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Capítulo 56 Prevención de accidentes

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ENCICLOPEDIA DE SALUD Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO 56.1 SUMARIO 56.1
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PREVENCION DE ACCIDENTES ACCIDENTES Y GESTION DE LA SEGURIDAD
Director del capítulo
Jorma Saari 56
Sumario
SUMARIO
Introducción
Jorma Saari . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56.2
Conceptos del análisis de accidentes
Kirsten Jørgensen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56.3
Teoría de las causas de los accidentes
Abdul Raouf . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56.6
Factores humanos en los modelos de accidentes
Anne-Marie Feyer y Ann M. Williamson . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56.8
Modelos de accidentes: homeostasis del riesgo
Gerald J. S. Wilde . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56.11
Modelos de accidentes
Andrew R. Hale . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56.14
Modelos de secuencia de accidentes
Ragnar Andersson. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56.18
Modelos de desviación de accidentes
Urban Kjellén . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56.22
El MAIM: modelo de información de accidentes
de Merseyside
Harry S. Shannon y John Davies . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56.24
Principios de la prevención: el planteamiento de la
sanidad pública respecto a la reducción de las
lesiones en el lugar de trabajo
Gordon S. Smith y Mark A. Veazie . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56.28
Principios teóricos de la seguridad en el trabajo
Reinald Skiba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56.34
Principios de prevención: información sobre seguridad
Mark R. Lehto y James M. Miller . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56.37
Costes de los accidentes relacionados con el trabajo
Diego Andreoni . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56.42
• INTRODUCCION
INTRODUCCION
Jorma Saari
De acuerdo con las estadísticas de la Oficina Internacional del
Trabajo, se producen cada año 120 millones de accidentes labo-
rales en los lugares de trabajo de todo el mundo. De éstos, en
210.000 se registran fallecimientos. Cada día, más de
500 hombres y mujeres no regresan a sus hogares víctimas de este
tipo de accidentes mortales. Son cifras escalofriantes que apenas
interesan a la opinión pública. Habida cuenta del precio tan
elevado que los accidentes suponen para los países, las empresas y
las personas, su difusión pública es más bien limitada.
Por fortuna, hay personas que trabajan, conscientes del fin
perseguido y a menudo entre bastidores, para mejorar la
comprensión y la gestión de la seguridad y la prevención de acci-
dentes, y sus esfuerzos no han sido en vano. Nuestros conoci-
mientos en este terreno son más amplios que nunca. Muchos
investigadores y profesionales de prestigio mundial en materia
de seguridad comparten con nosotros estos nuevos conoci-
mientos en los artículos de la presente Enciclopedia. En los últimos
veinte decenios, el conocimiento de los accidentes ha evolucio-
nado considerablemente. Atrás ha quedado el modelo simplista
que dividía el comportamiento y las condiciones en dos catego-
rías: seguros o inseguros. La creencia firme en que toda actividad
puede clasificarse en uno de estos dos apartados ha ido dejando
paso a otros modelos sistemáticos más elaborados cuya eficacia
en la gestión de la seguridad está comprobada.
Es importante subrayar que dos condiciones que son seguras
por separado, pueden no serlo juntas. Los trabajadores consti-
tuyen el nexo de unión, ya que su comportamiento varía según
su entorno y su medio físico. Por ejemplo, las sierras mecánicas
provocaron numerosos accidentes cuando comenzaron a utili-
zarse en el decenio de 1960, debido a un movimiento peligroso
conocido como “retroceso”, que coge por sorpresa al operario
cuando los dientes articulados de la herramienta tropiezan con
una rama, un nudo o un punto de mayor dureza en la madera.
Fue el causante de cientos de muertes y lesiones antes del
invento de un mecanismo de protección. Cuando Suecia adoptó
disposiciones que exigían su instalación, el número de lesiones se
redujo de 2.600 en 1971 a 1.700 en 1972, lo cual supuso un
enorme avance en la prevención de accidentes provocados por la
utilización de sierras mecánicas.
Cualquier usuario de estas ruidosas, vibrantes y, desde luego,
afiladas herramientas sabe por experiencia que son muy peli-
grosas; de ahí la extrema precaución con que la usan los princi-
piantes. Con todo, tras muchas horas de trabajo, los operarios
van perdiendo la conciencia del peligro y comienzan a utilizar la
sierra con menos cuidado. Algo similar sucede con el dispositivo
antirretroceso. Los trabajadores que saben que es posible que se
produzca ese movimiento tratan de evitarlo, y al contar con un
mecanismo de protección se vuelven menos cautelosos. La
industria forestal, otro sector en el que se utilizan las sierras
mecánicas de cadena, los estudios han demostrado que la
protección de las piernas reduce la precaución de los trabaja-
dores, quienes se exponen con mayor frecuencia a los retrocesos,
ya que se creen a salvo.
A pesar de que la protección antirretroceso ha ayudado a
prevenir lesiones, el mecanismo es incierto. Aunque resulta
eficaz desde el punto de vista de la protección, no existe un
análisis definitivo que garantice que sus efectos corren parejos
con la seguridad. Se dan dos condiciones que aumentan ésta: el
dispositivo antirretroceso y el protector de piernas, pero no
significa que la dupliquen. La lógica aritmética de “uno más uno
igual a dos” (1 + 1 = 2) no es aplicable en este caso, ya que uno y
uno pueden ser menos que dos. Por fortuna, uno más uno (1 + 1)
son más que cero en ciertas ocasiones. En otras, por el contrario,
la suma puede llegar a ser negativa.
Se trata de fenómenos que los profesionales de la seguridad
han comenzado a comprender mejor que antes. La división
simple de comportamientos y condiciones en seguros e inseguros
no permite avanzar mucho en el camino de la prevención. La
confianza en cuanto al progreso ha de ponerse en la gestión de
sistemas. Si entendemos que las personas, sus tareas, sus equipos
y el entorno componen un sistema dinámico, habremos avan-
zado considerablemente en la prevención de accidentes. Los
ejemplos siguientes ponen de relieve la naturaleza dinámica de
las personas y el trabajo. Si se modifica un componente, los otros
no se mantienen inalterados y el efecto definitivo sobre la segu-
ridad resulta difícil de prever.
En la aviación y en otros sistemas donde la ingeniería y auto-
matización son elevadas, se ha observado que un aumento de
ésta no genera necesariamente una mejora de la seguridad. Por
ejemplo, puede que los operarios no consigan la práctica sufi-
ciente para mantener su nivel de cualificación, y cuando se exige
su intervención, es posible que carezcan de la competencia o la
capacidad necesarias.
Algunos fabricantes de papel han señalado que los trabaja-
dores más jóvenes no comprenden las funciones de las máquinas
tan bien como los de más edad, quienes han trabajado con
máquinas no automáticas y han visto cómo funcionan. Los
nuevos equipos automáticos se manejan desde salas de control a
través de teclados y pantallas informáticos. Los trabajadores
ignoran la localización exacta de cada uno de los componentes
de los aparatos que utilizan, por lo que pueden colocar alguno
de ellos en una situación que, por ejemplo, constituya un peligro
para el personal de mantenimiento que trabaja en su proxi-
midad. Una mejora técnica de la maquinaria o los controles que
no vaya acompañada de un perfeccionamiento simultáneo de las
cualificaciones, los conocimientos y los valores de los operarios
es posible que no mejore la seguridad.
Tradicionalmente, la prevención se ha basado en el aprendi-
zaje a partir de los accidentes y cuasiaccidentes.Al investigarlos
por separado, conocemos sus causas y podemos adoptar
medidas para reducirlas o erradicarlas. El problema es que, en
ausencia de teorías apropiadas, no hemos sido capaces de
elaborar métodos de investigación que permitan manejar todos
los factores importantes para la prevención. Un estudio puede
ofrecer una visión bastante aproximada de las causas, pero
siempre estará limitado al caso específico examinado. Es posible
que existan condiciones y factores que han intervenido en el
accidente y cuyas conexiones desconocen o no comprenden los
investigadores. La generalización de las conclusiones de un acci-
dente a otras situaciones conlleva un cierto riesgo.
Desde un punto de vista más positivo, cabe destacar que se ha
avanzado considerablemente en el área de la gestión de la segu-
ridad basada en la predicción. Se han desarrollado varias
técnicas que se han convertido en un elemento rutinario del
análisis de riesgo y seguridad industrial. A partir de ellas pueden
estudiarse los centros de producción industrial de forma sistemá-
tica para determinar posibles peligros y emprender las acciones
preventivas adecuadas.
Los sectores químico y petroquímico sobresalen en este
campo en todo el mundo. Como consecuencia de grandes catás-
trofes, como las de Bhopal o Chernóbil, se ha generalizado la
utilización de nuevas técnicas de predicción. El avance en
materia de seguridad ha sido notable desde mediados del
decenio de 1970. Asimismo, numerosos gobiernos se han desta-
cado por hacer obligatorios los análisis de seguridad. Suecia,
Finlandia, Japón y la República Federal de Alemania han redu-
cido sus tasas de accidentes de trabajo mortales entre un 60 y un
70 % en este período. Muchos otros países registran resultados
56.2 INTRODUCCION ENCICLOPEDIA DE SALUD Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO
ACCIDENTES Y GESTION DE LA SEGURIDAD
similares. El reto actual es llevar a la práctica los conocimientos
alcanzados a partir de la investigación y en perfeccionar las
iniciativas preventivas.
Uno de los nuevos avances en la gestión de la seguridad es el
concepto de cultura de la seguridad. Tal vez sea de difícil
aprehensión, ya que la cultura no es una entidad tangible. Se
trata de un concepto abstracto admitido en el seno de una orga-
nización o una sociedad. No hay formas directas de ajustarlo.
