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1295© 2019. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos AORTA NORMAL, 1295 Anatomía y fisiología, 1295 Evaluación de la aorta, 1295 ANEURISMAS AÓRTICOS, 1296 Aneurismas de la aorta abdominal, 1296 Aneurismas de la aorta torácica, 1300 DISECCIÓN DE LA AORTA, 1307 Manifestaciones clínicas, 1310 Técnicas diagnósticas, 1312 Algoritmos de evaluación y tratamiento, 1314 Tratamiento a largo plazo y seguimiento, 1318 VARIANTES DE LA DISECCIÓN DE LA AORTA, 1321 Hematoma intramural aórtico, 1321 Úlcera aórtica penetrante ateroesclerótica, 1322 SÍNDROMES DE AORTOARTERITIS, 1323 Infecciones bacterianas de la aorta, 1323 TUMORES PRIMARIOS DE LA AORTA, 1324 PERSPECTIVAS FUTURAS, 1324 BIBLIOGRAFÍA, 1324 DIRECTRICES, 1325 63 Enfermedades de la aorta ALAN C. BRAVERMAN Y MARC SCHERMERHORN AORTA NORMAL Anatomía y fisiología La aorta, la arteria más grande del organismo, tiene un componente torácico y otro abdominal (fig. 63-1). La aorta torácica se divide en los segmentos ascendente, cayado y descendente, y la aorta abdominal, en la porción suprarrenal e infrarrenal. La aorta ascendente tiene dos partes distintas. El cayado de la aorta comienza en la válvula aórtica y se extiende hasta la unión sinotubular. El cayado de la aorta da soporte a las bases de las valvas de la válvula aórtica, que protruyen en los senos de Valsalva durante la sístole. Las arterias coronarias derecha e izquierda nacen de los senos de Valsalva. La porción superior de la aorta ascendente comienza en la unión sinotubular y se eleva hasta unirse al cayado. La porción proximal de la aorta ascendente se encuentra en la cavidad pericárdica, anterior a la bifurcación de la arteria pulmonar. El arco aórtico da lugar a las arterias innominada, carótida común izquierda y subclavia izquierda. La aorta torácica descendente da comienzo distalmente a la arteria subclavia izquierda. El ligamento arterioso marca el punto en el cual el cayado se une a la aorta descendente, denominado istmo de la aorta. El istmo de la aorta es vulnerable al traumatismo por fuerzas de desaceleración porque esta zona marca la transición entre la aorta ascendente y el cayado móviles, y la aorta descendente, anclada relativamente en la caja torácica. La aorta descendente da origen a las arterias intercostales posteriores emparejadas en múltiples niveles de la columna. Distalmente la aorta torácica atraviesa el diafragma, convirtiéndose en la aorta abdominal. De la aorta abdominal nace la arteria celíaca y la arteria mesentérica superior anteriormente, seguidas de los orígenes típicamente posterolaterales de las arterias renales izquierda y derecha anterolateral. Esta parte de la aorta se denomina segmento suprarrenal o visceral. La aorta infrarrenal dis- curre por delante de la columna lumbar, donde nacen ramas pares de la arteria lumbar posteriormente. La aorta termina bifurcándose en las arterias ilíacas comunes. Estructura microscópica. La pared de la aorta se compone de tres capas, íntima, túnica media y túnica adventicia (fig. 63-2) (v. capítulo 44). La lámina elástica interna separa la íntima, revestida por células epiteliales, de la media. La media tiene capas concéntricas de fibras elásticas alternando con células de músculo liso (CML) vascular. Cada capa de elastina y CML constituye una «unidad laminar». La media da a la aorta su resistencia circunferencial (elasticidad), que soporta la tensión hemodinámica. La lámina elástica externa delinea la porción abluminal de la media respecto a la adventicia. La adventicia contiene fibras de colágeno, fibroblastos, nervios y vasos propios (vasa vasorum). Las fibras de colágeno de la adventicia determinan en última instancia la fuerza de tensión de la pared aórtica. La aorta ascendente contiene aproximadamente 55-60 láminas elásticas, con un descenso gradual del número de estas en dirección descendente hasta contar con unas 26 en la bifurcación. El oxígeno y los nutrientes llegan a la pared aórtica por difusión simple desde la luz, al menos en los segmentos de la aorta que contienen hasta 39 láminas elásticas aproximadamente. En los segmentos proximales de la aorta, los vasos propios aportan nutrientes adicionales al tercio externo de la media de la aorta torácica. La aorta infrarrenal normalmente carece de suministro vascular independiente. La distensibilidad de la pared aórtica en condiciones normales resulta de la extensión reversible de las unidades de láminas elásticas en la media. Con niveles de distensión mecánica que superan la capacidad de extensión de las fibras elásticas de la media la fuerza de tensión aórtica pasa a depender de la red de fibras colágenas de la media y adventicia. Aunque no es funcionalmente significativo en circunstancias normales ni en la hipertensión sistémica, la dependencia del colágeno de la adventicia para acomodar una mayor fuerza hemodinámica contribuye a los aneurismas de la aorta abdominal (AAA), en los cuales la tensión de la pared en el segmento dilatado puede superar en varios órdenes de magnitud a la presente en una aorta normal. En los AAA, las fibras de colágeno se reorganizan para acomodar grados mayores de fuerza de tensión. Fisiología La aorta como conducto elástico transmite la presión arterial (PA) pul- sátil a todos los puntos del árbol arterial. Las propiedades biomecánicas de la aorta, incluida su resistencia a la deformación cíclica, derivan de la elastina y el colágeno de la media y adventicia. La relación entre presión y diámetro de la pared aórtica es no lineal; se pone de manifiesto un componente más distensible con presiones más bajas y un componente más rígido con presiones más altas, y la transición de distensible a rígido tiene lugar con presiones superiores a 80 mmHg. La curva de presión-diámetro de la aorta va siendo menos pronuncia- da según avanza la edad (es decir, la aorta se hace más rígida y aumenta su diámetro). El diámetro aórtico suele ser menor de 40 mm en la raíz y más pequeño distalmente. Los diámetros de la aorta dependen de la edad, el sexo, el tamaño corporal y la PA, y aumentan en tamaño en 0,9 mm en los hombres y 0,7 mm en las mujeres por década.1 Evaluación de la aorta En algunos individuos no obesos es posible palpar la aorta en la región abdominal media. La bifurcación tiene lugar típicamente a nivel del ombligo y del cuerpo de la cuarta vértebra lumbar (L4). La radiografía simple no es sensible para evaluar la aorta torácica y abdominal, pero se obtienen muchos más detalles diagnósticos de la aorta con eco- grafía (incluido el ecocardiograma), tomografía computarizada (TC), resonancia magnética (RM) y, con menos frecuencia, aortografía. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1296 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s at Er o Es cl Er ó ti ca s VII ANEURISMAS AÓRTICOS El término aneurisma aórtico hace referencia a un segmento pato- lógico de dilatación de la aorta que se expande y puede romperse con el tiempo. Un criterio de dilatación aórtica anómala es un aumento de diámetro de al menos un 50% de lo esperado para el mismo seg- mento aórtico en personas de la misma edad y el mismo sexo no afec- tadas.2 Los aneurismas aórticos quedan descritos por su tamaño, su localización, su morfología y su causa. Pueden ser fusiformes o bien saculares. Los aneurismas fusiformes, el tipo más frecuente, están di- latados simétricamente con afectación de toda la circunferencia aór- tica. Los aneurismas saculares muestran, en cambio, una protuberancia focal. Estas lesiones representan los aneurismas «auténticos», con una pared aórtica intacta, aunque dilatada que contiene todas las ca- pas. Por el contrario, en los seudoaneurismas (aneurismas«falsos») ha tenido lugar una hemorragia en la pared aórtica y ha resultado en un hematoma periaórtico contenido en continuidad con la luz del vaso. Los seudoaneurismas pueden resultar de traumatismos o ro- turas contenidas de un aneurisma, disecciones o úlceras aórticas pe- netrantes. Aneurismas de la aorta abdominal Los AAA se definen como aorta abdominal mayor de 3 cm de diámetro.3 Aparecen en el 3-9% de los hombres mayores de 50 años y son el tipo más frecuente de aneurismas aórticos. La mayoría de los AAA (> 80%) nacen de la aorta infrarrenal (fig. e63-1), pero hasta el 10% afectan a la aorta pararrenal o visceral y pueden extenderse al segmento toracoabdominal. Los AAA son unas cinco veces más prevalentes en hombres que en mujeres y se asocian enormemente con la edad: la mayoría tiene lugar en mayores de 60 años.4 Los AAA también se asocian sobremanera con fumar cigarrillos; los fumadores actuales y previos tienen cinco veces más riesgo que los no fumadores. Otros factores de riesgo son enfisema, hipertensión e hiperlipidemia. Hasta el 20% de los pacientes con AAA refieren antecedentes familiares de AAA, lo que apunta a un componente hereditario. Patogenia La formación de AAA se asocia con inflamación crónica de la pared aórtica, expresión local de proteinasas aumentada, y degradación de las proteínas del tejido conjuntivo estructural (fig. 63-3). La dilatación y la rotura aneurismática provocan el fallo mecánico de la elastina de la media y el colágeno de la adventicia. A menudo hay célu- las inflamatorias infiltrando la pared aórtica. Los pacientes con «AAA inflamatorios» pueden mostrar que este proceso se ha extendido a los tejidos retroperitoneales periaórticos. Las enzimas destructoras de la matriz, liberadas por las células inflamatorias, provocan la degeneración de la media y participan