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UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO 
FACULTAD DE PSICOLOGÍA 
CÁTEDRA: LINGÜÍSTICA 
AÑO 2014 
 
 
 
El estructuralismo en lingüística 
 
* FICHA DE TRABAJO * 
 
 
 
 
 
 
 
Selección y organización de textos: 
 Vanesa Condito 
 
 
 
 Material de cátedra de circulación interna 
2 
 
UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO- FACULTAD DE PSICOLOGÍA 
CÁTEDRA: LINGÜÍSTICA - AÑO 2014 
 
 
 
 
 
 
En esta ficha de trabajo tenemos como objetivo presentar una mirada introductoria al 
estructuralismo en tanto que perspectiva teórica fundacional de la lingüística moderna 
que, en buena medida, parte de la lectura y revisión de la propuesta saussureana, y 
cuyos postulados centrales han sido retomados y reorganizados en la mayoría de las 
ciencias humanas a mediados del siglo XX . 
En efecto, la ficha consiste en una selección y organización temática de distintos 
fragmentos textuales que corresponden, por un lado, a escritos de los autores centrales 
que –aun con sus diferencias relativas a las distintas escuelas (el funcionalismo de la 
Escuela de Praga, la glosemática de la Escuela de Copenhague, la Escuela francesa, el 
distribucionalismo norteamericano, etc.)– se enmarcan todos en la propuesta del 
estructuralismo lingüístico y, por tanto, sostienen sus principales fundamentos, 
principios y categorías (léase, los fragmentos de Hjelmslev, Jakobson, Trubetzkoy, 
Martinet y Alarcos Llorach). Por otro lado, aquí también se inscriben fragmentos 
pertenecientes no ya a ‘textos fuente’ sino a ‘lecturas clásicas’ del tema que nos 
permiten organizar con mayor claridad y amplitud los ejes centrales de la mirada 
estructural (léase los fragmentos de Benveniste, Milner, Peñalver Simó, Ducrot, 
Greimas, Godel y Lévi-Strauss). 
El recorrido de lectura propuesto se organiza en torno de tres grande ejes. En el 
primero, de carácter introductorio (I), se plantea una breve historización y marco 
temporal del estructuralismo (a), así como también se intenta dejar en claro la común 
filiación y referencia de este punto de vista teórico respecto de la formulación 
saussureana, y su ruptura en relación con la lingüística del siglo XIX (b). Asimismo, y en 
tercer lugar, se plantean los principales argumentos que organizan el canon de 
cientificidad que propone el estructuralismo: cuáles son sus presupuestos, cómo se da 
la constitución del objeto y cuáles son los objetivos que se formula (c). Por otro lado, el 
segundo eje de trabajo (II) supone un recorrido por las principales nociones teóricas 
involucradas en esta perspectiva lingüística: sistema, estructura (a), unidades (b), 
niveles (c) y relaciones (d). Por último, y como tercer núcleo de trabajo (III), se plantea 
una breve revisión relativa a las formulaciones metodológicas involucradas: sus 
principios, procedimientos y operaciones constitutivas. 
 
FICHA DE TRABAJO: El estructuralismo en lingüística 
3 
 
Finalmente, antes del planteo de la bibliografía, ofrecemos un índice de autores básico 
a los fines de que el lector no interiorizado en el tema pueda orientarse en la referencia, 
ubicación e inscripción de los fragmentos textuales planteados. 
 
*** 
 
 
I. INTRODUCCIÓN 
 
a) Breve marco cronológico 
 
(1) La fonología estructural es presentada públicamente en el Primer Congreso Internacional de 
Lingüistas de La Haya, en 1928. Esta circunstancia marca la aparición del programa de 
investigaciones estructuralista como programa científico para la lingüística (…). 
La extensión del punto de vista estructural a otras ramas del saber diferentes de la lingüística 
empezó muy tempranamente; Jakobson fue sin la menor duda uno de sus mayores artesanos. 
En 1929, publica junto con Bogatyrev un artículo sobre el folclore donde ambos autores invocan 
la oposición saussureana lengua / habla con el solo fin de asentar el estudio del folclore sobre 
principios nuevos. Para que se inicie un programa de investigaciones sistemáticamente 
extendido a objetos no lingüísticos es preciso esperar, no obstante, el encuentro de Jakobson y 
Lévi-Strauss en Nueva York, en 1941. (…) 
Desde el punto de vista de la lingüística, el programa termina, en rigor, con Chomsky y 
Syntactic Structures (1957). EN los hechos, se necesitó un tiempo para comprender. Con la 
gran síntesis de la fonología generativa, N. Chomsky y M. Halle, The Sound Pattern of English 
(Nueva York: Harper & Row, 1968) quedó claro, sin embargo, que el programa estructuralista 
había tenido existencia tanto en la fonología como en la sintaxis y, por tanto, en la lingüística 
entera. 
Las extensiones del programa a objetos no lingüísticos no podían dejar de verse afectadas por 
la ruptura iniciada en 1957. Los actores capitales del programa habían tomado progresiva 
conciencia de ello y singularmente Lévi-Strauss, sin duda ya en El pensamiento salvaje (1962). 
La aparición de una forma completa de fonología no estructural no hacía más que confirmar 
conclusiones ya esbozadas. Así, pues, puede fecharse en 1968 el fin del estructuralismo como 
programa de investigación en su conjunto, una vez establecido que el quebrantamiento empezó 
con anterioridad. (Milner, 2003: 183-185) 
 
b) La ruptura saussureana 
 
(2) A menudo se ha subrayado el carácter exclusivamente histórico que daba su carácter a la 
disciplina durante todo el siglo XIX y principios del XX. La historia como perspectiva necesaria y 
la sucesividad como principio de explicación, la fragmentación de la lengua en elementos 
aislados y la búsqueda de leyes de evolución propias de cada uno: tales eran los caracteres 
dominantes de la doctrina lingüística (…). Era consecuencia, a la vez, de la inspiración 
evolucionista que penetraba en aquel entonces todas las disciplinas, y de las condiciones en 
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que la lingüística nació. La novedad del punto de vista saussureano, uno de los que más 
hondamente han actuado, fue adquirir conciencia de que el lenguaje en sí mismo no incluye 
ninguna dimensión histórica, que es sincronía y estructura, y que no funciona sino en virtud de 
su naturaleza simbólica. No es tanto la consideración histórica la que es por ello condenada, 
sino cierta manera de ‘atomizar’ la lengua y mecanizar la historia. El tiempo no es el factor de la 
evolución, no es más que el marco. La razón del cambio que afecta a tal o cual elemento de la 
lengua está por una parte en la naturaleza de los elementos que la componen un momento 
dado, por otra en las relaciones de estructura que hay entre dichos elementos (…). Esto pone 
ya de relieve la importancia primordial de la noción de sistemas y de la solidaridad restaurada 
entre todos los elementos de una lengua. (Benveniste, 2007 [1971]: 6-7). 
 
(3) Los lingüistas tienen que ser conscientes de “lo que hacen”. Estas palabras aparecen 
subrayadas en una carta del 4 de enero de 1894 dirigida [por Saussure] a Meillet y se repiten en 
un cuaderno de noviembre del mismo año. Saussure quería decir que los que hablan del 
lenguaje y explican hechos lingüísticos no tienen una idea cabal del objeto mismo que están 
analizando. Vimos que probablemente había sentido este defecto en sus años de estudiante en 
Leipzig y Berlín, lo cual lo incitó a encarar el problema por su cuenta, y no es extraño que, en 
vez de un método elaborado de análisis del habla, haya logrado más bien, como justamente lo 
expresa Bloomfield, una “demostración de principios fundamentales”. Primero rechazó por 
incoherente todo lo que había aprendido o lo que se le había enseñado: conceptos, métodos y 
terminología. Como Descartes, arrancó de una duda radical y advirtió que en el habla humana 
no hay un objeto definido que se preste para la observación y el análisis; sólo hay un fenómeno 
sumamente complejo, que entraña procesos físicos y psicológicos, libertad individualy coerción 
social, cambio y estabilidad. Un fenómenos así no es apto para la clasificación o descripción; 
por lo tanto, el primer planteo científico es hacer distinciones. ¿Qué es lo esencial del habla 
humana? ¿Qué es lo primordial? ¿Qué es lo real? Sólo sobre la base de criterios válidos 
pueden contestarse estas preguntas y formularse las distinciones. Entonces, antes de aplicar el 
método experimental que fuere, debemos formular una teoría del habla humana. La razón debe 
operar para elaborar los principios; sería inútil tratar de estudiar y explicar hechos mientras está 
en discusión su naturaleza misma. Saussure, presenta, pues, un enfoque filosóf ico del leguaje. 
(Godel, 1971 [1966]: 41) 
 
(4) Todo problema de la lingüística presaussureana se planteaba en términos del acto 
individual. El problema definitivo y capital era la causa del cambio lingüístico, que se buscaba 
en las variantes y deslices de la pronunciación, en las asociaciones espontáneas, en la acción 
de la analogía. Como último análisis, en la lingüística presaussureana todo se remite a la acción 
del individuo: el lenguaje se reduce a la suma de los actos individuales. Esto es lo que 
constituye a la vez la profunda diferencia con la nueva teoría y el punto de contacto que ésta 
debía explotar para hacerse entender. De este modo, admitiendo la importancia del acto 
individual y su papel decisivo para el cambio, y haciendo así amplia concesión a las 
investigaciones tradicionales, Saussure logró establecer algo que difiere radicalmente de ellas: 
una lingüística estructural, una Gestaltlinguistik destinada a reemplazar, o por lo menos a 
completar la lingüística puramente asociativa de entonces. (Hjelmslev, 1971: 124) 
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(5) El análisis estructural de un campo fenoménico consiste en mostrar que existe un orden (el 
sistema) cuyo principio explicativo se encuentra en la configuración subyacente (la estructura) 
que lo define en su singularidad y su variabilidad. La aportación de Saussure ha consistido 
sobre todo en definir el estatuto de sistema como totalidad, y el de la unidad como diferencia. 
(Peñalver Simó, 1972: 70) 
 
