Neurosis obsesiva como estructura psíquica en psicoanálisis

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Estructuras psíquicas en Psicoanálisis
Neurosis obsesiva
Freud determina que en la neurosis obsesiva se dan acciones obsesivas o ceremoniales, así como impulsos y pensamientos repetitivos. Lo relativo al ceremonial obsesivo, esas prácticas, es sentido en el sujeto como sumamente necesario aunque no sepa la razón de esto, pues muchas veces es algo irracional y sin sentido. Además, cuando no realiza tales actos se le presenta una sensación de angustia. Freud encuentra que las acciones obsesivas están en relación con elementos de la vida de los sujetos, tendiendo estos a lo sexual, y aún más, el conflicto tiene raíces inconscientes. Así, esas acciones serían interpretables, pues hay una conexión con el inconsciente. También, existirá constantemente una consciencia de culpa, reavivada en una tentación y que genera una angustia de expectativa. El obsesivo sintió en momento de su vida una moción pulsional sexual, que posteriormente fue reprimida, y de aquí nace su escrupulosidad y una continua amenaza proveniente del inconsciente. Esa pulsión tomará la forma de la tentación y con ello la angustia de expectativa. Así, el ceremonial es una defensa a la tentación y una protección, ayudado también de prohibiciones. Freud dirá que en el ceremonial de la neurosis obsesiva existirá un mecanismo de desplazamiento, como él ya lo había visto en el caso del sueño. Es decir que habrá una sustitución, y de esta forma se puede entender por qué algo que en apariencia pareciera no tener importancia, para el neurótico obsesivo la tiene en exceso.
Por otra parte, relacionado a esta estructura, Freud hablará del erotismo anal, ligado a rasgos de carácter como el de ser ordenado, ahorrativo y pertinaz. Encuentra que en su primera infancia, estas personas no pudieron gobernar fácilmente sus esfínteres, les tomó bastante tiempo llegar a hacerlo, así como que se negaban a vaciar su intestino por el placer que les ocasionaba la retención de las heces. Estos rasgos no se conservarán en lo posterior, pero estarán conectados a las cualidades del carácter en cuestión. El erotismo anal se sublimará a esos rasgos de carácter, esto debido a que por cuestiones de la educación cultural, un individuo no puede seguir complaciéndose de la misma manera al ir creciendo. 
Para Serge Leclaire, hay algo en el obsesivo que lo separa de su deseo, mientras que él se presenta como un hombre en una especie de precocidad. Es también un sujeto de continua duda, no puede seleccionar una opción entre las demás. Un aspecto central es el del apego a la madre, que se remite a la primera parte de su vida, donde él fue preferido de la madre, viviendo un gran goce “perfecto” en un lugar que también es preciado, un “santuario”. Así, existe una mirada con la madre, pero también existirá una segunda mirada, que es lo que se refiere al papel del padre, es decir que la madre encuentra en el pequeño lo que no pudo encontrar en su pareja. Hay frustración en ella y encontrará satisfacción en el niño, ella será un “ser de deseo” mientras que el pequeño será ese objeto especialmente elegido. Se presentará también una satisfacción que se colma de forma precoz.