Con todo, es crucial para comprender las posibilidades de la
prevención. Uno de los objetivos de este artículo es analizar este
nuevo concepto.
La presente edición de la Enciclopedia ofrece una revisión
exhaustiva de las teorías y los modelos de prevención de acci-
dentes, con el fin de desarrollar estrategias preventivas mejor
elaboradas y más eficaces. Los accidentes de trabajo pueden
evitarse. No debemos tolerar esta carga innecesaria para nuestro
bienestar y nuestra economía.
• CONCEPTOS DEL ANALISIS DE
ACCIDENTES
CONCEPTOS DEL ANALISIS DE ACCIDENTES
Kirsten Jørgensen
El presente artículo pretende ser una guía para calcular la
magnitud del problema de los accidentes, más que una mera
descripción de la misma. En los accidentes laborales puede esti-
marse de formas diferentes, en función de si lo que se desea es
averiguar la magnitud que ha tenido el problema o la que tendrá
en el futuro. (Puede pensarse que esta distinción es innecesaria,
pues el conocimiento del alcance actual de un problema servirá
para indicar cuál tendrá en el futuro). La magnitud de un
problema, así como sus diferentes tipos, varía según los países, los
sectores y los lugares de trabajo.
Un accidente puede definirse como el resultado de una
cadena de acontecimientos en la que algo ha funcionado mal y
no ha llegado a buen término. Se ha demostrado que la inter-
vención humana puede evitar que se produzcan las lesiones y los
daños a que conduciría esa cadena de sucesos. Ahora bien, si
tenemos en cuenta la intervención humana, podemos concluir
que hay muchas más cadenas de acontecimientos potencial-
mente peligrosas de las que llegan realmente a producir lesiones.
Ha de tenerse esto en cuenta al evaluar en toda su extensión los
riesgos existentes en los lugares de trabajo. La asunción de que
los acontecimientos que acaban produciendo lesiones se deben a
ciertos factores existentes en los lugares de trabajo, lleva a
concluir que la magnitud del problema debe determinarse en
función de la existencia y frecuencia de tales factores.
En el caso de los accidentes de trabajo, la magnitud del
problema puede estimarse retrocediendo en el tiempo y compa-
rando el número de accidentes (tasa de incidencia) con su
gravedad (jornadas de trabajo perdidas). Sin embargo, si se
pretende realizar un cálculo prospectivo, habrá que evaluar la
presencia de factores de riesgo en el lugar de trabajo, es decir, de
aquéllos que puedan dar lugar a accidentes.
Puede obtenerse una visión completa y precisa de la situación
de los accidentes en el lugar de trabajo mediante la aplicación
de un sistema global de partes y registros. El análisis de partes de
accidente bien elaborados puede facilitar el conocimiento de las
relaciones básicas esenciales para comprender sus causas. La
determinación de los factores de riesgo es fundamental para
estimar con precisión la magnitud del problema. Es posible
llegar a conocer los factores de riesgo más importantes anali-
zando la información detallada que ofrece cada parte relativa a
la situación de los trabajadores y los operarios en el momento
del accidente, lo que estaban haciendo y manipulando, los
medios que utilizaban, los daños y lesiones producidas y otras
cuestiones afines.
Riesgo
La medición del riesgo debe efectuarse en función de la informa-
ción relativa al número y la gravedad de las lesiones sufridas en el
pasado, lo que ofrece una estimación retrospectiva. Hay dos tipos
de datos que permiten definir los riesgos de lesiones que corren
las personas:
• La medición del riesgo ofrece un cálculo de la frecuencia de las
lesiones y una medida de su gravedad. Puede definirse como
el número de días de trabajo perdidos (o de fallecimientos)
por número de trabajadores (p. ej., en Dinamarca el riesgo
de morir en un accidente de trabajo es de 3 por cada
100.000 trabajadores).
• La evaluación del tipo de riesgo o elemento de peligro indica no sólo las
fuentes de exposición y otros factores nocivos que pueden
provocar un accidente, sino también las circunstancias que dan
lugar a la lesión o el daño. Por ejemplo, el trabajo realizado en
un lugar elevado entraña un riesgo de caída que puede
producir lesiones graves; lo mismo sucede en el trabajo con
instrumentos cortantes respecto al contacto con piezas afiladas,
o el trabajo con máquinas muy ruidosas durante períodos
prolongados, que puede generar daños en la capacidad
auditiva.
El sentido común está presente en numerosos tipos de riegos.
Por ejemplo, si uno trabaja en un sitio alto, puede caerse; si el
suelo está resbaladizo, puede patinar; si hay cerca objetos
punzantes, puede cortarse. No obstante, a otros muchos tipos de
riesgo no puede aplicárseles el sentido común, pues pasan inad-
vertidos. El trabajador debe ser informado de tales riesgos
(p. ej., de los daños que origina el ruido en el oído; de cómo
afectan al cerebro determinados disolventes; del envenena-
miento agudo que causa la inhalación de algunas sustancias
químicas).
En todo caso, nuestro conocimiento sobre los tipos de riesgos,
sean o no evidentes, adquiridos gracias a la experiencia diaria o
a trabajos de investigación, se basan en acontecimientos
pasados. Con todo, una cosa es saber qué ha ocurrido y otra
predecir lo que ocurrirá en el futuro. Debe señalarse que la base
para el reconocimiento del riesgo viene dada tanto por el cono-
cimiento de las fuentes de exposición y otros factores potencial-
mente nocivos que pueden causar daños o lesiones cuando se
unen a determinadas tareas, como por el de los factores capaces
de aumentar o reducir los factores de riesgo que influyen en la
medición de éste.
Factores que determinan el riesgo
Los factores de mayor importancia al determinar el riesgo son:
• los quedeterminan la presencia o la ausencia (o la posibilidad)
de cualquier tipo de riesgo;
• los que aumentan o reducen la probabilidad de que tales
riesgos se traduzcan en lesiones o accidentes,
• los que afectan a la gravedad de las lesiones asociadas con tales
riesgos.
Para aclarar el primero de estos puntos es necesario establecer
las causas del accidente, es decir, las fuentes de exposición y
otros factores nocivos. Los otros dos puntos se refieren a los
factores que influyen en la medición del riesgo.
Los factores fundamentales del entorno de trabajo que son
causa directa de los daños, tanto en forma de enfermedades
como de accidentes profesionales, son los siguientes:
ENCICLOPEDIA DE SALUD Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO 56.3 CONCEPTOS DEL ANALISIS DE ACCIDENTES 56.3
ACCIDENTES Y GESTION DE LA SEGURIDAD
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Fuentes de exposición y trastornos profesionales
El concepto de lesiones debidas a fuentes de exposición suele
vincularse al de enfermedad (o trastorno), ya que ésta puede
considerarse provocada por la exposición a uno o varios agentes
durante un período de tiempo breve (exposición aguda) o prolon-
gado (crónica). Los agentes de exposición crónicos no suelen ser
nocivos directamente, y sus efectos se sienten tras un período de
exposición relativamente largo y constante, mientras que los
perjuicios de las exposiciones agudas son casi instantáneos. Tanto
su intensidad y nocividad como la duración de la acción son de
gran importancia para el desarrollo de las lesiones que, a
menudo, son el resultado de una combinación de varios agentes
diferentes; ello hace más difícil precisar las fuentes de exposición
porque, entre otras razones, casi nunca existe una correlación
monocausal entre trastornos específicos y fuentes de exposición
concretas.
He aquí algunas de las fuentes de exposición que pueden dar
lugar a lesiones o daños con carácter de enfermedad:
• exposiciones químicas (disolventes, compuestos para limpiar o
desengrasar, etc.);
• exposiciones físicas (ruido, radiación, calor, frío, iluminación
inapropiada, falta de oxígeno, etc.);
• exposiciones fisiológicas (cargas pesadas, posturas forzadas o
trabajo repetitivo);
• exposiciones biológicas (virus, bacterias, mohos, sangre o piel
de animales, etc.),
• exposiciones psicológicas (trabajo en situación de aislamiento,
amenaza de violencia, horarios de trabajo variables, exigencias
del puesto de trabajo poco habituales, etc.).
Factores nocivos y accidentes de trabajo
El concepto de factor nocivo (del que se excluyen las fuentes de
exposición) está relacionado con el de accidente de trabajo,
puesto que es en este entorno en el que se producen los daños y
los trabajadores se ven expuestos al tipo de acciones que causan
lesiones instantáneas. El daño o la lesión se reconocen inmediata-
mente en el momento en que ocurren estas últimas lesiones, por
lo que son fáciles de identificar. La dificultad inherente a este tipo
de lesión reside en el contacto inesperado de la víctima con el
factor nocivo.
He aquí algunos de los factores nocivos capaces de provocar
lesiones en accidentes de trabajo, que suelen estar relacionados
con diversas formas de energía, fuentes o actividades:
• energía vinculada a las operaciones de cortar, dividir o
desbastar, normalmente relacionada con objetos cortantes,
como cuchillos, sierras o herramientas de filo;
• energía vinculada a las operaciones de prensar y comprimir,
por lo común aplicada con distintas máquinas de modelado,
como prensas y herramientas de fijación;
• conversión de energía cinética en energía potencial: por
ejemplo, cuando algo golpea o cae sobre un trabajador;
• conversión de la energía potencial de un individuo en energía
cinética, como cuando un trabajador cae de un sitio elevado a
otro más bajo;
• calor y frío, electricidad, sonido, luz, radiación y vibraciones;
• sustancias tóxicas y corrosivas;
• energía por la que se somete al cuerpo a un estrés excesivo,
como en el traslado de cargas pesadas o la torsión del cuerpo,
• factores de estrés mental y psicológico, como la amenaza de
violencia.
