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Si de mendigos se trata…
Publicado en 05/03/2021
“Los mendigos espirituales de nuestros días están, por desgracia, en exceso inclinados a aceptar una especie de limosna del Este, es decir, a apropiarse sin reflexionar de las posesiones espirituales del Este e imitar ciegamente su manera y modo. Ese es el peligro, sobre el cual no puede prevenirse lo bastante.
Lo que el Este tiene para darnos ha de ser para nosotros simple ayuda para una labor que todavía tenemos que realizar. ¿De qué nos sirve la sabiduría de los Upanishads, de qué las penetrantes percepciones del yoga chino, cuando abandonamos nuestros propios cimientos como errores anticuados y nos establecemos furtivamente sobre costas extranjeras como piratas sin patria” Carl Jung – Richard Wilhelm
En la actualidad la cultura hegemónica imperante,  en particular de algunos lugares de Europa y EEUU, intenta imponer en todo el mundo su paradigma de crecimiento infinito (como si esto fuera posible sin explotar despiadadamente a la naturaleza y a seres humanos que no son tenidos en cuenta en sus derechos fundamentales a pesar de hacer mucha bandera con ellos).
Así es que han surgido en nuestra región las “modas” espirituales “importadas” de India, Sri Lanka, China, Japón, Polinesia o Hawaii. Y está bueno que, como uno de los beneficios de la mundialización de las comunicaciones, podamos conocer y ponernos en contacto con otras tradiciones y culturas que, en definitiva, reafirman los puntos de coincidencia que hay entre todas ellas y nuestras propias tradiciones mesoamericana y andina/guaraní. Lo que hace que todas estas enseñanzas mayormente de Oriente sean una forma de colonialidad es que durante muchos años hemos accedido a ellas sólo a través de versiones “interpretadas” por europeos o estadounidenses, muchos de los cuales se apropiaron de los derechos por transmitir estas enseñanzas milenarias, mercantilizando de esta manera la espiritualidad.
Comerciantes y políticos han buscado la forma de sacar ventaja de este tipo de colonialidad particularmente dirigida a las clases medias urbanas con gran avidez de llenar su vacío espiritual y lograr éxito, confort y riqueza material en lo inmediato. Una espiritualidad con una lógica económica y que incita a evitar la confrontación ….una suerte de nueva “pacificación” para un mejor control de los individuos, las sociedades y sus recursos.
Para poseer no basta con imitar sin reflexionar, es necesario aprender a adquirir, como dice Carl Jung, porque no se puede simplemente “robar” aquello que las grandes culturas tardaron miles de años en edificar.
Muchas personas piensan que los únicos lugares sagrados plenos de energía espiritual son aquellos que se encuentran en Oriente, ya sea en China, Japón, India o Tíbet, destinos que no siempre resultan accesibles para todas las personas, ya sea por costo o por distancia.
Ciertamente no hace falta ir allí para desarrollar nuestra espiritualidad en un entorno energético vital. Eso lo sabemos porque muchos de nosotros nos hemos dedicado a practicar la fusión Oriente / Occidente tomando con absoluto respeto lo mero de las tradiciones orientales y adaptándolas a nuestro sentir latinoamericano, a nuestra realidad cotidiana.
Durante cierto tiempo hemos intentado “aterrizar” en nuestro cultura las tradiciones orientales milenarias. Esto nos movió a cuestionarnos sobre qué pasó con la energía acá, en esta tierra de cultura mestiza, heredera de una prehistoria americana de grandes civilizaciones y una protohistoria europea, seguidas de una historia de inmigraciones que se dieron en los siglos 19 y 20 e hicieron también su aporte a la diversidad de culturas que influyeron en nuestro continente.
Cada lugar tiene su propia energía: en nuestra tierra, con su cultura que se remonta a los tiempos ancestrales, proviene de las civilizaciones precolombinas, con su “buen vivir” su cosmovisión y tradiciones tan ligadas a la naturaleza.
Nuestra tierra nos ofrece todas las posibilidades de vitalidad y energía: Sudamérica tiene su propia una nergía! Es hora ya de tomar conciencia de ella, abrirnos para recibirla y desarrollar nuestro pleno potencial como nueva civilización que hace su aporte a la transformación de la humanidad, en una raza planetaria diversa y unida, sensible y solidaria, que cuide a todos los seres vivos que habitan la tierra y aproveche sabiamente los recursos naturales para que todos convivamos en recíproca complementariedad, disfrutando de un estado de bienestar y abundancia. Compartir, cooperar, complementarse, ser compasivos y generosos para que la vida transcurra en armonía y felicidad, Cuando es así, hay suficiente para que “vivamos bien” todos los seres que habitamos el planeta tierra.
Quizá sea éste el modelo de una nueva humanidad que surge unida en la diversidad, el pluralismo étnico y la multiculturalidad para encontrar las mejores soluciones a los problemas y desafíos de nuestro tiempo
KiSud: una expresión de la cultura americana” de Claudio Márquez. Libro en papel. Uriel Ediciones

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