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la RM se utilizan en la planificación quirúrgica para establecer la relación del tumor parotídeo con la localización esperada del NC VII (no visible en la TC o RM) adyacente a la vena retromandibular (visible en las imágenes). ÓRBITA Las órbitas son cavidades óseas piramidales del esqueleto facial, con sus bases (orificios orbitarios) dirigidas anterolateralmente y sus vértices posteromedialmente (fig. 8-22; v. también fig. 8-33 D). Las órbitas contienen y protegen los bulbos oculares y sus músculos, nervios y vasos, junto con la mayor parte del aparato lagrimal. Todo el espacio de las órbitas que no está ocupado por estas estructuras, está relleno por grasa orbitaria. La órbita tiene una base, cuatro paredes y un vértice: La pared superior (techo) es horizontal, aproximadamente, y está formada sobre todo por la porción orbitaria del hueso frontal que separa la cavidad orbitaria de la fosa craneal anterior. Cerca del vértice de la órbita, la pared superior está formada por el ala menor del esfenoides. Anterolateralmente, la glándula lagrimal ocupa la fosa de la glándula lagrimal (fosa lagrimal) en la porción orbitaria del hueso frontal. La pared medial está formada por el hueso etmoides, junto con contribuciones de los huesos frontal, lagrimal y esfenoides. Anteriormente, la pared medial está deprimida por el surco lagrimal y la fosa del saco lagrimal. El hueso que forma la pared medial es delgado como el papel y a menudo, en un cráneo seco, las celdillas etmoi-dales son visibles a través de la pared ósea. La pared lateral está formada por el proceso frontal del hueso cigomático y el ala mayor del esfenoides. Esta pared es la más resistente y gruesa, lo que es importante, puesto que es la más expuesta y vulnerable a un traumatismo directo. Su porción posterior separa la órbita del lóbulo temporal del cerebro y de la fosa cra- neal media. La pared inferior (suelo) está formada principalmente por el maxilar y parcialmente por los huesos cigomático y palatino. La delgada pared inferior es compartida por la órbita, superiormente, y el seno maxilar, inferiormente. Se inclina inferiormente desde el vértice hasta el borde inferior de la órbita. La pared inferior está separada de la pared lateral por la fisura orbitaria inferior. El vértice de la órbita se encuentra en el conducto óptico del ala menor del esfenoides, justo medial a la fisura orbitaria superior. 999 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org Los huesos que forman la órbita están tapizados por la periórbita (periostio de la órbita). La periórbita continúa con: La capa perióstica de la duramadre en el conducto óptico y la fisura orbitaria superior. El periostio que cubre la cara externa del cráneo (pericráneo) en los bordes orbitales y a través de la fisura orbitaria inferior. Los tabiques orbitarios en los bordes de la órbita. Las vainas fasciales de los músculos extrínsecos del bulbo ocular. La fascia orbitaria que forma la vaina fascial del bulbo ocular. FIGURA 8-22. Huesos de la órbita derecha. C U A D R O C L Í N I C O Fracturas de la órbita Cuando los golpes son bastante fuertes y el impacto se produce directamente en el reborde óseo, las fracturas resultantes se suelen producir en las suturas entre los huesos que constituyen el borde de la órbita. Debido a la delgadez de las paredes medial e inferior de la órbita, un golpe en el ojo puede fracturar las paredes de la órbita mientras que el borde permanece intacto. La lesión traumática indirecta que desplaza las paredes de la órbita se denomina fractura «por estallido». Las fracturas de la pared medial pueden afectar las celdillas etmoidales y el seno esfenoidal, mientras que las fracturas en la pared inferior pueden involucrar al seno maxilar. Aunque la pared superior es más fuerte que las paredes medial e inferior, es lo bastante fina para ser translúcida y fácilmente penetrable. Por tanto, un objeto punzante puede atravesarla y penetrar en el interior del lóbulo frontal del cerebro. Las fracturas de 1000 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org la órbita suelen provocar una hemorragia intraorbitaria, que presiona el bulbo ocular y causa exoftalmos (protrusión del bulbo ocular). Tumores de la órbita Debido a la proximidad del nervio óptico a las celdillas etmoidales posteriores y al seno esfenoidal, un tumor maligno en estos senos paranasales puede erosionar las delgadas paredes óseas de la órbita y comprimir el nervio óptico y el contenido de la órbita. Los tumores orbitarios causan exoftalmos. Un tumor de la fosa craneal media puede penetrar en la cavidad orbitaria a través de la fisura orbitaria superior. Párpados y aparato lagrimal Los párpados y el líquido lagrimal, secretado por las glándulas lagrimales, protegen la córnea y el bulbo ocular de lesiones e irritaciones. PÁRPADOS Cuando están cerrados, los párpados cubren anteriormente el bulbo ocular y lo protegen de lesiones y del exceso de luz (fig. 8-24). También mantienen la córnea húmeda esparciendo el líquido lagrimal. Los párpados son pliegues móviles que están cubiertos externamente por piel delgada e internamente por una mucosa transparente, la conjuntiva palpebral. La conjuntiva palpebral se refleja sobre el bulbo ocular, donde se continúa con la conjuntiva bulbar (figs. 8-23 y 8-24 A). La conjuntiva bulbar es laxa y arrugada por encima de la esclera, y contiene pequeños vasos sanguíneos. Se adhiere a la periferia de la córnea. Las líneas de reflexión de la conjuntiva palpebral sobre el bulbo ocular forman recesos profundos, los fórnix conjuntivales superior e inferior. El saco conjuntival es el espacio delimitado por las conjuntivas bulbar y palpebral. El saco conjuntival es una forma especializada de «bolsa» mucosa que permite a los párpados moverse libremente sobre la superficie del bulbo ocular cuando estos se abren o se cierran. 1001 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 8-23. Anatomía de superficie del bulbo ocular y los párpados. 1002 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 8-24. Órbita, bulbo ocular y párpados. A) Contenido de la órbita. Los números se refieren a las estructuras identificadas en E. B) Partes del orbicular del ojo. C) Párpado superior. D) Esqueleto de los párpados y septo orbitario. E) RM sagital de la órbita. S, vena oftálmica superior. Los párpados superior e inferior están reforzados por densas bandas de tejido conectivo, los tarsos superior e inferior (fig. 8-24 C y D). Las fibras 1003 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org de la porción palpebral del músculo orbicular del ojo se encuentran en el tejido subcutáneo, superficiales a estos tarsos y profundas a la piel del párpado (fig. 8-24 A y C). Incluidas en las láminas tarsales, las glándulas tarsales producen una secreción lipídica que lubrica los bordes de los párpados y previene que estos se adhieran entre sí cuando se cierran (fig. 8- 24 C). Esta secreción también forma una barrera que el líquido lagrimal no atraviesa en tanto se produce en cantidades normales. Cuando la producción es excesiva, sobrepasa la barrera y cae por las mejillas en forma de lágrimas. Las pestañas se hallan en los bordes de los párpados. Las grandes glándulas sebáceas asociadas con las pestañas son las glándulas ciliares. Las uniones de los párpados superior e inferior constituyen las comisuras medial y lateral de los párpados, que definen los ángulos del ojo (fig. 8-23). Así, cada ojo tiene un ángulo (canto) medial y uno lateral. En el ángulo medial del ojo se puede observar una depresión rojiza a modo de reservorio de lágrimas, el lago lagrimal. Dentro de este lago se halla la carúncula lagrimal, un pequeño relieve de piel húmeda modificada (figs. 8-23 A y 8-25 A y B). Lateral a la carúncula se encuentra el pliegue semilunar de la conjuntiva, que sobrepasa ligeramente el bulbo ocular. Cuando se evierten los bordes de los párpados, es visible una pequeña fóvea en su extremo medial, el punto lagrimal, en el vértice de una pequeña elevación, la papila lagrimal(fig. 8-25 B). 