Control de las exposiciones
Las fuentes de exposición y otros factores nocivos se rigen en gran
medida por la naturaleza de los procesos, las tecnologías, los
productos y los equipos existentes en el lugar de trabajo, pero
también dependen de la organización del propio trabajo. Desde
el punto de vista de los riesgos mensurables, debe tenerse en
cuenta que el control de la probabilidad de las exposiciones y la
gravedad de las lesiones de los trabajadores suelen depender de
los tres factores siguientes:
• Medidas de seguridad de eliminación/sustitución. Los peligros en el
lugar de trabajo en forma de fuentes de exposición u otros
factores nocivos pueden eliminarse o mitigarse mediante sustitu-
ción (p. ej., un producto químico menos dañino puede reem-
plazar a otro más perjudicial en un determinado proceso).
Debe tenerse en cuenta que esta medida no es posible en todos
los casos, ya que dichas fuentes y factores siempre estarán
presentes en el hábitat humano (y especialmente en el entorno
de trabajo).
• Medidas técnicas de seguridad. Suelen denominarse controles técnicos
y consisten en separar a las personas de los factores nocivos
mediante el aislamiento de los elementos dañinos o la instala-
ción de barreras entre los trabajadores y los factores que
pueden provocar lesiones. La automatización, el control
remoto, la utilización de equipos auxiliares y la protección de
la maquinaria son ejemplos de este tipo de medidas.
• Medidas de seguridad relacionadas con la organización. Se las conoce
también como controles administrativos y consisten en aislar a las
personas de los factores dañinos, ya sea mediante la adopción
de métodos de trabajo especiales o la separación en el tiempo o
en el espacio. Algunos ejemplos de estas medidas son la reduc-
ción del tiempo de exposición, los programas de manteni-
miento preventivo, el aislamiento de los trabajadores con
equipos de protección individual y la organización eficaz del
trabajo.
Control de la conducta humana
No siempre es posible el aislamiento de todos los peligros con la
aplicación de las medidas de control citadas. Suele pensarse que
el análisis de la prevención de accidentes acaba en este punto, ya
que los trabajadores han de ser capaces de cuidar de sí mismos
“si siguen las reglas”. De manera que la seguridad y el riesgo
pasan a depender de los factores que rigen la conducta humana,
como el conocimiento, las cualificaciones, la oportunidad y la
voluntad individuales de actuar de un modo que garantice
la seguridad en el lugar de trabajo. A continuación se explica la
función que desempeñan estos factores.
• Conocimientos. En primer lugar, los trabajadores deben ser cons-
cientes de los diferentes tipos de riesgo y elementos de peligro
existentes en su lugar de trabajo, lo que suele exigir educación,
formación y experiencia en el puesto. Asimismo, es necesario
determinar, analizar, registrar y describir los riesgos de un
modo que facilite su comprensión, para conseguir que los
trabajadores sepan cuándo se encuentran en una situación de
riesgo específica y qué consecuencias pueden tener sus
acciones.
• La oportunidad de actuar. En segundo lugar, es preciso que los
trabajadores puedan actuar con seguridad. Es necesario que
sean capaces de utilizar las oportunidades técnicas y organiza-
tivas (así como físicas y psicológicas) que se les brindan para la
acción. La dirección, los supervisores y los integrantes del
entorno de trabajo en general deben prestar su apoyo al
programa de seguridad y ocuparse de los riesgos asumidos, el
diseño y cumplimiento de los métodos de trabajo teniendo en
cuenta la seguridad, la utilización segura de las herramientas
apropiadas, la definición inequívoca de las tareas, la creación y
el seguimiento de los procedimientos de seguridad y el sumi-
nistro de instrucciones claras sobre el modo más seguro de
manejar materiales y equipos.
56.4 CONCEPTOS DEL ANALISIS DE ACCIDENTESENCICLOPEDIA DE SALUD Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO
ACCIDENTES Y GESTION DE LA SEGURIDAD
• La voluntad de actuar con seguridad. En lo que se refiere a la dispo-
sición de los trabajadores para comportarse de manera que se
garantice la seguridad en el lugar de trabajo, los factores
técnicos y de organización son de gran importancia; pero
también lo son, y no en menor medida, los factores de tipo
social y cultural. Si comportarse de manera segura resulta, por
ejemplo, difícil, o requiere mucho tiempo, o no está bien consi-
derado o valorado por la dirección o los compañeros, los
riesgos aumentarán. La dirección debe mostrar claramente su
interés por la seguridad, adoptar las medidas pertinentes para
darle prioridad y manifestar una actitud positiva respecto a la
necesidad de una conducta segura.
La información sobre las causas de los accidentes cumple los
objetivos siguientes:
• Muestra los errores e indica qué debe cambiar.
• Indica los tipos de factores nocivos que causan accidentes
(o cuasiaccidentes), y detalla las situaciones que dan lugar a
daños y lesiones.
• Identifica y describe las circunstancias subyacentes que deter-
minan la presencia de peligros potenciales y situaciones de
riesgo, cuya modificación o eliminación irán en beneficio de la
seguridad.
El análisis exhaustivo de los daños, las lesiones y las circuns-
tancias en que se han producido los accidentes facilita una infor-
mación de tipo general. Los datos de otros accidentes similares
pueden facilitar algunos factores importantes más generales,
revelando así relaciones causales cuya determinación no es
inmediata. Por otra parte, la información específica y detallada
que proporciona el estudio de accidentes concretos ayuda a esta-
blecer las circunstancias precisas que deben examinarse.
El estudio de una lesión concreta suele ofrecer datos que no
pueden conseguirse con un análisis general; pero éste, al mismo
tiempo, puede señalar factores que el estudio individual nunca
mostraría. Los datos obtenidos con estos dos tipos de análisis son
importantes para facilitar la determinación de relaciones
causales obvias y directas en cada caso.
Análisis de accidentes específicos
Este tipo de análisis tiene dos objetivos principales:
En primer lugar, puede utilizarse para determinar las c ausas
de un accidente y los factores del trabajo concretos que han
contribuido a que se produzca. Permite evaluar hasta qué punto
se ha determinado el riesgo y decidir sobre las medidas de segu-
ridad técnicas y organizativas que se han de adoptar, así como
dilucidar si una mayor experiencia en el puesto podría haber
disminuido dicho riesgo. Además, proporciona una visión más
clara de las acciones que habrían podido evitar el riesgo y de la
motivación necesaria en los trabajadores para llevarlas a cabo.
En segundo lugar, se adquieren conocimientos que sirven
para analizar accidentes semejantes en el ámbito de la empresa
y en otros más generales (como el de una organización o un
país). En este sentido, es importante recopilar datos sobre lo
siguiente:
• identidad del lugar de trabajo y de la actividad laboral en sí
(es decir, información relativa al sector o rama a los que perte-
nece el centro), y de los procesos y las tecnologías que caracte-
rizan al trabajo;
• naturaleza y gravedad del accidente;
• factores causantes del accidente, como fuentes de exposición,
forma en que ocurrió y situación de trabajo específica que lo
desencadenó;
• condiciones generales del lugar de trabajo y de la situación de
trabajo (incluidos los factores citados en el párrafo anterior).
Tipos de análisis
Existen cinco tipos fundamentales de análisis de accidentes, cada
uno con un objetivo específico:
• Análisis y determinación de los tipos de accidentes y los lugares en que se
produjeron. El objetivo es establecer la incidencia de los acci-
dentes en relación con factores como los diferentes sectores,
ramas de actividad, empresas, procesos de trabajo y tipos de
tecnologías.
• Análisis a partir del control de la incidencia de los accidentes. Tienen
por objeto alertar sobre los cambios, tanto positivos como
negativos. El resultado puede ser una cuantificación de los
efectos de las iniciativas preventivas; el aumento de nuevos
tipos de accidentes en un área específica puede indicar la exis-
tencia de nuevos elementos de riesgo.
• Análisis para establecer prioridades entre diferentes iniciativas que exigen
un nivel elevado de medición de riesgos, lo que a su vez exige el cálculo de
la frecuencia y la gravedad de los accidentes. El objetivo es sentar las
bases para fijar prioridades al decidir dónde resulta más impor-
tante adoptar medidas preventivas.
• Análisis para determinar cómo han ocurrido los accidentes y, sobre todo,
para establecer las causas tanto directas como indirectas. Una vez reco-
pilada esta información, se utiliza en la selección, la elabora-
ción y la aplicación de las medidas correctivas y las iniciativas
de prevención concretas.
• Análisis para dilucidar qué áreas especiales han suscitado curiosidad por
alguna razón (se trata de una forma de análisis de revisión o de control).
Son ejemplos de este tipo de estudios los análisis de la inci-
dencia de un riesgo de lesión concreto o el descubrimiento de
un riesgo no determinado hasta entonces en el curso del
examen de otro riesgo previamente conocido.
Hay distintos niveles en que pueden realizarse estos tipos de
análisis, desde el empresarial al nacional. La adopción de
medidas preventivas exige distintos niveles. Los análisis relacio-
nados con las tasas generales de incidencia, el control, la precau-
ción y la determinación de prioridades se llevarán a cabo
fundamentalmente a niveles superiores, mientras que los que
describen las causas directas e indirectas de los accidentes se
efectuarán a niveles más bajos, y los resultados serán, respectiva-
mente, más generales o más específicos.
Fases de un análisis
Con independencia del nivel al que se inicie un análisis, éste suele
constar de las fases siguientes:
• Identificación de los lugares en los que ocurren los accidentes
en el nivel general seleccionado.
