Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
1 PRAXIS GRUPAL SEGUN PICHON-RIVIERE (1) Situarme en la tarea de introducirlos en el pensamiento de un autor tiene sus complicaciones. ¿Qué jerarquizar de éste? ¿Cómo no traicionar su letra? O aún más profundamente, su pensamiento. ¿Y para qué y para quién escribo? Esto último me centra en la tarea. Concepto central en Pichon-Riviere. Tarea que implica ubicarme en la necesidad de Uds. en tanto futuros profesionales, ante la futura posibilidad de estar ante un grupo y trabajar con él. Con él, en él, en distintas tareas: didácticas, terapéuticas, de investigación, etc. Pensando en ello empezaré por darles una aproximación acerca de los autores que nutren el pensamiento de Pichon, para centrarme luego en sus aportes respecto a lo grupal, en particular su conceptualización acerca de la lectura de la dinámica que se produce en los grupos. En torno a este eje iremos desarrollando ciertos conceptos que considero necesarios puntualizar para entender su pensamiento. Hablar de los autores que nutren el pensamiento de Pichon-Riviere, las fuentes donde abreva su teoría y que constituirá lo que él denomina E.C.R.O. nos conduce al concepto de epistemología convergente. Esto es una epistemología constituida por una multiplicidad de disciplinas, heterogéneas entre sí, y que convergen en el objeto a estudiar, o sea que son homogéneas en la tarea a desarrollar, lo cual no significa indiscriminación entre los conceptos provenientes de distinta fuente. Dichas fuentes son: "el materialismo dialéctico, el materialismo histórico, el psicoanálisis, la semiología y las contribuciones de quienes han trabajado en una interpretación totalizadora de las relaciones entre estructura socioeconómica y vida psíquica"(2). Abrevará así en autores como Freud, M. Klein y Fairbain (psicoanálisis), el materialismo de Marx, la noción de obstáculo de Bachelard, los desarrollos acerca del rol y del otro generalizado de George Mead, la concepción de Lewin del grupo como campo dinámico de fuerzas y los desarrollos de lo grupal de Sartre. Me circunscribo a una mera enunciación de las fuentes que el lector podrá profundizar en los respectivos autores. Estas fuentes formarán el río que Pichon-Riviere llamará su E.C.R.O. o sea un Esquema Conceptual Referencial y Operativo, caracterizado como un "conjunto organizado de nociones y conceptos generales, teóricos, referidos a un sector de lo 2 real, a un universo del discurso, que permite una aproximación instrumental al objeto particular concreto"(3). E.C.R.O. en el que se desarrollan -entre otros- conceptos acerca de lo grupal que nos permitirán dar cuenta de determinados fenómenos que se producen en los grupos, a la vez que nos instrumenta para poder conceptualizarlos y operar en dicho campo: el grupo. Hemos arribado, verán que bastante rápidamente, a esto: el grupo. Pero, ¿será este el punto de partida o de llegada? Veamos; ¿Qué es un grupo? ¿Qué lo constituye como tal? Palabra cotidiana, usada, casi gastada. Puro grupo. ¿Puro? Y ya acá aparece la ilusión. ¿Grupo? ¿A qué nos referimos? Por ello, y para ser coherente con la propuesta pichoniana de praxis, los invitaré a pasar a un grupo, a entrar en uno para repensar así los fenómenos que se producen en el campo de lo grupal y teorizarlos paralelamente. Adelante pues, bienvenidos. Y me permito una breve reflexión acerca de esta invitación. Los invité a entrar a un grupo, y no hemos aclarado aún de que se trata esto. Pero Uds. me entienden. En realidad me sobreentienden, ya que entienden más de lo que yo digo al no quedar clara esta cuestión. O sea que probablemente me malentienden. Primer efecto de este campo de lo grupal. Cada uno de ustedes, además, entiende esta invitación. Pero, ¿es la misma invitación para todos? ¿A cada uno le remite a igual grupo? Breve reflexión que nos lleva a la existencia de múltiples grupos (más aún de las personas que me leen), aún antes de entrar a él. ¿Y por qué entran? Pregunta que nos haremos ahora respecto a los integrantes de ese grupo, al que nos referiremos de aquí en adelante y que, invisiblemente para ellos, observaremos. ¿Y por qué entran? ¿Quiénes? Esos ocho que están ahí, alumnos de una comisión de psicopatología, que tienen una monografía que realizar. Son cinco mujeres y tres hombres, de entre 25 y 35 años. ¿Y por qué entran? Por algo están, por algo han aceptado reunirse, cierta necesidad los lleva a ello. Necesidad que intentarán satisfacer. Aprender, aprobar, polemizar, investigar, etc.; cada uno pondrá las suyas en juego, planteando en esta primera interacción una contradicción que se plantea universalmente en los grupos, entre la necesidad y la satisfacción, de naturaleza dialéctica y propia de cada uno de los integrantes. Necesidad. Concepto a aclarar, buceando en sus fuentes y en su desarrollo. Necesidad que surgirá inscripta en el circuito de la demanda -única forma en que 3 puede aparecer salvo en el infans- y que implica y complica al deseo que pulsa (4). Punto espinoso en Pichon-Riviere, pues acá tratará de articular el sujeto del psicoanálisis con el sujeto del materialismo dialéctico (5). Sujeto que en Freud aparece como sujeto del deseo, leído en Klein como sujeto del instinto –por lo tanto de la necesidad- articulable con el sujeto de la necesidad de Marx en tanto sujeto emergente de las relaciones sociales de producción, tanto sujeto productor como producido; sujeto de la necesidad a satisfacer en ambos socialmente, trabajo mediante (homo faber-sujeto deseante). Trabajo transformador de la naturaleza, trabajo psíquico, que saca al homo sapiens del reino de lo biológico para ubicarlo en la cultura como sujeto humano. Necesidad nunca eliminada pero por siempre subvertida por la sexualidad, con eterna plusvalía de goce para el amo. Tornemos a observar. Entendemos que cada uno de esos ocho es un sujeto que viene con sus necesidades y sus expectativas de satisfacción. Estas son individuales en un primer momento, aún pudiendo ser las mismas. Les llevará un tiempo para que éstas se transformen en necesidades comunes, o sea que estas necesidades lo sean de todos; y algo más. ¿Qué es este algo más? Observemos. Se reúnen y empiezan a interactuar. Comienzan a pensar como realizar esta tarea, como desarrollar el tema, de qué tiempo dispone cada uno, el de los otros, sus diferentes disponibilidades y capacidades; o sea que hablarán de sus necesidades, sus expectativas y las posibilidades de satisfacerlas. Se irá produciendo una transformación de estas necesidades, un pasaje de las necesidades individuales a las necesidades comunes, de expectativas de satisfacción de cada uno a expectativas de satisfacción en grupo. O sea que empezarán a considerar al grupo como el instrumento para satisfacer esas necesidades. No al grupo como teoría, sino a ese grupo y a través de ese grupo específico como instrumento (6). Pero, ¿es ya un grupo? ¿Cuándo surgió? Pregunta que dejo sembrada, con una respuesta inicial, a retrabajar luego: está siendo. Graficando lo expuesto, tenemos ocho sujetos con sus contradicciones entre necesidad-satisfacción (N-S) individuales que, trabajo mediante, irán tramando una determinada contradicción entre N-S común a todos ellos. 4 Esta contradicción N-S se juega y articula con lo que Pichon-Riviere denomina el vector pertinencia. Tornemos al grupo. Y he aquí que mientras se organizaban alguno fue a preparar mate, otro empezó a contar las hojas que había que leer, un tercero propuso ir a comprar facturas para el mate. Al rato un cuarto trata de organizar la tarea, y al mirar la hora descubren que es tarde, que esta reunión les llevó más tiempo del estimado (más tiempo pues -como luego teorizaremos- el hablar de la monografía elevó elmonto de ansiedad e hizo falta el mate, el contar las hojas, las facturas, para hacer que ésta descendiera, y volver a la tarea que los convocaba). ¿Qué será pues, la pertinencia? Es la mayor o menor efectividad que tiene el grupo para satisfacer sus necesidades, para llegar a un objetivo capacidad que tiene el grupo de centrarse en la tarea explícita y/o implícita. O sea la. De allí se evaluará la participación que realiza para esto cada uno de los integrantes y el grupo como un todo. ¿Contradicciones universales? ¿Vectores? ¿Qué es todo esto? Son constructos, construcciones teóricas que Pichon-Riviere desarrolla y que nos permitirán abordar cualquier grupo. Las contradicciones universales nos remiten a una dialéctica intersubjetiva, que se despliegan configurando un sistema vincular a partir del interjuego de esos pares contradictorios. Pares contradictorios que pueden presentarse como problema o como dilema. 