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UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO FACULTAD DE PSICOLOGÍA CÁTEDRA LINGÜÍSTICA Y DISCURSIVIDAD SOCIAL AÑO 2014 Serie: Estudios del Lenguaje Cuaderno: Polémica sobre la Facultad del Lenguaje Mgter. Marcela Bassano Polémica sobre la Facultad de Lenguaje Marcela Bassano Introducción En la base de las especulaciones del generativismo se encuentra una pregunta que funciona a modo de disparador del programa de investigación: cuáles son los mecanismos cerebrales que subyacen a la adquisición, comprensión y uso del lenguaje. Este interrogante se constituye entonces en la preocupación fundamental. La misma se conoce, al menos a partir de los años 80, en el acercamiento de Principios y Parámetros, como “El Problema de Platón” (Chomsky 1989). Dicho problema se formula bajo el argumento de la “pobreza de estímulos” que enuncia lo siguiente: ¿cómo es posible que un ser humano cuyos contactos con el mundo son tan escasos, fragmentarios y asistemáticos pueda lograr adquirir algo tan complejo y rico como la gramática de su propia lengua? La respuesta a esta pregunta constituye el núcleo fuerte de este programa que podría formularse del siguiente modo: todos los seres humanos tenemos un saber indudable acerca del lenguaje, una lengua interiorizada que forma parte de las propiedades del cerebro y hace posible que adquiramos una lengua natural particular. Esta capacidad es una facultad lingüística humana genéticamente determinada, y, por ende, innata. Dicha facultad lingüística (FL) recibe el nombre de Gramática Universal (GU). En suma, lo que este programa se propone al estudiar el lenguaje, es estudiar las propiedades abstractas de los mecanismos cerebrales, a través del estudio de la Lengua-I, un objeto real del mundo físico. La facultad de lenguaje en el modelo minimalista estabilizado El objetivo del proyecto chomskiano, desde sus inicios, consiste en producir la mejor ciencia de las lenguas naturales. Este propósito, coherente y consistente a lo largo de sus trabajos (Chomsky 1957, 1965, 1981, 1986, 1995, 2000, 2005, 2007, 2008) se inscribe no en la formulación de una teoría, entendida esta como un conjunto cerrado y terminado de hipótesis corroboradas definitivamente, sino en un programa de investigación. Esto significa que la totalidad de sus trabajos deben ser entendidos como distintos estadios de un desarrollo científico del lenguaje humano; esto es, no vamos a encontrar en ellos el compendio de una teoría cerrada y completa; por el contrario, quizás una de las marcas distintivas del éxito científico de su proyecto, se encuentre en el hecho de que el programa progresa a medida que se construyen hipótesis, se refinan y a menudo se rechazan, a lo largo de los distintos estadios o teorías por las que ha atravesado y sigue atravesando. Lo que es necesario entonces tener en claro hasta el momento, es que ese núcleo duro o fuerte del Programa de Investigación de la Gramática Generativa Chomskiana, al que recién aludíamos, se sigue sosteniendo desde su postulación en el año 1957 con la publicación de Estructuras Sintácticas, esto es, se sigue considerando a la Facultad del Lenguaje (GU) como una capacidad lingüística humana de carácter biológico que todos nosotros traemos al nacer. Pero lo que sí se ha producido a lo largo del proyecto chomskiano es que este núcleo duro sufrió cambios radicales que encuentran su justificación en relación a las preguntas a las que el Programa intentó resolver a lo largo de sus reformulaciones: 1) ¿En qué consiste el conocimiento lingüístico? (en la Teoría Estándar, entre la década del ’60 y la del ‘70). 2) ¿Cómo surge ese conocimiento y cómo se produce la adquisición del lenguaje? (en la Teoría de los Principios y Parámetros, en la década del ‘80). 3) ¿Cuáles son las propiedades del lenguaje que hacen que funcione de la manera en la que funciona? (en el Programa Minimalista, en la década del ‘90, y el Minimalismo Biolingüístico, aproximadamente desde el año 2000 y en progreso). De entre esos cambios, el que aquí nos interesa desarrollar es el referido al contenido que se le ha atribuido a la Facultad del Lenguaje en lo que hace al contraste entre el Modelo de Principios y Parámetros y el Minimalismo Biolingüístico en el que se lleva a cabo una notable reducción de la GU. En palabras del mismo Chomsky (2007:1-4): En las discusiones de los años 70, se suponía que la FL debía ser rica, altamente estructurada y sustancialmente única. (…) La cristalización de P&P unos años después sugirió modos de reducir la tensión entre adecuación descriptiva y adecuación explicativa. También removió una barrera conceptual importante para el estudio de la evolución del lenguaje. Al divorciar los principios del lenguaje de la adquisición, entendidos en este marco como un problema de fijación de parámetros, no se sigue que el formato de la GU “que limita las hipótesis admisibles” deba ser rico y altamente estructurado para satisfacer las condiciones empíricas de rápida convergencia sobre los sistemas generativos del tipo requerido para determinar el significado y la manifestación externa. (…) La tarea de explicar la evolución del lenguaje debería fácilmente corresponderse por las mismas razones que se sostienen en la investigación sobre evolución: atribuir