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490 © 2019. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos ETIOLOGÍA, 490 PRONÓSTICO, 490 Biomarcadores y pronóstico, 491 Insuficiencia renal, 492 APROXIMACIÓN AL PACIENTE, 493 Pacientes con elevado riesgo de desarrollo de insuficiencia cardíaca (estadio A), 493 Tratamiento de pacientes con insuficiencia cardíaca sintomática y asintomática, 494 Definición de la estrategia adecuada, 494 TRATAMIENTO DE LA RETENCIÓN DE LÍQUIDOS, 496 Clases de diuréticos, 496 Tratamiento de la insuficiencia cardíaca con diuréticos, 500 Resistencia a los diuréticos, 502 Terapias basadas en dispositivos, 503 PREVENCIÓN DE LA PROGRESIÓN DE LA ENFERMEDAD, 504 Inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina, 504 Antagonistas del receptor de angiotensina, 505 Inhibidores de neprilisina y del receptor de angiotensina, 506 β-bloqueantes, 507 Antagonistas del receptor de mineralocorticoides, 509 Combinación de hidralacina y dinitrato de isosorbida, 510 Inhibidor del canal If, 510 Inhibidores de la renina, 510 TRATAMIENTO DE LOS PACIENTES QUE PERMANECEN CON SÍNTOMAS, 510 Glucósidos cardíacos, 510 Ácidos grasos poliinsaturados w-3, 511 FARMACOGENÓMICA Y MEDICINA PERSONALIZADA, 511 TRATAMIENTO DE LA ENFERMEDAD ATEROESCLERÓTICA, 511 POBLACIONES ESPECIALES, 512 Mujeres, 512 Raza/etnia, 512 Personas de edad avanzada, 512 Pacientes con tumores malignos, 512 ANTICOAGULACIÓN Y TRATAMIENTO ANTIAGREGANTE, 513 TRATAMIENTO DE ARRITMIAS CARDÍACAS, 513 TERAPIA CON DISPOSITIVOS, 513 Tratamiento de resincronización cardíaca, 513 Desfibriladores automáticos implantables, 514 TRASTORNOS RESPIRATORIOS DEL SUEÑO, 514 GESTIÓN DEL TRATAMIENTO DE LA ENFERMEDAD EN LA INSUFICIENCIA CARDÍACA, 515 PACIENTES CON INSUFICIENCIA CARDÍACA TERMINAL RESISTENTE AL TRATAMIENTO (ESTADIO D), 515 PERSPECTIVAS FUTURAS, 515 BIBLIOGRAFÍA, 516 DIRECTRICES, 516 Tratamiento de la insuficiencia cardíaca con fracción de eyección reducida DOUGLAS L. MANN 25 La epidemiología y la valoración clínica de los pacientes con insuficiencia cardíaca (IC) se revisan en el capítulo 21. El diagnóstico y el tratamiento de los pacientes con IC aguda se analizan en el capítulo 24. Este capítulo se centra en el tratamiento de los pacientes con IC con una fracción de eyección reducida (ICFEr). El capítulo 26 trata sobre el tratamiento de los pacientes con IC con una fracción de eyección conservada (ICFEc). ETIOLOGÍA Cualquier enfermedad que conduzca a una alteración de la estructura o función del ventrículo izquierdo (VI) puede predisponer a un paciente a desarrollar IC (tabla 25-1). Aunque la etiología de la IC en pacientes con ICFEr difiere de la de los pacientes con ICFEc, existe una considerable superposición entre las etiologías de estas dos afecciones. En los países industrializados, la enfermedad arterial coronaria (EAC) es la causa predominante en hombres y mujeres y es responsable del 60 al 75% de los casos de IC. La hipertensión contribuye al desarrollo de IC en un número importante de pacientes, entre los que se encuentran la mayoría de los pacientes con EAC. Tanto la EAC como la hipertensión interactúan para aumentar el riesgo de IC. La enfermedad cardíaca reumática sigue siendo una causa importante de IC en África y Asia, especialmente en la pobla- ción joven. La hipertensión es una causa importante de IC en la población africana y afroamericana. La enfermedad de Chagas sigue siendo una causa importante de IC en América del Sur.1 A medida que las naciones en vías de desarrollo experimentan el desarrollo socioeconómico, la epidemiología de la IC se está volviendo similar a la de Europa occidental y América del Norte, donde la EAC es la causa más frecuente de IC. En el 20-30% de los casos de ICFEr, no se conoce la base etiológica exacta. Se sabe que estos pacientes padecen miocardiopatía dilatada o «idiopática» si la causa es desconocida (v. capítulo 77). La infección viral previa (v. capítulo 79) o la exposición a toxinas (p. ej., alcohol [v. capítulo 80] o el uso de fármacos quimioterápicos [v. capítulo 81]) también pueden dar lugar a miocardiopatía dilatada (MCD). Aunque el consumo excesivo de alcohol puede favorecer la miocardiopatía, el alcohol en sí no está asociado con un mayor riesgo de IC y puede proteger contra el desarrollo de la misma cuando se consume con moderación.2 También está cada vez más claro que una gran cantidad de casos de MCD son secundarios a defectos genéticos específicos, especialmente a aquellos del citoesqueleto. La mayoría de las formas de MCD familiar se heredan de manera autosómica dominante. Hasta la fecha, se han identificado mutaciones de genes que codifican proteínas del citoesqueleto (desmina, miosina cardíaca, vinculina) y proteínas de la membrana nuclear (lámina). La MCD también se asocia con las distrofias musculares de Duchenne, de Becker y de las cinturas (v. capítulo 97). Las afecciones que conducen a un gasto cardíaco alto (p. ej., fístula arteriovenosa, anemia) rara vez son responsables del desarrollo de IC en un corazón normal. Sin embargo, en presencia de una enfermedad cardíaca estructural subyacente, estas afecciones a menudo dan lugar a una IC congestiva manifiesta. PRONÓSTICO Aunque varios informes de casos recientes han señalado que la mortalidad de los pacientes con IC está mejorando; la tasa de mortalidad general sigue siendo más alta que la de muchos tumores malignos, como los que afectan la vejiga, las mamas, el útero y la próstata. En el estudio de Framingham, la mediana de supervivencia fue de 1,7 años para los hombres y 3,2 años para las mujeres, con una supervivencia a los 5 años de tan solo el 25% de los hombres y el 38% de las mujeres. Los estudios europeos han confirmado de forma similar el mal pronóstico a largo plazo (fig. 25-1).3 Datos más recientes del estudio Framingham han examinado las tendencias a largo plazo en la supervivencia de pacientes con IC y han demostrado una mayor supervivencia tanto en hombres como en mujeres, con una disminución general de la mortalidad de aproximadamente el 12% por década entre 1950 y 1999. Además, informes recientes de Escocia, Suecia y el Reino Uni- do también señalan que las tasas de supervivencia pueden estar mejorando también después del alta hospitalaria.3 Cabe destacar que la mortalidad Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 491 Tratam ien to d e la in su fi cien cia card íaca co n fracció n d e eyecció n red u cid a 25 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . por IC en los estudios epidemiológicos es notablemente más alta que la publicada en ensayos clínicos de IC que conllevan tratamiento con fármacos y dispositivos, en los que las cifras de mortalidad a menudo son engañosamente bajas porque los pacientes que se inscribieron en los ensayos clínicos son más jóvenes, están clínicamente más estables y tienden a tener un control clínico más estrecho. La función del sexo y del pronóstico de la IC sigue siendo un tema con- trovertido con respecto a los resultados de la IC. No obstante, los datos agregados señalan que las mujeres con IC tienen un mejor pronóstico global que los hombres.4 Sin embargo, las mujeres parecen tener un mayor grado de incapacidad funcional con el mismo grado de disfunción ventricular izquierda (VI) y también tienen una mayor prevalencia de IC con fracción de eyección (FE) normal (v. capítulo 26). También ha surgido controversia con respecto al impacto del grupo étnico sobre los resultados, con tasas de mortalidad más elevadas informadas en pacientes de etnia negra en algunos, pero no en todos los estudios. En EE. UU., la IC afecta aproximadamente al 3% de la poblaciónde etnia negra, mientras que en la población general la prevalencia es aproximadamente del 2%.5 Las personas de raza negra con IC presentan el inicio a una edad más temprana y tienen una disfunción del VI más avanzada y peor clase de la New York Heart Association (NYHA) en el momento del diagnóstico. Aunque no se conocen las razones de estas diferencias, como se señaló anteriormente, las diferencias etiológicas de la IC podrían explicar algunas de estas observaciones. Factores socioeconómicos adicionales pueden influir en los resultados en pacientes de raza negra, como la localización geográfica y el acceso a la atención médica. La edad es uno de los factores predictivos más fuertes y constantes de los resultados adversos en la IC6 (v. más adelante «Poblaciones especiales»). Muchos otros factores se han asociado con una mayor mortalidad en pacientes con IC (tabla 25-2). La mayoría de los factores enumerados como factores predictivos de los resultados han resistido el análisis al menos de una sola variable, y muchos se desechan como factores independientes cuando se emplean técnicas de análisis multifac- torial. No obstante, es extraordinariamente difícil determinar qué variable del pronóstico es la más importante para predecir el resultado individual de un paciente en los ensayos clínicos o, lo que es más importante aún, durante el tratamiento diario de un paciente individual. Con este fin, se han desarrollado y validado varios modelos multivariantes para predecir el pronóstico de la IC. El Seattle Heart Failure Model se derivó de la investigación retrospectiva de factores predictivos de supervivencia entre pacientes con IC en ensayos clínicos. Este modelo proporciona un cálculo preciso de la supervivencia al año y a los 2 y 3 años con el uso de características clínicas, farmacológicas, de dispositivos y analíticas fáciles de obtener, y