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Etapas para llegar a constituir una familia ensamblada Familias bilógicas Cómo inician su recorrido las familias ensambladas para crear una nueva familia. Normalmente, en su primer matrimonio las parejas gozan de cierto tiempo antes de que lleguen los hijos para conocerse uno al otro, para descubrir cómo pueden manejar el hecho de que a ella, por ejemplo, le gusten las comidas picantes y él prefiera en cambio ensaladas y el puré de papa. Los hijos llegan de a uno a la vez, de modo tal que la pareja puede ir desarrollando poco a poco sus roles parentales y fijando ritmos, estableciendo los valores comunes y creando rituales hogareños. A veces el divorcio o la muerte introducen una época en que uno de los progenitores debe llevar adelante el hogar por sí solo. La mayoría de los hijos del divorcio pasan a formar parte de dos familias con un solo progenitor a cargo, cuyas normas de vida en común son tan variadas como las familias que las establecieron. En este período los hijos no sólo tienen que adaptarse al hecho de ver a uno de sus progenitores por vez, sino que deben trasladarse de un hogar a otro muy distinto, y con frecuencia irse a vivir a una nueva comunidad. En sus comienzos, la familia ensamblada no es una luna de miel. El padrastro o madrastra se inserta en una “minifamilia” creada por el padre/madre biológico y el hijo. Esta minifamilia biológica tiene una historia, normas compartidas, rituales y el común entendimiento de lo que debe hacerse, digamos, con las toallas mojadas después del baño, donde colocar la vajilla en la mesa o como celebrar las fiestas. Estas reglas se fueron creando a lo largo de los años y se robustecieron cuando padre/madre biológico vivió solo o sola con sus hijos. El padre/madre biológico se siente comprometido con sus hijos, atraído por ellos, le preocupan, siente que debe protegerlos y desea complacerlos. Por el contrario, el padrastro o madrastra suele sentirse rechazado, ignorado y a veces en rivalidad con sus hijastros. Esto significa que al principio no son los cónyuges los que mantienen entre sí la relación más estrecha, sino el padre/madre biológico con sus hijos. El ciclo vital de la familia ensamblada Las etapas iniciales son: 1. Fantasía; 2. Inmersión; 3. Toma de conciencia. La familia continúa dividida de acuerdo con los factores biológicos, siendo las relaciones de las “minifamilias” constituidas por el padre/madre biológico y el hijo las más estrechas. Las etapas intermedias son: 4. Movilización, y 5. Acción. La familia comienza aquí a desestructurarse y cambiar. Las etapas finales son: 6. Contacto, y 7. Resolución. La nueva familia ensamblada se consolida a través de relaciones confiables y de cariño, sobre todo entre los cónyuges. Las familias “rápidas” recorren el ciclo completo en unos cuatro años; al promedio les lleva siete años. El tiempo que les lleva negociar las etapas iniciales: las familias rápidas lo hacen por lo común en un año, las familias “promedio” permanecen en dichas etapas más de cinco años y por lo común desembocan en un divorcio. Una vez atravesadas las etapas iniciales, a la mayoría les lleva de dos a tres años recorrer las intermedias, y un año ás cumplir con las etapas finales. Las Etapas Iniciales: Comenzar a moverse o quedarse en el mismo lugar Primera etapa: Fantasía (o la carga invisible) En el comienzo de toda nueva relación siempre se fantasea cómo resultará, qué necesidades logrará satisfacer, qué antiguas heridas curará. Los miembros adultos de una familia ensamblada recuerdan haber tenido la fantasía de que habrían de rescatar a los hijos de los excesos o fallas cometidas por la pareja anterior de su esposo o esposa actual o de que volverían a reconstruir una familia desecha. Los hijos simplemente quieren volver a tener consigo a sus padres reales, o, al menos, recuperar la muy especial relación que habían entablado con el progenitor que se quedó a vivir con ellos. Segunda etapa: Inmersión (o estar perdido en medio de la realidad) Las fantasías de tener una familia nueva y de que se generen relaciones cariñosas entre el padrastro/o madrastra y sus hijastros comienzan a darse de bruces contra la realidad. Una familia que estaba habituada a dejar pulcramente dobladas las toallas húmedas después del baño se encuentra con que ahora se las deja caer al suelo por todas partes. Detallas que tejen la trama de nuestras vidas. El comienzo de la convivencia en a familia ensamblada saca a relucir todos estos hilos sueltos... y uno termina pensando que el tejido de la vida va a deshacerse. Salen a la superficie de entrada las realidades propias de la estructura y la historia de la familia. Incluso chicos que en un principio habían dado una buena acogida a su padrastro o madrastra empiezan a ponerse nerviosos y a trastornarse. Los adultos interpretaran como mala conducta lo que con frecuencia en su intento de hacer frente a los problemas. Para los adultos quizá la nueva familia sea un avance, pero los chicos la ven más bien como una sucesión de perdidas sobre las cuales carecen de todo control. El divorcio (o la muerte de un progenitor) es para los hijos algo devastador. Ansiosos por “amalgamar” a su nueva familia, los adultos presionan a sus hijos para que llamen al forastero “papá” o “mamá”, lo cual coloca a los chicos en un intolerable lucha de lealtades. Para que la nueva pareja ensamblada tenga éxito, habrá que instar amablemente a los hijos a que abandonen esa estrecha relación con sus padres. La pareja necesita pasar regularmente un tiempo a solas, sin hijos. Esa solicitud debe plantearse ante los hijos con conciencia de sus necesidades. Los niños necesitan sentir que los mayores los comprenden, y tienen que contar con que pueden pasar con sus padres biológicos un tiempo reservado de antemano. Y si bien es justo pedirle a un chico que respete y trate cordialmente a su padrastro o madrastra, no es justo pretender que lo ame. La posición marginal del padrastro o madrastra lo convierte en víctima de poderosos sentimientos negativos: celos, resentimiento, complejo de inferioridad o simplemente la sensación de estar solo. En la etapa de inmersión los padrastros o madrastras con frecuencia se sienten confusos y perdidos. A medida que la familia se aproxima a las Etapas Intermedias (a medida que el padrastro madrastra tiene más voz y voto), dicha posición central se torna cada vez más incómoda, pero aun brinda cierto grado de soltura permitiendo que el padre/madre biológica adhiera, por mucho más tiempo que el ensamblado, a la fantasía de que éste puede trabar muy buena relación con sus hijos. Tercera etapa: Toma de conciencia (o cómo dar un sentimiento a lo que está pasando) Los miembros de las familias ensambladas van empezando a dotar de sentido a lo que les ocurre. Es inocultable que el vínculo entre su nueva pareja y sus hijos no concuerda con lo fantaseado. Su posición central, que le había ofrecido cierta protección frente estos malestares, se convierte en una fuente de estrés. Todo padre/madre biológico quiere proteger a sus hijos de que sufran nuevos daños o de que deban soportar excesivo cambios. Por otro lado, la intimidad con una nueva pareja exige excluir a los niños y fijarles nuevas normas. Los adultos que mantuvieron una difícil relación con su ex esposo/a sueles temer que incluso un cambio positivo en el vínculo con éste ponga en peligra el apoyo económico que les da o su acceso a los hijos, e tanto que para el nuevo esposo/a su falta de disposición para realizar esos cambios puede ser interpretada como una falta de cariño o de compromiso de su pareja. A menudo necesitan ayuda para hacer este tránsito, y la mejor fuente de apoyo es un cónyugecomprensivo que los sepa escuchar. “Entiendo que sientas celos. Yo también me sentiría excluida”. Lo que diferencia a las familias que avanzan “rápido” de las otras es que desde el comienzo la propia relaciónde pareja es la fuente del apoyo y comprensión. El temor, sumado a una experiencia distinta sobre la forma en que está funcionando la familia, pueden combinarse y hacer que el padre/madre biológico reciba con críticas o descreimiento las incipientes expresiones de malestar de su nueva pareja. La mayoría de los padrastros o madrastras deben buscar apoyo al principio fuera de la familia, ya sea gracias a su amistad con una persona que está en su misma situación, o recurriendo a lecturas adecuadas, o a un terapeuta comprensivo. La ayuda de las Etapas Iniciales A ninguna pareja ensamblada le gusta enfrentar el hecho de que uno de ellos es la figura “central” y el otro el “extraño”. Los padrastros o madrastras necesitan apoyo y comprensión, y un lugar donde ventilar sus opiniones en este período. Es bueno que limiten sus comentarios negativos sobre el progenitor ausente a conversaciones privadas con su esposo o esposa. Un niño atrapado en una lucha de lealtades hará la vida desdichada a todos. Además, los niños necesitan tener tiempo para llegar a conocer a sus padrastros o madrastras. Si, en ausencia del padre biológico, el ensamblado se hace cargo de los hijos, su papel se parece al de una babysitter: “Estoy a cargo de ustedes mientras papá o mamá están fuera, y mi tarea consiste en cuidarlos y vigilar que se respeten en su ausencia las reglas familiares”. Los niños precisan que se los ayude a hacer frente a la pérdida: la de su familia original, la de la estrecha relación que tenían con su padre o madre antes de que viniese el nuevo cónyuge, la de sus lugares y maestros conocidos. La mejor ayuda que puede prestárseles es echarlos atentamente pidiéndoles que manifiesten lo que sienten, sin necesidad de que den mayores explicaciones. Lo que realmente los reconforta a los niños es tener la certeza de que los adultos que los rodean los comprenden. Si un niño grita: “¡Tú no eres mi padre!”, aconsejo que el padrastro le responda: “Tienes toda la razón. Va a llevarnos un tiempo conocernos, y no será fácil ni para ti ni para mí. Hasta puede ocurrir que no simpaticemos. Pero mientras tanto tenemos que encontrar la mejor manera de vivir juntos”. Hacia el fin de las Etapas Iniciales del desarrollo familiar, los miembros de la familia, y en particular los padrastros o