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organizaciones parte 2-10

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Kernell: “The Veto” 
El veto el arma más poderosa que un presidente tiene para frustrar los diseños de oposición del Congreso. 
En EEUU (y en otros países también), se necesitan 2/3 en ambas cámaras para revocar el veto presidencial. 
El objetivo inicial del veto era balancear los excesos del gobierno popular. 
 
En el juego del veto, las respuestas anticipadas gobiernan las acciones de los participantes: 
– Los presidentes no vetarán aquellas legislaciones que prevén que provocará una insistencia. 
– Los legisladores que pertenecen al partido del presidente no querrán votar en contra del veto del 
presidente, aún cuando en un primer momento habían votado en favor del proyecto en cuestión. 
El autor sostiene el veto tiene más que ver con estrategias electorales que con diferencias sinceras sobre 
política pública. Para demostrarlo, toma el caso de un país en el que se está debatiendo un proyecto acerca 
de la expansión de los compromisos estatales. 
 
 
 
Primer gráfico: cuando la preferencia del presidente (P) es la más alejada (en comparación a la preferencia 
del Congreso C) de Q (statu quo), el congreso sólo tendrá que pasar su preferencia y el presidente la tendrá 
que aceptar porque lo deja en una mejor posición que Q. De usar el veto, el Congreso querrá perjudicarlo 
más en las próximos proyectos que pase. Por lo tanto, en este caso el veto no es un instrumento 
recomendabe. 
 
En el segundo caso, el presidente quiere reducir los compromisos del Estados mientras que la mayoría del 
Congreso quiere expandirlos. Ambos lados intentarán vetar al otro, por lo que lo mejor que pueden hacer 
es optar por la reversión y mantenerse en Q. 
 
En el último caso, tanto el presidente como el Congreso quieren expandir los compromisos estatales; sin 
embargo, el presidente es más moderado que el Congreso. Una vez que el Congreso identifique la posición 
del presidente, puede diseañar un proyecto que preserve la mayor parte de sus objetivos a través de un 
proyecto I que sea marginalmente más atractivo para el presidente que el punto de reversión. Como los 
puntos de reversión e indiferencia sin equidistantes del punto ideal del presidente, cuanto más 
conservador sea el presidente, más cerca estará la política final (en I) de su posición inicial. El peor 
escenario para el presidente es cuando su posición se encuentra entre la preferencia del Congreso y la 
reversión ya que lo único que tiene que hacer la mayoría parlamentaria es pasar su preferencia (el 
presidente no tendrá otra alternativa que aceptarla). 
 
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el presidente puede ser un jugador estratégico. Si así lo fuera, 
estaría tentado de presentar su punto ideal más cerca de la reversión de lo que realmente está para 
infuenciar al Congreso para que equivocadamente ponga a I más cerca de P de lo que es realmente 
necesario. El trunco en este juego es la credibilidad: depende del historial del presidente y de sus intereses 
partidarios. Sin embargo, hay que tener en cuenta es que este no es un juego de una sola vuelta. Por lo 
tanto, por más de que esta estrategia del presidente sea exitosa la primera vez que la juegue, no será a la 
larga ya que por su postura tan visible, no puede ir en contra de sus intereses declarados porque de este 
modo perderá credibilidad. 
Por lo tanto, otra estrategia a la que puede recurrir el repsidente es asustar a la población de que se está 
en una situación de peligro y lo que este dictamina debe ser acatado por la seguridad de la nación. Sin 
embargo, esto tampoco dura demasiado tiempo. 
 
Hay dos circunstancias en las cuales se duda de la efectividad del veto presidencial: 
▪ Cuando se aproxima al final de su segundo mandato 
▪ Cuando el punto de reversión que se crearía fuera muy malo

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