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http://booksmedicos.org 00 Principios 13/05/2008 16:25 Página i 00 Principios 13/05/2008 16:25 Página ii CUADERNOS DE CITOPATOLOGÍA J. RODRÍGUEZ COSTA – D. DE AGUSTÍN VÁZQUEZ PUNCIÓN CON AGUJA FINA DE ÓRGANOS ABDOMINALES (Hígado, páncreas, riñón, glándula suprarrenal, retroperitoneo, mesenterio y vísceras huecas, bazo) Javier Sáez de Santamaría 6 00 Principios 13/05/2008 16:25 Página iii https://booksmedicos.org 00 Principios 13/05/2008 16:25 Página iv CUADERNOS DE CITOPATOLOGÍA J. RODRÍGUEZ COSTA – D. DE AGUSTÍN VÁZQUEZ PUNCIÓN CON AGUJA FINA DE ÓRGANOS ABDOMINALES (Hígado, páncreas, riñón, glándula suprarrenal, retroperitoneo, mesenterio y vísceras huecas, bazo) Andrés Pérez Barrios Anatomopatólogo. Médico Adjunto del Departamento de Anatomía Patológica. Profesor Asociado de la Facultad de Medicina. Universidad Complutense de Madrid. Hospital Universitario 12 de Octubre. Madrid. JULIO RODRÍGUEZ COSTA Anatomopatólogo. Hospital General Universitario Gregorio Marañón, Madrid. DOMINGO DE AGUSTÍN VÁZQUEZ Anatomopatólogo. Hospital Central de la Defensa, Madrid. 6 DIAZ DE SANTOS 00 Principios 13/05/2008 16:25 Página v © Cuadernos de Citopatología (Colección). J. Rodríguez Costa y D. de Agustín Vázquez, 2008 © Cuadernos de Citopatología-6: Andrés Pérez Barrios, Julio Rodríguez Costa, Domingo de Agustín Vázquez, 2008 Ediciones Díaz de Santos Internet: http://www.diazdesantos.es/ediciones E-Mail: ediciones@diazdesantos.es Reservados todos los derechos. «No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright». Fotocomposición: Fer Impresión: Edigrafos Encuadernación: Rústica-Hilo IMPRESO EN ESPAÑA 00 Principios 13/05/2008 16:25 Página vi ISBN: 978-84-7978-880-3 Depósito legal: M. 33.358-2008 http://www.diazdesantos.es/ediciones mailto: ediciones@diazdesantos.es ■ PREFACIO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IX ■ INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 ■ INDICACIONES Y VENTAJAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 ■ PUNCIÓN CON AGUJA FINA DE HÍGADO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 ■ PUNCIÓN CON AGUJA FINA DE PÁNCREAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 ■ PUNCIÓN CON AGUJA FINA DE RIÑÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 ■ PUNCIÓN DE GLÁNDULA SUPRARRENAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 ■ PUNCIÓN CON AGUJA FINA DE RETROPERITONEO, MESENTERIO Y PARED DE VÍSCERAS HUECAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18 ■ PUNCIÓN CON AGUJA FINA DE BAZO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 ■ BIBLIOGRAFÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93 ■ ÍNDICE ANALÍTICO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95 CONTENIDO 00 Principios 13/05/2008 16:25 Página vii 00 Principios 13/05/2008 16:25 Página viii PREFACIO La colección «Cuadernos de Citopatología» nace con la pretensión de conseguir dos objeti- vos fundamentales. El primero, aportar de forma concisa y aislada un texto resumido y didáctico de los distintos aspectos de toda la citopatología, con abundante iconografía repre- sentativa, así como tablas con criterios concre- tos para intentar resolver el problema de un «vistazo» y una bibliografía actualizada. El segundo objetivo es el de desglosar en cuadernos las variadas y peculiares característi- cas de los distintos apartados citológicos, tales como líquidos orgánicos, citología respiratoria, citología ginecológica, PAAF y otros, e incluso estos, desgajarlos en partes específicas que per- mitan al interesado adquirir sólo la materia que le interesa o ir coleccionando paulatinamente las sucesivas entidades que aparecerán regular- mente. Para ello, hemos fragmentado la citopatolo- gía en varios cuadernos o fascículos que apare- cerán en el mercado sucesivamente. Ya publica- dos el primero, dedicado exclusivamente a la citopatología de los líquidos orgánicos (líquido pleural, ascítico y pericár dico), así como el segundo volumen que trata conjuntamente la citología del líquido cefalorraquídeo (LCR) y la orina; el tercero y el cuarto se dedican exclusi- vamente a la citopatología respiratoria; y el quinto a citología líquida, y así posteriormente se publicarán la citología por PAAF de todos los órganos superficiales palpables y profundos (hígado, páncreas, riñón, suprarrenal, bazo, SNC de mama, tiroides, ganglio salivar, ganglio linfático, etc.); citología intraoperatoria por impronta, citología digestiva, citología pediátri- ca, citología de tumores de partes blandas y hueso, y citología ginecológica. Cerrarán la colección unos fascículos dedicados a la inmu- nocitoquina (ICQ), reacción en cadena de la polimerasa (PCR) con o sin fluorescencia (FISH e HIS), biología molecular y de flujo, recientes tecnologías y telecitopatología. Los diferentes cuadernos tienen una estruc- tura similar que consiste en un texto básico, con referencia a tablas e imágenes, una icono- grafía en color y una bibliografía recomenda- da. El texto que precede a la colección de imá- genes pretende ser un pequeño compendio del tema tratado. La idea fundamental es la utili- dad práctica y los criterios contrastados. Las publicaciones existentes sobre el más mínimo detalle médico son numerosas, y con frecuen- cia poco probadas. Sin pretender alcanzar la realización de un texto de «citopatología basa- do en la evidencia» (más bien deberíamos decir citopatología o medicina basada en la experiencia), sí hemos intentado obviar rasgos morfológicos ocasionales o circunstanciales, comunicaciones de técnicas con muy difícil realización, resultados poco resolutivos o tra- bajos sin contrastar. Las figuras vienen acompañadas de comen- tarios descriptivos de la imagen que, al menos en parte, repite las notas del texto principal, con el fin de fijar criterios o reforzar ideas. Finalmente, se aporta una bibliografía seleccionada y actualizada que, a propósito, se ha sacado del texto. En las referencias expues- tas se procura abordar todos los detalles del tema tratado con llamadas sobre trabajos de conjunto y/o recientes que, además, estén en publicaciones de fácil acceso. En el título del trabajo se marcan en negrita palabras clave que nos facilitan la localización de la referencia buscada. 00 Principios 13/05/2008 16:25 Página ix 00 Principios 13/05/2008 16:25 Página x PUNCIÓN CON AGUJA FINA DE ÓRGANOS ABDOMINALES PARTE I 01 Parte I(texto) 13/05/2008 16:25 Página 1 01 Parte I(texto) 13/05/2008 16:25 Página 2 Punción con aguja fina de órganos abdominales 3 aguja fina previa; ello lleva a falta de experiencia y desconocimiento del cuadro citopatológico correspondiente, lo que va en detrimento de la técnica de punción con aguja fina y dificulta la inestimable ayuda diagnóstica que proporciona. ■ INDICACIONES Y VENTAJAS Diferenciar benignidad de malignidad. A veces, si es maligno, por las características del tejido o las células, podemos decidir si es primario o metastásico. En determinados casos no elimina la necesi- dad del diagnóstico histopatológico, pero es necesaria para el enfoque previo o el estadiaje de las lesiones en órganos profundos. Es conveniente e incluso imprescindible un control ecográfico-radiológico de la localización de la aguja en la lesión. Actualmente la radiología intervencionista en manos de radiólogos expertos cumple bien las expectativas de la obtención y extensión del material para serobservado posteriormente por el citopatólogo. Permite obtención de muestras en pacientes de riesgo de una biopsia quirúrgica o de cilindro grueso (coagulopatías, ictericia obstructiva, etc.), pudiendo además hacer drenajes o tratamiento intervencionista en lesiones inflamatorias, quís- ticas o tumorales. En los tumores metastáticos tanto nodulares como difusos, muestra una excelente sensibili- dad (> 90%). Ayuda en el diagnóstico de lesiones benig- nas: hemocromatosis, amiloidosis, metaplasia mieloide, etc. Una buena técnica de aspiración-extensión- tinción del material representativo y valorable supone el 80% del diagnóstico definitivo y con- cluyente, siendo muy poco frecuentes los falsos positivos en ojos expertos. ■ INTRODUCCIÓN Actualmente la punción con aguja fina (PAAF) de órganos profundos forma parte del protocolo diagnóstico de las lesiones benignas o malignas, primarias o metastásicas. La punción se realiza con control de la posición de la aguja mediante ultrasonografía, TAC o vía endoscópica. En el volumen II del libro de J. Zajizek de punción de órganos infradiafragmáticos y en el de J. A. Linsk y S. Franzén, mencionan las primeras punciones sobre quistes hidatídicos en el tejido hepático a mediados del siglo XIX. Las publicaciones de Södestrom y Lundquist en 1966, son cruciales en el entendimiento de la punción de la patología visceral. La punción la realiza generalmente el radiólogo interven- cionista o el clínico que maneja el control radio- lógico o ecográfico. Debe existir una buena relación e información con el patólogo para optimizar los datos y el material. El tratamiento y procesado del material deben ser adecuados, al igual que las tinciones. Se puede realizar el diagnóstico sobre material secado al aire o fijado en alcohol de 96°. En nuestro caso, utilizamos tanto la tinción de Giemsa rápida (QCA) como la de Papanicolaou. Ambas son complementarias. El citocentrifugado o las técnicas de ci- tología líquida son muy útiles para las lesiones hemáticas o quísticas y para aplicar tinciones o técnicas complementarias y especiales en el material de punción: inmunocitoquímica, ploidia (ADN), genética o biología molecular, etc. El bloque celular, la microscopía electrónica o la citometría de flujo complementan la fiabili- dad y seguridad en el diagnóstico. Muchas de estas técnicas permiten muestrear suficiente- mente el material y tener cantidad adecuada para estudios complementarios. Debe conocerse la morfología normal y patológica del órgano a puncionar para no cometer