(6) El punto de vista inmanente, el considerar el lenguaje como fin en sí mismo, no se ha 
aplicado hasta tiempos muy recientes. Fue Ferdinand de Saussure, si no el primero ni el único, 
el que con mayor claridad insistió en la necesidad de estudiar el lenguaje desde un punto de 
vista lingüístico. Ante todo, estableció una tajante división metodológica: la lengua puede ser 
considerada o bien como un estado de fenómenos simultáneos, o bien como una evolución de 
fenómenos sucesivo (…). Por otro lado, la distinción saussureana de lengua y habla, de un 
sistema de signos adoptado por un grupo social para su intercomunicación y del uso individual 
de ese sistema, delimita aun más el campo científico de la ‘gramática’. La gramática será el 
estudio de un estado de lengua dado, sin atender al uso particular que los individuos hacen de 
él. (Alarcos Llorach, 1990 [1951]: 13-14) 
 
(7) Creemos que la originalidad de la contribución de Ferdinand de Saussure reside en la 
transformación de una visión de mundo que era propia de él –y que consiste en captar al 
mundo como una amplia red de relaciones, como una arquitectura de formas cargadas de 
sentido y que llevan en sí mismas su propia significación– en una teoría del conocimiento y una 
metodología lingüística. (…) Saussure supo experimentar el valor epistemológico de su 
postulado aplicándolo a una ciencia particular del hombre: la lingüística. Partiendo del concepto 
lingüístico de significante, indisolublemente ligado al de significado (este último sólo conocido 
gracias a él), de la noción de lengua, ese ser de doble rostro, concebida como “una forma y no 
(como) una sustancia”, se efectúa el paso de la lingüística a las otras ciencias humanas, la 
extrapolación metodológica del saussurismo, y se afirma el postulado saussureano de un 
mundo estructurado, captable en sus significaciones. (Greimas, 1971 [1956]: 24-25) 
 
(8) Toda la empresa de Saussure consiste, pues, en mostrar el reconocimiento de la 
organización presupuesta en el del elemento y la organización más compleja presente, a su 
vez, implícitamente en la organización más simple. Para Saussure, el sistema lingüístico no 
está construido por ensamble de elementos preexistentes; no se trata de ordenar un inventario 
dado en desorden, de ajustar las piezas de un rompecabezas. El descubrimiento de los 
elementos y el del sistema constituyen una tarea única. (Ducrot, 1975 [1968]: 62) 
 
c) La lingüística estructural como ciencia: presupuestos, objeto, objetivos 
 
(9) Entendemos por lingüística estructural un conjunto de investigaciones que descansan sobre 
la hipótesis de que es científicamente legítimo describir el lenguaje como si fuera esencialmente 
una entidad autónoma de dependencias internas o, en una palabra, una estructura. 
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Insistamos ante todo sobre el carácter hipotético de esta proposición inicial. En efecto, el 
enunciado que acabamos de formular no tiene el carácter de un dogma o juicio apriórico (…). 
Se trata, pues, de una hipótesis, susceptible de un control de verificación. Y una hipótesis se 
verifica solo por la investigación. La investigación tiene por fin establecer todas las 
proposiciones que sea posible y útil enunciar y mantener sobre el objeto examinado, y el 
control consiste en comprobar si estas proposiciones están o no en contradicción con la 
hipótesis inicial. De ahí se deduce que el trabajo propuesto en material de lingüística estructural 
no s ni especulativo ni subjetivo, y que tiene forzosamente el carácter positivo y objetivo de una 
investigación. 
Exenta de todo dogmatismo, la lingüística estructural se abstiene, pues, igualmente de toda 
especulación metafísica y las apreciaciones subjetivas de una estética estéril e imprecisa. La 
lingüística estructural sustituirá la ‘filosofía del lenguaje’ de antaño con una investigación 
positiva y científica. 
(…) 
Al ‘realismo ingenuo’ que predomina en la vida cotidiana y que ha predominado hasta aquí en la 
lingüística, la lingüística estructural propone añadir, a título de ensayo, una concepción 
funcional, que ve en las funciones (en el sentido lógico-matemático de este término), es decir, 
en las dependencias, el verdadero objeto de la investigación científica. 
La hipótesis de que hemos partido implica que, en el interior del lenguaje, es precisamente la 
lengua, y no el habla, lo que constituye el objeto específico de la lingüística estructural. 
Por objeto específico queremos indicar el objeto al cual tendemos, el objeto que nos 
proponemos detectar. El objeto estudiado, el objeto del que partirnos para detectar el objeto 
considerado, es necesariamente más amplio y debe comprender esta manifestación de la 
lengua que es el habla. La lingüística estructural estudia el lenguaje para detectar en él la parte 
esencial, que es, según la hipótesis, una entidad autónoma de dependencias internas. Esta 
parte esencial del lenguaje es la lengua; la lengua y solo ella corresponde a esta definición. 
Precisamente por esto la lengua constituye el objeto específico de nuestra disciplina, y el habla 
interesa sólo porque entra en el lenguaje del que la lengua forma igualmente parte. La 
lingüística estructura puede, en este sentido, inspirarse en la frase final del Cours de F. de 
Saussure: “La lingüística tiene como único y verdadero objeto la lengua considerada en sí 
misma y por sí misma”. 
(…) 
La lingüística estructural, que representa la fase más nueva y actual de la lingüsítica moderna, 
se ve organizada siempre sobre sus propias bases, y reclama sus derechos de disciplina 
autónoma. Será, desde cierto punto de vista, independiente de otros puntos de vista posibles o 
necesarios en materia lingüística. Apuntando a objetivos que no han sido enfocados antes, 
piensa constituirse de la maneramás sólida haciendo tabla rasa de cuanto la precede. 
Constituye un nuevo punto de partida. Se encuentra en los comienzos y es lógico pretender que 
antes de los comienzos no hay nada. (Hjelmslev, 1972 [1959]: 27-33) 
 
(10) (…) La lingüística, como disciplina, revela una fuerte preocupación epistemológica. Más 
que ninguna otra generó proposiciones acerca de su método, acerca de la naturaleza de sus 
razonamientos, de sus datos, etc. Hasta el punto de que los clásicos de la lingüística son o 
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deberían ser también clásicos de la epistemología. Hasta el punto de que en la década de 1960 
se llegó a pensar que la lingüística bastaba por sí sola para fundar un nuevo tipo de 
racionalidad y una figura específica de la cientificidad, independiente de la que trazan las 
ciencias de la naturaleza. Poco importa, al fin y al cabo, que el estructuralismo sea cosa del 
pasado: el hecho de que fuera posible, de que a partir de él se hayan construido modelos de 
inteligibilidad supuestamente válidos para cualquier objeto (recordemos, por lo demás, la 
fecundidad de que dieron pruebas algunos de estos modelos), todo esto indica una articulación 
particular entre la cuestión de la lingüística y la cuestión de la ciencia. (Milner, 2000 [1989]: 11-
12) 
 
(11) Decir que la lingüística tiende a hacerse científica, no es sólo insistir en la necesidad de 
rigor que es común a todas las disciplinas. Se trata de ante todo un cambio de actitud hacia el 
objeto, que se definiría por un esfuerzo de formalizarlo. En el origen de esta tendencia es 
reconocible una influencia doble: la de Saussure en Europa, la de Bloomfield en América. 
(Benveniste, 2007 [1971]: 8) 
 
(12) La lingüística es el estudio científico del lenguaje humano. Un estudio se llama científico 
cuando se funda sobre la observación de los hechos y se abstiene de proponer una selección 
entre estos hechos en nombre de ciertos principios estéticos o morales. ‘Científico’ se opone, 
pues, a ‘prescriptivo’ (Martinet, 1984 [1968]: 12) 
 
(13) Para establecer una verdadera lingüística que sea algo más que una ciencia auxiliar o 
derivada, es preciso actuar de otro modo. La lingüística ha de esforzarse por comprender el 
lenguaje no como un conglomerado de hechos no lingüísticos (físicos, fisiológicos, psicológicos, 
lógicos, sociológicos), sino como una totalidad autosuficiente, como una estructura sui generis. 
Sólo de este modo puede el lenguaje por sí mismo someterse a tratamiento científico (…). Lo 
que se necesita es una teoría lingüística que descubra y enuncie las premisas de tal lingüística, 
que establezca sus métodos e indique el camino. El presente trabajo constituye los 
prolegómenos de semejante teoría. El estudio del lenguaje, con sus múltiples metas, en lo 
esencial trascendentes, tiene muchos seguidores; la teoría, con su meta inmanente, pocos. 
(Hjelmslev, 1972 [1943]: 14-15) 
 
(14) Una teoría lingüística que trate de hallar la estructura específica del lenguaje a través de un 
sistema de premisas exclusivamente formal, aun teniendo siempre en cuenta las fluctuaciones y 
cambios del lenguaje hablado, habrá de negarse, necesariamente, a conceder valor exclusivo a 
estos cambios; habrá de perseguir una constancia que no se apoye en ninguna ‘realidad’ 
exterior al lenguaje –una constancia que haga a una lengua lengua, cualquiera que sea, y que 
haga a una lengua idéntica a sí misma en todas sus diversas manifestaciones– (…). La 
búsqueda de tal constancia agrupadora e integradora estará seguramente en oposición con 
cierta tradición humanística que, de variada guisa, ha predominado hasta ahora en la ciencia 
lingüística. Esta tradición humanística, en su forma típica, niega a priori la existencia de tal 
constancia y la legitimidad de su búsqueda. (Hjelmslev, 1972 [1943]: 18-19) 
 
