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Ensayo de la Crisis Financiera Argentina

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Ensayo de la Crisis Financiera Argentina 
Crisis Financiera Argentina
Introducción 
Las crisis financieras son alteraciones del sistema financiero que perjudican el desarrollo de la economía, Argentina es una de las economías más grandes de América Latina, con abundantes recursos naturales en energía y agricultura, en su territorio de 2,8 millones de kilómetros cuadrados, sin embargo a lo largo de nuestra historia, ha sido un laboratorio de crisis, ha atravesado un sinnúmero de crisis de todo tipo: cambiarias, bancarias, inflacionarias, de la deuda, políticas, sociales e institucionales. Con el uso del término crisis se presenta una dificultad semántica, dado que el término no está precisamente definido a efectos de su empleo en el análisis económico.
El presente trabajo tiene como objetivo reunir la información necesaria para entender la crisis argentina, tanto en sus particularidades como en sus implicaciones para las economías de América Latina y para el discurso del liberalismo económico.
Crisis Financiera Argentina
En los últimos años notamos que argentina ha tenido la presencia de recurrentes marcas en los negocios, Argentina se ha quedado al margen del crecimiento económico, experimentado por la mayoría de los países del mundo durante los últimos 50 años. Argentina no sólo no ha logrado converger a los niveles de ingreso de los países más desarrollados, sino que aún peor ha perdido terreno, mostrando un comportamiento divergente.
El 21 de diciembre de 2001 Argentina apareció en la primera página de la mayoría de los diarios del mundo, las manifestaciones sociales habían dado pie a la renuncia del Presidente De la Rúa luego de la dimisión de todo su gabinete. El crecimiento observado en el período 2003-2006 ha sido inédito en la historia argentina tanto por su magnitud como su persistencia en el tiempo.
Desde 1999 era de público conocimiento del ingreso del país en una compleja situación, tales como, alto desempleo, inflación negativa, déficit fiscal desbordado, crecimiento de la deuda y debilitamiento del sistema financiero. La deuda externa es 3.5 veces superior a la deuda externa colombiana, para una población ligeramente inferior a la nuestra; asciende a los 137 mil millones de dólares, que representan el 48% del PIB. Lleva tres años consecutivos de recesión (crecimiento negativo del PIB), tres años de inflación negativa, el desempleo ha subido continuamente desde 1998 ubicándose en diciembre de 2001 en 18.3% y en 34% en junio de 2002; los salarios fueron disminuidos en el 13%, también las jubilaciones; se establecieron límites al retiro de dinero en efectivo de las cuentas en el sistema financiero y, finalmente, se permitió la flotación del peso que acumulaba en junio de 2002 una devaluación del 300%, hundiendo la capacidad de compra. Las fluctuaciones económicas de Argentina, desde 1900 hasta 2006 desvío standard de las variaciones porcentuales del PIB. Como lo señala Arriazu (2003) “Durante el siglo XX la Argentina ha vivido bajo gobiernos civiles y militares, conservadores, liberales, justicialistas y radicales
El nivel de apertura en el mercado de capitales hizo que el país percibiera de manera fuerte la crisis mexicana de 1995, cuya transmisión se conoció como el “efecto tequila”. Para 1999 la devaluación del real profundizó en Argentina la recesión general que se presentó en América Latina, pero mientras la región se recuperó para el año siguiente, el país austral quedó sumido en la recesión.
Curiosamente su principal aliado fue el fondo monetario internacional, el 18 de diciembre de 2000 se recibieron 40.000 millones del FMI (el tamaño de la deuda externa colombiana total).