5 Problema 1. Cuestión discutible que hay que resolver o a la que se busca una explicación. "un problema filosófico; problemas metafísicos; plantear el problema del origen del Universo" 2.Cuestión que se plantea para hallar un dato desconocido a partir de otros datos conocidos, o para determinar el método que hay que seguir para obtener un resultado dado. Dilema 1. Situación difícil o comprometida en que hay varias posibilidades de actuación y no se sabe cuál de ellas escoger porque ambas son igualmente buenas o malas. "dilema moral; el dilema era continuismo o ruptura; seguiremos planteándonos el mismo dilema indefinidamente" 2. FILOS Razonamiento en que una premisa contiene una alternativa de dos términos y las otras premisas muestran que los dos casos de la alternativa conducen a la misma conclusión En este último caso se plantean en la dinámica grupal como polares –ya sea bajo la forma de esto o aquello, intentando eliminar en cada uno de los polos el otro polo conflictivo (dilema), o bien aglutinados y centrados en un solo polo, sin conflicto, en un intento de masificación. La resolución del dilema pasará por problematizarlo, por devolver al grupo la potencialidad transformadora del conflicto; problematizar que implica o bien desarticular el dilema, o bien producir la aparición del otro polo conflictivo (7). Esto implica ubicar otra relación entre los pares antagónicos: esto y aquello, en una síntesis entre ambos. Síntesis que dará origen a nuevos pares antitéticos, en conflicto permanente y que motorizará al grupo como tal. Estas contradicciones -a las que Pichon-Riviere denominará contradicciones universales- tomarán en cada grupo la trama singular y propia de éste (como iremos ejemplificando) estando presentes todas ellas -en distintos momentos, con diferente incidencia en cada uno- en todo grupo bajo un recubrimiento. Recubrimiento tras cuya trama es posible entender el conflicto –la contradicción planteada, jugada-. Ellas son: la contradicción Necesidad-Satisfacción (N-S). Proyecto-Resistencia al Cambio. Lo Manifiesto-Lo Latente. Lo nuevo-Lo Viejo. Sujeto-Grupo. Los vectores en tanto, son el punto de referencia teórico que Pichon-Riviere construye a partir de constatar sistemática y reiteradamente ciertos fenómenos grupales, por lo que constituyen una escala básica para la evaluación de cualquier proceso grupal. Evaluación que -como iremos desarrollando- remitirá a la actitud 6 ante el cambio en tanto incremento o resolución de las ansiedades básicas que son generadoras de estereotipo. ¿Por qué empecé por la contradicción universal N-S? Por una triple razón: práctica, didáctica y teórica. Práctica pues este es el punto de partida, punto básico de toda interacción. Didáctica pues les permite retrotraerse a experiencias personales en que la primera razón, de orden práctica, sea resignificada. Y hay un tercer motivo, de peso aún mayor y que implica el plano de lo teórico, ya que Pichon-Riviere sostiene que la necesidad (8) es el fundamento motivacional del vínculo, ya que el hombre (o más precisamente el infans por su prematurez) se relaciona con otro en un primer momento por necesidad, la cual podrá satisfacer solamente con otro, o sea socialmente; y ello lo lleva a la imperiosa y forzosa necesidad de establecer vínculos, para, a través de ellos, satisfacer la necesidad. Necesidad que, por lo tanto hará las veces de motor, o mejor dicho, de burro de arranque. (Burro que implica el desconocimiento de la transformación operada en ésta por la mediatización del otro en el devenir de la necesidad en deseo, formulable solo en términos de demanda.) Necesidad, fundamento motivacional del vínculo. Pero, ¿Qué es un vínculo? ¿Cómo se establece? Diré primero que tiempo mediante; tiempo como el que hará falta también en ese agregado de personas para que puedan vincularse, lo cual añade ya algo más: vincularse es diferente de interactuar, lo cual ocurre desde el comienzo. Pichon-Riviere define al vínculo -al que diferencia de la relación de objeto- como una "estructura compleja que incluye un sujeto, un objeto, su mutua interrelación con procesos de comunicación y aprendizaje. Estas relaciones intersubjetivas son direccionales y se establecen sobre la base de necesidades,... por este proceso comunicacional se hace manifiesto el sentido de la inclusión del objeto en el vínculo, el compromiso del objeto en una relación no lineal sino dialéctica con el sujeto. Por eso insistimos que en toda estructura vincular, y con el término estructura ya indicamos la interdependencia de los elementos, el sujeto y el objeto interactúan, realimentándose mutuamente. En ese interactuar se da la internalización de la estructura relacional, que adquiere una dimensión intrasubjetiva..."(9) y "las estructuras vinculares internalizadas, articuladas en un mundo interno, condicionarán las características del aprendizaje de la realidad..."(9) y del otro. Por eso Pichon-Riviere dirá que el vínculo es una estructura bicorporal - por haber dos cuerpos presentes- y tripersonal -que alude al tercero que regula dicha relación-. Tercero que implica la conflictiva edípica. Por esto Pichon-Riviere dirá que 7 aquello que en la teoría de la comunicación es el ruido, entre el emisor y el receptor (y que se trata de quitar por molesto), en su teoría del aprendizaje es el obstáculo, entre el sujeto cognoscente y el objeto a conocer (y que se trata de abordar y elaborar para poder así aprehender al objeto), y en su teoría del vínculo remite al tercero que regula la relación entre sujetos (y que se tratará de interpretar en tanto transferencial -y por ende resistencial en el momento que aparece- y que fusiona dos tiempos: pasado y presente- tendiéndose a discriminar y articular). Volvamos pues a dicho agregado en el momento en que nos hallábamos, aquel en el que habían hecho comunes las necesidades y expectativas de satisfacción. ¿Qué sucede entonces? Surgirá, como efecto del encuentro de las necesidades comunes, un proyecto; esto significa que el grupo se dará una estrategia (que en este momento en que nos hallamos consiste en repartirse el material y acordar horarios de reunión); estrategia que tenderá a llegar a un objetivo. Objetivo que suponen llenará las carencias que produjeron las distintas necesidades y tienda a satisfacerlas. Pero he aquí que al surgir el proyecto surge la resistencia al cambio (R. al C.); ya que como todo proyecto implica “per se” un cambio –no sólo en lo fáctico de los hechos, sino en la identidad de quién/es lo lleva/n a cabo-, éste genera o aumenta el nivel de las ansiedades básicas descriptas por Melanie Klein: la ansiedad paranoide y la ansiedad depresiva. ¿De qué tratan estas ansiedades? ¿Por qué surgen? Son la consecuencia que trae toda situación de cambio: temor a lo desconocido que, justamente por ser nuevo es vivido como peligroso,como un ataque, una amenaza al Yo (mejor malo conocido que bueno por conocer), propio de la ansiedad paranoide; y el temor a la pérdida de lo conocido, que no me es útil para la situación que tengo que plantear o resolver, pero sí lo es para bajar la ansiedad que me causa y por eso me aferro a ello, miedo a perder el objeto de conocimiento que poseo, aún en pro de un posible enriquecimiento (más vale pájaro en mano que cien volando), que remite a la ansiedad depresiva. Ansiedades que coexisten en toda situación de grupo, pues cuando una aparece jugada en lo manifiesto, la otra permanece embozada en lo latente; por eso Pichon-Riviere decía que vienen juntas, estando una a caballo de la otra. Ansiedades que surgen al plantearse el par contradictorio Proyecto-Resistencia al Cambio. Contradicción que para resolverla -y para que los sujetos se adecuen a ella- precisa tiempo. Tiempo diferente para cada integrante. 8 O sea que hasta ahora teníamos N-S individuales, en común a todos, devenidas N- S comunes, de lo que daremos cuenta mediante el vector pertinencia, definido éste como el grado de capacidad de un individuo o un grupo de centrarse en la realización de determinado proyecto, que será su objetivo. Esto elevará el monto de las ansiedades básicas, al quedar planteada la contradicción universal proyecto- resistencia al cambio. Graficándolo: Volvamos a esta cuestión de las ansiedades. Decíamos que éstas se elevan por el interjuego de la contradicción proyecto-resistencia al cambio; y su primer campo de juego está en la interacción con los otros. Situación paradójica de los grupos que, a la vez que sirven para controlar las ansiedades también las generan. ¿Por qué? Porque se desliza el mundo interno de cada uno sobre el mundo externo, esperando cada uno de los otros respuestas desde aquellos lugares en los cuales los ha ubicado, posicionado en dicho mundo interno. Mundo interno que -dirá Pichon- se halla estructurado como un grupo interno porque estos otros -habitantes del mundo interno- tienen entre sí una articulación escénica, constituyendo una dramática interna, cuyo argumento enlaza a los distintos personajes entre sí en una estructura grupal, propia y subjetiva de cada uno. Desde ahí nos adjudicarán roles, desde las distintas imágenes que para cada uno de los otros evocamos, imágenes que son del otro, y que algo nuestro evoca (sin nosotros saberlo) y que nos son devueltas como 9 un cúmulo de espejos (10), que nos ubica en distintos lugares, mostrándonos otros nosotros mismos, iguales