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UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO 
FACULTAD DE PSICOLOGÍA 
 
CÁTEDRA 
LINGÜÍSTICA Y DISCURSIVIDAD SOCIAL 
 
AÑO 2014 
 
 
 
 
 
 
 
 Serie: Estudios del Lenguaje 
 
Cuaderno: Polémica sobre la Facultad del 
Lenguaje 
 
Mgter. Marcela Bassano 
Polémica sobre la Facultad de Lenguaje 
 
 Marcela Bassano 
 
 
Introducción 
En la base de las especulaciones del generativismo se encuentra una pregunta que funciona 
a modo de disparador del programa de investigación: cuáles son los mecanismos cerebrales 
que subyacen a la adquisición, comprensión y uso del lenguaje. 
Este interrogante se constituye entonces en la preocupación fundamental. La misma se 
conoce, al menos a partir de los años 80, en el acercamiento de Principios y Parámetros, 
como “El Problema de Platón” (Chomsky 1989). Dicho problema se formula bajo el 
argumento de la “pobreza de estímulos” que enuncia lo siguiente: ¿cómo es posible que un 
ser humano cuyos contactos con el mundo son tan escasos, fragmentarios y asistemáticos 
pueda lograr adquirir algo tan complejo y rico como la gramática de su propia lengua? 
La respuesta a esta pregunta constituye el núcleo fuerte de este programa que podría 
formularse del siguiente modo: todos los seres humanos tenemos un saber indudable 
acerca del lenguaje, una lengua interiorizada que forma parte de las propiedades del cerebro 
y hace posible que adquiramos una lengua natural particular. Esta capacidad es una facultad 
lingüística humana genéticamente determinada, y, por ende, innata. Dicha facultad 
lingüística (FL) recibe el nombre de Gramática Universal (GU). 
En suma, lo que este programa se propone al estudiar el lenguaje, es estudiar las 
propiedades abstractas de los mecanismos cerebrales, a través del estudio de la Lengua-I, 
un objeto real del mundo físico. 
 
La facultad de lenguaje en el modelo minimalista estabilizado 
El objetivo del proyecto chomskiano, desde sus inicios, consiste en producir la mejor 
ciencia de las lenguas naturales. Este propósito, coherente y consistente a lo largo de sus 
trabajos (Chomsky 1957, 1965, 1981, 1986, 1995, 2000, 2005, 2007, 2008) se inscribe no 
en la formulación de una teoría, entendida esta como un conjunto cerrado y terminado de 
hipótesis corroboradas definitivamente, sino en un programa de investigación. Esto 
significa que la totalidad de sus trabajos deben ser entendidos como distintos estadios de un 
desarrollo científico del lenguaje humano; esto es, no vamos a encontrar en ellos el 
compendio de una teoría cerrada y completa; por el contrario, quizás una de las marcas 
distintivas del éxito científico de su proyecto, se encuentre en el hecho de que el programa 
progresa a medida que se construyen hipótesis, se refinan y a menudo se rechazan, a lo 
largo de los distintos estadios o teorías por las que ha atravesado y sigue atravesando. 
Lo que es necesario entonces tener en claro hasta el momento, es que ese núcleo duro o 
fuerte del Programa de Investigación de la Gramática Generativa Chomskiana, al que 
recién aludíamos, se sigue sosteniendo desde su postulación en el año 1957 con la 
publicación de Estructuras Sintácticas, esto es, se sigue considerando a la Facultad del 
Lenguaje (GU) como una capacidad lingüística humana de carácter biológico que todos 
nosotros traemos al nacer. 
Pero lo que sí se ha producido a lo largo del proyecto chomskiano es que este núcleo duro 
sufrió cambios radicales que encuentran su justificación en relación a las preguntas a las 
que el Programa intentó resolver a lo largo de sus reformulaciones: 
1) ¿En qué consiste el conocimiento lingüístico? (en la Teoría Estándar, entre la 
década del ’60 y la del ‘70). 
2) ¿Cómo surge ese conocimiento y cómo se produce la adquisición del lenguaje? (en 
la Teoría de los Principios y Parámetros, en la década del ‘80). 
3) ¿Cuáles son las propiedades del lenguaje que hacen que funcione de la manera en la 
que funciona? (en el Programa Minimalista, en la década del ‘90, y el Minimalismo 
Biolingüístico, aproximadamente desde el año 2000 y en progreso). 
De entre esos cambios, el que aquí nos interesa desarrollar es el referido al contenido que se 
le ha atribuido a la Facultad del Lenguaje en lo que hace al contraste entre el Modelo de 
Principios y Parámetros y el Minimalismo Biolingüístico en el que se lleva a cabo una 
notable reducción de la GU. En palabras del mismo Chomsky (2007:1-4): 
En las discusiones de los años 70, se suponía que la FL debía ser rica, altamente 
estructurada y sustancialmente única. (…) 
La cristalización de P&P unos años después sugirió modos de reducir la tensión 
entre adecuación descriptiva y adecuación explicativa. También removió una 
barrera conceptual importante para el estudio de la evolución del lenguaje. Al 
divorciar los principios del lenguaje de la adquisición, entendidos en este marco 
como un problema de fijación de parámetros, no se sigue que el formato de la 
GU “que limita las hipótesis admisibles” deba ser rico y altamente estructurado 
para satisfacer las condiciones empíricas de rápida convergencia sobre los 
sistemas generativos del tipo requerido para determinar el significado y la 
manifestación externa. (…) 
La tarea de explicar la evolución del lenguaje debería fácilmente corresponderse 
por las mismas razones que se sostienen en la investigación sobre evolución: 
atribuir lo menos posible a la información genética (en nuestro caso a la GU) 
para determinar el desarrollo de un organismo, siendo este el estudio más 
plausible de su evolución. La investigación reciente en estas cuestiones es lo que 
se denomina “programa minimalista”. 
A través de la historia moderna de la gramática generativa, el problema de 
determinar el carácter de la FL ha sido estudiado de “arriba para abajo”: ¿cuánto 
debe atribuírsele a la GU para explicar la adquisición del lenguaje. El PM busca 
acercarse al problema de “abajo hacia arriba”: ¿Cuán poco debe atribuírsele a la 
GU para que pueda seguir explicando la variedad de Lenguas-I alcanzables, 
relacionándolas con los principios del tercer factor? Los dos acercamientos 
deberían converger e interactuar con el propósito de un objetivo en común. 
Un modo útil de acercarnos al problema es desarrollar la Tesis Minimalista 
Fuerte (TMF) que sostiene que la FL “está perfectamente diseñada”. 
 