está accesible de forma gratuita para todos los profesionales de atención médica como un programa interactivo basado en Internet (http://depts.washington.edu/shfm). Biomarcadores y pronóstico La observación de que los sistemas renina- angiotensina-aldosterona (SRAA), adrenérgico e inflamatorio se activan en la IC ha llevado al estudio de las relaciones entre var ias mediciones bioquímicas y los resultados clínicos (tabla 25-3) (v. capítulos 21 y 23). Se han publicado fuertes correlaciones inversas entre la supervivencia y las concentraciones plasmáticas de noradrenalina, renina, arginina vasopresina, aldosterona, péptido natriurético auricular (ANP) y cere- bral (tipo B) (BNP y NT-pro-BNP), endotelina (ET) 1, y marcadores inflamatorios como el factor de necrosis tumoral (TNF), receptores de TNF solubles, proteína C reactiva, galactina 3, pentraxina 3 y ST2 soluble. Los marcadores de estrés oxidativo, como la lipoproteína de baja densidad oxidada y el ácido úrico sérico, también se han asociado con empeoramiento del estado clínico y deterioro de la supervivencia en pacientes con IC crónica. Las troponinas cardíacas T e I, marcadores sensibles del daño de los miocitos, pueden estar elevadas en pacientes cardíacos no isquémicos y predecir acontecimientos cardíacos adversos. La asociación entre una baja hemoglobina/hematocrito (Hb/Hto) y desenlaces adversos de la IC también ha sido reconocida desde hace mucho tiempo, con una renovada atención reciente después de que varios informes de casos ilustraran el valor pronóstico independiente de la anemia en pacientes con IC y FE reducida o normal.7 Los cálculos publicados sobre la prevalencia de la anemia (definida como una concentración de Hb < 13 g/dl en hombres y < 12 g/dl en mujeres) en pacientes con IC varían ampliamente, y oscilan entre el 4 y el 50% según la población estudiada y la definición de anemia utilizada. En general, la anemia se asocia con más síntomas de IC, peor estado funcional de la NYHA, mayor riesgo de ingreso hospitalario por IC y reducción de la supervivencia.8 Sin embargo, se desconoce si la anemia es una causa de disminución de la supervivencia o simplemente un marcador de enfer- medad más avanzada. La causa subyacente de la anemia probablemente sea multifactorial, con reducción de la sensibilidad a los receptores de eritropoyetina, la presencia de un inhibidor de la hematopoyesis y el suministro defectuoso de hierro para la eritropoyesis. Se debe realizar un estudio de diagnóstico estándar en pacientes con IC anémicos, admitiendo que no se identifica una etiología definida en muchos TABLA 25-1 Factores de riesgo de insuficiencia cardíaca (Olmstead County) FACTOR DE RIESGO RAZÓN DE POSIBILIDADES (IC AL 95%) VALOR DE P RIESGO ATRIBUIBLE POBLACIONAL (IC AL 95%) Total Mujeres Hombres Enfermedad coronaria 3,05 (2,36-3,95) < 0,001 0,20 (0,16-0,24) 0,16 (0,12-0,2) 0,23 (0,16-0,3) Hipertensión 1,44 (1,18-1,76) < 0,001 0,20 (0,1-0,3) 0,28 (0,14-0,42) 0,13 (0-0,26) Diabetes 2,65 (1,98-3,54) < 0,001 0,12 (0,09-0,15) 0,10 (0,06-0,14) 0,13 (0,08-0,18) Obesidad 2 (1,57-2,55) < 0,001 0,12 (0,08-0,16) 0,12 (0,07-0,17) 0,13 (0,07-0,19) Antecedentes de tabaquismo 1,37 (1,13-1,68) 0,002 0,14 (0,06-0,22) 0,08 (0-0,15) 0,22 (0,07-0,37) Tomado de Dunlay SM, Weston SA, Jacobsen SJ, et al. Risk factors for heart failure: a population-based case-control study. Am J Med 2009;122:1023-8. FIGURA 25-1 Supervivencia de los pacientes con insuficiencia cardíaca en comparación con los oncológicos. Supervivencia a los 5 años después de un primer ingreso hospitalario en todos los hospitales de Escocia en 1991 por insuficiencia cardíaca, infarto de miocardio (IM) y los cuatro lugares más frecuentes de tumores malignos específicos de hombres y mujeres. (Modificado de Stewart S, MacIntyre K, Hole DJ, et al. More ‘malignant’ than cancer? Five-year survival following a first admission for heart failure. Eur J Heart Fail 2001;3:315-22.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 492 IN SU FI CI EN CI A C A RD íA CA IV de estos pacientes. Las causas corregibles de la anemia deben tratarse de acuerdo con las directrices de práctica. La función de las transfusiones de sangre en pacientes con enfermedad cardiovascular (CV) es controvertida. Aunque generalmente se ha aceptado un «umbral de transfusión» para mantener el Hto por encima del 30% en pacientes con enfermedad CV, esta práctica clínica se ha basado más en la opinión de expertos que en pruebas directas que documenten la eficacia de esta forma de tratamiento. Debido a los riesgos y costes de la transfusión de eritrocitos, los beneficios efímeros de las transfusiones sanguíneas en pacientes con anemia crónica, junto con el beneficio poco claro en pacientes con IC, el uso sistemático de transfusiones sanguíneas no puede recomendarse para el tratamiento de la anemia que ocurre en pacientes con IC. El tratamiento de los pacientes con IC con anemia leve a moderada (concentración de Hb de 9 a 12 g/dl) con el análogo de la eritropoyetina darbepoetina α se evaluó en el ensayo clínico RED-HF (Reduction of Events with Darbepoetin Alfa in Heart Failure). Como se muestra en la figura e25-1, no hubo diferencias significativas en la variable de resultado primaria de mortalidad por cualquier causa o ingreso hospitalario por empeoramiento de la IC (hazard ratio [HR] en el grupo de darbepoetina α, 1,01; intervalo de confianza [IC] al 95%, 0,9-1,13; P = 0,87), ni en el resultado secundario (v. fig. e25-1B) de mortalidad CV o en el período de tiempo hasta el primer ingreso hospitalario por empeoramiento de la IC (HR en el grupo de darbepoetina α, 10,01; IC al 95%, 0,89-1,14; P = 0,2). La falta de efecto de la darbepoetina α fue constante en todos los subgrupos previamente especificados. Es importante destacarque el tratamiento con darbepoetina α dio lugar a un aumento precoz (en el primer mes) y sostenido de la concentración de Hb a lo largo del estudio. La ferropenia es una comorbilidad frecuente en pacientes con ICFEr y se ha relacionado con mayor mortalidad y peor calidad de vida, independientemente de si existe anemia concomitante.9 La corrección de la ferropenia en pacientes anémicos y no anémicos con IC con ICFEr (FE < 30-45%) ha sido estudiada en varios ensayos clínicos.9 Dos de los tres ensayos aleatorizados realizados hasta el momento han utilizado carboximaltosa férrica (CMF) intravenosa (i.v.). Los estudios con CMF han demostrado una mejoría de los síntomas, de la capacidad de ejercicio y de la calidad de vida relacionada con la salud; sin embargo, los efectos sobre los principales acontecimientos clínicos siguen siendo desconocidos.8 El único ensayo clínico aleatorizado que utilizó un polisacárido de hierro oral (Oral Iron Repletion Effects on Oxygen Uptake in Heart Failure [IRONOUT]; NCT02188784) no demostró mejoría del Vo2 máximo en la prueba de esfuerzo cardiopulmonar a las 16 semanas. Fundamentadas en los resultados de los ensayos clínicos aleatorizados con complementos de hierro i.v., las directrices actuales del American College of Cardiology, la American Heart Association y la Heart Failure Society of America (ACC/AHA/ HFSA) recomiendan (clase IIb, nivel de evidencia B-R) que el reemplazo de hierro podría ser razonable en pacientes con IC de clase II y III de la NYHA y ferropenia (ferritina < 100 ng/ml o de 100 a 300 ng/ml si la saturación de transferrina es < 20%) para mejorar el estado funcional y la calidad de vida.10 Insuficiencia renal La insuficiencia renal se asocia con peores desenlaces en pacientes con IC; sin embargo, sigue existiendo cierta incertidumbre sobre si la insuficiencia renal es simplemente un marcador del empeoramiento de la IC o si la insuficiencia renal podría estar relacionada causalmente con el empeoramiento de la IC. Aunque es más frecuente en pacientes ingresados en el hospital por IC, al menos cierto grado de insuficiencia renal está presente en aproximadamente la mitad de los pacientes no ingresados con IC estable. Los pacientes con hipoperfusión renal o enfermedad renal intrínseca muestran una respuesta alterada a los diuréticos y a los inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina (IECA) y corren mayor riesgo de efectos adversos durante el tratamiento con digital. En un metaanálisis reciente, la mayoría de los pacientes con IC tenían algún grado de insuficiencia renal. Estos pacientes representaban un grupo de alto riesgo con aproximadamente un 50% de aumento del riesgo de mortalidad relativa en comparación con los pacientes que tenían una función renal normal.11 Se observaron hallazgos similares en Acute Decompensated Heart Failure National Registry (ADHERE) TABLA 25-2 Etiología de la insuficiencia cardíaca crónica Enfermedad miocárdica Enfermedad coronaria Infarto de miocardio* Isquemia miocárdica* Sobrecarga crónica de presión Hipertensión* Enfermedad valvular obstructiva* Sobrecarga crónica de volumen Enfermedad por insuficiencia valvular Derivación intracardíaca (izquierda-derecha) Derivación extracardíaca Miocardiopatía dilatada no isquémica Trastornos familiares/genéticos Trastornos por infiltración* Lesión inducida por tóxicos/drogas Trastornos metabólicos* Virus u otros microorganismos infecciosos Trastornos de la frecuencia y del ritmo Bradicardias crónicas Taquicardias crónicas Enfermedad cardíaca pulmonar Cor pulmonale Trastornos vasculares pulmonares Estados de alto gasto Trastornos metabólicos Tirotoxicosis Trastornos nutricionales (beriberi) Necesidades de flujo sanguíneo excesivas Derivación