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En el organismo, por su abundancia relativa y por su localiza- ción, los coloides que fundamentalmente dan lugar a este efec- to son las proteínas, en cuya estructura aparecen grupos car- gados debido a su composición aminoacídica. El efecto tiene importancia fisiológica en los casos en los que se dan las condiciones para su existencia. Éste es el caso, por ejemplo, del eritrocito. La concentración de iones cloruro en el interior del mismo es menor que en el plasma: aproxi- madamente, [Cl–] erit.= 0.7 · [Cl–] plasma. Esto sucede debido a que la membrana celular del eritrocito actúa como una mem- brana dialítica y en su interior hay una elevada concentración de hemoglobina, la proteína transportadora de oxígeno. La presión osmótica ejercida por una disolución coloidal recibe el nombre de presión oncótica, presión osmótico-coloi- dal o coloidosmótica. Resulta de la suma de tres factores: 1. La presión osmótica que ejercen las partículas coloi- dales propiamente dichas. En general, debido al tama- ño elevado de estas partículas (macromoléculas), incluso las disoluciones muy concentradas (en peso) contienen un número relativamente pequeño de partí- culas. Por tanto, la presión osmótica que pueden ejer- cer no es excesivamente grande. 2. La presión osmótica adicional producida por la exis- tencia de un exceso de partículas permeables junto a los coloides, debido al efecto Gibbs-Donnan. 3. La atracción del agua que llevan a cabo los coloides, que tienden a ligar gran cantidad de moléculas de disolvente en su superficie, existiendo, por tanto, el mismo número de partículas o entidades de soluto, pero en un volumen inferior de disolvente efectivo. 42 | El escenario bioquímico Recuadro 3-3. ACUAPORINAS Las células son capaces de mover agua con rapidez a través de sus membranas, como respuesta a modificaciones de la presión osmótica. El mecanismo res- ponsable de este trasiego de moléculas de agua fue elucidado por el Dr. Peter Agre de la John Hopkins University, a comienzos de la década de los noventa. Este descubrimiento le hizo merecedor de la concesión del Premio Nobel de Química en el año 2003. Las acuaporinas constituyen una familia de proteínas integrales de mem- brana (véase el Cap. 10) que proporcio- nan canales para el movimiento rápido del agua a través de la membrana plas- mática. Como ejemplo de la eficiencia de estas proteínas, la acuaporina AQP-1, la primera descubierta, permite un flujo de unos mil millones de moléculas de agua por segundo a través de su canal. Además, el paso de iones o pequeños solutos no está permitido. La razón para que otras moléculas o iones de menor tamaño, como los H+, no puedan atrave- sar estos canales estriba en la naturaleza del mecanismo de paso. Parece ser que para que se produzca éste se necesita la formación de enlaces por puente de hidrógeno entre las moléculas que lo atraviesan, como el agua, y alguno de los aminoácidos que conforman el canal. Se ha descrito la existencia de acua- porinas (AQP) en casi la totalidad de los seres vivos. En los humanos se han carac- terizado más de una decena, con localiza- ciones y funciones diferentes. Unas, como ocurre con la AQP-1, son absoluta- mente específicas para el transporte de agua. A este grupo pertenecen, junto a la citada AQP-1, la AQP-0, AQP-2, AQP-4 y AQP-5. Otras, como las AQP-3, AQP-7 y AQP-9 son muy permeables al agua, pero permiten el paso de algunos solutos pequeños. En cuanto a la localización, cada una de ellas tiene una distribución particular, aunque varias de ellas pueden coincidir en el mismo órgano o tejido con análogas o diferentes funciones. Así, en el riñón se ha descrito la pre- sencia de AQP-1 (reabsorción de agua en el túbulo proximal); AQP-2, AQP-3 y AQP-4 (permeabilidad del agua en el conducto colector); AQP-6 (transporte de agua en el túbulo proximal y en el con- ducto colector). En las vías respiratorias se ha encontrado AQP-1 (homeostasis de agua en el pulmón); AQP-5 (secreción de líquido en el epitelio). En el cerebro apa- recen AQP-1 (secreción de líquido cefalo- rraquídeo); AQP-4 (regulación del líquido extravascular). En el ojo se ha detectado AQP-0 (hidratación del cristalino) AQP-1 (secreción de humor acuoso); AQP-5 (secreción de líquido en la córnea y lagri- males). En el eritrocito se descubrió la AQP-1 (supervivencia de eritrocitos en la médula). En las glándulas salivales se ha encontrado AQP-5 (secreción de sali- va). En el hígado aparece AQP-8 (secre- ción de bilis). En las glándulas sudorípa- ras se halla la AQP-5 (secreción de sudor). En el intestino delgado se ha descrito la presencia de AQP-10 (absorción de agua). Habida cuenta de las funciones de las acuaporinas y de su ubicuidad, las patologías relacionadas con ellas podrían ser muy numerosas. Entre las estudia- das podemos citar algunas: Una mutación de AQP-2 renal pro- duce la aparición de diabetes insípida nefrogénica, enfermedad en la que AQP-2 no responde a la hormona vasopresina, originando la excreción de grandes volú- menes de orina diluida. Por otro lado, una sobreproducción de AQP-2 origina retención hídrica en el embarazo, cirrosis y cardiopatías. En el pulmón, la altera- ción en la expresión AQP-1 y AQP-5 produce la aparición de edema pulmonar. En el cerebro, la elevada síntesis de AQP-4 está implicada en la presencia de edemas cerebrales. En el ojo, determi- nadas mutaciones de AQP-0 conducen a la existencia de cataratas. Una alteración en AQP-5 está implicada en la aparición del síndrome de Sjögren, afección que cursa con queratoconjuntivitis y xerosto- mía (ojos y boca secos). Asimismo, la síntesis disminuida de AQP-4 parece estar asociada a la aparición de la distro- fia muscular de Duchenne. 03 Capitulo 03 8/4/05 09:40 Página 42
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