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EL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN BOLCHEVIQUE Y LOS ORÍGENES DE LA URSS El triunfo de la revolución en Rusia, 3en 1917, se sitúa como uno de los hechos más importantes de la Historia contemporánea; como un hecho de trascendencia mundial, cuya inmediata y posteriormente desarrollada consecuencia ha sido la división del mundo en dos sistemas antagónicos. Comprender las posibilidades del triunfo revolucionario en el país más grande y más poblado de Europa, cuyo primer censo, el de 1897, arrojaba la suma de ciento veintinueve millones de habitantes, y que diecisiete años después, en 1914 ya había aumentado a ciento sesenta millones, con una tasa de natalidad superior al 45 por 1000, equivalente a un crecimiento anual de dos millones, resultaba impensable en las condiciones económicas, sociales y políticas de atraso en que se encontraba; incrementadas además por el hecho de haberse convertido el país en el “paraíso del capitalismo”, dadas las garantías públicas que el poder zarista concedía a los empréstitos extranjeros. Este reducto de la autocracia va a experimentar en los comienzos del siglo, en el entorno de una guerra que tuvo, según la expresión de Lenin, un papel de “acelerador de la historia”, un proceso, desde febrero a octubre de 1917, capaz de conducir a la victoria de la revolución total como resultado de la asociación de una insurrección campesina y de una revolución proletaria; un movimiento, el primero, característico de los “albores del desarrollo capitalista”, según Trotsky, junto a un fenómeno que “denota la decadencia de la sociedad burguesa”. 1. Lentitud y aceleración del tiempo histórico. Los antecedentes revolucionarios. Población compuesta por agricultores en un 81%, los sucesivos crecimientos demográficos no tenían otra salida que la acumulación de mano de obra en parcelas cada vez más reducidas, cuyos cultivos, conforme a métodos rudimentarios y técnicas agrícolas primitivas que no iban más allá de la rotación trienal, justifican rendimientos agrícolas muy bajos, ausencia prácticamente total de ganadería, escasez consiguiente de abonos y fuerte dependencia del mercado mundial. En 1881 la mano de obra se pudo ver libre de la servidumbre y afluir hacia las empresas industriales, éstas eran escasas, desigualmente distribuidas, en función de intereses foráneos, puesto que el inicial desarrollo de la industria sólo fue posible con las aportaciones de capital y técnica extranjeros, a través de sociedades inglesas y de inversores franceses, belgas y alemanes, que escapan al control del Zar, a la vez que controlan las vías de comunicación y el comercio exterior. Sociedad, autocracia y fuerzas políticas. La conversión del siervo al hombre libre le obliga a comprar la parcela, y la exigencia de esta compra, que se salda por anualidades incrementadas por el impuesto real, pesan intensamente sobre porpiedades cada vez más pequeñas en razón de la fuerte presión demográfica. Así, cien millones de campesinos se reparten el 60% de las tierras cultivables, y permanecen en situación anquilosada gracias al mir, la institución tradicional que supervisa la periódica distribución de las parcelas y garantiza el conservadurismo del mujik. En los años precedentes a la guerra el 65% de las familias campesinas no cuenta con tierras suficientes para su manutención, y a consecuencia de las malas cosechas y de la usura la mitad de los campesinos perciben ingresos anuales inferiores al mínimo vital, en contraste con la saneada situación agrícola de la Corona y de las ciento cuarenta mil familias nobles poseedoras del 25% de las tierras cultivables. El alto analfabetismo, en torno al 80% de la población total, deviene justificado por la carencia de instituciones educativas y por la resignación supersticiosa en manos de Dios y del zar que predican en los medios rurales popes también culturalmente mediocres. Sólo alzamientos breves y salvajes, siempre furiosamente reprimidos, ofrecen débil respuesta a las condiciones laborales duras, de jornadas de trabajo superiores a las once horas diarias y salarios bajos y en parte pagados en especie. Gracias a la importación de capital y técnica extranjeros, el sector industrial, concentrado en más de la mitad en grades fábricas, por encima de los 500 obreros, presenta o conforma un proletariado moderno que, tanto por sus