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Enfermería en la Atención al Adulto Mayor

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Enfermería en la atención
al adulto mayor
Enfermería en la atención
al adulto mayor
Actas de la Jornada de Enfermería 
realizada por la 
Fundación Alberto J. Roemmers 
el día 5 de Septiembre de 2017
en el Teatro Gran Rex de Buenos Aires
Editores
Dr. Manuel Luis Martí
Mg. Silvina Estrada de Ellis
Buenos Aires
2017
Libro de edición argentina de distribución gratuita.
Es propiedad.
Derechos reservados.
© por la Fundación Alberto J. Roemmers.
Buenos Aires, Argentina.
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.
Impreso en Argentina por Ediciones Médicas del Sur SRL
ediciones@prensamedica.com.ar - www.prensamedica.com.ar
Printed in Argentina.
5
Índice
Prólogo 
Mg. Silvina Estrada de Ellis 11
Gigantes de la geriatría 
Lic. Paula Champonois 15
Síndrome confusional agudo en el adulto mayor
Mat. Cecilia Cariqueo 35
Polifarmacia en adultos mayores.
Utilización apropiada de fármacos en geriatría
Lic. Héctor Barco 59
Limitación del esfuerzo terapéutico
Lic. Hna. Mercedes Zamuner 67
Adulto mayor y cercanía a la muerte 
Mat. Cecilia Cariqueo 79
Nutrición en el adulto mayor hospitalizado
Lic. Clara Cullen 99
Cáncer en los adultos mayores
Lic. Constanza Celano 129
6 Índice
Alberto J. Roemmers
1890 - 1974
Fundación Alberto J. Roemmers
Creada en 1975 por
Doña Candelaria N. Wolter de Roemmers e hijos
Presidente
Dr. Rodolfo F. Hess
Vicepresidente
Dr. Manuel L. Martí
Secretario
Dr. Julio A. Bellomo
Vocales
Sr. Eduardo Macchiavello
Sr. Alberto Roemmers
Sr. Alejandro Guillermo Roemmers
Sr. Alfredo Pablo Roemmers
Dr. Miguel de Tezanos Pinto
Fiscalizadores
Dr. Eduardo L. Billinghurst
Dr. Carlos Montero
Jornada de Enfermería
ENFERMERÍA EN LA ATENCIÓN
AL ADULTO MAYOR
Coordinadora
MG. SILVINA ESTRADA DE ELLIS
(Buenos Aires)
INVITADOS EXTRANJEROS
Mat. Cecilia Cariqueo (Santiago de Chile)
INVITADOS NACIONALES
Lic. Paula Champonois (Buenos Aires)
Lic. Héctor Barco (Buenos Aires)
Lic. Violeta Simon (Buenos Aires)
Lic. Hna. Mercedes Zamuner (Buenos Aires)
Lic. Jaqueline Pérez Pizarro (Buenos Aires)
Lic. Clara Cullen (Buenos Aires)
Lic. Constanza Celano (Buenos Aires)
Prólogo
Mg. Silvina Estrada de Ellis
13
En primer lugar, debemos tener presente que el envejecimiento es un 
proceso absolutamente natural e irremediable por el que atraviesa toda 
persona con el paso del tiempo. En la actualidad se ha incrementado la 
esperanza de vida de la población. En 1900 el promedio de vida era de 
40 años y según los últimos estudios realizados, la media de vida alcan-
za hoy los 82 años, lo que supone vivir hoy, más del doble de tiempo que 
un siglo atrás. 
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) se con-
sidera adulto mayor a las personas mayores de 60 años. Entre 2000 y 
2050, la proporción de los habitantes mayores en el mundo se duplicará, 
pasando del 11% actual al 22%. En números absolutos, este grupo de 
edad pasará de 605 millones a 2000 millones habitantes en el transcur-
so de medio siglo. Estas cifras nos presentan la necesidad de tener un 
equipo de salud especializado para poder abordar la atención que nece-
sitan.
Es necesario aclarar que no todas las personas envejecen igual ni 
tienen el mismo riesgo de enfermarse. Pero si, el envejecimiento fisioló-
gico produce una pérdida progresiva de la funcionalidad, así como una 
14 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
mayor vulnerabilidad. También presentan múltiples patologías y una ten-
dencia mayor a la cronificación de las enfermedades que padecen.
En algunas ocasiones las personas de edad avanzada han perdido 
parcial o totalmente su independencia, debido principalmente a enfer-
medades que se agudizan con el pasar de los años, tratándose de adultos 
mayores disfuncionales a causa de los problemas naturales que conlleva 
el envejecimiento.
Debemos tener claro el concepto de incapacidad y el de fragilidad, 
ya que lo primero indica una pérdida de función, mientras que lo segun-
do indica una inestabilidad o riesgo de pérdida de la función. Debemos 
recordar que no todos los adultos mayores dependientes son frágiles, ni 
todo paciente frágil es dependiente.
Esto nos hace reflexionar que pueden necesitar ayuda para llevar a 
cabo sus actividades cotidianas, que requieran cuidado y atención médi-
ca. Tanto al familiar como al paciente se le plantean un montón de 
interrogantes y angustias frente a las diferentes situaciones que deben 
afrontar. Esto implica la necesidad de contar con un equipo de salud 
capaz de atender y cuidar al adulto mayor con personal con las aptitudes 
necesarias para cumplir con la actividad requerida.
Llegar a la edad madura no tiene por qué convertirse en sinónimo de 
incapacidad, inmovilidad o abandono. Diversos estudios nos demuestran 
que el adulto mayor puede ser una persona socialmente importante, 
factor de cohesión para las familias, referente y fuente de esperanza. 
Es una etapa para seguir planteándose nuevas metas, nuevos inte-
reses y desafíos; no debemos olvidar que mientras se vive se tiene la 
capacidad para disfrutar lo bueno que la vida nos da.
Gigantes de la geriatría
Lic. Paula Champonois
17
Introducción
El término de Geriatría se incorpora hacia el año 1909, cuando el 
Dr. I. L. Nascher publica en el New York Medical Journal un artículo 
titulado: “Geriatrics: The diseases of the old age and their treatments”, 
pidiendo una medicina específica y distinta de la tradicional para 
mejorar la atención de los adultos mayores.
Sin embargo la medicina geriátrica moderna surge alrededor del año 
1935, en Gran Bretaña, de la mano de la enfermera Marjory Warren, 
posteriormente graduada en Medicina. La misma, en una de sus publi-
caciones sobre adultos mayores sostiene: “ No hay duda en absoluto que 
éstos pacientes han sido inadecuadamente tratados en el pasado y con 
frecuencia continúan recibiendo una atención insuficiente y escasa, si 
es que reciben alguna, en una atmósfera que pierde la comprensión con 
su edad y su condición. Se necesita urgentemente un cambio en la acti-
tud del CUIDADO y tratamiento de los adultos mayores.”
Si bien actualmente la geriatría es una disciplina científicamente 
consolidada, requiere sobre todo en nuestro país, mejorar la calificación 
de los profesionales de enfermería, para prestar cuidados de calidad en 
18 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
lo que respecta a la asistencia de los adultos mayores en los diferentes 
niveles de atención.
Es de suma importancia saber que en el curso del envejecimiento 
se producen una serie de cambios en todos los órganos y sistemas, con 
la consecuente pérdida de reserva funcional que hace que los indivi-
duos de edad avanzada sean más vulnerables a determinadas noxas, 
como por ejemplo una infección, una mudanza o la pérdida de un ser 
querido entre otras.
Gigantes de la Geriatría
En 1976 Bernard Isaacs publicó los “Gigantes de la Geriatría” deno-
minándolos así por el gigantesco número de personas ancianas que los 
padecen, así como los fuertes efectos que ejercen sobre la independen-
cia de los mismos. En ellos incluye el síndrome de las cuatro “íes”: 
inestabilidad, incontinencia, inmovilidad, incompetencia intelectual. 
Posteriormente se incluyeron nuevos “síndromes” como, malnutrición, 
fragilidad, iatrogenia, entre otros. Todos ellos comparten entre sí las 
siguientes características:
•	 Son multicausales.
•	 Impactan sobre la calidad de vida de las personas 
que los padecen
•	 Requieren un abordaje interdisciplinar
•	 Quitan autonomía e independencia
(Bernard Isaacs)
fundación alberto J. roemmers 19
Si bien existen diferentes escalas de 
valoración en Geriatría diseñadas para 
identificar y cuantificar los problemas 
físicos, funcionales, psíquicos y sociales 
que pueda presentar el anciano, es impe-
riosa la necesidad de que el enfermero/a 
se involucre activamente en el cuidado, 
ya que muchas veces es el primero que 
con una adecuada valoración puede 
detectar las necesidades de su paciente. 
Por eso antes de analizar losGigantes de 
la Geriatría es importante recuperar con-
ceptos esenciales de la profesión de 
enfermería como “valoración de enfer-
mería” y “cuidar”.
Valorar: consiste en atribuir o determinar el valor de algo o de 
alguien teniendo en cuenta diversos elementos o juicios.
En éste contexto de saber que en el adulto mayor se producen 
cambios importantes y que es imprescindible una adecuada valoración 
de enfermería para prestar un cuidado oportuno que redunde en bene-
ficio del paciente, analizaremos brevemente los Gigantes de la Geriatría.
INESTABILIDAD
La inestabilidad postural y las caídas son problemas comunes en los 
adultos mayores. Constituyen un riesgo importante para fracturas y 
están asociadas a un aumento de la mortalidad. Las caídas tienen como 
Valoración de Enfermería: 
es la observación siste-
mática y el informe sobre 
la situación del paciente 
en las cinco esferas de 
la experiencia humana: 
biológica, ambiental, 
psicológica, sociocultural 
y espiritual.
Cuidar: es la solicitud y 
atención en hacer bien 
alguna cosa.
DEFINICIONES
20 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
principal complicación la limitación funcional y psicológica resultante 
del miedo a caer. Puede desencadenar en el adulto mayor el abandono 
de actividades sociales y la inmovilidad.