madrastras, tienen mucho más claro quiénes son, que quieren y qué cosas no les gustan de la forma de vivir de la familia. Las Etapas Intermedias: Reorganización de la familia Cuarta etapa (o la discusión de las discrepancias) Los padrastros o madrastras en un momento dado decidieron adoptar una postura firme con respecto a su esposo/a e hijastros, transmitiéndoles con energía lo que necesitaban y cómo veían las cosas. Los que inician la batalla son los miembros de la familia que se sienten más excluidos, insatisfechos y molestos. Por lo común es el padrastro o madrastra, pero a veces es uno de los hijos. Es fácil ponerle el rótulo de “picapleitos” o de “perturbador” al que comienza la pelea, pero lo cierto es que su iniciativa va a ser positiva. Será el agente de cambio de la familia, la persona dispuesta a sacudir la embarcación en que están todos, en grado suficiente como para que se advierta que lo que le sucede a la familia nada tiene de terrible y que sólo precisan trabajar de común acuerdo para realizar ciertos cambios. Las parejas superan esta etapa cuando al fin se dan cuenta de que, en verdad, todos los integrantes del grupo familiar sufren por estas discrepancias. Quinta etapa (o cómo trabajar de común acuerdo) La energía y la expresividad manifiestas en la etapa de Movilización comienzan a abrir la vieja estructura de la familia biológica dando paso a una nueva, a medida que las parejas cooperan para resolver us discrepancias. La pareja debería retrotraerse a la tercera etapa, la Toma de Conciencia, y charlar y escucharse mutuamente hasta comprender las muy diversas experiencias que está viviendo cada uno. La mayor parte de las soluciones viables resultantes de este empeño satisfarán, si no todas, al menos varias de las necesidades de cada cual. A menudo la solución dejará intactas alguna de las “antiguas” maneras de obrar, al parque inventará otras totalmente nuevas. Aunque la pareja siga peleándose, la diferencia en esta etapa es que las peleas llegan a un buen término y se alcanza una decisión que resuelve ciertas necesidades de cada partícipe de este drama. En la Etapas Iniciales, las disputas rara vez cobraban impulso. Las decisiones terminaban respetando el statu quo. En la etapa de Movilización, puede haber discusiones acaloradas, pero sin que se logre una solución. En cambio, en la etapa de Acción, es como si ambos miembros de la pareja estuvieran del mismo bando, tratando de ver cómo balancear un conjunto complejo de necesidades y sentimientos. Las decisiones que se toman en esta fase realmente modifican la estructura y modo de funcionamiento de la familia, y lo que es más importante, la pareja empieza a encontrar un tiempo y un espacio comunes para trabajar juntos a fin de resolver sus problemas. Dos procedimientos contribuyen a que las parejas puedan pasar de la fase de la Movilización ala de la Acción: la conexión mutua y la planificación estratégica. “Conectarse” significa empatizar, no significa renunciar a los puntos de vista propios. Significa reflexionar un momento antes de responder, imaginando cómo se siente el otro y diciéndoselo en voz alta. La mayoría de nosotros, cuando otra persona nos habla, nos pasamos cas todo el tiempo pensando en lo que vamos a contestarle para hacer valer nuestra opinión, menos escuchado y atendido me siento; y cuanto menos escuchado y atendido me siento, más trato de hacer valer mi opinión. En el plano práctico, conectarse implica decirle al esposo/a (o al hijo/a) la esencia de lo que, según creemos, él o ella estaba procurando decirnos, antes de responderle con algo propio. La “planificación estratégica” significa meramente sentarse a conversar en equipo, con toda la información disponible sobre lo que necesitan y requieren todos, imaginando creativamente la manera de satisfacer la mayor cantidad posible de necesidades. Las Etapas Finales: Consolidación de la familia Sexta etapa: Contacto (o la intimidad en las relaciones ensambladas) En esta etapa del Contacto por primera vez los padrastros o madrastras cuentan confiados con sus nuevos roles como tales, que ahora son más sólidos y viables. No es casual que esto suceda luego de la reestructuración de la etapa de la Acción, y de que el padre/madre biológico y el ensamblado hayan comenzado a comprender que sus experiencias son muy distintas y a trabajar en equipo. Una mujer muy organizada y metódica, que se convierte en madrastra en una minifamilia desordenada, es “la que nos enseñará como poner orden”. Séptima etapa: Resolución (o cómo retener para luego soltar) Las relaciones ensambladas ya no son un territorio incierto y desconocido, sino que proporcionan una sólida base para el funcionamiento de la familia. Se han establecido reglas y normas, han comenzado a crearse nuevos rituales. Aunque hay hijos que aún no se sienten parte de la nueva familia (y tal vez no se sientan nunca), en su mayoría las relaciones entre los padrastros o madrastras y sus hijastros terminan siendo sólidas y seguras. Uno de los aspectos más gratificantes de la etapa de la Resolución para los padrastros o madrastras es la experiencia de ejercer un rol maduro y satisfactorio como tales, un rol muy especial: el de “extraños que se han vuelto íntimos”. Pautas para familias ensambladas 1. Es difícil aceptar que una o más personas nuevas se introduzcan en el “espacio propio”, así como es difícil sumarse a un grupo preexistente en calidad de persona o personas nuevas. Por tales motivos, es mejor que las familias ensambladas inicien su vida en común en su propia casa o departamento, ya queesto aminora los resentimiento ligados al “territorio” propio. 