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(15) La meta de la teoría lingüística es probar, en lo que parece un objeto altamente alentador, 
la tesis de que todo proceso tiene un sistema subyacente –y toda fluctuación una constancia 
subyacente–. (Hjelmslev, 1972 [1943]: 21) 
 
(16) La lingüística quiere deshacerse de los apoyos que hallaba en marcos ya establecidos o 
disciplinas vecinas. Rechaza toda visión a priori de la lengua para construir sus nociones 
directamente sobre el objeto. Esa actitud debe acabar con la dependencia, consciente o no, de 
la lingüística con la historia por una parte, con la psicología, por otra. Si la ciencia del lenguaje 
tiene que elegirse modelos, será en las disciplinas matemáticas o deductivas que racionalizan 
por completo su objeto reduciéndolo a un conjunto de propiedades objetivas provistas de 
definiciones constantes. Es decir, se tornará más y más formal, al menos en el sentido en que el 
lenguaje consistirá en la totalidad de sus formas observables. (Benveniste, 2007 [1971]: 9-10) 
 
(17) En el conjunto de las ciencias sociales, del cual indiscutiblemente forma parte, la lingüística 
ocupa sin embargo un lugar excepcional: no es una ciencia social como las otras, sino la que, 
con mucho, ha realizado los mayores progresos; sin duda la única que puede reivindicar el 
nombre de ciencia y que, al mismo tiempo, ha logrado formular un método positivo y conocer la 
naturaleza de los hechos sometidos a su análisis. Esta situación privilegiada entraña algunas 
obligaciones: el lingüista verá que, a menudo, investigadores de disciplinas vecinas pero 
diferentes se inspiran en su ejemplo e intentan seguir su camino (…). [La fonología] Ella no 
solamente ha renovado las perspectivas lingüísticas: una transformación de esta magnitud no 
se limita a una disciplina particular. La fonología no puede dejar de cumplir, respecto de las 
ciencias sociales, el mismo papel que la física nuclear, por ejemplo, ha desempeñado para el 
conjunto de las ciencias exactas. ¿En qué consiste esta revolución, cuando tratamos de 
analizarla en sus consecuencias más generales? 
N. Trubetzkoy, el ilustre maestro de la fonología, nos proporcionará la respuesta a esta 
pregunta. En un artículo-programa, Trubetzkoy (1933) reduce en suma el método fonológico a 
cuatro pasos fundamentales: en primer lugar, la fonología pasa del estudio de los fenómenos 
lingüísticos "conscientes" al de su estructura "inconsciente"; en segundo lugar, rehúsa tratar los 
"términos" como entidades independientes, y toma como base de su análisis, por el contrario, 
las "relaciones" entre los términos; en tercer lugar, introduce la noción de "sistema": “la 
fonología actual no se limita a declarar que los fonemas son siempre miembros de un sistema; 
ella ‘muestra’ sistemas fonológicos concretos y pone en evidencia su estructura”; en fin, por 
último, busca descubrir "leyes generales" ya sea que las encuentre por inducción o bien 
"deduciéndolas lógicamente, lo cual les otorga un carácter absoluto". De esta manera y por 
primera vez, una ciencia social logra formular relaciones necesarias. Tal es el sentido de la 
última frase de Trubetzkoy, mientras que las reglas precedentes muestran cómo debe operar la 
lingüística para obtener ese resultado. (Levi-Strauss, 1968 [1945]: 29) 
 
(18) Considerar la lengua (o cada parte de una lengua, fonética, morfología, etc.) como un 
sistema organizado por una estructura por revelar y describir, es adoptar el punto de vista 
‘estructuralista’. (Benveniste, 2007 [1971]: 96) 
 
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(19) Ya aquí se ve cuánto difiere esta concepción de la lingüística de la que imperaba antes. La 
noción positivista del ‘hecho’ lingüístico es sustituida por la de ‘relación’. En lugar de considerar 
cada elemento en sí y buscar la ‘causa’ en un estado más antiguo, se considera como parte de 
un conjunto sincrónico; el atomismo deja sitio al estructuralismo. (Benveniste, 2007 [1971]: 24) 
 
 
II. NOCIONES BÁSICAS DE LA LINGÜÍSTICA ESTRUCTURAL: sistema; estructura; 
unidades; niveles; relaciones 
 
a) Sistema y Estructura 
 
(20) La famosa distinción saussureana entre lengua y habla está investidade un verdadero 
valor epistemológico: asevera que al habla, que se despliega indefinidamente en la duración, 
corresponde un sistema lingüístico anterior que es el único en posibilitar la comunicación; 
Hjelmslev formula esta distinción en términos más generales, pues plantea como punto de 
partida que todo proceso siempre presupone un sistema subyacente. (Greimas, 1971 [1956]: 
26) 
 
(21) El principio de la ‘estructura’ como objeto de estudio fue enunciado, poco antes de 1930, 
por un grupo restringido de lingüistas que se proponían reaccionar así contra la concepción 
exclusivamente histórica de la lengua, contra una lingüística que disociaba la lengua en 
elementos aislados y se ocupaba de seguir las transformaciones de éstos. Existe consenso en 
considerar que el manantial de este movimiento estuvo en la enseñanza F. de Saussure en 
Ginebra (…) Saussure ha sido llamado y con razón el precursor del estructuralismo moderno 
(…). Importa señalar, para una descripción exacta de este movimiento de ideas que no hay que 
simplificar, que Saussure jamás empleó, en ningún sentido, la palabra ‘estructura’. A sus ojos, la 
noción esencial es la de sistema. La novedad de su doctrina reside ahí, en esa idea, rica en 
implicaciones que hizo falta mucho tiempo para desarrollar: que la lengua forma un sistema (…) 
Y sobre todo, Saussure enuncia la primacía del sistema por sobre todos los elementos que lo 
componen. (Benveniste, 2007 [1971]: 91-92) 
 
(22) Se advertirá que estructura se determina como ‘estructura de un sistema’. (Benveniste, 
2007 [1971]: 96) 
 
(23) (…) es estructura una entidad autónoma de dependencias internas. Estructura se emplea 
aquí “para designar por oposición a una simple combinación de elementos, un todo formado por 
fenómenos solidarios, tales que cada uno depende de los otros y sólo puede ser lo que es en y 
por su relación con ellos. Esta idea es también el centro de lo que se llama teoría de las formas” 
(Lalande, 1932: 117). La teoría de la forma o teoría de las formas “consiste en considerar los 
fenómenos no tanto como una suma de elementos que se trata ante todo de aislar, analizar, 
disecar, cuanto como conjuntos (Zusammenhänge) que constituyen unidades autónomas que 
manifiestan una solidaridad interna y tienen leyes propias. Se deduce de ello que la manera de 
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ser de cada elemento depende de la estructura del conjunto y de las leyes que lo rigen. No 
psicológicamente, ni fisiológicamente, el elemento preexiste al conjunto: no es ni más inmediato 
ni más antiguo; el conocimiento del todo y sus leyes no podría deducirse del conocimiento 
separado de las partes que en él se encuentran” (Lalande, Op. Cit.: 55). Añadamos aún una 
cita: hay que entender la idea de forma “sobre el modelo de un sistema al que no se puede 
quitar ni añadir una parte sin alterar las otras o sin determinar una reagrupación general” 
(Guillaume, 1925: 729). Precisamente sobre una idea idéntica se funda la lingüística estructural 
(Hjelmslev, 1972 [1959]: 130-131) 
 
(24) El principio fundamental es que la lengua constituye un sistema cuyas partes todas están 
unidas por una relación de solidaridad y de dependencia. Este sistema organiza unidades -los 
signos articulados- que se diferencian y delimitan mutuamente. La doctrina estructuralista 
enseña el predominio del sistema sobre los elementos, aspira a deslindar la estructura del 
sistema a través de las relaciones de los elementos, tanto en la cadena hablada como en los 
paradigmas formales, y muestra el carácter orgánico de los cambios a los cuales la lengua está 
sometida. (Benveniste, 2007 [1971]: 98) 
 
(25) Estructura es uno de los términos esenciales de la lingüística moderna, uno de los que 
todavía tienen valor programático (…) Puede significar dos cosas diferentes. Se entiende por 
estructura, particularmente en Europa, la disposición de un todo en partes y la solidaridad 
demostrada entre las partes del todo que se condicionan mutuamente; para la mayoría de los 
lingüistas norteamericanos será la repartición de los elementos tal como se verifica, y su 
capacidad de asociación o de sustitución. (Benveniste, 2007 [1971]: 10) 
 
(26) De la base a la cúspide, desde los sonidos hasta las formas de expresión más complejas, 
la lengua es una disposición sistemática de partes. Se compone de elementos formales 
articulados en combinaciones variables, según ciertos principios de estructura. He aquí el 
segundo término clave de la lingüística: la estructura. Por ello se entiende en primer término, la 
estructura del sistema lingüístico, descubierta progresivamente a partir de esta observación: 
que la lengua no comprende jamás sino un número de elementos básicos, pero que dichos 
elementos se prestan a gran cantidad de combinaciones (…) Ahora, el análisis metódico lleva a 
reconocer que una lengua no se queda más que con una parte pequeña de las combinaciones, 
harto numerosas en teoría, que resultarían de estos elementos mínimos libremente acoplados. 
Esta restricción perfila ciertas configuraciones específicas variables según los sistemas 
lingüísticos considerados. Es esto ante todo lo que se entiende por estructura: tipos particulares 
de relaciones que articulan las unidades de determinado nivel. (Benveniste, 2007 [1971]: 23) 
 
