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Brutalismo_sobre_su_definicion_Autor_Rut

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revistas 
 
arquitextos ISSN 1809-6298 
 
084.00año 07, mayo 2007 
Brutalismo, sobre su definición 
(o de como un rótulo superficial es, por eso mismo, adecuado) 
 
Ruth Verde Zein 
(Traducción al español de Alberto Lucchesi) 
 
 1/35 
 
Término de cuño reciente, no es fácil definir el brutalismo de manera libre y precisa. Tan usado como desairado 
por la literatura arquitectónica de la segunda mitad del sXX, está lejos de configurar un concepto unánime. Las 
diferentes acepciones que le son atribuidas, superpuestas de manera poco clara, parecen ser una sola cuando en 
realidad son muchas. Para deslindarlas es necesaria cierta paciencia de detective. Mientras, es tarea que no se 
debe hacer esperar, cuando se pretende emplearlo para calificar cierta arquitectura paulista de los años 1950-70 
(1) 
La revisión del término brutalista no sería posible ni completa sin una minuciosa relectura, entre otras fuentes 
pertinentes (2), del libro de Reyner Banham publicado en 1966 The New Brutalism: Ethic or aesthetic?(3). Este 
autor fue responsable de la cristalización de un mito fundacional que sigue siendo importante para la comprensión 
del brutalismo. El libro fue editado más de una década después del surgimiento del término, cuando ya calificaba a 
un gran número de obras de una tendencia muy presente en el escenario arquitectónico internacional. Pero su 
objetivo no fue esclarecer el término y sí darle una versión propia, que de ningún modo es la única posible. 
Bastante conocido, muy citado y poco leído (menos todavía en el original), el libro de Banham está para exigir una 
lectura cuidadosa que sin duda mostrará cuánto y todavía oportuna es la remisión de sus ideas; si constatáramos 
que están llenas de deliberados deslizamientos y arreglos historiográficos; que entretanto, no invalidan sus 
importantes insightsconceptuales. 
Pe o,à¿po à uéà itoàfu da io al ?à Laà ode aàteo íaàso iológi aà eàe àelà itoà u aàjustifi a ió à et ospe ti aàdeà
los elementos fundamentales que constituyen la cultura de un grupo; en ese sentido, [el mito] no está limitado al 
u doàoàaàlasà e talidadesàdeàlosà p i iti os ,àpe oàesàa teàtodo,ài dispe sa leàpa aàtodaà ultu aà[…]àElà efue zoà
de la tradición, o la formación rápida de una tradición capaz de controlar la conducta de los seres humanos, parece 
ser la función dominante del mito (4). Y cuál es el mito producido por Banham, que revela su relectura 
especial? Se trata de su empeño en resaltar a toda costa la predominancia y precedencia de los arquitectos 
http://www.vitruvius.com.br/revistas
http://www.vitruvius.com.br/revistas
http://www.vitruvius.com.br/revistas/browse/arquitextos
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británicos, en la constitución del Nuevo Brutalismo/Brutalismo (5). Para lograr esto, practica una selección 
historiográfica precisa y un enmarañamiento engañoso de la información, cuyo objetivo no es dar una definición 
genérica sobre el término, sino focalizar de manera prioritaria, aunque no exclusiva, la contribución creativa de los 
arquitectos Alison y Peter Smithson. 
La afirmación del párrafo anterior no es una interpretación irracional de esta autora: esa operación de valorización 
unilateral está hecha de manera explícita, nada subrepticia y claramente indicada por Banham. En el capítulo 9.1 
deàsuàli o,àBa ha àseàde la aàu à so e i ie te àalà elata àsusà e o ias.à àu ào se ado à adaàe e toàeà
involucrado en los eventos que describe. No pretende dar validez universal y científica a sus escritos, pero sí 
admite sin inconvenientes su militancia por la causa (6). Y esa causa es mítica, un mito fundacional de los orígenes: 
Banham aboga por la precedencia de la contri u ió à it i aàe àelàesta le i ie toàdelà Nue oàB utalis oàe à
ua toàaà o i ie to à àdeàpasoàdeslizaàpa aà ustodiaài glesa,àta toàelà o i ie to,à o oàpo àe te sió ,àelàp opioà
término Brutalismo. La construcción es extremadamente bien lograda: es común la vaga noción de que el 
Brutalismo es de exclusivo origen inglés; la suposición de que sólo puede ser aplicado en ese único ámbito, 
estando desautorizado en otras circunstancias. Presunciones por otra parte que el propio Banham no asume de 
ninguna manera. Ni podría: es un mitólogo demasiado inteligente para no dejar entreabiertas varias puertas por 
donde zafar. Al fin y al cabo, un buen mito no debe ser impuesto sino ingeniosamente sugerido. 
La postura proselitista e interesada de Banham no escapó a una de las tentaciones inherentes al acontecimiento 
histórico, ya alertada por Raymond Aron deàpe sa à oàsóloàe àloà ueàe a,àsi oàp egu ta seàa e aàdeàloà ueà
pod íaàha e àsido à .àásí,àdesdeàelàtítuloà ueàte i aà o àu àsig oàdeài te oga ió ! àBa ha àseàpregunta si el 
Nuevo Brutalismo/Brutalismo ha sido una ética o una estética. Como si una y otra fuesen opuestas o al menos de 
convivencia incompatible, lo que en absoluto es verdadero en el campo de la arquitectura. Después, pasa buena 
parte del libro tratando de concluir a favor de la ética y se muestra suficientemente honesto para admitir en los 
últi osàp afos,àelàp edo i ioàdeàlaàestéti a,à o oà oàpodíaàdeja àdeàse .àE àsusàpala as:à pe oàelàp o esoàdeà
acompañar la gestación y el crecimiento de un movimiento fue también una decepción. Porque a pesar de toda su 
ad i a leàf aseologíaàso eà u aàéti a,à oàu aàestéti a ,àelàB utalis oà u aà o peà o àelà a oà efe e ialà
estéti oà … .àPa aàu à o-arquitecto como yo, esperar que fuese de otra manera fue i ge uo à .à“i àe a go,àalà
dejar esa declaración para la última página, casi la última línea, Banham consigue hacer creer en el lector menos 
atento, justamente lo contrario: que le Brutalismo era primordialmente una tendencia de cuño ético y no estético. 
Y así es comúnmente leído y citado su libro. Y así es considerado, precipitadamente el Brutalismo, siempre en 
det i e toàdeàlasàpala asàfi alesàdeàBa ha .àPe oà oàdeàsuàp opiaà i ada:à deà a e aàalgu aàp ete doàes o de à
que yo estuviera seducido, no por la estética del Brutalismo, pero si por la subsiguiente tradición de su posición 
ética, por la persistencia de la idea de que la relación entre las partes y los materiales de un edificio constituye una 
moral práctica; y esa sigue siendo, para mí, la validezàdelà ue oàB utalis o à 
No cabe aquí un análisis completo del libro de Banham, que desde luego sería muy instructivo. Pero se puede 
afirmar sin duda que cuando se intenta buscar una definición de lo que es el brutalismo; que además sea operativa 
y ayude a la asignación o no de esa cualidad a una determinada obra de arquitectura paulista de los años 1950-70; 
valdrá la pena estar atento a no hacer una lectura empobrecida de Reyner Banham, sino atender a la riqueza y 
complejidad de su visión sobre aquel momento histórico. 
Dando de nuevo las cartas de una baraja marcada 
El término brutalismo, tanto en Banham como en su uso corriente se confunde frecuentemente con el de 
o i ie to àdelàNue oàB utalis o.àTa ié àsi à ueàseàpe i aà la a e teàlaàdife e iaàe tre una cosa y otra, se 
confunde con el del uso del betón brut por Le Corbusier, material que marcó la actitud artística de su última fase 
creativa (1945-65); y que se convirtió en referencia magistral generalizada para un sin número de arquitectos en 
todo el mundo, durante las décadas de 1950-70. Ya el neo-brutalismo no nace como estética o ética, sino como 
vago denominador común de una insatisfacción generacional de los jóvenes arquitectos ingleses de la segunda 
posgue a.àU à uasià o i ie to à u hoà s restringido de lo que la estridencia de la Architectural Review 
quería hacer creer. Por otra parte, muy frecuentemente en la literatura en general, inclusive en aquella disponible 
en la red mundial; el término Brutalismo está empleado como indicador abarcativo y genérico de las obras de una 
de las tendencias más características de la arquitectura moderna de mediado del siglo XX, esparcidas por todo el 
planeta. 
Ninguna de esas definiciones de Brutalismo es plenamente dominante, todas se conectany todas son 
relativamente dispares. Para diferenciarlas habrá que considerarlas como cosas distintas en la forma, en el 
3 
 
