¿Por qué digo utilizadas como mecanismos de 
defensa? Porque Pichon-Riviere retrabaja el concepto kleiniano de mecanismos de 
defensa y sostiene que éstos son distintas técnicas que el Yo temprano, el Yo precoz 
del bebé, posee para poder relacionarse con el medio en el cual vive. Son técnicas de 
relación con el mundo, no de defensa de él. Le sirven instrumentalmente para ello, 
por lo cual dirá que las técnicas del Yo son instrumentales y plásticas en su origen, 
permitiéndole al bebé adaptarse activamente a la realidad. 
 Adaptación activa a la realidad (AAR) que implicará en Pichon-Riviere el concepto 
de salud; salud, lo cual merece también ciertas aclaraciones. Pues no se trata de 
adaptación a un Ideal “objetivado”, no es un criterio de ajuste del sujeto al medio y 
cuanto más ajustado mejor, lo cual implicaría la pérdida de su subjetividad, a la par 
que el medio también puede estar enfermo. Adaptación, por lo tanto, en un sentido 
que podríamos tomar como piagetiano. Adaptación como resultante del interjuego 
dialéctico de procesos de asimilación (del medio al sujeto) y de acomodación (del 
sujeto al medio) en mutua interrelación en un vínculo. Adaptación activa, donde lo 
activo no refiere ni al exitismo ni al triunfo, sino a la actividad transformadora del 
sujeto, al quehacer, al trabajo. Trabajo que está ligado como punto teórico referencial 
a Freud y a Marx. Trabajo psíquico –respecto a la pulsión-, “trabajo productivo” –
respecto a la plusvalía (¿del Otro?), y la realidad –determinante del vivir de un 
sujeto- cuyas causas están en otra escena. Realidad de la trama edípica de la cual el 
sujeto es emergente y cuyo desconocimiento lo lleva a un circuito cerrado de 
repetición, cuya película ha sido filmada en su ausencia con su presencia como actor 
principal. Realidad de un sujeto respecto a sus condiciones concretas de existencia, 
 16 
que al ser desconocidas por éste al igual que su ubicación y pertenencia a una clase, 
carece de conciencia de ella, hallándose alienado no sólo en su trabajo -lo cual es una 
situación estructural- sino más gravemente, en su ser. Realidad que, al ser 
reconocida, no sólo en sus efectos sino más bien en sus causas, posibilitará una 
transformación del sujeto, y al posicionarse éste diferente (respecto a la trama 
edípica, respecto al medio social) transformar dialécticamente dicha realidad. 
 Decía respecto a las técnicas, que el bebé utiliza diversas técnicas instrumentales, y 
que éstas son prototípicas del sujeto. Cada uno de nosotros las utiliza luego a lo largo 
de nuestras existencias. Pero cuando este repertorio instrumental es utilizado para 
evitar distintos tipos de relación o situación, en lugar de para relacionarse con el 
medio, y dado que además el sujeto tiende a utilizar siempre o casi siempre sólo 
algunas técnicas, la relación con el medio se estereotipa y empobrece, produciendo 
una adaptación pasiva a la realidad (APR). Adaptación pasiva a la realidad –
concepto de enfermedad para Pichon- que implica el uso de las técnicas del Yo en 
forma defensiva, repetitiva, siempre las mismas; siendo entonces definidas por 
Pichon como mecanismos de defensa, propias de la pretarea. 
 Tornemos al concepto de tarea, ahora enriquecidos. Ya dijimos que al plantearse 
una tarea se ponen en juego las contradicciones universales, siendo una de ellas 
denominada proyecto-resistencia al cambio. Podemos deducir ahora que la tarea nos 
ubica –más bien genera- esta contradicción, que se irá desplegando en la dinámica a 
lo largo del trabajo grupal en sucesivos interjuegos, alternando entre la pretarea, la 
tarea y el proyecto. Interjuegos de índole dialéctica, pues no se agotan en 
determinado proyecto o en su realización, ya que el proyecto actual puede ser en un 
momento posterior resistencial a un nuevo proyecto, configurándose por lo tanto 
como propio de la pretarea. Y con esto vemos la importancia del concepto de tarea, 
que Pichon-Riviere ubicará como uno de los dos principios organizadores del grupo, 
pues partiendo del interjuego necesidad-satisfacción generará la particular 
estructura que el grupo asuma. Por ello la he conceptualizado como lo estructurante 
de la estructura grupal. 
 Teniendo más claro el concepto de tarea, es hora de adentrarnos en el cómo se 
realiza ésta, lo cual nos lleva a la cuestión de la génesis, la estructura y la dinámica. 
Génesis que nos lleva a la definición -a construir- de grupo. En un principio era un 
agregado de individuos que comparten un tiempo y un espacio para algo. Dijimos 
 17 
que tendrán una tarea a realizar y lo que ocurría con ellos al iniciar ésta. Pero, ¿cómo 
la inician? Por ejemplo, ¿cómo la inicia ese grupo del que hablamos? 
 Redundancia al margen, hablando, interactuando; en resumen, comunicándose. 
