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Raúl Andrés Guillén Rangel 20030941 
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INSTITUTO TECNOLÓGICO DE CELAYA 
INGENIERÍA MECATRÓNICA 
GRUPO A 
FUNDAMENTOS DE INVESTIGACIÓN 
MARCOS GUTIÉRREZ LÓPEZ 
RAÚL ANDRÉS GUILLÉN RANGEL 
No. De Control 20030941 
RESUMEN-ENSAYO 
Raúl Andrés Guillén Rangel 20030941 
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Índice 
Resumen ............................................................................................................................................. 3 
Ensayo ................................................................................................................................................. 4 
Referencias ......................................................................................................................................... 6 
 
 
 
Raúl Andrés Guillén Rangel 20030941 
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Resumen 
Tal vez sea exagerado afirmar, como hacen sus partidarios, que Benito Juárez fuera el libertador de 
México, pero tampoco se merece los calificativos de ingrato, enemigo de la religión, ambicioso, cruel 
y traidor a la patria que le prodigaron sus detractores (OCÉANO GRUPO EDITORIAL, 1995). 
Lo que sí es cierto es que la historia de la emancipación de México está indisolublemente ligada a 
su nombre y que debe mucho a su vigorosa inteligencia y habilidad. Por su origen zapoteca, Juárez 
siempre tuvo presente la condición de marginalidad de los indígenas y mestizos y contó con el apoyo 
de las clases populares, pese a que éstas no tuvieron oportunidad de beneficiarse de su política 
reformista, dada la penuria económica del país. 
De humilde extracción, Benito Juárez debió ascender lentamente en el escalón político hasta ser el 
máximo magistrado de la nación, sortear innumerables dificultades, padecer el exilio, sufrir la cárcel 
y encabezar una guerra civil (HISTORIA MEXICANA, s.f.). 
En 1829, cuando estaba a punto de recibir la ordenación sacerdotal, comenzó la carrera de derecho; 
en 1834, Benito Juárez era licenciado en leyes y había dado ya inicio a su carrera política como 
diputado por Oaxaca. En 1846 era miembro del Congreso, y desde el año siguiente hasta 1852 
desempeño el cargo de gobernador del Estado de Oaxaca. 
Cuando en 1855 subió al poder en el Ministerio de justicia, dictaminó importantes leyes respecto a 
la reforma agraria y la subordinación del ejército y la iglesia a la autoridad civil, leyes que culminaron 
en la promulgación de la Constitución liberal moderada de 1857 (Roeder, 1972). 
Durante la guerra civil provocada por el golpe de estado de Comonfort, fue apresado, luego liberado 
y se opuso al gobierno de Félix Zuloaga estableciéndose en Guanajuato, luego teniendo que huir a 
Panamá para volver al puerto de Veracruz. Luego de ser reconocido como presidente por EE. UU., 
empezó a dictaminar las llamadas “Leyes de Reforma”. 
Sin embargo, cuando decide dejar de pagar la deuda externa con las potencias europeas, se lleva a 
cabo la intervención francesa y el Segundo Imperio, donde después de esto recupera el poder 
(OCÉANO GRUPO EDITORIAL, 1995). 
El último lustro de la vida política de Benito Juárez estuvo marcado por las revueltas y conflictos de 
toda índole, debido a que fue acusado de fraude electoral. Las medidas adoptadas por el mismo 
para enriquecerse de manera personal lograron que antiguos partidarios se convirtieran en enemigos 
que tratarían de derrocarlo. Sin embargo, poco después de haberse reelegido en 1872, murió debido 
a un ataque al corazón múltiple. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Ensayo “Benito Juárez, el complaciente de las Américas” 
 
