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1681© 2019. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos HALLAZGOS MÁS RECIENTES SOBRE LA EMBOLIA PULMONAR, 1681 FISIOPATOLOGÍA MOLECULAR, 1682 DINÁMICA CARDIOPULMONAR, 1682 CLASIFICACIÓN DE LA EMBOLIA PULMONAR, 1683 Embolia pulmonar masiva, 1683 Embolia pulmonar submasiva, 1683 Embolia pulmonar de bajo riesgo, 1684 Infarto pulmonar, 1684 Embolia paradójica, 1684 Embolia pulmonar no trombótica, 1684 CLASIFICACIÓN DE LA TROMBOSIS VENOSA PROFUNDA, 1684 Trombosis venosa profunda de las extremidades inferiores, y relación entre la trombosis venosa profunda y la embolia pulmonar, 1684 Trombosis venosa profunda de las extremidades superiores, 1684 Síndrome postrombótico e insuficiencia venosa crónica, 1685 Trombosis venosa superficial, 1685 EPIDEMIOLOGÍA, 1685 Consideraciones generales, 1685 Factores de riesgo clínico, 1685 Estado de hipercoagulabilidad, 1686 DIAGNÓSTICO, 1686 Presentación clínica, 1686 Diagnóstico diferencial, 1687 Métodos de diagnóstico no radiológicos, 1687 Pruebas de imagen, 1687 Estrategia global: un abordaje de diagnóstico integrado, 1689 Apoyo informatizado a la decisión de diagnóstico, 1689 TRATAMIENTO ANTICOAGULANTE PARA LA EMBOLIA PULMONAR AGUDA, 1689 Estratificación del riesgo, 1689 Anticoagulación parenteral, 1690 Trombocitopenia inducida por heparina, 1690 Anticoagulación con warfarina, 1691 Nuevos anticoagulantes orales, 1691 Tratamiento de las complicaciones hemorrágicas por anticoagulantes, 1691 DURACIÓN ÓPTIMA DEL TRATAMIENTO ANTICOAGULANTE Y SELECCIÓN DEL ANTICOAGULANTE ÓPTIMO, 1692 Riesgo de tromboembolia venosa recidivante después de la suspensión de la anticoagulación, 1692 Cómo determinar la duración óptima del tratamiento, 1692 Ácido acetilsalicílico para la anticoagulación de duración prolongada, 1693 Selección del anticoagulante oral óptimo para la anticoagulación de duración prolongada, 1693 TRATAMIENTO AVANZADO (AÑADIDO A LA ANTICOAGULACIÓN) EN LA EMBOLIA PULMONAR AGUDA, 1693 Embolia pulmonar masiva, 1693 Hipertensión pulmonar tromboembólica crónica, 1694 Intervenciones sobre la trombosis venosa profunda, 1695 Apoyo emocional, 1695 PREVENCIÓN, 1695 Justificación de la profilaxis intrahospitalaria, 1695 Factores de riesgo intrahospitalario de tromboembolia venosa y hemorragia, 1695 Profilaxis mecánica en pacientes con enfermedades médicas, 1696 Avances en la profilaxis de la tromboembolia venosa en cirugía mayor ortopédica, 1696 PERSPECTIVAS FUTURAS, 1696 BIBLIOGRAFÍA, 1696 84 Embolia pulmonar SAMUEL Z. GOLDHABER HALLAZGOS MÁS RECIENTES SOBRE LA EMBOLIA PULMONAR La embolia pulmonar (EP) y la trombosis venosa profunda (TVP) juntas constituyen una de las «tres grandes» enfermedades cardiovasculares; las otras dos son el infarto de miocardio (IM) y el accidente cerebrovascular. La tromboembolia venosa (TEV) abarca la EP y la TVP. Los cálculos de la incidencia global de TEV varían entre el 1,2 y el 2,7 por 1.000 cada año.1 Hay estacionalidad en los ingresos hospitalarios por EP. El mayor número de ingresos ocurre en invierno y el menor número, en verano.2 En EE. UU., la EP causa más de 100.000 fallecimientos cada año. La mayoría de los fallecimientos en pacientes ingresados en el hospital con EP son el resultado de insuficiencia cardíaca derecha debida a la EP inicial o recidivante a pesar de la anticoagulación. La EP tiene aproximadamente una tasa de mortalidad intrahospitalaria del 4% en adultos de 65 años o mayores en EE. UU. Sin embargo, la tasa de reingresos a los 30 días es del 15% y la tasa de mortalidad a los 6 meses aumenta hasta el 20% en esta población.3 Existe un aumento de la mortalidad intrahospitalaria y menor frecuencia de recepción de trombólisis en los pacientes que viven en códigos postales con menor nivel socioeconómico comparados con los pacientes que residen en códigos postales con un nivel socioeconómico más elevado.4 Las principales complicaciones a largo plazo de la TEV son TEV recidivante, hipertensión pulmonar tromboembólica crónica (HPTEC)5 y síndrome postrombótico (también llamado insuficiencia venosa crónica) de las extremidades inferiores.6 Los pacientes con síndrome postrombótico presentan peor salud física y mental y peor calidad de vida a largo plazo comparados con los del grupo de control.7 El coste de los pacientes con TEV recién diagnosticados para el sistema de salud de EE. UU. es de 7.000 a 10.000 millones de dólares anuales.8 El coste calculado de la TEV para la Unión Europea oscila entre los 1.500 y los 13.200 millones de euros anuales.9 En un registro europeo de EP, la tasa de mortalidad a los 30 días fue del 5%.10 Durante un período de 13 años en Europa, el uso de tratamiento trombolítico aumentó del 0,7 al 1% y las intervenciones de embolectomía quirúrgica se duplicaron desde el 0,3 al 0,6%. EE. UU. y Europa comparten tendencias comunes durante la última década: 1) aumento de la incidencia de EP; 2) disminución de la duración de los ingresos hospitalarios, y 3) disminución de la tasa de motalidad.11 La edad avanzada12 y la TVP13 simultáneas se asocian con una mayor tasa de mortalidad a los 30 días. Los pacientes con tumores malignos corren cuatro veces más riesgo de TEV comparados con la población general.14 Cuando se produce TEV no provocada, existe mayor probabilidad de que posteriormente se detecte un tumor maligno oculto, especialmente durante los primeros 6 meses después del diagnóstico de TEV.15 La edad, la TEV previa y el tabaquismo pueden ayudar a predecir la presencia de un tumor maligno oculto en pacientes con un primer episodio no provocado de TEV.16 Sin embargo, sigue siendo controvertido si pautar tomografías computarizadas (TC) abdominopélvicas como intento de diagnóstico de tumores malignos ocultos en pacientes con un primer episodio no provocado de TEV.17 La TEV también es una enfermedad de la salud de la mujer. La EP es la principal causa de mortalidad materna en EE. UU. En general, el embarazo aumenta el riesgo de TEV en cinco veces,18 y este riesgo persiste durante al menos 12 semanas durante el período posparto.19 Cada vez se reconoce más que la TEV y la aterotrombosis tienen similitudes en su epidemiología y fisiopatología. La inflamación, con su estado protrombótico subyacente, es un factor fundamental en la fisiopatología de la EP y vincula la TEV con la trombosis arterial.20 Esta constatación ha descubierto una amplia gama de factores de riesgo no convencionales de EP relacionados con la inflamación. Por ejemplo, los pacientes con el estado inflamatorio de sepsis grave y shock séptico tienen una alta incidencia de TEV a pesar del uso de tromboprofilaxis. En un estudio prospectivo multicéntrico de estos pacientes en la unidad de cuidados intensivos (UCI), la tasa de TEV fue del 37% y se asoció con mayor duración de la estancia y con una tendencia hacia mayores tasas de mortalidad por EP.21 La enfermedad renal crónica Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1682 En fE rm Ed a d Es d El m io ca rd io , d El p Er ic a rd io y d El l Ec h o v a sc u la r pu lm o n a r IX también se relaciona con la TEV,22 probablemente porque la alteración de la función renal aumenta el estrés oxidativo y la inflamación. Otros factores de riesgo de TEV basados en la inflamación son la enfermedad inflamatoria intestinal, la artritis reumatoide, la psoriasis, las neumonías, las infecciones urinarias, la gripe, la diabetes mellitus y otros factores posiblemente desencadenantes como la transfusión de sangre de factores estimulantes de la eritropoyetina. El riesgo de episodios cardiovasculares arteriales posteriores se duplica en pacientes con TEV en comparacióncon los del grupo de control.23 En 1.023 pacientes australianos ingresados en el hospital inicialmente por TEP, la tasa de mortalidad acumulada fue del 32% a los 5 años, y el 40% de los fallecimientos fueron atribuidos a causas cardiovasculares. La tasa de mortalidad después del alta fue 2,5 veces mayor que en una población de la misma edad y sexo.24 En un estudio observacional danés con una media de seguimiento de 16 años, 1.853 participantes sufrieron IM y 699 fueron diagnosticados de TEV. El IM se asoció con un aumento del riesgo del 72% de EP.25 La insuficiencia cardíaca y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) también aumentan de manera intensa el riesgo de mortalidad intrahospitalaria en pacientes con TEV. La EP deteriora la calidad de vida.7 En los adultos jóvenes diagnostica- dos de TEV está duplicada la prescripción de psicofármacos comparados con los del grupo de control pareado por edad y sexo. Los fármacos pres- critos con mayor frecuencia fueron los antidepresivos (53%), seguidos por los sedantes (22%), los ansiolíticos (20%) y los antipsicóticos (5%).26 La EP y la TVP aumentan con la edad, pero también afectan a lactantes, niños y adolescentes.27 La recidiva después de la finalización de un ciclo de anticoagulación durante un tiempo limitado ocurre a menudo, especialmente cuando el episodio inicial no fue desencadenado por una intervención quirúrgica, un traumatismo o el tratamiento con estrógenos. La TEV impone un coste psicológico para los pacientes, que se preguntan si sufrirán un episodio recidivante y se preocuparán por la posible carga para sus familias, la disminución de la calidad de vida y la reducción de la esperanza de vida. Los avances en las estrategias diagnósticas, terapéuticas y profilácticas, junto con nuevas perspectivas sobre la fisiopatología de la TEV, han surgido a un ritmo sin