¿Por qué? Porque por un lado van descubriendo que para satisfacer las necesidades 
que los convocan les es imprescindible vincularse con los otros; por otro lado, esos 
otros que están allí les generan a cada uno ansiedades que sólo pueden disminuir al 
conocerlos; tienen así una doble necesidad. Una, desde la tarea que los convoca 
(explícita), otra generada por las condiciones de realización –en grupo- de ésta (tarea 
implícita). Esta segunda necesidad, la de comunicarse con el otro y conocerlo, se 
realizacomunicación mediante; comunicación que excede lo verbal y que es propia y 
peculiar para cada grupo según su interaccionar, según lo particular y singular de su 
proceso, comunicación imprescindible para que éste se constituya… de alguna 
manera. Maneras que pueden ser diferentes, conformando distintos tipos de 
estructura según las redes de comunicación que priman en ella y que permitirán ver 
en lo manifiesto aquello cuyo efecto son, o sea efecto de las distintas defensas o 
estructuras defensivas que el grupo como totalidad arma frente a la tarea, por la 
ansiedad que ésta les causa al enfrentar a cada uno con el no saber (19). 
Comunicación que, formando distintas estructuras circula en la interacción, -o sea 
en la dinámica- produciendo en ese proceso, modificaciones. Modificaciones ligadas 
a otro proceso, el de aprendizaje, de y con el otro. Con otro, pues sin él/ellos no 
puedo aprehender el objeto de conocimiento. Del otro, pues al vincularse con él/los 
otros para aprehender al objeto de conocimiento se transforma también en objeto a 
conocer. A esto se debe que al reunirse a estudiar, a hacer esta monografía, cada uno 
de los integrantes del grupo tenga la imperiosa necesidad de conocerse con ese/esos 
otros con los que hará la tarea. La tarea, en tanto vincular, producirá modificaciones 
en el sujeto, en el objeto y en el vínculo entre ellos establecido. Aprendizaje implicará 
así un interjuego de asimilación-acomodación al/a los otros, una transformación 
mutua que se produce en todo proceso de aprendizaje. Por eso la didáctica 
pichoniana está planteada en términos de enseñaje -o unidad relacional del enseñar 
y el aprender (20)- en un ajuste permanente entre los procesos de aprendizaje y 
comunicación, que producirá cambios intersubjetivos e intrasubjetivos. 
Graficándolo: 
 
 18 
 
 
 Al adentrarnos en lo intrasubjetivo, en lo que le ocurre al sujeto en su mundo 
interno, recordemos que Pichon-Riviere reconceptualiza esto, proponiendo el 
concepto de grupo interno conformando un escenario interno con una dramática 
particular y subjetiva de cada uno. Dramática que cada uno lleva a cuestas como una 
cruz, cuya matriz se formó en el seno del grupo familiar y que fue modificándose en 
cada situación grupal en que se implicó el sujeto (21). Así, al entrar un sujeto a un 
grupo, por el impacto de lo grupal y para entrar en él, superpondrá ese grupo interno 
al grupo externo, intentando que este último se adecue al primero. Intento válido 
como primera aproximación –y única forma inicial posible-, correlativa al hecho de 
que cada individuo del agregado allí presente procede de igual manera. Esta es la 
conceptualización de Pichon-Riviere de transferencia, definida como la adjudicación 
de roles inscriptos en el mundo interno –constituido como grupo interno- de cada 
uno de los demás integrantes, asumiendo uno el contrarrol correspondiente. Hablo 
de contrarrol pues lo que determina una posición es la existencia de la otra; 
contrarrol obvio, obviado en general. Pues es el mismo acto de hacer hijo a un sujeto 
que constituye a otro en padre, y viceversa. Otro tanto ocurre con el líder y los 
liderados, tema que abordaremos luego. 
 Volvamos a la dramática interna de uno de esos integrantes del grupo que 
observamos, y que transfiere determinados roles; por ejemplo de un padre protector, 
 19 
una madre cálida, dos hermanos mayores y uno menor, una tía cercana, una abuela 
polémica. Habrá una demanda de roles a los otros, que paralelamente harán otro 
tanto con su grupo interno. Allí donde se adecuen adjudicación y asunción calzarán 
como un zapato en su horma, y si el calce es perfecto creará situaciones de fijeza, de 
estereotipia si con el tiempo no son modificadas. Así se irá dando un activo 
interjuego de asunción -por parte de cada uno- y adjudicación -de cada uno en los 
otros- de los roles que circulan. Roles que implican en un primer momento un 
desencuentro y un reencuentro. Desencuentro con el otro concreto del aquí y ahora, 
reencuentro con los personajes del mundo interno. Reencuentro que -trabajo 
mediante- tenderá a producir un encuentro con ese otro al correrse ese aspecto 
transferencial, pudiendo relacionarse un poco más con ese otro concreto. 
 En este proceso el otro empezará a tener una representación mía y viceversa; y con 
cada uno de los otros ocurrirá lo mismo, sin quitar nunca del todo lo transferencial 
en juego. Cada uno de los otros será el otro del mundo interno y el otro de afuera en 
dialéctico interjuego. A medida que esto ocurre van a ir construyendo una 
representación de ese otro, representación interna que se producirá a lo largo de un 
proceso en el que se van dando cuenta que ese otro es otro, distinto del de su mundo 
interno, posibilitándose a partir de allí modificarlo e incorporarlo como tal, como 
otro. Lo mismo le ocurre al otro con cada uno, surgiendo lo que Pichon-Riviere 
denomina mutua representación interna (MRI), o sea la representación que tengo en 
mi mundo interno del otro y la que el otro tiene de mí. 