contenido, en la oportunidad y en el tiempo. La distinción de esos matices y la comprensión de sus diferencias, 
vuelve posible verificar más consistentemente en qué consisten las diversas acepciones del término brutalismo y 
decidir cuál de ellas sería interesante aprovechar o descartar. Probemos una breve tentativa de desenredarlas 
cronológicamente (10) 
1947: Le Corbusier. Primer Brutalismo 
Brutalismo como nombre que designa el uso del betón brut, hormigón a la vista, en las obras de Le Corbusier en la 
segunda posguerra, a partir de la Unité d’ha itation de Marsella, prolongándose hasta 1965; cuyas posibilidades 
plásticas son potenciadas mediante un conjunto característico de detalles y macrodetalles. 
Esa es de hecho la acepción original o primera del término brutalismo, como admite el propio Banham (11). En el 
momento en que surge tiene sentido estricto: todavía no se trata de una tendencia sino de un ejemplo magistral y 
aislado. Pero como se sabe, sus múltiples significados repercutirán de varias maneras en el campo de la actividad 
arquitectónica de la segunda mitas del siglo XX y después también. 
1953-56: Nuevo Brutalismo británico, versión pareja Smithson 
Nuevo brutalismo como un nombre adoptado por los representantes de una nueva generación de arquitectos 
británicos de la segunda posguerra, para describir un "movimiento", o mood, propio de cierto ambiente cultural 
inglés de la primera mitad de la década de 1950. En este sentido, el término se utiliza en los textos y cartas de la 
pareja de arquitectos Alison y Peter Smithson publicados desde 1953 (12), luego refrendado por su amigo Banham 
en el artículo de 1955 (13). En ese momento, el término no aprobaba un debate estilístico, pero sirvió como 
bandera difusa de la insatisfacción generacional, militantemente contraria a la "adaptación" del movimiento 
moderno, en detrimento de las propuestas y las ilusiones de las vanguardias, cuyo núcleo innovador se buscaba 
reavivar. 
Debe tenerse en cuenta que esa atmósfera efervescente de una nueva generación de arquitectos talentosos, en 
busca combativa de referencias y de su propio espacio de acción; es transitoria y tiende a ceder a medida que sus 
miembros, por las circunstancias de su práctica profesional, son llamados a elegir distintos caminos de desarrollo 
personal. Esta insatisfacción puede o no generar una escuela estilística, pero en virtud de esas discusiones un 
grupo de diseñadores puede llevar a cabo obras de cierta proximidad formal y temporal. Eso es lo que terminó 
sucediendo después de 1957 (14). Pero cuando comienza a surgir un "estilo brutalista" los Smithson prefieren 
abandonar la causa y mantenerse independientes. En su libro de 1966 (pero no en el texto de 1955) Banham cree 
que la actitud detaché de los Smithson es una demostración de su elección de "la ética y no la estética", y que ésta 
sería intrínseca al "nuevo brutalismo". Se trata de una interpretación de Banham, que en rigor evita la convivencia 
entre la "ética" y la arquitectura (preanunciando, tal vez, algunos de los excesos de la década de 1960). No 
obstante, ninguno de los Smithson respalda ni asegura que ha "rechazado la estética en favor de la ética ", 
simplemente prefieren variar, adoptar a cada paso directrices estéticas que se consideren más apropiados a las 
circunstancias; o como dice William Curtis, "los Smithson rechazaban las insinuaciones de una estética cerrada a 
favor de una estética del cambio "(15). 
1953-1960: obras inaugurales del estilo Brutalista 
Brutalismo como calificación atribuida a posteriori (16) para un conjunto limitado de obras muy significativas, 
realizadas en varias partes del mundo, por diferentes arquitectos y compartiendo entre sí importantes 
aproximaciones formales, constructivas y plásticas. En esa segunda mitad de los años 1950 las obras de cuño 
brutalista, surgidas en forma simultánea en diferentes países y continentes, siguen siendo notables excepciones 
(17). Tal rareza relativa de ejemplos cambiará radical, cualitativa y cuantitativamente a partir de la década de 
1960, a favor de una rápida expansión de la tendencia. 
1959 en adelante: expansión del estilo brutalista 
Brutalismo como un "estilo", que rápidamente va siendo sistematizando con el apoyo y la validación de algunas 
obras tempranas ejemplares, convirtiéndose en lenguaje corriente que, a pesar de cierta variación relativa, 
mantiene rasgos comunes importantes de orden material y visual. 
A partir de 1959 comienzan a aparecer las primeras declaraciones de filiación de ciertas obras al Brutalismo en 
cuanto a estilo (18), casi siempre de comentaristas y críticos de la arquitectura, que califican esta afiliación a través 
de la descripción y análisis de las obras y no a partir de un cuerpo de doctrina teórico a priori (19). 
Banham sugiere la posibilidad de una "conexión brutalista" (20) al comprobar en varios países y regiones del 
mundo, el florecimiento simultáneo de obras en sintonía con el canon brutalista, pero no necesariamente afiliadas 
4 
 