errores por exceso o defecto de valoración. Con frecuencia, pensando en la exéresis qui- rúrgica de la lesión, no se indica la punción con 01 Parte I(texto) 13/05/2008 16:25 Página 3 4 Cuadernos de citopatología-6 La atención en el material obtenido debe siempre considerar: El fondo: hemático, inflamatorio, mucoide, mixoide, etc. La arquitectura tisular: distorsionada, orga- noide, papilar, acinoide, etc. La morfología celular individual: citomega- lia, pleomorfismo, cambios nucleares en la forma, tamaño o tinción cromatínica, inclusiones nucleares o citoplasmáticas, vacuolas, etc. Todo ello lleva a la exactitud sobre el diag- nóstico histopatológico desde la citología por punción o lo aproxima. Suele utilizarse la aguja de punción lumbar (microlance, 22 g, 90 mm) o algo superior en longitud. La «rotación» de la aguja a la vez del movimiento de «arriba-abajo» consigue mejor material. Es conveniente realizar ambas técnicas de tinción —Giemsa rápido y variantes, además de Papanicolaou— por la información complemen- taria de cada una de ellas, ayudando a un certe- ro diagnóstico. Los métodos de procesamiento para citolo- gía líquida en monocapa (Thin-Prep, CitoPrep, Sure-Path, etc.) permiten, por la homogeiniza- ción de material y las alícuotas obtenidas de éste, la obtención de varios frotis representativos para estudios especiales. La ultraestructura del material fijado en glu- taraldehido, perteneciendo a un tumor con características visibles a estos aumentos, puede hacer de un diagnóstico de sospecha un diag- nóstico concluyente, por ejemplo, melanoma. En cualquier caso, los frotis teñidos con Papanicolaou sirven para hacer técnicas espe- ciales muy fiables: inmunocitoquímica, PAS, Perls, Rojo Congo, Masson-Fontana, etc. El bloque celular, si el material lo permite, puede mejorar la rentabilidad de la técnica respec- to a un diagnóstico específico. • COMPLICACIONES Hemorragia, hematomas, sepsis por perforación de órganos huecos, contaminación del trayecto de la aguja, fistulización, neumotórax, anafilaxia y crisis sistémicas en tumores neuroendocrinos. • INCONVENIENTES Dificultades en el diagnóstico por el tamaño, fibrosis o necrosis de la lesión, localización difi- cultosa (lesiones subdiafragmáticas), falta de colaboración del paciente, etc. ■ PUNCIÓN CON AGUJA FINA DE HÍGADO La punción hepática representa el 47% de todas las punciones de órganos profundos infradia- fragmáticos. La incidencia de casos no valora- bles no sobrepasa el 7%, lo que indica su alta predictibilidad diagnóstica, acercándose al 100% en las metástasis de carcinomas y por encima del 80% en el resto de las patologías neoplásicas o inflamatorias. Sus limitaciones son escasas, atendiendo al tiempo de protrombina o a la exis- tencia de enfermedad biliar. La sensibilidad o eficacia en las hepatopatías crónicas e inflama- torias es menor en cuanto a su tipificación histo- lógica, siendo imprescindible la correlación con el cilindro histológico. El primer requisito para conocer la patología hepática es conocer al teji- do no neoplásico en punción con aguja fina. En la mayor parte de las ocasiones el tejido hepáti- co sometido a la punción no es necesariamente idéntico al normal, puesto que se actúa sobre lesiones patológicas, pero en el trayecto de la aguja se extrae tejido no afectado que nos per- mite comprobar lo «benigno» con relación a lo «anormal». Morfología normal. Los hepatocitos son células epiteliales de tamaño grande con un cito- plasma amplio y granular-oncocitoide, por la 01 Parte I(texto) 13/05/2008 16:25 Página 4 Punción con aguja fina de órganos abdominales 5 presencia de abundantes mitocondrias y núcleos redondeados grandes, centrados o polarizados, con cromatina grumosa y nucléolo prominente, (Figs. 1, 2 y 3). No suelen observarse células de Kupffer ni debe haber células inflamatorias; si se observan, son pequeñas y fusiformes, pega- das a los hepatocitos. La aguja pasa por la cáp- sula hepática o el área pleural inferior y por tanto puede contaminarse con mesotelio (Figs. 5 y 6); el mesotelio puede tener anormalidades reactivas y causar problema de diagnóstico dife- rencial con tumores epiteliales. La inmunotin- ción con calretinina, positiva en el citoplasma de las células mesoteliales, nos resuelve este conflicto. Alteraciones inespecíficas. Suelen observarse acompañando a lesiones ocupantes de espacio en la radiología, al atravesar la aguja estas zonas no neoplásicas. Puede haber degeneración baloni- zante, con hepatocitos de aspecto hinchado en cirrosis o hepatitis virales. Apoptosis –cuerpos de Councilman–, en hepatitis virales, enfermeda- des biliares, infecciones o rechazo en el tras- plante hepático. Cuerpos de Mallory, en los hepatocitos de la hepatopatía alcohólica, otras drogas o carcinoma hepatocelular (Fig. 27). La PAAF se limita a evidenciar estas alteraciones, dejando a la biopsia con aguja del tejido hepáti- co el diagnóstico más específico. Puede haber multinucleación en lesiones inflamatorias. Si hay necrosis, debe asociarse con hepatitis, inflama- ción específica o neoplasias malignas. Depósitos y pigmentos. Las lesiones que muestran degeneración hepatocitaria o presencia de material intra o extracelular son raramente puncionables si no forman o acompañan a nódu- los radiológicos; igualmente en las hepatitis virales o enfermedad biliar. Todas ellas suelen ser objeto de biopsia tisular. En los hepatocitos no neoplásicos o neoplá- sicos puede acumularse grasa(esteatosis), en forma de vacuolas intrahepatocitarias, grandes o pequeñas, de triglicéridos, Oil Red-O positivas (Figs. 3 y 4). Suele acumularse en la hepatopa- tía alcohólica o por otros tóxicos y en el emba- razo, obesidad o diabetes. Las vacuolas de grasa se muestran como huecos únicos o múltiples en el citoplasma hepatocitario, rechazando o no el núcleo; pueden aparecer formando parte de frag- mentos poco cohesivos de hepatocitos con o sin fibrosis intersticial de tracto fino. Puede haber glucógeno en los núcleos hepatocitarios (Fig. 4), haciéndolos claros o incluso esmerilados, indi- cando degeneración, diabetes, inflamación o enfermedad biliar. Son muy frecuentes en la Enfermedad de Wilson con depósito de cobre. Se observa pigmento férrico (hemosiderina), en hemocromatosis, anemia o aumento del ión en la dieta (Fig. 7). Su presencia suele estar rela- cionada con la ingesta alcohólica aunque puede corresponder a una enfermedad genética como la hemocromatosis, a la ingesta abundante de alimentos con hierro o a transfusiones de sangre. Se evidencia como gránulos parduzcos o amari- llentos, birrefringentes y dispersos en el cito- plasma. Puede encontrarse en neoplasias benig- nas o malignas hepatocitarias. El pigmento biliar se evidencia acumulado en enfermedad hepática obstructiva o tumoral (Fig. 8); no es birrefrin- gente y se observa de manera grumosa, espesa, dentro o fuera de los hepatocitos, a veces dentro de estructuras tubulares de epitelio biliar. Alfa-1 antitripsina o amiloide en enfermedades meta- bólicas o sistémicas. El pigmento de lipofuscina se observa en hepatocitos con envejecimiento como un pigmento parduzco muy fino perinu- clear (Fig. 9). Apoptosis, cuerpos de Mallory o balonización citoplasmática en enfermedades biliares, procesos degenerativos, inflamatorios o hiperplásicos y también acompañando a tumo- res cuando éstos causan isquemia o estasis biliar. Metaplasia mieloide en la policitemia vera, trombocitopenia o procesos linfoprolifera- tivos, con presencia de megacariocitos, que no deben confundir con malignidad. Lesiones quísticas. Quistes congénitos, bilia- res o formando parte de enfermedades multi- quísticas del desarrollo: Caroli, poliquistosis renal-hepática, etc. Cuando tienen material 01 Parte I(texto) 13/05/2008 16:25 Página 5 6 Cuadernos de citopatología-6 biliar, éste se reconoce fácilmente; hay que cui- darse de los posibles cambios regenerativos de la cubierta ductal biliar, para no sobrediagnosti- car atipia o malignidad (Fig. 10). Más trascendencia tienen las lesiones quísti- cas parasitarias, como el quiste hidatídico, que debe puncionarse sólo cuando hay alguna sos- pecha de malignidad (Fig. 13). Son lesiones quísticas con líquido claro en estadios iniciales o con material membranáceo y pigmento biliar en las más evolucionadas. La búsqueda y existencia de garfios de escólex o presencia de material de membrana debe confirmar el diagnóstico. Puede haber hiperplasia o reparación ductal, con cierto grado de polimorfismo (Fig. 14). Inflamaciones a gudas. Por flora cocácea, generalmente Gram negativos, o por parásitos u otros gérmenes. Debe recogerse material para estudio microbiológico o hacer observación di- recta al microscopio: parásitos. El abceso cocá- ceo (Fig. 11), muestra frotis con necrosis y célu- las inflamatorias de predominio polinuclear. La presencia de eosinófilos puede alertar sobre pro- cesos parasitarios. Pueden haber cambios reacti- vo-reparativos a nivel del ducto biliar o los hepa- tocitos (Fig. 14). El abceso amebiano tiene aspecto ma- croscópico de sangre vieja o «pasta de anchoas» y muestra gran cantidad de detritus celulares y abundantes células macrofágicas o amebas con aspecto histiocitoide y presencia de hematíes en su interior. Las viriasis pueden producir también necrosis tisular de aspecto abcesificado, con pre- sencia de células multinucleadas o con inclusio- nes a veces específicas: herpes, citomegalovirus. Inflamaciones granulomatosas. Sugieren pro- cesos específicos: tuberculosis, otros parásitos, hongos (Fig. 12). Pueden tener necrosis central o no. La imagen del «granuloma» es determinante, aunque a veces los histiocitos epitelioides apare- cen sueltos o en pequeños grupos, menos reco- nocibles. La Figura 15 muestra la presencia de abundantes amastigotos de la leishmania Dono- vani, en un paciente inmunodeprimido con SIDA. Los procesos linfoproliferativos tipo lin- foma de Hodgkin también pueden coexistir con granulomas