 ¿Cómo ocurre esto? De acuerdo a mis necesidades y a lo que ocurra en el 
encuentro con los otros; a que el otro gratifique o frustre, asuma o no, total o 
parcialmente, los roles por mí adjudicados, y el cómo los interjuegue. Cómo se 
interjueguen entre sí todos y cada uno con cada uno de los otros. Por esto Pichon-
Riviere dirá que la MRI -junto con la tarea- son los principios organizadores del 
grupo. MRI que se estructurará como producto de las relaciones transferenciales que 
se produzcan en el grupo. 
 Propongo por esto situar a la transferencia como lo estructurante de la dinámica 
grupal. Relacionando los organizadores pichonianos con el modelo formal abstracto 
de Romero, considero que tanto la estructura como la dinámica se producen a partir 
de un disparador, al que denomino lo estructurante. Tomando la definición de 
Romero de estructura (15), considero lo estructurante como aquel elemento que 
posiciona, que produce forzosa, invariante, necesaria y universalmente 
 20 
posicionameintos, que es la razón de ser de determinada estructura y de 
determinada dinámica. Así, conceptualizo a la tarea como lo estructurante de la 
estructura, deviniendo los supuestos básicos como efecto defensivo de la misma. Y 
como lo estructurante de la dinámica ubico a la transferencia, pues es a partir de ella 
que se posicionan los sujetos en la dinámica latente, constituyendo el entramado de 
la MRI y las relaciones objetales propias de ese grupo. 
 
 Y será esta adecuación de la MRI que modelará la pertenencia al grupo, a ese 
grupo. Concepto de pertenencia ligado al de identificación. En tanto reconozco al 
otro como otro, podré integrarme con él, posibilitando el pasaje de la afiliación a la 
pertenencia. Estas dos formas refieren a distintos grados de integración al grupo, del 
grupo en sí y respecto a la tarea, siendo verificables en un grupo en el pasaje que se 
produce de un yo a un nosotros, en el compromiso con la tarea y el proyecto. 
Enfatizo pertenencia ligada y referida a la tarea, no a secas, que estaría más ligada a 
un ser que a un hacer, a un dar identidad más que a un producir, deviniendo en 
estereotipia (situación ligada al narcisismo). Esto se irá dando en un interjuego entre 
la MRI y la contradicción N-S y su pasaje de necesidades individuales y en común a 
necesidades comunes, pudiendo devenir otra contradicción universal planteada en 
los grupos, llamada sujeto-grupo, que toma las formas de mundo interno-mundo 
externo, o bien yo-otros, en formas iniciales polarizadas (dilemáticas) o masificadas 
(confusionales). 
 ¿Por qué sitúo esta contradicción sujeto-grupo entre la MRI (ligada al vector 
pertenencia) y la contradicción N-S? Pues es el viejo problema del narcisismo; 
implica la renuncia o no al narcisismo individual (polo de la N-S individual, polo del 
sujeto) en pro del narcisismo grupal(polo de la N-S comunes, polo del grupo) que a 
su vez interjuega en masificar dicha N-S, masificar al grupo en una identificación 
especular, narcisista (22), en que no puede haber diferencias, donde lo heterogéneo 
es rechazado. Resolver esta contradicción implicará aceptar lo heterogéneo como 
necesario y molesto a la vez (23); necesario por ser la posibilidad de producir algún 
cambio; molesto justamente por eso, por ser un cuestionamiento a mi identidad, al 
tener que aceptar la diferencia. Graficándolo: 
 21 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Retomando la contradicción sujeto-grupo, vemos que si un grupo se estereotipa en 
uno u otro polo de la misma, obstaculiza el desarrollo de la tarea, pues –a causa de 
esta no resolución- no se pueden desplegar plásticamente roles complementarios. 
Esto nos sitúa en analizar el interjuego de roles desde el vector cooperación (24). 
Cooperación será la capacidad que tiene un grupo de desplegar roles 
complementarios y no suplementarios; roles que se articulen con los contrarroles 
correespondientes, agregando que éstos sean situacionales y rotativos, con el menor 
grado de estereotipia posible, permitiéndonos leer no sólo la existencia o no de la 
cooperación en sí, sino además los diferentes niveles y formas de ésta, desarrollados 
 22 
por un grupo respecto a la realización de la tarea propuesta. O sea el interjuego entre 
la cooperación y la competencia que un grupo despliega en los roles que sus 
integrantes asumen. ¿Y a qué roles me refiero? 
 Pichon-Riviere nos hablará de los roles de: líder, chivo emisario, saboteador y 
portavoz. Por los motivos antes expuestos acerca de que un rol implica 
obligatoriamente un contrarrol agregaremos los roles de liderado, chivador y 
cómplice, y añadiremos además el rol de disidente (25). 
