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Copia de Proceso de Individuación

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PROCESO DE INDIVIDUACION 
HELENA JACOBY DE HOFFMANN 
 
PROCESO DE INDIVIDUACION1 
 
Individuación es la fuente de toda salud. Individuación es el proceso que 
mueve al hombre a hacerse una persona completa, única. Esto significa la 
síntesis de las personalidades, conscientes e inconscientes, y el 
establecimiento de una relación entre el ego como centro de la conciencia, y 
el sí mismo, que es la personalidad total, la cual funciona como nuestro 
centro. 
La individuación es un proceso vital, que lleva a la totalidad. No obstante, 
este proceso nunca se lleva al cabo del todo, porque la personalidad total 
jamás se alcanza en el curso de la vida. La totalidad necesita la consumación 
de nuestra potencialidad, pero es difícil que esto se logre, porque dicha 
potencialidad es demasiado rica y las demandas de la vida cambian 
constantemente, provocando nuevas respuestas. Sin embargo, el centro 
inconsciente de nuestro ser de alguna manera sabe lo que significa ser 
completo. Es a partir de este centro, donde se inicia el proceso de 
individuación. 
No nos decidimos a hacernos enteros, más bien una energía vital que está 
dentro de nosotros, nos obliga a tomar este camino. Nuestra totalidad -la 
meta de nuestro desarrollo- vive dentro de nosotros, como una potencialidad 
dinámica, influenciando profundamente el curso de nuestra vida. 
 
1Este texto es la transcripción efectuada por la aut ora de una 
grabación realizada por Lola Hoffmann, poco antes d e morir. 
Derechos Reservados de publicación. 
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En todo proceso vital, el bien y el mal se entremezclan. La vida nos manda 
en este proceso no lo que pedimos sino lo que necesitamos para crecer. Las 
fuerzas del mal tendrán que tocar nuestras vidas porque sin los poderes 
oscuros, luciféricos, no emerge la conciencia. 
El Proceso de Individuación es un trabajo. Un "opus vitae", una tarea que 
nos llama a no evitar las dificultades y peligros de la vida, sino a percibir el 
sentido en el pattern de acontecimientos que la conforman. 
Hay que aprender a ver el hilo que conecta los acontecimientos, sueños y 
relaciones que han formado el tejido de nuestra existencia. 
El Proceso de Individuación es la búsqueda de un sentido insertado en la 
vida misma. El inconsciente trata de producir una situación imposible para 
obligar al individuo a sacar de sí lo mejor. 
Dice Jung: "Cuando se sigue el curso de la vida interior de una persona, se 
tiene la impresión de que estamos en este mundo con el objeto de 
desarrollar y purificar la vida del alma, o expresado en términos psicológicos, 
con el fin de la individuación". 
 
El material simbólico de los sueños 
 
Cuando el hombre observa los sueños, está en contacto con la corriente de 
la vida interior. El sueño es la herramienta de la naturaleza que permite que 
contenidos del inconsciente penetren a la conciencia. El resultado es un 
estado de conciencia alterado. Es un cambio radical y una renovación de la 
vida a través de un contacto del ego con una experiencia irracional 
energizante. 
Cuando alguien ha pasado por una crisis, ha muerto a su antigua 
personalidad y ha hecho su camino de vuelta hacia la salud y una vida más 
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consciente. En este proceso, el sujeto adquiere ciertas cualidades que lo 
capacitan para poner a otras personas en contacto con la verdadera salud y 
la salvación. 
Nuestra alma no está completa si no llevamos a la conciencia nuestra vida 
entera, sea ésta feliz o infeliz. El sí mismo, o centro psíquico, es el arquetipo 
de la unidad. La tendencia que centra y une los elementos contrarios de la 
psique. Naturalmente la psique busca la totalidad, mas ésta sólo puede 
alcanzarse a través del desarrollo de la conciencia y el despliegue del 
hombre en su totalidad en el contexto de la vida. Esta totalidad lleva a la 
reorganización de la personalidad en un nivel más alto, más desarrollado. 
 
