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Resumen la europa remodelada

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RESUMEN CAPÍTULO VI. GRAN BRETAÑA Y RUSIA EN 1848 Y LA DIPLOMACIA DE LAS POTENCIAS. 
Primera etapa. 
Europa se encontraba en conflicto, y la evolución de las instituciones de Gran Bretaña y Rusia polarizaron el conflicto de mediados del siglo XIX: liberalismo va autocracia. Gran Bretaña representaba al liberalismo, mientras que Rusia representaba a la autocracia. Esto se debía a que los zares utilizaban su poder para reprimir la libertad individual. 
Por este motivo comenzó a darse un conflicto entre ambos países, y Palmerston volvió a ser el ministro de Asuntos Exteriores. Él personificaba al liberalismo, y el zar Nicolás I a la archirreacción. 
A pesar de esto, ninguno de los dos países contribuyó a la causa de la revolución en Europa, sino que se mantuvieron ocupados en evitar ir a una guerra. 
Los líderes temían que si triunfaba la revolución ninguna de ellas sobrevivirían. 
Pocos cartistas querían la revolución, en el fondo ellos confiaban en las instituciones británicas y en el parlamento. Ellos buscaban mejorar al Parlamento, no sustituirlo. 
Durante la crisis de 1847 y 1848,el cartismo volvió a la escena. Sin embargo, en ningún momento se presentó como un peligro, ya que los manifestantes eran fácilmente controlados. Los obreros británicos no eran revolucionarios, y la clase media apoyaba a los esfuerzos del gobierno. 
En esos mismos años, su vecina Irlanda tuvo un papel muy importante en el cartismo, en la que se planeó una conspiración mucho más grande. El gobierno se encontraba preparado para enfrentar esto, sin embargo todo resultó un fiasco y los líderes terminaron presos o exiliados. 
Segunda etapa. 
Las repercusiones de 1848 en Gran Bretaña le dieron una confianza a la clase media y dominante. Un ejemplos es la carta que le envío el príncipe Alberto al Primer Ministro John Russell, en la que le pedía que no atacaran a los cartistas, ya que eso sería triste, continuaba relatando que querían ayudar a los desempleados, que eran muchos en ese momento. 
Estas luchas que no se hacían de manera violenta hacían reflexionar al país de que estaban tomando el camino correcto. Esto también motivó a la política exterior británica. 
Por otro lado, Palmerston creía en los principios constitucionales, pero no hasta el punto de alentar una posible revolución, ya que probablemente incitar una podría poner en peligro la paz y los intereses británicos. A pesar de su actividad diplomática antes y durante 1848, podemos decir que esta no ayudó mucho. El rey de Prusia no lo escuchó y la reina de España envió a su país al embajador británico. Pero el aspecto más extraordinario del intento de Palmerston de aleccionar a Europa fue la decisión de enviar en septiembre de 1847 a lord Minto, ministro del gabinete, a las cortes italianas. 
Una vez que estallo la revolución, Palmerston dio la orden de no intervenir en los países extranjeros. Dio la impresión de que no iba a intervenir, pero le avisó a Metternich que iba a haber una invasión en Nápoles. 
Por otro lado, se mostraba en contra de la revolución en Francia, y decía que el gobierno provisional se debía encargar de frenarla, y ellos se encargarían de que esos ideales políticos no contagien al resto de Europa. Sin embargo, Palmerston también dejaba en claro que no tenía nada en contra del país, y que si el gobierno tenía buenas relaciones con el resto del continente, también la tendrían con ellos. 
Tercera etapa.
Luego de un tiempo ninguna potencia estaba en condiciones de intervenir en Francia. Los intereses prusianos y alemanes se interponían en el movimiento hacia el oeste de las tropas rusas, lo cual, por otra parte, era impensable en 1848. La única preocupación que tenía el gobierno provisional francés era Gran Bretaña. Esto se debe a que el país lanzo la advertencia de que si Francia no intervenía en Europa, ellos no permitirían que Europa interviniera en su país, pero si lo hacían podrían encontrarse frente al enojo de Gran Bretaña. 
