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- 1 - Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Psicología. C.U. Sobre el horizonte subjetivo y lo particular del síntoma. (Acto creativo y subjetivación del síntoma) Trabajo de tesis para la licenciatura en Psicología Clínica Elaborada por: Sergio Javier González Acosta 300160970 Director: Juan Carlos Muñoz Bojalil Revisora: Dra. Patricia Corres Ayala México D. F. 2011 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. - 2 - Índice. Introducción 1. El estudio clásico del lenguaje 5 2. El estudio contemporáneo del lenguaje 12 3. Concepto de estructura. Sustancia y forma de los signos y los mensajes 27 4. Comunicación humana 35 5. Lenguaje y Subjetividad 43 6. La interacción 54 7. La constitución psíquica 61 8. Conclusiones 70 9. Anexo 99 - 3 - Introducción. El hombre en su conocimiento del mundo ha alcanzado diferentes grados de instrumentalización material y de complejidad simbólica a través de las épocas, lo que ha marcado de manera singular el desarrollo de los grupos humanos, dándoles un estatuto absolutamente particular en la forma de cultura y civilización. Sin embargo las características de la realidad humana son un hallazgo relativamente reciente en la historia del conocimiento, pues se contaba con que los datos de la percepción informaban de modo infalible sobre los objetos y la presencia del lenguaje había sido considerada una manera natural de traducir el mundo y la experiencia e incluso de influir en ella. Por siglos se ha visto una intencionalidad divina en las designaciones culturales eficaces en el plano simbólico, su carácter articulado y su variabilidad intrínseca quizá fueron intuidas de manera aislada por diferentes pensadores al servicio de los gobiernos en la historia, pero es hasta siglos recientes que esta intuición se formalizó al investigar el papel del lenguaje en la realidad humana. En este sentido, una concepción del lenguaje y sus efectos tiene consecuencias directas en la concepción del mundo y sus relaciones para un grupo humano determinado, tal como lo ilustran las mitologías de los pueblos y la articulación de su conocimiento, estrechamente relacionados a las causas existenciales en la subjetividad para los individuos que forman parte de ella. Las instituciones humanas reconocen el peso de poder del discurso y captan a los individuos para conducirlos a un trabajo de consumo que sistemáticamente aisla al sujeto, explotando el potencial de la ficción como articulador de la realidad humana. No obstante, el sentido crítico abierto por las investigaciones estructurales del lenguaje constituyen un parteaguas epistemológico especial, pues además de promover movimientos internos en las disciplinas que tienen por objeto al lenguaje y sus aplicaciones, alcanza los fundamentos mismos del conocimiento y posibilita un reordenamiento bajo efecto de la relativización semiológica. Las consecuencias arrojadas por esta operación son visibles en la forma del conocimiento a partir de los siglos XIX y XX, donde la certeza relativa al lenguaje queda afectada, la relación entre la palabra y la cosa aparece cuestionada, el sujeto en el conocimiento aparece dividido por sus efectos, pesa una duda sobre el lenguaje como traductor cristalino de una realidad en sí y finalmente se cuestiona el estatuto de la realidad humana en cuanto tal a partir de la íntima relación del hombre con esta dimensión, que revela un carácter alienante, estructurante y convencional. - 4 - La constitución psíquica del hombre puede ser vista desde una nueva perspectiva. Si bien es cierto que a lo largo de la historia, las civilizaciones han sabido recoger en instituciones los efectos de lenguaje que escapan a la lógica racional y que llegan a ostentar su amplio alcance en el cuerpo, es hasta este punto del conocimiento que se puede poner en perspectiva el funcionamiento del lenguaje como sistema y lo que produce y posibilita a nivel subjetivo. Este trabajo pretende introducir por esta vía hacia el descubrimiento del inconsciente como ese conjunto de efectos de lenguaje en el hombre, para aproximarnos a una visión dinámica de las complejas relaciones en las que la constitución psíquica humana alcanza su consistencia y sus posibilidades, así como las discontinuidades propias que esta dimensión inaugura desde lo más íntimo de la constitución de cada individuo. Con el Psicoanálisis señalaremos las condiciones de desarrollo del ser humano y la afectación de sus disposiciones por el entorno interactivo y las estructuras de lenguaje en sus funciones distintivas más elementales. No sin una posición crítica que pueda situarse más allá de los objetivismos en donde se pierde de vista lo particular y se reproducen modelos coercitivos de conocimiento y adaptación, pues el paradigma que aporta el estudio semiológico es capaz de proponer una nueva dimensión de comprensión que no se ciñe a la aspiración científica ya ingenua de atrapar la cosa en la cifra, sino que, advertida de sus efectos convincentes de deslumbramiento, busca lo que le es propio a cada sujeto por fuera de la marca mortificante generada también por el significante. Ante las condiciones actuales de la civilización la respuesta del sujeto encuentra dificultades inéditas, por lo que el dispositivo analítico se pondrá a prueba como una oferta capaz de marcar la diferencia y resistir a la inercia generalizante que pretende responder por el sujeto ahí donde el reconocimiento de lo sintomático particular podría ser efectuado, oponiéndo el trabajo dialéctico de subjetivación del síntoma a la lógica capitalista y su devastación. - 5 - 1. El estudio clásico del lenguaje Para Foucault 1 , el sistema de signos del mundo occidental era ternario desde el estoicismo (Grecia Helénica, siglo IV a.C.), ya que se reconocía en él al significado, al significante y la “coyuntura” como potencia organizadora de un fatum2*, es decir, se concebía una correspondencia causal perfecta entre el lenguaje y el mundo y se contaba con un logos del universo; esta concepción obligaba a postular que la determinación del mundo y sus complejas y dinámicas relaciones no son accesibles al conocimiento,exigía por tanto del individuo la actitud típicamente estoica de aceptación de las circunstancias. En el siglo XVI la disposición de los signos en la Lógica de Port-Royal** se establece por el enlace entre un significado y un significante. Ya en el renacimiento, a decir de Foucault, el problema de la designación en el lenguaje se complejiza, se muestra susceptible de establecer relaciones diversas entre sus formas y sus contenidos y la similitud tendrá un papel primordial en la reflexión de lo que liga las marcas lingüísticas con las cosas que designan. Tres niveles del lenguaje a partir del ser único de la escritura ordenaban para el pensamiento clásico las relaciones entre las cosas y sus representaciones, dando esta triada (marcas, contenido señalado y similitud) un resultado más bien unitario, donde era posible “leer” el mundo a través del recubrimiento que los signos articulaban sobre él. El orden que se establece en el renacimiento entre las cosas y las representaciones permitía pensar el lenguaje como un elemento natural que existía desde el principio, con un ser en bruto tan primitivo como la cosa, materializada en la escritura reservada para los grupos dominantes; se pretendía una relación no equívoca que descubría y presentaba al mundo de manera transparente en la construcción del conocimiento. Aún cuando la concepción clásica establece que la representación es un sistema cerrado sobre sí mismo y sobre las cosas, produce en su movimiento incesante nuevos niveles del discurso necesarias para su encuadre que para Foucault toman la forma de comentario y la forma de texto. El fin del renacimiento (siglo XVI) también es el fin de estas concepciones que oscilan entre uno y tres términos, estabilizándose en una concepción binaria y regular y dando lugar a que el lenguaje en lugar de pretender constituir el medio directo y cristalino de escritura material de las cosas, se organizará gradualmente entre los signos representativos, instaurándose por primera vez la necesidad de 1 Referencia a la obra de Foucault, Michelle; en “Las palabras y las cosas”, 1966, Siglo XXI editores. *Locución latina que denota al destino, se refiere a “lo que está dicho” y no se puede cambiar. **La logique, ou l´art de penser, importante manual de lógica publicado en 1662 en Port-Royal, es probable que Blaise Pascal haya participado en su redacción. - 6 - reconocer cierta distancia entre la representación y la cosa representada. Este momento epistemológico es crucial en lo que constituirá el pensamiento racionalista desde Descartes (siglos XVI y XVII) hasta la aparición de las ciencias empíricas en cuanto tales, que cuentan aún con cierta relación unívoca entre un signo y la cosa, orientando su actividad a la construcción y perfeccionamiento de arreglos simbólicos sobre un real supuesto del mundo y sus fenómenos en sí mismos. Así se inaugura el problema central de ¿cómo saber que un signo designa lo que significa?. En las ciencias humanas queda desarticulada la antigua ligazón del mundo con las palabras, el lenguaje queda desterrado en relación al mundo que hasta entonces se había encargado de materializar en la escritura, que ha perdido su exclusividad y su primado. La antigua uniformidad entre lo visto y lo leído, entre lo escuchado y lo sabido está trastocada y al fin es posible pensar que las palabras y lo que