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Gran Guerra

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Tema 9: La Primera Guerra Mundial 
 
El inicio de este duro acontecimiento tuvo lugar en el año 1914, estos cuatro dígitos insuflan una 
aceleración vertiginosa del ritmo histórico con mutaciones tan profundas, que deben considerarse 
el punto de arranque de la contemporaneidad y una autentica ruptura respecto a los periodos 
históricos precedentes. 
 
Las dimensiones de lo ocurrido entre 1914 y 1918, de alcance y repercusiones insólitas en una 
conflagración armada, inclinan a nombrarlo “La gran Guerra”, denominación preferida a la de 
“Primera Guerra Mundial” que hacía ver que habría una segunda. 
 
Roto el sistema de equilibrio bismarquiano, las relaciones internacionales evolucionan bajo un 
ambivalente signo. Resulta incuestionable el predominio de Europa en el mundo. En dicha 
expansión imperialista las tradicionales potencias coloniales del viejo continente juegan un papel 
estelar, al que se han ido incorporando nuevos países competidores, deseosos de participar en el 
codiciado reparto. Esto, sin embargo, se acompaña con un notable incremento de las divergencias 
entre los Estados europeos preocupados por reforzar su seguridad. No solo la política exterior, sino 
también la interna en estos países sufre importantes transformaciones en virtud de la 
consolidación de la segunda revolución industrial, que pone en evidencia el estancamiento de los 
sistemas políticos. 
 
1.Causas 
 
Causas económicas. 
 
La economía desempeña un papel fundamental en el estallido que enfrenta a las principales 
potencias financieras e industriales del mundo, al ser una guerra larga, tenían todas las de ganar 
los paises que mejor alimentaran y equiparan a sus hombres. Hasta 1914, el capitalismo liberal y el 
imperialismo bancario posibilitan que el viejo continente domine el mundo. Datos estadísticos: A 
Europa corresponde el 43% de la producción mundial frente al 23% de Estados Unidos y el 20% de 
Asia. Traducido a códigos bélicos, la guerra va a estallar en el continente mas armado. 
 
Causas Psicológicas. 
 
Hay una serie de factores psicológicos que se hallan entre las fuerzas profundas desencadenantes 
del conflicto, aquí se engloban tres aspectos con evidentes conexiones: El nacionalismo, el 
militarismo y la psicosis de guerra. El violento despertar en Europa de los particularismos 
nacionalistas, en contra del equilibrio del mapa continental y las campañas de amor a la patria e 
idealización de la guerra orquestadas por los diferentes gobiernos europeos de la fase prebélica, 
en resumen. 
 
El planteamiento de los nacionalismos supone un ataque frontal al mapa político y mas si tenemos 
en cuenta la variedad tipológica nacional existente en este continente y la reciente creación de 
Estados multinacionales como es el caso del Imperio Austro-Húngaro cuyos vínculos no son 
culturales o raciales, sino burocráticos y dinásticos. 
 
Al resurgir de los sentimientos nacionalistas se suma la generalizada actitud de los gobiernos 
europeos, protegidos por importantes grupos de presión que conciencian a la población de la 
imperiosa necesidad de salvaguardar el suelo patrio. Esto facilita la adopción de una política de 
fuerza, donde el honor nacional y la integridad de la patria anulan toda dialéctica racional. 
 
 
En esta dinámica irracional la escalada de la tensión entre las principales potencias europeas incita 
a intensificar una carrera armamentística que solo sirve para aumentar el nerviosismo. Se pretende 
evitar la guerra a base de incrementar las fuerzas militares, lo que resulta ilógico. 
 
El Nacionalismo Eslavo: Sarajevo, El detonante. 
 
El archiduque Francisco Fernando, sobrino del emperador y heredero de la corona del imperio 
Austro-Hungaro es asesinado el 28 de junio de 1914 en plena calle de Sarajevo. El gobierno 
austríaco reprocha a las autoridades bosnias su “criminal inercia”. En el curso de las investigaciones 
del suceso aparecen eslabones que indignan a Austria-Hungria en contra de Serbia y por extensión 
a todo el nacionalismo eslavo, aunque nunca se llegará a probar la participación ni el conocimiento 
de tan negros propósitos por parte del gobierno serbio. 
 