Palmerston estaba preocupado porque las consecuencias diplomáticas de la revolución y la guerra en el norte de Italia podían afectar a los intereses británicos. Frente a esto les dijo a los austriacos que abandonen el país, pero ellos claramente no le hicieron caso.
Él seguía actuando pacíficamente con Francia con el fin de impedir que el país emprendiera una acción unilateral. 
En el verano de 1849 la situación había cambiado, en Francia el gobierno provisional fue reemplazado por la república clerical de Luis Napoleón. Una vez que invadieron Italia Palmerston no hizo nada. Luego desembarcaron en Italia, ocuparon Roma y terminaron con la República romana, obligando de esta forma a marchar al exilio a Garibaldi y Mazzini. 
Alemania estaba comenzando a ganar poder en el continente, por lo que se esperaba que los estados alemanes solucionaran sus problemas para contribuir al equilibrio de poder, y así actuar como una barrera para Rusia en el este y para Francia en el oeste. Pero Palmerston deseaba que Austria formara parte de la consolidación del poderío alemán. 
Cuarta etapa.
Aquí nos podíamos encontrar con dos posiciones, por un lado tenemos a Gran Bretaña que buscaba que Alemania se unificara y tomara poder, ya que esto sería beneficioso para sus intereses. Por el otro tenemos a Francia que no consideraba que el surgimiento de vecinos fuertes como Italia o Alemania sería beneficioso para sus intereses. 
Las grandes potencias europeas no sentían mucho agrado por la problemática de Alemania, pero tampoco creían que sería una buena idea que sus conflictos se resuelvan a través de la guerra. Esto explica por qué su diplomacia con respecto a la cuestión de Schleswig-
Holstein durante 1848-1849 fue tan confusa. Estos ducados estaban vinculados, su soberano era el duque de ambos, y al mismo tiempo era el rey de Dinamarca. Otro aspecto de esta cuestión es que sólo el ducado de Holstein formó parte del Sacro Imperio Romano desde el siglo XVI. Sin embargo, Napoleón resolvió no incluir a Holstein en su Confederación del Rin. Pero en 1815 se decidió incluir a Holstein en la nueva Confederación germánica y el rey-duque danés se convirtió en un miembro de esta. De esta manera los ducados estaban vinculados y eran tratados de modos diferentes. Otro problema que alimentaba a la cuestión era la sucesión. En Dinamarca, si no había un hombre que heredara el trono lo podía hacer una mujer, sin embargo, en los ducados se aplicaba la ley sálica, según la cual solo la línea masculina más próxima podía ser el heredero al trono. El desarrollo del nacionalismo alemán fue muy importante en este conflicto. 
Este conflicto de sucesión se dio en 1840, el hijo mayor de Cristian VIII, Fernando VII no tenía hijos. Luego de su muerte, la corona danesa pasaría a manos de Cristian IX, sus derechos dinásticos derivaban de su tía abuela. Sin embargo, el descendiente varón más cercano era el duque Cristián de Augustemburgo, que tendría derecho, de acuerdo con la ley sálica, a heredar los ducados. Esta ley sería aplicada en Schleswig, pero no en Holstein. 
Esta decisión despertó una ola de reclamos nacionalistas alemanes.
Quinta etapa. 
Tras la muerte de Cristian VIII en 1848, Federico VII que le sucedió al trono de Dinamarca, anunció una nueva constitución para los ducados, en la que se decía que estos iban a tener un parlamento junto al reino. Los liberales daneses apoyaban esto. Esto se veía como un camino a conformar un solo Estado danés. 
El 24 de marzo de 1848, los alemanes de los dos ducados proclamaron un gobierno provisional en Kiel independiente de Dinamarca. Muchos patriotas comenzaron a luchar para conseguir una Alemania unificada. 