• Especificación de los lugares en los que ocurren los accidentes
a un nivel más detallado dentro del nivel general.
• Determinación de los objetivos en función de la incidencia
(o la frecuencia) y la gravedad de los accidentes.
• Descripción de las fuentes de exposición y otros factores
nocivos, es decir, de las causas directas de los daños y las
lesiones.
• Estudio de las relaciones causales subyacentes y de la evolución
de las causas.
En la Figura 56.1 se ofrecen ejemplos de los diferentes niveles
de análisis.
Resumen
El estudio de los accidentes a nivel nacional puede mejorar los
conocimientos sobre los sectores, los grupos profesionales, las
tecnologías y los procesos de trabajo en los que se producen
daños y lesiones. El objetivo consiste únicamente en determinar
los lugares de trabajo en los que se produjeron accidentes. La
medición de éstos en función de su frecuencia y gravedad permite
ENCICLOPEDIA DE SALUD Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO 56.5 CONCEPTOS DEL ANALISIS DE ACCIDENTES 56.5
ACCIDENTES Y GESTION DE LA SEGURIDAD
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por una parte establecer dónde algo funciona mal y, por otra,
dónde ha variado el riesgo.
El tipo de riesgo del lugar de trabajo se establece mediante la
descripción de los diferentes accidentes y las formas en que se
producen éstos en cada área del lugar de trabajo. De este modo
se consigue información sobre las fuentes de exposición y otros
factores nocivos presentes en el centro de trabajo, cuando las
medidas preventivas (atención a las condiciones de seguridad,
conciencia del riesgo, facilidad de acción y apelación a la
voluntad de los trabajadores) hayan demostrado ser insuficientes
para impedir los accidentes.
La identificación, la medición y la descripción de los acci-
dentes constituyen la base sobre la que se establece qué acciones
emprender y quién debe encargarse de las mismas para reducir
los riesgos.Por ejemplo, la vinculación de fuentes de exposición
específicas a una tecnología concreta puede facilitar la determi-
nación de las medidas de seguridad especiales necesarias para
controlar el riesgo. Asimismo, esta información puede utilizarse
para influir en sus fabricantes y proveedores. Si se demuestra
que los accidentes frecuentes y graves están asociados a ciertos
procesos, puede intentarse ajustar las características de los
equipos, la maquinaria, las operaciones y los procedimientos de
trabajo vinculados a dichos procesos. Por desgracia, un rasgo
habitual de tales iniciativas y ajustes es que requieren una rela-
ción exclusiva y casi inequívoca entre los accidentes y las causas,
lo que no ocurre más que en contadas ocasiones.
Cualquier empresa puede llevar a cabo el análisis de los acci-
dentes desde un nivel superior a otro más específico. Ahora bien,
lo difícil es reunir una base de datos suficientemente amplia. Si
se recogen datos correspondientes a las lesiones por accidente en
una empresa en varios años (incluida la información sobre
lesiones menores y cuasiaccidentes), podrá crearse una base de
datos útil incluso a este nivel. El análisis global de la empresa
mostrará si existen problemas especiales en determinadas
secciones, relacionados con tareas específicas o con la utilización
de tecnologías concretas. Un posterior análisis detallado permi-
tirá determinar qué funciona mal y, a partir de ahí, evaluar las
medidas preventivas.
Si se pretende influir en el comportamiento de un trabajador
dentro de un sector, un grupo profesional o una empresa (o en el
de una persona determinada), es necesario disponer de conoci-
mientos sobre muchos accidentes para aumentar la sensibiliza-
ción de los trabajadores. Al mismo tiempo, debe difundirse
información sobre los factores que elevan la probabilidad de los
accidentes, así como sobre las líneas de actuación que puedan
minimizar el riesgo de daño o lesión. Una vez cumplidos estos
requisitos, la seguridad se convierte en una cuestión de motivar a
los responsables del comportamiento de las personas en los
distintos sectores, organizaciones industriales, organizaciones
sindicales, así como a las empresas y a los trabajadores.
•TEORIA DE LAS CAUSAS DE
LOS ACCIDENTES
TEORIA DE LAS CAUSAS DE LOS ACCIDENTES
Abdul Raouf
Los accidentes se definen como sucesos imprevistos que producen
lesiones, muertes, pérdidas de producción y daños en bienes y
propiedades. Es muy difícil prevenirlos si no se comprenden sus
causas. Ha habido muchos intentos de elaborar una teoría que
permita predecir éstas, pero ninguna de ellas ha contado, hasta
ahora, con una aceptación unánime. Investigadores de diferentes
campos de la ciencia y de la técnica han intentado desarrollar
una teoría sobre las causas de los accidentes que ayude a identi-
ficar, aislar y, en última instancia, eliminar los factores que causan
o contribuyen a que ocurran accidentes. En el presente artículo se
ofrece un breve resumen de las diferentes teorías sobre sus causas,
además de una estructura de los accidentes.
Teorías sobre la causalidad de los accidentes
La teoría del dominó
Según W. H. Heinrich (1931), quien desarrolló la denominada
teoría del “efecto dominó”, el 88 % de los accidentes están provo-
cados por actos humanos peligrosos, el 10%, por condiciones
peligrosas y el 2 % por hechos fortuitos. Propuso una “secuencia
de cinco factores en el accidente”, en la que cada uno actuaría
sobre el siguiente de manera similar a como lo hacen las fichas de
dominó, que van cayendo una sobre otra. He aquí la secuencia
de los factores del accidente:
1. antecedentes y entorno social;
2. fallo del trabajador;
3. acto inseguro unido a un riesgo mecánico y físico;
4. accidente,
5. daño o lesión.
Heinrich propuso que, del mismo modo en que la retirada de
una ficha de dominó de la fila interrumpe la secuencia de caída,
la eliminación de uno de los factores evitaría el accidente y el
daño resultante, siendo la ficha cuya retirada es esencial la
número 3. Si bien Heinrich no ofreció dato alguno en apoyo de
su teoría, ésta presenta un punto de partida útil para la discusión
y una base para futuras investigaciones.
Teoría de la causalidad múltiple
Aunque procede de la teoría del dominó, la teoría de la causa-
lidad múltiple defiende que, por cada accidente, pueden existir
numerosos factores, causas y subcausas que contribuyan a su
aparición, y que determinadas combinaciones de éstos provocan
56.6 TEORIA DE LAS CAUSAS DE LOS ACCIDENTES ENCICLOPEDIA DE SALUD Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO
ACCIDENTES Y GESTION DE LA SEGURIDAD
Figura 56.1 • Diferentes niveles de análisis de accidentes.
accidentes. De acuerdo con esta teoría, los factores propicios
pueden agruparse en las dos categorías siguientes:
De comportamiento. En esta categoría se incluyen factores rela-
tivos al trabajador, como una actitud incorrecta, la falta de cono-
cimientos y una condición física y mental inadecuada.
Ambientales. En esta categoría se incluye la protección inapro-
piada de otros elementos de trabajo peligrosos y el deterioro de
los equipos por el uso y la aplicación de procedimientos
inseguros.
La principal aportación de esta teoría es poner de manifiesto
que un accidente pocas veces, por no decir ninguna, es el resul-
tado de una única causa o acción.
La teoría de la casualidad pura
De acuerdo con ella, todos los trabajadores de un conjunto deter-
minado tienen la misma probabilidad de sufrir un accidente.
Se deduce que no puede discernirse una única pauta de aconteci-
mientos que lo provoquen. Según esta teoría, todos los accidentes
se consideran incluidos en el grupo de hechos fortuitos de Hein-
rich y se mantiene la inexistencia de intervenciones para
prevenirlos.
Teoría de la probabilidad sesgada
Se basa en el supuesto de que, una vez que un trabajador sufre
un accidente, la probabilidad de que se vea involucrado en otros
en el futuro aumenta o disminuye respecto al resto de los trabaja-
dores. La contribución de esta teoría al desarrollo de acciones
preventivas para evitar accidentes es escasa o nula.
Teoría de la propensión al accidente
De acuerdo con ella, existe un subconjunto de trabajadores en
cada grupo general cuyos componentes corren un mayor riesgo
de padecerlo. Los investigadores no han podido comprobar tal
afirmación de forma concluyente, ya que la mayoría de los estu-
dios son deficientes y la mayor parte de sus resultados son contra-
dictorios y poco convincentes. Es una teoría, en todo caso, que no
goza de la aceptación general. Se cree que, aun cuando existan
datos empíricos que la apoyen, probablemente no explica más
que una proporción muy pequeña del total de los accidentes, sin
ningún significado estadístico.
Teoría de la transferencia de energía
Sus defensores sostienen que los trabajadores sufren lesiones, o los
equipos daños, como consecuencia de un cambio de energía en el
que siempre existe una fuente, una trayectoria y un receptor.
La utilidad de la teoría radica en determinar las causas de las
lesiones y evaluar los riesgos relacionados con la energía y
la metodología de control. Pueden elaborarse estrategias para la
prevención, la limitación o la mejora de la transferencia de
energía.
El control de energía puede lograrse de las siguientes formas:
• eliminación de la fuente;
• modificación del diseño o de la especificación de los elementos
del puesto de trabajo,
• mantenimiento preventivo.
La trayectoria de la transferencia de energía puede modifi-
carse mediante:
• aislamiento de la trayectoria;
• instalación de barreras;
• instalación de elementos de absorción,
• colocación de aislantes.
ENCICLOPEDIA DE SALUD Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO 56.7 TEORIA DE LAS CAUSAS DE LOS ACCIDENTES 56.7
ACCIDENTES Y GESTION DE LA SEGURIDAD
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Figura 56.2 • Estructura de los accidentes.
