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Por qué vacunar contra el virus del papiloma humano

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¿Por qué vacunar contra el virus del papiloma humano?
¿Por qué vacunar contra el virus del papiloma humano?
Las vacunas contra el virus del papiloma humano (VPH) que utilizan partículas similares al virus han demostrado ser altamente eficaces en la prevención de infecciones persistentes por este virus, lo que tiene un impacto significativo en la reducción de la tasa de neoplasias intraepiteliales cervicouterinas (NIC), un precursor común del cáncer de cuello uterino.
El VPH es un virus ampliamente prevalente y transmitido principalmente por contacto sexual. Algunos de sus tipos están asociados con un mayor riesgo de desarrollar cáncer, especialmente el cáncer de cuello uterino, una enfermedad grave y potencialmente mortal para las mujeres. Los tipos de VPH de alto riesgo, como el VPH-16 y el VPH-18, son los responsables de la mayoría de los casos de cáncer cervical.
Para abordar esta preocupación de salud pública, se desarrollaron vacunas contra el VPH con el objetivo de prevenir las infecciones por los tipos más peligrosos del virus. Estas vacunas contienen partículas similares al VPH, pero no son infecciosas. Al ser administradas, estimulan una respuesta inmunitaria específica que crea defensas contra los tipos de VPH incluidos en la vacuna.
La inmunización comienza generalmente en la adolescencia, antes de que las personas sean sexualmente activas y puedan exponerse al VPH. Esta estrategia busca lograr una inmunidad temprana y duradera que brinde protección a largo plazo contra la infección y sus complicaciones.
Uno de los mayores logros de estas vacunas es su capacidad para prevenir infecciones persistentes por el VPH. Las infecciones persistentes son aquellas en las que el virus no es eliminado completamente por el sistema inmunológico y puede persistir en el cuerpo durante un período prolongado. Estas infecciones persistentes aumentan significativamente el riesgo de desarrollar neoplasias intraepiteliales cervicouterinas, que son cambios anormales en las células del cuello uterino que pueden progresar hacia el cáncer cervical si no se detectan y tratan a tiempo.
Al reducir de manera significativa las infecciones persistentes por el VPH, las vacunas contribuyen directamente a la disminución de las NIC y, por ende, a la prevención del cáncer cervical. Además, también existe un efecto de protección de rebaño, donde la vacunación masiva de la población puede disminuir la circulación del virus y proteger indirectamente a aquellos que no han sido vacunados.

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