lo menos posible a la información genética (en nuestro caso a la GU) para determinar el desarrollo de un organismo, siendo este el estudio más plausible de su evolución. La investigación reciente en estas cuestiones es lo que se denomina “programa minimalista”. A través de la historia moderna de la gramática generativa, el problema de determinar el carácter de la FL ha sido estudiado de “arriba para abajo”: ¿cuánto debe atribuírsele a la GU para explicar la adquisición del lenguaje. El PM busca acercarse al problema de “abajo hacia arriba”: ¿Cuán poco debe atribuírsele a la GU para que pueda seguir explicando la variedad de Lenguas-I alcanzables, relacionándolas con los principios del tercer factor? Los dos acercamientos deberían converger e interactuar con el propósito de un objetivo en común. Un modo útil de acercarnos al problema es desarrollar la Tesis Minimalista Fuerte (TMF) que sostiene que la FL “está perfectamente diseñada”. ¿Qué significa, de acuerdo a la cita, que un modo de acercarnos al problema de la reducción del contenido de la GU se explique en términos de la Tesis Minimalista Fuerte? Vayamos un poco antes, más atrás. El Programa Minimalista, en su primera formulación en la década del noventa, parece producir nuevas cuestiones sobre la explicación que van más allá del ámbito de lo que los primeros modelos generativos afirmaban acerca de lo que debían ser las teorías del lenguaje. El Minimalismo apunta a comprender la función y el diseño de la facultad del lenguaje y, por lo tanto, hacia la comprensión de cuál es la mejor teoría que puede desarrollarse para explicar ahora esa función y ese diseño. Es en este sentido que se refiere a una teoría "óptima" acerca del lenguaje. Si este intento resulta exitoso, la lingüística progresa no sólo por resolver el Problema de Platón sino en otros aspectos, fundamentalmente en los aspectos epistemológicos y metodológicos. La preocupación ahora consiste en solucionar del modo más (sic) "óptimo" la manera en la que la facultad de lenguaje desarrolla su función de producir expresiones "visibles". Esto alienta a Chomsky a pensar que el Minimalismo ha cambiado las soluciones en tanto produce un nuevo problema rector que reemplaza al problema de la tensión: mostrar que restringir los recursos de la teoría lingüística profundiza la explicación. Así, el Minimalismo implica un reposicionamiento teórico bastante radical en relacióna los modelos de lenguaje anteriores que parte de la cuestión de la integración de la facultad de lenguaje (FL) en el sistema global de capacidades mentales. Chomsky especula, a grandes rasgos, lo siguiente en relación al lugar de la FL en las capacidades mentales: la FL es un sistema especializado en el almacenamiento y manipulación de datos relacionados con el sonido, el significado y la organización estructural de los ítems léxicos. Ahora bien, este módulo debe ser diferenciado de aquellos módulos del cerebro que se encargan de la articulación y percepción de sonidos (sistema articulatorio perceptual, de aquí en adelante AP) y de la formulación de pensamientos en términos conceptuales e intensionales (sistema conceptual-intensional, en adelante, C.I). Es entonces, la concepción de la FL en estos términos lo que plantea nuevos interrogantes a la teoría lingüística. Así, la FL procesa datos encaminados a servir a los sistemas de actuación relacionados con el pensamiento simbólico y la activación motriz de los órganos vocales. En suma, lo que diferencia a los seres humanos de los primates superiores, lo que cambia en los seres humanos, es que la facultad de lenguaje debe satisfacer condiciones impuestas por la interfaz. Y es esto lo que amerita que el Programa se pregunte por la mejor teoría o, lo que es lo mismo, el mejor diseño o la solución más óptima para el problema de "ingeniería" que suscita el hecho de que las expresiones que genera la facultad de lenguaje, estén sujetas los sistemas de interfaz. Lo que se supone entonces, es que el lenguaje es casi perfecto en tanto no redundante, económico y simple; por lo tanto las expresiones lingüísticas deben ser la realización óptima de las condiciones de interfaz. Esto se enuncia en la Tesis Minimalista Fuerte (TMF), según la cual, el diseño óptimo de la F.L será el que satisfaga las condiciones impuestas por la interfaz A.P y C.I respectivamente. Si las expresiones de una lengua satisfacen la TMF serán “visibles” a la interfaz. Dicho de otra manera, para que una expresión sea visible debe estar bien formada de acuerdo a los requerimientos de los sistemas A.P y C.I. Por ejemplo, en español una expresión como *El estudiante leyó cuaderno el no es visible a la interfaz porque nosotros no armamos así las oraciones dado que los nombres no determinan a los artículos. La expresión visible a la interfaz será por tanto: El estudiante leyó el cuaderno. De este modo, dicho reposicionamiento, implica que ahora Chomsky “mira” al lenguaje desde las interfaces. Esto significa que la manera en la que el lenguaje funciona no es ni más ni menos que al solo efecto de satisfacer la TMF; nada más que eso se necesita en el diseño de una teoría lingüística que intente explicar qué es lo que tenemos dentro de nuestra cabeza que hace que entendamos una lengua. Así, en el Programa Minimalista la FL se considera directamente