Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
La configuración de equilibrio de un sistema holónomo es aquella para la cual se anulan las fuerzas generalizadas. En el formalismo de Newton decimos que un sistema está en equilibrio cuando la fuerza que actúa sobre cada part́ıcula se anula. Es muy parecido a lo que encontramos arriba. Pero la aplicación del PTV al equilibrio tiene una enorme ventaja: no aparecen las fuerzas de v́ınculo en la condición de equilibrio, porque las fuerzas generalizadas solo dependen de las fuerzas que no son de v́ınculo. Ejemplo: Péndulo simple La única fuerza que no es de v́ınculo es el peso, P = mg. Si tomamos el ángulo θ que el péndulo forma con la vertical como coordenada generalizada la relación constitutiva es r = (l sin θ, l cos θ) (figura 3.1) la fuerza generalizada es Qθ = P · ∂r ∂θ = −mgl sin θ. (3.42) Esta fuerza generalizada es igual (excepto por el signo) al torque que el peso ejerce respecto al punto de suspensión del péndulo, N = r ∧ P = mgl sin θêz. La condición de equilibrio Qθ = 0 tiene como solución los ángulos θ = 0, π. El primero de ellos corresponde a una configuración de equilibrio estable, el segundo a una inestable. Ejemplo: Masa en gúıa parabólica Una masa enhebrada en una gúıa parabólica de ecuación y = 12αx 2, con la dirección positiva de y apuntando al centro de la Tierra (ver figura 3.3). La masa está sujeta además a un resorte de constante elástica k, de longitud natural l0, que permanece siempre horizontal. No hay roce. Figura 3.3: Masa en una gúıa parabólica, unida a un resorte. La masa está sujeta a dos fuerzas que no son de v́ınculo: peso P = mgêy y resorte Fe = −k(x− l0)êx, y una fuerza que es de v́ınculo, la reacción R que le ejerce la gúıa. Usando el PTV 51 la masa estará en equilibrio si existe una configuración tal que valga (P + Fe) · δr = 0 (3.43) El sistema tiene un único grado de libertad (part́ıcula moviéndose sobre un curva), y tomamos la coordenada x como coordenada generalizada del problema. La relación constitutiva es r = xêx + 1 2 αx2êy. Entonces la fuerza generalizada Qx vale Qx = (P + Fe) · ∂r ∂x = mgαx− k(x− l0). (3.44) La configuración de equilibrio implica Qx = 0, por lo tanto la coordenada x en el equilibrio x0 satisface Qx(x0) = 0⇒ mgαx0 − k(x0 − l0) = 0⇒ x0 = l0 1− mgαk . (3.45) Existe solución f́ısica cuando x0 > 0 (estamos trabajando en la semirrecta x positiva), es decir, debe cumplirse mgα k < 1 (3.46) Para que la masa esté en equilibrio necesitamos entonces tener un resorte ŕıgido (k lo suficien- temente grande) o bien necesitamos que la gúıa parabólica sea muy abierta (α pequeño) o que la masa sea pequeña. Ayuda: si estamos usando el PTV para un cuerpo ŕıgido la suma en part́ıculas que aparece en la fuerza generalizada (3.38) solo incluirá aquellas del cuerpo sobre las cuales están aplicadas las fuerzas que no son de v́ınculo. Esto se deduce analizando con cuidado la definición del trabajo virtual. En esta clase vimos: Los desplazamientos virtuales son desplazamientos infinitesimales de las posiciones de las part́ıculas, consistentes con los v́ınculos y realizados a tiempo fijo. El trabajo virtual es el trabajo que haŕıan las fuerzas que actúan sobre el sistema en el desplazamiento virtual. El principio de los trabajos virtuales nos dice que las fuerzas de v́ınculo no hacen trabajo virtual neto. Es un principio fundamental de la Mecánica Clásica, que no se deduce de las leyes de Newton. El trabajo virtual queda expresado solo en término de las fuerzas que no son de v́ınculo. Las fuerzas generalizadas Qj permiten expresar el trabajo virtual de la manera usual: fuerza por desplazamiento. En una configuración de equilibrio las fuerzas generalizadas se anulan. 