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Ideología y praxis política de Lazaro Cardenas

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Ideología y praxis política de Lázaro Cárdenas
En el gobierno de Lázaro Cárdenas, éste se identificó con las clases populares y reconoció la lucha obrera, quería contar con un pueblo revolucionario a su lado. Es así que estimuló a los trabajadores a organizarse en forma de sindicatos. Incluso él mismo había subido al poder con un fuerte apoyo de organizaciones campesinas. Aún con ello, las organizaciones tenían que ser reconocidas por el Estado, el gobierno por tanto sería el árbitro y el regulador de la vida social.
La financiación de los proyectos durante este régimen fue llevada a cabo mediante la creación de una gran red de bancos, destacaron el Banco de México. el Banco Nacional de Crédito Ejidal y el Banco Nacional de Crédito Agrícola. Así mismo, se forzó el rendimiento del terreno fiscal. 
Para Cárdenas, la influencia obrera no sólo sería una razón por sí misma, sino que con su alianza también equilibraría otras fuerzas políticas como las de Portes Gil y Cedillo, incluso gracias a la misma pudo llegar y mantenerse en la silla presidencial sin que Plutarco Elías Calles interrumpiera en sus proyectos. 
El objetivo a gran escala de la estimulación de la organización de trabajadores y consiguiente lucha de clases, buscaba una reforma, no una revolución y, por consiguiente, no se aboliría la propiedad privada. Por tanto, no se podría hablar de una transición al socialismo, y a mismo tiempo que se buscaba combatir el modo capitalista de distribución, las políticas impulsadas también podían estimular el desarrollo de la burguesía nacional. 
Lo anterior lo llevó a confrontaciones con la CTM (Confederación de trabajadores de México), que en un comienzo buscaba eliminar el régimen capitalista como tal. La CTM fue limitada por Lázaro Cárdenas en varias ocasiones, de las cuales destacan dos: al no permitírseles incluir en su organización a campesinos y al no poder unir a los trabajadores del Estado a la Confederación, y tampoco reconocerles derecho a huelga a los mismos. 
En el campo agrario, Cárdenas llevó una política con tintes revolucionarios. Dictó un decreto para la constitución de la Central Nacional de Ejidatarios y posteriormente se estableció la Confederación Nacional Campesina. En esta última, se estipuló la explotación colectiva del ejido para evitar que se formaran pequeñas burguesías campesinas, además, se exigió cancelar la deuda agraria.
Sin embargo, avanzado su gobierno, Cárdenas terminó por contradecir lo prometido al pueblo. A diferencia de las postulaciones en sus primeros discursos, impidió que el pueblo criticara y exigiera al gobierno como tal, sumado a que no permitió que los mismos campesinos ocuparan cargos como dirigentes del campesinado. Es decir, no quiso que las masas se desataran, y en lugar de ello quería que éstas se mantuvieran al lado de los intereses del Estado.
En el ámbito internacional, se impusieron limitaciones a los intereses extranjeros mientras que se estimulaba la industria nacional. La pequeña y mediana burguesía nacional era estimulada, pero se atacaba a la gran burguesía y al mismo tiempo a los monopolios sin importar su fueran nacionales o no. 
Por otra parte, el Partido Nacional Revolucionario limitó en cierta medida a Cárdenas, además de que existieron inestabilidades y diferencias bastante fuertes. Lo anterior se presentó en confrontaciones a nivel de los representantes de estados y las cámaras, las cuales obtuvieron la capacidad de desmantelar los planes del presidente cuando este dejara de gobernar.
Después, el PNR trató de contar con el apoyo de las masas mediante un manifiesto a las clases proletarias del país que buscaba mantener frente a las organizaciones de obreros y campesinos. Por su parte, ante las presiones de compañías y una temida reacción estadounidense por la nacionalización de la industria petrolera, Cárdenas optó por tratar de unificar las fuerzas populares en defensa de los nuevos logro sociales y nacionales.
Posteriormente, se buscó crear una reestructuración política de la nación mediante el recién creado Partido de la Revolución Mexicana, por tanto, se edificó una unificación partidista hacia la centralización. Con el tiempo, la jerarquización del gobierno tendió a afectar negativamente a la democracia, las élites sindicales fueron subordinadas y los partidos fueron convertidos en grupos de interés en vez de grupos de presión. De esta forma un partido único quedaría con el control sobre la identidad y conceptualización de la revolución.

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