dependiente de estos sistemas, lo que significa que se integra con otros sistemas al sistema total de capacidades mentales que tenemos en la cabeza. La facultad del lenguaje en el minimalismo biolingüístico Uno de los interrogantes que se plantea el marco biolingüístico, quizás el fundamental, es que ciertos principios no específicos del lenguaje humano desempeñan un papel determinante en su diseño y adquisición. Chomsky pone todo su empeño ahora en investigar al lenguaje como un objeto natural, es decir, como cualquier otro sistema biológico, en la medida en que cree que las respuestas a estas cuestiones son fundamentales no solo para comprender la naturaleza y el funcionamiento de los organismos y sus subsistemas sino también para investigar su crecimiento y evolución. De este modo, la FL está a la par con los sistemas de visión de los organismos o cualquier otro sistema y es por esto que puede estudiarse como parte del mundo natural. El marco minimalista, no solo tiene como objetivo solucionar el problema de la adquisición del lenguaje, sino que quiere ir “más allá de la adecuación explicativa”, y pretende ofrecer una explicación fundamentada, de las propiedades del sistema cognitivo lingüístico basada en principios. Si se asume que la facultad del lenguaje tiene las mismas propiedades que otros sistemas orgánicos, en la búsqueda de estos principios, se puede perfectamente establecer un paralelismo entre los factores que se cree que entran en juego en el desarrollo y la evolución de los organismos y los implicados en el “crecimiento” del “órgano del lenguaje” en los individuos. Los tres componentes del modelo minimista de adquisición del lenguaje (la GU, los estímulos lingüísticos del entorno y las condiciones externas) se corresponderían, así, con los tres factores que intervienen en la evolución de las especies: a) la información genética (canales del desarrollo predeterminados, mutaciones al azar), b) la selección natural (la adaptación a las presiones ambientales) y c) restricciones estructurales, leyes generales de la física o de la química que limitan la variedad y la forma de los organismos y los sistemas complejos, como el hecho, por poner un ejemplo ilustrativo, de que sea casi imposible emplear en el mundo orgánico ruedas para la locomoción debido a las dificultades físicas que entraña proporcionar control nervioso y suministro de sangre a un objeto rotatorio. Así, Chomsky aplica el modelo tripartito de la evolución propuesto por la biología moderna al estudio de las propiedades de la facultad del lenguaje: Asumiendo que la facultad del lenguaje tiene las propiedades generales de otros sistemas biológicos, podríamos, por lo tanto, explorar tres factores que entran en el crecimiento del lenguaje en el individuo: 1. El Bagaje Genético, aparentemente uniforme en todas las especies, que interpreta parte del entorno como experiencia lingüística, una tarea no trivial que el niño desarrolla reflexivamente y que determina el curso general del desarrollo de la facultad de lenguaje. Entre los elementos genéticos, algunos pueden imponer limitaciones computacionales que desaparecen de un modo regular a través de la maduración genéticamente transcurrida. (…) 2. La Experiencia, que conduce a la variación, dentro de un rango bastante ajustado, como en el caso de otros subsistemas de la capacidad humana y el organismo. 3. Principios no específicos de la facultad de lenguaje. El tercer factor entra dentro de varios subtipos: (a) principios de análisis de datos que podrían usarse en la adquisición del lenguaje y otros dominios; (b) principios de la arquitectura estructural y restricciones de desarrollo que entran dentro de la canalización, la forma orgánica y la acción por sobre un rango amplio, incluyendo principios de eficiencia computacional de los que podría esperarse que tengan una significación particular para los sistemas computacionales tales como el lenguaje. Es la segunda de estas subcategorías que debería ser de particular importancia en la determinación de los estados alcanzados. (Chomsky 2005: 6) El Biolingüismo considera entonces que los tipos de principios del tercer factor que pueden ayudarnos a explicar las propiedades de la facultad del lenguaje son dos: por un lado, principios de arquitectura estructural y, por el otro, condiciones de economía o eficiencia computacional. Veamos en qué consisten dichos principios, empezando por los principios de arquitectura estructural. Dando por sentado que la facultad del lenguaje contiene tres sistemas, el sistema cognitivo, el sistema A.P y el sistema C.I, y que dichos sistemas se conectan entre sí, los principios de arquitectura estructural del tercer factor son principios explicativos relacionados con las “condiciones de interfaz” impuestas sobre el sistema cognitivo lingüístico por los sistemas articulatorio-perceptual y conceptual-intensional con los que interacciona. Así, por ejemplo, unapropiedad definitoria del lenguaje oral como es la linealidad se explicaría de manera externa como un requisito del sistema A.P, que impone, dada la naturaleza del aparato articulatorio, que las unidades lingüísticas deban sucederse en el tiempo. De igual modo, la existencia en todas las lenguas del mundo de estructuras predicado-argumento 1 sería una exigencia del sistema del