52 4. Ecuaciones de Lagrange Algo se está gestando; lo siento al respirar; es como un viento nuevo, que en mı́ comienza a hablar. Arco Iris En la clase anterior definimos a los desplazamientos virtuales, experimentos matemáticos consistentes en desplazar infinitesimalmente las posiciones de las part́ıculas de manera compa- tible con las ligaduras y a tiempo fijo. A partir de los desplazamientos virtuales y el trabajo virtual correspondiente, presentamos el principio de los trabajos virtuales (PTV), postulado que nos dice que las fuerzas de v́ınculo no realizan trabajo virtual neto. Como primera aplicación del PTV vimos que nos permit́ıa calcular la posición de equilibrio estático de un sistema sin tener en cuenta las fuerzas de v́ınculo. Históricamente, fue para el estudio de la estática que se formuló inicialmente el PTV. En 1743 D’Alembert 30 aplica la idea de trabajo virtual al problema de la dinámica de un sistema mecánico, estableciendo su principio de D’Alembert que veremos en esta clase. Este principio, al igual que la segunda ley de Newton, involucra vectores y fuerzas, estamos todav́ıa con una mecánica vectorial donde el concepto de fuerza es el importante. A partir del principio de D’Alembert, y haciendo unas cuantas manipulaciones matemáticas, deduciremos hoy las ecuaciones de movimiento de un sistema bajo la forma conocida como ecuaciones de Lagrange. Esta ecuaciones están obtenidas a partir de una función escalar, la función lagrangeana L, y en este formalismo el concepto central ya no es el de fuerza sino el de potencial. 4.1. Principio de D’Alembert Consideremos un sistema de part́ıculas moviéndose bajo la acción de determinadas fuerzas. En un momento dado ’congelamos’ el tiempo, hacemos un desplazamiento virtual del sistema y calculamos el trabajo virtual correspondiente δW = N∑ i=1 Fi · δri. (4.1) Ahora usamos la segunda ley de Newton para cada part́ıcula, Fi = ṗi, y tenemos una expresión alternativa del trabajo virtual, δW = N∑ i=1 Fi · δri = N∑ i=1 ṗi · δri. (4.2) Cada fuerza es la suma de fuerzas de v́ınculo y fuerzas que no son de v́ınculo. Por el principio de trabajos virtuales, al trabajo virtual δW sólo contribuyen las fuerzas que no son de v́ınculo, la expresión anterior entonces es δW = N∑ i=1 F (nv) i · δri = N∑ i=1 ṗi · δri. (4.3) 30Jean le Rond d’Alembert (1717-1783) fue un matemático muy reconocido por editar la Enciclopedia junto a Diderot. Además de sus contribuciones a la Mecánica es conocido por obtener soluciones de la ecuación de ondas. 53 Llegamos aśı al principio de D’Alembert (1743) N∑ i=1 ( F (nv) i − ṗi ) · δri = 0. (4.4) Notemos que en esta ecuación solamente aparecen las fuerzas que no son de v́ınculo y además es válida para cualquier sistema mecánico, independientemente del tipo de v́ınculos. Del principio de D’Alembert se deducen los formalismos de Lagrange, Hamilton y Hamilton-Jacobi. Comentario histórico: La idea de D’Alembert para tratar la dinámica con el principio de los trabajos virtuales fue muy simple. La segunda ley de Newton dice que para cada part́ıcula vale Fi = ṗi. Esta ecuación dinámica D’Alembert la pensó como si fuese una condición de equilibrio, simplemente haciendo Fi − ṗi = 0, donde ṗi juega el rol de una fuerza inercial como las que aparecen en mecánica relativa. Lo que estaba haciendo de hecho era usar un sistema de referencia cuyo origen coincide instante a instante con la posición de la part́ıcula. A este problema de estática D’Alembert le aplicó el principio de los trabajos virtuales. Ejemplo 4.1 (Péndulo simple). En el péndulo simple el peso P es la única fuerza que no es de v́ınculo y el desplazamiento virtual compatible con el v́ınculo es δr = l(cos θ,− sin θ)δθ = lδθêθ. El principio de D’Alembert (4.4) nos dice que la ecuación de movimiento es (P −ma) · δr = 0. (4.5) Dada la simetŕıa del problema, descomponemos peso y aceleración en partes radial y tangencial: P = mg cos θ êr −mg sin θ êθ, a = −lθ̇2 êr + lθ̈ êθ. Sólo contribuye la parte tangencial al principio de D’Alembert, haciendo el producto escalar anterior tenemos ( −mg sin θ −mlθ̈ ) δθ = 0. (4.6) Como δθ es un desplazamiento arbitrario, llegamos