condiciones de trabajo como por sus formas de vida se desarrolla fuertemente vinculado al mundo rural. Ni el liberalismo ruso, ni los elementos social-revolucionarios procedentes del populismo y del nihilismo, podrán provocar la aceleración de la crisis y forzar las resistencias al cambio. El partido socialdemócrata, marxista, forjado con destacados miembros de la intelligentsia y un importante sector de la pequeña burguesía, identificado con la nueva clase obrera, era una oposición intransigente y eficaz. Fundado por Plejanov, nace en el congreso de Minsk, en 1898, preocupado por la formación de una vanguardia obrera revolucionaria y capaz de una transformación del mundo mediante una revolución al mismo tiempo social y política. Una crisis de superproducción o de subconsumo (1901-1903), la derrota rusa frente a Japón en 1904, graves condiciones económicas consecuentes con las malas cosechas y el incremento de los impuestos para hacer frente a la guerra, estimularon el descontento urbano que protagonizó huelgas en las fábricas. Hacia el protagonismo bolchevique. Los inicios del partido obrero socialdemócrata ruso. Remonta sus orígenes a un congreso casi insignificante que reúne en Minsk, en marzo de 1898, a nueve hombres para fundar el partido obrero socialdemócrata rus, “el primer partido marxista ruso en suelo ruso”, designar un comité central y decidir la publicación de un órgano del partido. Antes de que los acuerdos hubiesen podido ser operativos, la policía había logrado detener a los representantes fundamentales. El documento más importante legado al futuro como resultado de la reunión partía del más ortodoxo análisis marxista heredado del Manifiesto de 1848: la necesidad del paso por una revolución democrática-burguesa que permita madurar hacia la socialista-proletaria, con el agravante de que la incapacidad de la burguesía rusa para hacer su propia revolución trasvasa este papel activo directamente al proletariado. Con esta base teórica y práctica se encauza la acción política del joven abogado Lenin. Se ofrece a las organizaciones obreras clandestinas de Rusia un programa y un plan de acción. El intento de construir un aparato central, disciplinado y secreto, un “estado mayor” de las luchas obreras frente a los particularismos locales. Atacar a un socialismo economicista inhábil para la urgente transformación sociopolítica, se plantea la necesidad de imbuir en la clase obrera las ideas socialistas mediante la creación y reafirmación de un partido obrero, integrado por revolucionarios profesionales, organizado de arriba hacia abajo, interesado, como punto de partida, en los problemas y reivindicaciones económicos y preferentemente atento a la educación revolucionaria. Se inicia en Bruselas y continúa en Londres en el verano de 1903, hará realidad un programa donde por vez primera “la dictadura del proletariado” se va a convertir en consigna y en camino hacia el objetivo inmediato, “la conquista del poder político por el proletariado, condición indispensable para la revolución social”. Esto provoca la división del partido entre los proclives a una opción abierta colaboradora con la intelligentsia y los defensores de un partido restringido, de revolucionarios profesionales, decididos por la formación y actuación de una vanguardia obrera disciplinada (los duros, de Lenin) que tras los lógicos avatares de una actuación complicada por el exilio, los enfrentamientos y la actuación clandestina y polémica suscitada nivel internacional, irá configurándosecomo partido bolchevique, teórica y estratégicamente definido como “leninista”. En 1905, el grupo bolchevique asocia a unos ocho mil obreros, casi todos trabajadores en centros industriales, a los que el “domingo rojo”, la agitación económica y política posterior, la proliferación de huelgas, la “odisea” del Potemkim y la represión policial y militar consiguiente irán madurando con rapidez hacia la reunificación obrera y hacia el sucesivo y creciente protagonismo. Un partido, pues, de acción, “capaz de vencer al zarismo y ala burguesía” revolucionario y clandestino, jerárquico y rigurosamente centralizado, entrenado en el mantenimiento de unas perspectivas y una política revolucionaria. Líderes y educadores infatigables sin cuya experiencia habría resultado imposible el “milagro” revolucionario. La revolución de 1905, “ensayo de la Gran Revolución” En vísperas de la revolución de 