precedentes. Las herramientas de decisión clínicas y electrónicas facilitan la detección temprana de la TEV y mejoran las estrategias de prevención. Los nuevos anticoagulantes orales (NACO) como el dabigatrán, el rivaroxabán, el apixabán y el edoxabán permiten el tratamiento de la EP y la TVP con menos complicaciones hemorrágicas que con warfarina. La dosificación fija, la ausencia de interacciones fármaco-alimentos, el mínimo número de interacciones farmacológicas y la ausencia de pruebas de valores de coagulación sanguínea simplifican el tratamiento con los NACO y mejoran la seguridad de la anticoagulación.28 Con el reconocimiento de la función crucial de las plaquetas activadas en la patogenia de la TEV, las dosis bajas de ácido ace- tilsalicílico proporcionan opciones profilácticas y terapéuticas adicionales. Para los pacientes que necesitan tratamiento avanzado más allá de la anticoagulación aislada, las herramientas invasivas como la trombólisis facilitada por ecografía a través de un catéter con dosis bajas de activador del plasminógeno tisular son prometedoras con respecto a menores tasas de complicaciones hemorrágicas que las asociadas con la trombólisis tradicional con dosis altas administradas por vía sistémica. La trombólisis sistémica con dosis reducidas de activador del plas- minógeno tisular también está ganando terreno en el arsenal terapéutico avanzado debido a su baja tasa de hemorragias importantes.29 Nuestro conocimiento de la genética de la TEV se está expandiendo rápidamente.30 Hasta la fecha, se ha demostrado que al menos 17 genes albergan variaciones genéticas asociadas con el riesgo de TEV. Los polimorfismos frecuentes son responsables solamente de alrededor del 5% de la herencia de la TEV. La aplicación translacional de nuestros avances en genética sigue siendo difícil de alcanzar (v. también capítulo 6). FISIOPATOLOGÍA MOLECULAR La TEV y la aterotrombosis tienen factores de riesgo y fisiopatología entrelazados. La dicotomía entre la EP como una enfermedad de «coágulo rojo» y la aterotrombosis como una enfermedad de «coágulo blanco» ya no es sostenible. La TEV es parte de un síndrome pancardiovascular que incluye la enfermedad arterial coronaria, la enfermedad arterial periférica y la enfermedad cerebrovascular. La tríada de Virchow de estasis, hipercoagulabilidad y lesión endotelial a menudo activan la cascada fisiopatológica que conduce a TEV. La inflamación no está incluida en la tríada de Virchow, pero es un factor precipitante clave. La infección y su inflamación asociada conducen al reclutamiento de plaquetas –uno de los primeros pasos necesarios para el inicio del trombo–. Las plaquetas activadas liberan polifosfatos, micropartículas procoagulantes y mediadores proinflamatorios. Estas plaquetas activadas se unen a neutrófilos y los estimulan para que liberen su material nuclear y formen redes extracelulares en forma de banda que contienen ADN, histonas y constituyentes de gránulos de neutrófilos. Estas redes se denominan trampas extracelulares de neu- trófilos (NET, neutrophil extracellular traps) y constan de ADN extruido de los leucocitos. Las NET son protrombóticas y procoagulantes. Las histonas estimulan la agregación plaquetaria y potencian la síntesis de trombina dependiente de plaquetas. A medida que los trombos venosos comienzan a organizarse, los neutrófilos se infiltran en las NET. A medida que los trombos maduran, las NET proporcionan el andamio que une los eritrocitos y favorece la agregación plaquetaria adicional.31 Los trombos venosos contienen fibrina, eritrocitos, plaquetas y neu- trófilos (fig. 84-1). Estos trombos surgen en un entorno de estasis, baja tensión de oxígeno, estrés oxidativo, aumento de la expresión de productos genéticos proinflamatorios y de la capacidad reguladora de las células endoteliales dañadas. La inflamación resultante de la infección, la trans- fusión o el factor estimulante de la eritropoyesis32 activa una cascada de reacciones bioquímicas en el endotelio venoso que potencia la trombosis.33 La alta tasa de recidiva de la TEV en ausencia de anticoagulación res- palda la hipótesis de que la trombosis venosa puede persistir como un estado inflamatorio subclínico, quizás crónico, que se vuelve clínicamente aparente de forma intermitente, cuando las plaquetas activadas liberan sus gránulos y mediadores proinflamatorios presintetizados. El estudio Justification for the Use of Statin in Prevention: An Intervention Trial Evaluating Rosuvastatin (JUPITER) encontró una reducción del 43% en la TEV con síntomas en una cohorte inicialmente sana de 17.802 pacientes con elevación asintomática de las concentraciones iniciales de proteína C reactiva de alta sensibilidad (CRPas) tratados con rosuvastatina 20 mg/día.34 El principal mecanismo de acción planteado fue el efecto antiinflamatorio de la rosuvastatina, probado por su reducción de las concentraciones de CRPas. DINÁMICA CARDIOPULMONAR La EP puede provocar una respuesta cardiopulmonar compleja que inclu- ye el aumento de la resistencia vascular pulmonar debido a obstrucción vascular, sustancias neurohumorales o barorreceptores de la arteria pulmonar; la alteración del intercambio gaseoso causada por el aumento del espacio muerto alveolar debido a obstrucción vascular e hipoxemia FIGURA 84-1 Microfotografías de una EP mortal analizada en la autopsia. Izquier da. Preparación con tinción convencional de hematoxilina-eosina (H-E). Derecha. Se utilizaron dos tinciones especiales en esta preparación: una tinción CD11b para leucocitos polimorfonucleares (PMN, monocitos polimorfonucleares) (marrón claro) y una tinción CD42b para plaquetas (azul). La tinción especial muestra que esta tromboembolia mortal está compuesta principalmente de plaquetas (azul). (Por cortesía de Alexander S. Savchenko, PhD, y Denisa D. Wagner, PhD.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos losderechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1683 Em b o lia p u lm o n ar 84 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . por hipoventilación alveolar y derivación de derecha a izquierda, así como la alteración de la transferencia de monóxido de carbono causada por la pérdida de la superficie de intercambio gaseoso; la hiperventilación alveolar causada por estimulación refleja de receptores irritantes; el aumento de la resistencia de las vías respiratorias debido a broncocons- tricción y la disminución de la distensibilidad pulmonar debida a edema pulmonar, hemorragia pulmonar y pérdida del surfactante. El grado de obstrucción vascular pulmonar, la presencia de enfermedad cardiopulmonar subyacente y la respuesta neurohumoral determinan si se produce la disfunción del ventrículo derecho. A medida que aumenta la obstrucción, se incrementa la presión arterial pulmonar. Los aumentos adicionales de la resistencia vascular pulmonar y la hipertensión pulmonar son el resultado de la secreción de compuestos vasoconstrictores como serotonina, vasoconstricción de la arteria pulmonar refleja e hipoxemia. El ventrículo derecho sobrecargado libera biomarcadores cardíacos como el propéptido natriurético de tipo B (pro-BNP), el péptido natriurético cerebral (BNP) y la troponina, y todos ellos predicen una mayor probabilidad de desenlaces clínicos adversos. El aumento súbito de la presión arterial pulmonar aumenta brus- camente la poscarga del ventrículo derecho, con la consiguiente elevación de la sobrecarga de la pared ventricular derecha seguida de dilatación y disfunción del ventrículo derecho (fig. 84-2). A medida que el ventrículo derecho se dilata, el tabique interventricular se des- plaza hacia la izquierda, lo que lleva a un llenado insuficiente y a disminución de la distensibilidad diastólica del ventrículo izquierdo. Con el obstáculo al llenado del ventrículo izquierdo, el gasto cardíaco sistémico y la presión arterial sistólica disminuyen, lo que afecta a la perfusión coronaria y provoca isquemia miocárdica. La tensión elevada de la pared del ventrículo derecho después de una EP masiva reduce el flujo de la arteria coronaria derecha y aumenta la demanda de oxígeno del miocardio del ventrículo derecho, lo que causa isquemia. La perpetuación de este ciclo puede provocar infarto ventricular derecho, colapso circulatorio y el fallecimiento. CLASIFICACIÓN DE LA EMBOLIA PULMONAR La clasificación de la EP aguda (tabla 84-1) puede ayudar en la elaboración del pronóstico y del tratamiento clínico. La EP masiva cons- tituye el 5-10% de los casos. La EP submasiva es más frecuente y ocurre en aproximadamente el 20-25% de los pacientes. La EP de bajo riesgo constituye la mayoría de los casos de EP, aproximadamente el 65-70%. Embolia pulmonar masiva Los pacientes con EP masiva pueden desarrollar shock cardiógeno y fracaso multiorgánico. La insuficiencia renal, la disfunción hepática y las alteraciones mentales ocurren con frecuencia. LA EP masiva conlleva una alta tasa de mortali- dad. La trombosis es extensa y afecta al menos a la mitad de los vasos arteriales pulmonares. De forma característica, el coágulo está presente en ambos lados, a veces como una EP en «silla de montar» en la arteria pulmonar principal. La disnea generalmente es el síntoma más prominente; el dolor torácico es infrecuente; la cianosis transitoria es común, y la hipotensión arterial sistémica que necesita soporte de pre- sión ocurre con frecuencia. El exceso de bolos de líquidos puede empeorar la insuficiencia cardíaca derecha, lo que dificulta el tratamien- to. Estos pacientes