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Revolución bolchevique y NEP

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EL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN BOLCHEVIQUE Y LOS ORÍGENES DE LA URSS 
 
El triunfo de la revolución en Rusia, 3en 1917, se sitúa como uno de los hechos más importantes de 
la Historia contemporánea; como un hecho de trascendencia mundial, cuya inmediata y 
posteriormente desarrollada consecuencia ha sido la división del mundo en dos sistemas 
antagónicos. 
Comprender las posibilidades del triunfo revolucionario en el país más grande y más poblado de 
Europa, cuyo primer censo, el de 1897, arrojaba la suma de ciento veintinueve millones de 
habitantes, y que diecisiete años después, en 1914 ya había aumentado a ciento sesenta millones, 
con una tasa de natalidad superior al 45 por 1000, equivalente a un crecimiento anual de dos 
millones, resultaba impensable en las condiciones económicas, sociales y políticas de atraso en que 
se encontraba; incrementadas además por el hecho de haberse convertido el país en el “paraíso del 
capitalismo”, dadas las garantías públicas que el poder zarista concedía a los empréstitos 
extranjeros. 
Este reducto de la autocracia va a experimentar en los comienzos del siglo, en el entorno de una 
guerra que tuvo, según la expresión de Lenin, un papel de “acelerador de la historia”, un proceso, 
desde febrero a octubre de 1917, capaz de conducir a la victoria de la revolución total como 
resultado de la asociación de una insurrección campesina y de una revolución proletaria; un 
movimiento, el primero, característico de los “albores del desarrollo capitalista”, según Trotsky, 
junto a un fenómeno que “denota la decadencia de la sociedad burguesa”. 
 
 
1. Lentitud y aceleración del tiempo histórico. Los antecedentes revolucionarios. 
 
Población compuesta por agricultores en un 81%, los sucesivos crecimientos demográficos no 
tenían otra salida que la acumulación de mano de obra en parcelas cada vez más reducidas, cuyos 
cultivos, conforme a métodos rudimentarios y técnicas agrícolas primitivas que no iban más allá de 
la rotación trienal, justifican rendimientos agrícolas muy bajos, ausencia prácticamente total de 
ganadería, escasez consiguiente de abonos y fuerte dependencia del mercado mundial. 
En 1881 la mano de obra se pudo ver libre de la servidumbre y afluir hacia las empresas 
industriales, éstas eran escasas, desigualmente distribuidas, en función de intereses foráneos, puesto 
que el inicial desarrollo de la industria sólo fue posible con las aportaciones de capital y técnica 
extranjeros, a través de sociedades inglesas y de inversores franceses, belgas y alemanes, que 
escapan al control del Zar, a la vez que controlan las vías de comunicación y el comercio exterior. 
 
 
Sociedad, autocracia y fuerzas políticas. 
 
La conversión del siervo al hombre libre le obliga a comprar la parcela, y la exigencia de esta 
compra, que se salda por anualidades incrementadas por el impuesto real, pesan intensamente sobre 
porpiedades cada vez más pequeñas en razón de la fuerte presión demográfica. Así, cien millones de 
campesinos se reparten el 60% de las tierras cultivables, y permanecen en situación anquilosada 
gracias al mir, la institución tradicional que supervisa la periódica distribución de las parcelas y 
garantiza el conservadurismo del mujik. 
En los años precedentes a la guerra el 65% de las familias campesinas no cuenta con tierras 
suficientes para su manutención, y a consecuencia de las malas cosechas y de la usura la mitad de 
los campesinos perciben ingresos anuales inferiores al mínimo vital, en contraste con la saneada 
situación agrícola de la Corona y de las ciento cuarenta mil familias nobles poseedoras del 25% de 
las tierras cultivables. El alto analfabetismo, en torno al 80% de la población total, deviene 
justificado por la carencia de instituciones educativas y por la resignación supersticiosa en manos 
de Dios y del zar que predican en los medios rurales popes también culturalmente mediocres. 
Sólo alzamientos breves y salvajes, siempre furiosamente reprimidos, ofrecen débil respuesta a las 
condiciones laborales duras, de jornadas de trabajo superiores a las once horas diarias y salarios 
bajos y en parte pagados en especie. 
Gracias a la importación de capital y técnica extranjeros, el sector industrial, concentrado en más de 
la mitad en grades fábricas, por encima de los 500 obreros, presenta o conforma un proletariado 
moderno que, tanto por sus condiciones de trabajo como por sus formas de vida se desarrolla 
fuertemente vinculado al mundo rural. 
Ni el liberalismo ruso, ni los elementos social-revolucionarios procedentes del populismo y del 
nihilismo, podrán provocar la aceleración de la crisis y forzar las resistencias al cambio. 
El partido socialdemócrata, marxista, forjado con destacados miembros de la intelligentsia y un 
importante sector de la pequeña burguesía, identificado con la nueva clase obrera, era una oposición 
intransigente y eficaz. Fundado por Plejanov, nace en el congreso de Minsk, en 1898, preocupado 
por la formación de una vanguardia obrera revolucionaria y capaz de una transformación del mundo 
mediante una revolución al mismo tiempo social y política. 
Una crisis de superproducción o de subconsumo (1901-1903), la derrota rusa frente a Japón en 
1904, graves condiciones económicas consecuentes con las malas cosechas y el incremento de los 
impuestos para hacer frente a la guerra, estimularon el descontento urbano que protagonizó huelgas 
en las fábricas. 
 