(27) Como una estructura es por definición una trama de dependencias o funciones (en la 
acepción lógico-matemática del término), será la tarea primordial de la lingüística estructural 
estudiar las funciones y sus clases. Se tratará de hacer una síntesis de las clases de relaciones 
necesarias y suficientes para poder de la forma más simple y completa a la vez toda estructura 
semiológica, tarea que precede lógicamente a todas las demás. (Hjelmslev, 1971: 124) 
 
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b) Unidades 
 
(28) Para restablecer la originalidad de los sistemas que se manifiestan en los diferentes 
estados lingüísticos, Saussure tenía que atacar, pues, la misma noción de elemento, porque 
ella era el fundamento de los historiadores. Hay un tema que vuelve constantemente en el 
Curso de Lingüística General: la idea de que los elementos lingüísticos no son datos, que el 
lingüista no encuentra e entrada, en el texto que estudia, la indicación evidente de las unidades 
con las que ese texto está construido. Para reconocerlas es necesaria toda una investigación 
que constituye la etapa más difícil y más decisiva del trabajo descriptivo. Más aún el 
descubrimiento de los componentes reales de un lenguaje se identificaría, según Saussure, con 
el de sus relaciones mutuas y finalmente con el reconocimiento de una organización lingüística 
(…). La aportación propia de Saussure al estructuralismo lingüístico consiste, según nosotros, 
en el hecho de presuponer el sistema en el elemento. (Ducrot, 1975 [1968]: 51) 
 
(29) Un sistema está constituido por una serie de unidades organizadas, de modo que las unas 
dependen de las otras. Estas unidades no son nada aisladamente, sino sólo en el conjunto del 
que forman parte; no son entidades positivas, sino negativas, al ser lo que son por su diferencia 
respecto las demás. Cada una de estas unidades tiene un valor relativo, ya que depende del 
valor de las demás entidades; no pueden ser definidas absolutamente. La lengua está, pues, 
constituida por un sistema de valores. (Alarcos Llorach, 1990 [1951]: 17). 
 
(30) Cada una de las unidades de un sistema se define así por el conjunto de las relaciones que 
sostiene con otras unidades, y por las oposiciones en que participa; es una entidad relativa y 
opositiva, decía Saussure. Se abandona la idea de que los datos de la lengua valen por sí 
mismos y son ‘hechos’ objetivos, magnitudes absolutas. En realidad las unidades lingüísticas 
(…) no valen sino en tanto que elementos de una estructura. Es primero que nada el sistema el 
que hay que deslindar y describir. Se elabora así una teoría de la lengua como sistema de 
signos y como arreglo de unidadesjerarquizadas. (Benveniste, 2007 [1971]: 23) 
 
(31) El reconocimiento de este hecho de que la totalidad no consta de cosas sino de relaciones, 
y de que no es la sustancia, sino sus relaciones internas y externas quienes tienen existencia 
científica, no es, por supuesto, nuevo para la ciencia, pero puede ser nuevo para la ciencia 
lingüística. La aserción de que los objetos son algo distinto que los términos de las relaciones 
es un axioma superfluo y, consecuentemente, una hipótesis metafísica de la que hemos de 
liberar a la ciencia lingüística. (Hjelmslev, 1972 [1943]: 41) 
 
(32) El registro, con ayuda de instrumentos, de los factores acústico-motores objetivos de 
imágenes acústico-motrices subjetivas es fundamental a título indicativo de las 
correspondencias objetivas de valores lingüísticos. Estos hechos objetivos no tienen más que 
una relación indirecta con la lingüística, por lo que no se les identifica con los valores 
lingüísticos. Por otra parte, las imágenes acústico-motrices son sólo elementos de un sistema 
lingüístico cuando cumplen una función diferenciadora de significados en este sistema. El 
contenido sensorial de tales elementos fonológicos es menos esencial que sus relaciones 
12 
 
recíprocas en el seno del sistema (principio estructural del sistema fonológico). (Círculo 
Lingüístico de Praga, 1970 [1929]: 22.23) 
 
(33) El significante de la lengua consiste en una cantidad de elementos cuya esencia reside en 
el hecho de distinguirse unos de otros. Cada palabra debe diferenciarse por medio de algo, de 
todas las otras palabras de una misma lengua. Pero la lengua posee solo una cantidad limitada 
de tales medios de diferenciación, y como esta cantidad es mucho menor que el número de 
palabras, éstas deben consistir en combinaciones de elementos de diferenciación (‘marcas’, 
según la terminología de K. Bühler). Pero, por otra parte, no son admisibles todas las 
combinaciones imaginables de tales elementos. Su combinación está regida por leyes 
especiales, distintas para cada lengua. La tarea de la fonología ha de ser la de investigar cuáles 
son las diferencias fónicas que, en una lengua dada, están ligadas a diferencias de 
significación, cómo se comportan unos con respecto a otros los elementos de diferenciación (o 
marcas), y de acuerdo con qué reglas pueden combinarse para formar palabras y oraciones. 
(Trubetzkoy, 1973 [1939]: 9-10) 
 
(34) En primer término, la r [en francés] podría definirse: 1) por pertenecer a la categoría de las 
consonantes, definida como determinante de la de las vocales; 2) por pertenecer a la 
subcategoría de las consonantes que admiten indistintamente la posición inicial (p. ej. rue) y la 
final (p. ej. part-tir); 3) por pertenecer a la subcategoría de las consonantes contiguas a las 
vocales (la r puede ocupar el segundo lugar en un grupo inicial [p. ej. trappe] pero no el primero 
y el primer lugar en un grupo final, pero no el segundo); y 4) por entrar en conmutación con 
algunos otros elementos que comparten estas mismas categorías (p. ej. l). Esta definición de la 
r francesa basta para determinar su papel en el mecanismo interno (redes de relaciones 
sintagmáticas y paradigmáticas) de la lengua considerada como esquema [cfr. supra: la lengua-
forma pura]: opone la r a los demás elementos que pertenecen a la misma categoría por el 
hecho funcional de la conmutación; lo que la distingue de esos otros elementos no es su calidad 
propia y positiva, sino el simpe hecho de no confundirse con ellos. Opone la categoría a la que 
pertenece r a las demás categorías, por las funciones que respectivamente las definen. De este 
modo, la r francesa se define como una entidad oposicional, relativa y negativa; la definición 
dada no le atribuye cualidad positiva alguna. Implica que es un elemento realizable, no algo 
realizado. Deja abierta la vía a cualquier manifestación. (Hjelmslev, 1971: 126-127) 
 
c) Niveles 
 
(35) El enunciado se define como una combinación de elementos; el código presenta una serie 
de órdenes jerarquizados (fonemático, morfemático, frástico), en los que cada unidad 
(segmento) está determinada por sus combinaciones en el orden superior. Los fonemas se 
relacionan por sus combinaciones en el orden de los morfemas y los morfemas por su 
funcionamiento en la frase. Los diversos métodos estructurales no se distinguen entonces sino 
por el número de niveles operatorios que reconocen o por el valor que conceden a la diferencia 
entre dos de estos niveles. Así, A. Martinet considera que existe una diferencia cualitativa entre 
el orden fonemático (fonemas) y el orden morfemático (morfemas). Y la interpreta como una 
13 
 
doble articulación del lenguaje: una no significativa y la otra significativa, siendo la del fonema la 
segunda, en relación con la del monema. E. Benveniste, con la escuela de Praga, establece 
sobre todo una diferencia de naturaleza entre el fonema y sus rasgos pertinentes: el primero 
aparece de manera lineal en la cadena del habla y los otros se manifiestan simultáneamente. 
(Dubois, 1968: 6) 
 
(36a) Una lengua es un instrumento de comunicación con arreglo al cual la experiencia humana 
se analiza de modo diferente en cada comunidad, en unidades dotadas de un contenido 
semántico y de una expresión fónica, los monemas. Esta expresión fónica se articula a su vez 
en unidades distintivas y sucesivas, los fonemas, en número determinado en cada lengua, cuya 
naturaleza y relaciones mutuas difieren también de una lengua a otra. (Martinet, 1984 [1968]: 
§1.14.) 
 
(36b) Se oye decir con frecuencia que el lenguaje humano es articulado. Los que así se 
expresan tendrían probablemente dificultad para definir exactamente lo que ellos entienden por 
esto. Pero no hay duda de que este término responde a un rasgo que caracteriza efectivamente 
a todas las lenguas. Conviene, no obstante, precisar esta noción de articulación del lenguaje y 
tener en cuenta que se manifiesta en dos planos diferentes; cada una de las unidades que 
resultan de una primera articulación es a su vez articulada en unidades de otro tipo. La primera 
articulación del lenguaje es aquella con arreglo a la cual todo hecho de experiencia que se vaya 
a transmitir, toda necesidad que se desee hacer conocer a otra persona, se analiza en una 
sucesión de unidades, dotadas cada una de una forma vocal y de un sentido. 
Si sufro dolores de cabeza puedo manifestarlo por gritos. (…) La situación es distinta si 
pronuncio la frase me duele la cabeza. Aquí ninguna de las cuatro unidades sucesivas, me, 
duele, la, cabeza, corresponde a lo que tiene de específico mi dolor. Cada una de citas puede 
encontrarse en cualquier otro contexto para comunicar otros hechos de experiencia: duele, por 
ejemplo, en duele la ingratitud, y cabeza, en se ha puesto a la cabeza (…). Algunos millares de 
unidades, como cabeza, duele, la, me, ampliamente combinadas nos permiten hacer más 
comunicaciones que las que se podrían conseguir con millones de gritos inarticulados 
diferentes (…). Cada una de estas unidades de la primera articulación presenta, como hemos 
visto, un sentido y una forma vocal (o fónica). Pero no puede ser analizada en unidades 
sucesivas mis pequeñas dotadas de sentido. El conjunto cabeza quiere decir «cabeza» y no se 
puede atribuir a ca-, a -be- y a -za, sentidos distintos cuya suma sea equivalente a «cabeza ». 
Pero la forma vocal es analizable en una sucesión de unidades, cada una de las cuales 
contribuye a distinguir cabeza de otras unidades como cabete, majeza o careza. Esto es lo que 
se designará como la segunda articulación del lenguaje. En cabeza, estas unidades son seis; 
podemos representarlas por medio de letras que, por acuerdo, son colocadas entré barras 
oblicuas, esto es, /kabc0a/. Es evidente la economía que representa esta segunda articulación. 
(…) Las unidades que ofrece la primera articulación, con su significado y su significante,son 
signos, mejor dicho, signos mínimos, pues ninguno de ellos podría ser analizado en una 
sucesión de signos. No existe un término universalmente admitido para designar estas 
unidades. Emplearemos aquí el de monema. Como cualquier otro signo, el monema es una 
unidad de dos caras; por una parte, el significado, su sentido o su valor, y por otra parte, el 
14 
 
significante, que reviste forma fónica y que está compuesto de unidades de la segunda 
articulación. Estas últimas son llamadas fonemas. (Martinet, 1984 [1968]: 22-25) 
 