A instancias del ministro Berchtold y una vez sondeada la opinión de la diplomacia alemana, el 
gobierno austriaco envía un ultimátum a Serbia en unos términos inaceptables. La habilidad serbia 
de presentarse al mundo como un pequeño país, que pretende ser devorado por una gran 
potencia molesta a los austríacos y el dia 28 de julio, justo al mes de producirse el atentado, se 
produce la declaración de guerra. Tras este suceso, Rusia, al igual que Alemania, movilizará sus 
tropas. La inminente invasión alemana de Bélgica supondrá la entrada de Gran Bretaña a la guerra, 
junto a Francia y Rusia. 
 
2. La conflagración. 
 
Fuerzas y equipamiento bélico. 
 
El conflicto iniciado en el año 1914 se complicará tanto que en el año 1918 ya habrán mas de 
treinta paises implicados. Los aliados contaron con mucho más apoyo que el bloque central, su 
sumaron a su lucha Japón , Italia, Rumania y Estados Unidos. Como países neutrales se 
mantuvieron Noruega, Suecia, Dinamarca, Holanda, Suiza y España. 
 
Al inicio de la guerra la superioridad demográfica aliada era aplastante debido al potencial humano 
de Rusia, sin embargo, en recursos bélicos el equilibrio era mucho mayor dada la gran falta de 
equipamiento del Imperio zarista y el olvido del liberalismo británico respecto al ejército de tierra. 
Además, la disciplina y preparación alemana chocan con la caótica desorganización de los rusos. 
 
En un punto de vista geoestratégico llevaban todas las de ganar los aliados dueños del mar y con 
numerosas colonias a su favor y abastecedoras. 
 
2.2 Desarrollo del conflicto. 
 
Guerra de movimientos. (1914) 
 
Europa es el decorado de la guerra con dos frentes de lucha que ya habían planificado años atrás 
los estrategas militares. Tiene prioridad el frente occidental, donde los alemanes concentran 78 
divisiones por 82 de los aliados, sin embargo debido a la invasión por sorpresa de Bélgica y la 
coordinación de sus tropas igualan las fuerzas entre aliados y germanos. Después de conquistar 
Bruselas y crucen la línea fronteriza con Francia se produce una eficaz reacción aliada que 
convierte el resto del año en una “carrera hacia el mar”. 
 
 
 
 
En la Navidad de 1914 el frente de combate se sitúa entre Suiza y las costas próximas al Canal de la 
Mancha. La situación es parecida en el frente oriental, donde a la temprana ofensiva rusa por la 
zona de Prusia se suceden las victorias alemanas en los campos de Tannenberg y los lagos de 
Mazuria. La estabilización de los dos frentes es la mejor prueba del contundente fracaso de la 
meteórica guerra que todos prometían. 
 
Guerra de provisiones (1915-1916) 
 
Inservibles los planos estratégicos de ambos bandos, la guerra de movimientos dio paso a otra de 
posiciones. La rapidez del transporte y la celérica movilidad del atacante y de la respuesta enemiga, 
es lo que inmovilizará el conflicto. Se convierte en una guerra de trincheras, una guerra de topos 
donde los soldados escondidos en fosos vigilan la tierra de nadie que tienen en frente. 
 
La imposibilidad de resolver el conflicto en los frentes propicia su extensión geográfica y 
diversificación pues lo que les interesaba era el control de abastecimiento contrario. La intensa 
actividad de los sumergibles alemanes decae en 1916 a raíz de las amenazas norteamericanas de 
intervención directa si prosiguen los hundimientos de los meses anteriores. 
 
Aparece un nuevo escenario de lucha en tierra al sur de Europa debido a la incorporación de Italia 
al bando aliado, por su parte, la inmersión de Bulgaria alas fuerzas centrales igualaba la contienda 
y extiende la guerra hacia el este. El avance austroalemán en 1915 parece anunciar el adiós 
definitivo del frente oriental pero pronto queda recortado por la reacción de las tropas rusas. 
 
La adscripción de Rumanía al campo aliado desencajó al Kaiser y a las potencias centrales peroantes de fin de año Bucarest será ocupada en hábil ataque conjunto y el ejercito rumano queda 
desarticulado. 
 
En el frente occidental, el estancamiento de 1915 intentará alterarlo Alemania lanzándose a la 
ofensiva temerosa de un progresivo aumento de las fuerzas aliadas por el oeste. Su estrategia 
tiene dos re-. 
 