entre sí ni guardando relación de subordinación con algún foco central (excepto el "brutalismo" en su primera 
acepción restringida a Le Corbusier). Para ejemplificar esta "conexión" Banham cita en su libro obras en Italia, 
Suiza, Japón, etc. y sólo un trabajo en América Latina (en Chile). Si Banham no hace referencia, por ejemplo, a las 
obras del brutalismo mexicano o paulista, quizá sea por desconocerlas. Ellas encajarían perfectamente, ya que sus 
características y su datación serían totalmente compatible con la "conexión brutalista" (21) 
1966: Nuevo Brutalismo, versión sistematizada a posteriori por Banham 
Banham llamó a su libro "envoi" (22), palabra francesa que se refiere a la idea de un corresponsal de guerra que 
informa de las novedades, mientras continúa la batalla; pero también puede referir, como dice el diccionario, a 
"los versos finales de un la poesía, sobre todo a una balada o un homenaje "(23). Y esto parece ser aún una de sus 
metas: el elogio poético a los Smithson. 
Es importante recordar que Banham no está escribiendo su libro en el momento de los nuevos manifiestos por el 
Nuevo Brutalismo de 1953/1955, sino en 1966, cuando el término brutalismo ha agregado otros y distintos 
significados, se ha vuelto relativamente reconocido y aclamado internacionalmente y ha asumido un sesgo 
predominantemente estilística. 
Banham no ignora este desdoblamiento pero presenta los hechos y las fechas en orden no cronológico para 
sustentar su mito fundacional del brutalismo d'après la pareja Smithson. Se puede aceptar que llegue a demostrar 
que el "nuevo brutalismo como un movimiento" es de origen inglés y smithsoniano, pero que la obra de los 
Smithson sea la fundadora del estilo que seguirá; y además, que la Escuela de Hunstanton (diseño de los Smithson 
de 1949-1954) es brutalista -- asegurando así su prioridad temporal "original" -- es una extrapolación bastante 
dudosa (para ser amable y no decir que es falsa). Este punto merece una aclaración adicional. 
Adenda: el neo-brutalismo de la Escuela de Houstanton 
Según Banham, el primer edificio "en recibir de sus autores la designación de nuevo brutalismo fue la Escuela 
Secundaria de Hunstanton, proyecto de 1950 completado y publicado en 1954 (24). Se trata sin duda de la obra de 
mayor interés y relevancia para la historia de la arquitectura del siglo 20, con carácter bastante innovador para su 
época. Pero a pesar de su alta calidad, la Escuela de Hunstanton no puede ser considerada "brutalista" en 
cualquiera de los sentidos de la palabra. Sería, eso sí, una inteligente relectura del Mies posterior a 1946 en 
América, mezclándose con los debates del palladianismo del ambiente intelectual inglés, vigentes en ese 
momento. Esa filiación brutalista, forzada por Banham y por la revista Architectural Review, es contestadaen la 
misma edición por Philip Johnson, al comentar la obra (25), donde se observa que el tratamiento del asunto nunca 
fue pacífico. 
Por supuesto que hay puntos en común entre las características arquitectónicas de Hunstanton y las obras 
brutalistas de un par de años más tarde, siendo el más notable el uso a la vista de los materiales de construcción y 
de las instalaciones de servicios. Pero las diferencias también son demasiado importantes como para aceptar, sin 
ninguna duda, que la Escuela de Hunstanton pueda ser consagrada como el origen del " brutalismo como estilo " 
de las próximas décadas. Que la Escuela de Hunstanton es una obra de primera magnitud es innegable, que ha 
servido de catalizador a posteriori de las insatisfacciones de una nueva generación de arquitectos británicos, 
agrupados bajo el título pre-fabricado por la Architectural Review de "nuevo brutalismo", tampoco hay duda. No 
obstante, su brillo permanece aislado, tanto en el trabajo de los autores, como en relación con el canon brutalista. 
Este tema es muy relevante: es tanto una verificación de pertinencia como una precisión en la datación. El 
brutalismo como corriente estética, sólo se manifiesta a nivel internacional (aparte de Le Corbusier) para las obras 
llevadas a cabo desde 1957 o por lo menos desde 1953 y no antes, no teniendo ni los británicos ni ningún otro país 
precedencias a esta fecha. La "conexión brutalista" es una red compleja sin punto original que no sea 
corbusierano, un "estilo internacional" tanto o más frecuente que aquel otro de los años 1930 (y por cierto, mucho 
más consistente en términos estilísticos). La corrección de este punto no es secundaria, ya que ayuda en gran 
medida a situar e incluir de manera correcta y precisa, también al brutalismo paulista en cuanta manifestación 
concomitante y no subordinada, pero paralela a estos acontecimientos internacionales. O, aprovechando a 
Banham, legitimándola e insertándola en la "conexión brutalista", sin ningún tipo de desfasaje significativo. 
1966: Brutalismo en cuanto estilo , versión Banham 
5 
 