 Veamos que implican: el líder es aquel que impulsa y organiza la acción tendiente a 
la realización del proyecto, y que será el depositario de lo bueno para los otros 
integrantes del grupo; dado que es un concepto situacional, éste puede rotar, 
habiendo además distintos liderazgos según los vectores: líder de pertinencia, de 
comunicación, de pertenencia, de cooperación, de aprendizaje y de telé (26). Los 
liderados, también llamados seguidores, son los depositantes de lo bueno en el líder; 
depositación que determinará su accionar en el grupo. El chivo emisario (27) es el 
depositario de lo malo, de los aspectos negativos que otros integrantes –los 
chivadores- depositan en él; y si esos aspectos deben ser mantenidos a distancia 
extremando la disociación éste puede ser expulsado con la fantasía que con él se irán 
también esos aspectos que –como son propios de los integrantes- desde ya vuelven a 
aparecer. El saboteador o líder de la resistencia al cambio es aquel que asume un 
liderazgo negativo respecto a la realización de la tarea; y como hablamos de liderazgo 
tendrá que ser apoyado por otros, que jugarán el rol de cómplices. El portavoz es 
aquel que, enunciando algo que le sucede a él y sin saberlo conscientemente, 
denuncia al enunciar lo propio lo que acontece en el grupo; o sea que enuncia por su 
historia personal -por lo que Pichon-Riviere llama verticalidad- lo que acontece en la 
horizontalidad, o sea, en el aquí y ahora grupal. Es interesante agregar el rol de 
disidente, que es aquel que, tendiendo al proyecto no asumió el liderazgo del grupo. 
Disidente que difiere del chivo (pues no es el depositario de lo malo) y del saboteador 
(pues no apunta a la resistencia al cambio). Cabría agregar que tiende a ser ubicado 
en estos lugares por el líder vigente -devenido en resistente al cambio y, por lo tanto, 
saboteador de la tarea- con el fin de preservar su liderazgo. 
 Con el último vector mencionado completamos lo que Pichon-Riviere crea como 
instrumento para la lectura y evaluación de un proceso grupal, que es el esquema del 
cono invertido, cuyo eje es la tarea y que está compuesto por los seis vectores ya 
mencionados: pertenencia, cooperación, pertinencia, comunicación, aprendizaje y 
 23 
telé, a ser leídos cada uno de ellos en relación a la tarea. Pichon-Riviere sostiene que 
van de lo manifiesto a lo latente, por lo cual la lógica que los ordena es descendente; 
si hay un conflicto en un nivel habrá que buscar las causas en el inmediato superior 
(por ejemplo, ante un conflicto con la telé revisar el vector aprendizaje, si éste se 
produjera en la cooperación indagar en afiliación-pertenencia). Ubicando los 
conceptos en nuestro esquema: 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Organizadores TAREA 
 MRI 
 
 Y va siendo hora de ir dando respuesta a preguntas que dejamos en el camino. 
Volvamos por lo tanto a ellas, enriquecidos. Entonces, ¿qué es un grupo para Pichon-
Riviere? Pregunta que más que un punto de partida vacío de contenido, es un punto 
de llegada, un concepto al que arribamos por haberlo ido construyendo. Grupo para 
Pichon-Riviere es un “conjunto restringido de personas que ligadas por constantes 
 24 
de tiempo y espacio y articulados por su mutua representación interna se proponen, 
en forma explícita o implícita, una tarea que constituye su finalidad, interactuando a 
través de complejos mecanismos de asunción y adjudicación de roles” (28). 
“Conjunto restringido de personas” remite al pequeño grupo en el cual las relaciones 
son cara a cara; que se hallan ligados por “un tiempo y un espacio”, lo cual es 
condición necesaria mas no suficiente para poder definir la existencia de un grupo 
como tal (relacionado esto con el primer criterio de Romero (29)); y continúa 
“articulados por su mutua representación interna”, lo cual alude tanto a la 
representación del otro como al lazo que me une a él, o sea, el lazo identificatorio, y a 
la representación del grupo como un todo (segundo y tercer criterio de Romero 
(30)); y agrega la finalidad, el objetivo del grupo, a lograr mediante la tarea –explícita 
o implícita- a partir de la cual el grupo se constituirá, generando una particular 
dinámica, cuya interacción estará determinada por el interjuego de adjudicación y 
asunción de roles. 
 ¿Y cuándo será grupo? Para Pichon-Riviere al verificarse la existencia de ambos 
organizadores: la tarea y la MRI, por lo cual si bien el proceso grupal comienza en la 
primera reunión, el grupo como tal no existe hasta no producirse la coexistencia de 
ambos organizadores. 
 Y cómo será dicho grupo? Para responder esto tendremos que tomar cada vector 
del cono invertido y hacerlo jugar en los distintos momentos del proceso, 
interactuando con los otros en relación a la tarea a fin de indagar y comprender 
dicho proceso. 
 Y algo más; ¿cómo irá siendo? Irá siendo al producirse el movimiento de lo 
explícito a lo implícito, al irse desenvolviendo las distintas contradicciones 
universales con la particular trama de ese grupo, trama que remite como motor al 
conflicto. Conflicto que se desplegará en el existente, elevando las ansiedades básicas 
y obstaculizando la tarea. Esto hará necesario un movimiento, un dar cuenta de lo 
latente que generó aquello que obstaculiza, produciendo una modificación; lo hasta 
entonces latente aparecerá para ser trabajado, emergerá y devendrá luego en un 
nuevo existente en el que surgirá otro obstáculo provocando un nuevo movimiento 
interpretativo que dé cuenta de lo obstaculizante posibilitando la emergencia de lo 
latente y su elaboración al emerger, y así sucesivamente. Este movimiento se 
producirá en todo grupo, en mayor o menor medida, según su operatividad. 