1905, se da un abandono del esquema marxista por el intento de organizar artificialmente, antes de la consumación del cambio burgués, una revolución proletaria. La guerra de Manchuria, había venido a confirmar no sólo la impopularidad de tal conflicto a causa de la acumulación de privaciones, muertes e impuestos, sino, sobre todo, la incapacidad y la corrupción de los medios dirigentes que, junto con la actitud indecisa de Nicolás II, las brutalidades de la policía y la capitulación final de PortArthur, había generado la desconfianza general hacia las reformas de liberalización del régimen recogidas en el manifiesto de 25 de diciembre de 1904. El 16 de enero de 1905 los obreros de las fábricas Putilov inician un paro como protesta por el despido de cuatro camaradas, y rápidamente la huelga se extiende a todas las empresas de la región de San Petersburgo. Al mismo tiempo, el pope Gapón, encargado de organizar las “Uniones obreras” inicia la manifestación de ciento cincuenta mil personas, el día 22 al palacio de invierno, y el choque con los cosacos produce más de mil muertos y varios miles de heridos. El Domingo rojo así inaugurado, aparte de conmover al mundo entero, testifica la ruptura de la veneración popular hacia el zar, y justifica el desarrollo de las tendencias políticas opuestas a una autocracia que pierde así su aureola cuasi divina al par que rompe la tradicional apatía política popular. A partir de aquí se extiende y reduce a lo largo del año el fenómeno revolucionario y el intento de los liberales, organizados en uniones profesionales, de agilizar la democratización del régimen: asesinato del gran duque Serge, gobernador general de Moscú y tío del zar; revueltas universitarias que adoptan las mociones más violentas; huelgas de obreros y manifestaciones callejeras;: ataques campesinos a las grandes propiedades; constitución de una unión campesina pan-rusa en defensa de la propiedad colectiva de la tierra. El tercer Congreso del partido socialdemócrata celebrado en Londres a fines de abril, al que únicamente asisten los bolcheviques, se decide una acción revolucionaria y la necesidad y oportunidad de la toma del poder por los obreros mediante una dictadura democrática del proletariado y del campesinado. Los revolucionarios ruegan a la armada rusa que fraternice con el pueblo del que procede. Los marinos, llegan al amotinamiento el día 27 de junio. Se trataba pare Lenin, de la más indiscutible maduración revolucionaria, puesto que esta participación del ejército en la misma concede a la revolución el matiz político necesario para provocar el cambio sustantivo del régimen político. Se proclama una huelga general el día 20 de octubre, se paralizan los ferrocarriles y demás servicios públicos así como las actividades comerciales. Bajo un comité ejecutivo compuesto de bolcheviques y mancheviques. Nicolás II acepta y garantiza las libertades civiles, la ampliación de la ley electoral y la creación de una Duma con poderes legislativos. Los campesinos rechazan los impuestos, se niegan al reclutamiento y comienzan a formar soviets rurales; los marinos se sublevan en Kronstadt y más tarde en el Mar Negro y forman soviets de soldados; y los soviets de obreros pasan a convertirse en verdaderas comunas autónomas a modo de pequeñas repúblicas. Lenin llega a la capital el día 9, edita un periódico, promete a los campesinos la confiscación de todas las propiedades y reclama la unión de todas las fuerzas de izquierda para una sublevación armada. Con el apoyo de gran parte de la armada, fiel al zar, los conservadores logran reorganizarse en grupos políticos y en bandas armadas y practican la represión de socialistas y judíos. SE satisfacen en parte las exigencias campesinas de mejor. Se autorreprimen los movimientos liberales, satisfechos con los cambios anunciados. Se suceden las deportaciones a Siberia, y el ejército reprime cualquier manifestación de insurrección o huelga. Con el gobierno dueño total de la situación e interesado en estabilizar el régimen, a Lenin y a los bolcheviques no les queda sino aprender la lección y, mientras tanto, “acumular la energía revolucionaria”. 