designan se articulan sin paralelismo ni reciprocidad obligada en la construcción del conocimiento. Una de las más notables consecuencias del abandono del teocentrismo medieval y el paso al antropocentrismo renacentista fue la pérdida del poder articulador que la semejanza lingüística había detentado hasta entonces (se pierde la confianza en las evidencias de verdad que el lenguaje ofrecía a primera vista, en el pensamiento aparece definido el discurso como ejercicio de poder, las metáforas que enlazaban las causas y los objetos se vuelven discursos relativos); Foucault ubica en los siglos XVII y XVIII importantes consecuencias de tan profunda ruptura epistemológica, volviendo consistente la noción de que todo discurso impregna y orienta la transformación del conocimiento, que todo discurso tiene un valor de poder y que se articula con base en reglas intrínsecas al sistema de la lengua. Este valor del lenguaje se presenta como una auténtica novedad y el ejercicio del lenguaje va a consistir no solamente en implementar y crear los signos de la representación de algo sino de disponer además de signos en torno a ella. Esta dimensión del discurso impregna las relaciones humanas hasta sus sistemas fundamentales, la familia detentará para nosotros una importancia central para nuestro estudio de la constitución subjetiva. Pero en sentido epistemológico, esta acción lógica de mostración y repliegue produce la necesidad crear herramientas para el estudio del asentamiento del discurso sobre sí mismo, que se desarrolla en vertientes demostrativas pero también y más que nunca decorativas, anunciando diversos intentos de formalización para el estudio global de los fenómenos lingüísticos. Para Ferdinand de Saussure (Suiza, 1857 – 1913), el estudio de la lengua ha pasado por tres grandes etapas antes de poder definir su objeto con especificidad satisfactoria. En un primer momento se produjo lo que llamamos Gramática. Este estudio inaugurado por los griegos se interesó en la forma de las palabras (morfología) y en las posibilidades de combinación de las mismas (sintaxis); está fundada en la lógica, como objetivo general busca describir una reglamentación de dichas - 7 - combinaciones para desembocar el estudio en las propuestas de un uso ideal de la lengua. En este sentido podemos decir que es una disciplina orientada a formalizar una ética del uso del lenguaje y describir al hablante ideal capaz aplicar adecuadamente las reglas de articulación de los enunciados, lo cual demostrará ser un punto de vista estrecho para dar cuenta de diversos fenómenos asociados a la lengua y el habla. Por otro lado, como un estudio paralelo y subordinado se produce la Etimología, que se ha interesado profundamente por el origen de las palabras. La palabra misma –etimología- es un cultismo formado del griego etymos = verdadero, se refiere a la raíz o a la palabra de la que procede un vocablo y logos = palabra, es muy común a los términos que expresan una relación a las palabras en sentido reflexivo o de razonamiento; podemos traducir su sentido como “relacionado a la verdad de la palabra”. De este modo dentro de la investigación etimológica han surgido variantes especializadas en aspectos particulares de la evolución de las palabras. Ejemplo de ello es el estudio de la etimología inmediata que explica la última procedencia de una palabra; en el caso de la palabra etimología su última procedencia sería el latín, debido a que durante el renacimiento (siglos XVI y XVII) la lengua de los romanos se convierte en la Lengua franca europea. Los cultismos y las etimologías inmediatas en general son relativamente recientes y se conserva de ellas cierta documentación impresa que incluye quien acuñó cierta palabra y cuándo lo hizo. En este punto de la descripción puede comprenderse que la etimología inmediata produzca insatisfacción en los filólogos que buscan conocer todas las transiciones evolutivas de la palabra y el recorrido que es capaz de hacer a través de las lenguas y los tiempos. Por esta razón, el estudio etimológico requiere una erudición que permita seguir las pistas de las palabras a través del tiempo y la geografía basándose en registros de acontecimientos históricos, reglas de estructura y sus cambios, derivación, composición, eufonía, gramática de la lengua de origen, las diversas alteraciones tanto ortográficas como prosódicas con el objeto de llegar a lo que se ha llamado una etimología primitiva, que sería aquella donde se recoge el origenprimitivo de un vocablo, el cual sería autóctono de un idioma y por tanto no habría sido tomado de otra lengua. Esta reflexión ha permitido que algunos eruditos como Sir William Jones3 hayan imaginado una antigua lengua proto-indoeuropea hablada hace unos 6000 años y que constituiría la base del Sánscrito (lengua de la India), el griego y el latín, que constituirían las raíces lingüísticas principales para la cultura occidental, sin embargo el estudio etimológico que consideraba a cada palabra como un problema aislado sufrirá un relevo en la medida que se revela el carácter sistémico de las relaciones internas de las lenguas. Según De Saussure, un segundo momento aparece con la Filología. En Alejandría (siglo III a.C.) ya existía una escuela filológica como lo enuncia el autor, 3 Promotora Española de Lingüística, Sitio electrónico de lingüística. - 8 - pero con él usaremos este término en relación al movimiento promovido a partir de 1777 por Friedrich August Wolf. Originalmente interesada en la interpretación, conservación y crítica de los textos, avanza en la determinación de los textos auténticos, por lo que constituye un antecedente de la Semiología. Se le reprocha apegarse de manera muy servil a la lengua escrita y olvidar la lengua viva; además de estar absorbida casi por entero por la antigüedad griega y latina. El tercer periodo es ubicado por De Saussure a partir del descubrimiento de que las lenguas son comparables entre sí. A este estudio se le ha llamado Filología comparativa o Gramática comparada. Para Franz Bopp (1816), la estructura interna de las lenguas es la que va a dar soluciones completamente nuevas sobre la genealogía de las lenguas. El avance de esta intuición constituyó una de las más importantes y a la vez discretas rupturas epistemológicas que cayeron sobre las teorías de la representación en la cultura occidental; para Foucault, ahí con Bopp, la palabra perdió la función representativa que la época clásica le atribuía por sí misma y se procedió a una concepción donde lo principal será la organización de conjunto. La capacidad de representar ya no es entonces una propiedad constitutiva de la palabra por sí misma, lo que la palabra puede decir ya no está en función de una discursividad inmediata sino en las relaciones y los cambios, en sus posiciones y en su desplazamiento a través del tiempo encontraremos rastros de las leyes que los rigen y organizan en el interior de una misma lengua y entre lenguas distintas. Los desarrollos en gramática comparada proponen que la palabra no está vinculada de manera fija a una representación sino en la medida que forma parte de la organización gramatical de conjunto por medio de la cual le es posible definirse; solo inmersa en la totalidad gramatical que le da coherencia a la lengua se puede entender que son estas relaciones entre elementos lo fundamental y determinante en todo sistema lingüístico y lo que hace posible las comparaciones que revelan sus parentescos y derivaciones. Fue Bopp el primero que comprendió que las relaciones entre lenguas emparentadas podían constituir la materia de una ciencia autónoma. Schlegel elaboró la mejor sistematización disponible de la ciencia fundada por Bopp bajo el título de “Compendio de gramática comparada de las lenguas indogermánicas” (1861). Según el punto de vista de Saussure, en este campo aún no existía la preocupación por aislar la naturaleza de su objeto de estudio y, privada de un método propio, fue exclusivamente comparativa y no abordó sus aspectos históricos. No fue sino hasta 1870 que se elaboró la pregunta sobre la dimensión histórica y las condiciones de vida de las lenguas. Este contexto constituye el origen de la lingüística histórica y el primer paso formal lo da el norteamericano Whitney4 con “La vida del lenguaje” (1875) donde postula que el lenguaje no sería una propiedad biológica del hombre sino un hecho social 4 Arellano, Fernando en “Historia de la lingüística, tomo 1”. Universidad católica Andrés Bello, Estudios Humanísticos de investigación. - 9 - y una instancia inventada para establecer acuerdo y comunicarse, por lo que resalta el aspecto instrumental y de convención. Poco después surge la escuela de los Neogramáticos (Junggramatiker) cuyos principales exponentes eran todos alemanes. Esta escuela situó en perspectiva histórica los resultados de la comparación y encadenó así los hechos en su orden natural, es decir, su contribución fue decisiva para dejar de considerar a la lengua como un organismo que se desarrolla por sí mismo y fue situada como producto del “espíritu colectivo”. Establecieron que los cambios en la lengua se deben a necesidades intrínsecas del sistema y no solamente a la voluntad consciente de sus usuarios y enfatizaron el hecho de que dichos cambios se llevan a cabo de acuerdo con la organización interna cada lengua. El método por excelencia de esta escuela fue el comparativo, rastreando correspondencias entre las lenguas a partir de la comparación de sus elementos gramaticales pero orientaron sus