 
Hacia el protagonismo bolchevique. Los inicios del partido obrero socialdemócrata ruso. 
 
Remonta sus orígenes a un congreso casi insignificante que reúne en Minsk, en marzo de 1898, a 
nueve hombres para fundar el partido obrero socialdemócrata rus, “el primer partido marxista ruso 
en suelo ruso”, designar un comité central y decidir la publicación de un órgano del partido. Antes 
de que los acuerdos hubiesen podido ser operativos, la policía había logrado detener a los 
representantes fundamentales. 
El documento más importante legado al futuro como resultado de la reunión partía del más 
ortodoxo análisis marxista heredado del Manifiesto de 1848: la necesidad del paso por una 
revolución democrática-burguesa que permita madurar hacia la socialista-proletaria, con el 
agravante de que la incapacidad de la burguesía rusa para hacer su propia revolución trasvasa este 
papel activo directamente al proletariado. 
Con esta base teórica y práctica se encauza la acción política del joven abogado Lenin. Se ofrece a 
las organizaciones obreras clandestinas de Rusia un programa y un plan de acción. El intento de 
construir un aparato central, disciplinado y secreto, un “estado mayor” de las luchas obreras frente a 
los particularismos locales. 
Atacar a un socialismo economicista inhábil para la urgente transformación sociopolítica, se plantea 
la necesidad de imbuir en la clase obrera las ideas socialistas mediante la creación y reafirmación de 
un partido obrero, integrado por revolucionarios profesionales, organizado de arriba hacia abajo, 
interesado, como punto de partida, en los problemas y reivindicaciones económicos y 
preferentemente atento a la educación revolucionaria. 
Se inicia en Bruselas y continúa en Londres en el verano de 1903, hará realidad un programa donde 
por vez primera “la dictadura del proletariado” se va a convertir en consigna y en camino hacia el 
objetivo inmediato, “la conquista del poder político por el proletariado, condición indispensable 
para la revolución social”. 
Esto provoca la división del partido entre los proclives a una opción abierta colaboradora con la 
intelligentsia y los defensores de un partido restringido, de revolucionarios profesionales, decididos 
por la formación y actuación de una vanguardia obrera disciplinada (los duros, de Lenin) que tras 
los lógicos avatares de una actuación complicada por el exilio, los enfrentamientos y la actuación 
clandestina y polémica suscitada nivel internacional, irá configurándosecomo partido bolchevique, 
teórica y estratégicamente definido como “leninista”. 
En 1905, el grupo bolchevique asocia a unos ocho mil obreros, casi todos trabajadores en centros 
industriales, a los que el “domingo rojo”, la agitación económica y política posterior, la 
proliferación de huelgas, la “odisea” del Potemkim y la represión policial y militar consiguiente 
irán madurando con rapidez hacia la reunificación obrera y hacia el sucesivo y creciente 
protagonismo. 
Un partido, pues, de acción, “capaz de vencer al zarismo y ala burguesía” revolucionario y 
clandestino, jerárquico y rigurosamente centralizado, entrenado en el mantenimiento de unas 
perspectivas y una política revolucionaria. Líderes y educadores infatigables sin cuya experiencia 
habría resultado imposible el “milagro” revolucionario. 
 