¿Qué significa, de acuerdo a la cita, que un modo de acercarnos al problema de la reducción 
del contenido de la GU se explique en términos de la Tesis Minimalista Fuerte? 
Vayamos un poco antes, más atrás. 
El Programa Minimalista, en su primera formulación en la década del noventa, parece 
producir nuevas cuestiones sobre la explicación que van más allá del ámbito de lo que los 
primeros modelos generativos afirmaban acerca de lo que debían ser las teorías del 
lenguaje. 
El Minimalismo apunta a comprender la función y el diseño de la facultad del lenguaje y, 
por lo tanto, hacia la comprensión de cuál es la mejor teoría que puede desarrollarse para 
explicar ahora esa función y ese diseño. Es en este sentido que se refiere a una teoría 
"óptima" acerca del lenguaje. Si este intento resulta exitoso, la lingüística progresa no sólo 
por resolver el Problema de Platón sino en otros aspectos, fundamentalmente en los 
aspectos epistemológicos y metodológicos. 
La preocupación ahora consiste en solucionar del modo más (sic) "óptimo" la manera en la 
que la facultad de lenguaje desarrolla su función de producir expresiones "visibles". Esto 
alienta a Chomsky a pensar que el Minimalismo ha cambiado las soluciones en tanto 
produce un nuevo problema rector que reemplaza al problema de la tensión: mostrar que 
restringir los recursos de la teoría lingüística profundiza la explicación. 
Así, el Minimalismo implica un reposicionamiento teórico bastante radical en relacióna los 
modelos de lenguaje anteriores que parte de la cuestión de la integración de la facultad de 
lenguaje (FL) en el sistema global de capacidades mentales. 
Chomsky especula, a grandes rasgos, lo siguiente en relación al lugar de la FL en las 
capacidades mentales: la FL es un sistema especializado en el almacenamiento y 
manipulación de datos relacionados con el sonido, el significado y la organización 
estructural de los ítems léxicos. Ahora bien, este módulo debe ser diferenciado de aquellos 
módulos del cerebro que se encargan de la articulación y percepción de sonidos (sistema 
articulatorio perceptual, de aquí en adelante AP) y de la formulación de pensamientos en 
términos conceptuales e intensionales (sistema conceptual-intensional, en adelante, C.I). Es 
entonces, la concepción de la FL en estos términos lo que plantea nuevos interrogantes a la 
teoría lingüística. Así, la FL procesa datos encaminados a servir a los sistemas de actuación 
relacionados con el pensamiento simbólico y la activación motriz de los órganos vocales. 
 En suma, lo que diferencia a los seres humanos de los primates superiores, lo que cambia 
en los seres humanos, es que la facultad de lenguaje debe satisfacer condiciones impuestas 
por la interfaz. Y es esto lo que amerita que el Programa se pregunte por la mejor teoría o, 
lo que es lo mismo, el mejor diseño o la solución más óptima para el problema de 
"ingeniería" que suscita el hecho de que las expresiones que genera la facultad de lenguaje, 
estén sujetas los sistemas de interfaz. 
Lo que se supone entonces, es que el lenguaje es casi perfecto en tanto no redundante, 
económico y simple; por lo tanto las expresiones lingüísticas deben ser la realización 
óptima de las condiciones de interfaz. 
Esto se enuncia en la Tesis Minimalista Fuerte (TMF), según la cual, el diseño óptimo de la 
F.L será el que satisfaga las condiciones impuestas por la interfaz A.P y C.I 
respectivamente. Si las expresiones de una lengua satisfacen la TMF serán “visibles” a la 
interfaz. Dicho de otra manera, para que una expresión sea visible debe estar bien formada 
de acuerdo a los requerimientos de los sistemas A.P y C.I. 
Por ejemplo, en español una expresión como *El estudiante leyó cuaderno el no es visible a 
la interfaz porque nosotros no armamos así las oraciones dado que los nombres no 
determinan a los artículos. La expresión visible a la interfaz será por tanto: El estudiante 
leyó el cuaderno. De este modo, dicho reposicionamiento, implica que ahora Chomsky 
“mira” al lenguaje desde las interfaces. Esto significa que la manera en la que el lenguaje 
funciona no es ni más ni menos que al solo efecto de satisfacer la TMF; nada más que eso 
se necesita en el diseño de una teoría lingüística que intente explicar qué es lo que tenemos 
dentro de nuestra cabeza que hace que entendamos una lengua. 
Así, en el Programa Minimalista la FL se considera directamente dependiente de estos 
sistemas, lo que significa que se integra con otros sistemas al sistema total de capacidades 
mentales que tenemos en la cabeza. 
 