en la dilatación y rotura.5 Es posible que las células inflamatorias lleguen a la media en respuesta a señales elaboradas por CML de esta capa como resultado de la tensión hemodinámica, isquemia, procesos autoinmunes o extensión de la ateroesclerosis de la íntima. Las citocinas proinflamatorias quizás estén implicadas. Aunque se ha propuesto una reacción a antígenos extraños y a infecciones microbianas en el desarrollo de AAA, los indicios muestran que la inflamación crónica del tejido aneurismático también presenta características propias de una respuesta autoinmune. La destrucción de la elastina de la media y un notable descenso de la concentración de elastina caracterizan los AAA. Los estudios experimentales han puesto de manifiesto que el daño de las láminas elásticas conduce a la dilatación aneurismática, y es posible que las proteinasas elastolíticas tengan una misión clave. La fuerza de tensión de la pared aórtica resulta principalmente del colágeno intersticial y los AAA se asocian por lo general con mayor contenido de colágeno. Enzimas como las metalo- FIGURA 63-1 Segmentos anatómicos de la aorta. APD, arteria pulmonar derecha. (Tomado de Erbel R, Aboyans V, Boileau C, et al. 2014 ESC guidelines on the diagnosis and treatment of aortic diseases: document covering acute and chronic aortic diseases of the thoracic and abdominal aorta of the adult. The Task Force for the Diagnosis and Treatment of Aortic Diseases of the European Society of Cardiology (ESC). Eur Heart J 2014;35:2873-926.) FIGURA 63-2 Histología y anatomía patológica aórtica asociadas con aneurisma de la aorta torácica (AAT) que afecta a la aorta ascendente. Todos los paneles están orientados del mismo modo, con la adventicia parte superior y la íntima en la parte inferior. La tinción con hematoxilina y eosina (H-E) de cortes de aorta de un control (A) y un paciente (B) con AAT demuestra degeneración de la media con fragmentación de las fibras elásticas, acumulación de proteoglucanos y regiones de pérdida de células de músculo liso. La tinción de Movat de cortes de aorta procedentes de un control (C) y un paciente con un aneurisma (D) muestra fragmentación de las fibras elásticas (teñidas de negro), pérdida de células de músculo liso (células teñidas de rojo y núcleos teñidos de violeta) y acumulación de proteoglucanos (teñidos de azul) en la capa media. Aumento 40×; las barras de escala representan 500 µg. (Modificado de Milewicz DM et al. Genetic basis of thoracic aortic aneurysms and dissections: focus on smooth muscle cell contractile dysfunction. Ann Rev Genomics Hum Genet 2008;9:283-02; y Hiratzka LF et al. 2010 ACCF/AHA/AATS/ACR/ ASA/SCA/SCAI/SIR/STS/SVM guidelines for the diagnosis and management of patients with thoracic aortic disease. J Am Coll Cardiol 2010;55:e27-129.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1297 En ferm ed ad es d e la ao rta 63 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . proteinasas de la matriz (MMP) y las catepsinas elastolíticas son capaces de degradar los componentes de la matriz extracelular (MEC) arterial y contribuir al crecimiento y rotura del aneurisma.5 El tratamiento de animales con tetraciclinas y otros inhibidores de las MMP suprime el desarrollo de aneurismas experimentales.5 La evolución natural de los AAA supone un equilibrio entre procesos degradantes y reparadores. Como las CML vascular producen normal- mente elastina y colágeno en el desarrollo aórtico y las CML predominan en la media elástica, es posible que participen en la reparación de tejido conjuntivo de los AAA. Los AAA se caracterizan por depleción de las CML de la media. Los mecanismos subyacentes a la pérdida de CML en los AAA incluyen la apoptosis, que puede ser desencadenada por isquemia de la media, moléculas señalizadores o respuestas inmunitarias celulares. En ausencia de vasos propios, el suministro de nutrientes a la media de la aorta distal depende de la difusión desde la luz, que en ocasiones resulta comprometida por el engrosamiento de la íntima y las placas ateroescleróticas. Manifestaciones clínicas Los AAA se desarrollan de forma insidiosa a lo largo de varios años y rara vez causan síntomas en ausencia de tromboembolia distal, crecimiento rápido o rotura. Aunque los AAA grandes tienen un riesgo sustancial de romperse, la inmensa mayoría de los AAA son pequeños. La mayor parte de ellos se detectan en estudios de detección sistemática o como hallazgo accidental en pruebas de imagen realizadas por otro motivo. La exploración física no es sensible a la detección de AAA, pero en ocasiones la palpación abdominal revela una masa epigástrica o periumbilical pulsátil. Solo el 30-40% de los AAA se aprecian en la exploración física, aunque los aneurismas mayores de 5 cm se detectan en cerca del 75% de los pacientes, según la constitución.4 Los trombos murales asociados a los AAA pueden causar tromboembolias, que se producen en el 2-5% de los pacientes. Existen AAA hasta en el 85% de los pacientes con aneurisma de la arteria femoral y el 60% de aquellos con aneurismas de la arteria poplítea.4 Es posible que los pacientes con AAA tengan un aneurisma de la aorta torácica (AAT) coexistente (25%) y una prevalencia mayor de aneurismas ilíacos y poplíteos.1 Pruebas de imagen diagnósticas La ecografía abdominal detecta los AAA con gran precisión y se prefiere a la TC en la detección sistemática de AAA porque la ecografía es barata, no invasiva y evita la radiación y los medios de contraste.4 Como las mediciones ecográficas del diámetro de los AAA son menos exactas que las obtenidas con TC o RM, muchos utilizan la ecografía para el seguimiento de los AAA pequeños y TC o RM en los AAA de más tamaño. La TC abdominal es precisa en la detección de AAA y medición del diámetro aneurismático. Cuandose combina con realce por contraste radiográfico, técnicas de cortes finos y reconstrucciones tridimensionales con medidas obtenidas perpendicularmente a la línea central de la aorta, la angiografía por TC (ATC) es más precisa que la ecografía. La ATC resulta especialmente útil para poner de manifiesto la relación del AAA con las arterias renales, viscerales e ilíacas, y los patrones de trombos murales, calcificaciones o ateroesclerosis oclusiva concomitante que podrían afectar a la reparación del AAA. Las reconstrucciones tridimensionales potencian la visualización del AAA antes de la reparación endovas- FIGURA 63-3 Fisiopatología y dianas terapéuticas del aneurisma de la aorta abdominal (AAA). La dilatación progresiva de la pared aórtica se asocia con el reclutamiento de leucocitos, activación de macrófagos y producción de citocinas proinflamatorias. Con los años, se producen apoptosis y senescencia celular de las células del músculo liso junto con infiltración de linfocitos, mastocitos y neutrófilos. Los macrófagos y las células de músculo liso vascular (CMLV) también producen proenzimas de proteasas, que son activadas en el espacio extracelular y degradan proteínas de la matriz extracelular (elastina y colágenos intersticiales). Se supone que los fibroblastos de la adventicia promueven la reparación estructural, pero el colágeno intersticial se desorganiza. La leyenda de la tabla ilustra los tipos celulares principales implicados en la patogenia de los AAA, así como algunos ejemplos de futuras dianas terapéuticas que participan en la patogenia de los AAA. AT1R, receptor de la angiotensina de tipo 1; ECA, enzima conversora de la angiotensina; IFN, interferón; IL, interleucina; MCP, proteína quimioatrayente de monocitos; miR, micro-ARN; MMP, metaloproteinasa de la matriz; SRA, sistema renina-angiotensina; TGF, factor de crecimiento transformante; TNF, factor de necrosis tumoral. (Tomado de Davis FM, Rateri DL, Daugherty A. Mechanisms of aortic aneurysm formation: translating preclinical studies into clinical therapies. Heart 2014;100:1498-505.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1298 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s at Er o Es cl Er ó ti ca s VII cular del aneurisma (REVA) (v. fig. e63-1). La TC también es capaz de valorar variantes de los AAA, como AAA inflamatorios y aneurismas micóticos. La angiografía por resonancia magnética (ARM) también posee una precisión elevada para detectar AAA, medir el diámetro del aneurisma y planificar el tratamiento. La ARM evita la exposición a la radiación y los contrastes yodados. La ATC ha desbancado a la aortografía en la evaluación y el tratamiento de los AAA. En pacientes que van a someterse a la REVA la aortografía es el paso inicial en la intervención quirúrgica. También se utiliza en intervenciones posteriores a la REVA, como embolización de ramas de la arteria lumbar o ilíaca. Detección sistemática La detección sistemática de AAA con ecografía, junto con la reparación de los AAA con un tamaño superior al umbral, ha reducido las muertes asociadas a AAA.3,4 La incidencia de AAA identificados en la detección sistemática oscila entre 1 caso por cada 1.000 adultos menores de 60 años y 7 casos por cada 1.000 personas de edad en torno a 65 años, pero puede llegar al 10% en aquellos con factores de riesgo como la edad avanzada, el sexo masculino, fumar, los antecedentes familiares, los antecedentes de otros aneurismas, la hipertensión y la ateroesclerosis. La detección sistemática de aneurismas se asocia con una reducción del 50% en la rotura y un descenso del 50% en la mortalidad relacionada con aneurismas.3,4 A pesar de la rentabilidad de la detección sistemática de AAA en hombres de 65 a 74 años de