1004 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 8-25. Aparato lagrimal. A) Anatomía de superficie del aparato lagrimal. B) Anatomía de superficie del ojo, con el párpado inferior evertido. C) Disección del ojo y la nariz. Entre la nariz y el ángulo medial del ojo está el ligamento palpebral medial, que conecta los tarsos con el borde me-dial de la órbita. El músculo orbicular del ojo tiene su origen y su inserción en este ligamento (fig. 8-24 D). Un ligamento similar, el ligamento palpebral lateral, une los tarsos al borde lateral de la órbita. El septo orbitario es una débil membrana que se extiende desde los tarsos a los bordes de la órbita, donde se continúa con el periostio (fig. 8-24 D). Retiene la grasa orbitaria y puede limitar la propagación de una infección desde o hacia la órbita. APARATO LAGRIMAL El aparato lagrimal consta de (fig. 8-25): 1005 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org Glándulas lagrimales, que secretan el líquido lagrimal (lágrimas). Conductos lagrimales, que transportan el líquido la- grimal desde las glándulas lagrimales hacia el saco conjuntival. Conductillos lagrimales, cada uno de los cuales empieza en un punto lagrimal abierto en la papila lagrimal, cerca del ángulo medial del ojo (fig. 8-25 B), y que transportan el líquido lagrimal desde el lago lagrimal hacia el saco lagrimal, la porción superior dilatada del conducto nasolagrimal (fig. 8-25 A). Conducto nasolagrimal, que transporta el líquido lagrimal a la cavidad nasal. La glándula lagrimal, en forma de almendra, se sitúa en la fosa de la glándula lagrimal, en la porción superolateral de cada órbita. La producción del líquido lagrimal es estimulada por impulsos parasimpáticos del NC VII. Es secretado a través de 8-12 conductillos excretores, que desembocan en el fórnix conjuntival superior del saco conjuntival (fig. 8-25 A). El líquido fluye inferiormente dentro del saco por influencia de la fuerza de la gravedad. Cuando la córnea se seca, los párpados parpadean. Los párpados se aproximan mediante un movimiento de lateral a medial, que impulsa medialmente una película de líquido sobre la córnea. El líquido lagrimal, conteniendo cuerpos extraños, como polvo, es empujado hacia el ángulo medial del ojo, acumulándose en el lago lagrimal, desde donde drena por acción capilar a través de los puntos lagrimales y los canalículos lagrimales hacia el saco lagrimal. Desde este saco, el líquido lagri- mal hacia la cavidad nasal a través del conducto nasolagrimal (fig. 8-25 C). Ahí, el líquido fluye posteriormente hacia la nasofaringe y es deglutido. La inervación de la glándula lagrimal es simpática y parasimpática. Las fibras secretomotoras parasimpáticas presinápticas son transportadas desde el nervio facial por el nervio petroso mayor y después por el nervio del conducto pterigoideo hasta el ganglio pterigopalatino, donde hacen sinapsis con los cuerpos celulares de las fibras postsinápticas (fig. 8-64 D). Las fibras simpáticas postsinápticas, vasoconstrictoras, transportadas desde el ganglio cervical superior por el plexo carotídeo interno y el nervio petroso profundo, se unen a las fibras parasimpáticas para formar el nervio del conducto pterigoideo y atravesar el ganglio pterigopalatino (fig. 8-64 E). Luego, ramos del nervio cigomático (del nervio maxilar) transportan ambos tipos de fibras hacia el nervio lagrimal del nervio oftálmico (NC V1), mediante el cual penetran en la glándula. Bulbo ocular El bulbo ocular contiene el aparato óptico del sistema visual y ocupa la mayor parte de la porción anterior de la órbita, suspendido por seis músculos extrínsecos que 1006 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org controlan sus movimientos, y por un aparato suspensor fascial. Mide unos 25 mm de diámetro. Todas las estructuras anatómicas intraoculares adoptan una disposición circular o esférica. El bulbo ocular propiamente dicho presenta tres capas; no obstante, existe una capa adicional de tejido conectivo laxo que rodea al bulbo ocular, y lo mantiene dentro de la órbita. Esta capa de tejido conectivo está compuesta posteriormente por la vaina fascial del bulbo ocular (fascia bulbar o cápsula de Tenon), que forma el cuenco real para el bulbo ocular, y anteriormente por la conjuntiva bulbar (fig. 8-24 A). La vaina fascial es la parte más importante del aparato suspensor. Una capa de tejido conectivo muy laxo, el espacio epiescleral (un espacio potencial), situada entre la vaina fascial y la capa más externa del bulbo ocular, facilita los movimientos oculares dentro de la vaina fascial. C U A D R O C L Í N I C O Lesiones de los nervios que inervan los párpados Dado que el nervio oculomotor (NC III) inerva el elevador del párpado superior y el tarsal superior, una lesión de este nervio causa la parálisis del músculo y la caída (ptosis) del párpado superior. La lesión del nervio facial (NC VII) implica una parálisis del orbicular del ojo, que impide cerrar los párpados completamente. También se pierde el parpadeo normal rápido protector del ojo. La pérdida de tono del músculo del párpado inferior causa la eversión (separación) del párpado de la superficie del ojo. Esto causa la desecación de la córnea, que queda desprotegida frente al polvo y las pequeñas partículas. En consecuencia, la irritación del bulbo ocular desprotegido da como resultado un lagrimeo abundante pero insuficiente. Inflamación de las glándulas del párpado Cualquiera de las glándulas del párpado puede inflamarse y dilatarse por una inflamación o infección de sus conductos. Si los conductos de las glándulas ciliares se obstruyen, se produce una tumefacción dolorosa rojiza y supurante (que produce pus), un orzuelo, en el párpado. También pueden formarse quistes de las glándulas sebáceas, denominados chalazión. Las tres capas del bulbo ocular son las siguientes (fig. 8-26): 1. La capa fibrosa (túnica externa), que consta de la esclera y la córnea. 