Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Los movimientos irregulares de la mosca remedan los que eje- cuta una araña saltadora cuando expulsa a otra araña de su te- rritorio (FIGURA 27-11). La selección natural ha armonizado con gran finura el comportamiento y la apariencia de la mosca para evitar que ésta sea víctima de las arañas saltadoras. Algunos depredadores utilizan el mimetismo para atacar a sus presas Algunos depredadores han desarrollado un mimetismo agre- sivo, una estrategia de “lobo con piel de oveja”, que les per- mite incitar a su presa a acercarse. Por ejemplo, las luciérnagas hembra emiten destellos con un cierto ritmo, que es único pa- ra su especie, con el fin de atraer a los machos. Pero en una es- pecie, las hembras en ocasiones imitan el patrón de destellos de una especie diferente para atraer machos que matan y co- men. El pez rana (véase la figura 27-6b) no sólo está camufla- do, sino que exhibe un tipo de mimetismo agresivo al hacer oscilar un poco arriba de su boca un señuelo que se retuerce y que semeja un pez pequeño. El pez rana se traga de inme- diato al pez curioso atraído por el señuelo. Algunos depredadores y presas toman parte en contiendas químicas Tanto depredadores como presas emplean una variedad de sustancias químicas con fines de ataque y defensa. El veneno de las arañas y las serpientes, como la coralillo (véase la figura 27-9), cumple la función de paralizar las presas y también de disuadir a los depredadores. Muchas plantas producen toxinas defensivas. Por ejemplo, los lupinos, cuyas flores adornan tan- to los jardines como los prados de las montañas, producen sus- tancias químicas, llamadas alcaloides, espectacular de defensa química es el que ofrece el escaraba- jo bombardero. Como respuesta a la mordedura de una hormi- ga, el escarabajo deposita las secreciones de unas glándulas especiales en una cámara abdominal, donde ciertas enzimas ca- talizan una reacción química explosiva que lanza un chorro de líquido hirviente y tóxico contra el atacante (FIGURA 27-12a). Las plantas y los herbívoros tienen adaptaciones coevolutivas Aunque los hemos clasificado como depredadores, los herbí- voros (animales que comen plantas) no se ubican claramente en alguna de las categorías que hemos utilizado. Cuando pas- tan, los caballos y las vacas arrancan y exterminan algunas hierbas, pero casi siempre actúan como una podadora de pas- to que recorta, pero no mata las plantas. Como quiera que los clasifiquemos, los herbívoros ejercen una fuerte presión selec- tiva sobre las plantas para evitar ser devoradas. Las plantas han perfeccionado diversas adaptaciones químicas que disua- den a sus “depredadores” herbívoros. Muchas de ellas, como el cardo lechoso, sintetizan sustancias tóxicas y de sabor desa- gradable. A medida que las plantas perfeccionaban sustancias tóxicas para su defensa, ciertos insectos encontraron formas de eliminar la toxicidad de estas sustancias o incluso de utili- zarlas. El resultado de todo esto es que prácticamente toda planta tóxica sirve de alimento al menos a un tipo de insecto. Por ejemplo, las mariposas monarca depositan sus huevecillos en el cardo lechoso; cuando sus larvas eclosionan, consumen la planta tóxica (FIGURA 27-12b). Las orugas no sólo toleran el veneno del cardo lechoso, sino que además lo almacenan en sus tejidos como defensa contra sus propios depredadores. Después de la metamorfosis, la mariposa monarca conserva la toxina almacenada (véase la figura 27-8). Los pastos han incorporado sustancias silíceas (vítreas) duras en sus hojas, lo que las hace difíciles de masticar, salvo para los que cuentan con dientes grandes y fuertes. En una es- cala de tiempo evolutiva, los pastos endurecieron sus hojas para reducir el ataque de los depredadores, y los caballos ad- quirieron dientes más largos con cubiertas de esmalte más gruesas que resisten el desgaste. 546 Capítulo 27 INTERACCIONES DE LA COMUNIDAD araña saltadora (depredador) mosca de la baya de nieve (presa) FIGURA 27-11 Una presa imita a su depredador Cuando se aproxima una araña saltadora (izquierda), la mosca de la baya de nieve extiende sus alas para exhibir una figura que semeja patas de araña (derecha). La mosca intensifica el efecto ejecutando una danza de saltitos laterales que remeda el movimiento de las patas de una araña saltadora que defiende su territorio.
Compartir