pueden necesitar esfuerzos heroicos para permitir la supervivencia, como la oxigenación por membrana extracorpórea.35 Embolia pulmonar submasiva Los pacientes con EP submasiva presentan una presión arterial sistémica normal al inicio. Las directrices sobre EP de la European Society of Cardiology actualmente subdividen la EP submasiva en entidades de alto y bajo riesgo.36 Los pacientes con EP submasiva de FIGURA 84-2 Fisiopatología de la disfunción ventricular derecha y sus efectos nocivos sobre la disminución de la presión arterial sistémica, disminución de la perfusión coronaria y el deterioro de la función ventricular. AP, arteria pulmonar; VD, ventrículo/ventricular derecho; VI, ventrículo/ventricular izquierdo. TABLA 84-1 Clasificación de la embolia pulmonar (EP) aguda caTEGorÍa (frEcuEncia) prEsEnTaciÓn TraTamiEnTo EP masiva (5-10%) Presión arterial sistólica < 90 mmHg o mala perfusión tisular o fracaso multiorgánico más trombosis extensa, como EP en «silla de montar» o trombo en la arteria pulmonar principal izquierda o derecha Anticoagulación (habitualmente con altas dosis de HNF), más tratamiento avanzado: trombólisis sistémica, tratamiento farmacomecánico dirigido por catéter, embolectomía quirúrgica y/o filtro en vena cava inferior (VCI) EP submasiva, riesgo alto (15%) Hemodinámicamente estable, pero con disfunción o dilatación del VD moderada o grave, junto con elevación de biomarcadores que indican microinfartos del VD y/o sobrecarga de presión del VD Anticoagulación hasta la toma de decisiones con respecto a la implementación de tratamiento avanzado; existe controversia en este grupo. En la trombólisis sistémica debe sopesarse la reducción de la tasa de mortalidad y de colapso cardiovascular frente al aumento de la tasa de ACV hemorrágico EP submasiva, riesgo bajo (5-10%) Hemodinámicamente estable, pero con disfunción del VD o elevación de biomarcadores, pero no con ambos Anticoagulación seguida por «observación y espera». Se realiza un tratamiento avanzado si existe deterioro clínico EP moderada a pequeña (70%) Hemodinámica normal, y tamaño y función del VD normales Anticoagulación, y considérese un breve ingreso hospitalario o un tratamiento completamente domiciliario ACV, accidente cerebrovascular; HNF, heparina no fraccionada; VD, ventrículo derecho. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1684 En fE rm Ed a d Es d El m io ca rd io , d El p Er ic a rd io y d El l Ec h o v a sc u la r pu lm o n a r IX alto riesgo presentan inicialmente hipocinesia ventricular derecha y biomarcadores cardíacos elevados, como troponina, pro-BNP o BNP. Aquellos con EP submasiva de bajo riesgo presentan inicialmente dis- función del ventrículo derecho o biomarcadores cardíacos elevados, pero no ambos. Por lo general, un tercio o más del lecho vascular de la arteria pulmonar está obstruido en los pacientes con EP submasiva. La aparición súbita de hipertensión arterial pulmonar moderada (fig. 84-3) y la dilatación del ventrículo derecho ocurren con frecuencia. Si los pacientes no tienen antecedentes de enfermedad cardiopulmonar, pueden parecer clínicamente en buen estado, pero esta impresión inicial puede ser engañosa. Corren riesgo de recidiva de la EP, incluso con la anticoagulación adecuada. La mayoría sobreviven, pero algunos pacientes se deteriorarán clínicamente y necesitarán una intensificación del tratamiento con soporte de presión o trombólisis.37 Embolia pulmonar de bajo riesgo Los pacientes con EP de bajo riesgo no muestran marcadores de un pronóstico adverso. Presentan inicialmente presión arterial sistémica normal, sin liberación de biomarcadores cardíacos y función ventricular derecha normal. A menudo se demuestra que poseen una EP anatómi- camente pequeña y parecen clínicamente estables. La anticoagulación adecuada generalmente conduce a un resultado clínico excelente. Pueden ser buenos candidatos para el tratamiento domiciliario.38 Infarto pulmonar Elinfarto pulmonar se caracteriza por dolor torácico pleurítico que puede ser incesante o puede crecer y menguar. La hemoptisis acompaña a la pleuritis ocasionalmente. El émbolo se aloja de forma característica en el árbol pulmonar arterial periférico, cerca de la pleura (fig. 84-4). El infarto tisular generalmente ocurre de 3 a 7 días después de la embolia. Entre los signos y síntomas a menudo se encuentran fiebre, leucocitosis, velocidad de sedimentación globular elevada y pruebas radiológicas de infarto. Embolia paradójica La embolia paradójica puede manifestarse como un accidente cere- brovascular súbito, que puede diagnosticarse erróneamente como «criptógeno». La causa es una TVP que produce embolias al sistema arterial, generalmente a través de un foramen oval persistente. La TVP puede ser pequeña y romperse por completo desde una vena diminuta de la pierna, sin dejar pruebas residuales de trombosis que puedan obtenerse en la ecografía venosa.39 Embolia pulmonar no trombótica Las fuentes de embolia diferentes del trombo son poco frecuentes. Entre ellas están la grasa, los tumores, el aire y el líquido amniótico. La embolia grasa ocurre con mayor frecuencia después de un traumatismo cerrado complicado por fracturas de huesos largos.40 La embolia aérea puede ocurrir durante la colocación o extracción de un catéter venoso central. La embolia del líquido amniótico puede ser mortal y se caracteriza por insuficiencia respiratoria, shock cardiógeno y coagulación intravas- cular diseminada. Los adictos a drogas por vía intravenosa a veces se autoinyectan pelo, talco y algodón como contaminantes de la droga; estos pacientes también son susceptibles a la EP séptica, que puede causar endocarditis de la válvula tricúspide o pulmonar. CLASIFICACIÓN DE LA TROMBOSIS VENOSA PROFUNDA Trombosis venosa profunda de las extremidades inferiores, y relación entre la trombosis venosa profunda y la embolia pulmonar Los pacientes presentan síntomas iniciales de TVP con una incidencia aproximadamente del doble con respecto a los síntomas de EP. La TVP de las extremidades inferiores tiene una incidencia aproximadamente 10 veces mayor que la TVP de las extremidades superiores. Cuanto más proximal es el trombo dentro de las venas profundas de las extremidades inferiores, más probable es que se produzca su embolia y cause una EP aguda. Cuando los trombos venosos se separan de sus sitios de formación, viajan a través del sistema venoso hacia la vena cava. Pasan por la aurícula derecha y el ventrículo derecho y luego ingresan en la circulación arterial pulmonar. Un émbolo extremadamente grande puede alojarse en la bifurcación de la arteria pulmonar, formando un émbolo en silla de montar (fig. 84-5). En numerosos pacientes con EP extensa se carece de pruebas ecográficas de TVP, probablemente porque ya se ha producido la embolia del coágulo hacia los pulmones. Trombosis venosa profunda de las extremidades superiores La TVP de las extremidades superiores es una entidad clínica cada vez más importante debido a la colocación más frecuente de marcapasos y desfibriladores automáticos implantables, así como a un uso más frecuente de catéteres permanentes crónicos para quimioterapia y nutrición. La probabilidad de TVP de las extremidades superiores aumenta a medida que aumenta el tamaño del catéter central insertado de forma periférica.41 Una iniciativa hospitalaria para utilizar catéteres de diámetro más pequeño y minimizar el número de luces puede reducir notablemente la frecuencia de TVP asociada al catéter.42 Los pacientes con TVP en las extremidades superiores corren riesgo de EP, síndrome de la vena cava superior y pérdida del acceso vascular. En un estudio de 3.790 pacientes que portaban catéteres centrales insertados por vía periférica durante el ingreso hospitalario, el uso de este catéter central triplicó la probabilidad de TVP en las extremidades superiores y aumentó en aproximadamente un 50% la probabilidad de TVP en las extremidades inferiores.43 FIGURA 84-3 Trazado de ecocardiografía Doppler obtenido en un paciente con EP submasiva. La presión en la arteria pulmonar calculada es de 54 mmHg, con una contribución adicional a la presión auricular derecha, lo que provoca hipertensión pulmonar aguda moderada o grave. FIGURA 84-4 Imagen de tomografía computarizada (TC) de tórax que muestra un infarto pulmonar del lado derecho extenso, en forma de cuña (contorno). Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1685 Em b o lia p u lm o n ar 84 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . Síndrome postrombótico e insuficiencia venosa crónica La disfunción de las válvulas del sistema venoso profundo a menudo es provocada por daños debidos a la TVP. La obstrucción de las venas profundas puede limitar la salida de sangre, lo que provoca un aumento de la presión venosa con la contracción del músculo de las extremidades inferiores. La hemodinámica anómala en las grandes venas de las extremidades inferiores se transmite a la microcirculación, causando microangiopatía venosa.6 Los pacientes con TVP que desarrollan sín- drome postrombótico poseen mayores concentraciones de marcadores inflamatorios en comparación con aquellos que no lo desarrollan.44 Entre los signos físicos pueden estar varices, pigmentación anómala del maléo- lo medial y úlceras en la piel (fig. 84-6). El síndrome postrombótico tiene un alto impacto económico45 debido al tiempo laboral perdido y al coste del diagnóstico y tratamiento médicos. La enfermedad venosa crónica se asocia con una calidad de vida reducida como consecuencia del dolor, la disminución de la función física y la disminución de la movilidad. Las medias de compresión vascular (por debajo de la rodilla, 30-40 mmHg) no impiden el desarrollo del síndrome postrombótico después de una TVP proximal aguda.46 Sin embargo, en los pacientes con insuficiencia venosa, las medias de compresión vascular son un pilar del tratamiento, mejoran la hemodinámica venosa, reducen el edema, alivian el malestar en la pantorrilla y minimizan la decoloración de la piel. Trombosis venosa superficial En un amplio estudio poblacional danés de casos y controles, el ries- go de TEV fue del 3,4% en los 3 meses posteriores al diagnóstico de trombosis venosa superficial. El riesgo de TEV se mantuvo quintuplicado durante más de 5 años después de la trombosis venosa superficial inicial.47 El uso a corto plazo de fondaparinux (2,5 mg una vez al día durante 45 días) es el mejor tratamiento anticoagulante validado.48 EPIDEMIOLOGÍA Consideraciones generales La incidencia de TEV en América del Norte y Europa es de aproximada- mente 1,5 casos por 1.000 personas-año. Alrededor de dos tercios de los casos son TVP, y el resto son EP con o sin TVP. La incidencia aumenta con la edad tanto en hombres como en mujeres. Aproximadamente la mitad de los casos de TEV ocurren sin traumatismo, intervención quirúrgica, inmovilización o tumores malignos previos. Los factores de riesgo cardiovascular están asociados con la TEV. Un metaanálisis de datos de 63.552 pacientes con TEV con grupo de control encontró que el riesgo relativo de TEV era de 2,3 para la obesidad, 1,5 para la hipertensión, 1,4 para la diabetes mellitus, 1,2 para el tabaquismo y 1,2 para la hipercolesterolemia.49 La superposición entre factores de riesgo de trombosis venosa y arterial significa que los facultativos pueden asesorar a los pacientes sobre los pasos para reducir el riesgo de TEV y enfermedad coronaria simultáneamente. Factores de riesgo clínico Los factores de riesgo de TEV en la comunidad son la edad avanzada, la fragilidad y la inmovilidad; lapresencia de tumores malignos o insuficiencia venosa; TEV previa, o lesión traumática. Las mujeres embarazadas también presentan riesgo. De los pacientes con TEV del Worcester Venous Thromboembolism Study, el 23% se habían sometido a intervención quirúrgica y el 36% habían sido ingresados en el hospital en los últimos 3 meses. Entre esos pacientes, menos de la mitad habían recibido profilaxis anticoagulante.50 La obesidad aumenta el riesgo de TEV. En un estudio de más de 1 millón de mujeres con una edad media de 56 años en el Reino Unido, el riesgo de TEV aumentó con el aumento del índice de masa corporal (IMC). Las mujeres con un IMC de 35 kg/m2 o mayor, por ejemplo, tenían de tres a cuatro veces más probabilidades de desarrollar TEV que las mujeres con un IMC entre 22 y 25 kg/m2.51 Un registro español de TEV llamado Registro Informatizado de Enfermedad TromboEmbólica (RIETE) inscribió a 18.023 pacientes con EP. Los pacientes inmovilizados tenían un riesgo mayor del doble de EP mortal. De los pacientes de RIETE fallecidos por EP, el 43% tenían antecedentes de inmovilización reciente durante 4 días o más.52 Algunos factores de riesgo de TEV no son fácilmente modificables (tabla 84-2). A medida que los pacientes con TEV y tumores malignos sobreviven más tiempo debido a los avances en el tratamiento oncoló- gico, la frecuencia de TEV aumenta, porque los pacientes con tumores malignos tienen una mayor incidencia de TEV (v. capítulo 81). La TEV asociada a la quimioterapia contra tumores malignos es común. El aumento del riesgo de TEV se asocia con tumores sólidos, especialmente adenocarcinomas de páncreas, estómago, pulmón, esófago, próstata y colon. Menos conocido es que el riesgo de TEV también aumenta en los pacientes con «tumores líquidos», como los trastornos mielo- proliferativos, linfoma y leucemia. El embarazo, la anticoncepción hormonal y el tratamiento hormonal de la posmenopausia contribuyen al aumento del riesgo. El uso de com- FIGURA 84-5 Muestra quirúrgica de una mujer de 41 años de edad con hipertensión mal controlada que sufrió una hemorragia intracerebral y que 6 días después se complicó por una EP aguda. La embolectomía urgente percutánea no tuvo éxito, y la paciente sufrió una parada cardíaca. En la autopsia se descubrió un émbolo en silla de montar extendido desde la raíz de la arteria pulmonar hasta los pulmones izquierdo y derecho. FIGURA 84-6 Úlcera venosa del maléolo medial izquierdo debida a síndrome pos- trombótico en un hombre de 57 años de edad con antecedentes de TVP iliofemoral izquierda y tabaquismo importante. Obsérvense el eritema y el engrosamiento de la piel de la pantorrilla inferior izquierda. (Por cortesía de Suresh Vedantham, MD.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1686 En fE rm Ed a d Es d El m io ca rd io , d El p Er ic a rd io y d El l Ec h o v a sc u la r pu lm o n a r IX primidos anticonceptivos de progesterona aislada no se asocia con mayor riesgo de TEV. El transporte aéreo de larga distancia es uno de los factores de riesgo adquiridos estudiados con mayor frecuencia, aunque el riesgo asociado de EP mortal es menor de uno por millón. Sin embargo, cuando ocurre el fallecimiento, es drástico y especialmente trágico porque la víctima a menudo es una persona joven por lo demás sana. Estado de hipercoagulabilidad Las dos causas genéticas identificadas con mayor frecuencia de trombo- filia son el factor V de Leiden y la mutación del gen de la protrombina (v. capítulo 93). Normalmente, se puede añadir una cantidad específica de proteína C activada al plasma para prolongar el tiempo de tromboplastina parcial activado (TTPa). Los pacientes con «resistencia a la PC» presentan una prolongación TTPa atenuada y están predispuestos al desarrollo de EP y TVP. Una mutación de un solo punto, designado como factor V de Leiden, en el gen del factor V causa una resistencia a la PC. El factor V de Leiden triplica el riesgo de TEV y se asocia con la pérdida recidivante de los embarazos, probablemente como consecuencia de la trombosis de la vena placentaria. El uso de anticonceptivos orales que contienen estró- geno en pacientes con factor V de Leiden aumenta el riesgo de TEV al menos en 10 veces. Una mutación de un punto único en la región 3’ no traducida del gen de la protrombina (transición de G a A en la posición del nucleótido 20210) aumenta las concentraciones de la protrombina. La mutación del gen de la protrombina duplica el riesgo de TEV. El síndrome antifosfolipídico, la trombofilia adquirida más frecuente, puede causar trombosis venosa o arterial, trombocitopenia, pérdida fetal recidivante o encefalopatía isquémica aguda. La presencia de autoanticuer- pos específicos es un componente esencial del diagnóstico. Es necesaria la persistencia de al menos 12 semanas de uno de los siguientes anticuerpos antifosfolipídicos: anticuerpos anticardiolipina IgG o IgM, anti-β2-glucopro- teína I, antiprotrombina o anticoagulante lúpico. La presencia del síndrome antifosfolipídico confiere mayor susceptibilidad a la trombosis venosa o arterial recidivante si se interrumpe la anticoagulación.53 La obtención de los antecedentes familiares sigue siendo el método más rápido y rentable para identificar una predisposición a la trombosis venosa. El estudio con análisis de sangre para detectar causas conocidas de hipercoagulabilidad puede ser engañoso. La coagulopatía por consumo causada por la trombosis venosa, por ejemplo, puede diagnos- ticarse erróneamente como deficiencia de antitrombina, de proteína C o de proteína S. La administración de heparina puede reducir las concen- traciones de antitrombina. El uso de warfarina generalmente causa una deficiencia leve de proteína C y de proteína S. Los anticonceptivos orales y el embarazo también disminuyen las concentraciones de proteína S. DIAGNÓSTICO La EP se parece mucho a otras enfermedades, como el asma, la neumonía, la pleuritis, el síndrome coronario agudo y la insuficiencia cardíaca congestiva. La EP a menudo ocurre de forma simultánea con otras enfermedades, especialmente con neumonías e insuficiencia cardíaca, lo que confunde el diagnóstico. El abordaje más útil es una evaluación clínica de la probabilidad, basada en la presentación de síntomas y signos, junto con pruebas de diagnóstico juiciosas. Cuando la EP no se encuentra entre los diagnósticos más probables, un análisis de inmunoadsorción ligado a enzimas (ELISA) con dímero D plasmático normal generalmente puede descartar esta afección. Cuando se sos- pecha la presencia de EP, no es necesario obtener un ELISA de dímero D, y se puede proceder directamente a la TC torácica.54 Aunque el límite superior tradicional normal de una prueba de detección sistemática del dímero D es de 500 ng/ml, el límite superior de la normalidad debe aumentarse en los pacientes mayores de 50 años. En estos pacientes de edad avanzada, el valor de corte del dímero D ajustado por edad se define como la edad multiplicada por 10.55 Presentación clínica La EP provoca síntomas y signos inespecíficos. Por tanto, la sospecha clínica de EP tiene una importancia capital para orientar las pruebas de diagnóstico. La disnea es el síntoma más frecuente y la taquipnea el signo más frecuente (tabla 84-3). La disnea grave, el síncope o la cianosis predicen una EP grave que pone en peligro la vida, en la cual el paciente a menudo carece de dolor torácico. Paradójicamente, el dolor pleurítico grave a menudo conlleva que la embolia