edad, las pruebas de cribado universales de AAA en mujeres siguen suscitando controversias3 y no han demostrado un beneficio de supervivencia.4 Los AAA aparecen unos 10 años más tarde en mujeres que en los hombres, y las tasas de rotura y mortalidad por la rotura son más altas en mujeres. La Preventive Services Task Force (PSTF) de EE. UU. recomendó una única detección sistemática de AAA mediante ecografía en hombres de 65 a 75 años con antecedentes de hábito tabáquico.3,4 La Society for Vascular Surgery (SVS) recomienda una sola detección sistemática de AAA en todos los hombres y mujeres de 65 o más años con antecedentes de consumo de tabaco o antecedentes familiares de AAA. Genética/genética molecular Varios trastornos genéticos se asocian con aneurismas de la aorta torácica (AAT), como los síndromes de Marfan, Loeys-Dietz y Ehlers- Danlos vascular, pero menos frecuentemente con AAA. Hasta el 20% de los pacientes con un AAA infrarrenal tienen antecedentes familiares de AAA, lo que apunta a un componente hereditario. Ciertas variantes genéticas, como DAB2IP, LRP1, CDKN2B-AS1, CNTN3, LAP, IL6R y el locus SORT1 se asocian con AAA.6 Evolución natural Los AAA crecen gradualmente a lo largo de los años con una velocidad promedio para los AAA de 3 a 5,5 cm de diámetro de 0,2-0,3 cm/año, aumentando en paralelo al diámetro de la aorta.3 No todos los AAA siguen una velocidad lineal o constante de expansión. Aunque el diámetro del aneurisma es el factor más importante para predecir la rotura, es posible que el tamaño por sí solo no prediga el riesgo de rotura. La tensión y rigidez de la pared y el estrés máximo de la pared podrían contribuir también. Algunos han propuesto que el diámetro de la aorta relativo a la superficie corporal (índice del tamaño aórtico) tal vez sea un factor predictivo mejor en las mujeres que el diámetro absoluto.7 El riesgo de rotura estimado a 1 año es del 10-20% para los AAA de 6-7 cm de diámetro, del 20-40% en los AAA de 7 a 8 cm y del 30-50% si el AAA supera los 8 cm. El riesgo de rotura a los 5 años es aproximadamente del 5% para los AAA de 3 a 4 cm de diámetro, del 10-20% en los 4 a 5,5 cm, del 30-40% si el AAA tiene de 5,5 a 6 cm y superior al 80% en los AAA mayores de 7 cm.4 Aneurisma de la aorta abdominal roto Los síntomas atribuibles directamente a los AAA suelen relacionarse con la rotura del aneurisma o crecimiento rápido y rotura inminente. La rotura de AAA en la cavidad peritoneal resulta en hemorragia aguda, dolor abdominal intenso e hipotensión causada por la pérdida de sangre (v. fig. e63-1). La rotura en el retroperitoneo puede dar lugar a un hematoma periaórtico contenido temporalmente, con dolor intenso abdominal o de espalda que en ocasiones se irradia al flanco o ingle. A veces existe una masa pulsátil y dolorosa abdominal o del flanco, junto con hipotensión y/o síncope. Cerca del 30-50% de los pacientes con AAA rotos mueren antes del ingreso, y otro 30-40% fallecen tras llegar al hospital pero antes del tratamiento.4 La tasa de mortalidad operatoria para la reparación con cirugía abierta (RCA) tras la rotura de un AAA es del 40-50%, pero quizás sea menor con REVA.3,4 En los pacientes estables con AAA sintomático pero aparentemente no roto, hay que realizar una TC para determinar si ha tenido lugar la rotura. Como la reparación urgente conlleva una tasa de mortalidad mucho más alta, en ausencia de rotura resultaría prudente en ciertos casos retrasar la reparación quirúrgica de 4 a 24 h para optimizar la situación bajo vigilancia estrecha.4 Tratamiento Vigilancia y tratamiento médico Los pacientes con AAA pequeños pueden observarse con seguridad mediante seguimiento con pruebas de imagen. Por lo general, hay que considerar la reparación en aneurismas asintomáticos de diámetro superior a 5-5,5 cm.3,4 Los aneurismas sintomáticos y aquellos de crecimiento rápido (> 1 cm/año) requieren un planteamiento más urgente. En pacientescon AAA mayores de 4,5 cm se prefiere la TC antes que la ecografía para medir con más precisión el tamaño del AAA. La vigilancia de los aneurismas hasta que el diámetro supere los 5,5 cm arroja una tasa baja de rotura (aproximadamente 1% anual).4 La SVS indica la siguiente estrategia de seguimiento con pruebas de imagen para los AAA de distintos tamaños: 2,5-2,9 cm, cada 7 años; 3-3,9 cm, cada 3 años; 4-4,9 cm, cada 12 meses; y 5-5,4 cm, cada 6 meses. No hay certezas sobre el tratamiento definitivo de los AAA entre 4,5 y 5,4 cm, y las recomendaciones deben ser individualizadas. Los pacientes sanos de menos edad –especialmente mujeres– con AAA de 5 a 5,4 cm podrían beneficiarse de una reparación precoz.4 Se recomiendan varios pasos en los pacientes con AAA para ayudar a minimizar el riesgo de crecimiento del aneurisma. Dejar de fumar es importante porque el consumo mantenido de tabaco está ligado a tasas mayores de crecimiento y rotura de los AAA. Los pacientes con AAA y enfermedad ateroesclerótica concomitante probablemente se beneficiarán del tratamiento con estatinas, que quizás ralentizarán también el crecimiento de los AAA.5 Los pacientes con AAA pequeños deberían hacer ejercicio regular porque la actividad física moderada no afecta negativamente al riesgo de rotura y es posible que limite el crecimiento de los AAA. TRATAMIENTO EXPERIMENTAL. El uso potencial de tratamientos farmacológicos para suprimir la tasa de crecimiento de los AAA suscita un gran interés.5 Uno de los primeros abordajes propuestos fue el uso de compuestos antagonistas del receptor β-adrenérgico (β-bloqueantes) para disminuir la tensión aórtica. Aunque han sido útiles en modelos animales de AAA, los estudios clínicos no demostraron la utilidad del propranolol en pacientes con AAA pequeños.4 La supresión de las proteinasas implicadas en la degradación de la MEC es otro abordaje.5 Se necesitan más investigaciones para determinar si los inhibidores de las MMP como la doxiciclina reducen la velocidad de crecimiento de AAA en humanos. Los estudios clínicos no han demostrado ninguna utilidad de los inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina (ECA) para ralentizar el crecimiento de los AAA pequeños.8 Cirugía La decisión de someterse a la reparación programada de un AAA asinto- mático depende de la expectativa de vida y el riesgo estimado de rotura, sopesado frente a los riesgos calculados inherentes a la reparación del AAA. Los pacientes con AAA suelen tener enfermedad arterial coronaria (EAC) subyacente, y como el infarto de miocardio (IM) postoperatorio aumenta la morbimortalidad perioperatoria posterior, la atención se diri- ge a la EAC antes de la reparación programada del AAA. Las directrices actuales señalan que, en ausencia de enfermedad cardíaca activa, otras pruebas no invasivas solo están indicadas si modifican el tratamiento. Algunos pacientes se benefician de la evaluación preoperatoria de una posible isquemia coronaria y su tratamiento (v. capítulo 11). El tratamiento médico perioperatorio dirigido a reducir el riesgo cardíaco en pacientes que vayan a someterse a la reparación quirúrgica de AAA puede consistir en el mantenimiento de β -bloqueantes, estatinas y/o ácido acetilsalicílico. Los AAA se tratan quirúrgicamente mediante RCA o REVA. La selección del abordaje depende de la anatomía individual y factores secundarios como la edad del paciente y los riesgos estimados asociados a la anestesia y cirugía; actualmente la técnica elegida en la mayoría de los pacientes es la REVA.3,4 TÉCNICAS Y RESULTADOS. Para la RCA de AAA infrarrenales se accede a la aorta abdominal a través de un abordaje transperitoneal o retroperitoneal izquierdo usando un injerto protésico en tubo o bifurcado. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1299 En ferm ed ad es d e la ao rta 63 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . La tasa de mortalidad operatoria de la RCA oscila entre el 1 y el 4% en notificaciones de centros de excelencia individuales, y las tasas de mortalidad en grandes bases de datos van del 4 al 8%.4 Las tasas de complicaciones operatorias están en torno al 10-30%, con morbilidad relacionada con complicaciones cardíacas, pulmonares y renales, así como isquemia del colon. Puesto que los resultados de la RCA se relacionan con el volumen de hospitales y cirujanos, lo ideal es que la RCA de AAA se realice en centros con tasas de mortalidad operatoria demostrables inferiores al 5%. Aparecen complicaciones tardías hasta en el 15-30% de los pacientes en el seguimiento a largo plazo tras RCA de AAA. Esas complicaciones incluyen problemas relacionados con la incisión abdominal (como hernias y obstrucción intestinal), aneurismas perianas- tomóticos (p. ej., aneurismas falsos secundarios a la disrupción de la línea de sutura y aneurismas auténticos debidos a degeneración aórtica proximal), infección del injerto, fístula injertoentérica y oclusiones de los injertos de las extremidades con isquemia de las extremidades inferiores. La formación tardía de aneurismas en zonas de anastomosis tras una RCA es infrecuente y afecta al 1, 5 y 20% de los pacientes a los 5, 10 y 20 años de la cirugía, respectivamente.4 Tras la reparación abierta del AAA los pacientes deben someterse por lo general a un seguimiento clínico con TC cada 5 años. REPARACIÓN ENDOVASCULAR DE LOS ANEURIS- MAS AÓRTICOS ABDOMINALES. En pacientes con una anatomía idónea la REVA ofrece una alternativa menos invasiva que la RCA. La REVA requiere zonas de unión proximales y distales no aneurismáticas apropiadas.4 Los ensayos aleatorizados controlados