y diferentes a los que creemos ser, espejos en los cuales nos reconocemos y/o desconocemos. Este deslizamiento del mundo interno sobre el mundo externo es el movimiento que se produce en cada integrante, en cada uno de esos ocho a los que aludimos antes; cada uno ubica a cada uno de los otros en diferentes posiciones, siendo ubicado a su vez por cada uno de los otros. Pero este posicionar, jugado desde el mundo interno, inconsciente, de cada uno, puede o no articularse con los otros. Se produce así un interjuego dialéctico de convites, de aceptaciones y rechazos –que, repito, son inconscientes- al que denominamos interjuego de adjudicación y asunción de roles. Roles que están inscriptos en el mundo interno –constituido como grupo interno- de cada integrante, y que son transferidos hacia el mundo externo -en nuestro caso los otros siete integrantes-. Y de los cuales soportará otras tantas transferencias. Interjuego que, desde lo latente, determinará finalmente los lugares que tomará cada integrante. O sea que los roles se juegan (adjudican y asumen) por lo latente, determinado por lo Inconsciente. Y completo, se juegan por lo latente en lo manifiesto, en la dinámica manifiesta, en la que se producirá determinado tipo de interacción, con sus respectivas normas y los diversos roles funcionales y disfuncionales. (Volveremos sobre el tema de los roles más adelante). Decíamos que el otro nos devuelve otra imagen de nosotros, produciéndonos vivencias de ataque (ansiedad paranoide) y de pérdida (ansiedad depresiva) y que hace falta tiempo para poder reestructurarse uno y poder ver al otro diferente del "conocido" del mundo interno. Porque ese otro evoca, en primera instancia a otros, produciendo simpatías o antipatías que corresponden a esos personajes del mundo interno evocados y que son transferidos a este otro que está aquí y ahora. A este fenómeno lo denomina Pichon-Riviere telé –término que toma del psicodrama de Moreno (11)- y que remite a la mejor o peor disponibilidad a realizar una tarea con otro (a partir justamente de esa telé que provoca, por lo que evoca). Volviendo a nuestro grupo, parte de esa comisión mayor, en la que estos ocho se eligieron por haber “buena onda” entre ellos, o sea una telé positiva. Pero esta telé que provoca remite –en lo latente- a lo que evoca, por lo que Pichon dirá que el amor a primera vista no existe, siempre es a segunda, a la cual remite por lo que evoca. Por eso articula el concepto de telé con el de transferencia, como la figura y el fondo, pues si determinada telé se produce es por un efecto transferencial del mundo interno sobre 10 ese sujeto que por ejemplo "tiene buena onda" o "me cae bien". La telé es el afecto provocado por la puesta en juego de la transferencia, en relación al compartir determinada tarea. Transferencia que existe en todo momento, y que emergerá ante determinada situación en función del uso resistencial de ésta, al superponer pasado y presente, impidiéndole al sujeto discriminar. Y justamente por movilizar el mundo interno de los miembros del grupo es que las necesidades a ser satisfechas -objetivos del grupo- son situacionales; dependen del encuentro de lo individual de cada uno, de la historia subjetiva de cada uno, su verticalidad, con el aquí y ahora grupal -ya que el grupo no tiene historia infantil- con la horizontalidad. Los cambios acaecidos -o mejor expresado aún, los resultantes del interjuego entre proyecto y resistencia al cambio- permiten satisfacer ciertas necesidades y generar otras nuevas. Por ello diremos que el objetivo inicial de hacer la monografía implicará ciertos requerimientos: algunos referidos a la temática, o sea al aspecto del contenido -tarea explícita a la que el grupo se abocará de aquí en adelante- y otros aspectos (formales) de lo que sería el encuadre (más o menos explícito) que el grupo se da a sí mismo (horario, lugar, frecuencia, normas, metodología de trabajo). Pero además va a requerir de cada uno el cómo participará en ese grupo, cómo integrarse a él, y cómo se modificará él, cada uno de los otros, el grupo como totalidad y las interacciones respectivas y con la tarea. ¿Qué es esto de tarea? Concepto central de Pichon-Riviere, implica el cómo se llega al objetivo; es el camino propio de cada grupo, el quehacer de éste, las acciones que realiza para llegar al objetivo. Lo representamos como una espiral dialéctica, pues lo situamos en un devenir con avances y retrocesos, momentos de estereotipia y de saltos cualitativos, donde se trabaja paralelamente la temática (tarea explícita) y la dinámica (tarea implícita), por lo que diremos que su devenir tiende a ir de lo manifiesto a lo latente. En este punto vale la pena detenernos con algunas preguntas. ¿Por qué es fundamental el concepto de tarea (12)? ¿Qué significa tarea explícita e implícita? Dijimos que la necesidad es el fundamento motivacional del vínculo; luego agregamos que éstas se articulaban en necesidades comunes en pos de un proyecto para lograr un objetivo, que elevaba las ansiedades básicas. Y he aquí que descubrimos que ese proyecto hay que realizarlo, implica un trabajo, una tarea, una forma de llegar al objetivo. Detengámonos a pensar si este proyecto no es ya de por sí un producto de la tarea que a su vez genera,y entenderemos más claramente el por 11 qué de la dialéctica enunciada. Y así vemos que parte de esa tarea implicará el conformarse como grupo, ese pasar de las necesidades individuales a las necesidades comunes (y además investir al grupo como objeto libidinal, dirá Romero (13)), y generar determinado proyecto, que exigirá determinada tarea. Estas ideas nos llevan a rozar el concepto de sujeto que plantea Pichon-Riviere (14)), en tanto sujeto producido (por y en un medio social, por la estructuración subjetiva edípica) y a la vez productor (transformador de ese medio físico-social, trabajo de por medio). Por lo tanto diremos que el pasaje de las necesidades individuales -así sean coincidentes- a las comunes, constituyendo el grupo como instrumento de satisfacción de éstas, genera la tarea per se -ya que este pasaje es en sí una tarea-, y por ende la contradicción proyecto-resistencia al cambio, realimentando la tarea en sus dos vertientes: explícita e implícita. Tarea explícita que consiste en la realización de los objetivos que el grupo se plantea, el satisfacer las necesidades comunes. Tarea implícita, resolución del problema que las ansiedades básicas plantean situacionalmente. Ansiedades básicas que justamente elevan su montante ante la situación de cambio obstaculizando la tarea, y que deben ser resueltas para poder continuarla. Obstáculos que Pichon-Riviere diferencia como epistemológicos –si el origen de la dificultad está planteado por el objeto de conocimiento en sí- o como epistemofílicos –si la dificultad es producto del afecto que nos produce y por ello nos perturba el aprehenderlo-. Puestos en práctica estos conceptos en el grupo al que nos referimos, el primero implicará por ejemplo la dificultad que se les presenta a los integrantes ante un texto escrito en alemán, y el segundo a los obstáculos que a cada uno de ellos les produce el contenido que dicho texto -la problemática edípica, por ejemplo- moviliza, generando por ello en los integrantes obstáculos internos. Volvamos a la tarea. Ubicamos su lugar central, dado que organiza al grupo al darle un objetivo, un quehacer, un sentido. Sentido que irá de lo manifiesto a lo latente, de una primera a una segunda escena, de la que la primera es efecto y a la que los sujetos del grupo van torneando, tornando en sucesivas vueltas de espiral, posesionados en forma diferente, en la medida en que aprehenden el sentido de la segunda. Latente que se muestra en y a través de lo manifiesto, en un par contradictorio que muestra y oculta a la vez, develando al velar, y en lo que vela aparecen revelados los fantasmas que trata de ocultar. Fantasmas que obstaculizan la 12 tarea en lo manifiesto y que generan ansiedades, imposibles de disminuir si no son elaboradas en su nivel adecuado, el nivel de lo latente. Junto a esta contradicción, en este devenir dialéctico, se juega la contradicción entre lo viejo y lo nuevo: en poder dejar las situaciones conocidas, viejas, para tomar situaciones nuevas, desconocidas. El movimiento oscila entre retener o tirar lo viejo, rechazar o tomar todo lo nuevo. Y es importante entender que es desde lo viejo que se capta y accede a lo nuevo. Claro que este pasaje implica desestructurar lo viejo y esto es vivido con fantasías de locura, de descontrol o imposibilidad de reestructuración. Situándolo en nuestro esquema: Volvamos a la tarea. Y si tenemos que volver a ella es porque nos vamos. ¿Por qué? Vayamos al grupo del ejemplo. ¿Qué ocurre con estos integrantes cuando se reúnen con determinado objetivo? Se agudizan las contradicciones y por ende sube el monto de ansiedad. Aparece que el mate está frío y hay que calentar el agua, que son muchas hojas y libros para leer, que estamos sobre la fecha, etc. Si un observador registrara la escena diría que hay un alto monto de ansiedad que perturba, obstaculiza el trabajo grupal. 