La inestabilidad postural tiene un extenso significado clínico y pue-
de estar asociada a alteraciones en la marcha.
Causas Complicaciones
•	 Trastornos de la marcha o el 
equilibrio
•	 Hipotensión Postural
•	 Accidentes
•	 Parkinson, ACV, Demencias
•	 Enfermedad Cardiovascular
•	 Enfermedad Vestibular
•	 Disminución visual o auditiva
•	 Otras
Fracturas
INMOVILIDAD
Se la puede definir como la disminución de la capacidad para des-
empeñar actividades de la vida diaria por deterioro de la función moto-
ra. Puede clasificarse en inmovilidad relativa, en la que el adulto mayor 
lleva una vida sedentaria pero es capaz de movilizarse con menor o 
mayor independencia y en inmovilidad absoluta, que implica reposo 
absoluto, con limitada variabilidad postural.
El reposo prolongado en cama o sillón constituye un riesgo para la 
independencia funcional y tiene repercusiones negativas sobre la salud 
y la calidad de vida.
fundación alberto J. roemmers 21
Causas Complicaciones 
1. Cambios fisiológicos:
•	 Sistema músculo esquelético
•	 Sistema Cardiovascular
•	 Sistema Respiratorio
•	 Sistema Nervioso
2. Enfermedades asociadas
•	 ACV
•	 Parkinson
•	 Demencias
•	 Osteoporosis
•	 Fracturas
•	 Insuficiencia Cardíaca Severa
•	 EPOC
•	 Anemias
•	 Deshidratación
•	 Déficits Visuales y Auditivos
•	 Depresión
•	 Otras
3. Causas ambientales
•	 Obstáculos físicos
•	 Falta de dispositivos de ayuda
4. Factores sociales
•	 Soledad
1. Orgánicas:
•	 Sarcopenia
•	 Contracturas – Rigidez
•	 Posturas Viciosas
•	 UPP
•	 TVP 
•	 Incontinencia
•	 Deterioro Cognitivo
2. Psicológicas:
•	 Depresión
•	 Miedo a caer
3. Sociales:
•	 Aislamiento Social
•	 Disminución de la autoestima
•	 Deterioro del autocuidado
•	 Institucionalización
INCONTINENCIA
La incontinencia de heces y orina impacta notablemente sobre el 
bienestar de los adultos mayores, comprometiendo la autoestima y la 
dignidad de los mismos. Es un problema infravalorado y subtratados 
que repercute en la calidad de vida de las personas.
22 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
En el adulto mayor independiente, la incontinencia constituye 
un motivo para el abandono de las actividades y la restricción al 
ámbito doméstico. A la vez que en el paciente inmovilizado y depen-
diente puede ser indicativo de cuidados ineficientes; muchas veces 
los pacientes se orinan por no ser asistidos cuando solicitan asisten-
cia para miccionar o porque no se animan a pedir ayuda. Paula te 
cambie el orden
Causas Complicaciones
1. Incontinencia Urinaria Transitoria
2. Incontinencia Urinaria Permanente
•	 De Esfuerzo
•	 Hiperreactividad del detrusor
•	 Por rebosamiento
•	 Funcional
a. Alteraciones de la conciencia
b. Pérdida de la funcionalidad física
c. Imposición del Personal 
de salud
1. Físicas
•	 Dermatitis Perineal
•	 UPP
•	 Infecciones Urinarias
•	 Restricciones de la movi-
lidad
•	 Caídas
2. Psicológicas y Funcionales
•	 Ansiedad
•	 Pérdida de la autoestima
•	 Aislamiento
•	 Soledad y Abandono
•	 Depresión
3. Socioeconómicas
•	 Sobrecarga a la flia/ cui-
dador
•	 Aumenta el uso de recursos 
sanitarios
•	 Riesgo de institucionaliza-
ción
fundación alberto J. roemmers 23
INCOMPETENCIA CEREBRAL: 
(Deterioro Cognitivo y Demencias)
Los trastornos cognitivos son alta-
mente prevalentes entre los adultos 
mayores, y constituyen una de las prin-
cipales causas de pérdida de la autono-
mía e independencia.
La capacidad de aprender, razonar, 
pensar y comunicarnos descansa en 
una serie de funciones que se realizan 
en la corteza cerebral y que se denomi-
nan dominios cognitivos, y éstos están 
compuestos por: la atención, la memo-
ria, las capacidades visuoespaciales – 
visuocontructivas, el lenguaje y las 
capacidades ejecutivas.
A los fines prácticos, la memoria se puede dividir en:
Memoria
de corto
plazo
Memoria
de largo
plazo
24 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
Es la capacidad para mantener en mente 
de forma activa una pequeña cantidad de 
información, de forma que se encuentre in-
mediatamente disponible durante un corto 
periodo de tiempo.
Reciente Remota
Nos da la 
capacidad 
de aprender, 
almacenar y 
recuperar la 
información 
aprendida 
recientemente
Acá se guardan 
hechos aprendi-
dos en el pasado 
distante y que el 
paciente tiene 
profundamente 
incorporados.
Ej: Recordar un número de teléfono de línea 
(sólo se puede retener de 20 a 30 segundos)
Ej: Recordar 
qué comimos 
ayer
Ej: Recordar 
el año en que 
nacimos
Existen trastornos cognitivos agudos (Síndrome Confusional = 
Delirium) y crónicos (Demencias), que según su origen pueden ser vas-
culares o degenerativas como la enfermedad de Alzheimer, Parkinson, 
Huntington, entre otras.
Síndrome Confusional Agudo (SCA)
Así denominado por la incapacidad para distinguir lo real de lo 
imaginario, hay “una pérdida del control voluntario sobre las facul-
tades intelectuales”. En éste caso el paciente tiene alterada la atención. 
Por definición es de origen orgánico, se debe a una enfermedad, en 
general sistémica, que secundariamente afecta el funcionamiento cere-
bral, aunque no siempre se encuentra su causa. Puede ser reversible.
Hay factores que pueden precipitarlo como por ejemplo: 
fundación alberto J. roemmers 25
Hospitalización
•	 Infecciones: cualquier cuadro infeccioso puede desencadenar 
un síndrome confusional agudo, como neumonía, infecciones 
urinarias, celulitis entre otras.
•	 Alteraciones Metabólicas: hipoglucemia o hiperglucemia, des-
hidratación, hiponatremia, insuficiencia renal, hipoxemia, etc.
•	 Fármacos: corticoides, antihistamínicos, opiodes, benzodiacepi-
nas y neurolépticos. La mayoría de los eventos se producen por 
interacciones y/o sumatoria o potenciación de los efectos 
adversos de la medicación.
•	 Posoperatorios: el síndrome confusional agudo, es quizás la 
complicación posquirúrgica más común en el paciente anciano. 
Su incidencia depende del tipo de cirugía: 30% en cirugías 
electivas de cadera, que asciende hasta el 50 – 60% en cirugías 
de urgencia de cadera (por fracturas), y del 40 al 50% en el 
posoperatorio de una cirugía cardiovascular a cielo abierto.
•	 Causas Ambientales: el aislamiento, las terapias intensivas, 
internaciones prolongadas, los cambios de habitación, las con-
tenciones físicas, los ruidos pueden precipitar la aparición del 
síndrome confusional.
Ejemplo: Juan Manuel, paciente de 75 años de edad que cursa posopera-
torio de reemplazo de cadera, intercurre con una infección urinaria y en el 
trascurso del posoperatorio desarrolla un SCA, tiene fiebre, está internado y 
recibe fármacos. Para el correcto abordaje del SCA, se deben tratar simultá-
neamente todas las causas detectadas.
26 enfermerÍa en la atencióndel adulto mayor
DEMENCIAS
Los Síndromes Demenciales constituyen un grupo de enfermedades 
de diversa etiología (vasculares y degenerativas) que suponen el dete-
rioro irreversible de la memoria y de múltiples funciones cognitivas 
(orientación, lenguaje, capacidades ejecutivas, etc.), lo suficientemen-
te severo como para interferir en las actividades tanto instrumentales, 
como de la vida diaria.
Las demencias no conllevan alteración del nivel de conciencia como 
el síndrome confusional y a diferencia de éste su inicio suele ser paula-
tino y su evolución crónica e irreversible. No obstante lo pacientes con 
demencias están expuestos a desarrollar síndrome confusional relacio-
nado a intercurrencias clínicas.
La detección de cuadros de demencias en estadíos tempranos de 
su evolución y la realización de los correctos diagnósticos diferenciales 
por parte de los médicos permitirá un más rápido tratamiento según la 
etiología, mayor duración de los estadíos leves y moderados de la enfer-
medad. 
El notable incremento de la población anciana, como consecuencia 
del aumento de la esperanza de vida en la última mitad del siglo XX, ha 
hecho que las demencias pasen a constituir un problema de salud muy 
importante y sus consecuencias a nivel individual, familiar y social. 
Existe en Geriatría una herramienta denominada Mini Mental de 
Folstein, para realizar una evaluación de las principales funciones cog-
nitivas del paciente y obtener una noción aproximada de la severidad 
del deterioro y su evolución.
fundación alberto J. roemmers 27
La puntuación determina la normalidad o el grado de deterioro que 
puede sufrir una persona. Al calificarse se puntúa cada respuesta de 
acuerdo al protocolo y se suma el puntaje obtenido por todas las res-
puestas. 
Los resultados dependen de la puntuación alcanzada una vez ter-
minada la prueba:
•	 Entre 30 y 27: Sin Deterioro. 
•	 Entre 26 y 25: Dudoso o Posible Deterioro.
•	 Entre 24 y 10: Demencia Leve a Moderada. 
•	 Entre 9 y 6: Demencia Moderada a Severa. 
•	 Menos de 6: Demencia Severa.
28 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
Esta prueba no puede definir un diagnóstico y debe estar acom-
pañada por la entrevista clínica, exploración física y pruebas comple-
mentarias. 