resultados en una perspectiva histórica que pretendía esclarecer sus transiciones. De cualquier modo, aún no podemos decir que esta escuela haya echado luz sobre la cuestión del lenguaje en conjunto hasta este punto, ya que su esfuerzo más importante estaba orientado a introducir los métodos positivistas en auge en el estudio del lenguaje. Llegado el siglo XIX, para Foucault la literatura viene a mostrar el curso que ha tomado el problema de la representación y el lenguaje desde la época clásica, mostrando esta vez una profunda diferencia con aquella concepción en donde teníamos un lenguaje primordial, su ser en bruto unido de manera inextricable a las cosas y al mundo. Nuestro autor no encuentra ya a partir del siglo XIX los rastros de ese anhelo por la palabra primera y de este orden inicial que fundamentaba, organizaba y limitaba el mundo y el movimiento incesante del discurso en el pensamiento clásico; en adelante la investigación del lenguaje va a crecer sin puntos de partida, sin final y sin promesa como sentencia el autor, para quien la literatura se ha encargado de trazar día a día el recorrido de este espacio que declara vano y a la vez fundamental.5 En el último cuarto del siglo XIX surge una derivación del estudio histórico de la lengua llamado Paleolingüística, que continuó el estudio histórico-comparativo de los parentescos de las lenguas pero de manera más global, intentando comparaciones masivas e integrativas de las grandes familias lingüísticas. De esta manera el siglo XIX emprende una investigación inédita sobre el lenguaje integrando la evidencia epistemológica radical de una distancia entre las palabras y las cosas, un origen perdido y un futuro impredecible del lenguaje; la literatura será la encargada por excelencia de hacer surgir los vaivenes de la representación, el movimiento de las identidades y las diferencias, explorando nuevos límites discursivos que pongan en evidencia las características de las relaciones del lenguaje con lo que designa. Es posible que esto ya constituya un marco para las primeras intuiciones de un carácter extraño del lenguaje en la vida del hombre que dará lugar al estudio del sujeto, y de una presencia del otro articulado en el sí mismo, revelando en sus redes relacionales un saber del que el 5 Foucault, Michel en “Las palabras y las cosas”. Siglo XXI editores. - 10 - el hablante no puede asumirse como agente, que conducirá por la vía del psicoanálisis a lo que se ha conceptualizado como lo inconsciente. “Nunca llegamos al hombre separado del lenguaje ni jamás lo vemos inventarlo”6, nos dice Benveniste para restablecer una crítica a la versión del lenguaje que reduce sus propiedades a las de un “instrumento”.Es ciertamente a la palabra a la que le toca la función de instrumentar y vehicular los mensajes lingüísticos, sin embargo para una comprensión más cabal de lo que garantiza su función es preciso tener en cuenta que la palabra necesita del lenguaje, el sistema que la habilite y del cual ella es una actualización en la inmediatez de la instancia del discurso. Así el estudio del lenguaje y la comunicación reflejaron un profundo cambio crítico hacia el siglo XIX, se trabaja en la producción de herramientas filosóficas de análisis del sentido y la significación, producto de esfuerzos sistemáticos por investigar la espesura histórica de los conceptos de una lengua e incluso deconstruirla. Esperamos haber señalado a la Gramática, la Etimología, la Filología y la Lingüística como disciplinas que tienen todas por objeto al lenguaje pero que se diferencian de maneras muy específicas entre sí y que abrirán un campo novedoso en el estudio del hombre. La candente discusión teórica produjo nuevos modelos que permitieron abordar muchas de las inagotables particularidades del fenómeno del lenguaje humano, del cual nuestra descripción pretende resaltar los aspectos más generales de su transición epistemológica sin poder ser exhaustiva, pues nos ayudará a comprender diversos niveles en los que el fenómeno del lenguaje tiene efectos estructurantes para el sujeto que se encuentra en relación intrínseca en él, es decir, es decir intentaremos comprender sus funciones más allá de su buen uso, su instrumentación tardía o sus aspectos voluntarios, ya que es la dimensión subjetiva la que se encuentra en nuestro horizonte. 6 Benveniste, Emile en “Problemas de lingüística general” cap xv De la subjetividad en el lenguaje. - 11 - Referencias. Foucault. Michelle; en “Las palabras y las cosas”, 1966, Siglo XXI editores. De Saussure, Ferdinand; en “Curso de lingüística general” 1907-1911, recopilación de notas estudiantiles de Charles Bally y Albert Sechehaye. Promotora Española de Lingüística. Articulos electrónicos disponibles en el sitio oficial de la asociación. http://www.proel.org/index.php?pagina=mundo/indoeuro/indoiran/indico/sanscrito Arellano, Fernando en “Historia de la lingüística, tomo 1”. Universidad católica Andrés Bello, Estudios Humanísticos de investigación. Hay una versión electrónica disponible: http://books.google.com/books?id=4WNtwWHBfc8C&printsec=frontcover&hl=es&s ource=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false Benveniste, Emile en “Problemas de lingüística general I”, cap. XV De la subjetividad en el lenguaje. México, Siglo XXI, 1993. http://www.proel.org/index.php?pagina=mundo/indoeuro/indoiran/indico/sanscrito http://books.google.com/books?id=4WNtwWHBfc8C&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false http://books.google.com/books?id=4WNtwWHBfc8C&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false - 12 - 2. Estudio contemporáneo del lenguaje (siglos XIX y XX) A finales del siglo XIX y durante el siglo XX se desarrollaron importantes y novedosos trabajos que tuvieron por objeto el lenguaje como estructura; se produjo una discusión rica y heterogénea sobre las características y los alcances de este particular objeto de estudio. En el estudio estructural florecieron discursos heterogéneos que resaltaron diferentes aspectos del fenómeno lingüístico en el ser humano y se les atribuyeron pesos variables a los conceptos generales con el fin de penetrar en las bases que hacen posible el funcionamiento del lenguaje como sistema. Veamos algunos de los más representativos. A decir de Pierre Giraud (1971), la Semiología es la ciencia que estudia los sistemas de signos: lenguas, códigos, señalizaciones. A partir de esta definición la lengua sería una parte de la semiología pero se le reconoce un estatus privilegiado y autónomo, a partir del cual se puede definir a la semiología como “el estudio de los sistemas de signos no lingüisticos”7, que por lo demás si vamos a ubicarlos en su conjunto dentro del campo del lenguaje. Ferdinand de Saussure (1857-1913) aporta la primera formalización de este punto de vista, orientándola al estudio de los signos en el seno de la vida social; las leyes que se desprendan del conocimiento del signo en el seno social serán aplicables a la lingüística y es así como se pudo ligarla a la dimensión psicosocial de la relación del ser humano con el lenguaje. Casi simultáneamente, en América el estadounidense Charles S. Peirce (1839- 1914) en sus Escritos Filosóficos ha concebido una teoría general de los signos bajo el nombre de Semiótica. Para Peirce, la lógica en sentido general es solamente otra manera de nombrar a la Semiótica y las cualidades de los objetos estarían definidas por su aspecto práctico o pragmático, estructurado según su propuesta en el lenguaje, por lo que concentra su esfuerzo en el aspecto formal del fenómeno y señala que a partir de los caracteres de los signos, podemos ser inducidos a juicios “necesarios”, es decir, hace énfasis en el carácter estructurado y estructurante del lenguaje previo a la apropiación que un individuo hace de él y señala con ello cierto “lugar” de asentamiento o acotamiento del sentido. Así, de Saussure destaca la función social del signo y Peirce su función lógica, pero debido a que ambos aspectos están estrechamente relacionados, en la actualidad se utilizan igualmente los términos Semiología y Semiótica para referirse a la misma disciplina, siendo usado el primer término por europeos y el segundo por anglosajones. Es con estas bases que a finales del siglo XIX toma lugar en el pensamiento contemporáneo el Estructualismo, que intentará establecer una “lingüística científica” que sintetice las corrientes tradicionales a partir del uso del término 7 Giraud, Pierre en “La Semiología”. Siglo XXI, 1971. - 13 - sistema, que Ferdinand de Saussure vuelve operativo con el planteamiento de que la lengua está constituida por unidades lingüisticas diferenciales sin otro valor que el distintivo, estableciendo las bases del proyecto y permitiendo deducir que es un sistema en virtud de la relación de oposición e interdependencia de dichos elementos discretos llamados significantes, noción que conservarán todos sus seguidores agregando en cada caso algunas especificaciones. Saussure fue formado en el corazón de la corriente denominada de los Neogramáticos (Junggramatiker), que floreció en los años 70´s del siglo XIX. En 1879 nuestro autor ya daba señales de estar abandonando los conceptos de esta escuela que para él encontraba su límite al considerar a la lengua como una ficción lógica y buscaba (con desesperación, según algunos de sus biógrafos como Mounin) un nuevo marco para la lingüística que pudo dibujar hasta principios del siglo XX. La obra que recoge los elementos centrales de la doctrina de Saussure es el “Curso