En todos los ámbitos de la vida se conoce a Benito Juárez como un héroe, una luz en el México 
asolado por la cruenta guerra entre liberales y conservadores, el que nos dio la libertad del yugo de 
una iglesia que trataba de socavarnos. 
Abrazado como ídolo nacional, aclamado como restaurador del orden, idolatrado por el gobierno a 
tal punto de convertir su fecha de nacimiento en fiesta nacional; la verdadera historia de éste 
personaje haría que nunca más se le volviera a mencionar como un “héroe”. 
Como menciona Salmerón (1986), Juárez no fue educado debido a una fuerte convicción propia de 
aprender y mejorar; sino que fue la iglesia quien lo rescató de la indigencia y lo educó. Además de 
eso, Justo Sierra menciona que Juárez era mediocre intelectual y culturalmente, además que ni fue 
siquiera un buen orador político. 
Por otro lado, se le da el crédito de ser el orquestador de las leyes de Reforma y la separación del 
estado de la iglesia; pero la realidad es bastante distinta. No fue él quien separó ambas instituciones, 
sino que fue Sebastián Lerdo de Tejada. En cuanto a las leyes de la Reforma, él únicamente emitió 
la ley Juárez, donde se eliminaba el fuero a los eclesiásticos y se le confería a los políticos (futuro, 
2019). Es más, él mismo quería separarse de la tradición romana para poder crear la propia como 
sucedió con el Imperio Británico y el cisma de la iglesia anglicana, recurriendo a elementos 
sumamente parecidos, presidida por él y controlada por el estado. 
Una de las afirmaciones más equivocadas respecto al zapoteco es que él defendió la soberanía 
nacional a toda costa; pero cualquier historiador o erudito podrá demostrar lo contrario de manera 
en la que las objeciones sobrarían. En un momento se hablará de algunas de los tratados que él y 
Melchor Ocampo firmaron o firmarían sobre el destino de México, pero primero debemos retomar 
una de las frases más célebres del personaje, la cuál es la cúspide de la historia torcida, falsa y 
adulterada que éste país enseña: “Entre los individuos como entre las Naciones, el respeto al 
derecho ajeno es la paz”. 
Según Méndez-Silva (2007), Juárez estaba dispuesto a darle concesiones a EE. UU. Por paso al 
istmo de Tehuantepec, debido a que en ese entonces el canal de Panamá estaba únicamente en la 
mente de capitalistas, por lo que Tehuantepec era la forma más rápida de pasar entre los océanos 
Atlántico y Pacífico; además de que en un documento siguiente afirma que a ésta concesión se le 
sumarían la de Nogales y Guaymas junto con las de Matamoros a Mazatlán. Y aunque no se 
estipulaba como una cesión territorial lo cierto es que las mismas serían a perpetuidad, de la misma 
manera que sucede con los derechos de la bahía de Guantánamo en Cuba, fruto de la guerra con 
España, o los derechos sobre el canal de Panamá. 
Algo aún más sorprendente es el acta notarial encontrada, del año 1857, fecha en la que Juárez era 
gobernador de Oaxaca, donde junto con otros personajes, Juárez crearía la “Compañía Oaxaqueña 
fundadora de la ciudad Comonfort en el puerto de la Ventosa”, que a resumidas cuentas habla sobre 
cómo se daría derechos a ciudadanos estadounidenses para poder asentarse en el ya mencionado 
puerto de la Ventosa, efectivamente creando una colonia norteamericana en Oaxaca (Salmerón, 
1986). 
¿Acaso esto no nos recuerda a algo? Dicho plan era peligrosamente parecido a lo que había 
sucedido tiempo atrás, donde se dejaba el territorio de Texas a merced de colonos pertenecientes a 
las expansionistas ambiciones de EE. UU., para que después reclamaran una independencia que 
no era más que un señuelo para anexionárselos y de paso arrebatar casi la mitad del territorio 
nacional. Si ésta misma estrategia se realizaba, lo más seguro es que se habrían forzado algunas 
de las ambiciones no conseguidas en el tratado de Guadalupe-Hidalgo, como lo era la adquisición 
de las Californias restantes, la de Coahuila, Tamaulipas y Nuevo León en su totalidad, más de la 
mitad de Chihuahua, o lo que los más radicales pedían, la anexión total. 
Si esto era lo que Juárez proponía como gobernador de Oaxaca, ¿qué maquiavélicas maquinaciones 
planeaba cuando ya era Presidente? 
Raúl Andrés Guillén Rangel 20030941 
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Pues bien, Juárez firmó tratados con las tres potencias europeas que más tarde intervendrían en el 