La facultad del lenguaje en el minimalismo biolingüístico 
Uno de los interrogantes que se plantea el marco biolingüístico, quizás el fundamental, es 
que ciertos principios no específicos del lenguaje humano desempeñan un papel 
determinante en su diseño y adquisición. Chomsky pone todo su empeño ahora en 
investigar al lenguaje como un objeto natural, es decir, como cualquier otro sistema 
biológico, en la medida en que cree que las respuestas a estas cuestiones son fundamentales 
no solo para comprender la naturaleza y el funcionamiento de los organismos y sus 
subsistemas sino también para investigar su crecimiento y evolución. 
De este modo, la FL está a la par con los sistemas de visión de los organismos o cualquier 
otro sistema y es por esto que puede estudiarse como parte del mundo natural. El marco 
minimalista, no solo tiene como objetivo solucionar el problema de la adquisición del 
lenguaje, sino que quiere ir “más allá de la adecuación explicativa”, y pretende ofrecer una 
explicación fundamentada, de las propiedades del sistema cognitivo lingüístico basada en 
principios. Si se asume que la facultad del lenguaje tiene las mismas propiedades que otros 
sistemas orgánicos, en la búsqueda de estos principios, se puede perfectamente establecer 
un paralelismo entre los factores que se cree que entran en juego en el desarrollo y la 
evolución de los organismos y los implicados en el “crecimiento” del “órgano del lenguaje” 
en los individuos. Los tres componentes del modelo minimista de adquisición del lenguaje 
(la GU, los estímulos lingüísticos del entorno y las condiciones externas) se 
corresponderían, así, con los tres factores que intervienen en la evolución de las especies: a) 
la información genética (canales del desarrollo predeterminados, mutaciones al azar), b) la 
selección natural (la adaptación a las presiones ambientales) y c) restricciones estructurales, 
leyes generales de la física o de la química que limitan la variedad y la forma de los 
organismos y los sistemas complejos, como el hecho, por poner un ejemplo ilustrativo, de 
que sea casi imposible emplear en el mundo orgánico ruedas para la locomoción debido a 
las dificultades físicas que entraña proporcionar control nervioso y suministro de sangre a 
un objeto rotatorio. 
Así, Chomsky aplica el modelo tripartito de la evolución propuesto por la biología moderna 
al estudio de las propiedades de la facultad del lenguaje: 
Asumiendo que la facultad del lenguaje tiene las propiedades generales de otros 
sistemas biológicos, podríamos, por lo tanto, explorar tres factores que entran en 
el crecimiento del lenguaje en el individuo: 
1. El Bagaje Genético, aparentemente uniforme en todas las especies, que 
interpreta parte del entorno como experiencia lingüística, una tarea no trivial que 
el niño desarrolla reflexivamente y que determina el curso general del desarrollo 
de la facultad de lenguaje. Entre los elementos genéticos, algunos pueden 
imponer limitaciones computacionales que desaparecen de un modo regular a 
través de la maduración genéticamente transcurrida. (…) 
2. La Experiencia, que conduce a la variación, dentro de un rango bastante 
ajustado, como en el caso de otros subsistemas de la capacidad humana y el 
organismo. 
3. Principios no específicos de la facultad de lenguaje. 
El tercer factor entra dentro de varios subtipos: (a) principios de análisis de datos 
que podrían usarse en la adquisición del lenguaje y otros dominios; (b) 
principios de la arquitectura estructural y restricciones de desarrollo que entran 
dentro de la canalización, la forma orgánica y la acción por sobre un rango 
amplio, incluyendo principios de eficiencia computacional de los que podría 
esperarse que tengan una significación particular para los sistemas 
computacionales tales como el lenguaje. Es la segunda de estas subcategorías 
que debería ser de particular importancia en la determinación de los estados 
alcanzados. (Chomsky 2005: 6) 
 