bien desarrollados. • CIRROSIS HEPÁTICA Alteración histopatológica del tejido hepáti- co por presencia de tractos conectivos de grosor variable a partir de los espacios portales o las áreas centrolobulillares y que puede conllevar inflamación, con necrosis de hepatocitos, estasis biliar, nódulos regenerativos o displasia hepato- citaria. En la punción aspiración sólo se ve refle- jada la morfología hepatocelular y el pigmento férrico o biliar y poco la alteración intersticial. Los hepatocitos se presentan en trabéculas grue- sas y hay frecuente fibrosis intersticial pero no debe estar vascularizada. Si hay displasia hepa- tocitaria puede no ser diferenciable del carcino- ma hepatocelular (Figs. 19, 20 y 21). En la Tabla 1, se recogen observaciones cito- patológicas en la punción con aguja fina para el diagnóstico diferencial del hígado cirrótico, el carcinoma hepatocelular y las metástasis. Las diferencias entre estas entidades pueden ser difí- ciles si el material citológico no es idóneo, por lo que pueden necesitarse más punciones o la ayuda de la inmunocitoquímica. La inmunocito- química se realiza sobre preparaciones teñidas previamente con Papanicolaou, siendo idóneas cuando hay escasas alteraciones de hemorragia, necrosis o escaso citoplasma celular, que impi- den la fijación del antisuero. En el hígado no neoplásico hay positividad para albúmina o α-fetoproteína. El HepPar 1 u otros inmunocomplejos antihepatocitarios son muy útiles en las diferencias entre metástasis y/o carcinoma hepatocelular. En esta Tabla 1 se citan también otros antisueros que permiten identifi- car diferentes tumores con su correspondiente marcador. Sobre la misma preparación, teñida con el Papanicolaou, se pueden realizar distintas inmunotinciones sucesivas si la primera fue negativa para el antisuero requerido, p. ej., en 01 Parte I(texto) 13/05/2008 16:25 Página 6 Punción con aguja fina de órganos abdominales 7 una metástasis de melanoma sin pigmento apre- ciable, la primera inmunotinción con citoquera- tinas, negativa, se puede volver a preparar para marcar con HMB-45 o Melan-A, marcándola positiva y diagnóstica. • TUMORES HEPÁTICOS BENIGNOS 1) Hemangioma. El más común, observado de forma casual y con imagen radiológi- ca muy típica. La punción, si se realiza, Trabéculas con grosor variable. Hepatocitos sueltos Trabéculas gruesas o pequeñas. Hepatocitos sueltos. Grupos tridimensionales. Pseudoacinis Grupos estratificados. Placas irregulares. Diferenciación «neta» con el tejio hepático Tabla 1. Hígado cirrótico. Carcinoma hepatocelular. Metástasis. Cirrosis (Figs. 19, 20, 21) Carcinoma Hepatocelular (Figs. 22 a 27) Metástasis (Figs. 36 a 45) Arquitectura No, en general Intersticial periférica (muy específica) Intersticial variable. Rara vez periférica Vascularización Muy frecuente. Intercelular en tractos amplios Variable. Poco frecuente EscasaFibrosis Monomorfismo. Atipia ocasional. Displasia hepatocelular Mono o polimorfismo en grupos. Atipia frecuente. Células oncocitoides Diferenciación según neoplasia. Escaso monomorfismo Células Atipia leve. Pocos núcleos sueltos. Displasia focal Atipia constante. Núcleos anormales sueltos. Nucléolos prominentes Polimorfismo. Según neoplasia: claros, indentados, etc. Núcleos Adiposo. Bilis. α-1 antitripsina. α-fetoproteína. Lipofucsina Hialina. α-fetoproteína. Bilis abundante (si la hay) Según neoplasia: queratinización, secreción, pigmento, etc. Material citoplasmático Albúmina α-fetoproteína HepPar 1 Vim (célulasKupffer) Albúmina Alfafetoproteína HepPar 1 CK 8, 18 –: CK 7, 19, 20 (son + en colangiocarcinoma) TTF-1, pulmón CK-20, colon PSA, próstata GCDFP15, mama Cromogranina, neuroendocrinos CD-10, riñón HMB-45, melanoma CD-20, linfoma Inmunocitoquímica + r e e w e e q + + r e e w e e q r e e e e w e e e e q 01 Parte I(texto) 13/05/2008 16:25 Página 7 8 Cuadernos de citopatología-6 muestra ocasionales grupos de células fusiformes benignas, con núcleos ovala- dos y de cromatina clara, con nucléolos visibles y pequeños. Los angiomas, representan el 3% de todos los tumores hepáticos y el 65% de los puncionados como lesión benigna. 2) Hemangiendotelioma epitelioide. En mu- jeres adultas, en relación con toma de contraceptivos, evidenciándose como nó- dulos múltiples y con células epitelioides recubriendo espacios sinusoidales vascu- lares e intravasculares, con trombosis obliterativa semejando tumores epitelia- les metastáticos. La inmunotinción con Factor VIII positiva o la observación en ultraestructura de cuerpos de Weibel- Palade, tipifican esta neoformación. Puede metastatizar al pulmón semejando un tumor bronquioloalveolar intravenoso. 3) Tumores fibroblásticos. Hamartoma me- senquimal e inflamatorios como el seu- dotumor inflamatorio. Suelen ser propios de la infancia o de adultos jóvenes y la citología sólo es complementaria al diag- nóstico histopatológico. 4) Angiomiolipoma. Con elementos vascu- lares, adiposos y de músculo liso (Figu- ras 16, 84 y 85) puede semejar un tumor fusocelular maligno y es comentado más adelante en la punción renal. Característi- camente muestra células fusiformes posi- tivas en la inmunotinción para HMB-45, con inflamación variable y ausencia de mitosis o necrosis. Puede ser también positivo con actina, desmina o S-100. No suelen estar asociados con esclerosis tuberosa, como su homónimo renal. 5) Adenomas, hiperplasia nodular focal o nodulos regenerativos. Muestran en la PAAF hepatocitos del parénquima hepá- tico de carácter benigno y más pequeño, o con escasa atipia (Fig. 17), en ausencia de un cuadro cirrótico o fibrosis bien desarrollada. En el adenoma hepatocita- rio se observa a veces palidez citoplas- mática o ausencia de material biliar. Los tumores benignos de los hepatocitos tie- nen un cuadro citológico similar entre ellos no siendo posible la diferenciación citopatológica entre un adenoma hepato- celular, una hiperplasia nodular focal o nódulos regenerativos. Puede haber dis- plasia hepatocitaria focal, con dificultad para el diagnóstico con una neoplasia pri- maria maligna; en estas ocasiones, pese a los criterios clínicos o a la imagen radio- lógica, la existencia de displasia en los hepatocitos conlleva un diagnóstico com- plementario mediante cilindro tisular para la valoración definitiva. En la hiperplasia nodular focal se menciona la inmunorre- actividad del oncogen-ras en el locus p21, ausente en los hepatocitos normales. 6) Adenomas de los ductos biliares y cista- denoma biliar. Los adenomas únicos sue- len ser subcapsulares, y múltiples los intraparenquimatosos. Son estructuras ductales hiperplásicas benignas con o sin estratificación nuclear y puede haber inflamación con linfocitos maduros y polinucleares neutrófilos. El cistoadeno- ma de ductos biliares suele aparecer en mujeres de edad media. Contienen mate- rial seroso o mucoide y están cubiertos por una capa simple o seudoestratificada de células cuboideas o cilíndricas, benig- nas (Fig 18). Puede confundirse con otras lesiones quísticas específicas como el quiste hidatídico, sin olvidar que las alte- raciones reparativas ductales secundarias pueden provocar dificultad diagnóstica. • TUMORES HEPÁTICOS MALIGNOS 1) Carcinoma hepatocelular. En la casuísti- ca del Hospital 12 de Octubre (Madrid) constituye el 11% de los tumores malig- nos hepáticos en punción con aguja fina. 01 Parte I(texto) 13/05/2008 16:25 Página 8 Punción con aguja fina de órganos abdominales 9 Está relacionado con infección por el virus B de la hepatitis o la exposición a carcinógenos, como aflatoxinas o thoro- trast; el alcohol, la cirrosis o toma hor- monal aumentan el riesgo de neoforma- ción. Hay aumento de volumen hepático, aumento sérico de la alfa-fetoproteína y síntomas obstructivos biliares o pérdida de peso. El examen radiológico con TAC abdominal muestra lesión ocupante de espacio en hígado, a veces como masa grande y única o con nódulos satélites. En el carcinoma hepatocelular trabecular usual, la citología de la PAAF muestra grupos trabeculares de hepatocitos anor- males sin lagunas hemáticas internas, con estructuras vasculares intersticiales bien visibles y/o endotelización periférica de estos grupos (Figs. 22 a 25). Esta vascu- larización periférica es bastante específi- ca de neoplasia hepatocelular, no eviden- ciándose tan precisa en otras lesiones metastásicas; los hepatocitos pueden ser de tamaño variable pero siempre con nucléolos significativos: en la Tabla 1 se analiza el diagnóstico histopatológico diferencial en contraste con cirrosis o lesiones metastásicas. Los carcinomas hepatocelulares bien diferenciados deben estar bien muestreados para encontrar estos detalles. No es infrecuente que en una segunda punción con aguja fina se llegue al diagnóstico definitivo, sospechado, con datos parciales, en una primera pun- ción. En los casos menos diferenciados se debe recurrir a la inmunotinción con HepPar-1 o complementar con cilindro tisular o bloque celular (Figs. 32 y 33). Los hepatocitos neoplásicos pueden tam- bién marcarse con EMA, α-1-antitripsina, fibrinógeno, IgG, transferrina y ferritina, integrinas, CD15, factor de crecimiento de insulina II, factor XIIIa, proteína C reacti- va y, en las células del canalículo biliar, fosfatasa alcalina; también con receptores estrogénicos o progesterona. Se ha utiliza- do en bloque celular el marcador CD34 para vasos, con diferente inmunotinción que en el hígado normal no neoplásico. Hay alteraciones en la p53 y presencia de la proteína Bcl-2, ausente en la displasia hepatocelular. Los citoplasmas hepatocita- rios neplásicos pueden tener material biliar (Fig. 26), muy indicativo en las metástasis para identificar el origen, hierro birrefrin- gente (Fig. 7), o glóbulos hialinos de α- fetoproteína (Fig. 27), como un material amorfo intracitoplasmático, metacromáti- co con Giemsa o cianófilo con Papa- nicolaou. Carcinoma hepatocelular: tipos arquitecturales y variantes Con aspecto