La adopción de las medidas siguientes puede ayudar al
receptor de la transferencia de energía:
• limitación de la exposición,
• utilización de equipo de protección individual.Teoría de “los síntomas frente a las causas”
No es tanto una teoría cuanto una advertencia que debe tenerse
en cuenta si se trata de comprender la causalidad de los acci-
dentes. Cuando se investiga un accidente, se tiende a centrar la
atención en sus causas inmediatas, obviando las esenciales.
Las situaciones y los actos peligrosos (causas próximas) son los
síntomas y no las causas fundamentales de un accidente.
Estructura de los accidentes
La creencia de que los accidentes tienen causas y pueden preve-
nirse nos obliga a estudiar los factores para prevenirlos.
Al analizar estos factores, pueden aislarse las causas primordiales
y adoptarse las medidas necesarias para impedir que se repitan.
Las causas esenciales pueden clasificarse en “inmediatas” y
“concurrentes”. En el primer caso se trata de actos peligrosos del
trabajador y de condiciones de trabajo inseguras. En el segundo,
de factores relacionados con la gestión y de las condiciones físicas
y mentales del trabajador. Tienen que converger varias de estas
causas para que se produzca un accidente.
En la Figura 56.2 se muestra la estructura de los accidentes y
se detallan las causas inmediatas, las concurrentes, los tipos de
accidentes y sus resultados. No se trata, en modo alguno, de una
relación exhaustiva. Con todo, es necesario comprender la rela-
ción de “causa-efecto” de los factores inductores de accidentes
para emprender una mejora continua de los procesos de
seguridad.
Resumen
La causalidad de los accidentes es muy compleja y debe
comprenderse de manera adecuada para mejorar su prevención.
Puesto que la seguridad carece de una base teórica, no puede
considerarse aún como una ciencia. Ahora bien, esta circuns-
tancia no debe desalentarnos, ya que la mayoría de las disciplinas
científicas (matemáticas, estadística, etc.) pasaron por fases de
indecisión similares en un momento u otro. El estudio de las
causas de los accidentes resulta muy prometedor para los intere-
sados en la elaboración de una teoría. Por el momento, las que
existen son de naturaleza conceptual y, como tales, su aplicación
en la prevención y el control de accidentes es limitada. Con tanta
diversidad de teorías no resulta difícil comprender que no exista
una única considerada correcta y aceptada unánimemente. En
cualquier caso, estas teorías son necesarias, aunque no suficientes,
para establecer un marco de referencia que permita comprender
la aparición de accidentes.
• FACTORES HUMANOS EN LOS
MODELOS DE ACCIDENTES
FACTORES HUMANOS EN LOS ACCIDENTES
Anne-Marie Feyer y Ann M. Williamson
Los factores humanos figuran entre las principales causas de acci-
dentes en el lugar de trabajo. Las estimaciones sobre su alcance
real varían enormemente, pero según los resultados de un estudio
realizado a principios del decenio de 1980 sobre las causas del
total de muertes por accidente de trabajo registradas en Australia
en un período de tres años, los factores del comportamiento
habían intervenido en más del 90 % de los accidentes mortales.
A la vista de datos como éste, es importante conocer el papel que
desempeñan en los accidentes los factores humanos, a los que los
modelos tradicionales han concedido siempre escasa importancia;
si los tenían en cuenta, era sólo como parte del error que ocurría
en la secuencia inmediata de acontecimientos que daba lugar al acci-
dente. Un conocimiento más completo de cómo, por qué y
cuándo intervienen tales factores en los accidentes mejorará
nuestra capacidad para predecir el papel que desempeñan aqué-
llos y evitar éstos. Se han propuesto varios modelos para describir
la intervención de los factores humanos en los accidentes.
Modelos de causalidad de los accidentes.
Los modelos recientes han ampliado el papel de los factores
humanos más allá de los acontecimientos causales inmediatos al
accidente y tienden a incorporar otros elementos en un conjunto
general de circunstancias ligadas al accidente. En la Figura 56.3
se muestra con detalle este enfoque; por ejemplo, los factores
humanos, como las prácticas de trabajo y la supervisión, pueden
considerarse errores en la secuencia de acontecimientos que
llevan de forma inmediata al accidente, por una parte, y
elementos preexistentes que contribuyen a que se produzca esa
secuencia, por otra. Debe entenderse que los dos componentes
principales (factores concurrentes y secuencia de acontecimientos)
de este modelo de los factores humanos ocurren en una misma
línea temporal imaginaria, en la que el orden (primero los
factores, luego la secuencia de errores) es fijo, pero la escala del
tiempo en que ocurren, no. Ambos elementos son parte esencial
de la causalidad de los accidentes.
La naturaleza del error
Así pues, un elemento fundamental para la prevención de los
accidentes es el conocimiento de la naturaleza, la sincronización
y las causas del error. Una de las características importantes y
singulares del error, que lo distingue de otros factores que inter-
vienen en un accidente, es que forma parte normal del comporta-
miento. El error es decisivo en el aprendizaje de nuevas destrezas
y comportamientos, así como en la conservación de estos últimos.
Al poner a prueba los límites de nuestra interacción con el
entorno, y, en consecuencia, cometer errores, aprendemos preci-
samente lo que son esos límites. Es un proceso esencial no sólo
para adquirir nuevas destrezas, sino también para actualizar y
conservar otras ya aprendidas. El grado en el que ponemos a
prueba los límites de nuestra habilidad está relacionado con el
nivel de riesgo que estamos dispuestos a aceptar.
Parece que el error es una característica permanente de todo
comportamiento. Los estudios muestran, además, que está
presente en las causas de unas dos terceras partes de los acci-
dentes de trabajo mortales. Por tanto, es fundamental desarrollar
algunas ideas sobre la forma que suelen adoptar los errores, y
sobre cuándo y por qué pueden ocurrir. Aunque todavía no se
comprenden bien ciertos aspectos del error humano, el nivel
actual de los conocimientos permite hacer algunas predicciones
sobre los tipos de error. Es de esperar que el conocimiento de
éstos nos ayude a prevenirlos o, al menos, a modificar sus conse-
cuencias adversas.
Una de las características más importantes de la naturaleza
del error es que no se trata de un fenómeno unitario. Aunque en
el análisis tradicional de los accidentes suele interpretarse el
error como si fuera una entidad singular que no admitiera un
estudio ulterior, aquél puede producirse de diversas formas.
Los errores difieren unos de otros por la función de procesa-
miento de la información a la que afectan; por ejemplo, pueden
adoptar la forma de sensaciones falsas debidas a una estimula-
ción deficiente o atenuada de los órganos sensoriales, a fallos de
atención debidos a la exigencia de una estimulación prolongada
o compleja del entorno, a distintos tipos de lapsus de la memoria
o a errores de juicio o de razonamiento. Todos estos tipos se
diferencian por las características de la situación o de la
56.8 FACTORES HUMANOS EN LOS ACCIDENTES ENCICLOPEDIA DE SALUD Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO
ACCIDENTES Y GESTION DE LA SEGURIDAD
actividad en la que ocurren. Representan una interrupción de
diversas funciones de procesamiento de información y, por
tanto, requieren enfoques diferentes para superar cada una de
ellas.
Los diferentes tipos de error pueden clasificarse también en
función de comportamientos basados o no en la destreza del
individuo. Suele decirse que la formación es una solución a los
problemas de error humano, ya que el comportamiento basado
en la destreza permite ejecutar la secuencia de acciones perti-
nente sin un proceso consciente y permanente de atención y
reacción, y sólo exige comprobaciones conscientes intermitentes
para asegurar que todo sigue su curso normal. La ventaja de este
tipo de comportamiento es que, una vez que se pone en marcha,
requiere poco esfuerzo del operador. Permite realizar otras acti-
vidades simultáneamente (por ejemplo, se puede conducir un
automóvil y hablaral mismo tiempo) y hace posible que el
operador haga planes sobre aspectos futuros de su actividad.
Además, el comportamiento basado en la destreza suele ser
previsible. Lamentablemente, aunque una cualificación mayor
reduce la probabilidad de muchos tipos de error, aumenta la de
otros. Los errores cometidos por personas diestras en una tarea
son consecuencia de lapsus y distracciones o de actos involunta-
rios, y son diferentes a las equivocaciones que comete alguien
que no esté cualificado. El error basado en la cualificación suele
estar vinculado a cambios en el grado de atención del control
que se ejerce sobre las tareas. Puede aparecer durante un
proceso consciente de comprobación o deberse a la conclusión
de pautas similares de comportamiento basado en la destreza.
Una segunda característica de los errores es que no son ni
aleatorios ni novedosos. Las formas de error son limitadas.
Adoptan formas similares en todos los tipos de funciones. Por
ejemplo, los errores “de distracción” ocurren en tareas que
impliquen el habla o la percepción, y en actividades relacio-
nadas con el conocimiento y con la resolución de problemas. De
igual forma, no parece que la localización de los errores en la
secuencia de causalidad de un accidente sea aleatoria, ni en el
tiempo ni en el espacio. Una peculiaridad importante del proce-
samiento de información es que se expresa de la misma forma,
sea cual sea la situación; lo que significa que los tipos de errores
que se cometen cotidianamente en la cocina, por ejemplo,
suceden de la misma forma en las actividades industriales de
mayor riesgo. No obstante, las consecuencias de estos errores
son muy diferentes y están determinadas por la situación en la
que se presentan, más que por su propia naturaleza.
