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EUFONÍA 82 – Enero 2020 Músicas e infancias (Gonzalo Agüero y Daniel Gonnet) https://argentina.grao.com/es/producto/musica-e-infancias-eu08297823 https://argentina.grao.com/es/producto/musica-e-infancias-eu08297823 Música e infancias. Narrativas posibles para el ejercicio de derechos Gonzalo A. Agüero - Daniel H. Gonnet Facultad de Artes, Universidad Nacional de La Plata, La Plata, Argentina Resumen El presente trabajo se contextualiza en talleres musicales de programas oficiales del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires destinados a niños/as y adolescentes de diferentes contextos. Se describen los enclaves, los puntos de partida en la concepción de niño/a y del ejercicio de derechos desde la legislación vigente. Se problematiza lo que música significa en estos territorios y desde cada uno de sus participantes y se reflexiona acerca del rol del educador musical en tanto promotor de derechos. Palabras claves ● experiencia musical ● talleres ● rol docente ● derechos del niño Los derechos del niño en la legislación argentina y la promoción artístico cultural La Convención de los Derechos del Niño, (CDN) (1989) afirma que “los Estados Partes reconocen el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes.” Asimismo que “los Estados Partes respetarán y promoverán el derecho del niño a participar plenamente en la vida cultural y artística y propiciarán oportunidades apropiadas en condiciones de igualdad, de participar en la vida cultural, artística, recreativa y de esparcimiento”. El niño es entonces un sujeto de derechos, y el Estado (en sus diferentes tramas, estratos y efectores) debe ser garante de estos. Para ello debe proveer el efectivo cumplimiento de tales derechos mediante políticas de promoción y protección. Algunos de los sentidos más profundos de la promoción se relacionan con el desarrollo de capacidades, sobre todo, en línea con los derechos culturales. A diferencia de las leyes de la situación irregular, las leyes de promoción y protección desafían aquellas formas de tutela que un estado impone para resguardar el sentir del niño/a en su medio. Pese a este salto paradigmático, las prácticas se cimentan en hábitos culturales. La cultura hegemónica se define como tal por el reconocimiento arbitrario, social e histórico de su valor en el campo de lo simbólico. Por lo mismo, la posesión o carencia de un capital cultural que se adquiere básicamente en la familia permite construir las distinciones cotidianas que expresan las diferencias de clase. Es decir, en la medida en que existe una correlación entre posición de clase y cultura, dos realidades de relativa autonomía, las relaciones de poder se confirman, se reproducen y renuevan. (Bordieu, 1991) Devenida de esta idea, la visión de cultura, con absoluto arraigo en determinado tipo de producción simbólica, jerarquiza un determinado tipo de quehacer - con fuerte arraigo en las bellas artes- que invisibiliza otros modos posibles, de clases subalternas, de modos no europeos (Santillán Güemes, 2003). No es intención, de ningún modo, manifestar que las clases deprivadas en sus derechos no merecen el acceso a otros modos de circulación cultural, sí queremos hacer primar el hecho de que la visión de cultura unicista, con arraigo en la cultura centroeuropea invisibiliza y suele deslegitimar modos populares de cultura. O a veces, tomar rasgos de la cultura popular y hacerlos propios y/o caricaturizarlos. Los modelos de educación musical - sus instituciones Un lector se preguntará el por qué de tanta elipsis, y es posible contestar mediante un ejemplo institucional. El Instituto Julián Aguirre fue una institución en el cual convivieron los formatos de Instituto de menores con el de Conservatorio de música, en el formato de banda militar. La disciplina era la del bruñido y cuidado de los instrumentos, del aprendizaje de la teoría y el solfeo, de la técnica instrumental y de la ejecución conjunta y la marcha, como figura performática del ensamble. Su rol ha sido el de disciplinar y entrenar, para una sociedad. Este hecho puede ser objeto de arduas discusiones, ya que, muchos de los egresados de este Instituto han logrado un oficio y desempeñarse luego como instrumentistas de un sinnúmero de formaciones de banda. Tal vez, lo que se ponga en discusión sea que estas