Habiendo explorado brevemente cada uno de los Gigantes de la 
Geriatría, es importante resaltar el rol que debe cumplir el profesional 
de enfermería. Su objetivo primordial será realizar una adecuada 
valoración y brindar una atención de enfermería de calidad capaz de 
prevenir, detectar, anticipar e intervenir precozmente sobre las con-
diciones de inmovilidad, inestabilidad, incontinencia e incompetencia 
intelectual.
Una escucha atenta al paciente y su familia seguida de un diálogo tranquilo con el 
paciente y/o la familia y una exploración física detenida nos permitirán conocer las 
causas y prevenir o tratar las complicaciones.
•	 Informar los hallazgos de la valoración.
•	
•	 Tratar interdisciplinariamente la causa que provoca el problema, para evitar su 
progresión.
•	
•	 Establecer un plan de cuidados individualizado, progresivo y dinámico. 
fundación alberto J. roemmers 29
Inestabilidad
Inmovilidad
•	 Mantener iluminación adecuada de la habitación 
durante el día y la noche. 
•	 Mantener la habitación y los espacios por donde 
deambule el paciente, libre de objetos que puedan 
obstaculizar su circulación. 
•	 Cuidados de los pies (helomas, hallus valgus, hi-
perqueratosis, onicocriptosis) 
•	 Uso de anteojos en el caso de ser necesario
•	 Mientras dure el reposo en cama, mantener la 
alineación y posición anatómica adecuada a cada 
articulación. 
•	 Fomentar los cambios posturales cada 2hs y apli-
car medidas de protección de la piel. 
•	 Prevención y/o tratamiento de las úlceras por 
presión 
•	 Control del dolor por posturas viciosas 
•	 Se favorecerá la transferencia a un sillón, la se-
destación y/o deambulación temprana para evitar 
complicaciones propias de un reposo prolongado 
en cama. 
•	 Adaptar el medio físico de la habitación del hos-
pital a la situación del anciano, eliminando las 
barreras físicas. 
•	 Conocer de antemano si el paciente utiliza ha-
bitualmente bastón, trípode o andador para la 
deambulación.
30 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
•	 Evaluar si la misma es por patología previa, o 
se relaciona con la internación actual. 
Patología previa:
•	 Higiene y confort en tiempo y forma
•	 Cuidado de la piel, prevención de úlceras por 
presión. 
Internación actual:
•	 Indagar la causa
•	 Evitar la exposición al pañal y sonda vesical al 
menor tiempo posible.
•	 Mayor recomendación de colector de orina.
•	 Reeducación del reflejo miccional
•	 Asistir ágilmente cuando el paciente toca el 
timbre, puede ser que necesite ser asistido en 
la diuresis
•	 Si el paciente recibe tratamiento con diuréti-
cos, aumentará la frecuencia de la micción
•	 Si recibe tratamiento con laxantes, podría 
aumentar la frecuencia de las deposiciones.
•	 Evaluar causas funcionales que favorezcan el 
desarrollo de incontinencia (el baño demasiado 
lejos, iluminación precaria, falta de orinales o 
chatas.
Incontinencia
fundación alberto J. roemmers 31
SINDROME CONFUSIONAL
•	 Valorar	el	estado	de	conciencia	del	paciente	al	mo-
mento que ingresa al hospital. Realizar preguntas 
sencillas para poder evaluar si está orientado en 
tiempo, espacio y persona.
•	 Barandas	elevadas
•	 Estimular	el	uso	de	audífonos,	prótesis	dentales	y	
anteojos.
•	 Favorecer	la	iluminación	con	luz	natural	durante	el	
día y orientar la cama del paciente hacia la venta.
•	 Brindar	un	ambiente	familiar	(en	lo	posible	acom-
pañado de familiar) Las fotos de familiares durante 
la internación disminuyen el riesgo de desorienta-
ción asociada a la hospitalización.
•	 Que	el	paciente	tenga	acceso	a	un	reloj,	ayuda	a	
no desorientarse en relación al momento del día en 
que se encuentra
•	 EVITAR	las	sujeciones	físicas
•	 Estar	al	tanto	de	la	farmacología	prescripta,	su	
acción y efectos adversos.
•	 Cuidar	los	estímulos	que	lo	pueden	exacerbar	
(tonos de voz fuertes, ruidos de aparatos, otros)
DEMENCIAS
Puede acentuarse por la aparición de un síndrome 
confusional
Incompetencia
intelectual
32 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
EN RESUMEN
Cuidemos de los adultos mayores de hoy, como nos gustaría que un día 
cuiden de nosotros o de nuestros seres más queridos.
Si la rehabilitación 
total no es posible, 
el objetivo será recuperar 
la situación 
basal previa
fundación alberto J. roemmers 33
Bibliografía
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Edición), España. Mosby / Doyma libros. Vol 1, p. 78.
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Geriátricos. (1ª Edición), Argentina. Edimed.
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ISSN 0717-9553.
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8. Protocolo 2: “Atención General de la Persona Mayor en Atención 
Primaria de la Salud”. (2011). OPS
9. Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica.
10. Diccionario de la Real Academia Española
Síndrome confusional agudo 
en el adulto mayor
E.M. Cecilia Cariqueo Ralil
37
I.- Introducción
El Síndrome Confusional agudo llamado también delirio correspon-
de a un “Cuadro clínico, de inicio brusco y curso fluctuante, que se 
caracteriza por alteraciones de la conciencia, la atención y el pensa-
miento, y en el que pueden aparecer ideas delirantes y alucinaciones. 
Es un trastorno que sesitúa en la frontera entre la psiquiatría y el 
resto de especialidades médicas, puesto que puede aparecer en el cur-
so de muy diversas patologías. Se presenta con mucha frecuencia en 
los pacientes hospitalizados, sobre todo, de edad avanzada, y supone 
una importante complicación que se asocia a una elevada mortalidad 
y a un importante consumo de recursos, con elevada estancia media. 
Folstein, Bassett, Romanoski y Nestadt citados en González (2003).
El delirio es uno de los desórdenes cognitivos más importante en 
el adulto mayor tanto por su prevalencia como por sus implicancias 
pronósticas. Marín y Gac. (2005) 
Implica costos sociales y económicos de relevancia dado que requie-
ren una mayor cantidad de cuidados especializados de enfermería y con 
38 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
ello una mayor demanda de atención del personal de salud, en algunas 
ocasiones implica una hospitalización más prolongada. La condición de 
agitación que puede estar asociada en el usuario, determina que presen-
te mayor riesgo de eventos no deseados durante el cuadro como por 
ejemplo caídas y las consecuencias asociadas a las mismas.
Según datos de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) el 
porcentaje de casos es superior al propuesto por diferentes autores, y 
con frecuencia no se diagnostica ni se trata eficazmente, por conside-
rarse erróneamente un “trastorno psiquiátrico”, en vez de una urgencia-
emergencia médica, susceptible de tratamiento eficaz. Montenegro. (S.F)
Es importante señalar que las alteraciones conductuales no impli-
can necesariamente un trastorno mental primario por lo que siempre 
se deben estudiar las razones médicas que puedan explicar dichas 
manifestaciones, razón por la cual se deben siempre descartar la exis-
tencia de agentes etiopatogénicos modificables factibles de interven-
ción y tratamiento. 
El síndrome confusional agudo es un trastorno neurocognitivo, 
debido a disfunción cerebral metabólica o estructural, caracterizado 
por fluctuaciones cognitivas, definida principalmente por compromiso 
de conciencia y de la atención, provocado por uno o varios factores 
causales. 
Se trata entonces de “una alteración potencialmente transitoria de 
las funciones cerebrales superiores que se manifiesta a través de un 
deterioro cognitivo global y por trastornos del comportamiento.” 
Montenegro. (S.F).
fundación alberto J. roemmers 39
II.- Diagnóstico de Síndrome confucional agudo
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de 
la Asociación Americana de Psiquiatría (American Psychiatric 
Association, APA), contiene descripciones, síntomas y otros criterios 
para diagnosticar trastornos mentales. Es el sistema de clasificación 
de trastornos mentales más aceptado, para el diagnóstico clínico la 
investigación y docencia. Y su última versión la V fue el 18 de mayo del 
2013.
Según DSM V el trastorno neurocognitivo es un trastorno mental 
que afecta a las funciones neurocognitivas, principalmente, la memo-
ria, la percepción y la resolución de problemas. Los trastornos cogniti-
vos más directos incluyen a la amnesia, la demencia y el delírium.
Criterios para diagnósticas Síndrome Confusional Agudo 
según DSM V
a) Alteraciones de la atención (disminución de la capacidad para diri-
gir, centrar, mantener y cambiar la atención) y la conciencia 
(reducción de la orientación en el medio).
b) La alteración se presenta en un corto período de tiempo (en horas 
o unos pocos días), representa un cambio agudo de la atención y 
de la conciencia de base, y tiende a fluctuar en gravedad durante 
el curso de un día.
c) Una alteración cognitiva adicional (alteración memoria, desorien-
tación, alteración de lenguaje, la capacidad visuoespacial o per-
cepción). 
40 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
d) Las alteraciones de los Criterios A y C no se explican por un el tras-
torno neurocognitivo preexistente establecido o en evolución y no 
se producen en el contexto de un nivel muy reducido de concien-
cia como el coma. 
e) Evidencia en la historia, examen físico o en los hallazgos de labo-
ratorio de que la alteración es una consecuencia fisiológica directa 
de otra afección médica, intoxicación o abstinencia de sustancias 
(droga de abuso o medicamento), o la exposición a una toxina o se 
debe a múltiples etiologías.
El diagnóstico del delirium sigue siendo básicamente clínico, aun-
que el estudio electroencefalográfico permitirá observar un patrón de 
ondas lentas, expresivo del daño metabólico cerebral y tiende tiende a 
normalizarse a medida que disminuye la sintomatología del delirium. 
Trzepacz citado en González (2003).
Varios son los instrumentos de evaluación clínica que intentan 
contribuir a la detección del síndrome, de hecho alguno de ellos han 
sido creados para detectar demencia. Uno de los más utilizados es el 
Mini-mental State Examination (Fig. 1), este nos entrega información 
para detectar deterioro cognoscitivo, pero no permite diferenciar entre 
delirium y demencia.
fundación alberto J. roemmers 41
Fig. 1: Mini –Mental State 
1. Por favor dígame la fecha de hoy
Sondee el mes, día del mes, año y día de la semana.
