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Las funciones múltiples del sindicato colaboracionista

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Las funciones múltiples del sindicato colaboracionista
Además de las funciones propiamente sindicales que desarrolló la CROM, se comprometió también con otras tareas de orden político, convirtiéndose en un aparato informal del Estado. En sus orígenes la CROM fue una organización obrera que pretendía constituirse en el frente nacional único de la clase trabajadora y desarrollar una estrategia político-sindical que le brindara cierta autonomía frente al nuevo estado y la burocracia política que se estaba formando.
Como organización social la CROM (Confederación Nacional Obrera Mexicana) fue eje regulador entre los individuos y el estado. También incrustó sus proyectos económicos en los programas de desarrollo industrial gubernamentales y desde esa misma tribuna, los hizo extensivos al resto de la clase obrera organizada. Se convirtió en una intérprete fiel de la política del gobierno federal, y de las acciones que este emprendió para someter a los poderes políticos estatales, regionales y locales. También cumplió un papel importante en las negociaciones exteriores del gobierno de calles.
Ahora bien, las estadísticas sobre las huelgas registradas durante los años veinte son una prueba evidente del control que la CROM ejerció sobre los mecanismos de regulación obrero-patronales. Resulta significativo cómo hasta antes de que la CROM ejerciera un dominio absoluto sobre la política laboral las cifras revelaban una movilización permanente de los trabajadores organizados, a partir de 1925 los mismos números serían testigos mudos de la llegada del laborismo, había menos huelgas porque los trabajadores estaban más conformes.
A la violencia patronal, en muchos casos se respondía en la mayoría de los casos con la violencia obrera, organizada o no, hubo innumerables persecuciones, muertes y encarcelamientos injustificados de sindicalistas. Hasta que en 1926, Morones, fundador y director de la CROM consideró que las acciones hostiles por pate de algunos gobernadores como los de Jalisco y Veracruz, “habían llegado a niveles intolerables, pues estaban sirviendo de pretexto para destruir a los organismos obreros, por lo que era momento de obrar radicalmente para evitar que los enemigos del movimiento obrero de México continúen realizando su labor constructora”. Así se emprendió una lucha entre la CROM que quería conservar y ampliar sus organismos sindicales para someter a las fuerzas locales y regionales que luchaban por mantenerse independientes a la alianza o directamente se oponían a ella. Estos últimos se aliaron a jefes militares, empresarios, terratenientes y a organizaciones enemigas de la CROM para lograr su cometido.

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