 
 
*GUERRA DE DESGASTE (1917) 
La intensificación de la guerra submarina, a la que recurren las potencias centrales en un intento de blo-
quear el abastecimiento aliado trazado una extensa zona de guerra, provoca derivaciones cruciales en este 
conflicto. La neutralidad armada declarada por estados unidos en marzo de 1917 se transforma al mes si-
guiente en una declaración de guerra a Alemania. La entrada directa de los norteamericanos en la confla-
gración supone para el maltrecho bando aliado inmediatas ventajas de orden militar, pero también eco-
nómico , financiero y político. El otro gran acontecimiento de este año histórico es la consumación del pro-
ceso revolucionario soviético , provoca la inminente desaparición de frente oriental. Rusia sufre importan-
tes recortes territoriales y pierde casi toda la zona del Báltico pero como decía Lenin si la guerra era el me-
jor regalo para la revolución la paz era imprescindible para su consolidación y desarrollo del socialismo. La 
victoria germano austríaca en el frente oriental esta acompañada de otros éxitos en la línea del sur por el 
sector de Isonzo y las llanuras del Véneto , siendo detenidos sus envites a las puertas de Venecia. De mo-
mento el acoso termina aquí pero el desastre de Caporetto supone caso medio millón de bajas italianas 
entre fallecidos y prisioneros. También hubo daños materiales y un golpe moral que tuvieron inconvenien-
tes a la hora de participar en una guerra mal entendida por la opinión pública. 
*OFENSIVA FINAL (1918) 
El estacionamiento del frente sur y la liquidación del oriental con la defección rusa hace que todas las mira-
das vallan hacia el frente occidental, sitio clave donde se da el desenlace ultimo del conflicto. Alemania se 
prepara para la gran batalla. El general Ludenforff dirige el ataque germano por las zonas del Somme y en 
pocos días sus tropas llegan a las puertas de Amiens. De ahí salen los combates , atraviesan unas aguas y se 
situan a setenta kilómetros de parís a la que bombardean provocando su evacuación inmediata. La necesi-
dad de ensanchar el pasillo hasta la capital gala y un poderoso contraataque supervisado por el jefe Foch , 
harán cambiar el signo de la guerra a favor de los aliados. Mientras los intentan la retirada militar de sus 
tropas, sus correligionarios uno tras otro la actividad bélica: Bulgaria, Turquía , Austria y Hungría. Tras estos 
golpes Alemania se quedo totalmente sola y en pleno movimiento político , contempla la abdicación y hui-
da a Holanda del káiser Guillermo II y la proclamación de la república de Weimar. Será el nuevo gobierno 
socialista provisional el que solicite el cese de la hostilidades y el 11 de noviembre firme, el Armisticio de 
Rethondes que pone fin a la guerra. 
*3.3 LA GUERRA EN LA RETAGUARDIA 
La presunta idea de los beligerantes que pensaban que la guerra iba a ser corta obliga a improvisar sobre la 
marcha una organización a gran escala para garantizar el abastecimiento de los soldados y la atención bási-
ca a la población civil. Todos los países implicados subestiman el desembolso económico del conflicto que 
ronda los 400.000 millones de dólares. La desarticulación de los sectores productivos y la paralización de la 
vida económica provoca la intervención del estado en el sistema económica. Se trata de una planificación 
directa, pero siempre supera con creces las injerencias legislativas o monetarias acordadas en años proce-
dentes. El intento de controlar desde arriba los mecanismos económicos, convierte a los militares en los 
nuevos fiadores del orden social y sitúa al Estado Mayor en lo alto de una administración piramidal, con un 
objetivo muy claro: la movilización de todas las fuerzas productivas. La experiencia pone de relieve , la im-
portancia de las políticas económicas y hay un nuevo tipo de relaciones entre las empresas y los poderes 
públicos. Si todos los países participan en esta administración de guerra, eficaces y muy diferentes de la 
burocracia rutinaria, el II Reich alemán será el primero en intervenir contra la libre actuación individual 
mediante la asunción. La aceptación de restricciones y sufrimientos tiene mucho que ver con el control por 
parte del estado. Nada mas estallar la guerra los países implicados lanzaban un llamamiento emotivo en 