Superado el fabuloso "había una vez ..." con el que Banham comienza su libro, en busca de frases e imágenes del 
origen del término brutalismo (26) (giro inútil que apenas valida su mito fundado); en los capítulos siguientes 
define muy claramente algunos parámetros de comprensión del panorama donde surge el brutalismo: el conflicto 
político-generacional inmediato de posguerra; la influencia de Le Corbusier a través del ejemplo de la Unité 
d'habitation y de sus palabras en Vers une Architecture; la influencia de Mies van der Rohe a partir de su obra en 
el campus americano de Illinois Institute of Technology, el IIT (27). Banham se dedica entonces a ejemplificar y 
definir el brutalismo como tendencia arquitectónica, con la adopción de un enfoque particular de análisis estético. 
Este punto merece una nueva interrupción. 
Adenda: ética o estética? 
Banham admite que las obras que describe como brutalistas suelen estar acompañados por discursos más o 
menos inflamados (brave talk) de tono ético y moralizante. Pero se da cuenta de la autonomía entre esos discursos 
y las obras, ya que se siguen llevando a cabo dentro de los marcos de la realización arquitectónica tradicional, 
teniendo en cuenta las "ideas preconcebidas y los prejuicios incorporados en la arquitectura desde que se 
convirtió en un arte "(28). Como Banham admite, " los brutalistas están comprometidos con el último esfuerzo de 
la tradición clásica no tecnológica y con la ética de la conexión brutalista; que como todas las tendencias 
reformistas de la arquitectura desde Adolf Loos, William Morris, Carlo Lodoli y Collin Campbell; es retrógrada"(29). 
Por lo tanto, contrariamente a sus expectativas artístico revolucionarias, Banham admite que el brutalismo apenas 
vestía con trajes discursivos de ética progresista, una arquitectura de estética conservadora -- entendida aquí no 
en el sentido que le da Banham, en la que está comprometida a trabajar dentro de las cualidades tradicionales 
inherentes a saber profesional arquitectónico -- sea derivada de la tríada de vitrubiana, de la tradición Beaux-Arts 
o del funcionalismo de la era de la "era de la máquina". Para Banham, el brutalismo (superada la etapa casi 
impertinente del nuevo brutalismo) se había convertido en "une architecture" (en francés en el original), "un 
lenguaje, un estilo vernáculo; una estética suficientemente universal para expresar una variedad de ámbitos 
arquitectónicos, incluso después de haber perdido algo de su fervor moral que había encendido sus demandas 
iniciales de ser una ética" (30). Pero tampoco es esto: No se puede perder lo que nunca se ha tenido. 
Pasado medio siglo esta lectura de Banham, no es necesario que sea aceptada todavía apegada al tono negativo 
que él le da. Aunque desencantado, su análisis es bastante fiel a los hechos y hasta muy perspicaz. Banham 
también reconoce que muchos otros grupos británicos, que no suscribieron a las pretensiones éticas y morales del 
nuevo brutalismo, también comenzaron a apropiarse del brutalismo en sus propuestas y todavía se habla del 
brutalismo como un "estética de depósito" o "un estilo económicamente capaz de satisfacer las necesidades de 
una sociedad económicamente orientada" (31). Si hay alguna ética, parece ser la de la economía favoreciendo la 
exhibición estructural. 
1966: características de las obras brutalistas según Banham 
Según Banham: "la exposición de materiales a la vista; vigas y detalles como parasoles de hormigón, en 
combinación con cierres de hormigón a la vista o en ladrillo visto; equivalente tratamiento y exposición de los 
materiales en interiores; el hecho de que la sección o corte transversal del edificio dicta su apariencia externa; en 
algunos casos, el uso de elementos prefabricados de hormigón para los cerramientos y revestimientos; en otros, el 
uso de losas de hormigón en forma de cúpula 'catalana'. El brutalismo en cuanto estilo, probó ser en gran medida 
una cuestión de superficies (derivadas de la Casa Jaoul), en asociación con cierto dispositivos-patrón 
tridimensionales, tomados de la misma fuente (canalones, volúmenes salientes de hormigón, gárgolas), con cierta 
rudeza deliberada en detalles y acabados. Estas características genéricas del canon denominado brutalista, podrían 
ser apropiados para una amplia variedad de expresiones arquitectónicas, derivadas siempre en algún grado de 
referencia del lenguaje de Le Corbusier, mezclados en mayor o menor medida con otras influencias variadas" (32). 
Es más: "algunos edificios brutalistas demuestran una preocupación por el hábitat, en el sentido de entorno 
general de construcción que alberga al hombre y dirige sus movimientos; que conecta al brutalismo con otros 
pensamientos y acciones progresistas fuera del campo de la arquitectura. El brutalismo como movimiento se ha 
centrado en la domesticación de algunos conceptos básicos sociales y residenciales derivados de Le Corbusier, a 
partir de prototipos corbusianos. La cruzada moral del brutalismo por un mejor hábitat a través del entorno 
construido, alcanzaría su pico en algunas de sus obras" (33). 
…o conforme a Renato Pedio, citado por Banham 
"El edificio como una imagen unificada, clara y memorable; clara exhibición de su estructura, alta valoración de 
materiales sin tratar (en bruto). Superficies limpias y vírgenes; volúmenes muy texturados, pero de simplicidad 
6 
 