de lingüística general”8, el cual por cierto fue publicado por sus alumnos Bally y Sechehaye con base en sus apuntes estudiantiles y otros materiales. Ello resulta relevante si se toma en cuenta que el teórico ginebrino no publicó más que dos obras durante su vida: “Mémoire sur le système primitif des voyelles dans les langues indo-européennes”, que le aseguró la notoriedad internacional a sus 21 años y hasta su muerte y una tesis doctoral sobre aspectos especiales del Sánscrito. Para 1972 la doctrina de Saussure está en proceso activo de difusión y se reconoce lo que le debe al sociologismo de Èmile Durkheim y la psicología colectiva de Tarde. Su base es una serie de distinciones que resultan de la oposición de los elementos del lenguaje, que le han valido la atribución de una “manía dicotómica” de la que élera plenamente consciente, escribiendo alguna vez que la lengua podía reducirse a cinco o seis pares de cosas. Se han establecido diversas elucubraciones para explicar su reticencia en la publicación de sus textos entre los que se consideran un matrimonio desafortunado, un medio intelectual poco estimulante en Suiza que no le ofrecía impulso científico, una obsesión por no aceptar proposiciones que no fueran absolutas e incuestionables y un alcoholismo grave pero discreto que no fue sospechado por la comunidad académica.9 Las principales dicotomías que desarrolla son: oposición entre las instituciones sociales y la semiología, resaltando aquello que todas las instituciones tienen de semejante y lo que tienen los sistemas de signos en específico. La segunda oposición es entre la semiología y el lenguaje (concebido aquí como la totalidad de los puntos de vista y donde se puede estudiar la facultad de hablar del hombre). Una tercera dicotomía opone al lenguaje en general cada una de las lenguas en particular. 88 De Saussure, Ferdinand en “Curso de lingüística general”. Ed. Planeta, España1985. 9 Mounin, Georges en “Lingüística del siglo XX” 1984 - 14 - Las herramientas lingüísticas propuestas por Saussure se caracterizan por partir de la oposición entre lengua como tesoro (también Jacques Lacan hará uso de esta expresión en un sentido psicoanalítico) de unidades y reglas del sistema, y el habla como hecho individual y variable. Delimita a la lingüística como el estudio de la lengua y no del habla, lo que la ubica del lado del estudio sociológico. En la lengua misma distingue los elementos agrupados in absentia o clases de unidades disponibles en la memoria (eje paradigmático) y elementos agrupados in praesentia, en la cadena (eje sintagmático); a partir de ello propone estudiar la lengua desde dos puntos de vista opuestos, a saber, en un estado estable de la lengua en un punto dado del tiempo dónde tiene lugar la lingüística sincrónica (y que representa un estado de la lengua no abordada por los neogramáticos por considerar científico solo el estudio histórico) y por otro lado para la sucesión de estados históricos, evolutivos y regenerativos para la cuál es útil una lingüística diacrónica. Saussure propone una amalgama conceptual sumamente original para sostener la noción de las propiedades sistémicas del lenguaje. Para nuestro autor el signo lingüístico está formado por dos elementos interrelacionados, por un lado una imagen acústica con características fónicas materiales definidas; por otro lado un significado que correspondería al concepto o idea referida. 10 La relación establecida en este algoritmo funda la lingüística moderna, aquí se inscribe la original formulación de que “el nexo entre significante y significado es arbitrario”11, cuyo ejemplo más revelador se encuentra en el hecho de que no hay una relación necesaria y natural entre un significante determinado y un concepto, tal como lo muestran las diferentes designaciones que las diferentes lenguas poseen para la misma clase de objetos y su variación en el tiempo, sin relación necesaria ni fija. La lengua, sostiene Saussure, es forma y no sustancia, es el terreno de las articulaciones entre el plano de los conceptos y de la sustancia fónica. La lengua es un objeto psíquico, pero tiene una naturaleza concreta que son los signos, dado que ellos tienen un lugar real en el cerebro y son representables mediante imágenes convencionales. 10 http://www.capitanw.com/posts/libros/309/apuntes-sobre-curso-ling-istica-general/ 11 Ferdinand de Saussure “Curso de lingüística general”. Citado por Benveniste en “Problemas de lingüística general I” cap IV La naturaleza del signo lingüístico. - 15 - Así delimita el estudio de la lingüística como estudio de la forma exclusivamente, pero veremos que para nosotros será necesario ir más allá en la búsqueda de paradigmas que puedan abordar las relaciones constitutivas que se producen en cada encuentro de un ser humano con un campo determinado del lenguaje y su carácter constitutivo en relación a la subjetividad. Como puede verse, la dicotomía saussureana entre lengua/habla ha resultado la más discutible de todas y promovió posicionamientos teóricos particulares en sus continuadores. Otto Jespersen en Dinamarca puso por su parte el acento en el individuo, en el habla en lo que concierne a las relaciones de los individuos particulares con la comunidad lingüística, argumentando que el dato observable e inmediato con que contamos es únicamente el habla de un individuo. Hace una observación relevante para su inclinación epistemológica y es el hecho de que el individuo infantil aprende a hablar por y en la interacción con algunos adultos que lo cuidan y lo rodean y que hablan unos después de otros, pero no de la comunidad en cuanto tal. Se ha dicho que esto es una incomprensión del las propuestas saussureanas, pues son cuestiones tomadas en cuenta y expresadas por el mismo Saussure que opinaba que a pesar de que su concepto de lengua es una realidad abstracta, es posible encontrar sus rasgos en los hábitos que organizan el sistema utilizado por los hablantes individuales. En síntesis y de manera simplista, estas dimensiones del estudio lingüístico sugieren la existencia de la lengua como sistema independiente del hecho de que alguna vez se hubiese realizado un acto idiomático, aunque en las propuestas saussureanas se piensa la lengua como virtual o potencial y se busca su relación al habla se designa como real y material. Es debido a la aparición de estos problemas epistemológicos que Saussure introduce conceptos sociologizantes, para intentar dar cuenta de la existencia efectiva de un sistema potencial e inmaterial. Esta dicotomía es de especial interés, pues en el abordaje estructural se hace énfasis en la presencia del sistema en el individuo independientemente de su voluntad de apropiación y uso, se expone su dimensión social en tanto que esta no puede ser creada ni modificada por el hablante individual en cuestión sino que se asienta en la colectividad. Este punto de vista constituye otra oposición evidente a la propuesta neogramática. En este sentido, la adquisición de la lengua implicaría una imposición hacia los individuos, que recibirían en gran medida el sistema de la lengua de manera pasiva y no la construirán por cuenta propia. Los rasgos sociales de la lengua se encontrarían pues, presentes en cada individuo como una copia. Para nosotros evidentemente es necesaria una reformulación de la participación del bebé humano en la adquisición de la lengua, pues si bien es cierto que a este no se lo ve inventarla por ningún lado ni decidiendo sobre las estructuras que operan sobre él, tampoco está privado de una actividad propositiva y una experiencia siempre particular en su seno interactivo, lo que será abordado posteriormente. - 16 - Mientras tanto tenemos que es a partir de la dicotomía social-individual que se podrá hablar de las marcas subjetivas que le imprime el hablante a su producción de lenguaje y en ese nivel más o menos superficial del sistema, es posible articular determinados ensamblajes idiomáticos que dependen en alguna medida de actos voluntarios del individuo. Usa a voluntad elementos idiomáticos que se basan en cierta convención, fuera de la cual puede esperar sanciones, por ejemplo, ser marginado o no ser comprendido. En este nivel se intenta dilucidar la relación necesario/esencial-libre/accidental y en eso se basa una de las más importantes oposiciones (apoyadas en Durkheim) al neogramatismo, que consideraba a la lengua solo como una función psíquica y fisiológica del individuo. Es a partir del rechazo elaborado por el estructuralismo al intento neogramático de introducir en la lingüística histórica principios positivistas tan valoradosen la ciencia y la filosofía del momento, que se produce el estudio de la lengua como un sistema y ya no como organismo, propiciando el florecimiento de posturas relativamente diversas sobre las bases que el maestro ginebrino estableció en su Curso de Lingüística General. Sausurre fue activo y productivo en Paris; a principios de la década de los 90´s del siglo XIX se retira a Ginebra donde entra en un mutismo que se recrudece con el avance de los días y en 1894 envía una carta desesperada a su discípulo Antoine Meillet (quien lo sustituyera en su cátedra en L´école des hautes études desde 1890), quién después daría testimonio de un complejo de frustración que sobrecogía al eminente maestro con una agudeza que rayaba en lo patológico. Meillet por su parte fue un amante de la música y fungió como un gran organizador de los estudios en lingüística francesa, distribuyendo con autoridad los sectores de exploración