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Las siguientes son las principales: 1. Densidad máxima a 4 °C. Este comportamiento anó- malo permite que el hielo flote en el agua. Y, con ello, la exis- tencia de vida marina en los casquetes polares ya que el hielo flotante actúa como aislante térmico, impidiendo que la masa oceánica se congele. 2. Elevada temperatura de ebullición. En comparación con otros hidruros del grupo del oxígeno (H2S, H2Se, etc.), la temperatura de ebullición del H2O es mucho más elevada (100 °C a 1 atmósfera, frente a los –60.7 °C del H2S). Esto hace que el agua se mantenga líquida en un amplio margen de temperatura (0-100 °C), lo que posibilita la vida en dife- rentes climas, incluso a temperaturas extremas. 3. Elevado calor específico (1 cal/g · °C: calor necesario para elevar la temperatura de 1 g de agua en 1 °C concreta- mente desde 15 a 16 °C). Este alto valor permite que en el organismo ocurran importantes cambios de calor con escasa modificación de la temperatura corporal. Por ello, el agua es un excelente mecanismo regulador de la temperatura del organismo, fundamentalmente a través de la circulación san- guínea, evitando alteraciones peligrosas. 4. Elevado calor de vaporización. Por término medio el número de enlaces por puente de hidrógeno, con una energía de enlace de 2.8 Kcal/mol, es 4 para el agua sólida, 3.5 para la líquida y 0 para la gaseosa. Ello significa que su calor de fusión equivale a 80 cal/g y que el de vaporización es de unas 540 cal/g. Este valor elevado permite eliminar el exceso de calor, por evaporación de cantidades relativamen- te pequeñas de agua. Ello posibilita, cuando es necesario, man- tener la temperatura del organismo más baja que la del medio ambiente. Por tanto, la vaporización continua de agua por la piel y los pulmones (unos 500 mL diarios por la respiración) constituye un excelente mecanismo regulador de la tempera- tura. La evaporación del sudor (unos 700 mL diarios) también contribuye a este mantenimiento, con lo que globalmente ello supone la eliminación total de unas 620 kcal diarias. 5. Elevada conductividad calorífica. Permite una ade- cuada conducción de calor en el organismo, contribuyendo a la termorregulación, al mantener constante e igualar la tem- peratura en las diferentes zonas corporales. 6. Elevada constante dieléctrica (∈ = 80 a 20 °C). Implica que el agua sea un buen disolvente de compuestos iónicos y sales cristalizadas. El elevado valor de esta cons- tante supone que las moléculas de agua se oponen a la atrac- ción electrostática entre los iones positivos y negativos, debi- litando dichas fuerzas de atracción. 7. Disolvente de compuestos polares de naturaleza no iónica. Ello sucede por la capacidad del agua de establecer puentes de hidrógeno con grupos polares de otras moléculas no iónicas. Así, puede disolver compuestos tales como alco- holes, ácidos, aminas y glúcidos. 8. Capacidad de hidratación o solvatación de iones. El carácter dipolar del agua determina que sus moléculas rodeen a los distintos iones, aislándolos del resto. A este fenómeno se le denomina hidratación o solvatación de iones y facilita, a su vez, la separación de iones de diferente carga, lo que contribuye a la solubilización de compuestos iónicos. La esfera de solvatación o hidratación puede producir cam- bios en el radio iónico efectivo de un ion: así, por ejemplo, el catión sodio sin hidratar presenta menor radio iónico (0.096 nm) que el del catión potasio (0.133 nm); sin embargo, cuan- do se encuentran hidratados, el radio iónico efectivo del sodio (0.256 nm) es mayor que el del potasio (0.198 nm), debido a las moléculas de agua que lo hidratan, rodeando al ion. 9. Disolvente de moléculas anfipáticas. El agua solubi- liza compuestos anfipáticos (se llaman así aquellos que pre- sentan en su estructura grupos polares y apolares simultá- neamente). Esta solubilización lleva consigo la formación de micelas, con los grupos apolares o hidrófobos en su inte- rior y los grupos polares o hidrófilos orientados hacia el exterior para contactar con el agua. Ésta y las propiedades anteriores determinan que el agua sea considerada como el disolvente universal, sobre todo en lo que se refiere al orga- nismo, permitiendo la realización de procesos de transpor- te, nutrición, ósmosis, etcétera, cuya ausencia haría impo- sible el desarrollo de la vida. 10. Elevada tensión superficial. Determina una elevada cohesión entre las moléculas de su superficie y facilita su función como lubricante en las articulaciones. La tensión superficial disminuye con la presencia en el líquido de cier- tos compuestos que reciben el nombre genérico de tensioac- tivos (jabones, detergentes, etc.), que facilitan la mezcla y emulsión de grasas en el medio acuoso; así, las sales biliares ejercen esta acción tensioactiva en el intestino delgado, faci- litando la emulsión las de grasas y, con ello, la digestión. Asimismo, el epitelio alveolar secreta una sustancia fosfoli- pídica (derivada de la lecitina) que hace disminuir la tensión superficial del agua que reviste los alveolos. De no existir esta macromolécula, no se podría producir la expansión pul- monar, colapsándose las estructuras alveolares. 11. Transparencia. Esta propiedad física no afecta direc- tamente al ser humano, pero es importante para que se origi- ne el proceso de fotosíntesis en la masa oceánica y fondos marinos. Como éste es el comienzo de una cadena trófica que finaliza en la nutrición humana, la transparencia acuosa con- tribuye al adecuado desarrollo de la vida. Un protagonis ta excepcional: el agua | 31 03 Capitulo 03 8/4/05 09:40 Página 31
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