2. La capa vascular (túnica media), que consta de la coroides, el cuerpo ciliar y el iris. 1007 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 3. La capa interna (túnica interna), que consta de la retina y tiene una porción óptica y una porción ciega. CAPA FIBROSA DEL BULBO OCULAR La capa fibrosa del bulbo ocular es su esqueleto fibroso externo, que le aporta forma y resistencia. La esclera (esclerótica) es la parte dura y opaca de la capa fibrosa del bulbo ocular; cubre posteriormente sus cinco sextas partes (fig. 8-26 A), y proporciona inserción a los músculos extrínsecos (extraoculares) e intrínsecos del bulbo ocular. La porción anterior de la esclera es visible a través de la conjuntiva bulbar transparente como el «blanco del ojo» (fig. 8-24 B). La córnea es la porción transparente de la capa fibrosa y cubre la sexta parte anterior del bulbo ocular. La convexidad de la córnea es mayor que la de la esclera (figs. 8-26 A y 8-27), por lo que sobresale del bulbo ocular cuando se contempla lateralmente. Las dos partes de la capa fibrosa difieren principalmente en cuanto a la regularidad con que se disponen las fibras de colágeno que las componen, así como en el grado de hidratación de ambas. Mientras que la esclera es relativamente avascular, la córnea carece totalmente de vasos y se nutre a partir de lechos capilares en torno a su periferia y de los líquidos existentes sobre su superficie externa e interna (líquido lagrimal y humor acuoso, respectivamente; fig. 8-27). El líquido lagrimal también proporciona oxígeno, absorbido del aire. La córnea es extremadamente sensible al tacto y su inervación proviene del nervio oftálmico (NC V1). Incluso cuerpos extraños muy pequeños (p. ej., partículas de polvo) provocan parpadeo, lagrimeo y a veces dolor intenso. La desecación de la superficie corneal puede provocar la aparición de úlceras. El limbo de la córnea es el ángulo formado por la intersección de las curvaturas de la córnea y la esclera en la unión esclerocorneal (figs. 8-26 A y 8-27). Esta unión constituye un círculo gris translúcido,de 1 mm de ancho, que incluye numerosas asas capilares que actúan para nutrir la córnea, que es avascular. CAPA VASCULAR DEL BULBO OCULAR La capa vascular (también denominada úvea o tracto uveal) está compuesta por la coroides, el cuerpo ciliar y el iris (fig. 8-26 B). La coroides, una membrana marrón-rojiza oscura entre la esclera y la retina, constituye la porción más grande de la capa vascular y tapiza la mayor parte de la esclera (figura 8-27 B). Dentro de su lecho vascular, denso y pigmentado, hay vasos más gruesos situados externamente (cerca de la 1008 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org esclera). Los vasos más finos (la lámina coroidocapilar, un extenso lecho capilar) son más internos, adyacentes a la capa avascular de la retina, sensible a la luz, a la cual aportan oxígeno y nutrientes. Ingurgitada de sangre en vida (tiene la mayor tasa de perfusión por gramo de tejido de todos los lechos vasculares del organismo), esta capa es la responsable del efecto de «ojos rojos» que se produce al hacer fotografías con flash. La coroides se une firmemente a la capa pigmentaria de la retina, pero puede desprenderse con facilidad de la esclera. La coroides continúa anteriormente con el cuerpo ciliar. FIGURA 8-26. Capas del bulbo ocular. A) Capa fibrosa externa. B) Capa vascular media. C) Capa interna (retina). El cuerpo ciliar es un engrosamiento anular de la capa posterior a la unión esclerocorneal, y es tanto muscular como vascular (figs. 8-26 B y 8-27 B). Conecta la coroides con la circunferencia del iris. El cuerpo ciliar proporciona la inserción para la lente; la contracción y relajación del músculo liso del cuerpo ciliar controla el espesor (y, por tanto, la capacidad de enfoque) de la lente. Los pliegues existentes en la superficie interna del cuerpo ciliar, los procesos ciliares, secretan el humor acuoso que llena la cámara anterior del bulbo ocular, el interior del bulbo ocular anterior a la lente, el ligamento suspensorio y el cuerpo ciliar (fig. 8-27 B). 1009 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 8-27. Bulbo ocular con una cuarta parte extirpada. A) Estructura del bulbo ocular. La cara interna de la porción óptica de la retina está irrigada por la arteria central de la retina, mientras que la cara externa, sensible a la luz, lo está por la lámina de capilares de la coroides. Las ramas de la arteria central son arterias terminales que no se anastomosan entre sí ni con otros vasos. B) Estructuras de la región ciliar. El cuerpo ciliar tiene componentes musculares y vasculares, al igual que el iris; este último presenta dos músculos: el esfínter de la pupila y el dilatador de la 1010 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org pupila. La sangre venosa de esta región y el humor acuoso de la cámara anterior drenan en el seno venoso de la esclera. FIGURA 8-28. Estructura y función del iris. A) Disección in situ. El iris separa las cámaras anterior y posterior del segmento anterior del bulbo ocular al rodear la pupila. B) Dilatación y constricción de la pupila. Con escasa luz, las fibras simpáticas estimulan la dilatación de la pupila. Con luz intensa, las fibras parasimpáticas estimulan la constricción pupilar. El iris, que literalmente se apoya sobre la cara anterior de la lente, es un delgado diafragma contráctil con una abertura central para transmitir la luz (figs. 8-26 B y 8-27), la pupila. Cuando una persona está despierta, el tamaño de la pupila varía continuamente para regular la cantidad de luz que entra en el ojo (fig. 8-28). Dos músculos involuntarios controlan el tamaño de la pupila: el esfínter de la pupila, dispuesto circularmente y estimulado de forma parasimpática, disminuye su diámetro (contrae la pupila, miosis pupilar), y el dilatador de la pupila, dispuesto radialmente y estimulado simpáticamente, aumenta su diámetro (dilata la pupila). La naturaleza de las respuestas pupilares es paradójica: las respuestas simpáticas generales suelen ocurrir de inmediato, pero pueden transcurrir hasta 20 min para que la pupila se dilate en respuesta a una luz débil, como en un teatro oscuro. Las respuestas parasimpáticas son típicamente más lentas que las simpáticas, pero la constricción pupilar estimulada parasimpáticamente suele ser instantánea. Puede ocurrir una dilatación pupilar (midriasis) demasiado prolongada en ciertas enfermedades, o bien por traumatismos o al consumir ciertas drogas. CAPA INTERNA DEL BULBO OCULAR 1011 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org La capa interna del bulbo ocular es la retina (figs. 8-26 C y 8-27). Macroscópicamente, la retina comprende dos porciones funcionales con distintas localizaciones: la porción óptica y la porción ciega de la retina. La porción óptica de la retina es sensible a los rayos de luz visible y tiene dos capas: una capa nerviosa y una capa pigmentaria. La capa nerviosa es la sensible a la luz. La capa pigmentaria consiste en una capa única de células que refuerzan las propiedades de absorción de la luz de la coroides, reduciendo la dispersión de la luz en el bulbo ocular. La porción ciega es una continuación anterior de la capa pigmentaria y una capa de células de soporte sobre el cuerpo ciliar (porción ciliar de la retina) y la cara posterior del iris (porción iridiana de la retina) hasta el borde pupilar. Clínicamente, la cara interna de la parte posterior del bulbo ocular, cuando enfoca la luz que entra en él, se denomina fondo de ojo (fondo del bulbo ocular). La retina del fondo incluye un área circular particular denominada disco óptico (papila óptica), donde penetran en el bulbo ocular las fibras sensitivas y los vasos vehiculados por el nervio óptico (NC II) e irradian hacia el bulbo ocular (figs. 8-26 C, 8-27 A y 8-29). Como no contiene fotorreceptores, el disco óptico es insensible a la luz; por lo tanto, esta parte de la retina suele recibir la denominación de punto ciego. Inmediatamente lateral al disco óptico se halla la mácula de la retina, o mácula lútea. El color amarillo de la mácula solo es visible cuando la retina es explorada mediante una luz sin reflejos rojos. La mácula lútea es una pequeña