pseudoglandular o adenoide, la morfología citopatológica es muy similar al tra- becular habitual, con presencia de grupos más acinoides ocasionales entre la maraña de vascu- larización intersticial. Puede ser necesaria la inmunotinción con HepPar-1. Células pleomorfas (Fig. 28); la PAAF muestra una mezcla de hepatocitos anormales de menor tamaño con otros grandes, bizarros o pleomorfos, multinucleados. Otros carcinomas, metastásicos, pueden presentar esta morfología, necesitando la ayuda de la ultraestructura o la inmunohistoquímica; por ejemplo, melanomas, carcinomas de pulmón y carcinomas corticosu- prarrenales. Fibrolamelar (Figs. 29 y 30). Tumor de ado- lescentes o adultos jóvenes, más en mujeres y generalmente único. No hay relación con virus B ni con cirrosis. En la PAAF muestra un patrón de células sueltas de gran tamaño y aspecto muy oncocítico con abundantes inclusiones intranu- cleares o material hialino citoplasmático; a veces hay material fibroso en bandas, metacro- mático o cianófilo, poco celular. Los hepatocitos pueden expresar, ademas de las citoqueratinas 8 01 Parte I(texto) 13/05/2008 16:25 Página 9 10 Cuadernos de citopatología-6 y 18, las 7 y 19 presentes también en el colan- giocarcinoma. Puede haber una relación entre este tumor y la hiperplasia nodular focal hepáti- ca por la existencia de la cicatriz central en ambas. Algunos tumores muestran gránulos neurosecretorios ocasionales en la ultraestruc- tura. Hepatocitos con citoplasmas claros (Fig. 31), con presencia de glucógeno o lípidos intracito- plasmáticos, sinmucina. Las tinciones de PAS y la negatividad para vimentina, tiroglobulina o CD-10 hacen la diferencia con posibles metásta- sis. Los hepatocarcinomas habituales pueden tener áreas con células claras, por lo que el diag- nóstico citopatológico así lo debe hacer constar los hepatocar cinomas menos difer enciados, muestran células epitelioides, mas pleomorfas, células pequeñas, más basalioides (Figs. 28 y 29), o células fusiformes. La ultraestructura y la inmunocitoquímica HepPar-1 pueden confirmar el origen hepatocitario. 2) El hepatoblastoma. Es una neoplasia he- patocelular casi exclusiva de la infancia a veces asociada a malformaciones esque- léticas, tumor de Wilms renal, poliposis familiar o enfermedades de depósito. Suele haber aumento de los niveles de α-fetoproteína en suero. Suele ser un tumor único, sólido. El cuadro citológico muestra una mezcla de hepatocitos de pequeño tamaño (fetales) y células re- dondas inmaduras (embrionarias) con o sin elementos mesenquimales, a veces atípicos, con endotelizaciones ocasiona- les (Fig. 34). Hay tejido hematopoyético ocasional y las células epiteliales inma- duras pueden hacer imágenes papilaroi- des o rosetoides. Inmunofenotípicamente hay positividad para queratinas AE-1 (el carcinoma hepatocelular es negativo), vimentina, α-fetoproteína, CEA y HCG, ademas de los marcadores hepatocitarios. La ultraestructura muestra hepatocitos inmaduros. Hay alteraciones cromosómi- cas de tipo trisomía en los cr. 2, 8 y 20 y en 1q. Puede invadir localmente y metas- tatizar. 3) El colangiocarcinoma. Tiene su origen en los ductos intrahepáticos. La citomor- fología es similar a la de un carcinoma de células de tamaño mediano o grande por lo que es necesaria la inmunotipificación con CK 7 y 19, ambas muy positivas en esta neoplasia (Fig. 35). Puede asociarse con enfermedad de Caroli, congénita, con ductos dilatados intrahepáticos o por in- festación con gusanos (clonorchis sinen- sis o opisthorchis). Tiene positividad para CEA y EMA, negativos en el carcinoma hepatocelular habitual. Se han descrito tumores mixtos de colangiocarcinoma y carcinoma hepatocelular. 4) Los sarcomas hepáticos son muy infre- cuentes; el angiosarcoma, asociado a con- tacto con tóxicos como thorotrast, cloruro de vinilo, arsénico, anabolizantes, sulfato de cobre y otros tóxicos industriales o cirrosis y hemocromatosis; el aspecto sóli- do o fusocelular del examen histológico se ve reflejado en la PAAF por grupos dis- persos de células fusiformes atípicas o células epitelioides, semejando carcino- mas metastáticos (Fig. 127). Es necesaria la ultraestructura o inmunocitoquímica, con factor VIII positivo en las células neo- plásicas, para valorar la neoformación. Puede parecerse a una peliosis hepática, pero que se muestra como un tumor maligno de células fusiformes o epitelioi- des revistiendo canales vasculares anasto- mosados y con marcada atipia, mitosis o necrosis. 5) Las metástasis. Representan el 75% de las lesiones malignas hepáticas. En más de un 60% corresponden a carcinomas de colon, ovario, mama y pulmón. La Tabla 1 muestra la batería de inmunofe- notipos a emplear en la tipificación, sobre el material citológico de la mayor parte de estos tumores no primarios. Las 01 Parte I(texto) 13/05/2008 16:25 Página 10 Punción con aguja fina de órganos abdominales 11 Figuras 36 a 45 ilustran sobre las distin- tas morfologías citopatológicas de las metástasis y los diferentes inmunofenoti- pos a determinar sobre el material teñido con Papanicolaou para su tipificación correcta. Es frecuente la diferenciación «neta» entre los hepatocitos no malignos y las células de las metástasis: Fig. 36, carcinoma de mama; Fig. 38, adenocarci- noma de colon, con empalizadas nuclea- res, y Figs. 41 y 42, metástasis de oat cell de pulmón, ayudando en el diagnóstico óptico habitual. Otras veces hay que recu- rrir a los antecedentes clínicos: Fig. 39, adenocarcinoma de próstata o Fig. 40, carcinoma seroso de ovario, a la inmu- notinción: Fig. 37, carcinoma pulmonar de células grandes con TTF-1 o Fig. 44, metástasis de carcinoma tiroideo con tiroglobulina para su tipificación. La Figura 42 tiene su propio poder de defi- nición al mostrar pigmento melánico y la Figura 45, al revelar un patrón cilin- dromatoso, sugiere un origen salivar u oral, como referían sus antecedentes clí- nicos. 6) Linfomas. Son extensión, en general, de Linfomas de alto grado mediastínicos o abdominales (Fig. 46), y procesos leucé- micos. Rara es la infiltración por linfoma de Hodgkin, como se muestra en la Fig. 46. La inmunotipificación con CD- 20 o CD-30 ajusta el diagnóstico. ■ PUNCIÓN CON AGUJA FINA DE PÁNCREAS La punción pancreática corresponde al 7% de las punciones de órganos infradiafragmáticos, con un porcentaje de 12% de no valorables. Las complicaciones son infrecuentes, menores del 0,05%: fistulización, hemorragia o infección. La predictibilidad de los casos positivos es superior al 95%, aunque la sensibilidad es menor, en torno al 85%. La punción en las lesiones quísti- cas no neoplásicas es terapeútica, con alto índi- ce de curación. La normalidad del tiempo de protrombina debe ser una condición para poder realizar la punción. Las estructuras «normales» del páncreas tanto acinares como ductales se muestran en las Figuras 47 a 50. El tamaño celular es inferior al hepatocitario e idéntico a las células ductales del epitelio biliar. Las células acinares se disponen en grupos redondeados o elongados (Figs. 48 y 49). Tienen citoplasma granular o claro, a veces triangular, con núcleos redondos peque- ños y nucléolo visible, muy prominente en las lesiones neoplásicas. Las células insulares necesitan de inmunomarcaje con cromogranina para su tipificación. Puede haber contaminación mesotelial (Fig. 50). La inmunotinción con cal- retinina, positiva en el mesotelio, confirmará esta contaminación si hubiera problemas de diagnóstico diferencial. Algún caso también se ha referido con hallazgos de tejido pancreático normal heterotópico en pared duodenal o gás- trica. • PROCESOS INFLAMATORIOS Pancreatitis aguda. Con citología de aspecto lechoso, con abundantes detritus celulares, célu- las inflamatorias con predominio de leucocitos polinucleares neutrófilos, macrófagos y lipófa- gos con lípidos degenerados. Pueden verse célu- las ductales degeneradas o fibroblastos. En PAAF suele observarse tras postoperatorios por cirugía pancreática o traumatismos. Pancreatitis crónica (Figs. 52 y 53). Ade- más del material lipoideo degenerado de fondo, puede tener células ductales con aspec- to reparativo que sugieren malignidad, por lo que debe de obtenerse un buen muestreo de la lesión. La presencia de estructuras acinares y ductales sin atipia favorece el diagnóstico de benignidad. 01 Parte I(texto) 13/05/2008 16:25 Página 11 12 Cuadernos de citopatología-6 • LESIONES QUÍSTICAS NO MUCINOSAS Pseudoquiste pancreático. Secundario a proce- sos inflamatorios o traumatismos, la colección líquida suele tener características macroscópi- cas propias que lo confirman, con ausencia de moco que descarta una neoplasia mucinosa, con la que puede haber confusión (Fig. 51). En la PAAF hay un fondo con detritus, bilis, macrófa- gos, lipófagos necróticos e incluso calcio. Quistes linfoepiteliales, poco frecuentes. Pueden tener queratinización, siempre sin atipia epitelial. Hay abundante colesterol, con aspecto en masa de queso. • LESIONES QUÍSTICAS MUCINOSAS Cistadenoma mucinoso-Cistadenocarcinoma. Material mucinoso de fondo. Las células en el adenoma pueden ser cilíndricas mucosas sin ati- pia, necrosis ni mitosis. El cistadenocarcinoma muestra mayor pleomorfismo celular y nucléo- los (Figs. 54 y 55), con distinta diferenciación en el mismo tumor. Cuidado con las contamina- ciones por epitelio gástrico o intestinal que pue- den simular tumores mucoides. Neoplasia intraductal papilar. En pacientes añosos, hay ectasia y proliferación papilar intra- ductal con distintos grados de atipia del epitelio e invasión del estroma en los decurso maligno. La citología aporta la atipia en las estructuras epiteliales, siendo necesaria la resección histo- lógica completa. Tumor epitelial sólido seudopapilar (Frantz). En pacientes jóvenes y mujeres (Fig. 62), puede metastatizar. Es un tumor sólido con disposición celular en torno a estructuras vasculares muy bien desarrolladas. Las células son pequeñas, monomorfas, con