Operatividad como adjetivo, a diferenciar de lo que Pichon-Riviere denomina 
 25 
“técnica de grupo operativo” (31). Operatividad que dependerá en gran medida de la 
existencia en el grupo de miembros que puedan asumir adecuadamente la función 
interpretante, la cual en la técnica de grupo operativo es tareadel coordinador (no 
excluyendo que los integrantes puedan desempeñarla). Este movimiento descripto 
(existente, movimiento interpretativo, emergencia de lo nuevo elaborado) al 
producirse en un grupo coordinado según la técnica de grupo operativo, constituye 
lo que Pichon-Riviere denominó unidad de trabajo (32), regulando ese ir siendo del 
que hablábamos, en función de la tarea. La unidad de trabajo implica una lógica -
más allá de una mera secuencia temporal- para analizar el proceso grupal. Lógica que 
contiene tres movimientos: El existente, la intervención y el emergente (32), que 
permite comprender cómo el grupo va resolviendo –o no- los obstáculos que se le 
van presentando al realizar la tarea, acorde a la técnica de grupo operativo. ¿Y qué es 
lo específico de la técnica de grupo operativo? 
 Pregunta que nos conduce a jerarquizar un concepto central (a), que hace a la 
esencia de la técnica de grupo operativo, y algunos conceptos que son también 
específicos del mismo (b, c, d, e, f): 
a- Grupo centrado en la tarea, sea ésta de aprendizaje, terapéutica, de investigación, 
de prevención, etc. Grupo centrado en la tarea que se diferencia tanto de los 
grupos centrados en el individuo (desconociendo la situación grupal) como de 
los grupos centrados en el grupo (que consideran a éste como una totalidad). 
Grupo centrado en la tarea significa mantener una situación triangular -regida 
por el Ideal del Yo (donde se ubica la tarea)- formado por la relación sujeto-
grupo-tarea. En esta relación se articulará la verticalidad de cada uno –la historia 
individual de cada uno, lo que cada uno trae- con la horizontalidad –el aquí y 
ahora grupal–, abordándose a través del grupo –tomado como instrumento- la 
tarea. Tarea que abarca su propia realización, los problemas que ésta produce y 
las tareas de aprendizaje que conlleva trabajar los problemas personales 
relacionados con la tarea. 
b- Existencia de un encuadre que implica tiempo, espacio y roles prescriptos, y por 
ende, tareas diferenciadas. Roles prescriptos –o sea que no son emergentes del 
grupo- que en la técnica de grupo operativo son el rol de coordinador, observador 
y de integrante. La tarea del coordinador –llamado también por Pichon-Riviere 
copensor- es el retrabajo con los obstáculos respecto de la tarea, planteándose 
“como finalidad crear –siempre en interacción- condiciones (33) para el 
 26 
desarrollo de procesos de progresivo esclarecimiento, insight y elaboración, 
visualización y resolución de contradicciones. O sea, aperturas hacia el 
aprendizaje como transformación interna y externa” (34). Trabajará para ello con 
los “mecanismos de adjudicación y asunción de roles, sin actuarlos, 
interpretando el sentido de lo transferencial, de la reedición, en el aquí y ahora 
del grupo, de deseos, fantasías y modelos de relación inscriptos en el mundo 
interno de los integrantes” (35), que obstaculizan en el aquí y ahora la tarea 
grupal. La función del observador “consiste en recoger todo el material, 
expresado verbal y preverbalmente en el grupo, con el objeto de realimentar al 
coordinador, en un reajuste de las técnicas de conducción" (36), al retrabajar 
luego con éste la crónica tomada en lo mediato (37). Y los integrantes tendrán a 
su cargo la realización de la tarea, tanto la explícita como la implícita. 
c- El trabajo con los obstáculos que producirán situaciones dilemáticas y 
estereotipadas, producto de la resistencia al cambio causada por el aumento del 
monto de las ansiedades básicas (paranoide y depresiva) generadas por la tarea. 
d- Develamiento tanto de lo latente como de lo implícito (38), en un pasaje desde lo 
manifiesto y lo explícito, en sucesivas unidades de trabajo, en función de el/los 
portavoces, a ser leído tanto en lo horizontal como en lo vertical, respecto a la 
tarea. O sea explicitar lo implícito en el punto de urgencia en el que –por la 
vecindad entre lo explícito y lo implícito- el señalamiento o la interpretación toca 
la fuente de la resistencia, posibilitando el insight. 
e- Grupo formado lo más heterogéneamente posible en su constitución (que 
implicará la riqueza de las diferencias y la diferencia propia del interjuego de 
asunción y adjudicación de roles) y lo más homogéneo respecto a la tarea (39). 
f- Lectura e interpretación desde un E.C.R.O., lo cual implicará una estrategia, una 
táctica, una técnica y una logística. 