arteriovenosa sistémica Anemia crónica *Afecciones que también pueden conducir a IC con fracción de eyección conservada. TABLA 25-3 Variables del pronóstico en pacientes con insuficiencia cardíaca Demográficas Sexo Grupo étnico Edad Etiología de la insuficiencia cardíaca EAC MCDI Enfermedad valvular cardíaca Miocarditis Hipertrofia Alcohol Antraciclinas Amiloidosis Hemocromatosis Factores genéticos Enfermedades coexistentes Diabetes Hipertensión sistémica Hipertensión pulmonar Apnea del sueño Obesidad/caquexia (masa corporal) Insuficiencia renal Anomalías hepáticas EPOC Valoración clínica Clase de la NYHA (síntomas) Síncope Angina pectoris Disfunción sistólica frente a diastólica Hemodinámica FEVI FEVD PAP PCP IC PAP-PCP Hemodinámica durante el esfuerzo Prueba de esfuerzo Valoración metabólica Respuesta de la PA Respuesta de la frecuencia cardíaca Marcha de 6 min Vo2 máximo Umbral anaeróbico Ve/Vco2 Pendiente de captación de oxígeno Metabólicas Sodio sérico Disfunción tiroidea Anemia Acidosis/alcalosis Radiografía de tórax Congestión Índice cardiotorácico Electrocardiograma Ritmo (fibrilación auricular o arritmias) Voltaje Anchura del QRS Intervalo QT ECG con señal promediada (onda T alternante) Variabilidad de la frecuencia cardíaca Biomarcadores NA, PRA, AVP, aldosterona ANP, BNP, NT-pro-BNP, endotelina TNF, sTNFR 1,2, galectina 3, pentraxina 3, sST2 Troponinas cardíacas, hematocrito Biopsia endomiocárdica Estados inflamatorios Grado de fibrosis Grado de desorganización celular Procesos infiltrantes AVP, arginina vasopresina; EAC, enfermedad coronaria; EPOC, enfermedad pulmonar obs- tructiva crónica; FEVD, fracción de eyección ventricular derecha; FEVI, fracción de eyección ventricular izquierda; IC, índice cardíaco (amplitud); MCDI, miocardiopatía dilatada idiopática; NA, noradrenalina; NYHA, New York Heart Association; PA, presión arterial; PAP, presión arterial pulmonar; PAP-PCP, gradiente a lo largo del pulmón; PCP, presión capilar pulmonar; PRA, panel reactivo de anticuerpos; TNF, factor de necrosis tumoral. Modificado de Young JB. The prognosis of heart failure. In Mann DL, editor. Heart Failure: A Companion to Braunwald’s Heart Disease. Philadelphia: Elsevier; 2004, pp 489-506. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 493 Tratam ien to d e la in su fi cien cia card íaca co n fracció n d e eyecció n red u cid a 25 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . (v. capítulo 24). En el Second Prospective Randomized Study of Ibopamine on Mortality and Efficacy, la alteración de la función renal fue un factor predictivo de mortalidad más potente que la alteración de la función del VI y la clase NYHA en pacientes con IC avanzada (fig. 25-2). Por tanto, la insuficiencia renal es un factor predictivo potente e independiente de desenlaces adversos en pacientes con IC. APROXIMACIÓN AL PACIENTE La ICFEr debe ser vista como un continuo que comprende cuatro estadios interrelacionados12 (fig. 25-3). El estadio A comprende pacientes con ele- vado riesgo de desarrollo de IC, pero sin cardiopatía estructural ni síntomas de IC (p. ej., pacientes con diabetes o hipertensión). El estadio B abarca los pacientes que tienen una cardiopatía estructural, pero sin síntomas de IC (p. ej., pacientes con infarto de miocardio [IM] previo y disfunción del VI asintomática). El estadio C comprende los pacientes que tienen una enfermedad cardíaca estructural y que han desarrollado síntomas de IC (p. ej., pacientes con IM previo con disnea y fatiga). El estadio D abarca a los pacientes con IC resistente al tratamiento que necesitan intervenciones especiales (p. ej., pacientes con IC resistente al tratamiento en espera de un trasplante cardíaco). La figura 25-4 proporciona un algoritmo simplificado para aproximarse a los pacientes con IC. El capítulo 21 trata sobre la evaluación clínica de pacientes con ICFEr, yel capítulo 26 analiza el diagnóstico y el tratamiento de pacientes con ICFEc. Pacientes con elevado riesgo de desarrollo de insuficiencia cardíaca (estadio A) En pacientes con alto riesgo de desarrollo de ICFEr, se deben hacer todos los esfuerzos para prevenir la IC utilizando las directrices de práctica estándar para el tratamiento de afecciones prevenibles que se sabe que conducen a IC, como la hipertensión (v. capítulo 46), la hiperlipidemia (v. capítulo 48) y la diabetes (v. capítulo 51). En este sentido, los IECA son muy útiles para prevenir la IC en pacientes con antecedentes de en- fermedad vascular ateroesclerótica, diabetes mellitus o hipertensión con factores de riesgo CV asociados. Cribado poblacional. En la actualidad, existe escasa informa- ción disponible que respalde el cribado de poblaciones extensas para la detección de la IC no diagnosticada y/o la disfunción del VI asintomática. Aunque los estudios iniciales indicaron que la determinación de las concen- traciones de BNP o pro-BNP N-terminal (NT) podría ser útil para el cribado, el valor predictivo posi- tivo (VPP) de estas pruebas en una población con baja prevalencia y asintomática para la detección de disfunción cardíaca varía según los estudios, y la posibilidad de resultados falsos positivos tiene importantes implicaciones de coste-efectividad. Los pacientes que corren un riesgo muy elevado de presentar una miocardiopatía (p. ej., aque- llos con antecedentes familiares importantes de miocardiopatía o aquellos que reciben intervencio- nes cardiotóxicas; v. capítulos 80 y 81), son los objetivos adecuados para la detección sistemática más intensiva, como la ecocardiografía bidimensional para evaluar la función del VI. El STOP-HF (St. Vincent’s Screening To Prevent Heart Failure) demostró que, en pacientes con factores de riesgo CV conocidos, la detección sis- temática con pruebas de BNP seguidas de la atención coor- dinada entre internistas y especialistas CV dio como resultado una reducción notable de la disfunción del VI (razón de posibilidades [OR, odds ratio], 0,55; IC al 95%, 0,37-0,82; P = 0,003). Aunque no hubo una reducción relevante de los acontecimientos clínicos de IC, existió una dis- minución importante de las tasas de incidencia de ingreso hospitalario urgente por acontecimientos CV mayores.13 Sin embargo, actualmente no se recomienda la evaluación periódica sistemática de la función del VI en pacientes de bajo riesgo. Se han desarrollado varios sistemas sofisticados de puntuación clínica para detectar la IC en estudios poblacionales, como los criterios de Framingham, que criban la IC en función de criterios FIGURA 25-2 Efecto de la función renal sobre los desenlaces en pacientes con insufi- ciencia cardíaca. Gráfico de barras tridimensional que muestra el riesgo de mortalidad (eje vertical) en relación con la disminución de la clase de la New York Heart Association (NYHA; eje horizontal) y de los cuartiles de la tasa de filtración glomerular (TFG; eje diagonal). (Tomado de Hillege HL, Girbes AR, de Kam PJ, et al. Renal function, neurohormonal activation, and survival in patients with chronic heart failure. Circulation 2000;102:203-10.) FIGURA 25-3 Estadios de la insuficiencia cardíaca (IC) y prevalencia de los estadios (datos del Olmstead County Epidemiology Study). Los pacientes con IC en estadio A presentan un elevado riesgo de IC, pero no tienen enfermedad cardíaca estructural ni síntomas de IC. En este grupo se encuentran los pacientes con hipertensión, diabetes, enfermedad arterial coronaria (EAC), exposición previa a fármacos cardiotóxicos o antecedentes familiares de miocardiopatía. Los pacientes con IC en estadio B presentan enfermedad cardíaca estructural pero sin síntomas de IC. En este grupo se encuentran los pacientes con hipertrofia del ventrículo izquierdo (VI), infarto de miocardio (IM) previo, disfunción sistólica del VI o enfermedad valvular cardíaca, todos los cuales se considera que presentan síntomas de clase I de la New York Heart Association (NYHA). Los pacientes con IC en estadio C presentan enfermedad cardíaca estructural y síntomas actuales o previos de IC. Sus síntomas pueden clasificarse como de clase I, II o III de la NYHA. Los pacientes con IC en estadio D presentan síntomas de IC resistentes al tratamiento en reposo, a pesar del tratamiento médico máximo, están ingresados en el hospital y necesitan intervenciones especializadas o cuidados paliativos. Debe considerarse que todos estos pacientes tienen síntomas de clase IV de la NYHA. ACC, American College of Cardiology; AHA, American Heart Association. (Modificado de Ammar KA, Jacobsen SJ, Mahoney DW, et al. Prevalence and prognostic significance of heart failure stages: application of the American College of Cardiology/American Heart Association heart failure staging criteria in the community. Circulation 2007;115:1563-70.