de este campo entre sus numerosos discípulos, se le reconoce gran claridad expositiva de la que da cuenta medio siglo de actividad lingüística en Francia presidida por él. Para él, la investigación más importante en lingüística es la de los caracteres más generales de los fenómenos lingüísticos, que considera de orden histórico, para rastrear las causas de las transformaciones de las lenguas. Así mismo aceptaba la hipótesis sociologista fundamental de que la lengua son hechos de la vida del hombre en sociedad y que los hechos de vocabulario reflejan los hechos de civilización. Dado que para Meillet, la estructura de la sociedad es la que provoca la constante variación de las lenguas, de lo que se trata es de determinar a qué estructura social responde una estructura lingüística determinada, a través del análisis de los lazos entre medios, capas sociales y económicas, dialectos, etc. No obstante, se le reprocha no haber distinguido la penetrante riqueza de las propuestas sausureanas contenidas en el Curso de lingüística general, lo cual promovió una difusión lenta del pensamiento propiamente saussureano en Francia, apareciendo antes sus mejores desarrollos en Praga y Copenhague que en Ginebra y Paris. Meillet cederá el puesto de Director de Estudios titular a su discípulo Benveniste en 1927. - 17 - Al este de Europa, el Círculo Lingüístico de Praga emerge en 1926 como una corriente funcionalista del estructuralismo, preocupada por la cuestión de las intenciones comunicativas y expresivas de los hablantes. Para el estudio funcional de la lengua es necesario ir más allá de la descripción de los hechos lingüísticos y buscar explicaciones para estos en consideración de las funciones generales que cumplen en el proceso social y sobre todo sus objetivos en la comunicación. Uno de los teóricos más influyentes de esta escuela fue Nicolai Trubetzcoy, quien propone una distinción entre unidades significativas y unidades distintivas; la distinción entre materia y forma de dichas unidades le confían al estudio de la Fonética y a la Fonología la investigación de los elementos distintivos de la lengua, con independencia de los elementos significativos y sus relaciones con la significación lingüística. Según Roman Jakobson, el otro gran continuador del funcionalismo estructural, Trubetzcoy se proponía una revolución de la conciencia que consistía en pasar del absolutismo al relativismo, sus preocupaciones filosóficas consistieron en un rechazo de los métodos atomistas (neogramáticos) por su carácter individualista y contraponiéndola a una fonología universalista que situaba del lado de la naturaleza. Se dice que quizá ante todo soñó con dar la tabla universal de los fonemas, pues afirmó en su doctrina que el fonólogo solo debe tener en cuenta en materia de sonido aquello que tiene una función determinada en la lengua, desalojando del concepto de fonema las nociones psicológicas y las que hacen referencia a sentimientos lingüísticos del hablante. El desarrollo filosófico derivado de su método mecanicista lo llevó a retornar a la concepción del sistema fonológico como una entidad orgánica en proceso de desarrollo, de la cual proponía que debe aceptarse que la evolución del sistema está dirigida por la tendencia a un fin. Este aspecto teleológico de la lengua le parecía imprescindible para dar cuenta de la evolución fonológica. Entre algunos lingüistas atomistas que escribieron antes de De Saussure, el proceso cotidiano de comunicación lingüística entre hablantes era juzgado como un ejercicio inadecuado de la lengua, como un proceso degenerativo de sus cualidades más elevadas y su sentido; en cambio para Saussure y más marcadamente para los funcionalistas, los cambios en la lengua son inevitables y necesarios para cubrir nuevas necesidades. Esta escuela del estructuralismo tiene en perspectiva el contexto en el que los grupos humanos hacen uso de la lengua, señalando pertinentemente que no es un proceso aislado y aséptico sino que está íntimamente relacionado a las experiencias que cobran alguna importancia en la vida de los grupos en particular, que por esta razón le confían a la lengua funciones diversas de organización, distinción y remembranza. Esta moralidad de la construcción del saber será objeto de penetrantes análisis llevados a cabo por pensadores que precipitaron la crítica de las condiciones del conocimiento sobre el discurso en tanto ejercicio del poder y su papel estructurante en la construcción de la realidad humana. - 18 - Es necesario tener en cuenta el dinamismo de la experiencia social al hacer uso del término Sistema, que no es de ninguna manera original de Saussure, pero es él quien lo aplica a los procesos lingüisticos para elucidar las relaciones más o menos estables que toman consistencia entre los elementos diferenciales de la lengua. Aún así el concepto de sistema daba a entender un cierto carácter estático y es precisamente donde el grupo praguense introduce una visión dínámica del sistema, considerando que este está en constante interacción con el uso que el hablante hace de él, lo que constituye una diferencia importante comparado con los modelos mecánicos para emprender la comprensión del lugar del lenguaje en la existencia de la criatura humana. Así mismo se busca superar la dicotomía Saussureana entre lengua/habla, proponiendo que la lengua se compone de un conjunto de subsistemas que se actualizan en cada caso de habla concreto y en cada situación concreta y particular; así, los cambios no deben ser considerados de manera aislada sino en función del sistema que los sufre. La consideración del sujeto hablante en el sistema de la lengua aparece apenas esbozado pero ya constituye una forma inédita y original de encuadrar la relación del ser humano con el lenguaje, introduce la necesidad de plantear el uso y análisis de la lengua por los particulares en relación al sistema de relaciones y sin la primacía de la lógica formal y las reglas de articulación, sino atendiendo la necesidad que el dinamismo propio de la lengua exige respecto de los cambios recíprocos que se producen entre el hablante y la lengua. Los últimos funcionalistas fueron André Martinet (1908-1999), quién aportó la concepción de la doble articulación, la idea de que el lenguaje está hecho de unidades por un lado de forma fónica y con sentido –monemas- y por otro de unidades no dotadas de sentido –fonemas- y Roman Jakobson (1896-1982), quién redujo los rasgos distintivos de las lenguas a doce oposiciones binarias sobre las que recae toda elección posible de una lengua, es decir, llevó a cabo un esfuerzo en la búsqueda de los universales o las constantes válidas para cualquier lengua. Jakobson toma el esquema de la Teoría de las comunicaciones presentado más adelante para definir seis funciones lingüísticas: 12 12 Mounin, Georges. Op cit. - 19 - Las funciones básicas de una lengua para las combinatoriasde estos elementos del esquema según Jackobson, son las siguientes: Función referencial: base de toda comunicación, define las relaciones entre el mensaje y el objeto al que hace referencia Función emotiva: define las relaciones que hay entre el mensaje y el estado del emisor. Función connotativa o conminativa: define las relaciones entre el mensaje y el receptor, pues toda comunicación tiene por objeto obtener una reacción de éste último. Función poética o estética: Jackobson la define como la relación del mensaje consigo mismo, el mensaje deja de ser el instrumento de la comunicación y se convierte en su objeto. Función fática: tiene por objeto afirmar, mantener o detener la comunicación. Función metalingüistica: su objetivo es definir el sentido de los signos que corren el riesgo de no ser comprendidos por el receptor. 13 En el sentido propuesto por las dicotomías de Jakobson puede decirse que “comprender y sentir” son los dos grandes modos de la expresión semiológica, la función referencial y emotiva serían las bases a la vez complementarias y concurrentes de la comunicación y frecuentemente nos referimos a ello por “doble función del lenguaje”, una cognoscitiva y objetiva, otra afectiva y subjetiva. Aquí encontramos ya un esbozo de lo que podremos llamar posiciones del sujeto, deducidas a partir de las características funcionales de la lengua; esta dicotomía presentará los polos de nuestra experiencia lingüística y sus relaciones serán abordadas de manera diversa, pues es posible que nunca se hallen dimensiones discursivas de comprensión y sensación aisladas en estado puro. La lingüística fundada por Saussure también dio lugar a otras corrientes estructuralistas desinteresadas del sujeto hablante y enfocadas en los aspectos formales de la estructura del lenguaje. Así Viggo Brondal y posteriormente Louis Hjelmslev, como los principales representantes de la escuela de Copenhague, desarrollaron trabajos orientados a descubrir las concepciones de la lógica natural en la lengua y determinar y definir las categorías lingüisticas, apoyado en el concepto de relación, trabajaron en la construcción de una teoría lingüística independiente a toda experiencia, desearon que este modelo fuera capaz de predecir cualquier texto compuesto en cualquier lengua, considerando ambos que lo consistente en una lengua son las relaciones, que denominan funciones y que se articulan en 2 planos distintos que denomina de expresión y de contenido, atribuyéndoles a los signos las propiedades de sustancia, materia y forma que serán expuestos en este trabajo. 