Modelos del error humano
Al establecer una clasificación del error y elaborar modelos del
error humano, hay que tener en cuenta todos sus aspectos en la
medida de lo posible. Sin embargo, el conjunto de categorías que
se establezca debe tener una utilidad práctica. Probablemente
ésta es la mayor restricción. Al desarrollar una teoría de la causa-
lidad de los accidentes, puede hacerse muy difícil su aplicación
práctica. Cuando se analizan las causas de un accidente, o se
intenta predecir el papel de los factores humanos en un proceso
determinado, no es posible llegar a comprender todos los
aspectos del procesamiento humano de información real o poten-
cialmente relevantes. Por ejemplo, nunca se podrá conocer el
papel de la intencionalidad antes de que haya ocurrido el acci-
dente. Incluso después, el propio hecho de que se haya producido
puede modificar el modo en que las personas recuerdan los acon-
tecimientos que lo rodearon. Las clasificaciones del error más
correctas hasta ahora son las que se ocupan de la naturaleza del
comportamiento manifestado en el momento en que se cometió.
Así se permite que el análisis del error sea relativamente objetivo
y fácil de reproducir.
Se trata de clasificaciones del error que distinguen entre los
que ocurren durante la práctica de un comportamiento basado
en la destreza (deslices, lapsus o actos involuntarios) y los que se
producen en el desarrollo de uno no cualificado o durante la
resolución de problemas (equivocaciones).
Los deslices o los errores basados en la destreza se definen
como errores involuntarios que se presentan cuando el
ENCICLOPEDIA DE SALUD Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO 56.9 FACTORES HUMANOS EN LOS ACCIDENTES 56.9
ACCIDENTES Y GESTION DE LA SEGURIDAD
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Figura 56.3 • Modelo de causalidad de los accidentes.
comportamiento es de carácter automático o consiste en una
rutina habitual.
Las equivocaciones se han clasificado, a su vez, en dos categorías:
• los errores basados en las reglas, que tienen lugar cuando el
comportamiento requiere la aplicación de reglas,
• errores basados en el conocimiento, cometidos al resolver problemas
cuando la persona carece de cualificación y de reglas que
aplicar.
De ello se deduce que los errores basados en el conocimiento
tienen lugar por falta de conocimientos de orden práctico; los
errores basados en las reglas, por no aplicar esos conocimientos
prácticos adecuadamente; y los errores basados en la destreza,
por una interrupción en la ejecución de un programa de
acciones, normalmente debida a cambios en el nivel de atención
(Rasmussen 1982).
En un estudio de población sobre accidentes de trabajo
mortales se aplicaron estas categorías y se comprobó que podían
utilizarse de forma fiable. Los resultados del estudio mostraron
que los errores basados en la destreza eran, en conjunto, los más
frecuentes, y que el número de casos de los tres tipos de error se
distribuía de forma diferente en la secuencia de acontecimientos.
Por ejemplo, los errores basados en la destreza fueron la mayoría
de las veces el acto inmediatamente anterior al accidente (79 %
de las muertes). Puesto que en ese instante se dispone de poco
tiempo para corregir la situación, sus consecuencias pueden ser
más graves. Las equivocaciones, en cambio, parecen presentarse
en fases anteriores de la secuencia del accidente.
Factores humanos en las circunstancias
generales de los accidentes
La inclusión de los factores humanos, y no sólo de los errores, en
el conjunto de circunstancias que rodean al accidente, representa
un avance importante en la comprensión de la génesis de los acci-
dentes. Si bien no existe duda alguna de que el error está presente
en la mayoría de las secuencias de accidente, los factores
humanos también intervienen en un sentido más amplio, adop-
tando la forma, por ejemplo, de procedimientos de trabajo
normalizado y de influencias que determinan la naturaleza y la
aceptación de los procedimientos de trabajo, entre los que figuran
las decisiones de la dirección tomadas en las primeras fases del
proceso. Es evidente que las decisiones equivocadas y los procedi-
mientos de trabajo deficientes están relacionados con el error,
ya que incorporan errores de juicio y de razonamiento. Sin
embargo, los procedimientos de trabajo deficientes se caracte-
rizan porque en ellos se ha permitido que los errores de juicio y
de razonamiento se conviertan en formas normalizadas de
trabajo, ya que, al no tener consecuencias inmediatas, no se
manifiestan de forma inmediata. No obstante, eso no impide que
se reconozca su carácter de sistemas de trabajo inseguros, con
vulnerabilidades fundamentales que constituyen precisamente las
circunstancias que, en algún momento y de forma involuntaria,
pueden combinarse con una acción humana y provocar directa-
mente un accidente.
La expresión factores humanos se refiere en este contexto a un
amplio conjunto de elementos presentes en la interacción entre
las personas y su entorno de trabajo. Algunos son aspectos
directos y observables de las formas de funcionamiento de los
sistemas de trabajo y no tienen consecuencias adversas inme-
diatas. El diseño, la utilización y el mantenimiento de los
equipos, la provisión, la utilización y el mantenimiento de
equipos de seguridad y de protección de los trabajadores, así
como los procedimientos operativos normalizados propuestos
por la dirección o por los trabajadores son ejemplos de este tipo
de prácticas en curso.
Tales aspectos observables de los factores humanos en el
funcionamiento de los sistemas constituyen en gran medida
manifestaciones de la situación global de la organización, que es
a su vez un elemento humano que se considera aún menos rela-
cionado directamente con los accidentes. Al conjunto de las
características de una organización se le ha denominado cultura o
clima de la organización. Hace referencia al conjunto de objetivos y
creencias de cada persona y a la repercusión que sobre éstos
ejercen los objetivos y creencias de la organización. En última
instancia, es probable que los valores colectivos o normativos
que reflejan las características de la organización, ejerzan una
influencia decisiva sobre la actitud y la motivación que llevan a
adoptar un comportamientoseguro a todos los niveles.
Por ejemplo, el nivel de riesgo tolerado en un lugar de trabajo
está determinado por esos valores. De este modo, la cultura de
una organización, claramente reflejada en su sistema de trabajo
y en los procedimientos operativos normalizados que adoptan
sus trabajadores, es un aspecto decisivo del papel que desem-
peñan los factores humanos en la causalidad de los accidentes.
La visión convencional de los accidentes como una serie de
elementos que empiezan a fallar repentinamente en el momento
y en el lugar en que ocurre el accidente, centra la atención en el
acontecimiento mensurable y manifiesto que coincide en el
tiempo con el accidente. Sin embargo, en la práctica, los errores
ocurren en un contexto que propicia que el acto peligroso o el
error tenga consecuencias. Para conocer las causas de un acci-
dente originadas en las condiciones existentes en los sistemas de
trabajo, es necesario tener en cuenta todas las formas diferentes
en que el elemento humano puede contribuir a provocarlo.
Tal vez sea ésta la consecuencia más importante de considerar
con una perspectiva amplia el papel de los factores humanos en
la causalidad de los accidentes. Las decisiones y las prácticas
deficientes en los sistemas de trabajo, aun sin tener una repercu-
sión inmediata, propician la aparición de las condiciones que
dan lugar a un error del operario (o a que el error tenga conse-
cuencias) en el momento del accidente.
Las cuestiones relacionadas con la organización han sido
siempre el aspecto más descuidado del diseño de los análisis de
accidentes y de la recopilación de datos. Como su relación en el
tiempo es lejana con respecto a la aparición del accidente, el
vínculo causal entre éste y los factores organizativos no suele ser
obvio. En algunas teorías recientes se han estructurado específi-
camente los sistemas de análisis y de recopilación de datos para
incorporar al estudio de los accidentes el elemento organizativo.
Según Feyer y Williamson (1991), que utilizaron uno de los
primeros sistemas destinados específicamente a considerar los
factores organizativos relacionados con los accidentes, en una
parte importante del total de casos de muerte en el trabajo regis-
trados en Australia (42,0 %) existían prácticas de trabajo inse-
guras y continuas entre los factores causales. A partir de un
marco teórico parecido, en el que se reconocía la incidencia
organizativa en los accidentes, Waganaar, Hudson y Reason
(1990) señalaron que los factores relacionados con la organiza-
ción y la gestión constituyen fallos latentes de los sistemas de
trabajo, semejantes a los patógenos residentes en los sistemas
biológicos. Los defectos organizativos interactúan con los acon-
tecimientos y las circunstancias que desencadenan la secuencia
que rodea a un accidente, de una forma muy parecida a los
patógenos residentes en el cuerpo, que se combinan con agentes
desencadenantes como los factores tóxicos para provocar una
enfermedad.
La idea central de este marco teórico es que las deficiencias de
organización y de gestión están presentes mucho antes de que se
ponga en marcha la secuencia del accidente; es decir, son
factores de acción latente o retardada. Por tanto, para
comprender cómo se producen accidentes, cómo contribuyen las
56.10 FACTORES HUMANOS EN LOS ACCIDENTES ENCICLOPEDIA DE SALUD Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO
ACCIDENTES Y GESTION DE LA SEGURIDAD
personas a que sucedan y por qué actúan como lo hacen, es
necesario asegurarse de que los análisis no se limiten a las
circunstancias que de forma más directa e inmediata ocasionan
un daño.
El papel de los factores humanos en los
accidentes y su prevención
Al reconocer el posible significado etiológico de las circunstancias
generales que rodean al accidente, el modelo óptimo para
describir su causalidad debe tener en cuenta la sincronización
relativa de los elementos y el modo en que se relacionan entre sí.
En primer lugar, los factores causales varían en importancia,
tanto intrínseca como temporal. Además, estas dos dimensiones
pueden variar por separado; es decir, las causas pueden ser
importantes porque están muy próximas en el tiempo al acci-
dente y, por tanto, revelan algo sobre el momento en que se
produjo, o por su carácter fundamental y subyacente al accidente,
o por ambas razones. Al examinar la importancia causal y
temporal de los factores que intervienen en las circunstancias
generales y concretas de un accidente, el análisis se ocupa de
explicar por qué ocurrió, y no se limita a describir cómo ocurrió.