área de la retina con conos fotorreceptores específicos, que está especializada en la agudeza visual. Normalmente no se observa con un oftalmoscopio (instrumento para observar el interior del bulbo ocular a través de la pupila). En su centro hay una depresión, la fóvea central, el área de visión más aguda. La fóvea tiene un diámetro de aproximadamente 1,5 mm; su centro, la fovéola, carece de la red capilar que se aprecia en otros lugares en la profundidad de la retina. La porción óptica de la retina termina anteriormente a lo largo de la ora serrata, un borde irregular ligeramente posterior al cuerpo ciliar (figs. 8-26 C y 8-27 B). Con excepción de los conos y los bastones de la capa nerviosa, la retina está irrigada por la arteria central de la retina, una rama de la arteria oftál-mica. Los conos y bastones de la capa nerviosa externa reciben nutrientes desde la lámina coroidocapilar (comentada en «Vascularización de la órbita»), donde se encuentran los vasos más finos de la cara interna de la coroides, contra la que se aplica la retina. Un sistema correspondiente de venas retinianas confluye para formar la vena central de la retina (fig. 8-27 A). MEDIOS DE REFRACCIÓN DEL BULBO OCULAR En su camino hacia la retina, las ondas lumínicas pasan a través de los medios de 1012 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org refracción del ojo: córnea, humor acuoso, lente y humor vítreo (fig. 8-27). La córnea es el medio de refracción primario del bulbo ocular; es decir, desvía la luz en grado máximo y la enfoca como una imagen invertida sobre la retina fotosensible del fondo del bulbo ocular. El humor acuoso (término que clínicamente a menudo se abrevia como «acuoso») ocupa el segmento anterior del bulbo ocular (fig. 8-27 B). El segmento anterior está subdividido por el iris y la pupila. La cámara anterior del ojo es el espacio entre la córnea anteriormentey el iris/pupila posteriormente. La cámara posterior del ojo se halla entre el iris/pupila anteriormente y la lente y el cuerpo ciliar posteriormente. El humor acuoso se elabora en la cámara posterior, en los procesos ciliares del cuerpo ciliar. Esta solución acuosa y transparente proporciona nutrientes a la cór- nea y la lente, que son avasculares. Después de pasar a través de la pupila desde la cámara posterior hacia la cámara anterior, el humor acuoso drena en el seno venoso de la esclera (conducto de Schlemm) (fig. 8-28 A) a través de una retícula trabecular en el ángulo iridocorneal. El humor es eliminado por el plexo límbico, una red de venas de la esclera cercanas al limbo, que a su vez drenan en las tributarias de las venas vorticosas y ciliares anteriores (fig. 8- 27 B). La presión intraocular refleja el equilibrio entre la producción y la salida del humor acuoso. La lente (cristalino) se sitúa posterior al iris y anterior al humor vítreo del cuerpo vítreo (figs. 8-27 y 8-28 A). Es una estructura biconvexa transparente encerrada en una cápsula. La cápsula de la lente es muy elástica y está anclada a los procesos ciliares circundantes mediante las fibras zonulares (que constituyen colectivamente el ligamento suspensorio de la lente), al cuerpo ciliar y rodeada por los procesos ciliares. Aunque la mayor parte de la refracción se produce en la córnea, la lente cambia constantemente su convexidad, sobre todo en su cara anterior, para afinar el enfoque sobre la retina de los objetos cercanos o distantes (fig. 8-30). La lente aislada, desprovista de sus fijaciones, asume una forma casi esférica; es decir, en ausencia de inserciones y tracciones externas, se hace casi redondo. 1013 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 8-29. Vistas de la retina. A) Fondo del ojo derecho, vista oftalmoscópica. B) Fondo del ojo derecho, fotografía digital de la retina. Desde el centro del disco óptico, de forma oval, irradian vénulas (más anchas) y arteriolas (más estrechas) retinianas. El área oscura lateral al disco óptico es la mácula. Hacia esta zona se extienden ramas de los vasos retinianos, aunque no alcanzan su centro, la fóvea, que es el área de visión más aguda. C) Grosor de la mácula, tomografía de coherencia óptica. 1014 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 8-30. Cambios de forma de la lente (acomodación). A) Visión lejana. B) Visión próxima. El músculo ciliar del cuerpo ciliar modifica la forma de la lente. En ausencia de estímulos nerviosos, aumenta el diá-metro del anillo muscular relajado. La lente, suspendida en el anillo, se halla a tensión, pues su periferia queda sometida a estiramientos que la adelgazan (la hacen menos convexa). Esta menor convexidad sirve para enfocar los objetos más distantes (visión lejana). La estimulación parasimpática por vía del nervio oculomotor (NC III) provoca una contracción esfinteriana del músculo ciliar. El anillo se estrecha y disminuye la tensión sobre la lente. La lente relajada aumenta de grosor (se hace más convexa), lo que sirve para enfocar los objetos cercanos (visión próxima). El proceso activo de modificar la forma de la lente para la visión próxima se denomina acomodación. El grosor de la lente aumenta con la edad, de modo que la capacidad de acomodarse disminuye típicamente después de los 40 años. El humor vítreo es un líquido acuoso incluido en la malla del cuerpo vítreo, una sustancia semejante a un gel transparente que ocupa los cuatro quintos posteriores del bulbo ocular posterior a la lente (cámara vítrea o 1015 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org cámara postrema, o segmento posterior; fig. 8-27 A). Además de transmitir la luz, el humor vítreo mantiene la retina en posición y proporciona soporte a la lente. C U A D R O C L Í N I C O Oftalmoscopia Los médicos exploran el fondo del ojo (porción posterior) con un oftalmoscopio. Las arterias y venas retinianas irradian sobre el fondo a partir del disco óptico. En la exploración oftalmoscópica, el disco óptico pálido y oval aparece en el lado medial, con los vasos retinianos que irradian desde su centro (fig. 8-29). Normalmente, la pulsación de las arterias retinianas es visible. En el centro, en el polo posterior del bulbo ocular, la mácula lútea aparece más oscura que la tonalidad rojiza de las áreas circundantes de la retina. Desprendimiento de retina En el embrión, las capas de la retina en desarrollo están separadas por un espacio intrarretiniano. Durante el período fetal inicial, las capas embrionarias se fusionan y cierran este espacio. Aunque la capa pigmentaria se fija firmemente a la coroides, su adhesión a la capa nerviosa no es tan firme. En consecuencia, un golpe en el ojo puede causar un desprendimiento de retina. El desprendimiento de retina suele ser consecuencia de la filtración de líquido entre las capas nerviosa y pigmentaria de la retina, a veces días o incluso semanas después del traumatismo ocular (fig. C8-7). Los pacientes con desprendimiento de retina pueden referir destellos de luz o partículas flotantes delante del ojo. 1016 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA C8-7. Desprendimiento de retina (flechas, arrugas en la retina desprendida). Papiledema Un aumento en la presión del LCE lentifica el retorno venoso de la retina, lo que provoca un edema de la retina (acumulación de líquido). El edema de la retina se observa durante la oftalmoscopia como una tumefacción del disco óptico, una afección denominada papiledema. Presbicia y