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 494 IN SU FI CI EN CI A C A RD íA CA IV clínicos, y la National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES), que utiliza autoinformes de síntomas para identificar pacientes con IC (tabla 25-4). Sin embargo, como se trató en el capítulo 21, generalmente son necesarios análisis adicionales para hacer un diagnóstico definitivo de IC cuando se usan estos métodos. Tratamiento de pacientes con insuficiencia cardíaca sintomática y asintomática Disfunción ventricular izquierda transitoria Como se señaló en el capítulo 23, el síndrome clínico de IC con FE reducida comienza después de que un acontecimiento índice inicial produce un descenso en la capacidad de eyección cardíaca. Sin embargo, es importante reconocer que la disfunción del VI se puede desarrollar de forma transitoria en varias situaciones clínicas diferentes que puede que no conduzcan invariablemente al desarrollo del sín- drome clínico de IC. La figura 25-5 ilustra la importante relación entre la disfunción del VI (transitoria y sostenida) y el síndrome clínico de IC (asintomática y sintomática). La disfunción del VI con edema pulmonar puede desarrollarse de manera aguda en pacientes con una estructura y una función del VI previamente normales. Esto ocurre con mayor frecuencia después de una intervención quirúrgica cardíaca, en el caso de una lesión cerebral grave o después de una infección sistémica. El mecanismo fisiopatológico general involucrado es alguna forma de «aturdimiento» del miocardio funcional (v. capítulo 67) o la activación de citocinas proinflamatorias capaces de suprimir la función del VI. El estrés emocional también puede desencadenar una disfunción del VI grave y reversible acompañada de dolor torácico, edema pulmonar y shock cardiógeno en pacientes sin EAC (síndrome de takotsubo). En estos pacientes, se cree que la disfunción del VI es consecuencia de los efectos nocivos de las catecolaminas después de una estimulación simpática intensa.14 También es importante señalar que la disfunción del VI inducida por el ejercicio, generalmente causada por isquemia miocárdica, puede dar síntomas al provoca un aumento de la presión de llenado del VI y una disminución del gasto cardíaco en ausencia de disfunción del VI discernible en reposo. Si la disfunción del VI persiste después de la lesión cardíaca inicial, los pacientes pueden permanecer asintomáticos durante meses o años; sin embargo, el peso de las pruebas epidemiológicas y clínicas indica que en algún momento, estos pacientes experimentarán la transición a IC sintomática franca. Definición de la estrategia adecuada Los principales objetivos del tratamiento son la reducción de los síntomas, la prolongación de la supervivencia, la mejora de la calidad devida y la prevención de la progresión de la enferme- dad. Como se estudiará más adelante, el arsenal terapéutico actual farmacológico, de dispositivos y quirúrgico para el tratamiento de pacientes con IC y FE reducida permite a los profesionales sanitarios alcanzar todos estos objetivos en la gran mayoría de los pacientes. Una vez que los pacientes han desarrollado una cardiopatía estructural (estadio B a D), la elección del tratamiento para los pacientes con ICFEr depende de su clasificación funcional de la NYHA (v. capí- tulo 21, tabla 21-1). Aunque este sistema de clasificación es marcadamente subjetivo y tiene una gran variabilidad interobservador, ha resistido la prueba del tiempo y continúa siendo ampliamente aplicado a los pacientes con IC. Para los pacientes que han desarro- llado la disfunción sistólica del VI, pero permanecen asintomáticos (clase I de la NYHA), el objetivo debe ser el retraso de la progresión de la enfermedad mediante el bloqueo de los sistemas neurohormonales que conducen a la remodelación cardíaca (v. capítulo 23). Para los pacientes que han desarrollado síntomas (clases II a IV de la NYHA), el objetivo principal debe ser el alivio de la retención de líquidos, la disminución de la discapacidad y la reducción del riesgo de progresión de la enfermedad y de la mortalidad. Como se estudia posteriormente, estos objetivos generalmente exigen una estrategia que combine diuréticos (para el control de la retención de sal y agua) con intervenciones neurohormonales (para la minimización de la remodelación cardíaca). Medidas generales La identificación y corrección de la(s) enfermedad(es) responsable(s) de las anomalías estructurales y funcionales cardíacas son cruciales (v. tabla 25-2), debido a que algunas enfermedades que provocan anomalías del VI son posiblemente tratables o reversibles. Además, los médicos deben explorar y tratar de forma intensa enfermedades coexistentes como la hipertensión y la diabetes que se piensa que son la base de la enfermedad cardíaca estructural. Además de buscar causas reversibles y enfermedades coexistentes que contribuyan al desarrollo de la IC, es igualmente importante la identificación de factores que provocan el empeoramiento de la IC en pacientes estables (tabla 25-5). Entre las causas más frecuentes de descompensación aguda en un paciente previamente estable se encuentran transgresiones dietéticas y la reducción inadecuada del tratamiento de la IC, por autosuspensión de la medicación o por la suspensión médica de farmacoterapia eficaz (p. ej., debido a problemas de azoemia). A los pacientes con IC se les debe recomendar que dejen de fumar y que limiten el consumo de alcohol a dos bebidas estándar por día en hombres o una bebida estándar por día en mujeres. A los pacientes en quienes se sospecha miocardiopatía inducida por el alcohol debe aconsejarse la abstención del consumo de alcohol de forma indefinida. Deben evitarse temperaturas excesivas extremas y el esfuerzo físico intenso. Se sabe que ciertos fármacos empeoran la IC y también deben evitarse. Por ejemplo, los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), entre los que se encuentran los inhibidores de la ciclooxigenasa 2 (COX-2), no se recomiendan en pacientes con IC crónica porque el riesgo de insuficiencia renal y de retención de líquidos aumenta mucho en el contexto de una función renal reducida y consumo de IECA. Se debe aconsejar a los pacientes que se pesen con regularidad para controlar el aumento de peso y para el aviso a un profesional sanitario o ajuste de su dosis de diuréticos en caso de un aumento inesperado de peso mayor de 1,3 a 1,8 kg durante un período de 3 días. Aunque no hay pruebas documentadas de los efectos de la vacuna- ción en pacientes con IC, presentan un alto riesgo de desarrollo de infección neumocócica y por el virus de la gripe. En consecuencia, los facultativos deberían considerar la recomendación de vacunar a sus pacientes con IC contra la gripe y el neumococo para prevenir infecciones res- piratorias. El facultativo también debe educar al paciente y a su familia sobre la IC y la importancia de una dieta adecuada y el cumplimiento FIGURA 25-4 Algoritmo para el diagnóstico de insuficiencia cardíaca o disfunción ventricular izquierda (VI). ECG, elec- trocardiograma; RM, resonancia magnética. (Tomado de Swedberg K, Cleland J, Dargie H, et al. Guidelines for the diagnosis and treatment of chronic heart failure: executive summary (update 2005): The Task Force for the Diagnosis and Treatment of Chronic Heart Failure of the European Society of Cardiology. Eur Heart J 2005;26:1115-40.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 495 Tratam ien to d e la in su fi cien cia card íaca co n fracció n d e eyecció n red u cid a 25 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . del régimen médico. Se ha descubierto que es útil la supervisión de la atención ambulatoria por parte de una enfermera o un ayudante del médico formado especialmente y en clínicas especializadas de IC, especialmente en pacientes con enfermedad avanzada (v. más adelante «Gestión del tratamiento de la enfermedad en la insuficiencia cardíaca»). Actividad Aunque no se recomienda el trabajo físico intenso en pacientes con IC, se ha demostrado que el ejercicio moderado sistemático es beneficioso en pacientes seleccionados con IC de la clase I a la III de la NYHA. El A Controlled Trial Investigating Outcomes of Exercise Training (HF-ACTION) fue un gran ensayo aleatorizado controlado (EAC) multicéntrico con criterio de valoración primario de un compuesto de mortalidad por cualquier causa e ingreso hospitalario por cualquier causa. Los criterios de valoración secundarios fueron la mortalidad y el ingreso hospitalario, ambos por cualquier causa, la combinación de mortalidad CV o ingreso hospitalario CV, y la combinación de mortalidad CV o ingreso hospitalario por IC. HF-ACTION no mostró una mejoría estadísticamente significativa de la mortalidad o el ingreso hospitalario, ambos por cualquier causa (HR, 0,93; IC al 95%, 0,84-1,02; P = 0,13) en pacientes que realizaron un programa de entrenamiento con ejercicios durante 12 semanas (tres veces por semana) seguido de entrenamientos de 25 a 30 min, 5 días a la semana, en su domicilio y autocontrolados en una cinta de carrera o una bicicleta estática (fig. e25-2A). Además, no hubo diferencias en la mortalidad por cualquier causa (HR, 0,96; IC al 95%, 0,79-1,17; P = 0,7) (fig. e25-2B). Sin embargo, hubo una tendencia hacia la disminución de la mortalidad CV o los ingresos hospitalarios debidos a IC (HR, 0,87; IC al 95%, 0,74-0,99; TABLA 25-4 Criterios de diagnóstico de insuficiencia cardíaca (IC) en estudios poblacionales* CRITERIOS DE FRAMINGHAM Criterios mayores Criterios menores Criterios mayores o menores Disnea paroxística nocturna u ortopnea Distensión de las venas del cuello Ruidos respiratorios anómalos Cardiomegalia Edema agudo de pulmón Galope S3 Presión venosa aumentada > 16 cmH2O Reflujo hepatoyugular Edema de tobillos Tos nocturna Disnea durante el esfuerzo Hepatomegalia Derrame pleural Disminución de la capacidad vital en un tercio desde la capacidad máxima Taquicardia (frecuencia cardíaca > 120 latidos/min) Pérdida de peso > 4,5 kg en 5 días en respuesta al tratamiento CRITERIOS DE NHANES Categoría Criterios Puntuación Antecedentes Disnea: Cuando sube deprisa una colina 1 Cuando marcha a paso normal 1 ¿Se para usted para respirar cuando marcha a paso normal? 