ontologías del quehacer musical provienen de modelos de una experiencia musical basada en el texto y el objeto. Esto es, la obra es el inicio y el final del hecho musical (Shifres y Gonnet, 2015). En este punto, la experiencia musical es un hecho objetivo -siendo sensiblemente objetable el hecho de que deje por fuera otros modos de sentir y percibir un hecho subjetivo de la experiencia musical. La disciplina -la asimetría en la recepción del conocimiento - la técnica, la lectura como condición y un repertorio alejado de la experiencia vital subsumen formas de sentir, percibir, transitar, en suma, la experiencia musical. ¿Por qué talleres de música? Pensar en la modalidad taller responde a la posibilidad de crear condiciones para que emerjan de este aquellas experiencias fruto de la producción. En este punto, el educador es un gestor, alguien que propicia situaciones de intercambio intersubjetivo y aprendizaje. Es de destacar que el educador, o tallerista, como se suele llamar también, se ubica en la dinamización de contenidos que están dentro del grupo con el que trabaja. Propone, promueve, brinda herramientas, las dinamiza y tracciona sobre los grupos. Entonces se postula el taller como espacio de producción, un encuadre que sirve como creador de condiciones generadoras de sentido para pensar e instrumentar políticas públicas en niñez y adolescencia, lo cual posibilita el tránsito de los sujetos por otros espacios de convivencia, favoreciendo así otras presentaciones subjetivas, e impidiendo la cristalización que favorecen las instituciones totales. El trabajo a través de talleres y en grupo con niños y adolescentes permite abordar cuestiones más profundas encontrando menos resistencias por su parte, dado que las vivencian con un nivel muy bajo de exposición. Se busca realizar aportes significativos en relación con la vulneración de los derechos del niño respecto de la escasez o ausencia de espacios de juego, creatividad y actividades recreativas, así como también, la manera desigual que existe en relación con la apropiación del capital cultural. Así, la inclusión tiene que ver, no sólo con la modificación de situaciones objetivas de exclusión sino con la generación de oportunidades para la expresión del propio sujeto, lograr desarrollarse en toda su plenitud y participar, activamente, en la cultura. Imagen 1.- En el caso de los programas de la Provincia de Buenos Aires, dichos talleres de música se desarrollan en dispositivos de funcionamiento diurno: el Centro Terapéutico Ambulatorio Integral (CTAI) y el Centro Terapéutico Diurno (CTD). Programa CTAI El Programa CTAI (ciudad de La Plata) es un programa con la modalidad de Centro de Día terapéutico que se creó en junio del año 2004, perteneciente al ámbito del actual Organismo Provincial de la Niñez y Adolescencia (OPNyA) de la Provincia de Buenos Aires, Es posible definir al programa como un espacio de encuentro constituido por talleres que abordanla comunicación, producción y despliegue de recursos expresivos y subjetivos, los cuales, por diversas condiciones históricas, familiares, institucionales y/o psicopatológicas, pueden encontrarse obstaculizados, cristalizados o no desarrollados. El CTAI tiene por “finalidad primaria (…) atender y abordar integralmente a niños, niñas y adolescentes de 6 a 18 años con problemáticas diversas, entre las que se encuentran frecuentemente trastornos en la socialización, exclusiones múltiples de instituciones nucleares, conductas disruptivas con el consecuente aislamiento expresados en el ámbito escolar con efectos negativos en el aprendizaje.” (Proyecto Institucional, CTAI, 2004). Programa CTD El CTD fue un programa creado en el año 2007 y cerrado en el 2018. Contaba con una sede central en La Ciudad de La Plata, y, durante los últimos años, comenzó a funcionar también en diversos barrios de localidades cercanas. Los destinatarios fueron niños y adolescentes de 6 a 18 años provenientes de Hogares Convivenciales de la entonces Secretaría de Niñez y Adolescencia, y también, de la comunidad en general, derivados por los Equipos de Orientación de las Escuelas, Servicios de Salud, etc. Se abordaban cuestiones “terapéuticas y educativas, en tanto posibilitan la superación de conflictos personales, la resiliencia, facilitan la comunicación, la apropiación y construcción del objeto de conocimiento, el transformar y transformarse, el aprender a pensar y el aprender a aprender.” (Proyecto Institucional, CTD, 2007). Imagen 2.