 
La revolución de 1905, “ensayo de la Gran Revolución” 
 
En vísperas de la revolución de 1905, se da un abandono del esquema marxista por el intento de 
organizar artificialmente, antes de la consumación del cambio burgués, una revolución proletaria. 
La guerra de Manchuria, había venido a confirmar no sólo la impopularidad de tal conflicto a causa 
de la acumulación de privaciones, muertes e impuestos, sino, sobre todo, la incapacidad y la 
corrupción de los medios dirigentes que, junto con la actitud indecisa de Nicolás II, las brutalidades 
de la policía y la capitulación final de PortArthur, había generado la desconfianza general hacia las 
reformas de liberalización del régimen recogidas en el manifiesto de 25 de diciembre de 1904. 
El 16 de enero de 1905 los obreros de las fábricas Putilov inician un paro como protesta por el 
despido de cuatro camaradas, y rápidamente la huelga se extiende a todas las empresas de la región 
de San Petersburgo. Al mismo tiempo, el pope Gapón, encargado de organizar las “Uniones 
obreras” inicia la manifestación de ciento cincuenta mil personas, el día 22 al palacio de invierno, y 
el choque con los cosacos produce más de mil muertos y varios miles de heridos. El Domingo rojo 
así inaugurado, aparte de conmover al mundo entero, testifica la ruptura de la veneración popular 
hacia el zar, y justifica el desarrollo de las tendencias políticas opuestas a una autocracia que pierde 
así su aureola cuasi divina al par que rompe la tradicional apatía política popular. 
A partir de aquí se extiende y reduce a lo largo del año el fenómeno revolucionario y el intento de 
los liberales, organizados en uniones profesionales, de agilizar la democratización del régimen: 
asesinato del gran duque Serge, gobernador general de Moscú y tío del zar; revueltas universitarias 
que adoptan las mociones más violentas; huelgas de obreros y manifestaciones callejeras;: ataques 
campesinos a las grandes propiedades; constitución de una unión campesina pan-rusa en defensa de 
la propiedad colectiva de la tierra. 
El tercer Congreso del partido socialdemócrata celebrado en Londres a fines de abril, al que 
únicamente asisten los bolcheviques, se decide una acción revolucionaria y la necesidad y 
oportunidad de la toma del poder por los obreros mediante una dictadura democrática del 
proletariado y del campesinado. 
Los revolucionarios ruegan a la armada rusa que fraternice con el pueblo del que procede. Los 
marinos, llegan al amotinamiento el día 27 de junio. Se trataba pare Lenin, de la más indiscutible 
maduración revolucionaria, puesto que esta participación del ejército en la misma concede a la 
revolución el matiz político necesario para provocar el cambio sustantivo del régimen político. 
Se proclama una huelga general el día 20 de octubre, se paralizan los ferrocarriles y demás servicios 
públicos así como las actividades comerciales. Bajo un comité ejecutivo compuesto de 
bolcheviques y mancheviques. 
Nicolás II acepta y garantiza las libertades civiles, la ampliación de la ley electoral y la creación de 
una Duma con poderes legislativos. 
Los campesinos rechazan los impuestos, se niegan al reclutamiento y comienzan a formar soviets 
rurales; los marinos se sublevan en Kronstadt y más tarde en el Mar Negro y forman soviets de 
soldados; y los soviets de obreros pasan a convertirse en verdaderas comunas autónomas a modo de 
pequeñas repúblicas. Lenin llega a la capital el día 9, edita un periódico, promete a los campesinos 
la confiscación de todas las propiedades y reclama la unión de todas las fuerzas de izquierda para 
una sublevación armada. 
Con el apoyo de gran parte de la armada, fiel al zar, los conservadores logran reorganizarse en 
grupos políticos y en bandas armadas y practican la represión de socialistas y judíos. SE satisfacen 
en parte las exigencias campesinas de mejor. Se autorreprimen los movimientos liberales, 
satisfechos con los cambios anunciados. 
Se suceden las deportaciones a Siberia, y el ejército reprime cualquier manifestación de 
insurrección o huelga. Con el gobierno dueño total de la situación e interesado en estabilizar el 
régimen, a Lenin y a los bolcheviques no les queda sino aprender la lección y, mientras tanto, 
“acumular la energía revolucionaria”. 
 