2. La nueva relación de pareja fue precedida por las relaciones entre los hijos con sus padres biológicos. Muchos padrastros o madrastras piensan, por esto, que forjar un vínculo íntimo con su nueva pareja es traicionar el vínculo anterior con sus hijos. Sin embargo, una buena relación de pareja suele ser decisiva para que perdure la familia ensamblada, y es por consiguiente tan importante para los niños como para los adultos. Un fuerte lazo entre los adultos puede proteger a los niños de otra pérdida familiar y fortalecer su propia relación marital futura. Los adultos necesitan contar a menudo con tiempo para ellos solos a fin de nutrir esta relación decisiva. 3. Puede ser importante que se forjen nuevas relaciones dentro de la familia ensamblada, sobre todo cuando los chicos son pequeños. 4. Importa preservar las relaciones originales, lo que contribuye a que lo niños no sientan como una pérdida tan grave tener que compartir a su papá o su mamá.Además de las actividades de la familia ensamblada, el padre/madre biológico pase algún tiempo con sus hijos. 5. Si se deja que las relaciones se desenvuelvan al ritmo que les resulta cómodo a los que intervienen en ellas, ya tendrán oportunidad de desarrollarse la amistad y el cariño. 6. Las familias ensambladas son estructural y emocionalmente distintas de las familias de primeros matrimonios. 7. Cada hijo tiene un fuerte impulso a aferrarse a ambos. Si tanto los niños como los adultos aceptan que aquéllos son capaces de simpatizar con más de dos adultos parentales, tales conflictos de lealtades disminuirán, y mejorará la relación con el nuevo progenitor. Si escuchan observaciones críticas permanentemente sobre el padre/madre biológico que no vive con ellos tal vez se sientan atrapados en un conflicto de lealtades y aumente su inseguridad personal. 8. Es importante que los ex esposos mantengan relaciones cordiales, por más que esto resulte muy difícil de lograr para muchos adultos. Los niños no se verán en el medio de dos padres hostiles, tendrán menos necesidad de tomar partido por uno u otro, y podrán aceptar y aprovechar los elementos positivos de su vida cotidiana y de los convenios para las visitas. 9. En una familia ensamblada, ya tienen una “historia familiar” previa. Es beneficioso que la familia ensamblada trabaje con el fin de desarrollar pautas tradiciones familiares. Los valores de las personas (su enfoque general de la vida y su modalidad de hacer las cosas) no cambian fácilmente. En una familia ensamblada es inevitable que coexistan distintos sistemas de valores. La mayoría de estas familias precisan negociar y renegociar muchas cosas. 10. La tarea que le compete a un padrastro o madrastra no está claramente definida y a veces resulta difícil de cumplir. Los esposos pueden ayudarse mucho uno al otrosi colaboran en la gestión de nuevas pautas para la familia. Si bien los hijastros no acostumbran aceptar medidas disciplinarias impuestas por sus padrastros/madrastras hasta haber establecido amistad con ellos, ambos adultos necesitan forzar mutuamente su respectiva autoridad hogareña. El padre/madre cuando no esté presente será con frecuencia necesario que transmita a sus hijos un mensaje claro en cuanto a que es su ausencia el padrastro o madrastra puede actuar como “figura de autoridad” en representación de ambos adultos. Si los conyugues se sienten cómodos, a veces sus divergencias respecto del cuidado de los hijos pueden ser ventiladas en presencia de estos. En ninguna circunstancia es de provecho, ni para los niños ni para los adultos, que aquellos puedan “dividir para reinar”, acercándose a cada adulto por separado. Si se modifica el régimen de visitas, el progenitor que no tiene la custodia será incluido en el castigo sin su voz ni voto. Esto puede originar perjuicios peores que los de la conducta que motivó la medida disciplinaria. 11. La integración de una familia ensamblada en la que hay adolescentes puede causar dificultades especiales. Cuando han convivido con un padre/madre biológico único, a menudo los adolescentes cumplieron el papel de “adultos jóvenes” y tal vez del resulte sumamente difícil o imposible retomar a la posición de “niños” cuando su padre o madre se vuelve a casar. Los adolescentes una “historia familiar” más prolongada y por lo común quieren que se les dé la oportunidad de participar en las negociaciones de la familia ensamblada, por más que deseen al mismo tiempo mantenerse al margen de sus padres biológicos y no les guste participar de las “actividades familiares”. 