La vía a la totalidad mediante símbolos 
 
El esfuerzo de llegar a la totalidad se da mediante la relación entre el mundo 
consciente e inconsciente. La naturaleza de esta relación es diferente en 
cada persona. El mediador de nuestros conflictos psíquicos está en nuestro 
interior, principia a actuar apenas los símbolos del inconsciente han sido 
reconocidos y aceptados como realidad interior. Esta aceptación permite que 
opere el poder natural mediador del sí mismo, dando así la posibilidad de 
reconciliación de los opuestos y la aparición de una totalidad inconsciente 
desconocida hasta este momento. Este aspecto productor de símbolos del 
inconsciente ha sido llamado por Jung "función trascendente", porque pone a 
la psique en condiciones de trascender el conflicto de los opuestos y permite 
que la conciencia salga de una condición limitada. Si no fuera por esta 
función trascendente, jamás podríamos pasar de un estado a otro: 
permaneceríamos cautivos para siempre dentro de los límites de una 
estrecha psicología. 
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El principal transmisor de la función trascendente son los sueños. El símbolo 
transformador del sí mismo aparece en éstos como una manifestación 
divina. 
El desarrollo de la conciencia no es posible sin emoción. Esta nos llega a 
través de las relaciones significativas de nuestra vida. La relación con los 
demás es una parte muy importante en el proceso de individuación. El Amor 
es el crisol donde se realiza la individuación. Amar a alguien significa estar 
en posesión de sí mismo. 
 
La Personalidad inconsciente 
 
Jung dice: "En cuanto el yo sólo es el centro de mi zona consciente no es 
idéntico a la totalidad de mi psique, sino es simplemente un complejo entre 
otros complejos. Distingo pues entre el yo y el sí mismo, en cuanto el yo es 
el sujeto de mi conciencia, mientras el sí mismo es el sujeto de mi psique 
toda, incluso de la inconsciente"... "Los procesos inconscientes se hallan con 
la conciencia en una relación compensadora, porque lo consciente y lo 
inconsciente no han de formar necesariamente un contraste el uno con el 
otro, se completan mutuamente hasta un total que es el sí mismo". 
Jung emplea el término "individuación" para designar un proceso cuyo 
resultado es un individuo psicológico, esto es una totalidad, una unidad 
singular e indivisible. El proceso de individuación es llegar a ser un individuo 
singular, en cuanto que entendemos por individualidad, nuestra unicidad 
más íntima, última e inefable. En el curso del proceso nos transformamos en 
nuestro propio sí mismo. Por esta razón, se podría traducir individuación con 
la realización de sí mismo. 
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No hay que confundir el proceso de individuación con la toma de conciencia 
del yo. Con lo cual se confundiría el yo con el sí mismo. Mirado así la 
individuación sería un mero egocentrismo y autoerotismo. El sí mismo 
abarca infinitamente más que el yo. Es también el otro o los otros. La 
individuación no excluye al mundo, más bien lo contiene. El sí mismo es el 
arquetipo central del orden, la totalidad del hombre. Es una magnitud 
antepuesta al yo consciente. Abarca no sólo a la psique consciente, sino 
también a la inconsciente. Siendo por ende, como si dijéramos, una 
personalidad que nosotros también somos. No hay esperanza de alcanzar 
aún una aproximada concienciación del sí mismo, por muchos contenidos 
que integremos a la conciencia, siempre quedará una cantidad 
indeterminada e indeterminable de inconsciente que pertenece a la totalidad 
del sí mismo. 
 Jung dice: "El sí mismo no es sólo el punto central, es también el contorno 
que encierra la conciencia y el inconsciente, es el centro de esta totalidad, 
así como el yo es el centro de la conciencia"... "El sí mismo es también la 
meta de la vida, ya que es la expresión más completa de la combinación del 
destino que llamamos individuo". 
 