núcleos ovalados y ocasiona- les indentaciones. Puede tener estroma mixoide o mucinoso. A veces el estroma es hialino en los ejes cubiertos por el epitelio. Inmunofenotípica- mente muestra positividad para queratinas, des- moplakina, tripsina y quimiotripsina, vimentina y amilasa. En áreas puede marcar para NSE o insulina o glucagón, sugiriendo un origen en el epitelio primitivo pancreático, de diferenciación dual o múltiple. La ultraestructura muestra dife- renciaciones acinar, ductal o endocrina parcial. • ADENOCARCINOMA DUCTAL Representa la mayoría de las neoplasias malignas pancreáticas. Puede haber distintos grados de diferenciación en el mismo tumor (Figs. 56, 57 y 58). Los mejor diferenciados tienen los «núcleos lavados» y con indentaciones, recordando a los del carcinoma papilar tiroideo (Fig. 57). Otros pueden tener aspecto endocrinoide u oncocítico (Fig. 58). Los menos diferenciados suelen tener pleomorfismo, mitosis o necrosis. El aumento de celularidad y la estratificación epitelial hacen posible la confusión con procesos reparativos benignos, causa de falsos positivos. Puede haber variantes con células pleomorfas, multinuclea- das de tipo osteoclástico o de tipo adenoesca- moso. La inmunotinción muestra positividad para EMA, Queratinas 7, 8, 18 y 19, y ocasiona- les 5, 10, 13, 15, 16 y 17. También CEA, CA19- 9, B72.3 y los marcadores DU-Pan-2, YPan-1 y SPan-1; ocasionalmente tienen gránulos neuro- secretorios focales. Citogenéticamente hay alte- raciones en genes localizados en 1p, 3p, 6p, 8p y 17p y mutaciones de la p53 y del oncogen K-ras. La extensión a las estructuras adyacentes hace su pronóstico muy ominoso, con 90% de éxitus en el primer año. Carcinoma acinar. Puede segregar lipasa y producir focos de necrosis grasa subcutánea o problemas articulares. Los frotis son muy celula- res con epitelio bastante monomorfo, de cito- plasmas cuboideos y núcleos redondos con nucléolo prominente (Fig. 59). Puede hacer imá- genes acinares. La ultraestructura, mostrando los gránulos de zimógeno, o la inmunocitoquímica, ayudan a establecer el diagnóstico y las diferen- cias con tumores similares: tumor sólido seudo- papilar y los tumores de los islotes endocrinos. 01 Parte I(texto) 13/05/2008 16:25 Página 12 Punción con aguja fina de órganos abdominales 13 Pancreatoblastoma. En la infancia. Excep- cional en adultos. Puede confundirse con el tumor epitelial papilar y sólido. Microscópicamente es un tumor sólido, distribuido en nidos con patrón acinoide o ductal focal y con «corpúsculos esca- moides» característicos. En la PAAF sólo hay un caso parcialmente descrito. El inmunofenoti- po muestra positividad para diferenciaciones acinar, ductal o neuroendocrina focal; también para CEA o alfa-fetoproteína. La resección total favorece un buen pronóstico. • TUMORES PANCREÁTICOS ENDOCRINOS Benignos o malignos, la mayoría son secretores de hormonas pancreáticas: insulina, VIP, gluca- gón, etc. El tamaño menor de 2 cms. suele consi- derarse de buen pronóstico. La clasificación de Capella queda para la histología de estos tumores, siendo la citología el primer escalón para estable- cer el diagnóstico de tumor insular. Citológica- mente son tumores muy celulares, con distribu- ción celular en sábana o grupos dehiscentes, cierto monomorfismo celular y aspecto plasmocitoide de las células; el núcleo es polar y el citoplasma en «bolsa o saquito». Es también característica en la tinción de Papanicolaou el aspecto en «sal y pimienta» de la cromatina nuclear (Figs. 60 y 61). Pueden formar parte de los síndromes neuroendo- crinos múltiples (MEN tipo I) o de Werner, con adenomas hipofisarios e hiperplasia paratiroidea y alteraciones en el cromosoma 11q13. La inmuno- tinción con cromogranina o la ultraestructura son definitivas para el diagnóstico, demostrando los gránulos electrondensos de tipo neurosecretor. La bateria inmunofenotípica establece las diferencias con otros tumores. • METÁSTASIS Son infrecuentes (9%). En nuestra casuística de 5 años, ocho de 60 neoplasias malignas pancre- áticas (13%), fueron metástasis. Se muestran en las Figuras 63 y 64 las correspondientes a ade- nocarcinoma colorrectal (Fig. 63, izquierda), el más frecuente, con el patrón nuclear en empali- zada; adenocarcinoma endometrial (Fig. 63, derecha), con detritus celulares y hemosiderina; carcinoma de células grandes de pulmón (Fig 64, derecha), con células TTF-1 positivas y carcino- ma renal, el más frecuente por su contigüidad, y del que debe haber antecedentes por su, a veces, extremo parecido (Fig. 64, izquierda). Procesos linfoproliferativos. Muy infrecuen- tes. La Figura 65 muestra un mieloma múltiple con extensión a los ganglios del hilio hepático y peripancreáticos, afectando a esta víscera, con células plasmáticas típicas y anómalas obteni- das en la punción. ■ PUNCIÓN CON AGUJA FINA DE RIÑÓN Representa el 8% de las punciones de órganos infradiafragmáticos, con una predictibilidad para casos positivos alrededor del 95% y una sensibilidad cercana al 90%. Debe conocerse bien la morfología no neoplásica del epitelio tubular renal, contaminante habitual de las pun- ciones (Figs. 66-68), con escasas diferencias respecto a las neoplasias de células renales. Las lesiones glomerulares o parenquimatosas inters- ticiales no neoplásicas renales tienen escasa des- cripción citológica, por el exacto poder de defi- nición de la biopsia tisular y la ultraestructura del tejido. Se pueden evidenciar lesiones grose- ras glomerulares en las enfermedades de depósi- to: amiloidosis, mieloma, etc., cuando la pun- ción se relaciona con procesos quísticos o neoplásicos. Lesiones quísticas. Quistes simples congéni- tos o adquiridos o enfermedades poliquisticas autosómicas dominantes del adulto o recesivas infantiles: fondo acuoso con escasas células macrofágicas o inflamatorias. Ocasionalmente muestran cubierta epitelial con rasgos reparati- 01 Parte I(texto) 13/05/2008 16:25 Página 13 14 Cuadernos de citopatología-6 vos papilariformes que pueden sugerir falsos sospechosos o falsa malignidad al desprenderse en el material de punción. La Figura 71 muestra la recogida del líquido con un recubrimiento epitelial en un nefroma quístico, lesión en la infancia o en adultos, apareciendo como quiste único o múltiple con pared de parénquima renal (Fig. 71), y contenido líquido poco celular y recubrimiento tubular reparativo (células epite- liales en «tachuela», que pueden mostrar cierto grado de atipia epitelial, como se observa en la Figura 71). No hay que olvidar el quiste hidatídico (Fig. 70), con el material de membrana, a veces laminado, y/o los garfios de la parte cefálica de los escólex. Lesiones inflamatorias. Pielonefritis a guda o abcesif icaciones, generalmente por E. coli, con material de aspecto purulento macroscópi- co, susceptible de cultivo y estudio microbio- lógico y con frotis que muestran detritus e intensa inflamación por polimorfonucleares neu- trófilos. Pielonefritis crónica y xantogranulomatosa (Fig. 70). Secundaria a infección bacteriana, con inflamación aguda y abundancia de histio- citos xantomizados con aspecto de tejido de granulación y fibroblastos que pueden situarse en torno a estructuras vasculares. Los histioci- tos adoptan una morfología parecida a las célu- las del carcinoma de células claras renal por lo que puede ser necesaria la inmunotinción con CD-68 o CD-10 para diferenciar histiocitos de las células epiteliales. La malacoplaquia es una entidad muy poco frecuente, en vejiga, pelvis renal y otras locali- zaciones, ocasionada por un defecto de la fago- citosis en los histiocitos, produciéndose un depósito-inclusióncaracterístico en las células histiocitarias de material lisosomal, en la ultra- estructura de forma redondeada, en escarapela, denominados cuerpos de Michaelis-Gutmann, positivos para tinciones de calcio, PAS y hierro (Fig. 116). • TUMORES BENIGNOS DE RIÑÓN 1) Adenomas corticales y metanéfricos. En adultos o en la infancia y juventud res- pectivamente, muy celulares en la pun- ción citológica, constituidos por células de tamaño pequeño con aspecto papilaroi- de pero con escasa atipia celular. Pueden confundir con nefroblastoma (Wilms) necesitando la ayuda de la inmunocito- química con WT-1 y CD-99, positivas en el Tumor de Wilms y negativas en estas entidades. Las lesiones con hiperplasia o regeneración tubular, tras procesos infla- matorios crónicos o en procesos intersti- ciales, pueden tener un aspecto seudoneo- plásico (Fig. 69), con problemas de diagnóstico diferencial si no hay infor- mación clínica o de la posición de la aguja. 2) Oncocitoma r enal. Tumor de células oncocíticas con imagen radiológica de cicatriz central; suele «colgar» del polo renal afectado. La forma típica o habi- tual, en la punción, está constituida por células bastante monomorfas, con amplio citoplasma granular y núcleos centrales redondos de aspecto benigno; con fre- cuencia son binucleadas (Fig. 72). Pue- den tener atipia focal u ocasionar sinto- matología clínica de neoplasia renal maligna. El inmunofenotipo con CD-10, negativo e igualmente negativo el hierro coloidal, descartan la malignidad con res- pecto a las neoplasia de células renales claras o cromófobas. Pueden haber delec- ciones en el cr. 10q. • TUMORES MALIGNOS RENALES 1) Carcinoma de células claras. Es el carci- noma más frecuente, en torno al 80% de las neoplasias malignas renales. Es un carcinoma que puede estar asociado con otras entidades como la enfermedad de 01 Parte I(texto) 13/05/2008 16:25 Página 14 Von Hippel-Lindau, y a su vez con hemangioblastoma, feocromocitoma y quistes viscerales. Hay pérdidas cromo- sómicas en cr. 1, 2, 6, 10, 13, 17 y 21. Tiene imágenes clínico-radiológicas con quistificación, hemorragia y fibrosis. La identificación en citología urinaria es menor del 30% de los casos. La punción muestra abundantes grupos de células de tamaño mediano o grande, con citoplas- mas oncocitoides o muy claros, sincitia- les o histiocitoides, a veces dispuestas en torno a estructuras hialino-vasculares, características y por ello reconocibles en las metástasis (Figs. 73 a 75). Muestran contenido en lípidos o glucógeno que las hace casi invisibles o claras en el examen citológico. 