a la ecuación de movimientodel péndulo simple mlθ̈ +mg sin θ = 0. (4.7) 4.2. Deducción de las ecuaciones de Lagrange En el ejemplo anterior del péndulo simple podemos notar dos cosas: por un lado, nos des- prendimos de las fuerzas de v́ınculo y, por otro lado, seguimos teniendo una teoŕıa vectorial, en la cual la fuerza ocupa un lugar central. Ahora vamos a trabajar con el principio de D’Alembert para arribar a una teoŕıa escalar y que no esté centrada en el concepto de fuerza, sino en el de potencial. En la clase anterior encontramos que el trabajo virtual puede reescribirse en término de las fuerzas generalizadas: δW = n∑ j=1 Qjδqj , (4.8) 54 donde la fuerza generalizada correspondiente a la coordenada qj es Qj = N∑ i=1 F (nv) i · ∂ri ∂qj . (4.9) Por otro lado, el trabajo virtual pod́ıamos escribirlo como δW = ∑ i ṗi · δri (4.2). En esta ex- presión vamos a considerar masas constantes, ṗi = mir̈i, a escribir los desplazamientos virtuales de los vectores posición en término de los desplazamientos de las coordenadas generalizadas δri = ∑ j ∂ri ∂qj δqj e intercambiar las sumatorias: N∑ i=1 ṗi · δri = n∑ j=1 ( N∑ i=1 ṗi · ∂ri ∂qj ) δqj . (4.10) Las ecuaciones (4.8) y (4.10) nos permiten entonces pasar del principio de D’Alembert escrito en desplazamientos δr’s (4.4) a una expresión en función de los desplazamientos δqj ’s. n∑ j=1 [ Qj − N∑ i=1 mir̈i · ∂ri ∂qj ] δqj = 0. (4.11) Ahora el objetivo es quitarnos de encima los vectores que aparecen en la ecuación anterior. Para ello debemos jugar con derivadas. Volvamos a aclarar (ver Sección 2.10) desde ya algo que puede llevar a confusión: en las expresiones que siguen aparecerán derivadas de dos tipos; derivadas totales respecto al tiempo d/dt y derivadas parciales respecto a las coordenadas ∂/∂qj , velocidades generalizadas ∂/∂q̇j y el tiempo ∂/∂t. Las primeras tienen que ver con variaciones de una función en el tiempo debido a la dinámica del sistema: las leyes de movimiento nos dicen cómo es la configuración del sistema a cada instante, caracterizada mediante los vectores posición ri(t) o las coordenadas generalizadas qj(t) en función del tiempo, si una función depende de los vectores posición o de las coordenadas q y/o velocidades generalizadas q̇, tendrá entonces una dependencia temporal en virtud de la dinámica del sistema. Las derivadas parciales por otro lado tienen que ver con la dependencia expĺıcita de esas funciones con las variables dinámicas (coordenadas, velocidades generalizadas) y eventualmente el tiempo. Por ejemplo, en el caso de las relaciones constitutivas que nos dan los vectores posición en función de las coordenadas generalizadas, ri = ri(q1, q2, · · · , qn; t), podemos derivar parcialmente respecto a coordenadas y tiempo, derivadas que dependerán de la dependencia expĺıcita en esas variables y tienen un significa ’geométrico’ y no dinámico. Por otro lado, si conocemos la dependencia de las coordenadas generalizadas con el tiempo, qj(t), tenemos la dependencia de los vectores posición con el tiempo ri(t) = ri(q1(t), q2(t), · · · , qn(t); t), y derivando totalmente respecto al tiempo, mediante la regla de la cadena, tenemos las veloci- dades de las part́ıculas ṙi = n∑ j=1 ∂ri ∂qj q̇j + ∂ri ∂t = ṙi(q̇1, q̇2, · · · , q̇n, q1, q2, · · · , qn; t) 55 Vemos que al derivar las relaciones constitutivas totalmente respecto al tiempo, la velocidad de cada part́ıcula resulta función de las coordenadas generalizadas y también de las velocida- des generalizadas q̇. Es decir, mientras la derivación parcial no genera dependencia en nuevas variables, la derivada total śı 31. Luego de esta necesaria disquisición sobre derivadas totales y parciales, volvamos a la tarea de quitarnos de encima los vectores. Veamos como reescribir el segundo término que aparece dentro del corchete en (4.11), usando la propiedad de la derivada de producto de funciones: N∑ i=1 mir̈i · ∂ri ∂qj = N∑ i=1 mi dṙi dt · ∂ri ∂qj ⇒ (4.12) N∑ i=1 mir̈i · ∂ri ∂qj = d dt ( N∑ i=1 miṙi · ∂ri ∂qj ) ︸ ︷︷ ︸ primer termino − N∑ i=1 miṙi · d dt ( ∂ri ∂qj ) ︸ ︷︷ ︸ segundo termino . (4.13) Veamos qué hacer en el primer término: si nos animamos a agregar un puntito arriba de ri y otro arriba de qj (¡ya que los puntitos se cancelan entre ellos!) en la derivada parcial ∂ri/∂qj nos apareceŕıa el producto escalar de la velocidad por una derivada parcial de la velocidad, lo cual es proporcional a la derivada parcial del cuadrado de la velocidad. En F́ısica estamos acostumbrados a ciertos manejos matemáticos aparentemente desprolijos pero ¿nos podemos atrever a tanto? La respuesta es śı. Cancelación de los puntos Sabemos que la velocidad de la part́ıcula i es ṙi = n∑ j=1 ∂ri ∂qj q̇j + ∂ri ∂t (4.14) y que depende de las velocidades generalizadas q̇. Vemos que esa dependencia está bien expĺıcita, ya que las derivadas parciales ∂r/∂q y ∂r/∂t no dependen de las velocidades. Al derivar respecto de las velocidades generalizadas tenemos entonces el resultado conocido, por razones obvias, como cancelación de los puntos: ∂ṙi ∂q̇k = ∂ri ∂qk . (4.15) Ahora usamos la cancelación de los puntos en el primer término de (4.13) N∑ i=1 miṙi · ∂ṙi ∂q̇j = N∑ i=1 mi ∂ ∂q̇j ( ṙ2i 2 ) = ∂ ∂q̇j ( 1 2 N∑ i=1 miṙ 2 i ) ≡ ∂T ∂q̇j , (4.16) donde T no es otra cosa que la enerǵıa cinética total del sistema T = 1 2 N∑ i=1 miṙi 2. (4.17) 31Recordemos que las velocidades q̇j son independientes de las coordenadas qj . Hay una relación diferencial entre ellas, pero no funcional. Este es un resultado f́ısico debido a que la segunda ley de Newton es una ecuación diferencial de segundo orden, por lo tanto es necesario determinar por separado coordenadas y velocidades, y las últimas no pueden deducirse de las primeras. 56 Veamos qué podemos hacer con el segundo término de (4.13): calculemos la derivada total de la derivada parcial, teniendo en cuenta sus dependencias en coordenadas generalizadas y tiempo, d dt ( ∂ri ∂qj ) = n∑ k=1 ∂2ri ∂qk∂qj q̇k + ∂2ri ∂t∂qj . (4.18) Encontramos que podemos intercambiar la derivada parcial por la derivada total ya que al derivar (4.14) ∂ ∂qj ( dri dt ) ≡ ∂ṙi ∂qj = n∑ k=1 ∂2ri ∂qj∂qk q̇k + ∂2ri ∂qj∂t , (4.19) vale d dt ∂ri ∂qj = ∂ṙi ∂qj , (4.20) bajo la condición que las derivadas cruzadas de las relaciones constitutivas sean iguales. Reem- plazamos en el segundo término de (4.13) y obtenemos una expresión donde aparece otra vez la enerǵıa cinética N∑ i=1 miṙi · ∂ṙi ∂qj = N∑ i=1 mi ∂ ∂qj ( ṙ2i 2 ) = ∂T ∂qj . (4.21) Usando (4.16) y (4.21) logramos entonces escribir el término que nos ocupa de una manera compacta, solo en término de la enerǵıa cinético, como N∑ i=1 mir̈i · ∂ri ∂qj = d dt ∂T ∂q̇j − ∂T ∂qj . Repetimos la expresión del principio de D’Alembert (4.11): n∑ j=1 [ Qj − N∑ i=1 mir̈i · ∂ri ∂qj ] δqj = 0. Reemplazando el segundo término en el paréntesis llegamos a la siguiente expresión del principio de D’Alembert: n∑ j=1 [ Qj − ( d dt ∂T ∂q̇j − ∂T ∂qj )] δqj = 0. (4.22) 4.3. Ecuaciones de Lagrange Llegamos a la forma (4.22) del principio de D’Alembert sin imponer ninguna restricción f́ısi- ca, por lo tanto esa expresión es válida para cualquier sistema mecánico. Veremos ahora cómo obtener ecuaciones de movimientos más compactas y prácticas, pagando el precio de restringir- nos en el tipo de sistemas que podemos estudiar. Sistemas holónomos Primero nos limitaremos a los sistemas holónomos, sabemos que en estos sistemas existe el mismo número de coordenadas generalizadas que de grados de libertad. De hecho, cada coorde- nadas generalizada representa fielmente a un grado de libertad. En los sistemas holónomos las coordenadas generalizadas son linealmente independientes entre śı, por lo tanto también lo serán 57 Ecuaciones de Lagrange Principio de D'Alembert Deducción de las ecuaciones de Lagrange Ecuaciones de Lagrange pbs@ARFix@51: pbs@ARFix@52:pbs@ARFix@53: pbs@ARFix@54: pbs@ARFix@55: pbs@ARFix@56: pbs@ARFix@57:
Compartir