13 Fuente: Mounin, Georges en “Lingüística del siglo XX” y Becker, Annette en: http://elies.rediris.es/elies17/cap2_1.htm - 20 - Aquí también se trata de establecer una lingüística científica que pretendía prolongar y ampliar bajo una forma más rigurosamente metódica las ideas planteadas por Saussure, de quien Hjelmslev se asumió como único y verdadero continuador; dijo con Saussure que la lengua es una forma y no una sustancia y por lo tanto el sonido y el sentido no tendrían ninguna importancia en sí por su carácter arbitrario; esta es una afirmación que no podemos valorar de la misma manera, pues para nosotros es fundamental rastrear los soportes de la relación de lenguaje entre sujetos y consideramos que muchas de sus funciones principales (sobre todo las más próximas a la dimensión afectiva del intercambio) se hayan precisamente en esa dimensión del discurso no contemplada en este modelo. Cabe agregar que para esta escuela la dicotomía lengua/habla genera la de esquema/texto. Este autor se distingue por su incansable tendencia a crear neologismos y por la aspiración a fundar su teoría sobre una axiomatización completa como los lógicos a los cuales admiraba, su principio de empirismo reagrupa los criterios de no contradicción, exhaustividad y de simplicidad y pretende que toda teoría es independiente de toda experiencia. Aún cuando desarrolló un trabajo admirable en cuanto al rigor y la precisión con que define su terminología propia, sus críticos opinan que exageraba ante sus propios ojos la novedad de su método. En Francia y sobre la pista del sujeto, los estudios del lingüista francés Emile Benveniste son de nuestro mayor interés, ya que sus propuestas sobre la subjetividad en el lenguaje serán nuestra primera plataforma para establecer la necesidad e importancia de este marco referencial. Con audaz claridad, Benveniste (1974) introduce una pregunta sobre la formulación saussureana de la arbitrariedad del signo lingüístico al señalar que el objeto referido queda excluido por principio en esta definición, lo cual instala una contradicción permanente que lejos de ser un callejón sin salida, remarca la necesidad de poner atención en la estructura de relaciones interna al fenómeno, ya que esta variabilidad significante es solamente una apariencia exterior que debe ser estudiada y descrita en relación al conjunto del que depende. Esto constituye un giro en la doctrina, al exponer que entonces la relación entre significante y significado no es precisamente arbitraria sino necesaria, abriendo espacio para aludir a las impresiones que el lenguaje dejaría en nuestro “espíritu” y rechaza que consista en formas vacías, como han pretendido las corrientes antimentalistas. Esta penetrante propuesta se puede articular en una relación que solo puede ser sostenida por una instancia subjetiva. No podemos concebir fácilmente que en el pensamiento humano hubiera posibilidad de diferenciación sin la presencia del signo, por lo que el espíritu no acogería tampoco cualquier forma sonora que perciba desde su comunidad lingüística sino las que le sirven de soporte a una representación que él (como sujeto del lenguaje) puede identificar. El problema de la relación del acuerdo del espíritu con el mundo por medio del lenguaje tiene un marcado rasgo metafísico que hace renunciar provisionalmente a Benveniste a apresurar algún esclarecimiento, que sitúa en el horizonte para los - 21 - lingüistas. No obstante, la cultura contemporánea produce métodos y dispositivos habilitados desde la palabra, capaces de extraer, exponer e intervenir material de lenguaje en el sujeto que acude a esas ofertas o genera esas demandas y que ve su economía subjetiva tocada por una u otra forma de tratar o eludir la cuestión del sujeto; en cuanto al método autocrítico de investigación que constituye el psicoanálisis, el lingüista francés le dedica un capítulo en su obra “Problemas de lingüística general”, pues el ambiente cultural de su país natal le permitía entrever las posibilidades explicativas de nuestra disciplina en este terreno. Ahora bien, el signo lingüístico al mismo tiempo que no puede ser cuestionado en su origen por una norma razonable, en ese mismo sentido está abierto a las modificaciones que se desprenderían del movimiento incesante de las relaciones entre el significado y significante en el seno de su uso por los seres hablantes. De este modo al hablar de sistema hablamos de una relación necesaria entre las partes de la estructura, una relatividad en donde se asienta la dependencia de los unos con los otros y se establecen sus posiciones, produciendo una sincronía dinámica que define su valor, siempre amenazada y siempre presta a retomar una organización en la relación de mutua oposición que mantienen sus elementos. En este sentido el término estructura constituye una reacción contra las concepciones históricas que conciben los elementos de la lengua como formas aisladas que cambian en el tiempo. La propuesta estructural implicará entonces que el análisis de los elementos de la lengua solo será posible en función de la solidaridad sincrónica que constituye el sistema y su definición estará en función de dichas relaciones. La enseñanza de Jacques Lacan nos ofrecerá un desarrollo estructural específicamentepsicoanalítico del sujeto en el lenguaje y nos permitirá establecer la relevancia de los arreglos, de las posiciones de los elementos de lenguaje en la subjetividad y que se muestran fundamentales en su constitución, pues determinarán modalidades específicas de relación a este campo y sus efectos. Por su parte en el continente americano, Leonard Bloomfield desarrollaba el distribucionalismo que puede considerarse como el estructuralismo estadounidense. De acuerdo a la tradición behaviorista norteamericana, Bloomfield sostiene una tesis mecanicista y se opone a la tradición mentalista. Su orientación, por ende, suele denominarse “antimentalista”, que representa la actitud positivista llevada al extremo en el exigente determinismo de la época. Su trabajo es un esfuerzo que continúa el de Whitney14 y su orientación pragmática, para hacer el análisis lingüístico tan científico como sea posible, delimitándolo para lograrlo a su propio terreno que es el de las señales lingüísticas y rechazando las terminologías teleológicas y animistas que sugieren la presencia de una subjetividad. Esta posición resulta interesante porque parece un tipo de higiene metodológica que no se dirige a contradecir epistemológicamente lo subjetivo, sino que lo coloca por fuera del estudio del lenguaje. 14 Fuente: Reynoso, Carlos en “Elementos de lingüística y semiótica” 2007 - 22 - Esta delimitación sin embargo ha llevado a desviaciones en las aplicaciones continuadas por sus pupilos norteamericanos al maximizar la abstracción de las funciones y los significados de la lengua y llegando a descripciones basadas en el orden que prescinden del sentido. Este orden epistemológico nos recuerda de paso modelos educativos inflexibles que rigidizan las posibilidades interactivas de intercambio simbólico y afectivo, adoptado por padres que promueven condiciones de extrema dificultad subjetiva para el pequeño humano. Esta orientación claramente estadounidense trabaja en torno a la posibilidad de predecir todo comportamiento humano en consideración de las situaciones en las que aparece e independientemente de factores internos; propone que es posible explicar el proceso del habla como un modelo de respuesta a estímulos exteriores y no como efecto de pensamientos, emociones, intenciones, creencias o fenómenos subjetivos del hablante. Es evidente que lo importante en este modelo es encontrar las regularidades de la lengua y no atiende ninguna inserción cultural de sus propiedades, tampoco aborda la situación interactiva entre sujetos hablantes. El interés por esta sistematización de las lenguas naturales mediante la recolección de sus regularidades fue continuado por Zelling S. Harris, quien propuso que las propiedades esenciales del lenguaje son estructuras matemáticas. Este es el extremo de la orientación mecanicista que mantiene la subjetividad al margen del proceso comunicativo, ya que considera que los elementos de una lengua son elementos arbitrarios unidos a significados arbitrarios por pura convención y pretende estudiar estos elementos como objetos matemáticos vaciados de sentido, con el objetivo de describir el lenguaje desde un punto de vista radicalmente formal, es decir, preocupado por las formas lingüísticas y sus relaciones y con desinterés en los contenidos, el contexto y la relación cultural en la que lo habilita el ser hablante. Otros trabajos que resultan relevantes en lingüística estadounidense son los de Kenneth L. Pilke sobre su “teoría tagmémica”, que da prioridad a la función sobre la forma. Trata de observar y clasificar los hechos lingüísticos y se ocupa del estudio de cada elemento con el todo en sus niveles morfológico, sintáctico y fonológico de la lengua. En paralelo, el antropólogo y lingüista estadounidense Edward Sapir (1884-1939), realizó importantes trabajos sobre lenguas amerindias; es de interés señalar que no fue el primero, pues ya se contaban con antecedentes como los informes de Panduro y los trabajos de los hermanos Humboldt; Alejandro el viajero recogía materiales en sus expediciones y Guillermo el lingüista los analizaba, sin embargo el detalle y creatividad de sus experiencias con informadores amerindios actualmente son consideradas más formativas en lingüística que una gran cantidad de ejercicios repetitivos sobre lenguas