El 2 de marzo de 2001 renunció el Ministro de Economía y el gobierno cambió todo el gabinete, intentando cumplir las exigencias del FMI. El 16 de marzo el gobierno presentó su plan de ajuste fiscal, provocando la renuncia de tres ministros que estaban en desacuerdo. Dos días después el gobierno convocó a un acuerdo político nacional y nombró a Domingo Cavallo como el tercer Ministro de Economía en 19 días. Cavallo fue el creador de la Ley de Convertibilidad que había logrado acabar con la hiperinflación 10 años atrás y contaba con suficiente aceptación en el FMI. El 6 de diciembre se empezó a presionar a los Fondos de Pensiones para que convirtieran sus fondos en títulos financiadores del estado. Se requería de un programa aprobado por el FMI para presentarlo a los acreedores (canje local de bonos provinciales, el tramo minorista y deuda extranjera en bonos por 50.000 millones) y negociar una reducción del costo de la deuda, que en el ámbito local oscilaba entre el 5% y el 7% y se negoció a un promedio del 6%, una tasa aún alta pero que compensa la iliquidez de los títulos. El segundo canje local tendría una tasa de interés menor porque tendrían una mayor liquidez. En principio el fondo no solicitó la libre flotación del peso. La primera medida económica del presidente Eduardo Duhalde fue dejar flotar el peso acabando con 10 años de convertibilidad y permitiendo una fuerte devaluación de la moneda local. Todos los países (incluidos Brasil, España, Italia) dieron la espalda al gobierno argentino, Condicionando cualquier posible apoyo a ¡la adopción de las medidas “sugeridas” por el FMI. El propio expresidente Fernando de la Rúa, quien debió renunciar como consecuencia de esa crisis, declaró a BBC Mundo en 2011 que consideraba al Fondo como el responsable de haber desencadenado ese colapso financiero, al suspender un crédito que habían acordado (acusación que el FMI y otros rechazan). Si bien el Fondo no participó directamente en la negociación entre Argentina y sus bonistas privados, dejó en claro que sus recomendaciones tenían como fin influir en esa discusión, El fuerte apoyo del FMI no solo resultó paradójico por la tensa relación histórica entre el Fondo y los argentinos. También pareció contradictorio considerando la postura en la que están ambos hoy: el FMI es el mayor acreedor que tiene Argentina, mientras que el país sudamericano es el principal deudor del organismo multilateral. Ambas situaciones se relacionan con el gigante préstamo que el FMI acordó con Argentina en 2018, el más grande en la historia del esa organización: US$57.000 millones. Para poder realizar un programa de desarrollo económico con inclusión social, era necesario generar poder político y recursos económicos. En el plano político, el gobierno recuperó soberanía popular y soberanía nacional. En lo económico, entre 2003 y 2015 se generó soberanía económica y financiera, con el desligamiento del FMI, la reestructuración de la deuda externa y el desendeudamiento externo; se obtuvo soberanía energética con la mayoría estatal en Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), la mayor empresa del país, que había sido privatizada en el régimen neoliberal; se reindustrializó la producción; la desocupación bajó del 21,5 a 7.2%; mejoraron los salarios reales, con la defensa del empleo, las convenciones colectivas de trabajo y los dos aumentos anuales en las jubilaciones. Esto no se logró por las fuerzas del mercado, sino por la acción estatal.
Queda claro que este artículo no propone la aplicación de esa política económica a otros países; son sus pueblos y dirigentes quienes tienen que resolverlas. Sin embargo, en la raíz de la crisis global actual existen tres problemas básicos: cómo desbaratar la hegemonía del sector financiero globalizado y de sus agentes locales; cómo restablecer la potestad soberana del Estado para cumplir con su rol histórico de impulsar un desarrollo incluyente y sostenible; y cómo redistribuir la riqueza, el conocimiento y la palabra para dar el sustento económico, político y social a ese proceso. Cada país tiene sus particularidades, que van desde su historia, hasta la mentalidad de sus habitantes y las relaciones de fuerza entre las agrupaciones políticas y económicas. 
Conclusión
Dada esta situación y el deterioro fiscal, político e institucional no es de extrañar que la disciplina de mercado se hicieranotar generando una corrida que fue sistémica pero que no afectó a todas las instituciones financieras de igual manera. La exposición al sector público fue una variable que se consideró para correr más a algunas instituciones que a otras. Los bancos fueron una víctima más de la crisis como lo revelan las cuantiosas pérdidas que acumularon y la cotización de sus acciones, La pérdida de confianza en el Banco Central por su incapacidad para reducir la hiperinflación hizo necesario semidolarizar la economía, lo cual funcionó para el objetivo propuesto. Adoptar el dólar de la manera que lo hizo Argentina implica renunciar a la política monetaria y cambiaría; eliminando de plano la capacidad de respuesta a los fenómenos monetarios externos. La Unión Europea ha demostrado que sólo se debe compartir la moneda con aquellos países con que hay coordinación de la política macroeconómica; lo demás es demasiado arriesgado en medio de la reconocida inestabilidad del sistema global de liberalización.
Bibliografía 
Alonso F., Cendejas J. (2012): “Integración monetaria y financiera en el período de crisis: los diferenciales de deuda como instrumentos de medida del riesgo país”, Revista de Economía Mundial, 31: 21-48.
Alonso N., Blanco J. (2004): “Los modelos de “crisis gemelas” en el marco de la literatura sobre crisis monetarias internacionales”, Boletín Económico del ICE, 816: 75-92.
Fondo Monetario Internacional, Oficina de Evaluación Independiente, The FMI and Argentina. 1991-2001Washington DC, 2004.

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