prismática; servicios expuestos y a la vista y planos de colores violentos. El brutalismo sería un gusto por los 
objetos arquitectónicos autosuficientes, agresivamente situados en su entorno; sería una afirmación energética de 
la estructura, la venganza de la masa y la plasticidad sobre la estética de cajas de fósforos y cajas de zapatos; 
quiere disfrutar (con base en el estudio de la historia, pero fuera de las categorías académicas) las lecciones de la 
arquitectura moderna, despojadas de su licencia literaria. Ysería un método de trabajo, pero sin duda no sería una 
receta para hacer poesía. Y si por un lado su actual poder polémico, parece reducir su fuerte base moral, por otro 
lado, destila su más significativa esencia, en la ahora larga historia de la arquitectura moderna. Esta castidad 
moral, esas normas estrictas de conducta en la faz de la tierra, ese coraje y espíritu revolucionarios, pueden traer 
de vuelta el verdadero significado de la relación entre la arquitectura y la sociedad, actualmente oculto por un 
revivalismo nostálgico" (34). 
Obsérvese el lenguaje enfático, un tanto oscuro, la mezcla de descripciones y de principios morales. Esta también 
será una de las características de Brutalismo, en sus conexiones internacionales. 
El relativo olvido del brutalismo en la historia reciente 
Una investigación no exhaustiva, pero lo suficientemente amplia, revela una falta generalizada de otras fuentes 
sobre el brutalismo y las que se encuentran casi siempre citan, de manera explícita o no, las palabras e ideas de 
Banham. Además, no siempre de la manera más apropiada, nunca dando plena cuenta de las sutiles distinciones 
entre los distintos posibles significados del término brutalismo; libremente entendido y confusamente referido 
según varios de ellos, sin mucho criterio. Con la casi ausencia de fuentes confiables y ponderadas, el brutalismo 
sigue siendo mal reconocido y su conceptualización sigue siendo confusa y vaga, aun cuando es un hecho histórico 
arquitectónico innegable de prevalencia puntual en los mediados del siglo 20. 
Si nunca llegó a ser una de las tendencias arquitectónicas más populares fuera del círculo de pares eruditos -- aun 
habiendo sido adoptado en algún momento de sus carreras, por casi todos los arquitectos que vivían y trabajaban 
en los años 1960 a 1970, y manteniendo fuerte influencia indirecta sobre algunas de las formas de la arquitectura 
o te po ea,àdesdeàelà highàte h àa Tadao Ando y hasta las nuevas generaciones de arquitectos del siglo 21 --
 poco después de su apogeo el brutalismo pasa a ser execrado, desechado por un desamor promovido tanto por 
los legos como por la crítica de la arquitectura moderna de la década de 1980, que le dedicaron un profundo 
desprecio, en ambos casos, con o sin motivos razonables. 
Importantes autores de los manuales de arquitectura más recientes siquiera lo mencionan, excepto cuando 
examinan la obra de Smithson, sin reconocerlo en su acepción más genérica o al analizar su influencia amplia y 
extendida (35). Después de haber sido utilizado en los años 1960-1970, en el diseño de edificios de uso 
gubernamental u oficial (clientes que apreciaban sus cualidades monumentales); llegó a ser considerado tanto por 
las autoridades como por la crítica neoliberal, como símbolo de un momento fallido y equivocado, estética y 
políticamente. Así que, por buenas o malas razones, pero siempre superficialmente, la arquitectura brutalista de 
los años 1950-1980 no ha recibido aún la atención, tratamiento y reconocimiento más sistemáticos de sus 
contribuciones. En resumen, los autores sobre arquitectura más eruditos, conocidos y acreditados, o bien repiten 
Banham rápido y sin cuidado, o bien ignoran e incluso acosan a la arquitectura brutalista (36). 
Sin embargo otras fuentes, menos eruditas y sin pretensiones sobre la exactitud de los términos, mencionan el 
brutalismo siempre como un "estilo" dentro del "modernismo" en los años 1950 a 1970, esto principalmente en la 
red mundial (Internet). Aunque menos confiables, resultan accesible a legos y estudiantes, por lo que hay un cierto 
interés en la revisión de ellos, siempre que se expurgue adecuadamente los casos más estrafalarios y 
desenfocados. Algunas de estas fuentes, a pesar de su forma de expresión un tanto ingenua y apresurada, llegan a 
entender muy bien algunos de los aspectos más relevantes del brutalismo (37). Por economía de espacio no se 
mencionan aquí, pero el lector interesado puede referirse a ellos sólo buscando en el navegador. 
Brutalismo: Superficial y no esencial y por eso, adecuado 
La sorprendente ausencia de definiciones más sistemáticas del término brutalismo, a pesar de la relativa facilidad 
con que es utilizado, aceptado y aplicado a ciertas manifestaciones de la arquitectura moderna de mediados del 
siglo 20, es un tanto paradójica. ¿Sería el brutalismo un término tan vago e inespecífico, que convendría al final, 
avalar su empleo en forma seria y consecuente? Según William Curtis, tanto el postmodernismo como el 
brutalismo (38) son de difí ilà a a te iza ió àe à ua toàaà estilos à la a e teàdeli eados,àau ueà o figu a àu à
7 
 