 
2. De febrero a octubre de 1917: El proceso revolucionario. 
 
Si finalmente la revolución acabó en fracaso fue debido, por una parte a la generalizada pasividad 
campesina y, por otra, al miedo de la burguesía rusa que, por temor a las masas obreras y 
marginadas, abandonó la lucha en cuanto obtuvo las primeras concesiones por parte del poder 
político. 
Los bolcheviques concluyen que la revolución de 1905 demostró cómo el proletariado era capaz de 
poner fin a la dominación autocrática y burguesa al mismo tiempo. Ello va a exigir, en expresión de 
Trotsky, una revolución permanente, la dictadura revolucionario y democrática del proletariado y el 
campesinado conjuntamente. El proceso revolucionario va a exigir la administración económica del 
país desde el dominio proletariado como un asunto estatal. Y en este caso va a revestir una 
importancia irreemplazable del surgimiento de los soviets, gracias a los cuales triunfaron en 1917 el 
partido bolchevique y la revolución proletaria. 
Rusia era incapaz de responder a la doble necesidad de defenderse contra el imperio autro-alemán y 
demostrar solidaridad con el pueblo servio. 
Cuando la marcha del conflicto se complica y se eleva el número de movilizados, da lugar a lo largo 
de 1915 y 1916 a un sucesivo incremento de muertos y heridos, al decaimiento del primer 
entusiasmo colectivo y a progresivas deserciones en masa que no cesan ni siquiera con la presencia 
del zar frente al ajército. La acción dictatorial de Rasputín, la acusación de germanofilia de la 
familia del zar y de parte del gobierno a la falta de entendimiento del propio Nicolás II con la 
Duma, cuyo bloque progresista sigue optando por una monarquía constitucional, colaboran 
igualmente a la maduración del descontento y de la inestabilidad social y política, y generan la 
ocasión para una nueva explosión revolucionaria. 
 
 
La revolución de febrero, primera etapa de la Revolución 
 
Con el año 1917 llega la nueva era de la historia de Rusia. La guerra erosionó definitivamente la 
estructura económica y política del país, el invierno de 1916 se dieron sucesivas bajas por frío de las 
tropas rusas, el hambre o el fuego enemigo generalizaron el malestar y la desmoralización a las 
fábricas y barrios obreros y al resto de la población cada vez más azotada por la escasez de víveres 
y la subida vertiginosa de los precios superior a un 300%. 
En febrero estalla definitivamente la crisis y se suceden en quince días expresiones revolucionaras 
que atestiguan tensiones sociales. 
El zar abdica, su hermano Miguel rehúsa la Corona y los diputados de la oposición liberal 
constituyen un urgente “Gobierno Provisional” que intentará con su política de decretos una base 
legal para el desmantelamiento del antiguo régimen. Esto provoca un “poder doble”, el del gobierno 
provisionalintegrado por los representantes de la burguesía, y el de los soviets elegido en fábricas y 
barrios urbanos, que se consideran depositarios del voto del pueblo trabajador. Burgueses y 
proletarios, frente a frente. 
El manifiesto bolchevique del día 26 de febrero condena al gobierno provisional como factura de 
“capitalistas y grandes terratenientes” y optando por un gobierno provisional revolucionario cuyo 
objetivo inmediato sería la constitución de una república democrática. 
Los bolcheviques deciden aceptar la propuesta de Stalin: “apoyar al Gobierno Provisional en su 
actividad sólo en tanto siga por el camino de dar satisfacción a la clase obrera y al campesinado 
revolucionario”. La actitud bolchevique sintonizaba así con la menchevique. 
El retorno de Lenin a Rusia a primeros de abril provocó el cambio de sentido de la política 
bolchevique, plantea la necesidad de convertir la guerra imperialista en una guerra civil, junto con 
la urgencia de una milicia obrera que preparara con apoyo en los soviets, la revolución proletaria: 
“na república de soviets de diputados de obreros, campesinos pobres y campesinos, en todo el país, 
de abajo arriba”. 
Los bolcheviques deciden llamarse partido comunista proletario, constituyendo de manera 
definitiva la alternativa más seria frente al Gobierno Provisional. Cuando en el mes de abril este 
Gobierno opte por el respeto del compromiso con los aliados de seguir la guerra hasta el final y se 
sucedan las manifestaciones populares de descontento y resistencia, va a surgir una crisis ministerial 
sin solución de continuidad hasta el mes de octubre. 
 