Una vez que estallo la revolución en los ducados, el duque de Augustenburgo se ofreció a liderarla como príncipe alemán y le pidió al rey de Prusia ayuda con los daneses. Éste lo vio como una oportunidad para liderar la causa de Alemania y así Prusia entro en guerra con Dinamarca. Federico Guillermo IV estaba apoyando la causa alemana, pero a su vez se estaba poniendo en contra de la reina de Inglaterray el zar de Rusia. 
Sin embargo, esto no llego a ningún lado realmente, ya que Prusia y Dinamarca terminaron firmando un armisticio en mayo de 1848, generando así la decepción de muchos liberales alemanes. 
Ningún Estado de Europa ayudó a esta causa, ni la Gran Bretaña liberal, ni la Francia revolucionaria, todos se hicieron a un lado. 
Sexta etapa. 
Por otro lado, el zar Nicolás no se preocupaba tanto por las revoluciones que sucedían en otro país, sino que le importaba que las mimas no afecten a Rusia. Desde que asumió al poder se encargo de reprimir a todo aquel que no coincidiera con sus ideales, incluso durante su reinado hubo unos 10.000 exiliados a Siberia. 
La censura y persecución que había en Rusia generó el enojo de la minoría rusa de cultos, cuyos ataques eran eficaces. Sin embargo, la realidad es que tampoco hubo una gran censura durante todo su reinado. Hubo muchos escritores que enriquecieron a Rusia y se hicieron muy famosos por ello. 
En Rusia los escritores expresaban su descontento social en sus libros, e inclusive podían ocupar cargos en el Estado. 
El zar castigaba muchas veces a aquellos escritores que tenían un gran peso en la sociedad debido a que afectaba su imagen, pero sin embargo tampoco atentaba contra sus vidas. Los que tenían un empleo gubernamental volvían con frecuencia a sus puestos después de un tiempo. Es decir, que el zar lo que hacía era dejar que estos reflexionen sobre lo que estaban escribiendo, y de esta forma no se desviarían. 
Otra cosa positiva para resaltar es que el zar Nicolás también fue importante hacia la liberación de los siervos, la cual se terminaría concretando en el reinado de su hijo Alejandro II en 1861. Su reinado también fue importante en el campo del desarrollo industrial. 
El rápido aumento de la población en Rusia y el tamaño del ejército del zar crearon una amenaza para los liberales occidentales antes de la guerra de Crimea. El comportamiento del zar durante los estallidos revolucionarios demostró que Rusia no era de temer. Solo actuó dentro de los intereses nacionales. 
Rusia no disponía de la fuerza para luchar contra Alemania o Francia, y tampoco nadie quería acogerlos en sus ciudades. 
La única intervención internacional ordenada por el zar fuera de sus fronteras fue contra el nacionalismo rumano en los principados turcos de Moldavia y Valaquia. Esto fue así ya que sus territorios estaban muy próximos al suyo, por lo que no iba a tolerar que sucediera una revolución de democracia y socialismo cerca de Rusia ya que probablemente terminaría llegando hacia los rusos. 
El zar intentó persuadir a los turcos de que se unieran a los rusos en una ocupación conjunta. Al no conseguirlo, los rusos cruzaron las fronteras de Moldavia a finales de julio de 1848. Los turcos contestaron ocupando Valaquia. En octubre ambos habían ocupado los principados y se pusieron de acuerdo para responsabilizarse del gobierno de ellos. Ni Francia ni Gran Bretaña intervinieron en esto. El primero no lo hizo ya que no quería tener un enfrentamiento con Rusia o Gran Bretaña, en cambio el segundo como siempre solo se interesaba en los intereses británicos. 
RESUMEN CAPITULO VII. LAS CONSECUENCIAS DE LA
REVOLUCIÓN: FRANCIA (1848-1851)
Primera etapa. 