- Lo que se produce en los talleres: viñetas. La producción de los talleres reviste de un carácter situado que hay que poder destacar. A diferencia de los procesos escolares o de los procesos de enseñanza - aprendizaje que se vinculan a las modalidades de instituciones formales basados en contenidos curriculares, el taller se conforma con asistentes que varían su asistencia, por lo tanto, debe generar producciones a corto mediano plazo, con prevalencia en la acción concreta, más que en aspectos teóricos o técnicos. Aquí reseñamos algunos aspectos de trabajo a través de experiencias concretas. I -Rap “Escuchame mami” comienza el rap que eligió Rodrigo para su producción. Con un sencillo micrófono y un software libre en la computadora pudimos descargar esta canción y utilizarla como pista para su trabajo (adjunto). Luego masterizamos ese contenido. Con este contenido elegimos la mejor escenografía natural e hicimos un video. Luego lo editamos y le dimos un formato. En dos mañanas de taller Rodri tenía su producción. Imagen 3 - producción de rap. Proveniente de una localidad semi rural a 70 kilómetros de la ciudad de La Plata, hechos de violencia en su familia desencadenaron su internación dentro de un hogar oficial. Además, una enfermedad de índole psíquica de base, le han imposibilitado la revinculación con su familia extensa y su comunidad. Con dificultades de aprendizaje escolar, a sus 15 años no ha podido adquirir la lectoescritura. Gustoso de tomar mate, de cantar canciones románticas, extraña mucho las figuras de su primera infancia - su madre, el barrio, sus hermanos - y hacia esa construcción allí se dirigen sus expresiones. Las canciones que elige son la estructura que le permiten decir. De allí el rol del educador será procurar los formatos que, por un lado, le permita sentirse cómodo (quizás no recuerde todas las letras, entonces las pistas subyacentes lo acompañan). La tecnología nos otorga la posibilidad de grabar, y esto resulta fundamental para la producción: los chicos/as necesitan verse, escucharse, volver a escucharse, encontrar un formato de intercambio y más aún compartir ese contenido. Si bien este ejemplo forma parte de un encuadre individual, para el cual hay que poder disponer de tiempos, espacios y elementos para la producción, da muestras de cómo la expresión elegida por los chicos y chicas impacta en su subjetividad, permite decir y mostrar - y a su vez- promueve aprendizajes musicales. En este último punto, la capacidad de elegir una determinada canción, aprender su letra, rastrear su base, comprender su estructura, comprender las entradas, las pausas, la tonalidad, la capacidad de imitar rasgos estilísticos propios del rap y del intérprete. Poder a su vez corregir, tras escuchar cada toma, decidir qué partes tomar, cuáles quitar, qué efectos sonoros poner, en un momento de posproducción. También, la herramienta del video promueve a la sincronización, a la elección de efectos visuales, a la promoción del uso de letras y símbolos. En suma, hay una enorme cantidad de elementos que dan cuenta de un aprendizaje intuitivo de elementos del lenguaje musical. II-A los tambores Lautaro y Alexander no se conocían, tampoco conocían a Iván. Los tres vienen de muy distintos sectores de la comunidad. A los tres los derivaron escuelas por problemas de conducta (sic). Los tres se encuentran en el taller super dispuestos para hacer percusión. Tanto que Lautaro hizo su propio cajón peruano en el taller de construcción, tanto que Alexander pidió un repique y tratar de volver a la comparsa de su barrio. Todavía no se llevan bien, a cada uno le gusta diferente música: Iván no sale del güiro y la cumbia, Alexander sabe claves de batucada y Lautaro quiere tener una batería. Pero pasan todo el espacio taller tocando. Han podido encontrar en el otro la posibilidad de hacer algo que les gusta, no tiene mucho misterio. Es como el placer de “juntar diez para armar dos equipos de fútbol 5” para hacer algo que les gusta a todos. Simple y concreto. El taller da esa posibilidad, y es la clave, la de ofrecer un lugar y establecer un encuadre de mínimos requisitos. Sólo se les pide respeto por el otro y por el tallerista, por el espacio y los elementos y la participación