El Biolingüismo considera entonces que los tipos de principios del tercer factor que pueden 
ayudarnos a explicar las propiedades de la facultad del lenguaje son dos: por un lado, 
principios de arquitectura estructural y, por el otro, condiciones de economía o eficiencia 
computacional. Veamos en qué consisten dichos principios, empezando por los principios 
de arquitectura estructural. 
Dando por sentado que la facultad del lenguaje contiene tres sistemas, el sistema cognitivo, 
el sistema A.P y el sistema C.I, y que dichos sistemas se conectan entre sí, los principios de 
arquitectura estructural del tercer factor son principios explicativos relacionados con las 
“condiciones de interfaz” impuestas sobre el sistema cognitivo lingüístico por los sistemas 
articulatorio-perceptual y conceptual-intensional con los que interacciona. Así, por ejemplo, 
unapropiedad definitoria del lenguaje oral como es la linealidad se explicaría de manera 
externa como un requisito del sistema A.P, que impone, dada la naturaleza del aparato 
articulatorio, que las unidades lingüísticas deban sucederse en el tiempo. De igual modo, la 
existencia en todas las lenguas del mundo de estructuras predicado-argumento
1
 sería una 
exigencia del sistema del pensamiento. El segundo tipo de principios del tercer factor que 
explican por qué la facultad del lenguaje tiene las propiedades que tiene son las condiciones 
de computación eficiente que el sistema cognitivo lingüístico debe respetar en tanto que 
sistema computacional. Estas son condiciones que afectan a cualquier sistema de este tipo y 
que son, no solo extralingüísticas, como los principios de arquitectura estructural, sino 
también externas al organismo. Es el caso, por ejemplo, de condiciones como la prohibición 
de que haya elementos superfluos en las representaciones (el llamado “Principio de 
Interpretación Completa”)
2
. 
 Luego de identificar las clases de principios del tercer factor que podrían explicar las 
propiedades de la facultad del lenguaje, el Biolingüismo pone entonces en marcha la Tesis 
Minimalista Fuerte cuya función hemos explicado más arriba. Someterá a prueba esta idea, 
se empeñará en comprobar hasta qué punto esta Tesis es cierta y tratará de determinar qué 
propiedades de la facultad del lenguaje encuentran su explicación en condiciones del tercer 
factor y cuáles no. 
Volvamos ahora a la relación entre la TMF y la reducción en el contenido de la GU (GU 
infraespecificada). 
Como dijimos antes, la TMF tiene un impacto directo sobre el contenido que se asigna a la 
GU. La búsqueda minimista de una explicación de las propiedades del lenguaje a partir de 
principios del tercer factor trae como consecuencia el hecho de intentar reducir al máximo 
 
1 La estructura predicado-argumento refiere a la capacidad que tiene el verbo, considerado como un 
predicado, de determinar/seleccionar los argumentos que lo acompañan. Por ejemplo, el verbo comer es un 
predicado de dos argumentos (un Agente y un Tema) como en: Juan come una manzana, en donde Juan es el 
Agente y una manzana, el Tema. 
2
 El Principio de Interpretación Completa requiere que cualquier elemento de una expresión, ha de recibir una 
interpretación apropiada; esto es, todo elemento debe tener una interpretación fonética y semántica que 
respete las condiciones de interfaz. Veamos los siguientes ejemplos: 
 i. *Rompí el pizarrón 
 ii.* Rompí el jarrón el niño 
No podemos tener expresiones con esas formas en tanto en los dos casos existe un objeto superfluo que no es 
legítimo al no poder ser interpretado fonética o semánticamente. 
 
el contenido de la GU. La razón es que atribuir demasiadas propiedades a la GU (la 
dotación genética para el lenguaje) equivaldría a renunciar a explicarla de manera 
independiente, en los términos de la Tesis Minimista Fuerte (que haya rasgos del lenguaje 
que pertenecen a la GU se justificaría de otro modo, recurriendo quizás a procesos 
evolutivos o propiedades del cerebro que nos son desconocidos). La operación que hace 
Chomsky en el Biolingüismo es descomponer el contenido que la GU tenía en la Teoría de 
Principios y Parámetros y extraer de este primer factor los elementos que puedan explicarse 
por medio de principios del tercer factor. 