pensamiento. El segundo tipo de principios del tercer factor que explican por qué la facultad del lenguaje tiene las propiedades que tiene son las condiciones de computación eficiente que el sistema cognitivo lingüístico debe respetar en tanto que sistema computacional. Estas son condiciones que afectan a cualquier sistema de este tipo y que son, no solo extralingüísticas, como los principios de arquitectura estructural, sino también externas al organismo. Es el caso, por ejemplo, de condiciones como la prohibición de que haya elementos superfluos en las representaciones (el llamado “Principio de Interpretación Completa”) 2 . Luego de identificar las clases de principios del tercer factor que podrían explicar las propiedades de la facultad del lenguaje, el Biolingüismo pone entonces en marcha la Tesis Minimalista Fuerte cuya función hemos explicado más arriba. Someterá a prueba esta idea, se empeñará en comprobar hasta qué punto esta Tesis es cierta y tratará de determinar qué propiedades de la facultad del lenguaje encuentran su explicación en condiciones del tercer factor y cuáles no. Volvamos ahora a la relación entre la TMF y la reducción en el contenido de la GU (GU infraespecificada). Como dijimos antes, la TMF tiene un impacto directo sobre el contenido que se asigna a la GU. La búsqueda minimista de una explicación de las propiedades del lenguaje a partir de principios del tercer factor trae como consecuencia el hecho de intentar reducir al máximo 1 La estructura predicado-argumento refiere a la capacidad que tiene el verbo, considerado como un predicado, de determinar/seleccionar los argumentos que lo acompañan. Por ejemplo, el verbo comer es un predicado de dos argumentos (un Agente y un Tema) como en: Juan come una manzana, en donde Juan es el Agente y una manzana, el Tema. 2 El Principio de Interpretación Completa requiere que cualquier elemento de una expresión, ha de recibir una interpretación apropiada; esto es, todo elemento debe tener una interpretación fonética y semántica que respete las condiciones de interfaz. Veamos los siguientes ejemplos: i. *Rompí el pizarrón ii.* Rompí el jarrón el niño No podemos tener expresiones con esas formas en tanto en los dos casos existe un objeto superfluo que no es legítimo al no poder ser interpretado fonética o semánticamente. el contenido de la GU. La razón es que atribuir demasiadas propiedades a la GU (la dotación genética para el lenguaje) equivaldría a renunciar a explicarla de manera independiente, en los términos de la Tesis Minimista Fuerte (que haya rasgos del lenguaje que pertenecen a la GU se justificaría de otro modo, recurriendo quizás a procesos evolutivos o propiedades del cerebro que nos son desconocidos). La operación que hace Chomsky en el Biolingüismo es descomponer el contenido que la GU tenía en la Teoría de Principios y Parámetros y extraer de este primer factor los elementos que puedan explicarse por medio de principios del tercer factor. Debe entenderse entonces que el motivo principal de la reducción del contenido de la GU en el Biolingüismo reside, en definitiva, en el objetivo que ahora persigue: explicar las propiedades de la facultad del lenguaje por medio de principios del tercer factor. En los escritos de los últimos años, Chomsky añade otro motivo para que la GU deba tener un contenido reducido: solo con una GU infradeterminada se puede ofrecer una explicación plausible de la evolución del lenguaje (cf. Chomsky 2002, 2005, 2007, 2008). Vayamos a eso para ver en qué se basa esta afirmación. Chomsky tiene una visión rupturista (también denominada exaptacionista o saltacional) de la evolución del lenguaje frente a la postura de continuidad. La cuestión "continuidad versus exaptación" gira en torno al problema de si el lenguaje humano evolucionó por la extensión gradual de sistemas de comunicación preexistentes, o si los aspectos importantes del lenguaje han sido exaptados de su anterior función adaptativa (por ejemplo, el razonamiento espacial o numérico, la fabricación de herramientas). Chomsky sostiene que responder a estas preguntas requiere un esfuerzo de colaboración entre lingüistas, biólogos, psicólogos y antropólogos y que uno de los objetivos es, por lo tanto, establecer una conexión más fuerte entre la Biología y la Lingüística mediante la identificación de los puntos de contacto y acuerdo entre ambos campos. En la medida en que esto se logre, se logrará clarificar la perspectiva biolingüística en el lenguaje y su evolución. Según la postura rupturista, las propiedades específicas del lenguaje humano surgieron hace unos 50.000 ó 100.000 años, posiblemente como resultado de una mutación genética que produjo cambios en el cerebro de una pequeña población en el linaje de los homínidos. Si se acepta esta concepción discontinuista de la evolución del lenguaje, el asunto está entonces en afrontar lo que se denomina el “problema de Darwin”: ¿cómo surgieron hace tan poco tiempo, y de manera tan abrupta, las propiedades cualitativamente distintas que caracterizan al lenguaje humano? En opinión de Chomsky, la solución a este problema pasa por asignar el menor contenido posible a la GU, dado que “cuanto menor sea el peso de la información genética (en este caso, la GU) a la hora de determinar el desarrollo de un organismo, más factible es el