como punto clave de éxito. Son adolescentes y lo comprenden, comprenden perfectamente, aunque no lo enuncian, la estigmatización, la discriminación y la no pertenencia y en ese sentido asumen el compromiso. Entonces lo hacen por ellos, sacan los tambores, los reparten, tocan y los vuelven a su lugar. Imagen 4 - A los tambores. El punto es que tal vez, si no fuera por su relación entablada desde lo musical y por la intervención dirigida hacia alojar dentro del paraguas del taller, estos adolescentes no sabrían nada uno del otro; y más aún estarían, por sus diferencias sociales, de experiencias, de vivencias, por sus edades y sus identidades, en bandos enfrentados. Porque uno temería del otro, porque el otro lo discriminaría, porque lo cosificaría en un estereotipo que claramente lo deshumanizaría. Entonces el “pibe chorro cumbiero”, el “cheto”, el “del hogar o instituto” antecedería a la persona. Entonces, la intervención se dirige hacia crear condiciones para que la experiencia musical ocurra. Este quehacer musical conjunto humaniza, compartir el cara a cara y el codo a codo permite un antídoto contra ese tipo de miradas que segregan que separan. En particular hacer música, quizás como en el deporte, permite un intercambio de sensaciones que aúnan y permiten también entonar con la emoción del otro. A modo de conclusión: Surgen varios ejes y puntos de reflexión acerca de los marcos de actuación de los educadores - talleristas - gestores, de la necesidad de trabajar con carácter situado, con conocimiento de los contextos de proveniencia de cada uno de los participantes, tanto como de las -reglas de juego - de los sistemas institucionales. A propósito de cuestiones sistémicas, los paradigmas de promoción y protección de derechos marcan un punto de partida buscando propiciar oportunidadesapropiadas en condiciones de igualdad, de participar en la vida cultural, artística, recreativa y de esparcimiento. Se visualiza necesario repensar las funciones de la música en esas situaciones y contextos a la par de ponderarlas dentro del proceso por sus implicancias cognitivas individuales y sociales. Conceptos de música en tanto acción, como el mencionado acerca de la participación dentro de la performance musical (Turino, 2008) se brindan oportunos para encuadres diferentes de los pre concebidos en la educación denominada formal. Concepciones como estas también alientan a pensar en un rol de educador musical co-participativo en relaciones de cara a cara y codo a codo. Al mismo tiempo, la idea de un educador - gestor popular, en tanto articulador, fortaleciendo y valorizando las expresiones a través de las cuales una comunidad afianza y manifiesta su identidad, exigiendo con la prepotencia del trabajo y no con la queja reiterada. Producir implica visibilizar y también una manera de exigir. (Santillán Güemes, 2003) Referencias bibliográficas ● BOURDIEU, P. (1991) EL SENTIDO PRÁCTICO, MADRID: TAURUS. ● GONNET, D.L H. (2016). APRENDIENDO MÚSICA EN EL ENCUENTRO: LA CONSTRUCCIÓN DE CONOCIMIENTOS MUSICALES A TRAVÉS DE LA PRÁCTICA COMUNITARIA Y SITUADA. TESIS DE MAESTRÍA. FLACSO. SEDE ACADÉMICA ARGENTINA, BUENOS AIRES. HTTP://HDL.HANDLE.NET/10469/9736 ● SANTILLÁN GÜEMES, R. (2003) EL CAMPO DE LA CULTURA. EN OLMOS, HÉCTOR A. Y SANTILLÁN GÜEMES, R.: “EDUCAR EN CULTURA. ENSAYOS PARA UNA ACCIÓN INTEGRADA”. BUENOS AIRES, CICCUS. ● TOVAR, P. J. H., & SHIFRES, F. D. (2015). ESCUCHAR MÚSICA AL SUR DEL RÍO BRAVO: DESARROLLO Y FORMACIÓN DEL OÍDO MUSICAL DESDE UNA PERSPECTIVA LATINOAMERICANA. CALLE14: REVISTA DE INVESTIGACIÓN EN EL CAMPO DEL ARTE, 10(15), 40-53. ● TURINO, T. (2008). MUSIC AS SOCIAL LIFE: THE POLITICS OF PARTICIPATION. UNIVERSITY OF CHICAGO PRESS. http://hdl.handle.net/10469/9736 DATOS PERSONALES NOMBRES Y APELLIDO: Gonzalo Agüero DNI/NIF/NÚMERO DE IDENTIFICACIÓN: 37.559.891 DATOS PROFESIONALES: FBA - UNLP / OPNyA DIRECCIÓN PARTICULAR Y/O PROFESIONAL: 27 N°1272. La Plata. Provincia de Buenos Aires. Argentina. EMAIL: gonzaloaguero93@gmail.com TELÉFONO DE CONTACTO: +5492215116539 NOMBRES Y APELLIDO: Daniel H. Gonnet DNI/NIF/NÚMERO DE IDENTIFICACIÓN: DATOS PROFESIONALES: FBA - UNLP / OPNyA DIRECCIÓN PARTICULAR Y/O PROFESIONAL: EMAIL: dhgonnet@gmail.com TELÉFONO DE CONTACTO: +5492216385207 mailto:gonzaloaguero93@gmail.com mailto:dhgonnet@gmail.com
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