que comparan REVA con RCA para los AAA infrarrenales asintomáticos han puesto de manifiesto una mortalidad a los 30 días más baja con REVA que con RCA.3,9 Sin embargo, en el grupo de REVA había un número significativamente mayor de intervenciones repetidas.9,10 En un análisis de 79.932 pacientes de Medicare la REVA logró un beneficio precoz similar en la mortalidad perioperatoria (1,6 frente al 5,2%) y las complicaciones, lo que demuestra que los datos de ensayos aleatorizados con- trolados son generalizables.9 En el seguimiento a largo plazo (8 años), no obstante, la mortalidad relacionada con AAA o por todas las causas no era significativamente diferente entre REVA y RCA.9 Los pacientes con REVA tenían más reintervenciones relacionadas con el aneurisma.9 Los estudios observacionales señalan un beneficio de mortalidad de la REVA respecto a la RCA en los AAA rotos10 (v. fig. e63-1). El estudio IMPROVE asignó aleatoriamente AAA rotos a una estrategia de primero REVA comparado con RCA y demostró la ausencia de mejoría en la mortalidad a 30 días.10 Aunque los ensayos aleatorizados controlados aún no han puesto de manifiesto beneficios de supervivencia de la REVA para los AAA rotos, las directrices recomiendan el tratamiento de los AAA rotos en centros con un protocolo de evaluación y tratamiento rápido, preferiblemente con REVA para los pacientes apropiados. La selección correcta de los pacientes permite tasas bajas de mortalidad (1-2%) y complicaciones (10-15%) perioperatorias con la REVA para la reparación programada de AAA.4 En el momento actual las opciones de REVA y RCA se consideran en pacientes «médicamente apropiados» con una anatomía idónea. La mayoría de los pacientes eligen la REVA por sus ventajas perioperatorias iniciales y la naturaleza «menos invasiva» de la técnica. A los 6 y los 8 años de seguimiento en los estudios DREAM y EVAR-1 la REVA tenía más complicaciones tardías y reintervenciones secundarias, y la reducción inicial de la mortalidad con REVA no se manteníaunos pocos años después.4,9,10 Aparecen «endofugas» (flujo de sangre persistente en el saco aneuris- mático por fuera del endoinjerto) en casi el 25% de los pacientes a lo largo del seguimiento, y pueden causar roturas aórticas después de la REVA.4 Las endofugas de tipo I, resultantes de la pérdida del sellado completo en el extremo proximal (tipo Ia) o distal (tipo Ib) del injerto-dispositivo endovascular, conducen a una mayor presión en el saco aneurismático y se asocian con un riesgo aumentado de rotura3 (fig. 63-4). Las endofugas de tipo II, las más frecuentes, se deben al llenado retrógrado del saco aneuris- mático por la arteria lumbar o la mesentérica inferior. Las endofugas de tipo III están causadas por la separación de los componentes o dis- rupción del tejido del endoinjerto y requieren tratamiento, habitualmente recubrirlas con un injerto-dispositivo endovascular. Las endofugas de tipo IV están relacionadas con filtraciones de sangre a través del material poroso del injerto y son autolimitadas. La endotensión, un AAA creciente tras la REVA sin endofuga demostrada y con un diámetro aumentado a más de 10 mm, suele precisar reparación. También pueden aparecer com- plicaciones tardías de la REVA (migración del endoinjerto, trombosis de la extremidad), complicaciones relacionadas con el implante e infección del injerto. El control de la duración de los resultados clínicos exige vigilancia radiográfica a largo plazo. Habitualmente se realiza ATC con contraste tras 1 mes y anualmente después del implante del dispositivo.3 La presencia de endofugas posiblemente obligue a una vigilancia más frecuente. Se usa ecografía dúplex en color en ocasiones en pacientes con hallazgos de imagen estables después de 1 año. En situaciones que limiten el uso del contraste la ecografía dúplex puede combinarse con TC sin contraste. El uso generalizado de la REVA ha puesto de manifiesto una reducción en la morbimortalidad temprana de los pacientes con AAA, especialmente ancianos. Esta ventaja no se mantiene en el seguimiento a largo plazo, sin embargo.9 Lo ideal es que la REVA se realice en centros con una mortalidad intrahospitalaria muy baja (< 3%) y una tasa de conversión primaria a RCA inferior al 2% para la reparación programada.4 El desarrollo de endoinjertos fenestrados y ramificados está ampliando FIGURA 63-4 Clasificación de las endofugas. Tipo I. Fuga en la zona de unión del injerto por encima, por debajo o entre los componentes del injerto (Ia: zona de unión proximal; Ib: zona de unión distal; Ic: oclusor ilíaco). Tipo II. Fugas de rama sin fugas en la zona de unión. Llenado retrógrado del saco aneurismático a través de una sola rama (IIa) o de múltiples ramas (IIb). Tipo III. Fuga a través de un defecto mecánico del injerto, fallo mecánico del injerto-dispositivo endovascular por separación de la unión de los componentes modulares (IIIa) o fracturas o agujeros del tejido en el endoinjerto (IIIb). Tipo IV. Fuga a través del tejido del injerto como resultado de la porosidad del mismo. Tipo V. Expansión mantenida del saco aneurismático sin fuga demostrable en la prueba de imagen (endotensión, controvertido). La endofuga primaria está presente desde el momento de la inserción del injerto. La endofuga secundaria aparece después de un angiograma por tomografía computarizada negativo previo. (Modificado de White GH, May J, Petrasek P. Specific complications of endovascular aortic repair. Semin Interv Cardiol 2000;5:35-46.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1300 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s at Er o Es cl Er ó ti ca s VII la REVA a aneurismas cada vez más complejos que se extienden más proximalmente hasta afectar a los vasos renales y mesentéricos. Aneurismas de la aorta torácica Los AAT tienen una incidencia estimada de al menos 5-10 casos por cada 100.000 años-persona .11 La causa, evolución natural y tratamiento varían según la localización del AAT. Los aneurismas de la raíz o la aorta ascendente son los más frecuentes (aproximadamente 60%) seguidos de aquellos de la aorta descendente (aproximadamente 35%) y el cayado (< 10%).2 Un aneurisma aórtico toracoabdominal es el aneurisma de la aorta descendente torácica que se extiende distalmente hasta afectar a la aorta abdominal. Causas y patogenia Las causas de los AAT son trastornos heredables, trastornos genéticos (congénitos) y enfermedades degenerativas (conocidas anteriormente como «ateroescleróticas»), inflamatorias, infecciosas y mecánicas. Muchos de los trastornos genéticos afectan preferencialmente a la raíz aórtica y la aorta ascendente, pero algunos pueden alterar el cayado y la aorta descendente. Los factores de riesgo de AAT son fumar, hiper- tensión, edad, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), EAC y antecedentes familiares. En series de AAA, el 20-27% de los pacientes tenían AAT sincrónicos o metacrónicos.1 La degeneración quística de la media (DQM) describe la degeneración y la fragmentación de las fibras elásticas, la pérdida de CML, el aumento del depósito de colágeno y la sustitución por «quistes» intersticiales de MEC de aspecto mucoide y tinción basófila (v. fig. 63-2). Los pacientes con síndrome de Marfan y muchas otras enfermedades que cursan con AAT de origen genético tienen DQM en la aorta. El envejecimiento se asocia con cierto grado de DQM, proceso que tal vez acelere la hipertensión. Estas alteraciones conducen al debilitamiento progresivo de la pared aórtica y pueden resultar en dilatación y formación de aneurismas. Trastornos con aneurismas aórticos torácicos de origen genético Muchos trastornos de la aorta torácica están relacionados con un tras- torno genético o heredable, algunos de ellos asociados a características sindrómicas multisistémicas y otros a afectación de la aorta torácica y sus ramas exclusivamente (no sindrómicos)12 (tabla 63-1). El fenotipo en ciertos trastornos puede ser sutil y es frecuente la variabilidad intrafamiliar, lo que resalta la importancia de una exploración física minuciosa.13 Estos trastornos se asocian con anomalías de la media aórtica, proteínas de la MEC, CML vascular o proteínas contráctiles.6,12 Se trata de los síndromes de Marfan, Loeys-Dietz, Ehlers-Danlos vas- cular, síndrome de aneurisma y disección de la aorta torácica familiar, enfermedad con válvula aórtica bicúspide, síndrome de Turner y la aortopatía asociada a muchas cardiopatías congénitas. El momento de la cirugía profiláctica de enfermedad aneurismática en pacientes con estas enfermedades depende del defecto genético y otros factores como diámetro aórtico, velocidad de crecimiento de la aorta, antecedentes familiares, edad, sexo y preferencias de paciente y médico12 (tabla 63-2). El síndrome de Marfan (SMF), un trastorno autosómico dominante del tejido conjuntivo, resulta de una fibrilina 1 anómala causada por mutaciones del gen FBN1.12 La dilatación aórtica del SMF afecta sobre todo a los senos de Valsalva (fig. 63-5) (vídeo 63-1), pero también puede haber aneurismas y disecciones de la aorta distal. Además de dirigir la elastogenia y proporcionar soporte estructural a los tejidos, la fibrilina 1 interacciona con las proteínas de unión al factor de crecimiento transformante β (TGF-β) latente y controla la activación y señalización del TGF-β. La fibrilina 1 anómala del SMF provoca un exceso de TGF-β libre, que promueve la afectación de la aorta (fig. 63-6). La angiotensina interacciona con la señalización del TGF-β, y el bloqueo del TGF-β, ya sea con anticuerpos