estudio de su evolución” (Chomsky, 2007: 4) o, dicho con otras palabras, “cuanto más variadas y complejas sean las condiciones específicas del lenguaje, menos esperanzas tendremos de poder dar cuenta de los orígenes evolutivos de la GU” (Chomsky 2005: 8). ¿Cuál es entonces en el marco del biolingüismo el contenido de una GU infraespecificada una vez extraídos, por las razones ya aludidas, los principios y los parámetros?: la GU consiste únicamente en aquellas propiedades que no se puedan explicar recurriendo a principios del tercer factor y que tuvieron que surgir de algún modo, por lo tanto, en el transcurso de la evolución del lenguaje (cf. Chomsky 2007: 5). Una GU minimizada tiene, básicamente, dos componentes: un conjunto de rasgos (o propiedades lingüísticas) con el que se forman unidades léxicas y un mecanismo computacional, la operación de Ensamble, que combina las piezas léxicas para construir expresiones lingüísticas complejas (cf., v.g., Chomsky 2000: 100; 2004a: 107-108; 2007: 5-6). El siguiente párrafo ilustra su propuesta: …surgen al menos dos problemas fundamentales cuando analizamos los orígenes de la facultad del lenguaje y su papel en la repentina aparición de las capacidades intelectivas humanas: en primer lugar, las propiedades semánticas básicas de las unidades mínimas con significado…; y, en segundo lugar, los principios que permiten la combinación ilimitada de símbolos jerárquicamente organizados, con la que se posibilita el uso del lenguaje en sus diversas funciones. En consecuencia, la teoría de las propiedades nucleares del lenguaje (la Gramática Universal) debe proporcionar, primero, un inventario estructurado de unidades léxicas posibles…, y segundo, mecanismos para construir a partir de estas unidades léxicas la infinita variedad de estructuras internas que participan en el pensamiento, la interpretación, la planificación y otras acciones de la mente humana… (Chomsky, 2005: 4) La operación de Ensamble, en concreto, aplicada de manera recurrente e ilimitada permite captar una de las propiedades más definitoriasdel lenguaje humano: la infinitud discreta, la capacidad de producir un número potencialmente infinito de expresiones jerárquicamente estructuradas a partir de un número finito de unidades. En este sentido, la tarea fundamental de la lingüística teórica es comprender cómo una Lengua-I permite hacer un uso infinito de recursos léxicos finitos y es a esta característica de la FL que Chomsky denomina infinitud discreta. En conclusión, la GU está formada esencialmente, ahora, por un inventario de rasgos léxicos y por una única operación computacional de Ensamble, a la que volveremos más adelante. Si entonces la TMF es plausible (es decir, la idea de que la facultad del lenguaje es una solución computacionalmente eficiente para las condiciones de interfaz) tendría como consecuencia que la GU no tuviera contenido, ya que todas las propiedades del lenguaje se explicarían de manera externa (cf. Chomsky 2004a: 106). El Biolingüismo instaura nuevamente la cuestión de la especificidad del lenguaje humano desde una nueva perspectiva. Vayamos a eso. Donde se encuentra lo específico del lenguaje humano: Facultad del lenguaje en sentido amplio y facultad de lenguaje en sentido estricto En dos artículos escritos en colaboración con Hauser y Fitch, Chomsky indaga en torno de la discusión sobre la especificidad y unicidad del lenguaje humano. Bajo este objetivo distingue dos concepciones distintas de la facultad del lenguaje, una más general y abarcadora, la facultad del lenguaje en sentido amplio (FLA), y otra más restringida y excluyente, la facultad del lenguaje en sentido estricto (FLE) (cf. Hauser, Chomsky y Fitch, 2002; Fitch, Hauser y Chomsky, 2005). La facultad del lenguaje en sentido amplio (FLA) contiene a la facultad del lenguaje en sentido estricto (FLE) e incluye además, al menos, los mecanismos de los sistemas de actuación conceptual-intensional y articulatorio-perceptual internos al cerebro implicados en el pensamiento y el uso del lenguaje, que en su mayor parte (quizás en su totalidad) se encuentran en otros dominios cognitivos y de los que hacen uso otras especies, con diferencias de grado, no cualitativas. La FLA, por lo tanto, involucra todas las capacidades que participan en el lenguaje, con independencia de que sean específicas de este dominio cognitivo o exclusivamente humanas. La facultad del lenguaje en sentido estricto (FLE) es un subcomponente de la FLA y solo está compuesta, en cambio, por propiedades específicas del lenguaje y específicas de la especie. Es el sistema computacional lingüístico abstracto solo, independiente de los otros sistemas con el cual interactúa y entra en interfaz. El componente medular de la FLE son los mecanismos computacionales de la recursividad (para el Minimalismo Biolingüístico, recordemos, la recursividad está dada por la operación de Ensamble) que dan lugar a la propiedad de infinitud discreta a la que aludimos antes, es decir, la capacidad de formar un número ilimitado de expresiones jerárquicamente estructuradas a partir de un conjunto finito de elementos. Así, un hecho elemental sobre la facultad de lenguaje es que es un sistema de infinitud discreta. Cualquier sistema como este está basado sobre elementos primitivos que toma objetos ya construidos