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Biologia la Vida en La Tierra-comprimido-507

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Los peces óseos son una fuente de alimento extremada-
mente importante en términos de cantidad para los seres hu-
manos. Por desgracia, nuestro apetito por estos peces, aunado
a los modernos y eficientes métodos para localizarlos y pes-
carlos, ha generado un efecto devastador en sus poblaciones.
Los biólogos han informado que las poblaciones de casi todos
las especies de peces óseos económicamente importantes han
disminuido de manera drástica. Los peces depredadores gran-
des como el atún y el bacalao se ven severamente afectados;
las poblaciones actuales de estas especies contienen ahora
menos del 10 por ciento de los números que se registraban an-
tes de que la pesca comercial. Si continúa la pesca excesiva, las
existencias de peces con toda seguridad sufrirán un colapso.
La solución a este problema, pescar menos peces, es sencilla
en teoría pero muy difícil en la práctica, por factores tanto
económicos como políticos.
Los peces de aletas lobulares incluyen a los parientes 
vivos más cercanos de tetrápodos
Aunque casi todos los peces con esqueleto pertenecen al grupo
de peces óseos, algunos de éstos son miembros de un grupo di-
ferente, los peces con aletas lobulares. Estos últimos tienen ale-
tas carnosas que contienen huesos en forma de espina
rodeados de una capa gruesa de músculo. Los peces vivos con
esta característica constituyen en realidad dos linajes distintos
que han evolucionado por separado durante cientos de millo-
nes de años. Un linaje incluye a los celacantos (Actinista), de
los que se habla con más detalle en el estudio de caso de este
capítulo (véase la fotografía en la página que abre el capítulo).
El otro linaje incluye los peces pulmonados (Dipnoi), de los cua-
les sólo han sobrevivido seis especies hasta estos tiempos
modernos (FIGURA 24-7a). Estos supervivientes son los parien-
tes vivos más cercanos de los tetrápodos, los cuales, en lugar de
aletas, tienen extremidades que pueden sostener su peso en tie-
rra firme; también poseen dedos al final de esas extremidades.
Los peces pulmonados, que se encuentran en ambientes de
agua dulce en África, Sudamérica y Australia, poseen bran-
quias y pulmones. Tienden a vivir en aguas estancadas con es-
casa cantidad de oxígeno, y sus pulmones les permiten
abastecerse de este gas extrayéndolo directamente del aire.
Las diversas especies de peces pulmonados pueden sobrevivir
aun si el estanque donde habitan se seca por completo. Se en-
tierran en el lodo y forman un aislamiento en una cámara con
un revestimiento mucoso (FIGURA 24-7b). Ahí, respiran por
medio de sus pulmones y su tasa metabólica declina drástica-
mente. Cuando regresan las lluvias y el estanque se reabaste-
ce de agua, los peces pulmonados salen de su escondite y
reanudan su modo de vida subacuática.
Además de los celacantos y los peces pulmonados, en la
historia evolutiva de los peces con mandíbulas surgieron en
forma temprana otros linajes de peces con aletas lobulares.
Algunos grupos primitivos de peces con aletas lobulares de-
sarrollaron aletas carnosas modificadas, las cuales, en una
emergencia, podían servir como pies para que el pez pudiera
arrastrase de un estanque casi seco a otro que tuviera más
agua. Por el estudio de los fósiles sabemos que al menos una
especie desarrolló extremidades reales, aunque la función de
éstas en los organismos acuáticos aún no se comprende del to-
do. Un grupo de tales ancestros finalmente dio origen a los
vertebrados que hicieron el primer intento de invadir la tierra
firme: los anfibios.
Los anfibios tienen una doble vida
Las 4800 especies de anfibios (clase Amphibia) constituyen
un puente entre la existencia acuática y la terrestre (FIGURA
24-8). Las extremidades de los anfibios muestran diversos
grados de adaptación al movimiento sobre la tierra, desde las
salamandras que se arrastran con el vientre pegado al suelo
hasta las ranas y sapos que se desplazan dando largos saltos.
Un corazón de tres cámaras (en contraste con el corazón de
dos cámaras de los peces) hace circular la sangre con más efi-
ciencia, y la mayoría de los adultos tienen pulmones en vez de
branquias. Sin embargo, los pulmones de los anfibios están
poco desarrollados y necesitan el complemento aportado por
la piel, la cual sirve como órgano respiratorio adicional. Esta
función respiratoria exige que la piel se conserve húmeda,
una limitante que restringe considerablemente la variedad de
hábitat terrestres para los anfibios.
Los anfibios también están atados a los hábitat húmedos
por su comportamiento de apareamiento, que necesita del
agua. Normalmente la fecundación es externa y, por lo tanto,
debe tener lugar en el agua para que los espermatozoides na-
den hacia los óvulos. Éstos deben conservarse húmedos, pues
su única protección es un recubrimiento gelatinoso que los de-
ja inermes ante la pérdida de agua por evaporación. Los 
medios para conservar la humedad de los óvulos varían consi-
derablemente entre las diferentes especies de anfibios, pero
muchas de ellas simplemente depositan los óvulos en agua. En
a) b)
FIGURA 24-7 Los peces pulmonados tienen aletas lobulares
Entre los peces, a) los peces pulmonados constituyen el grupo que está más estrechamente emparentado con los vertebrados terrestres.
b) El pez pulmonado puede esperar durante largos periodos secos enterrado en su madriguera de lodo.

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