En segundo lugar, el acuerdo suele ser general respecto a que
los accidentes se deben a múltiples causas. Los componentes
humanos, técnicos y ambientales del sistema de trabajo pueden
interactuar de forma decisiva. Tradicionalmente, los métodos de
análisis de los accidentes han sido limitados en lo referente a la
variedad de categorías definidas. Restricción que, a su vez, limita
la naturaleza de la información que se obtiene y, por tanto,
reduce el número de opciones viables para la acción preventiva.
Cuando se tienen en cuenta las circunstancias generales de un
accidente, el modelo debe considerar un conjunto mucho más
amplio de factores. Es probable que los factores humanos inte-
ractúen entre sí y con otros factores no humanos. Las pautas de
incidencia, incidencia conjunta e interrelación entre los dife-
rentes elementos del amplio conjunto que integra la red causal
constituye la descripción más completa y, por tanto, más infor-
mativa de la génesis de un accidente.
En tercer lugar, ambos elementos, la naturaleza del aconteci-
miento y la de su contribución al accidente, interactúan. Aunque
siempre están presentes muchas causas, no todas desempeñan
funciones equivalentes. El elemento esencial para comprender
por qué ocurren los accidentes y cómo puede evitarse su repeti-
ción es el conocimiento preciso de la función de los distintos
factores. Por ejemplo, las causas ambientales inmediatas de los
accidentes pueden producir sus efectos debido a la existencia de
factores anteriores relacionados con el comportamiento, que
adoptan la forma de procedimientos normalizados de trabajo.
De igual modo, hay aspectos preexistentes de los sistemas de
trabajo que pueden constituir el contexto en el que los errores
rutinarios en la práctica de un comportamiento basado en la
destreza desencadenan un accidente de consecuencias adversas.
Normalmente, estos errores suelen ser inocuos. Para que la
prevención sea eficaz debe dirigirse a las causas latentes subya-
centes, y no a los factores desencadenantes inmediatos. Sólo es
posible este grado de comprensión de la red causal y de su
influencia en los resultados si se consideran todos los tipos de
factores, si se estudia su sincronización relativa y si se determina
su importancia relativa.
A pesar de la variedad casi infinita de formas en que la acción
humana puede contribuir directamente a que se produzca un
accidente, la mayor parte de sus causas se ajustan a unas cuantas
pautas causales. En concreto, el conjunto de condiciones latentes
subyacentes que constituyen el marco en el que los factores
humanos y de otro tipo ejercerán posteriormente su efecto, se
ciñen básicamente a un número reducido de aspectos del
sistema de trabajo. De acuerdo con Feyer y Williamson (1991),
sólo cuatro pautas de factores constituyeron la causa de unos dos
tercios del total de muertes por accidente de trabajo registradas
en Australia en un período de tres años. No puede sorprender
que, en casi todos los casos, los factores humanos intervinieron
de una forma u otra.
Resumen
La participación humana como causa de los accidentes varía en
cuanto a naturaleza, sincronización e importancia (Williamson y
Feyer 1990). En la mayoría de los casos, son los factores humanos
que forman un conjunto limitado de sistemas de trabajo defi-
cientes y preexistentes los que generan las causas fundamentales
subyacentes de los accidentes mortales. Posteriormente, estas
causas se combinan con lapsus en la práctica de un comporta-
miento basadoen la destreza o con condiciones ambientales peli-
grosas, y dan lugar al accidente. En tales pautas se observa la
función estratificada que caracteriza la participación de los
factores humanos en la génesis de los accidentes. Con todo, no
basta con definir las diferentes formas en que participa el
elemento humano para formular estrategias preventivas, sino que
es preciso determinar dónde y cómo puede intervenirse con
mayor eficacia. La consecución de este objetivo sólo es posible si
el modelo utilizado describe con precisión y exhaustividad la
compleja red de factores interrelacionados que intervienen en
la causalidad de los accidentes, teniendo en cuenta la naturaleza
de estos factores y su sincronización e importancia relativas.
•MODELOS DE ACCIDENTES:
HOMEOSTASIS DEL RIESGO
MODELO: HOMEOSTASIS DEL RIESGO
Gerald J. S. Wilde
Dadme una escalera el doble de estable y subiré el doble de alto. Pero si me
dais una causa para ser prudente, me mostraré el doble de reticente. Conside-
remos el supuesto siguiente: se inventa un cigarrillo cuya inci-
dencia en las muertes relacionadas con el consumo de tabaco
equivale al 50 % de la de los cigarrillos actuales, aunque, por lo
demás, no se diferencia del resto. ¿Esta invención constituye un
avance? Cuando se sustituyan los antiguos cigarrillos por los
nuevos, dado que no se modifica el deseo de las personas de
mantenerse sanos (y éste es el único factor que inhibe el consumo
de tabaco), los fumadores reaccionarán consumiendo el doble.
Así, aunque la tasa de muerte por cigarrillo fumado se reduce en
un 50 %, el riesgo de morir por tabaquismo sigue siendo el
mismo por fumador. Y no es el único efecto: al disponer de ciga-
rrillos “más seguros” la cifra de personas que dejan de fumar será
menor que la actual e incitará a un mayor número de no fuma-
dores a ceder a la tentación del tabaco. Como consecuencia, la
tasa de muertes relacionadas con el tabaquismo en la población
aumenta. No obstante, puesto que las personas no están
dispuestas a correr más riesgos con su salud y su vida que los que
consideren adecuados a cambio de la satisfacción de sus deseos,
reducirán otros hábitos inseguros o insanos menos atractivos.
Al final, el porcentaje de muertes debidas al estilo de vida se
mantiene esencialmente inalterado.
El supuesto anterior ilustra las siguientes premisas básicas de
la teoría de la homeostasis del riesgo (THR) (Wilde 1988; 1994):
La primera es la idea de que las personas se fijan un nivel de
riesgo asumido, es decir, aquél que aceptan, toleran, prefieren,
desean o eligen. Es un nivel que depende de las ventajas e incon-
venientes percibidos respecto a las alternativas de comporta-
miento seguras e inseguras, y determina el grado de riesgo para
la salud y la seguridad al que se exponen.
ENCICLOPEDIA DE SALUD Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO 56.11 MODELO: HOMEOSTASIS DEL RIESGO 56.11
ACCIDENTES Y GESTION DE LA SEGURIDAD
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La segunda premisa se basa en que la frecuencia real de las
muertes, las enfermedades y las lesiones que dependen del estilo
de vida se mantiene en el tiempo mediante un proceso de
control autorregulador de ciclo cerrado. De este modo, las fluc-
tuaciones en el grado de precaución aplicado por las personas a
su comportamiento determina las subidas y las bajadas en el
deterioro de su salud y su seguridad, y viceversa.
Además, los altibajos en el grado de deterioro real ocasionado
por el estilo de vida determinan a su vez las fluctuaciones en el
grado de precaución con que las personas se comportan.
Por último, de acuerdo con la tercera premisa, el nivel de
deterioro de la vida y la salud provocado por el comportamiento
humano, puede atenuarse mediante intervenciones eficaces en la
reducción del nivel de riesgo que las personas están dispuestas a
correr; es decir, no a través de medidas del tipo del “cigarrillo
seguro” u otras propuestas de “solución tecnológica” al
problema, sino mediante la aplicación de programas que
aumenten el deseo de la población de estar vivos y sanos.
La teoría de la homeostasis del riesgo y la
causalidad y la prevención de accidentes
Entre las numerosas contribuciones psicológicas a la bibliografía
sobre accidentes y enfermedades laborales, accidentes de tráfico y
trastornos de salud dependientes del estilo de vida, sólo unas
pocas se ocupan de los factores de motivación y su influencia en las
causas y la prevención de estos problemas. En la mayoría de
las publicaciones se abordan variables como los rasgos perma-
nentes o semipermanentes (p. ej., sexo, personalidad o expe-
riencia), los estados transitorios (fatiga, nivel de alcohol en
sangre), la sobrecarga o la insuficiencia de información (estrés o
aburrimiento), la formación y las cualificaciones, los factores
medioambientales y la ergonomía de los puestos de trabajo. No
obstante, puede argüirse que todas las variables que no sean las
de motivación (es decir, aquéllas que afectan al nivel de riesgo
asumido) sólo influyen marginalmente en la frecuencia de los
accidentes por hora de actividad y trabajador. En cualquier caso,
algunas pueden tener un efecto positivo en la tasa de accidentes
por unidad de productividad o por distancia unitaria de
movilidad.
Aplicada, por ejemplo, al tráfico rodado, la THR establece
que la tasa de accidentes de tráfico por unidad temporal de
exposición de cada usuario es el resultado de un proceso de
control de ciclo cerrado en el que el nivel de riesgo asumido
funciona como la única variable de control. Así, a diferencia de
las fluctuaciones temporales, el riesgo de accidente medio en un
intervalo de tiempo se considera independiente de factores como
las características físicas del vehículo, la situación de la carretera
y la destreza del conductor. Por el contrario, depende en última
instancia del nivel de riesgo de accidente aceptado por la pobla-
ción usuaria del transporte por carretera a cambio de las
ventajas percibidas y recibidas de la movilidad general en vehí-
culos de motor (como la acumulación de horas de conducción) y
de los actos peligrosos específicos asociados con dicha movilidad
en particular (como la conducción por encima de la velocidad
media).