Debe entenderse entonces que el motivo principal de la reducción del contenido de la GU 
en el Biolingüismo reside, en definitiva, en el objetivo que ahora persigue: explicar las 
propiedades de la facultad del lenguaje por medio de principios del tercer factor. 
En los escritos de los últimos años, Chomsky añade otro motivo para que la GU deba tener 
un contenido reducido: solo con una GU infradeterminada se puede ofrecer una explicación 
plausible de la evolución del lenguaje (cf. Chomsky 2002, 2005, 2007, 2008). Vayamos a 
eso para ver en qué se basa esta afirmación. 
Chomsky tiene una visión rupturista (también denominada exaptacionista o saltacional) de 
la evolución del lenguaje frente a la postura de continuidad. La cuestión "continuidad 
versus exaptación" gira en torno al problema de si el lenguaje humano evolucionó por la 
extensión gradual de sistemas de comunicación preexistentes, o si los aspectos importantes 
del lenguaje han sido exaptados de su anterior función adaptativa (por ejemplo, el 
razonamiento espacial o numérico, la fabricación de herramientas). Chomsky sostiene que 
responder a estas preguntas requiere un esfuerzo de colaboración entre lingüistas, biólogos, 
psicólogos y antropólogos y que uno de los objetivos es, por lo tanto, establecer una 
conexión más fuerte entre la Biología y la Lingüística mediante la identificación de los 
puntos de contacto y acuerdo entre ambos campos. En la medida en que esto se logre, se 
logrará clarificar la perspectiva biolingüística en el lenguaje y su evolución. 
Según la postura rupturista, las propiedades específicas del lenguaje humano surgieron hace 
unos 50.000 ó 100.000 años, posiblemente como resultado de una mutación genética que 
produjo cambios en el cerebro de una pequeña población en el linaje de los homínidos. Si 
se acepta esta concepción discontinuista de la evolución del lenguaje, el asunto está 
entonces en afrontar lo que se denomina el “problema de Darwin”: ¿cómo surgieron hace 
tan poco tiempo, y de manera tan abrupta, las propiedades cualitativamente distintas que 
caracterizan al lenguaje humano? En opinión de Chomsky, la solución a este problema pasa 
por asignar el menor contenido posible a la GU, dado que “cuanto menor sea el peso de la 
información genética (en este caso, la GU) a la hora de determinar el desarrollo de un 
organismo, más factible es el estudio de su evolución” (Chomsky, 2007: 4) o, dicho con 
otras palabras, “cuanto más variadas y complejas sean las condiciones específicas del 
lenguaje, menos esperanzas tendremos de poder dar cuenta de los orígenes evolutivos de la 
GU” (Chomsky 2005: 8). 
¿Cuál es entonces en el marco del biolingüismo el contenido de una GU infraespecificada 
una vez extraídos, por las razones ya aludidas, los principios y los parámetros?: la GU 
consiste únicamente en aquellas propiedades que no se puedan explicar recurriendo a 
principios del tercer factor y que tuvieron que surgir de algún modo, por lo tanto, en el 
transcurso de la evolución del lenguaje (cf. Chomsky 2007: 5). Una GU minimizada tiene, 
básicamente, dos componentes: un conjunto de rasgos (o propiedades lingüísticas) con el 
que se forman unidades léxicas y un mecanismo computacional, la operación de Ensamble, 
que combina las piezas léxicas para construir expresiones lingüísticas complejas (cf., v.g., 
Chomsky 2000: 100; 2004a: 107-108; 2007: 5-6). El siguiente párrafo ilustra su propuesta: 
 …surgen al menos dos problemas fundamentales cuando analizamos los 
orígenes de la facultad del lenguaje y su papel en la repentina aparición de las 
capacidades intelectivas humanas: en primer lugar, las propiedades semánticas 
básicas de las unidades mínimas con significado…; y, en segundo lugar, los 
principios que permiten la combinación ilimitada de símbolos jerárquicamente 
organizados, con la que se posibilita el uso del lenguaje en sus diversas 
funciones. En consecuencia, la teoría de las propiedades nucleares del lenguaje 
(la Gramática Universal) debe proporcionar, primero, un inventario estructurado 
de unidades léxicas posibles…, y segundo, mecanismos para construir a partir de 
estas unidades léxicas la infinita variedad de estructuras internas que participan 
en el pensamiento, la interpretación, la planificación y otras acciones de la mente 
humana… (Chomsky, 2005: 4) 
 