2. De febrero a octubre de 1917: El proceso revolucionario. Si finalmente la revolución acabó en fracaso fue debido, por una parte a la generalizada pasividad campesina y, por otra, al miedo de la burguesía rusa que, por temor a las masas obreras y marginadas, abandonó la lucha en cuanto obtuvo las primeras concesiones por parte del poder político. Los bolcheviques concluyen que la revolución de 1905 demostró cómo el proletariado era capaz de poner fin a la dominación autocrática y burguesa al mismo tiempo. Ello va a exigir, en expresión de Trotsky, una revolución permanente, la dictadura revolucionario y democrática del proletariado y el campesinado conjuntamente. El proceso revolucionario va a exigir la administración económica del país desde el dominio proletariado como un asunto estatal. Y en este caso va a revestir una importancia irreemplazable del surgimiento de los soviets, gracias a los cuales triunfaron en 1917 el partido bolchevique y la revolución proletaria. Rusia era incapaz de responder a la doble necesidad de defenderse contra el imperio autro-alemán y demostrar solidaridad con el pueblo servio. Cuando la marcha del conflicto se complica y se eleva el número de movilizados, da lugar a lo largo de 1915 y 1916 a un sucesivo incremento de muertos y heridos, al decaimiento del primer entusiasmo colectivo y a progresivas deserciones en masa que no cesan ni siquiera con la presencia del zar frente al ajército. La acción dictatorial de Rasputín, la acusación de germanofilia de la familia del zar y de parte del gobierno a la falta de entendimiento del propio Nicolás II con la Duma, cuyo bloque progresista sigue optando por una monarquía constitucional, colaboran igualmente a la maduración del descontento y de la inestabilidad social y política, y generan la ocasión para una nueva explosión revolucionaria. La revolución de febrero, primera etapa de la Revolución Con el año 1917 llega la nueva era de la historia de Rusia. La guerra erosionó definitivamente la estructura económica y política del país, el invierno de 1916 se dieron sucesivas bajas por frío de las tropas rusas, el hambre o el fuego enemigo generalizaron el malestar y la desmoralización a las fábricas y barrios obreros y al resto de la población cada vez más azotada por la escasez de víveres y la subida vertiginosa de los precios superior a un 300%. En febrero estalla definitivamente la crisis y se suceden en quince días expresiones revolucionaras que atestiguan tensiones sociales. El zar abdica, su hermano Miguel rehúsa la Corona y los diputados de la oposición liberal constituyen un urgente “Gobierno Provisional” que intentará con su política de decretos una base legal para el desmantelamiento del antiguo régimen. Esto provoca un “poder doble”, el del gobierno provisionalintegrado por los representantes de la burguesía, y el de los soviets elegido en fábricas y barrios urbanos, que se consideran depositarios del voto del pueblo trabajador. Burgueses y proletarios, frente a frente. El manifiesto bolchevique del día 26 de febrero condena al gobierno provisional como factura de “capitalistas y grandes terratenientes” y optando por un gobierno provisional revolucionario cuyo objetivo inmediato sería la constitución de una república democrática. Los bolcheviques deciden aceptar la propuesta de Stalin: “apoyar al Gobierno Provisional en su actividad sólo en tanto siga por el camino de dar satisfacción a la clase obrera y al campesinado revolucionario”. La actitud bolchevique sintonizaba así con la menchevique. El retorno de Lenin a Rusia a primeros de abril provocó el cambio de sentido de la política bolchevique, plantea la necesidad de convertir la guerra imperialista en una guerra civil, junto con la urgencia de una milicia obrera que preparara con apoyo en los soviets, la revolución proletaria: “na república de soviets de diputados de obreros, campesinos pobres y campesinos, en todo el país, de abajo arriba”. Los bolcheviques deciden llamarse partido comunista proletario, constituyendo de manera definitiva la alternativa más seria frente al Gobierno Provisional. Cuando en el mes de abril este Gobierno opte por el respeto del compromiso con los aliados de seguir la guerra hasta el final y se sucedan las manifestaciones populares de descontento y resistencia, va a surgir una crisis ministerial sin solución de continuidad hasta el mes de octubre. La revolución de octubre: “Todo el poder para los soviets” Se genera la sucesiva alineación de los soviets de Moscú, Kiev y demás grandes ciudades en esta postura revolucionaria. El II Congreso de los soviets ya podía exigir y tomar el poder pese a la resistencias mancheviques, la