Por tanto, se argumenta que los conductores de vehículos,
dotados de sus capacidades sensoriales, perciben en todo
momento un cierto nivel de riesgo de accidente y lo comparan
con el grado de riesgo que están dispuestos a aceptar, determi-
nado este último por el patrón de compensación entre los costes
y beneficios previstos asociados a las alternativas de acción
disponibles. Así, el nivel de riesgo asumido es aquél al que se
considera máxima la utilidad global del modo y de la medida de
la movilidad. Los costes y los beneficios previstos son una
función de las variables económicas, culturales y personales y sus
fluctuaciones a largo plazo, a corto plazo y momentáneas. Tales
variables controlan el nivel de riesgo asumido en cada momento
específico.
Siempre que los usuarios del transporte por carretera
perciban una discrepancia entre el riesgo asumido y el riesgo
experimentado de una manera u otra, tratarán de restablecer el
equilibrio mediante algún ajuste del comportamiento. Para
lograrlo dependerán de su capacidad para la toma de decisiones
y de sus destrezas psicomotoras. Con todo, las acciones empren-
didas conllevan una cierta probabilidad de riesgo de accidente.
El total de todas las acciones en una jurisdicción y en un tiempo
determinado (p. ej., 1 año) produce la frecuencia y la gravedad
de los accidentes de tráfico en la misma. Se supone que la tasa
de accidentes resultante influye a su vez (mediante retroinforma-
ción) en el nivel de riesgo de accidente percibido por los supervi-
vientes y, por tanto, en sus acciones y en los accidentes
posteriores, y así sucesivamente. Por consiguiente, mientras el
nivel de riesgo asumido se mantenga inalterado, la tasa de acci-
dentes y la precaución en el comportamiento tienen una rela-
ción causal circular.
El proceso de homeostasis del riesgo
Este proceso homeostático,en el que la tasa de accidentes es a la
vez causa y consecuencia de los cambios en el comportamiento
del operario, se ilustra en el modelo de la Figura 56.4. El carácter
autocorrector del mecanismo homeostático puede comprobarse
en el ciclo cerrado que pasa por los recuadros e, b, c, d, y nueva-
mente e. Puede que las personas tarden algún tiempo en ser cons-
cientes de un cambio en la tasa de accidentes (la retroinformación
puede retrasarse, lo que se representa mediante f ). Téngase en
cuenta que el recuadro a se sitúa fuera del ciclo cerrado, lo que
significa que las intervenciones que reducen el nivel de riesgo
asumido pueden provocar una disminución duradera de la tasa
de accidentes (recuadro e).
El proceso anterior puede explicarse con mayor amplitud y
claridad mediante la utilización de otro ejemplo de regulación
homeostática: el control termostático de la temperatura en una
casa. La temperatura fijada (comparable al recuadro a) en el
termostato se compara en cualquier momento con la tempera-
tura real (recuadro b). Siempre que se registre una diferencia
entre las dos, es necesario realizar un ajuste (recuadro c), que
pone en marcha una acción correctiva (es decir, el suministro de
aire caliente o frío, recuadro d). Como resultado, el aire distri-
buido en la casa se enfría (a través del aire acondicionado) o se
calienta (a través de la calefacción, recuadro e), a discreción.
Transcurrido un tiempo (simbolizado por f ) el aire a la nueva
temperatura alcanza el nivel fijado en el termostato y da lugar a
una nueva lectura, que vuelve a compararse con la temperatura
fijada (recuadro a), etc.
La temperatura de la casa registrará grandes fluctuaciones si
el termómetro no es muy sensible. Lo mismo ocurrirá cuando la
acción correctiva tarda en adoptarse, ya sea por la inercia del
mecanismo de puesta en marcha o por una capacidad limitada
del sistema de calefacción y refrigeración. No obstante, debe
tenerse en cuenta que estas deficiencias no alterarán la tempera-
tura media en el tiempo de la casa. Nótese asimismo que la tempe-
ratura deseada (análoga al recuadro a en la Figura 56.4 es el
único factor ajeno al ciclo cerrado. El reajuste del termostato a
otra temperatura dará lugar a cambios duraderos en la tempera-
tura media en el tiempo. Al igual que una persona elige un nivel
de riesgo asumido en función de los beneficios y los costes perci-
bidos que ofrecen las alternativas de comportamiento seguras y
peligrosas, la temperatura se selecciona según la pauta de costes
y beneficios previstos por mantener temperaturas superiores o
inferiores (p. ej., gastos de energía y bienestar físico). Para que
haya una discrepancia duradera entre el riesgo asumido y el riesgo
real ha de producirse un error continuo por exceso o por defecto
56.12 MODELO: HOMEOSTASIS DEL RIESGO ENCICLOPEDIA DE SALUD Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO
ACCIDENTES Y GESTION DE LA SEGURIDAD
en la estimación del riesgo, del mismo modo que un termómetro
que ofrece constantemente lecturas de temperatura excesiva-
mente altas o bajas provocará que la temperatura real se desvíe
sistemáticamente de la fijada como objetivo.
Datos que respaldan el modelo
Del modelo anterior se deduce que a la adopción de medidas
para la prevención de accidentes que no alteren el nivel de riesgo
asumido le sigue la estimación por parte de los usuarios del trans-
porte por carretera de su efecto intrínseco sobre la seguridad, es
decir, del cambio en la tasa de accidentes que se producirá si el
comportamiento del usuario no se modifica en respuesta a la
nueva medida de prevención. La estimación formará parte de la
comparación entre el nivel de riesgo percibido y aceptado y, por
tanto, influirá en el comportamiento de ajuste posterior. Si las
estimaciones iniciales son, como media, incorrectas, se registrará
una perturbación en la tasa de accidentes, pero sólo temporal-
mente, debido al efecto corrector relacionado con el proceso de
retroinformación.
Este fenómeno se ha analizado en un informe de la OCDE.
Puede que la mejora del nivel de cualificación y el aumento
de las oportunidades para perfeccionar la seguridad no se
utilicen para favorecer ésta, sino para mejorar el rendimiento:
“Las adaptaciones del comportamiento de los usuarios de las
carreteras que pueden producirse tras la adopción de medidas
de seguridad en el sistema de transporte son de especial interés
para las autoridades de tráfico, los órganos reguladores y los
fabricantes de vehículos de motor, sobre todo en los casos en que
dichas adaptaciones puedan reducir la ventaja prevista en
materia de seguridad” (OCDE 1990). En este informe se
mencionan numerosos ejemplos, entre los que figuran los
siguientes:
En Alemania, el número de accidentes sufridos por taxis
equipados con sistemas de frenado antibloqueo no fue menor
que el de los que carecen de este mecanismo, y se redujeron las
precauciones adoptadas por sus conductores. Se ha observado
que la ampliación de la anchura de la calzada en las autopistas
de dos carriles de Nueva Gales del Sur, Australia, va asociada a
un aumento de la velocidad de conducción, en una proporción
de 3,2 km/h por cada 30 cm de anchura adicional en el caso
de los turismos, y de unos 2 km/h en el de los camiones. En un
estudio realizado en Estados Unidos acerca de los efectos de la
reducción de la anchura de los carriles, se observó que los
conductores habituados a la carretera en cuestión redujeron su
velocidad en 4,6 km/h, y los no habituados, en 6,7 km/h.
En Ontario, las velocidades se redujeron en unos 1,7 km/h por
cada 30 cm de reducción en la anchura de la calzada. En las
carreteras de Texas con arcenes pavimentados se conducía a
velocidades al menos un 10 % superiores a las registradas en
las carreteras sin tal prestación. En general, se ha comprobado
que los conductores alcanzan velocidades más altas al despla-
zarse por la noche por carreteras con líneas de señalización
claramente marcadas.
En un estudio reciente elaborado en Finlandia se analizó el
efecto de la instalación de postes reflectores en las autopistas con
un límite de velocidad de 80 km/h. Se colocaron las señales en
548 km de carretera seleccionados aleatoriamente y se compa-
raron los resultados con los obtenidos en otros 586 km sin postes.
La instalación de estos dispositivos aumentó la velocidad por la
noche. No se registró indicio alguno de que esta medida redu-
jera la tasa de accidente por km en estas carreteras; en todo
caso, sucedió lo contrario (Kallberg 1992).
Pueden mencionarse otros muchos ejemplos. No se ha obser-
vado que la legislación relativa al uso de cinturón de seguridad
haya reducido las tasas de muerte por accidente de tráfico
(Adams 1985). Los conductores que habitualmente no utilizaban
este dispositivo y que fueron obligados a emplearlo aumentaron
su velocidad y redujeron la distancia de seguridad entre vehí-
culos (Janssen 1994). Después del cambio de la conducción por
la izquierda a la realizada por la derecha en Suecia e Islandia, se
registraron inicialmente reducciones importantes en el número
de accidentes graves, pero sus tasas volvieron a la tendencia
anterior al cambio cuando los conductores comprobaron que las
carreteras no se habían vuelto tan peligrosas como pensaron al
principio (Wilde 1982). Se han producido grandes reducciones
de la tasa de accidente por km conducido en el transcurso del
presente siglo, pero la estimada por persona no ha mostrado una
tendencia a la baja (si se tienen en cuenta los períodos de desem-
pleo elevado, en los que el nivel de riesgo de accidente asumido
se reduce; Wilde 1991).
ENCICLOPEDIA DE SALUD Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO 56.13 MODELO: HOMEOSTASIS DEL RIESGO 56.13
ACCIDENTES Y GESTION DE LA SEGURIDAD
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Figura 56.4 • Modelo homeostático en el que se
relacionan los cambios en las pérdidas
por accidente con los cambios en el
comportamiento de los operarios y
viceversa; el nivel de riesgo asumido
es la variable de control.
Motivación para la prevención de accidentes
Es interesante

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