2 ¿Se para usted para respirar después de caminar unos 90 m en terreno llano? 2 Exploración física Frecuencia cardíaca:91-110 latidos/min 1 > 110 latidos/min 2 Presión venosa yugular (> 6 cmH2O): Aislada 1 más hepatomegalia o edema 2 Ruidos respiratorios: Crepitantes basales 1 Más crepitantes además de los basales 2 Radiografía de tórax Redistribución de flujo en la zona superior 1 Edema pulmonar intersticial 2 Edema intersticial más derrame pleural 3 Líquido alveolar más derrame pleural 3 *El diagnóstico de IC utilizando los criterios de Framingham necesita la presencia simultánea de al menos dos criterios mayores o de un criterio mayor junto con dos criterios menores. Los criterios menores son aceptables solamente si no pueden atribuirse a otra enfermedad médica (p. ej., hipertensión pulmonar, enfermedad pulmonar crónica, cirrosis, ascitis, síndrome nefrótico). Criterios de NHANES-1: se realiza el diagnóstico de IC con ≥ 3 puntos. NHANES, National Health and Nutrition Survey. Modificado de Ho KK et al. The epidemiology of heart failure: the Framingham Study. J Am Coll Cardiol 1993;22:6A-13A; y Schocken DD et al. Prevalence and mortality rate of congestive heart failure in the United States. J Am Coll Cardiol 1992;20:301-6. FIGURA 25-5 Relación entre la disfunción cardíaca, la insuficiencia cardíaca sintomática y la insuficiencia cardíaca asintomática después del tratamiento adecuado. (Tomado de Swedberg K, Cleland J, Dargie H, et al. Guidelines for the diagnosis and treatment of chronic heart failure: executive summary (update 2005): The Task Force for the Diagnosis and Treatment of Chronic Heart Failure of the European Society of Cardiology. Eur Heart J 2005;26:1115-40.) TABLA 25-5 Factores que pueden precipitar una descompensación aguda en pacientes con insuficiencia cardíaca (IC) crónica Transgresión dietética Reducción inadecuada de los fármacos de la IC Isquemia/infarto de miocardio Arritmias (taquicardia o bradicardia) Infección Anemia Inicio de fármacos que empeoran los síntomas de IC Antagonistas del calcio (verapamilo, diltiacem) β-bloqueantes Fármacos antiinflamatorios no esteroideos Tiazolidinedionas Fármacos antiarrítmicos (todos los fármacos de clase I, sotalol [clase III]) Anticuerpos anti-TNF Consumo de alcohol Embarazo Empeoramiento de la hipertensión Insuficiencia valvular aguda Tomado de Mann DL. Heart failure and cor pulmonale. In Kasper DL, Braunwald E, Fauci AS, et al. Harrison’s Principles of Internal Medicine. 17th ed. New York: McGraw-Hill; 2007, p 1448. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 496 IN SU FI CI EN CI A C A RD íA CA IV P = 0,06) y la calidad de vida mejoró notable- mente en el grupo que realizaba ejercicio.15 Para pacientes normovolémicos, el ejercicio isotónico regular, como al pasear o montar en bicicleta estática ergométrica, puede ser útil como terapia complementaria para mejorar el estado clínico después de que los pacientes se hayan sometido a pruebas de esfuerzo para la determinación de la idoneidad del entrenamiento (el paciente no desarrolla isquemia o arritmias importantes). No se recomienda el entrenamiento con ejercicios, sin embargo, en pacientes con IC y con FE reducida que han sufrido un acontecimiento cardíaco importante o una intervención en las últimas 6 semanas, en pacientes que portan dis- positivos cardíacos que limitan la capacidad de alcanzar el objetivo de frecuencia cardíaca, y en pacientes con arritmias o isquemia durante la prueba de esfuerzo cardiopulmonar inicial. Dieta Se recomienda la restricción de la ingesta de sodio (2-3 g/día) en todos los pacientes con síndrome clínico de IC y FE conservada o deprimida. Se puede considerar una restricción adicional (< 2 g/ día) en la IC de moderada a grave. La restricción de los líquidos generalmente es innecesaria a menos que el paciente presente hiponatremia (< 130 mEq/l), que puede desarrollarse debido a la activación del sistema renina-angiotensina (SRA), secreción excesiva de arginina vasopresina (AVP) o pérdida de sal mayor que de agua por el uso previo de diuréticos. Se debe considerar la restricción de líquidos (< 2 l/día) en pacientes con hiponatremia (< 130 mEq/l), o en aquellos pacientes cuya retención de líquidos sea difícil de controlar a pesar de dosis altas de diuréticos y restricción de sodio. Los complementos calóricos se recomiendan para pacientes con IC avanzada y pérdida de peso involuntaria o pérdida de masa muscular (caquexia cardíaca); sin embargo, los esteroides anabolizantes no se recomiendan en estos pacientes debido a los posibles problemas de retención de volumen. La medición del equilibrio nitrogenado, la ingesta calórica y la prealbúmina pueden ser útiles para determinar los complementos nutricionales adecuados. El uso de suplementos dietéticos («nutricéuticos») debe evitarse en el tratamiento de la IC sintomática debido a la falta de beneficio comprobado y a la posibilidad de interacciones importantes con los tratamientos probados para la IC. TRATAMIENTO DE LA RETENCIÓN DE LÍQUIDOS Muchas de las manifestaciones clínicas del síndrome de IC son el resultado de una retención excesiva de sal y agua que conduce a una expansión inadecuada del volumen del espacio vascular y extravascular. El uso de dispositivos implantables para el control de la IC se analiza en el capítulo 27. Esta sección se centra en el uso de diuréticos en ICFEr crónica. Aunque tanto la digital como las dosis bajas de IECA mejoran la excreción urinaria de sodio, pocos pacientes con IC y sobrecarga de volumen pueden mantener un equilibrio de sodio adecuado sin el uso de diuréticos. De hecho, se ha demostrado que los intentos de sustituir los IECA por diuréticos provocan edema pulmonar y congestión periférica. Como se muestra en la figura 25-6, el equilibrio de sodio y agua inducido por diuréticos puede disminuir la dilatación del VI, la insuficiencia mitral funcional, el estrés de la pared mitral y la isquemia subendocárdica. En ensayos clínicos de corto plazo, el tratamiento con diuréticos ha llevado a una reducción de la presión venosa yugular (PVY), de la congestión pulmonar, del edema periférico y del peso corporal, todos los cuales se observaron días después del inicio del tratamiento. En estudios de medio plazo se ha demostrado que los diuréticos mejoran la función cardíaca, los síntomas y la tolerancia al ejercicio en pacientes con IC.16 Hasta la fecha, no se han realizado estudios de largo plazo sobre el tratamiento con diuréticos en la IC; por tanto, sus efectos sobre la morbilidad y la mortalidad no se conocen exactamente. Aunque los análisis retros- pectivos de ensayos clínicos indican que el uso de diuréticos se asocia con peores desenlaces clínicos,16 un metaanálisis (Revisión Cochrane) señaló que el tratamiento con diuréticos produjo una reducción estadísticamente significativa de la mortalidad (OR, 0,24; IC al 95%, 0,07-0,83; P = 0,02) y empeoramiento de la IC (OR, 0,07; IC al 95%, 0,01-0,52; P = 0,01).16 Sin embargo, dado el carácter retrospectivo de esta revisión, este análisis no se puede utilizar como prueba formal para recomendar el uso de diuréticos con objeto de reducir la mortalidad de la IC. Clases de diuréticos Se han propuesto varios esquemas de clasificación para diuréticos en función de su mecanismo de acción, su lugar anatómico de acción dentro de la nefrona y la forma de diuresis que provocan («diuresis de solutos» frente a «diuresis de agua»). La clasificación más común de los diuréticos emplea una mezcla de composición química (p. ej., diurético tiacídico), lugar de acción (p. ej., diuréticos de asa) o resultados clínicos (p. ej., diuréticos ahorradores de potasio). Los diuréticos de asa aumentan la excreción de sodio hasta un 20-25% de la carga filtrada de sodio, potencian la eliminaciónde agua libre y mantienen su eficacia a menos que la función renal esté gravemente afectada. Al contrario, los diuréticos tiacídicos aumentan la excreción fraccional de sodio hasta solo el 5-10% de la carga filtrada, tienden a disminuir la eliminación de agua libre y pierden su eficacia en pacientes con insuficiencia renal (aclaramiento de creatinina < 40 ml/min). En consecuencia, los diuréticos de asa se han convertido en los agentes diuréticos de elección para su uso en la mayor parte de los pacientes con IC. Los diuréticos que inducen una diuresis de agua («acuaréticos») son demeclociclina, litio y antagonistas del receptor V2 de la vasopresina, todos ellos inhiben la acción de la AVP sobre el conducto colector a través de diferentes mecanismos, lo que aumenta la eliminación de agua libre. Los fármacos que causan diuresis de soluto se subdividen en dos tipos: diuréticos osmóticos, que son solutos no reabsorbibles que retienen osmóticamente agua y otros solutos en la luz tubular, y fármacos que inhiben selectivamen- te las vías de transporte de iones a través del epitelio tubular, que constituyen la mayoría de los diuréticos potentes, clínicamente útiles. La tabla 25-6 enumera las clases de diuréticos y los miembros individuales de cada clase, y la figura 25-7 muestra sus lugares de acción en el riñón. Diuréticos de asa Los fármacos clasificados como diuréticos de asa, que son furosemida, bumetanida y torasemida, actúan mediante la inhibición reversible el simportador (cotransportador) de Na+-K+-2Cl− en la membrana apical de las células epiteliales del asa gruesa ascendente de Henle (sitio II; v. fig. 25-7). Debido a que la furosemida, la bumetanida y la torasemida se unen mucho a las proteínas plasmáticas, la llegada de estos fármacos al túbulo mediante filtración es limitada. Sin embargo, estos fármacos FIGURA 25-6 Posibles efectos beneficiosos de los diuréticos sobre la función del miocardio. El equilibrio negativo de agua y sodio inducido por los diuréticos puede disminuir la dilatación del ventrículo izquierdo, la insuficiencia mitral funcional, el estrés de la pared mitral y la isquemia subendocárdica. Sin embargo, el tratamiento con diuréticos también puede conducir al deterioro de la función renal y la activación neurohormonal. (Modificado de Schrier RW. Use of diuretics in heart failure and cirrhosis. Semin Nephrol 2011;31:503-12.