13 Podríamos pensar que este primer momento es un tiempo de precalentamiento necesario para comenzar. Y esta fue la primera noción del concepto de pretarea; noción que derivará en concepto al capturar lo esencial del fenómeno, la estructura resistencial del grupo a enfrentar la tarea, sea ésta explícita o implícita. ¿Por qué? Porque al continuar la observación vemos que el grupo empieza a producir –entra en tarea-. Comienzan a articular ideas, a ordenar la secuencia expositiva, a preguntarse cosas. En determinado momento –sea por haber tomado conciencia de lo producido, lo cual suele ser paralizante; sea por el interjuego de roles, producto de los diferentes interjuegos entre mundo interno y mundo externo; sea por otras diferentes razones que elevaron el monto de las ansiedades básicas al quedar asociadas con determinadas fantasías inconscientes, el grupo torna a trabajar la tarea en un como si, o a ignorarla directamente. Esto implica que, al generarse cierta modificación en cuanto trabajo (lo cual implica tanto una transformación del mundo interno como una acción sobre el mundo externo) se produce una resistencia, que Pichon denomina obstáculo a la tarea. Si el obstáculo es abordado, elaborado, ésta continúa; caso contrario, emerge la estructuración resistencial a la que denominamos pretarea. Estructuración (compatible con la definición y el concepto de Romero de estructura (15)) que en su nivel inconsciente tiende a transformar –en cualquiera de los tres supuestos básicos- una estructura triangular en una estructura dual. Bion plantea que, ante la revivencia de la escena primaria (constituida por las posiciones individuo-grupo-líder) los sujetos se defienden mediante formaciones secundarias: los supuestos básicos (16) (deviniendo en una estructura dual líder-grupo). En el concepto de pretarea que plantea Pichon-Riviere (17) se transforma el triángulo grupo-tarea-coordinador en la dual grupo-coordinador, anulando el lugar de terceridad que tiene la tarea y que, por ello, sostenemos que es estructurante del grupo. Lo planteado nos permite advertir que el concepto de pretarea no es un concepto temporal -como no lo son los supuestos básicos- sino situacional, y que remite a la relación con el monto de las ansiedades, las fantasías que las elevaron y su dificultad de elaborarlas. O sea que describiendo una secuencia temporal, toda reunión grupal tendrá un inicio al que denominamos apertura, un desarrollo –que ocupa temporalmente casi toda la reunión- y un final llamado cierre. En esta secuencia temporal transcurrirán momentos de tarea y otros de pretarea alternándose entre sí, ora primando uno, ora el otro, dependiendo del montante de ansiedad y la situación que ésta produce. Así, podremos dar cuenta si un grupo se 14 halla en situación de tarea o de pretarea en función de las diferencias que presenta en relación con ciertas variables. Variables que implican la relación de los integrantes con las ansiedades, los obstáculos, los vínculos con el objeto de conocimiento y entre los sujetos cognoscentes, y las técnicas del Yo puestas en juego en cada una. Respecto a las ansiedades, que pueden ser paranoides o depresivas -a las que Bleger añadió la ansiedad confusional, considerada por Pichon como una rápida alternancia de las otras dos- tanto en la pretarea como en la tarea habrá una ansiedad dominante. ¿Dónde está entonces la diferencia? En el monto. En la pretarea es alto, intolerable, obstaculizante, debiendo devenir en un monto tolerable, operativo y elaborable para pasar al plano propio de la tarea. Monto tolerable que no implica su eliminación -pues un cierto monto es instrumental, ya que un escaso monto de ansiedad también puede producir la situación de pretarea, pues no hay energía disponible para realizar la tarea- sino el aumento de la capacidad de tolerarla (18). Esta ansiedad impedirá –si sus causas no son elaboradas- abordar el obstáculo;por lo tanto éste se actuará en la pretarea, pudiendo ser visualizado y elaborado durante la tarea. Ejemplifiquemos esto. Supongamos que en ese grupo de ocho, al tiempo de empezar a trabajar se forma una pareja. Ellos, por preservarse y preservar el vínculo, lo ocultan. Pero es un ocultamiento fallido, un secreto a voces apagadas. Al no decirse se tapan los celos, la envidia, la competencia, la exclusión, etc. Desde ya que a nivel inconsciente. A nivel manifiesto se meten de cabeza en la tarea… explícita, pero esto para no resolver la implícita: ansiedades elevadas por determinado tipo de fantasías inconscientes que implicaban las diferencias negadas al meterse de lleno en la tarea. Se vuelve a una escena dual: el grupo como un todo y la tarea negando las diferencias subjetivas. Obstáculo que se precipita por la aparición de las diferencias, develando así que la carga libidinal de los sujetos-soporte es a predominio narcisista en que éstas son anuladas. Obstáculo que toma la trama de la pareja negada, y con este negar las diferencias se niegan también los distintos aportes a la monografía, esterilizando el trabajo. Obstáculo que los lleva a realizar la tarea en un como si. ¿Por qué un como sí? Por el tipo de vínculos que se establecen según las técnicas del Yo puestas en juego. Los vínculos con el objeto de conocimiento son, en la pretarea, o bien fragmentados y dilematizados -pues el unir e integrar están obstaculizados- o bien pseudointegrados en un abroquelamiento imposible de analizar, ya que el objeto es perfecto de por sí. Si se pasase a la tarea habría un pasaje fluido de la fragmentación 15 del objeto a su integración y viceversa. En nuestro grupo, en la situación planteada, y hasta resolverla, les cuesta dejar resonar el material y preguntarse cosas, teniendo que repetir fielmente los textos, pues si hablan fluidamente puede aparecer alguna relación con la situación negada. Pero además, en la pretarea los vínculos entre los sujetos son disociados y divalentes, pues la ambivalencia que produce la relación afectiva no es reconocida por los miembros del grupo. Vínculos disociados y divalentes tanto hacia la pareja como respecto a los otros integrantes, y que crea conflictos al modificar los vínculos anteriores sin reconocerse el cambio en sí, y por ende sus consecuencias. Negación que apunta a un control de la situación, que es estereotipada, repetitiva. Que implicará toda la gama de las técnicas del Yo utilizadas como mecanismos de defensa inconscientes que se ponen en juego en la pretarea. ¿Qué son las técnicas del Yo? ¿Por qué digo utilizadas como mecanismos de defensa? Porque Pichon-Riviere retrabaja el concepto kleiniano de mecanismos de defensa y sostiene que éstos son distintas técnicas que el Yo temprano, el Yo precoz del bebé, posee para poder relacionarse con el medio en el cual vive. Son técnicas de relación con el mundo, no de defensa de él. Le sirven instrumentalmente para ello, por lo cual dirá que las técnicas del Yo son instrumentales y plásticas en su origen, permitiéndole al bebé adaptarse activamente a la realidad. Adaptación activa a la realidad (AAR) que implicará en Pichon-Riviere el concepto de salud; salud, lo cual merece también ciertas aclaraciones. Pues no se trata de adaptación a un Ideal “objetivado”, no es un criterio de ajuste del sujeto al medio y cuanto más ajustado mejor, lo cual implicaría la pérdida de su subjetividad, a la par que el medio también puede estar enfermo. Adaptación, por lo tanto, en un sentido que podríamos tomar como piagetiano. Adaptación como resultante del interjuego dialéctico de procesos de asimilación (del medio al sujeto) y de acomodación (del sujeto al medio) en mutua interrelación en un vínculo. Adaptación activa, donde lo activo no refiere ni al exitismo ni al triunfo, sino a la actividad transformadora del sujeto, al quehacer, al trabajo. Trabajo que está ligado como punto teórico referencial a Freud y a Marx. Trabajo psíquico –respecto a la pulsión-, “trabajo productivo” – respecto a la plusvalía (¿del Otro?), y la realidad –determinante del vivir de un sujeto- cuyas causas están en otra escena. Realidad de la trama edípica de la cual el sujeto es emergente y cuyo desconocimiento lo lleva a un circuito cerrado de repetición, cuya película ha sido filmada en su ausencia con su presencia como actor principal. Realidad de un sujeto respecto a sus condiciones concretas de existencia, 16 que al ser desconocidas por éste al igual que su ubicación y pertenencia a una clase, carece de conciencia de ella, hallándose alienado no sólo en su trabajo -lo cual es una situación estructural- sino más gravemente, en su ser. Realidad que, al ser reconocida, no sólo en sus efectos sino más bien en sus causas, posibilitará una transformación del sujeto, y al posicionarse éste diferente (respecto a la trama edípica, respecto al medio social) transformar dialécticamente dicha realidad. Decía respecto a las técnicas, que el bebé utiliza