Anote un punto por cada respuesta correcta.
 Bien Mal
Mes
Día mes
Año
Día semana
Total 
2. Ahora le voy a nombrar tres objetos. Después que se 
los diga, le voy a pedir que repita en voz alta los que re-
cuerde, en cualquier orden. Recuerde los objetos porque se 
los voy a preguntar más adelante ¿Tiene alguna pregunta 
que hacerme?
Explique bien para que el entrevistado entienda la tarea. 
Lea los nombres de los objetos lentamente y a ritmo cons-
tante aproximadamente una palabra cada 2 segundos. Se 
alota un punto por cada objeto recordado en el primer 
intento.
Si para algún objeto, la respuesta no es correcta, repítalos 
todos hasta que el entrevistado se los aprenda (máximo 
5 repeticiones). Registre el número de repeticiones que 
debió hacer.
 Correcta Incorrecta
Árbol
Mesa
Avión
Número de repeticiones 
Total 
Ahora voy a decirle unos números y quiero que me los 
repita de atrás para adelante.
1 3 5 7 9
Anote la respuesta (el numero), en el espacio corres-
pondiente.
La puntuación es el número de dígitos en orden correcto: 
Ej.: 9 7 5 3 1 = 5 puntos
Respuesta
Entrevistado
Respuesta Correcta 9 7 5 3 1
Nº dígitos en orden correcto..
Total 
3 Le voy a dar un papel; tómelo con su mano derecha 
dóblelo por la mitad con ambas manos y colóqueselo 
sobre las piernas.
Toma papel con la mano derecha
Dobla por la mitad con ambas manos
Coloca sobre las piernas
Ninguna acción
 
Total 
5. Hace un momento le leí una serie de 3 palabras y 
usted repitió las que recordó. Por favor, dígale ahora 
cuales recuerda.
Anote un punto por cada palabra que recuerda. No importa 
el orden.
 Correcta Incorrecta
Árbol
Mesa
Avión 
 Total 
6. Por favor copie este dibujo:
Muestre al entrevistado el dibujo. La acción esta correcta 
si las figuras no se cruzan más de la mitad. Contabilice un 
punto si está correcto.
 Correcta Incorrecta
Total___________________________
Sume los puntos anotados en los totales de las preguntas 
1 a 6
Suma Total: Total 
El puntaje máximo obtenido es de 19 puntos.
Normal ≥ 14 Alterado ≤ 13
42 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
Un método que puede ser utilizado por profesionales y que no requie-
re la presencia de personal especializado es el CAM (Confusión 
Assessment Method. Es fácil de manejar, requiere de poco tiempo para 
su aplicación tiene una especificidad del 90-95% y una sensibilidad 
del 95-100%. Representa un algoritmo para el establecimiento del 
diagnóstico si el paciente presenta cambios en su estado mental, con 
inicio agudo, curso fluctuante, y alteraciones en la atención, más uno 
de los siguientes: pensamiento desorganizado y alteraciones del nivel 
de conciencia. (Ver Fig. N°2)
Figura N°2 CAM: Escala Diagnóstica de delirio
1.- Comienzo agudo y curso fluctuante:
¿Ha observado un cambio agudo en el estado mental del paciente? SÍ/NO
(si esNO, no seguir el test)
2.- Alteración de la atención El paciente:
¿Se distrae con facilidad y/o tiene dificultad para seguir una conversación? SI/NO 
(si es NO, no seguir el test)
3.-Pensamiento desorganizado
¿El paciente manifiesta ideas o conversaciones incoherentes o confunde a las per-
sonas que le rodean? SI/NO 
4.- Alteración del nivel de conciencia
¿Está alterado el nivel de conciencia del paciente? SI / NO
(Vigil – Somnoliento – Estupor –Coma)
Para el diagnóstico de delirium son necesarios los dos primeros criterios 
y por lo menos uno de los dos últimos
fundación alberto J. roemmers 43
III.- Epidemiología
La prevalencia del delirio en los adultos mayores hospitalizados se 
ha estimado en 10 a 60%. Al momento del ingreso se diagnóstica 
síndrome confusional agudo con una frecuencia de 11 a 24%.Otros 5 
a 35% de los adultos mayores desarrollará el problema durante su 
estadía en el hospital. (Marín y Gac, 2005)
El delirium en AM hospitalizados se asocia a una evolución desfa-
vorable, los pacientes que lo presentan tienen mayores complicaciones 
y mortalidad intrahospitalaria, mayor deterioro funcional, prolongación 
de la estadía hospitalaria y después del alta, mayor institucionalización 
en unidades de larga estadía y mayor riesgo de morir en los meses que 
siguen a la hospitalización. American Psychiatric Association como se 
citó en González, de Pablo y Valdés (2003).
A pesar de su importancia, tradicionalmente el delirium ha sido 
subvalorado y no ha sido reconocido como una entidad que requiere 
un diagnóstico y manejo específico, independiente de la causa que lo 
origina. El subdiagnóstico alcanza cifras entre 32% y 67%. Meagher 
como se citó en González et al. (2003)
En estudio prospectivo y observacional, realizado por el programa 
de geriatría Departamento de Medicina Interna, Pontificia Universidad 
Católica de Chile en el año 2005 titulado “Su diagnóstico de delirium 
en adultos mayores hospitalizados”, se estudiaron todos los pacientes 
con 65 años o más, que ingresaron al Servicio de Medicina del Hospital 
de Urgencia de la Asistencia Pública, desde su domicilio, entre el 3 y el 
28 de agosto de 2003. 
44 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
En dicho estudio Carrasco, Hoyl, Marín, Hidalgo, Lagos, Longton, 
Valenzuela y Arriagada (2005) encontraron que de 108 pacientes estu-
diados 52,8% cumplió criterios de delirium al ingreso. Los que además 
fueron significativamente de mayor edad donde 66,2% de los mayores 
de 75 años versus el 30% de los menores de 75 años presentó delirium 
al ingreso. Por otra parte La revisión de las fichas médicas de pacientes 
con delirium mostró que en 16,3% no había descripción del examen 
mental del paciente al ingreso. Además, en 10,4% adicional, se descri-
be un examen mental “normal”. La presencia de “Delirium” o “Síndrome 
Confusional Agudo”, como diagnóstico de ingreso se consignó sólo en 
32,1% de los pacientes. 
Carrasco, Accatino-Scagliotti, Calderón, Villarroel, Marín, Pedro y 
González (2012) desarrollaron un estudio en el Servicio de Medicina del 
Hospital Clínico de la Pontificia Universidad Católica de Chile con el 
objetivo de aportar más información sobre el pronóstico de los pacientes 
que han cursado con delirium durante su estadía hospitalaria, específi-
camente su asociación con mortalidad y el deterioro funcional a largo 
plazo, medidos a un año. Los participantes fueron pacientes con al menos 
65 años de edad, ingresados en forma consecutiva, hospitalizados en las 
últimas 48 horas, en el servicio de medicina del hospital entre marzo y 
octubre del año 2006. Un total de 542 pacientes fueron ingresados al 
estudio. El promedio de edad fue de 78 años y su estadía promedio en el 
hospital fue de 5,8 ± 4,8 días. El 62% de los pacientes fueron mujeres.
Se pesquisó delirium en 192 pacientes (35,4%), la mayoría (87%) 
durante las primeras 48 horas de hospitalización. La duración promedio 
del delirium fue de 4,9 días ± 3,1. Por otra parte La cohorte con delirium 
fundación alberto J. roemmers 45
presentó mayor estadía hospitalaria (7,3 ± 5,9 días versus 5,0 ± 3,9 
días), así como una mayor mortalidad durante la hospitalización 8,5% 
versus 1,7% en la cohorte sin delirium.
Marín y Gac (2005) por su parte señalan que cerca del 30% de los 
pacientes ancianos con patología médica presentan delirium en algún 
momento de su hospitalización. En un contexto quirúrgico esta cifra 
varía de un 10 a 50%, siendo mayor en cirugías cardíacas (30%) y de 
cadera (mayor a 50%).
IV.- Diagnóstico Diferencial
La presentación aguda y el carácter fluctuante son determinantes 
a la hora de establecer el diagnóstico diferencial con otros procesos 
psiquiátricos semejantes. 
Los principales cuadros con los que hay que realizar un diagnósti-
co diferencial son: 
a) La demencia: Ambos presentan alteraciones cognitivas y fallos de 
memoria pero en la demencia el paciente se encuentra alerta y sin 
alteración de conciencia a diferencia del delirium. En la demencia 
el inicio es insidioso, por lo que es importante recoger información 
sobre sus síntomas previos al ingreso y en su evolución se mantie-
ne o empeora el deterioro cognitivo. 
 Puede ser difícil distinguir entre demencia y delirium debido a que 
muchas veces coexisten. Hasta un 50% de las demencias tienen un 
46 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
delirium asociado al ingreso y entre el 25-50% de los pacientes 
con delirium tienen una demencia de base. Montenegro (s.f)
b) Episodio depresivo mayor: un delirium hipoactivo puede confun-
dirse fácilmente con una depresión con inhibición importante. La 
disminución del nivel de conciencia y la variabilidad de síntomas en 
el día no están presentes en la depresión. 
 Hasta el 42% de los ancianos internados con depresión tienen 
delirium. Montenegro (s.f)
c) Los episodios psicóticos agudos: En los que predomina la ideación 
delirante, manteniendo un curso estable sin alteración de la con-
ciencia y con una alteración parcial de la atención más en la línea 
de la hipervigilancia. 
Ver tabla N° 1 Cuadro comparativo.