La Segunda República fue en parte responsable de la insurrección que se dio. La asamblea creía que iba a poder cortar de raíz la conspiración socialista, sin embargo esa no existía. Creyeron que una buena forma de detener los crecimientos de elementos ingobernables seria reduciendo las subvenciones a los que no tenían trabajo. El 22 de junio la asamblea decidió que todos esos hombres solteros de los “talleres nacionales” debían unirse al ejército, los que estaban casados debían marcharse a otras provincias donde trabajarían en obras publicas. 
El estallido de la violencia se produjo por la sublevación de la gente más pobre, quienes estaban cansados de que el gobierno fuera tan injusto, además que muchos tampoco tenían trabajo. Por otro lado, la economía venia por mal camino también, a mitad de 1848 las nuevas cosechas no fueron recogidas y los desempleados vivían a nivel de subsistencia. 
Los que fueron a la barricada eran hombres que trabajaban en la construcción, del metal y mecánicos, también obreros de la industria textil, criados domésticos, oficinistas e incluso propietarios de pequeños talleres. La asamblea primaria no aceptó lo que estos reclamaban, lo cual generó que el ambiente se volviera violento. 
La lucha comenzó el 23 de junio de 1848. Las barricadas se dieron en los barrios más pobres de Paris y unos 50.000 hombres se enfrentaron al ejército del general Cavaignac. Las pérdidas que se dieron fueron pocas en comparación a otras: 500 insurgentes, y aproximadamente mil soldados. Sin embargo, luego los insurgentes fueron casados, las cifras se encontraban entre 1.500 y 3.000 hombres. Luego, 15.000 fueron presos y 10.000 de ellos recibieron duras condenas. 
La insurrección de junio fue un movimiento heterogéneo de los grupos más bajos de la sociedad parisina, tampoco tenían realmente un plan, sino que todos estaban unidos por el odio hacia la asamblea.
Segunda etapa.
El general Cavaignac fue reconocido por la Asamblea tras su trabajo realizado contra las barricadas, por lo que fue nombrado como Dictador militar de Francia. Éste no abusó de sus poderes, rechazó toda idea napoleónica y le fue fiel a la república, dando a quienes lo apoyaban instituciones permanentes que daban una estabilidad política y económica. 
El borrador de la constitución fue preparado por un pequeño comité y luego de ser debatido en la Cámara fue aprobada el 4 de noviembre de 1848. 
Se creó una sola cámara de 750 miembros que eran elegidos cada tres años por el sufragio universal masculino. Este proporcionaba un mayor conservadurismo en Francia.
A su vez, la constitución también hacia una división de poderes para evitar que este cayera en manos de un dictador. La Cámara tenía la facultad de elaborar leyes. El poder ejecutivo estaba en manos de un presidente, éste era elegido luego de cuatro años por el sufragio universal masculino y no podía presentarse a una segunda elección. 
Luis Napoleón apareció en 1848, y a partir de ahí planeo muy bien como asumiría al poder. Sin embargo nadie le prestó atención, por lo que se marchó a Inglaterra y ocupo el cargo de policía para enfrentarse a los cartistas. 
Luis Napoleón escribió su libro en 1839 titulado “Des idées napoléoniennes”, su mensaje era que la idea napoleónica fue, es y será importante para Francia. 
También escribió “L’extinction du paupérisme”, en el que demostraba su preocupación por los problemas sociales y se ganó la reputación de protector de los oprimidos. 
Tercera etapa.
A partir de abril de 1848, Luis consiguió el apoyo de unos financieros y junto con sus partidarios realizaron una campaña de publicidad de Francia con mucha profesionalidad. Luis Napoleón hizo todo lo que pudo para ganarse a las masas que quería dirigir y manipular.
Tras los sucesos de junio, las oportunidades de Luis Bonaparte aumentaron considerablemente. La república no era vista de buena manera por los franceses, aunque esta estaba compuesta por diversos grupos políticos. Los políticos orleanistas y legitimistas consideraban que había que hacer una restauración. 