cataratas Con la edad, la lente se vuelve más dura y plana. Estos cambios reducen gradualmente el poder de enfoque de la lente, un proceso denominado presbicia. Algunas personas experimentan también pérdida de la transparencia (enturbiamiento) de la lente y áreas de opacidad (cataratas). La extracción de cataratas es una operación corriente. La extracción de la catarata, combinada con el implante de una lente intraocular, se ha convertido en una operación frecuente. En la extracción extracapsular de la catarata se elimina la lente sin retirar su cápsula, en la cual se coloca a continuación una lente intraocular sintética (fig. C8-8 A y B). En la extracción intracapsular se retiran la lente y su cápsula y se implanta una lente intraocular sintética en la cámara anterior (fig. C8-8 C). FIGURA C8-8. Extracción de la catarata con el implante de una lente intraocular. Glaucoma El flujo de salida del humor acuoso a través del seno venoso de la esclera hacia la circulación sanguínea debe producirse al mismo ritmo con que se elabora. Si el flujo de salida disminuye significativamente por bloqueo de la vía de drenaje, aumenta la presión en las cámaras anterior y posterior del ojo, proceso denominado glaucoma (fig. C8-9). Si la producción de 1017 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org humor acuoso no se reduce para mantener una presión intraocular normal, puede aparecer ceguera por compresión de la capa interna del bulbo ocular (retina). Úlceras y trasplantes corneales El trastorno de la inervación sensitiva corneal por parte del NC V1 deja la córnea vulnerable a las lesiones por cuerpos extraños. Los individuos con lesiones corneales (cicatrices u opacidades corneales) pueden recibir un trasplante de córnea de donantes o implantes de material plástico no reactivo. Desarrollo de la retina La retina y el nervio óptico se desarrollan a partir de la copa óptica, una evaginación del prosencéfalo embrionario, la vesícula óptica (fig. C8- 10 A). Al evaginarse del prosencéfalo (fig. C8-10 B), la vesícula óptica arrastra consigo las meninges en desarrollo. Por lo tanto, el nervio óptico está revestido por las meninges craneales y constituye una extensión del espacio subaracnoideo (fig. C8-10 C). La arteria y la vena centrales de la retina cruzan el espacio subaracnoideo y discurren dentro de la parte distal del nervio óptico. La capa celular pigmentaria de la retina se desarrolla a partir de la capa externa de la copa óptica, y la capa nerviosaa partir de la capa interna. FIGURA C8-9. Glaucoma de ángulo abierto (A) frente a cerrado (B). 1018 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA C8-10. Desarrollo de la retina. Músculos extrínsecos del bulbo ocular Los músculos extrínsecos del bulbo ocular son el elevador del párpado superior, los cuatro rectos (superior, inferior, medial y lateral) y los dos oblicuos (superior e inferior). Estos músculos actúan juntos para mover los párpados superiores y los bulbos oculares (figs. 8-31 a 8-33; tabla 8-6). ELEVADOR DEL PÁRPADO SUPERIOR El elevador del párpado superior se ensancha para constituir una amplia aponeurosis bilaminar al aproximarse a sus inserciones distales. La lámina superficial se une a la piel del párpado superior, y la lámina profunda al tarso superior (fig. 8-24 B). Este músculo se opone la mayor parte del tiempo a la gravedad y es el antagonista de la mitad superior del músculo orbicular del ojo, el esfínter de la hendidura 1019 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org palpebral. La lámina profunda de la parte distal (palpebral) del músculo incluye fibras musculares lisas, el músculo tarsal superior, que amplían adicionalmente la hendidura palpebral, en especial durante una respuesta simpática (p. ej., al miedo). Sin embargo, parece ser que funcionan continuamente (en ausencia de respuesta simpática), porque al interrumpirse la inervación simpática se produce una ptosis constante (caída del párpado superior). MOVIMIENTOS DEL BULBO OCULAR Los movimientos del bulbo ocular se producen por rotación en torno a tres ejes — vertical, transverso y anteroposterior (fig. 8-31)— y se describen según la dirección del movimiento de la pupila desde la posición primaria, o del polo superior del bulbo ocular desde la posición neutra. La rotación del bulbo ocular en torno al eje vertical desplaza la pupila medialmente (hacia la línea media, aducción) o lateralmente (alejándose de la línea media, abducción). La rotación en torno al eje transversal mueve la pupila superiormente (elevación) o inferiormente (descenso). Los movimientos alrededor del eje anteroposterior, que corresponde al eje de la mirada en la posición primaria, desplazan el polo superior del bulbo ocular medialmente (rotación medial, o intorsión) o lateralmente (rotación lateral, o extorsión). Estos movimientos de rotación acomodan los cambios producidos al ladear la cabeza. La ausencia de estos movimientos, por lesiones nerviosas, contribuye a la visión doble. Pueden producirse movimientos en torno a los tres ejes simultáneamente, lo que obliga a emplear tres términos para describir la dirección del movimiento a partir de la posición primaria (p. ej., la pupila se eleva, se aduce y rota medialmente). FIGURA 8-31. Ejes sobre los que se producen los movimientos del bulbo ocular. 1020 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org MÚSCULOS RECTOS Y OBLICUOS Los cuatro músculos rectos discurren anteriormente al bulbo ocular; se originan en un manguito fibroso, el anillo tendinoso común, que rodea el conducto óptico y parte de la fisura orbitaria superior en el vértice de la órbita (figs. 8-32 y 8-33 A y B; tabla 8-6). Las estructuras que penetran en la órbita a través de este conducto y la parte adyacente de la fisura se sitúan inicialmente en el cono de los músculos rectos. Los cuatro músculos rectos reciben sus denominaciones según su posición respecto al bulbo ocular. Debido a que discurren sobre todo anteriormente para insertarse en las caras superior, inferior, medial y lateral del bulbo ocular, anteriormente a su ecuador, las acciones primarias de los cuatro rectos para producir elevación, descenso, aducción y abducción pueden deducirse intuitivamente (fig. 8-34). Diversos factores dificultan la comprensión de las acciones de los músculos oblicuos y de las acciones secundarias de los músculos rectos superior e inferior. El vértice de la órbita está situado medialmente a ella, de modo que el eje de la órbita no coincide con el eje óptico (fig. 8-33 D). Así pues, cuando el ojo se halla en la posición primaria, el recto superior y el recto inferior también abordan el bulbo ocular desde su lado medial, y su línea de tracción pasa medialmente al eje vertical (fig. 8-33 A, lado derecho). Ello otorga a ambos músculos una segunda acción, la aducción. El recto superior y el recto inferior también se extienden lateralmente y pasan superior e inferiormente al eje anteroposterior, respectivamente, lo que confiere al recto superior la acción secundaria de rotación medial, y al recto inferior la acción secundaria de rotación lateral (fig. 8-33 A, lado izquierdo) FIGURA 8-32. Relaciones en el vértice de la órbita. Enucleación del bulbo ocular (escisión). 