insurrección revolucionaria fue impulsada directamente a partir del día 19 de octubre, por Trotsky y Lenin. El 25 las fuerzas bolcheviques entran en acción y, tras algunos cañonazos disparados desde el Aurora, toman el Palacio de Invierno, donde el Gobierno se hallaba reunido. La insurrección triunfa, y en la tarde del 25, después de la huida de Kerensky y de su gobierno, al que habían fallado todoso sus resortes, el soviet y el comité lanzan un manifiesto al mismo tiempo que se incia el II Congreso. El lema era “todo el poder para los soviets”; pero en la práctica será el sector bolchevique el qe controle la situación. Buscan fundamentalmente “una paz inmediata sin anexiones”, la abolición de la gran propiedad agrícola, el control de las fábricas por los trabajadores mediante instituciones democráticas elegidas, la nacionalización de los bancos, la igualdad, soberanía y autodeterminación de todos los pueblos de Rusia. El análisis del decreto revela una especial insistencia en tres puntos: 1) Inmediata conclusión de una paz “justa y democrática”, sin anexiones ni indemnizaciones, basada en la autodeterminación para todas las naciones; 2( Abolición del secreto diplomático, de modo que queden clarificadas las negociaciones pasadas y se tramiten las futuras de un modo “totalmente público y a los ojos de todo el pueblo”; 3) Petición de ayuda a los obreros de Inglaterra, Francia y Alemania para “llevar a feliz término la conclusión de la obra de la paz, y también de la liberación de las masas trabajadoras y explotadas en la población de toda clase de esclavitud y explotación”. Lenin empleó parte de la noche del 25 al 26 en redactar un decreto sobre la tierra: abolida la “gran propiedad agrícola”, que pasa a los soviets campesinos. De igual manera y gracias al control de los trabajadores sobre las fábricas de más de cinco obreros, también los soviets de las ciudades lograban situarse en el nuevo Estado y de responder así a las exigencias de desarrollo obrero en un entorno político constructivo. Se concede la ciudadanía rusa a los prisioneros e guerra leales a la ideología del nuevo régimen; se considera el ejército rojo como “un destacamento internacional” al servicio de la revolución proletaria; y se instala en Petrogrado la “sede del Estado mayor del proletariado revolucionario”. Se fuerza a Rusia a una doble política exterior en la que se hacía necesario combinar la negociación con los países capitalistas y la presión y lucha por su caída. Una política compleja para un doble efecto, el de la destrucción de un Estado y fortalecimiento de otro. 3. El desarrollo de la URSS. Del comunismo de guerra a la NEP. El más grave problema que se crea a los bolcheviques una vez dueños del país era responder a las cinco esenciales y urgentes necesidades cuya satisfacción provocaría la estabilidad y progreso del sistema socialista. Estos cinco grandes cuestiones eran la aceptación del dominio bolchevique por los ciudadanos, la implantación de las nuevas instituciones respaldadas en una Constitución socialista, enderezar la marcha de la economía rusa, librarse de un guerra imperialista y suicida y superar la situación de guerra civil consiguiente. El punto de partida había de ser acabar con los problemas planteados a la política exterior, finalizar la guerra aun a costa de romper el acuerdo aliado de 5 de septiembre de 1914 con la obtención de una paz separada. Justificar el nuevo paso a nivel teórico-práctico e iniciar la negociación de un armisticio con el mando alemán, aunque también fueron invitados los gobiernos aliados a participar en el mismo y en su negociación. El Tratado, que se firma el día 3, obliga a Rusia, entre otras cláusulas, a renunciar a sus derechos sobre Riga y su contorno, a la totalidad de Curlandia, Lituania y una parte de Rusia blanca, reconocimiento de la ocupación germánica de Livonia y Estonia y la cesión de Turquía de determinadas plazas. La mutua renuncia a indemnizaciones y cualquier otro tipo de reclamación y la responsabilidad mutua en el mantenimiento de los prisioneros de guerra completan este Tratado que, a pesar de ser interpretado por Lenin como una “lección dura, pero necesaria”, permitía el mejor seguro de pervivencia y la consolidación del gobierno soviético. Ahora y más cuando Alemania se derrumbe a consecuencia de la derrota militar, se hacía posible una política exterior encaminada complementariamente