y construye a partir de ellos un nuevo objeto: en el caso más simple, el conjunto de estos objetos. Llamemos “Ensamble” 3 a esta operación. Ya sea “Ensamble” o cualquier otro equivalente es un requerimiento mínimo. Con “Ensamble” disponible, podemos tener un sistema no ligado de expresiones jerárquicamente estructuradas. La explicación más simple del “Gran Salto” en la evolución de los humanos podría ser que el cerebro fue reconectado quizá por una mutación imperceptible, para proveer la operación “Ensamble”. Junto con los mecanismos computacionales de la recursividad, estos autores consideran que forma también parte de la facultad del lenguaje en sentido estricto lo que denominan “proyección a las interfaces”: La FLE es un sistema computacional (sintaxis estricta) que genera representaciones internas y las proyecta a la interfaz del sensorio-motor a través del sistema fonológico y en la interfaz conceptual intencional por el sistema semántico (formal); la adopción de alternativas que se han propuesto no modificará sustancialmente el debate subsiguiente. Todos los enfoques coinciden en que una propiedad del núcleo del FLE es recursividad, atribuido a la sintaxis estricta. FLE toma un conjunto finito de elementos y produce una variedad potencialmente infinita de expresiones discretas. Esta capacidad de FLE se denomina infinitud discreta (una propiedad que caracteriza también a los números naturales). Cada una de estas expresiones discretas se transmite a los sistemas sensoriales-motor y conceptual-intencional, que procesan y elaboran esta información en el uso del lenguaje. Cada expresión es, en este sentido, una combinación de sonido y significado. Ha sido reconocido por miles de años que el lenguaje es, fundamentalmente, un sistema de conexiones sonido y significado; la potente infinitud de este sistema ha sido reconocido explícitamente por Galileo, Descartes y las gramáticas filosóficas del siglo XVII y sus sucesores, en particular Von Humboldt. Una meta del estudio de la FLE y, más ampliamente, de la FLA es descubrir como la facultad del lenguaje satisface estas condiciones básicas y esenciales. La propiedad nuclear de infinitud discreta es intuitivamente familiar a todos los usuarios del lenguaje. Las oraciones se construyen a partir de unidades discretas: 3 Para un examen más detallado sobre cómo opera Ensamble, cf. Bassano, M. Fundamentos filosóficos y epistemológicos del Programa de investigación de la gramática generativa chomskiana: tensión entre descripción y explicación. Cuadernos del CELT, año1, N°1. FHyA-UNR. 2000. hay oraciones de 6 y de 7 palabras, pero no oraciones de 6,5 palabras. (Hauser et al. 2002: 1573). La tarea a la que se enfrentan los investigadores es, entonces, comparar el lenguaje humano con los sistemas de comunicación animal y con otros dominios cognitivos y determinar qué propiedades de la “proyección a las interfaces” se integran o en la FLE (son exclusivas tanto de la especie como del lenguaje), o en la FLA (son compartidas por otras especies o están presentes en otros dominios cognitivos). Otra tarea no menos importante es comprobar aquello a lo que obliga la formulación de la TMF: si la recursividad pertenece a la facultad del lenguaje en sentido estrecho y es, por tanto, específica del lenguaje y específica de la especie. Solo mencionaremos las ideas más importantes que se han sostenido sobre esta última cuestión. Parece estar fuera de toda duda, después de décadas de intensas investigaciones sobre la comunicación animal, que la recursividad, tal y como se manifiesta en el lenguaje humano, es una propiedad exclusiva de nuestra especie, que no se encuentra en ninguna otra especie animal, incluidos nuestros parientes más cercanos, y de la que tampoco ofrecen evidencias los experimentos con chimpancés, delfines o loros sometidos a entrenamiento (Fitch et al., 2005: 200; Jackendoff y Pinker, 2005: 217). Conviene matizar, no obstante, esta afirmación, ya que, como indican otros autores, Hurford (2011) y Tallerman (2012), entre otros, distintos estudios muestran que se puede observar algo semejante a la recursividad en el canto de las aves y de otras especies, como las ballenas, en el que la combinación reglada de notas da lugar a unidades mayores con una limitada estructura jerárquica. Existe, sin embargo, una diferencia fundamental entre la sintaxis de las lenguas humanas y la sintaxis de los cantos de otras especies: como subrayan ambos autores, la sintaxis de las lenguas humanas es semánticamente composicional, demodo que el significado de una expresión es el resultado de la suma del significado de sus partes y de cómo se combinan. El canto de las aves y las ballenas no tiene, en cambio, una sintaxis semánticamente composicional, y se asemeja a los procesos fonológicos de las lenguas, en los que un conjunto finito de unidades sin significado (los fonemas) se combinan para formar unidades mayores (las sílabas), también carentes de significado. Chomsky, Fitch y Hauser llegan a la misma conclusión que Hurford y Tallerman en este punto: “solo los seres humanos tienen la capacidad de recombinar unidades dotadas de significado y formar con ellas una serie ilimitada de estructuras más complejas, obteniéndose en cada caso un significado distinto” (Hauser et al., 2002: 1576). El panorama es