La operación de Ensamble, en concreto, aplicada de manera recurrente e ilimitada permite 
captar una de las propiedades más definitoriasdel lenguaje humano: la infinitud discreta, la 
capacidad de producir un número potencialmente infinito de expresiones jerárquicamente 
estructuradas a partir de un número finito de unidades. En este sentido, la tarea fundamental 
de la lingüística teórica es comprender cómo una Lengua-I permite hacer un uso infinito de 
recursos léxicos finitos y es a esta característica de la FL que Chomsky denomina infinitud 
discreta. En conclusión, la GU está formada esencialmente, ahora, por un inventario de 
rasgos léxicos y por una única operación computacional de Ensamble, a la que volveremos 
más adelante. 
Si entonces la TMF es plausible (es decir, la idea de que la facultad del lenguaje es una 
solución computacionalmente eficiente para las condiciones de interfaz) tendría como 
consecuencia que la GU no tuviera contenido, ya que todas las propiedades del lenguaje se 
explicarían de manera externa (cf. Chomsky 2004a: 106). El Biolingüismo instaura 
nuevamente la cuestión de la especificidad del lenguaje humano desde una nueva 
perspectiva. Vayamos a eso. 
 
Donde se encuentra lo específico del lenguaje humano: Facultad del lenguaje en 
sentido amplio y facultad de lenguaje en sentido estricto 
En dos artículos escritos en colaboración con Hauser y Fitch, Chomsky indaga en torno de 
la discusión sobre la especificidad y unicidad del lenguaje humano. Bajo este objetivo 
distingue dos concepciones distintas de la facultad del lenguaje, una más general y 
abarcadora, la facultad del lenguaje en sentido amplio (FLA), y otra más restringida y 
excluyente, la facultad del lenguaje en sentido estricto (FLE) (cf. Hauser, Chomsky y 
Fitch, 2002; Fitch, Hauser y Chomsky, 2005). 
La facultad del lenguaje en sentido amplio (FLA) contiene a la facultad del lenguaje en 
sentido estricto (FLE) e incluye además, al menos, los mecanismos de los sistemas de 
actuación conceptual-intensional y articulatorio-perceptual internos al cerebro implicados 
en el pensamiento y el uso del lenguaje, que en su mayor parte (quizás en su totalidad) se 
encuentran en otros dominios cognitivos y de los que hacen uso otras especies, con 
diferencias de grado, no cualitativas. La FLA, por lo tanto, involucra todas las capacidades 
que participan en el lenguaje, con independencia de que sean específicas de este dominio 
cognitivo o exclusivamente humanas. 
La facultad del lenguaje en sentido estricto (FLE) es un subcomponente de la FLA y solo 
está compuesta, en cambio, por propiedades específicas del lenguaje y específicas de la 
especie. Es el sistema computacional lingüístico abstracto solo, independiente de los otros 
sistemas con el cual interactúa y entra en interfaz. El componente medular de la FLE son 
los mecanismos computacionales de la recursividad (para el Minimalismo Biolingüístico, 
recordemos, la recursividad está dada por la operación de Ensamble) que dan lugar a la 
propiedad de infinitud discreta a la que aludimos antes, es decir, la capacidad de formar un 
número ilimitado de expresiones jerárquicamente estructuradas a partir de un conjunto 
finito de elementos. Así, un hecho elemental sobre la facultad de lenguaje es que es un 
sistema de infinitud discreta. Cualquier sistema como este está basado sobre elementos 
primitivos que toma objetos ya construidos y construye a partir de ellos un nuevo objeto: 
en el caso más simple, el conjunto de estos objetos. Llamemos “Ensamble”
3
 a esta 
operación. Ya sea “Ensamble” o cualquier otro equivalente es un requerimiento mínimo. 
Con “Ensamble” disponible, podemos tener un sistema no ligado de expresiones 
jerárquicamente estructuradas. La explicación más simple del “Gran Salto” en la evolución 
de los humanos podría ser que el cerebro fue reconectado quizá por una mutación 
imperceptible, para proveer la operación “Ensamble”. 
Junto con los mecanismos computacionales de la recursividad, estos autores consideran que 
forma también parte de la facultad del lenguaje en sentido estricto lo que denominan 
“proyección a las interfaces”: 
La FLE es un sistema computacional (sintaxis estricta) que genera 
representaciones internas y las proyecta a la interfaz del sensorio-motor a través 
del sistema fonológico y en la interfaz conceptual intencional por el sistema 
semántico (formal); la adopción de alternativas que se han propuesto no 
modificará sustancialmente el debate subsiguiente. Todos los enfoques 
coinciden en que una propiedad del núcleo del FLE es recursividad, atribuido a 
la sintaxis estricta. FLE toma un conjunto finito de elementos y produce una 
variedad potencialmente infinita de expresiones discretas. Esta capacidad de 
FLE se denomina infinitud discreta (una propiedad que caracteriza también a los 
números naturales). Cada una de estas expresiones discretas se transmite a los 
sistemas sensoriales-motor y conceptual-intencional, que procesan y elaboran 
esta información en el uso del lenguaje. 
Cada expresión es, en este sentido, una combinación de sonido y significado. Ha 
sido reconocido por miles de años que el lenguaje es, fundamentalmente, un 
sistema de conexiones sonido y significado; la potente infinitud de este sistema 
ha sido reconocido explícitamente por Galileo, Descartes y las gramáticas 
filosóficas del siglo XVII y sus sucesores, en particular Von Humboldt. Una 
meta del estudio de la FLE y, más ampliamente, de la FLA es descubrir como la 
facultad del lenguaje satisface estas condiciones básicas y esenciales. La 
propiedad nuclear de infinitud discreta es intuitivamente familiar a todos los 
usuarios del lenguaje. Las oraciones se construyen a partir de unidades discretas: 
 
3
 Para un examen más detallado sobre cómo opera Ensamble, cf. Bassano, M. Fundamentos filosóficos y 
epistemológicos del Programa de investigación de la gramática generativa chomskiana: tensión entre 
descripción y explicación. Cuadernos del CELT, año1, N°1. FHyA-UNR. 2000. 
 
hay oraciones de 6 y de 7 palabras, pero no oraciones de 6,5 palabras. (Hauser et 
al. 2002: 1573). 
 