Tabla N° 1: Diagnóstico diferencial
DELIRIUM DEMENCIA PSICOSISAguda funcional DEPRESIÓN
Comienzo Agudo Insidioso Subagudo Subagudo
Curso en 24 
horas Fluctuante Estable Estable Estable
Conciencia Alterado Vigil Vigil Vigil
Orientación Alterada Alterada Intacta Intacta
Memoria Deterioro Deterioro Conservada Conservada
Atención Déficit grave Déficit parcial Déficit parcial Déficit grave
Delirio y 
alucinaciones Frecuente Baja frecuencia Frecuentes Frecuentes
fundación alberto J. roemmers 47
VI.- Presentación Clínica
Suele aparecer de forma abrupta (en horas o días) o hasta 3 meses, 
Los síntomas varían de forma impredecible a lo largo del día. Los 
pacientes adultos mayores muchas veces están tranquilos durante el 
día pero al comenzar a oscurecer se agitan, fenómeno conocido como 
“sundowning”.
Es posible que se presente un pródromo caracterizado por intran-
quilidad, hipersensibilidad a los estímulos visuales y auditivos, e inver-
sión del ritmo sueño vigilia (también insomnio y pesadillas). (Marín & 
Gac, 2005).
Es importante para evitar el desarrollo completo del cuadro, estar 
atentos también a otros síntomas prodrómicos como irritabilidad, 
ansiedad, irritabilidad, falta de atención, desorientación, e incoherencia 
en el discurso. 
En el delirium la mayoría de los pacientes tienen un nivel de alerta 
disminuido, están somnolientos e hiporreactivos, pero pacientes con 
delirium pueden estar despiertos e inclusive, hiperalertas. Montenegro 
(s.f)
El adulto mayor puede presentar una disminución de la capacidad 
para centrar, mantener o redirigir adecuadamente la atención a su 
entorno, donde se puede observar distracción ante estímulos irrelevan-
tes y la incoherencia en el discurso de la persona.
Uno de los primeros síntomas del delirium es la desorientación 
temporal, especialmente nocturna, luego se altera la memoria a corto 
plazo, conservando parcialmente la memoria a largoplazo y la des-
48 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
orientación espacial. Pueden presentarse también alteraciones a nivel 
de la percepción tales como las interpretaciones erróneas, ilusiones y 
alucinaciones.
De esta forma se da origen a 3 subtipos de delirium:
a) Hiperactivo: Caracterizado por agitación, euforia, negativismo o 
miedo asociado a posibles ilusiones o alucinaciones, en este estado 
son frecuentes, las amenazas, los insultos, agresiones y con ello las 
autolesiones a la interrupción abrupta del plan terapéutico al reti-
rarse elementos invasivos como sondas, drenajes y vías periféricas. 
Estos episodios son más frecuentes en unidades de cuidados inten-
sivos, de trauma, de recuperación cardiovascular durante asocia-
dos a situaciones de escaso estímulo ambiental 
b) Hiperactivo: con letargia, bradipsiquia, hipoactividad, respuestas 
mono-silábicas, actitud apática la que muchas veces se interpreta 
como negativismo o depresión. Hay una mayor tendencia al sub-
diagnóstico lo que conlleva un peor pronóstico.
c) Mixto: Alterna hiper e hipoactividad en el tiempo.
VII.- Fisiopatología
No se conoce con certeza el mecanismo por el cual se desencade-
na un síndrome confusional agudo en respuesta a ciertas noxas. No se 
fundación alberto J. roemmers 49
ha podido demostrar daño cerebral estructural, a pesar de los eviden-
tes trastornos conductuales y cognitivos. La lesión cerebral sería fun-
cional. (Marín y Gac. 2005).
El delirio sería una respuesta a un daño cerebral, fundamentalmen-
te neuroquímico difuso asociado a alteraciones metabólicas y de neu-
rotransmisores en todo el tejido cerebral. La vía final común sería un 
desequilibrio entre éstos, principalmente entre GABA, acetilcolina y 
dopamina.
La sobre estimulación de receptores GABA estaría implicada en 
delirio asociado a encefalopatía hepática, y la subestimulación de estos 
al delirio relacionado a privación de benzodiacepinas, alcohol y barbi-
túricos. (Marín y Gac. 2005). 
Existe evidencia de que el sistema colinérgico también está rela-
cionado pues drogas anticolinérgicas causan delirio en voluntarios 
sanos y el efecto se revierte con anticolinesterásicos. A demás los 
niveles plasmáticos de anticolinérgicos se correlacionan bien con la 
presencia de delirio en el posoperatorio. El déficit colinérgico central, 
sería responsable de las alteraciones cognitivas y perceptivas, asimis-
mo como de las alteraciones emocionales y de regulación del ciclo 
sueño-vigilia. Por todo ello hay que evitar el uso de fármacos anticoli-
nérgicos (entre ellos amitriptilina, clorpromazina, codeína, diazepam, 
fenobarbital… entre otros.)
Inversamente a la acetilcolina la dopamina está aumentada, sien-
do responsable de la incapacidad de mantener la atención. Por lo que 
son útiles los neurolépticos que bloquean receptores dopaminérgicos, 
dado que estimulan secundariamente la producción de acetilcolina.
50 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
VIII.- Factores de riesgo y desencadenantes
Para que se produzca el síndrome se requiere primero que nada 
una persona susceptible, surge aquí un concepto denominado “Reserva 
cerebral” la que ha sido definida como la capacidad del sistema ner-
vioso central para responder de manera funcionalmente flexible a las 
agresiones. MEAGHER citado en González et al. (2003). No se puede 
calcular la reserva cognitiva no es calculable, pero se puede determinar 
que procesos disminuyen dicha reserva facilitando el desencadena-
miento de un síndrome confusional agudo, esto es lo que conocemos 
como factores de riesgo:
Tabla N° 2: Factores de Riesgo.
– Factores individuales
– Edad (menores de 12 años y mayores de 70 años)
– Pluripatología
– Deterioro cognoscitivo previo (especialmente demencia)
– Déficit audición y visión
– Reserva cerebral disminuida
– Antecedente de delirium
– Antecedente de toxicomanía
– Polifarmacia
– Intervención quirúrgica compleja
– Alteraciones hidroelectrolíticas
– Aislamiento (pobre contacto sensorial y social)
– Cambio de hábitat en paciente con deterioro cognoscitivo previo
– Entorno estresante (Cuidados Intensivos, Urgencias,…)
– Inmovilización prolongada
Fuente: Rev Méd Chile 2003; 131: 1051-1060
fundación alberto J. roemmers 51
Los factores desencadenantes más frecuentes se relacionan con 
un desequilibrio metabólico, abstinencia a sustancias de abuso, fallo 
funcional de órganos vitales (insuficiencia hepática, renal, respiratoria 
o cardiocirculatoria), reacciones adversas a fármacos o bien una com-
binación de varios de estos factores.
Diversos trabajos desarrollados en los últimos años permiten efec-
tuar algunas consideraciones sobre la fisiopatología del delirium que 
se resumen a continuación.
Tabla N°3: causas más frecuentes 
– Alteraciones metabólicas: acidosis, alcalosis, alteración hidroelectrolítica, 
hipoxia de cualquier origen (anemias, fallo cardiopulmonar).
– Infecciones: encefalitis, meningitis, sífilis, VIH.
– Paciente de urgencia: politraumatismo, infarto agudo al miocardio, quema-
dura severa, postoperatorio.
– Síndrome de privación o intoxicación: alcohol (delirium tremens), ben-
zodiacepinas, barbitúricos, opiáceos, medicamentos, pesticidas, metales 
pesados.
– Patología del SNC: tumores, hemorragias, hematoma subdural, hidrocefalia, 
TEC, abscesos.
– Déficit vitamínico: tiamina, ácido fólico, vitamina B12, niacina.
– Cardiopulmonar: encefalopatía hipertensiva, infarto agudo miocardio, insu-
ficiencia respiratoria aguda.
– Endocrinopatías: hiper o hipo glicemia, hiper o hipo adrenocorticoidismo, 
hiper o hipotiroidismo.
– Fallo sistema renal: insuficiencia renal aguda o crónica, paciente en espera 
de diálisis o trasplante.
– Fallo hepático: encefalopatía hepática, cirrosis, hepatitis.
– Cirugía: trasplante, cirugía de cadera, cardiotomía.
– Polimedicación: tranquilizantes, quimioterápicos, anticolinérgicos, narcóti-
cos y corticoides
Fuente: Rev Méd Chile 2003; 131: 1051-1060
52 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
IX: Tratamiento
El tratamiento debe dividirse en tres aspectos principales: 
Prevención, tratamiento de la enfermedad de base y Manejo sintomá-
tico del síndrome confusional agudo.
Estrategias de prevención:
•	 Identificar y tratar problemas médicos subyacentes en el adulto mayor.
•	 Evitar el uso de drogas anticolinérgicas, sedantes y narcóticas
•	 Procurar una hidratación y alimentación adecuada
•	 Frente a cuadros respiratorios procurar una oxigenación adecuada para evitar el 
efecto de la hipoxemia sobre SNC.
•	 Garantizar los métodos de control del dolor adecuados
•	 Ambiente físico familiar y tranquilo procurando una rutina diaria y en lo posible 
mantener en la habitación objetos familiares del paciente.
•	 Procurar la orientación utilizando medidas como la repetición de fecha y lugar 
donde se encuentra el paciente, la orientación horaria a través de relojes y ca-
lendarios
•	 Promover el acompañamiento familiar.
•	 Favorecer que el paciente tenga un sueño reparador
•	 Utilizar ejercicios de relajación para reducir la ansiedad y el estrés causado por la 
inmovilidad 
•	 Favorecer la deambulación temprana
•	 Utilización de correctores sensoriales como lentes o audífonos en casos necesa-
rios.
•	 Frente a la hospitalización reducir el miedo del paciente y aumentar su sensación de 
control cognitivo sobre la situación, entregando información clara y comprensible 
sobre la enfermedad, la atención médica que requiere y los exámenes que deban 
realizarse.
fundación alberto J. roemmers 53
Tratamiento de la enfermedad de base:
Constituye el pilar fundamental del síndrome confusional agudo. 