neu- tralizadores o mediante el antagonista de los receptores de angiotensina (ARA) losartán, atenúa o previene la formación de aneurismas aórticosen ratones con SMF.12 En niños con SMF y enfermedad aórtica agresiva el tratamiento con ARA estabilizó el tamaño de la raíz de la aorta.14 Sin embargo, en estudios aleatorizados no hubo diferencias significativas en la tasa de dilatación aórtica de pacientes con Marfan tratados con atenolol o losartán14,15 (fig. e63-2). En un estudio holandés de Marfan que comparó la adición de losartán al tratamiento estándar (uso de losartán en > 70%), este fármaco sí redujo la tasa de crecimiento aórtico.1,16 En el momento actual se recomienda el tratamiento con β-bloqueantes en dosis máximas o ARA en el SMF para reducir la tasa de crecimiento de la aorta. Un metaanálisis próximo explorará los subgrupos de pacientes que podrían beneficiarse de un tratamiento específico.14,15 El síndrome de Loeys-Dietz (SLD), causado por mutaciones de TGFBR1 y TGFBR2, cursa con anomalías craneofaciales (hipertelorismo, úvula bífida/ancha, paladar hendido, craneosinostosis), arterias tortuosas y aneurismas y disecciones de la aorta y sus ramas.1,12,17 Los pacientes con SLD pueden presentar manifestaciones cutáneas, como facilidad para los hematomas, piel hipertransparente con venas muy visibles y acné miliar facial. Los tejidos afectados de los pacientes con SLD muestran un exceso de señalización de TGF-β12 (v. fig. 63-6). El SLD tiene un fenotipo vascular más agresivo que el SMF, con disecciones que tienen lugar en tamaños más pequeños y menor edad. Es posible que las mutaciones de TGFBR2 ocasionen un fenotipo más agresivo que las de TGFBR1, especialmente en los hombres.12 Se recomienda la cirugía aórtica con dimensiones de la raíz de 4 a 4,5 cm, especialmente cuando están presentes las manifestaciones craneofaciales más graves.1,17 El síndrome de aneurismas-artrosis (SAA), también llamado SLD3 y sín- drome de aneurisma y disección de la aorta torácica (ADATF) resulta de mutaciones de SMAD3 y consiste en artrosis grave precoz y osteocondritis disecante, manifestaciones esqueléticas y cutáneas del SLD, y arterias tortuosas, aneurismas y disecciones de la aorta y sus ramas.1,17 El SAA también puede tener un fenotipo aórtico agresivo y en ocasiones obliga a la cirugía aórtica con dimensiones menores de la raíz.1,12 El síndrome de Ehlers-Danlos vascular (SEDv) está causado por muta- ciones de COL3A1 que provocan una síntesis anómala del procolágeno de tipo III y se asocia con aneurismas y disección de la aorta. Las personas con SEDv tienen riesgo de disección y rotura arterial espontánea, a menudo de arterias de tamaño intermedio. Es menos frecuente la afectación de la raíz aórtica, y la aorta descendente, la abdominal y las ramas resultan implicadas con más frecuencia. A diferencia del SMF y SLD, las arterias anómalas de los pacientes con SEDv son friables, lo que dificulta la reparación quirúrgica. El SEDv reduce significativamente los años de vida por enfermedad arterial y rotura de órganos viscerales. En ausencia de otras manifestaciones fenotípicas (no sindrómicas) los AAT pueden ser familiares: hasta el 20% de los pacientes tienen un familiar de primer grado afectado.1,6,12,17 Este trastorno, aneurisma y disección de la aorta torácica familiar (ADATF), se hereda como rasgo autosómico dominante con penetrancia reducida y expresión variable (especialmente en las mujeres).6 Cada vez se identifican más genes capaces de causar ADATF, algunos de ellos asociados también con AAA y aneurismas cerebrales1,6,17 (v. tabla 63-1). Aunque las anomalías de la señalización del TGF-β subyacen a la patogenia en ciertos síndromes de aneurismas, los defectos en la función contráctil de las CML que dan lugar a aneurismas y disecciones de la aorta están relacionados con mutaciones de ACTA2, MYH11, MYLK, FLNA y PRKG112 (fig. e63-3; v. también fig. 63-6). Las microfibrillas de fibrilina 1 podrían participar en FIGURA 63-5 Ecocardiograma transtorácico de una raíz aórtica dilatada en un paciente con síndrome de Marfan. La dilatación es más pronunciada en los senos de Valsalva, y la aorta se estrecha por encima de la unión sinotubular. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1301 En ferm ed ad es d e la ao rta 63 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . la mecanotransducción en las CML vascular, conectando así la fibrilina 1 de la matriz a los filamentos de actina intracelulares. El ACTA2 codifica la α-actina del músculo liso, y las mutaciones de este gen son la causa más frecuente de ADATF; las mutaciones de ACTA2 explican el 14% del ADATF y se asocian con livedo reticular, flóculos del iris, enfermedad coronaria y cerebrovascular prematura, conducto arterioso persistente (CAP) y válvulas aórticas bicúspides.12,18 Se ha descrito disección aórtica con diámetros inferiores a 5 cm, y cerca del 50% de los pacientes con ACTA2 tienen problemas aórticos, con un riesgo acumulado que se estima en el 76% a los 85 años de edad.18 Los familiares de primer grado de las personas con AAT o disección no explicados deberían someterse a pruebas de imagen de la aorta o pruebas genéticas con análisis de mutaciones cuando una mutación conocida esté presente en la familia.1,6,17 La enfermedad por válvula aórtica bicúspide (VAB) afecta aproxima- damente al 1% de la población y puede asociarse con aneurismas de la aorta ascendente, coartación y disección de la aorta19 (vídeo 63-2). La TABLA 63-1 Síndromes y enfermedades de aneurismas de la aorta torácica (AAT) de causa heredable o genética GEn (ProtEÍna) sÍndromE o EnfErmEdad manifEstacionEs clÍnicas Genes de proteínas de la matriz extracelular FBN1 (fibrilina 1) Síndrome de Marfan Aneurisma de la raíz aórtica, DA, AAT, PVM, sobrecrecimiento de huesos largos, escoliosis, deformidades torácicas, ectopia del cristalino, miopía, talla alta, NTX FBN2 (fibrilina 2) Aracnodactilia contractural congénita, síndrome de Beals PVM, aracnodactilia, hábito marfanoide, contracturas digitales, dilatación aórtica leve COL3A1 (procolágeno de tipo 3) Síndrome de Ehlers-Danlos vascular AAT, AAA, rotura arterial, DA, PVM, rotura intestinal y uterina, NTX, piel transparente, cicatrices atróficas, hipermovilidad de pequeñas articulaciones, facilidad para sufrir hematomas EFEMP2 (fibulina 4) Cutis laxo AAT, tortuosidad arterial, estenosis arterial, hipertelorismo, aracnodactilia MFAP5 (proteína asociada a las microfibrillas 5) ADATF, SAA9 AAT, DA Genes de la vía de señalización del TGF-β TGFBR1 (receptor 1 de TGF-β) Síndrome de Loeys-Dietz tipo 1, síndrome de Furlong, ADATF, AAT5 AAT, aneurismas de ramas, DA, tortuosidad arterial, craneosinostosis, hipertelorismo, esclera azulada, úvula bífida/ancha, piel transparente, venas visibles, PVM, pie equino varo, facilidad para sufrir hematomas TGFBR2 (receptor 2 de TGF-β) Síndrome de Loeys-Dietz tipo 2, ADATF, SAA3 AAT, aneurismas de ramas, DA, tortuosidad arterial, craneosinostosis, hipertelorismo, esclerótica azulada, úvula bífida/ancha, piel transparente, venas visibles, PVM, pie equino varo, facilidad para sufrir hematomas SMAD3 (SMAD3) Síndrome de aneurisma-artrosis, SLD 3 AAT, aneurismas de ramas, DA, tortuosidad arterial, fenotipo que se solapa con SLD 1 y 2 y características marfanoides, úvula bífida, artrosis prematura, artrosis disecante TGFB2 (TGF-β 2) ADATF, SLD 4 AAT, tortuosidad arterial, DA, PVM, CAP, características que se solapan del SMF y SLD, úvula bífida, hipertelorismo TGFB3 (ligando 3 de TGF-β) Síndrome de Rienhoff, SLD 5 AAT, AAA, DA, hipertelorismo, úvula bífida, características que se solapan del SMF y SLD, PVM SKI (homólogo del oncogén del sarcoma v-SKI) Síndrome de Shprintzen-Goldberg (síndrome velocardiofacial) AAT, hábitomarfanoide, craneosinostosis, discapacidad intelectual, hipotonía de músculos esqueléticos SLC2A10 (transportador de glucosa 10) Síndrome de tortuosidad arterial Tortuosidad generalizada de la aorta y sus ramas, AAT, disección aórtica y arterial, queratocono, hábito marfanoide, contracturas articulares SMAD2 (SMAD2) ADATF AAT, DA, disección arterial cervicocraneal SMAD4 (SMAD4) Síndrome de poliposis infantil, THH, ADATF Telangiectasias, MAV, AAT, DA Componentes de la contracción del músculo liso vascular o genes del citoesqueleto ACTA2 (α-actina del músculo liso) ADATF, SAA6 AAT, DA, VAB, enfermedad de moyamoya, EAC y ECV prematuras, livedo reticular, flóculos del iris MYH11 (cadena pesada 11 de la miosina) ADATF, SAA4 AAT, DA, CAP MYLK (cinasa de la cadena ligera de miosina) ADATF, SAA7 DA con un tamaño relativamente pequeño de la aorta PRKG1 (proteína cinasa dependiente de GMPc) ADATF, SAA8 Aneurismas de la raíz aórtica y DA MAT2A (MAT IIα) ADATF AAT, DA, VAB FLNA (filamina A) SED con heterotopia nodular periventricular y displasia de válvulas cardíacas Ligado al cromosoma X, AAT, VAB, enfermedad de VM, crisis epilépticas, hipermovilidad articular Aneurisma de la aorta ascendente asociado a válvula aórtica bicúspide NOTCH1 (NOTCH1) VAB con AAT Estenosis aórtica, AAT TGFBR1, TGFBR2, TGFB2, TGFB3, ACTA2, MAT2A, GATA5, SMAD6, LOX VAB con AAT ADATF sindrómicos y no sindrómicos con mayor frecuencia de VAB XO, Xp Síndrome de Turner VAB, COA, AAT, DA, talla baja, linfoedema, cuello alado, insuficiencia ovárica prematura; afecta a 1 de cada 2.500 recién nacidas vivas AAA, aneurisma de la aorta abdominal; AAT, aneurisma de la aorta torácica; ADATF, aneurisma y disección de la aorta torácica familiar; CAP, conducto arterioso persistente; COA, coartación de la aorta; DA, disección aórtica; EAC, enfermedad arterial coronaria; ECV, enfermedad cerebrovascular; MAV, malformación arteriovenosa; NTX, neumotórax; PVM, prolapso de la válvula mitral; SAA, síndrome de aneurisma aórtico; SED, síndrome de Ehlers-Danlos; SLD, síndrome de Loeys-Dietz; SMF, síndrome de Marfan; TGF, factor de crecimiento transformante; THH, telangiectasias hereditarias hemorrágicas; VAB, válvula aórtica bicúspide; VM, válvula mitral. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1302 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s at Er o Es cl Er ó ti ca s VII VAB muestra plegamiento anómalo de las valvas, arrugas y adopción de forma de cúpula excesiva, que resultan en turbulencias incluso en ausencia de lesiones causantes de estenosis o insuficiencia. La tensión de cizallamiento anómala de la pared aórtica debida a patrones de flujo helicoidal en las válvulas aórticas bicúspides podría estar por debajo de la aortopatía de la enfermedad de VAB20,21 (fig. 63-7). Es posible que se desarrollen AAT ascendente asociados con VAB independientemente de la función valvular y aparezcan tardíamente tras el recambio de la válvula aórtica (RVA) (vídeo 63-3). Hay múltiples fenotipos de la aorta en la aortopatía por VAB, y el fenotipo de la raíz (presente el 10%) quizás tenga un riesgo aórtico más alto21 (vídeo 63-4). La dilatación aórtica en la enfermedad por VAB se produce sobre todo en la aorta ascendente, de proximal a media, por lo que es importante obtener pruebas de imagen de toda la aorta ascendente en pacientes con VAB.17 La DQM subyace a los aneurismas aórticos y el riesgo de disección asociado con VAB.21 Cuando coexisten VAB y AAT, hay más DQM asociada con las VAB insuficientes que con las estenóticas.21 Comparado con los aneurismas con válvula aórtica tricúspide (VAT), los aneurismas con VAB muestran más apoptosis, actividad de MMP-2 aumentada y anomalías en las vías de señalización de TGF-β y proteína cinasa C.19 El riesgo a lo largo de la vida de disección aór- tica para el paciente con VAB es 4-8 veces mayor que el de la población general.21 Sin embargo, el riesgo de disección en pacientes con VAB seguidos en el tiempo y sometidos a cirugía programada de aneurismas es relativamente bajo. De 416 pacientes con VAB (edad al diagnóstico, 35 ± 12 años) seguidos durante 16 años de media, la incidencia de disección aórtica fue de 3,1 casos por cada 10.000 años-paciente, con un riesgo relativo ajustado por la edad de 8,4, comparado con la población general.21 Se observaron tasas más altas en pacientes de 50 o más años de edad en el momento basal (17,4 casos por cada 10.000 años-paciente) y en aquellos con aneurisma de la aorta ascendente en el momento basal (44,9 casos por cada 10.000 años-paciente, comparado con el riesgo de la población de edad equiparable de 0,31 por cada 10.000 años-persona). El riesgo de disección aórtica en pacientes con VAB y un aneurisma de la aorta ascendente de 5,3 cm es del 4%, aproximadamente.22 Las VAB y aneurismas de la aorta ascendente pueden ser familiares, heredados como trastorno autosómico dominante con expresión variable y pene- trancia incompleta.12 En la tabla 63-1 se recogen las mutaciones génicas asociadas con VAB y AAT. La heterogeneidad genética, complejidad del rasgo, variantes de secuencia no codificantes y factores epigenéticos podrían explicar la ausencia de una patogenia genética subyacente en la enfermedad por VAB con AAT.12 Los familiares de primer grado de los pacientes con VAB, especialmente con aortopatía, deberían ser evaluados en busca de VAB y AAT ascendente.17 El síndrome de Turner (ST), que afecta a 1 de cada 2.000 recién nacidas vivas, resulta de la pérdida completa o parcial del segundo cromosoma sexual (X0, Xp). Cerca del 50-75% de las pacientes con ST tiene defectos cardiovasculares (CV), incluidos VAB en el 30%, coartación de la aorta en el 12%, alargamiento del cayado transversal en el 30% y dilatación de la aorta ascendente en el 33%.23 La señalización anómala de TGF-β podría contribuir a la afectación aórtica en el ST. Se ha calculado que las pacientes con ST tienen 100 veces más riesgo de sufrir disección aórtica que los controles de edad equiparable.23 La mayoría de las mujeres con ST que desarrollan disección aórtica tiene factores de riesgo, como dilatación de la aorta, VAB, hipertensión sistémica y coartación de la aorta23 (fig. e63-4). Las mujeres con ST sin factores de riesgo de disección aórtica deben someterse a revaluaciones de la aorta cada 5-10 años o cuando esté indicado clínicamente (p. ej., ante la gestación).17 Las mujeres con factores de riesgo o defectos CV conocidos requieren pruebas de imagen más frecuentes. Como las pacientes con ST tienen talla baja, hay que evaluar las dimensiones de la aorta ascendente en relación con la superficie corporal (SC). Las pacientes con ST tienen un diámetro aórtico aumentado respecto a la SC y más riesgo de disección con diámetros absolutos de la aorta más pequeños.23,24 El aumento de tamaño de la aorta y la DQM se asocian con otras cardiopatías congénitas, como coartación de la aorta, transposición de los grandes vasos, comunicaciones interventriculares y tetralogía de Fallot. Aneurismas degenerativos Los aneurismas degenerativos («ateroescleróticos») son menos fre- cuentes en la aorta ascendente y se asocian con ateroesclerosis aórtica difusa. Los aneurismas del cayado aislados pueden ser degenerativos o estar relacionados con úlceras aórticas penetrantes, DQM y rara vez sífilis y otras infecciones. La mayoría de los AAT descendente son degenerativos, pero algunos resultan de trastornos genéticos. Estos aneurismas tienden a originarse inmediatamente distales al origen de la arteria subclavia izquierda, son fusiformes o bien saculares y es posible que se extiendan a la aorta abdominal o coexistan con AAA. Disección de laaorta La disección es una causa frecuente de aneurismas de la aorta torácica descendente y el cayado. Con frecuencia se desarrollan aneurismas en el estadio crónico de la disección y, por tanto, afectan con menos frecuencia a la aorta ascendente, ya que esta porción casi siempre se recambia en la cirugía del estadio agudo (v. más adelante). Sífilis y aortitis La sífilis cardiovascular se produce en el estadio terciario y afecta típicamente a la aorta ascendente y el cayado. Hoy en día la aortitis es absolutamente excepcional gracias al tratamiento antibiótico de la sífilis en fases más precoces de su evolución. La sífilis CV aparece tras un período latente de al menos 10-25 años. Las características anato- mopatológicas son inflamación linfocítica y de células plasmáticas en la adventicia, con la imagen clásica de «corteza de árbol» o aspecto arrugado de la íntima aórtica. En el 40% de los casos se forman aneuris- mas en la aorta ascendente. La sífilis terciaria puede causar valvulitis, insuficiencia aórtica (IA) y estenosis de orificios coronarios. La aortitis infecciosa (típicamente bacteriana, con menos frecuencia fúngica) se describe más adelante (v. también capítulo 73). Otras causas TABLA 63-2 Umbral de tamaño para la resección profiláctica de aneurismas de la raíz aórtica o aorta ascendente en distintos trastornos trastorno umBral dE tamaÑo* Aneurisma degenerativo ≥ 5,5 cm Válvula aórtica bicúspide ≥ 5,5 cm Válvula aórtica bicúspide con factores de riesgo o riesgo quirúrgico bajo† ≥ 5 cm Válvula aórtica bicúspide que requiere recambio de la válvula aórtica > 4,5 cm Síndrome de Marfan ≥ 5 cm Síndrome de Marfan con factores de riesgo‡ > 4,5 cm Síndrome de Loeys-Dietz§ 4-4,5 cm Síndromes de aneurismas de la aorta torácica familiares¶ 4,5-5 cm Síndrome de Turner > 2,5 cm/m2 *Pueden considerarse umbrales más bajos para la intervención según la superficie corporal en pacientes de talla baja o en caso de crecimiento rápido de la aorta. La edad, el tamaño corporal, el crecimiento rápido, los antecedentes familiares, el riesgo de la cirugía y las preferencias de paciente y médico influyen en el umbral de tamaño de la aorta. †Antecedentes familiares de disección aórtica o tasa de crecimiento de la aorta de 0,5 cm o más al año o si el paciente tiene un riesgo quirúrgico bajo (< 4%) y la cirugía se realiza en un centro con maestría establecida en estas intervenciones por un equipo quirúrgico con experiencia en la aorta. Otros factores de riesgo de disección aórtica son coartación de la aorta, hipertensión y el fenotipo de la raíz de válvula aórtica bicúspide. ‡Antecedentes familiares de disección aórtica o crecimiento rápido de la aorta (> 3 mm/ año) o insuficiencia aórtica o mitral grave. Si se desea gestación, hay que considerar la cirugía aórtica profiláctica para un diámetro de 4-4,5 cm. §Es razonable plantear la reparación quirúrgica de la aorta en adultos con síndrome de Loeys-Dietz o una mutación confirmada de TGFBR1 o TGFBR2 con diámetro aórtico de 4,2 cm o más en el ecocardiograma transesofágico, o 4,4-4,6 cm o más en la TC o RM. La cirugía aórtica con diámetros menores podría estar recomendada si existen características craneofaciales graves, crecimiento rápido o antecedentes familiares de disección aórtica. ¶Los umbrales para la cirugía varían según el gen específico mutado. Los AAT causados por mutaciones de ACTA2, SMAD3 y MYLK podrían provocar disección aórtica con diámetros relativamente pequeños de la arteria. Modificado de Erbel R et al. 2014 ESC guidelines on the diagnosis and treatment of aortic diseases: document covering acute and chronic aortic diseases of the thoracic and abdominal aorta of the adult. The Task Force for the Diagnosis and Treatment of Aortic Diseases of the European Society of Cardiology (ESC). Eur Heart J 2014;35:2873-926; Hiratzka LF et al. 2010 ACCF/AHA/AATS/ACR/ASA/SCA/SCAI/ SIR/STS/SVM guidelines for the diagnosis and management of patients with thoracic aortic disease. Circulation 2010;121:e266-369; y Hiratzka et al. Surgery for aortic dilatation in patients with bicuspid aortic valves: a statement of clarification from the American College of Cardiology/American Heart Association Task Force on Clinical Practice Guidelines. J Am Coll Cardiol 2016;67:724-31. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1303 En ferm ed ad es d e la ao rta 63 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . de AAT son aortitis no infecciosa como arteritis de células gigantes, otras vasculitis y aortitis idiopática y enfermedad por IgG4. En el 2-8% de los AAT la aortitis no infecciosa subyace a los aneurismas aórticos. Manifestaciones clínicas La mayoría de los AAT son asintomáticos y se descubren accidentalmen- te. Hallazgos físicos como IA pueden apuntar a AAT. Los síntomas de AAT suelen estar relacionados con un efecto de masa local, IA progresiva o embolia sistémica causada por trombo mural o ateroembolia. En ocasiones se produce obstrucción de la vena cava superior o de la vena innominada por aneurismas de la aorta ascendente o el cayado. Los AAT pueden comprimir la tráquea, los bronquios o el esófago. Es posible el dolor dorsal o de espalda persistente por un efecto de masa directo del AAT, con compresión de estructuras intratorácicas o erosión de huesos. Las complicaciones más graves de los AAT son rotura y disección (figs. 63-8 y e63-5). La rotura de la aorta provoca dolor torácico o dorsal intenso y súbito. La rotura en la cavidad pleural (habitualmente la izquierda) o en el mediastino se asocia con hipotensión; la rotura en el esófago causa hematemesis; y la rotura en un bronquio o la tráquea resulta en hemoptisis. Los AAT infectados se asocian con dolor, fiebre y fístulas. La expansión aguda de la aorta, las roturas contenidas y los seudoaneurismas son causa de dolor torácico o dorsal intenso. La disección de la aorta torácica (v. más adelante) es más frecuente que la rotura. Diagnóstico Muchos AAT son patentes en la radiografía de tórax (fig. e63-6), con características que incluyen mediastino ensanchado, botón aórtico prominente o desplazamiento de la tráquea. Los aneurismas de menor tamaño pueden no verse en las placas. Los aneurismas que afectan a los senos de Valsalva y la raíz aórtica no siempre se observan en la radiografía de tórax, al estar «escondidos» detrás del esternón, las FIGURA 63-6 Vías implicadas en las enfermedades con aneurismas de la arteria torácica heredables (v. también tabla 63-1). Los números indican el síndrome correspondiente causado por mutaciones en la proteína: 1, síndrome de Marfan; 2, síndrome de Loeys-Dietz de tipo 1 o 2; 3, síndrome de Loeys-Dietz de tipo 3; 4, síndrome de Loeys-Dietz de tipo 4; 5, síndrome de Shprintzen-Goldberg; 6, cutis laxo de tipo 1B; 7, síndrome de tortuosidad arterial; 8, 9 y 10, aneurisma y disección de la aorta torácica familiares; 11, síndrome de Myhre, síndrome de poliposis infantil y síndrome de hemorragia-telangiectasia; 12, síndrome relacionado con Ehlers-Danlos con heterotopia nodular periven- tricular. ANG, angiotensina; ECA, enzima conversora de la angiotensina; ERK, cinasa regulada por señal extracelular; HDAC, histona desacetilasa; JNK, Jun N-terminal cinasa; MAPK, proteína cinasa activada por mitógenos; MEK, proteína cinasa activada por mitógenos/cinasa regulada por señales extracelulares; MLCK, cinasa de la cadena ligera de la miosina; MMP, metaloproteinasa de la matriz; PAI, inhibidor del activador del plasminógeno; TAK, cinasa activada por el factor de crecimiento transformante β; TGF, factor de crecimiento transformante; TGFBR, receptor del factor de crecimiento transformanteβ; TSP, trombospondina. (Tomado de Gillis E, Van Laer L, Loeys BL. Genetics of thoracic aortic aneurysm: at the crossroads of transforming growth factor-beta signaling and vascular smooth muscle contractility. Circ Res 2013;113:327-40.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1304 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s at Er o Es cl Er ó ti ca s VII estructuras mediastínicas y las vértebras. La tortuosidad de la aorta y su despliegue en ancianos también es capaz de imitar o enmascarar AAT. Así pues, la radiografía de tórax no descarta el diagnóstico de ATT. El ecocardiograma transtorácico (ETT) es capaz de visualizar los AAT que afectan a los senos de Valsalva y a menudo a la aorta ascendente proximal, cayado y aorta descendente proximal2 (v. fig. 63-5, y vídeos 63-1 y 63-4). El tamaño de la raíz aórtica varía según la edad, talla o SC y sexo, y contamos con nomogramas de los intervalos normales.2,17 Aunque el ETT no caracteriza por completo los AAT del cayado y la aorta descendente, el ecocardiograma transesofágico (ETE) sí es capaz de visualizar la mayor parte de la aorta torácica (vídeo 63-5). La TC y RM realzadas con contraste aportan detalles destacados de la anatomía de la aorta y sus ramas en los ATT. En caso de aortas tortuosas, las imágenes axiales solas pueden ser engañosas y es posible que «exageren» la auténtica dimensión de la aorta.2 Cuando las imágenes axiales atraviesan la aorta descendente en un plano que queda fuera del eje, el diámetro aórtico resulta falsamente grande. La TC multidetector y la RM permiten la reconstrucción de los datos axiales en imágenes tridimensionales, facilitando la medición de la aorta en un corte genuinamente transversal para obtener un diámetro preciso2 (figs. 63-9 y e63-7). El ecocardiograma mide por lo general el diámetro interno, mientras que TC y RM miden el diámetro externo de la aorta, presuntamente 0,2-0,4 cm mayor que el interno.2,17 Evolución natural Muchos factores influyen en la evolución natural de los ATT. Los pacientes con SMF y enfermedad por VAB tienen una tasa de crecimiento aneurismático más rápida que aquellos con aneurismas degenerativos.11 El tamaño y la localización del AAT también afectan a su tasa de crecimiento y probabilidad de rotura o disección. Los ATT son relativamente indolentes, con una tasa de crecimiento de aproximadamente 1-2 mm/año y variabilidad individual notable.1,11 Los aneurismas de mayor tamaño crecen más rápido que los más pequeños. Los aneurismas de la aorta descendente tienen una tasa de crecimiento mayor (cerca de 2 mm/año) que los de la aorta ascendente (1 mm/año), y los AAT diseccionados crecen más rápido que aquellos sin disección.11 La rotura y la disección aguda son las complicaciones principales de los AAT (v. figs. 63-8, 63-9, e63-4 y e63-5). Menos de la mitad de los pacientes con rotura llegan vivos al hospital; la mortalidad a las 24 h alcanza el 75%. El diámetro aórtico y la enfermedad subyacente determinan los riesgos de las complicaciones aórticas. Para los aneurismas de la aorta ascendente mayores de 6 cm, el riesgo de rotura, disección o muerte es del 15,6%.1,25 Una serie de pacientes con SMF tuvo un riesgo de disección aórtica del 0,3% por año con un diámetro de la raíz aórtica de 4,5 a 4,9 cm, y el 1,33% anual con 5-5,4 cm.26 En los pacientes con VAB el riesgo de disección aórtica fue aproximadamente del 3,8% para aquellos cuyo diámetro de la aorta ascendente era de 5,3 cm y del 10% si llegaba a 6 cm.22 En el SLD, ciertos síndromes de AAT familiares y SEDv el diámetro aórtico es menos predictivo y la disección puede producirse incluso con tamaños menores de la aorta. En pacientes con aneurismas degenerativos de la aorta descendente o toracoabdominal los riesgos estimados de episodios aórticos definidos (disección, rotura o muerte) fueron 5,5, 7,2, 9,3 y 15,4% con diámetros de la aorta de 50, 55, 60 y 70 mm, respectivamente.27 Los factores de riesgo de mayor crecimiento y rotura de los AAT son edad avanzada, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), hipertensión, fumar cigarrillos, crecimiento rápido del aneurisma, disección de la aorta y antecedentes familiares.17 El diámetro de la aorta es el factor de riesgo más importante de complicaciones del aneurisma (fig. e63-8). El sexo y la SC quizás predigan también las complicaciones de los aneurismas.17,25,27 Algunos autores han propuesto el uso del área transversal de la aorta y el peso corporal,17 y la calculadora de riesgo aórtico emplea la talla, el peso y el diámetro de la aorta para calcular el riesgo anual de rotura o disección.25 Los umbrales quirúrgicos para la reparación de AAT dependen de la enfermedad existente y factores específicos del paciente (v. tabla 63-2). En los aneurismas degenerativos se recomienda el recambio quirúrgico de la aorta cuando el diámetro de la raíz aórtica o la aorta ascendente llega a 5,5 cm; el cayado, > 5,5 a 6 cm, y la aorta descendente o toracoabdominal alcanza > 5,5 a 6 cm.1,17,27 Se recomienda cirugía en el SMF cuando el diámetro de la raíz aórtica es de 50 mm o mayor, con un umbral menor para aquellos con crecimiento rápido de la aorta o antecedentes familiares de disección aórtica;1,17 en los síndromes de AAT familiares con 4,5-5 cm;1 en aneurismas de VAB con 5,5 cm o más, y con 5 cm o mayor si existen factores de riesgo de disección aórtica (antecedentes familiares de disección, crecimiento rápido de la aorta [> 3-5 mm/año], coartación de la aorta o hipertensión) o el paciente tiene un riesgo quirúrgico bajo.1,24 En caso de operar la VAB puede