es pequeña, no pone en peligro la vida y se localiza en el sistema arterial pulmonar distal, cerca del revestimiento pleural. La EP debe sospecharse en pacientes hipotensos que presentanpruebas de: 1) trombosis venosa o factores de riesgo predisponentes de TEV; 2) cor pulmonale agudo (insuficiencia ventricular derecha aguda), con características como distensión venosa yugular, galope S3 del lado derecho, palpitación ventricular derecha, taquicardia o taquipnea, especialmente si 3) existen signos ecocardiográficos de dilatación ventricular derecha e hipocinesia o pruebas electrocardiográficas de cor pulmonale agudo que TABLA 84-2 Factores de riesgo mayores de tromboembolia venosa que no son fácilmente modificables Edad avanzada Enfermedad arterial, incluidas la enfermedad coronaria y carotídea Antecedentes personales o familiares de tromboembolia venosa Intervención quirúrgica reciente, traumatismo o inmovilidad, incluido un accidente cerebrovascular Insuficiencia cardíaca congestiva Enfermedad pulmonar obstructiva crónica Infección aguda Transfusión sanguínea Factor estimulante de la eritropoyetina Inflamación crónica (p. ej., enfermedad inflamatoria intestinal) Enfermedad renal crónica Contaminación ambiental Viaje aéreo de larga distancia Gestación, anticonceptivos orales o tratamiento hormonal sustitutivo de la posmenopausia Cables de marcapasos, desfibrilador automático implantable o catéter venoso central permanente Estados de hipercoagulabilidad Factor V de Leiden que provoca resistencia a la proteína C activada Mutación del gen de la protrombina 20210 Deficiencia de antitrombina Deficiencia de proteína C Deficiencia de proteína S Síndrome de anticuerpos antifosfolipídicos (adquirido, no heredado) TABLA 84-3 Síntomas y signos más frecuentes de embolia pulmonar Síntomas Disnea inexplicada Dolor torácico, especialmente pleurítico o «posicional» Ansiedad Tos Signos Taquipnea Taquicardia Febrícula Desplazamiento paraesternal izquierdo Distensión venosa yugular Soplo de insuficiencia tricuspídea P2 acentuado Hemoptisis Edema en las extremidades inferiores, eritema, dolor Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1687 Em b o lia p u lm o n ar 84 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . se manifiesta por un patrón S1Q3T3 de nueva aparición (fig. 84-7), bloqueo de rama derecha de nueva aparición o isquemia ventricular derecha con inversión inferior de la onda T, o inversión de la onda T en las derivaciones V1 a V4. Las reglas de decisión clínica pueden clasificar a los pacientes en grupos con alta probabilidad clínica de EP o sin ella, usando un conjunto de siete preguntas de evaluación a la cabecera del paciente conocidas como criterios de Wells (tabla 84-4). Diagnóstico diferencial La EP tiene un amplio diagnóstico diferencial, que cubre un amplio espectro de afecciones, desde algunas posiblemente mortales, como el IM agudo, hasta estados de ansiedad (tabla 84-5). Las enfermedades coexistentes deben tenerse en cuenta. Por ejemplo, si la neumonía o la insuficiencia cardíaca no responden al tratamiento adecuado, se debe considerar la posibilidad de una EP coexistente. La hipertensión pulmonar idiopática puede manifestarse con exacerbaciones repentinas que se parecen a la EP aguda. Métodos de diagnóstico no radiológicos Análisis de dímero D plasmático El análisis de dímero D plasmático, una prueba de detección sistemática sanguínea, está basado en el siguiente principio: la mayor parte de los pacientes con EP tienen fibrinólisis endógena continua que no es lo sufi- cientemente eficaz como para prevenir la EP, pero descompone parte del coágulo de fibrina en dímeros D. Aunque las concentraciones plasmáticas elevadas de dímeros D son sensibles para el diagnóstico de EP, no son específicas. Incluso en ausencia de EP, las concentraciones están elevadas durante al menos 1 semana después de una intervención quirúrgica y también permanecen anómalamente elevadas en pacientes con IM, sepsis, tumores o casi cualquier otra enfermedad sistémica. Por tanto, el análisis de dímero-D en plasma es ideal para el cribado de pacientes ambulatorios o en urgencias con sospecha de EP pero sin una enfermedad sistémica aguda coexistente. En general, esta prueba no es útil para la detección sistemática de pacientes ingresados en hospitales con enfermedades agudas, ya que generalmente presentan concentraciones elevadas de dímero D. Además de ser una prueba de detección sistemática de la EP, el dímero D elevado se correlaciona de forma independiente con mayores tasas de mortalidad y posterior TEV en una amplia variedad de estados de enfermedad.56 Electrocardiograma El electrocardiograma (ECG) ayuda a excluir el IM agudo y la pericarditis aguda. Esta prueba puede llevar al médico hacia el diagnóstico de EP en pacientes con manifestaciones electrocardiográficas de sobrecarga cardíaca del lado derecho. El signo más famoso de sobrecarga del corazón derecho es S1Q3T3, pero he encontrado que el signo más frecuente es la inversión de la onda T en las derivaciones V1 a V4. Debe tenerse en cuenta que la sobrecarga del lado derecho del corazón no es específica de la EP y puede observarse en pacientes con asma, EPOC o hipertensión pulmonar idiopática. En pacientes con EP masiva, el ECG puede no ser especialmente llamativo y puede representar taquicardia sinusal o anomalías leves del segmento ST y de la onda T, o incluso tener una apariencia completamente normal. Pruebas de imagen Radiografía de tórax Una apariencia radiográfica casi normal en el contexto de una afectación respiratoria grave es altamente indicativa de EP masiva. Las anomalías radiográficas importantes del tórax son poco comunes. La oligohemia focal (signo de Westermark) indica una oclusión embólica central masiva. Una densidad periférica en forma de cuña sobre el diafragma FIGURA 84-7 Electrocardiograma (ECG) de un hombre de 33 años que presentó una embolia de la arteria pulmonar principal izquierda en la exploración mediante TC de tórax. Estaba hemodinámicamente estable, con función del ventrículo izquierdo normal en la ecocardiografía. Las concentraciones de troponina y BNP fueron normales. Se le trató con anticoagulación solamente. El trazado inicial del ECG muestra S1Q3T3 (derivaciones I y III) con una onda S en la derivación I, onda Q en la derivación III y onda T invertida en la derivación III, y un bloqueo incompleto de rama derecha, con ondas T de amplitud disminuida o invertidas en las derivaciones V1 a V4. TABLA 84-4 Criterios de Wells clásicos para la valoración de la probabilidad clínica de embolia pulmonar criTErio punTuaciÓn* Síntomas o signos de TVP 3 Un diagnóstico alternativo es menos probable que la EP 3 Frecuencia cardíaca > 100 latidos/min 1,5 Inmovilización o cirugía hace menos de 4 semanas 1,5 TVP o EP previa 1,5 Hemoptisis 1 Tratado de tumor maligno hace menos de 6 meses o metástasis 1 TVP, trombosis venosa profunda. *Más de 4 puntos de la escala indican alta probabilidad; 4 puntos o menos de la escala indican que la probabilidad no es alta. TABLA 84-5 Diagnóstico diferencial de embolia pulmonar Ansiedad, pleuritis, costocondritis Neumonía, bronquitis Síndrome coronario agudo Pericarditis Insuficiencia cardíaca congestiva Disección aórtica Hipertensión pulmonar idiopática Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1688 En fE rm Ed a d Es d El m io ca rd io , d El p Er ic a rd io y d El l Ec h o v a sc u la r pu lm o n a r IX (joroba de Hampton) generalmente indicaun infarto pulmonar (v. fig. 84-4). Una sutil anomalía indicativa de EP es la dilatación de la arteria pulmonar derecha descendente. La radiografía de tórax también puede ayudar a identificar a los pacientes con enfermedades que pare- cen una EP, como la neumonía lobar y el neumotórax, pero los pacientes con estas enfermedades también pueden tener EP simultáneamente. Gammagrafía pulmonar La gammagrafía pulmonar de perfusión con radionúclidos (gammagrafía del pulmón) utiliza agregados radiomarcados de albúmina o microesferas que se alojan en los microvasos pulmonares. Los pacientes con EP extensa a menudo tienen múltiples defectos de perfusión. Si se realiza una exploración de ventilación en un paciente con EP sin enfermedad pulmonar intrínseca, se espera un resultado de estudio de ventilación normal, lo que da como resultado una falta de coincidencia entre la ventilación y la perfusión con alta probabilidad de EP. Sin embargo, muchos pacientes con gammagrafías de baja probabilidad, pero con hallazgos clínicos que señalan fuertemente una EP presentan de hecho pruebas de EP mediante angiografía pulmonar invasiva. Por tanto, una evaluación de probabilidad clínica ayuda a la correcta interpretación de los resultados de la exploración. La mayoría de las gammagrafías pulmonares no son diagnósticas. Una gammagrafía inequívocamente normal o de alta probabilidad es la excepción, no la regla. La variabilidad entre los observadores es común, incluso entre los expertos. Tres indicaciones principales para obtener una gammagrafía de pulmón son la insuficiencia renal, la anafilaxia que ocurre como reacción a una sustancia de contraste intravenosa que no puede ser suprimida con altas dosis de corticoesteroides y el embarazo (menor exposición fetal que la TC). Tomografía computarizada de tórax La TC de tórax ha sustituido a la gammagrafía pulmonar de perfusión con radionúclidos como la prueba radiológica inicial en la mayor parte de los pacientes con sospecha de EP.57 Las exploraciones de TC multicorte pueden