La tarea a la que se enfrentan los investigadores es, entonces, comparar el lenguaje humano 
con los sistemas de comunicación animal y con otros dominios cognitivos y determinar qué 
propiedades de la “proyección a las interfaces” se integran o en la FLE (son exclusivas 
tanto de la especie como del lenguaje), o en la FLA (son compartidas por otras especies o 
están presentes en otros dominios cognitivos). Otra tarea no menos importante es 
comprobar aquello a lo que obliga la formulación de la TMF: si la recursividad pertenece a 
la facultad del lenguaje en sentido estrecho y es, por tanto, específica del lenguaje y 
específica de la especie. Solo mencionaremos las ideas más importantes que se han 
sostenido sobre esta última cuestión. 
Parece estar fuera de toda duda, después de décadas de intensas investigaciones sobre la 
comunicación animal, que la recursividad, tal y como se manifiesta en el lenguaje humano, 
es una propiedad exclusiva de nuestra especie, que no se encuentra en ninguna otra especie 
animal, incluidos nuestros parientes más cercanos, y de la que tampoco ofrecen evidencias 
los experimentos con chimpancés, delfines o loros sometidos a entrenamiento (Fitch et al., 
2005: 200; Jackendoff y Pinker, 2005: 217). Conviene matizar, no obstante, esta 
afirmación, ya que, como indican otros autores, Hurford (2011) y Tallerman (2012), entre 
otros, distintos estudios muestran que se puede observar algo semejante a la recursividad en 
el canto de las aves y de otras especies, como las ballenas, en el que la combinación reglada 
de notas da lugar a unidades mayores con una limitada estructura jerárquica. Existe, sin 
embargo, una diferencia fundamental entre la sintaxis de las lenguas humanas y la sintaxis 
de los cantos de otras especies: como subrayan ambos autores, la sintaxis de las lenguas 
humanas es semánticamente composicional, demodo que el significado de una expresión 
es el resultado de la suma del significado de sus partes y de cómo se combinan. El canto de 
las aves y las ballenas no tiene, en cambio, una sintaxis semánticamente composicional, y 
se asemeja a los procesos fonológicos de las lenguas, en los que un conjunto finito de 
unidades sin significado (los fonemas) se combinan para formar unidades mayores (las 
sílabas), también carentes de significado. Chomsky, Fitch y Hauser llegan a la misma 
conclusión que Hurford y Tallerman en este punto: “solo los seres humanos tienen la 
capacidad de recombinar unidades dotadas de significado y formar con ellas una serie 
ilimitada de estructuras más complejas, obteniéndose en cada caso un significado distinto” 
(Hauser et al., 2002: 1576). 
El panorama es bastante más complejo, sin embargo, cuando se compara la facultad del 
lenguaje con otras parcelas de la cognición humana. Hauser et al. (2002: 1571, 1578) dejan 
abierta la posibilidad de que la recursividad haya surgido en la especie por razones ajenas al 
lenguaje e instan a que se investigue si esta propiedad está también presente en otros 
dominios cognitivos, como la cuantificación numérica, la navegación espacial o las 
relaciones sociales. Las propuestas que se han formulado a este respecto son de muy 
distinto tipo y dependen, en parte, de cuál sea la capacidad cognitiva que se analice. 
En lo que atañe a la cuantificación numérica, por ejemplo, Chomsky (2005:16; 2007:5; 
2008:139; 2010:53) sugiere que “la capacidad aritmética” podría derivarse de la 
recursividad lingüística a través de la operación de Ensamble. Jackendoff y Pinker (2005: 
217-18) por su parte sostienen, que el agrupamiento de unidades discretas para crear 
estructuras jerárquicas también es una característica de dominios cognitivos humanos como 
la visión o la música, pero señalan que hay propiedades formales que distinguen a la 
recursividad sintáctica, entre ellas, el hecho de que los constituyentes sintácticos estén 
encabezados por un núcleo del que depende el resto de los miembros del conjunto. Dado 
que existen estructuras jerárquicas organizadas alrededor de un núcleo en otros dominios, 
como la estructura silábica o determinados aspectos de las estructuras musicales, 
Jackendoff y Pinker sostienen que la recursividad sintáctica podría ser una combinación 
novedosa de propiedades que se encuentran en otras parcelas de la cognición. 
Jackendoff y Pinker (2005) [de aquí en más JP] polemizan con Chomsky, Fitch y Hauser 
[de aquí en más HCF] en torno a estas cuestiones. Antes de presentar la postura de JP 
anotemos los puntos de acuerdo entre ambos. En lo que coinciden es en el hecho de que la 
FLA, como un todo, evoluciono y funciona como una adaptación especifica de los humanos 
para muchas áreas que ahora son de utilidad, una de las cuales es la comunicación. 
También coinciden en que es necesario “fraccionar” la FLA en subcomponentes separados, 
cada uno de los cuales pudo haber tenido historias evolutivas diferentes. El área de 
controversia más importante se da en torno al aparato computacional que subyace al 
lenguaje, en especial la sintaxis. Fitch, Hauser, Chomsky (2005) aceptan que la FLA puede 
ser una adaptación evolutiva para la comunicación, pero rechazan esa misma hipótesis para 
la FLE. Vayamos ahora a la postura de Jackendoff y Pinker. 
JP llegan a decir que la evidencia empírica para la hipótesis de solo-recursividad para el 
lenguaje humano (para la FLE) es demasiado débil. Entre los muchos ejemplos que proveen 
para cuestionar aspectos del trabajo de HCF (2002) señalan que dicha hipótesis implica que 
no hay selección natural para la producción del habla en la especie humana. Sin embargo, 
el control del tracto vocal supra-laríngeo es incomparablemente más complejo en el 
lenguaje humano que en otras vocalizaciones de los primates. 
Podríamos sintetizar la crítica de JP en dos conjuntos de conclusiones. En el primero de 
ellos se refutan varios argumentos de HCF (2002) y en el segundo se proponen algunas 
alternativas: 
• Chomsky (2000: 75) ha llegado a decir que el lenguaje no está diseñado para la 
comunicación “mejor de lo que lo están los peinados”. Esta idea puede contrarrestarse si se 
tiene en cuenta el inmensamente mayor poder expresivo del lenguaje, clara consecuencia de 
la maquinaria gramatical. 
• El argumento de que el lenguaje no está diseñado para la comunicación tampoco puede 
explicar por qué el lenguaje proyecta significados en sonidos y por qué los significados se 
aprenden en un contexto social. 
• El argumento de que el lenguaje es “perfecto” u “óptimo” nunca se ha establecido con 
claridad y se ve aparentemente refutado por muchas “imperfecciones”. 
• El argumento de que el lenguaje es no redundante es falso en todo dominio donde pueda 
evaluarse. Hay redundancia en las lenguas humanas, como por ejemplo en las expresiones 
idiomáticas. 
• La tesis del poder recursivo se enfrenta a muchos problemas. Por ejemplo, el lenguaje 
hace proyecciones entre sistemas recursivos y no es una externalización directa de un 
sistema recursivo simple. 
La hipótesis alternativa de JP es que el lenguaje constituye una adaptación para la 
comunicación de conocimientos e intenciones. Con esta hipótesis no solo se evitan las 
dificultades antes mencionadas, sino que además aparecen varias ventajas, entre las cuales 
se destacan las siguientes: 
• Hay consistencia con la evidencia conductual y genética de que el lenguaje muestra 
muchos signos de especialización para la comunicación. 
• No se necesitan planteos tendenciosos tales como que el lenguaje es “no-redundante”, 
“perfecto” o diseñado para la precisión antes que para el uso. 
• Se consideran otros factores de la psicología humana que hacen que nuestra especie tenga 
rasgos tan especiales en el mundo animal, concretamente, una confianza en el know-how 
tecnológico adquirido y una cooperación amplia entre individuos. 
 