12. Los niños “visitantes” sueles sentirse extraños y forasteros en el vecindario. Será bueno asignarles un lugar propio en la casa. Se sentirán más conectados con el grupo si la familia ensamblada los incluye en sus tareas y proyectos. Los padres que no tienen la custodia de sus hijos, así como los padrastros o madrastras, sueles preocuparse por el escaso tiempo de que disponen para transmitir sus valores a los hijos que los visitan. 13. En las familias ensambladas la sexualidad suele ser más evidente, en parte por la nueva relación de pareja y en parte porque los niños deben convivir de pronto con otros niños con los que no crecieron juntos. Importa que lo niños reciban afecto y vean las muestras de cariño de los esposos, pero también es útil que la pareja minimice en algún grado los aspectos sexuales de la vida hogareña y ayude a los niños a comprender, aceptar y controlar el atractivo sexual que puedan sentir hacia los otros niños o los adultos que conviven con ellos. 14. Cualquier familia atraviesa momentos de tensión. Es corriente que los niños no muestren gran simpatía hacia sus padrastros o madrastras en la vida cotidiana, y que a veces se enfaden con sus progenitores o los rechacen. 15. Aun un contacto mínimo entre los niños y los adultos puede dar lugar a una mayor satisfacción en el futuro, ya que el tiempo y la madurez traen consigo muchos cambios. Si existe un cierto nivel de comunicación entre los miembros de la familia ensamblada, más tarde, cuando los hijos se vuelven más independientes de sus progenitores y de sus padrastros o madrastras, sueles desarrollarse relaciones personales satisfactorias. El programa “Salir adelante” En las familias ensambladas, los niños y adultos suelen compartir diferentes experiencias y maneras de hacer las cosas. Al principio todo puede resultarles muy extraño. Sentirse a gusto y divertirse en el seno de la familia contribuye a que ésta crezca. Las siguientes etapas apuntan a que los miembros de una familia ensamblada comience a conocerse un poco más. Sugerimos: ● Síganse estas etapas en el orden indicado, desde la primera hasta la octava. ● Dedíquese como mínimo de una a dos semanas a cada etapa. ● La primera etapa se divide en tres partes, y es probable que dure más. ● No olvidar lo hecho en las etapas previas cuando se acomete una nueva. ● Si la familia se queda empantanada en una etapa, conviene que pase a la siguiente. ● Si se cuenta con buenos amigos o consejeros, o si se participa de las reuniones de un grupo de autoayuda para familias ensambladas, conviene comentar qué cosas han funcionado bien o mal a medida que se avanzaba por estas etapas. Primera etapa: Nutrir la relación de pareja Es importante procurar que su vínculo lo sigue creciendo y desarrollándose. Un buen vínculo entre ambos adultos: ● Los enriquece a los dos. ● Permite que el hogar siga unido, para que no sufra otro período de separación y trastornos. ● Los ayuda a trabajar juntos en equipo ● Fortalece su liderazgo conjunto como pareja, lo cual es indispensable para que los niños sepan con certeza que hay adultos que se harán cargo de ellos. A. Planeen hacer una vez por semana alguna actividad extra hogareña que les guste a ambos. B. Establecer un período diario de 20 minutospara pasarlo juntos en forma relajada C. Conviene desinar cada semana un período de media hora, como mínimo, a charlar juntos sobre el funcionamiento del hogar ● Establecer tres cuestiones prioritarias para el hogar, y no ocuparse de nada más. Tal vez las demás cosas puedan modificarse más adelante si es preciso. ● ¡Elegir cuestiones claramente comprensibles para ambos y que estén dentro de sus posibilidades! ● Quizás estas normas deban modificarse cuando haya en el hogar más personas, o menos. ● Las reglas hogareñas tienen que ser acatadas no sólo por los niños sino también por sus padres. Esto les inculca que se está procediendo con justicia. ● El padre/madre biológico del hijo o hijos es quien ha de vigilar el cumplimiento de la regla; el padrastro o madrastra tiene que respaldarlo. ● El padre/madre biológico tendrá que reunir a todos y aclararles a los niños que cuando él no esté presente, el responsable es el padrastro o madrastra. Segunda etapa: Encontrar un espacio y un tiempo para lo personal Un lugar especial y un tiempo para estar a solas puede ser necesario: ● Para sentir que hay cabida para uno en la casa; ● Para experimentar un merecido descanso y sentirse renovado; ● Para saber que, aunque uno no viva en la casa permanentemente, igual tiene allí un espacio privado. A. Dedicar un tiempo a asignar un espacio privado especial para cada adulto y cada niño que vive en la casa. ● Un cajón para los chicos que vienen los fines de semana ● Un cobertizo o cuarto construido en el patio trasero ● El dueño de dicho espacio tiene autoridad para vedarles a los demás el acceso a él. Es su sitio privado, y nadie puede inmiscuirse sin su permiso. ● Cada uno puede hacer con su lugar lo que le plazca. No se destinarán estos espacios privados a almacenar utensillos o elementos hogareños. ● Se buscará el modo de asegurar que el espacio creado para los niños que no viven todo el tiempo en la casa estará “prohibido” para