conjunto vago, de aspiraciones y rechazos. Entre tanto, no parece tan difícil de enumerar sus características a 
partir del análisis de la colección de obras que se asignaron la etiqueta de brutalista (39). 
Por lo tanto, no parece haber dificultad práctica para saber cuáles obras son o parecen ser, o al menos admiten 
poder ser brutalistas; ni en ordenar sus características arquitectónicas, constructivas y simbólicas. Lo que parece 
deslizarse entre los dedos es la posibilidad de encontrar en muchas diversas manifestaciones llamadas 
"brutalistas", poco más que su "aire de familia", algo más allá de una cierta sensibilidad táctil, de alguna 
persistencia material o formal; cuya posible ausencia, en tal o cual caso, harían prescribir la inscripción inmediata 
de una u otra obra, a ese vago e inclusivo canon. Como Curtis afirma, parece que sólo queda decir que "el cliché de 
esa arquitectura fue la superficie de cemento a la vista, lograda con la ayuda de moldes de madera bruta". Esto 
último, es muy poco para establecer una tendencia, y mucho menos un estilo, ya que incluso ni ese requisito es 
fijo, habiendo confirmadas obras brutalistas en mampostería de ladrillos. 
Como argumento contrario final, el término brutalismo parece inadecuado incluso si las obras que 
comprende tienen sus rasgos bastante bien descritos (cosa obviamente posible); por no llegar nunca a 
garantizar que esa acepción se base en alguna cualidad esencial, articulando todas o la gran mayoría de sus 
manifestaciones. Esta cualidad podría haber sido la ética (o por lo menos un agente moral aplicado al diseño 
arquitectónico). Pero esto no sería una definición y si una huida a la vaguedad del dominio arquitectónico y aún a 
la vaguedad más profunda de otro dominio, el ético-moral; para salir de la arquitectura y entrar en filosofía, sin 
llegar a resolver el problema de la definición del brutalismo. Sin embargo si se aprobara, acabaría englobando 
toda y cualquier manifestación arquitectónica que se pretende ética, perdiendo especificidad. 
Sin embargo, en lugar de descartar el término brutalismo como no apropiado, conceptualmente vago e inefable, es 
posible revelar – si aceptamos los hechos de manera pragmática, o tal vez "fenomenológica" (40) – ser 
paradójicamente apropiado. Basta con considerar posible renunciar a la búsqueda de una armonía interna entre 
las obras con apariencias similares pero de esencias dispares y en cambio, tratar de entender que lo que realmente 
las une no es más que, sustancialmente, su aspecto externo y superficial. 
Si fuera posible aceptar este camino "superficial" y "no esencial", como válido; tal vez no haya contradicción en 
dar el título de "brutalista" a casos próximos, debidamente fechados, que comparten un conjunto más o menos 
definido de características formales y superficiales; a pesar de que cada una de las obras revelen, en un análisis 
individual más detallado y cuidadoso, muchas diferencias conceptuales y de intención ética y moral. Se aseguraría 
así, una variedad de obras calificadas como brutalistas, sin perder su inclusión en ese conjunto. 
Para decirlo de otro modo, se puede afirmar en base a los hechos, que ciertas obras serán brutalistas, sólo y 
suficientemente porque parecen serlo. Y que lo que determina su enfoque y su inclusión en la tendencia no es su 
esencia, pero sí suapariencia, no su ser íntimo, pero sí su superficie, no sus características intrínsecas sino sus 
manifestaciones extrínsecas. 
Es posible que sea brutalista, cierta arquitectura paulista de los años 1950 – 70? 
Se puede concluir, a partir de una lectura cuidadosa de las fuentes disponibles, con énfasis en la contribución de 
Reyner Banham, que el brutalismo no se limita en absoluto al "nuevo brutalismo", ni antes ni después de la 
declaración de aquel " movimiento" británico que se produce en torno a 1953-1955. Banham afirma que el 
brutalismo se manifiesta en obras situadas en diversas partes del mundo, sin ninguna relación aparente de 
afinidad entre sí, excepto por compartir las enseñanzas presentes en la obra de Le Corbusier. El momento en que 
el brutalismo aparece en el campo arquitectónico parece ser a mediados de 1950, todavía como una excepción. 
Luego, con un aumento notable de obras desde 1960, con el reconocimiento de la tendencia por parte de algunos 
autores y la mayoría de los críticos. Y, finalmente, experimentando un auge entre 1960-1970 a punto de adquirir 
un cierto status de "vernacular moderno" (41). 
Las fechas y los contenidos coinciden. Los discursos se aproximan. Las apariencias confirman. No hay nada que 
impida lógicamente considerar cómo brutalistas, a un conjunto significativo de obras realizadas en la arquitectura 
Paulista desde mediados de los años 1950 y dos (o tres) de las décadas siguientes. Pueden no ser brutalistas, pero 
también lo pueden ser, legítimamente consideradas. 
notas 
8 
 