Se recomienda tratar acabildad la enfermedad de base, en muchas 
ocasiones el delirio no evoluciona en la misma forma que lo hace la 
enfermedad que desencadena el cuadro si no que se demora más tiem-
po en resolverse.
Manejo Sintomático:
Es importante diferencias aquí entre manejo no farmacológico y el 
farmacológico, dado que en algunas oportunidades que las medidasno 
farmacológicas son suficientes para superar un cuadro de delirio. 
(Marín y Gac. 2005).
Entre las medidas no farmacológicas encontramos:
•	 Evitar y controlar la sobreestimulacion como el ruido excesivo y estímulos como 
visitas, actividad del personal sanitario.
•	 Iluminación adecuada, utilizando luz indirecta nocturna procurando con ello 
disminuir las percepciones equivocadas.
•	 Mantener una temperatura estable.
•	 Procurar un entorno sencillo, sin objetos innecesarios para evitar accidentes y/o 
autoagresiones.
•	 Valorar el uso de habitación individual, evitar juntar pacientes con delirium dado 
que se potenciarán.
•	 Procurar objetos conocidos en sus habitaciones como adornos o fotos familiares.
•	 Evitar tanto como sea posible la utilización de catéteres o la perfusión intrave-
nosa continua para no aumentar la inmovilidad del usuario.
•	 Asegurar los ciclos sueño-vigilia con actividad diurna y evitando interrupciones 
durante el sueño, minimizando procedimientos y tareas nocturnas.
54 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
•	 Valorar constantemente la necesidad de instaurar o mantener una contención 
física dado que estos pacientes pueden pasar de estados de agitación a estados 
de inhibición, y de estados de confusión total a estados de considerable clari-
dad de conciencia., dado que estas medidas lo agitarán y crearan más ansiedad, 
utilizarlas sólo cuando sea imprescindible.
Manejo Farmacológico:
Está indicado en caso de alucinaciones que angustien al paciente 
o conductas violentas que pongan en riesgo al paciente o su entorno. 
En estos casos la indicación se utiliza el Haloperidal dado que es el 
antipsicótico más estudiado y con mayor evidencia de su impacto.
No existe consenso acerca del tratamiento farmacológico ideal. En 
la práctica, el manejo de delirium está basado en reporte de casos y 
series retrospectivas. La Sociedad de Medicina Intensiva y el Colegio 
Americano de esta subespecialidad recomiendan el haloperidol para 
controlar la agitación y síntomas psicóticos. Fearing citado en Carrasco 
en Vega, Nazar, Ratalino, Pedemonte y Carrasco (2014). 
Se recomienda Haldol en una dosis inicial de 0,5 a 1 mg vía oral. 
En el manejo agudo del paciente agitado y combativo se recomienda 
su administración endovenosa la cual se ha asociado a prolongaciones 
del segmento QT del electrocardiograma y desenlaces fatales. En mar-
zo de 2012, el Instituto de Salud Pública de Chile (ISP) recomendó 
evitar el uso de haloperidol endovenoso, limitando el tratamiento agu-
do de un paciente agitado. Esta recomendación cambió al mes siguien-
fundación alberto J. roemmers 55
te, pudiendo usarse haloperidol endovenoso, pero asociado a monito-
reo cardiaco, reapareciendo esta importante herramienta terapéutica. 
Se recomienda comenzar con haloperidol endovenoso con dosis de 
0,5-1 mg y titular según efecto clínico, evaluando al paciente cada 20 
min y, según necesidad, doblando la dosis previa. Al día siguiente de 
iniciada la terapia se sugiere evaluar el paso a vía enteral e ir disminu-
yendo en 50% la dosis total requerida en el día previo, con una dura-
ción del tratamiento, según evolución, entre 5-7 días. Vega et.al (2014).
No hay evidencia de que señale una mejor eficacia de los antisicó-
ticos atípicos con respecto al haloperidol pero tienen una menor can-
tidad de efectos secundarios entre los más utilizados encontramos la 
quetiapina a dosis orales de 25 a 100 mg al día y la risperidona a dosis 
de 0,5 a 1 mg cada ocho a doce horas.
Se evidencia la importancia del rol profesional de enfermería en 
las diferentes formas de abordaje del tratamiento, como responsables 
de la gestión del cuidado del adulto mayor.
56 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
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98872014000400010
“Polifarmacia en adultos mayores”.
Utilización apropiada de fármacos 
en geriatría
Lic. Héctor Barco
61
A medida que vamos envejeciendo suele aumentar la frecuencia 
de enfermedades crónicas y de dificultades funcionales que potencial-
mente puedan llevar a la pérdida de autonomía y a deterioro del bien-
estar.
Muchas de estas afecciones tienen tratamientos, tanto médicos 
como farmacologicos. La prescripción para ser efectiva debe ser pres-
cripta de manera correcta, y los efectos adversos monitoreados. Existe 
una relación directa entre el número de medicamentos y el riesgo de 
efectos indeseados. La“polifarmacia” y la medicación inapropiada son 
dos conceptos, que generan en muchos adultos mayores un efecto 
cascada de consumo de fármacos que se conoce como un riesgo del 
que poco se sabe y que potencialmente se asocia con malos indicado-
res de salud que pueden ser prevenidos.
Los pacientes mayores frágiles tienen coexistencia de muchos 
problemas de salud lo que es conocido como “comorbilidad”. Estudios 
recientes han detectado un promedio de 5 enfermedades crónicas cuya 
62 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
frecuencia aumenta con la edad: (diabetes, hipertensión, problemas 
cardiovasculares, osteoporosis; problemas cerebrovasculares, artrosis, 
problemas nutricionales, depresión etc.). Es común que cada problema 
de salud se trate por separado, y los especialistas suelen perder de 
vista al paciente en forma integral. Así el cardiólogo se ocupa del 
tratamiento de los problemas del corazón, pero no de las interacciones 
de los medicamentos que prescribe con los que recetó el neurólogo o 
el endocrinólogo, etc.
Por estas razones, hoy se reconoce que uno de los mayores proble-
mas de los adultos mayores es la polifarmacia.En 1995, el Dr. Moises 
Schapira, especialista en Geriatría, participo de un estudio con más de 
1.000 pacientes en PAMI, en el cual pudo observar que cada uno reci-
bía en promedio 9,6 medicamentos a la vez”, Lo grave, señalaba en ese 
entonces el Dr. Schapira, es que muchos de esos medicamentos tienen 
efectos contrapuestos o duplicativos. En tal sentido, la Organización 
Mundial de la Salud advierte que alrededor del 50% de los medicamen-
tos se prescriben, administran o venden inapropiadamente, y el 50% 
de los pacientes no toma de manera adecuada sus medicamentos*.
Esto genera un efecto cascada en la prescripción. Porejemplo: A 
un paciente con trastornos de conducta, se le da un psicofármaco que 
produce temblores similares a los de la enfermedad de Parkinson como 
efecto adverso; y en vez de discontinuar el primer medicamento, se le 
receta una segunda droga contra el Parkinson. Este segundo remedio 
a la vez lo constipa, lo que se resuelve mediante un laxante: el laxante 
puede generar un desequilibrio hidroelectrolítico pudiendo generar 
fundación alberto J. roemmers 63
hipertensión arterial y potencialmente asociarse a una caída, y así suce-
sivamente. Esto, sin contar el riesgo de daños renales o hepáticos por 
sobremedicación, que es tanto mayor a medida que aumenta la edad, 
según confirman múltiples estudios.
Schapira especifica la diferencia entre polimedicación, que es el 
uso racional de medicamentos con efectos adicionados (terapias com-
binadas en pequeñas dosis) de la polifarmacia, que implica el uso indis-
criminado de múltiples drogas. Pero para el uso racional y adecuado se 
requiere un estudio integral del paciente, y un acompañamiento que 
ayude a cumplir el esquema de medicación: la adherencia es una de las 
partes más difíciles de cualquier tratamiento crónico.
“En Hirsch, los profesionales médicos, aplican los criterios de 
Beers que definen qué medicamentos son apropiados para ser utiliza-
dos con seguridad en los ancianos y cuáles no”. Según estos criterios 
internacionalmente aceptados por la comunidad de especialistas, son 
inapropiados los antihipertensivos de efecto muy intenso y veloz, así 
como las benzodiazepinas (tranquilizantes de alta vida media), algunos 
opiáceos y laxantes, antidepresivos tricíclicos o los anticolinérgicos 
(antialérgicos) que pueden producir confusión un descenso de la pre-
sión al pararse, entre otros. “Otro problema se da cuando no se con-
trolan los efectos secundarios de los medicamentos, que es lo que 
generalmente ocurre. Por eso, el seguimiento de la historia clínica de 
cada paciente es fundamental, y cada médico debe analizar al pacien-
te de manera integral, y saber qué medicamentos está tomando para 
prescribirle o no algún otro fármaco.”
64 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
Algunos consejos para evitar la polifarmacia
•	 Hacer un listado bien claro de los medicamentos, los días y las horas 
del día en que deben tomarlos y tenerlo siempre a mano. Es reco-
mendable hacer fotocopias de la lista y tenerlas pegadas en los dis-
tintos ambientes de la casa y en lugares de visita frecuentes (la 
heladera, la mesa de luz, la cómoda, el mueble del televisor, etc.)
•	 Utilizar dispensadores de remedios diarios o semanales con espacios 
diferentes para cada día (desayuno, comida y cena).
•	 Cada vez que vaya a un médico diferente al habitual, llevar consigo 
una lista de los tratamientos que está siguiendo y de los medicamen-
tos que está tomando. De esta manera, el médico sabrá si prescri-
birle algo nuevo, y si puede haber efectos adversos o contraindica-
ciones con los que ya toma.
•	 Si el médico decide discontinuar el uso de alguno de los fármacos 
del tratamiento, lo mejor es deshacerse inmediatamente de aquellos 
que se han retirado para no confundirse.
•	 Es recomendable que algún familiar supervise -cada tanto y sin ser 
molesto- que el paciente tome sus medicamentos en las dosis y 
momentos indicados por el médico.