(37) La noción de nivel nos parece esencial en la determinación del procedimiento de análisis. 
Sólo ella es adecuada para hacer justicia a la naturaleza articulada del lenguaje y al carácter 
discreto de sus elementos; ella sola puede permitirnos, en la complejidad de las formas, dar con 
la arquitectura singular de las partes del todo. El dominio en que la estudiaremos es el de la 
lengua como sistema orgánico de signos lingüísticos. El procedimiento entero del análisis tiende 
a delimitar los elementos a través de las relaciones que los unen. Este análisis consiste en dos 
operaciones que se gobiernan una a otra y de las que dependen todas las demás: 1] la 
segmentación; 2] la sustitución. Sea cual fuere la extensión del texto considerado, es preciso 
segmentarlo primero en porciones cada vez más reducidas hasta los elementos no 
descomponibles. Paralelamente se identifican tales elementos por las sustituciones que 
admiten. 
(…) Alcanzamos así, por los procedimientos descritos, los dos niveles inferiores del análisis, el 
de las entidades segmentables mínimas, los fonemas, el nivel fonemático, y el de los rasgos 
distintivos, que proponemos llamar merismas (gr. merisma, -utos, "delimitación"), el nivel 
merismático. 
Definimos empíricamente su relación de acuerdo con su posición mutua, como la de dos niveles 
alcanzados sucesivamente, produciendo la combinación de los merismas el fonema, 
descomponiéndose el fonema en merismas. Pero ¿cuál es la condición lingüística de esta 
relación? La encontraremos si llevamos el análisis más adelante y, en vista de que no podemos 
descender más, apuntando al nivel superior. Tenemos entonces que operar sobre porciones de 
textos más largas y averiguar cómo realizar las operaciones de segmentación y de sustitución 
cuando no se trata ya de obtener las más pequeñas unidades posibles, sino unidades de mayor 
extensión. 
(…) Del fonema se pasa así al nivel del signo, identificándose éste según el caso con una forma 
libre o con una forma conjunta (morfema). Para comodidad de nuestro análisis podemos 
descuidar esta diferencia, y clasificar los signos como una sola especie, que coincidirá 
prácticamente con la palabra. Permítasenos, siempre por mor de la comodidad, conservar este 
término vituperado e irremplazable. 
La palabra tiene una posición funcional intermedia que se debe a su naturaleza doble. Por una 
parte se descompone en unidades fonemáticas que son de nivel inferior; por otra entra, a título 
de unidad significante y con otras unidades significantes, en una unidad de nivel superior. (…) 
Con las palabras, y luego con grupos de palabras, formamos frases. (Benveniste, 2007 [1971]: 
118-123) 
 
d) Relaciones sintagmáticas y relaciones asociativas 
 
(38) En efecto, las unidades de la lengua participan de dos planos: sintagmático, cuando se las 
considera en su relación de sucesión material en el seno de la cadena hablada; paradigmático, 
cuando son planteadas en relación de sustitución posible, cada una en su nivel y en su clase 
formal. Describir estas relaciones, definir estos planos, es referirse a la estructura formal de las 
15 
 
lenguas; y formalizar así la descripción es -sin paradoja- hacerla más y más concreta, 
reduciendo la lengua a los elementos significativos de que se constituye únicamente y 
definiendo esos elementos por su mutua relevancia. En lugar de una serie de ‘acontecimientos’ 
singulares, innumerables, contingentes, obtenemos un número finito de unidades y podemos 
caracterizar una estructura lingüística por su repartición y combinaciones posibles. 
(Benveniste, 2007 [1971]: 24) 
 
(39) Hablar supone seleccionar determinadas entidades lingüísticas y combinarlas en unidades 
de un nivel de complejidad más elevado. Esto se ve claramente a nivel léxico: el hablante 
selecciona palabras y las combina formando frases de acuerdo con el sistema sintáctico del 
lenguaje que emplea y, a su vez, las oraciones se combinan en enunciados. Pero el hablante 
no es en modo alguno totalmente libre en su elección de palabras; ha de escoger (excepto en el 
caso infrecuente de un auténtico neologismo) de entre las que le ofrece el repertorio léxico que 
tiene en común con la persona a quien se dirige (…). Así, el acto de hablar requiere para ser 
eficaz que aquellos que intervienen en él utilicen un código común. 
(…) Por tanto, en la combinación de unidades lingüísticas se sigue una escala de libertad 
creciente. En la combinación de rasgos distintivos para constituir fonemas, la libertad del 
hablante individual es nula; el código tiene ya establecidas todas las posibilidades utilizables en 
un lenguaje dado. La libertad de combinar los fonemas en palabras se circunscribe al caso 
marginal de la acuñación de términos. El hablante se halla menos coartado cuando se trata de 
formar frases con palabras. Y, finalmente, la acción coactiva de las reglas sintácticas cesa a la 
hora de combinar frases en enunciados. 
(…)Todo signo lingüístico se dispone según dos modos: 1) La combinación. Todo signo está 
formado de otros signos constitutivos y/o aparece únicamente en combinación con otros signos. 
Esto significa que toda unidad lingüística sirve a la vez como contexto para las unidades más 
simples y/o encuentra su propio contexto en una unidad lingüística más compleja. De aquí que 
todo agrupamiento efectivo de unidades lingüísticas las conglobe en una unidad superior. 
Combinación y contextura son dos caras de la misma operación 2) La selección. La opción ente 
dos posibilidades implica que se pueden sustituir una de ellas por la otra, equivalente a la 
primera bajo un aspecto y diferente de ella bajo otro. De hecho, selección y sustitución son dos 
caras de la misma operación. Ferdinand de Saussure advirtió claramente el papel fundamental 
que estas dos operaciones desempeñan en el lenguaje (…) A fin de delimitar los dos modos de 
relación que hemos descrito como combinación y selección, F. de Saussure establece que el 
primero es ‘in praesentia; se apoya en dos o más términos igualmente presentes en una serie 
efectiva’, mientras que el segundo ‘une términos in absentia en una serie mnemónica virtual’. Es 
decir, la selección (y, correspondientemente, la sustitución) se refiere a entidades asociadas en 
el código, pero no en el mensaje dado, mientras que, en el caso de la combinación, las 
entidades a que se refiere se hallan asociadas, bien en ambos, bien solamente en el mensaje. 
(Jakobson, 1975 [1956]: 74-78) 
 
 
III. EL MÉTODO EN LINGÜÍSTICA ESTRUCTURAL: principios, procedimientos y 
operaciones 
16 
 
 
(40) El principio de inmanencia, que se encuentra fundamentado implícitamente en F. de 
Saussure cuando distingue lengua y habla, fue encarado con todas sus consecuencias en la 
teoría glosemática de L. Hjelmslev (…). Abandonando para un estudio ulterior la lingüística del 
habla, del discurso, el estructuralismo se da como tarea la descripción de las reglas del código 
que constituyen la lengua. Se trata para ello de definir solo por la combinatoria interna, un 
sistema abstracto, común al conjunto de los hablantes, y que se realiza en múltiples variaciones 
individuales, en actualizaciones infinitas; si bien, todas ellas, son manifestaciones de una misma 
estructura. 
En la medida en que la lengua es considerada como un sistema en el cual los términos se 
definen por oposiciones bilaterales,multilaterales, privativas, etc.1, el lingüista saussureano o el 
hjelmsleveano es llevado a estudiar en primer lugar el código lingüístico en un momento dado 
de su funcionamiento: la descripción estructural es, de inicio, sincrónica y considera todo 
sistema como un equilibrio. La transformación de una estructura depende de los lugares de 
desequilibrio. (Dubois, 1968: 03) 
 
(41) Partiendo de la expresión lingüística nativa, se procede por vía analítica a una 
descomposición estricta de cada enunciado en sus elementos, y luego por análisis sucesivos a 
una descomposición de cada elemento en unidades cada vez más sencillas. Esta operación 
tendrá por fin deslindar las unidades ‘distintivas’ de la lengua, y ya hay aquí un cambio radical 
de método (…).Hoy en día se aspira a identificar los elementos en tanto que distintivos en todos 
los niveles del análisis. Para reconocerlos (…) se aprovecha el principio de que en una lengua 
no hay más que diferencias, que la lengua hace funcionar un conjunto de procedimientos 
discriminatorios (…) Se opera entonces una gran simplificación y se hace posible así reconocer 
la organización interna y las leyes de ajuste de tales rasgos formales. Cada fonema o morfema 
se vuelve relativo a cada uno de los demás, por ser a la vez diferente y solidario; cada uno 
delimita a los otros que a su vez lo delimitan, siendo distintvidad y solidaridad nociones 
conexas, Estos elementos se ordenan en series y muestran en cada lengua disposiciones 
particulares. (Benveniste, 2007 [1971]: 10) 
 