2) Carcinoma cr omófobo. Representan alrededor del 5% de los carcinomas renales. Suele ser sólido, circunscrito y único. La morfología histopatológica en la punción muestra abundante celulari- dad epitelial con citoplasmas amplios, oncocitoides, en los que es característica la presencia de «halos» perinucleares (Fig. 76). Inmunofenotípicamente es negativo para CD-10 y vimentina y posi- tivo para EMA, CD-9 y E-Cadherina. El hierro coloidal, aplicado sobre la tinción de Papanicolaou, confirma el diagnósti- co. Puede coexistir con carcinoma renal de células claras. Se postula una relación de malignización con respecto al oncoci- toma renal. Puede metastatizar a hígado, hueso o pulmón. 3) Carcinoma papilar. También denominado cromófilo. Su frecuencia es menor del 15% de los carcinomas renales. Puede estar relacionado con hemodiálisis y algu- nos son hereditarios, con mutaciones del oncogen c-met. El aspirado citológico muestra abundante celularidad en la que se mezclan estructuras epiteliales papilaroi- des o papilas con verdaderos ejes conecti- vovasculares, macrófagos de hábito espu- moso con células de tamaño pequeño y núcleos con frecuentes indentaciones y a veces cuerpos de psamomma (Figs. 77 a 79). Las células pueden contener pigmen- to de hemosiderina citoplasmática. Tiene aberraciones cromosómicas en cr. 3q, 7, 8, 12, 16, 17 y 20 y pérdidas en el cr. Y. No hay, sin embargo, pérdidas del cr 3p13 como en el carcinoma renal de células cla- ras. Se ha dividido en dos tipos: I, con las estructuras papilares revestidas por una fila simple de células con citoplasmas cla- ros y II, con revestimiento epitelial seudo- estratificado de células acidofílicas en las estructuras papilares. 4) Carcinoma con cambios sar comatoides. Corresponde a menos del 1% de los car- cinomas renales. Puede tener áreas con aspecto de fibrosarcoma, fibrohistiocito- ma maligno o sarcoma de alto grado ines- pecífico (Fig. 80). La inmunotinción con citoqueratinas o vimentina ayuda a la lo- calización de áreas de carcinoma renal. En personas jóvenes puede tener coinci- dencia genética con el sarcoma alveolar de partes blandas. 5) Carcinoma de los túb ulos colector es (Bellini). Corresponde al 1% de los casos y tiene origen en los túbulos colectores de la médula renal. El aspec- to tubular histológico se refleja en el aspirado citológico como estructuras laminares epiteliales de células de tama- ño mediano con núcleos grandes e hipercromáticos (Figs. 82 y 83). Es CD- 10 negativo y parece que la inmunotin- ción con vinculina es específica para este tipo de tumor con respecto a los otros de células renales. Puede haber mucina citoplasmática. Hay monosomí- as de los cr. 1, 6, 14, 15 y 22. 6) Carcinoma urotelial. Originado en la pel- vis o cálices renales. La punción muestra Punción con aguja fina de órganos abdominales 15 01 Parte I(texto) 13/05/2008 16:25 Página 15 células epiteliales atípicas no muy dife- rentes de las del carcinoma de células renales (Fig. 81); a veces el aspecto cer- cariforme o en «cometa» de los citoplas- mas de las células neoplásicas ayuda al diagnóstico citomorfológico. La inmu- notinción positiva para uroplaquina y citoqueratinas 7 y 20 y la negatividad para CD-10 posibilitan el diagnóstico del origen urotelial. 7) Angiomiolipoma renal. Derivado de las células perivasculares epitelioides, se com- pone de abundante tejido adiposo maduro o con cambios degenerativos, estructuras vasculares de tipo endotelial y fascículos de músculo liso. Un tercio de pacientes tie- nen esclerosis tuberosa. Se asocia con mutaciones de los genes TSC1 (hamarti- na) y TSC2 (tuberina). La imagen radioló- gica o ecográfica suele ser muy típica. La citopatología en la PAAF muestra un fondo polimorfo en el que se mezclan fas- cículos tisulares de aspecto fusiforme, mesenquimal, adipocitos en grupos y teji- do conectivovascular aleatorio. Las células fusiformes muestran núcleos elongados con terminaciones romas y ocasionales seudoinclusiones intranucleares (Figs. 16, 84 y 85). Es característica la inmunotin- ción con HMB-45, actina, y ocasional con CD-117 (c-kit), en las células fusiformes. Las células adiposas tienen a veces aspec- to lipoblástico. Tiene relación con otros tumores pulmonares como la linfangioma- tosis pulmonar o los tumores de células claras tipo «sugar». Este tumor puede ser extrarrenal en hígado, pelvis y retroperito- neo fuera del área renal, mediastino poste- rior, intestino e incluso se le ha descrito en la cavidad nasal. La exéresis quirúrgica total es curativa, aunque hay descritos casos con recidiva masiva o metástasis de la parte muscular lisa; los criterios para pensar en malignidad son mitosis numero- sas, marcado pleomorfismo o necrosis. 8) Tumor juxtaglomerular. Infrecuente. Ge- neralmente hay un cuadro clínico de hipertensión paroxística por la producción de renina tumoral, aunque los hay no fun- cionantes. Cercanos a la cortical renal no suelen sobrepasar los 5 cm. Remeda his- tológicamente a un tumor tipo hemangio- pericitoma, por lo que el cuadro citológi- co es el de un tumor con áreas mixtas epiteliales, papilaroides y mesenquimales. Suele haber numerosos mastocitos. Los gránulos de renina son PAS y Bowie posi- tivos, siendo negativos para el HMB-45. La ultraestructura visualiza los gránulos de renina, cristaloides y romboideos. 9) Tumor rabdoide. Localizado en riñón o en partes blandas, suele observarse en edades infantiles y muy raramenteen adultos. Descrito por JB Beckwit y NF Palmer en 1978. Tiene peor pronóstico que los nefroblastomas y el T. de Wilms. Crece en nódulos amplios separados por tractos conectivos y con células cuboi- deas o de citoplasma amplio y eosinófilo y núcleos grandes polarizados con nu- cléolos prominentes. La PAAF muestra células poligonales o algo fusiformes, de citoplasmas amplios y cianófilos con la tinción de papanicolaou o intensamente azules con la de Giemsa y con ocasional material hialino citoplasmático esferular, a veces en situación paranuclear; los núcleos pueden estar rechazados y tienen cromatina grumosa; los nucléolos son prominentes con Papanicolaou. No se ob- servan estriaciones citoplasmáticas u otros rasgos de especificidad. Es necesaria la inmunotipificación, siendo células con positividad para vimentina, queratinas AE-1 y 3 o EMA y negativas para S-100 o marcadores de músculo estriado. Pue- den expresar marcadores neuroendocri- nos focales. La ultraestructura muestra núcleos convolucionados y acúmulos concéntricos de filamentos intermedios 16 Cuadernos de citopatología-6 01 Parte I(texto) 13/05/2008 16:25 Página 16 perinucleares, que aunque no son específi- cos, son frecuentes en este tipo de tumor. No se suelen ver elementos mesenquima- les, como en el tumor de Wilms. Metasta- tiza con frecuencia a pulmones, hueso, hígado, cerebro o ganglios linfáticos y el éxitus es lo habitual en más del 80% en el primer año tras el diagnóstico. ■ PUNCIÓN DE GLÁNDULA SUPRARRENAL Constituye el 7% de las punciones de órganos infradiafragmáticos. Por su localización y difi- cultad de la punción sobre todo en los tumores de pequeño tamaño la frecuencia de punciones no valorables suele ser alta, alrededor del 20% (Fig. 86). La mayor parte de las lesiones son tumores metastáticos: pulmón, mama, colon, pán- creas, ovario y algún feocromocitoma o tumo- res de células pequeñas tipo neuroblastoma, o ganglioneuroblastoma en niños o jóvenes. Tras las lesiones metastásicas, con una frecuencia de 37%, la lesiónes más frecuentes son los ade- nomas corticales. El aspecto citológico de la suprarrenal normal está constituido por células cuboideas de aspecto epitelial y citoplasmas claros, con pérdida frecuente citoplasmática y presencia de los núcleos sueltos, embebidos en un fondo lipoideo, microvacuolado, característi- co (Fig. 87). Las células de la medular, más basófilas en el tejido histológico con la tinción de hematoxilina-eosina, son inapreciables en las ticiones citológicas sin concurso del inmu- nomarcaje con cromogranina. • DIAGNÓSTICOS HABITUALES EN LA PUNCIÓN SUPRARRENAL Quistes. Poco frecuentes, casi acelulares, hemo- rrágicos y con células macrofágicas y excepcio- nalmente células corticales o cuboideas de revestimiento. Mielolipoma. A veces con clínica hiper- tensiva o con síndrome de Cushing, pero generalmente no funcionantes. Suelen ser pacientes obesos. Muestra abundante tejido adiposo maduro junto con tejido hematopoyé- tico, de células linfoides redondas y megaca- riocitos. Infecciones. Inflamación granulomatosa, en la tuberculosis diseminada, causante de insufi- ciencia suprarrenal y con presencia de granulo- mas necrotizantes con caseum y abundantes bacilos de Koch, evidenciables con la tinción de Ziehl-Nielsen. Raramente micosis, que se diag- nostican con la visualización del hongo causal, afectan a la glándula. • TUMORES CORTICALES 1) Adenomas. Es la neoplasia benigna más frecuente con un 12% de frecuencia. El cuadro citológico muestra abundantes células cuboideas de citoplasma lipídico que con frecuencia se disuelve en el frotis ocasionando un aspecto microvacuolado de fondo (Fig. 87). Los núcleos son redon- dos y ocasionalmente grandes o hay bi o multinucleación. Con frecuencia están sueltos en el fondo lipídico. No hay atipia destacable, necrosis ni mitosis, signos estos últimos de agresividad. Inmunohis- toquímicamente, las células corticales son positivas para vicentina, sinaptofisina, inhibina, A-103 y melan-A; menos positi- vidad hay para citoqueratinas de bajo peso o calretinina. Son negativas para cromo- granina, EMA, CEA y B-72.3. Parecen relacionarse con alteraciones en el cromo- soma 17. 