En las barricadas sonaba mucho el nombre de Luis Napoleón. Incluso logró convencer a la Iglesia católica que apoyaba su pretensión de que tenía derecho a impartir su enseñanza junto con la del Estado. De esta forma, logró conseguir un gran apoyo debido a todas las promesas que hizo. 
Finalmente, el 26 de septiembre de 1848 Napoleón consiguió el escaño que tanto buscaba. Su aumento de popularidad en la capital les dio la idea a los orleanistas de utilizar su imagen para llegar al poder. Luis Napoleón se ganó el apoyo del sector conservador para poder llegar a la presidencia en 1848. Las fuerzas conservadoras creían que esta era la mejor forma de combatir contra los republicanos que eran quienes confiaban en la república. 
Luis Napoleóntriunfó en las elecciones del 10 de diciembre de 1848. Obtuvo cerca de cinco millones y medio de votos frente a su rival más próximo, Cavaignac, que obtuvo un millón y medio.
Al obtener el poder, era evidente que no se iba a conformar con cuatro años de mandato, y sus ideas tampoco eran compatibles con un sistema parlamentario, elecciones, partidos políticos y dirigentes cambiantes. La asamblea se encargaba de controlar que el presidente cumpliera con la constitución, sin embargo, la debilidad de la misma se encontraba en que no veían grandes virtudes en la república. 
Cuarta etapa. 
Luis Napoleón controlaba la administración, que a lo largo de los cambios constitucionales desde febrero de 1848, había permanecido centralizada. De esta forma ahora era el príncipe-emperador. No era un jefe de Estado. 
El programa que tenia Napoleón I para la nación francesa sería reanudado tras un intervalo de treinta y cinco años. Y esta continuidad fue recalcada por Luis Napoleón cuando, el 1 de diciembre de 1852, asumió el título de emperador Napoleón III, no II. Esto fue así debido a que el hijo de Napoleón, el duque de Reichstadt, era el verdadero Napoleón II.
Durante su primer tiempo se encargó de consolidad su popularidad, quería que el pueblo francés creyera que él estaba por encima del Estado y que representaba al pueblo. También decía que las peleas que había en el parlamento eran causadas por personas que ponían a sus intereses sobre los del pueblo, y que esto era antipatriótico. 
De esta forma, las personas comenzaron a votar en contra de estos políticos que se peleaban, y creían en el gran Luis Napoleón, quien se mostraba como un gran líder al que todos los franceses debían creerle. Esto terminó con la disolución de la asamblea, y cuando debían votar otra en 1849 un tercio del electorado no lo hizo.
Así, la Asamblea estuvo aislada y dividida entre legitimistas, orleanistas, católicos y republicanos de derecha. 
Luis Napoleón esperó su momento. Durante sus primeros nueve meses dejó a cargo al gobierno del país a un gabinete dirigido por un orleanista llamado Odilon Barrot. 
Quinta etapa.
En enero de 1849 la organización de los republicanos rojos fue suprimida. Pese a todo esto, los republicanos consiguieron 180 escaños en las elecciones de 1849. Los conservadores, quienes tenían 750 escaños decidieron tomar medidas frente a esto ya que no les agradaba la idea de tener a tantos republicanos allí. Se promulgaron dos leyes con el propósito de fortalecer la estructura social, una ley sobre educación, la ley Falloux, y otra destinada a reducir el electorado en un tercio, de esta forma se le impedía al sector más inestable y más pobre ejercer una influencia política.
En junio de 1849, Ledru-Rollin intentó reunir a los republicanos rojos para defender la constitución que Luis Napoleón y sus aliados intentaban destruir acabando con las libertades de la República romana. Napoleón había enviado una expedición con el fin de restaurar a un papa que antes era liberal en sus dominios. Sin embargo, no recibió el apoyo ni de los italianos ni del papa. 
Si bien no hubo una insurrección si se originaron protestas, y esta fue la ocasión perfecta que la asamblea utilizó para reprimir a la alianza de la izquierda. 
