Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Los peces óseos son una fuente de alimento extremada- mente importante en términos de cantidad para los seres hu- manos. Por desgracia, nuestro apetito por estos peces, aunado a los modernos y eficientes métodos para localizarlos y pes- carlos, ha generado un efecto devastador en sus poblaciones. Los biólogos han informado que las poblaciones de casi todos las especies de peces óseos económicamente importantes han disminuido de manera drástica. Los peces depredadores gran- des como el atún y el bacalao se ven severamente afectados; las poblaciones actuales de estas especies contienen ahora menos del 10 por ciento de los números que se registraban an- tes de que la pesca comercial. Si continúa la pesca excesiva, las existencias de peces con toda seguridad sufrirán un colapso. La solución a este problema, pescar menos peces, es sencilla en teoría pero muy difícil en la práctica, por factores tanto económicos como políticos. Los peces de aletas lobulares incluyen a los parientes vivos más cercanos de tetrápodos Aunque casi todos los peces con esqueleto pertenecen al grupo de peces óseos, algunos de éstos son miembros de un grupo di- ferente, los peces con aletas lobulares. Estos últimos tienen ale- tas carnosas que contienen huesos en forma de espina rodeados de una capa gruesa de músculo. Los peces vivos con esta característica constituyen en realidad dos linajes distintos que han evolucionado por separado durante cientos de millo- nes de años. Un linaje incluye a los celacantos (Actinista), de los que se habla con más detalle en el estudio de caso de este capítulo (véase la fotografía en la página que abre el capítulo). El otro linaje incluye los peces pulmonados (Dipnoi), de los cua- les sólo han sobrevivido seis especies hasta estos tiempos modernos (FIGURA 24-7a). Estos supervivientes son los parien- tes vivos más cercanos de los tetrápodos, los cuales, en lugar de aletas, tienen extremidades que pueden sostener su peso en tie- rra firme; también poseen dedos al final de esas extremidades. Los peces pulmonados, que se encuentran en ambientes de agua dulce en África, Sudamérica y Australia, poseen bran- quias y pulmones. Tienden a vivir en aguas estancadas con es- casa cantidad de oxígeno, y sus pulmones les permiten abastecerse de este gas extrayéndolo directamente del aire. Las diversas especies de peces pulmonados pueden sobrevivir aun si el estanque donde habitan se seca por completo. Se en- tierran en el lodo y forman un aislamiento en una cámara con un revestimiento mucoso (FIGURA 24-7b). Ahí, respiran por medio de sus pulmones y su tasa metabólica declina drástica- mente. Cuando regresan las lluvias y el estanque se reabaste- ce de agua, los peces pulmonados salen de su escondite y reanudan su modo de vida subacuática. Además de los celacantos y los peces pulmonados, en la historia evolutiva de los peces con mandíbulas surgieron en forma temprana otros linajes de peces con aletas lobulares. Algunos grupos primitivos de peces con aletas lobulares de- sarrollaron aletas carnosas modificadas, las cuales, en una emergencia, podían servir como pies para que el pez pudiera arrastrase de un estanque casi seco a otro que tuviera más agua. Por el estudio de los fósiles sabemos que al menos una especie desarrolló extremidades reales, aunque la función de éstas en los organismos acuáticos aún no se comprende del to- do. Un grupo de tales ancestros finalmente dio origen a los vertebrados que hicieron el primer intento de invadir la tierra firme: los anfibios. Los anfibios tienen una doble vida Las 4800 especies de anfibios (clase Amphibia) constituyen un puente entre la existencia acuática y la terrestre (FIGURA 24-8). Las extremidades de los anfibios muestran diversos grados de adaptación al movimiento sobre la tierra, desde las salamandras que se arrastran con el vientre pegado al suelo hasta las ranas y sapos que se desplazan dando largos saltos. Un corazón de tres cámaras (en contraste con el corazón de dos cámaras de los peces) hace circular la sangre con más efi- ciencia, y la mayoría de los adultos tienen pulmones en vez de branquias. Sin embargo, los pulmones de los anfibios están poco desarrollados y necesitan el complemento aportado por la piel, la cual sirve como órgano respiratorio adicional. Esta función respiratoria exige que la piel se conserve húmeda, una limitante que restringe considerablemente la variedad de hábitat terrestres para los anfibios. Los anfibios también están atados a los hábitat húmedos por su comportamiento de apareamiento, que necesita del agua. Normalmente la fecundación es externa y, por lo tanto, debe tener lugar en el agua para que los espermatozoides na- den hacia los óvulos. Éstos deben conservarse húmedos, pues su única protección es un recubrimiento gelatinoso que los de- ja inermes ante la pérdida de agua por evaporación. Los medios para conservar la humedad de los óvulos varían consi- derablemente entre las diferentes especies de anfibios, pero muchas de ellas simplemente depositan los óvulos en agua. En a) b) FIGURA 24-7 Los peces pulmonados tienen aletas lobulares Entre los peces, a) los peces pulmonados constituyen el grupo que está más estrechamente emparentado con los vertebrados terrestres. b) El pez pulmonado puede esperar durante largos periodos secos enterrado en su madriguera de lodo.
Compartir