los demás cuando aquellos no se encuentren presentes. B. Cada adulto necesita contar con dos horas semanales, como mínimo, para hacer algo que le guste. A medida que maduramos no siempre nos damos “permiso” a nosotros mismos para pasar algún tiempo haciendo cosas que nos agradan. ● Ese tiempo especial puede pasárselo en el lugar especial con que uno cuenta, o en otro lado. ● Los demás integrantes de la familia deben conocer los momentos que uno ha programado para sí. ● Nadie ha de ser interrumpido mientras disfruta de ese tiempo personal. ● Conviene que los demás miembros de la familia tengan dos o tres oportunidades previas para acostumbrarse a que uno “no esté”, presente en esos momentos, si ellos sí lo están. ● Elegir momentos que sean convenientes y factibles. Tercera etapa: Nutrir las relaciones familiares Si las personas se dan mutuamente una realimentación positiva, es posible: ● Crear un clima familiar más agradable; ● Contribuir a que cada uno se sienta mejor consigo mismo; ● Generar sentimientos de cariño entre los miembros de la familia; ● Ofrecer un buen modelo para las relaciones humanas tanto dentro como fuera del hogar. A. Los miembros de una familia comparten lo que cada cual valora de los que hicieron los demás ● En primer lugar, los dos conyugues se dicen el uno al otro qué cosas les gustaron de lo que el otro conyugue hizo durante el día. La hora de la comedia es el momento en que se reúne la familia; el hecho de compartir estos sentimientos positivos con los demás hace que todos disfruten más de ese momento. Incluso los niños pequeños percibirán que reina un clima armónico. ● Dejar la resolución de problemas para otro momento. ● Si la familia no se reúne para almorzar o cenar, debe buscarse algún otro momento para este “intercambio de satisfacciones”. Cuarta etapa: Una relación estrecha entre el padre/madre biológico y su(s) hijo(s) Los niños necesitan saber que su padre/madre biológico continúa queriéndolos: ● Aceptan mejor al nuevo habitante del hogar. ● No rivalizan tanto para conseguir la dedicación de su padre/madre biológico. ● No procuran controlar la situación incurriendo en comportamientos indeseados. ● Se sienten mejor consigo mismos. La cuarta etapa está centrada en hacerles saber a los niños que siguen disfrutando de una consideración particular en el afecto de su padre/madre biológico. A. Una o dos veces por semana, el padre/madre biológico y su hijo dedican de 15 a 20 minutos a hacer algo divertido juntos. ● La persona que convive con muchos hijos querrá a veces hacer algo con todos ellos, pero es importante que destine algún tiempo, aunque sólo sea una vez por semana, a hacer algo con cada uno de ellos por separado. ● Si los hijos sólo pasan con el padre/madre biológico un lapso comparativamente breve, podrá destinar ese período de 15 o 20 minutos a estar a solas con cada uno, en cada ocasión en que están juntos. ● Si sólo ve a sus hijos una o dos veces al año, conviene que haga lo anterior cuando están juntos y en los lapsos entremedios le envíe a cada cual una carta o les haga un llamado telefónico, aproximadamente una vez cada quince días. Conviene que estas charlas sean informales y no se aborden en ellas temas serios, salvo que el niño lo requiera. ● Para los niños es útil planear de común acuerdo con el padre/madre biológico en qué momento tendrá lugar dicho contacto. No tiene que ser una fecha tan distante que el tiempo que falte les parezca “una eternidad”, más bien es bueno planearlo el día anterior, o algunas horas antes. Una vez que el niño sabe de antemano que pasará un tempo con su padre/madre, podrá compartir mejor el resto del tiempo con los demás habitantes del hogar. ● Es preciso elaborar estos planes de encuentros con la pareja antes de mencionárselos al niño. ● Si nada resulta satisfactorio al niño, hay que darle la oportunidad de que piense en otras posibilidades y, cuando se le haya ocurrido algo, se lo transmita a su progenitor. ● Desde el comienzo, el niño debe saber cuánto tiempo podrá compartir de esta manera con su progenitor. ● Si el niño pretende que se le dedique más tiempo del que dispone el progenitor u otros miembros del hogar, puede enfocarse este problema. ● No hay que intentar suprimir el sentimiento de molestia o malestar que pueda experimentar el niño; basta con hacerle saber que uno lo comprende. Si uno quiere convencer a alguien de que tiene que estar contento cuando no lo está, por lo común lo que logra es hacer sentir peor todavía. ● Si el niño sigue molesto porque “nunca tiene suficiente tiempo”, puede trasmitírsele que uno también se siente molesto. ● Conviene emplear la fórmula anterior si uno siente que el niño no quedará satisfecho con lo que uno pueda hacer con el. Y conviene decir algo semejante antes de enfadarse. Si uno permite que el encuentro termine en forma airada, ambos guardarán de él un recuerdo triste y no un recuerdo feliz. ● Si uno tiene más de un hijo, quizá deba planear con cada uno de antemano en qué momentos se producirán estos encuentros. ● Si sólo uno de los integrantes de la pareja tiene hijos, es fundamental poner en