En octubre de 1849, Napoleón sacó del poder del gabinete a Barrot ya que una mayoría lo apoyaba. Utilizó la excusa de que la república se veía amenazada por la anarquía, y que Francia necesitaba un gobierno fuerte y una política clara. 
Sexta etapa.
Se promulgó una nueva ley que reducía al electorado en un tercio, y en la práctica esto significaba el abandono del sufragio universal. Esta ley también exigía que para votar el ciudadano debiera vivir 3 años en el mismo cantón, de esta forma algunos pobres quedaban excluidos. En las regiones urbanas e industriales al menos la mitad de la población perdió el derecho al voto. Además, para asegurarse de la exclusión de la izquierda militante, la ley electoral privó de ese derecho a todos aquellos que hubieran sido declarados culpables por los tribunales.
En 1851, Luis Napoleón quitó de su cargo a al comandante de la Guarnición de Paris, el general Changarnier, quien se mostraba en desacuerdo públicamente con el príncipe-presidente. 
Las nuevas elecciones se dieron en 1852, y Luis Napoleón no podía presentarse de nuevo. Éste organizó una campaña en todo el país para cambiar la constitución. Una mayoría de la asamblea estaba dispuesta a hacerlo, pero el resto no, y era muy difícil convencerlos, por lo que tenía dos alternativas: dejar la presidencia o ignorar a la constitución y tomar el poder. Por supuesto que optó por la segunda alternativa, y dio un discurso en el que planteaba la idea de hacer una reforma, en la cual claramente él obtendría todo el poder. Utilizaba muy bien la propaganda, y en verdad ocultaba cuáles eran sus intereses. 
Séptima etapa.
Luis Napoleón había asegurado el apoyo de la administración francesa nombrando a prefectos, jueces y funcionarios que estaban de acuerdo con él. La Iglesia también estaba en su mayor parte de su lado, ya que consideraba como enemigos al socialismo y al ateísmo. 
El golpe se dio el 2 de diciembre de 1851. Con la colaboración de la gendarmería y de personal de la administración y el ejército los planes fueron llevados a cabo sin problemas. El Palais Bourbon, en donde estaba reunido el Parlamento fue ocupado. 
Las personas comenzaron a reclamar en las calles que se disolviera la asamblea, y Luis Napoleón dijo que los votos se redujeron por culpa de la asamblea, así dijo que él restauraría el sufragio universal y que le pediría al pueblo que votara una nueva constitución. De esta forma el quedaba como un héroe que salvó a la república de la asamblea. 
RESUMEN CAPÍTULO XII. LA CUESTIÓN ORIENTAL LLEVA A LA GUERRA.
Primera etapa. 
El zar Nicolás temía por un renacimiento del bonapartismo en Francia, ya que según él esto se difundiría por Europa y así se rompería el acuerdo firmado en 1815. Por otro lado, los británicos se preocupaban por las ambiciones territoriales de Rusia. 
Rusia había realizado muchas conquistas durante las guerras napoleónicas en 1812 y en los años que le siguen.
Por este motivo, las fronteras europeas de Rusia eran estables si las comparamos con las de Prusia, Austria y Francia. Estos cambios continentales fueron importantes, y a partir de 1871 surgieron Alemania, Italia y Austria-Hungría, y de las ruinas del Imperio otomano surgieron cinco Estados independientes. 
La expansión de Rusia fuera del continente comenzó en 1830, y esta fue en Asia. Esto lo llevó a las fronteras del Turquestán chino en 1868 y de Afganistán en 1873. Al mismo tiempo, extendió su poder en el Pacífico, al adquirir territorios hasta el río Amur.
En el siglo XIX Rusia tenía el deseo de terminar con la influencia británica en el Cercano Oriente e incluso invadir India. 