2) Carcinoma corticosuprarrenal. Suele aparecer como una masa de crecimiento rápido retroperitoneal. El cuadro citoló- gico e histopatológico puede asemejarse a otros carcinomas, como los de riñón, y al feocromocitoma medular. La inmuno- Punción con aguja fina de órganos abdominales 17 01 Parte I(texto) 13/05/2008 16:25 Página 17 tinción con inhibina, melan-A y sinapto- fisina, hace viable este diagnóstico. Las células neoplásicas pueden aparecer en torno a estructuras conectivovasculares (Fig. 88). Pueden ser mono o polimorfas, con figuras de mitosis, inclusiones intra- nucleares o necrosis. Suelen tener menos lípidos por lo que el fondo es variable, siempre celular. • TUMORES DE LA MÉDULA SUPRARRENAL 1) Feocromocitoma-Paraganglioma. Es un tumor que mantiene la «regla» del 10%; en su frecuencia, en ser bilateral, en ser extraadrenal y en ser maligno. También en el 10% se presenta en edad pediátrica. Puede asociarse al síndrome de tumores neuroendocrinos múltiples (MEN IIA o IIB) con tumores de tipo neurofibromato- so. Puede o no tener expresión clínica con crisis hipertensivas. La casi totalidad de los tumores puncionados son poco ex- presivos en las manifestaciones clínicas, aunque la punción puede desencadenar- las. Un simple análisis de acido vanil- mandélico en orina puede confirmar su presencia. Es una neoplasia macroscópi- camente amarillenta y hemorrágica (Fig. 81) y el cuadro citológico muestra un fondo hemático con abundantes células pequeñas, medianas o grandes, epitelioi- des, fusiformes o pleomorfas con núcleos redondos y bizarros y frecuentes inclusio- nes nucleares (Figs. 89 y 90). La ultraestructura muestra su naturaleza neuroendocrina y las inmunotinciones para cromogranina, enolasa, sinaptofisina y pép- tidos opiáceos, ademas de numerosas sus- tancias hormonales. Parcialmente pueden marcar con queratinas, HMB-45 y S-100. Pueden observarse alteraciones en el cro- mosoma 22 y en parte de los cr. 1 y 3, no expresado en otros paragangliomas (Fi- gura 91). El comportamiento maligno lo confirma la existencia de metástasis, generalmente óseas. 2) Ganglioneuroblastoma-Ganglioneuroma maligno. Más frecuente en la infancia, también puede afectar a adultos. Suele tener localización retroperitoneal o me- diastínica. Las variantes histológicas con distintos grados de maduración no son percibidas por la punción. La citología muestra mezcla de células de tamaño pequeño, con escaso citoplasma, en gru- pos, con material fibrilar e hialino intersti- cial junto con otras grandes, neuronoides o ganglionoides, incluso con prolongacio- nes axonoides (Fig. 115, cuadro de abajo, derecha). El inmunofenotipo muestra posi- tividad para cromogranina, enolasa, neuro- filamentos, S-100 y CD-44, considerado como un marcador de agresividad. Las células ganglionoides se marcan con ca- tepsina-D. El pronóstico favorable depen- de de la presencia de maduración, con menor componente neuroblastematoso. 3) Metástasis. La mayor parte corresponden a carcinomas de pulmón (Figs. 92 y 93), principalmente carcinomas epidermoi- des, de células grandes o de tipo «oat cell» (Figs. 41 y 42), o de otros del área in- fradiafragmática (riñón, ovario, endome- trio), que también metastatizan a la glán- dula suprarrenal. La batería mencionada en la Tabla 1 ayuda a la identificación del origen. ■ PUNCIÓN CON AGUJA FINA DE RETROPERITONEO, MESENTERIO Y PARED DE VÍSCERAS HUECAS Representan el 20% de las punciones infradia- fragmáticas. La mayor parte son extensiones o metástasis de tumores malignos infra o supra- diafragmáticos. 18 Cuadernos de citopatología-6 01 Parte I(texto) 13/05/2008 16:25 Página 18 1) Metástasis. Representan el 63% de las lesiones puncionadas. Generalmente se localizan en ganglios paraaórticos o por extensión de tumores locales. La Figu- ra 94 muestra metástasis de adenocarci-nomas, mucosecretor de colon (derecha) y de ovario (izquierda), con aspecto vacuolado a veces característico; más raramente, en jóvenes, metástasis de osteosarcoma (Fig. 95). 2) Procesos linfoproliferativos. Representan el 10% de las lesiones malignas retrope- ritoneales, generalmente por extensión al retroperitoneo (Figs. 96, 97 y 98). Cu- rioso el caso de las Figuras 97 y 98, en el que el antígeno común leucocitario sobre la preparación citológica de la punción, descubrió la naturaleza linfoide del pro- ceso, con células pleomorfas que podían sugerir cualquier proceso maligno pleo- morfo metastásico. 3) Melanoma. Neoplasia a veces polimorfa, con distintos aspectos en la misma tumo- ración. En el caso de las Figuras 102 y 103, era de carácter epitelioide y pleo- morfo, con presencia de pigmento que hizo sospechar su naturaleza. La tinción de Masson-Fontana y la inmunotinción con HMB-45, positivas, sobre el material de punción, confirmaron la extensión del tumor melánico. 4) Tumores germinales: seminoma típico (Fig. 99). En un varón de edad media, con el aspecto atigrado-reticular del fondo en la extensión citológica teñida con Giemsa y el aspecto de célula epite- lial con citoplasma claro, con macronu- cléolo, en la tinción de Papanicolaou, junto con algunas células linfoides carac- terísticas. Pueden tener granulomas bien desarrollados, muy visibles también en el material de punción. La cromatina de estas células es muy friable, con frecuen- te deshilachamiento en las extensiones. El inmunofenotipo muestra positividad para fosfatasa alcalina placentaria (PLAP), CD-117 (c-kit), LDH, vimentina y focal para EMA o CD-30. Una parte muestra mutación de K-ras en el codón 12 y en la p-53. Son tumores con buena respuesta terapéutica. También pueden observarse por extensión en personas jóvenes otros tumores menos frecuentes como el carci- noma embrionario (Fig. 100), o el corio- carcinoma (Fig. 100, derecha). Aún más infrecuente, se muestra la extensión de un tumor de la granulosa maligno, con imá- genes cilindromatosas y cribiformes de células recubriendo material hialino semejando cuerpos de «Call-Exner» (Fi- gura 101) y con células positivas para vi- mentina, inhibina e incluso O13, un mar- cador presente en el Sarcoma de Ewing/ PNET (Fig. 120). 5) Tumor del estroma de la pared intestinal (GIST). Son los tumores más frecuentes no epiteliales de la pared gástrica o intes- tinal. También afectan al mesenterio o al retroperitoneo. En épocas anteriores se consideraban como tumores exclusivos del músculo liso, leiomiomas o leiomio- sarcomas, con rasgos frecuentes epi- telioides o leiomioblastomatosos. La in- munocitotipificación los ha clasificado como: a) GIST (Figs. 104 a 106). A los que muestran positividad para actina, des- mina, calponina, caldesmon o miosina y en la ultraestructura, con células api- telioides o elongadas con vesículas pinocitósicas, placas densas subplas- malemmales y microfilamentos con segmentos densos focales. b) GANT. A los que muestran positividad para enolasa, Leu-7, S-100 y ultraes- tructuralmente prolongaciones de tipo neural con uniones primitivas, micro- túbulos-neurotúbulos y gránulos neu- rosecretorios. Punción con aguja fina de órganos abdominales 19 01 Parte I(texto) 13/05/2008 16:25 Página 19 Un porcentaje de estos tumores tiene caracteres mixtos o no muestra especi- ficidad. La mayor parte son caracterís- ticamente CD-34 y CD-117 (c-kit) positivos. Los aspectos citológicos son polimor- fos, con células fusiformes, epitelioi- des, claras, con matriz mixoide, fibrilar o hialina, y patrón arquitectural fasci- cular, sólido o neurofibromatoso inclu- so angiomatoide. Los frotis citológicos de PAAF son celulares y muestran aspecto fascicular o mesenquimal, Las células son ovoideas o fusiformes y se embeben en un estroma blando o hiali- no. Los núcleos son elongados con escaso pleomorfismo y si hay nucléo- los suelen ser poco prominentes, salvo si hay patrón leiomioblastomatoso. Puede haber infiltrado linfoide y no se suelen evidenciar mitosis o necrosis salvo que sean sarcomas de alto grado. La positividad, necesaria, a CD-117, indica una mutación del receptor de tirosinquinasa en las células intersti- ciales de Cajal. El tratamiento es qui- rúrgico y si hay signos de malignidad, necrosis y mitosis abundantes, se reali- za tratamiento coadyuvante con qui- mio y radioterapia. Las Figuras 107 y 108 muestran dos tumores mesenqui- males de células fusiformes, positivos para actina y miosina, correspondien- tes a leiomiosarcomas de carácter fas- cicular (Fig. 107) o epitelioide (Fig. 108) este último con patrón mixoide del estroma. Algunos de estos tumores ocurren en pacientes inmunodeprimi- dos en asociación con infección por el virus de Epstein-Barr. 6) El sarcoma retroperitoneal más frecuen- te es el liposarcoma, con localización perirrenal o pélvica; suelen alcanzar gran volumen y la mayor parte suelen ser bien diferenciados (tumor lipomatoso atípico) (Fig. 110), con dificultades para diferen- ciarse de un lipoma habitual salvo por la existencia de áreas mixoides, de células fusiformes o pleomorfas y la presencia de lipoblastos. Su comportamiento es de agresividad local, sin metástasis. En pun- ción con aguja fina, los liposarcomas con áreas mixoides tienen un aspecto caracte- rístico, con fondo mixomucoide y arbori- zación vascular intersticial muy visible, a veces con lipoblastos bien definidos (célula adiposa con núcleo único o múlti- ple, con «mordida» del núcleo por peque- ñas vacuolas) (Figs. 110 y 111). Cuando hay áreas desdiferenciadas, sólidas o con patrón pleomorfo, en ausencia de lipo- blastos visibles, son necesarias la inmu- notinción con S-100, generalmente posi- tiva en cualquiera de las células tipo neoplásicas. Suele haber translocaciones de los cromosomas 12, 13 y 16. Muchos tienen cromosomas gigantes o en anillo, estando ausentes en los lipomas habitua- les o sus variedades benignas. La agresi- vidad se cuantifica con la sobreexpresión de la p53. Otros sarcomas como el fibrohistiocitoma maligno con patrón inflamatorio y aspecto xantogranulomatoso pueden causar confu- sión si se hallan en el área