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 497 Tratam ien to d e la in su fi cien cia card íaca co n fracció n d e eyecció n red u cid a 25 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . son secretados de manera eficaz por el sistema de transporte de ácidos orgánicos en el túbulo proximal y de ese modo obtienen el acceso a sus lugares de unión en el simportador de Na+-K+-2Cl− en la membrana luminar del asa ascendente. Por tanto, la eficacia de los diuréticos de asa depende de que el flujo sanguíneo plasmático renal sea suficiente y de la secreción tubular proximal para que estos fármacos lleguen a su lugar de acción. La probenecida desplaza la curva de respuesta a la concentración plasmática de furosemida hacia la derecha mediante la inhibición competitiva de la excreción de furosemida por el sistema de transporte de ácidos orgánicos. La biodisponibilidad de la furosemida varía del 40 al 70% de la dosis oral. Por el contrario, la biodisponibilidad oral de bumetanida y torasemida supera el 80%. En consecuencia, estos fármacos pueden ser más eficaces en pacientes con IC avanzada o IC derecha, aunque a un coste considerablemente mayor. Los fármacos de una segunda clase funcional de diuréticos de asa, tipificados por el ácido etacrínico, presentan un inicio de acción más lento y tienen una reversibilidad retardada y solo parcial. El ácido etacrínico se puede usar con seguridad en pacientes con IC y con alergia al grupo sulfa. Mecanismos de acción. Se piensa que los diuréticos de asa mejoran los síntomas de congestión por varios mecanismos. En primer lugar, los diuréticos de asa se unen e inhiben de forma reversible la acción del cotrans- portador Na+-K+-2Cl−; así evitan el transporte de sal en el asa ascendente gruesa de Henle. La inhibición de este sintransportador también inhibe la reabsorción de Ca2+ y Mg2+ mediante la supresión de la diferencia de potencial transepitelial que es la fuerza motriz para la absorción de estos cationes. Mediante la inhibición de la concentración de soluto en el intersticio medular, estos fármacos también reducen la fuerza motriz de la resorción de agua en el conducto colector, incluso en presencia de AVP (v. capítulo 23). La disminución de la resorción de agua en el conducto colector da como resultado la producción de orina que es casi isotónica con respecto al plasma. El aumento del suministro de Na+ y agua a los segmentos de la nefrona distal también mejora en gran medida la excreción de K+, especialmente en presencia de concentraciones elevadas de aldosterona. Los diuréticos de asa también presentan varios efectos característicos sobre la presión intracardíaca y la hemodinámica sistémica. La furosemida actúa como venodilatador y reduce la presión en la aurícula derecha y la presión de enclavamiento capilar pulmonar en unos minutos cuando se administra por vía intravenosa (0,5-1 mg/kg). Se han obtenido datos similares, aunque no tan intensos, con bumetanida y torasemida. Esta mejoría inicial de la hemodinámica puede ser secundaria a la liberación de prostaglandinas vasodilatadoras, debido a que estudios en animales y humanos han demos- trado que las acciones venodilatadoras de la furosemida son inhibidas por indometacina. También ha habido informes de un aumento agudo de la resistencia vascular sistémica en respuesta a los diuréticos de asa, que se ha atribuido a la activación transitoria del SRA sistémico o intravascular. El aumento posiblemente nocivo de la poscarga del VI refuerza la importancia de iniciar el tratamiento vasodilatador con diuréticos en pacientes con edema agudo de pulmón y presión arterial adecuada (v. capítulo 24). Tiacidas y diuréticos tiacídicos Las benzotiadiacidas, también conocidas como diuréticos tiacídicos, fueron la clase inicial de fármacos que se sintetizaron para bloquear el transportador de Na+-Cl− en la porción cortical del asa ascendente de Henle y en el túbulo contorneado distal (sitio III; v. fig. 25-7). Posteriormente, los fármacos que comparten propiedades farmacológicas similares se conocieron como «diuréticos tiacídicos», a pesar de que técnicamente no eran derivados de la benzotiadiacina. La metolazona, una sulfonamida quinazolina, es un diurético tiacídico que se emplea en combinación con furosemida en pacientes que se vuelven resistentes a los diuréticos (v. más adelante). Debido a que los diuréticos tiacídicos y la tiacida impiden la dilución máxima de la orina, disminuyen la capacidad del riñón para aumentar la eliminación de agua libre y, por tanto, pueden contribuir al desarrollo de hiponatremia. Las tiacidas aumentan la reabsorción de Ca2+ en la nefrona distal (v. fig. 25-7) mediante varios mecanismos, lo que ocasionalmente produce un pequeño incremento de las concentraciones séricas de Ca2+. Por el contrario, la resorción de Mg2+ disminuye y puede TABLA 25-6 Diuréticos para el tratamiento de la retención de líquidos en la insuficiencia cardíaca crónica FÁRMACO DOSIS DIARIA INICIAL DOSIS DIARIA TOTAL MÁXIMA DURACIÓN DE LA ACCIÓN Diuréticos de asa* Bumetanida 0,5-1 mg, una o dos dosis 10 mg 4-6 h Furosemida 20-40 mg, una o dos dosis 600 mg 6-8 h Torasemida 10-20 mg, una dosis 200 mg 12-16 h Ácido etacrínico 25-50 mg, una o dos dosis 200 mg 6h Diuréticos tiacídicos** Clorotiacida 250-500 mg, una o dos dosis 1.000 mg 6-12 h Clortalidona 12,5-25 mg, una dosis 100 mg 24-72 h Hidroclorotiacida 25 mg, una o dos dosis 200 mg 6-12 h Indapamida 2,5 mg, una dosis 5 mg 36 h Metolazona 2,5-5 mg, una dosis 5 mg 12-24 h Diuréticos ahorradores de potasio Amilorida 5 mg, una dosis 20 mg 24 h Triamtereno 50-100 mg, dos dosis 300 mg 7-9 h Antagonistas AVP Satavaptán 25 mg, una dosis 50 mg, una dosis NE Tolvaptán 15 mg, una dosis 60 mg, una dosis NE Lixivaptán 25 mg, una dosis 250 mg, dos dosis NE Conivaptán (i.v.) 20 mg i.v., dosis de carga seguida de 100 mg, una dosis 7-9 h 20 mg/día, perfusión i.v. continua 40 mg i.v. Bloqueo secuencial de la nefrona Metolazona 2,5-10 mg, una dosis más diurético de asa Hidroclorotiacida 25-100 mg, una o dos dosis más diurético de asa Clorotiacida (i.v.) 500-1.000 mg, una dosis más diurético de asa A menos que esté indicado, todas las dosis se refieren a diuréticos orales. *Dosis equivalentes: 40 mg de furosemida = 1 mg de bumetanida = 20 mg de torasemida = 50 mg de ácido etacrínico. **No los utilice si la tasa de filtración glomerular calculada es < 30 ml/min, o con inhibidores del citocromo 3A4. Modificado de Hunt SA, Abraham WT, Chin MH, et al. ACC/AHA 2005 guideline update for the diagnosis and management of chronic heart failure in the adult–summary article. A report of the American College of Cardiology/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines. J Am Coll Cardiol 2005;46(6):1116. i.v., intravenosa; NE, no especificado. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 498 IN SU FI CI EN CI A C A RD íA CA IV producirse hipomagnesemia con su empleo prolongado. El aumento de la administración de NaCl y líquido en el conducto colector mejora directamente la secreción de K+ y H+ en este segmento de la nefrona, lo que puede conducir a una hipopotasemia clínicamente importante. Mecanismos de acción. El lugar de acción de los diuréticos tiacídicos dentro del túbulo contorneado distal se ha identificado como el simporta- dor Na+-Cl− del túbulo contorneado distal. Aunque este cotransportador comparte aproximadamente el 50% de similitud de aminoácidos con el simportador Na+-K+-2Cl− de la rama ascendente del asa de Henle, es insensible a los efectos de la furosemida. Este cotransportador (o isoformas relacionadas) también está presente en las células de los vasos y en muchos tipos de células dentro de otros órganos y tejidos y puede contribuir a otras acciones de estos fármacos, como su utilidad como fármacos antihipertensivos. De forma similar a los diuréticos de asa, la eficacia de los diuréticos tiacídicos depende, al menos en parte, de la secreción tubular proximal para la llegada de estos fármacos a su lugar de acción. Sin embargo, a diferencia de los diuréticos de asa, la unión a las proteínas plasmáticas varía considerablemente entre los diuréticos tiacídicos; en consecuencia, este parámetro determinará la contribución de la filtración glomerular a la llegada al túbulo de un diurético específico. Antagonistas del receptor de mineralocorticoides Los mineralocorticoides como la aldosterona causan la retención de sal y agua y aumentan la excreción de K+ y H+ mediante su unión a receptores específicos de mineralocorticoides. La espironolactona (ARM de primera generación) y la eplerenona (ARM de segunda generación) son antagonistas sintéticos del receptor de mineralocorticoides (ARM) que actúan sobre la nefrona distal para inhibir el intercambio de Na+/K+ en el lugar de acción de la aldosterona. (v. fig. 25-7). Mecanismos de acción. La espironolactona tiene efectos antiandrógenos y progestágenos, que pueden