•	 Evitar la automedicación. Ante cualquier problema de salud que pue-
fundación alberto J. roemmers 65
da surgir (catarros, estreñimiento, dolores, etc.) debe consultarse 
con el médico y no optar por la automedicación. Sólo él puede indi-
car cuál es el tratamiento más adecuado, teniendo en cuenta las 
posibles interacciones con los que ya se toman y los posibles efectos 
adversos.
•	 Consultar al médico ante la aparición de nuevos síntomas o de aque-
llos que ya estaban controlados con el tratamiento pero que vuelven 
a aparecer.
 – Materíal bibliográfico: Basado en literatura del Centro Hirsch, 
comité de Docencia e Investigación a cargo del Dr. Moises 
Schapira.
 - Lic. Héctor H. Barco: Jefe Dpto de Enfermería Centro Hirsch.
Buenos Aires 3 de agosto de 2017
Limitación del esfuerzo terapéutico
Prof. Lic. Hna Mercedes Zamuner
Jefa del Departamento de Enfermería del Sanatorio Mater Dei. C.A.B.A. Profesora 
a cargo de la cátedra de Ética en los 4 años de la Carrera de Licenciatura en 
Enfermería, Unidad Académica de Grado, del Instituto Universitario de la Policía 
Federal Argentina. Secretaria General del Comité de Expertos en Enfermería Ético-
Legal de la Federación Argentina de Enfermería. Presidenta del Tribunal de Ética de 
la Asociación de Enfermería de Capital Federal (2017-2019). Miembro Honorario de 
la Asociación Católica de Enfermeras. (ACE). Vicepresidenta de la Comisión de 
Enfermeros de Gestión de la Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales 
Privados de la Rca. Argentina (ADECRA) 2017
69
Introducción
Como introducción al tema y para explicar la decisión de apelar a la 
limitación del esfuerzo terapéutico, se hace necesario comprender pri-
mero el significado del concepto “limitación” y su impacto en el contex-
to de la cultura actual. 
Estamos inmersos en una sociedad a la que le cuesta reconocer los 
límites, sean éstos de la naturaleza que sean. Límites humanos, límites 
de la ciencia, límites de la convivencia, límites de los derechos; y así 
podríamos nombrar una larga serie de límites que al hombre de hoy le 
cuesta respetar, atenerse a ellos. La raíz de esta cierta rebelión contra 
los límites podríamos encontrarla en una tendencia a creernos únicos 
artífices de nuestro propio ser y acontecer, a una cierta soberbia de creer 
que todo lo podemos manejar a nuestro gusto. 
La tecnología ha puesto en nuestras manos una serie de herra-
mientas que nos proporcionan una significativa ayuda a muchas de las 
actividades que realizamos tanto en el ámbito privado como en el 
laboral, profesional, dotándonos de la sensación de que prácticamente 
70 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
tenemos en nuestras manos los medios para hacer y deshacer todo de 
acuerdo a nuestro parecer. Esta falsa percepción anida dentro de una 
cultura relativista, donde cada persona es dueña de la verdad, tiene su 
foco en sí misma, más que en el conjunto de las personas que confor-
man la sociedad y reclama de los demás el reconocimiento de sus 
propias convicciones.
En medio de este panorama, la palabra “limitación” produce una 
sensación de frustración porque se interpreta como una coerción, un 
freno, un parate, a un deseo, a un proyecto, a una iniciativa que desea-
mos realizar y nos sitúa delante de una pared infranqueable.
Es lo que se muestra en el corto de animación de origen español 
titulado La Dama y la Muerte. Una anciana, que vive sola en una zona 
rural y cuyo marido ha fallecido, está esperando que le llegue la muerte 
para reunirse nuevamente con él. Cuando llega, por fin, y está a punto 
de entrar en el más allá para reencontrarse con su esposo, se ve arran-
cada de las manos de la muerte por un médico soberbio que creyéndose 
el dueño de la vida y de la muerte, no acepta el límite natural del ciclo 
de la vida y establece una feroz lucha con la muerte, a la que la anciana 
asiste atónita. Aunque en un primer momento parece que la medicina 
logró la victoria y la muerte se retira, sin embargo la anciana no está 
dispuesta a postergar más la reunión con su marido y se sale con la suya.
Podemos preguntarnos: ¿qué se evidencia en la actitud del médico 
hacia la muerte? ¿Por qué no averiguó el contexto de la anciana, cuál era 
su deseo al respecto? ¿Por qué su desesperación por reanimarla?
Situaciones que antes determinaban la muerte de las personas a 
causa de la falta de tratamientos adecuados, hoy la ciencia, permite 
fundación alberto J. roemmers 71
incidir en la prolongación de la expectativa de la vida artificialmente a 
través de la aplicación de medios tecnológicos. Esta posibilidad llevada 
al extremo no hace más que prolongar la agonía y el sufrimientode las 
personas en situaciones cuando estos tratamientos son fútiles, es decir 
no proporcionan ninguna mejora en la condición del paciente sino sola-
mente demoran su muerte natural. Aquí es donde amerita una reflexión 
ética para considerar por un lado, cuál es el objetivo de continuar con los 
tratamientos cuando éstos no guardan relación a ninguna mejora en la 
condición del paciente y si se está respetando el principio de autonomía, 
o sea la voluntad del paciente o el familiar, en caso de que éste no esté 
lúcido, de no proseguir indiscriminadamente con cualquier clase de pro-
cedimientos para alargar la vida.
En nuestra sociedad, pese a que todos vamos a morir más tarde o 
más temprano, la muerte casi siempre es percibida como un fracaso y 
un tema tabú; la muerte de una persona es algo a evitar a toda costa 
y a cualquier precio. Esta concepción incluye a los profesionales de la 
salud. Así lo evidencia una encuesta realizada entre 189 profesionales 
para conocer su postura. El 67,6% de ellos evalúan negativamente el 
sentido de la muerte, encontrándose que los mismos temen a la muer-
te y no tienen aceptación de ella como fin inexorable1 actitud que 
pone de manifiesto esta rebelión ante los límites, unida al espanto que 
causa hoy el enfrentarse a la muerte como si ésta fuera algo de lo que 
1 (*) J. C. Muñoz Camargo, M.P. Martín Tercero, M. P. Núñez López, M. J. Espadas Maeso, S. Pérez 
Fernández-Infantes, P. Cinjordis Valverde, A. León Rodríguez, J. Moreno Ortiz y M. P. Huertas 
Díaz. “Limitación del esfuerzo terapéutico. Opinión de los profesionales”. Rev. Enfermería 
Intensiva. 2012; 23(3):104-114
72 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
hay que huir, un acontecimiento tenebroso y no una etapa más en el 
ciclo natural de la vida.
Concepto de Limitación del esfuerzo terapéutico (LET)
Luego de explicar el contexto, será más comprensible la problemá-
tica en torno a la decisión de aplicar la “limitación del esfuerzo terapéu-
tico”. El concepto de LET se refiere básicamente a
•	 No iniciar determinadas medidas (withholding)
•	 Retirar un tratamiento previamente instaurado (withdrawing)
•	 Decidir a qué pacientes hay que aplicarles unos determinados tra-
tamientos en tiempo y en cantidad, no es fácil. La LET consiste en 
la retirada o el no inicio de medidas terapéuticas cuando son inúti-
les, porque lo único que producirían es mantener la vida biológica, 
pero sin posibilidad de recuperación funcional del paciente con 
una calidad de vida mínima. Se refiere a pacientes sin expectativas 
razonables de recuperación, en los que aplicar medidas despropor-
cionadas a una mejora esperable conduce a un retraso inútil de la 
muerte, en lugar de una prolongación de la vida. 
•	 Al aplicar todas las medidas terapéuticas existentes sin un criterio 
que produzca un beneficio real al paciente, estamos ante la figura 
del encarnizamiento terapéutico al que a veces recurren los profe-
sionales por presión de los familiares que quieren que al enfermo 
“se le haga todo lo que sea posible”, muchas veces porque carecen 
de la información precisa acerca del estado de irrecuperabilidad 
fundación alberto J. roemmers 73
del paciente y del sufrimiento que implica para él continuar inde-
finidamente con tratamientos futiles.
Criterios para aplicar la LET
A continuación se enumeran una serie de ítems a tener en cuenta a 
la hora de evaluar la pertinencia de aplicar la limitación del esfuerzo 
terapéutico a un enfermo.
1. Corroborar la irreversibilidad del cuadro del paciente y el avance 
progresivo del deterioro a través de la evidencia científica.
2. Haber informado al paciente y/o la familia sobre la condición real 
de su estado.
3. Respetar el principio de autonomía del paciente. (rechazo al trata-
miento)
4. Desechar los tratamientos fútiles
5. Evitar el encarnecimiento terapéutico
6. Considerar el principio de beneficencia del paciente.
LET y Eutanasia
Al momento de la toma de decisiones acerca del paciente en estado 
irreversible de su enfermedad y la gravedad de la misma, surge la duda 
de si, mediante el retiro de tratamientos o la no iniciación de los mismos, 
se está incurriendo en eutanasia. Recordemos que la eutanasia se refie-
re al profesional de la salud que produce la muerte del paciente, para 
evitar que siga sufriendo y a pedido de éste o de la familia, mediante la 
74 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
administración de una droga letal, pero también omitiendo tratamientos 
básicos como por ejemplo la hidratación y la alimentación, que le permi-
ten al enfermo seguir viviendo.
El siguiente cuadro muestra en forma gráfica las diferencias men-
cionadas.
DIFERENCIAS
LIMITACIÓN DEL ESFUERZO
TERAPÉUTICO 
EUTANASIA
•	 Objetivo:	dejar	que	la	
naturaleza siga su curso
•	 Aplicación	de	cuidados	
paliativos para dar calidad 
a la vida del paciente.
•	 Muerte	producida	por	la	
enfermedad
 
•	 Objetivo:	terminar	con	la	
vida del paciente
•	 Aplicación	de	drogas	con	la	
finalidad de acortar la vida 
del paciente a causa del 
sufrimiento.