 
El complejo arquetipo 
 
El concepto "arquetipo" deriva de la reiterada observación de que, tanto los 
mitos como los cuentos de hadasde la literatura mundial contienen 
determinados motivos que se narran siempre donde fuere que sea. Con 
estos mismos motivos nos encontramos en fantasías, sueños, delirios e ideas 
delirantes de individuos contemporáneos. Esas imágenes típicas y relaciones 
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se califican como "representaciones arquetípicas". Mientras más manifiestas 
son, tanto más frecuentemente van acompañadas de emociones muy vivas. 
Son impresionantes, influyentes, avasalladoras. Proceden del arquetipo que 
en sí no es evidente. Es una forma previa inconsciente que pareciera 
pertenecer a la estructura heredada, que está implícita en la psique. Por 
consiguiente, puede manifestarse como fenómeno espontáneo donde quiera 
que fuere. 
Jung dice: "Con frecuencia me encuentro con el mal entendido de que los 
arquetipos se determinan por su contenido, o sea que corresponderían a una 
especie de representaciones inconscientes. Es por eso que debo insistir de 
nuevo, en que los arquetipos no son determinados por su contenido, sino 
sólo formalmente, y en última instancia sólo en forma muy condicional. 
Determinada por su contenido, sería una proto imagen, que sólo es 
comprobable cuando es consciente, y por lo tanto colmada por el material de 
la experiencia consciente". 
Su forma es comparable al sistema del eje de un cristal, que se cree 
estructuraría, por decirlo así, la formación de los cristales en el líquido 
madre, sin poseer él mismo una existencia material. Esta última aparece 
sólo en la manera como afluyen primero los iones y en seguida las 
moléculas. 
El arquetipo es un elemento vacío en sí, formal, que no es otra cosa que una 
"facultas preformandi", una posibilidad dada a priori de la forma 
representativa. 
 
Las representaciones no son heredadas. Se heredan las formas que 
corresponden exactamente a los instintos, también éstos determinados sólo 
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formalmente. Ni la existencia de los arquetipos, ni la de los instintos puede 
ser comprobada mientras éstos no se manifiesten concretamente. 
 
De la ascensión del espíritu 
 
 Novalis dice: "No conocemos las profundidades de nuestro espíritu, hacia 
dentro se dirige el misterioso camino". 
El proceso de individuación aspira a un orden de vida superior. Según la 
tradición, se requiere "ir al desierto" para encontrar el camino. Esta ida al 
desierto corresponde a un estado anímico de desarrollo y tránsito. Mirado 
desde el punto de vista psicológico, es un estado de introspección, un 
camino hacia adentro que es tanto más peligroso, cuanto más súbito y 
tormentoso es el proceso. 
La vivencia mágica del desierto está amenazada por inseguridad, debilidad, 
desesperación, estados depresivos. Es lo que San Juan de la Cruz llama "La 
noche oscura del alma". Es una etapa de la vida en la cual toda energía 
productiva parece estar suspendida. Durante este estado ocurren también 
episodios psicóticos, así por ejemplo en ciertas culturas, la locura del 
shamán. 
Extasis significa estar fuera de sí mismo. Cuando el centro de la conciencia 
ha salido fuera del marco corriente del aquí y ahora, estamos fuera de 
nosotros, en otro marco de referencia. La capacidad del shamán de entrar en 
éxtasis hace de él un maestro de la geografía mística del mundo espiritual, 
es decir, del inconsciente. Tiene un íntimo conocimiento de estas regiones 
misteriosas del espíritu, en las cuales puede entrar y salir a voluntad. 
 
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Las culturas shamánicas dividen la geografía del mundo espiritual en tres 
etapas: El Plano Terrestre, El Mundo Celestial --arriba-- y El Mundo 
Subterráneo --abajo. El Universo Espiritual Triple está comunicado con el 
Centro del mundo. Quien conoce este Centro tiene la capacidad de moverse 
voluntariamente de un plano a otro de la realidad. La capa terrestre --
símbolo del ego-- y su marco de referencia esta en la realidad corriente, es 
la vida como la experimentamos en nuestro habitual estado de vigilia, en la 
realidad témporo-espacial. 
El Mundo Celestial, como también el Inframundo, simboliza diferentes modos 
de realidades o estados psíquicos diferentes, en los cuales el individuo se ha 
alejado del ego y experimenta el inconsciente. 
 