realizarse cirugía del aneurisma aórtico en candidatos aceptables con diámetros de la aorta superiores a 4,5 cm.24 Los adultos con SLD deberían intervenirse cuando la raíz aórtica mida de 4 a 4,5 cm, aunque algunos recomiendan cirugía en pacientes con SLD una vez que la raíz pasa de 4 cm, especialmente si se acompaña de un índice craneofacial alto.1,12,17 En el ST debe considerarse la cirugía profiláctica cuando el índice de tamaño de la aorta ascendente sea 2,5 cm/m2 o superior.23,24 El momento de la cirugía también depende de los antecedentes familiares, sexo, velocidad de crecimiento del aneurisma, tamaño FIGURA 63-7 La aortopatía con válvula aórtica bicúspide (VAB) se relaciona con flujo aórtico anómalo y tensión de cizallamiento de la pared (TCP) elevada. La resonancia magnética cardíaca de flujo tetradimensional (RMC flujo 4D) se usa para valorar la relación entre la TCP y la remodelación del tejido aórtico regional en pacientes con VAB. Una TCP aórtica elevada generada por un flujo aberrante debido a la fusión de las cúspides se corresponde con una desregulación más grave de la matriz extracelular (MEC) que las regiones adyacentes de TCP normal en la aorta del mismo paciente. La degeneración de fibras elásticas es más grave en regiones de TCP elevada (menos elastina, fibras más delgadas y mayor distancia entre las láminas), mientras que también se observan concentraciones más altas de mediadores de la desregulación de la MEC (metaloproteinasas de la matriz [MMP] y factor de crecimiento transformante β [TGF-β]). Estos datos implican que la hemodinámica relacionada con la válvula es un factor contribuyente a la aortopatía de la VAB. (Tomado de Guzzardi DG, Barker AJ, van Ooij P, et al. Valve-related hemodynamics mediate human bicuspid aortopathy insights from wall shear stress mapping. J Am Coll Cardiol 2016;66:892-900.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc.Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1305 En ferm ed ad es d e la ao rta 63 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . corporal, valvulopatía aórtica concomitante, necesidad de otra cirugía cardíaca, trastornos concomitantes y preferencias de paciente y médico. Como las complicaciones aórticas tienen lugar con diámetros inferiores a los quirúrgicos, los médicos tienen que individualizar el tratamiento según el riesgo quirúrgico y otros factores. Los abordajes endovasculares en algunos trastornos pueden conducir a tratamientos más precoces para los candidatos idóneos, pero la enfermedad por aneurismas de origen genético limita por lo general la reparación endovascular de la aorta torácica a urgencias o intervenciones híbridas que utilizan injertos quirúrgicos como plataformas de aterrizaje. Tratamiento Tratamiento quirúrgico ANEURISMAS DE LA AORTA TORÁCICA ASCENDENTE. El tratamiento de los AAT ascendente consiste en abrir la aorta ascendente y colocar un injerto prostético con o sin RVA concomitante. Un injerto compuesto consistente en un tubo de dacrón con una válvula aórtica protésica cosida en un extremo (técnica de Bentall modificada) suele ser el método de elección para tratar los AAT ascendente que afectan a la raíz asociados con valvulopatía aórtica significativa. La válvula y el injerto se suturan directamente al anillo aórtico, y las arterias coronarias se reimplantan en el injerto de dacrón. Para la reparación programada de aneurismas el riesgo de muerte o accidente cerebrovascular (ACV) oscila entre el 1 y el 5% según la enfermedad, población de pacientes y experiencia quirúrgica.1,17 El riesgo de morbimortalidad aumenta con la necesidad de disección del cayado. Las operaciones urgentes sobre la aorta proximal conllevan un riesgo mucho mayor. Los pacientes con valvas de la válvula aórtica estructuralmente anómalas y aquellos cuya IA es secundaria a dilatación de la unión sinotubular o del anillo aórtico podrían someterse a un recambio de la raíz con mantenimiento de la válvula –reimplantando la válvula original en un injerto de dacrón (técnica de David) o remodelando la raíz aórtica (técnica de Yacoub) (fig. e63-9)–. La técnica de reimplantación es preferible a la de remodelación porque estabiliza el anillo y limita la dilatación aórtica e IA tardía.28 El autoinjerto pulmonar (técnica de Ross) es una alternativa al injerto aórtico mixto en los candidatos adecuados. Esta intervención consiste en sustituir la válvula aórtica y raíz original del paciente con la raíz pul- monar del propio paciente, insertada en la posición aórtica. La raíz pulmonar se reemplaza por una raíz de homoinjerto criopreservada. La técnica de Ross conlleva el riesgo de desarrollo de aneurismas tardíos en el autoinjerto y no debe usarse en pacientes con enfermedades de la raíz aórtica de origen genético; su uso resulta controvertido en caso de VAB y enfermedad aórtica. Otra alternativa es el empleo de aloinjertos aórticos criopreservados (raíz aórtica y aorta ascendente proximal de cadáver), pero los problemas de duración y las calcificaciones aórticas tardías limitan esta opción. Las estimaciones respecto al riesgo de mortalidad en la reparación programada de la aorta torácica son las siguientes: injerto valvular mixto, el 1-5%; RVA independiente y reparación de la aorta ascendente, el 1-5%; recambio de la raíz conservando la válvula, menos del 1-1,5%, y reparación de VAB y aorta ascendente, el 1,5%.17 ANEURISMAS DEL CAYADO AÓRTICO. Los aneurismas del cayado aórtico son más difíciles de tratar quirúrgicamente porque la recons- trucción de los vasos del cayado exige la interrupción del flujo sanguíneo de esos vasos.17 Un abordaje utiliza la resección del hemicayado: los vasos del cayado se mantienen indemnes, con la aorta descendente como techo, y se recambia el resto del cayado. La resección extendida del cayado exige resecar todo el cayado y usar injertos ramificados para sustituir al cayado y los grandes vasos, empleando derivaciones construidas a cada uno de los grandes vasos o reimplantando una isla de tejido del cayado que incluya los orígenes del gran vaso.17 La protección cerebral durante la cirugía del cayado se realiza mediante varios métodos, clásicamente la parada circulatoria con hipotermia profunda. Si el aneurisma se propaga parcialmente a la aorta torácica descendente, el injerto de poliéster se extiende como una trompa de elefante a la porción descendente del aneurisma, lo que obliga a una segunda intervención para completar la reparación.17,29 En esta operación se crea la anastomosis distal a la porción media de un injerto y el injerto distal está dentro de la luz de la aorta, y por tanto puede ser recuperado sin manipular el cayado. Una modificación reciente de esta técnica utiliza una endoprótesis cubierta (injerto de endoprótesis endovascular) fijada a un injerto vascular para permitir la fijación del injerto-dispositivo endovascular a la aorta descendente y la reconstrucción con injerto vascular del cayado aórtico.30 Esta técnica de la «trompa de elefante congelada» permite el recambio total del cayado y la aorta descendente en una sola fase para aneurismas complejos, así como el tratamiento de la disección aguda de tipo A.29 Se produce lesión de la médula espinal en el 9% de las técnicas de trompa de elefante congelada realizadas por disección extensa crónica de la aorta.29 La cirugía de los aneurismas del cayado tiene una tasa de morbilidad y mortalidad de 2 a 7% de riesgo de muerte y ACV.1,17 Las técnicas endovasculares y reconstrucciones extraa- natómicas pueden ocuparse de los aneurismas complejos del cayado aórtico y las técnicas de trompa de elefante completa.17,29 La cirugía de los aneurismas del cayado se considera cuando el diámetro del aneurisma es superior a 55 mm. El mayor riesgo quirúrgico obliga a considerar las técnicas de desramificación con reparación endovascular de la aorta torácica (REVAT) como abordaje híbrido. Sin embargo, este abordaje conlleva un riesgo mayor de disección aórtica de tipo A retrógrada.1 ANEURISMAS TORÁCICOS DESCENDENTES. Los paradigmas del tratamiento para los AAT descendente han cambiado gracias al rápido FIGURA 63-8 Rotura de una disección aórtica de tipo B. A. Tomografía computarizada realzada con contraste que muestra la fuga inicial de sangre de la luz falsa dilatada (flechas). La pequeña luz auténtica es densamente opaca por el contraste. B. TC sin contraste que demuestra una hemorragia aguda de la disección de tipo B rota (flechas). C. Reconstrucción tridimensional de la aorta torácica descendente tras la reparación endovascular urgente de la disección aórtica rota. Ao, aorta. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1306 En fE rm Ed a d Es c a rd io va sc u la rE s at Er o Es cl Er ó ti ca s VII desarrollo de la REVAT.1 La mortalidad para la reparación de AAT des- cendente es más baja poco después de la REVAT comparado con la RCA, mientras que las tasas de supervivencia a medio plazo son similares.1 Las directrices de la European Society of Cardiology (ESC) indican que debe plantearse la REVAT para AAT descendente de diámetro superior a 55 mm, y RCA en mayores de 60 mm cuando sea la única opción en un candidato apropiado.1 Es posible que se apliquen umbrales más bajos a los trastornos del tejido conjuntivo, como SMF y SLD. La REVAT tiene un riesgo mayor de complicaciones en el SMF y otros trastornos del tejido conjuntivo y se reserva típicamente para complicaciones urgentes, pacientes de riesgo muy alto o con injertos proximales y distales suturados
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