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Biologia la Vida en La Tierra-comprimido-894

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862 Capítulo 42 ANATOMÍA DE LAS PLANTAS Y TRANSPORTE DE NUTRIMENTOS
la distribución del crecimiento. Conforme los animales cre-
cen, todas las partes de su cuerpo se vuelven más grandes hasta
alcanzar el tamaño de un adulto. En contraste, las faneróga-
mas crecen durante toda su vida y nunca alcanzan una forma
corporal “adulta” estable. Además, casi todas las plantas sólo
crecen longitudinalmente en las puntas de sus ramas y raíces,
y las estructuras que se desarrollaron antes permanecen exac-
tamente en el mismo lugar. Por ejemplo, un columpio atado a
la rama de árbol o las iniciales inscritas en su corteza no se
alejan del suelo cada año. ¿Por qué crecen así las plantas?
Desde el momento en que germinan, las plantas se compo-
nen de dos categorías fundamentalmente distintas de células:
meristemáticas y diferenciadas. Las células meristemáticas se
dividen por mitosis. Al igual que las células madre de los ani-
males, aún no han adoptado la forma adulta ni una forma o
función diferenciada. Algunas de las células hijas de las célu-
las meristemáticas pierden la capacidad para dividirse y se
convierten en células diferenciadas. Estas células adoptan es-
tructuras y funciones especializadas y se convierten en la par-
te de la planta que no crece. Así, la división continuada de las
células meristemáticas puede hacer que la planta siga crecien-
do durante toda su vida, mientras que sus células hijas dife-
renciadas forman partes más estables o permanentes de la
planta, como las hojas maduras o el tronco de un árbol.
Las plantas crecen como resultado de la división y la dife-
renciación celular dentro del tejido meristemático, que está
constituido de células meristemáticas. Los meristemos apica-
les (“de la punta”) están situados en los extremos de las raíces
y los vástagos (véase las figuras 42-1 y 42-15). Los meristemos
laterales, también llamados cambium, forman cilindros que
corren paralelos al eje longitudinal de las raíces y los tallos
(véase la figura 42-11).
El crecimiento de las plantas adopta dos formas: creci-
miento primario y crecimiento secundario. El crecimiento pri-
mario ocurre en los extremos de las raíces y los vástagos
conforme se dividen las células de los meristemos apicales y
se diferencian las células hijas resultantes. El crecimiento pri-
mario es responsable del aumento en la longitud y del desa-
rrollo de las estructuras especializadas de la planta. El
alargamiento de las raíces y los tallos por crecimiento prima-
rio les permite ingresar en espacios nuevos desde los cuales
recolectan luz, nutrimentos y agua. También explica por qué
un columpio nunca se aleja del suelo.
El crecimiento secundario, que causa el aumento en diáme-
tro, tiene lugar por la división de células del meristemo late-
ral y la diferenciación de sus células hijas. En la mayoría de las
dicotiledóneas así como en casi todas las coníferas (árboles de
hoja perenne que producen conos, véase el capítulo 21), el
crecimiento secundario hace que los tallos y las raíces se vuel-
van más gruesos al envejecer. Aunque este capítulo se ocupa
del crecimiento secundario sólo en los tallos, hay que tener
presente que este tipo de crecimiento también se da en las raí-
ces.
Algunas angiospermas, descritas como plantas herbáceas,
sólo presentan crecimiento primario. Como es fácil predecir, las
plantas herbáceas tienen un cuerpo suave con tallos flexibles y,
por lo general, son anuales (esto es, sólo viven un año). Las her-
báceas incluyen las plantas de la lechuga, los frijoles, los lirios y
los pastos. Las plantas leñosas presentan crecimiento tanto pri-
mario como secundario y, en general, son perennes (es decir, vi-
ven muchos años). Las plantas leñosas, como los árboles y
arbustos, desarrollan sus tallos y raíces duros y gruesos como
resultado del crecimiento secundario.
42.2 ¿QUÉ TEJIDOS Y TIPOS DE CÉLULAS 
TIENEN LAS PLANTAS?
A medida que se diferencian las células meristémicas, produ-
cen una amplia variedad de tipos de células. Cuando uno o
más tipos de células especializadas trabajan juntas para de-
sempeñar una función específica, como transportar agua y mi-
nerales, forman un tejido. Grupos funcionales de más de un
tejido reciben el nombre de sistemas tisulares. El cuerpo de
las plantas se compone de tres sistemas tisulares, que se ilus-
tran en la FIGURA 42-3. El sistema de tejido dérmico cubre las
superficies externas del cuerpo de la planta. El sistema de te-
jido fundamental constituye la mayor parte del cuerpo de las
plantas jóvenes. Sus funciones incluyen fotosíntesis, soporte y
almacenamiento. El sistema de tejido vascular transporta lí-
quidos por toda la planta.
El sistema de tejido dérmico cubre el cuerpo 
de la planta
El sistema de tejido dérmico es la “piel” de la planta. Hay dos
tipos de tejido dérmico: tejido epidérmico y peridérmico.
El tejido epidérmico forma la epidermis, la capa celular
más exterior que cubre hojas, tallos y raíces de todas las plan-
tas jóvenes. El tejido epidérmico también cubre flores, semi-
llas y frutos. En las plantas herbáceas, la epidermis se
conserva como cubierta exterior de todo el cuerpo de la plan-
ta durante toda su vida. El tejido epidérmico de las partes de
la planta que están sobre el suelo generalmente se compone
de células de pared delgada, muy apretadas, cubiertas de una
cutícula cerosa impermeable, secretada por las células epidér-
micas. La cutícula reduce la evaporación de agua de la planta
y ayuda a protegerla contra la invasión de microorganismos
patógenos. En contraste, las células epidérmicas de las raíces
no están cubiertas por cutícula, pues ésta, al ser impermeable,
impediría la absorción de agua y minerales.
Algunas células epidérmicas producen extensiones finas lla-
madas pelos. Muchas células epidérmicas de la raíz tienen pelos
radiculares (ver pág. 872), proyecciones largas que aumentan
considerablemente el área superficial de absorción de la mem-
brana celular. Los pelos epidérmicos de los tallos y las hojas re-
ducen la pérdida de agua por evaporación al reflejar la luz solar
y crear una zona de aire inmóvil cerca de la superficie de la
planta (FIGURA 42-4). En contraste, algunas plantas tropicales
utilizan sus hojas velludas para captar y retener agua.
La peridermis remplaza al tejido epidérmico en las raíces y
los tallos de las plantas leñosas conforme envejecen. Este teji-
do dérmico se compone primordialmente de células suberosas
(de corcho), las cuales tienen paredes gruesas e impermeables
y mueren al alcanzar la madurez. La peridermis también in-
cluye el cambium de corcho que da origen a las células sube-
rosas (véase la figura 42-12). Las células suberosas forman las
capas protectoras externas de la corteza de los árboles y ar-
bustos leñosos (véase figura 42-13) y la cubierta resistente de
las partes más añejas de sus raíces. Los segmentos de raíz que
están cubiertos con la peridermis anclan la planta, pero no
pueden absorber agua ni minerales.

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