bastante más complejo, sin embargo, cuando se compara la facultad del lenguaje con otras parcelas de la cognición humana. Hauser et al. (2002: 1571, 1578) dejan abierta la posibilidad de que la recursividad haya surgido en la especie por razones ajenas al lenguaje e instan a que se investigue si esta propiedad está también presente en otros dominios cognitivos, como la cuantificación numérica, la navegación espacial o las relaciones sociales. Las propuestas que se han formulado a este respecto son de muy distinto tipo y dependen, en parte, de cuál sea la capacidad cognitiva que se analice. En lo que atañe a la cuantificación numérica, por ejemplo, Chomsky (2005:16; 2007:5; 2008:139; 2010:53) sugiere que “la capacidad aritmética” podría derivarse de la recursividad lingüística a través de la operación de Ensamble. Jackendoff y Pinker (2005: 217-18) por su parte sostienen, que el agrupamiento de unidades discretas para crear estructuras jerárquicas también es una característica de dominios cognitivos humanos como la visión o la música, pero señalan que hay propiedades formales que distinguen a la recursividad sintáctica, entre ellas, el hecho de que los constituyentes sintácticos estén encabezados por un núcleo del que depende el resto de los miembros del conjunto. Dado que existen estructuras jerárquicas organizadas alrededor de un núcleo en otros dominios, como la estructura silábica o determinados aspectos de las estructuras musicales, Jackendoff y Pinker sostienen que la recursividad sintáctica podría ser una combinación novedosa de propiedades que se encuentran en otras parcelas de la cognición. Jackendoff y Pinker (2005) [de aquí en más JP] polemizan con Chomsky, Fitch y Hauser [de aquí en más HCF] en torno a estas cuestiones. Antes de presentar la postura de JP anotemos los puntos de acuerdo entre ambos. En lo que coinciden es en el hecho de que la FLA, como un todo, evoluciono y funciona como una adaptación especifica de los humanos para muchas áreas que ahora son de utilidad, una de las cuales es la comunicación. También coinciden en que es necesario “fraccionar” la FLA en subcomponentes separados, cada uno de los cuales pudo haber tenido historias evolutivas diferentes. El área de controversia más importante se da en torno al aparato computacional que subyace al lenguaje, en especial la sintaxis. Fitch, Hauser, Chomsky (2005) aceptan que la FLA puede ser una adaptación evolutiva para la comunicación, pero rechazan esa misma hipótesis para la FLE. Vayamos ahora a la postura de Jackendoff y Pinker. JP llegan a decir que la evidencia empírica para la hipótesis de solo-recursividad para el lenguaje humano (para la FLE) es demasiado débil. Entre los muchos ejemplos que proveen para cuestionar aspectos del trabajo de HCF (2002) señalan que dicha hipótesis implica que no hay selección natural para la producción del habla en la especie humana. Sin embargo, el control del tracto vocal supra-laríngeo es incomparablemente más complejo en el lenguaje humano que en otras vocalizaciones de los primates. Podríamos sintetizar la crítica de JP en dos conjuntos de conclusiones. En el primero de ellos se refutan varios argumentos de HCF (2002) y en el segundo se proponen algunas alternativas: • Chomsky (2000: 75) ha llegado a decir que el lenguaje no está diseñado para la comunicación “mejor de lo que lo están los peinados”. Esta idea puede contrarrestarse si se tiene en cuenta el inmensamente mayor poder expresivo del lenguaje, clara consecuencia de la maquinaria gramatical. • El argumento de que el lenguaje no está diseñado para la comunicación tampoco puede explicar por qué el lenguaje proyecta significados en sonidos y por qué los significados se aprenden en un contexto social. • El argumento de que el lenguaje es “perfecto” u “óptimo” nunca se ha establecido con claridad y se ve aparentemente refutado por muchas “imperfecciones”. • El argumento de que el lenguaje es no redundante es falso en todo dominio donde pueda evaluarse. Hay redundancia en las lenguas humanas, como por ejemplo en las expresiones idiomáticas. • La tesis del poder recursivo se enfrenta a muchos problemas. Por ejemplo, el lenguaje hace proyecciones entre sistemas recursivos y no es una externalización directa de un sistema recursivo simple. La hipótesis alternativa de JP es que el lenguaje constituye una adaptación para la comunicación de conocimientos e intenciones. Con esta hipótesis no solo se evitan las dificultades antes mencionadas, sino que además aparecen varias ventajas, entre las cuales se destacan las siguientes: • Hay consistencia con la evidencia conductual y genética de que el lenguaje muestra muchos signos de especialización para la comunicación. • No se necesitan planteos tendenciosos tales como que el lenguaje es “no-redundante”, “perfecto” o diseñado para la precisión antes que para el uso. • Se consideran otros factores de la psicología humana que hacen que nuestra especie tenga rasgos tan especiales en el mundo animal, concretamente, una confianza en el know-how tecnológico adquirido y una cooperación amplia entre individuos. JP están convencidos de que su hipótesis adaptacionista no implica una crisis para la biología sino más bien lo contrario: contribuye a la conciliación entre la biología y la lingüística. “El lenguaje es utilizable, pero