práctica la primera etapa tal como fue esbozada, pues de lo contrario el cónyuge se sentirá excluido. ● En toda familia, es importante que la pareja tenga tiempo para ella y cada uno tenga tiempo para sí mismo, y además, que sigan brindándose mutuamente una realimentación positiva. Quinta etapa: Desarrollar las relaciones entre padrastro o madrastra y los hijastros Los padrastros o madrastras y sus hijastros comienzan a convivir sabiendo muy poco unos de los otros, y, por lo común, sabiendo muy poco sobre lo que significa convivir en una familia. Esta quinta etapa constituye una excelente manera de crear buenas relaciones entre ellos, lo cual ofrece las siguientes ventajas: ● Hace que el padrastro o madrastras se sienta “parte” de la familia en mayor medida. ●Hace que los hijastros se sientan más felices y disfruten más de la familia. ● Hace que el otro cónyuge se sienta más relajado, al no tener que “repartirse” entre pareja y sus hijos. A. Una o dos veces por semana, el padrastro o madrastra y sus hijastros dedican de 15 a 20 minutos a hacer algo divertido juntos ● Como sucede con el tiempo que los niños pasan con su padre/madre biológico, el que pasan con su padrastro o madrastra debe ser independiente del hecho de que se hayan comportado bien o mal. Si incurrieron en mala conducta las consecuencias o castigos no tienen que impedir estos encuentros. ● Es bueno charlar con el hijastro contándose mutuamente cuáles de las cosas que hicieron en el pasado les provocaron placer o displacer. Esto permitirá que se conozcan mejor y contribuirá a decidir qué cosas pueden divertirlos a ambos en el presente. ● Una buena manera de afianzar la relación del hijastro con uno es pedirle que le enseñe alguna cosa que él sepa hacer. ● El padre/madre biológico ha de apartarse lo suficiente como para que el padrastro o madrastra pueda pasar a ser parte de la vida de su hijo. En ocasiones, es preciso que de hecho se vaya de la casa. ● Al padre/madre biológico quizá le resulte difícil dejar solos a su hijo y a su padrastro o madrastra, permaneciendo al margen. Aunque quiera que se lleven bien, puede entristecerlo no ser el único adulto al que el niño puede recurrir en el hogar. A veces es difícil recordar que “Tienen suficiente amor para repartirnos a todos”, como le oí decir a una madrastra a la madre de sus hijos, refiriéndose a los sentimientos de éstos. El hecho de que haya en torno más de un adulto que se ocupe de ellos no significa que los niños amarán menos a cada uno. Sexta etapa: Edificar la confianza familiar Las relaciones familiares y el “sentimiento de familia” se edifican sobre la base de la confianza, y ésta se logar compartiendo recursos significativos. Al comienzo de una familia ensamblada, el grupo aún no ha convivido lo suficiente como para tener estos recuerdos compartidos; a medida que trascurre el tiempo y los integrantes de la familia charlan, pasan buenos momentos juntos y desarrollan sus propios rituales, surgirá la confianza y el sentimiento de pertenecer a un mismo grupo familiar. ● Brindan momentos de relajación y descanso que contrastan con situaciones de mayor intensidad. ● Hacen que se disfrute de la vida de familia. ● Dan a las personas un sentimiento de pertenencia al grupo. A. Planear una vez al mes una salida o acontecimiento en el que participe toda la familia. ● Este acontecimiento se planeará de antemano a fin de incluir al mayor número de miembros posibles ● Cuando se proyecten reuniones especiales para los cumpleaños u otras celebraciones, conviene dialogar acerca de los rituales empleados en anteriores ocasiones y combinar las tradiciones familiares en una forma creativa. ● Examinar la posibilidad de introducir innovaciones y de iniciar nuevas tradiciones familiares; ejemplos: o Cocinar juntos el pan dulce o los postres que se comerán en Navidad. Una buena manera de alentar a que todos los miembros de la familia hagan cosas juntos es dar a cada uno (incluidos los niños), dos veces al mes, la posibilidad de elegir qué hará la familia en la próxima hora y media o dos horas. Cuando una familia ya sabe compartir estos momentos, es porque sus miembros también han aprendido a hacer cosas en forma individual y en parejas de distinta índole (ver las etapas primera a quinta), así como a apreciar las cualidades de os demás. Si la familia se siente cómoda en esta etapa, puede pasar con provecho a la séptima. Séptima etapa: Fortalecer los lazos de la familia ensamblada A la sazón, la unidad familiar ya ha aprendido a pasar muy buenos y gratificantes momentos. Sus integrantes se conocer mejor, y probablemente están algo sorprendidos por algunas de las cosas que aprendieron acerca de los demás. Algunas de estas sorpresas serán agradables, otras quizás un poco molestas. ● Aclarar mejor las ideas de todos. ● Disipar los malentendidos. ● Discernir las áreas problemáticas ● Dar a todos la oportunidad de convertirse en partícipes activos de la familia. ● Recibir numerosas sugerencias sobre la manera de resolver las situaciones difíciles. ● Conocer los puntos de coincidencia. ● Decidir cuales el mejor abordaje de los desafíos