defensa de la solidaridad a todas las fuerzas políticas y sociales, con el fin de acabar con sus diferencias y 
luchar codo con codo en circunstancias de absoluta excepcionalidad. No todos asumen las reglas del juego 
aceptan con estoicismo la razón de ser la guerra . Tampoco obtienen mejor resultado algunas acciones 
individuales de carácter pacifista emprendidas en un periodo bélico, descoordinadas y todas ellas infruc-
tuosas a pesar del eco internacional alcanzado por algunas propuestas. 
*3.4 EL DEBATE HISTORIOGRAFICO DE LAS RESPONSABILIDADES 
El articulo 231 del tratado de Versalles sostiene la responsabilidad de Alemania y sus aliados por haber 
causad todos los daños y perdidas como consecuencia de la guerra impuesta por la agresión de Alemania y 
sus aliados. Dicho articulo sirve a los vencedores para levantar sus consciencias y legitimar las reivindica-
ciones, una vez adjudicada la responsabilidad moral de la guerra a las potencias centrales. Los alemanes 
rechazan en memorándum la culpabilidad exclusiva y forman una comisión de encuesta. Desde la procla-
mación de esta responsabilidad oficial hasta nuestros días ha sido objeto de viva polémica ideológica e his-
toriográfica. Algunos autores americanos mitigan la culpabilidad de Alemania , si bien adolecen de rigor la 
mayoría de sus fundamentaciones. En plena guerra y desde otros presupuestos, discrepa de lo que luego 
será la postura oficial el propio Lenin en su libro el imperialismo, donde asegura que la semilla de la guerra 
es inseparable del capitalismo internacional y de las políticas imperialistas, una convicción asumida y desa-
rrollada por la historiografía marxista posterior. Otra de las interpretaciones que encontramos es la llamada 
teoría mecanicista según la cual un acontecimiento suscita el siguiente de forma concatenada y simplista. 
En la actualidad, la mayor parte de los especialistas defienden la tesis de la responsabilidad compartida, de 
la acumulación de tensiones y errores en un desbocamiento que nadie supo frenar. 
*4 PRINCIPALES REPERCUSIONES 
4.1 PÉRDIDAS Y SECUELAS DEMOGRAFICAS 
Nadie ha podido medir con exactitud la repercusión de la guerra en la población europea por las impreci-
siones de unas fuentes documentales a menudo inexistentes, dudosas estimaciones…. A pesa del cumulo 
de dificultades, una primera aproximación a la contabilidad de la guerra contiene el escalofriante saldo de 
casi 10 millones de muertos entre civiles y militares. 7.5 millones corresponden a Europa. Alemania se sitúa 
a la cabeza continental con dos millones de victimas, seguida por Austria Hungría y Francia con cerca de 
millón y medio cada una. También se encuentra Rusia con casi tres millones. Se calcula en torno a veinte 
millones el computo global de heridos y mutilados de guerra, algo más de cuatro millones de viudas en 
Europa y alrededor de ocho millones de huérfanos. La llamada gripe española contribuye con su indiscrimi-
nada secuela de muertes en Italia (574.041), Alemania (187.884), España (147.114), Gran Bretaña 
(112.329), Francia (91.465) y otros países neutrales. Estas pérdidas resultan aún más significativas desde el 
punto de vista demográfico por traer ese en su mayoría de hombres jóvenes. Las tasas brutas de natalidad 
descienden en todos los países comprometidos en la contienda.Los cálculos de los que disponemos esti-
man para Alemania un déficit total de 3.7 millones de nacimientos respecto a la tónica de preguerra y lo 
cierto es que dicho país nunca recuperara la tasa brutal de natalidad alcanzada en 1913. Otras secuelas de 
carácter natural se centran en el proceso de envejecimiento y feminización de l población, la alteración en 
la composición y reparto de los movimientos migratorios, o las mutaciones perceptibles en la estructura 
profesional y la distribución de la población activa. 
*4.2 COSTES ECONOMICOS Y SOCIALES 
 Millones de víctimas avalan su desencanto y casi ruborizaría hablar de otros costes si no fuese por el peso 
de las destrucciones materiales. Todo este despilfarro apunta a la intrincada contabilidad de los gastos de la 
guerra. El déficit presupuestario se dispara durante estos años porque la guerra va a ser pagada por un 
vasto sistema de moratorias que multiplicaban la deuda pública y obligaban al otrora banquero del mundo 
a repartir capitales y pensar en el escollo ineludible de las liquidaciones. Las graves secuelas monetarias y 