obtener rápidamente imágenes de todo el tórax con resolución submilimétrica. Se pueden reconstruir imágenes tridimensionales y se puede añadir color electrónicamente para mejorar los detalles de la localización del trombo. La TC ayuda a determinar la accesibilidad quirúrgica o del catéter al trombo. Un comentario de precaución es que la TC puede conducir al sobrediagnóstico de EP debido a un artefacto de movimiento respiratorio o a un artefacto de endurecimiento del haz.58 La última generación de escáneres puede obtener imágenes del trombo en vasos de sexto orden. Estos trombos son tan pequeños que su relevancia clínica es incierta (fig. 84-8). La TC de tórax también puede detectar otras enfermedades pulmonares que se manifiestan junto con la EP o explican una presentación clínica que se parece a la EP. Entre estas enfermedades se encuentran neumonías, atelectasias, neumotórax y derrame pleural, que puede que no se visualicen bien en la radiografía de tórax. La TC de tórax a veces detecta un hallazgo incidental pero crucial, como un carcinoma de pulmón pequeño. Para los pacientes con EP, la TC sirve como una prueba de pronóstico y de diagnóstico. Muestra una vista de las cuatro cámaras cardíacas e imágenes de las arterias pulmonares. La evaluación cuidadosa de la TC puede detectar signos de disfunción ventricular derecha mediante el análisis de: 1) la relación del diámetro ventricular derecho e izquierdo (fig. 84-9); 2) la relación del volumen ventricular derecho e izquierdo; 3) la flexión del tabique interventricular, y 4) el reflujo del medio de contraste hacia la vena cava inferior.59 La dilatación del ventrículo derecho en la TC se correlaciona con la disfunción del ventrículo derecho y augura un curso hospitalario complicado a menudo marcado por el deterioro clínico. La relación de la dimensión ventricular derecha a izquierda de 0,9 o mayor en una TC de tórax no es normal, indica una dilatación del ventrículo derecho y se correlaciona con la disfunción ventricular derecha en la ecocardiografía. Ecocardiografía Alrededor de la mitad de los pacientes no seleccionados con EP aguda tienen hallazgos ecocardiográficos normales, por lo que esta modalidad no se recomienda como una prueba de diagnóstico habitual de la EP. La ecocardiografía es, sin embargo, una técnica rápida, práctica y sensible para la detección de sobrecarga ventricular derecha en pacientes con EP establecida. La hipocinesia ventricular derecha moderada o grave, la hipertensión pulmonar persistente, el foramen oval persistente y el trombo de flotación libre en la aurícula derecha o el ventrículo derecho están asociados con un alto riesgo de mortalidad y tromboembolia recidivante.60 La ecocardiografía también puede ayudar a identificar enfermedades que pueden parecer una EP, como IM y enfermedad pericárdica. Ecografía venosa El principal criterio de diagnóstico de TVP en la ecografía es la pérdida de compresibilidad de la vena (fig. 84-10). Normalmente, la vena se colapsa por completo cuando se aplica una suave presión sobre la piel que la recubre. La TVP de las extremidades superiores puede ser más difícil de diagnos- ticar que la TVP de las extremidades inferiores porque la clavícula puede obstaculizar los intentos de compresión de la vena subclavia. Al menos la mitad de los pacientes con EP no tienen pruebas de imágenes de TVP, probablemente porque la TVP se embolizó en las arterias pulmonares. Por tanto, si el grado de sospecha clínica de EP es moderado o alto, los pacientes sin evidencia de TVP deben someterse a una exploración adicional de EP. Resonancia magnética La angiografía por resonancia magnética (ARM) potenciada con gadolinio es mucho menos sensible que la TC para la detección de EP, pero a diferencia de la TC de tórax o de la angiografía pulmonar FIGURA 84-8 Embolia pulmonar periférica pequeña en el lóbulo inferior izquierdo (flecha). (Por cortesía de U. Joseph Schoepf, MD.) FIGURA 84-9 Ventrículo derecho dilatado en la TC de tórax en un paciente con EP. Normalmente, la relación entre los diámetros de los ventrículos derecho (VD) e izquierdo (VI) es menor de 0,9. Este paciente tenía un diámetro del VD de 47 mm y un diámetro del VI de 31 mm. El cociente entre los diámetros del VD/VI de 1,5 está elevado de forma anómala. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1689 Em b o lia p u lm o n ar 84 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . basada en catéter, la ARM no necesita radiación ionizante ni inyección de una sustancia de contraste yodado. La ARM pulmonar también puede evaluar el tamaño y la función del ventrículo derecho. La ARM tridimensional se puede realizar durante una sola retención de la res- piración y puede proporcionar una alta resolución desde la arteria pulmonar principal hasta las ramas segmentarias de la arteria pulmonar. La ARM tiene una sensibilidad limitada para la detección de EP distales y no se puede utilizar como una prueba aislada para la exclusión de EP.61 Angiografía pulmonar La angiografía pulmonar invasiva era antes el estándar de referencia para el diagnóstico de la EP, pero ahora se realiza de forma infrecuente como una prueba de diagnóstico. El uso de esta modalidad es habitual, sin embargo, para planificar intervenciones como el tratamiento farmacomecánico percutáneo. El trombo nuevo generalmente tiene un borde cóncavo. El trombo crónico conduce a defectos en forma de banda llamados velos, además de irregularidades de la íntima y estrechamiento abrupto u oclusión de los vasos lobulares. Flebografía con contraste Aunque la flebografía con contraste fue una vez elestándar de referencia para el diagnóstico de la TVP, este estudio ahora se obtiene de forma infrecuente con fines de diagnóstico. La venografía es el primer paso, sin embargo, para la evaluación de pacientes con TVP femoral o iliofemoral amplia que serán sometidos a tratamiento farmacomecánico invasivo dirigido por catéter. Estrategia global: un abordaje de diagnóstico integrado La sospecha de EP puede estudiarse con una amplia gama de pruebas de diagnóstico. El primer paso en una estrategia de diagnóstico inte- grada (fig. 84-11) es una anamnesis y una exploración física dirigidas para evaluar la probabilidad clínica de EP aguda. El hallazgo de una probabilidad clínica que no es alta es seguido por la prueba del dímero D; un análisis de dímero D normal generalmente descarta la EP. Si el dímero D está elevado, la TC de tórax generalmente proporciona el diagnóstico definitivo o la exclusión de EP. Apoyo informatizado a la decisión de diagnóstico Es esencial controlar la tecnología arrolladora y ralentizar el uso excesivo de las exploraciones de TC. Se presta muy poca atención a la obten- ción de los antecedentes, la exploración física, los sistemas de puntuación de probabilidad clínica y el cribado con dímero-D. La dependencia indebida de la tecnología radiológica avanzada tiene consecuencias adversas además del aumento del coste, como la exposición innecesaria a la radiación y a las sustancias de contraste intravenoso, con posibles complicaciones de disfunción renal o anafilaxia. El apoyo informático a las decisiones en el momento de ordenar la realización de TC de tórax puede reducir las técnicas de imagen injustificadas y aumentar la proporción de resultados de la prueba positivos para la EP.62 TRATAMIENTO ANTICOAGULANTE PARA LA EMBOLIA PULMONAR AGUDA Estratificación del riesgo La EP se manifiesta con un amplio espectro de intensidad, que varía desde leve hasta grave. Por tanto, la estratificación del riesgo rápida y precisa tiene una importancia primordial. Los pacientes de bajo riesgo tienen un pronóstico excelente solo con anticoagulación (v. también capítulo 93). Los pacientes de alto riesgo pueden necesitar soporte hemodinámico y respiratorio intensivo con vasopresores, ventilación mecánica u oxigenación por membrana extracorpórea.63 Además de la anticoagulación, entre las opciones de tratamiento avanzado64 están la trombólisis sistémica, el tratamiento farmacomecánico dirigido por catéter, la colocación de un filtro en la vena cava o la embolectomía qui- rúrgica65 (fig. 84-12). Los tres componentes clave para la estratificación del riesgo son: 1) evaluación clínica; 2) evaluación del tamaño y función del ventrículo derecho, y 3) análisis de biomarcadores cardíacos para determinar si hay microinfartos del ventrículo derecho. La evaluación clínica es sencilla si el paciente parece y se siente bien y no hay pruebas de disfunción del ventrículo derecho. El Pulmonary Embolism Severity Index (PESI) identifica 11 características sobre los hallazgos demográficos, en los antecedentes y clínicos que pueden ponderarse y calificarse para la identificación de pacientes de bajo y alto riesgo66 (tabla 84-6). Los facultativos deben intentar la detección de disfunción del ventrículo derecho en la exploración física mediante la búsqueda de dilatación de las venas yugulares, un soplo sistólico de insuficiencia tricúspide o un P2 acentuado. La evaluación clínica debe integrar los resultados de la electrocardiografía que puedan mostrar un patrón de sobrecarga ventricular derecha (bloqueo de rama derecha, S1Q3T3, ondas T negativas en las derivaciones V1 a V4), TC de tórax, ecocardio- grafía y biomarcadores cardíacos de lesión ventricular derecha. FIGURA 84-10 TVP que involucra la vena femoral común derecha (VFC D) vista en la exploración ecográfica venosa. La vena femoral común (VFC) no comprime y está dilatada. Puede observarse material trombótico dentro de la vena. AFC, arteria femoral común; VSM, vena safena mayor. (Por cortesía de Samuel Z. Goldhaber, MD, y Gregory Piazza, MD, MS.) FIGURA 84-11 Abordaje diagnóstico integrado. RxT, radiografía de tórax [examen]. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1690 En fE rm Ed a d Es d El m io ca rd io , d El p Er ic a rd io y d El l Ec h o v a sc u la r pu lm o n a r IX Anticoagulación parenteral Heparina no fraccionada La anticoagulación es la piedra angular del tratamiento de la EP aguda. La heparina no fraccionada (HNF) es un glucosaminoglucano altamente sulfatado que es depurado parcialmente, con mayor frecuencia de la mucosa intestinal del cerdo. La vida media corta de la HNF tiene ventajas en pacientes que pueden necesitar la inserción posterior de un filtro de vena cava inferior, trombólisis sistémica, tratamiento farmacomecánico dirigido por catéter o embolectomía quirúrgica. La heparina actúa principalmente mediante la unión a la antitrombi- na, una proteína que inhibe el factor de la coagulación trombina (factor IIa) y los factores Xa, IXa, XIa y XIIa. La heparina posteriormente facilita un cambio conformacional de la antitrombina que acelera su actividad aproximadamente de 100 a 1.000 veces. Esta acción evita la formación adicional de trombos y permite que los mecanismos fibrinolíticos endógenos lisen al menos parte del coágulo que ya se ha formado. La heparina no disuelve directamente el trombo. Más allá de su actividad anticoagulante, la heparina también ejerce efectos pleótropos, como propiedades antiinflamatorias67 y vasodilatadoras.68 En los pacientes con riesgo hemorrágico medio, la HNF debe iniciarse con un bolo intravenoso de 80 unidades/kg, seguido de una infusión continua a 18 unidades/kg/h. El objetivo de TTPa debe ser de entre 1,5 y 2,5 veces el valor de control. El rango terapéutico comúnmente es de 60 a 80 s. La vigilancia continua de infusiones intravenosas de HNF mediante análisis anti-Xa (en lugar de TTPa) está ganando popularidad, ya que este enfoque mide el efecto de la heparina directamente. Este ensayo tiene una utilidad especial en pacientes con una elevación basal del TTPa, así como en aquellos con anticoagulante lúpico. El objetivo para la dosificación terapéutica es de 0,3 a 0,7 unidades/ml. Heparina de bajo peso molecular La heparina de bajo peso molecular (HBPM) consta de fragmentos de HNF que presentan menor unión a proteínas plasmáticas y células endoteliales. Por tanto, tiene una mayor biodisponibilidad, con una respuesta a la dosis más predecible y una vida media más prolongada comparada con la HNF. Estas características permiten la dosificación de la HBPM en función del peso sin análisis de laboratorio, ya que no es necesario ajustar la dosis en la mayoría de los casos. La HBPM se metaboliza en los riñones, y los pacientes con insuficiencia renal necesitan ajuste a la baja de la dosificación de HBPM. Si se desea un análisis cuantitativo, se puede obtener la concentración de anti-Xa. Sigue siendo controvertido saber si el uso de concentraciones de anti-Xa mejora la eficacia y la seguridad. Está indicada la HBPM como monoterapia sin anticoagulación en pacientes con tumores malignos y TEV. En un ensayo aleatorizado, la monoterapia con dalteparina redujo aproximadamente la mitad de la tasa de TEV recidivante en comparación con warfarina.69 En un ensayo clínico posterior de monoterapia con tinzaparina frente a warfarina en pacientes con tumores, los pacientes tratados con tinzaparina tuvieron una tasa de hemo- rragia aproximadamente un 40% menor que los tratados con warfarina.70 Se está llevando a cabo un ensayo aleatorizado sobre el edoxabán frente a HBPM para el tratamiento de la TEV en pacientes con tumores.71Fondaparinux El fondaparinux es un pentasacárido anticoagulante que inhibe específi- camente el factor X activado. Se puede considerar como una heparina de peso molecular ultrabajo. Las propiedades farmacocinéticas predecibles y sostenidas del fondaparinux permiten una inyección subcutánea en dosis fija, una vez al día, sin necesidad de monitorización analítica de la coagulación o ajuste de dosis. El fondaparinux tiene una vida media de 17 h, y su eliminación es prolongada en pacientes con insuficiencia renal. El fondaparinux tiene licencia para el tratamiento inicial de la EP aguda y la TVP aguda. A menudo se utiliza sin indicación reconocida para el tratamiento de la sospecha de trombocitopenia inducida por heparina (TIH) o tras su confirmación, ya que no tiene reacción cruzada con el anticuerpo inducido por heparina.72 Trombocitopenia inducida por heparina La TIH es una complicación grave de la heparina mediada por el sistema inmunitario.73,84 Ocurre aproximadamente 10 veces más a menudo con HNF que con HBPM. Los anticuerpos de tipo inmunoglobulina G se unen a un complejo de heparina-factor plaquetario4 para activar las plaquetas, lo que provoca la liberación de micropartículas pro- trombóticas. Las micropartículas favorecen la síntesis excesiva de trom- bina, que puede dar como resultado una trombosis paradójica a pesar de la trombocitopenia. La trombosis generalmente se manifiesta como una TVP extensa y con frecuencia bilateral (que a veces afecta a una extremidad superior y a una extremidad inferior) o una EP, pero también se han descrito casos de IM, accidente cerebrovascular y tipos inusuales de trombosis arterial (como la trombosis arterial mesentérica). La escala de puntuación 4T es una prueba de cribado clínico semicuantitativa de TIH.74 Los cuatro componentes son: 1) trom- bocitopenia; 2) tiempo de disminución del recuento de plaquetas; 3) trombosis u otras secuelas como necrosis de la piel, y 4) ausencia de otra explicación. Debe sospecharse TIH cuando el recuento de plaquetas disminuye hasta menos de 100.000 o a menos del 50% respecto al inicial. La trombocitopenia suele ser leve, en el rango de 40.000 a 70.000. De FIGURA 84-12 Estrategia de tratamiento de la EP aguda basada en la estratificación del riesgo. TABLA 84-6 Pulmonary Embolism Severity Index (PESI) y PESI simplificado: factores predictivos del pronóstico de riesgo Criterios del PESI* Edad > 80 años Edad en años Sexo masculino +10 Antecedentes de tumores malignos +30 Antecedentes de insuficiencia cardíaca +10 Antecedentes de enfermedad pulmonar crónica +10 Frecuencia cardíaca ≥ 110 latidos/min +20 Presión arterial sistólica < 100 mmHg +30 Frecuencia respiratoria ≥ 30 respiraciones/min +20 Temperatura < 36 °C +20 Alteración del estado mental +60 Saturación arterial de oxígeno < 90% +20 Criterios del PESI† simplificado Edad > 80 años +1 Antecedentes de tumores malignos +1 Antecedentes de insuficiencia cardíaca o enfermedad pulmonar crónica +1 Frecuencia cardíaca ≥ 110 latidos/min +1 Presión arterial sistólica < 100 mmHg +1 Saturación arterial de oxígeno < 90% +1 *Clase 1, ≤ 65; clase 2, 66-85; clase 3, 86-105; clase 4, 106-125; clase 5, 126 o más. En la puntuación del PESI, las clases 1 y 2 se consideran de bajo riesgo, y las clases 3 a 5, de alto riesgo. †Se considera que los pacientes con una puntuación de 0 tienen bajo riesgo de EP, y aquellos con una puntuación de 1 o mayor, alto riesgo. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1691 Em b o lia p u lm o n ar 84 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . forma característica, la TIH ocurre después de 5 a 10 días de exposición a la heparina, con mayor frecuencia en las UCI de cirugía cardíaca. El ELISA cuantifica las concentraciones de anticuerpos antifactor plaquetario 4 (PF4)/heparina, que se miden en unidades de densidad óptica (DO). Cuanto mayor sea el valor de DO, más probable es el diag- nóstico de TIH con trombosis y de EP aguda.75 El ensayo de liberación de serotonina es la prueba analítica estándar de referencia de la TIH. Cuando se diagnostica la TIH, debe interrumpirse inmediatamente la HNF o la HBPM y los pacientes no deben recibir transfusiones de pla- quetas. En la TIH con trombosis, se debe usar un inhibidor de trombina directo parenteral como argatrobán o bivalirudina. En una iniciativa de un solo centro hospitalario para sustituir la HBPM por HNF, los casos de TIH disminuyeron un 79% y los gastos hospitalarios relacionados con la TIH disminuyeron en más de 250.000 dólares anuales.76 Anticoagulación con warfarina La warfarina es un antagonista de la vitamina K, aprobado por primera vez para su uso clínico en 1954. Evita la activación por γ-carboxilación de los factores de coagulación II, VII, IX y X. El efecto anticoagulante completo de la warfarina se hace evidente después de 5 a 7 días, incluso aunque el tiempo de protrombina, utilizado para controlar el efecto de la warfarina, se eleve más rápidamente. Para los pacientes con TEV, el objetivo habitual del rango del cociente normalizado internacional (INR) está entre 2 y 3. El autocontrol de la INR mejora la satisfacción del paciente y la calidad de vida y puede reducir la tasa de episodios de tromboembolia. Warfarina superpuesta con heparina El inicio de la warfarina como monoterapia para el tratamiento de la TEV aguda sin HNF, HBPM o fondaparinux puede exacerbar paradójicamente la hipercoagulabilidad y aumentar la probabilidad de trombosis recidi- vante. La monoterapia con warfarina disminuye las concentraciones de dos anticoagulantes endógenos: las proteínas C y S –lo que aumenta la posibilidad de formación de trombos–. La superposición de warfarina durante al menos 5 días con un anticoagulante parenteral de efecto inme- diato contrarresta el efecto procoagulante sin oposición