inexistentes. En la presentación de sus datos señala que no hay relación unívoca entre función y forma del lenguaje, explicando que el sistema (de funciones) es una cosa y la utilización que un hablante hace de este sistema (forma) es otra, que la función - 23 - (tener algo que decir) precede a la forma (decirlo de una manera determinada). Durante el desarrollo de su trabajo se ve influenciado por el positivismo y el pragmatismo del contexto y le concede una importancia especial a la forma lingüística, poniendo como objetivo el establecimiento de una abstracción de sus funciones, lo cual lo condujo a tomar la lengua por su lado más aprehensible, los significantes y a hacer énfasis en los usos conscientes y voluntarios de la lengua. Sapir fue también músico, buen instrumentista y crítico musical, conocedor de Freud y Adler, aparece como defensor de la realidad psicológica del concepto de fonema dirigida contra los dogmas neogramáticos que proponían que los sonidos y los procesos fonéticos pertenecen a un sustrato puramente fisiológico o mecanico; influyó notablemente en otros lingüistas norteamericanos como Chomsky, quien fuera alumno de Harris en la Universidad de Pensilvania El interés en la Gramática inscribe paradojas aparentes entre los autores, que pueden despejarse al conocer lo que cada estudio enfoca del fenómeno general del lenguaje. Así, la Gramática toma un giro en la pluma de Noam Chomsky al designarla como una ciencia Generativa (o transformativa). El autor fue formado en el seno de la tradición antimentalista bloomfieldeana, sin embargo recibió la influencia de Jakobson que enseñaba una fonología antidistribucional, finalmente en Harvard entra en contacto con un eclecticismo intelectual organizado por la lógica matemática y la integración de la cibernética y el cómputo. La Gramática generativa situó a la sintaxis en el centro de su interés y reorganizó a su alrededor el itinerario de las investigaciones lingüísticas contemporáneas, su objetivo es establecer una lingüística individual que dé cuenta de las estructuras y principios más profundos del lenguaje para cuya justificación requirió representarse un “mecanismo innato” de adquisición del lenguaje o L.A.D. (Linguistic Acquisition Device), un dispositivo que operaría para todo ser humano y en estrecha dependencia a los procesos de maduración fisiopsicológica, que le permitiría al infante identificar el tipo de lengua a la que tendría que adaptarse. Esta posibilidad de diferenciación de esquemas fijos e innatos constituye una oposición a la propuesta skineriana de aprendizajes y encadenamientos sucesivos en la adquisición de la lengua, sin embargo ofrece múltiples dificultades de justificación en casos de hablantes reales. Observamos en el trabajo de este autor la constante estructuralista de la doble articulación de la lengua que en este autor toman el nombre de estructura profunda y estructura superficial. Estas definiciones aparecen explícitamente en su obra entre 1965 y 1966 y las formula de esta manera: “La estructura profunda se refiere al estructural abstracto que determinaría el contenido semántico del enunciado y que está presente en el espíritu cuando se emite o percibe la oración”15. Estos símbolos abstractos definirían las relaciones semánticas entre los elementos del fenómeno lingüístico, lo que está en concordancia con la idea de 15 Noam Chomsky en “Diogène”, citado por Mounin en “Lingüística del siglo XX” - 24 - sistema, pero le confiere a lasestructuras profundas un carácter casi universal que impide abordar las cuestiones particulares de la relación del hombre y el lenguaje. Por su parte, la estructura superficial de Chomsky “hace referencia a la organización de la oración en tanto que fenómeno físico”, “Una estructura profunda que comporta cierto número de proposiciones elementales, organizadas según ciertas relaciones en vista de un determinado sentido, es convertible en estructura superficial por una serie de operaciones formales que podemos llamar transformaciones gramaticales”16. La tentativa de señalar el relativismo interno del sistema y las modalidades particulares de la articulación son patentes, pero ahí donde sitúa la transformación gramatical automática nosotros nos apartaremos para buscar una concepción que incluya al sujeto como efecto del lenguaje y permita investigar las características de la relación entre aquello que es sistema y el ser humano. Los críticos de Chomsky coinciden en la dificultad de enmarcar al autor en un rubro fijo, la importancia de su modelo responde a un momento crítico de la disciplina lingüística donde las tradiciones ejercen su peso en la dirección y los límites de la investigación, por lo que se le puede considerar como la única teoría revolucionaria en lingüística contemporánea. Esto está de acuerdo con la acción política a la que el autor se ha entregado, estableciendo una aguda crítica a las políticas interiores y exteriores de su país y a los sistemas capitalistas y comunistas en general, definiéndose a sí mismo como un anarquista de tradición anarcosocialista, lo que le da un carácter cambiante e incluso contradictorio a su obra, sin embargo ha logrado inscribirse sintomáticamente en el interior de una crisis generalizada del saber y las consecuencias de sus aplicaciones técnicas. Así, ha elaborado documentos de crítica a las formas de control mediático y al intento humano de introducir una realidad suplementaria organizada por la lógica capitalista de consumo. Dada la importancia del lugar que logra ocupar con su teoría, este autor es imprescindible en el estudio contemporáneo del lenguaje y el comportamiento humanos, pero la discusión de los pormenores de su teoría se realiza en campos especializados del trabajo académico y está fuera de las intenciones de este trabajo. Así, el método científico clásico y sus reelaboraciones objetivistas no cuentan con las plataformas necesarias para afrontar el fenómeno de irreductibilidad lógica de la existencia humana en el lenguaje, ya que por el contrario se busca desalojar del discurso científico aquello que se presenta como particular y resistente a la cifra. Sin embargo nuestra oposición no se funda en un capricho sino en la necesidad misma de responder con modelos críticos ante las promesas insostenibles de un saber científico que se vuelve estéril por el fanatismo de la objetivación y por el contrario produce nuevas formas de dominación discursiva y de desalojo de la subjetividad. 16 Op cit. - 25 - El desplazamiento del lugar de la ciencia como saber absoluto de la naturaleza es una importante consecuencia epistemológica impulsada por el estudio del lenguaje en el siglo XX. La sistematización de las intuiciones a cerca del valor relativo del sentido y su potencial como poder, así como cierto punto de inconsistencia del sistema respecto de la cosa a la que, epistemológicamente, ya no está ligada, posibilitaron una crítica abordada desde diferentes referencias y en distintos campos del conocimiento, arrojando muy diversos diagnósticos y soñando variados objetivos, pero bajo la sostenida denuncia de ese carácter enigmático ya innegable del lenguaje; la verdad, la realidad y una larga serie de consideraciones surgidas desde la filosofía demandarán un reordenamiento. Es un efecto funcional de la confianza científica de duplicar sin fallas el mundo de los fenómenos en el plano simbólico y llevarlo a la reducción o vaciamiento de sentido en la fórmula. El pensamiento crítico en general y la lingüística estructural en particular perfilan la comprensión semiótica de los fenómenos, que aportan recursos en medio de las crisis internas al pensamiento científico y produce críticas a sus aplicaciones que cada vez demuestran con más consistencia un componente devastador. La crítica a los procedimientos científicos no constituiría un llamado al abandono del conocimiento, tampoco un rechazo irreverente del quehacer científico y la técnica y sus incidencias en la vida humana tanto como advertir de ella, lo que podemos definir como nuestra posición política. Se busca llamar la atención sobre la relativización del valor en la estructuración de la “verdad” para los sujetos, para buscar condiciones de existencia ante el ejercicio de poder que los discursos organizan y posibilitan en el seno de una cultura marcada por la estrecha relación entre capitalismo y ciencia. Estamos en condiciones de cuestionar los resultados de los paradigmas científicos puros para abordar la serie amplia de fenómenos subjetivos que desafían a la parte de la ciencia que es pura obligación lógica, pues algo más se presenta operando fuera de la ficción que revela el acto de nominación. De ahí proviene la importancia del giro epistemológico ocurrido en la lingüística a partir de los estudios de Ferdinand de Saussure, quien comprendió que la lingüística estaba en vías no solamente de consolidarse como ciencia autónoma sino de atravesar los fundamentos mismos del conocimiento y reorganizarlo, ofreciendo por primera vez la descripción de la lengua como un Sistema, cuyos elementos discretos (significantes) solo se habilitan y adquieren valor en relación al conjunto de relaciones, relativizando el lugar de la verdad y revelando de manera lateral el estatuto de la ficción en la vida humana. Este breve y no exhaustivo recorrido por los lineamientos generales de las corrientes estructuralistas del estudio de la lengua es suficiente para abrir interrogantes que intentaremos llevar al terreno de la subjetividad en este estudio. - 26 - Referencias. Giraud, Pierre en “La semiología”. Siglo XXI editores, México, 1971. Mounin, Georges en “Lingüística del siglo XX”, Ed. Gredos. Madrid, 1984. Heschen, Claus en “Cuestiones fundamentales de lingüística”, Biblioteca románica hispánica, Ed. Gredos, Madrid, 1975. Benveniste, Emile en “Problemas de lingüística general I y 2”, Siglo XXI editores, 1974. caps IV De la naturaleza del signo lingüístico, cap V Comunicación animal y lenguaje humano, cap VII Observaciones sobre la función del lenguaje en el descubrimiento freudiano, cap VIII “Estructura” en Lingüística y cap XV De la subjetividad en el lenguaje. Robins, R. H. en “Breve historia de la lingüística”, cap 8. Ed. Paraninfo, Madrid, 1987. Fuentes Navarro, Raul en “La comunicación como fenómeno sociocultural”. ITESO, Escuela de Ciencias de la Comunicación, Guadalajara, Jal. 1984. Sfez, Lucien en “¿Qué sé?, La comunicación” Presses Universitaires de France, 1988. Paulín Pérez, Georgina en “Rudimentos del lenguaje articulado”m cap. 2 Doble estructura del sistema de la lengua, UNAM , FCPS. Reynoso, Carlos en “Elementos de lingüística y semiótica” 2007 http://carlosreynoso.com.ar/archivos/clases-del-tema-7-semiotica.pdf http://carlosreynoso.com.ar/archivos/clases-del-tema-7-semiotica.pdf - 27 - 3. Concepto de Estructura. Sustancia y forma de los códigos y los mensajes. La armazón del concepto estructura, por sus características globales, ha promovido que corrientes muy divergentes disimulen sus diferencias y se agrupen bajo este rubro. Aunque el desarrollo y exposición de este concepto es básico en este trabajo este término no define su orientación; más precisamente funcionará como un riguroso auxiliar en la comprensióndel lugar del lenguaje en la vida humana, pero también nos hará percibir sus límites. Así, es de nuestro interés que la concepción saussureana de sistema permita pensar los elementos de la lengua funcionando en una “solidaridad sincrónica”17 estrechamente interdependiente, y que sea posible establecer la primacía del sistema total de relaciones entre elementos sobre los elementos mismos que la componen. Para describir las propiedades que definen sustancia, forma y función de los elementos de la lengua, nos referiremos al proceso de comunicación verbal. A partir de la dicotomía propuesta por Saussure entre lengua/habla, podemos pensar la relación establecida entre código y mensaje; sin embargo tomemos en cuenta que la diferenciación de estas instancias solo tiene valor conceptual y es hipotética, pues nunca las encontramos operando de manera independiente. En términos generales, esta tesis es aceptada por los lingüistas que partieron del sistema saussureano para establecer las relaciones que le dan coherencia y cohesión a la lengua, expresaron su acuerdo respecto de la necesidad de analizar los fenómenos lingüísticos y sus elementos en función del sistema total en el que se gobiernan los unos a los otros, de este modo si se produce un cambio en alguna parte del sistema, podemos esperar que el conjunto entero resulte afectado de alguna manera, pues es necesario que el sistema mantenga coherencia. Ahí se hace necesaria implícitamente la consideración de una zona lógica vacía que permitiera tales movimientos y a pesar de la aparente simplicidad de esta concepción, tomará una función fundamental para la subjetividad estudiada por el psicoanálisis. El énfasis en las relaciones hace emerger cierta arbitrariedad de las formas de los elementos significantes y anuncia una ausencia de relación fija, natural y necesaria entre ellos y las “cosas” a las que se refieren. A este respecto los fonólogos del círculo lingüístico de Praga señalaron que el contenido sensorial de 17 De Saussure, Ferdinand en “Curso de lingüística general” Op cit. - 28 - la lengua sería una propiedad de importancia secundaria en comparación con las relaciones recíprocas que se establecen entre los elementos significantes en el seno del sistema, por lo que no podría determinarse el lugar de una palabra sino hasta después de haber estudiado las relaciones que lo configuran.18 Las relaciones internas del sistema serían el factor que articula y organiza las leyes de agrupación, separación y combinación particulares en cada caso, y consideramos a este arreglo interno de las unidades como lo que constituye la estructura. Aquí el sistema está definido como autónomo y autodeterminado por sus propios elementos, pero también en constante cambio y redefinición de sus relaciones con el fin de mantener cierta cohesión y coherencia. Esto abre ante nosotros una nueva perspectiva a cerca de los niveles en los que se lleva a cabo la acción del lenguaje y las funciones que le son propias. A este respecto encontramos una correspondencia propuesta por Mounin (1984), entre las dimensiones del lenguaje propuestas por Saussure y retomadas por Hjelmslev, Martinet y Chomsky. De Saussure Hjelmslev Martinet Chomsky Fases Planos Articulación Estructura Significante Expresión 2da articulación Superficial Significado Contenido 1ra articulación Profunda (1857-1913) (1899-1965) (1908-1999) (1928-) 19 En todas ellas se desplaza la intuición, atendida o ignorada en las derivaciones estructuralistas, que revela una relación inédita del ser hablante con lo que se dice. Estructura y articulación están estrechamente relacionadas en esta concepción e implican la posibilidad de descomposición de una cadena en sus elementos significantes, así como la referencia de estos elementos al conjunto de relaciones en el sistema. De manera análoga a la configuración de dos niveles de la organización del lenguaje, encontramos propuestas dicotómicas que intentan determinar las dimensiones que soportan el mensaje lingüístico, tales como los propuestos por Pierre Giraud20 (1989) a cerca de un nivel denotativo y objetivo del signo explícito, contrapuesto a un nivel connotativo y subjetivo del signo implícito. Esta indicación hace énfasis en una estadística imaginaria de la convención del signo para tratar de establecer la variación de su valor en una conversación y apunta a describir estructuras y estilos lingüísticos que se asientan en dos polos: la monosemia, propia de lenguajes científicos y técnicos por un lado, y articulaciones flexibles y polisémicas, cercanas a la subjetividad y la expresividad. 18 Mounin, Georges. Op cit. 19 Op cit 20 Giraud, Pierre. Op cit - 29 - Aquí volvemos la vista a las condiciones interactivas del sujeto con el sistema del lenguaje, ya no por una operación cognitiva exclusiva de aprehensión de la realidad, sino por las coacciones intersubjetivas y las condiciones impersonales de la interacción. Además de la doble articulación del sistema del lenguaje, pueden ser delimitadas algunas cualidades específicas de sus componentes: un signo tiene sustancia, forma y función. La discusión que gira en torno a la definición de estos aspectos del signo es muy amplia e incluso contradictoria según se trabaje en planos más o menos abstractos de la presencia del signo y alguna consideración del sujeto, por lo que distinguiremos entre sustancia entendida como materia; forma como manifestación distintiva de las relaciones y función como relación agregando también, tal como lo formula Jakobson, la finalidad de dicha relación. Incluir la finalidad implica una apertura mínima al papel del sujeto, por lo que tomamos a un autor que consideramos próximo al estudio de la subjetividad en el lenguaje; Benveniste nos propone una definición mínima del sentido del término estructura en la lingüística que se adjetiva con este término: “El principio fundamental es que la lengua constituye un sistema cuyas partes todas están unidas por una relación de solidaridad y dependencia. Este sistema organiza unidades –los signos articulados- que se diferencian y se delimitan mutuamente. La doctrina estructuralista enseña el predominio del sistema sobre los elementos y aspira a deslindar la estructura del sistema a través de las relaciones de los elementos, tanto en la cadena hablada como en paradigmas formales, y muestra el carácter orgánico de los cambios a los cuales la lengua está sometida” (Benveniste, 1974) En síntesis, proponemos que la elaboración y emisión de un mensaje es un proceso complejo que encuentra su soporte en el sistema y su producción no le está dada al sujeto de manera inmediata sino que es elaborada por la vía de la articulación. Podemos dividir artificialmente en dos etapas los procesos de articulación lingüística, pero tal como ocurre en la distinción operacional codigo/lengua de Saussure, las instancias que se consideren actúan de manera simultánea y recíproca durante el proceso comunicativo. La primera etapa sería nombrada de codificación del mensaje, que es en donde el emisor elabora el contenido del mensaje que pretende transmitir, escoge los elementos discursivos de entre su repertorio lingüístico y los organiza en una secuencia (cadena) a partir de las reglas del código y sus intenciones particulares, para hacer aparecer con más o menos éxito las asociaciones deseadas en su interlocutor. No olvidemos que este efecto de estructura no se realiza en un espacio puramente lógico sino que depende de coordenadas espaciales, corporales e instrumentales de las interacciones, lo que tendrá una influencia notable en sus características y propiedades como indicaremos más adelante. Una vez realizado el proceso de codificación, un locutor emite el mensaje deseado a un interlocutor a través de un canal de transmisión de
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