1021 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 8-33. Músculos extrínsecos del bulbo ocular y sus movimientos. A) Rotadores mediales-laterales (ojo izquierdo) y aductores-abductores (ojo derecho). Las flechas a la izquierda indican los movimientos del bulbo ocular alrededor del eje anteroposterior; a la derecha, movimientos del bulbo ocular alrededor del eje vertical. B) Elevadores-depresores. Las flechas indican los movimientos del bulbo ocular alrededor del eje transverso. C) Esquema unilateral de las acciones de los músculos extrínsecos, empezando desde la posición primaria. En los movimientos de cualquiera de las seis direcciones cardinales (flechas grandes), el músculo indicado es el principal motor. Los movimientos en las direcciones situadas entre las flechas grandes necesitan la acción sinérgica de los músculos adyacentes. Las flechas pequeñas indican los músculos que producen movimientos de rotación alrededor del eje anteroposterior. D) Ejes orbital y óptico. TABLA 8-6. MÚSCULOS EXTRÚNSECOS DEL BULBO OCULAR 1022 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 8-34. Movimientos anatómicos de los músculos extraoculares (movimientos únicos directamente desde la posición primaria). Obsérvese que los resultados en las esquinas exteriores (asteriscos) son opuestos a los de la figura 8-35 A, mostrando pruebas clínicas de los músculos oculares. Si la mirada se dirige primero lateralmente (abducida por el recto lateral), de modo que la línea visual coincida con el plano del recto inferior y el recto superior, el recto superior produce solo elevación (y es el único causante de este movimiento) (fig. 8-35 B), y el recto inferior produce solo descenso (y de igual modo es el único causante) (fig. 8-35 C). En la exploración física, el médico indica al paciente que siga el dedo lateralmente (con lo que comprueba el recto lateral y el nervio abducens 1023 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org [NC VI]), y luego superior e inferiormente para aislar y comprobar la función de los rectos superior e inferior y la integridad del nervio oculomotor (NC III) que los inerva (fig. 8-35 A). El oblicuo inferior es el único músculo que se origina en la parte anterior de la órbita (inmediatamente lateral a la fosa lagrimal) (v. fig. 8-32). El oblicuo superior se origina en la zona del vértice, al igual que los músculos rectos (pero superomedialmente al anillo tendinoso común); sin embargo, su tendón atraviesa la tróclea justo por dentro del borde superomedial de la órbita, lo que reorienta su línea de tracción (fig. 8-33 A). Así pues, los tendones de inserción de los músculos oblicuos están situados en el mismo plano vertical oblicuo. Al contemplar dichos tendones anterior (v. fig. 8-25 C) o superiormente (fig. 8-33 A y B), con el bulbo ocular en la posición primaria, puede observarse que los tendones de los músculos oblicuos discurren sobre todo lateralmente para insertarse en la mitad lateral del bulbo ocular, posteriormente a su ecuador. Debido a que transcurren inferior y superiormente al eje anteroposterior al pasar lateralmente, el oblicuo inferior es el principal rotador lateral, y el oblicuo superior es el principal rotador medial del ojo (v. fig. 8-33 A, lado izquierdo). Sin embargo, en la posición primaria,los oblicuos también discurren posteriormente por el eje transverso (fig. 8-33 B) y posteriormente al eje vertical (fig. 8-33 A, lado derecho), lo que otorga al oblicuo superior una función secundaria de descenso, al oblicuo inferior una función secundaria de elevación, y a ambos una función secundaria de abducción. Si la mirada se dirige primero medialmente (aducida por el recto medial) de modo que la línea visual coincida con el plano de los tendones de inserción de los oblicuos superior e inferior, el oblicuo superior produce solo descenso (y es el único causante de este movimiento) (fig. 8-35 D) y el oblicuo inferior produce solo elevación (y de igual modo es el único causante) (fig. 8-35 E). En la exploración física, el médico indica al paciente que siga el dedo medialmente (con lo que comprueba el recto medial y el nervio oculo-motor), y luego inferior y superiormente para aislar y comprobar la función del oblicuo superior y el recto inferior, y la integridad del nervio troclear (NC IV), que inerva el oblicuo superior, y de la división inferior del NC III, que inerva el oblicuo inferior (figs. 8-35 A). En la práctica, la acción principal Del oblicuo superior es el descenso de la pupila en la posición aducida (p. ej., al mirar hacia la parte baja de la página cuando la mirada de ambos ojos se dirige medialmente [convergencia] para la lectura). Del oblicuo inferior es la elevación de la pupila en la posición aducida 1024 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org (p. ej., al mirar hacia la parte alta de la página en la convergencia para la lectura). FIGURA 8-35. Pruebas clínicas de los músculos extrínsecos del bulbo ocular. A) Secuencias de dos movimientos (elevación o depresión después de mirar a la izquierda o derecha). Siguiendo los movimientos del dedo del examinador, la pupila se mueve en un patrón de H extendida para aislar y probar los músculos extrínsecos individuales y la integridad de sus nervios. B) y C) Cuando el recto lateral abduce el ojo inicialmente, solo los músculos rectos pueden producir elevación y descenso. D y E) Cuando el recto medial abduce el ojo, solo los músculos oblicuos pueden producir estos movimientos. Aunque las acciones producidas por los músculos extrínsecos del bulbo 1025 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org ocular se han considerado por separado, todos los movimientos requieren la acción de varios músculos del mismo ojo, que se ayudan entre sí como sinérgicos o se oponen como antagonistas. Los músculos sinérgicos para una acción determinada pueden ser antagonistas para otra diferente. Por ejemplo, no hay ningún músculo que por sí solo pueda elevar la pupila directamente desde la posición primaria (fig. 8-33 C). Los dos elevadores (recto superior y oblicuo inferior) actúan sinérgicamente para realizar esa acción (fig. 8-35). Sin embargo, estos dos músculos son antagonistas como rotadores y se neutralizan entre sí, de modo que no se produce rotación cuando actúan conjuntamente para elevar la pupila. De modo similar, ningún músculo puede descender la pupila directamente por sí solo desde la posición primaria. Los dos depresores, oblicuo superior y recto inferior, producen depresión cuando actúan solos, y también dan lugar a acciones opuestas de aducción-abducción y rotación medial-lateral. Sin embargo, cuando el oblicuo superior y el recto inferior actúan simultáneamente, sus acciones sinérgicas descienden la pupila, debido a que sus acciones antagonistas se neutralizan entre sí; por lo tanto, se produce un descenso puro (fig. 8-35). Para dirigir la mirada debe lograrse la coordinación de ambos ojos mediante la acción doble de los músculos «conjugados» contralaterales. Por ejemplo, al mirar a la derecha, el recto lateral derecho y el recto medial izquierdo actúan como músculos uncidos. APARATO DE SOPORTE DEL BULBO OCULAR La vaina fascial del bulbo ocular lo envuelve y se extiende posteriormente desde los fórnix conjuntivales hasta el nervio óptico, formando un verdadero cuenco para el bulbo ocular (fig. 8-36 C). La vaina fascial, en forma de copa, está perforada por los tendones de los músculos extrínsecos del bulbo ocular y se refleja sobre cada uno de ellos a modo de vaina muscular tubular. Las vainas musculares del elevador del párpado superior y el recto superior están