 
La revolución de octubre: “Todo el poder para los soviets” 
 
Se genera la sucesiva alineación de los soviets de Moscú, Kiev y demás grandes ciudades en esta 
postura revolucionaria. 
El II Congreso de los soviets ya podía exigir y tomar el poder pese a la resistencias mancheviques, 
la insurrección revolucionaria fue impulsada directamente a partir del día 19 de octubre, por Trotsky 
y Lenin. 
El 25 las fuerzas bolcheviques entran en acción y, tras algunos cañonazos disparados desde el 
Aurora, toman el Palacio de Invierno, donde el Gobierno se hallaba reunido. La insurrección 
triunfa, y en la tarde del 25, después de la huida de Kerensky y de su gobierno, al que habían fallado 
todoso sus resortes, el soviet y el comité lanzan un manifiesto al mismo tiempo que se incia el II 
Congreso. 
El lema era “todo el poder para los soviets”; pero en la práctica será el sector bolchevique el qe 
controle la situación. 
Buscan fundamentalmente “una paz inmediata sin anexiones”, la abolición de la gran propiedad 
agrícola, el control de las fábricas por los trabajadores mediante instituciones democráticas elegidas, 
la nacionalización de los bancos, la igualdad, soberanía y autodeterminación de todos los pueblos de 
Rusia. 
El análisis del decreto revela una especial insistencia en tres puntos: 1) Inmediata conclusión de una 
paz “justa y democrática”, sin anexiones ni indemnizaciones, basada en la autodeterminación para 
todas las naciones; 2( Abolición del secreto diplomático, de modo que queden clarificadas las 
negociaciones pasadas y se tramiten las futuras de un modo “totalmente público y a los ojos de todo 
el pueblo”; 3) Petición de ayuda a los obreros de Inglaterra, Francia y Alemania para “llevar a feliz 
término la conclusión de la obra de la paz, y también de la liberación de las masas trabajadoras y 
explotadas en la población de toda clase de esclavitud y explotación”. 
Lenin empleó parte de la noche del 25 al 26 en redactar un decreto sobre la tierra: abolida la “gran 
propiedad agrícola”, que pasa a los soviets campesinos. 
De igual manera y gracias al control de los trabajadores sobre las fábricas de más de cinco obreros, 
también los soviets de las ciudades lograban situarse en el nuevo Estado y de responder así a las 
exigencias de desarrollo obrero en un entorno político constructivo. 
Se concede la ciudadanía rusa a los prisioneros e guerra leales a la ideología del nuevo régimen; se 
considera el ejército rojo como “un destacamento internacional” al servicio de la revolución 
proletaria; y se instala en Petrogrado la “sede del Estado mayor del proletariado revolucionario”. 
Se fuerza a Rusia a una doble política exterior en la que se hacía necesario combinar la negociación 
con los países capitalistas y la presión y lucha por su caída. Una política compleja para un doble 
efecto, el de la destrucción de un Estado y fortalecimiento de otro. 
 
3. El desarrollo de la URSS. Del comunismo de guerra a la NEP. 
 
El más grave problema que se crea a los bolcheviques una vez dueños del país era responder a las 
cinco esenciales y urgentes necesidades cuya satisfacción provocaría la estabilidad y progreso del 
sistema socialista. Estos cinco grandes cuestiones eran la aceptación del dominio bolchevique por 
los ciudadanos, la implantación de las nuevas instituciones respaldadas en una Constitución 
socialista, enderezar la marcha de la economía rusa, librarse de un guerra imperialista y suicida y 
superar la situación de guerra civil consiguiente. 
El punto de partida había de ser acabar con los problemas planteados a la política exterior, finalizar 
la guerra aun a costa de romper el acuerdo aliado de 5 de septiembre de 1914 con la obtención de 
una paz separada. 
Justificar el nuevo paso a nivel teórico-práctico e iniciar la negociación de un armisticio con el 
mando alemán, aunque también fueron invitados los gobiernos aliados a participar en el mismo y en 
su negociación. 
El Tratado, que se firma el día 3, obliga a Rusia, entre otras cláusulas, a renunciar a sus derechos 
sobre Riga y su contorno, a la totalidad de Curlandia, Lituania y una parte de Rusia blanca, 
reconocimiento de la ocupación germánica de Livonia y Estonia y la cesión de Turquía de 
determinadas plazas. La mutua renuncia a indemnizaciones y cualquier otro tipo de reclamación y 
la responsabilidad mutua en el mantenimiento de los prisioneros de guerra completan este Tratado 
que, a pesar de ser interpretado por Lenin como una “lección dura, pero necesaria”, permitía el 
mejor seguro de pervivencia y la consolidación del gobierno soviético. Ahora y más cuando 
Alemania se derrumbe a consecuencia de la derrota militar, se hacía posible una política exterior 
encaminada complementariamente a promover la revolución mundial y la seguridad nacional de la 
República soviética. 
 
