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Sufrimiento y divinidad

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Historia de la Música Mtro. Felipe de Jesús Sánchez Padilla Alumno: Raúl Martín Hernández Juárez
Sufrimiento y divinidad
Como vimos en los temas anteriores, el ser humano primitivo recurría a ciertos elementos o sustancias de la naturaleza para poder entrar en contacto con los dioses primitivos, ya que buscaban entrar en un estado de alteración de los sentidos. Por eso, en las experiencias psicodélicas con todo tipo de sustancias como son los hongos alucinógenos, ayahuasca, marihuana, peyote, entre otros, existe una especie de modelo o tema recurrente que tiene que ver con un período inicial de sufrimiento y dificultad que una vez atravesado da pie a un período de aceptación, liberación, unión o éxtasis, esto bien se puede describir en palabras de Alejandro Martínez Gallardo como un “proceso de catábasis[footnoteRef:1] seguido de anábasis[footnoteRef:2], un descenso al inframundo o al infierno y/o purgatorio y un ascenso al cielo o a un estado de conciencia mística; o, también, una muerte simbólica o una disolución del ego que es también una fusión del ser con el Ser o del individuo con principios universales: Dios, la naturaleza, la realidad, la conciencia ilimitada, etcétera.” [1: Descenso simbólico o literal a los infiernos.] [2: Resurección o resurgimiento posterior a la catábasis que la complementa.] 
Divinidad y orden
Todo ser humano, desde el momento en que toma conciencia de sí mismo y de lo que le rodea, busca, de manera innata, establecer o encontrar el orden a las cosas de su entorno; lo cual le permite encontrar una finalidad subjetiva en el plan de su vida, cada uno por su parte o incluso de manera colectiva. La naturaleza cíclica del orden y el desorden, la integración y desintegración de la realidad, resultan claramente visibles en el hecho irrefutable de que la entropía estructural aumenta en el universo constantemente; es decir, todo el universo está constantemente tendiendo al caos, al desorden, con lo cual se podría pensar que es una batalla perdida el esfuerzo del ser humano en buscar este orden, sin embargo, no es así, ya que esta búsqueda es lo que le permite la existencia, y lo que le ha permitido establecer un orden divino, ya sea a través de hechos que nosotros podríamos reconocer como míticos, o que pueden salir un poco de la lógica medianamente científica. Sin embargo, si establecemos que el orden como tal es una entidad preexistente, siempre presente, con la cual se ha de estar en armonía, podríamos entender que el ser humano no ha “descubierto” nada, sino que ha estado lo suficientemente atento para poder entrar en este proceso cíclico de orden mayor que le da sentido a su vida.