fusionadas; así pues, cuando se mira hacia arriba, el párpado superior se eleva más y se aparta de la línea visual. Los ligamentos de contención medial y lateral son unas expansiones triangulares de las vainas de los músculos rectos medial y lateral, que se unen a los huesos lagrimal y cigomático, respectivamente. Estos ligamentos limitan la abducción y la aducción. Al mezclarse los ligamentos de contención con la fascia de los músculos recto y oblicuo inferiores se forma una banda de suspensión, semejante a una hamaca: el ligamento suspensorio del bulbo ocular. Un ligamento de contención inferior similar procedente de la vaina fascial del recto inferior retrae el párpado inferior al dirigir la mirada hacia abajo. En conjunto, los ligamentos de contención actúan con los 1026 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org músculos oblicuos y la grasa retrobulbar para resistir la tracción posterior que producen los músculos rectos sobre el bulbo ocular. En procesos patológicos o situaciones de caquexia que reducen la grasa retrobulbar, el bulbo ocular se retrae en la órbita (enoftalmos). Nervios ópticos Los grandes nervios ópticos (NC II; fig. 8-36 B) son nervios puramente sensoriales que transmiten los impulsos generados por los estímulos ópticos y se desarrollan como dos extensiones anteriores del prosencéfalo. A su paso por la órbita, el nervio óptico está rodeado por extensiones de las meninges craneales y el espacio subaracnoideo, este último ocupado por una delgada capa de LCE (fig. 8-38 A, recuadro). Las extensiones intraorbitarias de la duramadre craneal y la aracnoides constituyen la vaina del nervio óptico, que continúa anteriormente con la vaina fascial del bulbo ocular y la esclera. Una capa de piamadre cubre la superficie del nervio óptico dentro de la vaina. Salen de la órbita a través de los conductos ópticos. Además de los nervios ópticos, los nervios de la órbita incluyen aquellos que entran a través de la fisura orbitaria superior e inervan los músculos del bulbo ocular (figs. 8-35 y 8-37 A y B): oculomotor (NC III), troclear (NC IV) y abducens (NC VI). En resumen, todos los músculos de la órbita están inervados por el NC III, excepto el oblicuo superior y el recto lateral, inervados por el NC IV y el NC VI, respectivamente. 1027 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1028 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 8-36. Disección de la órbita. A) Disección superficial de la órbita derecha. B) Disección profunda de la órbita izquierda. C) Vaina fascial del bulbo ocular y ligamentos suspensorios. Los nervios troclear y abducens pasan directamente al múscu- lo inervado por cada nervio. El nervio oculomotor se divide en un ramo superior que inerva al recto superior y al elevador del párpado superior, y un ramo inferior que inerva a los rectos inferior y medial y al oblicuo inferior y que lleva las fibras parasimpáticas presinápticas al ganglio ciliar. 1029 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 8-37. Nervios de la órbita. A) Visión de conjunto. B) Relaciones en el vértice de la órbita. C) Distribución de las fibras nerviosas hacia el ganglio ciliar y el bulbo ocular. Tres ramos del nervio oftálmico (NC V1) pasan a través de la fisura orbitaria superior e inervan estructuras de la órbita (figs. 8-36 A y 8-37 A y B): 1030 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org El nervio lagrimal, que se origina a nivel de la pared lateral del seno cavernoso, discurre hacia la glándula lagrimal y da ramos sensitivos para la conjuntiva y la piel del párpado superior; su porción distal también conduce fibras secretomotoras que le llegan a través del nervio cigomático (NC V2). El nerviofrontal, que penetra en la órbita a través de la fisura orbitaria superior y se divide en los nervios supraorbitario y supratroclear, proporciona inervación sensitiva para el párpado superior, piel cabelluda y frente. El nervio nasociliar, el nervio sensitivo del bulbo ocular, que también aporta varios ramos hacia la órbita, la cara, los senos paranasales, la cavidad nasal y la fosa craneal anterior. El nervio infratroclear, un ramo terminal del nervio nasociliar, inerva los párpados, la conjuntiva, la piel de la nariz y el saco lagrimal. Los nervios etmoidales anterior y posterior, también ramos del nervio nasociliar, inervan la mucosa del seno esfenoidal, las celdillas etmoidales y la cavidad nasal, y la duramadre de la fosa craneal anterior. Los nervios ciliares largos son ramos del nervio nasociliar (NC V1). Los nervios ciliares cortos son ramos del ganglio ciliar (figs. 8-36 B y 8-37 C). El ganglio ciliar es un pequeño grupo de cuerpos neuronales parasimpáticos postsinápticos asociados al NC V1. Está localizado entre el nervio óptico (NC II) y el recto lateral, cerca del límite posterior de la órbita. El ganglio recibe fibras de tres orígenes: 1031 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 8-38. Arterias de la órbita y del bulbo ocular. A) Ramas de la arteria oftálmica. Recuadro, sección transversal del nervio óptico (NC II). B) Sección parcial horizontal del bulbo ocular derecho. Se muestra la arteria que irriga la parte interna de la retina (arteria central de la retina) y la coroides, que a su vez nutre la capa no vascular externa de la retina. La vena vorticosa (una de cuatro o cinco) drena sangre venosa desde la coroides a las venas ciliar posterior y oftálmica. El seno venoso de la esclera retorna el humor acuoso, secretado en la cámara anterior por los procesos ciliares, a la circulación venosa. 1032 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org TABLA 8-7. ARTERIAS DE LA ÓRBITA Arteria Origen Recorrido y distribución Oftálmica Arteria carótida interna Atraviesa el conducto óptico para alcanzar la cavidad orbitaria Arteria central de la retina Arteria oftálmica Atraviesa la vaina externa (dural) del nervio óptico y discurre hacia el bulbo ocular; se ramifica en el centro del disco óptico; irriga la porción óptica de la retina (excepto los conos y bastones) Supraorbitaria Discurre superior y posteriormente desde el foramen supraorbitario para irrigar la frente y la piel cabelluda Supratroclear Pasa desde el borde supraorbitario hacia la frente y la piel cabelluda Lagrimal Pasa a lo largo del borde superior del músculo recto lateral para irrigar la glándula lagrimal, la conjuntiva y los párpados Dorsal de la nariz Discurre a lo largo de la cara dorsal de la nariz e irriga su superficie Ciliares posteriores cortas Atraviesan la esclera en la periferia del nervio óptico para irrigar la coroides, al tiempo que irrigan los conos y bastones de la porción óptica de la retina Ciliares posteriores largas Atraviesan la esclera para irrigar el cuerpo ciliar y el iris Etmoidal posterior Pasa a través del foramen etmoidal posterior hacia las celdillas etmoidales posteriores Etmoidal anterior Pasa a través del foramen etmoidal anterior para irrigar las celdillas etmoidales anteriores y medias, el seno frontal, la cavidad nasal y la piel del dorso de la nariz Ciliar anterior Ramas musculares de las arterias oftálmicas e infraorbitarias Atraviesa la esclera a nivel de las inserciones de los músculos rectos y forma una red en el iris y el cuerpo ciliar Infraorbitaria Tercera porción de la arteria maxilar Pasa a lo largo del surco y el foramen infraorbitarios hacia la cara 1033 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org