El Despertar de la conciencia 
 
La invitación a entrar en el camino del shamán viene generalmente a través 
de una enfermedad, o una severa crisis psicológica, que se asemeja a la 
muerte. Esta es seguida de un renacimiento. 
Como resultado, la personalidad del shamán emerge muy ampliada, más 
consciente, directamente comunicada con el mundo de los espíritus. 
Toda persona en la cual ocurre una individuación tiene algo de la experiencia 
shamánica. La enfermedad es algo inevitable en tales personas. Su 
crecimiento se efectúa a través de un proceso de muerte y resurrección, 
obligándolas a encontrar su propia y única personalidad. Toda identificación 
en esta etapa de la evolución con la Deidad puede llevar a la locura. El 
individuo experimenta una insoportable privación y cree poder investir su 
impotente yo empírico con el poder del sí mismo creador. 
 
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La actitud adecuada del yo en tales circunstancias está dada con la vivencia 
del Nazareno en el desierto, donde vemos que la solución, que permite 
mitigar la carencia, no consiste en deidificarse a sí mismo sino que mientras 
más se libere el hombre de sus privaciones y anhelos, tanto más divino se 
torna. 
 
El sentido de ir al desierto es la liberación, la salvación, es el encuentro del 
todo en el yo. De la vivencia en el desierto, el hombre vuelve al mundo con 
la conciencia de su renacimiento. Además está consciente de su misión, o 
sea, de su carisma. En definitiva ha reconocido a su verdadera voluntad. 
 
Muerte y renacimiento 
 
Cuando alguien ha pasado por una crisis, ha muerto a su antigua 
personalidad y ha hecho su camino de vuelta hacia la salud y a una vida más 
consciente. En este proceso, el sujeto adquiere ciertas cualidades que lo 
capacitan para poner a otras personas en contacto con la verdadera salud y 
la salvación. 
El hombre creador, sobre todo el poeta, vuelve al mundo después de la 
experiencia en el desierto como mensajero del inexplorado infinito. De un 
hombre como éste se dice que ha nacido dos veces: "El vive tanto en el 
plano de la conciencia humana como en el suprahumano"; pues un grado 
superior de vida le hace posible realizar obras en un plano sobrenatural. 
Todo depende del saber hasta qué grado la naturaleza humana es capaz de 
elevar su actitud ontológica. Como vemos, se trata por lo tanto de una vida 
en evolución. La idea de un potencial esbozo del hombre corresponde al 
secreto de los misterios iniciáticos. 
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También Goethe se refiere con frecuencia a esta idea: "¿Quién sabe --dice-- 
si el hombre no es sólo un proyectil lanzado por la naturaleza hacia una 
meta más alta". En tanto, Paracelso afirma que : "No hay nada en el Cielo ni 
en la Tierra que no tenga también acción sobre el hombre. De manera que el 
Dios que está en el Cielo, se halla también en el hombre. Luego, si él está en 
nosotros, debemos adorarlo allí donde se encuentra, o sea en el Cielo, esto 
es en el Hombre, en el propio interior del Hombre". 
"Dios en el Cielo", esta expresión parece ser un orden de vida superior que 
se realiza en el Hombre. Esta idea está en plena concordancia con la 
enseñanza de Jesús acerca de la interioridad del reino de los cielos (Juan VI 
34). Gracias a una conciencia superior, el hombre es capaz de reconocer y 
enjuiciar la idiosincrasia de su propia esencia. 
 