que enfrenta la familia ● Dar tiempo a todos para planear en conjunto los eventos especiales de la familia. A. Realizar cada quince días una reunión para debatir los asuntos familiares “siento que estoy haciendo todo el trabajo de la casa y quiero que lo compartamos un poco (Mama Beatriz)”. “Me gustaría que el domingo fuésemos al concierto de rock que va a haber en el parque (Guillermo)”. ● Pídase a todos que expresen libremente sus ideas sin ponerse a discutir si pueden o no ponerse en práctica; que un integrante del grupo familiar tome nota de lo que se dice. ● Repasando la lista, señálese qué idea(s) puede ser más productiva, o combinarse dos o más. Aunque a veces las reuniones familiares atraviesan momentos difíciles, son sumamente útiles. No es sencillo escuchar a los demás sin tratar de defenderse, pero si los miembros de la familia descubren que son capaces de lograrlo, por lo común el resultado es que se aclaran los sentimientos de ira o de dolor, y esto a su vez permite que salga a relucir el cariño y la dicha. En ocasiones, una familia le puede resultar muy impracticable la realización de debates fructíferos. A la familia puede llevarle tiempo aprender a charlar sobre o que los molesta. Aquí hemos procurado dar algunas sugerencias, pero será provechoso recurrir a otras lecturas más especializadas sobre esta clase de reuniones, a fin de que no se conviertan en meras manifestaciones de quejas. El aprendizaje de este diálogo intrafamiliar mejorará las relaciones y fortalecerá a la familia, al aumentar el cariño y respeto mutuo. Es un proceso que no conviene apurar; más bien hay que avanzar lentamente hacia la etapa final. Octava etapa: Trabajar en común co el otro hoar de los hijos Cuando una pareja se divorcia, los hijos pierden contacto con uno de sus progenitores o con ambos. Salvo rara excepción, los hijos quieren a sus dos padres, es bueno para ellos seguir manteniendo contacto con ambos luego del divorcio. De lo contrario se preguntarán qué tienen ellos de malo para que el padre/madre biológico con el que no conviven no desee verlos. Esta inquietud puede ser muy perturbadora. Una de las tensiones que crea el hecho de que los niños vayan y vengan de una casa a la otra, con frecuencia o no, es la sensación de que ambos hogares está compitiendo entre sí. Los adultos temerá que sus hijos quieran permanecer más tiempo en el otro; y en éste, los adultos abrigan exactamente los mismos temores. Si se logra reducir las tensiones existentes en los adultos de ambos hogares, los niños se sentirán a la vez más cómodos y más felices. Esta octava etapa se le sugerirán formas de aumentar la cooperación entre todos los adultos involucrados. A. Una vez al mes, hacer algún comentario positivo sobre los adultos del otro hogar. Se logra: ● Reducir los sentimientos de rivalidad entre lo adultos. ● Ofrecer un modelo de conducta a los adultos del otro hogar. ● Ayudar a que los niños se relajen y se vinculen más fácilmente con su padre/madre biológico y la nueva pareja de éste. ● El comentario o mensaje positivo se hará sin esperar recibir a cambio otro semejante. Si uno lo formula en la expectativa de que será retribuido, puede decepcionarse y enfadarse, y esto no será provechoso para los niños. En verdad que muchas veces los gestos positivos encuentran retribución... ¡pero no hay garantía de que así ocurra! ● Si es preciso mantener con los adultos del otro hogar una discusión que tal vez enciendo los ánimos, lo mejor será hacerlo cuando los chicos no esténpresentes, para que no se inquieten sin necesidad. ● De muchas otras maneras se puede contribuir a que los hijos disfruten de los beneficios que conlleva tener más de un hogar: o No hacer comentarios negativos sobre los otros adultos que forman parte de su vida. o No mezclar al otro hogar en las medidas disciplinarias. Si, por ejemplo, se le impuso a un niño el castigo de no salir de la casa durante tres días, pero a los dos días debe ir a visitar su otro hogar, se le permitirá que lo haga y cumpla su tercer día de “castigo” al volver. Nadie es capaz de controlar la vida de un hogar al que no pertenecer; lo que sí se puede controlar es la vida en la propia casa. Si los dos hogares libran una pelea permanente, todo el mundo pierde. Recursos con que se puede contar cabe mencionar los siguientes: ● Servicios de orientación o ayuda para familias. ● Servicios de asistencia para padres e hijos prestados por alguna congregación religiosa. ● Asesoramiento psicológico individual, laico o religioso. ● Terapeutas privados. ● Clínicas de salud mental comunitarias. ● Psicopedagogos. Conclusiones El programa “Salir adelante” puede aplicarse de muchas maneras: ● Puede ser utilizado por una sola familia, ensamblada. ● Puede ser utilizado por dos o más familias ensambladas que se reúnan con el fin de charlar acerca del material de referencia y contarse los progresos que están haciendo en cada etapa. (Tal vez sus amigos o vecinos estén interesados.) ● Puede ser utilizado por un grupo que se reúna de manera regular, conducido por un coordinador.
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