Fibras sensitivas del NC V1, a través del ramo comunicante del nervio nasociliar. Fibras parasimpáticas presinápticas del NC III. Fibras simpáticas postsinápticas del plexo carotídeo interno. Los nervios ciliares cortos constan de fibras parasimpáticas postsinápticas que se originan en el ganglio ciliar, así como de fibras aferentes del nervio nasociliar y fibras simpáticas postsinápticas que, en ambos casos, pasan a través del ganglio. Los nervios ciliares largos transportan fibras simpáticas postsinápticas hacia el dilatador de la pupila y fibras aferentes desde el iris y la córnea. Vascularización de la órbita Las arterias de la órbita proceden principalmente de la arteria oftálmica, una rama de la arteria carótida interna (fig. 8-38 A; tabla 8-7); la arteria infraorbitaria, de la arteria carótida externa, también contribuye a irrigar el suelo de la órbita y las estructuras adyacentes. La arteria central de la retina, una rama de la arteria oftálmica que se origina inferior al nervio óptico, atraviesa la vaina de duramadre del nervio óptico y discurre dentro del nervio hacia el bulbo ocular, emergiendo en el disco del nervio óptico (figs. 8-36 C y 8-38 B). Las ramas de esta arteria se extienden sobre la cara interna de la retina. Las ramas terminales de la arteria central de la retina son arterias terminales, que proporcionan la única irrigación para la cara interna de la retina. La cara externa de la retina está también irrigada por la lámina coroidocapilar (fig. 8-38 B). De las aproximadamente ocho arterias ciliares posteriores (ramas también de la arteria oftálmica), seis arterias ciliares posteriores cortas irrigan directamente la coroides, que nutre la capa avascular externa de la retina. Dos arterias ciliares posteriores largas, una a cada lado del bulbo ocular, pasan entre la esclera y la coroides para anastomosarse con las arterias ciliares anteriores (continuaciones de las ramas musculares de la arteria oftálmica para los músculos rectos) e irrigar el plexo ciliar (figs. 8-27 y 8-38 B). El drenaje venoso de la órbita se realiza a través de las venas oftálmicas superior e inferior, que pasan a través de la fisura orbitaria superior y entran en el seno cavernoso (fig. 8-39). La vena oftálmica inferior, también drena hacia el plexo venoso pterigoideo. La vena central de la retina suele penetrar directamente en el seno cavernoso, pero puede unirse a una de las venas oftálmicas (fig. 8-36 C). Las venas vorticosas de la capa vascular del bulbo ocular drenan en la vena oftál-mica inferior (figs. 8-27 A, 8-38 B y 8-39). El seno venoso de la esclera es una estructura vascular que rodea a la cámara 1034 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org anterior del bulbo ocular, a través de la cual el humor acuoso retorna a la circulación sanguínea (v. fig. 8-27 B). FIGURA 8-39. Venas oftálmicas. C U A D R O C L Í N I C O Obstrucción de la arteria central de la retina Dado que las ramas terminales de la arteria central de la retina son arterias terminales, su obstrucción por un émbolo da lugar a ceguera total instantánea. La obstrucción de la arteria central de la retina es habitualmente unilateral y ocurre en personas ancianas. Obstrucción de la vena central de la retina Como la vena central de la retina penetra en el seno cavernoso, la tromboflebitis de este seno puede dar paso a trombos en la vena central de la retina y producir la obstrucción de una de las pequeñas venas retinianas. La oclusión de una rama de la vena central de la retina generalmente da lugar a una pérdida de visión lenta, no dolorosa. Hemorragias subconjuntivales Las hemorragias subconjuntivales son frecuentes y se manifiestan en forma de manchas de color rojo claro u oscuro, situadas profundamente a la conjuntiva bulbar o en su interior. Los golpes en el ojo, el sonarse la nariz con excesiva violencia, los paroxismos de tos o los estornudos demasiado intensos pueden producir hemorragias por rotura de pequeños capilares subconjuntivales. 1035 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org Reflejo fotomotor El reflejo fotomotor se explora con una linterna de bolsillo durante el examen neurológico. Este reflejo, en el cual intervienen el NC II (ramo aferente) y el NC III (ramo eferente), consiste en la constricción rápida de lapupila en respuesta a la luz. Bajo la acción de la luz se contraen ambas pupilas, pues cada retina emite fibras a los tractos ópticos de uno y otro lado. El músculo esfínter de la pupila está inervado por fibras parasimpáticas; por lo tanto, la interrupción de estas fibras produce dilatación pupilar, por la acción sin oposición del músculo dilatador de la pupila, inervado por fibras simpáticas. El primer signo de la compresión del nervio oculomotor es una lentitud homolateral en la respuesta pupilar a la luz. Reflejo corneal En la exploración neurológica, el examinador toca la córnea con una torunda de algodón para provocar un reflejo corneal. La falta de esta respuesta sugiere una lesión del NC V1; una lesión del NC VII (el nervio motor del orbicular del ojo) también puede alterar este reflejo. El examinador debe asegurarse de que toca la córnea (y no simplemente la esclera) para provocar el reflejo. La presencia de una lente de contacto puede dificultar o abolir el reflejo. Parálisis de los músculos extrínsecos del ojo/parálisis de los nervios orbitarios Una patología del tronco del encéfalo o un traumatismo craneoencefálico pueden paralizar uno o más músculos extrínsecos del ojo; esto provoca diplopía (visión doble). La parálisis de un músculo se pone de manifiesto por la limitación del movimiento del ojo en el campo de acción del músculo y por la producción de dos imágenes cuando se intenta utilizar el músculo. Parálisis del nervio oculomotor La parálisis completa del nervio oculomotor afecta a la mayoría de músculos del ojo, el elevador del párpado superior y el esfínter de la pupila. El párpado superior cae y no puede elevarse voluntariamente debido a la actividad no contrarrestada del orbicular del ojo (inervado por el nervio facial) (fig. C8-11 A). La pupila se encuentra totalmente dilatada y arreactiva debido a la acción sin oposición del dilatador de la pupila. La pupila está totalmente abducida y descendida («hacia abajo y hacia el lado») a causa de que no se contrarresta la actividad del recto lateral y el oblicuo superior, respectivamente. Parálisis del nervio abducens Cuando se paraliza el nervio abducens (NC VI) que inerva solo al recto lateral, la persona no puede abducir la pupila del lado afectado (fig. C8-11 B). La pupila 1036 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org está totalmente abducida por la falta de oposición a la tracción del recto medial. FIGURA C8-11. Parálisis de los nervios oculomotor y abducens. REGIÓN TEMPORAL La región temporal incluye las fosas temporal e infratemporal, que se encuentran superior e inferior al arco cigomático, respectivamente (fig. 8-40). Fosa temporal La fosa temporal (fig. 8-40 A y B), en la que se sitúa la mayor parte del músculo temporal, está limitada: Posterior y superiormente, por las líneas temporales superior e inferior. Anteriormente, por los huesos frontal y cigomático. Lateralmente, por el arco cigomático. Inferiormente, por la cresta infratemporal. 1037 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org Push Button0:
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