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Biologia la Vida en La Tierra-comprimido-182

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150 Capítulo 9 DNA: LA MOLÉCULA DE LA HERENCIA
9.1 ¿CÓMO DESCUBRIERON LOS CIENTÍFICOS
QUE LOS GENES ESTÁN COMPUESTOS 
DE DNA?
A fines del siglo XIX, los científicos descubrieron que la infor-
mación genética existe en unidades discretas a las que llama-
ron genes. Sin embargo, realmente no sabían lo que era un
gen. Sabían únicamente que los genes determinan muchas de
las diferencias heredadas entre individuos dentro de una es-
pecie. Por ejemplo, el gen del color de las flores determina si
las rosas serán rojas, rosadas, amarillas o blancas. A principios
del siglo XX, los estudios acerca de la división celular aporta-
ron una fuerte evidencia de que los genes son parte de los 
cromosomas (véase los capítulos 5, 11 y 12). Pronto, los bioquí-
micos encontraron que los cromosomas eucarióticos están
formados de DNA y proteínas. Una de estas sustancias debe
contener el plano hereditario de la célula, ¿pero cuál?
La transformación bacteriana pone de manifiesto el
vínculo entre los genes y el DNA
A finales de la década de 1920, el investigador británico Fre-
derick Griffith intentaba preparar una vacuna para prevenir
la neumonía bacteriana, que era la causa principal de muerte
en aquella época. La preparación de vacunas contra muchas
infecciones bacterianas es muy difícil (por ejemplo, la vacunas
modernas contra el ántrax no son completamente seguras ni
efectivas), pero esto no se sabía entonces. Algunas vacunas
antibacterianas consisten en una cepa debilitada de la bacte-
ria que no causa la enfermedad. Al inyectar esta cepa debili-
tada a un animal se estimula la inmunidad de éste contra las
cepas causantes de la enfermedad. Otras vacunas emplean
bacterias que sí causan enfermedades (virulentas), pero que
mueren luego de ser expuestas al calor o a ciertas sustancias
químicas. Griffith intentaba preparar una vacuna con dos ce-
pas de la bacteria Streptococcus pneumoniae. Una cepa, R, no
causaba neumonía al inyectarla en ratones (FIGURA 9-1a). La
otra cepa, S, era mortífera al ser inyectada, causaba neumonía
y mataba a los ratones en un día o dos (FIGURA 9-1b). Como
era de esperarse, cuando se mataba a la cepa S mediante calor
y luego se inyectaba en ratones, no causaba la enfermedad (FI-
GURA 9-1c). Por desgracia, ni la cepa R viva ni la S muerta ga-
rantizaban la inmunidad contra la bacteria viva de la cepa S.
Griffith también intentó mezclar las bacterias vivas de la
cepa R junto con bacterias de la cepa S, muertas por calor, y
luego inyectó esta mezcla de cepas en ratones (FIGURA 9-1d).
Cepa
R viva
Cepa
S viva
Cepa S muerta 
por calor
Cepa R viva, 
cepa S muerta 
por calor
a)
b)
c)
d)
Cepa(s) bacteriana(s) inyectada(s) al ratón Resultados Conclusiones
La cepa R 
no causa 
neumonía.
La cepa S causa
neumonía.
La cepa S muerta 
por calor no 
causa neumonía.
Una sustancia de 
la cepa S muerta 
por calor 
transforma la cepa 
R inocua en una 
cepa S mortífera.
El ratón se 
conserva sano.
El ratón se 
conserva sano. 
El ratón contrae 
neumonía y muere. 
El ratón contrae 
neumonía y muere. 
FIGURA 9-1 Transformación de bacterias
El hallazgo de Griffith de que las bacterias pueden transformarse de inocuas en mortíferas sentó los cimientos para el descubrimien-
to de que los genes están formados por DNA.

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