NE 
Traducción del portugués de Alberto Lucchesi, arquitecto y docente de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y 
Diseño de la Universidad de Mendoza, República Argentina. 
1 
Cf.à)EIN,à‘uthàVe de.à áàá uitetu aàdaàEs olaàPaulistaàB utalistaà - .àTeseàdeàdouto a e to,àP‘OPá‘-
UFRG“,à .àVéaseàta ié àdelà is oàauto :à B e eài t oduçãoà àa uitetu aàpaulistaà utalista . Arquitextos, n. 
069.01. São Paulo, Portal Vitruvius, fev. 2006 <www.vitruvius.com.br/arquitextos/arq069/arq069_01.asp>;àeà áà
década ausente. É preciso reconhecer a arquitetura brasileira dos anos 1960- . Arquitextos, n. 076.02. São 
Paulo, Portal Vitruvius, set. 2006 <www.vitruvius.com.br/arquitextos/arq076/arq076_02.asp>. 
2 
Sin embargo, buena parte de las fuentes emplean el término brutalismo, aceptando expresamente o no, las ideas e 
hipótesis de Banham, como es el caso por ejemplo, de referencias encontradas en CURTIS, William. Modern 
architecture since 1900. Londres, Phaidon, 1996; FRAMPTON, Kenneth. Modern architecture, a critical history. 
Londres, Thames and Hudson, 1985. 
3 
BANHAM, Reyner. The new brutalism: ethic or aesthetic? Londres, Architectural Press, 1966. 
4 
ABBAGGANO, Nicola. Dicionário de filosofia. São Paulo: Mestre Jou, 1970, p. 645-646, grifo meu. 
5 
Sobre el brutalismo o nuevo brutalismo, Banham no es suficientemente claro en el uso de los términos, 
alternándolos con relativa facilidad. "Nuevo brutalismo" es el término que emplean los Smithson en sus primeros 
textos - después de 1953 - en clara alusión al brutalismo de Le Corbusier que no niegan pero que pretenden 
corregir. Banham prefiere no hacer hincapié en esta precedencia de Le Corbusier y aunque no la niega, quiere 
distinguir ese idioma brutalista, del nuevo brutalismo inglés de los Smithson, que además pretende elevar a otro 
nivel de interés creativo, alegando una "discrimination between Brutalism as a creative style and the mere 
imitation of Le Corbusier" (1966, 88). Más adelante se tratará de distinguir más claramente ambos conceptos. 
6 
BáNHáM,à‘e e à[ ,à ]:à Theà eade à illàha eàdedu ed,àifàheàdidà otàalready know, that this book is the 
o kàofàso eo eàdeepl ài ol edà ithàtheàe e tsàitàdes i es.à[…]àTheà ook,àthe efo e,àhasàaà uilt-in bias toward 
theàB itishà o t i utio àtoàB utalis ;àitàisà otàaàdispassio ateàa dàOl pia àsu e . 
7 
ARON, Raymond (1948 .à I t odu tio à àlaàPhilosophieàdeàl histoi e .àI àáBBáGNáNO,àNi ola,à ,àp.à . 
8 
E àelào igi al:à utàtheàp o essàofà at hi gàaà o e e tài àgestatio àa dàg o thà asàalsoàaàdisappoi t e tài àtheà
e d.àFo àallàitsà a eàtalkàofà a àethi ,à otàa àaestheti ,àB utalis à e e à uiteà okeàoutàofàtheàaestheti àf a eàofà
efe e eà[…]àFo àaà o -a hite tàlikeà selfàtoàe pe tàthe àtoà eàothe iseà asà aï e . 
9 
Ià akeà oàp ete seàthatàIà asà otàsedu edà àtheàaestheti àofàB utalis à utàtheàli ge i gàt aditio àof its ethical 
stand, the persistence of an idea that the relationships of the parts and materials of a building are a working 
morality – this,àfo à e,àisàtheà o ti ui gà alidit àofàtheàNe àB utalis .àI àop.à it.,àp.à . 
10 
Resumen de ZEIN, Ruth Verde (2005), capítulo 1.2.1. 
11 
Behi dàallàaspe tsàofàtheàNe àB utalis ,ài àB itai àa dàelse he e,àliesào eàu disputedàa hite tu alàfa t:àtheà
http://www.vitruvius.com.br/arquitextos/arq069/arq069_01.asp
http://www.vitruvius.com.br/arquitextos/arq076/arq076_02.asp
9 
 
concrete- o kàofàLeàCo usie sàU itéàd Ha itatio àatàMa seilles.àá dàifàthe eàisào eàsi gleà e alàfo ulaàthatàhasà
madeàtheà o eptàofàB utalis àad issi leài à ostàofàtheà o ld sà este àla guages,àitàisàthatàLeàCo usie àhi selfà
described that concrete – o kàasà éto à ut .àI àop.à it.,àp.à . 
12 
Inicialmente, en el texto escrito por Alison Smithson, que acompaña el proyecto no construido de una casa en el 
Soho; publicado en la revista Architecural Design de noviembre de 1953. 
13 
BáNHáM,à‘e e .à Theà e à utalis .àá hite tu alà‘e ie ,à ol. ,à .à ,àdez.à ,àp.à -361. 
14 
Y no sólo en Inglaterra pero sí, por ejemplo, en Sao Paulo. Sin embargo aquí, la insatisfacción generacional sucedía 
de modo distinto, desplazada más geográfica (Río – Sao Paulo) que temporalmente. Al respecto, ver ZEIN, Ruth 
Verde (2005), cap. 4. 
15 
CURTIS, William, 1996, p. 531. 
16 
Desde finales de la década de 1950, entre otros autores además del propio Banham, que para organizar su libro 
selecciona un conjunto relativamente limitado de obras para ilustrar lo que él denomina brutalismo. Todas de 
excelente calidad y ubicadas en distintos países. En algunos casos inclusive, "estirando" necesariamente el 
significado de la palabra con el fin de ampliar el número de ejemplos. Esa relativa falta de ejemplos apropiados 
que permitan demostrar al Brutalismo, se produce sólo en la década de 1950, ya que a partir de los años 1960, se 
verá una producción exponencial de casos, incluso a veces en detrimento de la calidad intrínseca del conjunto. 
17 
Y Brasil no es en absoluto una excepción a esta regla, ni está retrasado respecto de la tendencia como se trató de 
demostrar en la tesis de esta autora, sino que opera en forma totalmente sincronizada con el tiempo marcado por 
la escena internacional, aunque este hecho haya tenido poco reconocimiento en su tiempo. 
18 
No siempre estos comentaristas utilizan el término "estilo", pero parece adecuado cuando se lo aplica a 
descripciones y análisis estilísticos que tratan de definir un "conjunto de características que diferencian de otras, a 
una determinada forma de expresión en particular", que es la definición de "estilo" según el diccionario. 
19 
Por ejemplo, Banham cita los comentarios sobre el brutalismo del crítico italiano Renato Pedi [BANHAM, Reyner, 
1966, pág 127]. Por otra parte, el italiano Bruno Alferi, editor de la Revista Zodiac, considera las obras de Vilanova 
á tigasà o oàu aà ús uedaà utalista [Zodiac, n. 6, 1960, p. 97]. 
20 
E àelào igi al,à utalistà o e tio à[BáNHáM,à‘e e ,à ,àp.à ]. 
21 
Pero en ese entonces, los ojos del mundo están puestos en Brasil por otra y muy importante razón: la 
inauguración de Brasilia. El deslumbramiento por ese sol brillante, empañaba sin duda los eventuales brillos 
aislados de otros ejemplos. Esta conjunción de estrellas fue y sigue siendo la gloria y el punto de inflexión hacia un 
progresivo olvido de la arquitectura brasileña en el ámbito internacional. 
22 
BANHAM, Reyner, 1966, p. 134. 
10 
 