diversas técnicas instrumentales, y que éstas son prototípicas del sujeto. Cada uno de nosotros las utiliza luego a lo largo de nuestras existencias. Pero cuando este repertorio instrumental es utilizado para evitar distintos tipos de relación o situación, en lugar de para relacionarse con el medio, y dado que además el sujeto tiende a utilizar siempre o casi siempre sólo algunas técnicas, la relación con el medio se estereotipa y empobrece, produciendo una adaptación pasiva a la realidad (APR). Adaptación pasiva a la realidad – concepto de enfermedad para Pichon- que implica el uso de las técnicas del Yo en forma defensiva, repetitiva, siempre las mismas; siendo entonces definidas por Pichon como mecanismos de defensa, propias de la pretarea. Tornemos al concepto de tarea, ahora enriquecidos. Ya dijimos que al plantearse una tarea se ponen en juego las contradicciones universales, siendo una de ellas denominada proyecto-resistencia al cambio. Podemos deducir ahora que la tarea nos ubica –más bien genera- esta contradicción, que se irá desplegando en la dinámica a lo largo del trabajo grupal en sucesivos interjuegos, alternando entre la pretarea, la tarea y el proyecto. Interjuegos de índole dialéctica, pues no se agotan en determinado proyecto o en su realización, ya que el proyecto actual puede ser en un momento posterior resistencial a un nuevo proyecto, configurándose por lo tanto como propio de la pretarea. Y con esto vemos la importancia del concepto de tarea, que Pichon-Riviere ubicará como uno de los dos principios organizadores del grupo, pues partiendo del interjuego necesidad-satisfacción generará la particular estructura que el grupo asuma. Por ello la he conceptualizado como lo estructurante de la estructura grupal. Teniendo más claro el concepto de tarea, es hora de adentrarnos en el cómo se realiza ésta, lo cual nos lleva a la cuestión de la génesis, la estructura y la dinámica. Génesis que nos lleva a la definición -a construir- de grupo. En un principio era un agregado de individuos que comparten un tiempo y un espacio para algo. Dijimos 17 que tendrán una tarea a realizar y lo que ocurría con ellos al iniciar ésta. Pero, ¿cómo la inician? Por ejemplo, ¿cómo la inicia ese grupo del que hablamos? Redundancia al margen, hablando, interactuando; en resumen, comunicándose. ¿Por qué? Porque por un lado van descubriendo que para satisfacer las necesidades que los convocan les es imprescindible vincularse con los otros; por otro lado, esos otros que están allí les generan a cada uno ansiedades que sólo pueden disminuir al conocerlos; tienen así una doble necesidad. Una, desde la tarea que los convoca (explícita), otra generada por las condiciones de realización –en grupo- de ésta (tarea implícita). Esta segunda necesidad, la de comunicarse con el otro y conocerlo, se realizacomunicación mediante; comunicación que excede lo verbal y que es propia y peculiar para cada grupo según su interaccionar, según lo particular y singular de su proceso, comunicación imprescindible para que éste se constituya… de alguna manera. Maneras que pueden ser diferentes, conformando distintos tipos de estructura según las redes de comunicación que priman en ella y que permitirán ver en lo manifiesto aquello cuyo efecto son, o sea efecto de las distintas defensas o estructuras defensivas que el grupo como totalidad arma frente a la tarea, por la ansiedad que ésta les causa al enfrentar a cada uno con el no saber (19). Comunicación que, formando distintas estructuras circula en la interacción, -o sea en la dinámica- produciendo en ese proceso, modificaciones. Modificaciones ligadas a otro proceso, el de aprendizaje, de y con el otro. Con otro, pues sin él/ellos no puedo aprehender el objeto de conocimiento. Del otro, pues al vincularse con él/los otros para aprehender al objeto de conocimiento se transforma también en objeto a conocer. A esto se debe que al reunirse a estudiar, a hacer esta monografía, cada uno de los integrantes del grupo tenga la imperiosa necesidad de conocerse con ese/esos otros con los que hará la tarea. La tarea, en tanto vincular, producirá modificaciones en el sujeto, en el objeto y en el vínculo entre ellos establecido. Aprendizaje implicará así un interjuego de asimilación-acomodación al/a los otros, una transformación mutua que se produce en todo proceso de aprendizaje. Por eso la didáctica pichoniana está planteada en términos de enseñaje -o unidad relacional del enseñar y el aprender (20)- en un ajuste permanente entre los procesos de aprendizaje y comunicación, que producirá cambios intersubjetivos e intrasubjetivos. Graficándolo: 18 Al adentrarnos en lo intrasubjetivo, en lo que le ocurre al sujeto en su mundo interno, recordemos que Pichon-Riviere reconceptualiza esto, proponiendo el concepto de grupo interno conformando un escenario interno con una dramática particular y subjetiva de cada uno. Dramática que cada uno lleva a cuestas como una cruz, cuya matriz se formó en el seno del grupo familiar y que fue modificándose en cada situación grupal en que se implicó el sujeto (21). Así, al entrar un sujeto a un grupo, por el impacto de lo grupal y para entrar en él, superpondrá ese grupo interno al grupo externo, intentando que este último se adecue al primero. Intento válido como primera aproximación –y única forma inicial posible-, correlativa al hecho de que cada individuo del agregado allí presente procede de igual manera. Esta es la conceptualización de Pichon-Riviere de transferencia, definida como la adjudicación de roles inscriptos en el mundo interno –constituido como grupo interno- de cada uno de los demás integrantes, asumiendo uno el contrarrol correspondiente. Hablo de contrarrol pues lo que determina una posición es la existencia de la otra; contrarrol obvio, obviado en general. Pues es el mismo acto de hacer hijo a un sujeto que constituye a otro en padre, y viceversa. Otro tanto ocurre con el líder y los liderados, tema que abordaremos luego. Volvamos a la dramática interna de uno de esos integrantes del grupo que observamos, y que transfiere determinados roles; por ejemplo de un padre protector, 19 una madre cálida, dos hermanos mayores y uno menor, una tía cercana, una abuela polémica. Habrá una demanda de roles a los otros, que paralelamente harán otro tanto con su grupo interno. Allí donde se adecuen adjudicación y asunción calzarán como un zapato en su horma, y si el calce es perfecto creará situaciones de fijeza, de estereotipia si con el tiempo no son modificadas. Así se irá dando un activo interjuego de asunción -por parte de cada uno- y adjudicación -de cada uno en los otros- de los roles que circulan. Roles que implican en un primer momento un desencuentro y un reencuentro. Desencuentro con el otro concreto del aquí y ahora, reencuentro con los personajes del mundo interno. Reencuentro que -trabajo mediante- tenderá a producir un encuentro con ese otro al correrse ese aspecto transferencial, pudiendo relacionarse un poco más con ese otro concreto. En este proceso el otro empezará a tener una representación mía y viceversa; y con cada uno de los otros ocurrirá lo mismo, sin quitar nunca del todo lo transferencial en juego. Cada uno de los otros será el otro del mundo interno y el otro de afuera en dialéctico interjuego. A medida que esto ocurre van a ir construyendo una representación de ese otro, representación interna que se producirá a lo largo de un proceso en el que se van dando cuenta que ese otro es otro, distinto del de su mundo interno, posibilitándose a partir de allí modificarlo e incorporarlo como tal, como otro. Lo mismo le ocurre al otro con cada uno, surgiendo lo que Pichon-Riviere denomina mutua representación interna (MRI), o sea la representación que tengo en mi mundo interno del otro y la que el otro tiene de mí. ¿Cómo ocurre esto? De acuerdo a mis necesidades y a lo que ocurra en el encuentro con los otros; a que el otro gratifique o frustre, asuma o no, total o parcialmente, los roles por mí adjudicados, y el cómo los interjuegue. Cómo se interjueguen entre sí todos y cada uno con cada uno de los otros. Por esto Pichon- Riviere dirá que la MRI -junto con la tarea- son los principios organizadores del grupo. MRI que se estructurará como producto de las relaciones transferenciales que se produzcan en el grupo. Propongo por esto situar a la transferencia como lo estructurante de la dinámica grupal. Relacionando los organizadores pichonianos con el modelo formal abstracto de Romero, considero que tanto la estructura como la dinámica se producen a partir de un disparador, al que denomino lo estructurante. Tomando la definición de Romero de estructura (15), considero lo estructurante como aquel elemento que posiciona, que produce forzosa, invariante, necesaria y universalmente 20 posicionameintos, que es la razón de ser de determinada estructura y de determinada dinámica. Así, conceptualizo a la tarea como lo estructurante de la estructura, deviniendo los supuestos básicos como efecto defensivo de