perirrenal. Los que muestran células pleomorfas son evi- dentes tumores malignos indiferenciados y precisan de inmunomarcaje para su posi- ble tipificación, clasificándose en cual- quier caso como sarcomas, pleomorfos, epitelioides, fusiformes, etc., de alto grado (Fig. 112). Leiomiosarcomas. Derivados o no de la pared o estroma gastrointestinal o de los vasos sanguíneos, tienen patrón fusiforme y/o leiomioblastomatoide, de celularidad en fascículos o células sueltas epitelioides (Figs. 107 y 108). Tienen marcada agre- sividad local con más del 80% de éxitus a los dos años del diagnóstico. El material 20 Cuadernos de citopatología-6 01 Parte I(texto) 13/05/2008 16:25 Página 20 de PAAF muestra dificilmente mitosis, necesarias para el diagnóstico de malig- nidad, pero evidencia celularidad abun- dante, patrón atípico celular y pleomor- fismo. Menos frecuentes son los sarcomas sino- viales, en relación con las fascias muscu- lares, mostrando un patrón fusocelular monomorfo o bifásico, con estructuras adenoideas, a veces con calcificaciones. En la PAAF, el diagnóstico puede variar, según el patrón observado; si es mono- morfo, se mostrará como un tumor malig- no fusocelular (Fig. 112, derecha), o como un tumor maligno mixto o epitelioi- de, sugiriendo un sarcoma genérico epite- lioide, un carcinosarcoma o un carcinoma de células grandes. La ultraestructura muestra células glandulares y espacios intercelulares con uniones y procesos especializados. La inmunotinción es posi- tiva para queratinas 7, 8, 18 y 19, más específicas, además de desmoplaquina en los dos tipos celulares; algunos casos también son positivos para O13, marca- dor del Sarcoma de Ewing/PNET. Pueden haber alteraciones en los cromosomas 18 y 11. El pronóstico es mejor en los que muestran calcificaciones. Neurofibrosarcoma-Tumor maligno de las vainas nerviosas periféricas.Puede partir de una neurofibromatosis tipo I de Von Recklinghausen o sobre zonas irradiadas, con alteraciones en el cromosoma 17 y mutaciones de la p53. Células en serpen- tina, arremolinamientos o empalizadas de las fibras, sugieren el diagnóstico, que ha de ser corroborado por la ultraestruc- tura: invaginaciones y prolongaciones de la membrana y aspecto lamelar, material discontinuo de membrana basal, cuerpos esquenoides y gránulos neurosecretorios citoplasmáticos (Fig. 109). El inmuno- marcaje es positivo para cromogranina, S-100, a veces para HMB-45 si es epite- lioide y Leu-7. Puede incluir músculo estriado (tumor tritón), formar estructu- ras glanduloides, con positividad para EMA y queratinas o ser pleomorfo. Evo- luciona como un sarcoma de alto grado. 7) Lesiones retroperitoneales misceláneas: Cordoma. Derivado de restos notocorda- les, puede afectar a estructuras retroperito- neales por extensión desde la línea media pélvica vertebral o sacra. Es un tumor que en la PAAF muestra un aspecto gelatino- so, claro, mucoide y metacromático, rosa- do en la tinción de Giemsa (Fig. 113, izquierda), rodeado o formando parte de células amplias de citoplasma con vacuo- las grandes y pequeñas de glucógeno y de aspecto festoneado alrededor del núcleo (fisalíferas). Los núcleos son vesiculosos y con nucléolo prominente (Fig. 113, derecha); no suelen haber mitosis y puede haber cartílago o hueso. Semeja en cam- pos una metástasis de carcinoma renal, si el material mixoide de fondo es poco expresivo, siendo necesarias las técnicas especiales para su diferenciación. La posi- tividad para S-100 y queratinas, lo diferen- cia del condrosarcoma, negativo a querati- nas; también es positivo para vimentina, EMA y laminina. Tiene recurrencias fre- cuentes, por su carácter mucoide, difícil de resecar quirúrgicamente. La incidencia de metástasis a distancia está alrededor del 40%. Puede hacer áreas de desdiferencia- ción como otros sarcomas, con peor pro- nóstico. Fibromatosis. A nivel retroperitoneal o de las zonas profundas de la pared abdomi- nal. Con presencia de células fusiformes de aspecto fibroblástico o miofibroblástico (Fig. 114), formando pequeños haces, con escasa atipia y que pueden mostrar inmu- notinción positiva para CD-34, actina oca- sional, desmina y vimentina. Puede for- mar parte del síndrome de Gardner, con poliposis colónica y osteomas múltiples. Punción con aguja fina de órganos abdominales 21 01 Parte I(texto) 13/05/2008 16:25 Página 21 8) Tumores malignos de células redondas. Neuroblastoma. En pacientes infantiles menores de 5 años, raro en adultos, el 70% en el retroperitoneo y glándula suprarrenal. Puede haber relación con enfermedades familiares como el síndro- me de Beckwith-Wiedeman, enfermedad de Hirschsprung o neurofibromatosis. Forma masas abdominales de crecimien- to progresivo en relación con elementos neurales del sistema nervioso autónomo. Puede metastatizar a ganglios linfáticos regionales, hígado, pulmón o hueso. La mortalidad oscila alrededor del 50%, dependiendo de la edad, el estadio clínico y la localización. La maduración se suele asociar con mejor pronóstico, expresada por la presencia de material fibrilar de fondo o presencia de células grandes, gangliocíticas. La PAAF muestra abun- dante celularidad con células sueltas o en grupos nucleares con frecuentes moldea- mientos o rosetas ocasionales (Homer- Wright), con disposición nuclear alrede- dor de una matriz fibrilar (neuropilo), sin luz central. Los citoplasmas son escasos, salvo si hay células gangliocíticas, con mayor citoplasma o prolongaciones; es muy útil para el diagnóstico la presencia de una matriz «fibrilar» de fondo, en relación con los grupos celulares que ayudan a su identificación (Fig. 117). Los núcleos muestran cromatina densa, oscura y si son células ganglionoides, gran nucléolo. Pueden verse mitosis o células en cariorrexis y calcificaciones. La ultraestructura muestra gránulos neu- rosecretorios y microtúbulos, con neuri- tas interdigitadas en patrón complejo en el centro de las estructuras rosetoides. La inmunocitología muestra positividad para cromogranina, NSE, sinaptofisina, VIP y otros marcadores neurales; la expresión del factor-2 de crecimiento de insulina parece asociada a mayor diferenciación. Hay pérdidas en la zona distal del brazo corto del cromosoma 1 y amplificación del oncogen N-myc. En la Figura 115 se muestra un ganglioneuro- blastoma, con presencia de escasas células in- maduras, neuroblásticas, una abundante matriz hialina, fibrilar y células sueltas grandes, neuro- noides, con citoplasmas amplios y redondeados o prolongaciones citoplasmáticas; en estas célu- las los nucléolos son prominentes. El inmunofe- notipo es positivo para cromogranina, enolasa, neurofilamentos, S-100 y CD-44, considerado como un marcador de agresividad. Las células ganglionoides se marcan con catepsina-D. Nefroblastoma (Tumor de Wilms). Tumor renal mas frecuente en la infancia, mostrándose en la PAAF como un tumor indiferenciado de células pequeñas o redondas (Fig 118). El fondo puede mostrar células ovoideas blastematosas junto con otros grupos de aspecto papilaroide, trabe- cular-tubular o arboriforme-glomeruloide, Pue- den haber moldeamientos nucleares o vasculari- zación intersticial, en un estroma mixoide. La ultraestructura muestra uniones intercelulares bien desarrolladas, material de membrana basal, oligocilios, microvilli y fagolisosomas, con ausencia de gránulos neurosecretorios. La inmu- notinción es positiva para vimentinas y querati- nas de bajo peso, siendo negativa para NSE, ACL o cromogranina, excluyendo neuroblasto- ma o linfoma. Rabdomiosarcoma. Es el sarcoma primario más frecuente en niños de entre 2 y 6 años con otro pico de frecuencia en la adolescencia. La PAAF muestra aspirados muy celulares con ele- mentos sueltos o en grupos cohesivos de núcleos amontonados y células pequeñas con escaso citoplasma, más inmaduras o de aspecto rabdo- mioblástico, con citoplasma más amplio o alar- gado, bi o multinucleación (Fig. 119, Giemsa), pequeñas vacuolas de glucógeno citoplasmático o a veces con estriaciones si es elongado; la cro- matina nuclear es algo grosera, con nucléolo prominente (Fig. 119, Papanicolaou). A veces el 22 Cuadernos de citopatología-6 01 Parte I(texto) 13/05/2008 16:25 Página 22 fondo es «tigroide» como en los seminomas (Fig. 99), por el glucógeno acumulado. La ultra- estructura, con la presencia de «bandas Z» y filamentos finos y gruesos y la inmunotinción, con positividad para actina y desmina, miosina, mioglobina y otros marcadores de músculo estriado, son definitivos para el diagnóstico. Pueden haber delecciones en el cromosoma 11q y traslocaciones de los 2:13. La variedad alveo- lar es más agresiva que la embrionaria. Sarcoma de Ewing/PNET. Segundo sarcoma en frecuencia tras el osteosarcoma en pacientes jóvenes. Son muy celulares en la aspiración con mezcla de células redondas de citoplasmas más claros y algo más grandes junto a otras más pequeñas de núcleos hipercromáticos; con fre- cuencia muestran pequeñas vacuolas citoplas- máticas de glucógeno, PAS positivas, más visi- bles con tinción de Giemsa, haciendo el fondo algo microvesicular en zonas. Puede haber necrosis. Focalmente muestran imágenes rose- toides y la cromatina es grosera, con nucléolo poco aparente en el Papanicolaou. El diagnósti- co diferencial es con neuroblastoma, linfoma o rabdomiosarcoma. Ultraestructuralmente mues- tra células de aspecto muy primitivo, con gránu- los neurosecretorios dispersos. La inmunotin- ción con CD-99, proteína de membrana, es bastante específica, asociada a genes en los bra- zos cortos de los cromosomas XY aunque puede observarse focalmente en el rabdomiosarcoma o algunos linfomas; la positividad para neurofi- lamentos, muestra cierta diferenciación neuro- epitelial. También es característica la traslocación 11:22 (q24, 12) que resuta de la fusión del gen EWS con el FLI o ERG (EWS exón 7 con FLI, exón 6), detectable en sangre o derrames malig- nos
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