imperfecto, al igual que otros sistemas biológicos” (JP 2005: 229). Finalmente, JP concluyen en su artículo que a pesar de estos desacuerdos, están de acuerdo con FHC en la importancia de la investigación interdisciplinaria en lo que hace a comparar el lenguaje con las capacidades en otras partes de la cognición humana y animal, y analizarlo no monolíticamente, sino como una combinación de componentes. Una última posibilidad con respecto a la recursividad, que reabre la vieja polémica sobre las relaciones entre lenguaje y pensamiento, es que la misma sea una propiedad del sistema cognitivo lingüístico que se deriva de las condiciones de interfaz (o arquitectura estructural) impuestas por el sistema conceptual-intensional. La idea, en palabras de JP (2005: 230), sería que “la única razón por la que el lenguaje necesita ser recursivo es porque su función es expresar pensamientos recursivos”. El punto de vista opuesto se expone claramente en trabajos como los de Wolfram Hinzen (2006, 2007, 2009). Comparte este lingüista la idea, defendida desde antaño por autores de distintas tendencias, de que el lenguaje no expresa el pensamiento, sino que le da forma, y sostiene, en particular, que no existe pensamiento proposicional con independencia del lenguaje. En su opinión, las representaciones semánticas estructuradas se conforman, en concreto, como resultado de la aplicación de la operación sintáctica de ensamble a unidades con significado y de la creación por medio de procedimientos también gramaticales de la ontología universal del lenguaje, el conjunto distintivo de categorías básicas en cuyos términos pensamos, como las de objeto, evento, estado de cosas o proposición, cada una de las cuales se correspondecon raíces léxicas insertas en determinadas configuraciones sintácticas”. La conclusión a la que llega Hinzen (2009: 130) es, por tanto, que “no puede haber pensamientos [proposicionales] fuera de las formas posibles que proporciona el sistema computacional lingüístico”. Desde esta perspectiva, el origen de la propiedad de la recursividad está en el lenguaje, no en el pensamiento. Llegando a este punto, lo relevante es saber si autores como Hinzen tienen o no razón; esto es, debe comprobarse si hay manifestaciones de pensamiento proposicional en especies no humanas o si alguno de nuestros predecesores en la familia de los homínidos podía pensar de manera proposicional sin lenguaje. Si finalmente se demostrara que se cumple uno u otro de estos supuestos (o ambos), la facultad del lenguaje en sentido estricto (la GU) aún debería incluir alguna propiedad específica de la especie y del lenguaje genéticamente establecida, aunque solo sea la adopción de la operación de ensamble para externalizar pensamientos recursivos o el modo particular en que se integran los distintos elementos que componen la facultad del lenguaje en sentido amplio. Solo así se pueden explicar las diferencias que existen entre el lenguaje humano y los sistemas de comunicación de otras especies. Conclusiones En este Cuaderno en torno a la Facultad de Lenguaje hemos trabajado tres cuestiones presentes en el Programa de Investigación de la Gramática Generativa que están íntimamente entrelazadas entre sí. En primer término nos hemos referido a los cambios sufridos a lo largo del programa en la formulación del contenido de la GU. En este sentido, la facultad del lenguaje en el Minimalismo Biolingüístico es directamente dependiente de los sistemas de interfaz a través de lo que hemos desarrollado en términos de la Tesis Minimalista Fuerte. En segundo término, hemos señalado que la intención del Minimalismo de estudiar el lenguaje como un objeto natural, es decir, como cualquier otro sistema biológico, implica asumir que en la explicación de su crecimiento y evolución entran en juego los tres factores que intervienen en la evolución de las especies: a) el bagaje genético, b) la selección natural y c) las restricciones estructurales. De esos tres factores, el Minimalismo Biolingüístico hace foco en el tercer factor. En tercer término, desarrollamos que una de las consecuencias de explicar las propiedades de la Facultad de Lenguaje por medio de principios del tercer factor es la infraespecificación de la GU en términos de la reducción de su contenido a Léxico más la Operación de Ensamble. En cuarto y último término, a partir de la presunción que plantea el Biolingüismo acerca de que la reducción de la GU conduciría a pensar que todas las propiedades del lenguaje se explicarían de manera externa, hemos desarrollado las polémicas en torno a la especificidad de la facultad de lenguaje a través de la distinción entre facultad de lenguaje en sentido amplio y facultad de lenguaje en sentido estricto. En relación a estas polémicas trabajamos las posturas de Chomsky, Hauser y Fitch, por un lado, y la de Jackendoff, Pinker, por el otro, en torno a los ejes a) Hipótesis adaptacionista vs. Hipótesis saltacional del lenguaje humano y b) Hipótesis de solo-recursividad en la facultad de lenguaje. Referencias bibliográficas Bassano, Marcela. (2000). Fundamentos filosóficos y epistemológicos del Programa de investigación de la gramática generativa chomskiana: tensión entre descripción y explicación. Cuadernos del CELT, año1, N°1. 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