la misma. Y como lo estructurante de la dinámica ubico a la transferencia, pues es a partir de ella que se posicionan los sujetos en la dinámica latente, constituyendo el entramado de la MRI y las relaciones objetales propias de ese grupo. Y será esta adecuación de la MRI que modelará la pertenencia al grupo, a ese grupo. Concepto de pertenencia ligado al de identificación. En tanto reconozco al otro como otro, podré integrarme con él, posibilitando el pasaje de la afiliación a la pertenencia. Estas dos formas refieren a distintos grados de integración al grupo, del grupo en sí y respecto a la tarea, siendo verificables en un grupo en el pasaje que se produce de un yo a un nosotros, en el compromiso con la tarea y el proyecto. Enfatizo pertenencia ligada y referida a la tarea, no a secas, que estaría más ligada a un ser que a un hacer, a un dar identidad más que a un producir, deviniendo en estereotipia (situación ligada al narcisismo). Esto se irá dando en un interjuego entre la MRI y la contradicción N-S y su pasaje de necesidades individuales y en común a necesidades comunes, pudiendo devenir otra contradicción universal planteada en los grupos, llamada sujeto-grupo, que toma las formas de mundo interno-mundo externo, o bien yo-otros, en formas iniciales polarizadas (dilemáticas) o masificadas (confusionales). ¿Por qué sitúo esta contradicción sujeto-grupo entre la MRI (ligada al vector pertenencia) y la contradicción N-S? Pues es el viejo problema del narcisismo; implica la renuncia o no al narcisismo individual (polo de la N-S individual, polo del sujeto) en pro del narcisismo grupal(polo de la N-S comunes, polo del grupo) que a su vez interjuega en masificar dicha N-S, masificar al grupo en una identificación especular, narcisista (22), en que no puede haber diferencias, donde lo heterogéneo es rechazado. Resolver esta contradicción implicará aceptar lo heterogéneo como necesario y molesto a la vez (23); necesario por ser la posibilidad de producir algún cambio; molesto justamente por eso, por ser un cuestionamiento a mi identidad, al tener que aceptar la diferencia. Graficándolo: 21 Retomando la contradicción sujeto-grupo, vemos que si un grupo se estereotipa en uno u otro polo de la misma, obstaculiza el desarrollo de la tarea, pues –a causa de esta no resolución- no se pueden desplegar plásticamente roles complementarios. Esto nos sitúa en analizar el interjuego de roles desde el vector cooperación (24). Cooperación será la capacidad que tiene un grupo de desplegar roles complementarios y no suplementarios; roles que se articulen con los contrarroles correespondientes, agregando que éstos sean situacionales y rotativos, con el menor grado de estereotipia posible, permitiéndonos leer no sólo la existencia o no de la cooperación en sí, sino además los diferentes niveles y formas de ésta, desarrollados 22 por un grupo respecto a la realización de la tarea propuesta. O sea el interjuego entre la cooperación y la competencia que un grupo despliega en los roles que sus integrantes asumen. ¿Y a qué roles me refiero? Pichon-Riviere nos hablará de los roles de: líder, chivo emisario, saboteador y portavoz. Por los motivos antes expuestos acerca de que un rol implica obligatoriamente un contrarrol agregaremos los roles de liderado, chivador y cómplice, y añadiremos además el rol de disidente (25). Veamos que implican: el líder es aquel que impulsa y organiza la acción tendiente a la realización del proyecto, y que será el depositario de lo bueno para los otros integrantes del grupo; dado que es un concepto situacional, éste puede rotar, habiendo además distintos liderazgos según los vectores: líder de pertinencia, de comunicación, de pertenencia, de cooperación, de aprendizaje y de telé (26). Los liderados, también llamados seguidores, son los depositantes de lo bueno en el líder; depositación que determinará su accionar en el grupo. El chivo emisario (27) es el depositario de lo malo, de los aspectos negativos que otros integrantes –los chivadores- depositan en él; y si esos aspectos deben ser mantenidos a distancia extremando la disociación éste puede ser expulsado con la fantasía que con él se irán también esos aspectos que –como son propios de los integrantes- desde ya vuelven a aparecer. El saboteador o líder de la resistencia al cambio es aquel que asume un liderazgo negativo respecto a la realización de la tarea; y como hablamos de liderazgo tendrá que ser apoyado por otros, que jugarán el rol de cómplices. El portavoz es aquel que, enunciando algo que le sucede a él y sin saberlo conscientemente, denuncia al enunciar lo propio lo que acontece en el grupo; o sea que enuncia por su historia personal -por lo que Pichon-Riviere llama verticalidad- lo que acontece en la horizontalidad, o sea, en el aquí y ahora grupal. Es interesante agregar el rol de disidente, que es aquel que, tendiendo al proyecto no asumió el liderazgo del grupo. Disidente que difiere del chivo (pues no es el depositario de lo malo) y del saboteador (pues no apunta a la resistencia al cambio). Cabría agregar que tiende a ser ubicado en estos lugares por el líder vigente -devenido en resistente al cambio y, por lo tanto, saboteador de la tarea- con el fin de preservar su liderazgo. Con el último vector mencionado completamos lo que Pichon-Riviere crea como instrumento para la lectura y evaluación de un proceso grupal, que es el esquema del cono invertido, cuyo eje es la tarea y que está compuesto por los seis vectores ya mencionados: pertenencia, cooperación, pertinencia, comunicación, aprendizaje y 23 telé, a ser leídos cada uno de ellos en relación a la tarea. Pichon-Riviere sostiene que van de lo manifiesto a lo latente, por lo cual la lógica que los ordena es descendente; si hay un conflicto en un nivel habrá que buscar las causas en el inmediato superior (por ejemplo, ante un conflicto con la telé revisar el vector aprendizaje, si éste se produjera en la cooperación indagar en afiliación-pertenencia). Ubicando los conceptos en nuestro esquema: Organizadores TAREA MRI Y va siendo hora de ir dando respuesta a preguntas que dejamos en el camino. Volvamos por lo tanto a ellas, enriquecidos. Entonces, ¿qué es un grupo para Pichon- Riviere? Pregunta que más que un punto de partida vacío de contenido, es un punto de llegada, un concepto al que arribamos por haberlo ido construyendo. Grupo para Pichon-Riviere es un “conjunto restringido de personas que ligadas por constantes 24 de tiempo y espacio y articulados por su mutua representación interna se proponen, en forma explícita o implícita, una tarea que constituye su finalidad, interactuando a través de complejos mecanismos de asunción y adjudicación de roles” (28). “Conjunto restringido de personas” remite al pequeño grupo en el cual las relaciones son cara a cara; que se hallan ligados por “un tiempo y un espacio”, lo cual es condición necesaria mas no suficiente para poder definir la existencia de un grupo como tal (relacionado esto con el primer criterio de Romero (29)); y continúa “articulados por su mutua representación interna”, lo cual alude tanto a la representación del otro como al lazo que me une a él, o sea, el lazo identificatorio, y a la representación del grupo como un todo (segundo y tercer criterio de Romero (30)); y agrega la finalidad, el objetivo del grupo, a lograr mediante la tarea –explícita o implícita- a partir de la cual el grupo se constituirá, generando una particular dinámica, cuya interacción estará determinada por el interjuego de adjudicación y asunción de roles. ¿Y cuándo será grupo? Para Pichon-Riviere al verificarse la existencia de ambos organizadores: la tarea y la MRI, por lo cual si bien el proceso grupal comienza en la primera reunión, el grupo como tal no existe hasta no producirse la coexistencia de ambos organizadores. Y cómo será dicho grupo? Para responder esto tendremos que tomar cada vector del cono invertido y hacerlo jugar en los distintos momentos del proceso, interactuando con los otros en relación a la tarea a fin de indagar y comprender dicho proceso. Y algo más; ¿cómo irá siendo? Irá siendo al producirse el movimiento de lo explícito a lo implícito, al irse desenvolviendo las distintas contradicciones universales con la particular trama de ese grupo, trama que remite como motor al conflicto. Conflicto que se desplegará en el existente, elevando las ansiedades básicas y obstaculizando la tarea. Esto hará necesario un movimiento, un dar cuenta de lo latente que generó aquello que obstaculiza, produciendo una modificación; lo hasta entonces latente aparecerá para ser trabajado, emergerá y devendrá luego en un nuevo existente en el que surgirá otro obstáculo provocando un nuevo movimiento interpretativo que dé cuenta de lo obstaculizante posibilitando la emergencia de lo latente y su elaboración al emerger, y así sucesivamente. Este movimiento se producirá en todo grupo, en mayor o menor medida, según su operatividad. Operatividad como adjetivo, a diferenciar de lo que Pichon-Riviere