Durante las décadas de 1840 y 1850 la zona en la que era más probable el cruce entre Rusia y Gran Bretaña era en el Imperio otomano. El dominio de los británicos no iba a durar más tiempo, por lo que esto desencadenaría una guerra entre las potencias por quien debía ocupar su lugar. En esta circunstancia, Rusia buscó una alianza con Turquía hasta que lo logró en 1832 y 1833: el segundo país le pidió ayuda a Rusia para rechazar el avance de Mehmet Alí, el pachá de Egipto. Esta alianza le permitió tener un poder predomínate sobre Constantinopla. Otro plan que Rusia quería llevar a cabo era mantener al Imperio otomano como Estado neutral que sirviera de amortiguador mediante un acuerdo con las otras potencias y salvaguardar sus intereses mediante un pacto internacional. Esto se llevó a cabo cuando las cinco grandes potencias europeas: Gran Bretaña, Austria, Prusia, Rusia y Francia firmaron la convención de los Estrechos en 1841. De esta forma, Rusia tuvo que renunciar a su acuerdo con Turquía. El último plan de Rusia era repartir Turquía una vez finalizado el pacto, pero esto no pudo darse. El problema era que ni Gran Bretaña, ni Francia ni Austria podíandescubrir cuál de estas tres políticas estaba aplicando Rusia. Esto se debe a que el zar intentó combinar estas tres políticas para obtener más beneficios. 
Nicolás también tenía el objetivo de salvaguardar Europa, ya que la Francia revolucionaria podría tomar el control. Pero por otra parte también quería conservar el status quo. Sin embargo, la opción de repartir al Imperio otomano podría llevar a una guerra que terminaría con ese status quo. Nicolás no estaba de acuerdo con esto, y quería llegar a un acuerdo con Austria y Gran Bretaña y aislar a Francia. Consideraba que el reparto de Polonia entre las tres monarquías era un interés común que las unía.
Segunda etapa.
En 1840, Nicolás había aceptado un aumento de la influencia austriaca, incluso hablaba de dejar actuar a Austria como potencia marítima y que ocupara Constantinopla y los Estrechos.
Si se tenía que hacer un reparto Rusia se quedaría con los principados autónomos de Moldavia y Valaquia. Para tranquilizar a Austria, Rusia hizo la promesa de no cruzar el
Danubio en el caso de que el Imperio otomano en Europa se cayera. Sin embargo, Metternich no estaba de acuerdo con esto debido a que según el estos planes no podrían llevarse a cabo pacíficamente, por lo que todo terminaría en la ocupación de Constantinopla y esto no sería agradable para los británicos. 
En 1844 Nicolás fue a Gran Bretaña a tener una conversación respecto de los planes. Para él todo había quedado claro, sin embargo para el resto todo había resultado un poco ambiguo. En esta conversación se había hablado sobre que ambos países iban a intentar mantener al Imperio otomano hasta donde pudieran, y si este caía debían ponerse de acuerdo en que iban a hacer para establecer el nuevo orden. 
La paz del Imperio dependía de lo que hicieran las potencias extranjeras, el sultán podía gobernar tranquilo siempre y cuando no tuviera intervenciones extranjeras. Lord Stratford logró conseguir una influencia predominante para Gran Bretaña en Constantinopla. 
La parte del Imperio otomano que limitaba con el territorio de los Habsburgo se vio amenazada por una grave crisis. Frente a esto, Omar Pachá, gobernador turco, declaró la guerra al pequeño principado de Montenegro. Esto por un lado fue bueno para los austriacos, ya que querían que los territorios cercanos a los Habsburgos fueran débiles, pero por otro lado también querían conservar su poder en Constantinopla. Por este motivo lograron que este conflicto terminara de una forma pacífica tras enviar al conde Leiningen a Constantinopla en febrero de 1853 con un ultimátum. 
Rusia había apoyado a Austria en Constantinopla para darle importancia a la solidaridad austro-rusa en la cuestión oriental. Pero cuando los franceses presentaron sus peticiones al sultán, el zar lo interpretó de otra forma. Nicolás creyó que Napoleón III quería reemplazar la influencia rusa por la francesa, sin embargo no buscaba eso, sólo quería reforzar su posición en el Imperio otomano ya que el resto de las potencias tenían más poder en este caso. 