•	 Muerte	producida	por	un	
profesional
En el caso de la LET, es la enfermedad la que produce la muerte del enfermo y no la actuación 
del profesional
Valoración moral de la LET
Desde el punto de vista ético, la decisión de limitación del esfuerzo 
terapéutico, luego de una ponderada reflexión de parte del equipo mul-
tidisciplinario y acordado con el paciente y la familia, es moralmente 
fundación alberto J. roemmers 75
correcta porque permite al enfermo el derecho a morir con dignidad, sin 
someterlo a tratamientos inútiles y respetando el curso natural de la 
enfermedad que lo llevará indeclinablemente al final de la vida, destino 
universal de todo ser viviente.
“Aceptar el hecho de que una enfermedad no puede controlarse a 
pesar de haber hecho un esfuerzo para ello y suspender un tratamiento, 
es moralmente tan aceptable como decidir previamente que la enfer-
medad no puede ser controlada de manera eficaz y no iniciar medidas 
de soporte.”
Daniel Callahan
Actuación de enfermería
Es importante señalar que la LET no implica en absoluto la desaten-
ción del enfermo y en especial del enfermo moribundo. Cuando se retiran 
las medidas de soporte vital, continúa la obligación de cuidar al pacien-
te en el proceso de muerte. Es también ésta una responsabilidad del 
profesional de enfermería y es necesario esforzarse para realizar los 
cuidados con la misma calidad, tanto cuando se decide no iniciar un 
tratamiento, como cuando se determina suspenderlo.
De la enfermera se espera que participe de forma activa, aportan-
do la visión humanizadora de los cuidados y la ética del cuidar; que 
aplique los valores éticos propios de la profesión, por formación y por 
sentido del cuidado, y contribuya, recogiendo el testimonio del enfermo 
y su entorno familiar, necesarios para decidir el iniciar o retirar un 
tratamiento.
76 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
Los cuidados paliativos consistentes en medidas de confort, seda-
ción, analgesia y apoyo psicológico al paciente y la familia, son la res-
puesta adecuada de enfermería a los pacientes que transitan por esta 
etapa de su enfermedad.
Conclusión
El problema mayor del hombre es la aceptación de los límites. Más 
allá de las conquistas que en el futuro alcance la ciencia humana, la 
tecnología deberá reconocer un límite inexpugnable: la dignidad de la 
persona, a riesgo de poner en peligro la autodestrucción de la huma-
nidad.
“La tendencia a colocar el progreso técnico como el valor más alto se 
halla ligada no solo al excesivo énfasis que concedemos al intelecto, y en 
una mayor medida a una profunda atracción emocional hacia lo mecá-
nico, hacia lo no vivo, hacia todo lo hecho por el hombre…lleva a la indi-
ferencia hacia la vida en lugar de a la reverencia por la vida.” 
E. Fromm
La limitación del esfuerzo terapéutico es un deber ético del profe-
sional y un derecho de toda persona, porque en el momento crucial del 
proceso del tránsito de este mundoal otro, todos queremos ser consi-
derados en lo más propio de cada persona que es el respeto a su huma-
nidad.
fundación alberto J. roemmers 77
Bibliografía
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FJ, editor. El final de la vida, Colección 10 palabras clave. Navarra: 
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péutico en medicina intensiva”. Rev. Medicina Intensiva. 
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Ed Georgetown University. Washington. 1995
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miento de soporte vital en las unidades de cuidados intensivos. 
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8. Iribarren S, Latorre K, Muñoz T, Poveda Y, Dudagoitia JL, Martínez 
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unidad de medicina intensiva. Análisis de factores asociados.” Rev. 
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78 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
9. Jonas Hans. “Técnica, medicina y Ética” ed. Paidós. Barcelona, 1996
10. Peter Ricardo. “Honra tu límite: fundamentos filosóficos de la 
terapia de la imperfección” Ed. San Pablo. Madrid. 1997
11. Tomas y Garrido Gloria. “Cuestiones actuales de Bioética” Ed. 
EUNSA, España. 2006
Adulto mayor y cercania a la muerte 
E.M. Cecilia Cariqueo Ralil
81
I.- Introducción
Desde el principio de los tiempos el ser humano ha intentado asu-
mir la muerte o por lo menos a reflexionado en torno al tema, ya lo 
demuestran los escritos y poemas de la antigüedad.
Todo ser humano es parte de un ciclo de vida que emerge con el 
nacimiento y cuyo paso por este mundo finaliza con la muerte. No en 
vano somos llamados “mortales”, sin embargo deben pasar algunos 
años para que durante la niñez comencemos a darnos cuenta que la 
vida tiene fin, lo experimentamos a través de las pérdidas de seres 
queridos, del dolor que nos toca presenciar socialmente frente a los 
acontecimientos de la partida,de la muerte de otros.
Cuando se piensa en la propia muerte puede surgir una cierta 
ansiedad, temor frente a lo desconocido al “dejar de ser”, sin embargo 
no es un tema que en un contexto normal de etapas del ciclo vital, se 
sienta palpable durante la juventud; más bien los jóvenes en la búsque-
da de su identidad, el adulto en el desafío de lograr estabilidad y cum-
plir sus metas experimentan la muerte como una experiencia lejana, 
82 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
una “vivencia de otros”. No es hasta la etapa de adulto mayor cuando 
el ser humano se enfrenta con esta posible e ineludible realidad.
El envejecimiento es un proceso progresivo e irreversible. La madu-
rez física y sicológica que va alcanzando el ser humano a lo largo de la 
vida provoca actitudes y acciones propias de cada etapa, pero también 
es importante la capacidad de adaptación que se tiene frente al proce-
so de cambio constante que implica la vida. Según La Teoría del 
Desarrollo Psicosocial de Erickson, “todos los seres humanos en las 
diversas etapas del ciclo vital atravesamos por una serie de crisis que 
permiten o no superar los cambios que se presenten en cada una de 
ellas, pero específicamente en la adultez mayor la crisis se relaciona con 
la evaluación que hace la persona de su vida, en donde por un lado, 
puede aceptar la manera como ha vivido, se muestra interesado por 
encontrar motivaciones y lograr un sentido de integridad, desarrollan-
do lo que denomina el autor “sabiduría”, que le permite tener una mayor 
aceptación de su muerte. En el caso contrario el adulto mayor puede 
desarrollar la “Desesperanza” en donde no acepta la realidad inevitable 
de los cambios y la muerte, siente que el tiempo y las oportunidades en 
su vida se han agotado, generando sentimientos de amargura y deses-
peración por el tiempo perdido, lo cual les dificulta sobrepasar los cam-
bios propios de esta etapa de desarrollo”. (Barraza y Uranga citado en 
Uribe y Valderrama.2007).
En este contexto y realidad es que es de suma importancia para 
quienes hemos escogido trabajar con personas en esta última etapa de 
la vida, reconocer las posibles actitudes de la persona mayor frente a 
la muerte entendiendo que la capacidad que tengamos de dialogarla 
fundación alberto J. roemmers 83
tiene directa relación con nuestras propias vivencias y percepción de la 
misma.
II.- La idea de la muerte 
La vida y la muerte son como dos notas musicales de una misma 
partitura, no podemos pensar en la vida sin tener claro que esta es 
finita y que finaliza con la muerte, de esta forma se convierte en un 
hecho cotidiano. Es curioso que la única certeza que tenemos los seres 
humanos es que en algún momento vamos a morir. Sin embargo siendo 
una experiencia tan común y tan propia esta idea tiene a ser apartada, 
eludida en la mayoría de las personas casi como un tabú.
Vivimos en una cultura donde la juventud, la energía y el éxito es 
la percibida como la expresión máxima de felicidad y plenitud, donde 
se evita hablar de la muerte dado que es percibida como un fracaso, a 
nivel personal, tecnológico y médico. 
En la actualidad, el contacto con la muerte nada tiene que ver con 
la vivencia de hace unas décadas. La mayoría de los niños no han visto 
una persona enferma o grave pudiendo llegar a la edad adulta sin haber 
experimentado y vivido una pérdida. Es más, se les aparta del dolor, la 
enfermedad y la muerte llevándolos a otros hogares para que no ―sufran 
por la pérdida del familiar. Es probablemente por ello, que en estos 
momentos, la mayoría de los fallecimientos se producen en hospitales o 
en instituciones sociosanitarias dando lugar al desplazamiento institu-
cional de la muerte. (Collel Brunet citado en Santa María, 2008)
84 enfermerÍa en la atención del adulto mayor
La muerte puede ser abordada y estudiada desde variadas discipli-
nas como la sociología, la filosofía, la antropología y por su puesto 
desde la medicina dado que todas ellas en una u otra medida la condi-
cionan, de ahí la importancia de estudiar el impacto a nivel individual 
y colectivo que genera dicha experiencia, dado que puede aparecer en 
cualquier momento de la vida y curiosamente siempre será experiencia 
de otro que irá marcando la propia forma de vivenciar y enfrentar 
nuestras propias perdidas a lo largo de la vida y porque no decirlo de 
nuestra propia muerte.
Hablar de vejez lleva implícito el hecho inevitable de la muerte. 
Para las personas mayores la muerte es una realidad cercana dado sus 
experiencias de perdida de seres queridos o de enfermedades que pue-
den mantener a las personas cercanas en situaciones próximas a la 
muerte,de tal forma que la experimentan de una forma más real que 
en etapas anteriores de la vida. La ciencia define la muerte como el cese 
absoluto y definitivo de todas las funciones biológicas, que incluye la 
interrupción total e irreversible de las funciones circulatoria y respira-
toria y el cese, también irreversible, de todas las funciones cerebrales. 
(Santa María, 2008).
Desde una perspectiva psicológica, la muerte se considera como 
un proceso y no como un acto puntual (Kastenbaum y Costa citados 
en Ceballo, 2013) la que se puede mirar desde un ámbito biológico, 
social y psicológico. Por ejemplo la muerte psicológica de una perso-
na en estado terminal donde se van muriendo las ilusiones, la espe-
ranza y se acrecientan las incertidumbres y los miedos frente a lo que 
viene.
fundación alberto J. roemmers 85
Tal como señala

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