(42) ¿Cómo describir la lengua? La descripción de la lengua, como la de cualquier otro objeto 
científico, ha de ser libre de contradicciones, exhaustiva y los más sencilla posible; estas tres 
exigencias constituyen el principio que Hjelmslev llama principio del empirismo. Para hacer la 
 
1
 Desde el punto de vista de la lingüística estructural, una oposición refiere a la relación que permite diferenciar una 
unidad lingüística de otra en el marco de un nivel determinado (fonología, morfología, sintaxis). Específicamente, una 
oposición fonológica alude a la diferencia entre dos o más fonemas mediante la cual se determinan sus rasgos 
distintivos y su relación con los otros integrantes del sistema. Desde el punto de vista de su vinculación con la 
totalidad del sistema, entonces, una oposición bilateral es aquella cuya base de comparación es exclusiva de dos 
fonemas, sin que se presente en otros miembros del sistema. Ej.: la oposición entre /k/ y /x/ en español (los rasgos 
comunes de +oral +velar +sorda no aparecen reunidos en ninguna otra oposición en español). Una oposición 
multilateral es la que se produce entre dos fonemas cuya base de comparación aparece en otras oposiciones del 
sistema. Ej.: la oposición entre /b/ - /d/ (porque las oposiciones /b/ - /g/ y /d/ - /g/ tienen la misma base de 
comparación: +consonante + oclusiva + orales + sonoras). Desde el punto de vista de la relación entre los miembros, 
una oposición es privativa cuando un miembro del par posee un rasgo que está ausente en el otro. Ej.: la oposición 
entre /d/ - /t/ en español (lo que los diferencia es sólo que el primero es + sonoro mientras que el segundo es - 
sonoro). 
17 
 
descripción hay que adoptar un método. La lingüística anterior avanzaba de lo especial a lo 
general, ascendía del simple sonido al fonema, de éstos a su categoría, de la mera significación 
especial a la general o fundamental, procedimiento que se suele designar como inductivo; es 
una marcha del componente a la clase, un movimiento sintético, un método generalizador. (…) 
La inducción no nos conduce a la constante sino sólo al casuismo, y por ello no es apta para 
hacer una descripción conforme a las tres exigencias establecidas: la no contracción, la 
exhaustividad, la sencillez. Lo que nos es dado, al tratar de describir la lengua, es el texto (sea 
oral o escrito), aun no analizado, como totalidad no dividida y absoluta. El único procedimiento 
para buscar en el decurso de este texto un sistema de lengua es el análisis, mediante el cual el 
texto será considerado como una clase divisible en elementos, los cuales, considerados a su 
vez como clases, se dividen de nuevo en elementos, y así sucesivamente hasta que la división 
se agota. Es un movimiento que avanza de la clase al elemento, un movimiento analítico y 
especificativo, lo contrario a la inducción: se llama método deductivo. (Alarcos Llorach, 1990 
[1951]: 26) 
 
(43) Puesto que la teoría lingüística parte de texto como dato, e intenta mostrar el camino que 
lleva a una descripción autoconsecuente y exhaustiva del mismo por medio del análisis –una 
progresión deductiva de la clase al componente, y al componente del componente–, los estratos 
más profundos de su sistema de definiciones han de ocuparse de este principio de análisis, 
establecer la naturaleza del análisis y de los conceptos que de él forman parte. (Hjelmslev, 
1972 [1943]: 39) 
 
(44) Considerando entonces que la lengua se describe en términos de órdenes, el 
estructuralismo define un método combinatorio, cuyas aproximaciones pueden ser diversas, 
pero que llevan todas a una taxonomía. 
La diferencia entre métodos aparecía frecuentemente como una diversidad de teorías, aunque 
de hecho se trata de simples modalidades. En la medida en que la Lingüística estructural 
privilegia el enunciado, impone un método inductivo-deductivo: las reglas de las sintaxis por 
ejemplo son inferidas de la consideración de un corpus (conjunto de enunciados producidos) y 
estas reglas, una vez definidas, deben rendir cuenta por un movimiento inverso de las frases 
posibles, no incluidas en la muestra considerada. 
El establecimiento de las reglas de la sintaxis reposa esencialmente en la consideración de los 
contextos verbales, en la naturaleza de las coacciones que se ejercen en la cadena del habla. 
O bien, este reparto, esta distribución de los segmentos, de las unidades dentro de las frases, 
se puede relacionar con todos los órdenes según el mismo procedimiento. El análisis 
combinatorio reposa sobre los mismos principios, cualquiera que sea el orden considerado y 
cualquiera que sea el número de órdenes. (Dubois, 1968: 07) 
 
(45) La Lingüística estructural define su tarea de descripción como una búsqueda de las 
diferencias, de las oposiciones en el orden de la cadena del habla (de la combinatoria 
sintagmática) o en el orden de la clase de selección (paradigmática). Esta metodología de las 
diferencias encuentra su expresión más sistemática en el binarismo, propio de la escuela de 
Praga (en particular de R. Jakobson) y de la escuela de Copenhague. Se describen ahí los 
18 
 
términos por medio de oposiciones bilaterales o multilaterales que se apoyan en el concepto de 
“marca”: términos marcados (ej.: las consonantes sonoras) se oponen a términos no marcados 
(ej.: las consonantes sordas); el rasgo pertinente (sonoridad) se opone a la ausencia de ese 
rasgo en otra serie, y así las dos series se definen una en relación a la otra. En análisis 
simplificadores, el binarismo se identifico a veces con el estructuralismo. Esta confusión es 
natural entre aquellos que siempre identificaron metodología y teoría. Para otros, el binarismo 
se volvió el principio de explicación universal de los funcionamientos, tanto en el plano de la 
expresión como en el plano del significado. (Dubois, 1968: 09) 
 
(46) Tareas fundamentales de la fonología sincrónica.1. Es necesario caracterizar el sistema 
fonológico, es decir, establecer el repertorio de las imágenes acústico-motrices más simples y 
significativas en una lengua dada (fonema), especificando necesariamente las relaciones 
existentes entre tales fonemas, o sea, trazando el esquema estructural de la lengua 
considerada; particularmente, es importante definir como tipo especial de diferencias 
significativas las correlacionesfonológicas. Una correlación fonológica se compone de una serie 
de pares de fonemas opuestos, distinguiéndose uno de otro según un mismo principio, que se 
puede inferir abstrayéndolo de cada uno de los pares (en ruso, por ejemplo las correlaciones: 
.acento de intensidad- atonía de vocales», « carácter sonoro-carácter sordo de las 
consonantes-; en checo: Largueza- brevedad de las vocales», .carácter sonoro- carácter sordo 
de las consonantes»). 2. Es preciso determinar las combinaciones de fonemas realizadas en 
una lengua dada en comparación con las combinaciones teóricamente posibles de tales 
fonemas, las variaciones de su agrupamiento y la extensión de estas combinaciones. 3. Se 
debe determinar también el grado de utilización y la frecuencia de realización de los fonemas en 
cuestión y de las combinaciones de fonemas de extensión variada. (Círculo Lingüístico de 
Praga, 1970 [1929]: 23) 
 
(47) El método estructural en lingüística ha recibido su consagración oficial hacia 1930 gracias, 
sobre todo, a los trabajos de Trubetzkoy, considerado como el fundador de la fonología 
estructural. En un artículo-programa publicado en 1933, Trubetzkoy formulaba los principios 
fundamentales del método fonológico. Estos principios van a servirnos como punto de partida 
para el análisis epistemológico del análisis estructural (…). Analicemos ahora las cuatro 
operaciones enunciadas por Trubetzkoy y tratemos de deducir los presupuestos que ellas 
indican: 
1) De lo consciente a lo inconsciente: “La fonología pasa del el estudio de los fenómenos 
lingüísticos conscientes al de su infraestructura inconsciente”. (…) Inconsciente significa aquí 
que esa red de relaciones, esa infraestructura como la llama Trubetzkoy, no se presenta 
simplemente al observador. La estructura no es aparente; no es una entidad percibida 
naturalmente por los sentidos. La razón la concibe a partir de la experiencia sensible. La razón 
no la inventa ni la imagina. La infraestructura explicativa de lo real está inscrita en un nivel de 
inteligibilidad que sólo puede ser alcanzado a través de lo fenomenal. Así se realiza la exigencia 
del principio enunciado: pasar de los fenómenos a la entidad relacional implícita en ellos (…) 
2) Las relaciones entre los términos: el método estructural, según Trubetzkoy “se niega a tratar 
los términos como entidades independientes tomando por el contrario como base de su análisis 
19 
 
las relaciones entre los términos”. Según este principio metodológico, el análisis estructural se 
‘desentiende’ de la noción de sustancia. Es decir, de ese algo permanente, simple e invariable, 
la que la razón descriptiva y atomista pretende asignar ciertos atributos y propiedades. (…) El 
razonamiento estructural buscará el principio explicativo último estructurando esas relaciones, 
es decir, haciéndolas funcionar en una estructura. Pero la estructura es una noción última que 
supone un principio epistemológico anterior: el principio de la sistematicidad de lo real (…) 
3) Sistema y estructura: El método fonológico “introduce la noción de sistema”. Y Lévi-Strauss 
añadía, transcribiendo textualmente a Trubetzkoy: “la fonología actual no se reduce a declarar 
que los fonemas son siempre miembros de un sistema; la fonología muestra sistemas 
fonológicos concretos y pone en evidencia su estructura”. (…) Aquí reaparece la noción de 
sistema que postula precisamente la inteligibilidad de lo relacional independientemente de toda 
idea de espacio o de tiempo. La estructura del sistema, cuya formulación es el objeto esencial 
del análisis, dará cuenta de la manera más económica de las leyes de la combinación 
relacionales que definen el sistema como totalidad estructurada y como actividad estructurante. 
4) El razonamiento estructural: aquí aparece la última formulación enunciada por Trubetzkoy: el 
método estructural fonológico persigue el descubrimiento de leyes generales “sea encontradas 
por inducción, sea…deducidas lógicamente, lo que les imprime un carácter absoluto” (…). El 
método estructural implica en realidad una serie de operaciones intelectuales en la que se 
ejerce no solo la inducción y la deducción, sino también la analogía. Estas tres formas de 
razonamiento se realizan en diferentes momentos del análisis, según un proceso cognoscitivo 
que, considerado como un todo, constituye lo que podríamos denominar el razonamiento 
estructural. (Peñalver Simó, 1972: 11-20) 
 
