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y de resistencia. En este caso, la adrenalina, la noradrenalina y el cortisol contribuyen a la movilización de las reservas lipídicas, al activar la TAG lipasa del tejido adiposo. En con- secuencia, la concentración de ácidos grasos libres aumenta de forma continua durante el ejercicio prolongado. La acción combinada de las cuatro hormonas menciona- das permite una adaptación, a la vez, rápida y duradera. La rapidez de su instauración queda de manifiesto por el hecho de que la concentración sérica de glucosa aumenta de forma transitoria en un ejercicio intenso y explosivo, como el sprint, hasta valores del orden de 7 mM, mientras que la glu- cemia se mantiene muy cercana al valor de reposo, cercano a 5.4 mM, durante varias horas de ejercicio. A esta notable capacidad de adaptación podrían contribuir otros cambios hormonales peor caracterizados, como la elevación de los niveles de la hormona del crecimiento (GH) y de las hormo- nas tiroideas. Un resumen de la relación entre las hormonas y la actividad física se expone en la Figura 32-10. 32.10.2 Regulación hormonal del equilibrio hídrico Durante el ejercicio, se producen movimientos importantes de líquidos que tienden a reducir el volumen del plasma. Estos cambios son de dos tipos. Por una parte, hay un des- plazamiento neto de agua desde el plasma hacia los espacios intersticial e intracelular, derivado del aumento de la activi- dad metabólica del músculo. Por otra, existe una pérdida de agua por sudoración, cuya finalidad es, esencialmente, refri- gerar el organismo. El mantenimiento de la homeostasis del agua se realiza esencialmente por una regulación del equili- brio electrolítico y, en este caso, las hormonas clave son la aldosterona y la hormona antidiurética (ADH). Cuando la actividad muscular estimula la sudoración, se produce una reducción inicial del volumen del plasma y del flujo sanguíneo, a través de la circulación renal. Esta reduc- ción es el principal estímulo para la liberación por los riñones de renina, una proteasa que convierte un precursor, denomi- nado angiotensinógeno, en la forma activa correspondiente, la angiotensina I, que seguidamente se transforma en angioten- sina II. Este péptido promueve la liberación de aldosterona por la corteza suprarrenal. El principal efecto del mineralcor- ticoide es la reabsorción renal de sodio, y la consiguiente retención de agua, que contribuye a restituir el volumen de plasma. La reabsorción renal de agua está también promovi- da por la ADH, aunque en este caso, el estímulo que favorece la liberación de la hormona es distinto. En efecto, la ADH es liberada por la hipófisis posterior en respuesta a estímulos hipotalámicos, que, a su vez, dependen del incremento en la osmolaridad de la sangre. El efecto combinado de los dos sistemas hormonales per- mite que, durante el ejercicio, el volumen del plasma se man- tenga relativamente constante después de una pérdida inicial moderada, de alrededor del 10%. 32.10.3 Otros cambios hormonales durante el ejercicio Los cambios en los niveles plasmáticos de hormonas obser- vables durante el ejercicio son numerosos y complejos. Algunos de ellos, podrían relacionarse con la mejora de la capacidad del organismo de realizar nuevos ejercicios, es decir, con el entrenamiento. Por ejemplo, el ejercicio parece aumentar los niveles séricos de testosterona, lo que podría contribuir al aumento de la masa muscular. También, aumen- tan los niveles de GH. Además de actuar sobre el metabolis- mo energético, esta hormona facilita el desarrollo y el aumento de tamaño de la mayoría de los tejidos del organis- mo, y estimula la síntesis de proteínas. Por lo tanto, resulta evidente que los cambios en los niveles de las hormonas este- roideas y de la GH pueden contribuir a explicar el desarrollo de la musculatura y la mejora del rendimiento de los depor- tistas con el entrenamiento. Pero, también, da cuenta de su abuso mediante prácticas ilícitas de dopaje. Lo mismo puede decirse de la eritropoyetina, una hor- mona producida por los riñones en respuesta al ejercicio y como parte de la adaptación a la altura. Esta hormona activa la producción de eritrocitos por la médula ósea y, por tanto, 574 | El nivel molecular en biomedicina Figura 32-10. Respuesta hormonal al ejercicio aerobio, en relación con órganos y tejidos. La consecuencia de los cambios hormonales se traduce, principalmente, en músculo (mayor glu- cogenólisis, mayor glicólisis), en hígado (mayor glucogenólisis, mayor glicólisis, mayor gluconeogénesis) y en tejido adiposo (mayor lipólisis). 12 1 3 Tejido adiposo Insulina Glucagón Adrenalina Glucocorticoides Hígado Detalles 1. Activación de la glicólisis, reducción de la glucogenosíntesis, activación de la glucogenólisis 2. Activación de la lipólisis 3. Activación de la gluconeogénesis Tejido muscular 32 Capitulo 32 8/4/05 12:24 Página 574 BIOQUÍMICA Y BIOLOGÍA MOLECULAR (...) CONTENIDO PARTE III EL NIVEL MOLECULAR EN BIOMEDICINA 32 CONTRACCIÓN MUSCULAR Y ACTIVIDAD FÍSICA 32.10 HORMONAS Y EJERCICIO 32.10.2 Regulación hormonal del equilibrio hídrico 32.10.3 Otros cambios hormonales durante el ejercicio
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