denomina 25 “técnica de grupo operativo” (31). Operatividad que dependerá en gran medida de la existencia en el grupo de miembros que puedan asumir adecuadamente la función interpretante, la cual en la técnica de grupo operativo es tareadel coordinador (no excluyendo que los integrantes puedan desempeñarla). Este movimiento descripto (existente, movimiento interpretativo, emergencia de lo nuevo elaborado) al producirse en un grupo coordinado según la técnica de grupo operativo, constituye lo que Pichon-Riviere denominó unidad de trabajo (32), regulando ese ir siendo del que hablábamos, en función de la tarea. La unidad de trabajo implica una lógica - más allá de una mera secuencia temporal- para analizar el proceso grupal. Lógica que contiene tres movimientos: El existente, la intervención y el emergente (32), que permite comprender cómo el grupo va resolviendo –o no- los obstáculos que se le van presentando al realizar la tarea, acorde a la técnica de grupo operativo. ¿Y qué es lo específico de la técnica de grupo operativo? Pregunta que nos conduce a jerarquizar un concepto central (a), que hace a la esencia de la técnica de grupo operativo, y algunos conceptos que son también específicos del mismo (b, c, d, e, f): a- Grupo centrado en la tarea, sea ésta de aprendizaje, terapéutica, de investigación, de prevención, etc. Grupo centrado en la tarea que se diferencia tanto de los grupos centrados en el individuo (desconociendo la situación grupal) como de los grupos centrados en el grupo (que consideran a éste como una totalidad). Grupo centrado en la tarea significa mantener una situación triangular -regida por el Ideal del Yo (donde se ubica la tarea)- formado por la relación sujeto- grupo-tarea. En esta relación se articulará la verticalidad de cada uno –la historia individual de cada uno, lo que cada uno trae- con la horizontalidad –el aquí y ahora grupal–, abordándose a través del grupo –tomado como instrumento- la tarea. Tarea que abarca su propia realización, los problemas que ésta produce y las tareas de aprendizaje que conlleva trabajar los problemas personales relacionados con la tarea. b- Existencia de un encuadre que implica tiempo, espacio y roles prescriptos, y por ende, tareas diferenciadas. Roles prescriptos –o sea que no son emergentes del grupo- que en la técnica de grupo operativo son el rol de coordinador, observador y de integrante. La tarea del coordinador –llamado también por Pichon-Riviere copensor- es el retrabajo con los obstáculos respecto de la tarea, planteándose “como finalidad crear –siempre en interacción- condiciones (33) para el 26 desarrollo de procesos de progresivo esclarecimiento, insight y elaboración, visualización y resolución de contradicciones. O sea, aperturas hacia el aprendizaje como transformación interna y externa” (34). Trabajará para ello con los “mecanismos de adjudicación y asunción de roles, sin actuarlos, interpretando el sentido de lo transferencial, de la reedición, en el aquí y ahora del grupo, de deseos, fantasías y modelos de relación inscriptos en el mundo interno de los integrantes” (35), que obstaculizan en el aquí y ahora la tarea grupal. La función del observador “consiste en recoger todo el material, expresado verbal y preverbalmente en el grupo, con el objeto de realimentar al coordinador, en un reajuste de las técnicas de conducción" (36), al retrabajar luego con éste la crónica tomada en lo mediato (37). Y los integrantes tendrán a su cargo la realización de la tarea, tanto la explícita como la implícita. c- El trabajo con los obstáculos que producirán situaciones dilemáticas y estereotipadas, producto de la resistencia al cambio causada por el aumento del monto de las ansiedades básicas (paranoide y depresiva) generadas por la tarea. d- Develamiento tanto de lo latente como de lo implícito (38), en un pasaje desde lo manifiesto y lo explícito, en sucesivas unidades de trabajo, en función de el/los portavoces, a ser leído tanto en lo horizontal como en lo vertical, respecto a la tarea. O sea explicitar lo implícito en el punto de urgencia en el que –por la vecindad entre lo explícito y lo implícito- el señalamiento o la interpretación toca la fuente de la resistencia, posibilitando el insight. e- Grupo formado lo más heterogéneamente posible en su constitución (que implicará la riqueza de las diferencias y la diferencia propia del interjuego de asunción y adjudicación de roles) y lo más homogéneo respecto a la tarea (39). f- Lectura e interpretación desde un E.C.R.O., lo cual implicará una estrategia, una táctica, una técnica y una logística. Decía al inicio de estas hojas que introducirlos en el pensamiento de un autor tiene sus complicaciones. Y he aquí que cerrar esta introducción es también complicado, pues pretendiendo que sea justamente una introducción más valdría dejarlo abierto. Por ello, más que como cierre como reapertura, citaré las palabras de Pichon-Riviere al preguntársele acerca de lo que más a fondo sabía de su vida: “Que he estado en la tierra realizando una tarea concreta. Esto ha sido mi vida: una praxis permanente y en movimiento espiral” (40). 27 REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Y NOTAS 1- Este trabajo fue publicado por el CEP (Centro de Estudiantes de Psicología) de 1990 a 1992 y de 2000 a 2003, y por Tekné S.R.L. de 1992 a 2000 como material de la cátedra “Teoría y Técnica de Grupos”, cát. II de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires. La versión original es del año 1990, tuvo modificaciones realizadas en 1992 y nuevos cambios en la versión actual. 2- Pichon-Riviere, E.: “El proceso grupal”, Ed. Nueva Visión, Bs. As., 1982 (pág. 207). 3- Pichon-Riviere, E.: “El proceso grupal”, Ed. Nueva Visión, Bs. As., 1982 (pág. 205). 4- Para profundizar el concepto de necesidad y sujeto del deseo: Freud, S.: “Tres ensayos de teoría sexual”, Ed. Amorrortu, Argentina, 1984; y Laplanche, J.: “Vida y muerte en psicoanálisis”, Ed. Amorrortu, Argentina, 1987 (cáp. I). 5- Para ampliar sobre una posible articulación entre psicoanálisis y el concepto del materialismo dialéctico de ideología, leer: Hornstein, L.: “Teoría de las ideologías y psicoanálisis”, Ed. Kargieman, Bs. As., 1973. 6- Esto remite a la concepción sartreana de la formación grupal, en el pasaje de la serie al grupo, en el interjuego constante y dialéctico de la contradicción entre la dispersión y la fusión. Para ampliar el concepto: Sartre, J. P.: “Crítica de la razón dialéctica”, Ed. Losada, Bs. As., 1963; Y Lapassade, G.: “Grupos, organizaciones e instituciones”,Ed. Gedisa, México, 1985. 7- Respecto al trabajo de transformación del dilema en problema, y cómo tender a su integración, se plantea una técnica de trabajo con las polaridades en: Guzmán, C. y Klein,R.: “Polaridades en Gestalt: hacia una teorización con consecuencias clínicas”, publicado en Enfoque Gestáltico (publicación de la Asociación Gestáltica de Buenos Aires), año VI, Nº 21, Primavera 2002. 8- Siguiendo el desarrollo iniciado por Freud (ver nota 4), Ana Quiroga plantea las ideas pichonianas del pasaje de sujeto de la necesidad a sujeto de la 28 representación, diciendo: “Es desde su condición de sujeto de la necesidad y en el proceso relacional de satisfacerlas, que el hombre se transforma en el sujeto de la representación, sujeto de las significaciones sociales, en síntesis sujeto humano”, en: “Enfoques y perspectivas en psicología social”, Ed. Cinco, Bs. As., 1987 (Pág. 88). 9- P. de Quiroga, A.: “Enfoques y perspectivas en psicología social”, Ed. Cinco, Bs. As., 1987 (pág. 21). 10- D. Anzieu, en su libro “El grupo y el inconsciente” (Ed. Biblioteca Nueva, Madrid, 1978), plantea que “el grupo es experimentado por cada uno como un espejo de múltiples facetas” (pág. 152), y que “el espejo está roto en varios trozos que devuelven imágenes desfiguradas y diferentes” (pág. 143). 11- Moreno sostendrá que la telé se producirá al correrse el aspecto transferencial. Para ir a la fuente: Moreno, J. L.: “El psicodrama”, Ed. Hormé, Bs. As., 1987. Una ampliación de estaproblemática en “Una vuelta de tuerca a las relaciones entre telé y transferencia”, en este mismo libro. 12- Sobre la importancia del concepto de tarea, ver en este mismo libro: “Juguemos en el grupo mientras la tarea no está ¿Tarea estás? (O a la búsqueda del concepto perdido: la tarea en Pichon-Riviere)”. 13- Este desarrollo figura en el libro de Romero, R.: “Grupo, objeto y teoría”, Ed. Lugar, Argentina, 1987, al referirse al criterio intrasubjetivo para definir el hecho grupal. 14- Para el desarrollo de este concepto, leer: “La concepción del sujeto en el pensamiento de Enrique Pichon-Riviere. Fundamentos para una psicología definida como social” en el libro de P. de Quiroga, A.: “Enfoques y perspectivas en psicología social”, Ed. Cinco, Bs. As., 1987. 15- Estructura definida como una “malla de posiciones, de relaciones entre las posiciones” (pág. 141), denominando posición a toda ““relación de relaciones”, relaciones forzosas, necesarias, universales, invariantes que hacen a la estructura ser lo que es” (pág. 135) según el concepto planteado por Romero, R. en: “Grupo, objeto y teoría”, Ed. Lugar, Argentina, 1987. 