23 
Dicionário Escolar Francês-Português. 1961.Ministério da Educação e Cultura, p. 220. 
24 
BANHAM, Reyner, 1966, p.19. Banham desea retrasar esta fecha hasta 1949. La fecha de 1950 está contenida en el 
libro editado por Marco Vidotto sobre las obras y proyectos de la pareja Smithson. [VIDOTTO, 1997.] Por otra 
parte, sólo hay constancia de que los Smithson emplean el término brutalismo, a partir de 1953. Su aplicación para 
la Escuela de Hunstanton parece ser otro arreglo apropiado de Banham. 
25 
JOHN“ON,àPhilip.à .à “ hoolàatàHu sta to àNo folk .àTheàá hite tu alà‘e ie ,à ol. ,à .à ,àset.à ,àp.à
152. 
26 
Que tiene sin embargo muy interesado a Banham, tanto que comienza su libro en el capítulo 1.1, de manera 
mitológica; yendo a buscar el término brutalismo en el perfil clásico de Bruto, en conversaciones en Uppsala; 
vagando y dando vueltas como un contador de historias del pueblo, deliberadamente sin citar a Le Corbusier e 
incluso, dando un título de resonancias bíblicas al artículo: "y al principio era la frase ..." (y no la palabra ...). La 
técnica narrativa, no obstante, es muy edificante y seductora con el lector, pero sin resistir un análisis más crudo 
que podría demostrar fácilmente la insustancialidad de tales afirmaciones. 
27 
Sobre el conflicto generacional en el caso europeo y sus diferencias con el caso brasileño, y sobre la contribución 
de Le Corbusier y Mies van der Rohe como precedentes notables del brutalismo, en especial del brutalismo 
paulista, ver capítulo 6. 
28 
BáNHáM,à‘e e ,à ,àp.à :à p e-conceptions and prejudices that have encrusted architecture since it became 
a àa t . 
29 
Ide ,àp. :à B utalists commited in the last resort to the classical tradition, not the technological; for the ethic of 
the Brutalist connection, like every reformist trend in architecture, back through Adolf Loos, and William Morris, 
and Carlo Lodoli and Collin Campbell, is backward-looki g . 
30 
Ide ,àp.à :à a àidio ,àaà e a ula àst le;àa àaestheti àu i e salàe oughàtoàe p essàaà a iet àofàa hite tu alà
oods,àe e àifàitàhadàlostàso eàofàtheà o alàfe ou àthatàhadàillu i atedàitsàea lie àp ete sio sàtoà eàa àethi . 
31 
Idem, p. 89. 
32 
‘esu e àdelà apítuloà TheàB utalistà“t le ài àBáNHáM,à‘e e ,à ,àp.à -91. 
33 
Idem, p.130-3. 
34 
Publicado originalmente en L’Ar hitettura, febrero de 1959 y L’Espresso, 2/3/1958. Apud BANHAM, Reyner, 1966, 
p. 127. 
35 
Como por ejemplo, en MONTANER, Josep María. Después del movimiento moderno. Arquitectura de la segunda 
11 
 
mitad del siglo XX. Barcelona, Gustavo Gili, 1993. Excepto por la e ió ài di e taàalà e p esio is oàest u tu al à
de los años 1950-60, ese tramo de la historiografía reciente es desconsiderado. 
36 
Es curioso – y probablemente no tiene ninguna relación causal con el párrafo anterior – que la arquitectura 
brutalista es mucho más fecunda y localmente importante en países de África, Asia y América (incluyendo los 
Estados Unidos) que en los países europeos (aunque también); y que la mayoría de los historiadores sean 
europeos. Debe ser una coincidencia. 
37 
En ZEIN, Ruth Verde [2005], fue hecho un amplio relevamiento de esas fuentes, muchas de ellas disponibles en la 
red mundial. 
38 
CU‘TI“,àWillia à ,àp.à àeàp.à àseà efie e,àdeàhe ho,àalà Nue oàB utalis o à aà ueàe àalgú àpu toàdeàsuà
obra da fe de la existencia del brutalismo en sentido amplio, a pesar de que defina a éste con los términos que 
Banham usó para el otro. 
39 
Tema que será oportunamente explorado en un artículo posterior. 
40 
E te didoàa uíàe àse tidoàest i toàdeà des ip ió àdeàloà ueàpa e e ,à f.àáBBáGGáNO,àNi ola,à ,àp.à . 
41 
BANHAM, Reyner, 1966, p. 132- :à B utalis ,àha i gà u àfo àte à ea sào à o eà– hi hàisàaàfai àageàfo àa à -is à
i àtheàp ese tà e tu à[…]àTheàaestheti sàofà éto à ut àha eàdiffusedài toàaà e a ula ,àaà o o àusage . 
sobre la autora 
Arquitecta FAU-USP (1977), Magister (2000) y Doctora (2005) por el PROPAR-UFRGS, profesora en 
la FAU/Universidad Presbiteriana Mackenzie.