 
 Decía al inicio de estas hojas que introducirlos en el pensamiento de un autor tiene 
sus complicaciones. Y he aquí que cerrar esta introducción es también complicado, 
pues pretendiendo que sea justamente una introducción más valdría dejarlo abierto. 
Por ello, más que como cierre como reapertura, citaré las palabras de Pichon-Riviere 
al preguntársele acerca de lo que más a fondo sabía de su vida: “Que he estado en la 
tierra realizando una tarea concreta. Esto ha sido mi vida: una praxis permanente y 
en movimiento espiral” (40). 
 27 
 
 
 
 
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Y NOTAS 
 
 
1- Este trabajo fue publicado por el CEP (Centro de Estudiantes de Psicología) de 
1990 a 1992 y de 2000 a 2003, y por Tekné S.R.L. de 1992 a 2000 como material 
de la cátedra “Teoría y Técnica de Grupos”, cát. II de la Facultad de Psicología de 
la Universidad de Buenos Aires. La versión original es del año 1990, tuvo 
modificaciones realizadas en 1992 y nuevos cambios en la versión actual. 
2- Pichon-Riviere, E.: “El proceso grupal”, Ed. Nueva Visión, Bs. As., 1982 (pág. 
207). 
3- Pichon-Riviere, E.: “El proceso grupal”, Ed. Nueva Visión, Bs. As., 1982 (pág. 
205). 
4- Para profundizar el concepto de necesidad y sujeto del deseo: Freud, S.: “Tres 
ensayos de teoría sexual”, Ed. Amorrortu, Argentina, 1984; y Laplanche, J.: “Vida 
y muerte en psicoanálisis”, Ed. Amorrortu, Argentina, 1987 (cáp. I). 
5- Para ampliar sobre una posible articulación entre psicoanálisis y el concepto del 
materialismo dialéctico de ideología, leer: Hornstein, L.: “Teoría de las ideologías 
y psicoanálisis”, Ed. Kargieman, Bs. As., 1973. 
6- Esto remite a la concepción sartreana de la formación grupal, en el pasaje de la 
serie al grupo, en el interjuego constante y dialéctico de la contradicción entre la 
dispersión y la fusión. Para ampliar el concepto: Sartre, J. P.: “Crítica de la razón 
dialéctica”, Ed. Losada, Bs. As., 1963; Y Lapassade, G.: “Grupos, organizaciones e 
instituciones”,Ed. Gedisa, México, 1985. 
7- Respecto al trabajo de transformación del dilema en problema, y cómo tender a 
su integración, se plantea una técnica de trabajo con las polaridades en: Guzmán, 
C. y Klein,R.: “Polaridades en Gestalt: hacia una teorización con consecuencias 
clínicas”, publicado en Enfoque Gestáltico (publicación de la Asociación 
Gestáltica de Buenos Aires), año VI, Nº 21, Primavera 2002. 
8- Siguiendo el desarrollo iniciado por Freud (ver nota 4), Ana Quiroga plantea las 
ideas pichonianas del pasaje de sujeto de la necesidad a sujeto de la 
 28 
representación, diciendo: “Es desde su condición de sujeto de la necesidad y en el 
proceso relacional de satisfacerlas, que el hombre se transforma en el sujeto de la 
representación, sujeto de las significaciones sociales, en síntesis sujeto humano”, 
en: “Enfoques y perspectivas en psicología social”, Ed. Cinco, Bs. As., 1987 (Pág. 
88). 
9- P. de Quiroga, A.: “Enfoques y perspectivas en psicología social”, Ed. Cinco, Bs. 
As., 1987 (pág. 21). 
10- D. Anzieu, en su libro “El grupo y el inconsciente” (Ed. Biblioteca Nueva, Madrid, 
1978), plantea que “el grupo es experimentado por cada uno como un espejo de 
múltiples facetas” (pág. 152), y que “el espejo está roto en varios trozos que 
devuelven imágenes desfiguradas y diferentes” (pág. 143). 
11- Moreno sostendrá que la telé se producirá al correrse el aspecto transferencial. 
Para ir a la fuente: Moreno, J. L.: “El psicodrama”, Ed. Hormé, Bs. As., 1987. Una 
ampliación de estaproblemática en “Una vuelta de tuerca a las relaciones entre 
telé y transferencia”, en este mismo libro. 
12- Sobre la importancia del concepto de tarea, ver en este mismo libro: “Juguemos 
en el grupo mientras la tarea no está ¿Tarea estás? (O a la búsqueda del concepto 
perdido: la tarea en Pichon-Riviere)”. 
13- Este desarrollo figura en el libro de Romero, R.: “Grupo, objeto y teoría”, Ed. 
Lugar, Argentina, 1987, al referirse al criterio intrasubjetivo para definir el hecho 
grupal. 
14- Para el desarrollo de este concepto, leer: “La concepción del sujeto en el 
pensamiento de Enrique Pichon-Riviere. Fundamentos para una psicología 
definida como social” en el libro de P. de Quiroga, A.: “Enfoques y perspectivas 
en psicología social”, Ed. Cinco, Bs. As., 1987. 