16- Ver en Bion, W. R.: “Experiencias en grupos”, Ed. Paidos, España, 1980. 17- La diferencia entre la teorización bioniana (de grupo de trabajo y grupo de supuesto básico) y el planteo de Pichon-Riviere (situación de tarea y de pretarea) es que los primeros son coexistentes -pues son dos niveles de funcionamiento 29 psíquico presentes siempre ambos en todo grupo, con predominio de uno o del otro- mientras que los segundos se oponen y si el grupo está en una situación no se halla en la otra y viceversa. 18- G. Jasiner –retomando planteos de M. Klein- advierte que el objetivo de trabajar la ansiedad es “lograr no su eliminación sino la capacidad para tolerarla. Elaborar la ansiedad entonces no es acabar con ella, sino “para enfrentar mejor las situaciones conflictivas potencialmente productoras de patología””, en Jasiner, G. & Woronowski, M.: “Para pensar a Pichon” Ed. Lugar, Bs. As., 1992 (pág. 128). 19- Este desarrollo está basado en el modelo formal abstracto de Romero, R: “Grupo, objeto y teoría”, Ed. Lugar, Argentina, 1987, en el cual la comunicación – planteada como estructural- se halla en la estructura manifiesta, siendo determinada por la estructura latente, desde la estructura de supuestos básicos bioniana. 20- Citando a Bleger, J.: “… no se trata sólo de aprender en el sentido limitado de recoger información explicitada, sino de convertir en enseñanza y aprendizaje toda conducta y experiencia, relación o quehacer. Aprendizaje y enseñanza están tan solidariamente relacionados que, con frecuencia, en los grupos operativos que se ocupan de este tema se acuñó un neologismo, que primero apareció como lapsus, y que integra ambos términos: Enseñaje”. En: “Temas de psicología (Entrevista y grupos)”, Ed. Nueva Visión, Bs. As., 1971 (pág. 60/1). 21- El grupo interno coincide en el momento de constituírse con la representación precursora de grupo de Romero. Difiere de ésta en que en cada nueva entrada a un grupo, el grupo interno se modifica, mientras que la representación precursora de grupo –condición necesaria de posibilidad de entrada de un sujeto a un grupo- permanece inalterable durante la vida del sujeto. Para ampliar estos conceptos, Romero, R: “Grupo, objeto y teoría”, Ed. Lugar, Argentina, 1987, (cáp. III, punto 1.c) y Klein, R.: “Rastreando la representabilidad del grupo en los albores de un sujeto”, Revista Campo Grupal, año 3, Nº 24, Bs. As., junio de 2001. 22-Identificaciones imaginarias que son prototípicas del inicio grupal -según D. Anzieu- si logran los integrantes enfrentar al fantasma de rotura, y que podrán advenir a transformarse en identificaciones simbólicas, trabajo de por medio. Para ampliar: Anzieu, D.: “El grupo y el inconsciente”, Ed. Biblioteca Nueva, Madrid, 1978. 30 23-Esto implica la conceptualización de Anzieu acerca del pasaje de la isomorfia a la homomorfia y la explicación de por qué cae el fantasma individual, y luego la imago, como organizadores de la fantasmática grupal. De todas maneras, aún primando el tercer organizador, seguirá existiendo la contradicción dialéctica sujeto-grupo. Anzieu, D.: “El grupo y el inconsciente, Ed. Biblioteca Nueva, Madrid, 1978. 24-Este vector se denominó inicialmente cooperación-competencia, y su origen se halla en los desarrollos de los colaboradores de Kurt Lewin. Una excelente descripción del desarrollo lewiniano se halla en Romero, R.: “Grupo, objeto y teoría”, vol. II, Ed. Lugar, Bs. As., 1992 (cáp. IV, punto 6). 25- Una revisión de los roles teorizados por Pichon-Riviere se halla en : “Una reconceptualización de los roles pichonianos (Tecnicamente conocido como: Dinamizando la tarea: el rol del disidente)”, en este mismo libro. 26-Pichon-Riviere tomará también la clasificación de los tipos de liderazgo de la escuela lewiniana según los trabajos de White, R. y Lippit, R.: líder democrático, autocrático y laissez-faire (ver en Cartwright & Zander: “Dinámica de grupos: investigación y teoría”, Ed. Trillas, México, 1971). A éstos le agregará el liderazgo demagógico, definido como aquel lobo con piel de cordero, que mostrándose como democrático es profundamente autocrático, y que, por no dejar que esto se note cae finalmente en un liderazgo laisse-faire. 27- El concepto de chivo emisario es tomado del texto bíblico. El “Levítico” diferencia dos modalidades diferentes de chivato. Una, descripta como chivo expiatorio, en la cual el macho cabrío es sacrificado a Jehova para expiar los pecados; otra, en la cual un segundo chivo es destinado a Azazel, describe cómo se le ponía en la cabeza del animal todas las iniquidades, rebeliones y pecados –lo malo en términos kleinianos-, expulsándolo luego al desierto, con la creencia –propia del pensamiento mágico- de que aquello que era depositado en él desaparecería del depositante. Para ampliar, ver en la Biblia “Levítico”, XVI. 28- P. de Quiroga, A.: “Enfoques y pespectivas en psicología social”, Ed. Cinco, Bs. As., 1987 (pág. 78) 29-Ver criterio interaccional de Romero, R. en el libro: “Grupo, objeto y teoría”, Ed. Lugar, Argentina, 1987 (cáp. III, punto 1.a). 30- Ver criterios intersubjetivo e intrasubjetivo de Romero, R. en el libro: “Grupo, objeto y teoría”, Ed. Lugar, Argentina, 1987 (cáp. III, puntos 1.b y 1.c). 31 31- Me resulta fundamental resaltar la diferencia entre el adjetivo “operativo” y la “técnica de grupo operativo” en tanto técnica de coordinación y observación de grupos. Para ampliar: Woronowsky, M. “¿Tiene vigencia el grupo operativo?” en el libro “Para pensar a Pichon”, Ed. Lugar, Bs. As., 1992 y Klein R.: “Juguemos en el grupo mientras la tarea no está. ¿Tarea estás? (O a la búsqueda del concepto perdido: la tarea en Pichon_Riviere)” en este mismo libro. 32-El planteo original de la unidad de trabajo de Pichon-Riviere está compuesto por el emergente-interpretación-nuevo emergente. O. Bricchetto propuso modificarlo planteando la siguiente diferencia: existente-intervención-emergente. Esta surge de sostener que lo que se manifiesta originalmente es lo que hay, o sea el existente; Si la tarea en éste se estereotipa se hará necesaria una modificación para que el grupo continúe la realización de la misma, lo cual implicará un movimiento del coordinador que no siempre será una interpretación, dado que puede operar mediante un señalamiento, una construcción, una propuesta de una técnica de acción, etc. El resultado de la misma –si ésta es operativa- producirá una modificación del existente, emergiendo lo latente que obstaculizaba la tarea, para que –al ser trabajado- ésta continúe. Una descripción y análisis dados por este autor, en: Bricchetto, O.: “Metáfora lúdica”, Ed. Corregidor, Bs. As., 1999. 33-Me parece una clarademarcatoria de aguas respecto a cómo pensar la tarea del coordinador, la diferencia de posicionamiento de éste entre aquel que desarrolla los procesos del que crea condiciones de posibilidad para la realización de los mismos. 34-P. de Quiroga, A.: “Enfoques y perspectivas en psicología social”, Ed. Cinco, Bs. As., 1987 (pág. 155). 35- P. de Quiroga, A.: “Enfoques y perspectivas en psicología social”, Ed. Cinco, Bs. As., 1987 (pág. 157). 36-Pichon-Riviere, E.: “El proceso grupal”, Ed. Nueva Visión, Bs. As., 1982 (pág. 153). 37- Es interesante pensar este rol desde el planteo que al respecto hace Pacho O´Donnell desde la perspectiva de la escuela de terapia grupal de los Lemoine, como “garante de lo simbólico, punto fijo, terceridad que no solo para los pacientes, sino para el otro terapeuta funciona como contención de tentaciones 32 narcisísticas…”, planteado en el prólogo del libro de Lemoine, G. Y P.: “Jugar, gozar”, Ed. Gedisa, barcelona, 1980 (pág. IV) 38- En su ficha “Relaciones entre lo manifiesto y lo latente en los grupos operativos”, Ed. Cinco, Bs. As., Leonardo Schvarstein trabaja las articulaciones entre lo manifiesto, lo explícito, lo consciente, lo latente, lo implícito y lo inconsciente, precisando cada término. 39-Es por este motivo que no se forman los grupos terapéuticos incluyendo en ellos sujetos neuróticos y sujetos psicóticos, pues si bien habría mayor riqueza respecto a la diferencia en la constitución grupal (heterogeneidad), nos hallaríamos frente a dos tareas opuestas; construir la ilusión grupal y la representación-grupo, en el grupo constituído por sujetos psicóticos; producir la caída de dicha ilusión y la transformación respecto a la representación-grupo en el grupo constituído por sujetos neuróticos, para que puedan aparecer las diferencias intrasubjetivas, y los posicionamientos y reposicionamientos tanto intersubjetivos como intrasubjetivos. Este tema se replantea en “Juguemos en el grupo…” (op. cit) en este mismo libro. 40- Zito Lema, V.: “Conversaciones con Enrique Pichon-Riviere sobre el arte y la PRAXIS GRUPAL SEGUN PICHON-RIVIERE (1) REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Y NOTAS
Compartir