(48) La gramática estructuralista, especialmente, ambicionó imponer a los lingüistas el deber de 
colocarse en la posición del primer observador, que debe recrear por vías estrictamente 
empíricas las nociones más elementales de la descripción. Con este fin propuesto algunos 
procedimientos: el estructuralismo europeo sostuvo que la conmutación era necesaria y 
suficiente para producir las nociones descriptivas de la ciencia: el estructuralismo 
norteamericano prefirió el análisis en constituyentes inmediatos. En cualquier caso, las 
categorías de la gramática tradicional eran consideradas inútiles y peligrosas: por ejemplo, no 
se hablará de Sustantivo y Verbo, de hablará nada más que de categorías deslindadas por el 
único procedimiento admitido. (…) 
El tema del ‘primer observador’, bastante difundido en la literatura lingüística de los años 
cincuenta, suele estar vinculado a la práctica etnográfica. Se dirá entonces que el lingüista que 
estudia una lengua cualquiera debe imitar al observador que estudia una lengua que nunca 
escuchó, y que nadie estudió antes que él. (…) De todos modos, la referencia a la descripción 
etnológica es tan sólo una máscara; se trata en realidad de una elección epistemológica 
plenamente independiente de la existencia de la etnología. Ahora bien, esta elección tiene dos 
fundamentos en apariencia opuestos: uno es la concepción axiomática de la lingüística, 
concebida no como una ciencia galilieana empírica y experimental, sino como una epistéme de 
tipo griego, conforme con la axiomática de los antiguos; el otro es la creencia en observaciones 
brutas independientes de toda teoría: la conmutación, según Martinet, tiene las propiedades de 
esta observación bruta. 
20 
 
Ahora bien, tanto desde un punto de vista como del otro, la lingüística se separaba de la ciencia 
moderna. En realidad, se imponía cargas que no se impone ninguna ciencia empírica: renunciar 
a todo material de descripción que no hubiese construido ella misma, bien por vía axiomática 
(versión formalista), bien por observación directa (versión empirista). Se comprende entonces la 
esterilidad que afectó, al cabo de unos años, a las diversas versiones del estructuralismo 
(Milner, 2000 [1989]: 64-65) 
(49) Toda descripción científica presupone que el objeto de la descripción sea concebido como 
una estructura (en consecuencia, analizando según un método estructural que permite 
reconocer vínculos entre las partes que lo constituyen) o como formando parte de una 
estructura (por tanto, sintetizando con otros objetos con los que contrae vínculos que hacen 
posible establecer y reconocer un objeto más extenso del que esos objetos, con el objeto 
considerado, son partes) (Hjelmslev, 1972 [1959]: 132). 
 
(50) El método estructural del lenguaje tiene ciertas relaciones estrechas con la corriente 
científica que ha tomado forma con independencia completa de la lingüística y a la que todavía 
no se ha presentado demasiada atención por los lingüistas, esto es, la teoría logicista del 
lenguaje, que en sus comienzos emergió de consideraciones matemáticas y que ha sido 
desarrollada particularmente por Whitehead, Bertrand Russel y la Escuela de logicistas de 
Viena, especialmente por el profesor Carnap, de la Universidad de Chicago (…). En la primera 
época de los trabajos del profesor Carnap se define a la estructura de manera que concuerda 
completamente con los puntos de vista por los que aquí abogo, es decir, como hecho 
puramente formaly relacional. Según el profesor Carnap, todos los asertos científicos deben ser 
asertos estructurales en el verdadero sentido de la palabra; según él, un aserto científico debe 
ser siempre una afirmación de relaciones, sin implicar un conocimiento o análisis de las 
relaciones mismas. Este punto de vista de Carnap confirma plenamente los resultados 
conseguidos en años recientes dentro de la propia lingüística. Es evidente que la descripción 
de una lengua debe comenzar por afirmar relaciones entre unidades relevantes y estas 
afirmaciones no deben implicar una declaración sobre la naturaleza inherente, esencia o 
sustancia de estas mismas unidades. (Hjelmslev, 1972 [1959]: 42) 
 
 
 
 
*** 
 
 
 
 
 
 
21 
 
 
 
 
 