financieras se acompañan de una desarticulación general de los sectores productivos , la reducción de las 
sustancias tanto en lo agrícola e industria y profundas alteraciones estructurales socioprofesionales. Esta-
dos unidos logro enriquecerse durante la guerra y duplicar tanto el producto interior bruto como la renta 
nacional. Todos los países europeos ven disminuida su renta nacional y frenado el movimiento de produc-
ción de riqueza, el más afectado fue Francia. El alza de precios y la perdida de poder adquisitivo de los sala-
rios se traducen en un empobrecimiento generalizado de la sociedad europea, menos jóvenes y mas feme-
nina. En esta castigada Europa nadie parece saborear las mieles de la victoria. Todos hablan de <<lost gene-
ration>> incluso los ingleses mitificando su propio sacrificio, aunque si que parece que la sociedad británica 
era la menos preparada para afrontar en tan poco tiempo tantas convulsiones. La reinserción a la normali-
dad supone con demasiada frecuencia un sinfín de problemas e incapacidades como es el caso de los divor-
cios, hábitos de conducta y otros problemas sociológicos. Todavía mas difícil resulta el reciclaje de los ex-
combatientes, soldados traumatizados por un conflicto que para ellos sigue en pie. Son la contraposición 
social de otro tipo surgido también durante la guerra, los nuevos ricos, aquellos que el calor de la catástrofe 
han amasado dilatadas fortunas a base de riesgo y especulaciones. 
*4.3 CONSECUENCIAS POLITICO-TERRITORIALES 
El sistema de Versalles alude a dos cuestiones básicas definidas en la conferencia de paz de parís posterior 
a la guerra: la regulación de los tratados de paz y la creación de la sociedad de naciones. Con exclusión ex-
presa de los vecionos y en el confortable papel de vencedores, los países aliados se reúnen entre enero y 
junio de 1919 en parís para hablar de paz, recayendo el peso en los cuatro representantes internacionales : 
estados unidos, gran Bretaña, Italia y Francia. Desde las primeras reuniones son patentes las divergencias 
existentes entre el idealismo wilsoniano , el revanchismo de una Francia intransigente partidaria del trato 
duro con los perdedores, el pragmatismo británico y los anhelos liquidadores italianos. Alcanzar unos nive-
les mínimos de consenso con semejantes ingredientes, va a exigir múltiples sesiones a puerta cerrada y un 
cumulo de tensiones y frustraciones. El pacto fundacional de una sociedad de naciones constituía el introito 
de todos estos documentos por expreso deseo de los estados unidos. Se pretende ensayar por primera vez 
una fórmula de organización internacional que sustituya al peligroso sistema de bloques: la comunidad de 
naciones, con la ambiciosa meta de preservar la paz y la dependencia de los estados unidos, además de 
posibilitar en el futuro la corrección de supuestas imperfecciones. Los países vencedores y trece neutrales 
integran en la SDN, si hay que notar una ausencia significativa como es la de los estados unidos. Esta inhibi-
ción limita en la práctica sobremanera su empeño por convertirse en el gran foco de debate y colaboración 
internacional. La crisis política que desencadena en Europa dentro de un agitado clima de revoluciones 
nacionales y sociales, resultan difíciles de adjetivar porque en ella se conjugan elementos de desgaste y 
renovación. Ahora bien los reajustes territoriales y políticos contenidos en estos tratados de paz, configu-
ran un mapa europeo cuando menos preocupante. En el vemos esfumarse los viejos imperios tradicionales 
(alemán, ruso y austro-hungaro) y surgir el amparo del principio de las nacionalidades defendiendo con 
tanto ardor como desconocimiento por Wilson, nuevos estados, ya se trate de la reconstrucción de viejas 
experiencias o de fórmulas de nuevo cuño. En suma, esta Europa alumbrada en 1918, con nuevas naciones 
de límites mal definidos, construidas en experimentos de laboratorio e indefensas ante posibles agresiones 
expansionistas, no resultan demasiado tranquilizadoras. Por ello sorprende la ceguera de los vencedores al 
no calibrar las facilidades, que sus determinaciones proporcionaban para el estallido de otra tragedia. La 
guerra que vendrá no es la primera, escribía Bertolt Brech con la amargura impotente de las palabras.

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