a promover la revolución mundial y la seguridad nacional de la República soviética. El nacimiento de la URSS y la guerra civil Tras la revolución de octubre lanza Lenin una serie de tesis sobre la Asamblea Constituyente que supone un enfrentamiento por parte del nuevo régimen soviético con los supervivientes del régimen anterior y con los socialistas disidentes, y un paso hacia la revolución socialista proletaria. Así, cuando el III Congreso de los soviets abrió sus debates el 10 de enero de 1918, se consideró heredero de la Asamblea Constituyente del Gobierno Provisional, y confirmó inmediatamente su disolución y la instauración de una nueva Asamblea testigo del triunfo de la revolución proletaria. Adopta la “Declaración de los Derechos del Pueblo Trabajador y Explotado”, y motivos de raza o nacionalidad. Se da nombre geográfico e ideológico a la recién nacida República y se redacta una Constitución forma, cuya preparación es encargada por el IV Congreso, reunido en el mes de marzo, a una comisión. El Comité Central de partido, tras su presentación al V Congreso, se convierte en la constitución de la República Socialista Federativa Soviética Rusa (RSFSR). Se incluye el carácter federal de la República, la separación de Iglesia y Estado y de escuela e Iglesia, la libertad de expresión y reunión de los trabajadores, la obligación de todos a trabajar, a cumplir el servicio militar, el derecho a la ciudadanía para todos los trabajadores y la abolición de toda discriminación pro motivos de raza o nacionalidad. El poder supremopertenecía al congreso de los Soviets de toda Rusia; y este Congreso elegía un Comité Ejecutivo Central que, a la vez, nombraba el Consejo de Comisarios del Pueblo para el ejercicio de la “administración general”, amén de la promulgación de “decretos, órdenes e instrucciones”. Una Constitución, conflictiva en cuanto que al mismo tiempo que debilitaba el poder estatal lo reforzaba; y una contradicción entre la creencia en la desaparición del Estado y la necesidad de su fortalecimiento para asegurar la revolución y su objetivo final a través de la dictadura del proletariado. Además divide la función legislativa y la ejecutiva. La guerra civil facilitó, a partir de la alianza milar entre las diversas repúblicas, una unión económica, política, diplomática y miar que se completaría finalmente en forma de Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), cuyo “ropaje constitucional” se hizo posible en diciembre de 1922. La celebración del I Congreso de soviets de la URSS permitió a principios de 1923 el nombramiento de un comisión para redactar la nueva Constitución bajo cuya cobertura y autoridad se instalarán las repúblicas constitutivas de la RSFSR y las de Ucrania, Rusia Blanca y Transcaucasia. Con el poder en manos del Partido Comunista, único en la URSS, que dirige y controla el Comité Central y el Presidium. Finalmente el Tribunal Supremo “adscrito al Comité Ejecutivo Central de la URSS”, debía tener como objetivo “reforzar la legalidad revolucionaria y coordinar los esfuerzos de las repúblicas de la Unión en la lucha contra la contrarrevolución”. La Constitución fue aprobada por el Comité Ejecutivo Central de toda Rusia el día 6 de julio de 1923 y entró inmediatamente en vigor; aunque la confirmación formal y la ratificación de la mismo no se produce hasta que a finales del mes de 1924 recién fallecido Lenin, se reúne el II Congreso de soviets de toda Rusia. Del comunismo de guerra a la NEP En el X Congreso de marzo de 1921, cundo Lenin se decide por la reconstrucción económica, la potenciación de la clase obrera y el fortalecimiento del partido a través de una Nueva Política Económica (NEP) que conlleva la trascendental decisión política de abandonar el comunismo de guerra, ineficaz en época de paz, y el retorno a la economía de mercado, como antídoto, como una pausa en la construcción del socialismo. Una política económica bifurcada en un sector privado o libre, el de la agricultura, pequeño comercio y empresas medianas; y un sector publica, estatal que comprendía la gran industria, los transportes, el comercio exterior y la banca. Tras la muerte de Lenin, las tesis stalinistas resultaron vencedoras y se aceptó por vez primera el desplazamiento del centro de gravedad del movimiento socialista desde Europa occidental hacia la Unión Soviética.
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