ÍNDICE DE AUTORES 
 
 
Alarcos Llorach, Emilio (Salamanca, 1922 - Oviedo, 1998): Filólogo español, catedrático de 
Lingüística general de la Universidad de Oviedo y miembro de la Real Academia Española 
desde 1972. Contribuyó a la introducción y difusión en España de las teorías lingüísticas de 
diversas escuelas del estructuralismo europeo: primero del Círculo Lingüístico de Praga con la 
Fonología española (1950); luego de la Glosemática de Copenhague con una Gramática 
estructural (1951); y finalmente el funcionalismo martinetiano con sus Estudios de gramática 
funcional del español (1970). 
Benveniste, Émile (Alepo, 1902 - París, 1976): Lingüista que desempeñó su actividad docente 
en la École Pratique des Hautes Études de París desde 1927, y sucedió a A. Meillet como 
profesor de Gramática Comparada en el Collège de France, donde ejerció la docencia entre 
1937 y 1975. En 1961 fundó, junto con P. Gourou y Claude Lévi-Strauss, la revista L'Homme. 
Su obra, centrada en la indoeuropeística y en la sintaxis general, es una de las más fértiles de 
la escuela lingüística francesa, cuyos resultados fructificaron en una teoría de la enunciación en 
el marco del estructuralismo. Sus estudios más notables son Orígenes de la formación de los 
nombres en indoeuropeo (1935), El vocabulario de las instituciones indoeuropeas (1969) y los 
dos volúmenes de Problemas de lingüística general (1966 y 1974), título capital de la lingüística 
moderna, que recoge artículos de 1965-1972. 
Ducrot, Oswald (París, 1930): Lingüista francés que dicta en los cursos preparatorios de la 
École Pratique des Hautes Études de París. Ha escrito varias obras especializadas, en 
particular sobre la teoría de la enunciación y la argumentación. Su trabajo reconoce como punto 
de partida la revolucionaria obra de Ferdinand de Saussure, y dialoga con los aportes 
antropológicos de Claude Lévi-Strauss. Obras centrales de referencia: El estructuralismo en 
lingüística (1968), Decir y no decir. Principios de semántica lingüística (1975), El decir y lo dicho 
(1980), La argumentación en la lengua –en coautoría con Anscombre- (1983). 
Greimas, Algirdas (Tula, 1917 - París, 1992): Lingüista e investigador francés de origen 
Lituano, realizó importantes aportes a la teoría de la semiótica, y fundó una semiótica 
estructural inspirada en Ferdinand de Saussure y Louis Hjelmslev. Junto con Roland Barthes y 
Dubois, entre otros semiólogos, fundaron la revista Langages (1966). Promovió el «Grupo de 
Investigación Semiolingüística» (EHESS/CNRS) y la Escuela Semiótica de París. Sus obras 
destacadas son: Semántica estructural (1966), Sobre el sentido (1970), Semiótica y ciencias 
sociales (1976), y el Diccionario razonado de la teoría del lenguaje (1979). 
Hjelmslev, Louis (Copenhague, 1899 - ibídem, 1965): Lingüista danés, uno de los pioneros de 
la escuela estructuralista y referente central del Círculo Lingüístico de Copenhague. En 1931 
fue uno de los creadores del Círculo Lingüístico de Copenhague y colaboró con Hans Jørgen 
Uldall en el desarrollo de la glosemática, notablemente inspirada por la teoría saussureana. En 
http://es.wikipedia.org/wiki/Salamanca_(Espa%C3%B1a)
http://es.wikipedia.org/wiki/1922
http://es.wikipedia.org/wiki/Oviedo
http://es.wikipedia.org/wiki/1998
http://es.wikipedia.org/wiki/Fil%C3%B3logo
http://es.wikipedia.org/wiki/Espa%C3%B1a
http://es.wikipedia.org/wiki/Universidad_de_Oviedo
http://es.wikipedia.org/wiki/Real_Academia_Espa%C3%B1ola
http://es.wikipedia.org/wiki/Ling%C3%BC%C3%ADstica
http://es.wikipedia.org/wiki/Estructuralismo_(ling%C3%BC%C3%ADstica)
http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=C%C3%ADrculo_Ling%C3%BC%C3%ADstico_de_Praga&action=edit&redlink=1
http://es.wikipedia.org/wiki/Fonolog%C3%ADa
http://es.wikipedia.org/wiki/1950
http://es.wikipedia.org/wiki/Glosem%C3%A1tica
http://es.wikipedia.org/wiki/Copenhague
http://es.wikipedia.org/wiki/1951
http://es.wikipedia.org/wiki/Funcionalismo
http://es.wikipedia.org/wiki/Andr%C3%A9_Martinet
http://es.wikipedia.org/wiki/1970
http://es.wikipedia.org/wiki/Alepo
http://es.wikipedia.org/wiki/1902
http://es.wikipedia.org/wiki/Par%C3%ADs
http://es.wikipedia.org/wiki/1976
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/levi.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Tula_(Rusia)
http://es.wikipedia.org/wiki/1917
http://es.wikipedia.org/wiki/Par%C3%ADs
http://es.wikipedia.org/wiki/1992
http://es.wikipedia.org/wiki/Ling%C3%BC%C3%ADstica
http://es.wikipedia.org/wiki/Francia
http://es.wikipedia.org/wiki/Lituania
http://es.wikipedia.org/wiki/Semi%C3%B3tica
http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Semi%C3%B3tica_estructural&action=edit&redlink=1
http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Semi%C3%B3tica_estructural&action=edit&redlink=1
http://es.wikipedia.org/wiki/Ferdinand_de_Saussure
http://es.wikipedia.org/wiki/Louis_Hjelmslev
http://es.wikipedia.org/wiki/CNRS
http://es.wikipedia.org/wiki/Copenhague
http://es.wikipedia.org/wiki/1899
http://es.wikipedia.org/wiki/1965
http://es.wikipedia.org/wiki/Ling%C3%BC%C3%ADstica
http://es.wikipedia.org/wiki/Dinamarca
http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=C%C3%ADrculo_Ling%C3%BC%C3%ADstico_de_Copenhague&action=edit&redlink=1
http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=C%C3%ADrculo_Ling%C3%BC%C3%ADstico_de_Copenhague&action=edit&redlink=1
http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Hans_J%C3%B8rgen_Uldall&action=edit&redlink=1
http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Hans_J%C3%B8rgen_Uldall&action=edit&redlink=1
http://es.wikipedia.org/wiki/Glosem%C3%A1tica
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la fundación de este círculo académico se basó en la Escuela de Praga, y su objetivo fue crear 
un foro de estudio que desarrollara un nuevo tipo de investigación lingüística. Entre sus obras 
más destacadas, escritas en danés y francés, figuran Principios de gramática general (1928), 
Prolegómenos a una teoría del lenguaje (1943), El lenguaje. Una introducción (1963) y Ensayos 
lingüísticos (1959). 
Jakobson, Roman (Moscú, 1896 - Boston, 1982): Lingüista, fonólogo y teórico de la literatura. 
Participó en la creación del Círculo Lingüístico de Moscú (1915) y de la Sociedad para el 
Estudio del Lenguaje Poético de Leningrado ("Opoyaz", 1917), los dos principales centros de 
difusión del movimiento que posteriormente sería conocido como "formalismo ruso". Se trasladó 
a Praga en 1920 y allí contribuyó a fundar y animar el influyente Círculo Lingüístico de Praga. 
En ese marco, en 1928 presentó un programa general de lingüística funcional y estructural, 
elaborado junto a Karcevski y Trubetzkoy, con particular atención a la fonología, y que daba la 
primera demostración analítica de la existencia de sistemas fonemáticos. Enseñó a 
continuación en Copenhague, Oslo y Uppsala. Luego emigra a Estados Unidos en 1941. Fue, 
junto con André Martinet, Claude Lévi-Strauss y Morris Swadesh, uno de los fundadores del 
Círculo Lingüístico de Nueva York, más tarde convertido en la Asociación Internacional de 
Lingüística. Enseñó en Columbia, Harvard y en el MIT. Sus principales obras son: Sobre la 
teoría de las afinidades fonológicas entre las lenguas (1938), Lenguaje infantil, afasia y leyes 
fonéticas generales (1941), Las categorías verbales (1950), Fundamentos del Lenguaje (1956), 
Ensayos de Lingüística general I (1963), y Ensayos deLingüística general II (1973). 
Lévi-Strauss, Claude (Bruselas, 1908 - París, 2009): Antropólogo francés, una de las grandes 
figuras de su disciplina en la segunda mitad del siglo XX. Cursó estudios de Filosofía y Derecho 
en la Sorbona de París. En el año 1934 se traslada a Brasil para trabajar como profesor de 
sociología en la Universidad de São Paulo, donde realizó trabajos de campo sobre las 
comunidades indígenas del Mato Grosso y la Amazonia. En 1942 viaja a Estados Unidos donde 
conoce a Roman Jakobson, cuyo estructuralismo lingüístico le influyó de manera decisiva. Fue 
profesor visitante en la New School for Social Research de Nueva York; director asociado del 
Musée de l'Homme en París en 1949 y más adelante director de estudios en la Escuela Práctica 
de Altos Estudios de la Sorbona (1950-1974). Entre sus libros destacan: Estructuras 
elementales del parentesco (1949), Antropología estructural (1958), Tristes trópicos (1955) y El 
pensamiento salvaje (1962). 
Martinet, André (Saint-Alban-des-Villards, 1908 - Châtenay-Malabry, 1999): Lingüista francés, 
profesor de la Universidad de Nueva York y de la Sorbona, y representante de la corriente 
estructural conocida como funcionalismo. Fue, junto con Claude Lévi-Strauss, Roman Jakobson 
y Morris Swadesh, uno de los fundadores de la Asociación Internacional de Lingüística. Autor 
de importantes trabajos de lingüística general: La descripción fonológica (1956) y Elementos de 
lingüística sincrónica (1968). Ha dirigido las revistas Word (Nueva York) y La Linguistique 
(París). 
Milner, Jean-Claude (París, 1941): Lingüista, filósofo y ensayista. Sus campos de 
especialización de la actividad son la lingüística (que estudió con Roland Barthes) y el 
psicoanálisis (a través de la enseñanza de Jacques Lacan). Milner es profesor en la 
Universidad París. Sus principales escritos son: La obra clara. Lacan, la ciencia, la filosofía 
(1996); Los nombres indistintos (1999); Introducción a una ciencia del lenguaje (2000); El 
periplo estructural (2003), Las inclinaciones criminales de la Europa democrática (Manantial, 
2007). 
http://es.wikipedia.org/wiki/Escuela_de_Praga
http://es.wikipedia.org/wiki/Mosc%C3%BA
http://es.wikipedia.org/wiki/1896
http://es.wikipedia.org/wiki/Boston
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http://translate.googleusercontent.com/translate_c?depth=1&hl=es&prev=/search%3Fq%3Djean%2Bclaude%2Bmilner&rurl=translate.google.com.ar&sl=en&u=http://en.wikipedia.org/wiki/Philosopher&usg=ALkJrhidHWWaK4hSc2WMlmbuyXVInFA8pg
http://translate.googleusercontent.com/translate_c?depth=1&hl=es&prev=/search%3Fq%3Djean%2Bclaude%2Bmilner&rurl=translate.google.com.ar&sl=en&u=http://en.wikipedia.org/wiki/Essayist&usg=ALkJrhi4N4XH8GTqKc3hxK7sB7i_Pu_0_w
http://translate.googleusercontent.com/translate_c?depth=1&hl=es&prev=/search%3Fq%3Djean%2Bclaude%2Bmilner&rurl=translate.google.com.ar&sl=en&u=http://en.wikipedia.org/wiki/Roland_Barthes&usg=ALkJrhhwzdAGC-P2a5oxzutW4rI8y7xOZA
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Saussure, Ferdinand (Ginebra, 1857 - ibídem, 1913): Lingüista suizo cuyas ideas sirvieron 
para el inicio y posterior desarrollo del estudio de la lingüística moderna en el siglo XX. Estudió 
sánscrito en Leipzig, bajo el influjo de la escuela de neogramáticos, que pretendía renovar los 
métodos del estudio de la gramática comparada. En 1879 publicó una Memoria sobre el 
sistema primitivo de las vocales en las lenguas indoeuropeas, y un año después leyó su tesis 
doctoral, Sobre el empleo del genitivo absoluto en sánscrito (1880), a partir de lo cual fue 
nombrado profesor de gramática comparada en la École des Hauts Études de París, y participó 
activamente en los trabajos de la Sociedad lingüística. En 1891 regresó a Ginebra, donde fue 
profesor de sánscrito y, entre 1907 y 1910, de gramática comparada y de lingüística general. 
Fueron sus discípulos C. Bally y A. Séchehaye quienes publicaron su Curso de lingüística 
general (1916), una síntesis de sus tres últimos años como profesor extraída a partir de los 
apuntes de clase. 
Trubetzkoy, Nikolái Serguéievich (Moscú, 1890 - Viena, 1938): Lingüista ruso considerado el 
‘padre de la fonología estructural’. De origen noble, se interesó muy pronto por el estudio de la 
etnología y las lenguas de Siberia, los Urales y el Cáucaso. Luego se especializó en gramática 
comparada y fonología. En Moscú polemizó contra el atomismo conceptual de los 
neogramáticos y asimiló críticamente las ideas de Ferdinand de Saussure. Entre 1920 y 1922 
enseña en la cátedra de lingüística indoeuropea de la Universidad de Sofía y empieza su 
correspondencia con su amigo y también lingüista Roman Jakobson. En 1922 es llamado a la 
cátedra de filología eslava de Viena, donde enseña hasta el fin de sus días. En 1928 Jakobson 
y Trubetzkoy ingresan en el Círculo Lingüístico de Praga, creado en 1926. Sus Principios de 
fonología (1939), obra póstuma inacabada, es una de las más importantes aportaciones al 
estudio de la Fonología. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
http://es.wikipedia.org/wiki/Ginebra_(ciudad)
http://es.wikipedia.org/wiki/1857
http://es.wikipedia.org/wiki/1913
http://es.wikipedia.org/wiki/Suiza
http://es.wikipedia.org/wiki/Ling%C3%BC%C3%ADstica
http://es.wikipedia.org/wiki/Mosc%C3%BA
http://es.wikipedia.org/wiki/1890
http://es.wikipedia.org/wiki/Viena
http://es.wikipedia.org/wiki/1938
http://es.wikipedia.org/wiki/Ling%C3%BCista
http://es.wikipedia.org/wiki/Rusia

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