15- Estructura definida como una “malla de posiciones, de relaciones entre las 
posiciones” (pág. 141), denominando posición a toda ““relación de relaciones”, 
relaciones forzosas, necesarias, universales, invariantes que hacen a la estructura 
ser lo que es” (pág. 135) según el concepto planteado por Romero, R. en: “Grupo, 
objeto y teoría”, Ed. Lugar, Argentina, 1987. 
16- Ver en Bion, W. R.: “Experiencias en grupos”, Ed. Paidos, España, 1980. 
17- La diferencia entre la teorización bioniana (de grupo de trabajo y grupo de 
supuesto básico) y el planteo de Pichon-Riviere (situación de tarea y de pretarea) 
es que los primeros son coexistentes -pues son dos niveles de funcionamiento 
 29 
psíquico presentes siempre ambos en todo grupo, con predominio de uno o del 
otro- mientras que los segundos se oponen y si el grupo está en una situación no 
se halla en la otra y viceversa. 
18- G. Jasiner –retomando planteos de M. Klein- advierte que el objetivo de trabajar 
la ansiedad es “lograr no su eliminación sino la capacidad para tolerarla. Elaborar 
la ansiedad entonces no es acabar con ella, sino “para enfrentar mejor las 
situaciones conflictivas potencialmente productoras de patología””, en Jasiner, G. 
& Woronowski, M.: “Para pensar a Pichon” Ed. Lugar, Bs. As., 1992 (pág. 128). 
19- Este desarrollo está basado en el modelo formal abstracto de Romero, R: “Grupo, 
objeto y teoría”, Ed. Lugar, Argentina, 1987, en el cual la comunicación –
planteada como estructural- se halla en la estructura manifiesta, siendo 
determinada por la estructura latente, desde la estructura de supuestos básicos 
bioniana. 
20- Citando a Bleger, J.: “… no se trata sólo de aprender en el sentido limitado de 
recoger información explicitada, sino de convertir en enseñanza y aprendizaje 
toda conducta y experiencia, relación o quehacer. Aprendizaje y enseñanza están 
tan solidariamente relacionados que, con frecuencia, en los grupos operativos que 
se ocupan de este tema se acuñó un neologismo, que primero apareció como 
lapsus, y que integra ambos términos: Enseñaje”. En: “Temas de psicología 
(Entrevista y grupos)”, Ed. Nueva Visión, Bs. As., 1971 (pág. 60/1). 
21- El grupo interno coincide en el momento de constituírse con la representación 
precursora de grupo de Romero. Difiere de ésta en que en cada nueva entrada a 
un grupo, el grupo interno se modifica, mientras que la representación 
precursora de grupo –condición necesaria de posibilidad de entrada de un sujeto 
a un grupo- permanece inalterable durante la vida del sujeto. Para ampliar estos 
conceptos, Romero, R: “Grupo, objeto y teoría”, Ed. Lugar, Argentina, 1987, (cáp. 
III, punto 1.c) y Klein, R.: “Rastreando la representabilidad del grupo en los 
albores de un sujeto”, Revista Campo Grupal, año 3, Nº 24, Bs. As., junio de 
2001. 
22-Identificaciones imaginarias que son prototípicas del inicio grupal -según D. 
Anzieu- si logran los integrantes enfrentar al fantasma de rotura, y que podrán 
advenir a transformarse en identificaciones simbólicas, trabajo de por medio. 
Para ampliar: Anzieu, D.: “El grupo y el inconsciente”, Ed. Biblioteca Nueva, 
Madrid, 1978. 
 30 
23-Esto implica la conceptualización de Anzieu acerca del pasaje de la isomorfia a la 
homomorfia y la explicación de por qué cae el fantasma individual, y luego la 
imago, como organizadores de la fantasmática grupal. De todas maneras, aún 
primando el tercer organizador, seguirá existiendo la contradicción dialéctica 
sujeto-grupo. Anzieu, D.: “El grupo y el inconsciente, Ed. Biblioteca Nueva, 
Madrid, 1978. 
24-Este vector se denominó inicialmente cooperación-competencia, y su origen se 
halla en los desarrollos de los colaboradores de Kurt Lewin. Una excelente 
descripción del desarrollo lewiniano se halla en Romero, R.: “Grupo, objeto y 
teoría”, vol. II, Ed. Lugar, Bs. As., 1992 (cáp. IV, punto 6). 
25- Una revisión de los roles teorizados por Pichon-Riviere se halla en : “Una 
reconceptualización de los roles pichonianos (Tecnicamente conocido como: 
Dinamizando la tarea: el rol del disidente)”, en este mismo libro. 
26-Pichon-Riviere tomará también la clasificación de los tipos de liderazgo de la 
escuela lewiniana según los trabajos de White, R. y Lippit, R.: líder democrático, 
autocrático y laissez-faire (ver en Cartwright & Zander: “Dinámica de grupos: 
investigación y teoría”, Ed. Trillas, México, 1971). A éstos le agregará el liderazgo 
demagógico, definido como aquel lobo con piel de cordero, que mostrándose 
como democrático es profundamente autocrático, y que, por no dejar que esto se 
note cae finalmente en un liderazgo laisse-faire. 