Catarsis y creación 
 
En el concepto esotérico, la Creación corresponde a una naturaleza 
metafísica sin pasado ni futuro, un eterno ahora. La Creación es el 
equivalente de un estado creador hacia el cual puede elevarse la conciencia 
mediante la anamnesis, o sea, el recuerdo o el volver a reconocer. 
Pascal dice que "El hombre sobrepasa infinitamente al hombre”, cuando se 
llega a una superación del grado vitaly de la obra humana mediante un gran 
desarrollo, que es como una catarsis, un proceso de purificación, que 
corresponde a lo que en la tradición esotérica se llama la Guerra Santa. Tal 
purificación exige un constante control, mediante la auto-observación y el 
autodominio de los pensamientos, la palabra y las acciones. 
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La purificación está con frecuencia acompañada de la negación del mundo en 
su aspecto del no-yo. No se debe perseverar en esa negación, sino que hay 
que aceptar, soportar y sufrir al mundo sin desearlo. La prueba del amor 
elimina todo egocéntrico interés por el yo, la consecuencia del vivir desde 
adentro es para la tradición iniciática: "transformar el microcosmos en 
macrocosmos". (.....) También dice: "Quién puede conocer algo fuera de 
aquello que reconoce de nuevo?, tú te imaginas que estás aprendiendo y 
resulta que te reencuentras contigo mismo; el Universo es tan sólo el 
pretexto para este desarrollo de la conciencia". Goethe señala que "El 
hombre se conoce sólo en cuanto conoce al mundo, que descubre en sí 
mismo o a sí mismo en él". Todas estas ideas se basan en la antigua 
doctrina de las analogías posibles entre el macro y microcosmos, enseñanza 
que se puede resumir con la breve fórmula paracélsica: "Así como es arriba 
es abajo". 
 
La travesía del iniciado 
 
La "tentación en el desierto" le promete al hombre un apoyo para conseguir 
la satisfacción de deseos puramente terrenales y trata de desviarlo de un 
destino más alto. Este tema es tratado por Goethe en Fausto. La misión de 
Mefistófeles era desviar a Fausto de su fuente originaria, misión para la cual 
Mefistófeles es autorizado por el mismo Dios. Tras todos los desvaríos de 
Fausto está aquel "oscuro afán", que hace que el hombre se esfuerce 
aspirando siempre a más. Este "oscuro afán" es expresión de la relación que 
existe en el hombre con una conciencia superior. La relación latente con la 
superconciencia se mantiene mientras Fausto no se identifique totalmente 
con Mefistófeles; sin embargo, esto no sucede. El hombre incurre en errores 
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mientras aspira a algo. La verdadera voluntad de Fausto es esforzarse 
siempre aspirando. Esta es la razón porque su muerte no es el fin de su 
vida, sino el principio de su post existencia en un plano superior del ser. 
Según la tradición, la naturaleza doble del hombre - la esencia del alma 
humana - es la esencia del alma humana sobre la tierra. Esto corresponde a 
la antigua sabiduría de los misterios. En la tradición se describe la elevación 
del hombre a un estado de conciencia superior, en términos de abandono de 
la tierra y subida a las estrellas. Representa la vida del hombre en la tierra y 
su destino terrestre como viaje, caminata y búsqueda. Búsqueda de un 
supremo tesoro que se encuentra en un país lejano de difícil acceso, 
resguardado por poderes elementales. El simbolismo de las aventuras y de 
los peligros que hay que arrastrar en tal viaje es evidente, se encuentra 
desde la antigüedad más remota en todas las tradiciones. Como éxito del 
héroe, lleva sellado éste como hombre superior, como viaje que se realiza 
en el mar de las pasiones humanas, en medio de las tempestades de los 
vehementes deseos. En este trance, el hombre se halla expuesto a toda 
clase de peligros, no obstante se ha trazado una meta que es la conquista de 
La Gran Paz. 
 