causar ginecomastia o impotencia en los hombres e irregularidades menstruales en las mujeres. Para superar estos efectos secundarios, se desarrolló eplerenona mediante el reemplazo del grupo 17α-tioacetilo de la espironolactona por un grupo carbometoxi. Como resultado, la eplerenona tiene una mayor selectividad para el receptor de mineralocorticoides que para los receptores de esteroides y tiene menos efec- tos secundarios como hormona sexual que la espironolactona. La eplerenona se diferencia más de la espironolactona en su vida media más corta y en que no tiene metabolitos activos. Aunque la espironolactona y la eplerenona son ambos diuréticos débiles, los ensayos clínicos han demostrado que ambas tienen profundos efectos sobre la morbilidad y mortalidad CV en virtud de su capacidad para el antagonismo de los efectos nocivos de la aldosterona sobre el sistema CV (fig. 25-8) (v. capítulo 23). Por tanto, estos fármacos se usan en la IC más por su capacidad para antagonizar el SRAA (v. más adelante) que por sus propiedades diuréticas. La espironolactona (v. tabla 25-6) y su metabolito activo, la canrenona, inhiben de forma competitiva la unión de la aldosterona a los receptores de mineralocorticoides o de tipo I en muchos tejidos, incluidas las células epiteliales del túbulo contorneado distal y el conducto colector. Estos receptores citosólicos son factores de transcripción dependientes del ligando que, al unirse a este (p. ej., aldosterona), se trans- locan al núcleo, donde se unen a los elementos de respuesta hormonal presentes en el promotor de algunos genes, como varios involucrados en la fibrosis vascular y miocárdica, la inflamación y la calcificación. Aunque se ha demostrado que los ARM esteroideos de primera y segunda generación reducen las tasas de mortalidad por IC, el uso más extendido de estos fármacos en pacientes con IC se ha visto limitado por efectos secundarios importantes, especialmente la hiperpotasemia. Los ARM no esteroideos nuevos, potentes y selectivos de «tercera generación» que combinan la potencia y la eficacia de la espironolactona con la selectividad de la eplerenona y que provocan menos hiperpotasemia, han entrado recientemente en ensayos clínicos (fig. 25-9). La finerenona (BAY 94-8862) es un ARM no esteroideo que se comparó con la eplerenona en pacientes con agravamiento de la IC crónica y diabetes mellitus de tipo 2 y/o enfermedad renal crónica en el Mineralocorticoid-Receptor Antagonist Tolerability Study (ARTS-HF) de fase IIb.17 El ARTS-HF fue un ensayo clínico aleatorizado doble ciego, controlado por un comparador multicéntrico en 1.066 pacientes con IC (FEVI ≤ 40%). El criterio de valoración final primario fue el porcentaje de individuos con una disminución mayor del 30% del NT-pro-BNP plasmático desde su inicio hasta los 90 días. Cuando se comparó con la eplerenona, la finerenona fue bien tolerada y produjo una disminución del 30% o mayor de las concentraciones de NT-pro-BNP, que fue similar a la proporción de pacientes observados en el grupo de eplerenona. El criterio de valoración final clínico compuesto de mortalidad por cualquier causa, ingreso hospitalario CV o presentación urgente de empeoramiento de la IC hasta el día 90, que era un criterio de valoración secundario preespecificado, ocurrió con menor frecuencia en todos los grupos de la finerenona excepto en los casos de dosis más bajas. FIGURA 25-7 Lugares de acción de los diuréticos en el riñón. (Modificado de Wile D. Diuretics: a review. Ann Clin Biochem 2012;49:419-31.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 499 Tratam ien to d e la in su fi cien cia card íaca co n fracció n d e eyecció n red u cid a 25 © E ls ev ie r. Fo toco pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . Diuréticos ahorradores de potasio El triamtereno y la amilorida se conocen como diuréticos ahorradores de potasio y comparten la propiedad común de causar un aumento ligero de la excreción de NaCl, además de tener propiedades de inhibición de la potasiuria. El triamtereno es un derivado de la piracinoilguanidina, mientras que la amilorida es una pteridina. Ambos fármacos son bases orgánicas que se transportan al túbulo proximal, donde bloquean la reabsorción de Na+ en la terminación del túbulo distal y en el conducto colector (sitio IV; v. fig. 25-7). Sin embargo, dado que la retención de Na+ en la IC ocurre en lugares más proximales de la nefrona, ni la amilorida ni el triamtereno son eficaces para lograr un equilibrio neto negativo de Na+ cuando se administran de forma aislada a los pacientes con IC. Tanto la amilorida como el triamtereno parecen compartir mecanismos de acción similares. Numerosas pruebas indican que la amilorida bloquea los canales de Na+ en la membrana luminar de las células principales del final del túbulo distal y del conducto colector, quizás por competición con el Na+ por las áreas cargadas negativamente dentro del poro del canal de Na+. El bloqueo de los canales de Na+ provoca la hiperpolarización de la membrana luminar del túbulo, lo que reduce el gradiente electroquímico que proporciona la fuerza motriz para la secreción de K+ hacia la luz. La amilorida y los fármacos similares también inhiben los antiportadores de Na+/H+ en las células epiteliales renales y en muchos otros tipos de células, pero solo en concentraciones más elevadas que las utilizadas clínicamente. Inhibidores de la anhidrasa carbónica La metaloenzima de cinc anhidrasa carbónica desempeña una función esencial en la resorción de NaHCO3 y la secreción ácida en el túbulo proximal (sitio I; v. fig. 25-7). Aunque los diuréticos son débiles, los inhibidores de la anhidrasa carbónica (v. tabla 25-6) como la acetazolamida inhiben intensamente la anhidrasa carbónica, lo que provoca una pérdida casi completa de la resorción de NaHCO3 en el túbulo proximal. El uso de estos fármacos en pacientes con IC se limita a su administración temporal para corregir la alcalosis metabólica que se produce como fenómeno de «contracción» en respuesta a la administración de otros diuréticos. Cuando se usan repetidamente, estos fármacos pueden provocar acidosis metabólica e hipopotasemia grave. Inhibidores del transportador 2 de sodio-glucosa El cotransportador 2 de sodio-glucosa (SGLT-2) es un transportador de baja afinidad y alta capacidad localizado en los segmentos S1 y S2 del túbulo proximal en los riñones (v. fig. 25-7). El SGLT-2 es responsable del 90% de la reabsorción de glucosa por el riñón, mientras que el transportador 1 de sodio-glucosa de menor capacidad y mayor afinidad (SGLT-1), localizado en el segmento S3 de los túbulos proximales, es responsable del 10% restante. El SGLT-2 también es responsable de la reabsorción tubular proximal de sodio y de la absorción pasiva de cloruro que es impulsada por el gradiente electroquímico resultante en la luz del túbulo proximal. El aumento de la absorción de sodio y cloruro en el túbulo proximal da como resultado una menor concen- tración de cloruro en el túbulo distal, que a su vez provoca la dilatación de la arteriola aferente y aumenta la filtración glomerular por «retro- alimentación tubuloglomerular». Los inhibidores de SGLT-2 provocan una inhibición estequiométrica 1:1 de la recaptación de sodio y glucosa en el túbulo proximal renal. Esto conduce a una mayor concentración de cloruro en el túbulo distal y a un restablecimiento del mecanismo de retroalimentación túbulo-glomerular, que da como resultado una contracción del volumen plasmático sin activación del sistema nervioso simpático. Entre los fármacos inhibidores de SGLT-2 están la canagli- flocina, la dapagliflocina y la empagliflocina. El estudio de referencia Empagliflozin Cardiovascular Outcome Event Trial in Tipe 2 Diabetes Mellitus Patients (EMPA-REG OUTCOME) mostró que la empagliflocina redujo la mortalidad por causas CV un 38%, los ingresos hospitalarios por IC un 35% y la progresión a enfermedad renal terminal en pacientes con diabetes de tipo 2 y enfermedad CV estable- cida18 (v. capítulo 51). Aunque se desconoce el mecanismo exacto que dio lugar a la notable reducción de los ingresos hospitalarios por IC en el grupo de tratamiento con empagliflocina, es probable que sea algo más que la simple disminución de la glucosa y puede ser secundario a meca- nismos de acción adicionales, como efectos de protección renal, mejora de la eficacia diurética, mejora del metabolismo cardíaco y mejora de la rigidez vascular.19 Fundamentados en estos prometedores resultados, hay una serie de ensayos clínicos planificados o en curso con inhibidores de SGLT-2 en la IC (NCT02653482, NCT02862067, NCT02920918). Antagonistas de la vasopresina El aumento de las concentraciones circulantes de la hormona pituitaria arginina vasopresina contribuye al aumento de la resistencia vascular sis- témica y al equilibrio hídrico positivo en pacientes con IC (v. capítulo 23). Los efectos celulares de la AVP están mediados por interacciones con tres tipos de receptores, V1a, V1b y V2. Los antagonistas selectivos de V1a bloquean los efectos vasoconstrictores de la AVP sobre las células de músculo liso vascular periférico, mientras que los antagonistas de receptores V2 inhiben el reclutamiento de canales de agua de acuaporina en las membranas apicales de las células epiteliales de los conductos colectores, con lo que se reduce la capacidad del conducto colector para reabsorber agua (v. fig. 25-12). Los antagonistas combinados V1a/V2 conducen a una disminución de la resistencia vascular sistémica y previenen la hiponatremia por dilución que ocurre en pacientes con IC.20 Los antagonistas de la AVP o «vaptanos» (v. tabla 25-6) se desarrollaron para el bloqueo selectivo del receptor V2 (p. ej., tolvaptán, lixivaptán, satavaptán) o el bloqueo no selectivo tanto del receptor V1a como del FIGURA 25-8 Análisis de Kaplan-Meier de la probabilidad de supervivencia entre pacientes de los grupos de placebo y tratamiento en el ensayo clínico RALES (A), con espironolactona, y en el ensayo clínico EMPHASIS (B), que utilizó eplerenona. (Modificado de Pitt B et al. The effect of spironolactone on morbidity and mortality in patients with severe heart failure. Randomized Aldactone Evaluation Study Investigators. N Engl J Med 1999;341:709-17, y Zannad F et al. Eplerenone in patients with systolic heart failure and mild symptoms. N Engl J Med 2011;364:11-21.