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los defectos genéticos en los que los receptores de las hormo- nas sexuales no funcionan (véase la sección “Guardián de la salud: Sexo, envejecimiento y mutaciones”). En esos casos, las células del individuo no responden a la hormona, lo que im- pide que se presenten ciertos acontecimientos esenciales en el desarrollo sexual. Algunas regiones de los cromosomas están condensadas y normalmente no se transcriben Algunas partes de los cromosomas eucarióticos se hallan en un estado compacto y muy condensado, en el que la mayor parte del DNA parece ser inaccesible para la RNA polimera- sa. Algunas de estas regiones son partes estructurales de los cromosomas que no contienen genes. Otras regiones apreta- damente condensadas contienen genes funcionales que, por el momento, no están en proceso de transcripción. Cuando se necesita el producto de un gen, la parte del cromosoma que contiene ese gen se “descondensa”, es decir, se afloja de ma- nera que la secuencia de nucleótidos se vuelva accesible a la RNA polimerasa y pueda realizarse la transcripción. Grandes porciones de cromosomas pueden hallarse desactivadas, lo que impide la transcripción En algunos casos, la mayor parte de un cromosoma puede es- tar condensada, por lo que es en gran medida inaccesible pa- ra la RNA polimerasa. Un ejemplo de esta situación se presenta en los cromosomas sexuales de las hembras de los mamíferos. Los machos de los mamíferos tienen normalmen- te un cromosoma X y uno Y (XY), mientras que las hembras tienen dos cromosomas X (XX). En consecuencia, las hem- bras tienen la capacidad de sintetizar dos veces más RNAm a partir de los genes de sus dos cromosomas X que los machos, quienes poseen un solo cromosoma X. En 1961, la genetista Mary Lyon propuso la hipótesis de que quizá uno de los dos cromosomas X en las mujeres estaba inactivo de alguna for- ma, de tal manera que sus genes no se expresaban. Pronto se comprobó que esta hipótesis era correcta. Más recientemente se encontró que la desactivación del cromosoma X era otro caso de “RNA regulador” que controlaba la expresión de los genes. Muy temprano en el desarrollo (alrededor del día 16 en los humanos), mediante un mecanismo que aún no se com- En algún momento entre los 13 y 15 años, las chicas pasan por la pubertad: sus senos aumentan de tamaño, sus caderas se en- sanchan y comienzan a menstruar. Sin embargo, en algunos ca- sos, una chica podría desarrollar todos los signos exteriores de feminidad, pero no menstrúa. Finalmente, cuando resulta claro que no sólo se trata de un retraso en el desarrollo físico, expo- ne su situación al médico, quien toma una pequeña muestra de sangre para realizar una prueba de cromosomas. En algunos casos, la prueba de cromosomas arroja lo que parece un resul- tado imposible: los cromosomas sexuales de la chica son XY, una combinación que normalmente daría origen a un varón. La razón por la que no ha comenzado a menstruar es que no tie- ne ovarios ni útero; en su lugar posee testículos que han per- manecido en el interior de su cavidad abdominal. Tiene aproximadamente las mismas concentraciones de andrógenos (las hormonas sexuales masculinas, como la testosterona) que se encuentran en la sangre en un varón de esa edad. De hecho, los andrógenos, producidos por los testículos, han estado pre- sentes desde una etapa muy temprana de su desarrollo. El pro- blema es que sus células no responden a estas hormonas, una extraña condición que se conoce como insensibilidad a los an- drógenos. Este trastorno fue un serio problema para María José Martínez Patiño, una destacada atleta española que participó en los Juegos Olímpicos hace algunos años, pero que fue ex- cluida de la competencia de carrera de vallas porque sus célu- las carecían de cuerpos de Barr, que normalmente están presentes en las mujeres. Al cabo de tres años de lucha, final- mente se reconoció el hecho de que María José se había desa- rrollado como mujer y se le permitió competir contra otras atletas de su género. Muchos rasgos masculinos, entre ellos la formación de un pene, el descenso de los testículos a sacos fuera de la cavidad corporal y las características sexuales que se desarrollan en la pubertad, como el crecimiento de la barba y una mayor masa muscular, se adquieren porque diversas células del organismo responden a las hormonas sexuales masculinas que los testículos producen. En los varones normales, muchas células corporales tienen proteínas receptoras de andrógenos en su citoplasma. Cuando estas proteínas se unen a hormonas sexuales como la testosterona, el complejo constituido por las hormonas y los re- ceptores se une a los elementos de respuesta a los andrógenos en los promotores de genes específicos e influye en la trans- cripción del RNAm. Las moléculas de RNAm se traducen en proteínas que contribuyen a la manifestación de la masculini- dad. En diferentes células el complejo de receptor de andróge- nos y testosterona influye en la transcripción de los genes de diversas formas, los que da origen a una amplia gama de carac- terísticas masculinas. Como ocurre con todas las proteínas, los receptores de andrógenos son codificados por genes específi- cos (es interesante hacer notar que el gen que codifica la pro- Sexo, envejecimiento y mutacionesGUARDIÁN DE LA SALUD FIGURA E10-1 La insensibilidad a los andrógenos origina rasgos femeninos Esta persona tiene un cromosoma X y uno Y. Tiene testículos que producen testosterona, pero una mutación en sus genes de receptores de andrógenos impide que sus células respondan a la testosterona, lo que da por resultado su apariencia femenina.
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