 
El nacimiento de la URSS y la guerra civil 
 
Tras la revolución de octubre lanza Lenin una serie de tesis sobre la Asamblea Constituyente que 
supone un enfrentamiento por parte del nuevo régimen soviético con los supervivientes del régimen 
anterior y con los socialistas disidentes, y un paso hacia la revolución socialista proletaria. Así, 
cuando el III Congreso de los soviets abrió sus debates el 10 de enero de 1918, se consideró 
heredero de la Asamblea Constituyente del Gobierno Provisional, y confirmó inmediatamente su 
disolución y la instauración de una nueva Asamblea testigo del triunfo de la revolución proletaria. 
Adopta la “Declaración de los Derechos del Pueblo Trabajador y Explotado”, y motivos de raza o 
nacionalidad. 
Se da nombre geográfico e ideológico a la recién nacida República y se redacta una Constitución 
forma, cuya preparación es encargada por el IV Congreso, reunido en el mes de marzo, a una 
comisión. El Comité Central de partido, tras su presentación al V Congreso, se convierte en la 
constitución de la República Socialista Federativa Soviética Rusa (RSFSR). 
Se incluye el carácter federal de la República, la separación de Iglesia y Estado y de escuela e 
Iglesia, la libertad de expresión y reunión de los trabajadores, la obligación de todos a trabajar, a 
cumplir el servicio militar, el derecho a la ciudadanía para todos los trabajadores y la abolición de 
toda discriminación pro motivos de raza o nacionalidad. El poder supremopertenecía al congreso 
de los Soviets de toda Rusia; y este Congreso elegía un Comité Ejecutivo Central que, a la vez, 
nombraba el Consejo de Comisarios del Pueblo para el ejercicio de la “administración general”, 
amén de la promulgación de “decretos, órdenes e instrucciones”. 
Una Constitución, conflictiva en cuanto que al mismo tiempo que debilitaba el poder estatal lo 
reforzaba; y una contradicción entre la creencia en la desaparición del Estado y la necesidad de su 
fortalecimiento para asegurar la revolución y su objetivo final a través de la dictadura del 
proletariado. Además divide la función legislativa y la ejecutiva. 
La guerra civil facilitó, a partir de la alianza milar entre las diversas repúblicas, una unión 
económica, política, diplomática y miar que se completaría finalmente en forma de Unión de 
Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), cuyo “ropaje constitucional” se hizo posible en 
diciembre de 1922. La celebración del I Congreso de soviets de la URSS permitió a principios de 
1923 el nombramiento de un comisión para redactar la nueva Constitución bajo cuya cobertura y 
autoridad se instalarán las repúblicas constitutivas de la RSFSR y las de Ucrania, Rusia Blanca y 
Transcaucasia. 
Con el poder en manos del Partido Comunista, único en la URSS, que dirige y controla el Comité 
Central y el Presidium. Finalmente el Tribunal Supremo “adscrito al Comité Ejecutivo Central de la 
URSS”, debía tener como objetivo “reforzar la legalidad revolucionaria y coordinar los esfuerzos de 
las repúblicas de la Unión en la lucha contra la contrarrevolución”. 
La Constitución fue aprobada por el Comité Ejecutivo Central de toda Rusia el día 6 de julio de 
1923 y entró inmediatamente en vigor; aunque la confirmación formal y la ratificación de la mismo 
no se produce hasta que a finales del mes de 1924 recién fallecido Lenin, se reúne el II Congreso de 
soviets de toda Rusia. 
 
 
Del comunismo de guerra a la NEP 
 
En el X Congreso de marzo de 1921, cundo Lenin se decide por la reconstrucción económica, la 
potenciación de la clase obrera y el fortalecimiento del partido a través de una Nueva Política 
Económica (NEP) que conlleva la trascendental decisión política de abandonar el comunismo de 
guerra, ineficaz en época de paz, y el retorno a la economía de mercado, como antídoto, como una 
pausa en la construcción del socialismo. Una política económica bifurcada en un sector privado o 
libre, el de la agricultura, pequeño comercio y empresas medianas; y un sector publica, estatal que 
comprendía la gran industria, los transportes, el comercio exterior y la banca. 
Tras la muerte de Lenin, las tesis stalinistas resultaron vencedoras y se aceptó por vez primera el 
desplazamiento del centro de gravedad del movimiento socialista desde Europa occidental hacia la 
Unión Soviética.

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