Metanoia y conversión 
 
El recurso del simbolismo consiste en dar expresión figurada a estados 
trascendentes superiores, mediante analogías con estados empíricos 
inferiores, lo que equivale a dar al pensamiento un repentino vuelco desde 
una categoría a otra. 
Incomparablemente más profundo es otro, el cambio de pensamiento, nos 
referimos a la Metanoia del Evangelio, que alude a la revolución total del 
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pensamiento y que transforma esencialmente al hombre como también su 
relación con Dios y el mundo. El hombre que ha experimentado tal cambio 
es capaz de existir en un orden vital superior, ya no contempla al mundo 
desde el exterior, simplemente se traslada a su propio centro. Para el 
individuo, esta transformación significa un total renacimiento. Antes que el 
cambio se realice definitivamente está precedido por una larga incubación, 
de un verdadero embarazo espiritual. Expresado en términos platónicos, el 
individuo tiene que ser de aquellos que están "grávidos en su alma" 
(Banquete, 209b). Durante todo el período de incubación se produce una 
catarsis, en el curso de la cual se realiza la purificación del individuo. 
Una obra clásica tibetana, que su original lleva el título "La Historia de la 
Redención del Maestro Consumado Naropa", es un relato de la consumación 
y liberación del héroe. Naropa - quien vivió entre los años 924 hasta 1039 
de nuestra era- abandona una cátedra en la Universidad de Nalanda, en la 
India, y se encamina por el mundo en busca de un maestro. El relato quiere 
insinuar aquí que las diferentes aventuras en el mundo toman el rol del 
maestro, de modo que Naropa llega finalmente a entender el sentido de su 
vivencia del mundo. Sin sufrimiento no es posible encontrar al maestro, 
todas las vivencias y fenómenos con los cuales se encuentra son 
transformaciones mágicas del maestro, lo que cada vez él reconoce 
demasiado tarde. En el momento de su mayor desesperación, oye una voz 
que dice: "Encontrado el maestro, ¡despierta!". De ahí en adelante, Naropa 
es capaz de entender todas sus vivencias con el real sentido de su 
importancia. 
 
La conciencia tiene carácter de totalidad, de manera que es capaz de recibir 
todos los contenidos en su máxima pureza y reconciliar todas las polaridades 
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del mundo exterior, por tanto, como lo expresa Jung, "El individuo debe 
llevar la vivencia de lo divino desde el plano objetivo, al plano subjetivo". 
Este era el secreto de la antigua misteriosofía, y toda esa tradición está en 
completo acuerdo con la enseñanza de Jesús: "No está escrito en vuestra 
Ley: 'Yo digo: Dioses sois'" (Juan 10. 34). Dentro de la esencia humana 
misma está activa la Ley de la superación que es también la causa de las 
diferencias de rango entre los individuos. 
En el diálogo hermético del Poemandres, se dice: "Si tú no te haces igual a 
Dios no podrás reconocerlo, sólo por lo similar puede ser reconocido lo 
similar. Si tú te levantas a una altura inconmensurable, libre de todo 
corporeidad, si superas toda temporalidad, entonces podrás reconocer a 
Dios, no temas, nada es imposible para ti, sé más alto que toda altura y más 
hondo que toda profundidad". Este es el sentido último de todo cambio de 
pensamiento, de la palingénesis o renacimiento. 
 
La integración de los opuestos 
 
En tanto, en el tratado hermético de Asclepios, se dice: "No es su parte 
mortal la que rebaja al hombre, al contrario, el hecho de ser mortal 
incrementa sus posibilidades como también sus facultades, su tarea doble 
sólo es posible debido a su naturaleza doble. Está constituido de tal manera 
que es capaz de abarcar simultáneamente lo terrenal y lo divino". 
De otra manera lo dice Hegel: "Lo verdadero es lo total, lo total no es otra 
cosa que la esencia humana que se perfecciona en el curso de su desarrollo". 
Todo afán de conocimiento es en última instancia un deseo de redención, 
liberación de la ignorancia y del sin sentido. La redención no se comprende 
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sólo aquí en el sentido religioso, pues el estado de conciencia al cual se llega 
con esta liberación es idéntico a conocimiento, verdad y realidad."

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