Los franceses consiguieron un éxito en 1852 cuando el firman del sultán entregó las llaves y la tutela de la Iglesia de la Natividad a los monjes católicos. 
Tercera etapa.
El zar Nicolás tenía un fuerte problema con Napoleón III, él no entendía porque se hacía llamar “emperador de los franceses” y tampoco entendía porque no aislaban a Francia. 
A esta tensión se le suma que durante la primera mitad del siglo XIX estallaron disputas sobre los derechos a los Santos Lugares, en los que los franceses apoyaron a los católicos y los rusos a los ortodoxos. Esta disputa se volvió más peligrosa aun debido al fuerte rechazo que sentía Nicolás hacia los franceses por su odio a Napoleón III.
El zar planeó su siguiente jugada para afectar a Francia, pero primero decidió hablar con Aberdeen para seguir estableciendo buenas relaciones con Gran Bretaña, y una vez que así fue decidió ir al siguiente paso que consistía en ejercer presión sobre Turquía.
Durante los siguientes meses, la presión de los rusos sobre los turcos fue contrarrestada con maniobras de Gran Bretaña para defender a Turquía y de Francia para proteger los derechos que obtuvieron. Desde un punto de vista diplomático, la lucha se centró en Constantinopla. A su vez, la diplomacia recibió sanciones militares. El ejército ruso amenazó militarmente a Moldavia y Valaquia. Frente a esto Gran Bretaña y Francia amenazaron con enviar sus flotas hasta Constantinopla. Los rusos no querían que esto sucediera, pero todo apuntaba a eso. 
Una expedición rusa podía llegar a zarpar de Odesa o Sebastopol y desembarcar en el Bósforo. Sin embargo, sus consejeros militares le dijeron que esto no les convenía, ya que podría terminar en una guerra generalizada. 
Cuarta etapa. 
Los siguientes años de la historia oriental estuvo marcada por grandes crisis, cada una de ellas fueron para evitar que Rusia utilizara los principados como escalones para dominar Constantinopla. 
Después del éxito obtenido por los austriacos con la misión del conde Leiningen, los rusos enviaron al príncipe Menšikov a Constantinopla con el objetivo de intimidar al sultán para que reconociera que Rusia tenía una posición dominante en el Imperio otomano. Exigían también que se firmara un nuevo acuerdo para proteger los privilegios de los cristianos ortodoxos, a cambio de esto, Rusia ofrecía una alianza defensiva a Turquía para proteger al sultán de las presiones francesas. El zar y el conde Nesselrode, creían que si insistían con el artículo VII del Tratado de Kutchuk-Kainardji podrían conseguir una influencia fuerte dentro del Imperio otomano, y de esta manera los franceses perderían su influencia en Constantinopla, mientras que los británicos no se preocuparían por esto ya que Rusia simplemente estaría exigiendo acerca del tratado. Los rusos se equivocaron totalmente al creer que Gran Bretaña y Francia se conformarían con esa maniobra rusa.
Si no se llegaba a ningún acuerdo, el último recurso que emplearían seria romper las relaciones diplomáticas. 
Los turcos también prometieron mejorar la situación de los monjes ortodoxos que vigilaban los Santos Lugares y respetar los derechos religiosos de todos aquellos que profesaran la religión ortodoxa. De igual forma esto sería inútil, ya que el sultán rechazó la exigencia fundamental de que Rusia tuviera fuera predominante, en los asuntos internos del Imperio otomano.
El zar también pedía que el sultán aceptara que él fuera el protector de los cristianos ortodoxos, esto era injustificado ya que no aparecía en el Tratado de Kutchuck-Kainardji. Esto le daría mucho poder ya que la mayoría de los súbditos del sultán eran cristianos ortodoxos.

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