de la warfarina. Dosificación y control de la warfarina La dosificación de la warfarina es a la vez un arte y una ciencia. La warfarina tradicionalmente se dosifica usando una «suposición bien fundamentada» junto con prueba y error. La mayoría de los médicos comienzan con 5 mg/día. Los pacientes debilitados o de edad avanzada necesitan una reducción de la dosis. El control de la warfarina requiere caminar sobre la cuerda floja –un INR alto predispone a complicaciones hemorrágicas y constituye la razón más común de ingreso hospitalario urgente por episodios adversos de fármacos en estadounidenses de edad avanzada–. Por el contrario, la dosificación por debajo de la terapéutica hace que los pacientes sean vulnerables a TEV recidivante. Todos los pacientes que toman warfarina deben usar un brazalete o collar de alerta médica en caso de que necesiten una reversión rápida del efecto. La warfarina puede tener otros efectos secundarios además de la hemorragia, como la caída del cabello y el aumento de los grados de calcificación arterial.77 Algunos pacientes se quejan de «sensación de frío» y fatiga. El uso de warfarina está lleno de múltiples interacciones con otros fárma- cos. La mayoría de los antibióticos aumentan el INR, pero algunos, como la rifampicina, disminuyen el INR. Incluso fármacos aparentemente benignos como el paracetamol aumentan el INR de una manera dependiente de la dosis. Por otro lado, las verduras de hoja verde contienen vitamina K, lo que reduce el INR. Los fármacos simultáneos con efectos antiplaquetarios pueden aumentar el riesgo de hemorragia sin aumento del INR. Entre estos se encuentran suplementos de aceite de pescado, vitamina E y alcohol. Las clínicas centralizadas de anticoagulación, atendidas por enfermeras o farmacéuticos, han aliviado la carga administrativa deprescripción de la warfarina y han facilitado una anticoagulación más segura y eficaz. Farmacogenómica de la warfarina Entre los determinantes genéticos de la respuesta a la dosis de warfarina están alelos variantes de CYP2C9 –que alteran la hidroxilación de S-warfarina, lo que da lugar a necesidades extremadamente bajas de dosis de warfarina– y variantes del gen que codifica el complejo de vitamina K epóxido reductasa 1 (VKORC1). Sin embargo, las pruebas farmacogenéticas tienen una utilidad marginal en el mejor de los casos y no se usan en la práctica clínica habitual. «Tratamiento puente» de warfarina Cuando los pacientes se someten a intervenciones quirúrgicas o técnicas programadas como colonoscopias, la warfarina se interrumpe temporalmente. Para asegurar la continuidad de la anticoagulación durante el período perioperatorio, se solía prescribir «tratamiento puente» con HBPM antes de la intervención quirúrgica mientras se eliminaba la actividad de warfarina. Sin embargo, el ensayo clínico BRIDGE de pacientes con fibrilación auricular demostró que la sus- pensión de la anticoagulación no era inferior al puente con HBPM. El grupo sin tratamiento puente tuvo una reducción del 59% en las complicaciones hemorrágicas mayores.78 Posteriormente, la práctica de tratamiento puente sistemática para pacientes con TEV ha caído en desuso. Actualmente, con solo unas pocas excepciones, como los pacientes con trombofilia extrema o los pacientes que tienen válvulas cardíacas mecánicas, renunciamos al tratamiento puente y simplemente suspendemos la warfarina en el preoperatorio (generalmente durante 4 días) y durante el día de la intervención quirúrgica. Nuevos anticoagulantes orales Los anticoagulantes orales no antagonistas de la vitamina K (NACO) (v. también capítulo 93) tienen un inicio de acción rápido y proporcionan una anticoagulación completa a las pocas horas de la ingestión. Se prescriben en dosis fijas sin control analítico de coagulación y tienen interacciones farmacológicas mínimas. Estos fármacos tienen una vida media corta, por lo que no necesitan tratamiento puente cuando se retiran para una prueba diagnóstica invasiva o para una intervención quirúrgica. Para el tratamiento de la TEV, no son inferiores a la warfarina en cuanto a su eficacia y son superiores en cuanto a su seguridad.79 Evolución de los anticoagulantes orales para el tratamiento de la embolia pulmonar y la trombosis venosa profunda Las limitaciones de la warfarina impulsaron el desarrollo de los NACO. Cuatro NACO tienen licencia para el tratamiento de la TEV: dabigatrán (un inhibidor de la trombina oral),80,81 y tres inhibidores del factor Xa:82 rivaroxabán,83,84 apixabán85 y edoxabán86 (tabla 84-7). Para el tratamiento prolongado después de un curso inicial de 6 meses de anticoagulación, se comparó el dabigatrán con la warfarina y con placebo.87 También se llevaron a cabo estudios de tratamiento prolongado frente a placebo con rivaroxabán83 y apixabán.88 Directrices del año 2016 del American College of Chest Physicians Las directrices del año 2016 del American College of Chest Physicians (ACCP) recomiendan NACO en lugar de warfarina para el tratamiento de pacientes con TEV aguda (sin tumores malignos), independientemente de si se planifica la anticoagulación a corto plazo (3-6 meses) o si está prevista la anticoagulación prolongada sin fecha límite. Las directrices de 2016 se basan en los ensayos clínicos fundamentales utilizados para obtener la aprobación de la Food and Drug Administration (FDA) para el dabigatrán, el rivaroxabán, el apixabán y el edoxabán, y describen las pruebas a favor de los NACO frente a la warfarina como «calidad moderada o alta». Las directrices añaden: «Fundamentado en el menor sangrado con NACO y mayor comodidad para los pacientes y los proveedores de atención médica, actualmente indicamos que se utilice un NACO con preferencia frente a los antagonistas de la vitamina K para el tratamiento inicial y prolongado de la TEV en pacientes sin tumores malignos».89 Tratamiento de las complicaciones hemorrágicas por anticoagulantes Se puede administrar sulfato de protamina para hemorragias posiblemente mortales causadas por HNF o HBPM. La hemorragia posiblemente mortal causada por warfarina puede tratarse con concentrados de complejo de protrombina para lograr una hemostasia inmediata.90 Para el tratamiento agudo de la hemorragia en pacientes que toman NACO, la evaluación inicial debe centrarse en garantizar la estabilidad hemodinámica, detectar la fuente de la hemorragia y calcular el tiempo que ha transcurrido desde la última dosis de NACO, y determinar la función renal. Entonces se puede estatificar el riesgo de los pacientes. Aquellos con hemorragias menores responderán a las medidas hemostáticas locales. Las personas con hemo- Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1692 En fE rm Ed a d Es d El m io ca rd io , d El p Er ic a rd io y d El l Ec h o v a sc u la r pu lm o n a r IX rragia moderada pueden necesitar un intenso reemplazo de volumen y una intervención quirúrgica definitiva. Con una hemorragia grave o posiblemente mortal, puede estar justificado el soporte hemodinámico en un entorno de cuidados intensivos más sustancias de reemplazo como el concentrado de complejo de protrombina.91 El concentrado de complejo de protrombina está autorizado para el control de la hemorragia por warfarina. Para hemorragias mayores debidas a los NACO, considérese el uso de antídotos como el idarucizumab para revertir el dabigatrán92 o el andexanet para revertir el rivaroxabán, el apixabán o el edoxabán93 (disponible en ensayos clínicos en curso). La Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia ha emitido directrices sobre cuándo y cómo emplear antídotos para los NACO.94 Las principales indicaciones son hemo- rragia posiblemente mortal o intervención quirúrgica urgente necesaria o intervención de técnicas en pacientes con alto riesgo de hemorragia. DURACIÓN ÓPTIMA DEL TRATAMIENTO ANTICOAGULANTE Y SELECCIÓN DEL ANTICOAGULANTE ÓPTIMO Riesgo de tromboembolia venosa recidivante después de la suspensión de la anticoagulación Existe un elevado riesgo de recidiva de la TEV después de la interrupción de la anticoagulación. La inflamación cardiovascular puede explicar la naturaleza recidivante de la TEV.95 En un estudio de cohortes durante 10 años de 1.626 pacientes italianos con TEV que recibieron anticoagulación completa durante un mínimo de 3 meses, la incidencia acumulada global de recidiva fue del 11% a 1 año, del 20% a los 3 años, del 29% a los 5 años y del 40% a los 10 años. Los pacientes con TEV idiopática o no provocada tienen tasas de recidiva todavía más elevadas: del 15% a 1 año, del 26% a los 3 años, del 41% a los 5 años y del 53% a los 10 años.96 Los hombres sufren TEV recidivantes con mayor frecuencia que las mujeres. En un metaanálisis de pacientes en múltiples estudios de cohortes, las tasas de recidiva de los pacientes con TEV no provocada después de la interrupción de la anticoagulación fueron las siguien- tes: el 10% para los hombres frente al 5% para las mujeres a 1 año; el 16% para los hombres frente al 8% para las mujeres a los 2 años; el 22% para los hombres frente al 9% para las mujeres a los 3 años, y el 43% para los hombres frente al 11% para las mujeres a los 5 años.97 El Modelo de Predicción de Viena utiliza un nomograma para predecir la probabilidad de recidiva. Los componentes clave que aumentan la probabilidad son el sexo masculino, los síntomas de EP (en lugar de TVP) en la presentación inicial y la magnitud de la elevación cuantitativa del dímero D.98 El trombo persistente
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