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 500 IN SU FI CI EN CI A C A RD íA CA IV receptor V2 (p. ej., conivaptán). Los cuatro antagonistas de la AVP aumentan el volumen de diuresis, disminuyen la osmolaridad urinaria y no tienen efecto sobre la excreción de sodio en orina de 24 h.20 El tratamiento a largo plazo con el antagonista de la AVP selectivo de V2 tolvaptán no mejoró la mortalidad pero parece ser seguro en pacientes con IC avanzada.21 Actualmente, dos antagonistas de la AVP están aprobados por la Food and Drug Administration (FDA) estadounidense, el conivaptán y el tolvaptán, para el tratamiento de la hiponatremia hipervolémica y normovolémica clínicamente relevante (Na+ sérico ≤ 125), sintomática y resistente a la corrección con restricción de líquidos en pacientes con IC; sin embargo, actualmente ninguno de estos fármacos está aprobado específicamente para el tratamiento de la IC. El uso de estos fármacos es adecuado después de probar medidas tradicionalespara el tratamiento de la hiponatremia, como la restricción de agua y la maximización del tratamiento médico con IECA o ARA, que bloquean o inhiben la angiotensina II. Se estudia el uso de los vaptanos en pacientes con ingreso hospitalario por IC en el capítulo 24. Tratamiento de la insuficiencia cardíaca con diuréticos Los pacientes con signos de sobrecarga de volumen o antecedentes de retención de líquidos deben ser tratados con un diurético para aliviar sus síntomas. En pacientes sintomáticos, los diuréticos deben usarse siempre en combinación con antagonistas neurohormonales conocidos por la prevención de la progresión de la enfermedad. Cuando los pacientes tienen síntomas de moderados a graves o insuficiencia renal, generalmente es necesario un diurético de asa. Los diuréticos deben iniciarse en dosis bajas (v. tabla 25-6) y luego aumentar la dosis hasta el alivio de los signos y síntomas de sobrecarga hídrica. Una dosis inicial habitual de furosemida para pacientes con IC sistólica y función renal normal es de 40 mg, aunque a menudo se necesitan dosis de 80 a 160 mg para lograr una diuresis adecuada. Debido a la inclinación de la curva dosis-respuesta y al umbral de eficacia de los diuréticos de asa, es fundamental encontrar una dosis adecuada de diurético de asa que conduzca a una respuesta diurética clara (fig. 25-10A). Un método común para encontrar la dosis adecuada es la duplicación de la dosis hasta lograr el efecto deseado o hasta alcanzar la dosis máxima del diurético. Una vez que los pacientes han alcanzado una diuresis adecuada, es importante documentar su «peso seco» y asegurarse de que los pacientes se pesen diariamente para mantenerlo. Aunque la furosemida es el diurético de asa utilizado con más fre- cuencia, la biodisponibilidad oral de la furosemida es aproximadamente del 40 al 79%. Por tanto, la bumetanida o la torasemida pueden ser preferibles debido a su mayor biodisponibilidad. Con la excepción de torasemida, los diuréticos de asa habituales tienen acción corta (< 3 h). Por esta razón, los diuréticos de asa generalmente se deben administrar al menos dos veces al día. Algunos pacientes pueden desarrollar hipotensión o uremia durante el tratamiento con diuréticos. Si bien la velocidad de la diuresis debe reducirse en estos pacientes, el tratamiento diurético debe mantenerse en un grado menor hasta que el paciente se vuelva normovolémico, ya que la sobrecarga de volumen persistente puede comprometer la eficacia de algunos antagonistas neurohormonales. La administración intravenosa de diuréticos puede ser necesaria para aliviar la congestión aguda y se puede realizar de forma segura en el entorno ambulatorio (fig. 25-10B; v. capítulo 24). Después de que se logra el efecto diurético con los diuréticos de asa FIGURA 25-9 Antagonistas de los receptores mineralocorticoides (ARM) no esteroideos. El ARM no esteroideo finerenona tiene un perfil farmacodinámico único que se considera una consecuencia de varias diferencias individuales clave comparado con los ARM no esteroideos, entre las que se encuentran propiedades físico-químicas, distribución tisular, modo de inactivación del receptor de mineralocorticoides (RM) y regulación diferencial de la expresión génica antihipertrófica aguas abajo. Los ARM esteroideos y el ARM no esteroideo finerenona actúan de maneras diferentes. El ARM esteroideo aldosterona y los antagonistas espironolactona y eplerenona son estructuralmente diferentes del ARM no esteroideo finerenona, como se muestra en la parte superior de la figura. Las localizaciones celulares clave, que determinan el perfil farmacológico final de los ARM esteroideos y de finerenona, son las siguientes: en primer lugar, el espacio extracelular y la membrana plasmática (determinación de la distribución tisular y de la penetración celular); en segundo lugar, el citoplasma (el modo de unión determina la translocación nuclear del receptor de mineralocorticoides o su degradación), y en tercer lugar, el núcleo (la modulación del corregulador dependiente del ligando determina la expresión diferencial del gen). (Tomado de Kolkhof P, Nowack C, Eitner F. Nonsteroidal antagonists of the mineralocorticoid receptor. Curr Opin Nephrol Hypertens 2015;24:417-24.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 501 Tratam ien to d e la in su fi cien cia card íaca co n fracció n d e eyecció n red u cid a 25 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . de acción corta, el aumento de la frecuencia de administración a dos o incluso tres veces al día proporcionará más diuresis con menos alteraciones fisiológicas que con dosis únicas mayores. Una vez que se ha aliviado la congestión, se continúa el tratamiento con diuréticos para evitar la recidiva de la retención de sal y agua a fin de mantener el peso seco ideal del paciente. Complicaciones del uso de diuréticos Los pacientes con IC que reciben diuréticos deben ser controlados regularmente para la detección de complicaciones. Las principales complicaciones del uso de diuréticos son alteraciones electrolíticas y metabólicas, disminución del volumen y empeoramiento de la uremia. El intervalo para la revaluación debe individualizarse según la gravedad de la enfermedad y la función renal subyacente, el uso concomitante de fármacos, como IECA, bloqueantes de los receptores de angiotensina (ARA) y antagonistas de la aldosterona, antecedentes de desequilibrios electrolíticos y necesidad de una diuresis más intensa. Trastornos metabólicos y electrolíticos El uso de diuréticos puede conducir a la depleción de potasio (K+), que puede predisponer al paciente a arritmias cardíacas importantes. Las pérdidas renales de K+ debidas al uso de diuréticos también pueden estar exacerbadas por el aumento de las concentraciones circulantes de aldosterona observadas en pacientes con IC avanzada, así como por los aumentos marcados en el suministro de Na+ por la nefrona distal que siguen el uso de diuréticos de asa o de nefrona distal. El grado de ingesta de sal en la dieta también puede contribuir a la extensión de la pérdida renal de K+ con los diuréticos. En ausencia de directrices formales con respecto al valor para el manteni- miento de las concentraciones séricas de K+ en pacientes con IC, muchos clínicos expertos han defendido que el K+ sérico se mantenga entre 4 y 5 mEq/l, porque los pacientes con IC a menudo se tratan con fármacos que pueden provocar efectos proarrítmicos en presencia de hipopotasemia (p. ej., digoxina, antiarrítmicos de tipo III, agonistas β, inhibidores de la fos- fodiesterasa). La hipopotasemia puede prevenirse mediante el aumento de la ingesta oral de cloruro de potasio (KCl). La ingesta diaria normal de K+ en la dieta es aproximadamente de 40 a 80 mEq. Por tanto, su aumento en un 50% necesita complementos adicionales de 20 a 40 mEq de K+ diariamente. Sin embargo, en presencia de alcalosis, hiperaldosteronismo o depleción de Mg2+, la hipopotasemia no responde al aumento de la ingesta dietética de KCl y es necesario un reemplazo más intenso. Si es necesario administrar complementos, siempre que sea posible, se deben emplear complementos orales de potasio en forma de comprimidos de liberación prolongada de KCl o concentrado líquido. El potasio i.v. es posiblemente peligroso y debe evitarse excepto en caso de urgencia. Cuando corresponda, el uso de un ARM también puede prevenir el desarrollo de hipopotasemia. El uso de antagonistas de los receptores de aldosterona a menudo se asocia con el desarrollo de hiperpotasemia posiblemente mortal, sobre todo cuando se combina con IECA, ARA o inhibidores de neprilisina y del receptor
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