JP están convencidos de que su hipótesis adaptacionista no implica una crisis para la 
biología sino más bien lo contrario: contribuye a la conciliación entre la biología y la 
lingüística. “El lenguaje es utilizable, pero imperfecto, al igual que otros sistemas 
biológicos” (JP 2005: 229). 
Finalmente, JP concluyen en su artículo que a pesar de estos desacuerdos, están de acuerdo 
con FHC en la importancia de la investigación interdisciplinaria en lo que hace a comparar 
el lenguaje con las capacidades en otras partes de la cognición humana y animal, y 
analizarlo no monolíticamente, sino como una combinación de componentes. 
Una última posibilidad con respecto a la recursividad, que reabre la vieja polémica sobre 
las relaciones entre lenguaje y pensamiento, es que la misma sea una propiedad del sistema 
cognitivo lingüístico que se deriva de las condiciones de interfaz (o arquitectura estructural) 
impuestas por el sistema conceptual-intensional. La idea, en palabras de JP (2005: 230), 
sería que “la única razón por la que el lenguaje necesita ser recursivo es porque su función 
es expresar pensamientos recursivos”. El punto de vista opuesto se expone claramente en 
trabajos como los de Wolfram Hinzen (2006, 2007, 2009). Comparte este lingüista la idea, 
defendida desde antaño por autores de distintas tendencias, de que el lenguaje no expresa el 
pensamiento, sino que le da forma, y sostiene, en particular, que no existe pensamiento 
proposicional con independencia del lenguaje. En su opinión, las representaciones 
semánticas estructuradas se conforman, en concreto, como resultado de la aplicación de la 
operación sintáctica de ensamble a unidades con significado y de la creación por medio de 
procedimientos también gramaticales de la ontología universal del lenguaje, el conjunto 
distintivo de categorías básicas en cuyos términos pensamos, como las de objeto, evento, 
estado de cosas o proposición, cada una de las cuales se correspondecon raíces léxicas 
insertas en determinadas configuraciones sintácticas”. La conclusión a la que llega Hinzen 
(2009: 130) es, por tanto, que “no puede haber pensamientos [proposicionales] fuera de las 
formas posibles que proporciona el sistema computacional lingüístico”. Desde esta 
perspectiva, el origen de la propiedad de la recursividad está en el lenguaje, no en el 
pensamiento. Llegando a este punto, lo relevante es saber si autores como Hinzen tienen o 
no razón; esto es, debe comprobarse si hay manifestaciones de pensamiento proposicional 
en especies no humanas o si alguno de nuestros predecesores en la familia de los homínidos 
podía pensar de manera proposicional sin lenguaje. Si finalmente se demostrara que se 
cumple uno u otro de estos supuestos (o ambos), la facultad del lenguaje en sentido estricto 
(la GU) aún debería incluir alguna propiedad específica de la especie y del lenguaje 
genéticamente establecida, aunque solo sea la adopción de la operación de ensamble para 
externalizar pensamientos recursivos o el modo particular en que se integran los distintos 
elementos que componen la facultad del lenguaje en sentido amplio. Solo así se pueden 
explicar las diferencias que existen entre el lenguaje humano y los sistemas de 
comunicación de otras especies. 
 
Conclusiones 
En este Cuaderno en torno a la Facultad de Lenguaje hemos trabajado tres cuestiones 
presentes en el Programa de Investigación de la Gramática Generativa que están 
íntimamente entrelazadas entre sí. 
En primer término nos hemos referido a los cambios sufridos a lo largo del programa en la 
formulación del contenido de la GU. En este sentido, la facultad del lenguaje en el 
Minimalismo Biolingüístico es directamente dependiente de los sistemas de interfaz a 
través de lo que hemos desarrollado en términos de la Tesis Minimalista Fuerte. 
En segundo término, hemos señalado que la intención del Minimalismo de estudiar el 
lenguaje como un objeto natural, es decir, como cualquier otro sistema biológico, implica 
asumir que en la explicación de su crecimiento y evolución entran en juego los tres factores 
que intervienen en la evolución de las especies: a) el bagaje genético, b) la selección natural 
y c) las restricciones estructurales. De esos tres factores, el Minimalismo Biolingüístico 
hace foco en el tercer factor. 
En tercer término, desarrollamos que una de las consecuencias de explicar las propiedades 
de la Facultad de Lenguaje por medio de principios del tercer factor es la 
infraespecificación de la GU en términos de la reducción de su contenido a Léxico más la 
Operación de Ensamble. 
En cuarto y último término, a partir de la presunción que plantea el Biolingüismo acerca de 
que la reducción de la GU conduciría a pensar que todas las propiedades del lenguaje se 
explicarían de manera externa, hemos desarrollado las polémicas en torno a la especificidad 
de la facultad de lenguaje a través de la distinción entre facultad de lenguaje en sentido 
amplio y facultad de lenguaje en sentido estricto. En relación a estas polémicas trabajamos 
las posturas de Chomsky, Hauser y Fitch, por un lado, y la de Jackendoff, Pinker, por el 
otro, en torno a los ejes a) Hipótesis adaptacionista vs. Hipótesis saltacional del lenguaje 
humano y b) Hipótesis de solo-recursividad en la facultad de lenguaje. 
 
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