país,donde con Francia, España y Reino Unido aceptaba subir tantos los intereses como el monto 
de los pagos de la deuda externa con éstos países, e incluso dándole a los británicos derechos de 
conquistarnos en caso de que no se realizasen los acuerdos como lo estipula el Convenio Dunlop-
Ocampo: “Reconoció Juárez en 1858 elevar al rango de deuda convencionada, exigible por armas y 
por conquista de los […] 62.000,000 de pesos de la deuda contraída en Londres, capital y réditos” 
(Salmerón, 1986). 
Más claro no puede quedar, en éste convenio se le daba un casus belli a la corona británica para 
poder conquistar México, de donde quedaríamos como colonia de igual manera que lo fue Belice o 
la Costa de Mosquitos, en Centroamérica. Pero éste convenio no fue lo más nefasto y antinacional 
que pudo haber firmado nuestro personaje. 
El tratado McLane-Ocampo, una de las ideas más ridículas que se han podido concebir en la historia, 
fue uno de los muchos tratados que el benemérito trató de firmar con nuestros vecinos del norte, 
donde aunque no se sabe a ciencia cierta lo que estipulaba, pudo haber incluido la “venta” de los 
estados del norte, redujendo los maltrechos restos de un México inestable, además de las 
concesiones de Tehuantepec que ya se habían propuesto durante la gubernatura de Juárez 
(Méndez-Silva, 2007) 
Éste es el mayor acto de traición a la patria que se puede pensar, debido a que por lo menos los 
demás tratados de pérdidas territoriales eran resultado de guerras perdidas, o como en el caso de 
la Venta de la Mesilla, para evitar guerras que era imposible que se ganasen. 
¿Pero por qué la fascinación de Juárez con EE. UU.? 
Resulta que Juárez nunca fue elegido de manera democrática como presidente, sino que se 
autoproclamó como tal durante la Guerra de Reforma, y como pretexto para continuar en el poder 
usó la misma y la Intervención Francesa para seguir en el poder hasta que hubiese muerto, lo que, 
efectivamente, lo convertiría en un dictador. Para evitar sublevaciones internas, Juárez apeló a las 
grandes potencias del momento para que lo reconociesen como el jefe de estado de México, una de 
las razones por las que aumentó la deuda externa para tratar de convencer a las potencias. 
Durante todo su gobierno Juárez fue totalmente dependiente de EE. UU. para tratar asuntos de 
distinta índole, siendo la caída de su Alteza Imperial Maximiliano von Habsburg-Lothringen de México 
prácticamente orquestada por los mismos, mediante una fuerte presión diplomática de la Casa 
Blanca contra Francia para que dejase de subvencionar las tropas imperiales y se retirase de México; 
además de poner al servicio de la República Mexicana miles de mercenarios y soldados para obligar 
a retirarse a los pocos fieles al Segundo Imperio Mexicano, los cuales obviamente Juárez pagó con 
creces a EE. UU. 
Para terminar, citaré a Ignacio Ramírez, mejor conocido como “El Nigromante”, quien también tiene 
una visión muy clara de Juárez; esperando que éste texto no haya sido en vano y se haya logrado 
cambiar la manera de pensar de usted, querido lector. 
“Alegraos, naciones extranjeras: cuando abandonasteis los campos de batalla, levantamos 
frente a vuestros reyes y caudillos al más despreciable de nuestros personajes, como un 
insulto. Lo fuimos a buscar al confín de la nación, donde se había ocultado, en cuclillas, 
palpitante bajo los pliegues de una bandera extraña, mientras los mexicanos medían sus 
armas contra el invasor […]” (Salmerón, 1986). 
 
Raúl Andrés Guillén Rangel 20030941 
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Referencias 
futuro. (21 de marzo de 2019). BENITO JUÁREZ ¿HÉROE O TRAIDOR? Revista Futuro. Obtenido de 
revistafuturoags.mx/2019/03/21/benito-juarez-heroe-o-traidor/ 
HISTORIA MEXICANA. (s.f.). Benito Juárez. Obtenido de HISTORIA MEXICANA: 
https://lahistoriamexicana.mx/biografia/benito-juarez 
Méndez-Silva, R. (septiembre-diciembre de 2007). Galeana, Patricia, El Tratado McLane-Ocampo. 
La comunicación interoceánica y el libre comercio. Boletín mexicano de derecho 
comparado, 40(120), pág. 515. 
OCÉANO GRUPO EDITORIAL. (1995). GRANDES BIOGRAFÍAS DE MÉXICO (2da ed.). México D.F., 
México. 
Roeder, R. (1972). JUÁREZ Y SU MÉXICO. México D.F., México: Fondo de Cultura Económica. 
Salmerón, C. (1986). LAS GRANDES TRAICIONES DE JUÁREZ (10ma ed.). México D.F., México: 
Editorial Tradición.

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