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Kernell: “The Veto” El veto el arma más poderosa que un presidente tiene para frustrar los diseños de oposición del Congreso. En EEUU (y en otros países también), se necesitan 2/3 en ambas cámaras para revocar el veto presidencial. El objetivo inicial del veto era balancear los excesos del gobierno popular. En el juego del veto, las respuestas anticipadas gobiernan las acciones de los participantes: – Los presidentes no vetarán aquellas legislaciones que prevén que provocará una insistencia. – Los legisladores que pertenecen al partido del presidente no querrán votar en contra del veto del presidente, aún cuando en un primer momento habían votado en favor del proyecto en cuestión. El autor sostiene el veto tiene más que ver con estrategias electorales que con diferencias sinceras sobre política pública. Para demostrarlo, toma el caso de un país en el que se está debatiendo un proyecto acerca de la expansión de los compromisos estatales. Primer gráfico: cuando la preferencia del presidente (P) es la más alejada (en comparación a la preferencia del Congreso C) de Q (statu quo), el congreso sólo tendrá que pasar su preferencia y el presidente la tendrá que aceptar porque lo deja en una mejor posición que Q. De usar el veto, el Congreso querrá perjudicarlo más en las próximos proyectos que pase. Por lo tanto, en este caso el veto no es un instrumento recomendabe. En el segundo caso, el presidente quiere reducir los compromisos del Estados mientras que la mayoría del Congreso quiere expandirlos. Ambos lados intentarán vetar al otro, por lo que lo mejor que pueden hacer es optar por la reversión y mantenerse en Q. En el último caso, tanto el presidente como el Congreso quieren expandir los compromisos estatales; sin embargo, el presidente es más moderado que el Congreso. Una vez que el Congreso identifique la posición del presidente, puede diseañar un proyecto que preserve la mayor parte de sus objetivos a través de un proyecto I que sea marginalmente más atractivo para el presidente que el punto de reversión. Como los puntos de reversión e indiferencia sin equidistantes del punto ideal del presidente, cuanto más conservador sea el presidente, más cerca estará la política final (en I) de su posición inicial. El peor escenario para el presidente es cuando su posición se encuentra entre la preferencia del Congreso y la reversión ya que lo único que tiene que hacer la mayoría parlamentaria es pasar su preferencia (el presidente no tendrá otra alternativa que aceptarla). Sin embargo, hay que tener en cuenta que el presidente puede ser un jugador estratégico. Si así lo fuera, estaría tentado de presentar su punto ideal más cerca de la reversión de lo que realmente está para infuenciar al Congreso para que equivocadamente ponga a I más cerca de P de lo que es realmente necesario. El trunco en este juego es la credibilidad: depende del historial del presidente y de sus intereses partidarios. Sin embargo, hay que tener en cuenta es que este no es un juego de una sola vuelta. Por lo tanto, por más de que esta estrategia del presidente sea exitosa la primera vez que la juegue, no será a la larga ya que por su postura tan visible, no puede ir en contra de sus intereses declarados porque de este modo perderá credibilidad. Por lo tanto, otra estrategia a la que puede recurrir el repsidente es asustar a la población de que se está en una situación de peligro y lo que este dictamina debe ser acatado por la seguridad de la nación. Sin embargo, esto tampoco dura demasiado tiempo. Hay dos circunstancias en las cuales se duda de la efectividad del veto presidencial: ▪ Cuando se aproxima al final de su segundo mandato ▪ Cuando el punto de reversión que se crearía fuera muy malo
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