27- El concepto de chivo emisario es tomado del texto bíblico. El “Levítico” diferencia 
dos modalidades diferentes de chivato. Una, descripta como chivo expiatorio, en 
la cual el macho cabrío es sacrificado a Jehova para expiar los pecados; otra, en la 
cual un segundo chivo es destinado a Azazel, describe cómo se le ponía en la 
cabeza del animal todas las iniquidades, rebeliones y pecados –lo malo en 
términos kleinianos-, expulsándolo luego al desierto, con la creencia –propia del 
pensamiento mágico- de que aquello que era depositado en él desaparecería del 
depositante. Para ampliar, ver en la Biblia “Levítico”, XVI. 
28- P. de Quiroga, A.: “Enfoques y pespectivas en psicología social”, Ed. Cinco, Bs. 
As., 1987 (pág. 78) 
29-Ver criterio interaccional de Romero, R. en el libro: “Grupo, objeto y teoría”, Ed. 
Lugar, Argentina, 1987 (cáp. III, punto 1.a). 
30- Ver criterios intersubjetivo e intrasubjetivo de Romero, R. en el libro: “Grupo, 
objeto y teoría”, Ed. Lugar, Argentina, 1987 (cáp. III, puntos 1.b y 1.c). 
 31 
31- Me resulta fundamental resaltar la diferencia entre el adjetivo “operativo” y la 
“técnica de grupo operativo” en tanto técnica de coordinación y observación de 
grupos. Para ampliar: Woronowsky, M. “¿Tiene vigencia el grupo operativo?” en 
el libro “Para pensar a Pichon”, Ed. Lugar, Bs. As., 1992 y Klein R.: “Juguemos 
en el grupo mientras la tarea no está. ¿Tarea estás? (O a la búsqueda del concepto 
perdido: la tarea en Pichon_Riviere)” en este mismo libro. 
32-El planteo original de la unidad de trabajo de Pichon-Riviere está compuesto por 
el emergente-interpretación-nuevo emergente. O. Bricchetto propuso modificarlo 
planteando la siguiente diferencia: existente-intervención-emergente. Esta surge 
de sostener que lo que se manifiesta originalmente es lo que hay, o sea el 
existente; Si la tarea en éste se estereotipa se hará necesaria una modificación 
para que el grupo continúe la realización de la misma, lo cual implicará un 
movimiento del coordinador que no siempre será una interpretación, dado que 
puede operar mediante un señalamiento, una construcción, una propuesta de 
una técnica de acción, etc. El resultado de la misma –si ésta es operativa- 
producirá una modificación del existente, emergiendo lo latente que 
obstaculizaba la tarea, para que –al ser trabajado- ésta continúe. Una descripción 
y análisis dados por este autor, en: Bricchetto, O.: “Metáfora lúdica”, Ed. 
Corregidor, Bs. As., 1999. 
33-Me parece una clarademarcatoria de aguas respecto a cómo pensar la tarea del 
coordinador, la diferencia de posicionamiento de éste entre aquel que desarrolla 
los procesos del que crea condiciones de posibilidad para la realización de los 
mismos. 
34-P. de Quiroga, A.: “Enfoques y perspectivas en psicología social”, Ed. Cinco, Bs. 
As., 1987 (pág. 155). 
35- P. de Quiroga, A.: “Enfoques y perspectivas en psicología social”, Ed. Cinco, Bs. 
As., 1987 (pág. 157). 
36-Pichon-Riviere, E.: “El proceso grupal”, Ed. Nueva Visión, Bs. As., 1982 (pág. 
153). 
37- Es interesante pensar este rol desde el planteo que al respecto hace Pacho 
O´Donnell desde la perspectiva de la escuela de terapia grupal de los Lemoine, 
como “garante de lo simbólico, punto fijo, terceridad que no solo para los 
pacientes, sino para el otro terapeuta funciona como contención de tentaciones 
 32 
narcisísticas…”, planteado en el prólogo del libro de Lemoine, G. Y P.: “Jugar, 
gozar”, Ed. Gedisa, barcelona, 1980 (pág. IV) 
38- En su ficha “Relaciones entre lo manifiesto y lo latente en los grupos 
operativos”, Ed. Cinco, Bs. As., Leonardo Schvarstein trabaja las articulaciones 
entre lo manifiesto, lo explícito, lo consciente, lo latente, lo implícito y lo 
inconsciente, precisando cada término. 
39-Es por este motivo que no se forman los grupos terapéuticos incluyendo en ellos 
sujetos neuróticos y sujetos psicóticos, pues si bien habría mayor riqueza 
respecto a la diferencia en la constitución grupal (heterogeneidad), nos 
hallaríamos frente a dos tareas opuestas; construir la ilusión grupal y la 
representación-grupo, en el grupo constituído por sujetos psicóticos; producir la 
caída de dicha ilusión y la transformación respecto a la representación-grupo en 
el grupo constituído por sujetos neuróticos, para que puedan aparecer las 
diferencias intrasubjetivas, y los posicionamientos y reposicionamientos tanto 
intersubjetivos como intrasubjetivos. Este tema se replantea en “Juguemos en el 
grupo…” (op. cit) en este mismo libro. 
40- Zito Lema, V.: “Conversaciones con Enrique Pichon-Riviere sobre el arte y la 
	PRAXIS GRUPAL SEGUN PICHON-RIVIERE (1)
	REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Y NOTAS

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